Médicos y Medicinas en la Historia N° 35

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ÓRGANO DEL INSTITUTO DE HISTORIA DE LA MEDICINA DE LA FACULTAD DE MEDICINA (UBA) ISSN 1666-6682

Noviembre 2014

Nº35

Foto: Adolfo Héctor Venturini

Atisbos médicos en la prehistoria Desarrollo de la Sociología Médica Médicos argentinos voluntarios en la Guerra del Chaco La salud de los argentinos en la primera mitad del siglo XX (Del radicalismo al peronismo)

Comentario de libros


A 100 AÑOS DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL (1914-1918) In memoria de tres médicos argentinos Voluntarios en el conflicto bélico

Nuestro país mantuvo una posición de neutralidad durante los años de la Gran Guerra; sin embargo, la amistad argentino-francesa, se expresó de diversas maneras y una posible a rememorar es la reunión de fondos, recaudados entre filántropos y afectos, que permitieron la instalación de un Hospital Argentino (en París), que prestó una eficiente asistencia médica a los combatientes que la necesitaron. Allí colaboraron tres profesionales, graduados en la Facultad de Ciencias Médicas (UBA): Enrique Finocchieto (quien entonces tenía 37 años), cargo del servicio de cirugía, así como Pedro Chutro (de 38) y el anestesista Enrique Amadeo Beretervide (de 29). Lic Francisco J Rubio

Departamento de Humanidades Médicas (FM/UBA)


ÓRGANO DEL INSTITUTO DE HISTORIA DE LA MEDICINA DE LA FACULTAD DE MEDICINA (UBA)

VOL. XI - Nº 35 - Noviembre 2014 - Buenos Aires ISSN 1666-6682

Sumario La salud de los argentinos en la primera mitad del siglo XX (Del radicalismo al peronismo)

Director

Federico Miguel Pérgola Subdirector

Carlos C. Castrillón

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Desarrollo de la Sociología Médica

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Médicos argentinos voluntarios en la Guerra del Chaco

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Atisbos médicos en la prehistoria

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Historia de la Analgesia en Grecia Y Roma Capítulo VIº - Claudio Galeno

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Comentario de libros

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Editora

Laura Pérgola Secretaría

Agustín García Puga Emilce Iervolino Laura Pérgola Comité de Honor

Norma Acerbi Cremades José Emilio Burucua Alfredo Eugenio Buzzi Alberto Carli Christiane Dosne Pasqualini Adolfo Kalinov Manuel Luis Martí Norma Isabel Sánchez Florentino Sanguinetti Juan Carlos Stagnaro Adolfo Venturini Comite Editorial

María Teresa Di Vietro Beatriz Kennel Laura Moratal Ibañez Marcelo Figueroa Francisco Rubio Diseño y diagramación

Eric Geoffroy ericgeof@gmail.com

La revista Médicos y Medicinas en la historia es una publicación trimestral. Registro de la propiedad intelectual Nº 188920. Propietarios Laura Andrea Pérgola y Federico Miguel Pérgola. Impresa en Noviembre de 2014. Tirada de esta edición 500 ejemplares. Las opiniones que los autores vierten en los artículos son de su exclusiva responsabilidad y no representan necesariamente las de la revista. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publicación, aun mencionando la fuente. Esta publicación es una realización de:

EGE - El Guion Ediciones Martín Coronado 358 (Acassuso) - Tel: 4792-1132 Celular: 15-5640-4792 elguionediciones@fibertel.com.ar www.elguionediciones.com.ar Médicos & Medicinas | 3


Editorial

La personalidad reluctante Federico Pérgola

M

uchas veces me referí a la relación médico-paciente, tanto en el desarrollo de las clases como en capítulos de libros pero, sin embargo, fuera de indagar sobre el estado de salud del entrevistado, reparé en cuán cercano está este acercamiento (valga la redundancia porque ambas son las palabras adecuadas) a la relación interpersonal entre seres humanos. Vayamos a los ejemplos. Uno de los factores presentes en el encuentro es el entonacional, caracterizado por el timbre de voz, el acento, el acercamiento porque tantas veces el interlocutor –de ambos lados– expresa “no le entiendo” o “no le escucho”. Nunca tan presente lo de Unamuno que “el hombre es hombre por la palabra”. Otro de los elementos de este intercambio de información o de afecto es el paralingüístico, es decir aquellos que acompañan al entonacional. Y aquí se aprecia la misma vocalización (no es lo mismo “hablar con la boca llena” o “hablar tapándose la boca”), las pausas, la tos o la risa. La última de ellas que tanto acompaña a la conversación entre las adolescentes.

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También importa la cinésica o sea la postura, los gestos que a menudo están exagerados en la disciplina política, sobre todo en los conductores, como en los casos de Hitler o Mussolini. La proxemia, es decir la proximidad y, por ende, la lejanía es otra de las cualidades de una conversación entre amigos o médico y paciente, y un alejamiento mayor con el desconocido. Y qué decir del atractivo físico, permanentemente exaltado por la televisión o las revistas del corazón. Pero toda esta onda, que pretendo que sea una buena onda, termina con la presencia de la personalidad reluctante que rechaza todo porque es reacia, se opone a todo, todo le parece mal y nunca colabora. Detesta la armonía, No le viene bien ni lo entonacional ni lo paralingüístico, ni la cinésica ni lo proximal ni el atractivo personal, vive a contramano. ¡Qué difíciles son! Es que ni la medicina ni la facultad se engrandecen con personalidades reluctantes o autoreferenciales, es decir estas últimas que solamente piensan en ellas mismas, como dijera el papa Francisco.


La salud de los argentinos en la primera mitad del siglo XX (Del radicalismo al peronismo) Norma Isabel Sánchez1

Resumen Más de una vez, se ha dicho que tanto el radicalismo como el peronismo (de la primera mitad del siglo XX) fueron expresiones (temprana, en un caso; plena, en el siguiente) del acercamiento entre los conductores y el pueblo, como una novedad no frecuente ni practicada con anterioridad (en estado tan puro), como modalidad política. De ahí que, más de un politólogo, los califica como manifestaciones del populismo argentino. De inmediato nos asalta la pregunta, ¿qué es el populismo? Respuesta difícil para unas pocas líneas; sí nos ha parecido que uno y otros pusieron de manifiesto su interés por la situación de la masa trabajadora y una posible manera de fundamentarlo es bucear en algunas de las políticas de salud que imperaron en esos años, resultado de la labor del Estado pero, también, de la acción de los particulares coetáneos, que no siempre comulgaban con esos gobiernos, pero sí con el compromiso hacia la población en su conjunto. Summary More than once, it is said that both the radicalism as Peronism (in the first half of the twentieth century) were expressions (early, in one case; full in the following) of the rapprochement between the drivers and the people, as a rare or previously practiced (in so pure state), as new political form. Hence, more than one political scientist, describes them as manifestations of Argentine populism. Immediately we are assaulted by the question, what is populism? Difficult to answer for a few lines; yes it seemed to us that one and others showed their interest in the situation of the working masses and a possible way to substantiate it is diving in some of the health policies that prevailed in those years, the result of the work of the State but also of the action of individual peers, not always communed with those governments, but with the commitment to the population as a whole.

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Departamento de Humanidades Médicas. Facultad de Medicina (UBA). Médicos & Medicinas | 5


Introducción En general, se acepta con cierta premura que el populismo nació, entre nosotros, a partir de los últimos años de la década de 1940. Posiblemente, más acertado sería admitir que el peronismo, que emerge justamente en la fecha señalada, abre cauce a un “populismo moderno”, pero, ya estaba presente con anterioridad, con el radicalismo yrigoyenista. Uno y otro aceptaron la noción de soberanía popular, que se legitima a través de elecciones y formas democráticas de representación, con fuerte enaltecimiento de la figura del líder: presentado como intérprete de la voluntad de la mayoría. No está exento de un verticalismo que, no obstante, aprueba la masa y, a la par, repudian los “otros”. Esa masa, preferentemente la clase trabajadora, entiende, integra y practica la vida política y, en cierta medida, se siente parte de la toma de decisiones: han dejado de ser marginales para integrar, en tanto pueblo, la Nación. Por su parte, las viejas elites entran en crisis (si bien, dos veces, en el período de nuestro análisis, lograron recomponerse).

I.- El radicalismo en el poder (1916 1930) Durante 14 años la Unión Cívica Radical parecerá un partido invencible. Llegó al poder con 46% de los votos (Hipólito Yrigoyen), pasó a 48% (Marcelo T. de Alvear) y volvió con 57% (Yrigoyen). Había comenzado una apertura de la política nacional que no solo apela a los discursos de los candidatos, a los meetings, a los carteles y los cánticos sino que, después de 1928, a la radio, para la que se grabaron jingles y aumentaron las coplas y tangos partidarios. A las viejas prácticas, se sumaron las nuevas (que fueron unas cuantas). Se reúnen en los “comités” barriales y aparecen algunas palabras significativas: solidaridad, sufragio, intransigencia, convicción, no-régimen. En esas sedes partidarias, con corrillos incluidos, se ofrecían algunos servicios (fundamentalmente, médicos y legales) a cargo de profesionales, se distribuían alimentos (como el famoso “pan radical”) y, en ciertas ocasiones, juguetes para los niños. Había algunos signos y consignas distintivos: los afiches y calendarios con el rostro de Leandro Alem, las boinas blancas, el vino barato, las empanadas. Los políticos (de los planos medios de la conducción) usaban como una expresión de cercanía e informalidad: “m´hijo”; por su parte, los entusiastas, “¡Viva el doctor”, “¡Carajo!” y unas más. En sentido estricto, el primer período radical no fue una “revolución”: mantuvo -en gran medida- la vieja estructura; situación que cambió con el tiempo y el paso de los años dio lugar a una imagen mítica de Yrigoyen y, para más de uno, Don Hipólito fue la Nación. 1.- Cuestiones de salud Existía el Departamento Nacional de Higiene (DNH), creado en 1880, que se ocupaba de los temas de salud, presidido, sucesivamente, por un médico designado por el Ejecutivo Nacional, asesorado por un grupo de técnicos. El radicalismo lo sustentó sin mayores modificaciones y, a la vez, lo potenció con nuevas propuestas. En esta etapa fueron directores del DNH: 6 | Médicos & Medicinas

Pascual Palma (1916-19) Juan J Capurro (1919-20) Teófilo R Lecour (1920-23) Gregorio Aráoz Alfaro (1923-28) Antonio Agudo Ávila (1928-30) Alfredo Sordelli (interino) (1929) a.- Se aprobaron algunas leyes significativas, al modo de: la nº 11.317 sobre el trabajo de mujeres y menores, que tiene un capítulo sobre la protección a la maternidad)2 y la nº 11.544 acerca de la duración de la jornada de trabajo. Yrigoyen estuvo rápido de reflejos, o bien asesorado, cuando decidió promocionar la entrada del país en la OIT (Organización Internacional del Trabajo). b.- Durante estos años se mantuvieron las campañas de vacunación, los controles médicos previos al ingreso al servicio militar obligatorio y algunas otras medidas equivalentes. Conocida como “ley Palacios” (1924): sobre el Trabajo de mujeres y niños. Protege la escolaridad del menor. Prohíbe el despido por matrimonio. Ésta amplía y complementa la nº 5.291 (1907), acerca del Trabajo de mujeres y menores de 10 años; protege a la mujer, el niño y la escolaridad. Establece el descanso para menores de 16 años. Y se vincula a la nº 9.688 (1915) sobre la Responsabilidad del empleador en los accidentes de trabajo.

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c.- Sin desmerecer la labor radical, destacamos el compromiso de algunos socialistas de fuste (al modo de los médicos José Ingenieros y Emilio Troise y el abogado Alfredo Palacios) quienes acercaron propuestas de leyes laborales tan avanzadas que no siempre se hicieron realidad pero que, más tarde, implementó el peronismo. A la vez, estaba la reacción en sentido contrario de la Liga Patriótica Argentina y la Liga Social Cristiana, ejes de fuerza, que buscaban frenar al Estado secular. Yrigoyen había dicho en cierta oportunidad: “Entre los asuntos cuyo estudio y resolución es de urgencia impostergable por parte de los poderes públicos, se encuentra, en primer término, la sanción de leyes protectoras de la salud y de la vida de los habitantes del país, ya que ellos son el factor primordial preponderante de su bienestar y su progreso” 3. El sentido común, la matriz krausista (humanitaria y conciliadora), los principios éticos, confluyen a dar sustento a esta afirmación. Recuérdese que una de las inquietudes centrales era la mortalidad infantil (no obstante los esfuerzos que se hacían para difundir las prácticas de la antisepsia y la asepsia) y Cfr: (25 de octubre de 1919). Documentos de Hipólito Yrigoyen. Apostolado cívico, Obra de Gobierno. Bs As, 1949 (folleto).

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una forma de contrarrestarla fue potenciar la seguridad hospitalaria y las maternidades. d.- Los médicos reclamaban por el agua potable (y existían mejoras en tal sentido) y la expansión de los servicios de saneamiento e higiene, la reducción de la contaminación ambiental. Resultaba, casi, una tarea de vigilancia general y de circunscripción de las epidemias. Importaban los médicos de familia, los centros mutuales y de beneficencia, los hospitales públicos. Para sectores más pudientes, las clínicas y sanatorios y los acreditados consultorios. e.- Se intensifican los estudios de la nutrición humana y la diabetes; comienza el suministro de insulina a quienes la necesitan y se destaca el Instituto de Fisiología (de la Facultad de Medicina/UBA), donde actúa Bernardo A Houssay y un puñado de excelentes investigadores. f.- Toman vigor los estudios oncológicos, con una figura significativa: Ángel H Roffo y su Instituto Experimental para el Estudio y Tratamiento de Cáncer (1922), mediante una efectiva política de prevención que hacía a través de la radio, las publicaciones especializadas, la prensa gráfica y las conferencias de divulgación. g.- Nace la Mepra (Misión de Estudio de Patología Regional Argentina), ubicada en el noroeste argentino, dispuesta a prestar especial atención a la “enfermedad de Chagas”, causada por la vinchuca (Triatoma infestans) que anida preferentemente en los ranchos y entre la población rural. Se ponen en marcha las grandes campañas dedicadas a combatirla y hasta dispuso de un vagón-laboratorio (de trocha angosta y autorizado a usar la red ferroviaria sin costo) que hacia un recorrido por las zonas de mayor incidencia (de Jujuy a Mendoza). El interior profundo, fue objeto de consideración, no sólo el litoral-inmigratorio. Allí hará escuela Salvador Mazza, entre 1926 y 1946. h.- Tampoco fue menor la alarma por la tuberculosis y entraron al Parlamento una serie de proyectos en tal sentido; ya para potenciar a la Lalct (Liga Argentina de Lucha contra la Tuberculosis), ya para aumentar el número de preventorios infantiles o sanatorios destinados a adultos4. Algo equivalente aconteció con la lepra. i.- En la Facultad de Medicina, de la Capital, habrá una Cátedra de Higiene y Medicina Social, con el valorado Curso Superior de Higiene, preparador de médicos higienistas, y nacerá la carrera de Visitadoras de Higiene Social, que, para las jóvenes que la abrazaban (por lo general de nivel social medio), se transformaría en una salida laboral que brinda una cierta independencia económica. Actuaban como nexos, a través de los centros de salud, entre la madre y el médico, muy particularmente entre las madres de escasos recursos y niveles de alfabetización. j.- Crecerá el Museo Social Argentino (otra entidad de enseñanza superior, de carácter privado), con su escuela del servicio social, donde se graduaban Asistentes Sociales, consiVéase, por ejemplo, la propuesta de Diego Luis Molinari. (RA) Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, del 27 de julio de 1927, p 958 y ss. Respecto de la lepra se aprobó la ley nº 11.359 (Ley Aberastury), de 1926 y se completó con otras posteriores. 4

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derados agentes de bienestar social, que se desempeñaban en comedores, refectorios, asilos, cooperativas de consumo, etc. k.- Higiene pasó a ser una materia de los establecimientos educativos.

➤➤Es decir, se amplió el número de institutos de investigación, de centros de cuidados médicos y de profesionales de los servicios sociales vinculados a la salud, que implicó, en paralelo, un aumento en el gasto público con este destino a un sector de la población en situación de vulnerabilidad. Aun así, era bajo el nivel de cobertura.

Como una nota de color, recordamos que en 1925 nació un ícono de la publicidad: la que promovía la aspirina Geniol. Este dato, que parece menor, no lo es: es la evidencia de la importancia que asumirá, de aquí en más, la promoción de los “medicamentos (que en rigor de verdad, es anterior). l.- En 1928 se inauguró un complejo multifamiliar, de 130 departamentos, de 3, 4 y 5 ambientes, en el barrio Los Andes (Chacarita); sobre el que hemos leído: “A su preocupación progresista de justicia e igualdad social, propia de la ideología socialista, (Fermín) Bereterbide le sumó las ideas higienistas físicas y morales, de vanguardia en Europa. Para lograr las primeras, planteó viviendas colectivas con servicios comunitarios. Para lograr la higiene física, orientó todas las habitaciones de modo que recibieran sol y se purificaran ... También previó buena circulación de aire cruzada, así consiguió higiene, luz y climatización naturales. Y para concretar sus intenciones de higiene moral, diseñó el conjunto con igual criterio funcional, de confort y de relación con los espacios verdes para todas las unidades”5. Fue un planteo vanguardista que incorpora una serie de novedades, tales como agua caliente, teléfono, ventilaciones para las estufas de carbón, eliminación de residuos. Si bien no se lo presentó, en sentido estricto, como un barrio de trabajadores, debe rescatarse como una prueba, entre muchas, de esta invasión de los principios del higienismo, sobre las más variadas profesiones. Por su parte, la Cooperativa el Hogar Obrero también hacía esfuerzos por ayudar a sus consorcios a levantar viviendas, dado que a todas luces se advertía la carencia de viviendas económicas y dignas. Para más de un partido político, la insuficiencia habitacional resultaba un punto crucial y, con anterioridad, se habían presentado propuestas para solucionar tal déficit: un ejemplo es la ley nº 9.677, de 1915, que alentaba la construcción de unidades económicas6. Raffaglio, Laura, “Conjunto Los Andes. La concreción de una utopía social”, en: Diario de Arquitectura. Vanguardias argentinas, nº 02 (Arquitectura 1930-1950). Bs As, Clarín, 2005, p 12. 6 Ley propiciada por el médico Juan F Cafferata, a cargo de la Comisión Nacional de Casa Baratas, donde se lee: se construirán “casas higiénicas y baratas en la Capital y Territorios Nacionales, destinadas a ser vendidas o alquiladas a obreros, jornaleros o empleados de pequeños sueldos”). Entre 5

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La salud en algunos textos de lectura Utilizaremos dos libros del nivel primario; uno, se recomendaba en los colegios confesionales y el otro, en los laicos. Leemos en el: Curso de Ciencias7: (Sección Higiene) “Cuando el organismo, …, sufre algún daño en sus órganos, se dice que está enfermo. Es trabajo de la medicina devolver la salud …; pero es trabajo más fácil y menos costoso el de la Higiene que prevé y aleja las enfermedades … Existen ciertas enfermedades debidas a animales microscópicos llamados microbios: debe tenerse sumo cuidado con los atacados de tales enfermedades y especialmente los niños … Las principales enfermedades contagiosas son: tisis, viruela, sarampión y escarlatina …”. Es una obra pequeña, simple; pero, interesada por la higiene (del aire, el agua, los alimentos, el vestido y el aseo, el trabajo y el reposo, los primeros auxilios, las enfermedades contagiosas) que muestra cómo, tempranamente, llegó al país la medicina positivista, la “revolución microbiana”. En otro, El libro del escolar (un texto de frecuente uso en el nivel primario), hallamos lecciones como las siguientes: “Vacúnate En los vidrios delanteros de los tranvías, en los trenes y en las paredes de las calles de la ciudad, se lee este aviso: Vacúnese usted. Haga vacuna a los suyos: la viruela existe por culpa exclusiva de los que no se vacunan. Los niños deben vacunarse antes de cumplir los tres meses. Los adultos, cada diez años”8. Una más: “Los invisibles enemigos de la salud Muchas de las peores enfermedades se deben a los microbios, esos seres infinitamente pequeños, invisibles a simple vista … El enemigo invisible llega en tu propia ropa que por la calle, en el tranvía, en cualquier lugar, o expuesta al polvo que el viento levanta, ha recogido el veneno que pasa a tus manos, que te llevas a la boca o con las que tocas tus alimentos …”.

