El Otro psi . nº113

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Periódico El Øtro del ámbito «Psi» (Registro de la Propiedad Intelectual nº 419.367) Publicación mensual, especializada en el campo de la Salud Mental, independiente, pluralista, profesional y de opinión que promueve la actividad «psi» | editada por EDICIONES El Øtro (Registro Nacional de Derecho de Autor nº 452.270); C.U.I.T 30-69381315-4 | Director: José H. Méndez.

Año XI | nº 113 | Noviembre 2004

El Øtro

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Psi

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PSICOANALISIS

Nota preliminar sobre el mal Mario Goldenberg* La película “Elephant” dirigida por Gus Van Sant, que recibió la Palma de Oro en Cannes a mejor película y mejor director en el festival de cine del 2003, trata de un hecho real en un “high school” americano de Portland, Oregon. La película recorre la vida de adolescentes que transcurre casi aburridamente, uno saca fotos, otra trabaja en la biblioteca, algunos se dedican a los deportes, algunos más interesados en el amor. En la película casi no hay padres, los alumnos van y vienen de su casa, y los padres no se ven. Dos amigos solos en una casa, uno de ellos toca en piano “Para Elisa” de Beethoven, otro juega a un videogame, de pronto llega una encomienda y todo se desencadena, es un rifle, lo prueban en el garaje, y dicen que mañana es el día; aparecen con ropa de combate armados hasta los dientes, van al colegio, nadie se sorprende, nadie los detiene, llegan al pasillo central y antes de comenzar la masacre, uno le dice al otro “¡Divertite!”, no hay un delirio mesiánico, ni ningún sentido en juego. El director tiene el mérito de abordar con altura este espeluznante episodio.

El psicoanálisis no es neutral respecto de la responsabilidad del sujeto, mas bien su ética implica llevar al analizante a responsabilizarse de aquello que lo divide, el goce. Si intentamos una aproximación al mal desde el psicoanálisis, debemos prestar atención a este film, no es la comedia de asesinatos que Chaplin tituló “Monsieur Verdoux”, que tiene un carácter de alegato contra la guerra y el nazismo. Elephant, muestra un mal sin amarre en el sentido, ni siquiera delirante, no hay una cuestión racial, es el mal por diversión, donde cualquiera puede armarse con una tarjeta y por encomienda; se puede decir que indica un síntoma social en la economía de mercado americana. La película muestra un vacío de significación, no podemos reducirlo a un pasaje al acto de unos adolescentes desquiciados, aunque quizás lo eran. El film muestra la irrupción de lo disarmónico, en la aburrida armonía de un school pueblerino. El teólogo Franz Von Baader, es citado por Schelling, para señalar que el mal en el mundo no es la ausencia del bien, sino que le da un carácter positivo. La posición del filósofo romántico alemán, es que el mal es disarmonía, con un carácter positivo y no como ausencia de armonía.

Freud en el “Malestar en la cultura” dice que a los niños no les gusta que se les mencione la inclinación innata del ser humano al “mal”, a la agresión, a la destrucción y también a la crueldad, dice“no se quiere admitir cuan difícil resulta conciliar la indiscutible existencia del mal con la bondad infinita de Dios. El Diablo sería el mejor expediente para disculpar a Dios, desempeñaría el mismo papel de conspiración que los judíos en el mundo del ideal ario.” Esta posición de Freud, con este ejemplo extremo, indica un modo de abordaje del mal de modo distinto al Ideal que intenta decir que está bien y que esta mal. En su famosa carta a Einstein retoma las pulsiones sexuales en oposición a las de destrucción o agresión, dice que son la transfiguración teórica de la conocida oposición: amor-odio, o para aproximarse al físico las compara con atracción y repulsión; para plantear que cada una de estas pulsiones es indispensable como la otra, de la conjunción de estas pulsiones esta hecha la vida humana. Para Freud no hay bien sin mal, ni mal sin bien; el cultivo puro de pulsión de muerte, en el superyo de la melancolía y la renuncia a la agresión en la vuelta contra sí mismo del masoquista. Para Lacan, Kant plantea una ética sostenida en el Bien supremo, en la máxima universal, “Haz de tu acción una regla que valga para todos”El universal kantiano tiene un carácter sacrificial del objeto, en tanto es renuncia de las inclinaciones singulares que llama “patológicas”. Sabemos que Lacan dice que Sade es la verdad de Kant, el imperativo categórico es un imperativo de goce encubierto por el Ideal. El goce sadiano se adecua a la máxima universal. También Freud, dice en el “Malestar en la cultura” “malo no es lo dañino o perjudicial para el yo; al contrario, puede ser lo que anhela o le depara contento…es la influencia ajena la que determina lo que debe llamarse bueno y malo.” El objeto del psicoanálisis, el objeto de la pulsión, el objeto a lacaniano, como lo real implican una subversión del sentido, en la oposición bien-mal. El psicoanálisis no es neutral respecto de la responsabilidad del sujeto, mas bien su ética implica llevar al analizante a responsabilizarse de aquello que lo divide, el goce. Represión, forclusión o renegación son modalidades de tratamiento de lo imposible, según la variante neurótica, psicótica o perversa. Para el psicoanálisis hay un bien que es el bien-decir, que es la responsabilidad del sujeto respecto de su modo de gozar siempre disarmónico respecto de los ideales. Malestar en la cultura, es un término fundamental en la obra freudiana, señala que no hay síntomas fuera de época, de los modos en que el Otro cultural incide en

el tratamiento de la pulsión, el texto de 1930, toma el programa del superyo como un programa sacrificial de renuncia pulsional. Sitúa a la conciencia moral, paradigma del bien kantiano, como una instancia crítica que se vuelve más severa y cruel, cuanto más renuncia el sujeto, la paradoja de más patológico cuanto más virtuoso. La declinación de la creencia en el nombre del padre, la caída de los Ideales, nos confronta con otras formas clínicas y con otras figuras del mal. Tanto la religión, como los ideales, situaban el bien y el mal, por ejemplo, los fenómenos histéricos eran leídos como posesiones demoníacas antes del advenimiento del discurso de la ciencia. El psicoanálisis nos enseñó que el mal demoníaco que habitaba el cuerpo histérico podía hablar, y más bien era su modo defensivo de rechazo al goce. Quizás el problema clínico con el que nos tenemos que ver, es con sujetos que no reparan en el sentido, para los cuales no hay bien ni mal, empujados a gozar pero sin saber de la singularidad de su goce. *Psicoanalista. Miembro de la Escuela de la Orientación Lacaniana (Director 2002/ 04). Profesor Titular UBA. Director Revista Digital Virtualia | mgold@eol.org.ar

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