IBAGUÉ, 18 DE OCTUBRE
Eusebio Horta Triana, el artesano de los canastos
FACETAS CULTURA AL DÍA
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Ibagué, 18 de octubre de 2009
La lengua
Opinión de la nueva nobel Herta Müller
Por: Carlos A. Aguilera*
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n La bestia del corazón usted traza una diferencia muy clara entre “lengua materna”, “lengua estatal” y “lengua infantil”... ¿Pudiera abundar más sobre esto? ¿Cómo entender la primera y la última en un mundo dominado por la “lengua Estado”? Más allá de lo que representa la “lengua materna” y la “lengua infantil” en sus textos, considera usted que se puede construir una diferencia compleja entre estos espacios y el nacionalismo? —Mi lengua materna es el alemán, porque provengo de la minoría alemana en Rumania. Así que el alemán es mi primer idioma. Luego está la lengua de la infancia. Pero, a decir verdad, con ella afronto el mayor problema: ignoro por completo si realmente es la lengua de mi infancia. Y es que durante mi niñez se conversaba demasiado poco para que existiese una lengua de la infancia. Hay una lengua nacional y una lengua estatal. Lo que habla el Estado es esa jerga ideológica, distorsionada, rota, que se escucha por doquier en la opinión pública bajo la dictadura. En contraste, la lengua nacional es la personal, uno la usa para hablar con alguien, o sea, el idioma de los rumanos que se sentaban a comer conmigo al mediodía. Ése es, claro, un idioma distinto del lenguaje estatal. Si bien, en el curso de las décadas el lenguaje estatal ha ido infiltrándose en el idioma nacional al extremo de que muchas personas ya no meditan cuándo usan la lengua estatal y cuándo la nacional. Con el paso del tiempo se va produciendo esa confusión. Sabemos que es así en todas las dictaduras, que las dictaduras también monopolizan el idioma. Pero no se puede matar del todo una lengua nacional; eso también lo sabemos. Yo pude mantener con el idioma rumano una distancia bastante clara, en parte porque el rumano no es mi lengua materna, en parte porque lo aprendí con quince años y fue entonces que vine a escuchar lo hermoso que sonaba, lo sensual que era, con todas sus metáforas y figuras del lenguaje, muchas de ellas mezcladas a la superstición. El idioma rumano posee muchos niveles inexistentes en las lenguas germánicas. No todo en él se vuelve enseguida vulgar. Puede ser frívolo, pero no vulgar, lo cual es absolutamente imposible en mi lengua materna. Cuando traduzco algo del rumano al alemán todo se vuelve ordinario, obsceno. No se corresponde en absoluto con lo traducido, simplemente porque ese plano lingüístico no existe en alemán. Y eso es lo que me fascina del idioma rumano. Igual que sus contradicciones. He escrito un libro titulado El hombre es un gran faisán en el mundo. Ése es un giro rumano. En rumano es muy frecuente decir “He vuelto a ser un faisán”, que significa: “He vuelto a fracasar”, “No lo he logrado”. O sea, en rumano el faisán
Esta palabra, proveniente del inglés slogan, se usa actualmente para designar una consigna política, ideológica, o bien una fórmula breve, como las que se ven en publicidad y cuyo objetivo es fijar un producto en la memoria del público. En su origen, sin embargo, un eslogan era un grito de guerra en las comunidades celtas de lengua gaélica, que habitaban Escocia y parte de Irlanda. En efecto,
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es un perdedor, mientras en alemán es un arrogante fanfarrón. Como se sabe, el faisán es un ave incapaz de volar, vive en el suelo. Cuando empiezas a cazar y todavía no sabes hacerlo bien, cazas faisanes. La presa más fácil, puesto que el faisán no puede escapar. Los rumanos han incorporado ese rasgo a su metáfora. ¿Y cuál han tomado los alemanes para la suya? Las plumas, el plumaje, lo cual es muy superficial. La vida del animal no interesa a la metáfora alemana; a los rumanos les interesa la existencia del ave, y eso me fascina. El faisán rumano ha estado siempre más cerca de mí que el faisán alemán. Lo mismo me pasa con otras cosas. A menudo me da la sensación de ser, atendiendo a mi estructura, realmente una rumana. Hablo muy mal el rumano pero, estructuralmente, por mi tesitura interna y por lo que realmente me convence, también en