AÑO XVI | Nº 168 | AGOSTO 2010
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PUBLICACIÓN MENSUAL, ESPECIALIZADA EN EL CAMPO DE LA SALUD MENTAL, INDEPENDIENTE, PLURALISTA, PROFESIONAL Y DE OPINIÓN QUE PROMUEVE LA ACTIVIDAD «PSI»
Periódico El Øtro del ámbito «Psi» (Reg. Prop. Intelectual nº 419.367) editada por EDICIONES El Øtro (Reg. Nac. Der. de Autor nº 452.270) C.U.I.T 30-69381315-4 Director: José H. Méndez
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La creatividad como misterio
LA ETICA EN TIEMPOS DE LO EFIMERO
Aprovecho la gran oportunidad que nos ofrece Joyce McDougall con su libro “El artista y el psicoanalista”, para traer algunas recopilaciones y reflexiones que en estos años vengo haciendo, ya que mi interés como artista y como psicoanalista siempre me encuentra ahondando en el misterio de la creatividad.
En este trabajo intento reflexionar acerca de la ética que sostiene la clínica del acompañamiento y sus avatares. De las velocidades actuales, de lo efímero y la obsolescencia que reina en estos tiempos de las comunicaciones globales.
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ice la Biblia: “Al principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía y las tinieblas cubrían la haz del abismo.” La creación pues, ¿es un acto desde el vacío, o es un acto desde el desorden?, ¿es un acto que organiza, ordena la realidad existente? El resultado puede ser el mismo, la aparición de una realidad nueva, pero el origen marca una diferencia. Piera Aulagnier plantea la carencia como fuente de la creación, la fantasía como origen de la misma y termina con una apuesta casi unánime por la salud mental del creador, en tanto es, esa parte sana la única que puede reclamar para sí una capacidad que denominamos creativa. El creador lo es a pesar de su patología y no gracias a ella. En la creatividad experimentamos la angustia que surge de la ausencia de la forma, que será trasladado a una superficie bidimensional o tridimensional. Hacer visibles las producciones del inconsciente no puede ser sino inquietante. “Ese cuadro me inquieta”, solemos decir. Así, las formaciones del inconsciente, se desplazan a la superficie, al soporte. El inconsciente desplazado a la tela permite tomar conciencia, acceder a sus expresiones. Podemos decir, al igual que Lyotard, que nuestro inconsciente es figural antes que discursivo. El acto de hacer, la improvisación, la espontaneidad, la pulsión se relaciona con
parte, encontraba en el arte la forma princeps de sublimación de la pulsión. Con respecto del supuesto de que el artista creaba con la angustia que le proporcionaba su neurosis, curado de esta última perdía su capacidad creativa. Freud afirmaba que un análisis ayudaba a un artista a superar sus represiones liberando así libido capaz de ser puesta al servicio de la creación. En Los dos principios del acaecer psíquico, Freud describe la actividad del artista como un mecanismo de apartamiento de la realidad sin caer en la
...el arte sería el vehículo mediante el cual el artista saldría de su ensimismamiento, de su tendencia natural al retraimiento y a la soledad.
psicosis y nos dice: “El artista es, originariamente, un hombre que se aparta de la realidad, porque no se resigna a aceptar la renuncia a la satisfacción de los instintos por ella exigida en primer término, y deja libres en su fantasía sus deseos eróticos y ambiciosos”. Líbido narcisística devenida en objetal, el arte sería el vehículo mediante el cual el artista saldría de su ensimismamiento, de su tendencia natural al retraimiento y a la soledad.
...Tanto la creación artística como el psicoanálisis apuntan a un saber hacer con la “nada”, trabajarla a fin de extraer una satisfacción que haga la vida más soportable. la gran creación de Freud: el dispositivo de la asociación libre, sólo que ahora en imágenes. Nuestra psiquis no sólo responde a modelos lingüísticos. Pero sí por terapéutica entendemos cura ¿de qué tendría que curarse el artista?, ¿Qué suerte de siniestros conflictos encierran y originan su obra? El interés del psicoanálisis por el arte aparece desde el comienzo en Freud. Hay ejemplos de sobra para quien desee hallarlos pero bástenos uno para ilustrarlo: el magistral ensayo acerca de un recuerdo infantil de Leonardo Da Vinci. Freud, por otra
la posición en la estructura del fantasma. Igualmente Lacan nos recuerda la articulación de la sublimación con la pulsión de muerte como “una voluntad de crear desde cero”. Lo que el artista piensa producir, el fenómeno estético, Jacques Lacan lo va a identificar con la experiencia de lo bello, ubicando en lo bello esa irradiación deslumbrante, que evoca el esplendor de lo verdadero y dice que porque lo verdadero no es demasiado bonito de ver que lo bello es, si no su esplendor, al menos su cobertura.
