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La fantasía en la lectura Por Helmer Hernández * l texto de Miguel Ángel Gallardo, “La Fantasía en la Lectura; una alternativa de cambio”, se constituye en un excelente ejercicio intelectual y pedagógico acerca de la enseñanza de la lectura, un trabajo un tanto quijotesco y extraño, muy por fuera de lo común, polémico y abiertamente humanista, puesto que se levanta al modo de una respuesta valiente y contestataria frente a la costumbre de hoy campea en nuestras aulas escolares y que pretende hacer de la lectura un objeto más de la serie abordada por el método científico, ese método de investigación instaurado desde finales del siglo XIX en los terrenos de la pedagogía. He aquí un texto que busca una vuelta al origen del acto lector en su perspectiva hermenéutica, intelectiva y comprensiva, más allá de la automatización de la lectura y en abierta oposición a los postulados formalistas y estructuralistas para los que el contenido no reviste en sí mismo ninguna importancia. Sin ser un manual escolar prescrtiptivo y árido, este texto se constituye en un esfuerzo por aproximar los postulados hermenéuticos a la práctica pedagógica, asumiendo la poesía como campo fértil para construir el sentido de la existencia mediante la relación maestro-alumno. Debe destacarse, además, que una manera didáctica, pero sin perder la altura teórica ni el rigor del concepto.
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Miguel Ángel Gallardo aplica el método hermenéutico a la poesía y, para ello, se vale de un eminente ejercicio de investigación, adelantado con estudiantes de secundaria, donde es posible advertir el impacto formativo que la poesía suscita en la juventud. En esta obra se demuestra cómo en la interpretación poética confluyen el alma del profesor y el alma del estudiante, de modo que ambos alcanzan no sólo la comprensión del poema como tal sino el esclarecimiento de ese mundo en que perviven inmersos estudiantes, poema y profesor. Al respecto, y como se involucran en la interpretación poética la dimensión racional y la dimensión sensible del maestro y de los estudiantes, se percibe la intención pedagógica de promover la formación de la personalidad en tanto totalidadSobre estos criterios, es de afirmarse que “La Fantasía de la Lectura: una alternativa de cambio” es una obra que con toda seguridad habrá de constituirse en un elemento orientador de profesores, padres de familia y estudiantes, y en relación con los procesos de lectura que hoy exige un mundo globalizado y abierto a la competitividad. De la misma manera, es una obra que sugiere un rico campo de inspiración para el advenimiento de la creatividad docente y estudiantil en distintos contextos de la escolaridad. *Escritor y ensayista colombiano
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LA PALABRA DEL DÍA
Mayonesa
Obras de la artista colombiana Neyffe del Valle www.elnuevodia.com.co>Léalo.
Una de las primeras victorias francesas durante la guerra de los Siete Años (1756-1763), librada contra los ingleses, fue la conquista de la isla de Menorca, en las Baleares, hasta entonces en manos de los británicos, que se la habían arrebatado a los españoles en 1708. El 17 de abril de 1756, los vigías ingleses de Menorca avizoraron en el horizonte 197 velas: era la flota francesa comandada por el almirante La Galissonière, en cuyo buque insignia, el Foudroyant, llegaba el duque de Richelieu, Louis François Armand Vignerot du Plessis (1696-1788), que sería el comandante de las fuerzas de desembarco. Una vez conquistada la isla, el duque de Richelieu conoció en Puerto Mahón, la capital de Menorca, una salsa que los nativos usaban para sazonar pescado, hecha con aceite de oliva y yema de huevo. La salsa le gustó tanto que llevó la moda a su país con el nombre de
sauce mahonnaise ‘salsa de Mahón’, que no tardó mucho en ser conocida en los países hispanohablantes como salsa mayonesa en unos y como salsa mahonesa en otros.
