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DOMINGO 16 DE OCTUBRE DE 2016 - IBAGUÉ
FACETAS Un sainete sangriento Secuestrados por Napoleón los reyes, en el sur de la península todavía no ocupado por las tropas francesas se creó una Junta de Gobierno, y a su imagen se formaron otras tantas en las provincias de Ultramar: en Quito, en México, en Caracas, en Buenos Aires, en Cartagena, en Santafé (que en algún momento indeterminado había dejado de llamarse Santa Fé, y muy pronto iba a volverse Bogotá). Se abrió así la etapa agitada, confusa y tragicómica que separa la Colonia de la República y que los historiadores han llamado la Patria Boba: el decenio que va del llamado Grito de Independencia dado el 20 de julio de 1810 en Santafé a la Batalla del Puente de Boyacá librada el 7 de agosto de 1819, comienzo formal de la Independencia de España. Diez años de sainete y de sangre. En la Nueva Granada las perturbaciones habían empezado casi 15 años antes, al socaire de las increíbles noticias que llegaban sobre las revoluciones norteamericana y francesa. De la primera, los ricos comerciantes criollos de Cartagena y Santafé y los hacendados caucanos de productos de exportación -azúcar, cacao,
cueros, quina- habían sacado la ocurrencia del libre comercio: en su caso, para comerciar con las colonias inglesas independizadas y con Inglaterra misma. De la segunda, los intelectuales -que eran esos mismos hacendados y comerciantes, más los doctores en
no de los esclavos; igualdad de los criollos ante los españoles, pero no de las castas de mulatos y mestizos ante los blancos. ¿Fraternidad? No sabían lo que podía ser eso, ni siquiera en los más sencillos términos cristianos. Una generación atrás había observado el arzobispo - virrey Caballero y Góngora que nunca había visto gentes que se odiaran entre sí tanto como los criollos americanos. En 1794 el señorito criollo Antonio Nariño, rico comerciante y estudioso intelectual, había traducido e impreso en Santafé la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de la Asamblea revolucionaria de Francia: pero sólo había distribuido tres ejemplares entre sus amigos, y había pagado su audacia subversiva con años de cárcel, de exilio y de cárcel otra vez. La represión, pues, empezó en la Nueva Granada antes que la revolución. Una represión preventiva. Porque lo que aquí había no era ni el Derecho que ya entonces vomita- embrión de una revolución en seban por docenas las universidades rio: sólo una amable fronda arisdel Rosario, de San Bartolomé y tocrática hecha de mordacidades de Popayán- habían sacado las sobre el virrey y de buenos modaideas de liberté, égalité, aternité, les ante la virreina. Aunque la imentendidas de manera convenien- prenta llegó tarde, en comparatemente restringida: libertad de ción con Lima o México, hacía allas colonias frente a España, pero gunos años circulaban periódicos
locales, y se recibían los de Filadelfia y los de Francia. Lo que en París eran los clubes revolucionarios aquí no pasaban de amables tertulias literarias de salón burgués. Antonio Nariño tenía una, que era tal vez también una logia masónica; el científico Francisco José de Caldas otra, el periodista Manuel del Socorro Rodríguez otra más, la señora Manuela Sanz de Santamaría una llamada “del Buen Gusto”, en su casa. En ellas se discutía de literatura y de política, se tomaba chocolate santafereño (no hacía mucho que la Santa Sede había levantado la excomunión sobre esa bebida pecaminosamente excitante) con almojábanas y dulces de las monjas. Una copita de vino fino de Jerez. Para los más osados, coñac francés importado de contrabando por alguno de los distinguidos contertulios. Una señora tocaba una gavota en el clavicordio. Un caballero ya no de casaca sino de levita, con un guiño populista, rasgueaba al tiple un pasillo. Se hablaba de los precios del cacao en Cádiz y de los negros en Portobelo, de los problemas con el servicio indígena, de las gacetas llegadas de Londres y de París (las de Madrid estaban sometidas a una férrea censura desde el estallido de la revo-
Fragmento del quinto capítulo de su libro digital
La desgraciada
Patria Boba El escritor Antonio Caballero demuestra que no hay nada más actual que el pasado, en un nuevo capítulo de su libro ‘Historia de Colombia y sus oligarquías’ (1498 - 2017).
