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DOMINGO 26 DE NOVIEMBRE DE 2017 - IBAGUÉ
FACETAS PETER DIZIKES, MIT NEWS OFFICE
En algún momento de la historia humana, probablemente hace unos 50.000 o 100.000 años, los homínidos empezaron a comunicarse entre sí de una manera excepcionalmente compleja. Es fácil imaginar el cambio sufrido por los cavernícolas gruñones, cazadores recolectores, cuando empezaron a balbucear y a señalar cosas. En un artículo publicado en marzo de este año, un lingüista del Instituto Tecnológico de Massachussetts (MIT) sostiene que el lenguaje se desarrolló rápidamente para convertirse en un sistema de alta sofisticación. En lugar de balbucear y señalar, el ser humano desarrolló súbitamente la sintaxis y estructuras lingüísticas muy semejantes a las de hoy. “La complejidad jerárquica del lenguaje de hoy parece haber estado presente en esa facultad humana desde su surgimiento”, asegura Shigeru Miyagawa, profesor de Lingüística del MIT y coautor de este trabajo. La afirmación no ha concitado la unanimidad de los académicos: muchos de ellos siguen creyendo que los seres humanos empezaron usando una especie de protolenguaje, una clase rudimentaria de comunicación que gradualmente evolucionó hacia la aparición de las palabras y de formas sintácticas. Sin embargo, Miyagawa cree que no ha sido así; según él, las palabras contienen rasgos sintácticos que muestran que deben haber evolucionado de un sistema más antiguo, cargado de sintaxis, más que de proferencias primarias. “Desde el momento en que podemos encontrar sintaxis dentro de las palabras, no hay motivo para considerarlas ‘fósiles lingüísticos’ de un sistema previo, presintáctico”, dijo. Miyagawa propone una nueva hipótesis sobre la creación del lenguaje: los seres humanos combinaron una capa “expresiva” del lenguaje, como la que vemos en los pájaros cantores, con una capa “léxica”, como la de los monos que profieren sonidos aislados con significados precisos, tales como las llamadas de alarma, que en algunos casos pueden ser específicas para diferentes tipos de amenazas. Según la “hipótesis de integración” de Miyagawa, por alguna causa esas capas se fusionaron en algún momento en forma rápida y exitosa.
EL CUENTO Para Lizardo Moreno y tantos que vivieron la misma pesadilla. En mitad de su desespero hundió de nuevo las manos en la sustancia gelatinosa que llegaba hasta su cintura e intentó remover los objetos que aprisionaban su pierna izquierda y le impedían sacar el cuerpo de aquella encrucijada acuosa y fétida. Otra vez se encontró con la superficie rugosa que atoraba su rodilla y aunque el dolor había desaparecido horas antes, seguía experimentando un hormigueo lejano, como si no fuera en su propia piel. Agotado por el esfuerzo intentó sacar sus brazos del lodo para mantenerlos sobre la superficie blanda, pero su mano derecha chocó, esta vez con un objeto frío que colgaba a la altura de sus rodillas. De pronto comprendió que su fiel revólver, compañero de largas vigilias, en noches de brisas y tormentas, o de acaloradas madrugadas, velando las paredes blancas de la edificación, estaba con él. No lo había abandonado a pesar de las vueltas de su cuerpo, en esa pesadilla que aún no terminaba de vivir. Un estremecimiento febril lo invadió y un destello trocó su esperanza de salvación en una ansiedad obsesiva de libertad definitiva.
