IBAGUÉ, JUNIO 12 DE 2011
FA CE
TAS CULTURA AL DÍA La autoedición
¿Negocio para editores o una oportunidad para rescatar escritores del anonimato? Albeiro Arias
Cierre de la escuela Niño Botía
Una pausa, pero sigue el legado
Hernán Camilo Yepes Vásquez Reflexión
¿Qué lectura tiene la literatura en Internet? Darío Rojo
Cuando la escuela existió en el barrio La Aurora
FACETAS Por: Albeiro Arias*
Una vieja broma de escritores dice “publiqué en la editorial Bolsillo propio” y el chiste terminó en una editorial verdadera: Editorial El Propio Bolsillo, que publicó a Jaime Jaramillo Escobar, María Cristina Restrepo y Luis Fernando Macías Zuluaga, entre otros. Con la invención de la imprenta creció el ánimo de los escritores por divulgar sus obras, aunque los costos alejaban a los más pobres. Hoy en día las cosas son más fáciles y la pululación de editoriales de garaje facilita las cosas. Hay quien imprima, hay quien quiere publicar y los costos son accesibles. Todo está dado. Publicar representa someterse al escrutinio público, dialogar con la tradición, salir del anonimato en algunos casos y el primer paso para adquirir cierta visibilidad o para desaparecer definitivamente. La mayoría de los libros no alcanzan siquiera una segunda edición. Publicar a monto propio significa en la mayoría de los casos perder la inversión o recuperarla en muchos años, regalar los libros a gente que nunca los leerá, guardar cajas en la casa generando estorbo porque no se cuenta con los medios para distribuirlos y ahí el escritor termina su proceso de corrector, editor y distribuidor. Llegar a vivir de la escritura es oficio para unos pocos. Se requiere de talento y una buena editorial que lo apoye o, la mayoría de las veces, simplemente lo segundo. No hay que descuidar las que se enriquecen y a los autores sólo les llegan algunas migajas. Y publicar de bolsillo propio no es que sea un pecado, no por lo menos
Guardia Los guerreros germánicos protegían sus campamentos apostando vigías o centinelas que lla-
IBAGUÉ, JUNIO 12 DE 2011
La autoedición: ¿negocio para los editores o una
oportunidad para rescatar escritores del anonimato?
para quien escribe. El pecado radica en la cultura, que se ve llena de objetos defectuosos, mal terminados, mal editados y sin ningún valor estético. El pecado también radica en que muchos editores se dedican a ensalzar a polluelos de escritor, haciéndoles creer que son grandes poetas, narradores, cuentistas y demás. No existe ningún proceso de selección serio más allá de que el pseudoescritor tenga disponible unos cuantos ahorritos para invertir o gastar en una edición. Esto ha creado a cientos de enanos de escritor que se dedican al ego antes que a la obra, que se preocupan en publicar cuanto borrador de taller o de clase hacen sin siquiera hacerle correcciones. El
escritor tolimense César Pérez Pinzón decía que hay quienes quieren ser escritores y hay quienes quieren escribir. Los verdaderos escritores son los segundos, como ha sucedido con un buen escritor que vive en el anonimato con una obra de gran calibre y sin ningún afán por publicar: Jacobo Reyes Godoy, quien seguramente el tiempo le hará justicia. Hay otros que publican en cuanto folletín, hoja, revista, periódico o cualquier cosa impresa para posar de escritores. En cuanto a los editores vemos cómo andan a la caza de ellos para mirar cómo les sacan su dinero (son inocentes, al fin y al cabo, ese es su negocio). Dos casos: hace unos años se presentó el lanzamien-
to de un libro de “poesía” en la Biblioteca Darío Echandía con bombos y platillos. La autora dijo en su lanzamiento: “Yo no sabía que era poeta hasta que el señor X descubrió unos “papeles sueltos” que tenía en mi escritorio; papeles que yo escribía en mi tiempo libre como secretaria y él se dio cuenta de que yo tenía talento”. Era cierto, sólo papeles. Otra perla: hace unos días El boletín informativo de la Universidad del Tolima, algunos periódicos locales e inclusive alcaldes y decanos celebraban que un tolimense ganó una convocatoria internacional llamada Antología de poetas hispanoamericanos y españoles, editada por Lord Byron editores en España, editora perteneciente a Leo Zelada, poeta peruano, según se reclama. Este señor lleva años enviando falsas convocatorias por Internet disfrazadas de concurso, cautivando a incautos aspirantes de escritor, haciéndoles creer que han sido seleccionados para integrar tan “prestigioso proyecto editorial”. En 2010, decía Zelada: “Cuando inicié este proyecto editorial de publicar a los exponentes de la nueva poesía hispanoamericana nunca pensé que en menos de un año llegaríamos a la tercera edición. Quiero agradecer antes que todo a los poetas que en forma desprendida y desinteresada confiaron en este proyecto autogestionario e independiente” (http:// www.margencero.com/articulos/antologia.htm). Con esta argucia ha publicado decenas de antologías de cuento, poesía y ensayo. La cosa es que cada seleccionado
