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El punto de inflexión

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Especie amenazada

Especie amenazada

Cada 26 de marzo se conmemora el Día Mundial del Clima, para generar conciencia y sensibilizar a las personas a nivel mundial sobre la influencia del clima en el planeta, así como el impacto del cambio climático sobre el hombre y la naturaleza que lo rodea. Habla June Marie Mow Robinson.

Por Janeth Raga

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En las últimas décadas se han registrado variaciones climáticas drásticas, producto del vertiginoso desarrollo industrial y del desmedido crecimiento poblacional, generando diversas consecuencias como el calentamiento global, contaminación ambiental, sobreexplotación de recursos naturales y afectación de la capa de ozono, incidiendo negativamente en los ciclos naturales de la Tierra.

Dichos cambios son bastante notorios en las épocas de lluvia o de verano que solíamos tener referenciadas en nuestras ciudades, lo que ha afectado considerablemente al campo, con daños irreversibles en las cosechas que necesitan de un justo balance de sol y agua para su desarrollo; y con ello, problemas económicos y de seguridad alimentaria.

En territorios costeros como el Archipiélago, el cambio climático ha traído consecuencias funestas, con el incremento y severidad de las tormentas tropicales y huracanes que normalmente transitan el Atlántico durante el segundo semestre del año, fenómenos que han causado daños significativos en infraestructura y pérdidas humanas.

La crisis climática también afecta a los océanos

Los océanos cubren casi tres cuartas partes de la superficie terrestre, y absorben gran parte del calor del plane- ta. Su papel en el equilibrio climático es fundamental, porque además de proveernos alimento y recreación, han absorbido diligentemente más del 90% del calentamiento creado por los humanos desde 1970.

Tristemente, su temperatura rompió un nuevo récord en 2022 e impulsó el clima extremo. Según un estudio realizado por científicos de 16 institutos de todo el mundo, las épocas más cálidas para los océanos se produjeron consecutivamente en los últimos seis años; y la velocidad a la que se están calentando es cada vez mayor.

En términos de energía, la cantidad de calor añadida a los océanos en 2022 equivale a 100 veces la generación total de electricidad mundial del año pasado, según señaló el estudio publicado este año en la revista académica Advances in Atmospheric Sciences.

“Hasta que no alcancemos un nivel neto de emisiones cero, el calentamiento continuará y seguiremos rompiendo récords de calor en los océanos, como sucedió en años anteriores”, afirmó Michael Mann, profesor de la Universidad de Pensilvania y uno de los autores de la investigación.

El calentamiento de los océanos tiene importantes repercusiones en la vida de millones de personas, porque sobrealimenta los patrones meteorológicos para crear tormentas más potentes, huracanes y lluvias intensas, y facilita que las tormentas se intensifiquen rápidamente.

Igualmente es un factor clave en la subida del nivel del mar, porque cuando el hielo polar terrestre se derrite, encuentra su camino hacia el mar; además, el calor adicional hace que los océanos se expandan: cuando el agua se calienta, sus moléculas se mueven más rápido y se dispersan más, lo que aumenta su volumen.

El aumento de las temperaturas significa que las aguas oceánicas tienen menos oxígeno, lo que afecta a la vida marina; además, está alterando la composición química del agua de mar, haciéndola más ácida, afectando a la fauna que construye conchas de carbonato de calcio, como los corales, langostas y cangrejos.

Está comprobado que también altera los patrones de los vientos, que en conjunto pueden modificar las corrientes oceánicas. Con ello, los patrones migratorios de muchas especies marinas podrían cambiar, alterando sus ciclos de reproducción e ingesta de nutrientes.

Afectaciones en las islas

EL ISLEÑO consultó la opinión de la bióloga June Marie Mow robinson, con respecto a las repercusiones que el cambio climático provoca en territorios de ultramar como el Archipiélago. Esto respondió:

“Las islas pequeñas estamos en la primera línea del cambio climático. Aportamos poco, pero sufrimos con toda la fuerza sus impactos.

Un aumento de pocos centígrados en la temperatura es fatal para San Andrés, Providencia y Santa Catalina, por la alta dependencia que tenemos de nuestra diversidad marina; si colapsan los ecosistemas, nosotros que somos parte de éstos, también estamos condenados a desaparecer.

Un mayor nivel del mar genera cambios significativos sobre la línea de costa, las playas tienden a retroceder (ello ya es muy visible) y se presenta el blanqueamiento de los corales y una menor calcificación de los arrecifes, como consecuencia de las muy altas temperaturas y el aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2), que afecta su funcionamiento y causa su muerte.

Dicha situación es preocupante porque los arrecifes coralinos son muy importantes, al ser la mejor estructura para reducir la erosión costera, para disipar la energía de las olas, y porque constituyen la casa de numerosas especies que proveen de comida a nuestras comunidades. El turismo también depende de los corales y de los ecosistemas asociados.

En Providencia y Santa Catalina aumentarían los riesgos de inundaciones y de penetración del mar a las zonas más bajas.

¿Es este un momento crítico para nuestras islas y para nosotros, sus residentes? Diría que sí. Es un punto de inflexión”,concluyó Mow robinson.

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