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DOMINGO 17 DE SEPTIEMBRE DE 2017 - IBAGUÉ
FACETAS Jorge Humberto Jiménez Bernal ha sido más que un cantautor de al menos 300 ‘hijos’
La historia de un Pijao que con las alpargatas muy bien puestas solo canta y ama al Tolima Nació en Ubaté, Cundinamarca, hace 73 años, pero desde 1989 está vinculado al Tolima, tierra que ha demostrado amar a su manera: un amor estrictamente artístico y ambiental. Prueba de ello es el premio Vida y Obra, que recibió esta semana en la Convocatoria de Estímulos de la Alcaldía de Ibagué.
HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ
‘Soy del Tolima, tierra del reino de la tambora; patria del bunde, hogar del tiple, voz de la trova’ es una consigna que se ha repetido por más de 24 años en esta zona del país y en muchos escenarios nacionales. ¿Y su autor... Es un cundinamarqués de nacimiento que no olvida el departamento que lo acogió. Jorge Humberto Jiménez Bernal no es solo el cantautor reconocido por esta -‘Canta un Pijao’y otras composiciones como ‘Alpargatas de mi Tierra’, ‘Nené bambuco’, ‘Nostalgia de culebrero’ y ‘Mi gran amor’: es también el entusiasta del medio ambiente y la educación que ha sabido contribuir a engrandecer la idiosincrasia mediante su vinculación a distintos espacios. “Mis aportes a la cultura del Tolima y nacional están en la música y los niños”, admite con toda sencillez a EL NUEVO DÍA este hombre permeado por los conocimientos de la filosofía que alguna vez recibió en la Universidad Javeriana y de la publicidad, que ejerció tanto en Legis como en la Universidad Nacional, y que vive en función de su esposa, Teresita, así como de sus tres hijos y sus cuatro nietas.
El inicio de la historia
Jiménez Bernal nació hace 73 años en Ubaté, Cundinamarca, de padres que fueron educadores, de ahí que su vocación desembocara en la formación a niños y jóvenes pero desde otra arista muy importante, el campo. Como prueba de ello rememora su inicio en el Tolima hace 28 años, con Prohaciendo, “al amparo del Comité de Cafeteros del Departamento”. Esta labor consistió en la puesta en marcha del programa ‘Todo niño en el Tolima, su Primaria la termina’, que supuso para él un reto muy grande, al llevar a cabo un ambicioso estudio de cómo se satisfacía la educa-
De sus labores educativas también recuerda una llevada a cabo en Suba: se trató del proyecto ‘Desarrollo del bebé a través de la familia y la comunidad’, sobre la atención al niño en nutrición y estimulación psicológica, “porque jugar con un niño no es solo entretenerlo”. ción rural en los municipios de la región. “De ahí quedó formulada una propuesta, de ahí surgieron unas cosas que guardo con afecto profundo en el corazón por lo que se hizo y por el equipo tan competente que se tuvo”, comenta, y añade que tras la campaña, cuyo apogeo fue de 1990 a 1995, aprendió que “el apoyo iba más allá de entregar cuadernos y tableros y construir aulas”, es decir, lo que para él era la función que cumplía la caja de resonancia. “Poner a resonar la escuela y al maestro rural en las atmósferas local
y departamental como algo importante. Decidimos que había que restituir el valor del docente como un agente clave para la sociedad, confiar en él y acompañarlo”, describe.
