Facetas 11 de septiembre del 2016

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DOMINGO 11 DE SEPTIEMBRE DE 2016 - IBAGUÉ

FACETAS

Algunas expresiones que a

los latinos nos cuesta entender Pablo Esparza

Me gusta pensar que para aprender español tuve que irme a Londres. El castellano llevaba casi 30 años siendo mi lengua materna. La hablaba y la escribía a diario, pero de una forma limitada, como hacemos todos cuando tomamos nuestro entorno inmediato como única referencia. En Londres, en ese rincón de América Latina en la capital británica que es la redacción de BBC Mundo, me topé de frente con la amplitud y diversidad del español. Y de alguna manera aprendí de nuevo mi lengua, la ensanché a golpe de expresiones “del otro lado del Atlántico”, muchas nuevas, curiosas, algunas, directamente ininteligibles para un oriundo de la península Ibérica. Sabía que el castellano que debía utilizar en el trabajo era el “estándar latinoamericano” porque nuestra audiencia es fundamentalmente de ese origen y porque así lo estipulaba el contrato que firmé. “Algo fácil siempre y cuando se sigan unas reglas sencillas”, pensé. Cuando me fui de la redacción de BBC Mundo y regresé

T

a España, uno de los bienes más preciados que llevé conmigo fueron esas palabras, dichos y expresiones nuevas aprendidas. Algunas de ellas, hasta se están extendiendo en mi entorno. Hay muchas más, pero les cuento 5 (más una) de mis favoritas:

Q

UÉ TAN…:

en España, las palabras “que” y “tan” rara vez van juntas, y menos para expresar el significado con que se usan en América Latina. Si ustedes preguntan en España “qué tan lejos está una ciudad”, lo más seguro es que les entiendan, pero que les miren extrañados. Su interlocutor estará seguramente más acostumbrado a que le digan “lo lejos que está esa ciudad” o le pregunten “cuán lejos está” o “a qué distancia”. Sin embargo, el “qué tan”, que tan mal nos suena en un principio, es a mi juicio una de las expresiones más fácilmente adoptables.

Q

Jurgo

UILOMBO:

para mí una palabra hermosa, por su significado y por su origen africano relativamente poco común en el castellano, que el español de España debería incorporar a su uso cotidiano lo antes posible. “Quilombo” deriva de las lenguas que hablaban los esclavos llevados por los españoles desde África a América. En portugués de Brasil se refiere al lugar donde se escondían los esclavos huidos. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española cita en primer lugar su acepción como prostíbulo. Yo la aprendí como sinónimo de escándalo, lío, desorden, barullo o algarabía, otra palabra hermosa.

A

V L TIRO

para hacer algo “in-me-dia-tamen-te” o “enun-san-tia-mén” no hace falta perder el tiempo pronunciando tantas sílabas. “Al tiro” es concisa, directa y no deja dudas de que hay prisa y de que alguna relación tienes con Chile. Si la pronuncias en España lo más seguro es que te entiendan al verte con cara urgencia, pero si quieres evitar malentendidos y asociaciones con armas de fuego, mejor recurrir a los clásicos “en un periquete”, “en menos que canta un gallo” o “en un pis pas”. O a expresiones más castizas como “cagando leches” y similares.

ENER COLA DE PAJA

me atrevo a decir que este dicho dejaría perplejos a muchos españoles que no tengan un conocimiento del habla latinoamericana. Se usa cuando alguien sabe que ha obrado mal, tiene mala conciencia y trata de evitar una situación incómoda que lo descubra ante los demás. Me gusta por su precisión al definir un sentimiento y porque es gráfica al tiempo que sutil. Gráfica porque si uno tiene cola de paja y se acerca al fuego corre el riesgo de que se le prenda. Sutil porque no hace falta mencionar el fuego en la expresión para entenderlo…

Al tiro

Quilombo

AINA

si el español se tuviera que reducir a una sola palabra sería esta. “Vaina” tiene la virtud -y el gran defecto- de hacer el resto del idioma superfluo y prescindible. Con solo este sustantivo y el verbo adecuado se puede expresar todo: “dame esa vaina”, “haz esta vaina”, “ando en una vaina”… En cambio, en España, casi siempre, una vaina es una funda o, en algunas regiones, una judía verde. Para otras vainas usamos palabras más aburridas, como “cosa” o, simplemente, “algo”.