lución en Francia), de la ya consabida insatisfacción de los criollos ricos por su exclusión del poder político. Empezaban a llamarse ellos mismos “americanos”, y a llamar a los españoles no sólo “chapetones” -como se les dijo siempre, desde la Conquista, a los recién llegados- sino también “godos”, ya con hostil intención política. Pocos años antes había observado el viajero Alejandro de Humboldt: “Hay mil motivos de celos y de odio entre los chapetones y los criollos […]. El más miserable europeo, sin educación y sin cultivo de su entendimiento, se cree superior a los blancos nacidos en el Nuevo Continente”. Entre dos aguas, el ya casi americano pero también godo, funcionario virreinal y poeta aficionado Francisco Javier Caro componía himnos patrióticos: “No hay más que ser (después de ser cristiano, católico, apostólico y romano) en cuanto el sol alumbra y el mar baña que ser vasallo fiel del rey de España”. Sus descendientes, ya no españoles sino americanos pero también godos en el sentido político, también compondrían himnos
patrióticos, que veremos más adelante.
Todo por un florero
Con las noticias de las guerras de Europa se agitaron esas aguas coloniales que, desde los tiempos de la sublevación de los Comuneros, parecían otra vez estancadas. En la España ocupada, la Junta de Gobierno refugiada en Cádiz convocó unas Cortes en las que por primera vez participarían, con una modesta representación, las colonias americanas; y en respuesta a la invitación, el más brillante jurista de la Nueva Granada, Camilo Torres, escribió un memorial. El hoy famoso Memorial de agravios en que exponía las quejas y las exigencias de los españoles americanos: un documento elocuentísimo que tuvo el único defecto de que no lo conoció nadie, porque en su momento no se llegó a enviar a España y sólo fue publicado treinta años después de la muerte de su autor. El más importante documento explicatorio de la Independencia fue archivado sin leerlo. O bueno: no era ese el único defecto. Tenía también el defecto natural de no representar los agravios de todos los americanos: Torres hablaba en nombre de su clase, no del pueblo. Señalaba en su queja que “los naturales (los in-
dios) son muy pocos o son nada en comparación con los hijos de los europeos que hoy pueblan estas ricas posesiones. […] Tan españoles somos como los descendientes de don Pelayo”. Era para los criollos ricos para quienes Torres reclamaba derechos: el manejo local de la colonia, no su independencia de España. La independencia que a continuación se proclamó fue el resultado inesperado de un incidente que a la clase representada por Torres se le salió de las manos por la imprevista irrupción del pueblo. La cosa fue así. Un puñado de abogados ambiciosos y ricos santafereños, Torres entre ellos, y los Lozano hijos del marqués de San Jorge, y Caldas el sabio de la Expedición Botánica de Mutis, y Acevedo y Gómez, a quien después llamarían el Tribuno del Pueblo por sus dotes de orador, y tal y cual, que ocuparían todos más tarde altos cargos en la Patria Boba y serían luego fusilados o ahorcados cuando la Reconquista española,
un puñado de oligarcas, en suma, habían planeado organizar un alboroto con el objeto de convencer al viejo y apocado virrey Amar y Borbón de organizar aquí una Junta como la de Cádiz en la cual pudieran ellos tomar parte. Junta muy leal y nada revolucionaria, presidida por el propio virrey en nombre de su majestad el rey Fernando VII, cautivo de Napoleón. Pero Junta integrada por los criollos mismos. El pretexto consistió en montar un altercado entre un chapetón y un criollo en la Plaza Mayor un día de mercado para soliviantar a la gente contra las autoridades. Fue escogido como víctima adecuada un comerciante español de la esquina de la plaza, José Llorente, conocido por su desprecio por los americanos: solía decir con brutal franqueza que “se cagaba en ellos”. Y el criollo Antonio Morales fue a pedirle prestado de su tienda un elegante florero para adornar la mesa de un banquete de homenaje al recién nombrado
