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IBAGUÉ, NOVIEMBRE 29 DE 2009

FACETAS

CULTURA AL DÍA

Muestra de arte contemporáneo se tomó el MAT


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“Nuestra señora

del verbo”

Por: Marcos Fabián Herrera*

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n 1981, con la fuerza de un vendaval llegado del páramo, apareció en Colombia un grupo que, para sorpresa de todos, logró poner en primer lugar de la atención una música hasta entonces relegada a las festividades dominicales de los pueblos de Boyacá y Cundinamarca. Sus letras y melodías, elementales y bellas como viejos árboles, constituyen desde siempre la síntesis de los dolores, las rutinas y la creatividad erótica y amorosa de los desheredados. Eran los Carranqueros de Ráquira, el primer grupo de carrilera que pisó los grandes escenarios, incluido el mítico Madison Square Garden. En el siguiente reportaje, Jorge Veloza, su director, nos hace festivos cómplices de su ingenio verbal. -La audacia y la osadía parecen extintas en la agenda de los productores de la industria fonográfica colombiana ¿Qué derrotero deben explorar os nuevos cultores de las músicas vernáculas? -Deben tener la audacia y la osadía que no tienen, o han perdido los productores fonográficos. A lo mejor, un método ancestral como “el trueque” puede ser útil en algunos casos. Me consta que un grupo lo ensayó y le está funcionando. - ¿Avala usted las mixturas, ensambles, fusiones y otro tipo de exploraciones estilísticas y sonoras que emplean los nuevos cultores?

-Al que le gusta le sabe, y al que le van a dar le guardan. - ¿Adolece la música colombiana de nuevos compositores? -Compositores los sigue habiendo, pero las vitrinas se nos siguen cerrando, y a ese paso, adiós chicha, calabazo y miel. - ¿Encuentra en los estamentos oficiales la subvención y apoyo necesario para la promoción de las músicas alejadas de los circuitos comerciales? -Ojalá que sí, pero estoy pensando con el deseo. - ¿Qué tanta receptividad expresan los públicos extranjeros cuando escuchan música carranguera? -Hasta ahora la carranga se está abriendo espacios en otros lares. La gente se sorprende de que haya géneros distintos a los más promocionados, y no creo que pase solamente con la música carranguera. Cuando el baile se pone ventolero, tenemos más cercanía adentro o afuera, y lo mismo pasa cuando los escuchantes son los niños. Con ellos, sean de donde sean, la carranga tiene algo muy especial. -Usted ha sido un infatigable y auténtico abanderado de las causas ecológicas y de apuestas filantrópicas en el país. ¿Cómo observa esas falseadas causas sociales de ciertos artistas empeñados en cultivar el vedettismo antes que en aportar a la sociedad? -De dientes para afuera, la ecología nos interesa a mu-

Los carrangueros de Ráquira chos, incluidos los medios de comunicación, instituciones, etc; pero a la hora de echarle agüita permanentemente a la mata, más de uno escurre el bulto, o está con el chorote en la mano únicamente para la foto. - ¿Puede ser la música un instrumento para la re significación de valores, en un país tan asediado por la adversidad como Colombia? -No solo puede ser, sino que debe y tiene que ser. -Hace muchos años Gabriela Mistral sentenció que las músicas tradicionales de América Latina carecían de una aceptable elaboración literaria... ¿Esa inventiva, experimentación lingüística y creatividad de sus letras, determinan la calidez y empatía que emanan sus canciones? -En las músicas populares, hay de todo, como en las diferentes manifestaciones artísticas. Lo que pasa es que a veces, y como dice doña Virginia en Coyaima, “tanto pinta la máma al diablo, que al fin lo deja mueco”. Yo tuve la suerte de criarme entre cantas y palabreadores, y tal vez por eso, nuestra señora del verbo y el sonsonete no me pierde pisada.

