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DOMINGO 9 DE OCTUBRE DE 2016 - IBAGUÉ
FACETAS
Es necesario buscar pluralidades despolarizadas. Se trata de invertir una tradición fuertemente enraizada en la izquierda, que se afirma a través de la idea de que politizar las diferencias equivale a polarizarlas. Al contrario, propongo que la politización se venga a dar por la vía de la despolarización. B. de Sousa Santos Camilo Sierra* Los resultados del plebiscito para apoyar los acuerdos entre las Farc - EP y el Gobierno permiten establecer dos distinciones en un croquis para la interpretación: primero, la minoría de edad kantiana, y segundo, una gran experiencia que el movimiento social debe tener en cuenta para su camino. Sin duda alguna ha ganado la desinformación y ha perdido un país. En este lamentable episodio se ratifica en Colombia la teoría de Chomsky acerca de la manipulación mediática, en tanto, cada estrategia pareciera extraída de un estudio en el territorio nacional. Lograron, los representantes de la muerte, engañar a los votantes mencionando que era una disputa entre Santos y Uribe. Ganó la mezquindad, la sucia y oprobiosa derecha recalcitrante. Por dicha razón, esta decisión responde a la minoría de edad Kantiana en la medida en que no existe la mínima capacidad de pensar por sí mismo, ni la autonomía para hacerlo, se espera la voz del oficial gritando: “-No piensen. Obedezcan”. Del mismo modo, se permite hacer la válida comparación entre esta realidad y la escrita por Dostoievski en El Gran Inquisidor, puesto que, como dice el inquisidor ante la llegada de Jesús luego de apresarlo en la plaza pública: “Pero, en fin, hemos cumplido esa misión en nombre tuyo. El establecimiento de la libertad nos ha costado quince siglos de incesante y penoso trabajo; pero ya es un hecho, un hecho evidente ‘El pan que necesita la humanidad’ se lo daremos en tu nombre. Nosotros sabemos mentir, hablaremos en nombre tuyo. Si no fuese por nosotros, ¿no se morirían de hambre? ¿Será su ciencia lo que les nutrirá? ¡No tendrán pan hasta que consigan su libertad…? Has de saber que ahora y precisamente ahora estas gentes están convencidas más que nunca de que son completamente libres, cuando ellas mismas nos han traído su libertad y la han puesto sumisamente a nuestros pies.
En otras palabras, los pueblos se han acostumbrado a vivir con sus cadenas largas y flexibles mientras cuenten con pan. Porque es más fácil que se le administre su libertad a disfrutarla. Dostoievski elabora una contundente crítica a la condición humana: la ley del menor esfuerzo. Ahora bien, de lo que se trata es replantear y reorganizar tácticamente los movimientos como en un combate de kung fu, lucha olímpica o cualquier otro deporte de contacto. ¿Cuál debe ser la ruta del pensamiento crítico en Colombia? Iniciar la despolarización y reinventarse las maneras para ganar la confianza de las comunidades. Es un golpe duro que deben saber recibir todos aquellos que anhelan la terminación del conflicto; es un golpe duro pero sin nocaut. Es hora de unir los esfuerzos y organizar, con el único interés de cambiar las condiciones actuales que viven los colombianos. El Pensamiento crítico tiene el difícil reto de la metacognición. En ese orden, el principio olvidado de la reflexión está haciendo ruido para que lo escuchen. La profunda impertinencia de consignas arrogantes son responsables también, de este resultado, por ello salir de las cuatro paredes de cada partido y movimiento otorgará a los sentidos la sensación de palpar la realidad, y no quedarse escuchando el análisis de los máximos dirigentes -y claro que se deben escuchar, pero no memorizarlos para repetir- ya que una de las características esenciales del pensamiento crítico es la comprobación y confrontación. Por último, a quienes lleguen estas cortas palabras: no se detengan, continúen el camino por la paz, si el sentimiento es de desesperanza lean poesía, bailen, jueguen, la oscuridad es un ciclo que debe terminar. Sólo sí las mayorías olvidadas logran comprender su enorme poder, con la ayuda de quienes ya la comprendieron, se podrán evidenciar las profundas transformaciones.
Retos y
perspectivas
del pensamiento
crítico en Colombia
*Licenciado en Lengua Castellana Estudiante Maestría en Educación Universidad del Tolima jecasile@gmail.com - jcsierral@ut.edu.co
El cuento
En la sangre
S
entado frente a la máquina de escribir Gerardo dejaba que sus manos galoparan libremente sobre las teclas, sin saber exactamente a dónde lo conducirían las palabras que iban salpicando la superficie del papel. Sentía un texto poderoso correrle por las venas y dejaba que sus ideas salieran como por la válvula de una olla express. Creía que por fin podría cumplir su máximo anhelo, vertirse en alma y sangre sobre lo que escribía. Una cosquilla picante se le alojó en el brazo. Interrumpió el frenético ritmo que llevaba para rascarse. Se acomodó los lentes y siguió escribiendo sin dar mayor importancia al asunto. La siguiente punzada lo atacó en la rodilla, con tal saña que necesitó bajarse los pantalones para poder rascarse a gusto. La luz escaseaba, así que se paró a encender la lámpara con los jeans en los tobillos; luego continuó acribillando a la cuartilla en cuestión. Extasiado contemplaba cómo sus manos hacían que las letras se estrellaran contra la página como gotas de lluvia sobre techos de lámina. La di-
Gonzalo Soltero* versión se le cortó en seco cuando, escalofrío de por medio, necesitó estirar ambas manos hacia la espalda, tratando de rascarse la maldita comezón que le había aterrizado en el centro. Siguió siendo aguijoneado hasta que debió alternar los dedos de una mano sobre las teclas, con las uñas de la otra sobre su epidermis. Un escozor terrible le recorrió de los pulgares a las ingles, como si cientos de cucarachas con patas afiladísimas le caminaran bajo los poros. Gerardo comprendió entonces que se trataba de su novela. Era de una intensidad tal que la tinta no sería suficiente para plasmarla, y se lo estaba exigiendo. Empezó a rascarse todo el cuerpo con la desesperación febril que unos momentos antes lo poseía al escribir, hasta que una primera gota brotó acompañada de un alivio casi orgásmico. Su máximo sueño se había cumplido y sonreía, aunque su madre no lo comprendió cuando a la mañana siguiente lo encontró desollado sobre su máquina de escribir. *Escritor mexicano (1973 -)