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DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2017 - IBAGUÉ
FACETAS REDACCIÓN FACETAS
Una canción muy tropical, pero dedicada a la mujer de las montañas del centro del país, en particular de las de Ibagué, es parte del testimonio de Rafael ‘Wicho’ Sánchez, compositor cañaguatero que falleció el pasado 22 de octubre producto de un paro cardiorrespiratorio. Composiciones del repertorio costero colombiano tales como ‘La banda borracha’, ‘La bogotana’, ‘El buey mariposo’, ‘Penas negras’, ‘Sabor de primavera’, ‘¿Por qué te fuiste?’ y ‘El carro brujo’ también caracterizaron a quien fuera integrante del grupo vallenato denominado Los playoneros del Cesar. Sánchez, quien falleció a los 82 años, fue integrante además del conjunto institucional Los juglares vallenatos y de las hoy Glorias del Vallenato, de la Oficina de Cultura de Valledupar, tal como da cuenta el portal Elpaisvallenato.com, sobre el cantautor nacido el 7 de agosto de 1935.
Pérdida en el folclor
Alfredo Calderón, de Las glorias del vallenato, quien con ‘Wicho’, al lado de Ovidio Granados y Miguel Yaneth, este último fallecido, fueron pioneros de Los playoneros del Cesar, dijo que “Wicho’ deja un gran legado, era más que amigo, mi hermano, un hombre que alegraba las parrandas con sus chistes y anécdotas, componía y cantaba, un gran juglar”. El compositor y periodista Crispín Eduardo Rodríguez señaló que “esta es una de las pérdidas más grandes que ha tenido el folclor vallenato. Él era una de las últimas glorias del género autóctono, porque ahora hay mucha gente dedicada a la música vallenata, pero no son juglares”. El rey Vallenato José María ‘Chema’ Ramos sostuvo al periódico El Heraldo, de Barranquilla, que “perdimos a un gran compañero, un buen amigo, que nos deja muchos recuerdos y un legado musical, pasarán los años y siempre vivirá en nuestros corazones”. El alcalde de
Valledupar, Augusto Ramírez, lamentó el fallecimiento de Sánchez. “Wicho’, como se le conocía popularmente, entregó todo su talento, compartiendo de viva voz los éxitos de su carrera como compositor”. “Para el vallenato es una pérdida irreparable. Son los maestros que necesita el folclor para seguir siendo grande”, sostuvo. Indicó que “el maestro Sánchez deja un vacío entre sus familiares, amistades y todo el pueblo vallenato que lo admirará siempre por su aporte a la música tradicional vallenata. El cantautor Isaac ‘Tijito’ Carrillo también se pronunció, al reconocer que “fuimos siempre como hermanos, no tuvimos problemas o discrepancias de ninguna clase. El folclor vallenato es tan sublime, tan sentimental que todo el que esté ahí es familia de uno; de distintos apellidos, distintas razas, pero es familia”.
Artistas de la música vallenata como Tomás Alfonso ‘Poncho’ Zuleta, Diomedes Díaz, Jorge Oñate, Alberto ‘Beto’ Zabaleta, Iván Villazón, Carlos Vives y Peter Manjarrés grabaron música de ‘Wicho’.
CAMPESINA IBAGUEREÑA
Campesina ibaguereña, por qué no sales de la montaña; campesina ibaguereña, por qué no sales de la montaña. Voy hacer una recorrida por los montes de Ibagué (Bis). A busca’ una campesina, que me han dicho que es muy linda, pero no se deja ver (Bis). Estando allá en la montaña, yo encontré la campesina; estando allá en la montaña, yo encontré la campesina. No hallé con qué compararla, cuando miré la belleza de esa mujer tan divina (Bis). Campesina ibaguereña, por qué no sales de la montaña; campesina ibaguereña, por qué no sales de la montaña. Para mirarte de nuevo y llevarme tu recuerdo, pa’ mi tierra provinciana (Bis). Desde el Valle yo te traigo un regalo, campesina; desde el Valle yo te traigo un regalo, campesina. Una estrella provinciana, pa’ que adornes por las noches las montañas del Tolima (Bis). Campesina de la montaña, ibaguereña, tu amor me mata; campesina de la montaña, ibaguereña, tu amor me mata. Si tuviera tu cariño, te llevara para el Valle pa’ que fueras vallenata (Bis).