➤➤En suma: tratamos de fundamentar que hay empeño por la salud de la población, como lo evidencian, también, los períodos gubernamentales anteriores (y así, nos podemos remontar a la etapa colonial). Tal

1918 y 1921 se levantó un barrio, en la Capital Federal, para cumplir este propósito, conocido como Barrio Cafferata, de 161 casas para obreros. Nota: interesante es el pasado de otros barrios porteños, como el de Parque Chas, que en 1925 vio nacer “las primeras 25 casas para obreros”. 7 Completa el subtítulo: Físico-Naturales. Anatomía, Fisiología e Higiene. Bs As, Librería del Colegio Pío IX (Obra del Venerable Don Bosco), (s/f ), p 54, 63 y 64. 8 De Pablo A Pizzurno. (Bs As, Cabaut y Cía Editores -Nueva edición corregida-, s/f, p 18 y 230).


vez, menos exigido, menos extendido que el deseado desde una perspectiva actual: pero, nunca inexistente. Además, hay una insistencia machacona sobre la enfermedad como resultado del contagio, de la presencia de microbios, para desbaratar toda otra interpretación mágica o su posible vínculo con el pecado y castigo. Fueron los miembros del movimiento sanitarista quienes, con el aval de los políticos, ayudaron a la adopción de ideas y prácticas higiénicas que tan bien le harían a la población en su conjunto. ¿Y, en las provincias? Nos parece oportuno incluir algunos casos del interior y, solo al efecto de ser ilustrativos, nos referiremos a dos provincias cuyanas. * En enero de 1918 el radical José Néstor Lencinas ganó las elecciones en Mendoza. Tenía vieja militancia y más de una vez había sido derrotado en las urnas, pero, ahora en el poder, pudo llevar adelante una serie de medidas nuevas. “(El) ´gaucho´ Lencinas (era un) caudillo de real prestigio popular, hombre sentimental, impulsivo, aniñado y de alma nobilísima … hizo un gobierno patriarcal, dotó a la provincia de leyes sociales adelantadas y atendió al pobrerío con una generosidad a veces reñida con leyes y reglamentos” 9. Sus extravagancias irritaron al PEN y le llegó una intervención federal (1918). Sus hijos, Carlos Washington, José Hipólito y Rafael Néstor, continuaron su derrotero y dieron cabida a un “lencinismo” que se apartó, según alguna interpretación, de la mística yrigoyenista. “El gobierno radical lencinista introdujo un nuevo concepto de Estado … la Legislatura mendocina creó la Secretaría de Trabajo (1918), para atender el cumplimiento de las leyes laborales (ley nº 731) y seguidamente … la ley de salario mínimo y jornada laboral máxima de ocho horas (ley nº 732), instrumento legal sancionado por primera vez en la Argentina … En 1919 se inauguraron los sistemas de jubilaciones y pensiones de empleados estatales y en 1923 se creó la Caja Obrera de Pensión a la Vejez e Invalidez” 10. Es así; fue un precursor en el sentido de poner límites racionales a la duración del tiempo diario del trabajo, atendiendo, entre varias razones, al factor fatiga. En materia de salud pública, se aprobaron partidas para ampliar y mejorar la red hospitalaria, tanto en edificios, camas como insumos (que, por supuesto, siempre eran escasos), no solo para la capital provincial sino también para las zonas periféricas. No faltaron los estímulos a los planes de vacunación, a las campañas de desinfección, a los cuidados médicos. Sin embargo, su real y efectiva aplicación chocó, más de una vez, con la intransigencia empresarial y la indiferencia de los opositores políticos. Luna, Félix. Yrigoyen. Bs As, Editorial Desarrollo, 1975, p 275. Nota: Lencinas, agregó, a los símbolos políticos epocales del radicalismo, la alpargata, que tanto irritó a ciertos sectores 10 Lacoste, Pablo. El lencinismo. Un movimiento populista. Mendoza, Colección Primera Fila, 1992, p 6 y ss. 9

* En San Juan, durante los años de 1919 a 1922, imperó una situación muy irregular, de agresiones físicas violentas, detenciones carcelarias, intervenciones federales y demás. Finalmente, en las lecciones de enero de 1923 triunfa un representante de la Unión Cívica Radical Bloquista11: Federico Cantoni (donde también militaban sus hermanos Aldo y Elio) y, como novedad, se advierte el interés por los servicios médicos públicos, la persecución al curanderismo y un impulso compulsivo a los profesionales de la salud para que prestasen asistencia gratuita en centros públicos12. No faltaron las reacciones, con el argumento que se avanzaba hacia “la socialización de los servicios”. También, fue en 1923 cuando se dieron dos leyes novedosas: de la jornada laboral de ocho horas y del salario mínimo para los trabajadores. Sin embargo, es posible que lo más significativo esté en la reforma constitucional provincial de febrero de 1927, digna de analizarse y acá sólo vamos a mencionar algunos aspectos: el voto a las mujeres13, la protección laboral y a las condiciones de trabajo. (Sección I: Declaraciones, derechos y garantías) Artículo 31º: Queda reconocido a todos los habitantes de la provincia, el derecho de un mínimo de seguridad económica … establecerá por la ley la jornada de trabajo con relación a las exigencias de la vida higiénica y el estado de desarrollo industrial y agrícola-ganadero; Un documento de la hemeroteca de la SCA (Archivador: “San Juan/ Remolacha azucarera y otros”), transcribe: “La UCRB es un partido político esencialmente democrático …; proclama como atributos esenciales del individuo: el derecho a sentirse libre …; el derecho a trabajar permanentemente y a obtener una recompensa justa …; el derecho a la inviolabilidad de su hogar; … el derecho a una vivienda digna, higiénica y confortable; el derecho a vivir libre de la miseria …; sostiene como base de la convivencia social, el principio de la solidaridad … (Y) la formación, en lo económico de cooperativas de producción, de elaboración y consumo, así como de grandes unidades de capital y de trabajo … Frente al problema social, sostiene el principio de la justicia social, basada en la defensa insobornable de la clase obrera …”. Con la leyenda: Concuerda con el original obrante en el libro de Actas del Comité Central Provincial de la UCRB. San Juan, once de enero de 1957. 12 Federico y Aldo Cantoni eran médicos, graduados en la UBA. 13 Dice en la Sección II. Régimen electoral; artículo 34º: Son electores provinciales con derecho a participar en todos los actos electorales los ciudadanos argentinos, nativos o por naturalización de ambos sexos, mayores de dieciocho años y domiciliados en la provincia. Nota: en San Juan (1927) y en Santa Fe (1933), al influjo del bloquismo o cantonismo y del latorrismo, respectivamente, se concedió el sufragio a la mujer antes que en el orden nacional. En aquella provincia, por la Constitución de 1927, las mujeres fueron autorizadas a votar y lo hicieron por primera vez el 8 de abril de 1928. Esta novedad desapareció con el golpe militar de 1930: las pocas que habían gozado del voto vieron rescindir este derecho y la derechización del país afectó a las organizaciones femeninas. Sin embargo, en 1934, la abogada Emar Acosta fue nombrada diputada provincial. En la otra provincia, en la localidad de Soldini (Rosario), Julieta Lavaggi de Ginocchio, fue electa Presidente de la Comisión de Fomento (casi equivalente a intendente, 1934-5). Cfr: Sánchez, Norma Isabel, “A casi 50 años de la ley del voto femenino”; en: Desmemoria (Revista de Historia). Bs As, año 3, nº 12, setiembre-noviembre 1996, p 17-37. 11

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el salario mínimo con relación al costo de la vida; un régimen de seguros contra la enfermedad, la vejez y la invalidez y de amparo a la maternidad, la viudez y la niñez desvalida, en el cual podrán fijarse contribuciones obligatorias; el fomento de la construcción de viviendas higiénicas con el aporte del Estado, …; la reglamentación de los sindicatos; y el encauzamiento normal de las relaciones entre el capital y el trabajo, … Artículo 32º: El hogar de familia es inembargable …, inajenable e incedible … Adviértase que la palabra higiénica(s) aparece dos veces y trasunta una gran preocupación por la realidad de los trabajadores. El lencinismo (de filiación padre-hijos) y el cantonismo (de vínculos fraternales), de donde salen gobernadores y legisladores nacionales, tuvieron amplia base popular, levantando, especialmente, banderas de reforma social (y económica), con fuerte impronta del Estado. En uno y otro grupo, la figura de la esposa o madre, quien impulsa a los suyos a hacer política y, particularmente, “proteger” a los necesitados, humildes, resulta muy significativa14. Los jefes prometían jornadas de trabajo limitadas, mejores sueldos, pensiones a la vejez e invalidez, impuestos para los sectores ricos … y, cuando comenzaron a efectivizarlos, hubo reacciones en contra desde los grupos que se sentían “perjudicados” (tanto, que alguna vez, fueron acusados de “comunistas”: tan de moda, por la proximidad de la revolución leninista)15. Dar sustento a tales propuestas implicaba afectar canonjías arraigadas. Uno y otro terminaron fuertemente enfrentados con el yrigoyenismo, abriendo espacio a algunos de los varios cismas que vivió el partido (a nivel nacional y provincial). Ejemplifican (y seguro habrá que buscar más en otras provincias) que hay un clima de época que comienza a tornarse intolerante ante las profundas polarizaciones sociales (sin que olvidemos los reclamos anteriores del socialismo). Pero, los resultados no serán inmediatos, dado que por lo general el voluntarismo choca contra obstinaciones de vieja raigambre; resultan insuficientes las premisas de los conductores cuando no van acompañadas de un accionar obrero comprometido y la voluntad empresaria para iniciar los cambios. Para cerrar, dos cánticos de fuerte raigambre: En el cielo las estrellas En el campo las espinas Y en el centro de mi pecho Carlos Washington Lencinas

Yo soy un muchacho bloquista Nacido en la tierra del sol Que lucha por nuevas conquistas De fe, de esperanza y amor

Alguna vez, haciendo entrevistas locales, viejos políticos comentaron la manera de ser de los Lencinas y los Cantoni y el papel fundamental que jugaban sus esposas/madres, al extremo, por ejemplo, que a la muerte violenta de Carlos W Lencinas, su progenitora consolaba a los simpatizantes, con el argumento que (tanto su esposo como hijo) habían realizado un servicio a la causa radical. 15 Véase: Rodríguez, Celso. Lencinas y Cantoni. El populismo cuyano en tiempos de Yrigoyen. Bs As, Editorial de Belgrano, 1979. 14

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II.- Un período intermedio (1930-1943) El golpe militar del 6 de setiembre de 1930, cierra el ciclo iniciado en 1862: en 68 años se habían dado 12 períodos presidenciales; el último se truncó, pues un levantamiento de las fuerzas armadas alteró la continuidad constitucional. Yrigoyen fue desplazado. Sobrevino un interregno en que impera un régimen antidemocrático o de democracia ficticia (pues había proscripciones a candidatos y partidos; escasos canales de participación, censuras, etc.). Los gobernantes del período (después del lapso de José F Uriburu), fueron: Agustín P Justo, quien cosechó, al llamarse a lecciones, el 31% de los votos y Roberto M Ortiz, más tarde, el 54%. Además, hay un intento por reforzar al catolicismo (con publicaciones, cursos, encuentros de jóvenes, escuelas confesionales, sindicalización, fuerte presencia en los ámbitos castrenses y algunos otros recursos) o, por lo menos acercar el Estado a la Iglesia católica, con el propósito de contrarrestar la tentativa secular del radicalismo y/o del viejo liberalismo finisecular. Retornaron los gobiernos “oligárquicos” y, otra vez, habrá que esperar un largo plazo para la reaparición de los democráticos. 2.- Cuestiones de salud En este período fueron directores del DNH Gregorio Aráoz Alfaro (1930)


forme sobre mortalidad infantil en la ciudad de Buenos Aires en el año 1938 y observa que el único aspecto de la mortalidad que está lejos de decrecer es el de los niños en el primer tiempo de vida, es decir, el vinculado a las causas prenatales, natales y postnatales inmediatas” (y la razón está en la pobreza social)19. Como complemento, se subsidió, una vez más a la Lalct y se dispuso construir sanatorios y hospitales apropiados para acompañar a los enfermos. Es así que se planeó el centro que prometía ser el más grande de América Latina20. De igual fecha es la organización de la Asociación por los Derechos del Niño21. Se completó con la nº 12.341 (1936)22, que instala la Dirección de Maternidad e Infancia, como dependencia del DNH, que -entre otras medidas- prohibió la extracción y expendio de leche materna como comercio, en especial donde existiesen los lactarios destinados satisfacer la demanda: el verdadero propósito era paliar, parcialmente, la crisis de alimentos de los pequeños de familias indefensas y, a la vez, evitar un negocio aberrante. Para los niños ricos, las mamás podían comprar leche materna o contratar los servicios de una amamantadora o “ama de leche”; para los niños pobres, las sobras. Y, en más de una ocasión, se mentía a unos y otros. Aún no habían llegado las leches especiales o las leches maternales (de laboratorios). c.- Otra medida sanitaria de buen corte fue la ley nº 12.331 (1937), de la lucha antivenérea, que dispuso: “Los gobiernos de las provincias y territorios nacionales, la Intendencia Municipal de la Ciudad de Buenos Aires, la Sociedad de Beneficencia Nacional, los hospitales y clínicas particulares, las sociedades de socorros mutuos y las instituciones o entidades de cualquier índole que tengan relación con la profilaxis antivenérea, informarán al Departamento Nacional de Higiene sobre los siguientes puntos: …”.

Tiburcio Padilla16 (1930-32) Miguel Sussini (1932-38) Juan Jacobo Spangenberg (1938-43) a.- La tan mentada miseria17 de los años de 1930 trajo serios problemas; enfermedades de todo tipo (las urbanas y las rurales), disminución de las matrículas escolares, incremento del analfabetismo. Fue necesario aumentar las copas de leche en los colegios primarios y la Sociedad de Beneficencia (de larga data y a cargo de un grupo de señoras de “buen pasar”) intensificó su colaboración, a través de obras de caridad y filantrópicas. Eran gotas en un inmenso océano de escasez18. b.- En 1934, se aprueban otras dos leyes: la nº 11.933, sobre Seguro a la Maternidad y la nº 12.098, que crea el Centro de Investigaciones Tisiológicas (dependencia del Hospital Tornú) y comenzó una valiosa campaña de propaganda sanitaria. La tuberculosis provocaba verdaderos estragos y en un escrito de la época leemos: “La sección estadística del DNH acaba de publicar el inTreinta años más tarde (1962) fue ministro de Salud Pública. Vinculada a los problemas económico-financieros que vivió el país, reflejo -en parte- de la situación internacional. 18 Hasta se aprobó la ley nº 11.838, de 1934, que creó la Junta Nacional de Ayuda al Niño (Para socorro de los de edad escolar, con alimentos y vestidos). 16 17

A partir de allí, reclama información sobre cómo se lleva Izzo, Roque A y Florencio Escardó. Una campaña de propaganda sanitaria. Bs As, Centro de Investigaciones Tisiológicas. Ley nº 12.098, p 9-10. 20 La obra pertenecería a la Lalct, impulsada por el socialista Alfredo Palacios. Se puso en marcha y, entre 1935 y 1939, se construyeron 14 pisos: la municipalidad de la Capital donó el terreno y el Estado nacional, junto a instituciones benéficas, juntó el dinero. La obra se reactivó entre 1948 y 1955, sin concluirla. En 2007, la Ciudad donó, los 60.000 metros, a la Fundación Madres de Plaza de Mayo. Sobrevino un nuevo retraso. Nos estamos refiriendo al predio de Villa Lugano/Ciudad Oculta (y se puede relacionar con la película Elefante Blanco, del director Pablo Trapero, de 2012). 21 De la que era presidente Ernesto Nelson, quien sostuvo una publicación (de vida efímera); en esta, aparece la leyenda: Hacia una humanidad mejor por el respeto de los derechos del niño (y funcionó en el edificio de la Sociedad Científica Argentina -SCA-). 22 Se fue perfeccionando a través del tiempo, con sucesivas reglamentaciones. Su propósito era cuidar al niño, combatiendo la morbimortalidad infantil (atendiendo a las etapas: preconcepcional, prenatal, intranatal, postnatal, lactancia, primera y segunda infancia y edad preescolar) y amparar a la mujer en su condición de madre. 19

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adelante la lucha contra las enfermedades sexuales y propone uniformar el tratamiento23. Recordemos que estamos en una etapa pre-penicilina, sin olvidar que, en varias partes del mundo, un número significativo de bacteriólogos está abocado a los tratamientos contra la sífilis (con buenos resultados del salvarsán) y otras venéreas y que falta para que lleguen las sulfamidas, la estreptomicina y las tetraciclinas, armas poderosas contra las infecciones rutinarias. En síntesis: mientras determinados sectores, prosperaban y aumentaban su poder adquisitivo, otros no tenían las necesidades básicas satisfechas y un barranco importante los separaba. No es difícil advertir que estos últimos estaban deseosos de un cambio. Hay, por lo menos, urgencias serias en salud, alimentos y viviendas24. d.- Es el momento, ahora, de poner un freno y dar espacio a una cuestión a todas luces preocupante y es la aceptación de planteos médico-criminológicos, vinculados a la vertiente biotipológica del endocrinólogo de moda, por los cuales el “mal” debía ser detectado y repelido desde el Estado (y en el “mal”, entraban desde el alcoholismo, la prostitución, la homosexualidad, a la disidencia política). Es que el campo eugénico argentino había virado hacia la derecha, con la aceptación -según supuestos planteos científicos- de políticas de exclusión25, que serían, a la larga, según esta interpretación, beneficiosas para la parte “sana” de la sociedad. Con el fin de dar mayor sustento a lo dicho, veamos un texto de un senador nacional, por Jujuy, que tiene un título revelador, Chusmocracia: “La libre práctica de la Eugenesia podría conducir no solamente al desarrollo de individuos más fuertes sino a ramas dotadas de mayor resistencia, inteligencia y valor. Estas ramas constituirían una aristocracia de la cual probablemente saldrían grandes hombres. La sociedad moderna debe alentar, por todos los medios posibles, la formación del mejor material humano. Ninguna recompensa económica o moral será bastante grande para aquellos que, gracias a la prudencia de su matrimonio, logren engendrar genios … Ver: Baliña, Pedro, “Sobre la manera de llevar a la práctica la ley nacional de profilaxis venérea”; en: La Semana Médica (separata), 1938. Baliña era profesor de Clínica Dermatosifilográfica (FCM/UBA); uno de sus defensores y buscó mostrar la conveniencia de la libreta sanitaria (libreta de salud), la pedagogía que implicaría un museo venereológico, sumado a la propaganda adecuada. 24 El Censo Escolar, del Analfabetismo y de la Vivienda, de 1943, mostró que el hacinamiento era un grave problema y, en igual año, se creó la Comisión Asesora para la Vivienda Popular, con la tarea de solucionar lo dicho. 25 Se trata de una temática de sumo interés (que acá no podemos abordar con amplitud), que ilustra sobre un enfoque de la sociedad, que, en un error de síntesis, asocia a las clases bajas con el delito. Por entonces había visitado al país el médico fascista italiano Nicolás Pende y dado curso, en 1932, a la Asociación Argentina de Biotipología, Eugenesia y Medicina Social. Relaciónese con lo que acontecía, en este sentido, en la Italia de Mussolini. Cfr.: Miranda, Marisa, “Doxa, eugenesia y derecho en la Argentina de postguerra (1949-1957)”; en: Vallejo, Gustavo y Marisa Miranda. Políticas del cuerpo. Estrategias modernas de normalización del individuo y la sociedad. Bs As, Siglo XXI, 2007, p 97-130. 23

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La fundación de una aristocracia biológica hereditaria, gracias a la Eugenesia, voluntaria, sería un paso importante hacia la solución de nuestros actuales problemas” 26. e.- Fue en 1939 cuando un equipo de investigadores biomédicos (que pertenecían a la Facultad de Medicina de Buenos Aires) dio a conocer el valor de la “angiotensina” para el control de la hipertensión arterial, de tanta afectación sobre una porción de la población. Una vez más, la medicina argentina ponía de manifiesto sus aportes a la universal; después vendrán otros. Expresiones de Benjamín Villafañe, que aparecen a su libro Chusmocracia. La chusma no está en las masas, sino en quienes las explotan (Bs As, imprenta Mercatali, 1937, p 106). Piensa a la eugenesia como una suerte de experiencia genética mendeliana realizada con guisantes. Se olvidó que se trataba de personas. Dice haber tomado al azar párrafos del libro de Alexis Carrel, L´homme, cet inconnu (1935). Nota: Villafane, del Partido Conservador y adherente al golpe de Estado de Uriburu, también argumenta: “Entre nosotros, los argentinos, el izquierdismo triunfó en 1916 y nadie puede imaginar la trascendencia de los daños causados y los que aun tenemos que esperar”; agrega una mirada retrógrada al referirse a la mujer: “El cerebro de la mujer, dice la ciencia y la observación, es más pequeño que el del hombre. Es un instrumento calculado … no para las altas especulaciones de la ciencia”. De este tenor son otras afirmaciones. 26


III.- Un anticipo (1943-1946)

➤➤En una tentativa por acercar a un balance equilibrado,

señalamos que no hubo indiferencia por las cuestiones sociales y que se buscó una recuperación económica; siempre desde la mentalidad de esa clase gobernante; además, a modo de ejemplo, recordamos que la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires dispuso la obligatoriedad de la Libreta Sanitaria (1942; inicialmente para los empleados o obreros de esta administración). Pero, una mayoría del pueblo, no olvida atropellos que imputa graves: el desplazamiento injusto y la anulación del poder legítimo de un político votado por una ciudadanía; la incapacidad, de los nuevos, para resolver con mayor efectividad la cuestión económico-social; la “vergüenza” del pacto con Gran Bretaña; la repugnancia por las denuncias de fraudes electorales y los actos de corrupción. Además, las mediciones no se hacen por la cantidad de leyes dictadas o por las intenciones escritas de los legisladores; sino por la efectividad, que se vincula a la fuerza y voluntad del poder de turno para que su aplicación y ejecución sea verdadera, no de canturria.

Europa es una catástrofe; mueren soldados y civiles. La economía está descompuesta y todo recurso parece válido para llegar al triunfo. Se pensaba que el resultado beneficiaría al Eje; hasta que la situación viró y advirtieron los primeros indicios de éxitos, como responsabilidad de los Aliados. Algunos países de la periferia habían adherido a uno u otro bloque. México y Brasil, lo hicieron por los Aliados; la Argentina mantenía (al igual que en la Primera Guerra), su neutralidad. Y, en medio de tal situación compleja, entre nosotros se dio el golpe del 4 de junio de 1943, que despliega, otra vez, la influencia militar y repliega, como contrapartida, la de los políticos. Fue el turno de Arturo Rawson, Pedro P Ramírez y Edelmiro Farrell. Dejando de lado otras cuestiones, pasemos a ubicar a Juan D Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión27 y un 17 de octubre de 1944 se sancionó el Estatuto del Peón Rural; por un lado, satisfacción de los asalariados y, del otro, malestar de los patronos y productores agropecuarios (y se reforzó, en 1947, con la ley de creación de la Comisión Nacional del Trabajo Rural que, una vez más, molestó a las organizaciones empresariales agrarias). El citado Estatuto vino a llenar un vacío notable y compensar, mínimamente, una situación de inequidad. El campo había sido, durante décadas (y, muy particularmente, desde la implantación del modelo agro-exportador) el baluarte de la economía argentina, con pingües ganancias de los patrones y notable desprotección de los trabajadores. También aparecieron los Tribunales del Trabajo y el Instituto Nacional de Previsión Social, brindando especial atención a aquellas normas que se ocupaban de los despidos, licencias por enfermedad, jubilación, etc. Los sectores hegemónicos, ante este avance que hacía tambalear sus intereses, contraatacaron. Si hacemos un ejercicio de lectura de los principales titulares de los diarios de esos meses nos encontramos con novedades internacionales como: apresamiento de Mussolini, suicido de los jerarcas nazis (con Adolfo Hitler a la cabeza), fin de las matanzas, lanzamiento de dos bombas en Japón. Todo precedido por varias reuniones y entre ellas las de Yalta y Potsdam y los Acuerdos de Bretton Woods; hacía su entrada, otra vez, la socialdemocracia y se impusieron los Estados de bienestar. Pronto aparecieron las rivalidades entre los vencedores. Entre las primicias locales, la marcha del 17 de setiembre, de la Constitución y la Libertad, el alejamiento de Perón del eje del poder y su aislamiento en la isla Martín García. Fue un momento crítico para este militar carismático, quien podría haber sufrido el fin de su “carrera política”; pero, la concentración en la Plaza de Mayo, del 17 de octubre de 1945, le abrió otra oportunidad. Es posible que en ese momento, hayan hecho su aparición, de manera inorgánica, los principales íconos del peronismo: los “cabecitas negras”, los “descamisados”, los “patas sucias” y algunos otros (con un modo de vestir y de expresarse), con la “ocupación” de un determinado sitio (¡la plaza!). Y, a su turno, un escrito recordará: “Uno de los primeros actos de … Perón, ya en la Secretaría de Trabajo y Previsión, fue encarar el problema que 27

Su origen está en el viejo Departamento Nacional del Trabajo, creado en 1907. Médicos & Medicinas | 13


planteaba la existencia de una masa de parias: el peón rural … Luego … encaró otra difícil cuestión que durante años paralizó el progreso rural a favor de un régimen de tierra típicamente feudal … El conductor del pueblo argentino arremetió contra ese orden de cosas creando un régimen de justa proporción entre los derechos de los propietarios, los del colono y los del país, interesado siempre en la armonía de ambos …” 28. En las cuestiones de salud, se procedió a una reestructuración significativa; fue el tránsito desde el DNH, a cargo de Eugenio Antonio Galli (que cerraba después de 64 años de existencia), a la Dirección Nacional de Salud Pública29, ahora bajo la conducción de Manuel A Viera, y se despachó su Estatuto, que explica: “La DNSP extenderá su acción a todo el Territorio de la Nación a fin de proveer y preservar la salud de los habitantes del país, asegurando la asistencia médico-social y tratamiento de las enfermedades” 30.

Así logró sumar, con su accionar, la legitimidad del ejercicio (que valoró un sector; mientras otro lo repudiaba).

➤➤Datos a tener en cuenta: el país registrará -en 1947-

16 millones de habitantes (con un 15% de extranjeros), total que señala un crecimiento de alrededor del 23,5% respecto del anterior censo (1914) y una tendencia a la concentración urbana (c 10 millones; con un crecimiento inter-censal del 28,4%), muy evidente en el Gran Buenos Aires, por la expansión de la actividad industrial de la zona, que, a la vez, generó un aumento significativo del empleo31. Esto sin desconocer que uno de los serios problemas (y heredado) era el déficit de la vivienda familiar.