>La palabra del día Fetiche A partir del participio pasivo de hacer, ‘hecho’, se formó hacia fines del siglo XV en español la palabra ‘hechizo’, como ‘artificio supersticioso de que se valen los hechiceros’, según definía en el Diccionario español-latino (1495) de Antonio de Nebrija. ‘Hechicero’, palabra también formada a partir de ‘hacer’ ya aparecía registrada en nuestra lengua desde Calila y Dimna, un libro de cuentos anónimo traducido del árabe por iniciativa de Alfonso X. ‘Hechicero’ y ‘hechizo’ pasaron al portugués como feiticeiro y feitiço, respectivamente. Esta segunda palabra portuguesa pasó luego al francés como fetiche y más tarde al inglés como fetish para denominar objetos de hechicería africana, tales como amuletos y talismanes. www.elnuevodia.com.co>Léalo.

Posteriormente, reingresó al castellano con este significado bajo una nueva forma: fetiche. Jugando con el carácter mágico de los fetiches, el filósofo alemán Karl Marx adoptó la palabra para referirse al “fetichismo de la mercancía”, por el cual, según él, un producto manufacturado oculta las relaciones de explotación bajo las cuales fue producido. Más adelante, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, retomó la palabra fetiche para referirse a ciertos fenómenos observados en su práctica clínica, en los cuales el interés sexual de algunos pacientes aparecía desplazado hacia objetos vinculados indirectamente a su objeto sexual, tales como prendas de ropa, mechones de cabello, etc.

OBRAS DE LA PINTORA COLOMBIANA CRISTINA CORTEZ

*Director de Con-Fabulación, periódico virtual.


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Rubén Darío y la sacerdotisa de Amón del escritor colombiano Germán Espinosa Por: Willian Geovany Rodríguez Gutiérrez*

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ubén Darío y la Sacerdotisa de Amón del escritor colombiano Germán Espinosa, logra articular de forma magistral el misterio y el crimen, dos focos de gran interés, los cuales se debaten en lo paranormal (fenómenos espontáneos) y en lo pseudocientífico (ciencias ocultas), pues por un lado se dan unas sesiones de espiritismo que intentan develar a través de una médium los misterios de un crimen, y por el otro lado se intenta reconstruir la historia de un asesinato apelando a una capacidad de raciocinio deslumbrante, propia del poeta nicaragüense Rubén Darío. De esta manera la novela de Germán Espinosa, entraña un mundo oscuro debido a que coloca en evidencia ciertos prejuicios existencialistas para dar paso a la aceptación de la trasmigración de las almas o como algunos han solido llamarle metempsicosis, categoría que se sustenta en la doctrina esotérica donde cobra gran importancia el hecho de que el hombre tiene un alma que es insertada en el cuerpo del nuevo ser en el momento del nacimiento. Esta creencia es propia de algunas culturas tribales del mundo entre las que se pueden mencionar a África, Europa, Madagascar, Oceanía y América del Sur, la cual no es ajena en la vida de los personajes que conforman la novela del escritor colombiano, pues en el caso de Rubén Darío aunque era católico creía fielmente en ello así como en otras cosas que van a parecer extrañas, una de ellas la reencarnación. Sin embargo, este personaje nunca va a renunciar a estas creencias porque se sentía atraído por las cuestiones ocultas, a tal punto que no se priva de manifestarlo en sus escritos poéticos, como es el caso del poema “El canto errante”:

zo la espina dorsal de la bella, en tiempos en que se llamaba Rufo Galo” -éste había sido un soldado romano- aspecto que nos lleva a considerar que el escritor no sólo transmigró sino también reencarnó para ser el que era, como bien se puede leer en la pág. 17 “un escritor de enormes méritos líricos, el cual había trasladado al español las músicas inmateriales de Paul Verlaine”. Por su parte Rubén Darío no negaba su condición; antes por el contrario le interesaba tanto éstos temas de las ciencias ocultas que incluso había hecho unas averiguaciones sobre la metempsicosis y a las que se refirió cuando hablaba con el aristócrata André, aspecto que se reconoce en la pág. 20 cuando asegura que “cada individuo nacía con la misión de cumplir algo relacionado con aspecto particular del esquema cósmico. Ello no le era practicable en el mero transcurso de una vida, razón por la cual el Creador había ordenado una serie de reencarnaciones, serie que los viejos judíos designaban Gilgulim o Retorno”. *Estudiante de VIII semestre Licenciatura en Lengua Castellana, U.T.

