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DOMINGO 18 DE SEPTIEMBRE DE 2016 - IBAGUÉ
FACETAS
El
escritor
C
del pasado
omo lo diría el poeta Gabriel Arturo Castro: narrar viene de “refero”, es decir, retroceder, volver hacia atrás en el tiempo y relacionar un suceso con otros. Pero son muchos los que narran: niños y niñas entre trazos que parecen inteligibles; comunidades alrededor del fuego; historiadores al servicio de los vencedores; cuenteros en la plaza pública que se niegan a escribir pero cuentan desde abajo; poetas y cuentistas que desde la ficción narran una realidad alternativa sugiriendo, como diría Huyssen, una “nueva configuración del tiempo y el espacio”. Y en este sentido, la literatura bien podría concebirse como una extensión de la memoria, que, para el caso latinoamericano, durante las últimas décadas ha despertado en los escritores un especial interés por los temas históricos. En la narrativa colombiana, tenemos a un escritor obsesionado con la reconstrucción de
(2013), en la que un caricaturista a través de su pluma puede causar grandes transformaciones en los ámbitos social y político en el país. Y es que en días como los que se viven en el marco de la refrendación de los acuerdos de La Habana, pareciera que la peste del olvido nos hubiese consumido. Como a Aureliano, quien un día estaba buscando el pequeño yunque que utilizaba para laminar los metales y no recordó su nombre cuenta García Márquezasí que su padre tuvo que decírselo, “tas”, y con ello, Aureliano escribió el nombre para recordarlo y estar seguro de no olvidarlo en el futuro. Igual parece que a muchos sucediera, que han olvidado el significado de la guerra en la que ha estado inmerso el país durante décadas. Tal vez, necesiten que alguien se los diga: “Pum”, y entonces lo anoten para estar seguros de no olvidarlo en el futuro. Y como amante de la
la historia y amante de las teorías de la conspiración. Ganador del premio Alfaguara en 2011 y reconocido por Vargas Llosa como “una de las voces más originales de la nueva literatura latinoamericana”, Juan Gabriel Vásquez ha escrito cinco novelas donde el protagonista es el pasado. En tiempos donde pareciera que la memoria se pierde con el pasar de los días, sería interesante dar un vistazo a algunas de sus novelas: ‘Los informantes’ (2004), en la que cuenta la participación del estado colombiano después de la segunda guerra mundial; ‘Historia secreta de Costaguana’ (2007), que relata la otra versión sobre la pérdida de Panamá; ‘El ruido de las cosas al caer’ (2011), novela ganadora del premio Alfaguara ambientada en la época de finales de los 80, en el que el miedo a morir producto de un atentado es el protagonista principal y ‘Las reputaciones’
literatura, creo que para eso fue publicado en noviembre de 2015 el último y más reciente libro de nuestro escritor del pasado. Una novela con un tono autobiográfico titulada ‘La forma de las ruinas’, en las que se conectan los asesinatos de Jhon F. Kennedy con el de Jorge Eliécer Gaitán, cuya muerte partió en dos la historia de Colombia. Esta, es una novela que llevará al lector a ser un testigo más del Bogotazo y a perseguir por las calles del centro de la capital a Roa Sierra para escuchar entre la algarabía de los personajes que este no fue el único culpable del magnicidio. Finalmente, es posible decir que la única manera de curar nuestro olvido es la lectura y las novelas de Vásquez bien podrían ser un punto de partida para recuperar la memoria y poner en tela de juicio lo que hasta el momento nos ha sido presentado como verdad por la historia.
Efraín Rendón Ardila Escritor y licenciado en lengua castellana ibaguereño
La casa de los muertos
A Lengua aymara suma 3.379 nuevos vocablos La lengua aymara sumó tres mil 379 nuevos vocablos nuevos y rescatados por expertos del Instituto de Lengua y Cultura de la Nación Aymara (Ilcna), en un período de un año y cuatro meses. Estos términos formarán parte de las cuatro áreas del currículo regionalizado aymara para los colegios. Khituña (tajador), yatiquiri (alumno), wawa jaytasiña uta (guardería) son algunos de los nuevos vocablos. “No solo hay creaciones, hay mejoramientos y modificaciones”, dijo la técnica del Ilcna, dependiente del Ministerio de Educación, Reina Huanca, según publicó el jueves La Razón en su edición impresa.
El Censo 2012 registró a 1’191.352 habitantes identificados como aymaras, mientras que los quechuas suman 1’281.116. Los aymaras conforman una cultura que habita en Bolivia (La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba), además de Argentina y Perú.
las cinco de la tarde, cuando Isabel Evana abrió el balcón de su aposento, lo primero que observó ella fue a su esposo muerto. El hombre tenía el rostro morado. Al parecer, se había asfixiado con una bolsa plástica. En cuanto a la señora, venía sola de dictar una clase de castellano. La había dado en la Universidad Andina. El mayordomo por su posición, fue quien recibió a la linda mujer, apenas llegó a casa. Ambos, trataron los asuntos domésticos de siempre con frialdad. De seguido, Isabel subió hasta la habitación despaciosamente. Por ingenua, pensó que su marido estaba pintando en el salón artístico. En razón, se relajó y no sintió preocupación en su interior. Igual, hacía algo de calor. Por eso entonces, fue hasta el mirador para refrescarse. Descorrió el ventanal y de pánico, soltó unos chillidos atroces. De lleno se supo destrozada. Ya a duras penas, se arrimó al cadáver con angustia. Lo examinó con extremo cuidado. Procuró darle respiración por la boca. Pero sus experimentos por rescatarlo fueron en vano. Obviamente, no pudo reanimarlo, porque Lumier había fallecido hacía más de una hora. Era él un caricaturista famoso. Entre tanto, la poetisa pasó de nuevo por el cuarto matrimonial. A lo enlutada, cruzó llorosa en los ojos y salió al pasillo ovalado. De inesperada, bajó al pri-
mer piso. Ella corriópor las escaleras, buscando ayuda. Se sabía sin lucidez. En breve, empezó a escuchar unos platos que se rompían. Así que fue hasta la cocina, que estaba desorganizada. Más una vez ingresó, volteó la mirada y pudo reconocer al mayordomo, vomitando una espuma blanca. Tras esta impresión, la dama cayó al suelo de porcelana. El sirviente, había acabado de beberse un tarro de límpido, era el amante de Lumier. Evana por cierto; lo descubrió todo al final del drama y por frágil, agonizó de pena oral, se desmayó y falleció en la desesperación. Rusvelt Nivia Castellanos