debe pagar 200 euros para el envío de sus cinco libros. ¡Hagan cuentas! 200 euros por 35 autores da siete mil euros. Y sólo tiene que publicar 175 libros y enviarlos. La ganancia es de más de cuatro mil euros por antología. Igual negocio hace una editorial que se hace llamar Instituto Cultural Latinoamericano, con varias publicaciones al año con diferentes nombres como Antología poética del Sur y Elegidos 2011, con este mismo sistema. Lo increíble es que en la provincia (y no nos gusta el término) ven una publicación de estas como la gran hazaña, con frases como “ahora el poeta X entró a dialogar con la poesía universal”. Sin entrar a investigar y sin corroborar las fuentes. Esto sucede porque generalmente quienes hablan de cultura son modelos, principiantes de periodismo, políticos, fotógrafos, y gente que nunca ha estudiado arte. Las cosas que hay que ver. No se trata de irse lanza en ristre contra la autoedición por bolsillo propio. Esto no está mal ni debe ser visto como algo indecoroso. Grandes escritores se han dado a conocer de esta manera, tampoco se debe juzgar a los editores, pues es su negocio y muchas veces ellos ofrecen las oportunidades que las grandes editoriales, signadas por el mercado y la moda, no ofrecen a escritores serios y de oficio. *Licenciado en Lengua Castellana UT. Candidato a Magíster en Literatura de la Universidad Tecnológica de Pereira
Palabra del día maban wardja, palabra derivada del germánico prehistórico wardon ‘seguir con la vista’, ‘vigilar’,
‘prestar atención’. En italiano, wardja dio lugar al verbo guardare ‘mirar’ y en fran-
cés, a regarder ‘mirar’, así como en inglés a to guard, vigilar. En castellano, dio origen a guar-
dar, así como a guardia, guardián y vanguardia, entre otros vocablos.
Por Luz Mariela Santofimio
-¿Acaso yo tengo 88 años, Luzma? -me preguntó, asombrada, mamá, cuando escuchó que yo le acababa de decir su edad al camillero dentro de la ambulancia que la llevaba hacia uno de los hospitales que visitó en sus últimos días-. ¡Entonces me tengo que morir ya, mija! , agregó. -¿Por qué? ¿Es, eso, lo que quieres? -Es lo que toca -me dijo-. Yo ya trabajé, ya tuve a mis dos hijos, ya viví…. Y cumplió su deseo después de haber tomado la decisión de no volver a comer. Planeó su muerte de la misma forma sabia e inteligente como planeó su vida y la de los suyos. Esa frase pronunciada con lucidez, en medio de tan duras circunstancias, me permitió, desde aquella ambulancia oscura y sellada, asomarme a su mundo, mientras, acompasada por su sirena, intentábamos, en vano, dejar atrás estas calles ibaguereñas habitadas por la miseria y los cientos de hombres y mujeres del rebusque que, sin perder su alegría, parecían flotar plácidos, indiferentes al ruido de los pitos, al aturdimiento, al caos y a su propia lucha desmedida por sobrevivir. Asomarse al mundo de ella es asomarse al mundo de una mujer autónoma, autosuficiente, amorosa, pero, a la vez, recia. Todos sabemos qué clase de hombre excepcional fue Ismael Santofimio. Pero siempre me impresionó ver cómo papá recibió los reconocimientos y las condecoraciones que, por supuesto, él mereció de sobra, pero que ella mereció tanto como él. Mi admiración frente a esta mujer, que se casó con un ciego, sin que la empujara ninguna clase de conmiseración, enamorada del maestro con el que quería compartir su asombro por el mundo, la cultura y el conocimiento, creció conmigo. Ligado a los sonidos de mi infancia, llevo el sonido de su voz, en los corredores del Danubio, leyen-
FACETAS
Adiós, mamá IBAGUÉ, JUNIO 12 DE 2011
