En este volumen hemos perseguido la sinceridad y al tratarse de arte, comprenderán que esta aventura haya sido complicada. Sin embargo, hemos logrado concentrar en estas páginas a tres personas que viven de distinta manera este mundo, pero que tienen una relación íntima, e incluso, me atrevería a decir, honesta con el arte.
Ingmar Herrera es, sin duda, un tipo honesto, que ha logrado establecer su particular relación con el sonido, prácticamente sin realizar concesiones a esa industria del entretenimiento que suele alimentar y regodearse en la mediocridad.
La voz de Adrienne Samos es una las voces del arte contemporáneo en este país, una voz que se extiende en la región. Adrienne destila lucidez y honestidad, cualidades casi extintas en el mundo del arte.
Por último, Ana Segovia, una joven pintora mexicana. En su obra podemos apreciar reminiscencias de artistas como David Hockey y, si buceamos algo más, incluso del atormentado Francis Bacon.
EHRIOR SANABRIA.
-Editor-