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El cuento

Metas

Por Libardo Vargas Celemín* Alcanzó sus quince años en medio de la rutina de tres horas de ejercicio diario en el gimnasio; cortes y tinturados de cabello; depilaciones minuciosas; afeites, fajas y una dieta baja en grasas y calorías. Alcanzó las pasarelas después de varias cirugías; agotadoras jornadas luciendo y calzando diseños exclusivos, coqueteando y aceptando invitaciones no muy santas, y practicando una dieta rica en vegetales y productos de

mar. Alcanzó las portadas de diarios y revistas; viajes internacionales, extenuantes sesiones fotográficas, entrevistas, luces, acoso de hombres y mujeres, y una dieta de sólo frutas. Alcanzó la mayoría de edad sin darse cuenta; cabellos quebradizos, cuerpo enjuto, proyectos fallidos, amigos que se esconden, y una dieta abundante en pastillas y licor. *Escritor colombiano.

“Yo fui un soldado que durmió en el lecho de Cleopatra la reina. Su blancura y su mirada astral y omnipotente” Además, el autor del libro de la novela señala en la pág. 13 que el escritor teofísta “aseguraba en su poema haber gozado a la reina egipcia y haber hecho crujir por su bra-

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epicentro del 13 Salón Regional de Artistas por la zona sur

C Miguel Kuan presenta “Perros idos... metáforas urbanas”.

on la exposición de 24 propuestas que dan la impresión de que el arte ha dejado de ser un arte colgado, para ser comprometido dentro de una comunidad, por primera vez, Ibagué es la sede del Salón Regional de Artistas en su versión número 13. Todas estas piezas de creadores del Tolima, Huila, Nariño, Caquetá y Putumayo, diseñadas a partir de la propuesta de investigación curatorial ‘Sonidos, ecos y silencios’, de los curadores Rocío Polanía e Iván Otálora, permanecerán colgadas en el recinto cultural hasta el 12 de diciembre, de donde saldrán en itinerancia por Neiva, Florencia y Nariño. Es decir, que quienes visiten por estos días el MAT, tendrán la oportunidad de revisar las narrativas y metáforas de los departamentos del sur de Colombia.

La voz de la investigadora

En la sala seis cuelgan “Pescador”, de Kindy Llajtú y “El cristal del silencio”, de Sergio Andrés Ortiz.

La artista tolimense Graciela Romero participa en el Salón con “Posturas del silencio” www.elnuevodia.com.co>Léalo.

Tal como lo afirmó Rocío Polanía, esta investigación curatorial propone un recorrido por la producción artística contemporánea, gracias a la reflexión e investigación de diversos entornos regionales: sonoros, sociales y políticos. A la vez, que procura indagar las expresiones estéticas que permiten la creación de mapas, textos, contenidos y redes en los mundos artísticos pletóricos de metáforas, metonimias, alegorías y símbolos, emergidos de percepciones intercultuFotos Jorge Cuéllar / EL NUEVO DÍA rales y multidisciplinares manifestadas extensa- “Alquimia del silencio”, de Fabio González. mente en los intercambios de los lenguajes plásticos. asombro sobre temas tan diversos como la muerte, la Lo que para ella también implica “revisar las na- tradición, la violencia y la búsqueda de identidad, a trarrativas, metonimias y metáforas visuales de las ex- vés de los elementos tradicionales de la región, como presiones artísticas, traducidas en lugares objetuales la naturaleza y las críticas a la labor de los medios de y acontecimientos confinados en un producto estético comunicación. devenido en silencios insaboros, en voces regresaLas propuestas presentes en la muestra, que desde das, gritadas o acalladas, o en visiones fusionadas su apertura ha recibido sendas críticas, encuentran su de palabra e imagen, haciendo factible acceder a los soporte a través del video, la instalación, la fotografía, mundos posibles y dados de la región surcolombiana la pintura, el performance, la escultura y la cerámica, desde lo sinestésico del cuerpo social. En tal medida, todas clasificadas en tres corrientes: “Sonidos”, aquelas vertientes académicas, tradicionales y populares, llas que hacen referencia a los efectos de los entornos son asumidas desde una perspectiva de inclusión y sonoros sociales, políticos y de la misma cotidianidad; reconocimiento cultural, el cual se torna en un paso “Ecos”, que abordan imágenes suscitadas por las mesignificativo que amplía el conocimiento e interpreta- morias individuales o colectivas, y “Silencios”, la reción de la producción artística de esta zona del país”. flexión del pasado común y de las voces acalladas de A partir de estos planteamientos surgieron pro- las minorías. puestas que plantean posibilidades de reflexión y