Proponen nueva hipótesis sobre el origen del lenguaje En la ruta de Chomsky El trabajo de Miyagawa, en coautoría con Vítor A. Nóbrega de la Universidad de São Paulo (USP), se publicó en marzo en el periódico arbitrado Frontiers in Psychology. Los autores de este trabajo afirman que una simple palabra puede ser “internamente compleja, a menudo tan completa como toda una oración”, lo que haría menos probable que las palabras que usamos hoy provengan de un discurso primitivo, presintáctico. Tomemos por ejemplo el sustantivo nacionalización. Empieza con nación, que es un sustantivo; se le añade el sufijo -al para formar el adjetivo nacional, y luego el sufijo -izar, con lo que
Lentamente extrajo el revólver para no perderlo. Sus dedos palpaban el tesoro con una alegría lúgubre y cuando lo tuvo ante sus ojos, se quedó largo tiempo acariciándolo. Limpió su cacha, desatascó la arena que taponaba el cañón, retiró las balas grises del tambor y las apretó entre sus dientes. Accionó el mecanismo del gatillo y se quedó juguetean-
El aleteo de la esperanza Autor: Libardo Vargas Celemín, escritor ibaguereño.
do con la boquilla metálica y su tetilla izquierda. La esperanza inicial de ser rescatado para la vida se iba desvaneciendo con la misma certeza de que todo aquello no pertenecía a su sueño, sino a la más brutal de las realidades. Por primera vez tuvo exacta consciencia de que el mismo podía liberarse de esa dolorosa realidad y que contaba con la complicidad de su entrañable amigo. Antes, él permanecía tardes enteras limpiando el cuerpo opalino del revólver, untándole cremas para obtener el brillo que lo hacía sentir orgulloso. Ahora necesitaba recibir una recompensa y era la de que su propio amigo le acariciara las entrañas, en el acto más noble de su compartida existencia. En ese segundo atardecer, cuando el sol temeroso de iluminar todo el desastre, se escondía entre las nubes plomizas, logró reunir fuerzas desde el fondo de su desesperación y colocó de nuevo las balas en la recámara, levantó el arma hasta su sien derecha y pensó en el viento que golpeaba en los anocheceres la cortina de rosas amarillas de su cuarto, la que se agitaba como el anuncio de la hora de levantarse para ir al trabajo. Se sintió liviano, despojado de ataduras, con un cuerpo ágil como en los días en que se lanzaba al lagunilla para demostrar la fortaleza de su braceo.
FOTOS: COLPRENSA - EL NUEVO DÍA
El profesor Shigeru Miyagawa, del Instituto Tecnológico de Massachussetts.
se convierte en verbo. Luego se combina con el sufijo -ción, que da lugar a un nuevo sustantivo, con significado diferente del original. “La estructura jerárquica está presente no solo en palabras simples sino también en compuestos, que, a diferencia de lo que algunos afirman, no constituyen formas fosilizadas de un lenguaje anterior”. La hipótesis de integración de Miyagawa se vincula en la dimensión intelectual al trabajo de otros académicos del MIT, como Noam Chomsky, quien afirma que los lenguajes humanos están conectados universalmente y provienen de nuestra capacidad de usar la sintaxis. Esta escuela de pensa-
Completaba su segundo día de zozobra. Estaba en una celda en la que solo cabía su cuerpo golpeado y marchito. En su entorno se acallaban las voces y los quejidos con un eco de auxilio que nadie escuchaba. Las vidas se escapaban y quedaban como pavesas huérfanas sobre el fango. A veces se oía el crujido de ramas vidriosas y el chasquido de un cuerpo que se hundía de nuevo. El pueblo de almendros y matarratones por donde un aire meloso y agridulce se quedaba en las sonrisas francas de hombres y mujeres alegres, había sido borrado por una extensa capa de lodo, como si la cordillera cercana se hubiera derretido.
ELCASTELLANO.ORG EL NUEVO DÍA
Retornó su atención al arma y en el preciso momento de accionar el gatillo, escuchó el retumbar de
miento sostiene que las lenguas humanas han unido diversas láminas expresivas y léxicas en un sistema que Chomsky llamó fusión. “Una vez que ambas láminas se han fusionado, tenemos esencialmente todos los rasgos de un lenguaje humano hecho y derecho”, sostiene Miyagawa. Los académicos piensan que la hipótesis de la integración de capas puede generar un productivo conjunto de indagaciones sobre integración. Andrea Moro, profesor de lingüística del Instituto de Estudios Avanzados de Pavía, Italia, que editó el artículo, opinó que es una crítica “muy interesante” a la idea de que el lenguaje humano se desarrolló gradualmente.
