Internacional
Ferretería con
mucha historia
Fundada hace más de un siglo, por las puertas de Casa Serra han cruzado los más importantes artistas del país: desde Rivera, Kahlo, Siqueiros y Herrán, hasta los más jóvenes y cotizados en el mundo del arte Casa Serra se convirtió así en la proveedora más importante y reconocida de artículo de pintura para los artistas mexicanos, que acuden en busca de materiales casi imposibles de conseguir en otras tiendas. El lugar, sin embargo, todavía guarda fotografías de aquella época en la que vendía brochas, candados, visagras, y el mueble donde exponían los pasadores de puerta.
En el Centro Histórico de la Ciudad de México hay un negocio que acumula un siglo de memoria de la pintura mexicana. Sobre sus mostradores, los más reconocidos artistas mexicanos dejaron algún trazo en papel, una anécdota, su imagen de genios reflejada en las vitrinas que todavía hoy exhiben los mejores materiales de pintura y escultura, embarcados casi todos de Europa, Estados Unidos y Asia. A este lugar venía Diego Rivera con sus ayudantes, a veces acompañado de Frida Kahlo. Los discípulos de ella, Arturo García Bustos y Rina Lazo, a quienes llamaban Los Fridos. También David Alfaro Siqueiro, Saturnino Herrán y Rufino Tamayo. Luis Nishizawa, Vlady, los hermanos Rafael y Pedro Coronel, Angelina Beloff, Pedro Friedeberg, Roberto Montenegro, Manuel Felguérez, Raúl Anguiano, José Luis Cuevas, Francisco Toledo… No hay pintor mexicano reconocido que no cruzara alguna vez las puertas de Casa Serra, un local que nació en 1906 como una ferretería propiedad de un inmigrante catalán de nombre Francisco Serra, que se embarcó en Barcelona con rumbo a México. En el barco conoció a Matilde Aparicio y con ella se casó al llegar a la Ciudad de México. En el callejón de Mesones, en el centro de la capital, instalaron la tlapalería (como llaman en México a las ferreterías) Casa Serra. Por las tardes, don Francisco dedicaba sus horas a la escultura, y a tallar y decorar muebles. También era dorador, un oficio que sabe cómo cubrir de oro cualquier superficie. Sentado a las puertas de su negocio, llamaba la atención de la gente que caminaba por la calle y preguntaba por sus herramientas. Llamaban la atención las láminas de oro y sus gubias de la marca Henry Taylor que él mandaba pedir de Europa porque no se conseguían en México. Poco a poco sus clientes comenzaron a pedirle material que fue desplazando poco a poco a los clavos, los tornillos, las alcayatas, los candados, las aldabas, y las anilinas. En su lugar llegaron a los anaqueles, pinceles, pigmentos, óleos y otros insumos para el arte.
Un regalo de familia Hoy Casa Serra –que ya tiene sucursales en otros puntos de la Ciudad de México, una sede más amplia en la calle de Bolívar, también en el Centro Histórico, y su propia marca de pinceles– pertenece a tres hermanas que trabajaron desde muy jóvenes en la “tlapa”, como ellas llamaban a la tienda. “Mi madre, María Reyes, comenzó a trabajar con ellos cuando tenía 10 años”, recuerda Olga. “Después se casó, pero siempre estuvo al pendiente ellos, ayudándolos, y ellos siempre la trataron como una hija más”. Todo lo que saben, dicen, lo aprendieron allí. Desde que terminaron la secundaria y combinaron su trabajo en Casa Serra como empleadas, con algunas horas de clase en escuelas de oficios. “Los dueños nos nombraron herederas para que siguiéramos con la tradición”, dice Olga. Al principio no fue fácil. Había que aprender de la calidad de los materiales y las técnicas para saber aconsejar a los clientes, que en ocasiones llegan a la tienda sin saber bien lo que quieren. Don Francisco, el fundador de Casa Serra, las instruyó en el trato con los artistas, aunque “no nos dejaba hacer tertulia”. Su hijo Francisco, quien se hizo cargo del negocio al morir el padre, las instruyó sobre todo en las compras en el extranjero. Con él la tienda comenzó a importar material de Japón, como las placas de marfil que utilizaba Carmelita Jiménez, una acuarelista que había estudiado – como muchos artistas mexicanos– en la escuela del pintor español José Bardasano Baos, republicano exiliado en México luego de la Guerra Civil española. www.tytenlinea.com • Diciembre 2019 TYT 31