elCaribe, SÁBADO 12 DE ABRIL DE 2025 elcaribe.com.do
Controversial historia de un romance
Pedro Conde Sturla, con fino humor y en un lenguaje parecido al “glíglico” de Julio Cortázar, narra una historia romántica que terminó en prohibición. P.4
Hace 77 años El Caribe estaba en la calle El Conde
Zona Retro recupera imágenes de cuando este medio daba sus primeros pasos, hace más de siete décadas, bajo la dirección de Germán Emilio Ornes. P.7
Anna Freud y Tomás Hernández Franco, ¿un romance? Cultura
“Para mí, la poesía siempre estuvo primero”
Valentín Amaro, escritor y ensayista, pero fundamentalmente poeta, habla de sus comienzos y de su trabajo en el quehacer literario. P.9
es que llegaba a sobrevivir a los puñetazos de aquel corpulento domador de dromedarios que lo desafió con una mirada en un pasillo de La Sorbona, cuando la belle mademoiselle se interpuso entre los dos. Podía también hablar del Louvre pero prefería la miseria de los pintores, cosa que no cualquier escritorsucho podía hacer sin lecturas y sin conocimiento del mundo del arte. Tenía el ánimo de los bolcheviques y el espíritu repleto de las mejores obras de literatura francesa.
Él tenía el ánimo de los bolcheviques y el espíritu repleto de las mejores obras de la literatura francesa
JOSÉ MERCADER
666mercader@gmail.com
Subió al cuadrilátero, era su primera vez… ni siquiera hizo sombra en ningún gimnasio. Se es o no se es boxeador, repasando la frase de un cocinero amigo suyo que vino a París desde Buenos Aires… que solo basta el coraje y la sangre caliente del Sol caribeño que, a pesar de las nevadas, caminando por la avenida Haussmann, no se le heló y tampoco digan, que las lenguas de verdolagas cuentan lo que quieran, que él no hizo caso ni cuando comentaban de su enamoramiento con Anna Freud, que le llevaba 9 años y ya se enredaba con la gringa Dorothy Burlingham y que tampoco se le acercaría, si hubiese sabido que Amparo, alimentada de pastelistos, Sol, caña, leche de burra y que ahora, ahora precisamente, le llegaba al recuerdo. Ahora que tenía dos guantes enormes y un contrincante con cara cuadrada y mirada de knock out preparado para una pelea absurda que no ofrecía ni trofeo, ni dinero y menos aplausos de los tres gatos, más Jaime Colson, que los verían batallarse como dos animales de la selva en disputa por un pedazo de cebra podrida. Ellos ni tuvieron tiempo de pensar la inutilidad de aquel match que quizás le serviría al escritor temprano para hacer una narración de lo vivido en sangre propia, si
El coliseo puede dar mejor salida que los libros o las confesiones boca arriba en el diván de Anna, que hacía lo mismo que su padre: penetrar senderos de sueños y laberintos de tristeza, sin huella aparente en la superficie de una vida normal y real. Los guantes serían más elocuentes cuando le golpearan sobre el ojo una vez, dos, 10… hasta dejarlo con una cortina roja y luego negra. El golpe sucio, que le dicen así por joder, porque todos los golpes que le dieron a Tomás eran sucios... por las costillas que le sacaron el aire, hasta el gancho que se hundió en el diafragma por debajo del esternón que más que joderlo lo puso en guardia y a la ofensiva hasta llevar al marroquí al poste de la esquina donde le machacó una oreja, que era el talón de Aquiles de aquel joven cuya única razón de haber recibido aquel guantazo fue mirar simultáneamente a la chica recién salida del disco de la Piaf cuando cantaba, con mas ERRES que una carretilla sin grasa, aquella “vie en rose”, que nunca fue dedicada a ninguna pantera y que, Bola de Nieve repetía, partío y con voz de borracho, desnudo frente a su piano destartalado, en La Habana.
Tomás no oyó la campana que más que dar por terminado el round pretendía salvar de la masacre al boxeador inexperto que se desplomaba como robot a quien le quitan las pilas.
La nieve caía como si hubiesen tirado avena desde un balcón y que él veía por la ventana de aquel hangar que, como gallera clandestina, servía de circo romano a los apostadores de caballos en el invierno.
El olor a trementina se sentía cuando algún pintor cercano abría su taller y penetraba en el ring para revivir al adversario, mucho más que la toallita mojada con mal olor, que no despertaba más a nadie, después de tres rounds.l
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Tomás Hernández Castro. POR MERCADER
historia de la medicina
Dr. Ramón Antonio Almodóvar Haché
salón de la fauna
go que ocupó hasta el 2004. fatura del servicio de alergia del Hospital Félix Goico, cargo
El doctor Almodóvar Haché es miembro de la Asociación dico Dominicano, de la Asociación
minicana de Alergia e Inmunología Clínica, de la que fue presidente en el 2018. Es además miembro de la Sociedad de Medicina Interna de la República Dominicana, así como del Clarityne Platinum Club, del que es
zas Armadas dominicanas. Luego se marchó a Valencia, en España, para realizar la especialidad en Alergia clínica e inmunología en el prestigioso Hospital La Fe de esa ciudad española.
Su trayectoria profesional está muy ligada a su carrera militar. Ingresó al Ejército Dominicano en 1973 para ya en 1976 realizar su pasantía en el Hospital Militar Lithgow Ceara. Para 1980 ostentaba el rango de primer teniente médico y en 1981 ejercía las funciones de coordinador de médicos pasantes, internos y estudiantes de medicina. En ese mismo hospital en 1983 fue jefe de residentes de Medicina interna y en 1984 jefe del servicio de consultas externas de dicho hospital. En ese mismo año de 1984 participa en la revista Acta Médico Militar y es ascendido a capitán médico.
En 1988 el doctor Almodóvar es ascendido a mayor médico y es nombrado jefe de los servicios de Inmunología y Alergia, para luego ser también designado como jefe del servicio de medicina interna. En 1996 en adiciona su labor en el ya Hospital Central de las Fuerzas Armadas es designado como gerente médico de los Servicios de salud del Instituto Dominicano de Seguros Sociales. Su carrera continúa en ascenso y en el año 2000 y ya con el rango de general de brigada es nombrado director del Cuerpo
sos reconocimientos como el de la Sociedad Dominicana de Alergia e Inmunología clínica que en 1991 reconocía sus méritos al escogerlo como miembro de número. Por su colaboración con la policlínica zona C del Instituto Dominicano de Seguros Sociales se le presento una placa en gratitud. En 2004 el Club San Carlos le otorgó un reconocimiento por su contribución en el cuidado de los atletas. En 2013 reconocimiento de la Asociación Militar Dominicana de Ciencias Médicas. En 2018 el ayuntamiento de Hato Mayor del Rey le denominó Hijo Meritorio, y en ese mismo año en el Hospital Docente Universitario Dr. Félix Goico fue objeto de un homenaje por su aporte en la formación de médicos residentes.