poesía y sensualidad, soy rumana, por ejemplo, en cuanto a los nombres de plantas, en cuanto a muchas cosas que me hacían pensar: “Mira lo que ven ahí ellos y lo que ven los alemanes.” De ahí deriva también la convicción de que en mí caso el rumano siempre coparticipe en la escritura. No es que tenga que escribir ninguna palabra en rumano, pero es natural que el rumano coparticipe en mis textos, porque ha crecido en mi mirada. Está en mi cabeza igual que el alemán. Tengo varias imágenes de una misma cosa debido a que el idioma rumano las ve de otra manera, y con esa imagen trabajo. Y puesto que quizá la imagen rumana esté más cerca de mí, trabajo más con la imagen rumana en mi cabeza, aunque escriba en alemán. Por tanto, lo uno no excluye a lo otro. De modo que tampoco puedo decir qué es rumano y qué alemán. Y que así sea es una suerte para un escritor, lo mejor que puede pasarle. Por supuesto, sólo me refiero a la lengua nacional; no al lenguaje estatal, que es estéril, estúpido, repelente, nauseabundo en toda la extensión de la palabra. Algo que sólo puedes odiar,
Herta Müller que se te pega como un chicle frío; insoportable. Algo que odias al extremo de no poder oírlo sin enfurecerte. Lenguaje de reunión, lenguaje de periódico, lenguaje de televisión, de discursos. Eso lo conocen ustedes también en Cuba. Castro habla más tiempo que Ceaucescu. Ceaucescu pronunciaba un discurso cada dos días, y sus decretos aparecían constantemente en la prensa. Yo siempre los leía, pues quería saber qué había vuelto a hacer. Siempre era algo que iba contra la vida y uno debía leerlo para enterarse. Muchos amigos me confesaban que ya no podían. Yo les respondía sí, sí, pero por eso ignoras lo que acaba de hacer esta vez. Ese lenguaje era insoportable, repulsivo. Y así eran también los funcionarios que hablaban esa jerga en la fábrica. Las constantes reuniones eran horribles, casi inaguantables. En cambio, el idioma nacional era la lengua que llevabas dentro, intrínseca, aquella poesía, toda aquella superstición. He hecho ya el intento de separar ambas cosas, pero no siempre es posible. Naturalmente, el lenguaje estatal infecta el idioma, y cuanto más dura una dictadura, tanto más lo infecta. Sin embargo, no logra hacerlo del todo. Siempre queda una parte incólume. Y eso nunca ha dejado de interesarme.
*De la revista Crítica, Puebla, México. Entrevista del periodista cubano de la cual hemos tomado sólo esta pregunta.
‘multitud’ y ghairm ‘grito’. Su sentido metafórico de ‘consigna’ surge en inglés en el siglo XVIII. En castellano, aparece así por primera vez en el Diccionario de la Academia en 1984: eslogan. Frase corta significativa, que alude a algo que se pretende grabar en la mente de los demás. Está incluida también, pero como slogan en las ediciones de 1985 y 1989.
LA PALABRA DEL DÍA Eslogan
slogan es una alteración del escocés slogorne, procedente de la palabra gaélica sluagh-ghairm, formada por sluagh
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La mujer difícil de Libardo Vargas Por Carlos Orlando Pardo*
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na mujer difícil y otros textos breves, me regresa como lector de Libardo Vargas a su impecable prosa rítmica, al ingenio en la selección de sus temas, al impacto por la acertada economía del lenguaje, al recurso nada fácil de sus finales sorpresivos y al paisaje del desasosiego con sus personajes mordiendo siempre la derrota. Se trata de un autor más que decoroso en medio de una región donde abunda la publicación de libros de una cuestionable calidad. Particularmente en esta obra, Libardo Vargas parece jugársela toda en la búsqueda incesante de argumentos curiosos que rayan en lo insólito de una ficción habitada de asombros. Es este el primer volumen de cuentos que históricamente en el Tolima se cubre todo del relato breve, la mini ficción, el mini cuento, el micro cuento, en fin, cuanto apelativo colocan los buscadores de nombres para bautizar una manera de narrar pequeñas pero luminosas historias. Tal género empieza a imponerse con demasiada fuerza en América Latina, un continente perezoso para leer obras de gran aliento como no ocurría en el pasado, pero que ahora, con lo refulgente de la abreviación, hacen del relámpago su luz y su morada, así no quede más allá de la sorpresa inicial sino lo radiante del instante, la mayor parte de las veces sin profundidad. Sin duda, Libardo Vargas tiene aquí con qué seguir como un escritor destacado dentro del panorama de la literatura colombiana. Pero no es gratuita su salida sino el producto de la reflexión y de un oficio asumido con verdadera responsabili-