Sobrevino el turno de las elecciones de febrero de 1946, cuando se enfrentaron dos fórmulas principales: la que triunfó y la derrotada, de la Unión Democrática (coalición integrada por la Unión Cívica Radical, el Partido Socialista, el Demócrata Progresista y el Comunista). Aquella sostenía al militar que se había instalado en el escenario grande de la política nacional, como copartícipe de un golpe institucional, pero que ahora lograba la fuente de la legitimidad a través de las urnas, que lo ungieron como un representante democrático. Estos nueve años corresponden al llamado “primer peronismo” (Perón contabilizó, en la primera elección, 52% de los votos y 63% en la segunda). Había emergido un nuevo líder que supo aprovechar convenientemente el vacío de poder que sobrevolaba la época y además, fue capaz de formular un proyecto diferente, alternativo. Para alcanzar el éxito de tal propuesta le resultó crucial tener un significativo apoyo del Parlamento Nacional (que marcaba una primera diferencia con Yrigoyen: en especial con la primera presidencia, donde tuvo fuerte hostilidad del Congreso). En ese boceto estaba la integración de la clase trabajadora a la vida política y logró instalar una adhesión, una lealtad, que los gobiernos posteriores no pudieron romper, aun ofreciendo políticas sociales nuevas.

Algunas medidas iniciales Comencemos con dos temas cruciales: el voto femenino (1947) y la reforma constitucional de 1949. Fue la ley nº 13.010 la que otorgó el voto femenino y Eva Duarte (la esposa del presidente) “emergió” como la figura clave. El partido en el poder, pudo armar la rama femenina y, poco después, ingresaron en las legislaturas provinciales, en los concejos deliberantes y en el Congreso Nacional las primeras representantes políticas. Es decir: se amplió la participación ciudadana y un viejo reclamo fue satisfecho. Podemos preguntarnos sobre la “oportunidad”, la “demagogia”, “el interés inmediato”; lo cierto es que se superó una injusticia. Esto no nos conduce a olvidar la larga data del accionar de las sufragistas locales, que es anterior al Centenario, y la recepción favorable de las noticias, en igual sentido, que venían de otros países (Gran Bretaña, EEUU, Brasil, Uruguay, etc.). Acá se habían desplegado tempranos intentos (como el de Julieta Lanteri, de Alicia Moreau, de Angélica Mendoza y muchas otras de falta de rectitud no mencionar) dispuestos a crear Partidos Feministas y ensanchar la coparticipación cívica. La historia contaba con los antecedentes en San Juan y Santa Fe, que pasaron no sólo de manera anecdótica sino real. Pero hacía falta una fuerza importante en el Parlamento, del que antes se careció, y el nuevo gobierno la tuvo. Vino la hora de la reforma Constitucional. No se ignora que tuvo un especial propósito político: la búsqueda de la reelección presidencial, pero simultáneamente los constituyentes incluyeron en el nuevo texto algunos aspectos de relativa originalidad e incorpora (en el capítulo III) los Derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura. Así se detallaron derechos especiales: de trabajar, retribución justa, capacitación, condiciones dignas, preservación de la salud32, bienestar, mejoramiento económico y otros.

Almanaque 1951-52. RA (Bs As), Ministerio de Agricultura y Ganadería. Años XXVI, XXVII, p 11. 29 Según decreto nº 12.311/43; con dependencia del Ministerio del Interior, responsabilidad de Alberto Teisaire. 30 De fecha 30 de noviembre de 1944. Ver: Ministerio del Interior. DNSP. Memoria del Primer Congreso de Salud Pública. Bs As, 23-30 de setiembre de 1945, p 10.

El de 1947 fue el cuarto censo. Los anteriores conteos habían detallado: en 1869, c 1.880.000 habitantes; en 1895, c 1.960.000; en 1914, c 7.890.000 (con más población urbana que rural). 32 Por ejemplo dice: “corresponde velar para que el régimen de trabajo reúna los requisitos adecuados de higiene y seguridad, no exceda las posibilidades normales del esfuerzo y posibilite la debida oportunidad de recuperación por el reposo”. También, respecto a los ancianos incluyó el

A continuación se reunió el Primer Congreso Nacional de Salud Pública, que usó como sede al Parlamento Nacional y se adelantó la conveniencia de un Plan Nacional de Sanidad.

IV.- El peronismo en el poder (1946-1955)

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(en 1952) y los de Obras Sanitarias 33. Agregamos otro comentario: “nacieron el Hospital de Niños Presidente Perón, en Catamarca; el Policlínico de la Epidemiología Infantil, en Buenos Aires; el jardín de infantes San Vicente; las colonias de vacaciones de Ezeiza; las ciudades estudiantiles de Córdoba y Mendoza; y lo nuevos hogares escuelas en Comodoro Rivadavia, La Rioja, Mendoza, San Juan y Paraná” 34.

3.- Cuestiones de salud Es en este campo donde se dieron algunos cambios muy reveladores. a.- Se instaló el Ministerio de Salud Pública, heredero de la Secretaría de Salud Pública (dependencia de la Presidencia de la Nación). Tuvo como primer titular a Ramón Carrillo, quien cubrió el período 1946-1954. La flamante gestión impulsó la construcción de nuevos hospitales, centros sanitarios (públicos y privados), las campañas médicas y sanitarias y la concientización sobre los beneficios de la salud. Medidas que venían a complementar las disposiciones en política alimentaria, de salud laboral, de viviendas, etc. “En pocos años la infraestructura hospitalaria creció logrando la duplicación del número de camas entre 1946 y 1951, construyendo veintiún hospitales con capacidad aproximada de 22.000 camas. Entre estas construcciones se destacan los policlínicos de Avellaneda (1951) y Lanús (1952) … Los sindicaros complementaron la acción estatal, porque favorecidos por el apoyo crediticio del sistema bancario oficial, los ferroviarios construyeron su propio policlínico, al igual que los bancarios (en 1950), los obreros de la industria del vidrio derecho a la vivienda, la alimentación, vestido, “cuidado de la salud física” y otros. El texto incorporaba los derechos de segunda generación, como más o menos se hacía en parte del mundo occidental.

b.- Se instaló la EMESTA (Especialidades Medicinales del Estado), empresa destinada a la producción de medicamentos, con el fin de hacerlos accesibles y llegar a la red de hospitales que estaba en marcha; siempre dentro de la lógica de producir según la demanda local (o regional), abaratar costos, sin bajar calidad y aumentar la oferta de puestos de trabajo, con una rentabilidad final que beneficiaría al país (y reduciría la salida de divisas o dependencia de los laboratorios extranjeros) c.- Hubo gran apoyo a la lucha antipalúdica. Se buscó la colaboración de técnicos solventes y a través de la Dirección General de Sanidad del Norte, se efectuaron varias campañas destinadas a paliar tan grave dolencia con afectación sobre grandes extensiones del país. Era (y es) una región muy vulnerable (invadida por el A.pp -Anophelespseudopunctipennnis-) y con un accionar coordinado entre agentes sanitarios (médicos, enfermeros, comisionados) y comunidad, se hicieron acciones de promoción, protección y rehabilitación sanitaria. La labor de Carlos Alberto Alvarado fue singular. Se emplearon técnicas publicitarias y de reconocimiento muy simpáticas y efectivas. Se empleó el DDT y se logró una baja significativa de casos. Tampoco olvidaron las campañas contra la enfermedad de Chagas-Mazza. c.- Otra vez un grupo de investigadores de la casa de estudios de Buenos Aires da a conocer una novedad: una efectiva prueba de embarazo (que utilizaba el sapo macho de la variedad Bufo Arenarum), que se utilizó hasta la década de 1960, cuando fue reemplazada por las tiras reactivas. El principal responsable fue Carlos T Galli Mainini, si bien el equipo era más grande (con figuras del calibre de Eduardo Braun Menéndez y Eduardo De Roberti); en general, ninguno de ellos afectos al gobierno del momento. “La reacción se comienza a usar en 1947 y se extiende rápidamente por todo el mundo. Conjuntamente con el método del citrato de sodio para hacer la sangre incoagulable de (Luis) Agote ha sido el invento médico argentino

Rapoport, Mario y colaboradores (2000). Historia económica y social de la Argentina (1880-2000). Bs As, Ediciones Macchi, 2000, p 375-6. Amplíese con: Sánchez, Norma Isabel. Historia Económica y Social. Estudio comparativo entre el Viejo Mundo y la Argentina (Ciencia y Economía). Bs As, Grafi-k, 2012 (2º edición), (preferentemente, p 414 y ss). 34 Gambini, Hugo. Historia del peronismo. El poder total (1943-1951). Bs As, Planeta, 1999, p 334. 33

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más conocido internacionalmente” 35. d.- Se realizó el Primer Congreso Argentino de Medicina del Trabajo (1948). Nadie ignora que las políticas laborales, desde el Estado, llevaban tres décadas de desenvolvimiento; sin embargo, fue esta etapa cuando la imaginería peronista se ocupó de “reinventar” al trabajador como un actor “propio” y fundamental. e.- Y se expandió el uso de los antibióticos, restringidos durante los años de la Segunda Guerra Mundial pues se necesitaban para los frentes bélicos. Ahora los laboratorios de productos medicinales, en plena competencia, pudieron darle un fuerte impulso y su empleo, a cargo de los profesionales, se popularizó y masificó. Fue un vuelco decisivo en la terapéutica médica. Carrillo y Perón. La salud, como la felicidad de los pueblos Perón y Carrillo se conocieron cuando uno tenía 50 años y el otro 39. Este, un neurólogo de prestigio, con buena posición dentro de la Facultad, donde fue decano (en 1945), de afinidades con la Iglesia católica; quien, a la vez, tenía críticos entre el claustro docente y las autoridades universitarias que manifestaban su repudio al militarismo, el verticalismo autoritario y la inclinación confesional de las nuevas autoridades, a las que él respetaba. Estos reparos le aumentaron cuando ocupó la función pública nacional; sin embargo, el paso del tiempo ha aplanado los reproches y es difícil36 hallar críticos o entendidos que ignoren el valor de su desempeño en el área de su competencia. En un texto de la época le atribuye al encargado del PEN, la siguiente alocución:

do médico, con marcada afición por la química, quien había incursionado en la política. También, por ser hombre de las fuerzas armadas, donde la higiene (en sentido muy amplio) es un bien preciado. Y encontró en Carrillo un aliado eficaz. “La medicina -en el decir de Carrillo-, como arte de preservar, conservar, restaurar la salud de la comunidad, configura un nuevo aspecto de la civilización contemporánea … La medicina no es solo un oficio, es una ciencia social, una ciencia política y una ciencia económica … y la expresión más concreta del grado de adelanto de una Nación” 38. El ministro concibió un plan integral de política sanitaria nacional39 e insistió en la educación sanitaria del pueblo, amplia, donde tenía su espacio la medicina del trabajo y del deporte. “Se trata de …, aumentar el caudal científico del país, reunir los datos para una información sanitaria exacta y aprovechar armónicamente la administración sanitaria” 40. No tenemos que suponer falta de sinceridad en estas palabras; pero, ¿cómo entendemos, entonces, que en 1947, cuando Houssay logró el premio Nobel de Fisiología y Medicina no haya recibido ningún reconocimiento desde el gobierno? La posible respuesta es: Houssay forma parte de los “otros”, de los críticos, de los “antipatria”41. Carrillo también participó, junto a su equipo, del delineado de los temas de salud, del Segundo Plan Quinquenal, lanzado en 1953:

“La medicina es, sin duda alguna, la más extraordinaria de todas las ciencias y la más necesaria para la humanidad; todas las demás pueden considerarse subsidiarias, ya que para ser es preciso existir y para existir es indispensable cuidar la existencia; por eso debe considerarse la ciencia médica como la más noble de todas las ciencias” 37.

(Capítulo VII) Objetivo fundamental: desarrollar la protección y el mejoramiento de la salud del Pueblo, a fin de acrecentar su bienestar físico, intelectual y moral y obtener el máximo coeficiente de actividad vital; y será realizado mediante: a) la acción estatal pura; b) la cooperación entre la acción estatal y los organismos médico-asistenciales, en particular aquellos dependientes de asociaciones profesionales; c) la acción privada exclusiva, supervisada por el Estado (mutualidades, asistencia médica en la industria, institutos privados)42.

Es posible que Perón haya sentido respeto por la medicina; no es un dato menor que su abuelo haya sido un reconociLardies González, Julio, “Importancia de la obra de Carlos Galli Mainini, en la Obstetricia Internacional”; en: Archivos de Historia de la Medicina Argentina. Bs As, año V, nº 13, mayo-agosto 1975, p 10 (Publicación de la Cátedra de Historia de la Medicina, FM/UBA). 36 Pero no imposible. Para confrontar leer, entre muchas, la nota de Rodolfo Barros, “El otro Ramón Carrillo. Poblar y purificar”; en: (diario) La Nación. Bs As, 28 de agosto de 2007. Nota: Carrillo fue autor de un proyecto, apoyado desde la Secretaria de Investigación Científica y Docencia (Secretaría de Salud Pública de la Nación), para crear un premio, que distinguiría a los mejores escritos presentados sobre Medicina del Trabajo, Higiene Industrial e Higiene Pública. No hubo postulantes y nunca se entregó. Ver: Archivo FM/UBA. Expediente 56.763 (Premio Juan Perón). 37 Almanaque de la Salud, 1948. RA, Secretaria de Salud Pública de la Nación; proemio. (Supervisado por el Instituto de Educación y Propaganda de la Dirección de Cultura Sanitaria; Proteo-Estudio, enero de 1948). 35

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Detalla, a continuación, que se llevará a cabo respetando los principios de integridad, gratuidad, dado que “la tragedia de los pobres carentes de medios para asistirse de sus enfermedades será desterrada para siempre”, con aumento de camas asistenAlmanaque de la Salud, 1948 …; proemio Para más datos, ver: Almanaque de la Salud, 1948 … 40 Almanaque de la Salud, 1948 …, p 90. 41 Una argamasa de adhesión de los “antiperonistas” estuvo, preferentemente, entre los que repudiaban la organización a través de un jefe omnipresente. Eso ayuda a comprender por qué, en el primer peronismo, fue tan fuerte la oposición, de un buen número de los universitarios e intelectuales. 42 Manual Práctico del 2º Plan Quinquenal …, p 97. 38 39


ciales, construcción de policlínicos y nuevos centros sanitarios, socorro ambulatorio y los trenes sanitarios, la educación pertinente, más “la redacción de un Código de ética profesional y el reglamento de profesiones médicas”. Se completaría con un plan de vivienda, de turismo (social y escolar), obras y servicios médicos, etc. En 1954, fue responsable del libro: Nace un hijo, que fue de distribución gratuita43. Una de las originalidades del peronismo, sin bien las políticas públicas de salud son anteriores44, está dada por una conjunción de variables: centralización de las disposiciones a través del Ministerio de Salud con un eficiente gerenciador (que, sin embargo, no olvida la conveniencia de la regionalización de la atención médica), inversión significativa de dinero en los servicios médicos (porque las arcas del Estado lo permiten), creación del Instituto de Previsión Social, apoyo de la Fundación Eva Perón, una renovada y ampliada legislación laboral y, no por estar ubicada en último lugar carente de importancia, el programa de propagación de estas novedades médico/asistenciales a través de un eficiente mecanismo de comunicación: así se disipó el viejo concepto de la salud, como caridad médica y/o filantropía social, por el de derecho a la salud 45. Algunos viejos ideales del socialismo vernáculo, fueron fagocitados y absorbidos, en gran medida, por una nueva ideología (que los contiene y rechaza), por un movimiento político que llega al poder y transforma en hechos concretos una parte de los planteos teóricos. Sin embargo, no todo era una maravilla; en más de una ocasión aparecieron las rivalidades institucionales y la escasa coordinación. Carrillo y Eva Duarte Hubo un período de relativo buen entendimiento entre Eva Duarte, responsable de una Fundación que llevó su nombre y Carrillo, el hombre del Ministerio; después se distanciaron. La esposa del jefe de Estado tuvo un liderazgo informal, con fuertes funciones políticas, usando los estímulos y sanciones, los premios y castigos y concediendo mucha importancia a la lealtad; a tal fin, utilizaba una comunicación emotiva, donde jugaron un papel muy especial las “palabras” elegidas. La Fundación estuvo activa entre 1948 y 1955; se inclinó, principalmente, a la asistencia social: distribuía alimentos, ropa, juguetes y muchas otras cosas entre las familias carecientes del país. Además, apoyó la construcción de hospitales y el envío de trenes (Ramón Carrillo) Bs As, Ministerio de Salud Pública de la Nación, 1954, 172 p. Véase: Obras Completas (de Ramón Carrillo). 44 No olvidemos que la encíclica Cuadragesimo Anno, de 1931, está fundada en el principio de la justicia social (a veces, más declamatorio que efectivo; pero ahí estaba). Y, lo fundamental es el Informe de William H Beveridge, presentado al parlamento británico, de 1942, que resultó decisivo en la política de la seguridad social de la segunda postguerra. Fundamentó como el valor de la salud para la familia y la Nación es de tal magnitud que no se puede dejar al cuidado individual y reclama la organización de un servicio más ambicioso Puede decirse que, en Gran Bretaña, se ponía en marcha el Welfare State, que otros imitarían, con garantías de ciertos estándares mínimos de ingreso, alimentación, salud, habitación, educación. 45 Para completar, recomendamos: Perón, Juan D. Doctrina revolucionaria. Bs As, Freeland, 1973 (1946, 1º edición). Allí están (de manera genérica), algunas de las ideas cardinales que se intentaron aplicar durante este gobierno. 43

sanitarios al interior, los hogares destinados a ancianos y madres solteras, las colonias de vacaciones, los hogares-escuelas, las clínicas (como las de recuperación infantil), el suministro de ropa blanca de camas, los torneos deportivos infantiles y juveniles y, hasta, creó una Escuela de Enfermeras (que se sumaba a otras preexistentes). Hay una búsqueda del bienestar y paliar las necesidades más acuciantes, con tres ejes: niños, madres y ancianos. El desenvolvimiento de la Fundación, fue muy grato y satisfactorio para algunos; no así para otros, entre los que ubicamos a la Iglesia que, desde larga data, entendía que le pertenecía la asistencia social, la sanitaria y la recreativa. No hay dudas que un sector significativo de la población todavía soportaba los efectos de la infausta década de 1930; que persistía la polarización entre la clase alta y la clase baja; que los gobiernos anteriores, más liberales que sociales, cuando hubo momentos de bienestar pensaron más en obras públicas exuberantes, que en una mejor distribución de la riqueza; que … Y, ahí surge el interrogante: por qué los votantes no canalizaban su voluntad por otro tipo de legisladores (de los partidos socialistas, de izquierda u otros nombres eventuales) como una manera de conseguir una proximidad a la equidad social. Respuestas posibles: porque había fraude, porque faltaba cultura de participación, porque prevalecía la atonía política, la desilusión, el desconocimiento de las ventajas que da la cohesión ciudadana. Por lo que fuera; será el peronismo el movimiento que coopte esas voluntades El peronismo y los niños Los textos escolares, actuaron como cintas de transmisión de las nuevas propuestas y ayudaron a su internalización, mientras afianzaban el nexo entre Perón-Evita y los pequeños. Algunos lemas, repetidos en múltiples ocasiones, sentenciaban: “En la Nueva Argentina los únicos privilegiados son los niños” 46. “Luchar por el bienestar del niño es luchar por la grandeza de la patria” 47. Y se insistió en “los derechos” que los amparan. Con el interés puesto en dar satisfacción a tan digno propósito se habilitaron comedores, casa-hogares, colonias de vacaciones; cambió la modalidad de la disciplina, de los uniformes y resultaron alentadores los “campeonatos” deportivos. Se repartían juguetes (el “general Perón quiere que a ningún niño le falten juguetes”), se apoyaba el veraneo (“en la Nueva Argentina todos los niños pueden veranear”) y se levantaron ciudades infantiles (“La ciudad infantil es un paraíso … Todos juegan contentos y felices”). Un ejemplo paradigmático fue la construcción de la República de los Niños (en la localidad de Gonnet, La Plata), comenzada en 1949 e inaugurada en 1951, precursora de los parques temáticos. A la par, se acompañaba con diversos programas médicos: se repartían cartillas de sanidad y se apelaba a la colaboración de 46 47

Los 20 pensamientos del General Perón. RA, Libreta Peronista. Los 23 pensamientos de Eva Perón. RA, Libreta Peronista. Médicos & Medicinas | 17


los docentes y entre los muchos ejemplos, trascribimos: “Al magisterio argentino, para que, compenetrado de la alta misión social que se persigue, estudie a fondo el problema y colabore … haciendo conciencia en la niñez y la juventud argentinas acerca de la necesidad de prepararse para poder prestar, en cualquier momento, ayuda a nuestros semejantes en desgracia” 48. En algunos libros de lectura, hallamos comentarios como los siguientes: Perón y Eva Perón Todos los niños son felices. Tienen juguetes y golosinas. Tienen también casas lindas y vestidos nuevos. Todos pueden veranear. ¡Cuánto les debemos a Perón y Eva Perón! Se editaron varios textos de lectura, del tipo seleccionado49; reiteramos, con aprobación de unos y repudio de otros; y, entre estos, el convencimiento que el país estaba pisoteado, por una dictadura mitómana, responsable de un discurso “colonizador”, “apropiador”, de símbolos huecos y banales, que descabeza el panteón de los héroes nacionales para ubicar en la cima a un autoritario-corrupto, capaz de cambiar la versión correcta de la Historia. La salud es para el pueblo Todo intersticio fue aprovechado con el fin de hacer comentarios sobre la salud; la Dirección de Cultura Sanitaria (del MSPN), en un paratexto recomendaba: “En materia de salud, prevenga sus males, conociéndolos y atacándolos a tiempo. Los establecimientos sanitarios del Estado son para el pueblo. Acuda a ellos con fe y optimismo en la ciencia y el espíritu de la medicina argentina” 50.

dico periódico y podrá conservarse en salud y disfrutar del bienestar que Ud. merece. Concurra a los establecimientos sanitarios oficiales que están al servicio del pueblo” 51. Un tercero, sobre defensa de la práctica médica rigurosa:

En otro: “¿Es Ud. supersticioso? ¿Cree usted en amuletos y pases magnéticos? ¡No!, ¿Verdad ?... Entonces no abandone su salud en manos de curanderos y embaucadores. La ciencia médica tiene las soluciones que usted necesita. Verifique entonces periódicamente su estado de salud, concurriendo a los establecimientos sanitarios oficiales, que están al servicio del pueblo” 52.