En su experiencia docente el doctor Almodóvar ha dedicado muchos años a la formación de especialistas en medicina interna en el Hospital Central de las Fuerzas Armadas. Ha sido docente además de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y de la Universidad Tecnológica de Santiago. Desde 2016 es docente de Medicina familiar en el Hospital Docente Universitario Dr. Félix Goico.
Intensa la experiencia del amigo, especialista y militar que es el doctor Tony Almodóvar. l DR. HERBERT STERN
Cruz Méndez
(DÉCIMA CIBAEÑA)
Ya nombraron a Pacuai
Direitoi de Digesett
Me lo contó a mí Cheché
Que dice que va arreglai
La cosa de Seguridá Viai
Iguai que lo dijo Osoria
Que repitió como lora
Lo que dijo el anterioi
“Yo lo vua hacei mejoi
Pue me tocó a mí la hora”.
Cruz Mendez etudió de to Violencia intrafamiliai
Robo y Corrupción Policiai
A Chivo Sin Ley dirá NO
Que aquí quien manda soy yo
Con Pacuai no habrá tapone
Ni carro con bocinone
Vine con ecoba nueva
Mij poli irán a la ecuela
Donde comerán mucho none.
l JOSÉ MERCADER
Tomás Hernández Franco y Anna Freud
Ya con los dos primeros rounds, tenía Tomás material de sobra para escribir a sus anchas cualquier narración, fuese en primera persona o fuese desde la lona a donde mandó al quijá-grande y, si quería agregar más capítulos, solo tenía que seguirse sus propios pasos hasta el Moulin Rouge donde siempre lo esperaba Lilit, una bailarina de can-can pelirroja que parecía sacada de un afiche de Lautrec y que bebía más vino que un camello suelto en una destilería, dispuesta a contar sus aventuras con altos funcionarios, condes, duquesas, doctores y profesores en calor.
Ben Amet no se paró más, ni la toallita cloacal, ni la trementina que se introdujo allí como si al pintor se le hubiese roto la botella y, Tomás, con la nariz ensangrentada, lo dejó dormir, que es el mejor remedio para el knock out y para el borracho.
Completó sus capítulos con Lilit, quien agregó un toque menos violento, hasta que ella se enfureció en celos cuando supo, desde la lengua desenliada del ebrio, que la pelea fue por la mirada en La Sorbona con la rubita londinense. Con él sí que estaba enchulada.
Tomás amaneció en la habitación de al lado, en la cama de otra bailarina, la Margaretta quien lo acogió entre mimos y aliento dragoniano, un efecto secundario de la bebida verde que la hacía alucinar y le ayudaba a levantar las piernas hasta el cielo igual que como cuando tenía 18 años, hace 20 de aquellas corridas que no terminaban.
La cama olía a trementina y a lápiz de carbón y Tomás sospechó que la Margaretta había estado con Pascin, que era su cliente más asiduo y misterioso, que conocía a Tomás y le hablaba de las negras cubanas de tetas y nalgas exquisitas e im-
posible de comparar con ninguna del elenco cancanesco, petisecas todas, con un maquillaje que acentuaba la vejez y que ellas creían que lucían una belleza ya ida en el trajinar nocturno de aquellos cabarets de bacanarías infinitas.
Varias semanas después, se topó Tomás en La Sorbona, con Amet y las miradas se hermanaron y caminaron abrazados hasta la cafetería. Con un café turco en sus manos, cigarrillos Casa Blanca
sin filtro, pipa y sonrisas se contaron sus biografías como dos viejos hermanos que se acababan de encontrar después de venir de la guerra, 20 años de sufrirla.
Tomás decidió irse de la Universidad… que el mejor título lo conseguiría en la calle, en la biblioteca y en la taberna, como así ocurrió.
Puede ser que Tomás se encontrara con Anna en uno de esos espectáculos despampanantes y en una de las visitas
a París de la psicóloga que le gustaba “le vin rouge français” y “les croissants avec paté” y salsa dulce y, que él, con su gesto conquistador, de una paciencia elegantemente fina, la acompañara en su mesa solitaria para unirse a aquella fiesta de la que Hemingway salió corriendo a escribir, al cabo de tres noches bailando y bebiendo, rojo como un sol japonés, como si lo copiara todo leyendo el pensamiento de Tomás. l
Anna Freud por David Levine. F. E.
Amparo Tolentino. F. E.
Tomás por Colson. F. E.
Antigua Estación Tamboril del tren Hoy Biblioteca Tomás Hernández Franco F. E.
Anna Freud. F. E.
<VIENE DE LA PORTADA
4 Cultura
Andancias románticas y semióticas
PEDRO CONDE STURLA pinchepedro65@yahoo.es
En cuanto le dije lo que tenía que decirle la muchacha empezó a ponerse de un color incipiente, entre tumebárico y prurriginoso. Me dijo que no entendía mis palabras. Ni yo tampoco, en verdad.
Me dijo que sólo sabía hablar burrundangueras y adoptó de inmediato una expresión epifenótica. Le dije que no me chicolizara, que bien que le gustaba el chiquitoneo. Me dijo que no me pusiera plebeyo y tenía razón. He sido un Conde plebeyo toda la vida.
Además, confieso que ya en parte barrunté esta historia, la publiqué impúdicamente. La borroneé. Fue uno de esos tantos días en que no se me ocurría nada para fastidiar a los lectores. Pero estaba incompleta. Muchas cosas se me quedaron en el tintero, aunque yo no escribo con pluma ni con tinta, sino directamente sobre mi iPad. Debería entonces decir que las palabras se me quedaron o enredaron entre los dedos. Por eso quiero volver a contarlo todo, pero esta vez completo. Lo prometo
Lo cierto es que llegué a amarla con todo mi entripamiento y no me importaba un melanoma que se pusiera incricitante cuando se lo decía. Ella era así, una mujer de tipo apachurrado, sempiterna y mamaria, pero además inverosímil. Ei día que yo la bide / (dijo Ruben Suro) / no se lo que jue de mi... / ai cosa quei cueipo pide / no debiéndola pedí. / Bailé con eya una noche... / noche que jue como ei día. / La cabesa me se moche / si no e cosa e brujería: / ei merengue desa noche / lo toy oyendo tuavía. Nosotros nunca bailamos un merengue, ni siquiera un bolero, pero nos apachurramos, nos estrujamos y reburujamos terneramente a la luz de una jumeadora. Creo que llegué a contar como la conocí, el día en que nos conocimos y el día en que nos descosimos y desconocimos. Fue en verdad algo brutal, que ocurrió en circunstancias muy ruiseñoras. Las más ruiseñoras circunstancias.