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El reto para los artistas De acuerdo con Rocío Polanía, el reto para los 24 artistas participantes a esta convocatoria, se constituyó en una serie de prácticas en donde los procesos de resemantización, apropiación y deconstrucción de conceptos culturales reflejados en el producto artístico, en el ámbito de una muestra, potencian un diálogo fecundo de referencias entretejidas de las prácticas intelectuales. “La articulación de los proyectos artísticos con el proyecto curatorial conllevan a establecer y hacer visible posturas, desde un espacio dado, a través de coordenadas epistemológicas o estratégicas creativas inherentes a las prácticas artísticas en los mundos del significado y en los planos de las subjetividades. En esa vía, cada obra es cúmulo de estrategias que permiten plantear una narrativa visual plasmada en Sonidos, Ecos y Silencios análogos a la escenificación de los trabajos lo que permite efectuar una lectura contemporánea de las prácticas creativas y de las reflexiones artísticas de la región surcolombiana”.

Los proyectos El recorrido por la exposición inicia por las obras de la temática “Sonidos” conformada por ocho proyectos: “Perros idos... metáforas urbanas”, de Miguel Kuan, una instalación que según explica Rocío Polanía, a través de 10 perros callejeros refleja la presencia humana por medio de su ausencia física entre los animales que habitan las ciudades. La pintura instalación “Cavernautas”, de Yesid Gutiérrez Palma, en la cual se hace una crítica a los medios de comunicación, mediante una torre en acrílico que encierra

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un sinnúmero de avistas. La tercera propuesta es “Sushi”, de Lilian Rocío García, un performance realizado en concepto de antropofagia sobre las particularidades del encuentro social, las formas y comportamientos de la vida pública contemporánea donde se manifiestan costumbres, tradiciones e identidades. Luego se encuentra “Innercity”, de Jorge Guerrero, resultado de una etnografía sonora generada por los espectadores alrededor de las estatuas humanas. Su trabajo está representado en una escultura en acetato acompañada de seis discman en los que el visitante puede escu- Hugo y Alejandro Viana exhiben “Umbrales”. char los sonidos captaintervenir, repredos en Pereira, Ibagué y Huila. El corrido por esta serie la continúan senta los espacios Gerardo Chasoy con “Bumgbe caita besoy”; de la ciudad que el colectivo tejedoras de Sibundoy con “Te- han hecho perder jiendo sueños”; Adrián Montealegre, con “El el contacto con la sonido de las moscas”, y Eduardo Soriano, tierra, la memoria y los animales. con “Equipo de protección”. “Andes”, de Juan de Dios VarEcos gas Mejía, una Bajo este tema se rigen: “Ecos de la me- obra procedual que moria”, de Ana Lucía Tumal, quien a partir muestra el analfade una lámpara en la que el público puede betismo, a través de un bus escolar construido en lapices, que representa la exclusión y la marginación en que están inmersos miles de niños. “Sudarios”, de “Tejiendo sueños” del colectivo tejedoras de Sibundoy. Jader Rivera, una instalación fotohan sido educadas para satisfacer las necegráfica permeada por símbolos y atmósferas sidades afectivas de otros, por lo que ven de la religión cristiana, pero conectada con en el matrimonio una esperanza de vida. la realidad social latinoamericana: la violen“Autopercepción”, una serie de libros de cia. Tulia Melissa Chaparro, en los que presenta “Massprestige” de Rafael Flórez, un vi- dibujos que narran su experiencia personal, deo instalación que muestra simbólicamente como víctima del desplazamiento forzado. como se construye y deconstruye el día a “16 mil 357 pesos” una muestra infandía de cualquier ser humano. til de arte contemporáneo producida por “Portillos a rutas fragmentadas del barro estudiantes del taller creativo del Municipio y la cabuya”, del colectivo Tambo. de Belén de los Andaguies (Caquetá), re“Posturas del silencio”, de Graciela Ro- presenta un relato registrado a partir de las mero, es una instalación de vestidos de no- sensaciones y recuerdos que despierta una via y zapatos intervenidos con pintura, en la colección de billetes en los habitantes de la que recrea la creencia de que las mujeres región.