‘Wicho’ Rafael fue uno de los considerados juglares colombianos
cantó a aquella ‘campesina ibaguereña’ Aunque ‘La banda borracha’ fue una de sus más interpretadas composiciones, este canto a la mujer montañera tolimense también está entre su legado.
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DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2017 - IBAGUE
FACETAS Una mirada experimentada sobre la salud en Colombia
Pablo Isaza
Nieto, el ejemplo de un médico humanista
JOHN ERICK FUENTES CALDERÓN ESPECIAL PARA EL NUEVO DÍA
Nació en Pamplona en 1937, a muy corta edad se trasladó a Ibagué, donde creció y se graduó como bachiller del San Simón. Posteriormente estudió en la Universidad Nacional y allí ratificó la que sería su profesión en adelante. Sus conocimientos y su experiencia lo hacen una autoridad en epidemiología, nutrición, salud maternoinfantil, formulación de políticas, programas y proyectos de salud pública, formación de recursos humanos en salud y atención de desastres. Tras haberse graduado en el ámbito profesional desarrolló su servicio social obligatorio, más conocido como el año rural, en el sur del Tolima. En aquella época, debido a la escasez de médicos, debió rotar por distintas localidades como Saldaña, Coyaima y Castilla. Tras especializarse, su vuelta a la ciudad coincidió con la finalización del hospital Federico Lleras Acosta, para el que fungió como primer director, debido a su especialidad en Administración Hospitalaria. En su momento fue también jefe de Planeación y Presupuesto en el Ministerio de Salud. Su experiencia demostró que la administración debe servir a la medicina para aumentar su funcionalidad. Isaza fue consultor para la OMS en temas de Salud Pública, y sobre todo atención de desastres. Se entrenó en Chile para situaciones de desastre, lo que incluye apoyo logístico, servicios clínicos y reconstrucción de hospitales. Estuvo en el terremoto de Guatemala de 1976 y en el de México en 1985, en Honduras y durante el Huracán Mitch en 1998. Todas estas experiencias le formaron y le hicieron una autoridad en términos de apoyo al gobierno, y mostraron su preocupación por el aspecto humano y, a su vez, social de la medicina. Así lo evidenció cuando regresó a Ibagué, y centrado en la investigación trabajó en el tema de mujeres y violencia de género, al igual que se preocupó por otros focos como nutrición, seguridad alimentaria y discapacidad. Hoy en día, a sus 80 años, el doctor Isaza es presidente del capítulo Tolima de la Academia Nacional de Medicina y columnista dominical de EL NUEVO DÍA. Ha escrito sobre la historia del Tolima en cuanto a la salud, y teorizado sobre la formulación de estudios y proyectos a nivel hospitalario. Sus aportes a la salud en la región van más allá del ejercicio de su profesión, y se ha esmerado por influir positivamente en la salud del país, ya sea a través del aporte a las políticas públicas, o de recuperar la memoria histórica. Su labor humanística es un reflejo de su pensamiento, y una oda al juramento hipocrático.
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Lo que se gasta en salud es del 6% del PIB de Colombia, que es mucha plata, pero la mitad se queda en los intermediarios y en la corrupción.