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La multitud errante: desplazado en el foco Por Hans Christian Andersen * l compromiso del arte con los temas actuales de una nación será siempre un tema espinoso: algunos rechazan la posibilidad de que una obra explore cuestiones muy recientes de la experiencia colectiva con el argumento de que está primando el oportunismo comercial o político; otros por el contrario se indisponen si el arte evade esas realidades y recala en una suerte de escapismo – lo denominan – neutral y acaso indignante, porque no revela las condiciones reales de una humanidad pauperizada. El artista está en todo su derecho de elegir sus fuentes de creación pero acaso siempre estará sometido a presiones de este tipo. Considero que en Colombia esta discusión sobre lo actual introducido en la literatura, se animó con la violencia bipartidista, cuando el tema de la barbarie se impuso en la narrativa del país con no muy buenos resultados. Un apasionamiento de nuevos creadores envueltos en el conflicto, el poco distanciamiento frente a la disputa política y la impericia de prosistas nacidos de repente, llenó las páginas de las novelas y los cuentos de la época, de vicios por todos conocidos: crudismo, maniqueísmo, truculencia, afán de denuncia, sometimiento de la palabra estética al hecho sociológico. De esa etapa quedan unas cuantas obras de valor y muchas líneas perdidas, pero además se ha remozado una lección para quienes deseen narrar el conflicto contemporáneo: la clave sigue estando en el tratamiento del conflicto y en el lenguaje utilizado para reelaborar ese tema contemporáneo. El problema de la violencia bipartidista ha cedido su espacio a otro tipo de violencia, concentrada ahora en la disputa entre paramilitares, guerrilla y fuerzas militares, que tienen el narcotráfico como fondo común. Un tipo de literatura citadina que retoma esas fuentes, se encuentra en la denominada novela de sicarios muy Laura en boga en espacios como Medellín y Bogotá. La experiencia del narcotráfico y la violencia que genera por vía de diferentes grupos armados, se recrea en obras como La virgen de los sicarios de Fernando Vallejo o Rosario Tijeras de Jorge Franco; en ellas el criminal se convierte en el protagonista de los hechos. Por su parte, el conflicto armado contemporáneo que se desarrolla en el campo se ha explorado en novelas como Los ejércitos de Evelio José Rosero Diago y La multitud errante de Laura Restrepo y en los cuentos Los sin nombre de Jorge Eliécer Pardo y Safari de Libardo Vargas Celemín, para citar solo algunos. El foco de atención de estas obras cuyo desarrollo se da con preferencia en el campo, es múltiple: el anciano inerme que ve cómo su pueblo es devastado por el conflicto, el desplazado y sus demonios, las familias esperando los cuerpos sin vida en las orillas de un río o el militar enloquecido por un error que le cuesta la vida a niños indefensos. Quisiera centrar aquí mi mirada en La multitud errante, de Laura Restrepo, novela publicada en 2001. La obra trata de una extranjera que participa en brigadas que ayudan a des-
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plazados colombianos; la mujer – narradora y receptora de múltiples incertidumbres - conoce a Siete por tres, uno de los desposeídos, quien porta ese sobrenombre por tener veintiún dedos, uno más de lo normal en el pie derecho. Mientras en la brigadista crece el amor por el nuevo errante que llega al albergue, Siete por tres continúa en la búsqueda de Matilde Lina, una mujer que lo atendió en su infancia y que fue desaparecida por las fuerzas en conflicto. En el prólogo la autora recuerda la obra de Alfredo Molano como referente inmediato, y de paso da pistas sobre los objetivos de la narración: “como creo que la escritura es un oficio en buena medida colectivo y que cada voz individual debe buscar su entronque generacional, he querido que este libro sea un puente entre los míos y los de Alfredo Molano, también él colombiano, cincuentón, testigo de las mismas guerras y cronista de similares bregas” (11) Esta confesión de influencias es más un llamado a descubrir las diferencias que a señalar similitudes, porque estas últimas son obvias: la recreación de la vida de los desplazados y los desaparecidos, una población olvidada que sobrelleva los dolores de la guerra y de la indiferencia. En efecto, en los libros de Molano desfilan desplazados, bandoleros, guerrilleros, criminales en las cárceles, en una prosa que en ocasiones, por más que se aliviane con uno que otro recurso narrativo, sigue siendo cruda. Laura Restrepo toma un camino diferente para revelar esa realidad nacional. Primero, hay una intención explícita en La multitud errante por presentar los eventos desde una prosa salpicada de metáforas que tamicen la realidad de la violencia: para evitar amarillismos y truculencias, el lenguaje llama la atención sobre él mismo, dentro de los límites que el perfil de la narradora lo permite. Así, más allá del episodio de la desaparición de Matilde Lina, de las múltiples historias aterradoras de los desplazados, del asedio al albergue por parte de las fuerzas en conflicto, persiste la intenRestrepo ción de lograr que el lector se detenga en la misma composición de la obra. Es un desplazamiento de la narración y descripción fiel de hechos descarnados que se consigue también con el desarrollo de un conflicto central dentro de la novela, que es el florecimiento del amor de la brigadista extranjera en la figura de Siete por Tres. Este desplazamiento es fundamental para el equilibrio de la obra porque aunque el conflicto real, el de la violencia colombiana ejercida sobre un campesinado inerme, se mantiene en el trasfondo, lo que sostiene la atracción en la novela es realmente el enredo amoroso y el tratamiento del lenguaje. Bajo esta estrategia se logra un doble efecto en el lector: por un lado, el de la constante reflexión sobre la vida de millones de compatriotas, la multitud errante que por momentos se estaciona en los semáforos, o en las calles con carteles que anuncian su situación, y para los cuales no parece haber un espacio donde echar raíces. La vida de Siete por Tres, arrancado de su tierra, sometido a empleos variados, y con la mente puesta en un familiar desaparecido, es un ejemplo de esa parte de la población colombiana descastada a la fuerza;