visitador Villavicencio, otro criollo (de Quito). Cuando Llorente, como tenían previsto, le respondió que se cagaba en él y en el visitador y en todos los americanos, Morales apeló al localismo encendido de las turbas del mercado, en tanto que su compinche Acevedo y Gómez saltaba a un balcón para arengarlas con su famosa oración: “¡Si dejáis perder estos momentos de efervescencia y calor, antes de doce horas seréis tratados como sediciosos! ¡Ved los grillos y las cadenas que os esperan…!”. Pero la cosa no pasó de darle una paliza a Llorente y, al parecer, de romper el florero, del cual hoy sólo subsiste un trozo. La autoridad no respondió a la provocación como se esperaba, sacando los cañones a la calle: aunque así lo pedía la combativa virreina, el poltrón virrey no se atrevió. La gente de la plaza se aburrió con la perorata incendiaria de Acevedo y empezó a dispersarse, y se necesitó que otro criollo emprendedor, el joven José María Carbonell, corriera a los barrios populares a amotinar al pueblo, cuyo protagonismo no estaba previsto por los patricios conspiradores. Los estudiantes “chisperos” echaron a rebato las campanas de las iglesias, y al grito de “¡Cabildo Abierto!” las chusmas desbordadas de San Victorino y Las Cruces incitadas por Carbonell, los despreciados pardos, los artesanos y los tenderos, las revendedoras y las vivanderas del mercado invadieron el centro e hicieron poner presos al virrey y a la virreina y quisieron forzar, sin éxito, la proclamación de un Cabildo Abierto que escogiera a los integrantes de la Junta. En la cual, sin embargo, lograron tomar el control los ricos: los Lozano, Acevedo Torres, que al día siguiente procedieron a liberar al virrey y a llevarlo a su palacio para ofrecerle que tomara la cabeza del nuevo organismo. La virreina, cuenta un historiador, “mandó servir vino dulce y bizcochos”.
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DOMINGO 16 DE OCTUBRE DE 2016 - IBAGUE
FACETAS Se recibió 161 postulaciones de 16 países
Ellos son los cinco nominados al Premio de Cuento Gabriel García Márquez la hispana será entregado el 2 El galardón al mejor cuentista de hab Faciolince (Colombia), Alberto de noviembre, en Bogotá. Héctor Abad Rodríguez Marcos (España), Hebe Manguel (Argentina - Canadá), Javier (Chile) conforman el jurado. Uhart (Argentina) y Carla Guelfenbein BOGOTÁ
El Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez, el más importante en su género en habla hispana, creado por el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional en homenaje a la memoria del nobel colombiano, ya tiene sus cinco finalistas. Un jurado conformado por el escritor y periodista colombiano Héctor Abad Faciolince; el escritor y actual Director de la Biblioteca Nacional de Argentina, el argentino-canadiense Alberto Manguel; la escritora argentina Hebe Uhart; el periodista español Javier
Rodríguez Marcos y la escritora chilena Carla Guelfenbein seleccionaron entre los 161 escritores participantes en esta tercera edición los cinco finalistas. El grupo de finalistas que se reunirá en Colombia a partir del 31 de octubre está integrado por: Gonzalo Calcedo (España), Tomás Downey (Argentina), Eduardo Halfon (Guatemala), (Luis Noriega (Colombia) y Samanta Schweblin (Argentina). El galardón que estimula desde 2014 a los cuentistas en lengua española, concederá una bolsa de 100 mil dólares al ganador y dos
mil dólares a cada uno de los finalistas, además de la compra de 1.424 ejemplares de los cinco libros para la Red Nacional de Bibliotecas Públicas. La ceremonia de premiación está programada para el miércoles 2 de noviembre en la ciudad de Bogotá. Para esta edición del Premio, el Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional recibieron postulaciones de Argentina, con 26 autores; Colombia, con 25; España, con 18, y México, con 16. Además fueron recibidas obras de Perú, Venezuela, Estados Unidos, Chile, Ecuador, Puerto Rico, Francia, Costa Rica, Cuba, Guatemala, Panamá y Uruguay.
