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Ibagué, 6 de septiembre de 2009
Nuestra música también tiene melao Por Antonio Mora Vélez*
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ogelio España Vera es un docente investigador que ha dedicado gran parte de su vida a estudiar y escribir sobre la música popular del Caribe y en especial sobre la “Salsa”, esa variedad musical nacida en las entrañas de Nueva York pero con la nutriente rítmica latina y en especial de Cuba. Fruto de su trabajo son el libro La Salsa, un fenómeno histórico, social y cultural y éste que ahora comentamos titulado Nuestra música también tiene melao (Master Impresores, Cartagena, 2008). Este trabajo de investigación, que fue presentado en la reciente Feria Internacional del Libro de Bogotá, cuenta las historias, grabaciones, éxitos musicales, giras y anécdotas de cuarenta y siete compositores, instrumentistas y cantantes colombianos, casi todos nacidos en nuestro Caribe, con la evidente intención de rescatarlos del olvido y hacer valer los méritos que tienen como coautores de la identidad musical de nuestra región y del país. Algunos de ellos, famosos por fuera de nuestras fronteras como Joe Arroyo, Ramón Ropaín, Antonio María Peñalosa y José Barros y otros casi desconocidos como Faustino
Márquez y Hernando José Rivera. Presentados con sus propias voces, para una mayor autenticidad del texto narrativo, el libro relata detalles poco conocidos acerca de los autores de muchas composiciones, como La Pollera colorá de Juan Bautista Madera; la génesis de muchas canciones populares como Lamento Náufrago de Rafael Campo Miranda, Ay cosita linda de Pacho Galán y La Múcura, atribuida a Crescencio Salcedo y registrada por Toño Fuentes, pero que parece haber sido un canto ancestral africano arreglado inicialmente por un abuelo del poeta Candelario Obeso, según el investigador Rogelio España. Los primeros pasos de conjuntos que después hicieron historia como Los corraleros de Majagual y los éxitos internacionales de varios de esos músicos nuestros, entre los cuales destacó al cartagenero Joe Madrid, quien tocó con la Fania All Star y a quien Andy Harlow consideró uno de los mejores pianistas de esa famosa orquesta de Salsa. Y al bogotano Guillermo Alfredo Rueda (Bill Lynn), quien tocó la batería en el conjunto del rey del Rock and Roll, Elvis Presley. El libro tiene una gran importancia para la historia cultural de Cartagena ya que por él desfilan los músicos y orquestas que hicieron época en muchos lugares de diversión de La Heroica, tales como Eliseo Herrera, Remberto Brú, Poli Martínez, Lalo Orozco, Clímaco Sarmiento, El michi Sarmiento, Hugo Alandete, Rufo Garrido, Sofronín Martínez, Pedro Laza, Toño Beltrán y su combo, La A No. 1 de Pianeta Pitalúa, Manuel Villanueva, autor de La estereofónica, y Crescencio Camacho, el cantante del éxito novembrino que aún suena, El compadrito. El autor, docente de filosofía en un plantel de secundaria, sostiene que nuestra música bailable estuvo por los años 50 y 60 a la altura de las mejores del mundo, pero que ha sido subvalorada por las élites y por los medios de
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Antonio Mora Vélez radiodifusión, quienes ahora le rinden tributo a los ritmos y grupos musicales foráneos. Por ello concluye en su libro: “Si el arte refleja la vida social y si por él valoramos la riqueza de un pueblo, entonces ¿qué podríamos esperar de un país, de un pueblo que no aprecia el enorme valor que tiene”. Nuestra música también tiene melao es un libro que se lee con deleite y que tiene, como dice el prologuista Arnold Tejada, un sentido pedagógico. Al abrir cada página de todos y cada uno de los representantes de la cultura musical en él reseñados, afirma Tejada: “son muchas las perplejidades, admiraciones, regocijos y malestares que encontramos en sus intrincadas existencias”. *Escritor colombiano
LA PALABRA DEL DÍA Proxeneta
Esta palabra se usa hoy exclusivamente para denominar al sujeto que explota la prostitución de una mujer. Sin embargo, en el diccionario de Nebrija, la palabra se define como un mero intermediario comercial: "corredor de mercadería". Proviene del latín, lengua en la cual tenía el mismo significado que le atribuye Nebrija, de 'intermediario o corredor', derivada del griego proxenos, una especie de cónsul informal o de protector, que ayudaba a sus compatriotas en una ciudad extranjera. www.elnuevodia.com.co>Léalo.