por otro, la relación que se va tejiendo entre la brigadista y el desplazado invita a profundizar en las disyuntivas de una mujer que recibe y comparte las historias, no solo de Siete por tres, sino de quienes lo han conocido antes. En ese orden de ideas, la sensibilización frente a problemas fundamentales del ser humano y la sociedad- la solidaridad, el dolor, la desesperanza, el amor – es uno de los fuertes de esta obra de Laura Restrepo. Sin embargo, en ocasiones el ejercicio narrativo parece deslucirse un poco: una tendencia incómoda a desarrollar esporádicamente, es verdad – diálogos en los que se filtran las consideraciones de la autora y no de los personajes, como cuando Siete por Tres dice con gravedad inusitada “La muerte tiene una hermana, más taimada y perseverante, que se llama Agonía” (50), atenta contra el pacto ficcional entre la obra y el lector. En la misma línea existe un hecho poco verosímil, una posible captura de Siete por Tres, quien se salva porque en búsqueda de sus seis dedos, un militar le hace quitar la bota derecha, y el protagonista, en un arranque de sagacidad que increíblemente confunde al soldado, se quita la izquierda. En los dos casos, la inmersión en la ficción que se había logrado por arte del lenguaje, tiende a desaparecer. Pero acaso lo más polémico de la novela es el final: la sugerencia de que se alcanza la felicidad en la relación que mantienen el desplazado y la brigadista. Para quienes están acostumbrados a la novela moderna, en la que los personajes nunca se reconcilian con el mundo ni con los seres humanos, esa conclusión es todo un reto de lectura. Pero aun por fuera de consideraciones estrictamente literarias, para muchos, esa felicidad podrá verse como un acto de fe que la escritora tiene frente a la posibilidad de la resolución del conflicto interno del país, porque para la multitud errante, esos compatriotas parias, los desplazados, no parece haber un futuro tan enternecedor. La escritura de un tema actual en Colombia – el de la violencia colombiana entre paramilitares, guerrilla y Estado – tiene entonces en La multitud errante una elaboración estética con más aciertos que defectos y un final que se valora de acuerdo con las expectativas de los lectores: o es desbordadamente ingenuo (acaso dulzón), o muy esperanzador. *Magister en Literatura Hispanoamericana. Profesor U.T. www.elnuevodia.com.co>Léalo.
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Los motivos son, principalmente, académicos
Tolimenses que pasan las fiestas lejos de su tierra y los suyos Por David Santiago Gómez El Nuevo Día ás allá de ser una época de fiesta para el mundo cristiano, la Navidad, acompañada del Año Nuevo, es un punto de reunión de familiares y amigos que la mayor parte del año se encuentran alejados. Al lado de la cena navideña, los platos propios de la gastronomía de la época -buñuelo y natilla-, las novenas -para quienes las hacen-, los juegos en familia -desde los aguinaldos hasta los clásicos de fin de año como las uvas y correr alrededor de la cuadra con una maleta llena de ropa-, los bailes, entre otras actividades, los primos, hermanos, padres e hijos, comparten un momento que puede que no se repita sino hasta el año entrante. No obstante, no toda la familia puede encontrarse en Navidad y Año Nuevo y, por motivos ajenos a las vacaciones, como el trabajo o el estudio, algunos miembros no podrán pasar las festividades cerca a su familia y, de hecho, ni siquiera en su tierra. Otros países los recibirán, pero no con la misma calidez. EL NUEVO DÍA habló con algunos tolimenses que, por buscar desarrollarse como profesionales y como personas, decidieron sacrificar la Navidad con su familia.
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Tomadas de Internet / EL NUEVO DÍA
De un extremo del mundo hasta el otro hay un colombiano, o mejor, un tolimense que tendrá que pasar las fiestas lejos de su tierra.
Otra Navidad en Argentina No será la primera Navidad que pasará Diana Marcela Aragón Prada, una tolimense que desde hace un año y tres meses, aproximadamente. Ella decidió ir a este país del sur del continente a estudiar Diseño Gráfico en la Universidad de Buenos Aires. A pesar de no estar sola, Suministrada / EL NUEVO DÍA puesto que su novio también Diana Marcela Aragón, estudiante de Diseño Gráfico, residente en Argentina. www.elnuevodia.com.co>Léalo.
vive allá, Diana recuerda que pasó esas fiestas no muy feliz, tanto por la gente que dejó acá, sino por un ambiente distinto al que Colombia le brindaba. “De lo que he visto, aquí (Buenos Aires) no le dan mucha importancia a la Navidad, son pocas las calles que están iluminadas y no hay mucha decoracion. La mayoria de las personas lo toman como otro día más. Extraño mucho mi casa, mi familia y todas las actividades que se hacen en estas fechas, como
armar el árbol, las novenas, la reunión familiar, regalos, etc”. “Me gusta esta época porque es un pretexto para reunirse y celebrar con las personas que uno ama. Me gusta porque Colombia se ve maravillosa a final de año, llena de adornos y luces y los regalos. ”, aseguró Diana Marcela, quien añadió que habla con su familia una vez por semana. Esta estudiante de Diseño Gráfico pasará las fiestas en compañía de su novio y algunos amigos colombianos, con quienes cenará y festejará discretamente; para el comienzo del nuevo año piensa salir de rumba con ellos.
