Facetas 11 de diciembre del 2016

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DOMINGO 11 DE DICIEMBRE DE 2016 - IBAGUÉ

FACETAS

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En la historia se nos rememora a Pedro Nicolás María de Buenaventura

Bicentenario

patriótico

Se están cumpliendo 200 años de la muerte del prócer de la Independencia ibaguereño, Pedro Nicolás María de Buenaventura. Había nacido en esta ciudad el 4 de diciembre de 1774. Era hijo de Ignacio Nicolás Buenaventura y Padilla y María Nicolasa del Castillo y Cañas. La familia Buenaventura era originaria de Palermo, ciudad ubicada en la isla italiana Sicilia. Don Nicolás figura en la relación de las personas fusiladas en Santafé de Bogotá, que fue publicada por los españoles, encabezados por Pablo Morillo. Lo trataron de insurgente, dijeron que habían proclamado la Independencia en Ibagué y había invitado a los habitantes a luchar contra los ibéricos. El 29 de noviembre de 1816 en Santafé, frente al cadalso el ibaguereño exclamó: “Bendi-

La Academia de Historia del Tolima y los ibaguereños nos unimos al bicentenario de su sacrificio por defender la libertad de nuestro país. Pedro Nicolás nos enseñó a luchar asiduamente por la Independencia en todas sus manifestaciones, a rechazar las intervenciones foráneas. Pedro Bernardino Sosa Rubio, miembro de la Academia de Historia del Tolima.

El cuento

La odisea del

chimpancé árbol donde pudiese trepar para escaparse del rey de los animales. ¿Qué hacer? Con gran energía y astucia, nuestro chimpancé, con sus paticas y la ayuda de un gran palo, abrió un hueco en la tierra, se metió en él y allí encogido, casi sin respirar, esperó que el león pasara. Cuando el león ya iba lejos, el chimpancé sacó la cabeza y, al ver que el gran animal se alejaba cada vez más, salió del hueco. Sin embargo, el desgraciado vio surgir casi en frente de él un enorme tigre. Entonces comenzó a temlbar, sin tener por dónde poder escaparse. ¿Qué inventar? Volvió a coger el palo, que le había servido para abrir el hueco, y

La fallecida intérprete y compositora Leonor Buenaventura y toda su familia son descendientes de este ilustre hijo ibaguereño.

Este es uno de los títulos del libro ‘Cuentos para mis nietos’, escrito por la portuguesa Elzira Dantas Machado y traducido al español por la tolimense Martha Esperanza Ramos de Echandía. El texto corresponde a la editorial Instituto de Cooperación de la Lengua, de Portugal.

azul

En un lugar de África, muy apartado de la Costa y de los terrenos poblados, había multitud de chimpancés. Entre ellos vivía un chimpancé azul, con orejas y hocico del mismo color así como las palmas de las paticas. A toda aquella manada de simios les agradaba inmensamente el chimpancé azul, lo consentían tanto con caricias, halagos y mimos que el miquito se volvió un malcriado. Los padres lo regañaban por las tonterías y travesuras que hacía, pero el muy consentido continuaba siempre en las mismas. En un lindo día, de pleno sol, paseando por el bosque, ¿de qué se acordaría nuestro chimpancé? Corría por ahí afuera, sin nunca parar, separándose de los hermanos que lo acompañaban, para mostrarse como un señor independiente, dueño de sus actos. Esta era la idea que puso en práctica: se fue corriendo y corriendo, huyendo siempre del alcance de los otros. Apenas llegó a un espeso matorral cayó muy cansado y luego se durmió. Pasada la medianoche se despertó sobresaltado, oyendo a lo lejos el rugido de un león; se puso de pie de un salto, pero ahí en el sitio donde estaba no había ni un simple

to sea Dios que voy a morir tan pobre como el más pobre, porque toda mi fortuna la invertí en la santa causa de la Independencia de mi patria”, le confiscaron sus bienes y luego fue pasado por las armas. Adiestró tropas patriotas en Ibagué, Chaparral, Ambalema, Guamo y Espinal. Fue Teniente Coronel y estaba casado con la chaparraluna Inés Galindo Litch.

