El
de San Andrés y Providencia
Estrellas marinas, mucho más que símbolo de belleza oceánica
Estrellas marinas, mucho más que símbolo de belleza oceánica
Por mucho tiempo, las estrellas de mar han cautivado la atención y el asombro de quienes visitan los ecosistemas marinos. Con su apariencia encantadora, sus colores brillantes, formas simétricas y movimientos sutiles, estos organismos esconden una complejidad biológica fascinante, y cumplen un rol esencial en los ecosistemas marinos.
Por Alexandra Pineda-Muñoz
Las estrellas de mar, pertenecen a la clase Asteroidea dentro del filo Echinodermata, el cual incluye más de 2,000 especies. La clase Asteroidea se caracteriza por tener una simetría corporal radial y pentámera, es decir que su organización corporal se dispone en torno a un eje central en múltiplos de cinco. Sin embargo, no todas las estrellas de mar tienen cinco brazos, algunas especies, como Luidia ciliaris, pueden tener hasta doce.
Ellas ocupan una gran diversidad de hábitats marinos, desde las aguas tropicales poco profundas hasta las frías profundidades abisales del océano, y cada especie se encuentra adaptada a su entorno específico. Por ejemplo, la estrella cojín (Oreaster reticulatus), típica del Caribe, posee una estructura gruesa y rígida que le permite resistir las corrientes fuertes de las lagunas someras de los arrecifes de coral, donde vive entre los lechos de pastos marinos. Su estructura robusta es ideal para resistir la presión de depredadores, además de que su coloración le ayuda a camuflarse en el entorno arenoso y coralino.
En contraste, la estrella de mar Pisaster ochraceus, común en las costas del Pacífico norteamericano, habita en zonas intermareales rocosas y se adapta a un ambiente de fuertes olas y fluctuaciones de temperatura. Su cuerpo es más flexible y se adhiere firmemente a las rocas mediante miles de pies tubulares, lo cual le ayuda a soportar las corrientes y el oleaje constante. Pisaster ochraceus también presenta una gama de colores (morado, naranja, marrón), lo que le permite integrarse visualmente en su hábitat y evitar depredadores.
En aguas profundas, las estrellas de mar como Hippasteria phrygiana están adaptadas a condiciones de baja luz y temperaturas extremadamente frías. Esta especie posee espinas duras y un cuerpo compacto, que le ayudan a resistir la presión del agua a grandes profundidades. Al alimentarse principalmente de esponjas y otros invertebrados de fondo, no depende de la luz solar ni de las algas, adaptándose a los recursos limitados que caracterizan el entorno abisal.
Por último, la estrella de mar corona de espinas (Acanthaster planci), que habita los arrecifes de coral en el IndoPacífico, está especialmente adaptada para alimentarse de corales vivos. Esta especie tiene espinas venenosas
como defensa contra depredadores y enzimas digestivas que le permiten disolver los tejidos de los corales. Aunque puede causar daño significativo a los arrecifes cuando su población se desequilibra, en condiciones normales ayuda a mantener el ecosistema de arrecifes al controlar la densidad de coral y facilitar el crecimiento de especies competidoras.
Movimientos coordinados
Las estrellas de mar, aunque aparentemente solitarias, tienen comportamientos sociales fascinantes. Estudios han demostrado que algunas especies son capaces de coordinar sus movimientos para formar agrupaciones temporales, lo que podría estar relacionado con la reproducción o la búsqueda de alimento. Además, poseen un sistema nervioso descentralizado, lo que significa que, a pesar de no tener cerebro, sus brazos funcionan de manera semiautónoma y pueden responder a estímulos de forma individual.
Algunas especies también tienen ojos rudimentarios en las puntas de sus brazos que detectan luz y sombras, lo que les ayuda a orientarse en el entorno. En cuanto a su alimentación, son depredadoras eficientes: ciertas estrellas de mar pueden revertir su estómago hacia afuera, envolviendo a sus presas para digerirlas externamente, un comportamiento único en el reino animal. Además, son capaces de regenerar sus brazos, e incluso partes de su disco central, lo que les permite recuperarse de heridas y ataques de depredadores, una adaptación que mejora su supervivencia.
Cada una de estas especies cuenta con adaptaciones físicas, conductuales y fisiológicas únicas que les permiten no solo sobrevivir, sino prosperar en sus entornos específicos, mostrando así la sorprendente capacidad de las estrellas de mar para ocupar una amplia gama de nichos en los ecosistemas marinos.
Sin embargo, sus poblaciones enfrentan graves amenazas debido a factores como el cambio climático, la contaminación y la presión de actividades humanas. Proteger a estas fascinantes especies y conservar sus hábitats no solo es crucial para el equilibrio marino, sino también para asegurar que las futuras generaciones puedan seguir maravillándose con su presencia en nuestros océanos.
El 2024 de Fondo Acción en el Archipiélago
Al acercarse el fin de año, el Fondo Acción, organización nacional que ha apoyado la ejecución de diferentes proyectos en el Archipiélago, realizó un balance general de estas acciones en pro del cuidado del medio ambiente y del bienestar de las personas de las islas. Al respecto, habla Elizabeth Valenzuela, directora técnica de la entidad.
Según expresó la directiva, sus labores más recientes iniciaron después del paso del huracán Iota, cuando una organización los invitó para crear entornos seguros para los niños, que permitiera que sus papás pudieran participar y estar concentrados en la recuperación del municipio de Providencia.
Dicha intervención les permitió darse cuenta que también había una necesidad latente por restablecer la autonomía alimentaria en esa isla, puesto que tras el impacto del huracán se perdieron cultivos y las áreas que estaban sembradas se afectaron severamente al igual que los suelos, a causa del agua de mar y también por cuenta de otras prácticas agrícolas que se venían dando de tiempo atrás.
“Esa situación nos llevó a plantear el primer modelo, y que continuaremos en 2025, denominado ‘Aula agroalimentaria’, el cual consiste en un espacio de formación con personas de la comunidad, interesadas por la alimentación y el cuidado del suelo, en aras de aprender a nutrir mejor los terrenos y por supuesto a las personas”, explicó la profesional en biología.
proyectos a partir de su Fondo de Acción Climática para niños, niñas y mujeres, partiendo de la premisa que el Departamento Archipiélago es el más vulnerable al cambio climático en todo el país.
“Si bien la resiliencia de las islas es alta, y eso la gente lo ha demostrado porque conoce muy bien lo que pasa y ha resistido los embates de los fenómenos climáticos, sí se requieren mejores capacidades e información. De ahí que hicimos una convocatoria dirigida a las organizaciones que ya estaban trabajando,
zonas de las islas, así como de mujeres con diferentes conocimientos dentro de los proyectos. Ahora, gracias a una reciente financiación gestionada este 2024, se busca replicar dichas experiencias y financiar otras nuevas, a partir de la selección de seis nuevos proyectos que iniciarán en 2025.
“En esta ocasión estamos buscando que las organizaciones sean de gente de las islas, o raizales o residentes, adicional a la posibilidad de generar más empleo, porque ese es otro de nuestros intereses. No
de las ideas. Ellos nos han mostrado su gran creatividad, al involucrar a la gente en apuestas a largo plazo para el cuidado de los arroyos, recuperar prácticas tradicionales como el uso de arcos romanos, y también para diseñar acuerdos de conservación”, resaltó.
Durante la ejecución de las acciones ya mencionadas, Fondo Acción también trajo al Archipiélago un diplomado en Primera Infancia, una idea que surgió en la fase de diseño de proyectos, después de hablar ante distintas instancias gubernamentales como la Corporación Ambiental Coralina y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF); entidades que trajeron a colación la necesidad de mejorar la educación que recibían los niños, y que mostraron las oportunidades para lograrlo.
La primera experiencia de Aula se desarrolló en Providencia, con un grupo de mujeres que empezaron a conocer mejor las características de los suelos, y a darse cuenta que en verdad éstos estaban degradados o que les faltaban algunos nutrientes; pero que era posible alimentarlos con materia orgánica o minerales que se producían en la misma isla.
Dicho modelo culminó –según Valenzuela– con la creación de un recetario para nutrir el suelo, y otro para alimentar a la gente; ambos basados en las tradiciones e ingredientes locales. La idea es replicar esta misma iniciativa en San Andrés, el próximo año.
Fondo de Acción Climática
Posteriormente, dicha organización emprendió una convocatoria de
y fueron tan buenas las propuestas que recibimos, que de cinco proyectos que íbamos a financiar, finalmente apoyamos siete”, indicó la directora técnica.
De estos proyectos algunos ya se están finalizando y han generado herramientas, planes y guías para la preparación frente a eventos climáticos severos. Adicionalmente, se limpiaron arroyos en Providencia y se trabajaron temas de agricultura ecológica en San Andrés, todas ellas, iniciativas centradas en mejorar las capacidades de niños, niñas y mujeres, reconociendo que son los que están más en riesgo.
Precisamente, según Valenzuela, parte de lo valioso de estas intervenciones ha sido la participación de menores de edad de distintas
solamente queremos cuidar el ambiente y los ecosistemas, sino que la gente está en el corazón de lo que hacemos en Fondo Acción, cuidarla también significa que tengan oportunidades económicas”, anotó.
Restauración forestal, recuperación de arroyos, Primera Infancia
La representante de Fondo Acción comentó, además, que se desarrollaron igualmente apuestas para la restauración de áreas de bosque seco en Providencia; ecosistema que resultó también muy afectado con el golpe de los huracanes en 2020 y los incendios en 2023.
“Ahí nos aliamos con nuestros dos socios locales (las fundaciones Prosealand y Providence), con quienes venimos construyendo gran parte
De esta manera, dieron 50 becas para que adultos de San Andrés y de Providencia, cuidadores y maestros de niños y niñas, tomaran ese diplomado, el cual finalizó con el diseño de proyectos estructurados por quienes accedieron a él, basados en su aprendizaje con enfoque de derechos y orientado a la comprensión del cambio climático.
Rescate para los arrecifes
La misión de Fondo Acción es el diseño y ejecución de proyectos para el medio ambiente y la niñez, teniendo como medio central de su trabajo la creación de mecanismos financieros, pensando cómo administrar los recursos, de dónde vienen, cómo ser más eficientes y cómo hacer apuestas a largo plazo, vinculando a otras entidades como el sector privado y financiero.