Tropezamos por casualidad, según tengo entendido. Ella me golpeó distraídamente al pasar con el testamento, me dio un testamentazo en un hombro y tuve suerte. Si me hubiera golpeado con el nalguemio hubiera sido terrible, porque era nalgudente la agraciada, pero también era pechugosa en extremo. Pertenecía al género teutónico abundantísimus, y era también un poco trabiliosa y trom-
bótica, definitivamente tetuagenaria y nalgónica. Y muy crecida de carnes. Casi más ancha que alta.
Mi novia anterior, en cambio, era sintética y sincrética, con pocos accidentes topógráficos, menos accidentada más bien que una tabla de plancha. Además tenía ojos de gato. Me fascinan y dan terror las mujeres con ojos de gato, esos ojos verdosos, verde lagarto, perversamente achinados y oblicuos.
El tropezón me aloqueteó por completo, me alborotó la sesera. La tropezadora vestía una minifalda que dejaba muy poco a la imaginación. Me sonrió. Desde ese primer instante sentí unos deseos irremediables de caerle a trompones, de matarme con ella a trompones con la trompa de besuquear… Eso sucedería después. Mientras tanto la devoré mentalmente, me la vaporicé de cabo a rabo. Pero mantuve las apariencias.
Luego hablaríamos, entraríamos en confianza y en calor. Ella estaba en calor. Sudaba como un semáforo
Me contó que había sido bailarina de ballet y que había estado casada con Brumencio Pitarraga, el mismo que tan-
to aparece en los diarios. Brumencio la acostumbró a una vida de lujo, según me dijo, tratando seguramente de impresionarme. Conmigo tendría que apretarse la cintura. Nada de restaurantes caros. Lo mío era Blanquiní, era el Palacio del Mondongo, era si acaso el Vizcaya, la parte alta de la capital, la auténtica capital con sus laboriosas prostibularias: sus infinitos afanes a la luz del sol y a la luz de la luna.
Recuerdo que le di una muela despiadada, una muela cubana, con mucha palabrería y mucha miedda, y al cabo de un tiempo prudente, con extrema cortesía, fina elegancia y discreta precaución y disimulancia la invité a subir al LADA. Estaba tan bien provista desde un punto de vista teutónico que tuve miedo de que se agarrara un testamento al cerrar la puerta, pero logró entrar sin problemas, aunque quedó algo apretada. De hecho. llenaba el asiento completo y le sobraban carnes a ambos lados. Apenas quedaba espacio para la palanca de cambios. La verdad es que casi no me dejaba cambiar de marcha, y cada vez que lo hacía sus casi desnudos muslos se remeneaban co-
mo la más jugosa gelatina. Era, sin duda, una de esas mujeres que saben lo que significa agitar las masas. Sus muslos se me escapaban, / (diría Federico García) como peces sorprendidos / la mitad llenos de lumbre / la mitad llenos de frío. La llevé a pasear por el malecón, la exhibí mejor dicho como un trofeo, como si fuera la reina de Saba, para darle cutufle a todos mis amigos y a mis más numerosos críticos y enemigos. El inflado Coyado y el inflador D’Meno se quedarían rojos de envidia.
Reconozco que el LADA iba un poco ladeado por el peso y con la llanta delantera derecha a punto de reventar, pero yo barruntaba de orgullo, no me cambiaba con nadie en esos momentos.
Después fuimos a cenar a la una vez elegante Barra Marisol, en el corazón de Villa Francisca… o quizás Villa Juana. Tuvimos problemas para acomodarnos porque el lugar estaba muy concurrido, las mesas eran pequeñas y las sillas estrechas. De modo que mi acompañante precisó de un par de ellas para sentarse, pero se veía de lo más graciosa con su derrame nalgorio a ambos lados. Bebimos cervezas bien frías, pedimos un cocido de patitas de cerdo, pero luego ella se descontroló. Pidió y repitió un mondongo, se antojó después de un cocido. Lo devoraba todo con fruición. Bebía como un alambique.
Las muchas cervezas la retrotayeron a la edad de piedra, al periodo meolítico, y empezó a visitar cada vez con más frecuencia el meandro. Al cabo de un tiempo, y al cabo de tanta bebentina y los abundantes platos que tan imprudentemente consumía, entró en modo churrigueresco y empezó a soltarse unos pleonasmos infernales. En el restaurante se produjo una estampida, la gente huía despavorida. Traté de calmarla. Le hablé con voz tan suave como enérgica. Pero el efecto fue contraproducente. Empezó a ponerse verdolaga y chimichurresca y volvió a pleonarse, Toda la parte teutónica era un solo tembleque. Salimos a toda prisa del lugar y la llevé en mi LADA a su casa sin apenas sospechar lo que me esperaba. Nada más abrir y cerrar la puerta se desnudó sin piedad y me deslumbró con su exuberante anatomía. Hicimos el amor e hicimos el odio. Si hubiera sido por ella habríamos repasado el “Kama sutra”, habríamos hecho el polifemo, la bicicleta y el velocípedo, el carro de bomberos, la calesita, el submarino y el Burj Khalifa… Me enamoré, en fin, perdidamente, como ya he sugerido, y nunca me hubiera separado de ella, pero el cardiólogo me la prohibió después de unos meses. El muy abusador me la prohibió como se prohíbe el alcohol y el cigarrillo. Más que una prohibición fue un ultimátum. Esa mujer, me dijo, era una sentencia de muerte. No había nada más que decir, nada que hacer... l
elCaribe, SÁBADO 12 DE ABRIL DE 2025 elcaribe.com.do
PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com
En el principio fue la risa; el mundo comienza con un baile indecente y una carcajada. OCTAVIO PAZ
Aristóteles afirmó que el hombre es el único animal que ríe. Dos mil trescientos años más tarde, el filósofo francés Henri Bergson dirá que también es el único animal que hace reír. Fuera de lo que es propiamente humano, Bergson argumenta, no hay nada cómico. Al reírse de una bestia existirá, en todo caso, el asombro por una expresión o una actitud cercana a lo humano caricaturizado. Un paisaje ha de ser feo, espléndido o triste, pero nunca suscitará la conmoción que nace de lo ridículo.
En su libro ‘La risa’, Henri Bergson señala otras condiciones indispensables para el surgimiento de la comicidad. Por un lado, la risa ha de proceder de la inteligencia; y no sería posible si dicha facultad, por momentos, no fuese ajena a toda emoción. Dice él: “Lo cómico, para producir todo su efecto, exige como una anestesia momentánea del corazón. Se dirige a la inteligencia pura”. Otro rasgo, asimismo, es que la risa exige la intervención del grupo. Lo cómico no florece, no puede darse, así, en el aislamiento: exige y reivindica una “significación social”.