Sin embargo, en el diccionario de Terreros, el proxeneta era "una especie de intermediario para ventas, compras y casamientos". El significado actual de proxeneta sólo lo hemos hallado en español en el siglo XX, como en este texto del escritor paraguayo Mario Halley Mora: No admitía para nada que su relación con la mujer era nítidamente sexual y malvada. Amante y proxeneta, pinta de cuerpo entero al sujeto vividor y tenebroso que para mi bien de escritora y mi mal de mujer, se había introducido en mi vida.
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El palacio negro teatro Saki Sano, expulsado de Colombia por el general Rojas Pinilla, a la vez emisaria de cartas que le enviaba al poeta Octavio Paz, por quien profesaba una admiración singular. En los intersticios de este epistolario, aparte del despliegue del gusto por la buena literatura a través de un gran número de autores y su especial predilección por la literatura francesa, encontramos a un hombre que es por sobre todo fiel y leal a la amistad y fue eso, el exceso de sentirse bien con sus amigos que lo llevó a Lecumberri. En El Palacio Negro, se encuentra con un interno magnífico Rolando Rueda de León, quien escribió una obra de teatro llamada El cochambres. Obra en la que se concentró el poeta en su montaje como si “fuera a presentarse en el Palacio de los Papas de Avignon. Además, ¡era tiempo robado a la cárcel” En estas cartas, además de desplegar con una claridad y belleza sin igual, sus opiniones sobre la creación artística, plasmó inteligentemente sus ideas sobre la vida, le tomó el pulso a un país desde los excluidos, reafirmó el sentido de la amistad, el amor y la soledad, la fraternidad y la muerte. “Sin Lecumberri la Suma de Maqrol el Gaviero, no existiría”
Álvaro Mutis Por Celedonio Orjuela Duarte
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lvaro Mutis no es solamente el excelente poeta de “Suma de Maqrol el gaviero” y de un grupo de novelas, algunas de ellas llevadas al cine; por azares que presenta el destino fue recluido en prisión. Fruto de ese mundo es el epistolario: “Cartas de Álvaro Mutis a Elena Poniatowska”, muestra los quince meses que estuvo preso el poeta en la cárcel de Lecumberri en México, inaugurada en la época del Porfiriato (1900), hoy Archivo general de La Nación. Experiencia que le sirvió para escribir un libro testimonial Diario de Lecumberri. Las tres partes que conforman el libro: el prólogo, las cartas y un epílogo, resumen la vida y la obra del escritor. Para la idea de este libro de cartas Elena Poniatowska, recurre a la memoria con su amigo de juventud y su llegada a México en el año 56, lo mismo que las charlas que nutriera en aspectos de su entorno familiar, su idea de la democracia, al igual que su ideal de un gobierno monárquico, lo mismo que el ambiente en que fueron concebidos sus libros de poemas y sus novelas, hallamos apartes de esas tertulias que tuviera con los escritores Fernando Quiroz, Eduardo García Aguilar, Juan Gustavo Cobo Borda. Las cartas son fechadas en el año 1959 y en ellas hay un diálogo con el poeta en la prisión, de sus lecturas más queridas, que por demás lo proveía de los libros que le solicitaba Mutis y así pasar los días leyendo “esos autores que lo ayudan a uno a vivir y se van convirtiendo en algo como un segundo y fiel doble que nos sigue a todas partes y nos tiene respuestas eficaces para cada enigma que nos propone la vida”. La periodista y escritora Elena Poniatowska, entrevistó al poeta para algunos medios, mediaba para que lo visitaran amigos como Luis Buñuel, José Revueltas, el director de www.elnuevodia.com.co>Léalo.
