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DOMINGO 14 DE MAYO DE 2017 - IBAGUÉ
FACETAS
CINCO ruinas Colaboración especial a EL NUEVO DÍA
arpegios para celebrar las
NELSON ROMERO GUZMÁN POETA COLOMBIANO
La voz que dice el poema, aquella que lo invoca a través de la escritura y lo pone ante nuestros ojos, cuando proviene de la vivencia profunda de una experiencia poética, generalmente lo colma de otras voces; el poema, entonces, nos golpea con su carga de mundos para expresarnos otras posibilidades de sentir y de pensar a través de los medios intuitivos de la imagen, como vehículo de aproximación a la realidad. Por eso leemos ciertos libros de poesía como si desde sus páginas esas “otras voces” nos hablaran de distinta manera, con sus poderes metafóricos en comunicación con aquellas “ínsulas extrañas”, y no desde la postura narcisista del “yo” biográfico de su autor. De esta actitud despersonalizada de la escritura, el poema agrega a nuestro mundo una expectativa de diálogo desde la creación de sumundo paralelo, con existencia propia en sí mismo por obra del lenguaje. ‘5 arpegios en clave desolación’, de Carlos Arturo Gamboa, en su conjunto alcanza el tono de una sinfonía. Por tratarse de un tema, el de la ruina, en su tonalidad se halla interpretado por varias voces que el libro asume desde una alusión metafórica permanente al poder como banalidad o fruto vano de la historia frente a la rompiente de la realidad o al flujo del río de la Historia (así con mayúscula); pero si algo celebra la poesía, la de Carlos Gamboa, es el poder y sus ruinas, es decir, también el libro es celebratorio de la ironía marxista de la metáfora de lo sólido desvaneciéndose en aire. Aquí la poesía llega a ser ánfora rota del poder, que no obstante surge con la convicciónde desvanecerle el aura a la narración historiográfica. Por eso, Juancho surge como una voz oculta que encarna la protesta del hombre anónimo contra la memoria de lo oficialmente instituido, para contradecir la pretendida perennidad del poder y convertirlo en un cuerpo simbólico animalizado de “buitres carroñeros”. Leamos cómo lo logra: VI Mirad a Pompeya. ¿Qué queda de su amor imperecedero? Rocas. Ruinas. Silencios. Y sobre las ciudades que sepultaron la ira de los dioses o velan palomas unicornias o buitres carroñeros. Pero, ¿qué otras voces reencarnan los arpegios? Corinaya, el Historiador marginal y el roquero. Este roquero surge como una construcción de la modernidad, escéptico, pero crítico y burlón, además de profundo vitalista y desmitificador de los valores del mercado. Su prototipo es ser el revés del rey y del soberano, pero con la nueva actitud del hombre libre desprendido de su sed de poder, además que encuentra en la música una forma de mutarse en mito para darse el lujo de descender a los infiernos de este mundo. Es la voz del rock, el son de sus metales y sus cuerdas, la que rige este apartado del libro, y por eso el lenguaje resulta más espontáneo, enumerativo, menos colorido y si se quiere finamente sarcástico y burlón. El poema que sigue funcionaría como la letra para una banda de rock, además que contiene elementos propios de una sociedad tecnológica. Este roquero se traspone al mito de Orfeo, quien descendió a los infiernos para recuperar a su Eurídice, pero en el ascenso de retorno al mundo de los mortales volvió los ojos a ella y la pierde. De nuevo lo sólido -esa metáfora de la posmodernidad- desvaneciéndose. Así lo dicen estos versos que acusan al poeta con la mordacidad merecida: “Los poetas sólo sirven para
algo / después de muertos”. Vale la pena oír esta pieza, a la que sólo le faltarán los instrumentos musicales: VII Morir es olvidar ser olvidado. - Robi Draco RosaEn vano fue la lucha, ¡vencieron los efímeros, murieron los eternos! Llévame flores a la tumba para poder sentir el olor de la belleza. Llévame también una foto del mundo que ignoré mientras vivía, una carátula del último CD de Emma Shapplin, cuatro monedas falsas, un cinturón de seguridad para mi largo viaje, un cigarrillo mentolado, dos tragos de anís agurdientoso, mis zapatos cansados de caminos, el sujetador de la mujer que nunca amé por el miedo a perderte, la risa de mis hijos a sus cinco años, un televisor para matar el tedio de la eternidad, un buscapersonas con el código de Dios, el Nuevo Testamento para corregirlo, una espiga de trigo para la buena suerte, los calendarios de los próximos cien años, un cepillo de dientes -Quiero ser una calavera bien cuidada-, una peluca para asustar los muertos, un juego de dados para apostar mis restos, el número de lápida del abuelo para Hacerle una visita... Empácalo todo. Si quieres no vengas, ¡envíalo por el correo subterráneo! Dedícate a vivir, no malgastes el oxígeno en palabras, porque con el tiempo te darás cuenta de que los poetas solo sirven para algo después de muertos.