do con él y para él, la noticia del día o cualquiera de los grandes autores de la literatura y de la historia. Con él, yo diría que antes que compartir, administró sus sueños. En el colegio Jorge Isaacs fue, desde fundadora y profesora en muchas áreas, la administradora y liquidadora de su quiebra económica. A la finca, a la que papá iba por el gusto de imaginar su paisaje y escribir algún poema, ella también iba, no sólo a escribirlo para él, sino a manejar con la capacidad del experto, los rituales del campo, de las siembras, de sus animales y de sus gentes. La inteligencia
de mamá dio para empujar muchos frentes: el de la música en el Conservatorio, el de la educación en el FER, o el de la cultura en la Universidad del Tolima. Ahora, sus amigas y amigos, sus conocidos, su familia y las personas que la quisimos o admiramos venimos a despedirla. Adiós, le decimos sus alumnas y alumnos de la academia Manuel Antonio Bonilla en San Simón. Adiós, le dicen las cordilleras cercanas y el clima de esta ciudad que tanto amó. Adiós a la mujer discreta, serena, que siempre supo responder con entereza y autonomía,
por su propio destino. Adiós a nuestra profesora de literatura española, a la que era fácil adivinarle que cuatro de las cinco preguntas del examen serían sobre Lorca y la generación del 98. Adiós a la que fue mucho más que “la señora de alguien” y asumió con entereza las partidas. A la trabajadora entregada y apasionada por lo que hacía, que cuando tenía que tomar partido, no dudó en estar del lado del artista. Adiós a esa mujer valiente y digna, que supo respetar a los demás. A la visionaria del turismo en la represa de Prado... A la voz de los coros del Tolima,
o de los coros que hacía en los paseos con sus hermanas. A la abuela feliz y orgullosa con los progresos académicos de Paloma, Diana Jimena y Rodrigo, sus nietos. A la mamá tierna y presente en cada catarro y en los.. “algo más que catarros”. Adiós te dicen los ocobos florecidos de tu ciudad, tus caminos andados y las rutas que ya no recorrerás más y, por supuesto, los llanos de tu tierra con las montañas siempre al fondo. Adiós te dicen tu “niño Danny” y Mabel y te decimos Carlos, Paloma y yo. Adiós, mamá.
FACETAS
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Cierre de la escuela de Niño Botía:
IBAGUÉ, JUNIO 12 DE 2011
FACETAS
una pausa, pero sigue el legado
Además de su escuela, cada espacio externo también servía para la enseñanza
¿Cuántos recuerdos se quedarán en una casa que durante más de 10 años fue hábitat de generosidad a favor del arte y el crecimiento personal? Muchos. ¿Cuánta nostalgia se generará tras el cierre, aunque temporal, de ese espacio, que se encargó de suplir la necesidad de un mayor aprendizaje artístico en la ciudad? Tal vez, más. En efecto, así ha ocurrido con la escuela Legado del maestro Jesús Niño Botía, cuya sede actual, ubicada en el barrio Belén, será cerrada temporalmente debido a una nueva oportunidad que han recibido algunos de sus alumnos, emprendedores que han sabido conservar, cultivar y compartir las destrezas adquiridas. Y estas destrezas muy seguramente sólo pudieron ser bien transmitidas al manifestarse esa generosidad de que el maestro Niño Botía se valió para trascender de un pequeño taller casero a lo que hoy muchos ibaguereños conocen como uno de los escenarios más representativos en la formación de artistas.
El inicio
Todo tuvo su génesis, tal como lo relatan personas que crecieron a su lado, en dicho taller propio, mas el maestro quería cambiar a un nivel mayor: trascender de plasmar sus creaciones a transmitir ese conocimiento, por lo que de ahí se trasladó en 1994 a la que sería la primera sede de su escuela, en el barrio Belalcázar, en la calle 27 con carrera Séptima. De ahí que ese interés por forjar talentos empezó con unos 10 alumnos, por lo que la búsqueda de un espacio mayor fue predominante para que la escuela se mudara no muy lejos, al barrio La Granja. Aumentaban los ibaguereños interesados por esas sabias pinceladas de conocimiento, por lo que se debió requerir de un espacio mayor y, por ende, la escuela pasó también por los barrios Fenalco, Clarita Botero y La Aurora, hasta instalarse en la casa que ha visto pasar toda una tradición: la de la calle 10 con carrera 10, en el barrio Belén. Sin importar por cuántos luga-
res haya pasado la escuela, lo importante es que quienes de alguna manera se relacionaron con el maestro Jesús Niño Botía interpretan dicha llegada como ese espacio que faltaba a Ibagué, cuando se cerró la facultad de Bellas Artes de la Universidad del Tolima.