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La otra sinfonía de Roselín Pabón
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omo un eterno estudiante de la música y un soñador se define el maestro Roselín Pabón, quien hace unos días visitó la Ciudad Musical de Colombia para compartir sus amplios conocimientos en el IV Taller de Dirección Sinfónica. Este músico, educador y director puertorriqueño, distinguido por su apoyo a la formación de músicos sinfónicos, y al desarrollo de audiencias para la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico, a través de conciertos educativos, presentaciones para niños y conciertos 'pops', habló con este medio de comunicación de su profesión. El artista invitó a los jóvenes a incrementar una formación integral que les permita ganarse un espacio en este medio. EL NUEVO DÍA: ¿Cómo fueron esos inicios en la música?
ROSELÍN PABÓN: “De niño en casa había mucha actividad musical aunque nadie tocaba instrumentos. A mi madre le gustaba escuchar música clásica; teníamos unos tres discos nada más y los repetíamos con frecuencia, y en la iglesia se hacían coros de niños. Para esa época, en la escuela daban mucho énfasis a la música. Yo recuerdo en la primaria teníamos media hora de juegos infantiles, donde cantábamos, jugábamos y bailamos danzas folclóricas; entonces para los 12 años yo tenía esa inquietud y por casualidad a mi hermana la reclutaron para estudiar en la Escuela Libre de Música (unas instituciones independientes del departamento de educación) que comenzaban desde séptimo grado, edad en la que hace ya 50 años empezó su carrera”. E.N.D.: ¿Maestro, cómo se introdujo en la dirección? R.P.: “Originalmente estudié piano, me gradué de concertista de este instrumento en el Conservatorio de Peabody en Baltimore, Maryland; regresé a Puerto Rico y comencé como profesor. Poco a poco me fui dedicando a la preparación de coros y óperas haciendo arreglos musicales y teatro lírico, lo que me permitió ir descubriendo la dirección con diferentes medios y tipos de música, pero fue en el año 73 cuando empecé a trabajar con cosas más complejas, obras más difíciles que necesitaban mayor recurso y preparación, hasta que
“Los músicos debemos reinventar la rueda, dar más al pueblo”. en el 74 decidí irme a estudiar, estuve trabajando en San Juan como director de coro, bandas, docente de piano, de música hasta que llegó el momento en que me dí cuenta que necesitaba algo más: desarrollar ese talento que descubrí que poseía”. E.N.D.: ¿Qué le ha dado mayor satisfacción su vida como director o instrumentista? R.P.: “La dirección ha sido en los últimos 30 años mi vida, he tenido la suerte de poder trabajar tanto en Puerto Rico como en el exterior; el piano lo sigo usando como un recurso para mi trabajo, especialmente, cuando hago óperas, y también para estudiar las partituras”. E.N.D.: ¿Maestro, se siente director o instrumentista? R.P.: “Un músico que dirige y toca el piano (risas). E.N.D.: ¿Para la dirección qué tanto sirven los conocimientos instrumentales? R.P.: “Es una gran necesidad, el director debe conocer bien por lo menos aunque no los toque como funcionan los instrumentos, sus características, dónde suenan mejor, dónde se le hace más difícil al instrumentista crear un buen sonido, los registros cuan grave suenan, su agilidad. Hay instrumentos que en un punto ya no pueden tomar un pasaje, saber hasta dónde uno puede tocar rápido, hasta dónde se puede extender una frase, entonces el conocimiento es muy fundamental. Yo estudié de niño trombón y cuando me decidí por dirección tomé clases de violín por unos años para familiarizarme, también me capacité en instrumentos de vientos maderas: flauta, clarinete, de los metales: trompeta, es decir, que el director debe estudiar orquestación para que sepa como se trabaja”.