comenzó a manejarlo, haciéndolo girar de un lado al otro en el aire. El tigre, que nunca había visto un palo girando sin descanso, tuvo miedo y se echó hacia atrás. Una vez más nuestro divertido chimpancé se vio libre de las garras de las fieras. Pensando que ya estaba fuera de peligro se preparó para caminar, cuando en ese momento apareció un gran elefante con su enorme trompa. Este avistó al animalito, y lo agarró con la trompa, lo puso sobre su espalda y se fue marchando por la selva. Asustado, el chimpancé no sabía lo que tenía que hacer. Después de media hora, el miquito tuvo una idea luminosa: al pasar por una bananera, dio un salto y se agarró al tronco del árbol. Entonces respiró porque se sentía a salvo. Muerto de hambre, vio en esa bandera lindos racimos de bananas doradas. Tomó una, ¡deliciosa! Comió mucho, hasta que se hartó. Saciado su estómago, se dijo a sí mismo: “Ahora necesito volver a mi casa, ya basta de sustos”. Sin embargo, aquí no acabaron las aventuras del chimpancé extravagante. De repente, pasó por allí un grupo de gitanos. Viendo a lo lejos al chimpancé, el jefe hizo parar la caravana, cogió una red, echó el lazo, atrapó al miquito y se lo llevaron.

Le enseñaron a hacer piruetas, y el animal se volvió célebre por su inteligencia y por las monerías que podía hacer. En el circo era el favorito de los niños. Daba volteretas, bailaba en la cuerda, hacía equilibrios en el trapecio, y lo que más le gustaba al público era verlo servir a los invitados, vestido de cocinero con su gorra y su delantal blanco. Cuando saludaba al público, tiraba la gorra con tal gracia que provocaba grandes carcajadas a los niños. La compañía ganaba bastante dinero con él, por eso lo estimaban mucho. Le daban dulces, bombones, lo mejor que había era para él. Un lord inglés, que había oído hablar del célebre chimpancé, asistió una noche al espectáculo y quedó encantado con él, buscó al jefe de la compañía y le propuso comprarlo. Este no quería cederlo porque con el miquito se ganaba el pan, pero el inglés le ofreció una suma tan grande que el gitano, tentado por el oro, finalmente se lo vendió. Así fue de nuevo a la aventura nuestro animalito, partiendo con su señor hacia Inglaterra. En el barco divertía a los pasajeros, a quienes les gustó mucho y le traían todos los días al almuerzo bizcochitos, terrones de azúcar, mil golosinas. Era el niño bonito de toda esa gente. Pero el chimpancé no estaba contento. Comenzó a entristecer, acordándose de su pobre madre, de sus hermanos y de su patria. Dejó de comer. El inglés, pensando que necesitaba respirar el aire libre, lo llevó a la cubierta del barco. Allí empezó a meditar sobre la manera de poder volver a su tierra. Al descubrir a bordo un pequeño barco, se dijo a sí mismo: “¿Y si me metiese dentro y huyese para mi casa...”. Apenas lo pensó, lo hizo. Tiró el barco al mar, se metió en él, agarró los remos y de una remada se puso en alta mar. Los tripulantes al día siguiente, como no lo vieron, pensaron que había caído al mar y se había ahogado. “Qué tristeza”, decía el lord. “Yo que tanto lo quería. A mí que me gustaba tanto”. ¿Y el chimpancé? Allá va, allá va mar adentro nuestro intrépido chimpancé. ¡El hambre y la sed que sufrió! Pasaron seis días; al final de la semana, llegó por fin a su tierra natal. Amarró el barco, corrió hacia su casa y apenas llegó abrazó a sus hermanos y a su pobre madre que, desde su partida, nunca más había salido de su cueva, y había hecho la promesa de no dormirse, hasta cuando su hijo volviera. Y la cumplió. Aquí termina la gran odisea del chimpancé azul, que vivió muchas aventuras por no escuchar los consejos de los más viejos.