El psicoanalista trabaja en una relación de amor transferencial. Desde esos riquísimos orígenes Freud plantea la sublimación. Sublimación, uno de los destinos de la pulsión más allá del cuerpo, es un concepto límite entre el psicoanálisis y la creación. Lacan no está de acuerdo, ni es posible la descarga completa de la pulsión (grado cero de la satisfacción) ni es posible la sublimación completa, como pensaba Freud que era posible en los grandes hombres, entre los que él se encontraba, naturalmente. Tampoco la sublimación lacaniana acepta el cambio de objeto y sí su cambio en
La noción de vacío, central en toda forma de creación, lo lleva a Lacan a definir la pintura como aquello que se caracteriza por cierto modo de organización de líneas, formas y perspectivas alrededor de un vacío. Ese vacío será decisivo porque es de él que surgen las formas de goce. Otro tema importante es el de “hacerse un nombre” a través de una obra puede suplir una carencia o forclusión del significante Nombre del Padre, es decir carencia o ausencia en su función nominante y, al mismo tiempo, determina un estar en el mundo y no solo en un mundo delirante. Sinthòme es acto creador de una obra y del ser del sujeto. Es suplir en la estructura, en lo real de la vida la función paterna: nominarse (a veces crear el nombre y hacerlo reconocer), mostrar -brindando a otros y brindándose- la posibilidad de reconocimiento del mundo cultural y repetir éste movimiento una y otra vez. La función de mostración es una función femenina, función que encontramos en el creador y que indica también un cambio de posición subjetiva en relación al Otro, ya que asume en la creación una posición femenina, abandonando la suya, de ahí el nombre de ex-posición. Así llamamos muestra o exposición a ese momento primero de desprendimiento del objeto e inserción en la cultura, es decir, surgir (CONTINúA EN PáG.2)
l tiempo es una abstracción: ¿puede ser subjetivo? ¿Puede ser objetivo? ¿Es poco? ¿Es mucho? No obstante, sigue habiendo ciertos parámetros para pensar el valor del paso del tiempo. Los buenos vinos son un ejemplo para pensar el valor del tiempo: sólo los buenos vinos admiten añejamiento y, siempre que se observen las buenas condiciones de cuidado para su guarda, la evolución mejora su calidad. Voy a tomar el parámetro de la formación dar cuenta de la evolución de la tarea. La formación: el aprendizaje de un acompañante La formación profesional, académica, lamentablemente no siempre se rige por los parámetros del buen añejamiento de un vino. Mis observaciones acerca del fenómeno de la enseñanza y el aprendizaje se ubican desde el lugar de directora de una institución, responsable de la formación de profesionales y de la aplicación de esos saberes al trabajo clínico con pacientes. En este caso me referiré a la práctica del acompañamiento, con un recorrido de más de 20 años en la labor. El abordaje en acompañamiento se juega en esos territorios oscuros, enigmáticos y sufrientes que nos conectan con otro modo de procesamiento psíquico que el nuestro: el de las psicosis, del autismo, de las diversas “discapacidades” donde es muy difícil adentrarse y comprender. Son mundos del narcisismo que nos comprometen a trabajar mucho con el propio. Los pacientes de acompañamiento requieren de un apuntalamiento complejo y son muchos los profesionales que intervienen en su tratamiento. El abordaje responsable de la clínica requiere acompañantes sólidamente formados en el trabajo en equipo, la supervisión y el propio trabajo de su inconsciente. Y sólo sobre estos pilares puede responderse éticamente al ejercicio clínico. En otro trabajo en el que desarrollo el tema de la formación (Acompañamiento Psicoterapéutico - La legitimidad de una práctica), hago referencia al concepto de amor productivo desarrollado por E. Fromm en su texto Etica y Psicoanálisis para pensar la ética de la función. El autor plantea la interacción de cuatro elementos: el cuidado, la responsabilidad, el respeto y el conocimiento. El cuidado y la responsabilidad implican trabajar por algo tanto como hacer crecer aquello por lo que se trabaja: “Se ama aquello por lo que se trabaja y se trabaja por aquello que se ama” y más adelante “… Responsabilidad y respuesta tiene la misma raíz, respondere = “responder”; ser responsable es estar dispuesto a responder”. En cuanto a respeto,”… la raíz de la palabra (respeciere = mirar a), la aptitud de una persona tal como es, de ser consciente de su individualidad y singularidad”. El conocimiento refiere al uso racional de la inteligencia: la búsqueda de lo esencial en las cosas, y de la subjetividad en las personas. “… si yo quiero comprender algo, debo estar capacitado para verlo tal como existe, de acuerdo con su propia naturaleza; ..” Pensar la clínica en estos términos requiere de quien la sostiene un arduo trabajo sobre el narcisismo ya que los pacientes nos enfrentan al “no saber” y el trabajo sólo puede ser fecundo si se intercambian los saberes de los compañeros de ruta: el equipo de salud, los familiares, los juzgados, los responsables de las obras sociales, etc, etc, etc. En su texto de Grupos operativos en la enseñanza, José Bleger plantea cuestiones en las que acuerdo para la transmisión de una práctica. Dice: “El pensar es el eje del aprendizaje…Un aprendizaje logrado (implica) el consiguiente enriquecimiento de la tarea con lo que se piensa, y de pensar con lo que se hace.” Por esto, la formación que implementamos en la Fundación es teórico práctica y desde el comienzo el candidato aprehende los conocimientos teóricos desde la lectura de los textos y la discusión clínica ya que comparten un espacio en el que los acompañantes super(CONTINúA EN PáG.3)