E.N.D.: ¿Qué instrumento favorece con mayor medida la dirección? R.P.: “Los instrumentos son algo curioso en la música a veces uno Para el maestro Roselín piensa que es el violín, otras escucha Pabón no se puede ser un buen director sino se tiene una melodía fabulosa en oboe, luego una buena base musical. en metales, es decir, que en ese sentido la música es algo tan especial, tan única que te toca continuamente de formas diferentes, depende del momento”. E.N.D.: ¿Cuáles cree que son sus principales logros en esta profesión? R.P.: “Recuerdo cuando dirigí el Carnegie Hall de Nueva York, en el Lincoln Center en Washington, cuando estuve en Europa; la verdad creo que el mayor logro es que uno como artista pueda dirigir las grandes obras del repertorio sinfónico y recibe una gran aceptación de los espectadores. Figúrese estar 30 años trabajando (risas), tengo
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muchas amistades que estudiaron dirección y no corrieron mi misma suerte”. E.N.D.: ¿Maestro, cómo vé el desarrollo de la música académica en América Latina y en Europa? R.P.: “Estamos en una época difícil porque hay tantos medios, hay tanto entretenimiento, tantas formas de la gente ocupar su tiempo que estamos en una competencia increíble; me parece que todas las orquestas sinfónicas del mundo tienen que hacer otras cosas, buscar nuevas formas de llegar al público, tales como tocar repertorios más variados, integrando la música autóctona de sus pueblos, conciertos de música 'pops'. Lo importante es dar a conocer el medio e ir educando especialmente en la juventud y niñez; en general Roselín Pabón fue el primer puertorriqueño en dirigir la Orquesta Sinfónica de su país donde actualmente cumple su trigésima temporada como Director Musical Asociado.
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Sorprendido se mostró el director puertorriqueño porque a su taller sólo se inscribieron cuatro estu diantes, cuando esperaba mínimo 12.
la Medalla Roselín Pabón recibió tribución con de la Unesco por su la música a la difusión de Rico. sinfónica en Puerto
En su amplia trayectoria se ha distinguido por la promoció n de la música de compositore s puertorriqueños dirigiendo numerosos estrenos en su país y en el exterior.
algunos países más que otros estamos pasando por un momento en que debemos ver más allá del teatro, de la sala de conciertos; buscar otros escenarios, hacer conciertos en parques, conciertos educativos de todo tipo de música; de esa forma vamos a lograr el entusiasmo que se tenía por la música sinfónica hace 30 ó 40 años atrás”. E.N.D.: ¿Con cuáles estilos de música tiene mayor afinidad? R.P.: “Mi formación es en torno a la música clásica, pero yo también me crié escuchando, como caribeño que soy, mucha música popular, folclórica. He tenido la oportunidad de trabajar en los diferentes tipos de música y eso me ha dado una flexibilidad que me ha ayudado hacer carrera; en mi trabajo en Puerto Rico donde soy como el director residente de la Orquesta, el director que siempre está en la base, que tiene que trabajar con grandes cantantes como Plácido Domingo, Alfredo Kraus, pero también he colaborado con artistas de la música popular. Mi preparación me ha ayudado a enfrentarme a una necesidad que tienen las orquestas sinfónicas del presente: una variedad amplia de oferta al público”. E.N.D.: ¿Del repertorio de la música académica cuál es el que más le agrada? R.P.: “Me gusta mucho la alemana, la rusa, me siento muy cómodo con la ópera italiana, dirijo regularmente una ópera todos los años y una o dos zarzuelas. Siento mucha afinidad con la música de los compositores Mozart, Beethoven, Mahler, Tchaikovsky, pero también me llama la atención la contemporánea y el repertorio