un helicóptero y su figura de moscardón apareció ante sus ojos anegados de lágrimas. La esperanza se agitaba en el aire zigzagueante. Temblando abandonó su brazo derecho sobre la superficie y levantó el izquierdo como un náufrago. El aparato giró hacia él y desde la cabina le arrojaron dos bolsas que cayeron a su alcance. No logró descifrar lo que le gritaba un hombre joven desde la nave, pero por las señas entendió que volverían por él. El llanto se le atragantó y una alegría demencial lo empujó a consumir compulsivamente el contenido salitroso de las dos bolsas que recibió. Sosegado miró el revólver que naufragaba bajo la capa viscosa. Sintió rabia por esa posibilidad de perder la vida y quiso empujarlo hasta el fondo para que se perdiera definitivamente, pero se detuvo, no podía dejarlo desaparecer bajo esa nata grisácea, porque con él se hundirían muchos de sus recuerdos y además la única propiedad material que podía rescatar. Alargó su brazo derecho y lo sacó a flote. Volvió a limpiarlo, esta vez con un cariño remozado. Extrajo las balas del tambor y las contempló con odio, las agitó y las lanzó con toda la potencia de que era capaz. A unos pocos metros un sonido ahuecado se multiplicó, una burbuja oscura se levantó y la muerte se fugó hacia las profundidades. La espera se fue alargando. Llegó la tercera noche con un desespero nuevo. Ahora recordaba esas calles olorosas a frutas en sazón, esas heladería con mesas recostadas sobre los árboles, el trajinar de las bicicletas por todas las rutas del pueblo; el estacionamiento de los automotores que viajaban a los cuatro puntos cardinales; la voz abrazadora de su mujer de ojos tristes y movimientos lerdos que compartió con él cinco años en esa pieza alquilada, donde llegaba el viento todas las tardes a despertarlo. El alba lo sorprendió en una modorra parecida al sueño. A lo lejos habían desaparecido las figuras humanas que bordeaban los cerros. A lo mejor entre ellas estuviera su mujer y hubiera podido partir hacia tierra firme y salvarse. El silencio era cómplice de su desespero y una extraña calma aleteaba en el ambiente. El efecto tranquilizador del líquido ingerido la tarde anterior había desaparecido, de nuevo la sed tostaba sus labios y un desfallecimiento turbaba su visión. Los brazos doloridos permanecían abandonados y la cabeza vencida se apoyaba sobre su hombro derecho. Ahora el helicóptero se confundía con una pesadilla más. No estaba seguro de que hubiera existido esa posibilidad, no podía precisar si era verdad que le habían arrojado dos bolsas, ni tampoco que un hombre joven le hubiera gritado que volvería por él. Su desespero había llegado a límites insospechados. Quiso gritar, pero sólo emitió un aullido inaudible. Con dificultad alcanzó el revólver que navegaba sobre ramas fangosas, muy cerca de su cintura y lo llevó a su sien derecha y en el umbral de su locura logró escuchar el martilleo incesante de la aguja del percutor sobre la cámara vacía. --------------------------------------------Relato ganador del Primer Premio del Concurso Nacional de Cuento Asomeva, Cali, 1989. Fue incluido en el libro ‘Tururá’ (1990). Posteriormente en ‘Las estaciones del olvido’ (1996). De este último es tomado el cuento.
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FACETAS
A
rmor Le Bihan es un artista francés que vive en Ibagué desde hace 10 años. El eje temático y la inquietud principal de su producción están ligados a las necesidades humanas sus relaciones con la naturaleza y las consecuencias y problemáticas ambientales debido al abuso de la sociedad de consumo. La obra de Le Bihan se concibió de manera circunstancial, según explicó, de algo que tenía en su corazón desde su infancia, pues no conoció a su padre y mucho menos a su abuelo, su legado cultural histórico viene por la ausencia de las figuras paternas. Se conoció que su abuelo fue combatiente de la I Guerra Mun‘14-18RH’ está dial y que esto lo afectó mucho durante su adultez, y al parecer tuvo consecuencias en todos su hijos, ya que había un cierto traumatismo basado en el silencio, por esta razón su abuelo de algún modo necesitaba desahogarse, para esto escribía poesía y textos, pero todo se perdió con su muerte. Nada se guardó porque no le veían el valor al escrito y, además, porque era gente que había sufrido mucho por la guerra y había una suerte de voluntad del olvido, además porque fue algo muy vergonzoso que solo traía recuerdos dolorosos.