Nueva etapa
Tras la muerte del maestro Niño Botía, ocurrida en 2008, la que fuera Escuela de Arte Niño Botía adquirió el nombre de ‘legado’, para que esa vocación generosa y paciente del forjador de ese espacio no se perdiera. Alumnos como Diego Fernando Céspedes, Javier Barreto, Luis Felipe Cifuentes y, el que hasta ahora la ha dirigido y ha debido tomar la difícil decisión de cerrarla, el pintor Luis Fernando Bautista, natural de Natagaima, se han dedicado a dar todo de sí para cumplir con la misma labor de recuperación de talentos que iniciara su primer tutor. Define este lugar, precisamente, Diego Cifuentes, quien fue partíci-
pe directo en la esfera artística de los últimos 10 años de vida de Niño Botía, como algo “mágico y maravilloso, porque se vivieron mil cosas tanto artísticas como personales. Se ha convivido como en un hogar, un hogar que tiene mucha historia y que es de los pocos en la ciudad para pintar”. Magia aquella que se complementó con la generosidad “sin límites” en que muchos coinciden. “Él veía que a uno faltaban materiales u orientación: no tenía reparo en colaborar y más si lo veía apasionado en la pintura”, reconoció. A partir de las próximas semanas, los talleres que se solía dictar en este recinto tradicional los asumirá el Museo de Arte del Tolima, pero la lucha de los alumnos y aficionados por la pintura seguirá, para que, al retorno de los cuatro años de travesía académica que tendrán en Rusia Javier Barreto, Luis Fernando Bautista, Mario Rodríguez y César Velosa, este espacio sea reabierto con mejores condiciones y un futuro siempre promisorio para las artes plásticas de la región.
Pintando uno de sus cuadros
La Candijela, conocida como ‘La Luz de la Vida’
Al brindis, oficiado el sábado 4 de junio, acudieron amigos, alumnos, allegados y colegas.
Pintando su último cuadro, ‘Cría cuervos y te sacarán los ojos’, que Aale tomó algo más de tres meses.
FACETAS
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El cuento
Dedicatoria
Cielo
Por Antonio Mora Vélez*
Se llamaba Cielito y era un ángel en busca de amor. Tenía siete años, un solo vestido y las ganas de tener un papá que la consintiera. Mi madre era amiga de su madre, le compraba la lotería todas las semanas y le brindaba -a ella y a la niña- un vaso de chicha de badea que ella hacía y vendía en su colmena del Mercado Público. Tantas fueron las visitas y los vasos de chichas que Cielito, a instancias de su madre, empezó a decirle abuela a mi mamá. La mamá de Cielito -es conveniente decirlo- había sido meretriz y de esa época de su vida le quedó la niña y se había convertido en vendedora de ilusiones para no marcar el destino de su hijita de padre desconocido con el estigma de la profesión más antigua del mundo. Un día cualquiera la citada vendedora de lotería le dejó a mis padres a Cielito para que se la cuidaran porque ella se iba a aventurar a Venezuela. Y mis padres, quienes residían en esa
época en el barrio Montería Moderno, la recibieron gustosos. Desde entonces Cielito vivió con nosotros y alegró nuestro hogar con su encanto de niña. Y yo tuve que destinar de mis ingresos como locutor de radio una pequeña parte para la compra de su ropita. Una noche en la que se festejaba mi cumpleaños, mi mamá les presentó a Cielito a mis amigos invitados y éstos, maliciosos, le preguntaron quién era su padre. Cielito miró a mi mamá y me miró a mí, y no sabiendo cómo explicar su venida al mundo, me señaló con uno de sus deditos. Todos me miraron con picardía entonces, y yo, por mi inexperiencia de adolescente, cometí uno de los errores que más he lamentado en mi vida. En lugar de seguir el juego, dije altaneramente a Cielito que yo no era su padre y ella se retiró de la sala cabizbaja y no pudo seguir exhibiendo esa noche su vestidito nuevo y su hermosa sonrisa. Todos me regañaron. Hasta