“Algo que apareció como una gran oportunidad, en términos de innovación financiera, fue poder replicar lo que se estaba haciendo en el arrecife mesoamericano y era la adopción de un seguro para proteger los arrecifes. Este proyecto finalizará el primer semestre del
próximo año, pero a la fecha hemos logrado hacer unos modelos para entender las áreas sensibles del arrecife y cómo sería afectado en caso del embate de vientos fuertes”, enfatizó la bióloga.
Así mismo, habló del entrenamiento de 37 personas de ambas islas, como rescatistas o brigadistas de respuesta inmediata para los arrecifes en caso del paso de vientos extremos que puedan afectarlos. Lo anterior, con el fin de generar capacidades de respuesta.
Con las evaluaciones ecológicas que se hicieron después del Iota, por parte de organizaciones locales, Coralina y la Universidad Nacional de Colombia, evaluaron las afectaciones a los arrecifes encontrando que los corales se ven afectados por volcamiento, rompimiento, o cuando les caen palos o pedazos de botes o motores. Al ser un ecosistema muy sensible hay que asistirlo lo más rápido posible para ayudarlo a recuperarse.
Todo lo anterior termina englobándose –en palabras de la directora técnica– en una apuesta mayor, a largo plazo, que se ha denominado como el programa ‘Fi Wi Riff’: un ambicioso reto con el ánimo de recuperar la salud de los arrecifes.
“Seguramente van a estar escuchando sobre ello, en distintos momentos, durante los próximos cinco años (por lo menos); tiempo en el que estaremos trabajando, por un lado, para apoyar la gestión de las áreas marinas protegidas. Además, estaremos abriendo nuevas convocatorias para apoyar iniciativas de jóvenes, mujeres y niños en pro de cuidar la biodiversidad y promover acciones por el clima. También habrá convocatorias para emprendedores que tengan negocios locales, e incluso a periodistas”, puntualizó.
Para finalizar, la profesional resaltó el hecho que en la última convocatoria que realizaron muchas más personas de San Andrés atendieron el llamado de Fondo Acción y enviaron propuestas.
“En la primera convocatoria, el envío de proyectos fue prácticamente un 70% desde Providencia y un 30% desde San Andrés. Ahora, en este último llamado, tenemos un 50% de propuestas en cada isla. Eso nos motiva muchísimo, porque de golpe más gente se animó esta vez al ver que sí se podía y que de nuestra parte no es una promesa en el aire el hecho de querer trabajar con las organizaciones isleñas. Para seguir incentivando la participación, estamos haciendo más reuniones para acercarnos mucho más a personas en distintos lugares de San Andrés”, concluyó.
“Queremos inspirar que haya más centros como el CEAF”, Ariza-Araújo
El Centro de Asuntos Afrodiaspóricos (CEAF) cumplió recientemente 11 años, ocasión aprovechada para adelantar una serie de eventos con la participación de amigos y aliados de la entidad. Al respecto, EL ISLEÑO dialogó con su director, el profesor de la Universidad ICESI de Cali, Yoseth Ariza-Araújo; para conocer de qué manera ha impactado favorablemente a la población negra de la nación.
Por Billy Lunazzi Celis
¿En qué consiste la celebración de estos 11 años de la institución?
El Centro de Asuntos Afrodiaspóricos (CEAF) de la Universidad ICESI de Cali cumplió recientemente 11 años, ocasión aprovechada para adelantar una serie de eventos con la participación de amigos y aliados de la entidad. Al respecto, EL ISLEÑO dialogó con su director, el profesor Yoseth Ariza-Araújo, para conocer de qué manera la entidad ha impactado a la población negra de la nación.
Precisamente, viendo la constelación de organizaciones con las que trabajamos, convocamos a las que tenían algo en común: que estaban comenzando a trabajar, que fueran lideradas por gente joven, o que estuvieran empezando pro
Luego, por logística cambiamos Acandí por Quibdó, en el Chocó; y por la emergencia invernal, que justamente se inicia estando reunidos en Buenaventura, decidimos más bien que no era prudente estar en modo celebración en Chocó cuando lo que necesitábamos con las organizaciones que estábamos allá, era un refrendamiento de esa solidaridad que debemos tener todas y todos con la gente cuando está pasando por una emergencia.
¿De qué manera estos 11 años han marcado al CEAF?
Creo que lo que orienta esta celebración nos permite hacer un balance, y así lo concebimos desde el principio: que nos alegremos alrededor de lo que hemos logrado. Y el principal logro, el más valioso, considero que es esta comunidad en la que están or
el encuentro presencial, físico; el compartir el espacio-tiempo en un contexto y hacerlo en territorio, porque nos permite reconocer al otro, la otra, en su lugar.
Otra cosa que también nos parece importante resaltar, es este asunto de que celebramos también los aprendizajes que construimos como comunidad; y algunos que seguimos tejiendo como centro en este caminar de 11 años, precisamente ese caminar juntos. Lo que llamamos la ‘juntanza’.
Las cosas se pueden hacer rápido y positivas estando solos, cada uno desde su lugar; pero definitivamente estar en juntanza nos permite llegar lejos, y sobre todo mejor, porque aprendemos unos de otros y porque construimos y generamos un impacto mucho mayor.
¿Desde cuándo hace parte usted del
¿Qué ha sido clave? El liderazgo de las ‘profes’ Aurora (Vergara) y Melissa (Hernández) y, sobre todo, la excelencia en el trabajo, porque lo que valoran muchísimo las organizaciones, los financiadores y la universidad misma es la excelencia, el compromiso de que lo que hacemos lo hacemos en el nivel más alto que queremos. Cuando lo logramos nos demostramos a nosotros mismos que se puede, pero nos podemos un nuevo estándar, porque sabemos que el próximo proceso va a ser mejor y eso nos inspira mucho a seguir trabajando.
¿Qué ha significado para el pueblo afro de Colombia estos 11 años del CEAF y el aporte que los financiadores hacen a través de él?
Creo que es fundamental lo que me pregunta, porque hace poco hablaba con unos jóvenes de comunicación de otra universidad y me preguntaban si en el Centro éramos activistas. Yo les expliqué que somos un Centro de Estudios donde hacemos academia, incidencia y facilitamos apropiación social y reconocimiento, pero eso no es propiamente activismo. Sí tenemos una perspectiva, pues no hay ciencia, conocimiento o incidencia sin una postura política. Eso es otra cosa.
Considero que ese ha sido uno de los éxitos del Centro, porque mantenemos claridad sobre lo que somos y sobre lo que hacemos, y lo ponemos en función de lo que queremos, que en este caso en la lucha por la justicia étnico-racial. Si queremos todos lo mismo ¿por qué no juntarnos y trabajar juntos, poniendo las prácticas de la academia en función de esa misionalidad?
En principio no poseíamos la misma visibilidad que tenemos ahora, pero creo que ha sido posible gracias al voto de confianza de la gente; y también, porque estamos haciendo un ejercicio reflexivo constante, sobre qué es lo que debe hacer la academia para enseñar de forma responsable, por ejemplo, cómo no replicar prácticas extractivistas, cómo crear espacios de diálogo seguros, e instar a aprender a confiar y a reconocer lo que las otras partes hacen; y esto es muy
Otro punto que, creo, ha sido clave en la relación con las partes, alrededor de los recursos, es recalcar que nosotros no somos una bolsa; que no somos un fondo de recursos. Es decir: nosotros no tenemos una cuenta con muchos dólares, guardada, para que cada organización, actor de la comunidad, o gobierno, venga a un cajero automático, marque una clave y retire plata.
No, no funcionamos así y así no funciona prácticamente nada en esta lógica de construcción de justicia. Lo que funciona es: vamos juntos a trabajar en esto y vamos a buscar la plata; vamos a poner (todos) la cara y el empeño, para que lo que hagamos con esa
Desde el aspecto académico ¿cómo hacen el análisis de las cosas que han lo -
grado y hacia dónde van?
Siempre tratamos de hacer este análisis desde dos puntos: uno hacia adentro y otro hacia afuera, porque creo que cualquier organización que está conducida por personas está en una constante dinámica de recambio. Y nosotros como Centro dentro de una universidad sabemos que la gente ingresa, hace el primer semestre, va avanzando, se gradúa y se va; pero luego llega otra cohorte. Entonces siempre tenemos que estar atentos a lo que pasa en nuestra población local, el sujeto de transformación dentro de la universidad, está constantemente cambiando.
Y eso es muy importante desde el punto de vista de una universidad como ICESI, porque cuando comenzamos había muy poca gente y también poco conocimiento de la contribución de la gente negra a la excelencia académica, a la toma de decisiones desde el contexto político. Existía menos presencia de las negritudes en la narrativa de la academia y de la universidad.
Estar en el Centro, y que el Centro sea tan importante en la universidad, ha cambiado la perspectiva y los prejuicios; aunque hemos provocado discusiones cómodas e incómodas dentro de otros centros y programas. Pero nos toca seguir creando estos espacios para los jóvenes que llegan a la universidad, pues ingresan como cualquier estudiante primíparo, al primer semestre de su carrera, sin saber nada pero con muchas expectativas y sueños; con una maleta cargada de preguntas, de juicios y de experiencias negativas, enfrentándose a un contexto de compañeros y compañeras que llegan igual que él, y a una narrativa que nosotros no controlamos.
Eso nos llama a que siempre tenemos que estar atentos, a que nos toca cada tanto (prácticamente cada semestre) estar recibiendo una nueva cohorte, y tratar de vincular y articular con ese espacio seguro que ha creado ICESI a través del CEAF.
LA AGENDA ACADÉMICA
Lo otro que hemos hecho es sencillamente la agenda académica. Esta semana, por ejemplo, me reuní con el director de un trabajo de investigación de una abogada-politóloga y una antropóloga-socióloga, donde estaban cuestionando cómo funciona la Casa de Justicia en una comuna de la ciudad, con mayoría de gente negra.
Esa Casa está hace mucho tiempo en ese territorio, pero nadie en la universidad se había preguntado por ella, por la relación con la gente negra del territorio, por cómo
la leen. Ahora sí es posible, puesto que hay una persona negra que le ve sentido, que ve el vacío en el conocimiento y que justifica el por qué hacer esa pregunta; y porque encuentra en el Centro a un tutor, a los lectores y a unos referentes. Eso para mí es de exaltar.
Con ello también mantienen vivas las preguntas de: ¿A quién leo? ¿Cuáles son mis referentes? haciendo que revisen cuántas personas negras traen en su bibliografía. De esta manera, así no tengamos plenamente el cambio que anhelamos, hemos sembrado la duda; esa duda que está cuestionando no solamente el privilegio de la construcción de una forma hegemónica al generar conocimiento, sino también el análisis de nosotros como profesores en el día a día, para edificar ese desarrollo del estudiante y de sentirse capaz de cuestionar el conocimiento o a otras disciplinas.