Memoria familiar
Armor Le Bihan y su crítica artística
Debido a la ausencia de elementos físicos, se utilizó material colectivo, que se indagó en los libros de historia y en los recuerdos, ya que en casa siempre hubo material militar, balas de cañón de diferentes calibres, máscaras de gas, bayonetas y una cantidad de libros e imágenes que recalcaron en su conciencia, un tema que siempre estuvo ahí pero al que no vio mucha importancia. Algo que se despertó luego de llegar a Colombia, pues en este país es un legado que muy pocos tienen en cuenta, ya que es algo muy lejano, algo que pasó en Europa, hace como un siglo y esto se entiende ya que Colombia tiene sus problemáticas bastante severas aún en la actualidad. Le Bihan señaló que esto fue una motivación porque ve cómo en Colombia hay mucha gente que ha sufrido y que tiene el mismo problema de la falta de memoria, de no conmemorar, de dejar todo en silencio. “Me pareció importante hacer un paréntesis en los trabajos que había desarrollado hace 10 o 15 años y de trabajar sobre este tema, entonces llega el centenario de la Primera Guerra, lo presento de una manera espontánea y de manera participativa, ya que hay este contexto histórico y familiar”, indicó.
La crítica
expuesta en el MAT
Estar lejos de casa a miles de kilómetros, sentir que cada vez era mucho mayor, convertirse en padre de familia y no compartir la cultura, imprimieron a Le Bihan un acierta nostalgia de la que da cuenta y que hicieron que comenzara a fomentar la idea del proyecto. Al inicio, comentó, quería hacer algo con cerámicas, o escultórico o un poco de dibujos, pero finalmente se maduró la idea, de ahí que “me pareció muy importante integrar el elemento fotográfico, y no hacer algo imaginario de algo que yo no viví directamente, entonces acá es una introspección relativa a un material fotográfico que evidencia lo que fue”, señaló el artista. Al igual, hay un material muy abundante que se puede encontrar en la memoria colectiva visual, en internet, y el postulado de esta exposición es muy similar al que tiene el artista sobre el descuido del medio ambiente, el mundo industrial su valores, su sistema económico, el valor moral, el valor ético, y aquí todo apunta desde el pensamiento del artista a la cultura cristina. Dicha cultura en un sentido global, particularmente a la católica, que es la más antigua, hay una cierta coincidencia entre la manera como se llevó a cabo esta masacre en la Primera Guerra y una cierta cultura del suplicio, de la amenaza, del infierno, del castigo, del apocalipsis, imaginarios colectivos que brinda
La exposición ‘14-18RH’, del artista francés Armor Le Bihan, es un llamado a la reflexión sobre el desarrollo de las guerras, la responsabilidad del cristianismo y en la que surge una pregunta: ¿de qué sirve?