Acaso de este modo podríamos resumir la percepción bergsoniana: “Lo cómico es lo mecánico calcado sobre lo vivo”. El carácter de lo risible deviene en ruptura, en una oposición entre el pensamiento y la realidad, como una suerte de juego que duplica la vida. Reímos siempre que alguien nos da la impresión de ser una cosa, un objeto.
Existen formas de comicidad asociadas a las situaciones y a los caracteres, tanto como a las palabras. De ahí que, desde Homero hasta nuestros días, la literatura de humor registre hazañas en las principales lenguas de Occidente. Aristófanes, Petronio, Chaucer, Bocaccio, Rabelais y los escritores de la picaresca española traducen, mediante la chispa verbal, los espasmos del ser humano desde Atenas hasta el final del Medioevo y los días del Renacimiento.
En los espacios sombríos del siglo XVII español, las voces y representaciones de Cervantes, Lope de Vega, Quevedo, Tirso de Molina y Calderón de la Barca aplacan con sus juegos de ingenio y sus sátiras y epigramas las penurias materiales tras la muerte de Felipe II. Shakespeare y Ben Jonson, en la Inglaterra isabelina, escriben por igual estupendas comedias teatrales. En la Francia de la Ilustración, las obras de Moliére y Voltaire salpican de comicidad y humor negro la iconoclastia de aquel siglo XVIII, enfurecido y trepidante. Durante las centurias XIX y XX, la chispa jocosa en lengua inglesa es notablemen-
Apuntes de infraestructura
Lances de la risa
te caracterizada por Charles Dickens, Robert Louis Stevenson, Mark Twain, Gilbert K. Chesterton y Oscar Wilde. Tras la aparición del cine mudo, a fines del siglo XIX, surgen nuevos giros sarcásticos (gestuales, es obvio) con las imágenes de Charles Chaplin y Buster Keaton. La invención del cine sonoro, unos treinta años después, trae a Groucho Marx y sus hermanos, dueños de rejuegos lingüísticos y trazos interpretativos cercanos al surrealismo.
En España, el siglo XX dio paso a Wenceslao Fernández Flores y sus “astracanadas”, además de la gran cumbre del humor surrealista que fuera don Ramón Gómez de la Serna, creador de la “greguería” (según él, igual a humorismo más metáfora). También la revista española ‘La Codorniz’ cobijó una notable generación de humoristas de la altura de Enrique Jardiel Poncela, Álvaro de la Iglesia y Alfonso Paso. (Un inciso: dado el humor subversivo de los escritos publicados en La Codorniz, la revista fue clausurada en numerosas ocasiones por el gobierno de Franco. En uno de esos trances, y ante la inminencia de un cierre prolongado, fue expuesto el siguiente titular de portada: “Bombín es a bombón como cojín es a X; y me importa 3X que me cierren la edición”. Lo que ocurrió es muy fácil de imaginar).
En los años de la Transición española, la pareja de Tip y Coll (formada por los escritores y actores Luis Sánchez Polack –Tip-- y José Luis Coll) sublevó la escena con el recurso de un humor de elevada solvencia intelectual, sostenido en juegos de palabras y transposiciones orales vertiginosas. José Luis Coll publicó en 1975 un diccionario con términos de su invención. Aunque no me siento inclinado a comentar dicha obra, sólo diré que pocas veces he tenido entre las manos un disparador de carcajadas comparable a estas páginas (prologadas por Camilo José Cela y con epílogo de su compañero Tip).
En las líneas que siguen, los lectores comprobarán mi intención de asegurarles una generosa compañía. Sugiero, eso sí, que no revienten de risa, ni aúllen con ‘jipidos’, porque ya son ustedes grandecitos y eso-revela-un-aspaviento-de-muy-burda-educación… (PDM)
El diccionario de Coll (selección) •ASESENO: Que agarra el seno, dándole muerte al mismo tiempo. Esta especie humana se da con frecuencia entre los soldados recién licenciados o que disfrutan de algún permiso de fin de semana.
•AUSCULTOR: Artista que modela o talla, a la vez que explora los sonidos en el pecho de la figura por él creada. Algo así le debió de ocurrir a Pigmalión, Rey de Chipre (Mit.), que se enamoró de una estatua de marfil esculpida por él mismo, y solicitó de Afrodita que le diese vida. Su súplica fue atendida y se casó con la moza, a la que puso por nombre Galatea. Pero lo que no cuenta la Historia es que Galatea, cierta noche, en pleno.... recobró su estado de marfil, y los gritos de Pigmalión aún resuenan en las cumbres del Olimpo.
•AVEL: Segundo hijo de Hadán y Eba.
•BIERDA: Excremento con catarro.
•BUTA: Bujer de bala rebutación que cobercia con su cuerbo.
•CACAMELO: Confitura de sabor fétido y repugnante.
•CATAPUTA: Antigua máquina militar que servía para lanzar putas contra los castillos asediados.
•CIENICIENTO: Doscientos, pero pobre, desgraciado, sin suerte.
•COÑÓN: Pieza de artillería con que la mujer hace rendirse al novio remiso en el casamiento.
•DALÍGULA: Pintor extravagante y déspota que nombró cónsul a su caballete.
•DEMOÑO: Diablo, espíritu del mal, con el pelo recogido en la parte posterior de la cabeza.
•DISIMOLAR: Encubrir con astucia el dolor de muelas. (La disimolación es frecuente entre maridos poco cumplidores para con sus deberes sexuales)
•EMBRA: Aplíquese a la mujer que ha perdido su honra.
•EQUIBOCARSE: Error, desacertar al besar a una amiga de la novia, al confundirla no con la novia, sino con otra amiga de la novia.
•EQUIDISTONTO: Igualdad de distancia entre varios imbéciles.
•ESCARAMOZA: Que la moza es cara si se la quiere ligar.
•ESFERA: No te fayas todafía.
•ESMALTE: Y mañana miélcole.
•ESTUPIDIAR: Aplicar el entendimiento a la adquisición de conocimientos estúpidos.
•ESTUPROR: Violación con asombro. (Cuando es el hombre el agente ejecutivo no se da el estupror, solamente cuando es la mujer. O sea, siempre).
•ESAÚ: Me gusta más que esta U.
•ESCOPUTA: Arma de las libertinas, de amplia culata y dos coñones.
•ESMEALDA: Pieda peciosa de coló vede.
•ESTÍO: Y el otro, sobrino.
•FANTAASMA: Espectro que sufre de los bronquios, haciéndose fatigosa su respiración al arrastrar las cadenas.
•FASCÍSCULO: Folleto del ano que se hace por entregas y debidamente encuadernado.
•GALLAR: Estar gallado, en silendio, sin dedir ni bío.
•GANGSTERÓPODO: Individuo del
hampa que tiene un pie carnoso, mediante el cual se arrastra cuando es herido por la policía de los EE.UU.
•GASTAR: Uno de los tres Reyes Magos, que fueron Gastar, Meltor y Baltatar.