Historia del Premio
Gonzalo Calcedo (Palencia, 1961)
Santanderino de adopción, es uno de los actuales cultivadores de la narrativa breve (relato y novela corta) más respetados y leídos, una referencia para muchos escritores jóvenes. Poseedor de un estilo propio y reconocible desde su primer título (‘Esperando al enemigo’, Tusquets, 1996), entre sus libros sobresalen ‘La carga de la brigada ligera’ (2004),‘ Temporada de huracanes’ (2007) y ‘El prisionero de la avenida Lexington’ (2010), editados, como ‘Las Inglesas’, por Menoscuarto. Quizá por ello sus cuentos han merecido premios tan prestigiosos como el NH Vargas Llosa, el Córtes de Cádiz o el Hucha de Oro.
‘Las inglesas’ Menoscuarto Vivida en presente, la adolescencia es turbiedad, indiferencia adulta, años que descosen la niñez hasta convertirla en harapos. Vista en pasado, es una quimera: estuvo allí, en las suelas de nuestras deportivas y... sencillamente ya no está. Pero jamás deja de acompañarnos, con sus flaquezas y conflictos pendientes. Las inglesas narra ese rito de paso, el peaje de crecer y encajar una presunta madurez. Nueve que no idealizan tiempos pasados ni embellecen lo triste y sórdido. Tampoco tratan de ajustar cuentas, hacer sociología o dar testimonio. Son historias agridulces donde abunda la ternura, cierto encogimiento de hombros, una pizca de nostalgia y algún desaire, para mirar la adolescencia como un patio trasero al que asomarse de vez en cuando.
Samanta Schweblin
(Buenos Aires, 1978) Sus dos primeros libros de cuentos, ‘El núcleo del disturbio’ y ‘Pájaros en la boca’, obtuvieron entre otros los premios Fondo Nacional de las Artes 2001 y Casa de las Américas 2008. En 2012 fue distinguida con el premio de cuento francés Juan Rulfo. Publicó su primera novela en 2014, ‘Distancia de rescate’, con la que obtuvo el premio Tigre Juan y Ojo Crítico. ‘Siete casas vacías’, su reciente libro de cuentos, fue publicado por Páginas de Espuma gracias al premio español de narrativa breve Rivera del Duero. Traducida a más de veinte lenguas y becada por distintas instituciones, ha vivido brevemente en México, Italia, China y Alemania. Reside en Berlín, donde escribe y dicta talleres literarios.
‘Siete casas vacías’ Páginas de Espuma Las casas son siete, y están vacías. La narradora, según Rodrigo Fresán, es «una científica cuerda contemplando locos, o gente que está pensando seriamente en volverse loca». Y la cordura, como siempre, es superficial. Samanta Schweblin nos arrastra hacia Siete casas vacías y, en torno a ellas, empuja a sus personajes a explorar terrores cotidianos, a diseccionar los miedos propios y ajenos, y a poner sobre la mesa los prejuicios de quienes, entre el extrañamiento y una «normalidad» enrarecida, contemplan a los demás y se contemplan.