“¿Ha pensado usted cuál es el mayor capital de su vida? … la salud. Presérvela, pues sin salud los otros bienes de la vida no tienen ningún valor. Practique el examen méSolidaridad. (Comando de Defensa Antiaérea del Interior). Texto auxiliar para los temas de defensa civil. Incorporados a los programas del Consejo Nacional de Educación. Bs As, 1949, proemio. Nota: no es de competencia de este escrito, pero se aprobaron leyes muy significativas: como la nº 14.367, que pone fin a las diferencias entre hijos nacidos dentro y fuera del matrimonio; la nº 14.394 sobre el divorcio; la nº 14.401 que suspende la enseñanza religiosa en los establecimientos educativos estatales y, vinculado a esto se planificó una reforma constitucional (por la ley nº 14.404) que quedó suspendida. 49 Arena, Luis. Alelí. (Método ecléctico de lectura. Con un cuaderno de ejercicios). Bs As, Ángel Estrada, 1954. 50 Cfr: Almanaque 1951-52. RA (Bs As), Ministerio de Agricultura y Ganadería. Años XXVI, XXVII, p 62. 48

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La población entendió que tal esfuerzo propagandístico se legitimaba con hechos. Más de un autor ha analizado los recursos y resultados logrados por este megaholding, que apelaba desde cartillas, afiches y todo tipo de gráfica a la radio, los noticieros cinematográficos, la novísima televisión53. El Perón cumple y Cfr: Almanaque 1951-52 …, p 76. Era una campaña contra las moscas y aconsejaba el uso del DDT. Otras se referían a la conservación de la vista. 52 Almanaque 1951-52 …, p 95. 53 Ruiz, Fernando. Guerras mediáticas (Las grandes batallas periodísticas 51


la grandeza nacional”; “En esta tierra lo mejor que tenemos es el pueblo” 54. El fideismo, también está presente. Una particularidad es que el partido (y/o el movimiento) sustantivó y adjetivó el apellido del conductor. Hay un marcado discurso apologético: “Para un peronista no puede haber nada mejor que otro peronista”. En las máximas de Eva: “Perón es el justicialista más grande que conoció la historia argentina”; “Para la mujer ser peronista es ante todo fidelidad a Perón”; “El general Perón es el principal propulsor del voto femenino”; “La mujeres peronistas debemos cumplir como cumplió Perón”; “Las generaciones futuras vivirán felices en la gran patria argentina que está forjando Perón” 55. Entre los deberes de un peronista: “Conocer y difundir la Doctrina Peronista”; “Conocer y difundir la obra de gobierno”; “Ayudar a otro peronista, viendo en él a un amigo y no un rival para alcanzar el ideal: uno para todos y todos para uno”; “Conquistar para el Partido a nuevos ciudadanos”. “No tener otra bandera que el engrandecimiento de la patria y no tener otro líder que Perón” 56. En algún libro de lectura del nivel inicial:

Evita dignifica, fue de un notable talento comunicacional. Por su parte, el Ministerio de Obras Públicas resultó eficaz para materializar la infraestructura edilicia predestinada a la salud, la educación y el esparcimiento; si bien, algunas propuestas quedaron en el tablero y otras, con el tiempo, fueron, por el arribo de un espíritu revanchista, alteradas y rediseñadas. El líder y el pueblo Mucho se ha escrito sobre el líder en los populismos y el concepto de pueblo. Ahora, buscaremos uno y otro en la retórica peronista. Muy difundidos estaban, particularmente entre los adherentes, pensamientos como los siguientes: “La verdadera democracia es aquella donde el gobierno hace lo que el pueblo quiere y defiende un solo interés: el del pueblo”; “El peronismo es esencialmente popular. Todo círculo político es antipopular y, por lo tanto, no es peronista”; “La política no es para nosotros un fin sino sólo el medio para el bien de la patria, que es la felicidad de sus hijos y

Perón ¡Viva Perón! Perón es el Líder. Perón es un buen gobernante Todos aman a Perón Manda y ordena con firmeza. Todos cantan: ¡Viva Perón! El líder nos ama a todos ¡Viva el Líder! ¡Viva! ¡Viva el líder! 57 Consignas que buscaban un refuerzo de identidad partidaria, cohesión interna, reducción del conflicto, autoestima potenciada, con un mensaje “moral” implícito. Tal vez, insensiblemente, se estaba potenciado una creencia: “todo lo bueno comenzó con Perón”. Fácil es entender que, de igual modo que el yrigoyenismo saturó a una parte de la ciudadanía, el peronismo cayó en igual situación; afirmación que no implica justificar el desplazamiento compulsivo de uno y otro, violentando la voluntad popular. Una Facultad de Medicina para Mendoza La provincia tuvo sus gobernadores “peronistas” y, otra vez, podríamos reiterar que existió un ajuste, un acoplamiento a las medidas nacionales. Nos interesa destacar que, por un decreto presidencial, nº 27.258 (del 26 de diciembre de 1950), Los 20 pensamientos del General Perón. RA. Libreta Peronista. RA. Libreta Peronista. 56 RA. Libreta Peronista. 57 Arena, Luis. Alelí …, p 15 y 22.. 54 55

desde la Revolución de Mayo a la actualidad). Bs As, Sudamericana, 2014. Nota: recuérdese el desempeño de Oscar Lomuto y Raúl A Apold.

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se dispuso crear la Facultad de Ciencias Médicas (con sus escuelas: Medicina, Odontología, Bioquímica, Farmacia, más Obstetricia y Kinesiología, Servicio Social y Pedagogía Social; el plan era ambicioso y los recursos escasos, por lo que sólo Medicina inició su actividad) que dependería de la Universidad Nacional de Cuyo, con funcionamiento provisorio en el Hospital Central58, hasta que se levantara su propio edificio. Se la denominó Tomás L Perón. “Las facetas positivas de los tres signos políticos que gobernaron la provincia entre 1918 y 1955 fueron el énfasis en la legislación social de los gobiernos lencinistas (19181930), el énfasis en las obras públicas en los gobiernos conservadores (1933-1943) y la doble tarea de legislación social y obras públicas de los gobiernos peronistas (19461955)” 59. Las cátedras se cubrieron de manera paulatina y, unos cuantos emigrados europeos (entre ellos republicanos españoles, otros venidos de Italia o de Portugal), más graduados nacionales, dieron lugar, a su turno, a la formación de un polo cuyano de investigación científica. Además, se procuró hacer la sede local de la Fundación Eva Perón, con poco éxito.

VI.- Nos preguntamos ¿Cuál fue la peculiaridad del peronismo? En una primera entrada estamos deseosos de decir que no inventó nada; que no fue galáctico; pero debe ser una conclusión apresurada y poco reflexiva, pues, por qué tuvo tanto éxito, por qué se sigue hablando de él, por qué todavía suscita fuertes adhesiones, por qué es motivo de análisis de politólogos, ensayistas, … Seguramente que la respuesta debe ser muy amplia y compleja y distante de aquella primera afirmación. Por un lado, introdujo cambios, en ocasiones muy evidentes en los aspectos médicos (y económicos); por otro, intensificó resoluciones de anterior factura. Además, y ahí está una de las razones de su originalidad: entendió y satisfizo a una buena parte de las necesidades de la población del momento. Resultó muy eficiente en la comunicación, en el proselitismo, que se transformó en una prioridad y, de alguna manera, modificó la vida de la sociedad, en tanto que difundió el concepto del bienestar/abundancia, de recuperación de la dignidad del trabajador nacional y popularizó el de los “derechos”. Brevemente: la mejora en los salarios, aumentó la llegada a los

Este hospital fue un proyecto de los años de 1930. Para 1944 estaba casi listo y se vio forzado a actuar ante la catástrofe de San Juan, que sufrió un terremoto en enero de 1944. Tuvo, como dependencia de la FM, su Instituto del Bocio (1951); al año siguiente nació la ley nº 2.112, que obligó al uso de la sal yodada en la provincia. Inspirada en esta se dio, posteriormente, la ley nacional nº 17.259. 59 Satlari, María C, “El Estado de bienestar (1918-1955); en: Roig, Arturo, Pablo Lacoste y María C Satlari (Compiladores). Mendoza a través de su historia. Mendoza, Colección Cono Sur, 2004, p 291. 58

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hogares de revistas, radios y el acceso al cine más, finalmente, a la televisión; por unas y otros, se hicieron las que hoy denominamos campañas mediáticas. Se amplió la red de consumidores, demandantes y se ensanchó el mercado. El problema era el lenguaje a utilizar y, para ello, hubo un equipo que funcionó bien, con guionistas, letristas, dibujantes, diseñadores, cartelistas. No fue menor la gravitación de las revistas internas de los gremios y empresas, las circulares de envío, redes de altoparlantes, los “stands”, los anuncios en la vía pública; el micrófono, en las grandes concentraciones populares, fue un recurso notable, y ahí entraban en contacto directo el líder con su pueblo (el informador y el informado) y se agregó el mítico bombo!! ¿Fue necesario -nos preguntamos- imponerlo o así lo sintió el adherente o militante? Y, nos parece, que esta última es la más cercana a la verdad, sin que falte la primera. Eran los años de la segunda mitad del siglo XX; el partido gobernante tenía fuerza en el poder legislativo nacional, en las provincias, en los municipios. La clase obrera se expresaba enérgicamente, la sociedad en su conjunto se sentía dinámica y vigorosa (y estaba a la altura de los tiempos), la economía parecía pujante, había llegado la hora de la dicha.

➤➤Tanto el peronismo como el yrigoyenismo acometie-

ron en materia de previsión social, derechos laborales, protección a la madre, al niño y el anciano. Hay un campo normativo e institucional de amparo al trabajador y de preservación de su salud, que se completaba, entre otras variables posibles de detallar, con planes de viviendas económicas y saludables.

VII.- Mínimas consideraciones finales El primer radicalismo, duró 14 años; el peronismo, nueve. Los dos con gravitación larga en el tiempo, separados por los 13 años del quiebre malicioso iniciado con la revolución de 1930: fundamentalmente porque no comprendió a la ciudadanía e implicó un auténtico retroceso. El yrigoyenismo y, después, el populismo peronista, fueron una búsqueda de la ansiada solución, pensada para un pueblo castigado, siempre al margen de las decisiones políticas, de los éxitos económicos, del ascenso social. En una ocasión, Don Hipólito y en otra, Perón y Evita (los dos ángeles guardianes) emergen como soluciones maravillosas o con posibilidad de ser así en un futuro casi inmediato, de ahí que han perdurado por varias generaciones. Cuando Perón fue sacado del poder, creció en intensidad de fuerza y sus entusiastas entendían que el retorno vendría acompañado del paraíso económico-social perdido. La ciudadanía había internalizado sus derechos; tanto es así que la puesta en vigencia (a partir de 1957) de la vieja Constitución de 1853, demandó la incorporación del artículo 14 bis.


DESARROLLO DE LA SOCIOLOGÍA MÉDICA Laura Moratal Ibañez y Federico Pérgola1 Resumen La sociología de la medicina o de salud comenzó a desarrollarse hace ya más de 100 años. Los sociólogos encontraron que el comportamiento llevado adelante por los profesionales de la salud y por la propia sociedad, en relación a las enfermedades, presentaba un campo de estudio amplio e interesante. Los médicos, a su vez, vieron que la inclusión de la sociología les permitía una mayor comprensión de los sucesos en la población y elaborar conductas de acción más efectivas. Straus, un reconocido sociólogo abocado a la salud, distinguió según el abordaje de estos estudios entre “sociología de la medicina” de la “sociología en la medicina” . Le correspondía a la primera opción el estudio del quehacer médico desde una mirada sociológica y, también, la estructura organizativa de sus instituciones o el comportamiento de la sociedad respecto a las enfermedades y la segunda, a la investigación de cuestiones relacionadas con la salud considerando conceptos de ambas disciplinas para su resolución. Los organismos internacionales como la OMS y la OPS, ya desde mediados del siglo pasado, empezaron a valorar los aportes de la sociología y otras cien1

cias sociales en la formación de los profesionales de la salud de Latinoamérica. Summary The sociology of medicine or health began to develop more than 100 years ago. Sociologists found that the behavior carried out by health professionals and by society itself, in relation to disease, had a wide and interesting field of study. Doctors, in turn, saw the inclusion of sociology allowed greater understanding of events in the population behaviors and develop more effective action. Straus, a renowned sociologist doomed to health, distinguished according to the approach of these studies between “sociology of medicine” of “sociology in medicine. Was up to the first choice to study the medical task from a sociological perspective and also the organizational structure of its institutions or societal behavior regarding the disease and the second to research health issues considering concepts of both disciplines for resolution. international agencies such as OMS and OPS, and since the middle of last century, they began to appreciate the contributions of sociology and other social sciences in the training of health professionals in Latin America.

Departamento de Humanidades Médicas. FM/UBA. Médicos & Medicinas | 21


Inicios de la Sociología Médica El término “sociología” fue creado por Augusto Comte, en 1839, al unir dos palabras: socius (sociedad en latín) y logia (estudio profundo o serio, en griego). Es una ciencia social cuyo objeto de interés es la sociedad humana y más concretamente, las diversas colectividades, asociaciones, grupos e instituciones sociales que conforman los hombres. La sociología aparece como aquella rama del conocimiento interesada en la dimensión social de lo humano. Presenta dos miradas diferenciadas, por un lado la escuela europea eminentemente teórica, abstracta y globalizadora de los hechos sociales, se inclina más por definir la sociología como el estudio de la totalidad social, frente a la orientación de la visión norteamericana, dedicada más a la investigación empírica y a la descripción y corrección de problemas concretos y particulares de la vida social: pandillas juveniles, actitudes de los consumidores, votantes, etc. Mientras la primera corriente está más preocupada por el desenvolvimiento social e general a la segunda le interesan mucho los aspectos particulares y aislados de la sociedad. A esta división de aplicaciones diferentes de dos geografías se le debe agregar una subdivisión filosófica que particulariza a las corrientes sociológicas como representativas del positivismo, del culturalismo o del marxismo. Las primeras corrientes hacen hincapié en los elementos externos, medibles, cuantificables de los hechos sociales; las segundas, consideran más relevantes los aspectos ideales, los valores de la sociedad para su interpretación y comprensión y, por último las terceras, dentro de una diversidad de subdivisiones en que se encuentran, conciben la realidad social como un todo, cambiante y contradictorio, en cuya transformación interviene en mayor o menor medida la voluntad del hombre, considerando además a la sociología desde una perspectiva de clase social. La expresión Sociología Médica se encuentra por primera vez en la literatura, en un texto publicado en 1894, sobre la base de una disertación presentada por Charles Mc Intire (5 de junio de 1893) en la Academia de Medicina en Milwaukee (EEUU) cuyo título fue: “The importance of the study of medical sociology” 2 . Allí define a la Sociología como la ciencia que trata de los fenómenos sociales y las leyes y estructura de la sociedad humana. También hacía la pregunta retórica si podía existir una rama de la sociología que mereciera llamarse Sociología Médica, en base a si tenían alguna particularidad los fenómenos sobre los que actuaban los miembros de esta profesión que se distinguiera de aquellos relacionados con las personas ajenas a la misma. Luego de una reflexión llegaba a la conclusión de la existencia de muchos problemas sociales que solo podían ser abordados desde ambas mirada y por eso era necesario la reunión de esta dos disciplinas en la Sociología Médica. Otro artículo importante de este autor fue “The Expanse of Sociologic Medicine”, publicado en el Journal of Sociological Medicine, revista que no era editada por una asociación de sociólogos, sino por la Academia Americana de Medicina. Esta revista, con su particular y específico título y además con su origen en Duarte Nunez, E, “La importancia del estudio de la sociología médica: un texto del siglo XIX”; en: Lull, 1994, 17, p 313-23.

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una institución médica, tuvo una corta existencia de solo cuatro años (1915-1919). Luego la Asociación Americana de Salud Pública organizó una sección de Sociología por un período de tiempo un poco más largo, desde 1909 a 1919, pero que también tuvo un final similar. Elizabeth Blackwell, la primer mujer recibida de médica en EEUU, publicó, en 1902 el libro: Essays in Medical Sociology, donde abordaba temas sociales muy delicados para esa época, como aquellos relacionados con conductas sexuales y enfermedades médicas. James P Warbasse, reconocido cirujano, pero a su vez interesado en los temas sociales relacionados con la medicina, escribió en 1909 el libro Medical Sociology: A Series of Observations Touching Upon the Sociology of Health and the Relations of Medicine. También publicó dos artículos sobre este tema: “The Socialization of Medicine” (1914) y “Conserving Health versus Exploiting Disease” (1917)3. Lawrence Henderson, fue un científico con una formación completa en todas las áreas de la medicina desde las ciencias básicas a la sociología. Así como sus más famosos trabajos se relacionan con la descripción de un sistema biológico y su equilibrio, también extendió esta idea a un sistema social. Escribió The phisician and patient as a Social System (1935). Había dictado un curso abierto con un título similar a los alumnos de primer año de medicina, llamado A phisician and a patient make up a social system. En 1941 publicó The study of man, donde contrasta los procedimientos de la medicina y de la sociología4. A comienzos de siglo XX ya se encontraban dentro del área médica personas interesadas en una mirada social de la salud y de la práctica de la medicina. A estas acciones se le debe agregar posteriormente las ideas vertidas por Sigerist, con su propuesta sobre una historia social de las ciencias médicas, quien, en 1959, escribió el libro Historia y Sociología de la Medicina. También fue importante el aporte realizado por la Escuela de Chicago con sus estudios de los factores socio-culturales relacionados con la salud humana, que comenzaron en la década del 30 con los trabajos de Faris y Dunham y los estudios epidemiológicos y antropológicos realizados por la Universidad de Yale

Brown, T M, “James Peter Warbasse”; en: Am J Public Health, 1996; 86 (1), p 109-10. 4 Cannon, W B. Biographical Memoir of Lawrence Joseph Henderson.1878-1942. National Academy of Sciences of The United States of America, Biographical Memoirs. Vol XXIII Second Memoir. 1943. Disponible en: http://www.nasonline.org/publications/biographical-memoirs/ memoir-pdfs/henderson-lawrence.pdf 3


Desarrollo de la Sociología Médica en Europa y EEUU En muy pocos años se realizaron grandes avances en esta nueva disciplina en forma concomitante en Europa y en América por lo que sería difícil dividir geográficamente los esfuerzos en ambos continentes sobre esta temática. Desde la teoría sociológica general se hicieron aportes significativos al estudio de los problemas relacionados con la salud y la enfermedad de individuos, familias y comunidades. En este caso se encontraban los trabajos realizados por Carlos Marx (1844), Emile Durkheim (1897), Talcott Parsons (1951) y Erving Goffman (1961). Algunos señalan que no tan solo fue importante su influencia en el desarrollo de la sociología de la medicina, sino también al papel de varias universidades como Columbia, Chicago y Yale, y finalmente la contribución de fundaciones como la Rusell Sage, Milbank y la Commonwealth Fundation5. Quizá el aporte central en la definición de este campo teórico lo constituyó el análisis que hizo Talcott Parsons, reconocido sociólogo norteamericano, sobre la relación entre el médico y el paciente, como si se tratara de una estructura social. El capítulo de su libro El sistema social (1951) dedicado a ese tema tuvo un gran impacto, tanto por su difusión y relevancia, como por ser una construcción teórica desde el campo de la sociología y no desde la perspectiva médica. Ciertamente este capítulo se funda en un estudio previo hecho por el médico Lawrence Joseph Henderson, citado anteriormente, a quien el propio Parsons reconoce al inicio del texto. Parsons ubica el tema dentro de la teoría de los roles y la desviación, tratando de mostrar cómo ser paciente o ser médico son roles sociales impuestos que tienen un conjunto de comportamientos que cumplen con las expectativas de la sociedad. El rol del enfermo libera al paciente de sus responsabilidades sociales y no lo culpabiliza de sus faltas o errores pero al mismo tiempo le impone un conjunto de obligaciones como: desear mejorar, buscar quien trate su enfermedad y seguir cuidadosamente las indicaciones dadas por ese profesional. La enfermedad le permite retirarse a una relación de dependencia, donde se utiliza la incapacidad como legitimidad de esta pretensión. Por otra parte es la sociedad a través del médico, quien tienen la capacidad de darle una legitimidad a ese rol, pues no se trata de estar enfermo físicamente, sino de ser socialmente reconocido como tal, por una decisión del sistema médico. Este mismo hecho es interpretado por Parsons en su visión de la desviación en la sociedad: el rol paciente es un rol desviante y al igual que las otras desviaciones cumple una función social importante, pues refuerza los comportamientos prescitos de los no-desviantes de la sociedad6. Este análisis de la relación médico-paciente publicada a inicios de los años cincuenta, cambió la situación del campo teórico de las ciencias sociales, la salud y la medicina y abrió un novedoso terreno para investigaciones en las universidades Claus, L M y Nuyens, I, “La enseñanza de la Sociología de la Medicina en Europa y USA”; en: Papers. Revista de Sociología, 1976, 5, p 11-29. 6 Parsons, T. La estructura social. Madrid, La Alianza, 1951. (Cap VII: La conducta desviada y los mecanismos de control social). 5

y, de manera muy especial, en las carreras de sociología. A partir de ese momento no se trataba de un asunto tratado por médicos en las escuelas de medicina, sino que tenía legitimidad propia para la generación de cursos e investigaciones en los departamentos de ciencias sociales7. Una primera aproximación de construcción del campo teórico estuvo muy marcada por el estudio de la profesión médica y sus distintas facetas, en tanto la construcción del rol de médico como de la manera por la cual los estudiantes de medicina se iban adaptando a las nuevas exigencias de su desempeño: por un lado con los vínculos sociales que debían establecer con los pacientes y sus familiares, como con el resto de personal médico y paramédicos; y por el otro, con sus propios sentimientos, es decir, con cierta “insensibilidad” que debían desarrollar para no sucumbir ante el sufrimiento ajeno. Robert K Merton, junto a G Reader y P Kendall publicaron, en 1957, un estudio que trataba sobre los mecanismos de socialización de los estudiantes de medicina, en el cual se aplicaron todos los desarrollos que la teoría funcionalista que el propio Merton había desplegado. Esta tradición continuó con un estudio muy importante llevado a cabo por Howard Becker, junto a B Geer, E Hughes y A Strauss sobre el mismo tema, pero con una metodología completamente distinta. El resultado fue publicado, en 1961, en un libro Boys in White, el cual representó un importante avance por la fuerza de su descripción y porque echó las bases a desarrollos teóricos y metodológicos de gran relevancia. También fue de interés estudiar cómo la formación profesional y la estructura del sistema de salud podía incidir en el adecuado tratamiento que debe proporcionar un médico. Se trabajó mucho sobre lo que se denomino la “teoría del etiquetado”, que se desarrolló a partir de los años 60 en EEUU para los delincuentes. Este tema se extendió luego a los enfermos y la atención que recibían cuando ya eran etiquetado como tal, cuestión que fue muy desarrollada desde la sociología de la desviación, la cual tenía un componente explicativo y uno predictivo del comportamiento de los individuos. Al etiquetar a un individuo su comportamiento tendía a reproducirse o, inclusive, aumentaba la conducta desviada que había dado origen a la etiqueta, pues, al fin y al cabo, si ya era considerado “malo o deficiente”, no tenía sentido cambiar y era lógico continuar siéndolo igual o más que antes. Se realizaron muchos estudios, no ya sobre la relación del paciente con el médico, sino con toda la sociedad y la estigmatización que producían en cierta clase de pacientes, por ejemplo de enfermos con lepra y leishmaniasis muco-cutánea, enfermedades que pueden producir deformaciones y que, con independencia de la gravedad de la lesión, obligaba a los individuos a una muerte social mucho antes de la física, pues el estigma los inhabilitaba socialmente aunque pudieran continuar llevando una vida normal desde el punto de vista de su salud. Se pudo ver que, no era tan solo un deseo de la sociedad Briceño-León, R, “Las ciencias sociales y la salud: un diverso y mutante campo teórico”; en: Ciênc saúde coletiva [en línea] 2003; 8 (1), p 33-45 [consultado 17de marzo de 2014]. Disponible en: http://www.scielo.br/ scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1413-81232003000100004&lng=en.