mi novia, diciéndome que no había necesidad de hacer esa aclaración porque todos sabían la verdad y que con ella no hice sino herir los sentimientos de la niña, que se distanció de mis afectos desde entonces. Unos meses después apareció la madre de Cielito con la decisión de llevársela para Maracaibo, porque ya contaba, según le dijo a mis padres, con unos buenos ingresos, los suficientes para dar a Cielito la educación que se merecía. Mi madre y mi padre -que se habían encariñado con la niña- quisieron oponerse, pero no pudieron hacer nada. Y yo quise en ese instante ser el padre de Cielito para evitar que se la llevaran de nuestro lado, pero ya la niña no me veía con los ojos filiales del día de la fiesta y se fue con su madre para el país vecino. Y hasta el Sol de hoy, como decía mi mamá. Sin siquiera una foto para recordar su angelical figura. Con la sola imagen de su ternura en mi memoria. *Escritor colombiano
Las montañas se postran ante tanta desgracia y el impetuoso río ya no fluye. Pero fuertes son los cerrojos de la prisión, y tras ellos sólo están las mazmorras de los presos y una mortal nostalgia. Para quién sopla la brisa ligera, para quién es una caricia el ocaso. Nosotras no sabemos, somos las mismas por doquier, sólo oímos el odioso repique de las llaves y el pesado paso del soldado. Nos levantábamos como para la misa del alba y caminábamos por la ciudad salvaje, y allí nos encontrábamos, unas y otras, sin aliento, con el Sol cayendo y el Neva más nublado, mas la esperanza siempre cantando a lo lejos. La sentencia… y las lágrimas brotan súbitamente, ella se aparta de todas, como si de su corazón le arrancaran dolorosamente la vida, como si brutalmente la abatieran por la espalda,
Poesía Anna Ajmátova
pero anda… se tambalea… desolada… ¿Dónde están ahora aquellas amigas impensadas de mis dos años furiosos? ¿Qué auscultarán en la tormenta de nieve siberiana, qué imaginarán en el círculo lunar? A ellas envío mi saludo y mi despedida.
¿Qué lectura tiene la literatura en Internet?
Por: Darío Rojo*
La Red es sinónimo de información; sin embargo, un libro ofrece muchos datos aledaños al producto literario. Aquí, una mirada reflexiva sobre la convivencia de la literatura en pantalla y en papel. Una energía diferente de la que impulsa al león y a la gacela de documental, hacen que el humano opine calmada o compulsivamente, sin siquiera manifestar el mínimo intento de evitar esa conducta, sobre todo lo que lee o lo que ha sido escrito. Por esta razón, hay quien asigna el fervor o desprecio por un escritor a distintas causas: la conjunción de la primavera con un mísero velador, la imagen de una escritora en contienda con una pata de pollo, o los ecos de una aburrida musiquilla. Exagerado o no, hay cierto consenso en que la recepción por parte de un individuo de la literatura tiene infinidad de variables que van tejiendo la tensión entre el ideal individual de lo literario en estado puro y el poder
de cada hecho que circunscribe el encuentro con la literatura. Internet como sistema puede llegar a influir en la repercusión de un texto de manera que éste sea contemplado positivamente, e incluso, hacer invisible cuestiones que podrían llegar a merecer mayor consideración. En cuanto al signo positivo, existe, por razones meramente cronológicas o por la proximidad con nuevas tecnologías, una leve aura de modernidad que se transfiere a sus textos nativos: los que han llegado a la red directamente de la musa. Para mucha gente y, sobre todo, para quienes el presente es un cifrado de constantes novedades, esta característica asegura una lectura preseleccionada por un tribunal que asegura que el futuro traerá grandes bendiciones. Este hecho, de alguna manera, se relaciona con que en Internet es posible la constatación fehaciente del interés sobre esos textos. E incluso de una manera muy efectiva para el marketing
que consiste en atenerse principalmente a la cantidad, sin complicados argumentos y sin la necesidad de estructuras mediadoras. Cada lector convertido en emperador romano o gritón de esquina, puede dar su opinión, allende las estadísticas que cualquiera puede consultar. Esta posibilidad de operar como una gran maquinaria de marketing en la que todas las preguntas son respondidas menos una -¿ese fan instantáneo pagaría por eso que le da tanta satisfacción gratis?- la hace funcionar como trampolín para otros sistemas, como, por ejemplo, el editorial. El internauta como masa y pueblo virtual que ha dado su voto para que aparezca la candidata en el mundo palpable: librerías, teatros, cines o televisión, y de allí regrese al pueblo virtual, pero con dinero concreto. Pero no siempre se trata del efecto trampolín, a veces hay productos literarios que harán del entorno Internet su límite y lugar de permanencia. En algu-