SOBRE LA MEDICINA EN COLOMBIA Las experiencias que el doctor Pablo Isaza ha vivido le han permitido conocer diferentes épocas en los que la medicina ha estado en variadas situaciones, unas mejores que otras. En charla con EL NUEVO DÍA, argumentó su visión sobre varios de los aspectos más relevantes de la medicina actual, en Colombia, que según el médico fue referente de medicina en el pasado, pero se deterioró a raiz de las políticas públicas. EL NUEVO DÍA: Cuáles son las problemáticas de salud pública más relevantes? PABLO ISAZA NIETO: La problemática, para la época mía de la salud pública, era el combate de las enfermedades infecto-contagiosas, enfermedades tropicales. Se tenía un aparato vigoroso de control de malaria, de Aedes. Todo eso desapareció, el Ministerio de Salud despidió a toda la gente experta en malaria, toda esa gente fue para la OMS y para la Unicef. Ahora, hay una cosa que es muy importante y es que los perfiles epidemiológicos van cambiando, entonces una serie de patologías sociales y humanas no existían tanto en la época de nosotros, por ejemplo el uso de sustancias ilícitas, que actualmente es un problema gravísimo, no solo en Colombia, sino en el mundo entero. Aparecen otras manifestaciones como son las violencias, la violencia de género. Entonces esos perfiles van cambiando. ¿Qué es lo que pasa? Al abandonar los programas de salud pública, entonces hay enfermedades del pasado con las nuevas enfermedades. Se llaman enfermedades emergentes y reemergentes. A este problema también se suma la resistencia a los antibióticos, y llega el momento en que los tratamientos clásicos por ejemplo en la tuberculosis no sirven, y aparecen nuevos medicamentos pero de alto costo. ¿Dónde se presenta y reemerge la tuberculosis?, en la pobreza. E.N.D.: ¿Y específicamente en Colombia? P.I.N.: Uno mide la preocupación de salud pública por la morbilidad y mortalidad. En este momento desafortunadamente en Colombia el perfil epidemiológico se está aproximando a los perfiles de los países desarrollados. O sea aquí la gente enferma y muere por enfermedades cardiovasculares, por diabetes, por enfermedades pulmonares, pero nosotros tenemos un problema muy grave, que es la muerte por homicidio. E.N.D.: Volviendo a la otra cara de la preocupación, ¿qué piensa de la situación actual de la salud en Colombia? P.I.N.: No es sino abrir un periódico todos los días y uno sabe cuál es el problema, y el problema es que con la ley 100 desaparece todos los paradigmas del enfoque de la salud. La ley 100 estuvo encaminada a privatizar, entonces privatizaron la salud y yo fui partícipe de esas discusiones estando en la OMS, porque se les hizo ver, a las personas que estaban con la idea, de las inconveniencias de la ley 100. La ley 100 destruye todo, porque a diferencia de otros países, donde todos estos seguros son estatales, es decir con gran control, aquí no, eso son entes privados y ahí uno no se puede meter. Entonces viene la figura de la comercialización de la salud. El fin último es el lucro, porque son empresas privadas y ellos están para ganar plata, pero utilizando lógicamente todos los componentes del proceso salud - enfermedad. Ahí lo primero que destruyen es la concepción de la salud. La salud ya no es un bien, ni un beneficio, es un producto comercial, y ahí destruyen la ética médica. Lógicamente el resultado es lo que se ve. E.N.D.: En ese sentido, ¿qué tenemos que hacer para volver a ser pioneros en la salud? P.I.N.: Es que el poder que tie-
ne ese sector privado de la salud es tan grande que cada declaración del Presidente sobre meter en cintura las EPS o del actual Procurador General, no se puede hacer nada, ellos se ríen porque quién desmonta ese aparato. Nosotros desde la Academia de Medicina llevamos 20 años señalando los problemas, y no ha sido posible, porque no los tocan. Ahí esta el poder político, económico y social. Alimentado entre otras cosas por la corrupción. Por ejemplo el cartel de la hemofilia, eso es aterrador, o el cartel de la salud mental, facturando personas con enfermedad psiquiátrica que no existía. Nadie se va a animar a cambiar eso, porque lógicamente tiene sus defensores, y la gente que está interesada en decir que eso es muy bueno. Ojo, sin decir que todo es malo, tiene algún aspecto importante, y es la cobertura, pero se hubiera logrado lo mismo con las EPS. Lo que se gasta en salud es del 6% del PIB de Colombia, que es mucha plata, pero la mitad se queda