dad, alejado de la improvisación y del azar. Él ha demostrado gran rigor en cuanto a la publicación de sus libros porque no ostenta el afán de darlos a conocer antes de tiempo. Son cuatro volúmenes de cuentos a lo largo de veinte años dentro de un oficio literario en el que lleva ya, por lo menos, el no despreciable espacio de tres décadas. Su vocación temprana por la lectura y la escritura de textos, por la investigación y el análisis, por la mesura y la serenidad alejada de los aspavientos arribistas y de figuración, nos dejan al frente de quien asume la tarea con compromiso y con talento, hasta el punto en que el resultado de su disciplina lo tiene ya en el inventario indispensable y poco numeroso de los autores del Tolima para Colombia y América Latina. Es un escritor cuya obra no sólo ha sido seleccionada para integrar varias importantes antologías y para ser galardonado en concursos literarios, sino que abunda en su brevedad y en la acertada eficacia. El de Libardo Vargas es un libro que gusta como una muchacha bonita muy bien puesta y con la que uno puede acompañarse sin sentir cansancio. Por el contrario, como en los esplendorosos momentos del amor, el tiempo pasa sin advertirlo para dejarnos al final la grata sensación de haber estado convenientemente acompañados. Y eso que no son pocos los malos minutos por historias que debido a su trama nos indignan y nos alborotan la conciencia. Lo bueno, en conclusión, es que al leer tanto libro indeseable por lo mal escritos y de los que abundan por el entorno, aquí nos encontramos con un narrador de altos quilates. Sus temas aluden a una época actual en donde tienen su espacio los equívocos médicos, la nostalgia por la esquina del barrio, el humor y la ironía como un componente escaso en nuestra literatura. Qué no decir de los sarcasmos y las parodias, de los ribetes poéticos en algunas historias, de los bancos o de los edictos, de los avisos clasificados o la globalización, de los currículos o de las amantes de fin de semana, de los diarios íntimos o las llamadas por celular, de las oficinistas y las anoréxicas, de los perdones y de los olvidos, del espacio público, de la moda y de las estadísticas, de las cifras oficiales o de la retórica, de la farsa de la vida social con su maquillaje continuo de hipocresía, en fin, un universo maravilloso que remata con textos para especialistas al ficcionalizar obras, escritores y personajes literarios con un fino y bien manejado simulacro. Sin decepción alguna y en la seguridad de disfrutarlo, bien vale la pena acercarse a las páginas con que Libardo Vargas regala con su oficio a los lectores colombianos, luego de varios años de silencio calculado. *Escritor colombiano
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La luz del Caribe
Por: Roberto Burgos Cantor.
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a luz del Caribe posee elementos de revelación. Tiene que ver con las experiencias de la mística: un guiño exterior sumerge al sujeto en una desconocida interioridad propia. Sin caer en las teorías de Josué de Castro parecería que esa luz alimenta una espiritualidad. Ello explicaría por qué el descuidado hábito de la siesta es más un requerimiento del alma incendiada que de la presencia del mediodía solar inclemente. Y también la circunstancia de que ese nicho de luz tiene refugio en la memoria y la habita para dejar huella de la vida vivida, el paraíso o el infierno inenajenables. No sé si ello explica por qué en oleaje de amanecer vuelve la imagen de un encuentro en La Habana. Era el tiempo de estaciones cruzadas. Algunos territorios viven la primavera y otros el invierno indeciso, fresco, y nubes que esconden la trasparencia del aire y el poder de la luz para poner un tejido gris sobre el mar y las calles y las azoteas con las ropas puestas a secar o un palomar abandonado o los restos en desorden de muebles y tarros desocupados. El día del encuentro, a las 11 de la mañana