Es a través de la voz de estos personajes anónimos o marginales, que el libro asume una postura poética frente al presente: La ruina del poder y, a cambio, su revés irónico: la glorificación de lo efímero. Aquí la postura crítica del poema se plantea desde la pregunta absurda del hombre ante el inventario de falsas conquistas y absurdas esperanzas: “¿y qué quedó de todo esto?”. La pregunta misma que es su propia respuesta, cae en el vacío. Respuesta que se hace más vecina a la experiencia humana en una de las palabras de mayor marca semántica en el título del libro: desolación. Más aún, el poder como desolación en su orden material e ideológico; una desolación que tiene en su revés la impronta de la ilusión del tiempo histórico. Por eso se hace necesario reiterar la pregunta que hace Juancho en el poema VI del primer arpegio: “Mirad a Pompeya. ¿Qué queda de su amor / Imperecedero? Rocas. Ruinas. Silencios”. Si se leen algunos indicios en el libro de Carlos Arturo Gamboa, es claro visualizar a través de nombres propios de personajes y lugares de la historia, el inventario de la memoria histórica transfigurada en memoria poética, lo cual se obtiene cuando se logra templar y poner ante nuestros ojos todo el lienzo de la lectura: resulta claro mirarnos en la infamia del pasado, pero algo más infame aún: en el presente seguimos derramando sal sobre la herida. De ahí el relato que hace el libro de Carlos Arturo Gamboa
cuando menciona las guerras bíblicas del Antiguo Testamento, el imperio romano, Jerusalén, Ítaca, Canaán, el Oriente: alusiones que precisan ciertos registros claves que simbolizan la muerte de los poderes por obra del tiempo, pero que luego resucitan como la serpiente para morderse la cola. En ese mismo sentido asistimos como lectores a la resurrección del guerrero Corinaya, pero, ¿para qué resucita Corinaya, ese héroe de las transformaciones y los cambios que puede también simbolizar el tiempo? Resucita no para salvar a nadie ni para ser salvado, sino para ser burlado, ironizado y fustigado por la voz que habla en el poema desde el presente, a lo largo del apartado “La resurrección de Corinaya”. El tono de este arpegio es fuerte y hasta cierto punto despiadado: ¡Levántate y anda! Miserable hijo de hombre, ¿en dónde están tus vestigios? ¿Por qué hurtaste mi historia para venderla en el mercado de los seres? ¿A dónde huyeron tus estatuas de caoba? ¿En dónde navegan tus barcas lacrimógenas? Este poema, construido a través de la pregunta, pareciera desagradecido con la memoria histórica de ese guerrero criollo, pero el poder es inherente a todo “Miserable hijo de hombre”. Fíjese en esos puntos de fuga de la pregunta demoledoras de la conciencia histórica de “alguien” que resucita para ser fustigado. Esto es lo bello de la poesía: se formula otras preguntas, invita a otras respuestas, y la metáfora final de los anteriores versos citados es desoladora: “¿En dónde navegaron tus barcas lacrimógenas?”. Aquí pensamiento y poesía se entrelazan, como en las reflexiones de la ensayista española María Zambrano, quien igual se interroga en “Pensamiento y poesía”: ¿Qué raíz tiene en nosotros pensamiento y poesía? No queremos de momento definirlas, sino hallar la necesidad, la extrema necesidad que vienen a colmar las dos formas de la palabra. ¿A qué amor menesteroso vienen a dar satisfacción? ¿Y cuál de las dos es la más profunda, la nacida en zonas más hondas de la vida humana? ¿Cuál, la más imprescindible? Poesía y filosofía se reencuentran a través de la pregunta surgida de las “necesidades más profundas”, de un decir que es un hablar en voz alta. En este libro de Carlos Arturo Gamboa el habla interrogativa fustiga y quema la voz del presente en los personajes con nombre propio o enmascarados en las alusiones que el lector debe inferir. En suma, este libro teje la memoria a través de un conjunto de voces anónimas, orilladas en la historia. La poesía misma llega a ser pérdida de lo vital espiritual, expulsada de la memoria colectiva para ser “una sombra / al final del siglo luminoso”. Si la poesía fue una dádiva en la época clásica, hoy se aloja en la metáfora del oficio de las sombras, como si su labor terrenal fuera el de ocultar la luz al final del túnel. De ahí la tremenda ironía que erige este libro haciendo de la poesía su propia víctima. Es como si alguien aquí escribiera un libro de poesía para negar la poesía: “El poeta: ¡perfecto diseño para / falsear el mundo!”