Facetas enero 21 de 2018

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DOMINGO 21 DE ENERO DE 2018 - IBAGUÉ

FACETAS EL POEMA

Posdata a

Rodrigo

Silva,

el ‘Mariscal de la hispanidad’ Escrito en la mañana del 9 de enero en Bogotá y leído por el autor esa misma noche en el parque de la Música, durante el homenaje póstumo al Canto Mayor del Tolima, organizado por la Alcaldía municipal y la Cámara de Comercio de Ibagué.

R

odrigo Silva, cantor privilegiado, poeta del alma de la tierra, devoto cultor de la amistad, hombre de talento superior, tolimense auténtico enraizado con los valores de tu pueblo, orgullo de nuestra indomable raza, gran creador: en la simplicidad y en la complejidad de la expesión, tu fuiste la voz, nuestra voz, la voz de un territorio preterido; la voz de la patria estremecida, allende de las fronteras. Por eso tu voz no puede irse (...) dijo ayer una amiga, comentando una publicación que hice: “No, nuestro cantor no se calla”. Por ello, esa voz continúa vibrando en las alturas del cielo colombiano y en las raíces del territorio que amaste sin medida, de la nación a la cual serviste con ilimitado afecto: de la patria entrañable de tu corazón, el prodigioso corazón que forjaste desde la sensibilidad más exquisita que nos fue dado conocer a tus paisanos. Pasarán los años y los años, las generaciones nuevas desfilarán por los escenarios que la historia procura, sobrevendrán muchas modas y modos de vivir y de cantar al amor, al dolor, a la alegría y a la tierra. Pero tu voz, tu inmensa voz, tu voz de trueno, tu voz de catarata, tu voz telúrica y de cielo, seguirá trepidando y llenando el ancho espacio que circunda el suelo sagrado que tus pasos enaltecieron y honraron sin fecha de vencimiento. Y siempre, esa voz única en nuestra historia, seguirá repitiendo el verso de nuestro paisano Rafael Godoy: “Ay qué orgulloso me siento de ser un buen colombiano”. Y las composiciones de Jorge Villamil, tu amigo, el compositor más grande. Y la de nuestros paisanos: Alberto Castilla, Milciades Garavito, Anselmo Durán, Fulgencio García, Patrocinio Ortiz, Emiliano Lucena, Leonor Buenaventura de Valencia, Enersto Polanco Urueña, Adolfo “Pote” Lara, Nicanor Velásquez Ortiz, Cantalicio Rojas, Miguel Ospina, Luis Alberto Osorio, Pedro J. Ramos, Eleuterio Lozano, Gonzalo Sánchez, José Ignacio Camacho Toscano, Álvaro Córdoba. Y tus propias composiciones, porque fuiste uno de los compositores más descomunales y geniales de toda nuestra his-

toria: “Como añoro y recuerdo al viejo Tolima, cómo con mi morena podía vivir, hasta que en una tarde de crudo invierno tuve que con mi negra salir de allí”. Permite, maestro, paisano y amigo, que interrumpa la cadencia, la armonía, el ritmo, la melodía y las reverberaciones de esa voz, por un istante (...) para decirte, otra vez, aquellas palabras que escogí para titular el texto que, atendiendo una invitación de Carlos Orlando Pardo, escribiera para un libro inédito que reposa por ahí: ¡Siempre vivirás, Rodrigo! Esta mañana, mientras me sobrepongo de algunos quebrantos de salud, alisto mi maleta para viajar hasta la meca de nuestras canciones y acompañar al pueblo tolimense en la despedida que te va a tributar. Es una mañana triste, inmensamente triste. Nuestra tierra está llorando, porque cuando un grande se nos va, brotan lágrimas de la arcilla morena, de esa madre de pan y de vida que tú loaste con delectación y genialidad: “Tolima Grande, tierra adorada, tienes donaires en la mañana. Tolima Grande, en ti soñaba, tienes mujeres lindas que se confunden con tu alborada”. Permíteme también, en medio de la angustia y el dolor que sobrecogen mi espíritu, agradecerte y felicitarte: porque, siendo fiel a ti mismo, a tu estro y a tu compromiso con lo más nuestro entre lo nuestro, nos llenaste de tolimensidad y de colombianidad. Mientras voy llegando a la tierra del nevado y de la música, evoco unos versos que otro grande del Tolima, Juan Lozano y Lozano, escribiera ante la muerte de un gran colombiano. Aquí y ahora -a manera de parodia dolorosalos declamo y los consigno para ti y para tu memoria imperecedera: “Actuaste en una edad gris y mezquina, pero el decoro puso en tu entrecejo leonino gesto; y a tu voz dio el dejo de los cantores de la edad divina. Y tú, el portento, el formidable, el duro, te rindes hoy sobre el regazo oscuro de la tierra de tu gloria y de tu herida. ¡Qué triste, ‘Mariscal’ debió de serte, que te infligiera tu bufón la muerte: la primera derrota de tu vida!”.

Jairo Rivera Morales.


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