la luz había recuperado su dominio. Era nítida la corriente del golfo y una marea gruesa se perdía en el horizonte. Nos instalamos en la terraza abierta de la residencia del Embajador de Venezuela a esperar a Cintio Vitier y Fina García Marruz. Fue uno de esos almuerzos despojados de formalidades donde la intimidad surge de la sombra que cada autor a su pesar deja en las palabras que pone. La conversación estuvo dedicada a las cuestiones sutiles con las cuales nos acercamos a los misterios de la poesía y a los asedios amistosos que hacemos a los poetas para adentrarnos en los hermetismos del silencio. En 1993 Cintio Vitier acababa de ser elegido diputado nacional por una región simbólica por ser la cuna de la república cubana. Ese compromiso y honor en un momento de la vida en que la gente suele descansar o se aplica a terminar y afinar
Cintio Vitier
ciclos inconclusos o textos demorados por la agitada urgencia cotidiana, despertó mi interés y mi admiración. Había empezado a leer a Cintio casi en el mismo momento en el cual quedé prendado de la poesía de Eliseo Diego. Son poéticas distintas que incluso alguien perspicaz podría observar en sus personalidades. Don Eliseo de tranquilas dulzuras, atrapador de invisibles; don Cintio de verso acerado, palabras contenidas y erizada impaciencia. En Colombia Santiago Mutis publicó Dama pobreza, y Álvaro Castillo en las ediciones de su librería, una selección de Cintio. Tanto Eliseo (y eres tú quien en silencio/ nos consuelas) como Cintio y Fina, y por supuesto el gran Lezama ( Él necesita del coro/ como un mar, él necesita/ lo coral, pero va solo/a la cita) pertenecen a una de las fecundas vertientes de las artes cubanas. Profesaron el catolicismo y en su vida de ciudadanos es notoria la austera dignidad de los cristianos viejos. Lejos de quejumbres y desalientos asumieron el destino de la sociedad como asunto propio. La manera como Vitier comprendía la gesta de Guevara, la lúcida lectura de Martí, son asuntos inolvidables. Ahora que ha muerto queda su poesía no como consuelo sino como el legado que caracteriza una época y al cual volveremos sin duda. *Escritor colombiano. www.elnuevodia.com.co>Léalo.
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El periódico hecho arte on las manos llenas de necesidad por trabajar, Eusebio Horta Triana incursionó en el mundo del comercio en diferentes lugares del país; entre esos andares y en busca del sustento económico, cargado de anilinas para ropa, se encontró de frente con lo que sería hoy su pa-
sión. Con el afán de vender colorantes de prendas visitó a canasteros, que tal vez comprarían sus productos para teñir las artesanías, esto de alguna manera lo incentivó hacia el mundo del arte. Tras una mala pasada que se convirtió en la mayor fuerza para formarse como artesano, hace 25 años le surgió la idea “por accidente”, como lo afirma él, de hacer lo que hoy es su manera de vivir y de sentir. Este ibaguereño emprendió su camino cargado de motivaciones; tocando puertas logró el contacto con una prestigiosa floristería en la ciudad de Bogotá, y ante el temor por la poca experiencia, pero con ganas, dedicación y credibilidad, sacó adelante lo que él denomina “su primer pedido” grande de canastos. Conmovido por los grandes resultados, y la valoración de su trabajo, este hombre de 62 años se preocupó por instruirse como artesano. Luego de estar en el gremio, que exige escalar y posicionarse, llegaron a su mente ideas innovadoras y acabados perfectos, por lo que forjó la creación de canastos y baúles en papel, y tras un proceso de aprendizaje imaginó la forma de darle rigidez, impermeabilización, color y el toque auténtico de su trabajo manual. El arte no se improvisa y, según sus palabras, “en Ibagué el artesano va más por la necesidad de la comida y no por el valor de su mano de obra”, es por ello que ha trascendido ciudades, ya que sus clientes se centran en plazas como Bogotá y Medellín; además en el año 2007, junto con sus tres trabajadores y en medio de imprevistos ante el compromiso, ejecutó la producción de mil 300 baúles para un reconocido almacén de cadena para las anchetas de temporada navideña. Son muchas las experiencias por rescatar de las manos incansables para el progreso vehemente de www.elnuevodia.com.co>Léalo.