. Pero nada es el poeta si en sus entrañas no resuena parafraseando a Walter Benjamín- el sordo aleteo del Ángel de la Historia. Este es un libro que celebra irónicamente a la historia. Mi lectura es una aproximación, para que los lectores que me continúen hagan también la suya. Libros como ‘5 arpegios en clave desolación’ se abren a múltiples posibilidades de lectura.
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FACETAS FITO BÁEZ
‘El pastor y las estrellas’ es un relato considerado como su obra más difundida, de la que se han impreso 20 ediciones en Colombia, seis en España y una en Argentina.
Eduardo Santa Loboguerrero nació en 1927 en Líbano, en el norte del Tolima. A los 20 años escribió ‘La Provincia Perdida’, y en ese momento apareció su nombre entre los escritores destacados de la época, tales como los maestros Luis Eduardo Nieto, León de Greiff, Eduardo Carranza, entre otros. A partir de tal instante, su vida se sumergió entre las letras de sus obras y su destacada participación en cada uno de sus trabajos. De su vida escolar y universitaria, se conoce que se graduó como bachiller del Instituto Nacional Isidro Parra, recibió título de Abogado de la Universidad Nacional, postgrado en Ciencias Políticas de la Universidad George Washington, especialización en Bibliotecología en Puerto Rico y en Técnicas de la Investigación en la Universidad de Columbia en Nueva York. Como lo escribiera el arquitecto César Augusto Vargas Ortiz, en 2001, para el diario El Tiempo: “Y es aquí donde, uno de los ilustres hijos de esa tierra de escritores, Líbano, merece todos los reconocimientos a la obra literaria de un hombre ejem-
plar. Su nombre de cuna es Eduardo Santa Loboguerrero, con una hoja de vida brillante y la publicación de más de 30 libros de novela, cuento, poesía, ensayo, historia y relato, algunos de ellos traducidos a otros idiomas”. Eduardo Santa ya está inscrito en el destacado grupo de cinco colombianos que han sido elegidos Miembros Correspondientes de la Real Academia de la Lengua Española, y de los que él es el primer tolimense en este sobresaliente grupo.
Homenajeado
En la más reciente edición de la Feria Internacional del Libro de Bogotá, la número 30, Santa fue exaltado en virtud de toda una vida dedicada a la literatura, por la Gobernación. Fue este un homenaje que, según muchos expertos, le debían desde hace mucho tiempo, y que, sin embargo, no estuvo a la altura que se merecía el maestro Santa. Así lo señala Carlos Arturo Gamboa, docente de la Universidad del Tolima, quien escribió en un portal de noticias al respecto: “Debo confesar que rápidamente mi expectativa terminó en frustración.
El evento fue una muestra del desorden en que se asumen en estos procesos en el Departamento, lleno de improvisaciones, sin un liderazgo definido, con una programación saturada de eventos, una pésima logística. Como si fuera poco, en su intervención Carlos Eduardo Leal, director del Cultura del Departamento, apenas balbuceó unas frases mal leídas de un texto que no contenía un discurso serio y merecido para los homenajeados. Ni siquiera las hojas de presentación de los autores fueron elaboradas con seriedad, parecían resúmenes de Wikipedia. Para el colmo de males, ni la palabra dieron a los escritores, quienes terminaron arrumados a un extremo del auditorio, junto a las cámaras y los estuches de los instrumentos”.
