Los abuelos más jóvenes del mundo
Una publicación de El Heraldo News • Viernes 10 de octubre del 2014
PÁGINA 1
La cara oculta de Ibiza Ibiza tiene fama en todo el mundo por sus fiestas extravagantes y sus aguas turquesas. Sin embargo, su valor histórico y artístico sigue siendo desconocido. La isla, cruce de culturas durante siglos, cuenta con importantes enclaves históricos, entre ellos, la necrópolis de Puig des Molins. o hay un lugar en todo el mundo como el puerto de Ibiza en una noche de verano. El espectáculo, alimentado por la excentricidad y la frivolidad de los multimillonarios supera todo lo imaginable Pero el ruido y la vivacidad de la masa visitante que inunda Ibiza durante 14 semanas oculta su valor histórico, cultural y arquitectónico. En 1999 la Unesco declaró patrimonio de la humanidad la acrópolis de Dalt Vila (el casco antiguo de la ciudad de Ibiza), la necrópolis fenicio-púnica de Puig des Molins y el asentamiento fenicio de sa Caleta, vestigios de los primeros asentamientos de la isla.
N
DALT VILA, “LA CIUDAD DE ARRIBA”. Ibiza fue una de las ciudades más importantes del mediterráneo occidental durante los siglos de esplendor púnico, del siglo VI al II a.C, cuando comerciaba con ciudades de Andalucía, la costa levantina, el norte de África, Italia, Grecia o el Oriente. Más tarde
llegarían cartagineses, romanos y musulmanes, hasta la conquista catalana a manos del Reino de Aragón, en el siglo XIII. Su silueta, coronada por la catedral de Santa María, el edificio más emblemático de la ciudad consagrado en 1235, conserva un singular legado histórico, conformado por el recinto amurallado mejor conservado del Mediterráneo. Cuando la isla dejó de ser el blanco de los ataques de piratas turcos y berberiscos, la acrópolis, conocida como Dalt Vila (la “ciudad de arriba”) quedó en pie para la posteridad como testimonio de aquella época. Todavía hoy es posible pasear entre callejones empinados, caserones cerrados, ventanas góticas y jardines ocultos, cuyos rincones esconden una bellísima mezcla de estilos históricos. Además, es un lugar fantástico para contemplar la maravillosa vista del puerto y de la bahía. Los baluartes de la fortaleza se han convertido en improvisados miradores sobre la ciudad, desde donde también se puede distinguir la isla de Formentera. Por la noche, se aprecia la colorida iluminación y la música de las discotecas, que agresivamente disfrazan la luz de las estrellas y el sonido del Mediterráneo. JOYAS DE ARQUEOLOGÍA. Los aficionados a la arqueología podrán disfrutar del poblado fenicio de Sa Caleta, declarado Patrimonio de la Humanidad, y en el asentamiento púnico-romano de Ses Païses de Cala d'Hort.