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el que continuaran en un aislamiento protector, sino que el mismo paciente no quería dejar su reclusión en un sanatorio y enfrentarse a la vida social, perdiendo así los beneficios secundarios que le proporcionaba su condición de enfermo recluido. El primer programa de doctorado de Sociología Médica, se inició en la Universidad de Yale, en 1954, después de tres años de negociaciones dirigidas por August B Hollingshead, quien siguió la tradición iniciada en 1930 por Leo Simmons, que ya había enseñado Sociología de la Salud en Yale y que, junto con Harold Wollf, escribió en 1954 el libro de texto: Social Science in Medicine. Robert Straus, un reconocido sociólogo norteamericano, intentando definir esta disciplina dijo: “este campo está cambiando muy rápidamente, tanto que cualquier tentativa de describirlo corre el riesgo de una temprana obsolescencia”. Este reconoció a Bernard J Stern como su mayor influencia, para tomar la decisión de dedicarse a estudiar los factores asociados con el desarrollo de los servicios de salud pública en su tesis doctoral y en su elección de la sociología médica como una carrera. Fue el más importante impulsor de la fundación del Comité de Sociología Médica de la American Sociologycal Society, fundado en 1956. Un año después, publicó su trabajo The Nature and Status of Medical Sociology donde propuso distinguir entre “sociología de la medicina” de la “sociología en la medicina8-9. Allí indicaba que se dedicaban a la primera opción aquellos que estudiaban el quehacer médico desde una mirada sociológica y también la estructura organizativa de sus instituciones o los sistemas de comportamientos, considerando su sistema de valores y rituales propios. Los que se dedicaban a la sociología en la medicina eran aquellos que enseñaban o investigaban en forma colaborativa con los profesionales de la salud, permitiendo la integración de conceptos sociales involucrados en la medicina. En 1959, Robert Straus creó el primer Departamento de Ciencias del Comportamiento en la Universidad de Kentucky y, en 1970, ayudó a fundar la Association for the Behavioral Sciences and Medical Education. Para Straus, las ciencias del comportamiento (behavioral sciences) reflejaban la intersección de la sociología, la antropología y la psicología médica y por lo tanto representaba una disciplina que relacionaba a las ciencias sociales de una manera única y trascendente. Este campo de estudio se estableció rápidamente, y entre 1960 y 1970, se desarrollaron en un número importante de Escuelas de Medicina. Cuando los departamentos y programas de ciencias de la conducta comenzaron a crecer en número y tamaño, se terminaron aliando los profesionales de la psiquiatría y de la medicina comunitaria para montar una contraofensiva contra los sociólogos y poder restablecer el control sobre los domide Miguel, J M, “Sociología de la medicina versus sociología en la medicina”; en: Revista española de la opinión pública, 1974, 38, p 45-54. 9 Duarte Nunes, E, “Straus: the two medical sociologies”; en: Rev. Saúde Pública [en línea] 2007, 41 (3), p 467-71 [consultado 9 mayo de 2014]. Disponible:http://www.scielosp.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0 03489102007000300020&lng=en. 8

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nios de los conocimientos médicos que una vez había sido de su competencia exclusiva. En la actualidad, quedan pocos departamentos de Ciencias del Comportamiento en EEUU. Dentro del ámbito de la medicina el desarrollo de estos abordajes fue más tardío, aunque tempranamente hubo profesores que hablaron de la importancia de enseñar este tema en la formación profesional. En 1911, Charles Russell Bardeen, primer decano de la Escuela de Medicina de la Universidad de Wisconsin, publicó un extenso artículo en la revista Science, titulado “Medicine and Sociology”, donde hizo una detallada explicaron de la necesidad de estos conocimientos para entender la relación de los problemas sociales y su incidencia en las enfermedades. Declamaba inclusive, que estos aspectos sociales influyentes en la salud, no comenzaban su acción desde el nacimiento, sino antes, desde la concepción, por eso un individuo joven y con vida sana podría tener los efectos del alcoholismo o los vicios de sus padres. Hablaba también de la diferencia del pronóstico entre un niño que nacía en un hospital limpio o en las manos de un comadrona sucia, insistiendo que muchos de los casos de ceguera de los asilos se debían al haber tenido un buen cuidado de los ojos del niño recién nacido. Insistía con múltiples ejemplos sobre la importancia de tener esta visión de la salud y de enseñar estos conocimientos al profesional médico10. A pesar de la defensa temprana de estos conocimientos, ya avanzado el siglo XX esta materia seguía sin formar parte fácilmente de los currículos de la carrera de medicina, solo a veces se ofrecía como materia opcional, dependiendo mayormente su dictado de la facultad de sociología o de docentes sociólogos. Esta situación persiste en la actualidad en muchos países. Se puede decir que la Sociología de la Medicina es un caso típico de profesionalización acelerada de una disciplina con un cuerpo teórico limitado. El enfoque de las ciencias sociales en el campo de la sanidad fue aceptado apresuradamente cuando planificadores y gobernantes se dieron cuenta de que, a pesar de los importantes descubrimientos médicos de este siglo en el campo diagnóstico y terapéutico, la reducción de la mortalidad se debía fundamentalmente al desarrollo de la higiene pública, educación de la población, urbanización y desarrollo económico. Algunos inclusive postulan que en el último siglo las ciencias sociales han contribuido a salvar más vidas que las ciencias médicas. Otra explicación de la aparición de especialistas en este área, tanto sociólogos, como médicos, fue la transformación social operada en muchas sociedades al principio de la década de 1940. Muchos psiquiatras tuvieron que enfrentarse con variables de tipo social ocasionadas durante los procesos de rehabilitación de los soldados que volvieron de la guerra. Las ciencias sociales también se ocuparon de los hospitales y del sistema de salud, y las perspectivas fueron muy diversas. A veces desde críticas muy frontales, como las que desarrolló Foucault en su libro sobre El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica (1973) cuando dice “El conocimiento de las enfermedades es la brújula del médico; el éxito de la curación depende de un exacto conocimiento de la enfermedad; 10

Bardeen, C R, “Medicine and Sociology”; en: Science, 1911, p 497-506.


la mirada del médico no se dirige inicialmente a ese cuerpo concreto, a ese conjunto visible, a esta plenitud positiva que está frente a él, el enfermo”11 o como lo hizo Iván Illich en su libro Némesis médica. La expropiación de la salud (1975), donde postulaba que la “medicina institucionalizada” se estaba convirtiendo en una grave amenaza para la salud, lo mismo que la “colonización médica” como él la llamaba, ambas sustentadas por un proceso político que apoyaba una “medicalización de la vida”12. Por esta incesante ampliación de temas, algunos autores consideraron que el término de Sociología Médica quedaba un poco estrecho y era más lógico denominar al campo disciplinar como: Sociología de la Salud o Sanitaria o de la Sanidad, etc., ya que no involucraba solo el estudio de la intervención médica en esta problemática, sino también el papel de la sociedad y su relación con la enfermedad. Se han presentado diferentes temas que se fueron abordando desde la Sociología de la Salud que demuestran que, sin duda, esta disciplina ha demostrado su validez en el estudio de los procesos vinculados a la salud y la enfermedad, al llevar un conjunto de conceptos de su teoría general a este campo. Muestra como la sociología médica fue creciendo y ampliando su campo de estudio dentro de la salud, con aportes que se fueron adquiriendo desde ambas vertientes: la médica y la sociológica. Dentro de esa última área, ya en 1960, la Sociología de la Medicina fue aceptada como una sección de la American Sociological Association (ASA), la que actualmente confiere varios premios a este campo disciplinar: el Leo G Reeder Award, que se otorga en forma anual por una contribución distinguida en este campo disciplinar y el Eliot Freidson Outstanding Publication Award que se concede en años alternativos a un libro o a un artículo publicado sobre el tema. El Louise Johnson Scholar, que es una beca que se recibe en base a los méritos académicos y la calidad de los trabajos relacionados con la sociología médica. El Simmons Award Nominations, en honor a Roberta Simmons en base a la elección de un artículo que no haya sido publicado previamente y por último, el Howard B Kaplan Memorial Award para aquel estudiante que haya realizado un trabajo relacionado con las áreas de trabajo que distinguieron la carrera del doctor Kaplan13. Estos premios llevan el nombre de sociólogos pioneros en esta temática. Leo G Reeder, fue a su vez profesor de Salud Pública y de Sociología en dos facultades diferentes de la Universidad de California, donde trabajó hasta su fallecimiento Focault, M. El nacimiento de la clínica. Una arqueología de la mirada médica. Bs As, Siglo XXI editores, 2001, p 24. 12 Illich, I. Némesis médica. La expropiación de la salud. Barcelona, Barral Editores, 1975, p 9. 13 Medical Sociology. Awards. Disponible en: http://www.asanet.org/medicalsociology/awards.cfm.

en 1978. En la Escuela de Salud Pública jugó un papel decisivo en el inicio de la unidad didáctica de Ciencias del Comportamiento. En el Departamento de Sociología demostró su interés por la Sociología de la Salud, lo cual quedó reflejado por sus cursos y por la dirección de tesis doctorales sobre el tema. Fue miembro fundador de la sección de Sociología Médica de la Asociación Americana de Sociología y presidente electo. Coautor junto con Howard Freeman y Sol Levine del Handbook of medical sociology publicado en 1963. Otro premio de la ASA se estableció en honor a Elliot Freidson, otro pionero en la temática. Sus críticos y admiradores en el campo médico y sociológico reconocen la valía de su trabajo. En los comienzos de vida laboral trabajó en lo que ofrecieron, hasta que en 1955 se encontró sin empleo y dada la situación aceptó una invitación para unirse a un equipo interdisciplinario de investigadores externos a la Fundación Russell Sage, para participar en lo que se llamó la “residencia de las ciencias sociales” en el Hospital Montefiore en Nueva York. Esta experiencia cambió su trayectoria profesional dramáticamente. Había encontrado un interesante objeto de estudio, la medicina, profesión alrededor de la cual empezó a hacer cada vez análisis más profundos. El director del Montefiore Martin Cherkasky era muy progresista. En ese momento la medicina americana era predominantemente tradicional conservadora y anti-sociológica, pero él le permitió a Freidson a pesar de las oposiciones, desarrollar sus investigaciones con total libertad con un fuerte apoyo institucional14. Esta experiencia influyó poder obtener el puesto de profesor asistente de sociología en la Universidad de Nueva York, donde trabajó desde 1956 hasta 1961. En esta institución, continuó la investigación y la publicación del emergente campo de la sociología de la medicina y de las profesiones. En su primer libro publicado en 1961 Patients’ views of medical practice, acerca de los estudios realizados en el hospital de Montefiore, le agradece a la directora y el jefe de la División de Medicina Social el haberle proporcionado un contexto inusualmente libre y estimulante en el que hacer la investigación, pensar y escribir. Dos años más tarde, en base a las mismas experiencias publicó The hospital in modern society. Aunque su trabajo en Montefiore duró sólo un año, dejó marcas permanentes en su carrera. La publicación de estos libros llevó a que rápidamente fuera reconocido como un erudito en la Sociología de la Medicina. Los signos de este reconocimiento se hicieron cada vez más visibles durante la década de 1960, cuando fue invitado

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Pereira Neto, A, “Eliot Freidson: progression and constraints in the biography of an intellectual”; en: Hist cien saude-Manguinhos [en línea], 2009, 16 (4), p 941-60, [consultado 9 mayo de 2014]. Disponible en: http://www.scielo.br/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S010459702009000400006&lng=en. 14

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a coordinar una encuesta nacional de amplio alcance sobre los médicos, en virtud del régimen de pago anticipado de los Institutos Nacionales de Salud. También estaba empezando a ser valorado por sus pares siendo elegido presidente de la Sección Sociología de Medicina de la Asociación Americana de Sociología, en 1963, y vicepresidente del Subcomité de Investigaciones sobre la Sociología de la Medicina de la Asociación Internacional de Sociología, en 1964. Se convirtió en profesor asociado en la Universidad de Nueva York (1964) y publicó su obras más importantes en 1970: Profession of Medicine: A Study of the Sociology of Applied Knowledge15. Ocupó algunos de los cargos más prestigiosos en las instituciones académicas y gubernamentales en EEUU y en el extranjero. En 1972 fue admitido en el Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias. Como puede verse la Asociación Sociológica Americana, con los premios que otorga, recuerda los esfuerzos de los iniciadores en el campo académico. Pronto el número de interesados en el área fue aumentando y en 1966 se funda el Journal of Health and Social Behaviour (JHSB) como una de las revistas oficiales de la ASA. Hacia 1972 había en los Estados Unidos 47 universidades que enseñaban Sociología de la Medicina a nivel de estudiantes graduados. En muchas sociedades de sociología del mundo, sobre todo en los países anglosajones, la sección de Sociología Médica es una de la que tienen el mayor número de miembros16. En octubre de 1969 los participantes del seminario de la OMS, que versaba sobre el tema de Las ciencias sociales en la educación médica, señalaron que hasta muy recientemente los sociólogos, que habían estudiado los sistemas de conducta, la política, la economía, ignoraban casi totalmente el sistema sanitario y médico, ya que las ciencias sociales reflejaban la tendencia global de la sociedad a dejar a la medicina aparte, una actitud tradicional de las sociedades humanas que estaba asociada con el status médico. Pero ya en esos años comenzó una creciente incorporación de los científicos sociales al campo de la sanidad. La sección de Sociología Médica de la American Sociological Association (ASA) que se fundó tempranamente en 1960 y ha tenido un gran desarrollo. La European Society for Health and Medical Sociology (ESHMS) fue fundada recién a principios de 1980. Dos fueron los miembros fundadores más importantes: Magdalena Sokolowska, profesora de medicina de Varsovia y Raymond Illsley, el ex director de la Unidad de Investigación de Sociología Médica de Escocia. Ambos tenían estrechos vínculos con la Oficina Europea de la OMS, en un momento en que el programa “Salud para todos 2000” abrió la puerta para el asesoramiento sociológico. Jesús de Miguel, reconocido sociólogo español, en su artículo “Fundamentos de la Sociología Médica” expresa: “a pesar de la corta historia de la Sociología de Valle Flores, Á, “Profesión, ocupación y trabajo: Eliot Freidson y la conformación del campo”; en: Perfiles educativos, 2010, 32 (128), p 150-2. 16 Espinel Vallejo, M, “Presentación”; en: Política y Sociedad, 2011, 48 (2), p 227-34. 15

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la Medicina se pueden distinguir diversas generaciones de profesionales. Los primeros que se interesaron por la sociología de la medicina o de la sanidad fueron los sociólogos, quienes utilizaban inclusive los datos de las instituciones médicas para demostrar teorías sociológicas. Los casos mis conocidos son los de Hollingshead, Faris, Parsons, Becker, Merton …. Esta primera generación se vio dividida pronto en dos grupos: aquellos que se integraron en equipos pluridisciplinares conservando su status de sociólogo y aquellos que se vieron cooptados por instituciones médicas. Estos últimos fueron los que crearon y desarrollaron la sociología en la medicina. A partir de ese momento surgieron dos nuevos grupos profesionales: médicos psiquiatras interesados en sociología de la medicina; y médicos o sociólogos en equipos de “consulting” de sociología de/en la medicina”. Desarrollo en Latinoamérica Los países latinoamericanos, se limitaron durante largas décadas a reproducir los temas y los modelos de investigación tomados de los europeos y más tarde los norteamericanos, aunque muchas veces estos no correspondían a problemas relevantes en estas sociedades. Poco a poco se fueron diferenciando y realizando una producción propia desde dos corrientes de pensamiento; una, más politizada y macrosocial y otra, alejada de la política y dedicada a los estudios microsociales y acciones comunitarias desde las oficinas de gobierno o las empresas. Brasil inició en la Universidad de San Pablo sus actividades de investigación social por la década de 1930, pionera en el campo en la región17, si bien México tuvo amplios antecedentes en el desarrollo de la Medicina Social, no sucedió igual con la Sociología de la Salud, que recién fue impulsada desde el Instituto Nacional de Salud Pública a partir de su fundación en 1987. Uno de los pioneros en realizar un estudio sociológico de la profesión médica en México fue Julio Frenk, quien realizó un trabajo muy interesante, donde expuso la relación entre el origen social de los médicos, la universidad que elegían para estudiar, la especialidad que posteriormente desarrollaban y el tipo de institución que luego los contrataba. Al fundarse el Instituto de Salud Pública, Frenk estimuló la realización de trabajos desde un enfoque sociológico, diferente a los impulsados por Asa Cristina Laurell o Eduardo Menéndez quienes desde las áreas de la Medicina Social y la Antropología Médica tenían una perspectiva más crítica. Se generaron debates altamente politizados durante los años de 1980 entre estos dos grupos, los cuales continuaron sobre todo cuando México tomo las propuestas de Invertir en Salud del Banco Mundial y comenzó a defender la idea de reformar y privatizar los servicios o al menos a generar la intervención de capitales privados. Por supuesto, desde la medicina social, esta idea no era aceptada ya que consideraban que los únicos beneficiarios Terezinha Luz, M, “El desafío de la salud en las ciencias sociales: el caso de Brasil”; en: Política y Sociedad, 2011, 48 (2), p 313-27.

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iban a ser estos grandes capitales privados. Los sociólogos de la salud en cambio se abocaron a estudiar cómo podía resultar adecuado ese pasaje, sin menoscabar los ideales de igualdad y equidad18-19. Si bien muchos trabajos expresaron una crítica al poder médico o a los saberes dominantes dedicados al estudio de la medicina tradicional, otros lo hicieron en forma más constructiva trabajando para darle más poder a la gente, valorizando sus propios saberes y conocimientos. En los noventa aparecen otros temas de investigación con aportes desde el orden teórico, tales como estilos y calidad de vida, salud reproductiva, estudio en base a perspectiva de género, violencia, etc. En la Argentina, es necesario recordar los trabajos de Gino Germani, quien creó en 1957 la Carrera de Sociología en la Universidad de Buenos Aires20. Germani se proponía además dar a las ciencias sociales un carácter sociopsicológico, donde la convergencia entre la sociología y la psicología formaba parte de un proyecto político cultural que buscaba conectar el desarrollo de las ciencias sociales con un programa de intervención práctica sobre el mundo social. En el área de la salud se trataba por una parte de comprender los cambios que se generaban con el proceso de urbanización y modernización que se daban conjuntamente y poder intervenir en los comportamientos, los hábitos y las normas sociales, a fin de adecuar las poblaciones rurales a esa nueva realidad urbana. Esa fue una de las tareas a la cual se dedicaron los pocos sociólogos que trabajaban en los ministerios de salud de la región. La revolución cubana cambió este panorama y politizó la sociología, no se trataba de modernizar, sino de transformar radicalmente la sociedad y la labor del sociólogo debía ser el compromiso y la acción. Por eso Camilo Torres, sacerdote y sociólogo, decide irse a la guerrilla y el investigador y sociólogo Orlando Fals Borda propone la tesis de la investigaciónacción. En el área de la sociología de la salud, este movimiento tiene un desarrollo importante gracias a la obra del médico argentino Juan César García21, que se había formado en sociología en Chile y tenía un cargo importante en la OPS y una gran influencia en los organismos internacionales, desde donde respaldó intensamente la inclusión de las ciencias sociales en la formación de los profesionales de la salud de Latinoamérica22.

Castro, R, “Criterios para la enseñanza de sociología médica en el ámbito de la salud pública”; en: Salud Pública de México, 1992, 34 (6), p 670-7. 19 Castro, R, “Sociología de la salud en México”; en: Política y Sociedad, 2011, 48 (2), p 295-312. 20 Damiano, F, “Enseñando a investigar: Gino Germani y la sociología científica”; en: Trab soc [en línea] diciembre de 2009, nº 13 [consultado 9 de agosto de 2014]. Disponible en http://www.scielo.org.ar/scielo.php?script=sci_ arttext&pid=S1514-68712009000200008&lng=es&nrm=iso 21 Duarte Nunes, E, “Las contribuciones de Juan César García a las Ciencias Sociales en Salud; en: IIª Jornadas de Atención Primaria de la Salud. Bs As, 30 de abril al 7 de mayo de 1988 [consultado el 1 de octubre de 2014]. Disponible en: http://www.unla.edu.ar/documentos/institutos/isco/cedops/libro2a35.pdf. 22 Briceño-León, R. “Endemias, epidemias y modas: la sociología de la salud en América Latina”; en: Revista Española de Sociología, 2003, 3, p 69-85. 18

Conclusión En la Argentina, esta disciplina se ha extendido más por el trabajo de los sociólogos dedicados al área de la salud que por la inclusión de los médicos a estos estudios. En la carrera de Sociología que dicta la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, el estudiante puede optar por diferentes orientaciones entre ellas la de Sociología de la Salud. Es además una materia regular en muchas carreras de sociología del país. Dentro del área médica poco a poco están surgiendo algunas propuestas interesantes. En la formación de grado es una materia de segundo año de la Carrera de Medicina en la Universidad del Salvador y en otras facultades se dictan algunos temas sociológicos dentro de disciplinas relacionada con las ciencias sociales. En la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires cuando se resuelve que la estructura quedaría conformada por departamentos, se propone (mediante el expediente 507589/84 del Consejo Directivo de la Facultad), el de Sociología Médica donde quedaban incluidas las materias Historia de la Medicina y Medicina Legal. Esta era solo una propuesta que podría modificarse. Posteriormente en 1991 (por el expediente nº 307232/91) se reorganizan los anteriores y se decide que Medicina Legal junto con Toxicología y Deontología Médica conformarían un departamento aparte y se crea el Departamento de Humanidades Médicas, donde, a partir de ese momento, quedarían integrada las disciplinas humanísticas y sociales. En él dicta, a partir de 2008, la materia Socio-antropología Médica. Es muy alentador ver que están surgiendo propuestas de trabajo conjuntas entre estas disciplinas. La Universidad Nacional de Santiago del Estero ha creado la Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud, donde se dictan las carreras relacionadas con todas estas áreas y realizan muchas practicas integradoras23. Por otro lado hace ya varios años se ofrece en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires la Residencia Interdisciplinaria de Educación para la Salud, a la que pueden acceder graduados de las siguientes disciplinas: medicina, odontología, licenciaturas en enfermería, sociología, antropología, trabajo social, psicología, psicopedagogía, educación y comunicación. La formación está orientada al desarrollo de las acciones en salud con eje en la prevención de las enfermedades, promoción y educación para la salud en el marco de la Salud PúblicaColectiva y la estrategia de la APS. Esta residencia publica su propia revista llamada Población y Salud 24. Estos son avances importantes en el reconocimiento de la necesidad del trabajo conjunto entre los profesionales de la salud y aquellos graduados de las ciencias sociales que seguramente llevarán a estrategias más efectivas en beneficio de la población. Facultad de Humanidades, Ciencias Sociales y de la Salud.Universidad Nacional de Santiago del Estero. Pagina Web [consultado el 9 de octubre de 2014]. Disponible en: http://fhu.unse.edu.ar/index.html 24 Residencia en Educación para la salud. Revista Salud y población. Página Web [consultado 9 de octubre de 2014]. Disponible en: http://www.buenosaires.gob.ar/areas/salud/dircap/res/revisrarieps.php?menu_id=19151 23

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Médicos argentinos voluntarios en la Guerra del Chaco Francisco J Rubio1

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Departamento de Humanidades Médicas. FM/UBA.


Resumen La Guerra del Chaco, inútil desde todo punto de vista, se desarrolló en un ambiente tan inhóspito que recuerda, en una asimetría, fundamentalmente geográfica, a la Guerra de Vietnam (posterior en tres décadas). En el conflicto de nuestro sub-continente, se valorizó la solidaridad, como una facultad, que pusieron a prueba quienes estuvieron presentes en tal tormento. Summary The Chaco War, useless from every point of view, was developed in an inhospitable environment that recalls in an asymmetry, mainly geographical, to the Vietnam War (three decades later). In the conflict in our sub-continent, solidarity was valued as a faculty that tested who were present in such torment.