en los intermediarios y en la corrupción. E.N.D.: Usted ha hablado del tema de la atención a poblaciones vulnerables, que actualmente muchas de ellas no tienen acceso a la salud. P.I.N.: Yo trabajé con comunidades indígenas, especialmente en Guatemala. Hay un problema con las comunidades indígenas, las barreras que existen para que una persona pueda acceder a los servicios de salud, son barreras económicas, geográficas y culturales. El trabajo con las comunidades para lograr servicios de salud eficientes es complejo. En Guatemala había que trabajar con antropólogos, con gente de la comunidad fundamentalmente, interiorizarnos de la cultura indígena. Es un trabajo que hay que hacer, en el caso de Colombia, de una gran complejidad. Hay elementos religiosos que hay que concertar y finalmente se logra. E.N.D.: Colombia ha tenido algunos desastres recientemente. ¿Qué tiene que hacer el Tolima y Colombia para prepararse desde la salud para un evento como ese? P.I.N.: Ahí Colombia no está tan mal. Los desastres son de dos tipos: los naturales y los producidos por el hombre. Nosotros por la guerra se ha desarrollado todo lo que tiene que ver con atención a víctimas y masacres. En relación con los desastres naturales Colombia no está tan mal parada, se ha trabajado bastante aunque no lo suficiente. Ibagué y el Tolima tienen que trabajar más. Nosotros tenemos un riesgo grande, que es el Machín, pero Ibagué está pasado de hacer un inventario de sus edificaciones sismorresistentes. Acá en el Tolima estamos en un riesgo intermedio, no somos como Chile, Guatemala o México, pero es que intermedio es preocupante. Entonces, mayores exigencias a la comunidad, mayor entre-
El doctor Pablo Isaza Nieto es uno de los más renombrados médicos de la región, y cuya experiencia, incluso en Latinoamérica, ha estado marcada por los variados campos en los que la medicina tiene incidencia. namiento a los servicios de salud, incluyendo la salud mental. Yo aprendí que uno de los problemas más serios que trae un desastre es la salud mental. Ya en países como México, un bombero es un experto en salud mental, un voluntario de Defensa Civil es como un psiquiatra. Aquí no se ha trabajado en eso. Se hace necesario todo lo que tiene que ver con prevención y riesgo; yo no digo que sea fácil, pero no es sino de pensar que hay que hacerlo. E.N.D.: Usted fue médico clínico, pero además fue consultor. Considera que un médico debe tener un papel de participación activa en las políticas públicas? P.I.N.: El problema es muy complejo, porque la medicina actual es muy exigente debido a que exige el profundo conocimiento del sistema que se esté manejando. La medicina actual está ‘compartimentalizada’. Es decir ojos, oídos, etc. Usted va donde un oftalmólogo y ni le toma la tensión arterial. Nosotros en el estudio de oftalmología, muchacho que no llegara a tomarle la tensión al paciente, de una vez pa’ afuera, porque la medicina es toda. La ley 100 acabó de darle el puntillazo a eso. Usted le pregunta a un médico, inclusive especializado, acerca de aspectos elementales de la salud pública, y ellos no saben. Pensar que el médico actual esté con los elementos básicos de medicina humanística, salud pública y todo eso, no, porque ni siquiera lo reciben en la universidad. En el sistema actual los médicos de primera línea, generales, muchas veces por comodidad se dedican a referir, entonces la calidad de la atención global en el médico es muy deficiente, y el propio ejercicio de la medicina que absorbe al especialista es distinto. No todos, por interés personal hay mucho médico que se interesa por esas cosas, y estudia. Pero ahora el tiempo de estudio es poco. El médico general tiene que trabajar en tres o cuatro partes porque mientras el gerente gana 14 millones de pesos a él le pagan dos y medio, y con eso no sostiene a la familia. Eso es por la intermediación. Para ejercer la medicina no necesitamos gerentes de EPS, yo fui director del Federico Lleras, fui director del Hospital de Saldaña, fui de juntas directivas de hospitales de Bogotá. Nosotros no necésitabamos eso. En muchas conferencias, Juan Luis Londoño (uno de los gestores de la Ley 100 de 1993, ya fallecido) dijo que los médicos no éramos buenos administradores. Es decir que hablando de Colombia, ¿desde que se hizo la república hasta 1993 no había salud pública ni medicina ni había nada? ¿Solamente con la ley 100 fue que llegaron la salud y la medicina? Ese es el problema.