esta labor propia de vocación, y Eusebio con enaltecida gracia ha manifestado tener el toque personal que hace de sus creaciones un trabajo magnífico y perdurable. Además, participó en el concurso Ideas de Negocio organizado en la ciudad en el 2008, patrocinado por la Cámara de Comercio, Alcaldía, Gobernación, Sena e Incubar, ocupando el segundo lugar por la presentación de su proyecto de la creación de canastos con papel periódico, recibiendo como premio la dotación de herramientas de trabajo. Su equipo de trabajo está compuesto por tres personas Lina González en la realización de los cartuchos de papel y aplicarle color a los productos; José Martinez
y Raúl Quintero de la mano de Eustacio Horta en la elaboración de los baúles y canastos. Estas personas a lo
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largo del tiempo han sido alumnos agradecidos que comparten el objetivo de progreso del artesano. Son 25 años en los que las satisfacciones han sido innumerables, debido a la visión modesta de Eusebio, ya que ha consolidado un producto creado por manos tolimenses e ibaguereñas demostrando la pertenencia y el paso de los sobresaltos del tiempo. Dentro de los sentimientos de este artesano aparece la inconformidad frente a algunos problemas de índole económico, pero pese a ello ha salido adelante y ha motivado a sus artesanos a generar ideas día tras día. Para la elaboración de estas piezas de arte es
necesario ir de la mano del mimbre, papel periódico, calceta de plátano, maderas, barniz, las inclemencias del clima y el toque secreto que identifica a Eusebio como signo de calidad en el mercado. Las grandes fortalezas de este artesano se enumeran a partir del trabajo en conjunto, la perfección, las ganas de crecer, idear los medios para lograrlo y efectuar una labor limpia, con cualidades propias y el toque de identidad, Palabras que destacan el nombre del tolimense Eusebio Horta Triana que con el bachillerato inconcluso, es ejemplo de creatividad y se enmarca dentro de la definición de la palabra artesano: “persona que hace por su cuenta objetos de uso doméstico imprimiéndoles un sello personal”.
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Helmer Parra/ ELNUEVO DIA
Proceso manual para la elaboración de los canasteros.
Artesano ibaguereño Eusebio Horta Triana.
Canastas y baúles elaboradas en mimbre y papel periódico.
Proceso de color para en acabado de los canasteros.
Retoques finales de las piezas de arte.
Equipo de artesanos y creativos de canastos y baúles en papel periódico.
Creación de los cartuchos que se utilizan para el armado de los canasteros. www.elnuevodia.com.co>Léalo.
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Martina García: “La filosofía me mantiene con los pies sobre la tierra” Debutó como coproductora en la cinta “García”. Estudia filosofía en la Universidad La Sorbona de París (Francia).
Por Sergio Villamizar D.
Bogotá, Colprensa Con su figura menuda, mirada tierna y sonrisa espontánea, Martina García logra devorarse la pantalla gigante. Por eso, poco a poco, con mucho trabajo y talento, ha logrado convertirse en una de las actrices más apetecidas por la cinematografía Iberoamericana. A sus 27 años de edad, vive entre Ciudad de México, Barcelona (España), y París (Francia), pues aunque pocos lo crean, entre tanto trabajo que ha tenido durante los últimos años, la bella bogotana ha podido emprender un nuevo sueño, estudiar filosofía, nada menos que en La Sorbona. Ahora se encuentra en Colombia, porque a partir del próximo viernes, en 60 salas de cine del país, se estrenará “Amar a morir”, la coproducción colombo-mexicana en la que comparte papeles protagónicos con José María Tavira. Esta cinta, rodada en los bellos paisajes de las playas del Pacífico mexicano, presenta una historia de amor entre Alejandro (José María Tavira) y Rosa (Martina García), la cual tiene tintes de imposible por culpa de los capos del narcotráfico que dominan el lugar: Michoacán. Esta región del país azteca ha venido siendo azotada por el flagelo del narcotráfico durante las últimas décadas, y vive una sangrienta guerra de carteles. Fernando Lebrija desarrolla este panorama social a través de una historia de amor, en una cinta que se ha convertido en la más taquillera del año en México y que ahora llega a las salas de cine del país.
Cine mexicano
- ¿Cómo ha sido el proceso con “Amar a morir”? Muy bien afortunadamente, pues a principios del año se lanzó a los cines de México e iba muy bien, pero luego vino el cierre de las salas de cine por la famosa gripa, lo que perjudicó a la cinta. Sin embargo, “Amar a morir” sobrevivió gracias a Dios. www.elnuevodia.com.co>Léalo.