IBAGUÉ, JUNIO 12 DE 2011 nos casos porque demuestran cierta incompatibilidad con otros sistemas, sea por una heterodoxia de componentes- conjuntos de digresiones de un blog, etcétera- o por una magnitud desmesurada. Por ejemplo, un proyecto de obras completas, tal el caso del sitio arquivopessoa.net, que contiene cuanta letra haya dibujado el escritor portugués. Un caso como este, en lo que respecta a repercusión, tiene todas las de perder. ¿Qué se hace en un medio gráfico con un sitio tan monstruoso? A menos que el azar de la noticia lo atraviese, poco puede hacerse. Se supone que la aparición de un libro ha sido producto de un proceso de selección natural, a diferencia de Internet, que acumula sin límite, y no importa, en este caso, si el sitio pertenece a una institución o a un adolescente estrafalario. En breve se liberarán los derechos de autor de Roberto Arlt. ¿Cómo se comportaría la recepción de ese caudal de obra, si en vez de unas lujosas ediciones encuadernadas en piel lo que hay que enfrentar es sólo un sitio como el de Fernando Pessoa? No creo que la diferencia dependa de la calidad de experiencia de lectura, porque respecto de ella, las ventajas y desventajas de cada una de las tecnologías está bien clara. Sillón para el libro, silla para la pantalla -aunque se está tratando de equiparar-, la magia onomástica de los distintos buscadores en la computadora, y el tacto, olfato y subrayado del papel, aunque esto último también se procura emular. No hay por qué elegir, pero si en Internet la forma libro-revista se ha quebrado, podemos pensar por qué hay sistemas -de crítica, de prensa- que necesitan esos formatos clásicos para poder absorber el texto. Sitios equivalentes ya existen, y usualmente equiparados con productos de diferente naturaleza y calidad, hermanados sólo por tres dobles ve. Porque si bien en Internet generalmente importa quién habla, es más común que se genere una sensación de paridad por un aspecto muy
FACETAS simple y físico: la imposibilidad de alterar el formato respecto del sitio -no hay un monitor que cuando llega al sitio equis se vuelva redondo y mueva los botones de una manera sugestiva-. Y en cuanto diferenciación, aunque parece un mero detalle, el libro es emperador. Curiosamente, siendo Internet casi un sinónimo de información, es evidente que el libro ofrece muchísima información aledaña al producto literario que ofrece. Y, sobre todo, cómo arroja esa información, con qué inmediatez. El ejemplo más bobo: una faja en un libro lo distingue en una mesa de novedades, y, según la causa de la faja, habrá otras instancias de diferenciación. Quizá las razones de que la faja virtual, o el elemento en pantalla destinado a ofrecer determinada información no obtenga tanta eficacia, sólo tiene que ver con los tiempos de lectura en computadora; de todos modos, la diferenciación se comporta de otro modo. Así como hay pequeñas dificultades técnicas que hacen que determinados productos de naturaleza mixta no accedan rápidamente al corpus de una tradición. Por ejemplo, con los reportajes televisivos, documentales, recitales en vivo o conferencias, hay que tener más que buena voluntad para integrarlos al concierto de la memoria escrita y la transcripción o la existencia de la crónica será, sin duda, un paso más que habrá que agregar para que esas palabras sueltas lleguen a la tecnología del libro. Pero esas son batallas menores comparadas con la milenaria religión que proclama que es más lindo comprar libros que leerlos, que Internet puede convertirnos de un plumazo en sobacos ilustrados, y, que al haberlo leído todo, sólo nos resta destinar nuestros días a las repercusiones de los círculos de agua que se crean cuando un libro cae en un río. Un libro que nadie ha de leer, que quizá no importe leer. ¿O sí? *Bogotá. Libros y Letras.