En la primera edición, celebrada en 2014, participaron 123 libros de cuentos. El ganador fue el argentino Guillermo Martínez, con su libro ‘Una felicidad repulsiva’. En 2015 el premio se lo llevó ‘La composición de la sal’, de la escritora boliviano-venezolana Magela Baudoin. Esta obra fue seleccionada entre 136 libros de cuento de toda Hispanoamérica. El Premio Hispanoamericano es una de las apuestas del Plan Nacional de Lectura y Escritura ‘Leer es mi cuento’, que promueve el Gobierno nacional y que busca aumentar los índices de lectura en el país, pasando de 1.9 libros leídos por habitante a 3.2 en 2018. El galardón, con una vigencia de 20 años, se otorgará a un libro de cuentos de un escritor, con la condición de que su obra haya sido originalmente escrita y publicada en español, editada por primera vez el año anterior al de la convocatoria y en la que el 50% de su contenido no haya sido publicado previamente en revistas, blogs, antologías, etcétera. El Ministerio de Cultura, la Biblioteca Nacional y la Red Nacional de Bibliotecas Públicas programaron para el próximo lunes 31 de octubre la visita de los escritores finalistas a diferentes bibliotecas de cinco ciudades de Colombia para participar en charlas y conferencias en compañía de talleristas de la Red de Escritura Creativa, Relata. El martes 1 de noviembre estarán en la Universidad de los Andes, hablando sobre el género del cuento. Cabe recordar que el cuento es la base de la literatura del Nobel de Literatura 1982, Gabriel García Márquez, pues el principal objeto de fascinación del maestro de Aracataca siempre fueron las pequeñas historias que hacen fantástico e interesante al mundo. Desde niño, ‘Gabo’ siguió con atención las anécdotas que contaba su abuelo el coronel sobre un pasado de guerras y desgracias, los cuentos fantásticos de apariciones y espantos con las que las mujeres de su casa llenaban de terror y deslumbramiento la mente del futuro premio nobel, así como los relatos de ‘Las mil y una noches’.
Tomás Downey
Eduardo Halfon
Es guionista egresado de la Escuela Nacional de Realización y Experimentación Cinematográfica. Ha publicado relatos en diversas revistas y antologías. Su primer libro, ‘Acá el tiempo es otra cosa’ (Ed. Interzona, 2015), fue ganador del primer premio del Fondo Nacional de las Artes (Argentina, edición 2013, cuentos). Entre otros proyectos, hay que destacar que está trabajando en su segundo libro de cuentos, que será publicado en 2017 por Fiordo Editorial.
Ha publicado 12 libros de ficción. Su obra ha sido traducida al inglés, alemán, francés, italiano, serbio, portugués, holandés, japonés y próximamente al croata. En 2007 fue nombrado uno de los 39 mejores jóvenes escritores latinoamericanos por el Hay Festival de Bogotá. En 2011 recibió la beca Guggenheim, y en 2015 le fue otorgado en Francia el prestigioso Premio Roger Caillois de Literatura Latinoamericana.
(Buenos Aires, 1984)
‘Acá el tiempo es otra cosa’ Interzona Reúne 18 cuentos raros e inquietantes, narrados con sobriedad, que van del terror al absurdo. Una nube que lo devora todo, un niño enfermo cuyos ojos ausentes perturban a su familia, una semilla de la que crece un caballo; los relatos se ocupan del reverso de lo cotidiano, no de lo que habitualmente pasa sino de todo lo que podría pasar. En palabras de Mariana Enríquez, “en el realismo más brutal, y también en el fantástico más sorprendente, los cuentos de ‘Acá el tiempo es otra cosa’ revelan un mundo extraño y a un narrador sólido, con un control notable pero capaz de momentos de intensa locura”.
(Guatemala, 1971)
‘Signor Hoffman’ Libros del Asteriode Un escritor viaja a Italia para honrar la memoria de su abuelo polaco, prisionero en Auschwitz; recorre las costas de Guatemala, desde una playa de arena negra en el Pacífico hasta una playa de arena blanca en el Atlántico; llega a Harlem, tras la nostalgia de un salón de jazz; y busca en Polonia el legado familiar heredado por su abuelo. Porque todos nuestros viajes, como dice el narrador, son en realidad un solo viaje. Cada uno de los relatos que componen este libro se mueve entre dos polos: de lo cosmopolita a lo rural, del viaje mundano al viaje interior, de la identidad que adoptamos para salvarnos al disfraz que con el tiempo vamos personificando: de señor Halfon a signor Hoffman.
La ceremonia de premiación se llevará a cabo la noche del 2 de noviembre en el Teatro Colón, de Bogotá. Todas las actividades son de entrada libre.
Luis Noriega (Cali, 1972)
Estudió Literatura en la Universidad Nacional de Colombia y desde finales de los 90 reside en España. Ha publicado tres novelas: ‘Iménez’ (Rocca, 2011), ganadora del Premio UPC de ciencia ficción; ‘Donde mueren los payasos’ (Blackie Books, 2013); y ‘Mediocristán es un país tranquilo’ (Random, 2014), finalista del Premio Nacional de Novela 2016. La colección ‘Razones para desconfiar de sus vecinos’ (Random, 2015) es su publicación editorial más reciente.