J

URGO

esta palabra la aprendí de una inglesa que habla español como una colombiana. Denota abundancia, gran cantidad de algo: “un jurgo de gente”. Y se podría “traducir” como “montón”, “mucho”, “gran cantidad” y “un huevo” de expresiones más. Multitud, muchedumbre, gentío. O, simplemente, un jurgo de gente.

El andamiaje pedagógico para la paz Bajo el falso pretexto de estar investigando sobre la “objetividad” y la “neutralidad”, muchos educadores se muestran renuentes a adoptar una posición pública (…) Protegidos por las torres de marfil de la academia, los educadores rutinariamente recurren a disertaciones sobre la objetividad y la neutralidad como tácticas para evitar enfrentarse a la naturaleza política e ideológica de su trabajo (Hooks, citado en McLaren). Diversos han sido los aportes en la construcción de un posicionamiento pedagógico en relación con los acuerdos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia Ejército

del Pueblo (Farc-EP) y el gobierno nacional de Juan Manuel Santos. No obstante, pocos han realizado sus aportes en términos pedagógicos, es decir, de los diversos aportes, muchos han sido direccionados hacia la y divulgación de los acuerdos; otros de los pronunciamientos se han encarrilado con un enunciado pedagógico. En ese orden, se configura como un imperativo pedagógico, conversar acerca del actual momento –ahora sí histórico- en el que transita Colombia. La comunidad educativa y más precisamente la docencia no puede omitir este acontecimiento, más aún cuando son legal y legítimamente los locutores de un discurso pedagógico. Ahora bien, para construir la paz se necesita una nueva educación para una nueva sociedad, y una nueva sociedad para una nueva educación: En reiteradas veces un docente de análisis del discurso mencionaba las siguientes palabras: “El docente tiene el arma más poderosa, incluso más que una metralleta y una bomba atómica: la pedagogía y el discurso” ¿Quién más que el docente, para enseñar los principios de la solidaridad ante la competencia? ¿Quién más que el docente para enseñar la práctica de la libertad ante la oprobiosa obediencia al capital? ¿Quién más que el docente para enseñar la rebeldía ante la sumisión? La escuela y las clases son espacios para confrontar decididamente el régimen sanguinario, son campos de batalla en los

que el discurso de la guerra debe exterminarse, interactuando recíprocamente nuestros saberes y experiencias. Los docentes tienen una responsabilidad con la historia de los pueblos, es una responsabilidad que ha otorgado la valerosa lucha de miles y millares de personas que han entregado su vida por la justicia y por la paz de Colombia. Por otro lado, uno de los teóricos más nombrados en las clases de pedagogía, Paulo Freire, diría que El educador democrático no puede negarse el deber de reforzar, en su práctica docente, la capacidad crítica del educando, su curiosidad, su insumisión: es por ello que son los docentes los que tiene las más cercanas posibilidades para ayudar a transformar las realidades sociales de la propia. Ese hecho no recae en la eliminación automática de una posición, por el contrario, genera nuevas perspectivas del mundo, porque en la palabra se encuentra el pensamiento. En síntesis, la pedagogía para la paz es ante todo, la reflexión en torno a la práctica educativa, no sólo es reproducir y divulgar los acuerdos; consiste en la ineludible misión de construir sujetos para una nueva Colombia, de ahí que la mera reproducción no es el fin, puesto que la lectura literal en sus niveles no brinda la posibilidad de comprender el acto ilocutivo inmerso en los acuerdos. En ese sentido, es perentorio acoger el llamado de Emilia Ferreiro: Entre el “pasado imperfecto” y el “futuro simple” está el germen de un “presente continuo” que puede gestar un futuro complejo: o sea, nuevas maneras de dar sentido (democrático y pleno) a los verbos “leer” y “escribir”. Que así sea, aunque la conjugación no lo permita.” ¡POR LA PAZ: A LA CARGA! Camilo Sierra Lic. En Lengua Castellana Docente de lenguaje Gimnasio Campestre


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