Facetas 25 de septiembre del 2016

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DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2016 - IBAGUÉ

FACETAS Fue inaugurado el 44° SNA

En Pereira está el arte colombiano BOGOTÁ, COLPRENSA

Para ser sede del Salón Nacional de Artistas (SNA), Pereira se viene preparando desde hace más de un año, todo con el fin de ser la mejor anfitriona del arte contemporáneo colombiano. Hasta el 14 de noviembre, el SNA está abierto con la presencia de obras de 100 artistas nacionales, tras un proceso de curaduría desarrollado por todo el territorio colombiano y en contacto con artistas nacionales que por diversas razones residen en el exterior. Siendo la primera vez que Pereira es la sede de un evento de arte de esta magnitud, en la ciudad realizaron todo un minucioso trabajo de infraestructura para poder reci-

bir todas las obras que hacen parte de la edición 44 del Salón Nacional de Artistas. Esto hizo que también se requiriera una capacitación del extenso equipo de trabajo, en especial con

los guías, quienes serán los encargados de llevar a los visitantes por los diferentes recorridos del arte colombiano planteado en este SNA. Es un salón descentralizado, que incluye el Museo de Arte de Pereira, así como el edificio antiguo Club Rialto, la Alianza Francesa, el Centro Colombo Americano, la Facultad de Artes de la Universidad Tecnología de Pereira, el Salón Comunal Barrio Zea, entre otros espacios. Para esta edición, se ha concentrado en revisar el paisaje como tema del arte y sus relaciones con el territorio y con el encuentro de distintos elementos culturales, económicos, políticos. Que mejor lugar para hablar de la relación en-

tre arte y paisaje que una de las ciudades que hacen parte del Paisaje Nacional Cafetero. “El Salón Nacional de Artistas reviste una gran importancia para la ciudad, no sólo en el contexto local, sino en el nacional e internacional. En Pereira, la cultura viene siendo protagonista con iniciativas como ésta, que permiten hacer de nuestra ciudad la verdadera capital del Eje Cafetero”, dijo Yamily Álvarez Gil, directora del

Instituto Municipal de Cultura y Fomento al Turismo de Pereira.

Cuando en América se hablaba sevillano... patricia delgado*

Expertos señalan que el habla de la ciudad más importante de España en el siglo XVI pudo dar origen al castellano latino que posteriormente continuó extendiéndose y ramificándose. Aun aceptando que la influencia del habla sevillano sobre el español de América ha provocado (y lo seguirá haciendo) cierta polémica siempre, en la actualidad es difícil negarla. De hecho, parece que hay los suficientes indicios como para afirmar que, desde una perspectiva histórica, es la norma lingüística sevillana la que se extiende a América y no otra. La enorme relevancia política, comercial, económica y cultural de la que disfrutaba Sevilla en ese momento (especialmente en el siglo XVI, cuando era la ciudad peninsular más importante de España) dio lugar a que sus usos lingüísticos adquirieran una gran reputación y propiciara la expansión de un

Entre las diferencias de la norma sevillana y la variedad americana destaca el seseo, fenómeno que se identificó desde el primer momento con el habla urbana de Sevilla y adquirió un enorme nivel lingüístico, aunque en lo que marcó fundamentalmente la diferencia el español de Sevilla fue en la voz, la entonación, el ritmo, el léxico, es decir, el aliento en definitiva. Así, no se diferenció demasiado en la morfología, ya que la sintaxis no experimentó importantes cambios. Ya lo decía Manuel Machado, “en Andalucía, y sobre todo en Sevilla, se habla el mejor castellano, el más rico y sabroso castellano del mundo”.

Y aunque solemos considerar ese “mundo” como el centro y norte peninsular, debemos extenderlo más allá, a esa América donde viven nueve de cada 10 de los más de 400 millones de hablantes que lo tienen como idioma común y propio. Entre ellos no extraña escuchar e incluso leer que los andaluces deberían enorgullecerse de hablar ese español con tanto ingenio, gracia y viveza. Para un colectivo como es el andaluz, con un arraigado sentimiento de inferioridad lingüístico, tanto interno como externo, resulta cuanto menos complejo encajar dos apreciaciones tan dife-

rentes que no hacen sino aumentar la singularidad de nuestra habla. Y es que en definitiva, el hecho de definir el andaluz y, en el caso que nos ocupa, el sevillano, como un castellano mal hablado es fruto de un problema de perspectiva, ya que muchos expertos consideran que simplemente es una forma diferente de hablarlo. Polémicas sobre la teoría andalucista aparte, lo que parece claro es que tanto la conquista como la población de América se harían (al menos en un primer momento y en su mayoría) en “castellano sevillano”, con las facilidades y ventajas ar-

español renovador y con mayor empuje social. Respecto a ello, incluso hay autores que se atreven a afirmar que la diversidad de normas del español se reducen únicamente a dos: la castellana y la sevillana, y es ésta última la que viaja al otro lado del Océano, ya que Sevilla tenía el privilegio de ser puerto de entrada y salida hacia los territorios americanos. Y esto se produce no solamente por la importancia histórica de Sevilla en esta época, sino también por una cuestión demográfica, ya que la mayoría de los colonizadores del Nuevo Mundo provenían de Sevilla y otras partes de Andalucía y algunos de ellos, a pesar de proceder de otros lugares de España, pasaban un largo tiempo en la ciudad sevillana antes de embarcar hacia tierras americanas, por lo que adquirir el acento les resultaba inevitable.

