GOTITAS DE SALUD: HAY QUE ENTENDER LAS ENFERMEDADES MENTALES Solicitan la aprobación de fármaco para estimular deseo sexual femenino Viernes 27 de febrero del 2015
Cuida tu salud Cuidar tu salud mejora tu rendimiento en los estudios, así como tu calidad de vida
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u cuerpo es un regalo de Dios, y lógicamente debes cuidarlo. Imagínate ahora que tienes un automóvil pero que nunca sacas tiempo para mantenerlo en buen estado: como es de esperar, tarde o temprano empezará a fallar.
Lo mismo puede sucederle a tu cuerpo. ¿Qué tipo de “mantenimiento” debes darle? Descanso. Si duermes poco te ves demacrado, te sientes sin fuerzas y atontado, y con el tiempo hasta te puedes deprimir. En cambio, descansar lo suficiente te renueva las energías; además, mejora el funcionamiento del cerebro, refuerza el sistema inmunitario y aumenta tu bienestar emocional. ¡Tantos beneficios con tan poco esfuerzo! Sugerencia: Procura acostarte a la misma hora todas las noches. Buena nutrición. Los adoles-
centes crecen con rapidez. De hecho, entre los 10 y los 17 años, casi todos los muchachos duplican su peso corporal (sin contar la grasa). También las muchachas dan un estirón. El cuerpo en crecimiento exige grandes cantidades de “materia prima” y energía. Por eso, si eres joven, proporciónale a tu cuerpo la nutrición necesaria. Sugerencia: No te saltes el desayuno. “Llenar el tanque” antes de clases es beneficioso para la concentración y la memoria a corto plazo. Ejercicio. El ejercicio fortalece los músculos y los huesos, aumenta
la resistencia, contribuye a regular el peso, mejora la capacidad mental, incrementa la inmunidad, alivia el estrés, levanta el ánimo y, encima de todo, puede ser entretenido si practicas actividades que te gustan. Conclusión: Dormir lo suficiente, comer bien y hacer ejercicio moderado mantendrá tu “motor” en funcionamiento; esto, a su vez, te permitirá rendir durante el día. ¿Por qué no comienzas desde ahora? Inicia un programa equilibrado de ejercicios. Lleva un registro de tus hábitos de sueño y alimentación durante un mes y observa dónde tienes que mejorar.
Cómo lograr y mantener un peso saludable Una dietista de Parkland ofrece consejos
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ieta, contra calorías y evitar el consumo excesivo de carbohidratos y grasas son los métodos que mucha gente utiliza para obtener un peso saludable. Pero, ¿qué es un peso saludable, cómo se puede lograr y cómo se mantiene? Expertos en nutrición del Sistema de Salud y Hospital Parkland ofrecen consejos útiles para tomar el camino correcto. “Un peso saludable depende de muchos factores, como edad, sexo, altura, tipo de cuerpo, la densidad de hueso, el ratio musculargrasa y muchos otros factores,” dijo Sharon Cox, dietista de Parkland. “Un peso saludable puede ser diferente para diferente personas. No se debe comparar a otras personas porque todos somos diferentes.” Pero todas las personas que tienen sobrepeso o son obesos tienen un mayor riesgo de enfermedades como diabetes, enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. "Y si usted está embarazada, el exceso de peso puede llevar a corto y largo plazo a problemas de salud para
usted y su niño", dijo Cox. Incidencia de sobrepeso y obesidad ha aumentado constantemente en los Estados Unidos en los últimos 20 años. Según los Centros para el Control de Enfermedades y Prevención, casi el 35 por ciento de los adultos estadounidenses son considerados obesos, mientras que 17 por ciento de los niños y adolescentes entre 2 y 19 son obesos. Más en página 2
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¡Mi niño no tolera la leche!