Lo anterior es hacia adentro, pero hacia afuera valoramos el llegar a convertirnos en un referente; porque el CEAF, independientemente de quién esté en su dirección, como Centro es ya un referente, dado que ha estado en disposición de aportar y de convocar más gente para que construyamos cosas que el movimiento de la justicia necesita.
que hacemos. La sistematicidad la podría hacer cualquier otro Centro en la universidad, porque todos tenemos una forma sistemática de crear conocimiento; pero algo que es característico de CEAF, y que ha sido muy útil (nos lo han dicho nuestros colegas de la universidad y de otras partes), es que hemos sofisticado esa contribución académica.
Me gusta mucho que se haya leído así, porque es el factor diferenciador del Centro; y
El haber participado en los informes para la JEP (Jurisdicción Especial para la Paz), las solicitudes del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística) y de la Corte Constitucional; ser citados, llamados, referenciados por personas que están por fuera de nuestra área habitual de trabajo, pero que necesitan allegar para su labor interna insumos de lo que hemos producido para el CEAF, es sumamente relevante.
Lo anterior le da rigor y sistematicidad a lo
eso hace que los otros también reflexionen al respecto.
Por todo lo anterior, quisimos una celebración que fuera no sólo de encontrarnos, sino que nos llevara a reflexionar, a pensar; porque estamos constantemente pensando cómo sofisticamos esto que hacemos para aumentar el valor, para agregarle valor y significado, y para dejar siempre la puerta abierta con el ánimo de que esto inspire a los otros invitados a compartir, para que pongan igualmente lo mejor de sí. Esa es otra de las claves del éxito.
Por último ¿qué significa para el CEAF trabajar con una organización de San Andrés?
Es muy significativo para nosotros. Si bien es cierto que los financiadores y las organizaciones nos llevan a que prioricemos departamentos del Pacifico colombiano, porque es nuestra zona de influencia, por geografía, por historia y por otras razones, es importante que nuestro quehacer muestre que esto es un trabajo estructural; que la lucha por la justicia es un asunto estructural.
Nosotros no nos sentiremos victoriosos o ganadores o satisfechos por nuestros logros, si no se hacen en cualquier otro lugar donde
haya gente negra.
Porque no solamente se trata de lo que pasa en Timbiquí, sino que nos interesa que las organizaciones con las que trabajamos, sepan lo que pasa en Guapi, o en San Andrés, que está en el Caribe. Que conozcan cómo es que el pueblo negro que está en el territorio, que protege el medio ambiente allá, enfrenta al ‘Goliat’ enorme del extractivismo que genera residuos enormes. Eso, necesitamos que se sepa, porque es un problema de estructura.
Pero también necesitamos saber qué pasa en México, con la población de afroamericanos; o en Guatemala, con la población garífuna; o al otro lado del Atlántico, en Ghana y en Sudáfrica, porque todo es un tema estructural.
Poder facilitar ese reconocimiento de que somos víctimas de un asunto estructural, que ocurre a nivel global, pero donde también tenemos la oportunidad de construir mecanismos de resistencia y de reexistencia en el territorio, es de exaltar.
Y eso está en la esencia del Centro, porque a la diáspora la comprendemos como un proceso que no solamente habla de esa transformación constante y dinámica, sino que también nos habla de que en el proceso histórico hemos estado en distintos lugares; y que estamos conectados con esos diferentes sitios.
Entonces, la diáspora está para las Américas en el Caribe y en el Pacífico; y también está la diáspora interna, porque la violencia ha hecho que migremos de lo rural a lo urbano, por ejemplo. De ahí que valoramos bastante que estemos trabajando con organizaciones del Caribe, y que lo estemos haciendo de forma sistemática.
Centro del Caribe Insular
Tenemos la esperanza de que otras organizaciones comiencen a gestionar y a crear las condiciones para que exista un Centro como el CEAF, también en el Caribe continental y por supuesto en el Caribe insular. Más que una perspectiva de expansión del Centro, queremos inspirar a otros para convertirse en centros; y poder de esta manera articularnos de forma transversal y académicamente más fluida con las organizaciones. Es más, un Centro para el Caribe insular sería maravilloso, porque articularía la experiencia de la negritud anglófona, francófona, garífuna, raizal y creole, que es un universo distinto al Pacifico. Se trata de una responsabilidad enorme, pero queremos ser la inspiración para esos espacios.
Aprueban acuerdo para protegerlas en todo el mundo
Después de ocho años de negociación, se aprobó en la COP16 un primer acuerdo para la protección de áreas marinas claves para la biodiversidad. Importante anuncio para Colombia como país bioceánico y por su puesto para el Archipiélago, que podría ser centro de una Reserva de Biosfera Transfronteriza.
El anuncio fue dado a conocer este 30 de octubre por el Ministerio de Ambiente, recalcando que en plenaria fue concretado un acuerdo global para identificar y conservar áreas marinas de alta importancia ecológica en aguas internacionales.
Este consenso marca un avance significativo en la implementación del Marco Global de Biodiversidad Kunming-Montreal, fortaleciendo la gobernanza global de los océanos. Esta decisión busca facilitar la conservación de la biodiversidad marina, mientras se respetan los derechos y jurisdicciones de los Estados, según la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar.
Durante el anuncio, la ministra de Ambiente de Colombia y presidenta de la COP16, Susana Muhamad, celebró el acuerdo como un primer gran paso dentro de los objetivos de la conferencia.
“El compromiso que hoy hemos asumido representa el espíritu de cooperación y responsabilidad que impulsa la COP. Este acuerdo nos permitirá proteger áreas clave para el planeta, asegurando que los océanos, nuestros grandes reguladores climáticos y fuente de vida, tengan una defensa sólida y global”, indicó.
Este acuerdo, respaldado por delegados de diversas regiones del mundo, establece un innovador proceso científico y técnico para identificar Áreas Marinas de Importancia Ecológica y Biológica (EBSAs, por sus siglas en inglés). Así, se promoverá la protección de especies y ecosistemas esenciales en aguas internacionales, fuera de la jurisdicción de cualquier país.
La alta funcionaria resaltó que en los días siguientes, un grupo asesor establecerá directrices científicas de revisión voluntaria para garantizar trans parencia en la identifica ción de áreas de interés ecológico.
Creación de un Grupo Asesor Internacional: compuesto por expertos globales, que tendrá la misión de supervisar la identificación y actualización de las EBSAs, coordinando esfuerzos de conservación en zonas internacionales.
Reconocimiento del carácter técnico del proceso: la descripción de estas áreas se realizará exclusivamente bajo criterios científicos y técnicos, sin implicaciones sobre soberanía territorial, manteniendo la neutralidad y respeto entre las naciones.
Participación inclusiva: se promoverá la participación activa de pueblos indígenas, comunidades locales, mujeres y jóvenes en los análisis y la toma de decisiones, integrando conocimientos tradicionales fundamentales.
Financiamiento internacional: gracias al apoyo de países como Alemania, Bélgica, Canadá, Noruega y Suecia, se realizarán talleres científicos y técnicos que reunirá a científicos y representantes comunitarios para ajustar las descripciones de las EBSAs.
Prórroga del mandato del Grupo Asesor: se ha decidido extender el mandato de este grupo, garantizando un enfoque adecuado en la conservación marina.
Compromiso con el marco legal internacional: se reafirma el papel de la Asamblea General de la ONU en la conservación y uso sostenible de la biodiversidad marina fuera de la jurisdicción nacional, promoviendo un futuro más sostenible y colaborativo.
“Anuncios positivos”
Aunque el compromiso es de carácter
geografía un territorio insular, la noticia reviste gran importancia.
El anuncio, aunque bastante reciente, ya genera opinión en el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina. Por ejemplo, Nacor Bolaños, coordinador de Áreas Marinas Protegidas de la Corporación Ambiental Coralina, señaló que es algo sumamente importante para el país; y que consideran bastante positivo todos los acuerdos que se han suscrito en marco de la COP16, en especial los que tienen que ver con declaración y protección de áreas marinas.
Así mismo, anticipó que dentro de las acciones que adelanta la entidad, como máxima autoridad ambiental de las islas, ya se surtió el proceso de consulta previa, tanto en San Andrés como en Providencia, de la declaratoria de Serranilla y Bajo Nuevo como áreas protegidas regionales, en línea con lo que establece la norma.
“Adicionalmente, para nosotros es muy placentero que se materialicen las iniciativas que desde la comunidad raizal han venido surgiendo, como la consolidación de la Reserva de Biosfera Transfronteriza; un paso que, sin duda, debía debía darse.
Lo anterior, con relación a la unión de voluntades de los gobiernos del mar Caribe suroccidental, de países limítrofes con Colombia como Costa Rica, Honduras, Jamaica, Nicaragua y Panamá, quienes se reunieron también en Cali el miércoles pasado, para la creación de un nuevo modelo de administración conjunta de los ecosistemas de la región que hoy co-
“Estamos muy complacidos con lo que viene. Sigue un trabajo muy grande con los demás países, pero de verdad es una
cional sobre estos próximos procesos”, puntualizó
Encuentro Mesoamericano: Hacia un Cambio Climático con Perspectiva Transformadora
El Encuentro Mesoamericano sobre Educación Ambiental Transformadora, realizado del 20 al 22 de noviembre, marcó un hito en la lucha regional contra el cambio climático.
Organizado con el apoyo de Coralina y el Observatorio Mesoamericano de Educación Ambiental, este evento reunió a representantes de diez países, instituciones académicas, gobiernos, organizaciones comunitarias y ambientalistas, todos comprometidos con la conservación de los ecosistemas marino-costeros y la mitigación de los efectos del cambio climático.
Educación Ambiental: Transformación desde la Conciencia
El eje central del encuentro fue la educación ambiental transformadora, una herramienta que no solo informa, sino que inspira a las comunidades a adoptar prácticas sostenibles. En su intervención, Dayana Mitchell Celis, subdirectora de calidad y ordenamiento ambiental de Coralina, resaltó la importancia de la Reserva de Biosfera Seaflower y su papel en la preservación de los ecosistemas marinos del Caribe insular.
Roberto Salazar, de la Dirección Ejecutiva del Proyecto Mesoamérica, y Fanny Cortés del Ministerio de Ambiente, fueron reconocidos como embajadores de la Reserva de Biosfera. Ellos subrayaron que la educación y la cooperación son esenciales para garantizar un futuro sostenible y preservar el patrimonio natural de las regiones costeras.