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DOMINGO 29 DE OCTUBRE DE 2017 - IBAGUÉ
FACETAS Los estudiantes
El poema
Piedad Bonnett
Los saludables, los briosos estudiantes de espléndidas sonrisas y mejillas felposas, los que encienden un sueño en otro sueño y respiran su aire como recién nacidos, los que buscan rincones para mejor amarse y dulcemente eternos juegan ruleta rusa, los estudiantes ávidos y locos y fervientes, los de los tiernos cuellos listos frente a la espada, las muchachas que exhiben sus muslos soleados sus pechos, sus ombligos, perfectos e inocentes como oscuras corolas, qué se hacen, mañana qué se hicieron, qué agujero, ayer se los tragó, bajo qué piel callosa, triste, mustia sobreviven. Foto de Rui Palha, 13 de abril de 2015.
Editorial: Panamericana Título: ¡Perdedor!
Autor: Francisco Leal Quevedo Páginas: 148
PANAMERICANA Jorge y su madre se ven obligados a dejar su vida tranquila y organizada en un poblado. Llegan a la gran ciudad a empezar de nuevo. Jorge ingresa a un nuevo colegio con mayores exigencias académicas. Allí se enfrenta con La banda de los tres, quienes imponen la ley del más fuerte. Se han hecho importantes y “respetados” ejerciendo el matoneo, golpeando a los compañeros, también se burlan, ponen apodos crueles e insultantes, hacen bromas de mal gusto y envían mensajes de texto por las redes. Este libro está disponible en Colombia, Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico y Uruguay.
NOVEDADES LITERARIAS Editorial: Ediciones Unibagué Título: Tolimenses que dejan
huella Volumen IV Autor: varios cronistas
La Universidad de Ibagué presentó el IV volumen de la serie ‘Tolimenses que dejan huella’, que difunde, a manera de crónica, la vida y ejecutorias de referentes de trabajo, dedicación y disciplina; personas que contribuyeron desde sus actividades y profesiones al engrandecimiento del Departamento. Los tolimenses que dejan huella en esta ocasión de la serie editorial son Adolfo ‘El Pote’ Lara, Gloria Valencia de Castaño, Eduardo Calle Rodríguez, Nohora Chavarro de Solanilla, Ramón Antonio Rodríguez Robayo, Luis Enrique Aragón Farkas y Santiago Cruz Vélez. Las crónicas fueron elaboradas por Ana Lucía Rivera Quiñones, Gloria Molano Devia, Yezid Castaño González, María Cristina Solano Ospina, Nydia Molano Lugo Jhonny Alexander Lozano Bermúdez y Alexa Bajaire Lamus. El objetivo principal de ‘Tolimenses que dejan huella’ es brindar a los más jóvenes referentes cercanos de trabajo, dedicación y disciplina; esto es, personas que consiguieron consolidar proyectos, empresas y trayectorias en el entorno local, regional y nacional.
La palabra de la semana
Superávit Esta palabra, de uso frecuente en economía y en administración, proviene del latín superavit, una forma del verbo superare ‘exceder’, ‘sobrar’. En castellano, superávit se emplea como denominación de la magnitud en que los ingresos superan los egresos o los saldos positivos exceden a los negativos. En nuestra lengua, este vocablo, que empezó a frecuentar el lenguaje económico a partir del siglo XVIII, se escribe con tilde por tratarse de una palabra grave terminada en consonante que no es n> ni s. El plural de superávit no sigue la regla general de añadir -es, sino que adopta la forma superávits porque responde a la indicación del plural para las voces terminadas en t, como ocurre también con déficit.
GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: John Enrick Fuentes Calderón DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Suministradas. Hélmer Parra. Internet. Colprensa. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: El Nuevo Día - Colombia - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.