Primeras palabras La Guerra del Chaco (1932-5), que enfrentó a Bolivia y Paraguay, movilizó a gran parte de los gobiernos de Latinoamérica, junto a presidentes y diplomáticos de las principales naciones de la época. Aun así, muchos aspectos de esta contienda son minimizados al momento de construir una identidad histórica cultural compartida en la región. Este artículo esta orientado a fortalecer y ampliar esa memoria entrelazada y tiene como objetivos: 1.- Reconstruir y repensar las precarias condiciones médico-sanitarias imperantes en los campos de batalla, en los cuales se desenvolvieron los facultativos de la salud. 2.- Resaltar la participación de un grupo de médicos argentinos (Roberto Landivar, Carlos de Sanctis, Esteban Laureano Maradona, José Arce), que actuaron como voluntarios en la Sanidad Militar, en uno u otro grupo, sin poder establecer las motivaciones personales, mientras desconocían la neutralidad que había declarado la República Argentina. 3.- Buscar, en el relato testimonial que brinda la literatura, un acercamiento a los sucesos, desde la microhistoria que narra los acontecimientos bélicos con relación a la sanidad militar. Introducción Entendemos que las políticas de integración desarrolladas por los Estados del Mercosur requieren investigaciones históricas que amplíen la identidad latinoamericana, compartida por los países miembros. Asimismo, dentro de este marco político, desentramar el protagonismo de los diferentes actores sociopolíticos, para la construcción de una historia regional, que permita superar el enfoque interpretativo de los antiguos nacionalismos xenófobos, aislacionistas, que caracteriza una parte destacada de la bibliografía en general. E indagar en el análisis de los acontecimientos, relativamente próximos en el tiempo, que contribuya a conformar una mirada, mucho más amplia, sobre la base documental de los distintos archivos nacionales.

Este dialogo entre culturas hermanadas, por un origen iberoamericano, recupera a través de los historiadores y sus investigaciones, un renovado compromiso académico en pos de alcanzar mayores acuerdos de integración económica y cultural. Estalla la guerra en el “infierno verde” El enfrentamiento armado entre Bolivia y Paraguay fue el resultado de una vieja disputa de límites, nacida en el siglo XIX, a la que se sumó un nuevo componente: la posible existencia de petróleo en la zona litigada. Las causas de la guerra, posiblemente, hay que buscarlas en el complejo conflicto político interior de Bolivia y en las tensiones provocadas por la crisis económica mundial, luego de la estrepitosa caída de la Bolsa de Comercio de Nueva York, en 19292. Estas variables restan consistencia a los argumentos popularmente aceptados, casi de inmediato, que solo aluden al enfrentamiento de dos empresas petroleras, la Standar Oil Co of New Jersey (donde también participaban concesionarios bolivianos) y la Royal Dutch Shell, con base en Paraguay. Frente a la turbulencia económica y política que se estaba viviendo, el gobierno de La Paz declamaba “pisar fuerte en el Chaco”; mientras en el de Asunción se lo consideraba un territorio indivisible heredado de la colonia. Para Bolivia también era la posibilidad política de generar un nacionalismo en torno a la defensa de la Patria y desviar los constantes conflictos sociales que amenazaban conducir la Republica a la anarquía (revueltas indígenas, protestas universitarias, reclamos mineros y campesinos), en un clima de convulsión social que se venía sucediendo de manera frecuente. Junto a esto, estaba, además, la búsqueda de una salida al Para ampliar sobre el origen y causas que dispararon la guerra, puestas en el contexto histórico regional ver: Bethell, Leslie. Historia de América Latina. Barcelona, Crítica, 2000, vol 10. También: Zanatta, Loris. Historia de América Latina. Bs As, Siglo XXI Editores, 2014. 2

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mar, si alcanzaban el río Paraguay, para romper el encierro mediterráneo a que la sometió Chile luego de la Guerra del Pacifico (1879-1883). Hacia la década de 1920, el Paraguay había integrado la zona en disputa a su economía nacional, fomentando la inmigración menonita, con el desarrollo de colonias previamente indicadas3. Además, en la región, funcionaban cuatro importantes fábricas de taninos con puertos propios y un ferrocarril con aproximadamente 400 kilómetros de vías, que estaban interconectados a los ramales menores; este servicio contaba con una decena de locomotoras en uso y un centenar de vagones. La red de caminos era extensa y vinculaba los establecimientos productivos agrícolo-ganaderos. Este movimiento comercial, donde se destacaban las inversiones argentinas, se completaba, a través del río con Asunción. El conflicto, declarado oficialmente el 10 de mayo de 1933, luego de varios años de escaramuzas militares, dio lugar a la primera guerra moderna de Latinoamérica, por la tecnología armamentística utilizada. Paradójicamente, eran dos de las naciones más pobres del sub-continente. El teatro de operaciones estuvo en el Chaco-boreal, también denominado “infierno verde”, con su geografía desértica y difícil, altas temperaturas y abundante población de extraños animales que provocaban en las tropas múltiples enfermedades, detalladas por un soldado boliviano de la siguiente forma: “Una arbolería rala, deslavada, como enferma, sumergida en la naturaleza hostil; guarnecidas por esta maleza, que multiplica en variedad sin término las púas agresivas de sus espinos, acechaban las alimañas: víboras venenosas de lenguas rojas y negras, serpientes cascabel, tarántulas, escorpiones, lagartos … Cede esta masa, un trecho, y es para dar oportunidad a las fajas amarillosas de los pajonales, resecos en el invierno, y fangosos y traicioneros en el tórrido verano; o a los arenales extensos y ásperos como la sed, que es la única planta trágica que en ellos prospera …”. No es el fusil, sino la herramienta, es lo primero que se empuña para entrar en esta guerra. El enemigo esta ahí, en esa masa que se le opone; y empieza el combate, sin heroísmos y sin ruido, sin lumbraradas; un combate de peones. No son ejércitos los que aquí pican la maleza, talan los árboles, desguarnecen el terreno, abren picadas, trazan rutas, le perforan su compacta condición al matorral; no son soldados. Agachados sobre la tierra; mordiendo voraces, pero también humildes la verdura que atacan; sin armas ni atuendo guerrero, semejan mas bien parias, modestas hormigas de un trabajo infecundo y sin provecho. Y así, dificultosamente, se abren ellos mismos el camino que ha de conducirlos a la muerte”4. En lo referente a la colonización de esos años, ver: Klassen, Peter P. Kaputi Mennonita: arados y fusiles en la guerra del Chaco. (Mennonite History in the Chaco). Asunción, Imprenta Modelo, 1976. 4 Cerruto, Oscar. Aluvión de fuego. La Paz., Plural editores, 2013, p 230-1. 3

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El cólera y la malaria llegaron a producir bajas tan significativas como las armas. La falta de agua era tan importante como el soldado al momento de diseñar estrategias y movimientos de tropas. La sed era un enemigo imbatible que sometía al combatiente a la peor degradación de la condición humana. En las postrimerías de la guerra, durante la retirada boliviana del sector Picuiba, un soldado nos describe la desesperada vivencia: “la ruta se fue cubriendo de un rosario de hombres a quienes el agotamiento acababa por rendir y que buscaban como último alivio la mezquina sombra de la raquítica arboleda. El drama fue creciendo conforme la canícula se tornaba más despiadada. Aquellos que conservaban algo de energía avanzaban lentos, arrastrando los pies, con la fisonomía contraída por el rictus de dolor, la garganta abrasada de sequedad y polvo, los labios agrietados y las pupilas dilatadas, oteando el fondo del camino por donde debía aparecer el anunciado milagro del agua. A los muchos muertos de insolación y de sed, fueron agregándose los suicidas que no pudieron resistir el horrible tormento de la sed, ponían fin a su angustia apoyando el cañón del fusil al pecho, la boca o la sien y apretando el disparador en medio del desfile silencioso de sus camaradas. Otros arañaban desesperadamente la arena, buscando una supuesta humedad o algún tubérculo jugoso y morían en ese esfuerzo, quedando semienterrados de cabeza y con los pies al aire” 5. Para las tropas bolivianas, oriundas en su mayoría del altiplano, era imposible la adaptación al hábitat del Chaco. Esta terrible realidad, era mejor tolerada por las unidades paraguayas, como señala uno de los jefes del estado mayor durante la contienda: “El paraguayo, hijo de la selva transitaba sin complejos entre la maraña de caraguatas y ´guaimipireces´ con pleno dominio de su iniciativa y orientación, y sabia medir las exigencias físicas de una jornada a través del bosque. Por instinto descubría cualquier síntoma extraño. Conocía el lenguaje de la selva con la que vive dialogando desde la cuna, y pocas veces pudieron sorprenderle o descubrirle en su manera sigilosa y escurridiza” 6. Los campos de batalla de: Pitiantuta, Boquerón, Saavedra, Nanawa, Gondra, Zenteno-Gondra (Campo Vía), Strongest, Carmen, Villa Montes, Irendagüe, Picuiba, Carandayty, Ingavi, Herrera, Toledo, Arce (Francia), Alihuatá, Pampa Grande, Pozo Favorito, Corrales, Campo Aceval, Pirizal, La China, Campo Jurado, Ballivián, Celina, Ybybobo, Ñaycoraynza, Cañada Tarija, Capirenda, 27 de Noviembre, fueron los escenarios donde se enfrentaron miles de homQuerejazu Calvo, Roberto. Historia de la guerra del Chaco. La Paz, Librería Editorial Juventud, 1990, p 144. 6 Vargas Peña, Luis. El Paraguay, la guerra y el Chaco. Asunción, Editorial El Gráfico, 1978, p 37. 5


bres precariamente vestidos y alimentados, la mayoría con escasa instrucción militar. Sin embargo, más de una vez, demostraron su valor defendiendo posiciones a punta de bayoneta y machetes. Los héroes fueron inmolados por el “crimen de la guerra”: unos 60.000 bolivianos y 30.000 paraguayos, sería el saldo de muertos. Frente a estas precariedades se evidencia un amplio despliegue de armamento moderno como: aviones, lanzallamas, carros blindados, artillería pesada, morteros, adquirido en el mercado mundial. En cuanto a la instrucción militar, los oficiales bolivianos llevaban algún tiempo bajo la influencia germana. Por su parte los paraguayos habían tenido instructores franceses y argentinos. Los sucesos del Chaco-boreal movilizaron a una parte de la sociedad y los Estados Latinoamericanos; sin embargo muchos aspectos aún hoy permanecen desconocidos o escasamente divulgados. Poco sabemos de manera concentrada sobre los médicos argentinos que partieron como voluntarios, para incorporarse a alguno de los bandos en litigio. Existen escasas referencias y solo hay menciones en trabajos más generales y en documentos aislados sin mayor desarrollo del tema. La pequeña muestra de profesionales que analizaremos a continuación, nos ofrece, más allá de sus funciones médicohumanitarias, las “crónicas” de los episodios bélicos. Ellos nos dejaron sus testimonios y vivencias, que hoy podemos interpretar y reconstruir. Los médicos y la medicina boliviana Revisando artículos publicados en Archivos Bolivianos de Historia de la Medicina, hallamos algunos dedicados a esta guerra7. Advertimos, de manera general, que no existía una salud militar: las unidades contaban básicamente con un cirujano y uno o dos enfermeros. La escasa planificación es puesta de manifiesto en los diferentes análisis históricos; el ejército carecía de estudios sanitarios de las zonas que atravesarían los ejércitos para llegar Por ejemplo, ver: Archivos Bolivianos de Historia de la Medicina. La Paz, Bolivia, vol 2, nº 2, julio-diciembre de 1996.

al frente de batalla y las enfermedades tropicales, propias de la zona, generaron un importante número de bajas. En el teatro de operaciones se carecía de hospitales; las pequeñas improvisaciones sanitario-médicas distaban a cientos de kilómetros de las pocas y precarias carreteras. Complementando el transporte terrestre (camiones y ferrocarriles), se utilizó por primeras vez en América Latina aviones sanitarios para el traslado de los heridos. Cuando la guerra era inminente, compraron a la Argentina algunos materiales quirúrgicos y dos hospitales de campaña. Estos aprovisionamientos, en su mayoría, serían capturados por las tropas paraguayas en los diferentes cercos a las unidades militares o en las retiradas imprevistas de los fortines. En los depósitos faltaban o eran mínimos los recursos para la práctica de primeros auxilios (paquetes de algodón, vendas de gasa, yodo, agua oxigenada) y se carecía de plasma y sangre. El número de facultativos en todas las áreas de la salud era insuficiente, de ahí la importancia que adquieren los voluntarios extranjeros. Unos cuantos permanecen en el anonimato, sin embargo podemos rescatar los nombres de dos médicos de EEUU: Frank S Beck y James V Price. Un caso particular dentro de este grupo de voluntarios es el doctor Roberto Landivar, al que podemos considerar boliviano-argentino por su destacada trayectoria en el área de la salud pública de la Argentina. Oriundo de Bolivia, cursó los estudios secundarios y universitarios en la ciudad de Buenos Aires, particularidad que resaltamos para mostrar la importancia de la educación argentina en la región. En 1913, se graduó en la Facultad de Ciencias Médicas (UBA)8; años más tarde se especializó en Paris como urólogo. Se destacó en los hospitales de Rosario y Santa Fe y, en las dos ciudades, tuvo funciones de cónsul. En la transmisión del mando del Presidente Marcelo T de Alvear al Presidente Hipólito Yrigoyen (1928), lo encontramos como consejero de la Embajada, de su país, en Buenos Aires. De regreso a su patria, en 1932, fue Rector de la Universidad de Chuquisaca y, luego, director del Hospital Militar de Ba-

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Con la tesis: Cálculos vesicales; su tratamiento. Médicos & Medicinas | 31


llivián y cirujano en las arenas del Chaco. Acusado por la prensa de hacer experimentos quirúrgicos con los soldados heridos, dirigió el siguiente telegrama al Presidente de la República y al ministro de la Guerra: “El diario La República de 19 de enero pasado, en un articulo “La guerra no es un campo experimental de cirugía”, me calumnia vilmente, pongo en su conocimiento que sobre cantidad de heridos que llevamos atendidos solo se ha practicado una amputación de brazo por gangrena gaseosa con curación paciente. Cuerpo cirujanos Ballivián practica cirugía conservadora y se interviene en casos necesarios. Protesto existan periódicos en nuestro país que en momentos actuales se ocupen de calumnias. Mis estadísticas llevadas una vez cumplida mi labor será el mejor testimonio de lo afirmado. (Firmado: Landivar. Director Hospital Ballivián). (La Razón, martes 14 de febrero de 1933, p 7, columna 5, con el título “Una protesta del director del Hospital de Ballivián)”9. A pocos meses de terminada la contienda bélica, mientras se desempeñaba como jefe de servicio de genito-urinarias del Hospital Italiano de Sante Fe, publicó dos artículos en La Semana Médica. El objetivo era de dar a conocer algunas experiencias quirúrgicas y observaciones personales, ya que se había desempeñado tres años en el Chaco-boreal, al frente de los hospitales de vanguardia. Su primera presentación la tituló: “Tratamiento quirúrgico de las nefritis agudas toxicas consecutivas a la avitaminosis”, posiblemente a modo de descargo de aquellas acusaciones a las que había sido objeto en La Paz, podemos leer al comienzo del mismo: “Es indudable que en toda guerra la Sanidad Militar juega un papel preponderante bajo el doble aspecto humanitario y científico, dando ocasión principalmente a los cirujanos generales y especializados de larga experiencia a innovar creando nuevos métodos operatorios o improvisando otros, que le crean y obligan las circunstancias emergentes, de las necesidades nacidas en el mismo campo de operaciones bélicas, sea por la falta de recursos y medios apropiados, como en varias oportunidades ha ocurrido en la Guerra del Chaco, o bien sea por el deseo vehemente que tenemos los médicos de salvar el mayor número de vidas, aún jugándonos el todo por el todo, pero procediendo siempre con espíritu científico y conciencia, no convirtiendo al enfermo o herido de guerra en sujeto de experimentación, procurando siempre practicar la cirugía conservadora con visión al porvenir, temperamento que siempre supimos adoptar …” 10.

El tema que expone puede englobarse en las nefritis tóxicas avitaminosas que tuvo su origen, según nos detalla, a los seis meses de iniciada la guerra en el segundo cuerpo de ejército, situado en una amplia zona de fortines. Describe como estallaron, de forma alarmante, en el mencionado cuerpo militar, algunas enfermedades tropicales, como el paludismo, enterocolitis hemorrágicas, más la tuberculosis y las avitaminosis (causada por la mala y deficiente alimentación basada en carnes conservadas y saladas, muchas veces descompuestas; más los vegetales, el trigo, el maíz, los porotos el arroz que sufrían, siguiendo la lectura, alteraciones por las inclemencias del clima). A continuación presenta algunos tratamientos quirúrgicos con resultados más que satisfactorios, con énfasis en la dificultad de llevar posibles estadísticas en los improvisados “hospitales”, donde eran frecuentes las evacuaciones precipitadas. El segundo artículo11 está dedicado a los traumatismos de vejiga (por el impacto de las armas modernas) y su tratamiento, señalando como novedad los destrozos que se producían en los órganos circundantes (intestino, vesícula, hígado, páncreas, baso), en comparación a las conocidas hasta ese momento. Describe, con tres historias clínicas de soldados heridos y operados en el frente de combate, los procedimientos y las técnicas quirúrgicas aplicadas. En el post-operatorio de una, comenta, que terminada la operación se produce la ofensiva y avance paraguayo, con el inminente peligro de que sean destruidas las carpas del hospital o caer prisioneros. Frente a tales circunstancias el alto mando ordenó, por razones de estrategia, la evacuación a Cañada Strongest, distante a 110 kilómetros, por caminos realmente dantescos; detalla, asimismo, que los escasos camiones, eran muy requeridos en ambos bandos, para cubrir las grandes distancias del Chaco-boreal. Las directivas, siguiendo su escrito, priorizaban el transporte de municiones y, en menor medida, los heridos. Señala que se disponía de la movilidad estrictamente necesaria para trasladar el equipo quirúrgico y dejar, por orden superior, abandonados en los bosques a todos los intervenidos quirúrgicamente, al cuidado de algunos enfermeros y al azar de la naturaleza (ya que las drogas y el material de curaciones estaba agotado). Después de seis días, cuando todo hacia parecer un desenlace fatal de aquel operado, arriba en un camión12, con un buen estado de salud general; el apósito de la herida no había sido tocado, estaba cubierto de tierra y lleno de larvas de moscas, la sonda vesical funcionaba, el enfermero que lo acompañó los siete días solo le había suministrado mate cocido y agua barrosa de la cañada. Luego siguieron con la terapéutica habitual de recuperación. Como comentario de esta historia clínica, enfatiza el factor suerte, unido a la resistencia del soldado, resaltando la conveniencia de practicar, en esta clase de heriLa Semana Médica. Bs As, año XLIII, nº 30, julio 23 de 1936, p 260-3. Ver el filme: Hijo de hombre-Choferes del Chaco-La sed, dirigida por Lucas Demare, con guión de Augusto Roa Bastos, de 1961. Actuaron, entre otros, Francisco Rabal, Olga Zubarry, Carlos Estrada. Allí aparece la caravana de aguateros, con algunos aciertos técnicos, como los relacionados a los bombardeos.

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Citado por: Céspedes Gutiérrez, Gerardo, “Apuntes sobre la historia de la medicina en la guerra del Chaco (año de 1933)”; en: Archivos Bolivianos de Historia de la Medicina. La Paz, Bolivia, vol 11, nº 1, enero-diciembre de 2005. 10 La Semana Médica. Bs As, año XLIII, nº 8, febrero 20 de 1936, p 629. 9

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pobreza franciscana del Paraguay” 13.

das abdominales, intervenciones amplias, completas y, a la par, combatir el shock propio del acto operatorio.

El dato que aporta es revelador; en todo el Paraguay no había más que 200 médicos, entre jóvenes y viejos; la situación era una catástrofe ya que dejaba desprotegida la salud de la población civil, mientras resultaba insuficiente en los frentes de batalla:

La sanidad militar paraguaya Al año de finalizada la contienda, el laboratorio CIBA incorpora a su revista dedicada a la historia de la medicina y a la promoción de sus medicamentos (conocidas como Actas CIBA) un dossier titulado: El Servicio Sanitario durante la guerra Paraguay-Bolivia. La cubierta, ilustrada con dos fotografías, nos muestra la evacuación de enfermos en un cañonero y la casa de los médicos en el frente chaqueño. La autoria corresponde al doctor Cándido A Vasconsellos, teniente coronel de Sanidad de Reserva y director de Sanidad de Campaña, quien escribe: “La Sanidad Militar, como los otros servicios del Ejercito, movilizó todos los sanitarios de la República, sin limites de edad. Los sanitarios partimos al teatro de operaciones, lleno de patriótico entusiasmo y desprovistos de material sanitario. La guerra nos sorprendió con un Reglamento Provisorio de Sanidad en campaña, copiado de un reglamento francés. Este Reglamento Provisorio resulto absolutamente inaplicable en el terreno de los hechos, pues el territorio de Francia no era el Chaco y los medios de que disponía Francia no podían ser comparados con la

“En la gran ofensiva paraguaya durante la batalla Zenteno-Gondra (Campo Vía) desde el 24 de noviembre al 11 de diciembre de 1933, el Paraguay solo empleó ocho cirujanos para 24 regimientos, y no obstante ello, la mortalidad entre los 3.000 heridos resultantes, fue bastante reducida. Los paraguayos contaron para la evacuación con un avión sanitario Nanawa T-9, su largo le permitía llevar heridos en improvisadas camillas de tramas de cuero. Los heridos o enfermos graves eran trasladados por avión para su más rápida atención. Se hicieron alrededor de 500 evacuaciones por vía aérea. Otros eran evacuados por tierra y agua. También contaron con el buque-hospital, el Cuyabá, que permitió el tratamiento de heridos y enfermos en el mismo viaje a Asunción” 14. 13

Actas CIBA. Bs As, nº: 9-10, septiembre-octubre 1936.

Buroni, José R. Sanidad Militar, principios tácticos y operacionales. Su historia. Bs As, Fundasol, 2011, p 123 y 127.