Adrián Montealegre exhibe “El sonido de las moscas”.

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Silencios Por esta temática se rigen los siguientes ochos proyectos: En “El Cristal del silencio”, Sergio Andrés Ortiz toma elementos de los periódicos que ha ido recogiendo a raíz de la violencia de los niños de Cauca, Nariño y Huila y hace un trabajo de montaje en computador, con el fin de mostrar como hay noticias que perduran en el espacio, y que desaparecen rápidamente. “Pescador”, de Kindy Llajtú, a través de cuatro canoas intervenidas con fibras de materiales naturales sugiere la creación de espacios, tiempos, imaginarios y símbolos armonizados. “Un susurro en el silencio”, pintura instalación de Magaly Cérquela Sáenz representa mediante un enfrentamiento entre el elemento plástico y un óleo la situación actual del país, de la cual quiere mantener alejada a su familia. “Umbrales”, del colectivo Viana presenta una propuesta de intervención en el espacio, la cual fue concebida primero esculpida, después pintada para mostrar un entramado social. Heriberto Ariza exhibe “Transmirada”, obra constituida por seis espejos retrovisores quemados con un hipopótamo, que representan los mitos que se heredan y a la vez se van conformando a lo largo de la vida. “Alquimia del silencio”, de Fabio González, es una memoria histórica creada por el artista al tomar documentos del siglo XVII para reconstruir una serie de imágenes que hacen alusión a su vida. Benjamín Daza en “Rastros”, parte de una experiencia personal: la muerte de personas allegadas para exteriorizar el complejo ritual y las muertes de las ciudades, sin que haya dolencia alguna, territorios que se van accidentando a partir de la contaminación que nosotros los seres humanos estamos dando. “Visiones de yagé”, de Domingo Cuatindioy, relata el contenido de visiones en notas tomadas después de las ceremonias de yagé con un sincretismo que mezcla el cristianismo.

Una crítica a los medios de comunicac

ión presenta Yesid Gutiérrez Palma con

“Un susurro en el silencio”, de Magaly Cérquela Sáenz.

“Ecos de la memoria” de Ana Lucía Tumal.

Estos son los expositores Los expositores que presentan sus obras son los tolimenses Lilian Rocío García, Graciela Romero, Tulia Melissa Chaparro, Yesid Gutiérrez Palma, Hugo y Alejandro Viana; los huilenses Jader Rivera, Sergio Andrés García, Magaly Cérquela Sáenz, Miguel Kuan, Rafael Flórez, Juan de Dios Vargas; los nariñenses Ana Lucía Tumal, Jorge Guerrero, Fabio González, Adrián Montealegre, Benjamín Daza, Aurelio Zambrano, José Agustín Parra y Sigifredo Córdoba del colectivo Tambo. Así mismo, Eduardo Soriano Cabrera, Heriberto Ariza, Jhordano Alejandro Moreno, Aleider Cuéllar y Alirio González, del colectivo Escuela de Audiovisuales Infantil, de Caquetá, y del Putumayo Kindy Llajtú, Domingo Cuatindioy, Gerardo Chasoy, Magdalena Agrade, Rosario Agrade y Pastora Chicunque del colectivo Tejedoras. www.elnuevodia.com.co>Léalo.

“Innercity”, de Jorge Guerrero.

“Cavernautas”.