El 80% de los que vienen a la Feria del Libro viene a socializar, no a comprar libros.
Homenajeado en la Filbo 2017
Eduardo Santa, 70 años sumergido en la tinta de sus letras El escritor Eduardo Santa cumplió 90 años de vida, y de ellos 70 alimentando la imaginación de sus lectores, convirtiéndose en el decano de los escritores tolimenses.
“HAY MAGNÍFICOS REPRESENTANTES” EL NUEVO DÍA: En sus 70 años de actividad literaria, ¿qué satisfacciones le ha dejado la carrera de escritor? EDUARDO SANTA: La mayor satisfacción en mis 70 años de escritor ha sido la de haberme realizado en dicha actividad; esto quiere decir haber alcanzado una amplia producción, con suficiente reconocimiento entre el que incluyo haber servido de modelo para las generaciones siguientes a la mía y a la juventud en general que aún hoy en día investiga mis libros. E.N.D.: De toda su obra literaria, ¿cuál libro le ha generado una completa satisfacción? E.S.: Es muy difícil contestar esta pregunta, pero puedo decir que ‘La provincia perdida’, mi primer libro, escrito a los 20 años, significó para mi vida literaria el reconocimiento de los grandes maestros de la época, como Luis Eduardo Nieto Caballero, León de Greiff, Eduardo Carranza y numerosos intelectuales, quienes se refirieron a mi libro en términos elogiosos, por lo que fui objeto de varios comentarios en los diferentes medios periodísticos e intelectuales del país de entonces. De tal manera, que se convirtió como en mi verdadero bautizo como escritor.
SUMINISTRADA – EL NUEVO DÍA
El Escritor Eduardo Santa fue exaltado durante la Filbo 2017.
E.N.D.: De acuerdo con su larga trayectoria, y ser considerado el decano de los escritores tolimenses, ¿cuál es su punto de vista con respecto a la literatura actual tanto en el Tolima como en el país?
E.S.: Pienso que la labor intelectual, tanto en el orden regional, como en el nacional, tiene magníficos representantes. No vislumbro retrocesos; el devenir intelectual es siempre evolutivo y soy optimista con respecto a la gran pujanza que tiene la creación artística en general, salvadora de la humanidad. E.N.D.:¿Cuál es su concepto del trabajo de los escritores, William Ospina, Nelson Romero Guzmán y Germán Santamaría? E.S.: Todos ellos por sus méritos han venido descollando en el campo de las letras y sus premios y reconocimientos dan fe de ello. Incluyo en esta brillante nómina al escritor Carlos Orlando Pardo, magnífico creador de obras literarias que pasarán la prueba del tiempo y quien ha brindado a todo el cuerpo intelectual, campo propicio para su divulgación en la editorial Pijao, de la que es su fundador y promotor. E.N.D.: ¿Qué significa para usted la condecoración que le ha otorgado la Gobernación? E.S.: Esta condecoración se constituye en un maravilloso incentivo para mí, como símbolo de seguir vigente en mi permanente trabajo intelectual, y que agradezco al Tolima en general y a la Gobernación en particular. E.N.D.: A sus 90 años, ¿aún escribe? E.S.: Es una actividad que no he abandonado en ningún momento, y de la cual me siento muy satisfecho.
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DOMINGO 14 DE MAYO DE 2017 - IBAGUÉ
FACETAS El poema
He aquí que estás sola y estoy solo. Haces tus cosas diariamente y piensas y yo pienso y recuerdo y estoy solo. A la misma hora nos recordamos algo y nos sufrimos. Como una droga mía y tuya somos, y una locura celular nos recorre y una sangre rebelde y sin cansancio. Se me va a hacer llagas este cuerpo solo, se me caerá la carne trozo a trozo. Esto es lejía y muerte. El corrosivo estar, el malestar muriendo es nuestra muerte. Ya no sé dónde estás. Yo ya he olvidado quién eres, dónde estás, cómo te llamas.
He aquí que tú estás sola...