•GENOBEBO: Ge no quiero beber. Ge no me da la gana. Ge soy abstemio.
•GOHETE: Famoso escritor alemán con un tubo de cartón lleno de pólvora que, unido a una varilla ligera, se elevaba en el aire al darle fuego.
•HALIGAR: Dar muestras de afecto con palabras o acciones gratas, con el fin de poner a la persona de que se trata en horizontal lo más rápidamente posible.
•HORMONAS: Hojas del mosmo podre y la mosma modre.
•INTETAR: Procurar, pretender coger los pechos de la novia, con el pretexto de que se es huérfano y la vida ha sido muy dura con uno.
•JODOBADO: Corcovado y además jodido.
•LATÓN: Roedor chino, compuesto de cobre y zinc.
•LOCURA: Porque si no, se muere.
•MEOYORQUINO: Natural de Nueva York que se mea en plena calle, haciendo uso de sus derechos de ciudadano norteamericano.
•MORIBURDO: Que está muriendo, pero de manera tosca y basta.
•OTETIS: Inflamación de los senos que puede llegar a producir la sordera.
•PARTICAPAR: Comunicar o avisar a un individuo que próximamente será castrado.
•PARTURRIENTA: Dícese de la que al parir se troncha de risa.
•PERFETO: Exato, correto.
•PÍNCIPE: Hijo pimogénito del ey.
•PLEBELLO: Dícese de quien no es noble ni hidalgo, pero es guapo como un ramito de jacintos.
•PRESTIDIGESTADOR: El que embaraza a la hembra por arte de magia.
•PUTANO: Gas que comercia con su cuerpo.
•QUE: Pronombre relativo. O sea, que a lo mejor, ni es pronombre.
•SILBESTRE: El que da silbidos en el campo para atraer la atención de la zagala, con la misma intención con que lo haría el lector, si la zagala está como uno se imagina.
•SORDOMULO: Bestia de carga que no puede hablar por sordera nativa.
•TATAMUDA: Empleada del hogar que no dice esta boca es mía, cuando el señorito comprueba la morbidez de sus nalgas.
•TRAJODIA: Pieza teatral en la que mueren todos los que joden.
•VERBORREA: Enfermedad venérea de la elocuencia.
•VULGARCITO: Personaje de cuento infantil, sin la menor importancia ni detalle digno de ser destacado.
•YOCASTA: Eso no hay quien se lo crea.
•ZURZULLUDO: Nada, no quiere decir absolutamente nada. Así que hemos acabado. l
Semana Santa: muerte que engendra vida
P. JOSÉ MIGUEL GENAO.
DOCTORANDO EN FILOSOFÍA. UNIVERSIDAD DEL PAÍS VASCO/ UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DE SANTO DOMINGO
La Semana Santa conmemora uno de los acontecimientos más importantes de la historia, la pasión, muerte y resurrección de una persona llamada Jesús. Para algunos un gran profeta, para otros un gran sabio y para muchos Dios hecho carne. Sin lugar a duda, independientemente de las concepciones que se puedan tener de Jesús, algo es indudable, esta persona revolucionó el mundo.
La Semana Santa son días de encuentros, de fraternidad, donde se mezcla lo cultural y lo religioso, pero esencialmente son para reflexionar sobre los últimos días de la vida de Jesús. Los temas esenciales de la Semana Mayor son el servicio, la caridad, la muerte del inocente y la vida del resucitado. Ahora bien, ¿podemos saber qué fue lo que ocurrió los últimos días de la vida de Jesús? Un dato es seguro. Jesús fue condenado a muerte durante el reinado del emperador Tiberio por el gobernador Poncio Pilato. Así nos informa Tácito, el célebre historiador romano. Lo mismo afirma el historiador Flavio Josefo añadiendo datos de gran in-
terés: “Jesús atrajo a muchos judíos y a muchos de origen griego. Y cuando Pilato, a causa de una acusación hecha por los hombres principales de nosotros, lo condenó a la cruz, los que antes lo habían amado no dejaron de hacerlo” (Antigüedades de Judíos, 18, 3, 3).
Estos datos concuerdan con lo que sabemos de fuentes cristianas. El teólogo español José Pagola en su libro “Jesús aproximación histórica” lo resume así: “Jesús fue ejecutado violentamente en una cruz en plena madurez de su vida, probablemente el día 7 de abril del año 30; la sentencia fue dictada por el gobernador Poncio Pilato; hubo una acusación previa por parte de las autoridades religiosas judía; sólo Jesús fue crucificado, nadie se preocupó de eliminar a sus seguidores. Esto significa que Jesús fue considerado peligroso porque, con su actuación y mensaje, denunciaba de raíz el sistema vigente, pero ni las autoridades judías ni las romanas vieron en él al cabecilla de un grupo insurrecto, pues de ser así habían actuado contra todo el grupo”. Bastaba con eliminar al líder; pero había que hacerlo aterrorizando a sus seguidores y simpatizantes. Nada podía ser más eficaz que su crucifixión pública ante las muchedumbres que llenaban la cuidad.
La muerte de Jesús es una nueva versión cristiana de la problemática sobre
el sufrimiento humano, planteada ya en el libro de Job. Es la pregunta fundamental de toda teodicea: ¿por qué Dios permite el mal en el mundo? ¿por qué Dios tolera el sufrimiento del inocente? ¿por qué Dios permite el triunfo de los opresores y el fracaso del hombre honesto? Todas estas preguntas se han visto reforzadas por algunas formulaciones y reflexiones cristianas que presentan la muerte de Jesús como algo exigido por Dios.
Hay que recordar que estos son pensamientos y consideraciones cristianas a posteriori sobre el significado de la pasión de Cristo. De algo debemos estar seguro, Dios no quería la muerte de Jesús. Dios no es ni un ser vengativo que exige una víctima por el pecado del hombre, ni un padre despiadado que condena a su propio hijo, ni una divinidad fatídica que establece una ley histórica que tiene que cumplirse inexorablemente y que lleva a Cristo a someterse ante su destino. Ninguna de estas presentaciones es compatible con la imagen que Jesús nos presentó de su Padre Dios.
Los teólogos españoles José María Castillo y Juan Antonio Estrada en su libro “El proyecto de Jesús” nos recuerdan que: “El trágico final de Jesús es el resultado de la decisión del hombre, es consecuencia de la libertad humana, no es obra de Dios. Hay que acabar con
una visión de la historia, en la que hacemos a Dios culpable de todo lo que hace el hombre. Tenemos que aceptar que realmente somos libres, y que la historia es nuestra, y que no somos marionetas en las manos divinas”. Dios nos ha creado libres, con capacidad para hacer de la historia humana un paraíso o un infierno. Si las cosas van mal en la sociedad, la culpa la tiene el hombre y no él.