Resiliencia y Restauración: el Caso de Providencia
La ingeniera Asilvina Pomare, coordinadora de Coralina en Providencia, compartió la experiencia de recuperación tras el huracán Iota, que devastó el 98% de la infraestructura y la vegetación en Providencia y Santa Catalina. Los esfuerzos de restauración ecológica, que incluyeron la participación activa de la comunidad, científicos y voluntarios,
son un ejemplo de resiliencia y compromiso ambiental.
Declaración “Por la Vida de los Océanos”
El evento culminó con la firma de la declaración regional “Por la Vida de los Océanos”, en la que los países mesoamericanos se comprometieron a implementar políticas públicas que promuevan la conservación de los ecosistemas marinos y la lucha contra el cambio climático.
Reconocimientos y Negocios Verdes
Un momento destacado fue la entrega del aval a negocios verdes, otorgado por Dayanna Mitchell Celis a emprendedores que lideran proyectos sostenibles en el Archipiélago. Estos negocios demuestran que es posible armonizar el desarrollo económico con la conservación de los recursos naturales, marcando un camino hacia un modelo de economía verde y sostenible.
San Andrés: compromiso y liderazgo ambiental
El encuentro consolidó a San Andrés como líder en acción ambiental. Las tradiciones culturales, junto con la rica biodiversidad de la isla, reforzaron el mensaje de que la conservación también es un acto cultural.
Este evento no solo fortaleció las alianzas regionales, sino que destacó la importancia de la educación ambiental y la acción colectiva para construir un futuro sostenible.
Coralina y sus aliados reafirman su compromiso con la Reserva de Biosfera Seaflower, liderando con acciones concretas la lucha contra los efectos del cambio climático en la región.
Las islas tendrán un colectivo adscrito a la Red IberoMAB
El Tercer Foro de Jóvenes de la Red IberoMAB, impulsado por la Unesco, tuvo este año como sede a Brasil y contó con la participación de la ingeniera ambiental Lilia Ward Bowie, en representación de la Reserva de Biosfera Seaflower. Uno de los compromisos adquiridos fue activar una red de jóvenes, que trabaje en pro de su cuidado.
Por Janeth Raga
El encuentro de líderes de 18 a 35 años, ocurrió en el estado de Bahía del 2 al 7 de noviembre, con el principal objetivo de potenciar la participación de la juventud en las actividades de gestión y protección de las reservas de biosfera que componen la Red.
De acuerdo con la también integrante de la fundación Providence, asistieron 70 personas provenientes de 23 naciones distintas (de las 25 que conforman la Red), quienes adquirieron el compromiso de activar los colectivos de jóvenes en su país de origen. Además de la isleña raizal de 25 años, por Colombia también asistió Frank Mena García, un activista nacido en Chocó.
Una experiencia “enriquecedora”
Ward Bowie narró que fue una experiencia extraordinaria para ella, tanto en lo profesional como en lo personal pues, en sus palabras, fue la primera vez que viajó a un sitio donde aplicaban lo que predicaban.
“Lo expreso así, porque lo primero que nos dijeron al llegar era que debíamos hacer un sembradío para compensar nuestra huella de carbono, del viaje en avión y de los recorridos que íbamos a tener en bus. En realidad fue una experiencia muy enriquecedora porque siento que abre los ojos a otras cosas, que yo por lo menos no había visto antes”, explicó.
El lugar –agregó la profesional– era muy conectado con la naturaleza, con ‘bioconstrucciones’ y donde se consumía sólo lo que los mismos lugareños cultivaban; un área correspondiente a una comunidad afrodescendiente e indigena, ambos en un sólo sitio, en la Reserva de Biosfera Mata Atlântica: la más grande del mundo.
La ingeniera dijo, además, que al ser tan grande tuvieron que dividirla en diferentes ‘puestos avanzados’ donde se desarrollan distintas acciones. Uno, por ejemplo, se dedica a la conservación de tortugas, otro de ballenas y uno más a la restauración del bosque, entre otras labores.
Compromisos adquiridos
Ward comentó que uno de los fines del Foro era consolidar un documento, donde la Red se comprometiera a ejecutar unas acciones de restauración con un fuerte componente juvenil; y donde se planificara cómo iba a funcionar la Red de Jóvenes a partir de este momento, fijando una estructura organizacional basada en ‘puntos focales’.
“Allí se construyó una estructura organizacional que integra cuatro puntos focales, con representantes de un grupo de países ante la Unesco: hay en la región Ibérica (España y Portugal), en Centroamérica, en el Caribe y en Sudamérica. Nosotros hacemos parte de esta última. Además, la Red consta de cinco comisiones: Gobernanza, Alianzas estratégicas, Educación,Comunicaciones y Mapeo”, detalló.
La ingeniera manifestó que ella integra, a partir de la fecha, la comisión de Mapeo; y que aunque la organización del evento
daba la posibilidad de escoger dónde trabajar, se inscribió en esa (quedaron sólo cinco personas, de 70 que acudieron al evento) porque le gusta trabajar con bases de datos y análisis de la información.
“Es la comisión más pequeña, porque a las personas no les gusta mucho esa área; pero quedé a gusto con mi elección. Ahora, con esa estructura, se hace un comité periódicamente entre el coordinador de cada comisión y los puntos focales, para ir retroalimentando el trabajo realizado y en qué acciones se va avanzado”, agregó.
Activar una red de jóvenes
Ya de regreso a su natal Providencia, y al realizar un balance general de su viaje a Brasil, Ward Bowie concluyó que es amplio el aprendizaje adquirido a partir de las experiencias compartidas por los otros jóvenes asistentes; enseñanzas que pretende aplicar dentro de su quehacer en el Archipiélago.
Entre los análisis que elaboró, está el que la Reserva de Biosfera Seaflower sí ha estado muy activa durante su historia, en comparación con otras en el país; y que es un referente a nivel nacional, como caso exitoso, gracias al trabajo desempeñado por la Corporación Ambiental Coralina, por las fundaciones y por la cooperación internacional en las islas.
Posterior a su regreso, esta joven se reunió con Joshua Wrycht quien ha liderado una red de jóvenes en las islas, con el apoyo del Ministerio de Ambiente; igualmente, con David Barrios y Gloria Murcia (el primero, un biólogo que hizo su tesis sobre la Reserva Seaflower; y la segunda, bióloga de la Subdirección de Mares y Costas de Coralina), para conocer los procesos que se vienen desarrollando en materia de acciones juveniles en San Andrés.
“Como la idea es consolidar la Red IberoMAB de jóvenes en el Archipiélago, con ellos me reuní para saber cuáles acciones se hacían antes acá y así activarnos más rápido sin tener que empezar desde cero. Con ellos me enteré de la buena noticia de que ya hay un terreno abonado, con un grupo organizado e integrado por profesionales isleños que conozco”, puntualizó la ingeniera ambiental.
Ahora, el reto es activar la red de jóvenes en las islas, el compromiso adquirido desde el Encuentro IberoMAB y desempolvar el plan que ya venía gestándose desde hace un tiempo, por cuenta del grupo consolidado que encontró Lilia, para realizar un foro nacional de la Red de Colombia en San Andrés: una iniciativa que inclusive cuenta ya con presupuesto y un lugar para desarrollarse, pero que por cuenta de la COP16 tuvo que esperar, pues toda la atención se centró allí.
Ward Bowie concluyó resaltando que, aunque el reto que viene es mayúsculo, el anhelo de seguir fortaleciendo la imagen de la Reserva de Biosfera Seaflower ante el mundo la llena de entusiasmo, máxime ahora que cuentan con la oportunidad de alzar la voz de la juventud isleña siendo parte de la Red IberoMAB de la Unesco.
Una isleña Raizal entre ‘Las 16 colombianas de la COP’
La activista ambiental Yurshell Rodríguez Hooker, fue reconocida como una de las 16 voces femeninas más influyentes en la COP16. La profesional raizal, nacida en Providencia, recibió el reconocimiento “por su aporte a la conservación de la biodiversidad a través de su activismo e incidencia en la protección de bosques, selvas, ecosistemas marinos y la pervivencia de la cultura raizal”.
‘Las 16 colombianas de la COP’ fue una iniciativa de la multinacional Unilever en alianza con el Observatorio para la Equidad de las Mujeres (OEM) de la Universidad Icesi y la Fundación WWB, buscando ser una plataforma de visibilidad para mujeres que, por medio de su trabajo, contribuyen al avance de la conservación y regeneración de la biodiversidad en el país.
Las lideresas exaltadas, además de la ingeniera ambiental providenciana, fueron la ministra de Ambiente, Susana Muhamad; la bióloga y rectora de la Universidad EAN, Brigitte Baptiste; y las ambientalistas Indira Mendiola, Ana María Romero, Camila Pizano, Claudia Bahamón, Francis Blandón, Liliana Saumet, Mónica Fonseca, Paola Arias, Sandra Bessudo, Sara Constantino, Sofía Garcés, Toya Montoya y Viviana González.
Este ramillete femenino fue seleccionado por su liderazgo, compromiso y aporte a la protección de la biodiversidad desde diversos enfoques y disciplinas, como la ciencia, la incidencia política, el arte, el periodismo, la cultura y la educación.
Coexistir y cohabitar
Durante el acto protocolario, que tuvo lugar el pasado 29 de octubre en Cali, la ingeniera Rodríguez Hooker mencionó durante su intervención, que el Pueblo Raizal nunca ha estado en conflicto con la naturaleza; y que, por el contrario, siempre han sabido escuchar la voz de la Tierra.
“Cuando nos permiten estar en estos espacios, para llevar la voz de nuestras comunidades, buscamos que todos entendamos que hay una parte de nuestro corazón que se debe conectar con la vida misma; que entendamos que todos estamos habitando este planeta y que tenemos que aprender a coexistir y a cohabitar”, manifestó.
Por su parte, Lina Buchely, directora del OEM, le dijo al diario caleño El País, al culminar el evento: “Desde el Observatorio prendimos el radar para documentar los liderazgos ambientales femeninos en el país. Recabamos historias de mujeres con un liderazgo decidido en el campo medioambiental y que hayan impactado de forma positiva la construcción de un imaginario más cercano en torno a la biodiversidad. Tenemos historias invisibles, historias significativas que queremos visibilizar”.
Así mismo, Camila Escallón, jefa de Comunicaciones y Asuntos Corporativos de Unilever en Colombia, indicó que con esta selección, “queríamos destacar y visibilizar historias poderosas de mujeres que están marcando la diferencia, en materia ambiental en el país, con diversos enfoques; y tenemos destacadas en política, periodismo, artes, cultura, educación, etc”.
