Facetas noviembre 12 de 2017

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DOMINGO 12 DE NOVIEMBRE DE 2017 - IBAGUÉ

FACETAS

¿Cómo se procesa el cambio lingüístico? Elcastellano.org

Los cambios sociales y cognitivos, junto a los factores culturales, afectan el lenguaje humano. Pero no solo existen estas causas. Según un estudio de la Universidad de Pensilvania, la casualidad y el azar juegan también un papel fundamental. “Los lingüistas -dice el profesor de biología Joshua Plotkin- suelen suponer que cuando se produce un cambio en un idioma es porque una fuerza direccional lo causó. Nosotros proponemos que las lenguas también pueden cambiar solo por azar. Un individuo escucha una variante de una palabra y a partir de aquí es más probable que la use. Si los cambios casuales se acumulan durante generaciones pueden provocar modificaciones sustanciales”. Investigadores de los departamentos de lingüística y de biología evolutiva han analizado colecciones de textos en inglés datadas entre los siglos XII y XXI. Han utilizado escritos de Geoffrey Chaucer (autor de los Los Cuentos de Canterbury) o de William Shakespeare, entre otros muchos, para hacerse una idea de cómo ha cambiado el idioma durante el último milenio. Su objetivo era determinar si los cambios en el lenguaje ocurren por casualidad o por una fuerza selectiva. Los expertos de la Universidad de Pensilvania han encontrado que algunos cambios

microbianas y estudiaron la frecuencia de cambio de las diferentes formas a lo largo del tiempo para determinar si las modificaciones fueron causadas por fuerzas selectivas o por casualidad. Para seis verbos el equipo encontró evidencias de selección natural. Y en cuatro de estos, la evolución favoreció la forma irregular. “Hay mucha literatura y mitología sobre la evolución de los verbos y mucha gente ha afirmado que la tendencia es hacia la regularización. Pero lo que encontramos fue bastante diferente“, explica Clark. Por ejemplo, mientras que un nadador de hace 200 años podría haber “buceado” (dived, en ingles), hoy se utilizaría la fórmula “se zambulló” (dove). El cambio hacia el uso de esta forma irregular coincidió con la invención de los automóviles y el aumento amenazante del uso del verbo irregular “conducir” (drive) y ”condujo” (drove). “Tener un vecindario fonético con otros verbos actúa como una fuerza gravitatoria y hace que sea más probable que la forma pasada se irregularice”, asegura Robin Clark. Aunque la selección natural actuó sobre algunos verbos, la gran mayoría de los que se han analizado “no muestran evidencia de selección alguna”, dice Plotkin. Fue en ese punto donde el equipo de académicos reconoció un patrón: la posibilidad aleatoria afecta más a las palabras raras

en el inglés fueron guiados tanto por la selección natural como por la casualidad. “Leonard Bloomfield, uno de los primeros grandes primeros lingüistas estadounidenses, dijo que nunca se puede ver un cambio de idioma, que el cambio es invisible”, explica la profesora de lingüística Robin Clark. “Ahora, estudiando todos estos textos, podemos ver los cambios al detalle microscópico y comenzar a comprender cómo sucedieron”, añade. Tal y como pasa con los análisis genómicos, que requieren de una gran cantidad de datos para ver señales de modificación genética, el estudio lingüístico demandó revisar muchos textos escritos durante siglos para determinar el papel de la selección en la evolución del lenguaje.

El proceso

Los investigadores se centraron en la regularización de los verbos en pasado. Utilizando el Corpus of Historical American English (corpus histórico del inglés americano), compuesto por más de 100,000 obras (y más de 400 millones de palabras) que van desde 1810 hasta 2009, revisaron las formas verbales, tanto regulares como irregulares. Identificaron 36 de estos verbos. Usaron una técnica que se había desarrollado para detectar la selección natural en poblaciones

ahora

Do they say? They do not say

Las nubes cubren las montañas. La barca navega cerca de la costa siria mientras Issâm, de siete años, juega desde la tarde a ser marinero. La nave enciende las luces sobre los arbustos donde se esconden decenas de familias. El niño encuentra un periódico, dobla las primeras hojas, hace una medalla, un barco y un catalejo. La barca se detiene en el muelle a la espera de las personas que abandonan los arbustos. Issâm se pega la medalla con saliva en la camiseta, toma el barco de papel como sombrero, cuenta las estrellas a través del catalejo; sonríe con sus dientes pequeños. El niño se acerca a un cúmulo de rocas, acaricia la arena con las manos, guarda un puñado en el bolsillo de la pantaloneta. El barquero extiende la pasarela de madera por donde suben las familias corriendo. Issâm camina despacio entre las tiendas, juega a saltar las tablas podridas del muelle, sube el puente detrás de la última familia mientras el hombre cuenta distraído los billetes. El niño se acomoda la medalla en el pecho, marcha algunos metros hasta el timón y saluda a las personas con la mano derecha en la sien; recuerda a su familia celebrando cuando terminaron de construir su casa. El barquero recoge la pasarela. El viento sopla fuerte sobre las palmeras. Issâm se para firme sobre el baúl ocupado con postales de islas griegas, limpia el catalejo con las mangas de la camiseta. El hombre pone en marcha la nave. El niño saca una fotografía del bolsillo de la pantaloneta, la desdobla despacio para no romperla y la acaricia con la yema de los dedos; recuerda a sus padres jugando guerra de cosquillas en la sala. El barquero enciende el radio. El periodista turco dice: “Europa se compromete a buscar una salida pacífica al conflicto armado en Siria”. Las familias se arrodillan en silencio. Suena la cubierta. El hombre se limpia el sudor con las manos. Issâm mantiene el equilibrio sobre el baúl, tropieza las postales de las islas con los zapatos, se acomoda el barco de papel que lleva en la cabeza. El barquero mueve la antena del radio. El niño plancha los pliegues de la imagen con las palmas, pone en su sitio las esquinas dobladas hacía adentro, mira el cielo sirio despejado al fondo de la fotografía; recuerda a sus hermanos elevando cometa en la terraza. El reportero desarrolla la noticia: “La primera medida es la creación de una flota marítima que garantice el rescate de los ciudadanos sirios que naufragan”. Las personas aprietan los ojos con fuerza. Issâm mira a través del