‘Razones para desconfiar de sus vecinos’ Penguin Random House Grupo Editorial Reúne nueve cuentos muy diferentes entre sí, pero emparentados por una serie de temas y obsesiones comunes: la violencia cotidiana, la identidad del otro y la propia, el autoengaño, los márgenes de la vida literaria... Un rasgo particular de la colección es el humor que permea todas las piezas y que adopta diversas formas: cínico y descarnado en el ‘Tríptico del Mata y Paga’, ligero y desenfadado en ‘Las doce leyes del éxito’.
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FACETAS Los poemas
Mario Benedetti
Canje Es importante hacerlo quiero que me relates tu último optimismo yo te ofrezco mi última confianza aunque sea un trueque mínimo debemos cotejarnos estás sola estoy solo por algo somos prójimos la soledad también puede ser una llama.
La red
‘Hacia delante, no recto’ - Mike Davis (2009)
Igual que la de Bécquer el arpa de la araña en un ángulo oscuro espera o desespera el aire de la siesta mueve sin destruirla la seda de cordaje hay una breve escala de silencios por fin una mosca inocente o quizá alucinada sucumbe ante el hechizo y paga con su vida el haber profanado el hermetismo de la sencillez.
En este libro Roberto Palacio busca, a partir de narraciones que combinan eventos de su vida, la historia universal y la reflexión aguda sobre el tema, responderse preguntas como ¿por qué el amor es tan difícil?, ¿por qué las relaciones íntimas tienen tantos altibajos y cada vez se hace más complejo llegar al anhelado hasta que la muerte los separe? Ese es el tema de este libro; amores torpes, iracundos, tiránicos, bañados en el dinero, rotos por la vida misma o la falta de pericia de los amantes. Lejos de ser un ensayo, son historias reales para repensar las relaciones e incluso a perder las esperanzas no tanto en el amor, como en las versiones románticas que nos hacemos de él, responsables de que hoy nos sintamos marcados no por un gran amor, sino por una gran propensión a fracasar.
Editorial: Aguilar Autor: Roberto Palacio
Título: Amor, delirio y redención Páginas: 176
NOVEDADES LITERARIAS Como respuesta a un mensaje misterioso que le manda Juana, una vieja amiga, el narrador sale de Roma y se instala en un hotel de Madrid. Al llegar, la ciudad entra en conmoción: la Embajada de Irlanda es tomada por Boko Haram, un grupo terrorista aliado del Estado Islámico. Mientras espera a Juana, el cónsul sigue los acontecimientos por televisión y después sale a recorrer la ciudad. En un bar interviene en una pelea entre un profesor estadounidense y una estudiante colombiana que los deja en el hospital. En su convalecencia, el cónsul conoce mejor a la colombiana, Manuela; también intima con su vecino, un sacerdote colombiano con un oscuro pasado paramilitar. Finalmente, Juana aparece, el cónsul se recupera, se hacen amigos de Manuela y, para ayudarla en una antigua venganza, regresan con ella a Colombia junto con un predicador argentino mesiánico, obsesionado con limpiar a la humanidad de las lacras que la pueblan.
Editorial: Random House Autor: Santiago Gamboa
Título: Volver al oscuro valle Páginas: Sin información
La palabra de la semana
Alabasto Se trata de una piedra blanca, no muy dura, con apariencia de mármol traslúcido, tallable, que es empleada para hacer esculturas, ánforas u otros elementos de decoración. Se encontraron ánforas de alabastro del siglo XI a. de C. en Egipto; del siglo VII a. de C. en Asiria, y del siglo II a. de C. en Siria y Palestina. La palabra nos llegó desde el latín alabaster, -tri, y esta del griego alábastros, con el mismo significado, y puede tener un origen más remoto en el antiguo Egipto.
GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Hernán Camilo Yepes Vásquez DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Colprensa. Internet. Suministradas. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.