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a reacción a la proteína de la leche de vaca es la alergia alimentaria más común en la primera infancia. Una experta en nutrición hipoalergénica explica cómo manejar este trastorno que causa erupciones, náuseas y vómitos. Paradójicamente, para muchos padres puede ser un alivio recibir
el diagnóstico de que su bebé sufre una alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), ya que eso explica el motivo de que su hijo experimentase erupciones, náuseas o vómitos. Pero la confirmación del diagnóstico de APLV también puede iniciar un nuevo período de preocupaciones por las dudas sobre
Cómo ganarle la batalla a la obesidad infantil y juvenil
los tipos de alimentos que su bebé puede comer y cómo su desarrollo puede verse afectado. La APLV (CMPA, por sus siglas en inglés) es la alergia alimentaria más común en la primera infancia con una incidencia del 2 al 3 por ciento en el primer año de vida, según el estudio ‘Frequency of cow's milk allergy in childhood’, publicado en ’Annals of Allergy, Asthma & Immunology’. Aunque, a diferencia de lo que ocurre con otros tipos de alergias alimentarias, los bebés con esta afección pueden adquirir tolerancia, según informa la web Alergiaalaleche.es, destinada a apoyar a las familias con bebés con este trastorno. El sistema inmunológico de los niños con alergia a la proteína de la leche de vaca identifica esta proteína como peligrosa. Por ello, el sistema inmune trata de "proteger" el cuerpo luchando contra ella. Esta defensa es lo que lleva a la reacción alérgica. Más en página 2
egún informes del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos, “entre 1990 y 2014, el número de adolescentes obesos se triplicó y el de preadolescentes aumentó a más del doble”. La obesidad infantil incrementa el riesgo de padecer a largo plazo diversas afecciones, entre ellas hipertensión, diabetes, enfermedades cardiovasculares y algunos tipos de cáncer. La obesidad infantil y juvenil se asocia a diferentes factores, entre los que se cuentan el sedentarismo, las campañas publicitarias dirigidas a niños y jóvenes y la abundancia de alimentos poco saludables de bajo costo. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el problema “es una consecuencia del consumo excesivo de calorías y la falta de actividad física”. Niños, adolescentes y adultos deben vigilar sus hábitos alimentarios. No hace falta que se vayan a los extremos: basta con poner en práctica algunas medidas sencillas para cambiar sustancialmente su estilo de vida. Veamos el caso de Mark, un joven que modificó sus hábitos de alimentación y obtuvo enormes beneficios en términos de salud y bienestar. “En un tiempo fui adicto a la comida chatarra”, confiesa. ¿Cuándo comenzaron tus problemas con la alimentación? Más o menos a los 18 años. En esa época empecé a comer muchísimo fuera. Como había dos restaurantes de comida rápida cerca de mi trabajo, casi todos los días almorzaba en uno o en otro. Era mucho más fácil que prepararme el almuerzo yo mismo. ¿Qué pasó cuando te fuiste de casa? Mis hábitos de alimentación empeoraron. No sabía cocinar, no tenía mucho dinero y mi restaurante de comida rápida favorito quedaba a solo dos manzanas de donde vivía. Comer ahí me parecía la opción más fácil y barata. Además de que comía cosas que me hacían daño, comía demasiado. No me contentaba con una porción normal, sino que pedía más papas fritas, un refresco más grande y una hamburguesa extra del mayor tamaño posible, dependiendo de lo que tuviera en el bolsillo. ¿Cuál fue el punto decisivo para ti? Poco después de los 20 años empecé a interesarme más por la salud. Estaba bastante pasado de peso, vivía como aletargado a todas horas y me
faltaba confianza en mí mismo. Sabía que no podía seguir así. ¿Qué hiciste para controlar tu forma de comer? Fui incorporando cambios poco a poco. Empecé por reducir la cantidad de lo que comía. Me decía a mí mismo: “Esta no va a ser tu última cena. Siempre puedes volver a comer”. A veces literalmente tenía que levantarme de la mesa e irme. Pero después me sentía bien, como si acabara de ganar una batalla. ¿Tuviste que hacer cambios radicales? Eliminé por completo algunas cosas. Por ejemplo, no volví a tomar refrescos, sino solo agua. Me costó mucho porque me encantaban los refrescos y detestaba el agua. Cuando me bebía un vaso de agua, tomaba un par de sorbos de jugo para quedarme con un sabor dulce en la boca. Pero con el tiempo le fui encontrando el gusto. ¿Qué más hiciste aparte de eliminar los alimentos poco saludables? Los reemplacé por otros más nutritivos. Comencé con las frutas: manzanas, bananas, fresas, arándanos, frambuesas y melones. Después incluí alimentos ricos en proteínas y bajos en grasa, como el pollo y el atún, que terminaron siendo mis preferidos. De un plato fuerte, trato de comer más verduras y menos de lo demás. También noto que si como algo ligero y saludable a media mañana o a media tarde, es menos probable que me exceda a la hora de las comidas. Cada vez tengo menos antojos de comida chatarra. ¿Abandonaste por completo la costumbre de comer fuera? No, todavía lo hago de vez en cuando, pero controlo lo que como. Si me sirven una porción muy grande, pido un recipiente de comida para llevar y guardo la mitad antes de empezar. Así no me excedo simplemente porque siento remordimientos de dejar comida en el plato. ¿Cómo te han beneficiado los cambios que has hecho? He perdido peso y tengo más energía. Me siento mejor conmigo mismo. Pero lo mejor de todo es que soy feliz, antes pensaba que vivir de forma saludable era aburrido; pero ahora que he empezado a comer bien, no lo cambiaría por nada del mundo.