Primero, el doctorado El Doctorado en Ingeniería es el objetivo próximo de Juan Gómez Mendoza,
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Juan Gómez Mendoza, quien pasará en Lyon la Navidad, aprovechó estos viajes para conocer un poco más del país y la región que lo recibe. Suministrada / EL NUEVO DÍA
nacido en Flandes y radicado en Manizales, quien decidió pasar Navidad y Año nuievo en Lyon, Francia, para seguir adelantando sus estudios de posgrado. No es la primera vez que viaja, pero sí en esta época. “Estudio dentro de una cotutela entre la Universidad Nacional y en Insa de Lyon, que me exige estar allá por lo menos la mitad del doctorado, 15 meses”. Él decidió dividirlos en cinco meses por año, ya que es menos engorroso para el reclamo de sus medicamentos en Colombia, los cuales debe consumir ya que es trasplantado renal desde hace cuatro años. “Mientras es mejor para reclamar las medicinas, es más complicado para vivir, puesto que medio año es muy poco para acoplarse. Mientras llego a Francia y comienzo a acostumbrarme debo viajar y lo mismo pasa a la inversa”. Indicó Juan, quien dice no cambiar a Colombia por ningún país de los que ha conocido. “No soy muy dado a las fiestas navideñas, pero las aprovecho para ver a mis padres y hermanos, quienes sólo veo cada vez que voy a Ibagué de visita. De hecho, será lo que más voy a extrañar, porque independientemente de la fiesta, son ellos los que me hacen falta así como la tierra”.
también compite en el equipo de bolos de la institución. Ella tiene pensado estar entre cuatro y cinco años, lo que dura su pregrado, y, según ella, tratará de estar las vacaciones con su familia, sin embargo, el tiempo será más limitado por el estudio y la competencia deportiva allá. “Para esta Navidad, me quedaré en Estados Unidos”. Ella viajará a Florida a pasar las fiestas Suministrada / EL NUEVO DÍA con su novio y algunos amigos, pero ella Lorena Capera en una visita a Estrasburgo, Francia. sostiene que la nostalgia es grande por estar lejos de su tierra. “Es la primera Navidad que se comunica todos los días por teléfono o chat. que paso lejos de mis padres y el resto de mi familia, eso da duro. El ambiente aquí es distinto, hay muchas Nostalgica, pero en compañía luces, pero el resto de cosas apagadas, como la músiDespués de estudiar en la Escuela de Ingeniería Julio ca. Recuerdo las novenas y las comidas en casa de mi Garavito en Bogotá, la tolimense Lorena Capera decidió abuela”. irse a la Université de Technologie de Belfort-MontbéPor ahora, María José continúa con sus estudios y el liard, obteniendo doble titulación en Ingeniería Eléctrica equipo bolichero que hay en la Universidad de Maryland, allá y Electrónica acá. “Finalmente, me quedaré Navidad así como no deja de contactarse con su familia, con la y Año Nuevo en Europa, porque sólo tenemos dos semanas de vacaciones y llegamos a presentar los exámenes finales”. A Lorena le faltarían dos años más, aproximadamente, para culminar con todo, es decir, otro año de festividades lejos de casa. “Me comunico con mis padres por MSN y de vez en cuando por teléfono, porque el contacto no se puede perder, sobre todo ahora que están lejos”. Esta joven estudiante ha compartido todo el tiempo que lleva en Francia -desde agosto- con colombianos, mexicanos, argentinos, entre otros latinoamericanos residentes allá. La Navidad la pasará con sus paisanos, cenará con ellos y festejará, aunque no lo tiene del todo pensado, con una rumba. “Para la despedida del año tengo planeado ir con un amigo colombiano a Italia”. Con respecto al ambiente de las familias de Francia, Lorena dice que “el 24 lo pasan con sus parientes y hacen la cena navideña. El 31 es con los amigos”.