- Ya un buen tiempo viviendo por fuera del país… Cuando hice “Amar a morir” aún no estaba radicada en España, me encontraba en Colombia. Eso sí, iba frecuentemente a España por lo hecho con “Perder es cuestión de método” y “Satanás”, pero aún no vivía allí. Todavía no había iniciado mi aventura parisina ni menos por Barcelona. Fue en el 2007 que viajé a México para esta película. - ¿Qué le sedujo de la película para interpretar a Rosa? Me sedujo todo del proyecto, desde la idea de irme a vivir algunos meses a unas playas perdidas y hermosas en el Pacífico mexicano, con un una historia de amor super bonita, pero siempre pensando en aceptar un trabajo que pueda disfrutarlo. También el hecho de interpretar a una niñita de pueblo en el interior de México, con un estilo de vida completamente distinto al mío. Lo cual es un reto fascinante. - Una historia de amor que a la vez narra los problemas del narcotráfico en México. Es que es inherente a la zona. Tristemente en nuestros países latinoamericanos el narcotráfico es un serio problema. Nos parecemos mucho los colombianos y los mexicanos. Claro que la película no se centra en ello, pero si hablábamos de Michoacán, donde se desarrolla la historia, teníamos que tocar el tema. - Rodada en el 2007, ¿Cómo fue verla dos años después? Siempre es un choque ver la película completa, porque siempre es diferente la película que ruedas a la que te presentan editada y para el público. En este caso superó mis expectativas y siento que puede tener un desarrollo en Colombia muy bonito.
Desde Barcelona
- ¿Por qué se radicó en España? Luego de “Amar a morir” nació la idea de viajar a España detrás de una propuesta interesante en la película “Rabia”, la cual estamos presentando en diferentes festivales del mundo. Una película casi opuesta a “Amar a morir”, aunque en las dos cintas mi personaje se llame Rosa. Mientras que en “Amar a morir” hay mucho paisaje natural, “Ruido” es enteramente urbana, oscura, claustrofóbica. Allí también realicé una miniserie para Televisión Española, de tan sólo cinco capítulos, grabados en Islas Canarias. ¿Y la filosofía? Al radicarme en Barcelona (España), y como siempre había querido estudiar filosofía, decido inscribirme en la Universidad de Sorbona en París, para allí desarrollar mis estudios. Son tres días a la semana en las que tengo clases presenciales, y el resto de la semana lo dedico a la actuación. Me ha costado. De hecho ya estoy atrasada porque a principios del año acepté otra película en México y no pude hacer los exámenes finales. - ¿Qué tal la experiencia de ser tres días a la semana estudiante de la Sorbona, y el resto ser una actriz que poco a poco ha logrado reconocimiento internacional? Me encanta, porque cuando eres actriz te llenan de atenciones y sobreprotegen, mientras que llegas a París y entras a la universidad y eres una estudiante más, como es la vida de verdad. Así no me aburro haciendo una sola cosa, porque le tengo pánico a aburrirme.
Es fascinante este contraste. La filosofía me mantiene con los pies sobre la tierra. - Una vida nómada… Yo creo que es así. Toda la gente que conozco del cine es así. Cuando empecé a trabajar en el cine internacional, sentí lo duro que era, con largas temporadas fuera de tu casa. Las cosas son así, más con las coproducciones que están tan de moda en América Latina. Lo rico que es nunca vez las cosas con ojos de costumbre o dar nada por hecho, todo lo vuelves a descubrir todo, todo el tiempo. - ¿Y la familia? Intento, cuando yo no puedo viajar, ellos vengan a mí, pero a veces no se puede. En “Amar a morir” estábamos muy lejos de todo. Era un viaje que sólo le faltaba el burro, porque había que tomar de todo para llegar allí. Pero me aproveché de esa soledad para prestársela a Rosa, mi personaje. Ella es una mujer sin padres, entonces la ausencia de los míos, pues ese sentimiento se lo di a Rosa, cosa muy difícil porque siempre he sido una mujer muy apegada a mi familia. - ¿Tendrá su propia productora de cine? Ese es mi plan en el futuro, por ahora hice mi debut como coproductora de “García”, una película en la que participan Damián Alcázar y Margarita Rosa de Francisco y que saldrá el próximo año. Aclaro que la película, la historia, no tiene nada que ver conmigo. Es pura coincidencia que la cinta, “García”, lleve mi apellido. Me encanta estar también a ese lado del cine, ver como se va armando una película, como se construye y se van acomodando una a una las piezas. - ¿Tiene ofertas para volver a trabajar en Colombia? Desde que hice la telenovela “Amor a la plancha”, las ofertas de volver a Colombia para hacer televisión no paran, pero sé que no lo puedes tomar todo, y por ahora estoy ligada a España y México, aunque nunca he sentido que me he ido de Colombia, porque no siento que me fuera del país. Es posible que el próximo año esté haciendo cine en Colombia, pero aún no tengo nada en concreto.