Etapas importantes
También fue director en la emblemática Radio Sutatenza, desde la que vivió una curiosa anécdota como compositor de ‘Alpargatas de mi Tierra’ (ver Recuadro), y trabajó en Legis con el tolimense Tito Livio Caldas, así como en el Ministerio de Hacienda y en el Centro de Investigaciones de la Universidad Nacional. “No quedé contento con la publicidad como tal, no imaginé que mi futuro fuera hablar de jabones, de políticos o de dentríficos. Como tengo un ancestro en la educación, mis padres y algunas hermanas, resulté haciendo un posgrado de Educación en Estados Unidos, con una beca de Full Brights, en préstamo de Icetex, y con ese componente logré la simbiosos entre la comunicación y la educación”, recuerda. Otra de las estrategias para educar de una manera diferente fue el periódico rural, que impulsó por medio de la publicación ‘¡Pilas, maestro!’, que llevó a cabo gracias a un premio a la investigación en escuelas rurales, esto enfocado en que se hacía “supremamente importante ayudar a construir la cultura escrita”. También recuerda cómo en Líbano trabajó con un centro de formación de líderes entre los jóvenes de la zona rural, con el propósito de que ellos regresaran al campo a liderar procesos de transformación, generando producción y comunidad: “Ahí pusimos un componente, además de lo técnico, de decir ‘Yo soy persona, yo soy familia, yo soy comunidad, yo soy región, yo soy país, extendiendo los halos, para una formación ciudadana, en valores”. Esos pasos lo condujeron con solidez a su voca-
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SUS DOS OBRAS MAESTRAS De las cerca de 300 canciones que han surgido de su alma tolimense, sin duda las más interpretadas son ‘Alpargatas de mi tierra’ y ‘Canta un Pijao’. - ‘Alpargatas de mi tierra’ (1974) “Vino el concurso de obra inédita Jorge Villamil Cordovez, entonces el ‘Papi’ Tovar (compositor) tocaba tiple conmigo en la Orquesta Colombiana, y me aconsejó que enviara obra: fue ese bambuco (1974), la primera obra que envío a un concurso, y gané. “Puedo decir que son las alpargatas más viejas que hay en este país, que han durado 43 años, con todo el mate que les han dado. Por el hecho de que andara en otras cosas disfruté el premio, pero nunca me apersoné de inscribir la obra, y una niña la cantó en Quindío como D.R.A. (compositor anónimo). “Cuando dirigía Radio Sutatenza, envié a dos periodistas a cubrir el evento, y así lo dijeron por la radio, aunque lo interpretaba con un cambio pequeño en la letra, esto por haber pasado voz a voz. Luego, en el auditorio estaba el dueto A viva voz, de dos muchachas sin instru-
mentos, y ell de cantarlo. María Isabel zarla e ir a B y a pagar lo q Sobre cuánto calcula que f interpretan e
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ción como cantautor, y precisamente para responder a la carencia de un lenguaje incluyente hacia los niños, porque “la música desconocía al niño, por canciones de despecho, de adultos, del bolero y una carga tan tradicional, criticable en algunos puntos”. Entonces, con tal de suplir esa demanda de repertorio infantil con ritmos propios del país, nació ‘Niños & ritmos colombianos’, así como un libro con todas esas rondas y canciones que componía, y que circuló en las escuelas “para llenar una necesidad percibida por los maestros, para enseñar algo nuevo a los niños. Ese repertorio me ha dado satisfacciones en casi todo el país, por eso los niños siguen siendo un objetivo de mi trabajo musical”. No obstante, su referencia en cada canción se dirige, más que a lo tradicional, a las estampas de la vida, a la cotidianidad y al Tolima, de ahí vienen obras como ‘Nostalgia de culebrero’, ‘Pa’ Teresita’, ‘En Sí bemol’ y ‘Voy poco a poco’. Y en particular, convirtió ‘Canta un Pijao’ en una segunda letra con sentido ambiental para “capitalizar que la canción se había ganado el corazón de la gente, un texto alterno, pues la gente se la sabía”, ya que, “si se mira la entrada de ‘Canta un Pijao’, hay elementos ecológicos. Esta ha sido de mucha acogida para los voluntarios y abanderados de lo ambiental”.
las sabían que era mía y lo advirtieron antes También tuve la alegría de que la cantara l Saavedra; luego vino el proceso de rebautiBienestar Familiar a decir que yo era el papá que debía de manutención (risas)”. os artistas han grabado este bambuco, él fácilmente más de 20, “aunque muchos la en colegios y en festivales”.
Pijao’ (1994) n el concurso Pedro J. Ramos, de La Voz del a segunda de solo dos versiones que hubo). uedé en segundo lugar, la primera con una só inadvertida, ‘Mi ciudad’, en 1993. La prirete fue la soprano Sandra Liz-Cartagena, stro Luis Alfonso Liz Liscano. aba con el Comité, empecé trabajándola ro de Formación Campesina, que fuera muy cuando la terminé me di cuenta de que era al, no solo para un centro de formación, y oyuntura del Concurso”, recuerda.
‘Por eso cantamos’ (con Jesús Morales), ‘Cachivaches y fantasías’, ‘Niños & ritmos colombianos’ (ambos de música infantil) y ‘Canciones para Sumercé’ (interpretado por la huilense Niyireth Alarcón) son los discos que hacen parte de su trayectoria como cantautor y compositor.