latinoamericano”. E.N.D.: ¿Qué conoce de Colombia y particularmente de Ibagué? R.P.: “De esta ciudad conozco a su gente que me parece muy cálida y hospitalaria. Es la sexta vez que vengo a Colombia. Yo he estado en Bogotá varias veces. En el 2006 estuve dirigiendo en el Conservatorio del Tolima. Para mí éste es uno de los países más visitados”. E.N.D.: ¿Qué sugiere para formar directores de talla mundial? R.P.: “Darle la oportunidad de tener talleres, una de las cosas que me tiene un poco decepcionado es que tuve muy pocos estudiantes en Ibagué, sólo cuatro y yo pensé que un taller tan atractivo con una orquesta, con un director invitado, con un pianista de la excelencia de Zanón iba a tener una clase de por lo menos 12 jóvenes, de los cuales unos seis fueran de acá, pero sólo hubo uno colombiano; me sorprendió porque creí que había una mejor receptividad, tal vez los estudiantes de dirección ya han tomado otras clases o no están aquí, quizá no hay los suficientes, estoy hablando de los locales; sin embargo, debo aclarar que los cuatro que tuvimos son muy variados y trabajaron muy bien”. E.N.D.: ¿Qué diferencia hay entre la dirección europea y la latinoamericana? R.P.: “Yo me capacité en Estados Unidos con maestros europeos, yo creo que nuestra cultura nos
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hace diferentes aunque estudiemos con alemanes, franceses, ingleses hasta los mismos norteamericanos se formaron con europeos esa es una tradición que se va desarrollando a través del tiempo; pero se está creando una escuela y una forma de pensar nuestra”. E.N.D.: ¿Cómo ve el futuro de la dirección? R.P.: “Difícil porque cada vez hay menos orquestas, la cuestión económica es tan difícil, debido a que hay menos apoyo, no quiero quitarles las esperanzas porque todos tenemos que soñar y tratar; cuando yo decidí estudiar dirección no tenía idea que iba a tener las posibilidades que he tenido, lo que significa que uno no puede dejar de hacer las cosas. El director joven va a tener que estudiar más, prepararse mejor en todos los sentidos, no solamente en lo musical, en la cuestión de mercadeo, dominar los idiomas, aprender relaciones humanas, porque tiene que recurrir a muchas cosas”. E.N.D.: ¿Qué deben hacer los jóvenes que desean dedicarse a esta carrera? R.P.: “Tiene que estudiar mucho la armonía, el solfeo, contrapunto, orquestación y tratar de dominar por lo menos un instrumento en un nivel lo más profesional posible; no se puede ser un buen director sino se tiene una base musical”. E.N.D.: ¿De todas las obras que ha escuchado cuál considera perfecta, y el compositor que no puede faltar en su repertorio? R.P.: “Beethoven, Mozart y Mahler. En obras perfectas hay tantas que me es difícil porque cada cual tiene su sello, su magia, su personalidad, pensaría la sexta sinfonía de Beethoven”. E.N.D.: ¿Para usted qué significa la música? R.P.: “La música es vida, es nuestro espíritu, es el alma de todos nosotros; para mí no hay arte que represente mejor al ser humano como la música, pues ésta nos toca todos los sentidos, representa lo que somos”. E.N.D.: ¿Qué proyectos vienen para Pabón? R.P.: “Regreso a hacer unos conciertos en San Juan, yo acabo de realizar una ópera al aire libre, allá le llaman óperas al fresco; son para el público. Ahora adelantamos una en un patio interior del Conservatorio, es un carnaval de animales con ballet y narrador, para los niños, también vienen cinco conciertos educativos con la Orquesta Sinfónica de Puerto Rico en las mañanas”.
“Quienes deseen convertirse en directores sinfónicos deben estudiar mucho la armonía, el solfeo, contrapunto, orquestación y tratar de dominar por lo menos un instrumento en un nivel lo más profesional posible”. www.elnuevodia.com.co>Léalo.