Ahora bien, la Semana Santa no sólo resalta la muerte en cruz de Jesús, sino, que culmina con el acontecimiento central del cristianismo que es la resurrección. Desde tiempo antiguos, se han preguntado si la resurrección de Jesús es mito, leyenda o algo verdaderamente real. En cualquier caso, la resurrección es una experiencia fundamental que cambió la vida de los que conocieron a Jesús. La prueba más eficiente de la resurrección no es la tumba vacía ni mucho menos las apariciones, sino, el testimonio de los discípulos que fueron capaces de dar la vida por algo que consideraban verdad, Cristo ha resucitado. Decir que Cristo ha resucitado, es afirmar que ni sufrimiento, ni la injusticia ni la muerte tienen la última palabra sobre el ser humano, sino, el Dios de la vida.
Vivir la Semana Santa es no olvidar a los crucificados de este mundo, aquellos que sufren las injusticias en carne propia. Vivir la Semana Mayor es apostar por la vida, es pasar del sufrimiento a la alegría. Celebrar la Semana Santa, es, en definitiva, vivir la vida con esperanza, con la firme convicción de que al final triunfará el bien y la verdad. l
Centro estudios caribeños. PUCMM.
Semana Santa en Guatemala. Declarada por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. VATICAN NEWS
elCaribe, SÁBADO 12 DE ABRIL DE 2025 elcaribe.com.do
Central de Datos
elCaribe: 77 años de periodismo, de historia, verdad y compromiso
Un recorrido a través de fotografías del antiguo edificio de este diario que se ubicaba en el Conde #1 y de algunos de sus departamentos
SERGIA MERCADO smercado@elcaribe.com.do
El próximo lunes 14 de abril, elCaribe celebra sus 77 años, un hito que refleja no solo la constancia en el oficio periodístico, sino también la capacidad de adaptación ante los constantes cambios que enfrenta el mundo de los medios de comunicación. A lo largo de casi ocho décadas, este periódico ha sido testigo y protagonista de momentos clave en la historia nacional e internacional, al mantenerse como un referente de información confiable para sus lectores. En este aniversario, se des-
taca no solo su longevidad, sino también su compromiso con la veracidad, el análisis y la información al servicio de la comunidad.
La primera edición de este diario se hizo pública el 14 de abril de 1948, con sus instalaciones ubicadas en la intersección de las calles El Conde y Las Damas, específicamente en El Conde # 1, donde funcionó durante 27 años. Posteriormente, el 20 de julio de 1975, trasladó sus oficinas al actual edificio de dos plantas en la calle Doctor Defilló # 4, en la urbanización Los Prados.
En esta entrega, Zona Retro presenta una galería de fotos que ilustran parte de la historia de este diario, a lo largo del tiempo. A continuación las fotografías. l
Fotos del área administrativa, abril 7 del 1967. OGM
Uno de los vehículos de elCaribe, de fecha 23 de Julio de 1957. OGM
Don Germán Emilio Ornes Coiscou, antiguo dueño y director del periódico en la celebración de un aniversario más de elCaribe. Junto a él, Rafael Corporán de los Santos. OGM
Foto del antiguo edificio de elCaribe del 5 de febrero de 1956. El periódico permaneció allí 27 años. En julio de 1975 se trasladó a la edificación donde está actualmente. OGM
Foto de la rotativa, abril 28 del 1967. En su debut, el 14 de abril de 1948, elCaribe lanzó una edición compuesta por 120 páginas. OGM
Otro ángulo de lo que fueran las instalaciones del diario elCaribe, ubicado en el Conde #1, Zona Colonial en 1956. OGM
LILIAN CARRASCO
lilycarrascor@hotmail.com
La brevedad de la vida y el arte de sentir
En tiempos en que todo se acelera, cuando lo mediático y la apariencia parecen gobernarlo todo, detenerse a sentir puede convertirse en un acto de valentía. Y, sin embargo, ¿qué sentido tiene vivir si no nos permitimos amar, emocionarnos, conmovernos ante lo simple?
El arte, en todas sus formas, es un espejo delicado de lo humano. Nos invita a habitar las emociones, a mirarlas sin juicio, a reconciliarnos con la vulnerabilidad. A través de una pintura, una canción, un poema… podemos sentir lo que callamos, decir lo que no nos atrevemos y recordar que estar vivos es, en sí, un privilegio. Muchas veces reprimimos lo que sentimos por miedo al juicio, por el peso de las con-
crítica arte crítica cine
ETZEL
BÁEZ etzelbaez@gmail.com
Adolescencia (1)
Las series de TV suelen captar nuestra atención con tramas intensas y finales intrigantes. Es el caso de Adolescence (que exhibe Netflix), donde un adolescente es preso acusado de matar a otra adolescente. Eso ocurre ya en el primer episodio y en los siguientes vemos el contexto en que se producen los bullying, negligencias parentales e influencias de conductas radicales exhibidas en redes sociales. La serie está orientada a presentar la responsabilidad colectiva en la formación de los jóvenes y, de cierta manera, quiere reflexiones para combatir o al menos prevenir la violencia. Pero si miramos un poco más allá, notaremos una evocación y exposición de las dinámicas de la maldad, no solamente adolescente y en sociedades como la inglesa, sino también –me retrotrae– entre la sociedad dominicana, donde los factores socioeconómicos, culturales y familiares moldean comportamientos extravagantes juveniles. Vemos cómo los niveles de la maldad suelen expresar con mayor ímpetu la influencia grupal y la intención de dañar, así como la inmadurez emocional –que no es algo necesariamente negativo; de hecho, es parte de un proceso natural de crecimiento y aprendizaje–. La serie refleja un espejo incómodo de aceptar por lo real que es: un retrato de la maldad no como patología indivi-
venciones sociales, por esa costumbre tan arraigada de mantener las formas. Y sin darnos cuenta, dejamos de ser, de actuar, de disfrutar los pequeños placeres de sentir. Nos volvemos mecánicos, presos del trabajo, de los compromisos, y terminamos siendo figuras hieráticas, como estatuas, alejados de aquello que nos hace verdaderamente humanos y sensibles.
La empatía —esa capacidad de conectar con la experiencia del otro— es un puente que nos rescata de la indiferencia. Y cuando nace del arte o se cultiva desde lo emocional, nos recuerda que sentir no es una debilidad, sino una forma profunda de habitar el mundo y confirmar nuestra existencia.
Vivir sin amor, sin emoción, es traicionar la fugacidad de la vida. No se trata de lanzarse al abismo sin sentido, sino de vivir con prudencia y sensatez, pero con el corazón despierto. Hacer pausas en el camino, reconectar con lo que nos mueve y nos llena.