DE LOS SUBURBIOS DE PARÍS A IBAGUÉ Armor Le Bihan nació en Paris en 1973, en el llamado cinturón Rojo, los suburbios de la ciudad, hijo de una inmigrante canadiense y un inmigrante bretón campesino, en el entorno de una familia muy católica. Su madre era profesora de inglés, hacía parte del Partido Socialista y era feminista militante, así que siempre hubo un gusto por la reivindicación. Estudió en la escuela pública, luego ingresó a una institución similar, a lo que sería acá el Sena: allí aprendió publicidad, composición, técnicas de pintura y soplete al óleo. Una de sus hermanas es escultora y a la otra diseñadora gráfica, así que creció en medio de las visitas a museos y en un entorno cultural entre musulmanes, budistas y japoneses. Y su carrera profesional la llevó a cabo en la escuela de élite, Escuela Normal Superior de los Artes Decorativos. Es Catedrático en la Universidad del Tolima con la facultad de Ciencias Humanas y Arte en el programa de Arte y con la facultad de Tecnología en los programas Arquitectura y Dibujo de Ingeniería y de Arquitectura. Como vocación hace producciones artísticas, una práctica que ha orientado a la utilización de medios mezclados, mix media, hay bastante presencia de obras pictóricas, fotográficas, escultóricas y también una producción puntual de multimedia. El eje temático principal está ligado a las necesidades humanas relativo a cuáles son las relaciones y las consecuencias que tiene el ser humano con la naturaleza, de lo que viene una crítica bastante fuerte hacia la civilización occidental, la principal fuente de la aparición de una combinación, según el autor, mortífera, que es la moral cristiana y el método científico y sus consecuencias. “La tecnología cumple con las dos, pues aparecen sistemas económicos como el capitalismo, y el capitalismo es directamente responsable de la situación abusiva de no respeto al medio ambiente. Ese es el eje temático principal y de ahí nace un cascada subtemática”, señaló el artista.
la religión católica, la invocación infernal ligado al temor. “Yo veo que tal cual se desarrolló esta guerra de aniquilación, de alcance industrial, y fue el hecho cultural en el que una civilización acaba con otra; muchas civilizaciones han utilizado la violencia y la súper agresividad, pero cuando uno combina esta agresividad con el potencial tecnológico de destrucción masiva que proporciona la industria y la ciencia llegamos a unas masacres de manera inédita en la historia de la humanidad”, subrayó Le Bihan. Aquí convergen la emergencia de un nuevo imperialismo de la colonia y la extensión del occidental a través de todo el continente, donde se abusó de los recursos, de los seres humanos, la culminación de la soberbia. “Entonces tenemos cristianos que se enfrentan a cristianos, violando todos los valores morales supuestamente, acá uno ve que hay reglas que jamás han aplicado y entonces yo me pregunto ‘y el cristianismo, ¿de qué sirve?’”, recalcó Le Bihan. Para el artista es importante analizar cómo esta guerra fue una de las peores en condición de desprecio del valor humano, 60 millones de combatientes que se mataron en condiciones horribles, en el frio, con gases, en barrizales, con plagas y bombardeos permanentes, un millón de desaparecidos. No quedó nada, ni cuerpo ni alma. Hubo 18 millones de muertos, muchos de estos muertos fueron enterrados sin conocer la identidad en fosas comunes y otra parte si recibió una tumba, pero esa es una de las características muy fuertes y es que además fue una tragedia para toda Europa, millones y millones de gentes que nunca pudieron hacer el due-
lo, por ello entonces se pregunta ¿cómo una sociedad cristina organiza eso para su población? “¿Cómo se explica eso?, porque los dirigentes todos ellos son de origen cristiano, hay algo para mí que no cuadra”, aseguró Le Bihan.
La exposición
“Yo organicé esta exposición con 14 pinturas referencia al viacrucis y podemos hacer una comparación con la pasión de Cristo y el final con su, supuestamente, sacrificio para quitar la responsabilidad de los pecadores y quitar los pecados enfrente de Dios, entonces acá son los soldados que son utilizados como cristos y ellos deben pagar de la vida de ellos para limpiar los crímenes y la soberbia de los dirigentes”, indicó el artista. De igual manera, explicó: “Grabé en los vidrios como si fueran placas funerarias el padre nuestro pero en latín, el punto en común entre todos estos pueblos es el cristianismo, porque culturalmente entre uno y otro todo los separa, pero lo común a todos es la religión, el cristianismo”. Toda la obra está elaborada con la técnica de la Retroscopia, que se basa en poner la imagen al revés, se pinta al revés del vidrio, se comienza con los tonos claros y las partes de adelante para finalizar con las partes de atrás, los últimos planos de la imagen. “La idea que tienen estos vitrificados es una metáfora, ellos son vitrificados y están protegidos por el mismo vidrio que es su lápida y acá hay un pensamiento muy fuerte para los que no tienen tumba, a los N.N. Un punto de encuentro con esta maldición que conoce Colombia de la gente que si o por no, o por pensar diferente, fueron asesinados”, finalizó Le Bihan.
