“Sin las Mujeres la paz será más lenta y sin la legitimidad suficiente” Tuve el agrado de participar en la Cumbre Nacional de Mujeres y Paz , celebrada en Bogotá del 23 al 25 de octubre convocada por distintas plataformas de mujeres, con el apoyo de ONU- Mujeres y las Embajadas de Noruega, Suecia, Suiza , España , OXFAM e International IDEA. La Cumbre aglutino más de 420 mujeres provenientes de distintas regiones, procesos experiencias organizativas, vivencias y apuestas de paz. Mujeres negras, indígenas, campesinas, periodistas, académicas, políticas, feministas… Todas unidas desde la diversidad por un mismo propósito y convicción: Es la hora de la paz y ella requiere de una participación de las mujeres en todas las etapas del proceso: negociación, refrendación, implementación, verificación. Las voces de Mujeres de otras latitudes, conocedoras de otros procesos también se hicieron presentes, buscando aportar desde sus propias experiencias y análisis claves importantes sobre la necesidad e importancia de la participación de las mujeres. Sin nosotras no será posible la construcción de una realidad distinta a la que debe apuntar la paz, nos decía Elisabeth Porter de Australia y agregaba, ello implica también como mujeres asumir desafíos que parecen sencillos, pero que son muy importantes como “ser capaces de ponernos los zapatos de nuestra vecina” y reconocer la humanidad de todas y todos. Los sabios consejos de las mujeres africanas nos llegaron a través de la voz Bety Bigombe, ex negociadora de paz en Uganda, quien insistió en el valor agregado que proporcionan las mujeres en los procesos de paz tanto, por su capacidad de persuasión, como porque su universo de motivaciones suele ser más amplio que el poder o los beneficios económicos que caracteriza el de los hombres en las negociaciones. Subrayó también la necesidad de unidad de propósitos de las mujeres en este proceso. La Unidad de las mujeres desde el respeto a nuestras diferencias, sigue siendo un desafío a mantener siempre presente. La Cumbre ha significado un paso adelante que debe mantenerse y fortalecerse con miras a la Movilización Nacional de Paz del próximo 22 de Noviembre, bajo el lema: “La paz con las Mujeres sí va”.
El contraste entre la fuerza de los planteamientos, la convicción de sus apuestas y calidad de las propuestas de las mujeres, con las palabras frías y los planteamientos vacíos de las partes en la mesa de negociaciones que recibimos a través de video, es lo que más me impresiono de la Cumbre. Las palabras de las mujeres se expresaron desde el alma y el cuerpo, son fruto de sus historias de vida y las historias de muchas otras vidas cegadas en esta guerra, que nos han dejado huella. Conjugan la sabiduría de las abuelas, con el ímpetu de las más jovencitas. Se construyen desde los relatos que vienen desde remotos lugares, desde las experiencias cotidianas de construcción de paz en medio de la guerra. Están impregnadas de coraje y creatividad. Su visión de paz es transformadora implica deconstruir, reconstruir, construir, innovar… Las palabras que escuchamos de los negociadores, como la propia imagen trasmitida por los videos, nos situó en otro plano: En el del discurso sin emociones sustraídas de la realidad; las palabras sin contenido, los gestos inexpresivos y sobre todo, un profundo desconocimiento del valor e importancia de contar con las mujeres en el proceso de paz. Es el plano de la masculinidad adusta y jerárquica que se impone en la mesa de negociación de la Habana. Por encima de ello, las mujeres estamos convencidas de la oportunidad histórica que el dialogo de la Habana representa para avanzar hacia la construcción de paz y por ello seguimos rodeando el proceso e insistiendo en que las partes no se paren de la mesa hasta lograr un Acuerdo. Seguiremos también insistiendo en la inclusión de las mujeres, no solo porque es nuestro derecho y un deber de las partes, sino porque resulta absolutamente indispensable para la credibilidad, firmeza, durabilidad y legitimidad de la paz. Ojala que los ecos de esta Cumbre además de la Habana lleguen también al ELN, con miras a que el espacio de dialogo que se habilite con esta guerrilla tenga como punto de partida la participación de las mujeres.