Amar nos define, nos eleva, nos sostiene. Que no se nos pase la vida en el intento de parecer fuertes cuando lo que necesitamos es, simplemente, ser plenos y auténticos. l
el libro
vive
FRANK NÚÑEZ
franknunez463@gmail.com
Elegías y lamentaciones en la tragedia
La historia del arte, la literatura en particular, registra diversos géneros dedicados a expresar sentimientos de alegría, tristeza, satisfacción, orgullo, esperanza o desilusión. De ahí que en libros antiguos como La Biblia nos encontremos con el Cantar de los Cantares, textos matizados de alegría, lo mismo que Lamentaciones, donde el dolor se plasma con lenguaje poético. En la Antigüedad Clásica, el teatro ofrecía tragedias durante el día y comedias en la noche, como una forma de mostrar la cruda realidad de la vida en la primera para que luego las entregas cómicas permitieran conciliar el sueño.
desde mi ventana
SANTIAGO
ALMADA
salmada@elcaribe.com.do o
Del pasado efímero
He tomado este título de un poema de Antonio Machado. El principito, al visitar el sexto planeta tras abandonar su asteroide B612, disgustado con su rosa, se encuentra con el geógrafo, que le explica el significado de la palabra efímero: que está condenado a desaparecer. “Mi rosa es efímera, solo tiene tres espinas para defenderse y yo la he dejado sola en mi planeta”, se lamenta entonces.
dual, sino como síntoma de un sistema que boicotea un desarrollo tolerante del individuo. Me retrotrae al caso de una niña de 12 años que quemó a otra de 9 años, y le causó graves heridas en Santo Domingo Este, que evidenció violencia adolescente, insuficiencia de atenciones sociales y pedagógicas. Lo único difícil de digerir es el romanticismo en el episodio de cierre. Esto significa que en lugar de enfocarse en narrativas exageradas, se alejó de un enfoque que buscara comprensión más realista y práctica, y ganar objetividad, pensar en raíces psicológicas, emocionales y sociales en lugar de cerrar la trama y distorsionar con fantasías y clichés. No obstante, la serie acierta al retratar el entorno social y cultural, y cómo incide en el adolescente, dándonos la idea de que las condiciones materiales y las relaciones sociales moldean la conciencia y el comportamiento humano. Constatamos que la adolescencia no solo es una etapa biológica, sino también, y sobre todo, un producto de estructuras económicas y sociales en las que los jóvenes están inmersos. Está claro en la serie cómo las dinámicas de poder influyen en las experiencias de los jóvenes, con manifestaciones de exclusión, docentes desmotivados, racismo… que limitan la capacidad de empatizar. Vemos cómo las redes sociales son herramientas de humillación y alienación, que perpetúan la marginalidad. l
Acontecimientos como el ocurrido la madrugada del martes en una discoteca de la capital, donde murieron más de un centenar de personas, muchas de las cuales realizaban servicios importantes a la sociedad sirven como temática para que los poetas verdaderos del país escriban lamentaciones y elegías, expresivos del dolor que hoy lacera a los dominicanos de buenos sentimientos, que no se han dejado dañar por el morbo que se promueve en medios y redes sociales.
En la discoteca Jet Set, contrario a la cotidianidad grecolatina, donde la parte trágica era seguida por la cómica, se pasó de la alegría de un concierto del talentoso artista merenguero Ruby Pérez a la desolación del colapso que acabó con la vida de muchos concurrentes, entre los que figuraron personas que se ganaron el cariño y el respeto de sus conciudadanos.
Una llamada desde Nueva York temprano en la mañana nos dio la demoledora información de que entre los fallecidos del trágico concierto se encontraba Nelsy Cruz, gobernadora de Montecristi, a quien conociéramos en tareas laborales en las que ella participaba como representante del Poder Ejecutivo en esa provincia. Después comenzaron a publicarse otros nombres en lo que pareció una cadena interminable de dolor.
Probablemente este 8 de abril se convierta en una de esas fechas que son recordadas de manera luctuosa entre los dominicanos. Pero con la diferencia de otras tragedias en que ahora las víctimas murieron donde buscaban sana diversión. l
Para los que profesan alguna religión, la vida es apenas un relámpago entre dos eternidades, aquella de la que venimos y a la que nos dirigimos después de la muerte, de modo que la existencia humana es tan efímera como la rosa del principito. La imposibilidad de viajar en el tiempo, que nos impide corregir el pasado o anticipar con exactitud el futuro, es lo que nos lleva a construir nuestra vida con la aceptación de la muerte, en la que preferimos no pensar porque mientras tanto estamos tan ocupados en vivir, a pesar de todo, que una vez que aprendemos primero a identificar a los seres más cercanos, a gatear, a caminar torpemente al principio, a hablar después, nos dedicamos a estudiar, nos enamoramos muchas veces, hacemos una carrera, trabajamos para formar una familia…
Pero aprendemos, como dice Mario Benedetti en uno de sus poemas: “…que al fin la vida es esto/ en su mejor momento una nostalgia/ en su peor momento un desamparo/ y siempre, siempre un lío…” de ahí que para todos y cada uno el final de la existencia es algo con lo que contamos inconscientemente, pero en lo que elegimos no pensar, porque total, ocurrirá de todos modos en algún momento, a la vuelta de una esquina, en el lecho de una clínica, durante un sueño del que acaso no despertaremos, en un impensado accidente y, en el peor de los casos, por decisión propia cuando resolvemos que continuar ya no vale la pena y escribimos el final, como hizo Hemingway con su escopeta favorita, con una soga, con un salto al vacío desde cualquier altura. Porque el pasado, el presente y el futuro son efímeros, acaso el gran secreto sea aceptar la inevitable muerte, como dijo Benjamín Franklin, con el orgullo de “haber escrito cosas dignas de ser leídas o haber hecho cosas dignas de ser escritas”. l
elCaribe, SÁBADO 12 DE ABRIL DE 2025 elcaribe.com.do
Valentín Amaro
POETA, NARRADOR Y DOCENTE
Es un escritor y docente, también ha incursionado en el ensayo. Oriundo de un pueblo llamado Gaspar Hernández, tuvo la oportunidad de estudiar en diversos colegios, hasta desembarcar en la Universi-
SANTIAGO ALMADA
FOTO: SERVIDA
l ¿Dónde naciste, dónde cursaste tus primeros estudios, bachillerato y universidad?
l Mi nombre es Valentín Amaro Almonte y soy oriundo del municipio de Gaspar Hernández en la provincia Espaillat. Nací allí hace 56 años, es decir, nací en 1969. Y bueno, mis primeros años escolares fueron allá, en la escuela Luis Conrado del Castillo, en mi ciudad natal. Luego hice algunos cursos en el liceo secundario Gregorio Luperón y en 1984 mi familia se mudó a Santo Domingo. Aquí continué mis estudios en el colegio nocturno Santísima Trinidad, luego en el liceo nocturno de El Millón y terminé en el liceo nocturno Loyola. Mis estudios intermedios y secundarios fueron toda una travesía.