La academia y el deporte María José Rodírguez Ospina es una joven deportista que, con la práctica de los bolos, ha puesto el nombre del departamento en alto, siendo campeona en torneos nacionales juveniles y de menores, así como participaciones internacionales, títulos sudamericanos y centroamericanos, entre otros. Actualmente, ella adelanta estudios universitarios en la Universidad de Maryland (Estados Unidos) donde
María José Rodríguez (acostada), con su equipo de bolos de su Universidad, en Maryland, Estados Unidos. Suministrada / EL NUEVO DÍA
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> POESÍA
> EL CUENTO
Jorge Ladino Gaitán Bayona
El descenso Juan Carcamo Romero* Y aquí estoy, a 2700 Kilómetros del punto donde habíamos acordado nuestro rencuentro. Parecía imposible que después de planificar con minucioso detalle el descenso algo pudiera no haber resultado de buena forma. Yo me dejé caer tal como lo habíamos planeado. En el camino vi destellos de luces provocados por enjambres de luciérnagas viajeras. A ratos, el sol y la luna, siluetas intermitentes en el fondo azul del universo. Y caí cada vez más y más rápido como era de esperar, hasta reconocer el punto del reencuentro y detenerme en tu presencia. Me detuve sin preámbulos de ninguna especie y agoté en el descenso toda la energía necesaria como para reiniciarme de ser necesario...estaba seguro que ahí estabas. Pero me equivoqué...estabas a 2700 Kilómetros más al norte, un detalle mínimo en la inmensidad de las estrellas y las galaxias, pero un error con consecuencias predecibles en fin de cuentas... Estoy seguro que esperaste más allá del tiempo acordado y probablemente todo lo que te fue posible prolongar tu existencia temporal. Pero tenías que continuar y lo entiendo.
Mientras las raíces del lugar en que estoy me arrastran hacia profundidades, me imagino la danza de tus cabellos desordenados y tu vestido blanco movido por el viento como si fuese la bandera de un país sin límites. Imagino tu mirada extendida hacia todas las fronteras levantando cada piedra y explorando cada rincón de los océanos silenciosos que bañan los planetas. Mis esfuerzos por liberarme de este lugar resultan burdos…2700 Kilómetros es una gran distancia considerando el proceso irreversible que ya se ha iniciado. Dentro de poco despertaré llorando, aterrado y pequeño en algún lugar del tiempo y del espacio. Ya no recordaré estos momentos previos y daré inicio a todos los procesos de crecimiento y de muerte necesarios para armonizar completamente con la luz del universo alguna vez. Pero me distancié 2700 Kilómetros de nuestro punto de encuentro y por primera vez, luego de muchos otros viajes, habrá un desfase que nos impedirá iniciar juntos este nuevo ciclo de aprendizaje. Dentro de poco ya no recordaré ni recordarás estos momentos previos… *Escritor Chileno
Poeta colombiano La piel del hombre Tantos siglos en la sangre y en las venas el hedor de viejas promesas. Habría que leer la piel del hombre más allá del amor y sus epígrafes. Acaso su desnudez sea un epitafio que espera o una nota en la botella de los naufragios, de la historia diciendo que no tiren más sus carruajes, que antes de la rueda el hastío era ya insoportable. Por eso los órganos pasan cuenta de cobro, por la porfía de ser, caer y levantarse. ¿Si todo estaba escrito y el viento es verso inútil para qué llevar el cuerpo como página ilesa?
¿Utopía? Cuando los pasos dibujen el hombre que regresa y la boca no sea el sucio traje del miedo y los ojos recuerden los ojos silenciados y las manos desnuden los viejos libros
y el viento no talle cruces en la frente y los labios nombren la vieja casa entonces ¿Quién traerá las palabras ilesas? ¿Qué otro lenguaje más allá del espanto?
Gotea la palabra Gotea la palabra. Prohibido recogerla, es agua enferma, no apta para el desvelo. Hubo un tiempo para beberla y creer, aunque la sed no fuera asunto de sol o de camino o acaso sí, de ese otro sol bajo la piel, otoño de los huesos, calcinando a la memoria sus pájaros y certezas. Dicen que la palabra fue cascada o arroyo y sus metáforas fueron robándoles a los peces los anzuelos. …Sigue goteando. Habría que lapidar páginas y cuerpos.
Derecho y litigio Por Roberto Burgos Cantor *
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os escándalos como las inundaciones son, hoy, parte del paisaje moral y geográfico de Colombia. Muestran al lado de un sufrimiento que congeló exorcismos y transformaciones, también, una esencial ineptitud para doblegar descuidos inmemoriales, maleficios injustificados, y para construir una vida más cercana al deseo virtuoso. El que satura a los medios masivos y a las conversaciones de vecinos de estos días, sin agregar un mínimo elemento de análisis, no es nuevo en su motivación profunda: obtener riqueza de forma rápida y fácil. Pero como los procedimientos condenables se remozan aumenta la participación de actores. Todavía no es posible saber si en todas las pirámides o inversiones abiertas existe el mismo ánimo o intención de engañar, hacer daño, robar. En el caso de mayor magnitud, parece ser DMG, la finalidad según lo poco y mal que se sabe sería ingresar a un sistema legal un río de dinero que es probable se pudra en los sistemas de custodia ineficientes o se lo trague alguna red financiera extranjera. El problema consiste en que tanto en el bien como en el mal nadie acepta que la experiencia final servirá para construir una sociedad sin los lastres de la repewww.elnuevodia.com.co>Léalo.