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FACETAS Al grado Quinto
El poema
Adiós, grado Quinto Ya cumplieron su misión De hoy en adelante Cuidaremos los símbolos con honor Fueron un ejemplo
Santiago Ariza - 4-6*
Les deseamos mucha suerte En su largo camino de educación han marcado un ejemplo en esta institución Nos enseñaron valores como la responsabilidad y el amor.
Para todos acá Nos enseñaron respeto Y humildad
Nunca olviden estos maestros, fueron sus segundos papá y mamá Nos enseñaron cosas sin igualdad Aprendieron de ellos el respeto y la solidaridad.
Cuidaremos estos símbolos con amor. Los protegeremos con gran dedicación.
*Institución educativa Francisco de Paula Santander, sede Pacandé, jornada tarde. Ilustracion de Pablo Bernasconi
Editorial: Aguilar Título: Los niños de Irena
Autor: Tilar J. Mazzeo
Sinopsis Irena Sendler, «el Ángel del gueto de Varsovia», fue una enfermera y trabajadora social polaca que, en la Segunda Guerra Mundial, salvó a más de dos mil quinientos niños judíos condenados a ser víctimas del Holocausto. Esta es la historia de cómo lo consiguió, la historia de la joven y decidida mujer que fue de puerta en puerta, sacando a los pequeños de la ciudad amurallada y que tejió toda una red de personas de confianza para ocultarlos. Algunos de ellos narran en este libro su experiencia y agradecen a Irena que, a pesar de las terribles torturas a las que fue sometida, nunca revelara las identidades de los rescatados, que quedaron ocultas a buen recaudo en un lugar secreto hasta el final del conflicto. El relato de Irena es una historia de resistencia y valor, pero también de un amor imposible y, por supuesto, de una época histórica tan terrible como real: la Segunda Guerra Mundial.
NOVEDADES LITERARIAS Editorial: Literatura Random House
Título: Hotel París Autor: María Isabel Abad
Sinopsis Recluida en el Hotel París, una casa de reposo a las afueras de Medellín, Raquel intenta recuperar el equilibrio escarbando en los momentos más turbios de su pasado, amarrados todos a su enorme familia, en la que han imperado la ambición y los prejuicios y en la que parece haber una sola forma adecuada de enfrentar la vida. Mientras se sacude los fantasmas que la persiguen, Raquel empieza a establecer lazos con las personas que la rodean en el Hotel París, ese supuesto recinto de locos, y se acerca a una sensación de pertenencia y normalidad que hasta entonces le había sido esquiva.
La palabra de la semana
Google Los artífices del popular sitio de búsqueda de la Internet fueron a buscar un nombre para su iniciativa en la historia reciente de la matemática y lo hallaron en la palabra googol, creada en 1930 para designar un número formado por 1 seguido de cien ceros. El matemático estadounidense Edward Kasner pensó que sería bueno contar con un nombre para un número tan grande y pidió a su sobrino de nueve años que inventara uno, con la promesa de que mucha gente lo usaría. El niño propuso googol, que desde entonces fue ampliamente empleado por los matemáticos en todas las lenguas. Kasner contó luego que su sobrino le sugirió más tarde un nombre para un número inimaginablemente más grande: un 1 seguido de un googol de ceros, que se llamaría googleplex. La empresa Google confirma que su nombre se inspira en la palabra inventada hace casi ocho décadas y precisa que la adopción de este neologismo “refleja la misión de la compañía de organizar la inmensa cantidad de información disponible en la web y en el mundo”.
GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Fabio Enrique Báez Romero DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Suministradas. Internet. Colprensa. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: El Nuevo Día - Colombia - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.