ticulatorias que conllevaba, en una época en la que el prestigio de Sevilla no tenía competencia. Y aunque lógicamente, en América se fueron introduciendo poco a poco sus propias variables lingüísticas que han hecho que, a día de hoy, resulte (en muchos aspectos) diferente al español de la Península, parece que los expertos coinciden en su mayoría en que el habla de Sevilla lo nutrió de base, aunque, como en todo, lo que más interesante resulta es la interrelación e influencia que se ha producido entre uno y otro a posteriori. *Sevilla Actualidad - La página del Castellano.


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DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2016 - IBAGUE

FACETAS El reconocido actor Héctor Ulloa recibió homenaje en Mundopalabra

“Soy ‘Don Chinche’,

el héroe

de mi nieta” H.U.: No fue un producto de una decisión complicada, simplemente fue un intercambio absolutamente natural entre el televidente y el hacedor de televisión. E.N.D.: ¿Cómo cambió en usted haber protagonizado esta serie? H.U.: Una mutua atracción entre el público y don Chinche y eso se dio y se repitió en la medida en que pude conservar un lenguaje que hacía efectiva la comunicación de lado a lado. E.N.D.: ¿Cómo ve esos personajes que intentan imitarlo? H.U.: Creo que no es que estén intentando copiar a Don Chinche, ni mucho menos, solo están intentando encontrar por el camino ese elemento que los hace copartícipes. E.N.D.: ¿Qué siente que enseñó a la sociedad colombiana? H.U.: Siento que no le enseñé nada. Aprendimos juntos.

De este personaje que marcó la televisión colombiana de los años 80 quedan todavía, como él lo dice, el cuerpo y muchos recuerdos. Pero, también, la dicha de que un pueblo recuerda su nombre con gratitud. DIANA MELISSA DELGADO HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

Aunque el paso de los años hace mella en Héctor Ulloa, el fulgor y la inocencia de ‘Don Chinche’, su personaje célebre, tal vez de los más icónicos que pudo asomarse en la televisión colombiana de hace tres décadas, se conservan intactos. Fue parte de una época de oro para la cultura popular, en la que su figura, junto con la de Hernando Casanova, Chela del Río, Silvio Ángel, Paula Peña, Gloria Gómez, Delfina Guido y Víctor Hugo Morant, se destacó para dejar huella. Y esa impronta es reconocida hoy en día en el Festival Internacional de la Oralidad Mundopalabra, con el reconocimiento a un hombre que entró por siete años a los hogares con un sombrero tejido, dos camisas a cuadros, una corbata de puntos y mucho de picardía. EL NUEVO DÍA: ¿Qué significa este homenaje?

HÉCTOR ULLOA: El reconocimiento del público que me ha soportado 40 años y hoy todavía se acuerda de que tuve vigencia en este país y me lo están renovando. E.N.D.: ¿Cómo logró marcar Don Chinche a los colombianos? H.U.: Creo que fue un trabajo en el que colaboramos las dos partes, el público dándome atención simple-

mente por el hecho de saber que yo hacía la televisión que le permitía sentir en mí un espejo, sentían que la estábamos representando, y eso se refleja en cómo se ha mantenido la imagen en todos estos años. E.N.D.: ¿Cómo se decide que sea un personaje el que represente a la cultura del país?

E.N.D.: ¿Por qué lo dice? H.U.: De pronto me encontré con la representación de valores como la solidaridad, la honestidad, el yo interior capaz de convencer con sus mentiras, básicamente eso. E.N.D.: ¿Cómo usted fue construyendo ese personaje? H.U.: En realidad no fui yo, fue la labor de un grupo, en el que estaba a la cabeza Pepe Sánchez, el que hacía hablar a los muñequitos, aunque nosotros creemos que él escribía una historia y los diálogos, con que no estuviéramos presentes ahí, les iban dictando los diálogos al libretista. Él sentía que Don Chinche debía responder tal cual, Don Chinche entendía tal cual, y ese entendido de lado a lado fue algo en lo que vibramos en la misma frecuencia. Ese es el éxito. E.N.D.: ¿Qué recuerda de todos sus compañeros de grabación? H.U.: Guardo el grato recuerdo de que me ayudaron a hacer lo que soy hoy entre los colombianos E.N.D.: Comparando esta serie con las demás en el país, ¿qué diferencia hay? H.U.: Hoy se está haciendo una televisión totalmente distinta a la que iniciamos, que de alguna manera para ese momento fuimos revolucionarios, porque está el lenguaje a partir de una cámara que