Días después de la entrega del reconoci-
miento, la joven activista escribió en sus redes sociales lo siguiente:
“Ser reconocida como una de las 16 voces femeninas más influyentes en la COP16 representa no un logro para mí, sino un triunfo para mi pueblo Raizal y todas las comunidades afrodescendientes que luchamos cada día como guardianes de nuestros ecosistemas. Este reconocimiento honra a mi comunidad y a nuestra labor en la Reserva de Biosfera Seaflower, que defendemos con orgullo y compromiso. Nuestra voz representa la resistencia, el amor por nuestro maritorio, y la convicción de que juntos podemos proteger la vida que el mar nos regala. ¡Seguimos adelante, por nuestro hogar y por las generaciones futuras!”.
Más sobre Yurshell...
La profesional raizal es ingeniera ambiental, egresada de la Universidad Nacional de Colombia, Sede Palmira, y lleva cerca de 10 años involucrada en el liderazgo ambiental, en defensa de los ecosistemas del Archipiélago y del país.
Sus inicios en el activismo formal se remontan al año 2018 cuando presentó, junto a 25 jóvenes más de diferentes regiones del país y la asesoría del colectivo Dejusticia, una acción de tutela para exigir la defensa de los derechos a un ambiente sano, a la vida, a la salud, la alimentación y el agua, amenazados por la tala indiscriminada en la Amazonía.
Lo anterior dio como resultado que la Corte Suprema de Justicia de Colombia emitiera la sentencia 4360, considerada la primera tutela contra el cambio climático en Latinoamérica.
Años antes de participar en esta acción popular, Rodríguez Hooker se había decidido por la Ingeniería Ambiental para poder incidir, profesionalmente, de forma más directa en ciertas investigaciones relacionadas con los ecosistemas marinos. De hecho, su trabajo de grado fue en San Andrés y estuvo relacionado con el ‘carbono azul’ y cómo algunos ecosistemas son capaces de absorber dióxido de carbono (CO2), convirtiéndose en grandes aliados frente a la crisis climática.
En la actualidad, Yurshell hace parte de la fundación local Sea, Land & Culture Old Providence (Prosealand); y del colectivo internacional If Not Us then Who. Gracias a su labor, ha sido invitada a distintas cumbres y conferencias de las Partes (COP), no sólo en la número 16 que tuvo sede en Cali este año, sino también en la 27, en Sharm el-Sheij (Egipto); la 25, en Madrid (España); y la 26, que se realizó en Glasgow (Reino Unido), en la que participó de manera virtual en varios paneles sobre ‘justicia climática’.
Por último, mencionar que también este año fue reconocida como ‘Young Leader for 2024’ en los Green Carpet Fashion Awards, evento que se desarrolló en el mes de marzo en Los Ángeles (California, EE.UU.).
Al rescate del creole, lengua nativa ancestral de las islas
Urge mantener la tradición lingüística original del Archipiélago. Estos propósitos son para que se mantenga y preserve la oralidad en Creole como medio de comunicación esencial. ‘A kriol stuori ‘… Esta es una especie de ‘Historia del Creole’, también una aproximación al uso en la actualidad de la lengua autóctona propia en estas islas caribeñas.
Por: Israel Jackson Archbold
En síntesis, un llamado a adelantar acciones puntuales del rescate, preservación y mantenimiento de esta lengua madre.
A manera de un merecido homenaje al Creole, se ha escrito este artículo, por considerarlo importante en los actuales momentos, para todo el pueblo del Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, con respecto a su lengua original, ancestral y tradicional.
Si hay un patrimonio representativo, que es bien apreciado y significativo en esta región insular del Caribe colombiano, es su lengua nativa Creole, que orgullosamente identifica a los raizales.
Sí, los habitantes históricamente originarios de estas islas anhelan firmemente que este lenguaje ancestral intangible sea preservado por siempre, como importante medio propio de comunicación natural entre ellos.
Tan celosamente están orgullosos de su lengua madre original, que también están preocupados por su mantenimiento conversacional y de lecto-escritura entre las nuevas generaciones de niños y jóvenes.
Esto, por la ostensible y preocupante disminución de la población raizal ante la inmensa y descontrolada sobrepoblación de personas foráneas a San Andrés (inmigración desaforada), de muchas partes del continente colombiano (como ellos lo denominan), y de otros lugares del mundo.
Específicamente, es una realidad tangible el hecho que ya los nativos pasaron a ser minoría en su propia isla desde hace 30 años aproximadamente.
Importancia lingüística del Creole
Uno de los aspectos más relevantes y significativos de la cultura ancestral del Archipiélago es el Creole, el cual es esencial en la comunicación de los nativos raizales, las relaciones sociales étnicas y tradicionales en estas islas desde tiempos inmemoriales.
En sí, el creole es la más pura expresión tradicional de los nativos raizales a través del tiempo, y constituye un importante legado histórico cultural que merece preservarse. Esta lengua nativa es un baluarte representativo de la multiculturalidad tradicional isleña ante el mundo.
Acerca de su origen y esencia lingüística
En relación con su origen, se puede decir que idiomáticamente el vocabulario de Creole se origina en las raíces del inglés, tiene una fonética propia y cierta cuota de vocablos castellanos y de lenguas africanas. Incluso, al Creole se le denomina por muchos, ‘inglés caribeño’.
Más aún, en cuanto a su gramática, por su sintaxis, morfología y fonemas, algunos lingüistas lo consideran un idioma.
El Creole de este archipiélago en el Caribe, es único de los nativos raizales originarios de aquí y representa esencialmente su autenticidad En sí, constituye esta lengua nativa la forma de expresión natural de una población con características étnicas únicas.
Uno de los aspectos culturales más relevantes y emblemáticos de la cultura del Archipiélago es la lengua creole, la cual es fundamental en la comunicación de los nativos raizales y las relaciones sociales étnicas y tradicionales en estas islas desde tiempos históricos.
Desafortunadamente, por efectos negativos derivados de la sobrepoblación, en los últimos años en San Andrés, con el consabido cambio de costumbres e influencias malograntes, el lenguaje nativo ha venido disminuyendo en su uso oral cotidiano como medio de comunicación esencial en la etnia raizal, sobre todo en infantes y adolescentes de hoy.
Por estas razones, se hace necesario realizar prontamente un proceso de capacitación a maestros de nivel primaria y docentes de básica secundaria, a manera de rescate en la población de estudiantes para fomentar nuevamente su parlamento en la comunicación oral y escrita, que conlleve no disminuir ni deteriorar la tradición histórica del Pueblo Raizal en cuanto a este importante valor cultural.
Para esta noble cruzada de salvación y mantenimiento, los padres de familia en el seno de los hogares también deben motivar e incentivar a sus hijos, la importante necesidad de comunicarse de manera oral en la lengua creole diariamente. Esto ayudará también a unir e integrar más socialmente a las comunidades nativas de las islas entre sí. Para ello, hay que hacer pedagogía oral motivante y estimulante a la población isleña.
Preocupante situación del creole
Dado que los isleños raizales pasaron, desafortunadamente, a ser minoría poblacional en su propio territorio; constituye este otro de los factores perjudiciales predominantes que disminuyeron la comunicación en creole nativo, dada la influencia exógena masiva del idioma Español que ahora domina inexorablemente el panorama lingüístico de las gentes del Archipiélago.
Indudablemente, la gran influencia foránea por efectos de la sobrepoblación de San Andrés con todas sus consecuencias, en todos los órdenes culturales y de costumbres propias ancestrales, ha sido muy negativa para esta lengua nativa en los últimos años. Hoy día, un gran porcentaje de personas de la etnia raizal también de manera paradójica y sorprendente, se comunica oralmente a diario en español.
Preservación de la lengua nativa
Cabe reiterar, en cuanto a la preservación y mantenimiento de este lenguaje, que los padres de familia nativo-raizales en el hogar juegan un papel motivador importante hoy día en la práctica conversacional de esta lengua entre sus descendientes.
Tanta es la influencia de esta icónica, representativa y tradicional lengua en la comunidad isleña, que hasta la Biblia ya fue traducida recientemente al dialecto nativo creole, para ser utilizada en los diferentes templos evangélicos aquí, y ser leída por las personas de origen raizal en sus casas.
En este orden de ideas, el rescate del
creole entre las comunidades nativas sanandresana y providenciana, no da espera. Es hora de acciones reivindicatorias en este noble ámbito y propósito restaurador.
En estos momentos existe una cruzada de rescate de esta lengua original por parte de varios estamentos. Conservar la lengua nativa Creole, constituye la protección tangible de la memoria histórica. Ante la real crisis actual por la que está pasando, preservar esta lengua original nativa, constituye conservar de manera significativa la memoria histórica tradicional de la etnia raizal.
En este sentido el creole es la representación oral y lingüística de nuestras raíces, de manera que hay que rescatar y proteger este valioso patrimonio cultural representativo de los nativos.
Rescate tangible y práctico del Creole
Por todo lo aquí descrito se hace necesario fomentar y ratificar en la actualidad la costumbre que el Creole sea el lenguaje de uso necesario diario en la vida de los nativos de la isla.
De manera tangible, esta lengua nativa debe mantenerse a través de los tiempos y de generación en generación en las islas de este Archipiélago para bien de las costumbres y tradición ancestral como memoria intangible.
Por lo tanto, inexorablemente, debe protegerse y preservarse vivo este importante patrimonio lingüístico de la etnia raizal. Es decir, que se hable constantemente y se aprenda a escribir por parte de niños y jóvenes isleños hoy.
¿Cómo llevar a cabo este plan?
Se hace necesario en esta cruzada de rescate realizar actividades puntuales para su preservación y de esta forma mantener su estructura como lengua nativa. Para ello se requiere inculcar y motivar a los niños desde corta edad en sus hogares e instituciones educativas.
Los padres de familia y maestros juegan un papel importante en este plan pedagógico-educativo. El desarrollo de habilidades en lectura, escritura, comprensión y oralidad es fundamental e importante en los primeros años de la infancia y en los niveles iniciales de la educación.
Como sociedad nativa del Archipiélago se deben realizar acciones concretas motivantes para mantener y preservar el Creole como lengua nativa ancestral.
Esfuerzos que se están llevando a cabo
Ante la tangible preocupación de los líderes raizales en este ámbito, la Secretaría de Educación Departamental, está realizando capacitaciones a maestros para su enseñanza y mantenimiento en la población escolar, inmersas éstas en programas de bilingüismo que se imparten.