tición catastrófica. Y preferimos seguir convirtiendo problemas de policía en asuntos de Estado mientras faltan carreteras, puertos, vías férreas, viviendas, escuelas, cultivos, ríos navegables. El viejo ideal del esfuerzo perdió su poder. La cultura del milagro tomó la forma de la esperanza. Y ello no es un defecto de la gente sino una muestra más del deterioro espiritual de una comunidad engañada, descreída, que al no tener un pelo de tonta le está haciendo pistola a los esforzados retóricos de la dominación. El desbarajuste actual con menciones tímidas ha dejado ver un personaje nuevo: los abogados. Y con ellos la sombra de una ausencia: la ética. Y con las consecuencias de sus consejos pagados de manera exorbitante una calificación: la mediocridad. Y una verificación triste: lo que se busca no es la justicia es la plata. Muchos han olvidado la propuesta que hace más de 20 años hizo Darío Echandía, a quien algunos enaltecieron sustituyendo el odioso doctor por el en ese entonces digno y enaltecedor maestro. Echandía propuso cerrar durante años las llamadas facultades de Derecho. Observaba unos antros en los cuales se preparaba a muchachos, a lo mejor algunos de ellos con ilusión de justicia, en el acto violento de hablar y gritar sin escuchar al otro. Es decir aturdir porque el mundo es una jaula de loros. Grite, acelere el aleteo y cague. La desantención del maestro, unido a la estúpida muerte de
los sabios del palacio de justicia, Reyes Echandía, Gaona Cruz, deja la avergonzada realidad: cobradores de deudas de gallinas y obnubilados de pesos fáciles y privilegios inmerecidos. El jurista olvido el sentido de la justicia. Allí nace el Derecho: lo que corresponde como castigo o restablecimiento del despojo, el acuerdo ante la diferencia. El dinero los volvió, en el lenguaje moderno, operadores de técnicas insuficientes. Cómplices en vez de consejeros severos. Enredadores en lugar de luminosos. Ay hombe. *Escritor y ensayista colombiano
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Literatura, diálogo
Por Luisa Pastor Martínez * obre el libro muchos son los profetas que se han animado a emitir mensajes apocalípticos. Y no van exentos de algo de razón. Efectivamente, todavía una gran masa de población prescinde, voluntaria o involuntariamente, de los bienes culturales. Aprovechando el tirón que nuestra sociedad le ha concedido a lo audiovisual, esos sectores entienden los libros como artículos más bien accesorios, por no decir inútiles. No obstante, aunque la realidad no sea demasiado halagüeña para la lectura, parece ser que hay motivos para sofocar un tanto las voces de alarma, entre otras razones porque las crisis en la expansión de este hábito no son de factura actual, vienen concurriendo desde los mismos orígenes de la literatura y, en parte, van asociadas a la todavía pendiente tarea de alfabetización global. Más aun, junto a la culturalización, se hace necesaria una campaña de sensibilización, de educación sensitiva y sentimental para que quien vive ajeno a lo estético y lo intelectual vea en su descubrimiento algún tipo de deleite. Quienes conocen el Quijote recordarán cómo los segadores citados en él acceden a la literatura gracias a la presencia entre ellos de un instruido que accede a leer para ellos en los ratos de ocio compartido, y con su noble acción va transformando a sus rudos compañeros en seres pensantes, emotivos y críticos. Éste es el pasaje en que se hace alusión a la costumbre de la “lectura en corro”: “Cuando es tiempo de la siega, se recogen aquí las fiestas muchos segadores y siempre hay alguno que sabe leer, el cual coge uno destos libros en las manos, y rodeámonos dél más de treinta, y estámosle escuchándole con tanto gusto, que nos quita mil canas”. Y no sólo se consigue con ello matar el tiempo; gracias a ese hábito personajes de la talla de Maritornes o el ventero que aloja a don Quijote y Sancho intervienen en una tertulia de carácter literario, en concreto sobre los libros de caballerías, con tanto conocimiento como puede tener cualquier letrado, por ejemplo, el cura, hombre al que simplemente por el hecho de pertenecer al clero se le debía suponer una cierta erudición: “Y como el cura dijese que los libros de caballerías que Don Quijote había leído le habían vuelto el