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Cine Silente Colombiano
Los primeros pasos del cine nacional BOGOTÁ, COLPRENSA etomar piezas cinematográficas que superan los 90 años, restaurarlas y llevarlas al formato DVD no es una tarea fácil ni económica, pero es una de las labores que ha desarrollado, sin descanso, la Fundación Patrimonio Fílmico, contando con el apoyo de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. Ahora, en diez discos, se presenta la Colección de Cine Silente Colombiano, la más completa selección de la cinematografía muda colombiana que se ha editado. Estas obras iniciales, que los pioneros del cine concibieron con su talento y venciendo toda suerte de dificultades, constituyen un acervo muy apreciado de las películas argumentales del cine colombiano. La colección reúne un conjunto de diez discos que incluye la totalidad de las películas de cine silente de 1924- 1926, legado de la cinemateca colombiana que presidió Hernando Salcedo Silva. Incluye además un cuadernillo que incluye la ficha técnica y una breve sinopsis de cada una de las obras, indispensables a la hora de conocer la historia del cine nacional. Las películas están inspiradas en obras literarias o teatrales y hacen alusión a hechos históricos o de ficción, además de algunos registros noticiosos, documentales y crónicas. Las películas silentes se acompañaban de improvisaciones de piano u orquestas y de grabaciones, que han sido reemplazadas en los últimos años por músicas originales escritas específicamente para las películas mudas, en este caso Francisco Zumaqué.
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Esta colección es la muestra de los primeros pasos de la cinematografía colombiana.
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Hace parte de esta colección la obra de ficción más antigua que ha llegado hasta el presente, llamada “La tragedia del silencio” (1924) la cual estuvo dirigida por Arturo Vallarino. También se encuentran los largometrajes “Bajo el cielo antioqueño” (1925), con dirección Arturo Acevedo Vallarino; y “Alma provinciana” (1926) de Félix Joaquín Rodriguez, los dos primeros que se restauraron en esta labor que tardó más de diez años, pues la mayor parte del proceso se realizó a mano y es poca la mano de obra calificada en Colombia para dicho fin. La colección la completa “Garras de oro” (1926) de P.P. Jambrina; “Los fragmentos de Madre” (1924) de Samuel Velásquez; “Aura o las violetas” (1924), “Como los muertos” (1925) y “El amor, el deber y el crimen” (1926) de Pedro Moreno Garzón y Vicenzo Di Domenico, entre otros.
Además, se encuentra el documental “Manizales city” (1925) de Feliz R. Restrepo, junto a la selección del archivo histórico y cinematográfico de los Acevedo (1915-1933). Dentro de la colección se encuentran los mejores documentales que se han realizado sobre el tema del cine mudo en Colombia, con obras como “En busca de María” (1985), que contó con la dirección Jorge Nieto y Luis Ospina. También se incluyó “Más allá de la tragedia del silencio” (1987) dirección Jorge Nieto; “Las crónicas Acevedo e hijos: Por un arte propio” (2006), “Los Di Domenico: pioneros del cine colombiano” (2006) y “1897-1937: Cuatro décadas de cine silente en Colombia” (2006), con dirección de Juan Carlos Arango. Esta es una colección que se edita y se pondrá a la venta en las principales librerías del país.