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Las nuevas modificaciones al reglamento dotaban, a la Dirección de Sanidad en Campaña, de facultades para trasladar el personal médico superior, a los técnicos y a los enseres sanitarios de una unidad a otra; completaba con otras disposiciones, según las necesidades del servicio y haciéndolo depositario de los elementos tomados al enemigo para una distribución, según la gravedad de la situación A los médicos-jefes de Cuerpo de Ejército se les dotaba de mayor autoridad y autonomía para su desempeño, pudiendo obrar por su cuenta, según las exigencias y necesidades del momento. Esta elasticidad era indispensable por la escasez de personal y material apropiado. De esta manera podían beneficiarse muchas unidades combativas, mientras los médicos maximizaban los cuidados de la salud y la higiene del soldado. Durante los combates la función era proceder a la buena hemostasis de las heridas, para ser enviados de inmediato a los hospitales frontales, y, luego, si la situación lo requería, a los hospitales de evacuación. Los hospitales frontales no eran espacios de tratamiento, solo podían ser retenidos aquellos heridos que exigían inmovilización por heridas de cráneo, de tórax, de abdomen, fracturas expuestas de miembros, quedando a criterio del cirujano determinar el momento adecuado para la evacuación. Las escenas vividas en estas unidades asistenciales las brinda el escritor Roa Bastos: “La enfermera depositó en el suelo los dos baldes de agua hervida y apartó el trozo de arpillera que hacía de cortina en la abertura de la “sala” de operaciones. Escudriñó por la ventana, el cirujano continuaba operando. Vio el brillo de los instrumentos que le iban alcanzando, los semblantes sudorosos, desencajados por la fatiga. Bajo los guantes enrojecidos palpitaba un vientre abierto en canal, como una res carneada viva. A un costado colgaba el relleno de intestinos y entrañas. Los pocos cirujanos operaban sin descanso. Día y noche, desde el comienzo de la ofensiva. El sitio de Boquerón estaba volcando una invasión de heridos sobre el hospital de sangre de la base, desde los atiborrados puestos sanitarios frontales. Eso también era campo de batalla. No iba a terminar nunca. Los camilleros venían entrando un nuevo paquete enlodado de tierra y sangre” 15. Estos hospitales se organizaban según las necesidades y extensión de las líneas de combate, situados lo mas próximo a la zona de batalla, evitando el fuego de artillería y los bombardeos aéreos. En teoría, disponían de instrumental quirúrgico, material de curaciones y drogas suficientes, además de carpas, tanques para agua, elementos de zapa, camiones. La realidad era otra. Estaban compuestos por dos secciones: a) cirugía: con la función de recibir todos los heridos y contusos para ser sometidos a las prácticas quirúrgicas y, caso de desbordamiento de los ingresados, los heridos leves podían ser enviados a los hospitales de evacuación. La b) medicina: estaba destinada a todos los enfermos agudos 15

Roa Bastos, Augusto. Hijo de hombre. Bs As, La Página, 2005, p 203.

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y crónicos, que requerían pocos días de tratamiento para su curación. A esta primera asistencia, seguían los Hospitales de Etapa, que eran puestos de tránsito de los evacuados y se establecían en puntos intermedios entre el frente de batalla y los Hospitales de Evacuación. El objetivo era proporcionar el tratamiento de urgencia, brindar un lugar de reposo para recuperarse de las fatigas físicas ocasionadas por el viaje, para reincorporarse en breve tiempo. Los Hospitales de Evacuación se ubicaban fuera del alcance de las maniobras del enemigo para evitar una posible salida precipitada. Allí se recibía a los heridos y enfermos de los hospitales frontales y formaciones vecinas, donde se operaba a los que no habían podido ser atendidos en el hospital frontal y los que requerían segunda intervención, para luego ser enviados a la retaguardia. Las condiciones ambientales se caracterizaban por la escasez del agua, en un clima desértico, polvoriento, con enjambres de moscas y mosquitos. Abundaban las gangrenas, la muerte, el olor fétido; la posibilidad de una esterilización del instrumental, era una quimera. Los médicos voluntarios Del contingente de médicos argentinos que fueron a prestar servicios en la sanidad militar paraguaya, encontramos a Raúl Nicolini, a Luciano Gauna, a Francisco Impaglialetti, a Enrique Marín; ellos son algunos de los tantos nombres rescatados del anonimato. De sus actividades y desempeño no tenemos información y detalles, a diferencia de otros que han dejado importantes testimonios. * Carlos de Sanctis, era un destacado médico rosarino que decide marchar como voluntario al Paraguay. A bordo de la nave Washington, parte desde el puerto de Rosario (Santa Fe), con destino a Asunción, para luego dirigirse a puerto Casado en el Chaco-boreal, donde toma, entre muchas, fotografías a la iglesia, al cura misionero de la Obra de Don Bosco, “orientada hacia la civilización” de los indios sanapanas (dando lugar a una mirada antropológica). Además del desempeño médico, es importante destacar la vocación fotográfica (utilizando una pequeña cámara Ykon Zeiss) y periodística (ya que era corresponsal del diario La Capital, de Rosario). En muchas instantáneas anota los datos: de ahí que, por ejemplo, se puede rescatar el nombre del médico salvadoreño Escalante Rubio, salvadoreño o de los practicantes-alumnos argentinos: como el rosarino Sosa y Rivas Jordán, o las enfermeras de la Cruz Roja Paraguaya (entre ellas, la argentina Juana María Rosendi). Finalizada la guerra, con su colección de fotografías compuso un álbum al que denominó: “Mi campaña en el Chaco, álbum de fotografías explicadas (1932-1933)” que se encuentra depositado por su familia, en el Museo Histórico Provincial de Rosario Dr Julio Marc. En un fragmento de su introducción leemos: “Este trabajo que sale de las características de un álbum privado, ha sido preparado para que contribuya a ha-


cer obra de paz, llevando a las conciencias el horror de la guerra, esa GRAN PORQUERIA que aniquila a los seres humanos destruyendo vidas y sentimientos. El lector seguirá con su imaginación, a través de los XII capítulos de este relato gráfico, la evolución que sigue un voluntario desde que sale de su terruño, se incorpora al Ejercito paraguayo, su marcha hacia el frente pasando por los diversos fortines de la zona de guerra, distintos aspectos de la vida y del rudo batallaren el corazón de la selva y el retorno a su Patria” 16. Avanzando los capítulos nos describe las prescripciones médicas que se aplicaban sobre los heridos: los grandes debridamientos, las esquirlectomias, las incisiones amplias, las amputaciones, las desarticulaciones, las extracciones de cascos de granadas y de proyectiles, la extirpación de tejidos mortificados. Su denuncia pacifista está, de alguna manera, muy detallada en los comentarios del capitulo VIII “En el frente, la Sanidad Militar, durante la batalla” y recupera de su diario de guerra la tormentosa espera, de dos días, de los camiones que estaban empantanados y debían traer insumos sanitarios para volver con los heridos, luego de un cañoneo nocturno de los bolivianos Al capitulo XII lo titula; “Desde el infierno del Chaco

hasta la perla del Atlántico”, nos muestra su regreso a la Argentina y consta solo de dos fotografías casi idénticas de la playa, el mar y sus bañistas, resaltando en sus epígrafes la necesidad psíquica de ingerir bebidas frescas y observar un panorama con agua por todas partes. Al analizar el legado del multifacético de De Sanctis y su álbum podemos compartir la opinión interdisciplinaria de una estudiosa de la obra mencionada: “La fotografía transmite, hace saber, da a conocer un sentido, visibiliza un suceso y se consolida como una evidencia del entorno en transformación. Emerge como demostración de una verdad personal e íntima pero al mismo tiempo pública, propia de un temperamento positivista, realista y ateo que el médico se atribuía a si mismo y que justificaba con singulares advertencias como la siguiente: una lente de aumento permitirá apreciar algunos detalles realmente interesantes de estas que yo he tomado personalmente” 17. Sin dudas la fotografía supera al “acto fotográfico” y permanece en el tiempo, ¿mirar que?, ellas aparecen como trazas latentes del pasado, como una pista que sobrevive en

Dalla-Corte Caballero, Gabriela. La guerra del Chaco: ciudadanía. Estado y Nación en el siglo XX. La crónica fotográfica de Carlos de Sanctis. Rosario, Prohistoria ediciones, TEIAA (Universidad de Barcelona), 2010, p 18. 17

16 Ver epígrafes y comentarios a las fotografías del álbum realizadas por el autor en el sitio web: www.histarmar.com.ar/.../ArchDisanctis-Prologo.htm.

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constante renacimiento al ojo del observador18. * Esteban Laureano Maradona llega en 1932 al Paraguay, tomando distancia de la conflictiva situación política que se vivía en la Argentina, luego del golpe militar del 6 de septiembre de 193019. Con fecha 25 de agosto de 1933, fue incorporado a la Marina de Guerra del Paraguay como médico interno del Hospital Naval, con el grado de teniente de Primera de Sanidad, luego fue nombrado director y, en representación de este nosocomio, integró la comisión encargada de reglamentar el funcionamiento de la Sanidad Naval Militar del Paraguay. Su actuación en este conflicto esta envuelto en un halo romántico signado por la tragedia, en aquellos días donde el horror de la guerra estaba presente en todo instante. Terminada la contienda, declinó los cargos y honores y donó su sueldo de teniente Primero de Marina para los niños carenciados de la Escuela República Argentina (Asunción). Regreso de inmediato a la Argentina. * José Arce fue convocado por el gobierno paraguayo para organizar la Sanidad Militar; era una reconocida figura pública, que se había desempeñado en diversos ámbitos: cirujano, profesor, decano de la Facultad de Medicina y Rector de la Universidad de Buenos Aires, político, legislador. En 1937, recibe una de las máximas condecoraciones militares del Paraguay, por su desempeño en la guerra: La Cruz del Defensor. Durante este período es importante destacar el papel que desempeñó la Casa Argentina en Asunción, que proveyó de equipos y uniformes a muchos de los voluntarios y oficiales argentinos que formaron el regimiento de Caballería 7, General San Martín; también aportó donaciones sanitarias con destino a la Cruz Roja Paraguaya. El fin de la guerra Con la asistencia del presidente de la Argentina, general Agustín P Justo, y el canciller, Carlos Saavedra Lamas (futuro premio Nobel de la Paz, por su actuación mediadora en este conflicto), los representantes de Chile, Brasil, EEUU, Perú y Uruguay y los ministros de Relaciones Exteriores de los países beligerantes, se firmó, el 12 de junio de 1935, el Protocolo de Paz, para el cese definido de las hostilidades. Hacia 1938 se estableció una comisión que delimitaría la frontera entre Paraguay y Bolivia. En tiempos del conflicto, intervinieron cientos de personas voluntarias para desempeñarse en todas las áreas (ingenieros, aviadores, combatientes de diferentes nacionalidades) y fue muy significativa en el campo de la sanidad, donde hubo médicos, odontólogos, farmacéuticos, enfermeras, auxiliares, estudiantes avanzados, monjas-sanitarias, Rubio, Francisco J; “Fotografías de un soldado paraguayo en la Guerra del Chaco (1932-1935)”, ponencia presentada en la Novena Jornada Histórica Fotográfica en Quilmes. (Bs As), septiembre de 2010. 19 Romero, José Luis. Breve historia de la Argentina. Bs As, FCE, 2013. 18

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mujeres-socorristas, de distintos sectores sociales. En 1948, la recién constituida Comisión Económica para America Latina (Cepal), publicó un estudio, de acuerdo a su orientación, aportando nuevos elementos a la idea de unidad geo-económica regional20. Solo había pasado algo más de una década desde aquel infausto suceso y la región presentaba carencias fuertes que los tiempos posteriores intentan remediar. En 2009, los titulares del Ejecutivo del Paraguay (Fernando Lugo) y de Bolivia (Evo Morales), reunidos en Buenos Aires, firmaron un acuerdo, en presencia de la presidente de la Argentina (Cristina Fernández de Kirchner), quien les entregó la “Memoria Final” de la demarcación del límite internacional entre ambos países, a 74 años del cierre de las hostilidades. Para ampliar información ver: Lambías, Margarita. Educación para la integración, como se enseña historia en nuestra América. Bs As, Fundación CICCUS, 2013. Recomendamos, además, la siguiente bibliografía: AAVV. Doce cuentos de la Guerra del Chaco. Santiago (Chile), LOM Ediciones, 2000. Calvo, Guadi. La guerra de la sed. Bs As, Cooperativa Punto de Encuentro, 2009. Costa Du Rels, Adolfo. La laguna H-3. La Paz, Cochabamba (Bolivia), Ediciones los Amigos del Libro, 1980. Galeano, Eduardo. Memorias del fuego 3: el siglo del viento. Bs As, Catálogos, 2007. Saavedra, Néstor. El General del Chaco. Salta (RA.), Ediciones Arizaro, 1961. Velilla de Arréllaga, Julia, “La ayuda argentina al Paraguay en la Guerra del Chaco”; en: (Todo es Historia. Bs As, año XVII, nº 206, junio de 1984, p 80-7. 20


Atisbos médicos en la prehistoria Federico Pérgola y Laura Pérgola

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ue no existan testimonios firmes de actitudes ligadas a la salud durante la prehistoria no significa que estas no hayan estado presentes. Muchos restos óseos son muestra de que la enfermedad trataba de ser mitigada. El filósofo existencialista Nicola Abbagnano dice que el hombre es un ser finito pensante, es decir que tiene conciencia de que vive, cosa que implica –como lógica existencial– la trascendencia con lo cual apela al rito y al mito con un objetivo determinado. Se considera que tanto los elefantes como los primates más evolucionados toman conciencia de la muerte de sus semejantes pero es evidente que carecen del sentido de mortalidad de los humanos y, por ende, tampoco del de la trascendencia. Todo este introito viene a cuento porque el hombre ahistórico se preocupó por los despojos mortales de sus congéneres y buscó la forma de otorgarle un sentido con la sepultura (enterramiento) formal: pintura roja u ocre sobre el cuerpo (algunos autores dicen que era para proteger del frío y de las moscas), lecho de flores, atuendos, utensilios de uso diario rodeándolo, etc. ¿Cuándo comenzó esta historia? Gordon Childe dice: “la prehistoria del viejo mundo pue-

de empezar con el derretimiento de los hielos, hace unos 15.000 años”, aunque otros antropólogos la sitúan en el doble de esta fecha. Insistimos, que no haya sido una época histórica no quiere decir que el hombre no haya tratado de desembarazarse de sus afecciones. Ya lo hacían los animales con el lamido, la succión, el rascado, la búsqueda de elementos punzantes para avenar un absceso, etc. El hombre, cuya capacidad más elevada y notoria es la creatividad, debe haber apelado a diversas otras maniobras. Una de ellas, que queremos descartar rápidamente y que ha llegado hasta nuestros días, es la magia. Nerio Rojas, quien define a la magia como “la placenta de la ciencia”, al referirse a la de la prehistoria expresa: “[…] ha sido estudiada por sus partidarios, por los historiadores de la religión, por los sociólogos y psicólogos. Aquí nos interesa el aspecto psicológico de su formación. Su intención inicial y generalizada es la existencia de una o diversas fuerzas o espíritus misteriosos que regirían los hechos y las cosas corrientes de la vida humana y la naturaleza y la posibilidad de manejarlas a voluntad con métodos especiales. El mago es el que tiene ese poder. […] No es arbitrario imaginar la actitud del hombre en el periodo cuaternario ante los

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Recreación de esqueleto de neandertal encontrado en la cueva de La Chapelle, Francia.

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fenómenos de la naturaleza. Para él fueron un misterio el sol y su luz, la noche y sus estrellas, la lluvia y el rayo, las enfermedades y la muerte. Absorto o aterrorizado meditó sobre ellos. Después de decirse ¿por qué…? pensó en ‘cómo’ dominarlos. Se propuso primero una causa como explicación. El hombre prehistórico se la dio. De ahí surgió el ‘animismo’ y más tarde la idea religiosa de Dios. Psicológicamente en su mecanismo, y dejando de lado el aspecto de la ‘cultura’ y su contenido, lo significativo es que aquel hombre primitivo tuvo ya para su explicación un esbozo de idea filosófica: la noción de causalidad. Después de eso dio otro paso fundamental en su formación. Puesto que no aceptaba que esos fenómenos lo dominaran siempre, pensó, con su ansia orgullosa de libertad, encontrar la clave para manejarlos a voluntad. De allí surgió la magia, cuyos poderes poseían los más viejos y capacitados del grupo. Así nacieron los hechiceros, los magos, los sacerdotes. La magia fue, pues, una creación intelectual del hombre primitivo, producto de su razón al servicio del ansia instintiva y libertadora de su voluntad, una actitud racional y un instrumento pragmático de su lucha para afirmar su personalidad”. Tal vez haya sido también un sentido de omnipotencia que también lo caracterizaba. En otra parte de su alocución –porque fue una conferencia– Rojas dice que la atracción que este aspecto ha tenido es “polimorfo y penumbroso, y en él, que debe tener una realidad ignorada, ha cabido la religión, la magia, el charlatanismo, la locura, la sensualidad y también el arte y la ciencia”. Sería una parte espiritual pero creativa, para llamarla de alguna manera, para atacar lo males orgánicos de los hombres de las Edades de Piedra, de Bronce y de Hierro. Justamente es de esos tres periodos del Neolítico es de los que nos ocupare-

mos, dejando para discusión de los antropólogos la serie de especies de hominídeos cercanos al Homo sapiens que se han descubierto en el último tiempo y, por supuesto, al Neandertal y al Cro-Magnon. Augé ofrece una interesante explicación para estas prácticas iniciáticas: “Los saberes tradicionales, y por ejemplo las ‘medicinas primitivas’, se inscriben en la perspectiva del sentido así concebido. Eso no quiere decir que en la base de ciertas prácticas y de ciertas clasificaciones no haya observación empírica. Por el contrario, los etnólogos siempre se han impresionado por la calidad y la exhaustividad de los reconocimientos que todos los grupos humanos habían hecho de su entorno natural. Lo mismo para la psicología humana. Pero el etnopsiquiatra Georges Devereux señala a propósito de los indios mohave que, incluso si les atribuían un sentido psicológico a los sueños y a las psicosis, no conseguían establecer una teoría general de la psicopatología porque su orientación fundamental era tributaria de la construcción a priori y, por lo tanto, no científica”. En un amplio cuadro sinóptico de los elementos que se usaban para las prácticas aparentemente curativas (los llama el arte de curar en la prehistoria) Hofschlaeger deja un pequeño ítem para el Neolítico Cercano (así lo denomina) y designa como “conocimientos y procedimientos médicos” a los siguientes: “Utensilios cosméticos de metal (pequeñas tenazas, pinzas, agujas, navaja de afeitar). Captación de manantiales. Tajado de los miembros como castigo, operación de cataratas”. Nos reservamos opiniones sobre estas cuestiones, sin embargo, no deja de tener valor suponer la corta vida de nuestros antepasados y la poca posibilidad de sufrir de algunas afecciones como las cataratas. En esa época la impronta ósea deja la evidencia de frecuentes casos de osteomielitis sobre todo después de fracturas de los miembros. El autor citado anteriormente atribuye a la humedad de las cavernas la constancia de artritis deformante (las denomina gota de las cavernas), observada sobre todo en la Edad de Piedra. Nielsen de Copenhague estudió restos humanos de esa misma época (cerca de un centenar) y observó artritis deformante, miositis osificante, alteraciones fúngicas de la duramadre (¿serían post morten?), escoliosis, alteraciones dentarias y raquitismo. Esta última afección, según Rudolph Virchow, la padecía también el hombre de Neandertal. La dentadura parece haber sido otro gran problema del hombre de la época prehistórica ya que se supone que la padecía entre el 1,5 y el 3


% de la población, cifra en realidad escasa para compararlo con el hombre actual. No obstante, la alimentación debe haber sido, en esa época, poco refinada, carente de azúcares, con elementos vastos que favorecerían una buena masticación. El deterioro se atribuía a ciertos aspectos como ser el uso de los dientes como herramientas, no solo con carácter masticatorio, lo que hacía que el desgaste y la rotura de las piezas pusiera en descubierto el canal dentario, con posibilidades de abscesos. Se ha comprobado que sarro y pérdida de dientes era moneda corriente. Se presume que, así como lo hacían los mamíferos, el rascado, la succión, más la escarificación y el amasamiento fueron los procedimientos que se emplearon, sobre todo, en heridas limpias o infectadas, traumatismos, infecciones cutáneas. La caza de animales e, incluso, la rivalidad con las etnias vecinas hacían frecuentes las afecciones de la piel. Los emplastos de yuyos y de barro colocado sobre las heridas deben haber sido de uso cotidiano. En las edades de Metal (Bronce e Hierro) es probable que se hayan realizado amputaciones como parecen seguras las de las falanges de la mano. Dejemos para la imaginación del lector aseveraciones como que en esa época se realizaban operaciones cesáreas en embarazadas fallecidas o circuncisiones en el Nilo en cadáveres nubios y egipcios, por representaciones talladas en piedra, como antecedentes de lo que sucedería en la civilización egipcia. Otro de los misterios de las prácticas médicas prehistóricas son lo cráneos trepanados. Sendas publicaciones de la sección Correspondencia científica de la revista Nature son demostrativas de este hecho. Alt et al. (387, 360 [1997]) expresan la existencia ‘inequívoca’ de trepanaciones de cráneo (entre paréntesis aclaran cirugía craneana) en testimonios hallados en Ensisheim, Alsacia, datados en 5100 a. C., mientras que Lillie (391, 854 [1998]) señala que existen evidencias que estas prácticas se llevaron a cabo en el periodo mesolítico en su transición al neolítico.

En un cementerio ucranio, a 400 km de Kiev, se estudiaron 370 esqueletos de los cuales dos de ellos exhibían indicios de trepanación. El cráneo de un varón que, al morir, estaría cerca de los 50 años mostraba una trepanación en el lado izquierdo del hueso frontal con signos de reestructuración ósea que reducía el diámetro interno del orificio hasta clausurarlo, lo que indicaba la sobre vida. El cementerio citado era el Vasilyevka II y la datación de la pieza con radiocarbono le otorgaba una antigüedad entre 7500 y 6200 años a.C. El segundo cráneo encontrado poco difería en la datación. Ambos fueron estudiados a mediados del siglo pasado. Desde tiempo atrás se conocía –por estudios antropológicos realizados en el Valle de Lozère (Francia) por el médico Prunières– que las trepanaciones databan de la Edad de Piedra. La cicatrización ósea demostraba que no se trataba de otra práctica habitual que era la de extraer rodajas de cráneos de cadáveres con fines ornamentales. Las especulaciones sobre el origen de estos procedimientos han sido variadas y múltiples, como lo han sido los elementos para efectuarlas. Se conocen con seguridad las de mucho tiempo después como fueron las realizadas por los incas por medio del tumi, una pieza cortante de forma singular. La práctica se mantuvo en el tiempo en distintas etnias. Luego llegaría la domesticación de los animales que, sin duda, agregó otro grupo de noxas a las que ya sufría en hombre.

Prótesis que reemplazaba el dedo gordo de un pie, hallada en Tebas, en el año 2000. Museo Egipcio, El Cairo.

Bibliografía

• Gordon Childe V, Descubrimiento de la prehistoria, Buenos Aires, Siglo XX, 1978. • Rojas N, “Magia prehistórica y libertad”, Instituto Popular de Conferencias, La Prensa, Buenos Aires, 11 de agosto de 1956. • “La terapéutica en la prehistoria”, Actas Ciba, Basilea, 1939. • Pérgola F, “La neurocirugía: ¿Especialización médica del Neolítico?”, Revista Fundación Facultad de Medicina, 8 (30): 16-17, diciembre 1998. • Augé M, Futuro (2º edición), Buenos Aires, Adriana Hidalgo, 2013. • “La trepanación”, Actas Ciba, Basilea, Nº 5, 1937. • Aguilar A de, “La medicina durante la prehistoria”, Actas Ciba, Basilea, Nº 12, 1936. • Schoch E, “Enfermedad y muerte en el hombre primitivo”, Eco Médico, Buenos Aires, Nº 3, pp. 1-5, 1965.