Jaime Sabines*
Yo soy sólo una parte, sólo un brazo, una mitad apenas, sólo un brazo. Te recuerdo en mi boca y en mis manos. Con mi lengua y mis ojos y mis manos te sé, sabes a amor, a dulce amor, a carne, a siembra , a flor, hueles a amor, a ti, hueles a sal, sabes a sal, amor y a mí. En mis labios te sé, te reconozco, y giras y eres y miras incansable y toda tú me suenas dentro del corazón como mi sangre. Te digo que estoy solo y que me faltas. Nos faltamos, amor, y nos morimos y nada haremos ya sino morirnos. Esto lo sé, amor, esto sabemos. Hoy y mañana, así, y cuando estemos en nuestros brazos simples y cansados, me faltarás, amor, nos faltaremos. ‘La soledad’ - óleo sobre tela de Marcela Sánchez (2013)
Editorial: Alfaguara Título: Emperatriz de los etéreos
Autor: Laura Gallego García Páginas: 312
Cuentan que más allá de los Montes de Hielo, más allá de la Ciudad de Cristal, habita la Emperatriz de los Etéreos en un deslumbrante palacio. Dicen que es tan bella que nadie puede mirarla sin perder la razón. Solo los más osados intentan llegar hasta ella. No obstante, Bipa no cree en los cuentos de hadas. No le interesa nada más allá de las cuevas donde vive su gente. En cambio, su amigo Aer, el hijo del extranjero, parece que cada vez se aleja más de la realidad y va dejándose absorber por el brillo de la estrella azul... donde dicen que vive la Emperatriz de los Etéreos. ¿Por qué quiere partir, si en el exterior solamente hay hielo y, al parecer, lo único que se encuentra es la muerte? Esta novela pertenece al género fantástico y juvenil.
NOVEDADES LITERARIAS Editorial: Debate Título: S. Stéreo: biografía total
Autor: Marcelo Fernández Bitar Páginas: 272
Muchos escribieron sobre Soda Stereo, pero pocos conocieron tanto a la banda como Marcelo Fernández Bitar. En los 80, durante la incandescente explosión del rock argentino que cambió para siempre el panorama musical latinoamericano, la acompañó de los sótanos del under a los estadios más grandes del país. En los 90, asistió al corazón de la reinvención sonora del grupo y presenció el último concierto en Venezuela y en Buenos Aires. En los 2000, vivió la trastienda del célebre retorno y documentó todo en el libro histórico Diario de gira. Y ahora -cuando la figura de Gustavo Cerati alcanzó su dimensión mítica definitiva y la música de Soda es parte del patrimonio continentalreconstruye, con el testimonio de quienes formaron parte del círculo más íntimo, los episodios más desconocidos y las decisiones más audaces. Modernos, sónicos, clásicos, Gustavo Cerati, Zeta Bosio y Charly Alberti impusieron canciones, ropa, cortes de pelo, modos de componer, de tocar, de cantar, e incluso de encarar el inmenso fenómeno que los rodeaba.
La palabra de la semana
Gángster Parece no haber acuerdo al respecto de la grafía en español de esta palabra de origen germánico, que nos llegó a través del inglés. En efecto, el Diccionario de la Academia la incluye como gánster, mientras que el Diccionario de uso del español, de María Moliner, con la grafía gángster, la define como ‘bandido; malhechor que constituye con otros una banda’. El académico Manuel Seco, en su Diccionario de dudas, registra ambas formas, aunque señala como principal la que aquí utilizamos. El término fue acogido por la prensa en lengua española como reflejo de las malas traducciones de las películas de Hollywood, de modo que la etimología debemos buscarla en el inglés, lengua en la cual se refiere al que forma parte de una gang o banda de delincuentes. Gang proviene del noruego antiguo gangr, que lo tomó del verbo germánico ganggan ‘ir’ y de este, el escocés gang, con el mismo significado. En escocés adquirió el sentido de ‘trayecto recorrido en una jornada’ y también de ‘conjunto de cosas cargado en una jornada’. Hacia fines del siglo XVII, gang era en escocés ‘un grupo de trabajadores’ y unos años más tarde, ‘un grupo de personas que actuaban en conjunto para un propósito dado, generalmente indeseado, incluso delictivo’.
GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Fabio Enrique Báez Romero DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Jorge Augusto Cuéllar (página 7). Internet (páginas 6 y 8). TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: El Nuevo Día - Colombia - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.