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La enseñanza de la literatura, ¿posibilidad o utopía? Por: Andrés Ricardo Duque Rincón * El presente escrito nace de las inquietudes surgidas en el ejercicio de la labor docente, donde se registran diversos inconvenientes relacionados con la enseñanza de la literatura en el ámbito escolar. Durante siglos la literatura ha ejercido un papel preponderante en la formación moral y la construcción social del individuo y la colectividad, como lo asegura Teresa Colomer en su libro “Andar entre libros”. Pero, como consecuencia de la segunda guerra mundial y los cambios significativos que las sociedades europeas sufrieron a partir de la segunda mitad del siglo XIX, las sociedades posindustriales empezaron a redefinir la formación que se esperaba que la escuela le ofreciese a los individuos ante una nueva realidad donde la literatura no era considerada como lo esencial. Todo lo anterior debido a que en ese instante los jóvenes se desenvolvían en una “sociedad que basaba su funcionamiento en el uso intenso y variado del lenguaje escrito había desarrollado una gran presencia de los medios de comunicación y evolucionaba hacia una creciente implantación de nuevas tecnologías” (Colomer, Teresa. Andar entre libros. Fondo de Cultura Económica. México. P.24-25. 2005). La función de entretenimiento que había estado a cargo de la literatura fue asumida por los medos masivos de comunicación y las nuevas tecnologías. Fue así como se le dio preponderancia al discurso tecnológico y científico frente al tradicional de las humanidades y se privilegió el aprendizaje de la lingüística sobre la literatura, debido a que, como hoy, se consideraba a la literatura como algo superfluo, poco práctico, alejado de las necesidades reales del individuo, que solo requiere saber leer y escribir para desempeñarse en el campo laboral. Se olvidó que la literatura es el único medio para conocer al ser humano, entender sus miserias y sus grandezas, en una palabra “para conocer el mundo” como lo asegura Xabier Puente Docampo en su texto “Leer, ¿para qué?” Si bien cierto se ha asegurado que antes se le daba relevancia al estudio de la literatura en el ámbito escolar, la manera como se llevaba a cabo no era la adecuada y así lo reflejan las transformaciones que través de los años ha sufrido la manera de enseñar literatura. Dicho cambio se debió en gran medida a las teorías lingüísticas y literarias que surgieron en los años setenta y que impulsaron una crítica a la enseñanza histórica que se realizaba a través de la lectura progresiva y guiada de los textos literarios por parte del profesor. Se consideraba que el discurso explicativo del docente conducía a que los jóvenes memorizaban una serie de datos (la biografía del autor, el movimiento artístico, el periodo socio-histórico, etc.) en forma pasiva. En definitiva el estudiante debía recordar lo que había leído o escuchado sobre las obras literarias, sin haber tenido que adentrarse en la lectura de la misma. Como consecuencia se cuestionó la idea de que la literatura fuera saber historia literaria, se reivindico el desarrollo de la competencia literaria a través de la lectura y la formación de instrumentos interpretativos, basa-

dos en los elementos que constituyen la obra. El aprendizaje, entonces, se concibió centrado en la lectura de la obras. De esta manera el lector adecuado era aquel que sabía construir sentido de las obras leídas. Fue así como se ha considerado que el individuo que forme la escuela ya no sea alguien que posea unos conocimientos informativos sobre la literatura, tal como se desprendía del modelo historicista; pero tampoco una persona con una formación literaria como lo parece señalar los modelos surgidos en la década de los setenta. Como ahora se ve, el lector adecuado se considera aquel que sabe construir sentido, de las obras leídas y, para hacerlo, debe desarrollar una competencia específica y poseer unos determinados conocimientos que hagan posible su interpretación al interior de la cultura. Pero todo lo anterior se ha manejado desde unos planteamientos teóricos ideales, donde se supone que estamos ante estudiantes modelo, profesores con vocación y un estado que pretende formar lectores críticos. Y no es así.

En el aula observamos aquel lector que se dedica a cumplir con lo que se le impone debido a que recibe por él buenas calificaciones, pero que está lejos de ser un lector crítico. Ahora bien, en la escuela de hoy se observa algo más alarmante, miles de jóvenes a quienes no les interesa en lo más mínimo leer. Aquí comienza a problematizarse la situación. Entonces ¿enseñar la literatura en qué consiste? ¿En leer lo mejor y de calidad de la literatura? ¿O enseñar la manera de hallarle sentido a las obras, alejándose del gusto? Es realmente difícil pretender que el joven de hoy se interese por la literatura clásica debido a que, como sucedió en muchos casos, el gusto o la inclinación por la lectura surgió de manera espontánea y casi de manera circunstancial; “el lector en muchas ocasiones se forma en otro lugar distinto al aula de clase” (Colomer, Teresa, Op. Cit.). En el caso personal, la cercanía con la literatura fue un camino lento e insospechado, debido a que inicié el gusto por la lectura gracias a que mi hermano mayor me cedía las revistas de historietas (Kalimán, Memín, Arandú, Tamakún) que él conseguía. Más adelante, ansioso por encontrar estas