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juicio, dijo el ventero: No sé yo cómo puede ser eso, que en verdad que a lo que yo entiendo no hay mejor lectura en el mundo, y que tengo ahí dos o tres dellos, con otros papeles que verdaderamente me han dado la vida, no sólo a mí, sino a otros muchos. (...) A lo menos de mí sé decir que cuando oigo decir aquellos foribundos y terribles golpes que los caballeros pegan, que me toma gana de hacer otro tanto, y que querría estar oyéndolos noches y días. Y yo ni más ni menos, dijo la ventera, porque nunca tengo buen rato en mi casa sino aquel que vos estáis escuchando leer, que estáis tan embobado que no os acordáis de reñir por entonces. Así es la verdad, dijo Maritornes, y a buena fe que yo también gusto mucho de oir aquellas cosas, que son muy lindas, y más cuando cuentan que se está la otra señora debajo de unos naranjos abrazada con su caballero, y que les está una dueña haciéndoles la guarda, muerta de envidia y con mucho sobresalto. Digo que todo esto es cosa de mieles”. Éste es el milagro de la literatura: escapa de la materialidad de las páginas de un libro en el mismo instante en que es compartida. En efecto, la falta de instrucción no debía ser óbice para el disfrute del arte, si quienes ostentan el conocimiento fuesen más generosos con su saber. Se entiende que la educación se da en la escuela y, por ende, ahí queda sobreentendida la lectura. A todas luces se está viendo que no es un medio suficiente. En los ambientes académicos se instruye e incluso se anima a leer, hay muchos proyectos que persiguen ese objetivo. Muchos de ellos recurriendo a la figura del cuentacuentos, figura de ascendencia milenaria y a cuya memoria rinde homenaje Mario Vargas Llosa en su novela El hablador. Pues bien, todo ello es del todo inútil si la lectura no trasciende de los muros de la escuela. En este sentido, son encomiables los esfuerzos realizados por muchos bibliotecarios para dar realidad a los clubes de lectura, un lugar de encuentro en el que compartir la experiencia de ser lector y debatir las múltiples interpretaciones a que están abiertas, en general, las obras literarias, así como curiosidades de otra índole. Se intenta con ello, a mi modo de ver, no sólo el fomento de la lectura, sino la recuperación de la tertulia, hábito que corre peligro de extinción con esta tendencia al ostracismo que está im-
perando. Trabajar en casa, comprar en casa y ligar con el ordenador: esa parece ser la aspiración de muchos de nuestros contemporáneos. Como si el trato con lo ajeno fuese tóxico o, simplemente, una pérdida de tiempo. Con el declinar del siglo XX nos llega una preocupante moda: la incomunicación. Si el siglo pasado llevó la literatura a los cafés e hizo de ello un referente para los historiadores y estudiantes de literatura (recuérdese, por ejemplo, la Tertulia de la Fonda de San Sebastián, la más importante del S. XVIII, en la que se reunían los mejores escritores del momento o la Tertulia del Nuevo Café de Levante, que, en palabras de Valle-Inclán, ejerció “más influencia en la literatura y en el arte contemporáneo que dos o tres universidades y academias”), el siglo que corre parece no tener nada que decir, a no ser de modo virtual. Como si la presencia física fuese un incordio, algo que evitar a toda costa. Alberto Manguel, en su libro Una historia de la lectura (Ed. Alianza), nos refiere el caso de Stevenson, que no quería aprender a leer para no privarse del placer que le producían las lecturas de su niñera...”. Imaginamos a una niñera de forma muy distinta a la exótica y sugerente Sherezade, pero el embrujo es el mismo. La voz del otro es nuestra vista y a donde sus cadencias nos conducen es lo que llamamos literatura. “Leemos para saber que no estamos solos”, decía un alumno a su profesor en el filme Tierras de penumbra, del director Richard Attenborough, película biográfica sobre el escritor C. S. Lewis, cuyo guión se inspira precisamente en una obra del homenajeado, Una pena en observación. Quizá no haya una manera más afectiva de referirse a la literatura: una feliz compañía, un escape de la sensación de soledad que acompaña a nuestra propia existencia. No salvar a solas el horror de la duda, la página última del libro que todos acabamos siendo. * (España. Profesora de literatura. Letralia, Tierra de letras)
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En el libro aparecen Eva, Isabel la Católica, Dalila, Pandora y hasta Catalina la Grande. Por Sergio Villamizar D.
Susana Castellanos “El mal y la mujer llevan una relación de siempre”
Bogotá, colprensa “All is Vanity”, la ilustración que creó Charles Hallan Gilbert en 1892, y horrorizó a la sociedad de su época, fue la escogida por la escritora Susana Castellanos como portada ideal para su obra “Mujeres perversas de la historia”. Es una ilusión óptica. De cerca, una mujer frente a su tocador de gran espejo. Desde lejos, una temida calavera. Para Susana, es la mejor forma de presentar las dos caras de las mujeres en las que se entremezclan la maldad mezclada con su belleza y seducción. Han sido años de investigación, por diferentes motivos, los que han requerido la escritora para crear este libro con cuarenta ensayos sobre cuarenta mujeres claves en la historia de la Humanidad. Desde su tesis en la carrera de literatura, “Estudio sobre la imagen de la bruja en la literatura”, la creadora se ha apasionado sobre como el mal se posee como un fantasma inclemente sobre el género femenino.