FACETAS
IBAGUÉ, JUNIO 12 DE 2011 Título: La nube plateada Autor: Javier Darío Restrepo Editorial: Un Tris de Libro - Taller de Edición Rocca
Redacción Cultural “Recuerda: unos hombres de la funeraria llegaron dos horas después de su muerte, envolvieron su cuerpo en una bolsa plástica y en una camilla se lo llevaron para prepararlo: lavarlo, vestirlo con el traje que más le gustaba, y así lo vimos llegar dentro de un ataúd a la sala de velación del jardín cementerio situado en las afueras de la ciudad. Tú tenías una viva curiosidad por verla y te pareció ‘igualita’ cuando te abrieron la ventanita de la caja. “Mientras tanto habían comenzado a llegar los amigos y familiares: te encontraste con profesoras de tu colegio, con algunos de tus compañeros, con amigos de las tías y del abuelo, con vecinos y familiares de la abuela. Una abundancia y variedad de personas que nos hicieron sentir la extensa red de afecto que la rodeaba y que nos apoyaba”. De esta forma, Javier Darío Restrepo cuenta, en su libro número 23, cómo un niño de nueve años asume la muerte de su abuela. Cada ritual realizado por Emilio y su familia para despedir a su ser querido se convierte en un puente para atravesar distintos momentos históricos y aspectos culturales que distinguen las concepciones sobre la muerte alrededor del mundo. No sin antes recordar que su inicio describe que esta es “una larga carta a un nieto, porque todo en él fue inspirador cuando murió su abuela”.
Título: Juramento de sangre Autor: Christopher Farnsworth Editorial: Norma
Nathaniel Cade es un agente al servicio del Presidente de los Estados Unidos. Pero no es un oficial de la Casa Blanca como cualquier otro: es inmortal. Es más: es un vampiro que desde finales del siglo XIX tiene como misión primordial velar por la integridad del mandatario norteamericano de turno, sea quien sea, pues ha jurado hacerlo por toda la eternidad. Ahora, en pleno siglo XXI y en medio de conflictos políticos y terroristas, Cade deberá enfrentarse a poderosos enemigos para cumplir con su obligación. En especial, tendrá que combatir al malvado doctor Konrad, dueño de macabras fórmulas para crear ejércitos a partir de la experimentación con cadáveres humanos, los cuales resultarían tan letales que podrían exterminar a una nación entera. También tendrá que cuidarse de otros oficiales de los servicios secretos que conspiran en contra del Gobierno, pero que no sospechan nada acerca de su condición sobrenatural. Con esta novela, Christopher Farnsworth, quien es también periodista y guionista de televisión, inició su serie “El vampiro del Presidente”.
Título: Palabras de fuego Autor: Osho Editorial: Norma
Redacción Cultural En este nuevo libro de Osho, los lectores encontrarán una serie de reflexiones muy interesantes del autor sobre Jesús de Nazaret. No se trata de un libro orientado al cristianismo, sino de uno que explora las enseñanzas de un personaje de mucha trascendencia, cuyas lecciones siguen siendo invaluables y pertinentes para nuestro tiempo. Según Osho: “Voy a hablar de Cristo, pero no sobre el cristianismo. El cristianismo no tiene nada que ver con Cristo. Estas palabras son como el fuego, pero a través de siglos de repetición, de tanto repetirlas como loros, se ha reunido mucho polvo alrededor del fuego. Mi esfuerzo será descubrirlas de nuevo. El territorio va a ser viejo. Me esforzaré para darte una nueva conciencia para verlo. Me gustaría prestarte mis ojos para que puedas ver las cosas viejas bajo una nueva luz. Y cuando tienes nuevos ojos, todo se convierte en nuevo”. Osho ha sido descrito por el Sunday Times de Londres como uno de los “mil Forjadores del Siglo XX” y por el autor estadounidense Tom Robbins como “el hombre más peligroso desde Jesucristo”. Refiriéndose a su propio trabajo, Osho ha dicho que está ayudando a generar las condiciones para el surgimiento de un nuevo ser humano.
DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales COORDINADOR: Benhur Sánchez Suárez, Redacción cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Hernán Camilo Yepes Vásquez EDITOR: Billy Edison Zúñiga Valencia DISEÑO: Carlos Augusto Delgado Gutiérrez ILUSTRACIONES: Obras de la pintora colombiana Claudia Llano FOTOS: Camilo Yepes - Suministradas Carrera 6a. No. 12-09 Tels.: 2770050 - 2610966 Ibagué - Tolima - Colombia Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.co Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.