Igualmente, ha incrementado su aprendizaje en los últimos años en instituciones educativas, sobre todo a niños de básica primaria y jóvenes del nivel de bachillerato.
Aspectos fundamentales y esenciales como el fomento de procesos de oralidad, práctica de su escritura y adecuada pronunciación son parte integral de este proceso de preservación en diversas instancias de San Andrés, como, por ejemplo, en el INFOTEP, entidad de educación superior.
Por otra parte, la organización ‘Sea Star Foundation’, entidad de fomento de la cultura raizal, que en la actualidad promueve un llamativo concurso para jóvenes de cuentos en creole, jugando un papel de promotores, defensores y preservadores del Creole.
¿Cómo motivar la enseñanza en nuestros hijos?
Los padres de familia juegan un papel importante en la enseñanza del Creole en sus descendientes, para la conservación del lenguaje tradicional ancestral. Esto, dada la familiaridad y la confianza que para los
hijos representan sus progenitores como maestros iniciales de la lengua Creole.
Estas condiciones significativas, deben ser tenidas en cuenta y aprovechadas por el seno familiar con el fin de propiciar la enseñanza y aprendizaje de la lengua nativa en sus hijos.
He aquí un ejemplo vivencial y fehaciente de esta situación educativa para motivar su aprendizaje en un ambiente familiar. Los padres de quien escribe este artículo, eran nativos de San Andrés y Providencia. Su lenguaje materno original era el Creole, dada su ancestralidad raizal.
En efecto, mi progenitor fue marino mercante que conoció todos los mares y puertos del mundo, y mi señora madre una ama de casa providenciana, con educación básica.
Cuando mi ‘viejo’ llegaba a casa de viaje, nos decía: “A su padre no le hablen en español, porque no lo entiendo bien, diríjanse a mí y conversen conmigo en Creole; porque es la lengua que yo entiendo; además, es nuestro lenguaje original que ustedes deben practicar a diario, a manera de costumbre”.
En este orden de ideas, cuando él llegaba al hogar se dirigía a nosotros en Creole, desde el saludo inicial, hasta todo lo que nos quería expresar. Todo esto siendo nosotros infantes de corta edad, que asistíamos a los planteles educativos donde se nos daba clases totalmente en español.
Se puede decir que nuestros padres al momento que íbamos a comer o cuando nos mandaban a hacer una diligencia, al regresar nos preguntaban cómo nos había ido… Todo esto en Creole. Incluso, toda conversación era en su lengua nativa hasta que llegaba la noche y nos íbamos a dormir.
Es decir, se constituía esta enseñanza en una obligación imperante en nuestra casa, el aprender a conversar y expresarse en Creole fluidamente como lenguaje único. Inexorablemente, de manera obligatoria, así
aprendimos a hablar y conversar en Creole, dada la motivación e insistencia diaria de nuestros padres en casa.
Con el paso de los años, y con la práctica diaria, fuimos enriqueciendo con fluidez el lenguaje Creole, al cual nos acostumbramos hasta el día de hoy, manejándolo con suma confianza.
De esta forma nos familiarizamos con la práctica de la conversación y la comunicación de nuestra lengua materna, quedando como mensaje pedagógico, que desde el hogar se motiva, inculca y enseña el aprendizaje del Creole de manera estimulante.
Admiración frente a la lengua nativa
Las gentes del común no dejan de sorprenderse y a muchos les causa admiración que los habitantes raizales de estas Islas se expresen y comuniquen dinámicamente en un lenguaje nativo de origen caribeño.
Al referirse a los nativos y su forma genuina de comunicarse, los habitantes foráneos de otras partes y los escuchan hablando, dicen y exclaman: “Entre ellos se entienden”. Esto, porque la mayoría no comprende cuando ellos hablan en su dialecto ancestral.
Valor cultural esencial intangible
Los isleños heredaron el creole de sus ancestros como significativo legado cultural. Ahora, en la actualidad, los nativos, con voluntad pedagógica, están haciendo esfuerzos por mantenerlo y conservarlo en las nuevas generaciones, sobre todo en niños y jóvenes nativos del Archipiélago.
Esto, en rescate de la tradición pura y esencia ancestros como forma de expresión social popular raizal; al igual que las costumbres originarias, desafortunadamente transformadas en forma negativa en la actualidad por causa de la sobrepoblación padecida.
Todo esto como un auténtico valor fundamental que se lucha por prevalecer en las nuevas generaciones, dada su necesidad tradicional. Sin duda alguna, el creole es un valioso factor cultural y patrimonio intangible que forma parte de la histórica idiosincrasia isleña y raizal.
Reacciones y voces al respecto
El pastor Ricardo Gordon May, actualmente Secretario de Educación Departamental, quien es uno de los más fuertes defensores de la étnica lengua madre, ha conceptuado lo siguiente:
“Nosotros estamos orgullosos de heredar esta lengua nativa, natural por excelencia, que constituye un patrimonio cultural inmaterial, de comunicación básica ancestral y tradicional. Esta lengua debe mantenerse a través de los tiempos de generación en generación, en este Archipiélago”.
Por otro lado, el abogado y líder social Fidel Corpus Suárez, afirmó: “El creole forma parte de los importantes saberes ancestrales, y que se desea preservar en las nuevas generaciones de isleños”. Anotando también que: “El creole, lenguaje nativo original es ingre -
A su turno, la lideresa raizal Corine Duffis, afirmó que: “Esta lengua nativa representa la identidad ancestral que requiere mantenerse por siempre como medio de comunicación esencial de los raizales del Archipiélago”. Apuntando seguidamente que: “Es también un importante lenguaje originario que orgullosamente comunica a los isleños en su tradicional expresión y familiaridad”.
Lo afirmado por estas personas forma parte del clamor generalizado de los líderes raizales en su empeño por preservar el lenguaje nativo original.
Ventajas de la comunicación en creole
El creole, como forma de expresión y medio de comunicación lingüístico nativo ofrece muchas ventajas como: un interactuar comunicativo fluido en los diferentes entornos de la sociedad isleña, como el laboral, educativo y otros. Esta lengua brinda a los isleños oportunidades sociales de emprendimiento, estudios, laborales y otros intercambios.
Igualmente, en el interactuar social, facilita unas excelentes relaciones humanas entre los líderes
En el sistema escolar significa una ventaja en los procesos de aprendizaje de las instituciones educativas con énfasis en otras lenguas e idiomas, y se imparte el creole como enseñanza obligatoria, por parte de docentes de origen étnico.
Líderes cultores y defensores del creole
A través de los tiempos han surgido de manera espontánea férreos defensores de la lengua nativa, con aportes significativos, enriquecimientos a esta lengua; en su noble misión y cruzada preservacionista; al igual que la realización de procesos pedagógicos a la comunidad para su conservación y práctica oral en las nuevas generaciones de niños y jóvenes de este Archipiélago.
Entre estos grandes personajes podemos mencionar a Dulph Mitchell, Adel Christopher Livingston (ya fallecidos) y el pastor Ricardo Gordon May, reiteramos, entre muchos otros jóvenes que desde la academia y organizaciones sociales han contribuido –y lo siguen haciendo– a fortalecer su enseñanza, su escritura y su divulgación.
los habitantes del Archipiélago deben imprimir más dinámica y entusiasmo con las estrategias pedagógicas y didácticas correspondientes; propiciar las condiciones concretas de enseñanza, aprendizaje y práctica conversacional en creole, con el fin de preservar y mantener la interacción permanente en la lengua nativa.
A manera de un sincero homenaje a Eviston Forbes Bernard, un reconocido escritor nativo de San Andrés, transcribimos un concepto emitido por él, en uno de sus libros:
“We the raizal are sentence to death in our own homeland. The overpopulation damage us”
Esto, a manera de concepto de protesta personal y clamor reivindicatorio, por la crítica situación por la que están pasando los nativos-raizales frente al grave fenómeno de la sobrepoblación que padece San Andrés desde hace varios años; y en donde parece que los isleños originales estuviesen ‘arrinconados’ en su propio territorio.
¡Cultivemos y activemos su oralidad y mantenimiento en las nue -
Más de 4’700.000 turistas han arribado a Colombia: MinCIT
El Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MinCIT) informó que entre enero y septiembre de 2024, llegaron a Colombia más de 4’798.000 visitantes no residentes. San Andrés es uno de los destinos en los que más aumentó la llegada de pasajeros internacionales y donde se evidencia un ascenso del 28,34% en el flujo de turistas, con respecto al 2023.
Según las cifras reveladas por la cartera ministerial, el país continúa siendo un destino predilecto para los turistas pues, basándose en cifras de Migración Colombia, entre enero y septiembre de este año, un total de 4’798.676 visitantes no residentes arribaron al país. Esa cifra es 9% más que en el mismo periodo del año anterior, cuando viajaron 4’402.953 turistas.
De seguir el flujo de visitantes en esta misma senda, se marcaría un nuevo récord en esta industria, al compararse con la llegada de visitantes no residentes de 2019 (año base prepandemia), donde vinieron 4’515.932 viajeros, cifra que marcó un hito estadístico en esta materia.
MinCIT recalcó que Colombia sigue siendo uno de los países preferidos para conocer del continente, por su oferta cultural, gastronómica y de turismo sostenible, ratificado igualmente por el movimiento de pasajeros vía aérea, que volvió a registrar un crecimiento importante al cierre de septiembre.
“La decisión de este Gobierno de fortalecer destinos no tradicionales, que tienen como base proyectos e iniciativas comunitarias, está atrayendo a más y más extranjeros, que vienen ahora no solo por nuestra riqueza en temas de biodiversidad y gastronomía, sino por las experiencias culturales y de paz que hay en los territorios. Esto nos está posicionando como un país pionero en el desarrollo de un turismo inclusivo, sostenible, responsable y con beneficios para las comunidades”, explicó el ministro de Comercio, Industria y Turismo, Luis Carlos Reyes.
El funcionario agregó que la campaña ‘Colombia, el País de la Belleza’, nos ha posicionado en el mundo. “El turista ya sabe de nuestro país, de lo que tenemos para ofrecer y por eso el aumento ha sido sustancial. Seguiremos traba -
jando por fortalecer a todos los actores de la cadena de valor del turismo para tener una oferta más integral y que responda a las necesidades de los visitantes no residentes”, resaltó.
Más extranjeros y más colombianos no residentes
Durante los primeros nueve meses de este año, el porcentaje de los extranjeros –sin incluir venezolanos– que llegaron al territorio nacional aumentó en un 10,9%, pasando de 2’847.393 en ese periodo de 2023 a 3’157.951 en este 2024.