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DOMINGO 11 DE DICIEMBRE DE 2016 - IBAGUE

FACETAS Luis Evelio Turriago afrontó un conflicto a 11 mil 340 kilómetros de su tierra

Paz en conflicto del canal de Suez

La suya fue una experiencia de vida que se transformó de combatir en el Cañón de las Hermosas a pertenecer por siete meses a la Misión de Emergencias de la ONU en Egipto, en 1957. Aún espera un reconocimiento oficial.

PERIODO DE ANGUSTIA El 22 de noviembre salió de Bogotá a las Islas Azores (Portugal), para iniciar el camino que los llevaría a una estación en Nápoles (Italia), por 12 días, y a su destino, Egipto, en un avión de Avianca llamado ‘Super Constellation’, “que iba con el todo el cupo por el primer personal del ‘Batallón Colombia’. “Una de las cosas que más me han impactado y que sigo recordando, ha sido ver tanta sangre derramada de mis compañeros en Colombia y en Egipto, imágenes que recuerdo como si fuera ayer”, recuerda Turriago, quien añade que su regreso comenzó en julio de 1957, primero hasta Lisboa. Pero cuenta don Luis que la llegada colombiana no fue a Bogotá, pues ante el temor de que contraían posiblemente la ‘gripa asiática’ fueron desviados a Barrancabermeja, donde “nos tuvieron por un mes en clausura”, y de allí los trasladaron a la Escuela de Artillería, “donde nos dieron de baja”. Quiso radicarse de nuevo en su vereda, San Isidro, pero tuvo que evacuar de nuevo por el riesgo del conflicto, hasta que con su familia (su esposa y sus hijos) se instaló en el barrio Ambalá, donde vive en la actualidad y en una ciudad a la que, rememora, llegaron también personas desplazadas de Líbano, Rioseco, Cajamarca, Anzoátegui, Lisboa, Rovira y China Alta.

El recuerdo que Luis Evelio Turriago tiene de la guerra aún permanece fresco, 60 años después: campos asediados por una temperatura de 40°C, personas heridas, cuerpos sin vida, ruido de sirenas y bombardeos. Es la remembranza de alguien que nació en Santa Isabel, debió trasladarse a Ibagué ante el riesgo de la violencia colombiana de aquella época y participó en el conflicto del Canal de Suez, en 1956 y 1957. Su infancia fue tranquila, en la vereda San Isidro, de dicho municipio, con la única distracción de ver pasar una recua de mulas llenas de café -hasta 80 animales cargados con el grano- para ser llevado a distintos sectores del Tolima, de la que relata que “para mí y mis hermanos era cuestión de alegría ver y oír las campanas que el distinguido Uno de sus primulero ponía a sus animales meros trabajos para que no se escaparan ni se escondieran”.

Cambio de rumbo

Pero en 1956, fue reclutado en una campaña forzada del Ejército, lo que le representó instrucción en la Escuela de Caballería de Bogotá, en Usaquén, y luego su traslado al batallón Patriotas, en Chaparral, para afrontar la guerra del Cañón de las Hermosas, donde fueron asesinados 22 de sus compañeros.

luego de regresar de la misión de Egipto fue en la hacienda El Vergel, gracias a la colaboración de Santiago Vila Escobar y Alicia Mejía Caicedo.

Recibió luego un curso de zapador (construcción de puentes y otras estructuras en tiempos de guerra) y fue seleccionado por la ONU para cumplir una misión internacional como integrante del Grupo de Fuerza de Emergencias, creado por solicitud de Egipto, y que se encargaría de cesar las hostilidades en esta guerra del Medio Oriente, cuando los franceses e israelíes invadieron y destruyeron el canal, con lo que hundieron varios barcos. “Teníamos que recorrer y vigilar a pie toda su extensión, como también ayudar a evacuar los campos sembraUna de sus expedos de explosivos, teniendo que presenciar riencias memoraconstantemente heridos, muertos, ruido de bles fue el 23 de sirenas, bombardeos, diciembre de mientras permanecí entre los mares Rojo y 1956, en PortMediterráneo”, narra.