Su entrega le ha hecho apoyar de forma decidida al Comité Ambiental en la escritura de documentos. Ahora, su actual responsabilidad es el libro de su vida y obra, en que le colaborará el investigador Humberto Galindo, alguien a quien admira “mucho”.
LA MÚSICA, PASIÓN Y DIFUSIÓN Al principio, su énfasis fue la educación, sin embargo tras de ella la música siempre estuvo a la sombra, según narra. “No fue mi primera profesión, ni la principal. Estuvo siempre a la sombra, como un hobbie que aproveché y que me ha acompañado de mil maneras. Tal vez en este momento es cuando la música se ha convertido en un eje más importante, mi formación ha sido autodidacta, aun cuando he estado muy bien acompañado”, recuerda Jiménez. Por ejemplo, mientras trabajaba en el Ministerio de Hacienda recibía clases, con el maestro Francisco Cristancho Jr., con quien se construyó una especial amistad, y lo que le significó que ambos fueran parte de la Gran Orquesta Colombiana, “de cellos, violines, violas y tiples, y yo era tiplista. “Debo confesar que no he tenido habilidades de instrumentista, ya que es un don y un talento. Medio zurrungueé la guitarra y después pasé al tiple. Creo que tengo habilidad para escribir, y para expresar cosas en canciones, también de pronto un poco en la gestión, de mil maneras. Sigo tocando el tiple, pero para mí es un poco de limitaciones, pues tengo un problema de motricidad, aunque sigue siendo un recreo espiritual la música y la posibilidad de hacer canciones”, añade.
Ser un ‘buen padre’
Cuenta el artista que “con las canciones siempre hay una incertidumbre, porque cada una se hace con el afecto de un papá, es como saber que nació un bebé y que lo vemos lindo así no lo sea, pero no todas las canciones son tan lindas como uno imagina o llegan a fibras de la gente. Hay unas que dan en el clavo”. A juicio de Jiménez, hay compositores más
afortunados o más certeros, “que pegan a todas o casi todas”. Esto se suma a que, en un panorama que no es desconocido por muchos, se incluye la falta de difusión. “A mí me está ayudando mucho YouTube, donde está la música para ponerla al alcance de la gente, y como yo no creo ser buen instrumentista ni buen cantante no doy mucho recital o gira: eso me restringe”, admite. De ahí que aproveche el auge de las TIC como un ferviente promotor de su música: en su canal, llamado sencillamente Jorge Humberto Jiménez Bernal, ha alojado al menos 85 videos con sus canciones, ya sea interpretadas por él o por otros significativos exponentes de la música colombiana. “Es una vitrina que la valoro muchísimo, porque es permanente. Pa’ mí tener 100 o 200 visitas es un montón, porque la música sigue estando ahí, y me doy el lujo de tener 316 suscriptores. Un viejito que tenga eso es meritorio”, comenta entre risas. Jiménez calcula estar en 300 canciones escritas, aunque dice no haber hecho aún el inventario, “sumando las canciones de campañas, los bambucos, los discos y las de niños. Pero no es porque sea muy prolífico e inspirado, sino porque soy muy viejo, pues con 73 años, “dirán que he tenido mucho tiempo”. Esta etapa la aprovecha al máximo: “Agradezco a Dios por tenerla, es un espacio de libertad y ya no tengo afán por rendir informes o estar preocupado por qué va a decir el jefe. Tengo tiempo para estar con Teresita y para disfrutar a mis hijos y a mis nietas”; de estas últimas, dos son paisas y dos tolimenses, y a todas las ha recibido con un bambuco, un pasillo, un pasaje y una caña bambuco, “de las mejores canciones que he hecho”.
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FACETAS Alisios / Condena
Los poemas
Lizeth Yurany Patiño Garzón*
Alisios
Condena
Corriente de aire, ¿irás al norte? ¿al sur quizá? ¿evocarás bajo la sombra del goce? Como huracán me asaltaste. Ahora, en éxodo, te llevas mi libido, mis fragancias, los labios y la flor.
El túnel en llamas derrama en sus paredes el signo del placer, codiciado cuerpo que goza la lujuria de su espíritu; la intangible elevación. El hurto de la pureza es el peso de mi destino.
Reaparece, caprichoso viento, devuelve lo que saqueaste, indemnízame si retornas del sur, no huiré.