Maldad femenina - ¿Cuánto tiempo de trabajo en estos ensayos? Son años de investigación por diferentes motivos. Aquí se condensan muchos de mis intereses, como el estudio religioso, la Biblia. Por otra parte de la literatura y la historia. Pero en especial el tema de las mujeres siempre me ha apasionado. Este año di una conferencia sobre la figura de la mujer como ser del mal, y allí nació la propuesta de hacer el libro sobre los personajes femeninos malévolos. - ¿Cómo fue la selección de las mujeres que harían parte de este libro? De alguna manera las mujeres que aparecen en el libro están allí porque me gustan, porque me llaman la atención, porque creo que a lo largo de la historia de occidente son las más destacadas en este tema. Eso sí, decidí trabajar sólo occidente, para que el tema no se me saliera de las manos. Además, el
Colprensa-Andrés Torres/ EL NUEVO DÍA
Susana Castellanos escribió el ensayo “Mujeres perversas de la historia”.
siglo XX tampoco lo trabajé mucho porque siento que aún falta que la historia decante esos acontecimientos, que los artistas la cubran con su velo de leyenda. En el caso de personajes del libro como Lucrecia Borgia o Catalina de Médicis, han pasado por varios tamices que las hacen fascinantes pese a lo perversas que fueron. Va desde la Biblia, el mundo clásico, la Edad Media y hasta el Siglo XIX, aunque no aguanté la tentación de hablar de dos mujeres del siglo XX. - El tema central es la relación del mal con el mundo femenino… Es una relación de siempre. Desde la tradición Griega, la Biblia y el medioevo. A lo largo de la historia y la literatura uno va encontrando que hay una constante relación entre la mujer y el mal. Algunos pueden decir que en la historia hay más hombres malos que mujeres, pero la relación de ella con el mal está desde el inicio, desde el culpar a Eva de la expulsión del Paraíso. - ¿Por qué esa relación? Pueden haber muchas explicaciones, como la incomprensión del hombre frente a la mujer, miedo hacia ella o que la historia en su mayoría ha sido contada desde lo masculino. - ¿El mal de la mujer es distinto al mal masculino? Es evidente la manipulación de lo sexual o la manipulación de las madres que trata de controlar a su hijo y así controlar el poder. También está la manipulación de lo religioso, que es una de las relaciones más enfermizas en la historia, y lo hizo Helena la mamá de Constantino el Grande, Isabel la Católica o Teodora, quienes fueron perversas pero que lograron a tener el título de santas.
Perversidad de asombro - ¿Cuál fue la mujer que más asombro le causó al conocerla? Todas. Claramente la mamá de Constantino por toda la influencia que ella tuvo en la formación del Cristianismo, por las consecuencias en el Antisemitismo que se generó. Uno piensa que el Primer Emperador Romano es Octavio, pero era Livia, su esposa, quien lo manejaba. El hombre que maneja el mundo conocido en ese momento y tiene miedo que llegue a su casa y su mujer lo envenene, como sucedió. - ¿Eva fue difícil de tratar? Realmente no fueron difíciles las bíblicas, fueron graciosas, porque hay unas bíblicas tradicionalmente malas como Dalia y su peluqueado a Sansón; o Salomé que baila pidiendo la cabeza de Juan El Bautista, pero allí encontré a unas que no son consideradas malas aunque lo fueron. Aparece Judit o Jale presentadas como heroínas, pero fueron perversas al seducir hombres del bando contrario, pasaron la noche con ellos y mientras dormían los mataron, una atravesándole la cabeza con un clavo y la otra cortándole la cabeza, con sus propias manos. - Entonces, ¿También es desmitificar personajes malos que han pasado a la historia como buenos? En el caso de Isabel La Católica es evidente. Ella de alguna manera carga en sus hombros la Inquisición española, y está en proceso de canonización.
Santas y perversas - ¿De ahí que un capítulo lo titulara “Santas por lo perversas”?
En el caso de ellas, como Helena, quien no mató con su propia mano, dejó un legado nefasto. Ellas vivieron un fanatismo religioso que se convirtió en el peor de sus males. Todo eso entorno al poder terrenal. Allí también aparece Teodora que la declararon santa por ayudar el Cristianismo y gran parte de esta labor la realizó entregándose a los placeres de la carne saltando de cama en cama. Lo interesante es que muchas de ellas manejaron el poder a través de la venganza en formas de caprichos personajes, como revanchas íntimas, lo cual las une y se convierte en una práctica muy femenina en la historia de la Humanidad. - Algunos piensan que si el poder fuera manejado por mujeres el mundo sería mejor. ¿Qué piensa usted al respecto tras escribir este libro? La verdad que la historia dice que eso no podría ser, porque la mujer es vengativa por naturaleza, muy visceral en sus decisiones y conflictos. Cuando la historia le ha dado el poder a las mujeres, ellas han sido tan crueles o más que los hombres, porque vuelven lo privado un asunto político. No olvidan. - ¿Las mujeres fatales son igualmente perversas? Es que muchas mujeres para ser perversas no tenían que matar con sus propias manos, pero a través de sus acciones hicieron que muchos hombres se suicidaran o perdieran sus reinos y poder por ellas. Lou Andrea Salomé era una intelectual que puso en jaque a Nietzsche y hasta Freud. Son personajes que lograron desestabilizar la supuesta racionalidad masculina y ellos se jugaron la cabeza por ellas.
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