Quiero recordar al Ejército que existen héroes que han sido olvidados o son anónimos a través del tiempo, y que fuéramos tenidos en cuenta, ya que han transcurrido algo más de 50 años y nunca hemos sido reconocidos.

Fouad, cuando el grupo debió asaltar el canal, por lo que prefirió enviar una postal a su familia.


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FACETAS Hora última

El cuento

Germán Varón Cardoso

El límite de tu existencia llega en tu hora última de vida, si temes tal vez la despedida sólo es eso, una feliz partida. Ideal que vayas por el mundo de pasajero o caminante, con tu carga muy liviana nada te llevas. Eres paseante. Las gentes por eso te miran fijamente a tu cara yerta, el alma también se fue sólo el espíritu ronda cerca. Un hálito aún tú sientes cruza como paloma blanca, quiere aferrarse al cuerpo y no dejar escapar el alma. Noté claro en tu consciencia que en ti ya existe Paz Serena, puedes en tu ausencia ir en calma porque con bondad te perdonaron. Colaborador de EL NUEVO DÍA Ilustraciones de Benjamin Lacombe

“Nunca se presentó, no sabía cómo se llamaba, pero me acompañaba en todo momento como si fuese mi madre. En silencio estuvo allí por muchos años esperando hacer su aparición. Por momentos me hacía sentir culpable de las cosas que sucedían”. Vania nos lleva al interior de su agonía y nos muestra de cerca el rostro de una enfermedad como la depresión, que hoy padecen millones de adolescentes. Es la historia de Vania de La Roche, una joven que desde los ocho años lleva de la mano a una dama oscura que se empeña en destruir su vida. Vania sufre desde los ocho años de depresión severa con desorden afectivo emocional. Nuevamente estamos cara a cara frente a un caso de la vida real, que seguramente se repite detrás de más puertas de las que creemos, y que está al acecho permanente.

Editorial: Panamericana Autor: Antonio Ortiz

Título: La extraña en mí Páginas: 180

NOVEDADES LITERARIAS Es la primera novela de Moshe Bensadia: una historia de magia y fantasía en la que el protagonista, David, dejará su feliz vida en el orfanato por un futuro para descubrir el increíble mundo de los magos de la mano del colegio Morality and Lights. Pero no todo es tan maravilloso como David pensaba que sería... Desde el primer momento sentirá que no es bien recibido, algunos de sus compañeros y profesores le miran con recelo, con auténtico miedo, y todo parece estar relacionado con el terrible hechicero Arhafel, quien asesinó a sus padres entre los cientos de magos que sufrieron su terror. Mientras descubre qué fue de sus padres y por qué esas miradas, aprenderá conjuros y hechizos pese a las dificultades por controlar sus poderes, los cuales parecen mostrar en realidad lo poderoso que puede llegar a ser. David necesitará todo su valor para poder hacer frente a los grandes desafíos y aventuras que tendrá durante el año escolar.

Editorial: Novum Pro Título: David Orel y la reencarnación de Arhafel Autor: Moshe Bensadia Páginas: 240

La palabra de la semana

Merodear Hacia el siglo XIV, surgió en Francia la palabra maraud, de origen desconocido, que se podría traducir como “sujeto despreciable” y que dio lugar al verbo marauder (equivalente a nuestro actual merodear) por el siglo XVII. En el Diccionario castellano de Esteban de Terreros, ya se registraba merodear, que se formó a partir de merode ‘merodeo’, palabra considerada hoy arcaica. Es vocablo de uso habitual tanto en España como en América, como vemos en este texto extraído de un cuento del uruguayo Horacio Quiroga, en el que se narra la historia de un perro fox terrier: Aprendió entonces a merodear de noche por los ranchos vecinos, avanzando con cautela, las piernas dobladas y elásticas, hundiéndose lentamente al pie de una mata de espartillo al menor rumor hostil. Horacio Quiroga GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA EDITOR: Hernán Camilo Yepes Vásquez DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Colprensa. Internet. Suministradas. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co FACEBOOK: El Nuevo Día - Colombia CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.


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