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EL CUENTO
Tres chicos y una iguana en el río Sinú Por Andrés Elías Flórez Brum* Cuando los tres muchachos subieron por tercera vez hasta las ramas terminales del arbusto tampoco vieron la iguana. Entonces decidieron que uno de los tres, el más chico, se quedara en la loma desde donde la habían visto para que señalara con precisión dónde se encontraba. La habían divisado desde la loma a la orilla del río Sinú, detenida en la vara de la rama. Entre el verde de las hojas. Sedienta, esquiva, sin columpiarse y con las persianas de los párpados sobre sus ojos cariacos. La segunda vez que treparon en fila india se creyeron estar muy cerca de ella. Llevaba, el mayor, la gorra con la visera al revés, una vara seca con un lazo de majagua en el puño. El otro muchacho, sin botones en la camisa, portaba un cuchillo en la cintura y una aguja con un tubino de hilo. Pensaban sacarle los huevos y luego coserla (como hacía el padre de ellos) y abandonarla en la ribera. El menor de los chicos, que subía con timidez, no llevaba nada, ni camisa, y subía a regañadientes. Pero no dieron con la iguana. La primera vez, cuando la descubrieron desde el terraplén de la orilla, el más chico no quería subir. Subió obligado, detrás de los dos mayores. La iguana se perdió entre el verde de las hojas. Entonces, después del tercer intento, determinaron que el menor se quedaría mirando la iguana, sin quitarle la vista, desde el suelo e indicaría con precisión el lugar exacto donde se encontraba. El río soltaba, al bajar, un murmullo leve, y a medida que aumentaba el caudal, el aparente movimiento de la corriente se notaba menos en la superficie. Pero cuando los dos que trepaban levantaron la mano en silencio para saber dónde se hallaba, vieron que el hermano menor había desaparecido del barranco. Bajaron a toda prisa y recorrieron, en torno al lugar, la orilla del río. Fueron y volvieron. Del pie del arbusto a la loma y de la loma a la orilla. Pálidos y angustiados. Recorriendo con los ojos y los pies la corriente y el playón distante. Sólo advirtieron que el agua aumentaba, arañando filo y cima del acantilado, como si lloviera a chorro hacia la cabecera. Se fueron corriendo hacia la casucha que se hallaba perdida entre las casetas de venta, al final de la Avenida Primera, próxima a la calle cuarenta, pensando en cómo decírselo a mamá. Y encontraron al hermano jugando con la iguana en la arena en un cercado de hojas secas. Debajo de unas conchas de palo, lo que podrían ser huevos, ahora eran los asustadizos hijos de la iguana. *Escritor colombiano
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> POESÍA
Tilo Werner
Poeta argentino, desaparecido durante las dictaduras Maldición del molusco Los muertos no dicen esta boca es mía Sus dulces consecuencias no laten entre los pastos No respiran ¡Reino incorregible! Consume la vida no dice adiós Todo resta entre nosotros La gran voz de trueno cae con sus claves ¡Imposible cultivo del engaño! Un avance sin ser.
Te apilo Un placer atornillado a la angustia Paso el filo Rebelión en pensamientos Cuando hablas un frenesí rompe algún lugar de la tierra Ausencia constante Humor inmóvil Aliento ardiente a su modo negro Palabra-ave migratoria blanca Por eso no nombro entre nosotros ¡Bello nos!
La constancia consume su instancia Tormento en la puerta atornillada Sin brillo Plata de pasar las manos Cada noche la alegría suspira Antes dormir a la caricia del sueño Delicioso expirar del revólver ¿Quién llama a la llama? El caracol: siempre el mismo atesorador Del silencio. El oro a través del vidrio Por la mañana Mar Mármol De caricias en las axilas del monstruo Marca mágica Campana o cámara de los suspiros Maravilla en movimiento Mórbidos malentendidos Mayúscula y arena Engarzar pezones móvil modo de la mano ¡Oh esperanza sellada! Tesoro Arca negra Adoro Con agua te recupero Consumo con el sol mi vidrio cortante Monfo Alto-bajo: reino ambiguo Despabilo Cuando soplas tu lámpara me apago Afilo Siempre escribiré las exequias de tu sangre
Obras del pintor colombiano Camilo Calderón www.elnuevodia.com.co>Léalo.