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HISTORIA DE LA ANALGESIA EN GRECIA Y ROMA Capítulo VIº

CLAUDIO GALENO Figura relevante de la Historia de la Medicina Su nombre quedó como sinónimo de médico Adolfo Héctor Venturini

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Ars Medica o Ars Parva, Galeno, Venecia, 1549

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ació en Pérgamo, antigua ciudad griega del Asia Menor (hoy Turquía), en el año 129/31 y falleció en Roma en el 200 aprox. Médico y filósofo, Galeno está considerado después de Hipócrates como el médico más famoso de la antigüedad. Hijo de Nicón, acaudalado matemático y arquitecto, tuvo una óptima educación. Comenzó estudiando filosofía con Pelópidas de Esmirna y luego medicina con Sátiro que le enseñó anatomía y Estratónico clínica hipocrática. En Alejandría profundizó el arte de curar con los textos de Hipócrates. Luego viajó por Grecia, Italia y Palestina, regresando a Pérgamo cuando tenía 28 años, siendo nombrado médico cirujano de los gladiadores. Posteriormente fue a Roma donde su fama se acrecentó en poco tiempo. En el año 166 retornó a Pérgamo pero, poco tiempo después fue llamado por el emperador Marco Aurelio para ejercer en su corte. En Roma permaneció durante treinta años hasta su muerte. Se conocen los títulos de 83 escritos, mientras que otros 19 son dudosos. Además se conservan 15 comentarios sobre los textos hipocráticos. Gran parte de los escritos son en idioma original griego y algunos traducidos al latín y árabe. El mismo Galeno publicó un informe detallado de todas sus obras. Los temas fueron diversos: ensayos filosóficos, retóricos y gramaticales; respecto a medicina se ocupó de anatomía, fisiología, patología, farmacología, dietética e higiene. Sus escritos representaron el punto más elevado de la medicina grecorromana.

Sus libros más conocidos son: Ars Medica o Ars Parva o Microtecne, Ars Magna o Macrotecne. El primero fue el texto fundamental de la medicina hasta el siglo XVII. Galeno fue el primero en describir muchos detalles anatómicos y fisiológicos debido a que practicó y enseñó la vivisección en cerdos y monos. Usó muchos productos vegetales en preparaciones que llevan el nombre de “preparaciones galénicas”. Al leer el libro Ars Medica se constata la importancia que daba Galeno al tratamiento del dolor. Basta transcribir su conocida frase Dolorem mitigat per primum principium como algunas de sus recomendaciones y recetas:

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Goma (Resina) 8 “ Excipiente meliloto cocinado con agua pluvial Libro IV Inflamaciones con llagas: Jugo de beleño 4 dracmas Jugo de papávero 4 “ Mirra 4 “ Pimienta 1 “ Vino seco Cantidad suficiente Ars Medica o Ars Parva, Galeno, Venecia, 1549 Libro II Dolores de oído: jugo de papávero (Opio). Dolor de estómago: cabezas de papávero cocidas y puestas en vinagre. Libro III Dolores de oído: jugo de papávero con aceite tibio Receta para dolores auriculares: Mirra 1 dracma (4,5 g. aprox.) Sal 4 “ Incienso 3 “ Espuma de natrón (Carbonato Na) 3 “ Azafrán 4 “ Jugo de papávero (Opio) 3 “ Almendras amargas XX Gálbano (Gomorresina) 2 “ Vinagre Cantidad suficiente Libro III Graves heridas oculares: opio, mandrágora y beleño (Quám medicamenta haec quae ex opio & mandrágora & hyoscyamo siunt, maximam plane oculorum perniciem). Libro IV Flujos abundantes con dolores: Aceite de rosas fresco Semillas de beleño Incienso Mirra Harina de cebada c/vinagre Jugo de mandrágora Azafrán Opio Vino austero

2 dracmas 8 “ 3 “ 4 “ Cantidad suficiente 4 dracmas 2 “ 4 “ Cantidad suficiente

Libro IV Fármacos para dolores generales e hipnosis: Glaucio 18 dracmas Tragacanto 16 “ Azafrán 8 “ Opio 4 “ Jugo de rosas 4 “ Beleño 4 “ Jugo de mandrágora 4 “ 42 | Médicos & Medicinas

Libro IV Epífora, dolores con abundantes secreciones: Glaucio 6 dracmas Azafrán 5 “ Goma (Resina) 2 “ Tragacanto 2 “ Jugo de mandrágora 2 “ Opio 1 “ Agua pluvial Cantidad suficiente Libro V Dolores de dientes: Semillas de beleño Opio Natrón (Carbonato Na) Mirra Piretro Pimienta Gálbano Triturar y disolver en vino

1 dracma 1 “ 1 “ 1 “ 1 “ 1 “ 2 “

En el Libro VII destacamos una frase de Galeno: Sedans dolorem inducens somnum y menciona cuatro sustancias hipno-analgésicas: Hyoscyami seminis (semillas de beleño) Cicuta seminis (Semillas de cicuta) Papaveris succus (Jugo de papávero = opio) Cortex radicis mandragorae (Corteza y raíz de mandrágora) Libro XII Galeno recomienda el jugo de papávero para los dolores auriculares (instilaciones), dolores oculares (colirio) y dolores dentales (buchada). Bibliografía antigua de Claudio Galeno 1 - Galenus. Ars medica, quae et ars parva, Martino Acakia interprete. Venetiis (Venecia), 1549. 2 - Galenus. Ars medicinalis, Nicolao Leoniceo interprete. Venetiis (Venecia), per Bernardinum Staginum, 1536 (Sul front. 1537). 3 - Galenus. De composition pharmacorum localium, libri decem. Parisiis (París), 1539. Nota del autor: Con este capítulo dedicado a Galeno finaliza “Historia de la analgesia en Grecia y Roma”, en un todo de acuerdo con lo expresado por Pedro Laín Entralgo cuando escribiera que “el mundo antiguo finaliza con la muerte de Galeno”.


Comentario de

libros

Evolución y transformación del espacio hospitalario en la Ciudad de Buenos Aires, (tomos I y II) Angélica Bonnahon y Laura Tonelli, Buenos Aires, Dunken, 1913 y 1914.

Estos dos ilustrados libros, obras de dos universitarias argentinas especializadas en arquitectura hospitalaria, de trayectoria prestigiosa y varias obras en su haber, son parte de su labor. Actualmente están realizando el Centro Integral Clínico Hematooncológico del Hospital Garrahan, una obra de 7200 m2 cubiertos. Su pasión por la arquitectura hospitalaria las ha llevado a realizar un recorrido por su historia en la ciudad de Buenos Aires mediante una obra que han estructura, en principio, en tres tomos. El primero de ellos apareció en 2013 y cubre desde el siglo XVI hasta fines del siglo XIX; el segundo, de este año, continúa con los construidos en el siglo XX, subdividiéndolos en hospitales públicos monovalentes y polivalentes y hospitales comunitarios. El tercero se sumará a los anteriores (se piensa en finalizarlo en 2015) y continuará con los de construcción más tardía del siglo pasado y se le sumarán los de las fuerzas armadas y de seguridad e instituciones sociales e instituciones privadas. Ambos libros contienen un número importante de imágenes, planos y fotos antiguas. La presentación es amena y el tono sencillo que seguramente despertará los recuerdos de muchos médicos, ya que no solo existen fotos de los edificios sino de los ambientes interiores con el personal en sus tareas cotidianas, mostrando sus indumentarias, utilizando la aparatología de la época e incluso sus pacientes. Justamente las fotos que ilustran las tapas de ambos textos se basan en esa idea: presentar espacios hospitalarios habitados. Cada capítulo lleva una presentación histórica que ayuda a la comprensión de la situación política, social y religiosa del país e, inclusive, algunos aspectos de la política mundial que incidieron en la fundación de algunos hospitales. Para todos aquellos interesados en el tema de los espacios hospitalarios de la ciudad, tanto desde el ámbito de la salud como de la arquitectura y de la administración, esta colección dividida en tres tomos será, sin duda, un importante aporte. Laura Moratal Médicos & Medicinas | 43


Memorias secretas. Darwin y Mendel Alberto Juan Solari, Buenos Aires, André Marteron, 2014.

Como su título lo sugiere, tanto Darwin como Mendel se manifiestan en primera persona a través de la pluma de Solari. No es común que un libro de divulgación científica se relate en primera persona que no es la del autor sino la de los protagonistas. Solari lo ha logrado con solvencia porque el libro atrapa por su contenido, fiel a los hechos realmente ocurridos y, tal vez, revelador de datos conocidos pero que no nos hacían pensar: dos meses después de la apropiación de las islas Malvinas por parte de los ingleses llegó el Beagle con Fitz Roy y Darwin, este último como observador. ¿No

Venenos en el Arte Eduardo A. Scarlato y Antonio F. Werner

pensaban también adueñarse de la Patagonia? La figura de Mendel, como lo señala el autor, hubiera merecido quizá otra consideración, circunstancia talvez acallada por su propio carácter (tímido, alejado del autobombo) pero también porque el monasterio del cual fue abad tuvo que padecer primero a los nazis y luego a los comunistas quienes, chauvinistas, daban pábulo a las desatinadas ideas de Lysenko. Ambos ensombrecieron su figura. Una característica de los capítulos es que alternan en sus comentarios (con la lógica connivencia del autor) Darwin con Mendel. Los capítulos de Darwin superan en extensión a los del abad y es que, habiendo el británico caminado nuestro suelo, entrevistado a Juan Manuel de Rosas, visitados onas y yámanas, entre muchas cosas más, tenía que dar más tela para cortar. En el punto 8’ que corresponde a Mendel, éste critica la teoría de la selección natural y, sintéticamente, postula que un animal adaptado, por ejemplo a la caza, no siempre engendrará hijos con sus mejores características porque los genes recesivos pueden traicionarlo. Y añade: a esta teoría le falta algo. El profesor Solari tiene un mérito asociado porque no debe ser fácil ponerse en la piel de otro. En este caso no uno, sino dos y, además, sabios que dejaron impronta en la ciencia mundial. El valor agregado es que interpreta, después de más de un siglo, vivencias, sentimientos, anhelos donde volar su imaginación pero con palabras atinadas y nunca desmedidas. Amén de ello conoce con exactitud pormenores de ambos protagonistas. En definitiva, un trabajo excelente que ayuda mucho a conocer a Darwin y a Mendel. Federico Pérgola Como en aquellas películas donde figura “Apta para todo público”, el libro de Scarlato y Werner cumple con la mencionada aclaración. Porque los médicos, los bioquímicos, los historiadores, los artistas plásticos, los estudiantes y todos aquellos interesados en temas de cultura general, tienen a disposición un excelente libro. Como en “Rayuela” de Cortázar, el lector puede comenzar a leer el libro eligiendo el capítulo. Inmediatamente quedará “atrapado”, porque los capítulos fueron desarrollados en forma amena y placentera, y continuará expectante hasta la finalización del mismo. Los autores han escrito sobre los venenos en la mitología y la religión, para luego referirse al mundo encantado de los alquimistas y las brujas, los letales venenos usados durante las guerras y para los condenados a muerte, como también los antídotos empleados. En el último capítulo relatan la intoxicación profesional de los grandes maestros de la pintura. Una relevante iconografía, con más de 350 imágenes, convierte a este libro en indispensable para todos aquellos que están interesados en conocer plantas y sustancias, que de acuerdo al uso y a la dosis, han servido y sirven para curar o para matar. Adolfo H. Venturini

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Heridas provocadas por armas blancas José Mobilio, Buenos Aires, Dosyuna Ediciones argentinas, 2014.

Mobilio siempre nos asombra. Después de su obra conjunta con Gawronski sobre la historia del hospital Zubizarreta, su hospital, afronta un tema, tal vez caro para la medicina forense, pero habitualmente poco abordado por los médicos generales. Así nació Heridas provocadas por armas blancas.

Louis Pasteur. Hombres y mujeres que hicieron historia Laura Andrea Pérgola. Buenos Aires, Aguilar Colecciones, 2013.

Es auspicioso que, en los tiempos que corren, se valore la difusión del saber universal. Moda que tiene décadas de

Lo dice muy bien el autor. El recrudecimiento de la agresividad humana lo llevó a observar esta patología en el Servicio de Urgencia de su hospital. Esa referencia me hace pensar en un libro póstumo de Levi-Montalcini donde dice que la agresividad humana es ancestral y viene de nuestros antepasados hominídeos, agregando que si los babuinos tuvieran la bomba atómica no dejarían ser vivo. Pero el mensaje de Mobilio es de esperanza y es así que reproduce una frase de José Ingenieros que expresa: “Cuando las fábricas y las escuelas estén llenas, las cárceles van a estar vacías”. ¿Llegará ese día?. El libro comienza con una muy breve referencia histórica sobre las armas blancas que se inicia en el Antiguo Testamento y sigue con la aparición de las mismas, los rituales, los ritos de iniciación, el crimen satánico, etc., con una referencia a los grandes de la medicina legal donde, lógicamente, no faltan Nerio Rojas o Bonnet. Luego seguirán las lesiones, su topografía, los tipos especiales (defensa, descuartizamiento, perversidad sexual, etc.). Tampoco omite el autor repasar la cicatrización de esas heridas, las secuelas, incluso, al criminal estadounidense Charles Manson. Pero todavía en estos 23 capítulos aparecen otros temas no menos interesantes: importancia médico legal de las incisiones quirúrgicas, el arma blanca en el aborto, criminalística policial y medicina legal, daño corporal, los duelos, etc. Abundan los esquemas y los cuadros sinópticos que hacen la lectura más cómoda y rápida. El libro termina con una iconografía que, en una parte, hubiera merecido un epígrafe aclaratorio. Federico Pérgola tradición, que responde a una demanda de los consumidores, de permanente renovación. Ahora, es la oportunidad para un texto titulado: Louis Pasteur. Mucho se ha escrito sobre este investigador francés, con aportes fundamentales, desde su condición de químico, a la medicina, a la economía y a la sociedad en su conjunto, a la que ayudó -desde un camino casi elíptico- a mejorar su bienestar, su calidad de vida. Es un prototipo de pesquisador moderno; con él se formaron numerosos investigadores que, a su turno, trabajaron en los diferentes continentes, en los más variados laboratorios y/o centros de estudio, en múltiples temáticas. Posiblemente, junto a Copérnico y Galileo, Newton, Darwin, Fleming y Einstein, integre el listado de los hombres de ciencia más famoso (fuera del ámbito de los actores militares y/o políticos). ¡No es poco! El prestigio del Instituto Pasteur se mantiene hasta la actualidad y uno de los últimos intereses estuvo marcadamente relacionado a la consideración del sida, auténtico reto sanitario global. El lector encontrará, en este nuevo libro, una lista de “singularidades”, para acercarnos al hombre francés y buenas imágenes, donde no es menor el rescate de unos dibujos que pertenecieron al mismo Pasteur. Tiene un escritura ágil y es propicio para quienes se inician en este tipo de lecturas. Es de esperar que la colección incluya a algunos latinoamericanos y argentinos: los hay y son unos cuantos. Norma Isabel Sánchez Médicos & Medicinas | 45


Bases epistemológicas para la investigación científica Alberto Carli, Buenos Aires, Biblos, 2014.

Este nuevo libro de Carli transita por caminos que él conoce muy bien: la epistemología y la metodología de la investigación. En un prólogo imperdible dice que esta obra es definitiva porque entiende que es la síntesis de muchos años de trabajo. Así lo comprendemos. Pero, sin embargo, quien sabe muy de su personalidad, y creo que soy uno de ellos, supone que ya estará

El neuroliberalismo y la ética del más fuerte Hugo Biagini y Diego Fernández Peychaux, Buenos Aires. Octubre editorial, 2014.

El 30 de octubre de 2014, se presentó, en la sede del Centro Cultural Caras y Caretas (de San Telmo, CABA) la obra 46 | Médicos & Medicinas

preparando un nuevo libro pues, como trabajador incansable (está muy cerca de la ergomanía) se, por otra parte, que es lo que considera fundamental para sentir la satisfacción de vivir. Capacidad intelectual no le falta. Aunque no lo hago con frecuencia, y creo que en este caso lo merece para instruir al lector, quiero adelantar la temática de sus siete capítulos: 1) Epigénesis del conocimiento; 2) El objeto y las condiciones del conocimiento; 3) Problemas, hipótesis y objetivos; 4) Diseños y tipos de investigación; 5) El dato científico; 6) El proyecto de investigación, las tesis y las monografías, y 7) Algunas puntualizaciones estadísticas. Esta referencia da cuenta de la necesidad de acercar estos puntos a la universidad, entendiendo por universidad la diversidad del conocimiento científico. Conocimiento que, como piensa el antropólogo africanista Marc Augé será imprescindible para insertarse en el mundo futuro, más que futuro, próximo. Pensamiento al que me adhiero. En las pocas páginas donde se ocupa de las hipótesis, Carli nos ofrece reflexiones que deberían ser pasibles de lectura necesaria para aquellos que planean o inician una tesis de doctorado. Allí finaliza con palabras que, tal vez otras veces escuchadas, no ameritan omisión: “En párrafos anteriores planteamos la idea de que ‘se encuentra lo que se busca y se busca lo que se sabe’, lo que pone en el tapete la idea de que, para investigar, hay que saber. Porque si no sabemos lo que buscamos, mal podemos entender lo que encontramos. Esto es así desde el primer momento de contacto entre la mente del investigador y el tema de su interés”. Otra cosa que no falta en este libro es el análisis filosófico de diversos ítems. Federico Pérgola referenciada. Hubo numeroso público y participantes muy activos y dispuestos a intercambiar ideas, confrontar y defender sus propias posiciones. La introducción estuvo a cargo de Atilio Borón y Fernando Buen Abad. Resultó muy grato. Los autores del libro tienen una destacadísima actividad académica. La primera pregunta que le asaltará a quien esté leyendo estas líneas, será: ¿qué hace un libro de filosofía o de política en una revista de historia de la medicina y/o de la ciencia? Y la respuesta es muy sencilla: lea el texto y entenderá las razones; una, ya está explícita en el título seleccionado para la obra. Hay una explicación sobre el neologismo neuroliberalismo. Leemos, entre muchos párrafos: “Un objetivo claro del neuroliberalismo consiste en inculcarle a la población una identidad postiza: la idea o el sentimiento de que la desregulación y las privatizaciones sean vistas como lo mejor para todos. Con tales planes de ajuste se incentiva la concentración del capital y se engendra un auténtico Estado de Malestar”. Es ingenioso y va a irritar a más de uno. Por sus páginas desfilan desde un Smith, Marx y Keynes, a un Mises, Schumpeter y Hayek; desde un Alsogaray, Benegas Lynch y Cavallo a un Kirchner y Laclau. Es un texto conceptual que no olvidas las justas referencias en al aparato erudito, con el agregado de un índice onomástico. Norma Isabel Sánchez


Museo de Historia de la Medicina y de la Cirugía “Vicente A Risolía” Revista DM MD (Ciencia y Cultura MédicaDiagnóstico Médico). Edición Especial, año 8, nº 24, (Buenos Aires, Argentina) octubre de 2014

E

s una publicación-homenaje a uno de los museos del Departamento de Humanidades Médicas (Facultad de Medicina/ UBA). Esfuerzo notable (económico, de diseño, de edición) para difundir algunos aspectos del Museo de Historia de la Medicina y Cirugía “Vicente A. Risolía”, con un total de 177 páginas, en excelente papel y equilibrado tamaño. Entre sus méritos: difunde los nombres de las autoridades de la Facultad (en ocasiones, ignorados por los alumnos de esta casa de estudios y la comunidad en su conjunto), hace conocer el pensamiento del actual decano (Prof Dr Sergio Provenzano, entusiasta de esta galería, como lo fue el anterior, el Prof Dr Alfredo P Buzzi) y de unos más, íntimamente vinculados a este repositorio (como los doctores Federico Pérgola, Adolfo Venturini, Alfredo E Buzzi; uno, director; el segundo, curador y el tercero, consultor). Con muy buenas fotografía (que la historia mediata e inmediata va a agradecer). Desde ahí, se organiza en cinco secciones: Comienza con: La primera publicación sobre el Museo Risolía. Aparecen, en reproducción fotográfica, las 31 carillas de La Semana Médica (del 4 de mayo de 1939, que ya tenía 46 años de vida) firmadas por Guillermo Bosch Arana, donde relata los orígenes de este; muy interesantes, merecen leerse. Nos cuenta que, en 1934, en Facultad de Ciencias Médicas (el antiguo nombre), nació el Museo Histórico de Cirugía, incorporado a cátedra de Técnica Quirúrgica e Ins-

tituto de Medicina Experimental, que dispuso, casi de inmediato, de colecciones donadas por Martín M Lavallol, Ignacio Pirovano, G Bosch Arana, Pedro Rojas y Juan A Dominguez y muchos otros. Este alojamiento, no solo ha cambiado de nombre sino que, además, de lugar físico, razón por la cual es infatigable la tarea de recuperar todas (o la mayoría) de las piezas, los carteles de identificación, etc. Actualmente, se hace, en este sentido, un gran esfuerzo (que ya había comenzado el anterior director: el Prof Dr Alfredo G Kohn Loncarica), para superar etapas de cierto abandono y falta de eficiencia e idoneidad. A continuación: Las instalaciones del Museo Risola; son fotografías panorámicas que lo muestran tal cual está en el presente (y los responsables no ignoran que habrá que hacer algunas pequeñas modificaciones estéticas). Luego, la sección: La colección del Museo Risolía, donde se suceden, con excelentes fotografías, los estetoscopios, los microscopios, el variadísimo instrumental (la más de las veces con sus respectivas cajas de conservación) y otros trebejos (martillos, oftalmoscopio, oscilómetros, máscaras anestésicas, envases, esterilizadores, etc), sorprendentes, que, casi estamos en condiciones de afirmar, no tienen unos cuantos de los más afamados muestrarios del mundo con tal orientación. El cuarto apartado: Pinacoteca, re-

produce algunos óleos, hallados entre múltiples materiales. Se encargaron de restaurarlos, identificarlos y fotografiarlos: Pérgola y Venturini. La última sección: Notas biográficas de las personas nombradas en este catálogo; allí nos ofrece algunos datos de profesionales, vinculados directa o indirectamente al acervo que comentamos, de origen argentino o francés, suizo, norteamericano, británico, alemán, italiano; de actividades variadas: obstetras, cirujanos, clínicos, neurólogos, tisiólogos, patólogos, anestesiólogos, botánicos. Quienes integramos el Departamento de Humanidades Médicas, agradecemos a la revista DM MD (doctores Alfredo E Buzzi, H César Gotta y Eduardo Eyheremendy, sus directores), así como a las actuales autoridades de la casa de estudios y a los que, de manera directa e indirecta, están trabajando por la recuperación de este espacio, valioso para conocer una pequeña (y muy rica) parte de la historia nacional (y universal) y que, no dudamos, gustará en la tan mentada Noche de los Museos, que se organiza anualmente. Prof Lic Norma Isabel Sánchez


HISTORIA DE LA MEDICINA ARGENTINA

DESDE LA ÉPOCA DE LA DOMINACIÓN HISPÁNICA HASTA NUESTROS DÍAS

por Federico Pérgola

Volumen de 968 páginas y 39 capítulos, entre ellos:

VOLUMEN DE 968 PÁGINAS Y 39 CAPÍTULOS, ENTRE ELLOS: * * * * * * * * * * * * * * * * * * * * *

El Protomedicato El Instituto Médico Militar y los médicos de la Emancipación La Academia Nacional de Medicina La Facultad de Medicina de Buenos Aires Otras facultades de medicina del país El aislamiento de los enfermos contagiosos en Buenos Aires Etapa fundacional: los hospitales públicos porteños Los hospitales del interior Los hospitales de colectividades extranjeras Las endemias Las primeras mujeres médicas Los investigadores Higienistas y sanitaristas Los médicos en el pensamiento Los médicos en la literatura Los médicos en la política El practicantado y las residencias médicas hospitalarias La Asociación Psicoanalítica Argentina La alimentación del pueblo La salud social y la política sanitaria Las enfermedades de los presidentes

ADEMÁS REFERENCIAS A LOS PRINCIPALES MÉDICOS ARGENTINOS EN SUS DIVERSAS ESPECIALIDADES


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