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EL CUENTO
La carta
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> POESÍA
Luis García Montero
Por José Luis González*
San Juan, puerto Rico 8 de marso de 1947 Qerida bieja: Como yo le desia antes de venirme, aqui las cosas me van vién. Desde que llegé enseguida incontré trabajo. Me pagan 8 pesos la semana y con eso bivo como don Pepe el alministradol de la central allá. La ropa aqella que quedé de mandale, no la he podido compral pues quiero buscarla en una de las tiendas mejores. Digale a Petra que cuando valla por casa le boy a llevar un regalito al nene de ella. Boy a ver si me saco un retrato un dia de estos para mandálselo a uste. El otro dia vi a Felo el ijo de la comai María. El está travajando pero gana menos que yo. Bueno recueldese de escrivirme y contarme todo lo que pasa por alla. Su ijo que la qiere y le pide la bendision. Juan Después de firmar, dobló cuidadosamente el papel ajado y lleno de borrones y se lo guardó en el bolsillo de la camisa. Caminó hasta la estación de correos más próxima, y al llegar se echó la gorra raída sobre la frente y se acuclilló en el umbral de una de las puertas. Dobló la mano izquierda, fingiéndose manco, y extendió la derecha con la palma hacia arriba. Cuando reunió los cuatro centavos necesarios, compró el sobre y el sello y despachó la carta. *Escritor puertorriqueño. 1926-1996.
Poeta español Canción deshojada La vida tiene pétalos y un rosal donde tiemblan las historias. En llamas La historia de ese pájaro que llegaba a dormirse en los escaparates y ahora vuela en el alma de sus nuevos clientes. La historia de esa nube que cubría ciudades con papel de periódico y ahora deja su lluvia en un tren cancelado. La historia de mis gafas, las que piden mis ojos, las que ponen murmullos de teatros y máscaras junto al libro en la mesa. La vida tiene pétalos y nubes sin ciudades, y las plumas del pájaro, y las gafas que ahora son la huella redonda del vacío.
A Jon Juaristi Canciones que no pueden ser cantadas, banderas que me manchan con su sangre las manos, libros oscurecidos por el tiempo, plazas que sólo existen en las fotografías. Como el águila vivo en un bosque incendiado. El brillo de mis ojos es de llamas extrañas. Me persiguen las ascuas de una luz enemiga. Y vuelo, vuelo, sin un lugar a salvo, sin poder detenerme.
Obras del pintor colombiano Phanor Satizábal www.elnuevodia.com.co>Léalo.
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“Bastardos sin gloria”: la caída de Tarantino
Por Jorge Ladino Gaitán Bayona*
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ablar de Quentin Tarantino, el destacado director y guionista norteamericano, es pensar en una figura que había posicionado sus realizaciones cinematográficas en una frontera particular entre el cine arte y el cine comercial, salvo acaso su “Death proof” (“Prueba de muerte”), una suerte de homenaje a las películas de serie B. Tarantino fue ganador en 1994 de un Premio BAFTA y un Oscar a mejor guionista por “Pulp fiction” (conocida en países hispanohablantes como “Tiempos violentos”). Con ella obtuvo la Palma de Oro en el prestigioso Cannes. Hay un estilo particular tanto en las películas que dirige como en las que elabora el guión (caso de “Asesinos por naturaleza”, dirigida por Oliver Stone): las escenas violentas, algunas veces poetizadas por la hipérbole (como en “Kill Bill”) resultan orgásmicas (el que asesta el golpe como el espectador las sienten liberadoras, la lógica y las atmósferas generadas exigían dichos actos); varias historias se entretejen para forman una sola al final; los diálogos son deslumbrantes y siempre exploran, con mordacidad, humor e ironía, los lados oscuros de la condición humana; las bandas sonoras son siempre inolvidables. Retomándose planteamientos del mundo del teatro, los postulados de Artaud en su libro “El teatro y su doble” cuando habla de la estética de la crueldad, podría considerarse que varias creaciones de Tarantino resultan atractivas porque en ellas subyace una ambición metafísica de poetizar la crueldad