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El verbo leer no tolera el imperativo. Es una aversión que comparte con algunos otros verbos: “Amar”...”Soñar”. Daniel Pennac amenas lecturas pero ahora en los libros, leía vorazmente los escritos que de alguna u otra manera tocaban los mismos aspectos de las revistas y fue así como me encontré con Alejandro Dumas, Emilio Salgari, Julio Verne, Robert Louis Stevenson y Mark Twain. Luego, no sé cómo, llegaron las obras de Tolstoi, Dickens, Shakespeare, que abrieron una visión más compleja del mundo y del ser humano de lo que hasta ese momento había percibido. Ahora bien, sin ningún reparo reconozco que hoy en día todavía guardo un especial cariño por aquellas historietas y aquellos primeros libros de piratas, mosqueteros y fantasmas. Entonces, ¿cómo llevar al estudiante a la lectura de los clásicos si, como asegura Fabio Jurado en su texto “La literatura en el contexto escolar”, lo único que ha formado la escuela es un lector obediente y no uno crítico? La enseñanza de la literatura no se imparte por la fuerza, esto requiere mucha paciencia y es lo que no comprenden los padres de familia y administrativos quienes desean ver resultados rápidamente. Ahora bien, respecto a lo que tiene que ver son el docente también se presentan inconvenientes y estos radican en la vocación que se necesita para ejercer dicha labor. Para Luis Arturo Lemus la vocación es “esa llama interior que condiciona a un individuo hacia el ejercicio de determinada actividad de trabajo en donde tiene alto grado de satisfacción personal” (Lemus, Arturo. La pedagogía: temas fundamentales. Editorial kapelusz. Bogotá. P. 133. 2000). Teniendo en cuenta la anterior definición, son miles los maestros que por una u otra razón no poseen esa característica esencial. No solo en el campo de la enseñanza, sino en toda la actividad humana, ya que es innegable que no se puede ser profesional de ninguna clase si para ello se requiere abnegación y amor al trabajo que se realice. Por si lo anterior no preocupara, ahora entramos en el contexto que rodea al estudiante, la sociedad, que pareciese no comprender que la formación educativa del individuo no es sólo obligación de la escuela; existen otros ámbitos donde se desenvuelve el individuo y que deben ayudar también en su formación. Así lo asegura Luis Lemus en su escrito “Educación natural y educador profesional”, quien asevera que en la sociedad existe un educador natural y un educador profesional. El educador natural es la persona o institución que ejerce influencia sobre una persona con una intención definida; esta influencia pertenece a individuos tales como los padres de familia y los sacerdotes quienes, aunque no tengan una preparación específica para ello, ejercen una influencia educadora. A diferencia del educador profesional que posee una preparación, está autorizado y es el responsable de la educación intencional y sistemática del individuo. Entonces si ambos ejercen una influencia educativa sobre el individuo, por qué no trabajar unidas y no aisladas como sucede hoy en día. Creo que la enseñanza de la literatura requiere de un ejercicio conjunto entre la sociedad y la escuela. Hay que ser conscientes que es una labor dispendiosa que necesita de paciencia y constancia; ya que no existe un método único que conlleve a los jóvenes a interesarse por la literatura. Cada individuo es un mundo diferente que requiere ser analizado personalizadamente. * Licenciatura en lengua Castellana, UT. www.elnuevodia.com.co>Léalo.


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> POESÍA Luis Eduardo Gutiérrez

Poeta colombiano

Cuentas No tardará el carnicero en colgar de un gancho mi mano amputada con la que escribo mis historias. No tardará en cobrarse de todas las deudas que tengo con la humanidad, con el siglo y con el tiempo. Yo, que sólo pago con esdrújulas, con mayúsculas.

Plegaria Señor: El jardín donde rezo mis plegarias se ha poblado de murciélagos. Sólo hay espacio para el miedo. Cubiertas por esa oscura inva-

sión están las cúpulas de tu iglesia derruida. Todos han huido ya. Sólo hay Magdalenas que cantan a la peste. Hasta las estatuas marchan peregrinas por el desierto.

Poesía Sobre la piedra blanca se alza el alcázar que buscamos. Custodiadas están sus puertas por guardianes invidentes. A esa morada se ingresa sólo con la palabra. Pronunciarla nos hace habitantes de otro reino. Poemas tomados del libro Consejo para la buena muerte, Panorama de poetas contemporáneos del suroccidente de Colombia.