En cuanto a los colombianos residentes en el exterior, entre enero y septiembre de 2024, llegaron más connacionales: 1’264.145, frente a los que arribaron en el mismo periodo de 2023: 1’149.097.
Otros 160.556 –agrega el boletín– fueron personas venezolanas y 216.024 más correspondieron a pasajeros en cruceros internacionales.
sigue siendo el que aporta más flujo de visitantes extranjeros, con una participación del 27,1%, seguido de México, Ecuador y Venezuela.
Frente a las regiones preferidas por los visitantes procedentes del exterior, Bogotá se mantiene en el primer lugar en estos primeros nueve meses, con el 37,4%, seguida de regiones como Antioquia, Bolívar y Valle del Cauca.
Solo en septiembre de 2024, un total de 338.098 visitantes extranjeros no residentes (no incluye colombianos residentes en el exterior) llegaron a Colombia, cifra que está 8,3% por encima de la registrada en el mismo mes de 2023, de 312.056.
En cuanto al tema de conectividad aérea y con base en los datos más recientes de la Aeronáutica Civil, entre enero y agosto de este año, se movilizaron 36,5 millones de personas por vía aérea, de las cuales 21’396.807 lo hicieron en vuelos nacionales regulares y 15’127.233 en vuelos internacionales regulares.
Lo anterior representa un aumento del 16,6% con respecto al mismo periodo de 2023, cuando se movilizaron 31,3 millones, y es el resultado del trabajo conjunto entre el sector público y privado por aumentar las frecuencias
a destinos no tradicionales o, en algunos casos, a destinos que en el pasado no tenían conexión aérea.
Las cifras de la Aerocivil también indican que entre enero y agosto de este año, la llegada de pasajeros en vuelos nacionales regulares aumentó en un 13,7%, mientras que la llegada de pasajeros en vuelos internacionales regulares lo hizo en un 16,3 por ciento.
San Andrés: más visitantes extranjeros
Pereira (34,2%) y Bogotá (20,9%) fueron las que registraron mayores aumentos en la llegada de pasajeros nacionales en los primeros ocho meses de 2024, y con relación al mismo periodo de 2023.
A su vez, San Andrés (61%) y Cúcuta (38,9%) fueron las ciudades en las que más aumentó la llegada de pasajeros internacionales, con relación al año pasado.
Precisamente, recientemente fueron dadas a conocer las estadísticas turísticas para el Archipiélago para el mes de octubre, por parte de la Gobernación de las islas, que muestran un aumento del 28,34% comparado con el mismo mes de 2023.
Basada en cifras de la Oficina de Control, Circulación y Residencia (Occre), la administración departamental indicó que en el décimo mes de este año fueron 82.173 los turistas que ingresaron a San Andrés, frente a los 64.030 registrados en 2023.
Así mismo, señaló que 69.893 de ellos eran nacionales y que los 12.280 restantes eran internacionales.
Por último, en el top 5 de turistas extranjeros, se encuentra Brasil, con 1.706; Ecuador, 1.654; Perú, 1.601; Chile, 1.534; y Argentina, 1.008.
Con motivo de su participación de la Feria del Libro de San Andrés, Providencia y Santa Catalina, (Filsai) EL ISLEÑO dialogó con Sergio Santana Archbold, escritor, gestor cultural e investigador musical en diferentes géneros, pero con un fuerte acento en el Caribe. De hecho, tiene alrededor de una docena de libros publicados al respecto.
Por Juan David Herrera
Santana habla con desparpajo sobre su participación en la Filsai 2024: “Uno siempre vuelve donde lo tratan bien”, comenta en tono jocoso mientras se le pregunta si volvería o no a este encuentro literario. Desde luego, hablamos de un espacio en el que la palabra se transformó en el vehículo para fomentar la lectura y apreciación del arte en todas sus formas.
Añade que fue una experiencia maravillosa, debido a que en su recorrido de más de 30 años de investigación musical, fue muy valorativo que lo hayan invitado, pues siente que poco a poco se vuelve profeta en su
Joe Taylor Fire Band y los representantes de Haití, por mencionar algunos, se logró un encuentro muy variado de sonoridades y culturas que sirvieron de impulso para unos días que rompieron las barreras identitarias.
“A las Celis Sisters las conozco desde hace mucho tiempo y me encantó su avance. Con Joe Taylor me llamó la atención su dinamismo y fuerza en el escenario que le permite adaptarse a diferentes ritmos. En el caso de los representantes de Haití, los vi prescindiendo de los metales y con una energía muy bonita. La Filsai también tiene que ser cultura musical, en esto estamos quedando muy bien”, explicó.
blemente no recibió el apoyo esperado y que por falta de recursos le fue muy complejo desarrollarlo, no obstante, cataloga esta obra como “muy necesaria” para el archipiélago.
“Ahora mismo estoy enfocado en un proyecto de salsa por los próximos 4 o 5 años. La idea es hacer toda una recopilación de los artículos que me han publicado, porque son muy variados y valiosos: yo estoy publicando desde 1985”, añadió.
Por último reiteró que debemos enfocarnos en los niños, pues son el presente y futuro de las islas. Una de las vías es realizar literatura para esta población, como libros que relatan la historia adaptados a este público.
A lo largo de las últimas dos décadas Sergio Santana Archbold ha publicado quince libros y un sinnúmero de notas, investigaciones, crónicas y reportajes sobre la música del Caribe y su intérpretes, compositores y referentes; así como también el marco cultural y sociológico que dio rienda suelta a esa oleada de creatividad sin límites que aún continúa. A continuación, sus títulos más importantes:
“¿Qué es la Salsa? Buscando la melodía...” (1993).
“El Ministro del Reggae: Peter Tosh” (1994).
“Bob Marley, Talkin’ Blues” (1996).
“Yo, Rubén Blades, confesiones de un relator de barrio” (1997).
“Benny Moré, hoy como ayer” (1999).
“El inolvidable Tito Rodríguez, en la vida hay amores...” (2003).
tierra y cada vez más los habitantes del territorio insular pueden conocer de su obra y aporte a la cultura. “Admiro tres cosas. La organización estuvo de maravilla. Segundo, la relación que tuve con otros escritores raizales, pensaba que éramos pocos… pero en realidad hay muchos. Pero lo que más me encantó fue la participación de los niños; me hicieron preguntas muy hermosas que me hicieron pensar en el devenir de mi literatura”, apuntó Santana.
Comenta que la música fue espina dorsal de la feria del libro y que gracias a los aportes de las Celis Sisters,
Del mismo modo, contó que la inocencia de la niñez despertó en él reflexiones sobre a quién se le habla cuando se escribe. Cita el ejemplo de libros de Celia Cruz escritos para niños y menciona que es un nicho muy importante sobre el cual se puede trabajar para generar más pedagogía y conversaciones sobre la música, las letras e historias.
Igualmente recalca que en años anteriores puso sobre la mesa la propuesta de realizar un libro sobre la música en San Andrés que lamenta-
Sostiene que ya hay procesos en este sentido pero que deben apoyarse mucho más para que no nos quedemos sin memoria en todo el departamento.
Sugirió también que se deben aprovechar oportunidades como la representación de San Andrés en la embajada de Trinidad y Tobago, Jamaica, Guyana y Barbados para fomentar intercambios literarios que puedan nutrir los registros que se tienen en las islas sobre géneros como el calypso y otros ritmos que tienen importancia superlativa en el Caribe.
“Héctor Lavoe, La voz del barrio” (2003)
“Lucho Bermúdez, cumbia, porros y viajes” (2012) Coautor.
“Benny Moré, sin fronteras” (2013)
“Mi salsa tiene sandunga... y otros ingredientes” (2013).
“Medellín tiene su salsa”. Coautoría con Octavio Gómez (2015)
“Pérez Prado, ¡Qué rico el mambo!” (2017).
“Sobre una tumba una rumba” (2020).
“En el mundo en que yo vivo, Salsa en Colombia” (2021).
“Fruko, Salsa y tesura” (2022) Coautoría con Juan Carlos Mazo
Este 30 de noviembre culminó otra temporada anual de huracanes y nos dejó algunas materias pendientes: entre otras, que la carencia de preparación ante los fenómenos climáticos extremos sigue siendo una realidad. A pesar de acciones como 'simulacros' e intentos por sensibilizar a la población, las lecciones no han calado lo suficiente en la conciencia y el corazón de la población.
Aunque en los últimos tiempos se ha hablado más de gestión del riesgo, buena parte de los habitantes parecen no estar preparados para enfrentar eventos de tal magnitud. Es más, la actitud casi
negacionista de personas que siguen considerando estos fenómenos improbables, muestra la necesidad urgente de estrategias más efectivas que logren afianzar una cultura de la prevención.
El miedo a los huracanes, cuando no se transforma en acción, se convierte en impotencia e incapacidad. La experiencia del huracán IOTA dejó daños irreparables, pero también sembró la semilla de una oportunidad: aprender de los errores cometidos. Sin embargo, las labores de sensibilización no han logrado instalarse de manera permanente en la vida diaria de los isleños.
El Reloj del Apocalipsis, creado en 1947 por el Boletín de Científicos
Atómicos, nació como un reflejo de la amenaza nuclear que pendía sobre el mundo. Su creadora, Martyl Langsdorf, le dio vida como una advertencia, una imagen simple que dijera más que mil palabras: la cercanía de la medianoche era la cercanía al desastre.
Con el paso de las décadas, este reloj ha evolucionado para medir no solo la amenaza de los conflictos atómicos, sino también las crecientes heridas de un planeta al borde del colapso. Hoy, en 2024, su minutero descansa a solo
90 segundos del final. Un suspiro.
En estas islas pequeñas, donde los límites del espacio hacen que la solidaridad sea inevitable, los problemas del mundo se concentran con una intensidad dolorosa. La desigualdad se planta como un muro invisible entre las piscinas de los hoteles y las casas que sueñan con agua potable. Aquí no hay escondites para la crisis; las promesas de los gobiernos se pierden entre las olas, y las soluciones llegan tarde, cuando las grietas ya han dejado marcas profundas.
Pero la gente, como el coral que lucha por respirar en aguas cada vez más cálidas, resiste. Se aferra. Construye, una y otra vez, lo que el viento y el olvido destruyen. Incluso aquí, donde el sol se desliza por las olas con una gracia inimitable, los ecos del cambio
El llamado ‘proceso de reconstrucción’ de las islas tras el IOTA es otro factor que contribuye a la desconfianza. Las promesas de recuperación rápida se diluyeron entre demoras, fallas administrativas y la ausencia de una estrategia coherente y transparente. Además, crecen los interrogantes sobre cómo se manejaron los recursos destinados a la mencionada gestión.