RELACIÓN CON EL TOLIMA “Hice mi segundo de bachillerato en Chaparral, y quinto y sexto en San Simón. Porque en esa época había un sistema de becas, yo soy de un origen muy digno pero muy humilde. Había una fórmula nacional y el alumno iba adonde le era asignado en sorteo, más tarde aquí en San Simón, porque había un amigo en la secretaría General y me consiguieron el cupo, porque estaba siendo echado de un colegio por una falta que había cometido. Soy bachiller de 1956, habían estudiado conmigo Armando Gutiérrez (alcalde), Gregorio Rudas, Cesáreo Rocha, en este momento”.

¿De esa época qué recuerda?

Por ejemplo, Ibagué era un pueblo con ambición de ciudad, y ahora es una ciudad que ya no le cabe hasta aquí (señala la frente). Ya fue casual, vine por otras razones. No alcancé a tener novia, estaba muy chiquito (risas). Tengo tres hijos, una niña que es una vieja, de antes de mi matrimonio. Después dos del matrimonio y cinco nietos, y mi esposa, que es el sostén de mi familia. Radicados en Bogotá, una hija en Alemania, una en Barcelona, y un hijo en Colombia.

nos permitía decir cosas que dentro del ámbito acartonado del estudio de televisión no se decía. Había ese condimento de la verdad, pues la cámara pasaba por un rincón donde había basura, y daba la sensación de que la gente estaba oliendo, nos estaba contando que eso olía mal. E.N.D.: ¿Cree que a la televisión le hace falta ese toque natural? H.U.: Porque se exageraron las facilidades y hay un sistema de trabajo en el que se ha despersonalizado totalmente la televisión. Hay producciones en las que uno siendo coprotagónico, nunca graba con el protagonista porque está previsto que se vean varios ámbitos y se dan con un director cada uno de los segmentos, entonces tiene un carácter totalmente desdibujado. E.N.D.: ¿Cómo surgió el nombre Don Chinche? H.U.: Nació por casualidad, me lo puso Pacheco, como clave para saludar a una novia que él tenía en Medellín, y ella me dijo ‘lo descontinuo si no me saluda por televisión’, no estaba prohibido, mentiras, él estaba recién casado. Se le ocurrió decirle que cuando dijera su nombre en Operación Ja Ja sabía que se estaba refiriendo a ella, y no importa en qué circunstancia, y me anunció. Le corresponde ahora el turno a Héctor Ulloa, el Chinche. Y me quedé el Chinche. E.N.D.: ¿Qué siente ante el reconocimiento más como Don Chinche? H.U.: Para mí es absolutamente natural. Tengo una nieta de cuatro años que vive en Alemania, y cuando llama no me dice abuelito, sino Chinche. Y le dijo a la mamá, si mi abuelito es importante en Colombia yo soy importante aquí. Entonces soy El Chinche, el héroe de mi nieta. E.N.D.: ¿Cómo está su familia ahora? H.U.: Bien, porque estoy una edad en la que jodo poco (risas). E.N.D.: El personaje sí ha entrado a su hogar... H.U.: Lo han visto y se han acostumbrado, lo han entendido y lo que no entienden me lo preguntan y me han dado la posibilidad de participar en esa simbiosis que se dio en la creación del personaje. E.N.D.: ¿Qué conserva? H.U.: El cuero y de ahí p’a adentro una cantidad de cositas. (Conserva su ropa) más por nostalgia que por otra cosa. E.N.D.: ¿La forma de hablar hace parte de su cotidianidad? H.U.: Ya no, eso era todo un lenguaje que estaba en el ambiente en el que nos movíamos y eso desapareció en Bogotá, e hizo que desapareciera en el resto del país. E.N.D.: ¿Cómo percibe esos recuerdos ahora en Señal y YouTube? H.U.: Me vuelvo a sentir en mi medio, siento que ese que está allá soy yo un poco. E.N.D.: ¿Y queda mucho de ese personaje? H.U.: En la gente sigue todavía vibrando.