Muñoz Molina contra los fanatismos Por: Winston Manrique S.* El desgarro amoroso y las grietas que sufre el ser humano por los fanatismos ideológicos, en este caso de la Guerra Civil española, conforman la geografía de la esperada novela de Antonio Muñoz Molina: La noche de los tiempos (Seix Barral). Una obra que transcurre en las vísperas del conflicto fratricida que asoló el país entre 1936 y 1939, pero con una desoladora sombra. Los motivos y la esencia del libro los explica el propio Muñoz Molina (Úbeda, Jaén, 1956): “Escribí la novela queriendo indagar en el modo en que la pasión amorosa trastorna no sólo las vidas de los amantes unidos por ella sino de la gente que hay alrededor, los que sin conocer el deslumbramiento sufren sus efectos, con frecuencia incontrolables y crueles. Y también quería ponerme en el alma de un hombre que perteneciera a esa clase de soñadores pragmáticos que fueron tan importantes en medio de la gran crisis del siglo XX, y que en muchos casos sufrieron la persecución desde las dos formas de totalitarismo que se impusieron en Europa, que tenían entre sí muchas coincidencias, entre ellas el desprecio por la conciencia individual y por esos activistas del humanismo liberal a los que sin embargo se deben algunas de las mejores cosas que tenemos. ¿Pero qué fuerza puede hacer la conciencia racional, el compromiso cívico, cuando se desatan los delirios mesiánicos y en gran medida criminales de las ideologías? No había sitio para esas personas: ni para Stefan Zweig, ni para Juan Negrín, ni para Clara Campoamor, gente progresista que no creía que en nombre del progreso estuviera autorizado el crimen.

Los dos desgarros, el sentimental y el político, son el eje de mi arquitecto inventado, aunque espero que también verosímil”. Junto a este hombre y otros seres de ficción conviven personas reales, algunas ya citadas por Muñoz Molina, además de Moreno Villa o Bergamín. Una narración a través de la historia de ese arquitecto que en octubre de 1936, ya lejos del conflicto fratricida recién desencadenado, y dejando atrás a su mujer e hijos, recuerda un amor clandestino y las tormentas sociales y políticas que empezaron a envolver su mundo y a dejar atrapada a millares de personas. Novela de sentimientos, emociones y reflexiones en torno al amor, la intolerancia y los fanatismos ideológicos; Muñoz Molina ha creado el retrato de una época donde se muestra la manera como se resquebraja el país, su sociedad y los afectos de su población. Un viaje a la noche de los tiempos y a la sombra larga del pasado. “En la cartera que abulta en el bolsillo derecho de su gabardina guarda una foto de Judith Biela y otra de sus hijos, Lita y Miguel, sonriendo una mañana de domingo de hace unos meses: las dos mitades rotas de su vida, antes incompatibles, ahora perdidas por igual”. Es lo que cuenta el narrador de la novela que hoy se puede leer en la edición digital de este diario, y que continua así: “Ignacio Abel sabe que si se miran demasiado las fotografías no sirven para invocar una presencia. (...) Desde hace unos meses uno ya no puede estar seguro de ciertas cosas: uno no sabe si alguien que recuerda bien o a quien vio hace unos días o sólo unas horas está vivo aún. Antes la muerte y la vida tenían fronteras nítidas, menos movedizas...”. *Bogotá. Libros y letras.

DIRECTOR: Antonio Melo Salazar JEFE DE REDACCIÓN: Martha Myriam Páez Morales COORDINADOR: Benhur Sánchez Suárez, Redacción cultural EL NUEVO DÍA, DISEÑO: Aura María Sanabria M. FOTOGRAFÍA: Fotos suministradas e ilustraciones tomadas de internet. Obras de la pintora colombiana Cristina Cortéz. Carrera 6 No. 12-09 Tels. 2770050 - 2610966 Ibagué - Tolima - Colombia Apartado Aéreo 5476908-K www.elnuevodia.com.co Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial sin autorización expresa del Grupo Editorial Aguasclaras S.A.. ISSN: 021545-8. www.elnuevodia.com.co>Léalo.


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