Los habitantes de Providencia, Santa Catalina y San Andrés, necesitan respuestas claras sobre el recordado y fallido proceso. Los reclamos no solo deben enfocarse en la velocidad con que
se completen las obras, sino también en la calidad de las mismas y en los mecanismos que aseguren la eficiente inversión de los fondos apropiados.
Los hechos ocurridos el domingo 24 de noviembre pasado en Providencia son otro campanazo de alerta. La ejecución creciente y palpable de una cultura resiliente de la prevención debe ser prioridad para que los habitantes de las islas puedan enfrentar con mayor seguridad la amenaza climática. La tarea es ardua, pero imperiosa para su bienestar y supervivencia.
climático resuenan con fuerza. El mar muerde con furia las playas, el viento arrastra las raíces de los manglares, y las lluvias, antes generosas, ahora son ausencias prolongadas o diluvios implacables.
El Reloj del Apocalipsis no es solo una metáfora global; en lugares como este, su tic-tac se siente en la piel. Pero también en estos paisajes de luz y sal hay espacio para el cambio. ¿Qué pasaría si las islas se convirtieran en faros, mostrando al mundo que la adaptación y la esperanza son posibles? ¿Si cada hogar, cada comunidad, fuera un ejemplo vivo de sostenibilidad?
Las energías renovables podrían alimentar no solo los hogares, sino los sueños. Los manglares, esas raíces que abrazan la tierra y la protegen, podrían ser símbolos y escudos al
mismo tiempo. The raizal way, nuestra manera de hacer las cosas llena de resiliencia podría viajar más allá de las olas, inspirando a otros.
Quedan 90 segundos. Un susurro de tiempo. ¿Qué haremos con ellos? En ese último aliento, ¿buscaríamos el perdón? ¿O simplemente tomaríamos las manos de quienes amamos para decirles, con una certeza infinita, que nunca estuvimos del todo solos? Y después, cuando las manecillas se detengan, ¿qué quedará?
Quizás las voces de quienes se atrevieron a imaginar otro final, uno donde la medianoche no sea un abismo, sino una pausa antes de volver a empezar. El reloj sigue marcando, pero nosotros aún podemos elegir.
¿Qué enfermedades mentales aquejan a quienes viven en una isla?
¿Cómo se sobrevive al huracán IOTA?
¿Qué prácticas de cuidado prevalecen? ¿Qué se sostiene en comunidad? Hoy la palabra que flota es desesperanza. Una visión de no futuro. Un sentimiento de no cuidado. Se ha sobrevivido al puerto libre, a huracanes, se sobrevive al intento de exterminio del Pueblo Étnico Raizal.
Vivir en medio del Caribe no deja a ninguno de sus habitantes exento de sufrir de depresión, ansiedad,
ataques de pánico, trastorno afectivo bipolar, esquizofrenia o de intentar suicidarse. En realidad, vivir en ningún lugar nos deja exentos. Que en el territorio la palabra que flote sea desesperanza no es una cuestión menor. Al el contrario, permite entender por qué un grupo de estudiantes de 10° de una institución educativa clama porque haya paz en su salón de clases. Nos cuestiona sobre el porqué un colegio pasa de quince cursos a doce, de un año para otro.
Estremece escuchar que jóvenes no desean volver al territorio por falta de oportunidades.
Todo era comunitario fueron las últimas palabras que escuché de una mujer que ha vivido cuarenta años
en una misma casa en el sector del Bay. Afanada sostenía que las cosas eran distintas en las islas y que sus habitantes enloquecían por otras cosas.
La pesca, la agricultura, la música, la Feria del Libro (FILSAI), el Green Moon Festival, son algunas de las prácticas que sostienen lo comunitario y que posibilitan un alivio para los malestares que aquejan la mente, el alma, y el cuerpo. Es hablar de vivir en el Caribe, pero en una isla sobre poblada, con problemas estructurales, con políticas firmemente encaminadas a romper los lazos.
Este 10 de octubre se celebró el Día Mundial de la Salud Mental. ¿Cómo aferrarse a la vida? ¿Cómo transitar
los rituales de paso si los adultos abatidos sobreviven?
Si en un territorio la palabra que sale de la boca de sus habitantes es desesperanza quiere decir que hay fatiga y exposición sistemática a eventos violentos y/o traumáticos. Nos dice que los adolecente y jóvenes están quedando a la deriva. Nos habla de las problemáticas con el consumo de alcohol, de la orfandad, de la violencia intrafamiliar, el maltrato infantil, la violencia sexual, la exclusión entre otros.
Una vida sin salud mental es estar de sobrevivencia en sobrevivencia. Es vivir en el mar caribe en un espejismo de paraíso, aferrados cada uno a su pasado para sobrellevar el malestar colectivo.
Los temas de investigación de los galardonados del Nobel de Economía de este año son extremadamente relevantes para entender lo que ha estado pasando en nuestras islas en los últimos años. De particular interés es el aporte que hacen al entendimiento de la relación entre instituciones gubernamentales y el progreso. En las islas parece haber un permanente conflicto entre los dos.
Los estudios se centran en la economía del desarrollo, el comportamiento del poder político frente al bienestar ciudadano y cómo la fortaleza de las instituciones incide en el progreso. Nos dan un marco argumentativo y analítico para entender por qué nuestras instituciones y gobernantes han fracasado en atender adecuadamente las necesidades de los isleños y por qué muchas veces actúan más a favor de intereses privados que comunitarios.
Nuestras instituciones son esenciales para la prosperidad, pero su funcionamiento depende y es dominado por los focos de poder que las utilizan para sobrevivir a través de mecanismos extractivos. Esto hace que a veces giren más hacia acciones que dictan las élites gubernamentales y políticas que ostentan el poder hacia sus obligaciones con el resto de la sociedad.
Así dejan de ser agentes de desarrollo para convertirse en obstáculos al mismo través de la corrupción, el clientelismo, el gamonalismo, entre otros. El progreso, en últimas, depende de la voluntad
STAFF DIRECTOR
política y no de la obligación legal o social de las instituciones. A pesar de cierto cambio generacional en nuestras élites políticas, las prácticas irregulares en nuestras instituciones poco han cambiado.
Ello explica el modesto nivel de desarrollo social y la presencia de muchas necesidades insatisfechas como escasez de agua, hacinamiento urbano, sobrepoblación, inseguridad y un hospital en permanente crisis, todo lo cual se agrava con altos niveles de pobreza y una inseguridad que no da tregua.
Son lesiones causadas por deficiencias históricas y estructurales en la gestión gubernamental que marcan su inhabilidad para usar la ambición y el talento de las instituciones para avanzar la agenda de progreso. Son consecuencias de las ‘facetas extractivas de las instituciones políticas’, en palabras de James Robinson, uno de los ganadores del Nobel y experto en Colombia.
Robinson y los otros dos ganadores concluyen que las motivaciones políticas frenan el avance de las instituciones y su función de desarrollo social. Con Daron Acemoglu, otro de los ganadores, en su libro ‘Por qué fracasan los países’ (‘Why Nations Fail’) sostiene que las instituciones políticas y económicas inclusivas conducen a la prosperidad, mientras que las instituciones extractivas conducen a la pobreza y al fracaso. Porque las inclusivas promueven la igualdad de oportunidades mientras que las extractivas concentran el poder y los recursos en pocas manos perpetuando así la inequidad.
El centralismo no siempre es culpable
Un argumento importantísimo para
COLABORADORES
las islas que se deriva del análisis de los Nobel es que muchas veces los cimientos del progreso no son tanto una cuestión de recursos sino de capacidad institucional para llevar a cabo labores requeridas para el grueso de la población.
Esto le resta peso a factores que para muchos afectan el desarrollo local, como el centralismo, porque las islas además de unos ingresos fiscales altísimos en comparación con otros departamentos, gozan de un nivel de autonomía considerable. Esto sugiere que a mayor autonomía parece haber menor desarrollo y una tendencia al aumento de los problemas.
La deficiencia institucional también explica por qué no se ha mejorado la situación del Pueblo Raizal, a pesar del nuevo marco legal que nos llegó con la Constitución de 1991 y una plétora de decisiones fundamentales de la Corte Constitucional, como resultado del nuevo enfoque en la relación de los ciudadanos isleños con las instituciones que ha abierto canales para reclamar derechos ciudadanos y promover avances sociales.
En este sentido se ha logrado mucho, pero poco se implementa o se aprovecha. Nunca habíamos tenido un momento más favorable para la reivindicación étnica, pero al mismo tiempo esa reivindicación nunca había estado en un momento más crítico por varios factores, como el aumento constante de la población migrante.
Pero no solo las élites políticas y gubernamentales son culpables de las deficiencias institucionales y la profundización de los problemas por falta de atención institucional. Los Nobel sugie-
PERIODISTAS
FOTOGRAFÍA
ren que la sociedad civil no es solo víctima de las deficiencias institucionales sino que también tiene cierta responsabilidad en esas deficiencias en nuestra arquitectura institucional. Y no solo por su falta de presión para que ellas ejecuten bien.
Robinson observa que en Colombia la corrupción hace parte de un contexto social y político y no existe por sí sola sino con el respaldo de la misma gente a quienes más afecta. De hecho, las islas y Colombia en general poseen sociedades que en muy buena parte no consideran inadecuadas las prácticas clientelistas y corruptas, a lo cual las instituciones extractivas responden fácilmente.
Para muchos esas prácticas son una forma de acceso a oportunidades gubernamentales por intermediación de esferas políticas que las usan como mecanismos de captación de votos y por ende de supervivencia política. Se genera así un círculo vicioso que atrapa al ciudadano que muchas veces no ve una salida razonable.
El problema es cómo romper ese círculo vicioso y no quedar atrapado ad eternum en un ciclo de poco progreso. En manos de la sociedad civil reside la fórmula para pasar de una política y unas instituciones que actúan como mecanismos de dominación sin progreso hacia unas de instrumento de inclusión y progreso.
‘Por qué fracasan los países’ debería ser lectura obligatoria para funcionarios públicos y políticos isleños. Es catalogado ya como el libro de economía más impactante después de ‘La Riqueza de las Naciones’ de Adam Smith y ‘El Capital’ de Karl Marx.
DIAGRAMACIÓN