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No tengo palabras Por Rolando Gabrielli*
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Ernesto Cardenal fue para nuestra generación como Serrat, lo leíamos con pasión, discutíamos, recitábamos y a él también le acompañó, como a Neruda, una historia trágica, dura, en la Nicaragua de Somoza, convirtiéndole en símbolo de lucha y esperanza en un pueblo aplastado por una de las dictaduras más sanguinarias e implacables de América Latina. El cura trapense, discípulo de Thomas Merton, hijo de una de las familias más ricas de Nicaragua, se montó en la teología
o tengo palabras, dijo el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal, al recibir el más emblemático premio internacional de poesía que otorga Chile a los artistas: el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda. El importante y prestigioso lauro le fue otorgado a un autor con una vasta obra americanista, indigenista, civilizadora que se impregna de lo social, político y con una vasta carga amorosa y de compromiso humanitario. El jurado dijo en abril pasado, el día de su fallo: el premio le fue otorgado a Cardenal por su “logro de remozar la tradición occidental clásica aplicándola a la actualidad contemporánea, su interés y preocupación permanente por los pueblos originarios de este continente y por su compromiso político”. Neruda fue el mayor ídolo literario de su juventud, precisó Cardenal, autor de Canto cósmico, Epigramas, Oración por Marilyn Monroe, El estrecho dudoso, El telescopio en la noche oscura, cuando la presidenta chilena Michelle Bachelet le otorgó el lauro en el Palacio de Gobierno, La Moneda, un icono en la restauración de la democracia latinoamericana. Es un reconocimiento a la majestad de la poesía en estos tiempos banales y del gran espectáculo digital, que una presidente otorgue un premio en este género tan marginal para las editoriales y el mercado de los best-sellers, en la Casa de Gobierno, donde se deciden las grandes políticas y destinos de una nación. Bachelet dijo en parte de su alocución: “Este es un reconocimiento no sólo a su inmensa obra literaria, sino también a su permanente apuesta por un mundo más humano y más justo, donde el amor y la cooperación serán una realidad y no sólo bellas intenciones”. Cardenal expresó su felicidad de estar en el país de los poetas, habló de su coincidencia con la poesía de Nicanor Parra y anunció un nuevo libro: Versos del pluriverso, y reveló que una editorial chilena está interesada en publicarlo. Ya sabemos que hay más universos, dijo, y este es un libro Ernesto Cardenal, científico, acotó.
de la liberación y enfrentó el somocismo, al Vaticano y los molinos de viento. La poesía de Cardenal fue influenciada por la poética norteamericana, los clásicos latinos, y por su coloquialismo es calificada de exteriorista, donde el lenguaje fabrica otros lenguajes y con maestría surge la intertextualidad. La Biblia es uno de sus libros maestros, una lectura y relectura que asoma con fuerza en su obra, especialmente en algunos poemas, salmos, el Apocalipsis y otros. En la poesía de Cardenal hay historia narrada de Nicaragua, América, del cosmos, y, sobre todo, del hombre y su humanismo. Poetas de estrellas fulgurantes. La visita de Cardenal a Chile es un buen momento para la poesía y en el próximo año del Bicentenario, que celebrará Chile de su Independencia de España, sería notable que le otorgara el Premio Pablo Neruda a José María Panero, recluido en una clínica y que es sin duda el más notable poeta vivo de la Península Ibérica. En el Bicentenario, un acto por la libertad, la democracia, la identidad nacional, el futuro de Chile, debieran estar 200 poetas residentes y de la diáspora, porque la poesía chilena ha sido exilio continuo. La cita del 2010 es con lo mejor de Chile, su gente, presente y futuro, el Chile democrático, creativo, de la esperanza y justicia social. No hay otro Chile. El Chile incluyente, no excluyente.
Benhur Sánchez y Arturo Alape, Bogotá
*Escritor chileno residente en Panamá. Letralia, Tierra de letras.
DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales PERIODISTA: Sandra Patricia Lomabana COORDINADOR: Benhur Sánchez Suárez, Redacción cultural EL NUEVO DÍA, DIRECTOR GRÁFICO: Ernesto Lombana, ASISTENTE: Ingrith Johanna Buitrago Castañeda, FOTOGRAFÍA: Fotos Jorge Cuéllar / EL NUEVO DÍA Obras del pintor colombiano Manuel Hernández, Fotos Jorge Cuéllar / EL NUEVO DÍA. Carrera 6 No. 12-09 Tels. 2770050 - 2610966 Ibagué - Tolima - Colombia Apartado Aéreo 5476908-K www. elnuevodia.com.co Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8. www.elnuevodia.com.co>Léalo.