humana y convulsionar cada sustrato de los nervios al recrear “la conciencia en el tormento”. Se trata, más bien, de una crueldad tratada artísticamente que permite vislumbrar el lado espiritual de “la vida en lo que ésta tiene de irrepresentable” (usando una expresión de Derrida en su ensayo “El teatro de la crueldad y la clausura de la representación”). El peligro, en todo caso, es que lo que debiera ser el sello Tarantino (la fuerza de un estilo), con el peligro que esto pueda entrañar en términos de repetir fórmulas, se convierta en una marca Tarantino para vender cualquier producto de baja categoría y ganarse millones de dólares en el mundo. Justamente, esto último es lo que ocurre con su más reciente producción, “Inglourious Basterds” (comercializada en países de lengua cas-
tellana como “Bastados sin gloria” y en otras como “Malditos bastardos”). Como asegurando la posibilidad de barrer en taquillas en el segundo semestre del 2009 (así ha acontecido en Estados Unidos y algunos países de Europa) se incluyó en el reparto a Brad Pitt (ahora en el papel de teniente Aldo Raine, el líder de un grupo de ocho asesinos judeoamericanos encargados de matar nazis en la Francia ocupada en la Segunda Guerra Mundial; precisamente los “Bastardos sin gloria”). Junto con él intervienen en las actuaciones Diane Kruger, Mélanie Laurent, Michael Fassbender, Daniel Brühl, Eli Roth, B.J. Novak, Til Schweiger, Gedeon Burkhard, Julie Dreyfus y Christoph Waltz (el actor austriaco que interpreta al coronel nazi Hans Landa, por cuya actuación ganó el Premio al mejor actor en el Festival de Cannes efectuado este año). La cinta cuenta cómo en 1944, en la Francia ocupada por los nazis, los bastardos sin gloria se encargan de asesinar con sevicia a los soldados invasores. Ellos
maquinan un plan para acabar con los altos mandos germanos que, a la cabeza de Hitler, asisten al estreno de una cinta en un teatro parisino donde se enaltece a uno de sus hombres. Lo curioso es que en ese teatro (una historia paralela que se junta con la anterior para terminar en una sola) su dueña, Shosanna Dreyfus (interpretada por Mélanie Laurent) planea quemar vivos a todos los asistentes usando como vehículo transmisor del fuego las miles de cintas de cine que guarda de colección (¿el arte cobrándole a la historia sus infamias y holocaustos?). La venganza de Shosanna está motivada en que es de origen judío (no lo saben los alemanes, por supuesto) y fue la única en escapar de una balacera en la que murió toda su familia por órdenes de Hans Landa, conocido como “el cazador de judíos”. La historia de Tarantino resulta traída de los cabellos. No se trata de juzgarla porque imagine un final distinto para la Segunda Guerra Mundial, sino que no resulta, en ningún momento, creíble al espectador. ¿Se arriesgaría el propio Führer y su alto mando a salir de su país para ver una película en tierra ocupada? ¿Es lógico que mueran quemados y baleados los nazis por andar distraídos viendo una cinta y haber dejado apenas un puñado de hombres a las afueras de la sala de exhibición?. Son demasiados defectos juntos aparte de la ingenuidad del argumento (donde hasta el astuto Hands Landa, teniendo retenido al líder de los bastardos, hace una negociación ridícula sin garantizar su propia seguridad) y del aburrimiento que genera secuencias donde, como en tantas otras creaciones de Hollywood, un reducido grupo de gringos se encarga de salvar a la humanidad. En esta película, la violencia y los primeros planos de hombres sometidos a crueldad son desdeñables porque no superan la evidencia de la sangre. No hay tensión que atrape, hay diálogos demasiado largos que resultan repetitivos y apenas despiertan el bostezo, el humor es pueril, las atmósferas son tan postizas e, incluso, la repetición de temas musicales que eran parte de bandas sonoras de cintas anteriores de Tarantino desesperan a tal punto al espectador que soportar las dos horas y media de duración es, en realidad, la única proeza. *Universidad del Tolima, jlgaitan@ut.edu.co.
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