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Recriminaciones
M. Carme Marí
La situación de la pareja ya era difícil antes. Él le pedía el divorcio pero ella se negaba porque a su entender el matrimonio era algo indisoluble, una andadura que una vez iniciada no se podía abandonar, y además quería dar a su pequeño una familia completa, no dos mitades. Después del accidente la convivencia se ha vuelto insostenible.
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En el patio de la casa parece que el tiempo se ha detenido. Allí sigue roto el columpio más alto, sin poder desentrañar nadie el motivo, y huérfano de risas el más chico. Madre e hijo solían tocar el cielo con los pies casi a diario, mientras el padre los miraba desde la ventana. En cambio ahora...
Ahora de la pareja solo quedan dos almas en pena.
La madre se recrimina constantemente: «¿Por qué tenía que probar el asiento para mayores justo ese día?», y se repite una y otra vez que debería haber sido ella la que saltara por los aires el día fatídico, la que acabara postrada en una cama por los años venideros.
El padre se recrimina constantemente: «¿Por qué tenía que probar el asiento para mayores justo ese día?», y aprieta en su mano, hasta hacerse heridas lacerantes, la tuerca que le falta al columpio.
M.Carme Marí (España) Blog: PetitesHistories.wordpress.com