l ¿Qué otros estudios cursaste?
l Entonces, para seguir con mi travesía, originalmente yo estudié Administración de empresas. Pero ya, luego, luego de un tiempo ejerciendo, me di cuenta de que ese no era mi mundo total. Así que estudié Educación, mención lengua y literatura. He cursado algunas maestrías en educación y literatura, y eso es, en resumen, mi vida académica hasta ahora.
l ¿Cuál fue tu primer contacto con la literatura y con la poesía?
l Siempre lo recuerdo, fue en un campo de mi pueblo. Con mi papá trabajaba un muchacho que estudiaba. Yo en ese momento ya sabía más o menos leer. Y en el cuarto de ese muchacho había un libro, no de poesía, sino de gramática. Pero yo, curioso, entré un día al cuarto y vi que había un libro y comencé a ojearlo. Y así mis manos llegaron a una página donde estaba un poema de Juan Ramón Jiménez que dice: “Y yo me iré y se quedarán los pájaros cantando,/ y se quedará mi huerto con su verde árbol y con su pozo blanco. Todas las tardes el cielo será azul y plácido y tocarán,/ como esta tarde están tocando las campanas en el campanario”. Ese poema se llama El viaje definitivo. Entiendo que esa fue la primera gran experiencia con la poesía, con la literatura, cuando hago memoria digo que así comenzó mi enamoramiento. Entonces, después, seguí leyendo textos poéticos.
l ¿Qué otros textos influyeron en ti después de ese primer acercamiento?
l Ya con el tiempo me enfrenté a otras lecturas, Borges, Cortázar, Pablo Neruda con su primera Residencia en la Tierra, Octavio Paz, que tuve la dicha de poder leerlo completo. Mi acercamiento primero fue a los poetas hispanoamericanos y, claro, hubo un tiempo largo también con los poetas de nuestro país. Salomé Ureña, Domingo Moreno Jiménez, Franklin Mieses Burgos, Freddy Gattón Arce, que es uno de mis autores favori-
dad Autónoma de Santo Domingo, donde se desempeña como docente en las cátedras de Lengua Española I y II, Literatura Universal y Literatura Española. Es autor de las obras “En el temblor de las
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visiones”, “El ave rasga su memoria” y “Charcos de furia”. Aunque se definen como esencialmente poeta, también ha incursionado en la narrativa con el cuento “Mariposas negras”.
“No soy escritor de un solo género, pero para mí, la poesía es lo primero”
tos de esa generación. Pero también otros poetas como Pedro Mir, pude leer toda su poesía. Y Manuel del Cabral, inmenso, inagotable en toda su dimensión poética.
l ¿Cuándo empiezas a garabatear tus primeros poemas?
l Yo recuerdo que, después de esa experiencia con Juan Ramón Jiménez, comencé a hacer poesía, a escribir versos a la patria, versos al amor, a la vida. Y, digamos yo tenía 9 o 10 años cuando escribí mis primeros poemas. De hecho, en el liceo secundario donde yo estudiaba ya comenzaban a buscarme en los días festivos, en las efemérides, Valentín que escriba un poema sobre Duarte… y yo escribía un poema sobre Duarte, Valentín que escriba un poema sobre las hermanas Mirabal para el acto que se va a hacer, comenzó a correr la voz de que yo escribía y bueno, me motivaban.
l ¿Cuándo consideras que te convertiste definitivamente en un escritor?
l Yo creo que mi vida para ser escritor comenzó con mi ingreso formal al taller literario César Vallejo de la Universidad
Autónoma de Santo Domingo. Ahí tomé una disciplina en determinadas lecturas. El poeta Miguel Antonio Jiménez, un miembro estelar de la generación del 80, nos motivaba a leer a los poetas completos. Una vez me entregó a Octavio Paz, y no cualquier poema, me entregó Piedra de Sol: “Un sauce de cristal, un chopo de agua, un alto surtidor que el viento arquea, un árbol bien plantado mas danzante, un caminar de río que se curva, avanza, retrocede, da un rodeo y llega siempre”... y entonces la disciplina de lecturas, de comentarios, de creación, en el interior del taller literario César Vallejo, me llevaron a escribir más, a escribir en un orden, a buscar mi voz a través de tantas voces con las que con las que dialogaba. l ¿Cuándo comienza tu relación con el movimiento interiorista?
l Yo me acerqué a ese movimiento precisamente por la curiosidad de que es un movimiento que nace en mi provincia, Espaillat, y en Moca, que es donde vive Bruno Rosario Candelier. Él me acogió desde el 2011-2012 y comencé a asistir a los encuentros literarios en distintas par-
tes del país y esa estética, que bucea en el yo profundo, como diría Pedro José Gris, me motivó esa búsqueda del interior, de una búsqueda trascendente, única, a través del poema, a través de la palabra. El movimiento interiorista lo que procura es esa experiencia estética, espiritual, trascendente, única, vital, a través de la poesía, de la literatura. Creo que más o menos por ahí andan algunas diferencias.
l En tu escritura, ¿tú fuiste esencialmente poeta, es decir, nunca te inclinaste por la narrativa?
l Lo primero fue la poesía, pero fíjate que los cuentos son los que me han permitido a mí, en algunos casos, tener otro tipo de proyección, porque al ganar el concurso de cuentos de Radio Santa María, eso fue en el 2020, pero antes había ganado un segundo lugar en el 2012, y menciones de honor que he ganado en ese concurso, y también en el concurso que organiza la Fundación Global Democracia y Desarrollo, en el que he ganado varias veces, menciones de honor, y concursos de cuentos que he ganado en la Universidad Iberoamericana. Eso me puso a pensar que también podía hacer cuentos, entonces publiqué un libro de relatos en el 2014, titulado Mariposas Negras, y sí, bueno, primero la poesía, pero después el cuento, y también el ensayo literario, es decir, no soy un escritor solo de un género, sino que me llama la atención el cuento, pero claro, la poesía es lo primero, yo me identifico con el llamado de ser poeta.
l ¿Cuáles son tus narradores favoritos?
l Uno que a mí me influyó mucho es Roberto Bolaño, el chileno de Los detectives salvajes. En nuestro país, Pedro Peix, Juan Bosch, Virgilio Díaz-Grullón, René del Risco Bermúdez, y Enriquillo Sánchez.
l ¿Tú crees que para ser un buen escritor hay que ser un buen lector?
l Sin lugar a dudas. Es un maridaje indisoluble. Yo les digo a mis estudiantes de los talleres de escritura creativa de la PUCMM que sin lectura no hay escritura. Usted, para crear, para tener esa voz propia que a fin de cuentas uno consigue, lo primero es leer. Establecer ese diálogo necesario con el otro, con la otra voz para encontrar la propia. l
Valentín Amaro, poeta, ávido lector y docente universitario. F.E.