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DOMINGO 25 DE SEPTIEMBRE DE 2016 - IBAGUÉ

FACETAS La vida es única

El poema

Las preguntas son el arte si escuchar bien debo, entonces la razón todo decide si la verdad es lo sucedido. Molesto así pregunté a Dios ¿Porqué los hombres delinquen y alegres van a la guerra cruel? Él en sabia calma me respondió hijo mío la respuesta es simple, tal vez ellos poco lo entienden que ¡La Vida es Única y Sagrada! Por eso tu también amado hermano abraza la Paz que Dios te ha dado

Germán Varón Cardoso*

es como la flor blanca del campo silvestre de aromas perfumadas. Él también al oído me dijo ve como la nube azul oscura, que riega gotas de rocío al surco vergel de sueños y esperanzas. Por eso tus caminos se hallarán libres de piedras que estorban y maltratan, y en Paz tu corazón no sufre nada ni mortalmente te hieren el alma. *Escritor ibaguereño, colaborador de EL NUEVO DÍA

‘La vida natural’, acuarela de Cristina Alejos.

REVISTA ARCADIA

Han pasado más de 40 años desde su primer poemario, ‘Memoria del agua’ (1973). ¿En qué ha cambiado Juan Manuel Roca desde entonces? - Yo creo que uno siempre está en evolución permanente, no solo en lo que escribe, sino en cómo ve el mundo. Ver el transcurrir del tiempo también cambia el sentido de la estética, pero creo que desde mi primer libro hay una constante: una preocupación de la poesía como una forma de pensar en imágenes. Pero sí han cambiado los registros y tonos, mi poesía se ha vuelto menos lingüística, contempla una manera del lenguaje más minimalista. Hay cambios que se pueden percibir.

¿La poesía colombiana también ha cambiado mucho? Sí. De todas las artes en el país, la poesía es la que tiene un cuerpo más definido generacionalmente. Desde José Asunción Silva, nuestro primero poeta moderno, pasando por generaciones como la de Mito y la del nadaísmo. Digamos que desde la generación de Mito, la

Amar la guerra es odiarse a uno mismo

La Asociación Cultural Letra a Letra recién publicó ‘Silabario en el camino’, un libro de 650 páginas que reúne la obra poética de Juan Manuel Roca entre 1973 y 2014. poesía colombiana se decanta de la influencia de la española y han surgido unas cabeceras importantes. No es una coral de la misma sonada, sino que hay muchos tonos personales. Desde entonces se ha enriquecido muchísimo.

¿Es Colombia un territorio fértil para la poesía? Yo creo que sí, pero acá se sacraliza mucho a la poesía diciendo que este en un país de poetas, como se dice de Nicaragua, Perú o Chile, que también tienen gran-

des exponentes. Por otro lado, hay quienes afirman que la poesía colombiana es muy conservadora y señalan más bien sus carencias. No creo que ninguno de esos dos extremos sea del todo cierto. La poesía no se mueve en una sola lí-

nea y hay muchas vertientes, y un país que ha producido a Luis Vidales, Carlos Obregón, Aurelio Arturo, Héctor Rojas Herazo, Luis Carlos López, Fernando Charry Lara, Álvaro Mutis, no se puede decir que sea pobre. Hay una tradición menor que, digamos, la peruana, pero me parece que nuestra poesía es de las más importantes de la región. ¿Cómo entender el papel de la guerra en nuestra poesía? Es inevitable que un tema tan violento, tan áspero, que no ha dejado ser a este país, aparezca en la poesía. Hay gente refractaria que no quiere que la guerra aparezca en la poesía porque piensa que ensucia, pero la poesía debe estar sucia de realidad. Es decir, es impensable que la violencia falte en la poesía que escribimos. Siempre señalo la primera página de La vorágine, donde José Eustasio Rivera dice: “Jugué mi corazón al azar y me lo ganó la violencia”. Creo que los poetas acá no le dan la espalda a la violencia. Es una vocación lírica y social a la vez.

La palabra de la semana

Parafernalia Con este nombre se designa el ‘conjunto de usos habituales en determinados actos o ceremonias, y también los efectos que se emplean en ellos’. Su sentido es, generalmente, irónico. En derecho se llaman bienes parafernales aquellos que la mujer aporta al matrimonio, además de los que constituyen la dote. Antiguamente, los bienes que una joven llevaba a su nuevo hogar cuando se casaba quedaban divididos en dos partes: la dote, que se convertía en propiedad de su marido, y sus bienes personales. Esta última parte se llamó parafernalia, palabra proveniente del latín parapherna, que se formó, a su vez, a partir del griego parápherna. La voz griega estaba compuesta por pará- ‘al lado’ y pherné ‘dote’. Hacia fines del siglo XVIII, parafernalia se usaba para designar no ya los bienes propios de la mujer casada, sino la “impedimenta”, un nombre despectivo del bagaje que portan los soldados y que les dificulta la movilización. Con esa connotación peyorativa, parafernalia llegó hasta hoy, ahora para denotar la aparatosidad que algunos atribuyen a ciertas ceremonias religiosas.

La duquesa Cayetana de Alba, en su primera boda. GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA EDITOR: Hernán Camilo Yepes Vásquez DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Colprensa. Internet. Suministradas. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: Cultura El Nuevo Día - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.


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