antes

Say they?

They say not

que a las comunes. Cuando varían los verbos raramente usados, es más probable que ese reemplazo se deba a una casualidad. Pero cuando los verbos más comunes cambiaban de forma, lo más probable es que la selección natural haya sido un factor que impulse el reemplazo. EJEMPLOS DE LA EVOLUCIÓN Los autores también observaron el papel que cumplió el azar en el cambio gramatical. El verbo inglés do tal y como se usa en Do they say? (¿Dicen?) o They do not say (No dicen) no existía hace 800 años. Pero alrededor de 1400 la fórmula utilizada habría sido Say they? (¿Dicen ellos?) o They say not (Dicen que no). Los investigadores encontraron que el uso del do surgió en dos etapas, primero en preguntas, alrededor de 1500, y luego, aproximadamente 200 años después, en declaraciones imperativas y declarativas. Los investigadores consideran que la primera etapa del aumento del uso del do está vinculada a la probabilidad aleatoria. La segunda etapa, en cambio, sí parece que fue impulsada por una presión selectiva. “Parece que, una vez que el do se introdujo en frases interrogativas, fue creciendo cada vez más su frecuencia de uso”, afirma Plotkin. “Cuando la fórmula se hizo dominante en las preguntas, fue seleccionada para otros contextos, el imperativo y el declarativo, probablemente por razones de consistencia gramatical o facilidad cognitiva”, añade. Los investigadores también confirmaron la hipótesis sobre el cambio de forma en la negación, ya que del antiguo Ic ne secge cambió a I ne seye not y luego al más reciente I say not (Digo no). “Las personas aprenden a hablar copiando a otras personas. Esa copia introduce variaciones mínimas, y las variantes se propagan. Cada cambio es una oportunidad para un resultado diferente, que es la base de la evolución tal y como la conocemos“, apuntan los investigadores.

Morir en el mar Por: Juan Romero*

catalejo un buque de guerra europeo. Se fisura la cubierta. El hombre se aprieta el pecho con las manos. Los rayos caen sobre las rocas de la playa. El niño se acurruca sobre el baúl, hace caer las postales de las islas griegas y sujeta la medalla con una mano. El barquero sube volumen al radio. Issâm besa la fotografía varias veces, le da vuelta a la imagen apurado y lee la frase escritapor su madre: siempre contigo Issâm; recuerda su casa destruida por un bombardeo, se le humedecen los ojos. El periodista turco sigue: “La segunda medida es la creación de una flota área que garantice la evacuación de los ciudadanos sirios en zonas de conflicto”. Las familias levantan las manos al cielo. El niño mira a través del catalejo un avión de guerra europeo. Se rompe la cubierta. El hombre siente un vacío en el estómago. Las olas golpean los costados de la barca. Issâm se limpia los ojos con las manos, intenta recoger las postales de las islas y sujeta con fuerza el catalejo. El ra-

dio sigue encendido. El niño mira por última vez la fotografía, dobla la imagen con cuidado y la guarda en el bolsillo de la pantaloneta. El reportero termina la noticia: “La tercera medida es promover la nacionalización de los recursos naturales para garantizar la reconstrucción de Siria”. Las personas se aferran a los bordes de la nave. Issâm mira a través del catalejo un buque europeo cargado de petróleo. Se inunda la cubierta. El barquero se lanza al mar con el único chaleco salvavidas. El niño intenta tapar los agujeros con las manos. La barca se hunde. Las olas devuelven el barco de papel de Issâm a la playa. *(Primer puesto del III Concurso de Cuento Corto del Festival de Literatura de Pereira) (Comunicador social – periodista de la Universidad del Tolima. Cursa la Maestría en Educación de la misma universidad. Es integrante del Grupo de Estudios en Literatura Colombiana y del consejo editorial de la Revista Palabra Realizada de la Universidad del Tolima, así como del taller de escritura creativa Relata Ibagué)


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