*Participante de ‘Trazos oblicuos’ Compilación de cuento y poesía Universidad del Tolima, 2014 ‘La novia del viento’ (1914), de Oskar Kokoschka
Editorial: Penguin Random House Título: No hubo fiesta
Autor: Alonso Salazar Páginas: 351
LIBESTA Hoy, en el Jardín Botánico de Medellín, y en medio de un conversatorio con Sergio Fajardo, será presentado este trabajo editorial, en el que se contempla desde la fundación de las Farc hasta la muerte de Manuel Marulanda, ‘Tirofijo’, al igual que se narra hechos, personajes históricos y anónimos que hicieron la guerra que definió la Colombia del siglo XX. Alonso Salazar es uno de los cronistas más reconocidos del país. ‘No nacimos pa’semilla’, ‘La parábola de Pablo’ o ‘Luis Carlos Galán, profeta en el desierto’ prueban su capacidad como periodista y su agudeza para abordar los temas más oscuros de la realidad nacional. En este libro conecta la experiencia histórica con la experiencia personal. La razón y la demencia de los ejércitos irregulares, los hechos sublimes y escabrosos de los que decidieron ir a la guerra, las fuerzas que en lugar de una victoria marchan bajo la sombra de la derrota colectiva.
NOVEDADES LITERARIAS Editorial: Debate Título: Las guerrillas en Colombia
Autor: Darío Villamizar Páginas: Sin información
CASA AMÈRICA CATALUNYA Entre las fuentes consultadas destacan los documentos desclasificados -y todavía poco estudiados- referidos a Colombia producidos por diferentes agencias de los Estados Unidos (CIA, DIA, NSA, Departamentos de Estado y de Justicia…). También han sido analizados documentos propios de las agrupaciones guerrilleras, testimonios de los protagonistas o análisis de textos publicados en el transcurso de los años. Tal y como destaca el autor, en el libro “no se pretende mitificar o condenar la actuación de las distintas guerrillas, pero sí que se aprecien sus contrastes e interrelaciones y sus particulares formas de apreciar la realidad política y el desarrollo de nuestra sociedad, como parte de la “cultura política”, que incluye sus normas, valores y antivalores, percepciones y costumbres». En la introducción, Villamizar no pierde la ocasión para insistir en la necesidad de persistir en el esfuerzo para alcanzar la reconciliación y la tolerancia mutuas. Añade que la construcción de una paz estable, de un horizonte de respeto en la diversidad, reclama verdad, justicia y reparación.
La palabra de la semana
Amatista La amatista, también conocida como cuarzo violeta o cuarzo lila, es la variedad más apreciada de ese cristal. Las piedras más perfectas se tallan para joyería, y el resto se utiliza en la confección de objetos de arte. Es, junto con el diamante, el rubí, el zafiro y la esmeralda, una de las piedras preciosas más apreciadas, al punto que algunas amatistas ornan la corona británica. La intensidad de su color violeta varía según la cantidad de hierro que contenga. Como es muy sensible al calor, al ser sometida a altas temperaturas adopta un color amarillo (a 450ºC) o anaranjado fuerte (a 500ºC). Los griegos la consideradaban un remedio contra la embriaguez, tal vez debido a su color vino; de ahí, su nombre amethystós ‘sobrio, no embriagado’, derivado de methein ‘estar borracho’. Según un antiguo mito helénico, Dionisio (el dios del vino y de los viñedos, también conocido como Bakkhos, asimilado como Bacchus por los latinos, Baco en español) se había enamorado de una ninfa, por lo que Diana, celosa, convirtió a la bella joven en un cristal. El amante, transido de dolor, derramó sus lágrimas sobre la piedra, que hicieron que adquiriera su color característico. Otro mito narra que Rhea le regaló la amatista a Dionisio para librarlo de la locura temporaria del vino. Debido a esa tonalidad, que con frecuencia se acerca al púrpura de los hábitos episcopales, la amatista se conoce en francés (améthyste) como “piedra de obispo”.
GERENTE: Miguel Ángel Villarraga Lozano EDITOR GENERAL: Edwin Ballesteros Vásquez COORDINACIÓN: Redacción Cultural EL NUEVO DÍA PERIODISTA: Camilo Yepes DISEÑO: Edison Guarnizo FOTOS: Suministradas. Camilo Yepes. Internet. Colprensa. TEL.: 2770050. Ibagué - Tolima - Colombia. PÁGINA WEB: www.elnuevodia.com.co CORREO ELECTRÓNICO: culturales@elnuevodia.com.co FACEBOOK: El Nuevo Día - Colombia - Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8.