El Otro psi . nº154

Page 1

AÑO XIV | Nº 154 | DICIEMBRE 2008

PERIÓDICO DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA PUBLICACIÓN MENSUAL, ESPECIALIZADA EN EL CAMPO DE LA SALUD MENTAL, INDEPENDIENTE, PLURALISTA, PROFESIONAL Y DE OPINIÓN QUE PROMUEVE LA ACTIVIDAD «PSI»

Periódico El Øtro del ámbito «Psi» (Reg. Prop. Intelectual nº 419.367) editada por EDICIONES El Øtro (Reg. Nac. Der. de Autor nº 452.270) C.U.I.T 30-69381315-4 Director: José H. Méndez

notas y publicidad del mes

> Psicoanálisis > Clínicade las psicosis > Opiniones

www.psi-elotro.com.ar

POR EDIT TENDLARZ Y ANNY OLDECOP

archivo de ediciones anteriores

> Psicoanálisis > Opiniones > Adolescencia

*

POR LAURA DÁVILA

*

SÓLO UNA, LA PULSIÓN

LOS TALLERES Y EL OBJETO ANALISTA

O HISTORIA DEL MEDIO SUJETO

Este trabajo intenta dar cuenta un recorrido que vengo tranCuando Lacan nos enseñaba a no retroceder frente a las psicosis, me pregunto si vislumbraba el alcance de este “avance” del psicoanálisis. Es interesante ver cómo, desde la pregunta acerca de los límites del psicoanálisis, J.-A. Miller sostiene que se trata de un “derecho

al psicoanálisis”1 inscripto en esta “búsqueda de sentido”2. Esta búsqueda de sentido involucra ciertas cuestiones que se plantean como un tema ético. En relación a que es el límite al psicoanálisis se trata

“menos de anticipar si la naturaleza del problema es accesible al psicoanálisis que de saber si el encuentro con un psicoanalista será útil o no, hará bien o hará mal.”3

P

ara referirnos al organismo preferimos utilizar el término soma, que alude a la desde luego imprescindible y deseable integridad genética y biológica, cuya base material jamás desconoció Lacan. Así lo testimonia su obra y sus presentaciones de enfermos en Sainte Anne, donde puede seguirse su preocupación por pesquisar cualquier trastorno somático (neurológico, genético, metabólico), intentando diferenciar estos casos de los causados por fracasos de la operatoria identificatoria con su correlato de las diferentes dificultades de la estructura del sujeto. Retomemos lo que Miller plantea en función del “derecho a la palabra”. Se trata entonces de suponerle un saber a los decires del paciente. En los talleres albergamos este testimonio desde un lugar novedoso. Nos interesamos por aquello tan lleno de sentido que parece no tener ninguno. Pero no lo interpretamos, no sancionamos. Cuando alguien

un saber hacer: ya que sabemos que el paciente sabe su verdad. Podríamos pensar que no hay mucha diferencia entre el mazo de cartas, el diario, la mesa de ping-pong, los materiales de dibujo, el libro y nosotros. Un paciente nos dice: “No voy a pintar hoy. Me quedo a charlar un ratito.” Tal vez en los talleres trabajamos desde

...Hay acto analítico en los talleres? No sabemos, pero nos dejamos sorprender porque (los pacientes) siempre vuelven y, principalmente, nos siguen hablando.”

nuestro estar y circular en tanto “damos trabajo”: nos hablan. Hay acto analítico en los talleres? No sabemos, pero nos dejamos sorprender porque siempre vuelven y,

...Si el analista toma al psicoanálisis como un idea, aplicable de modo estandarizado, no podrá escuchar el decir del sujeto.”

cuenta su delirio, manifiesta una explicación delirante acerca de algo, todos prestamos oídos e inclusive lo contamos entre nosotros. Sin embargo este decir del paciente se apoya en un vínculo que sostenemos desde un lugar que no es ingenuo: sabemos que lo que se juega en el, no es del orden de lo dialectizable. Por lo menos en cierto punto. “El secretario” que toma lo que “el jefe” le dice y se hace instrumento o, mejor dicho, objeto, de ello asistiendo desde

se encuentra presente en los recovecos más insólitos, como por ejemplo talleres en un servicio para “enfermos mentales crónicos”. Rubistein plantea al respecto “Si el analista toma al psicoanálisis como un idea, aplicable de modo estandarizado, no podrá escuchar el decir del sujeto.”5 Sin el psicoanálisis propio no podemos ubicarnos por fuera de la identificación en los talleres. ¿Venimos porque escuchamos este decir de los pacientes? Si arriesgamos que somos psicoanalistas, algo parece confirmarlo, ya que los pacientes vuelven: vuelven a conversar, a dibujar, a expresarse corporalmente, a jugar al truco, al ping pong; y luego dicen que solo saben jugar al ajedrez, piden –a su modo- jugar al truco, nos enseñan juegos ellos y controlan si los jugamos, piden que nos enseñen “la tiradita” del ping-pong. Nuevamente, ¡cuánto trabajo que les damos! Vemos aquí como desde el psicoanálisis aplicado, los talleres funcionan. En el caso de los pacientes que asisten a ellos, podríamos pensar en “poder

principalmente, nos siguen hablando. “La disyunción del psicoanalista y del psicoanálisis, de la formación y de la práctica del psicoanalista es hoy un hecho.”4, dice Miller. El psicoanálisis puro podríamos decir que es el que, hoy por hoy, coincide con la formación del analista. Pero solo así, puede haber psicoanálisis aplicado. No todo es psicoanálisis. En cuanto al psicoanálisis aplicado podemos decir que institucionalmente

experimentar una diferencia”, una pausa ahí donde hasta el tiempo se ha vuelto metonímico. El paciente mental crónico no sufre un “trastorno” que puede “des-trastornarse” como lo plantean algunas psicoterapias. El paciente es un “trastornado”; y, si de golpe, el que es trastornado, se trastorna más aún, es porque hay que “ajustar la medicación” o no es apto para tal o cual tratamiento. Podríamos pensar que en nuestro caso, en el servicio generamos una demanda a partir de la oferta, es decir, los talleres. Pero esta demanda es tomada desde una posición psicoanalítica: le permitimos disponer del objeto psicoanalista, mediatizado por/mediatizando las cartas, el ping pong, la tiradita, el ajedrez, el truco, el diario, la pintura, del dibujo, de nuestro tiempo que es el de ellos. En cambio desde el psicoanálisis ese sujeto se sirve de nosotros. Somos nosotros lo que nos ajustamos a las necesidades del paciente. No pedimos

(CONTINÚA EN PÁG.8)

sitando desde hace algún tiempo, con sujetos en tiempos de la Adolescencia. Hace bastante tiempo que la pulsión se nos presenta y nos horada con el encuentro singular con cada paciente. Básicamente, partí de la pulsión, para luego aproximarme a los avatares de ella en la adolescencia.

DESDE FREUD “UN CONCEPTO OSCURO”, DESDE LACAN “SOLO UNA” Freud al nombrarla por primera vez3, dijo de ella lo siguiente: “la pulsión es un concepto oscuro4, pero imprescindible en la clínica”. Y me pregunté ¿Por qué oscuro?, ¿Y por qué imprescindible?. Oscuro porque es un concepto que hasta el mismo Freud cuanto intentaba atraparla en un concepto, siempre terminaba enredado, por lo que esto también nos da un dato precioso, que cuanto más intentamos prescindir de ella más aparece. Como analistas y como analizantes, sabemos que todo sujeto experimenta la pulsión, aunque no siempre un sujeto acceda a la experiencia del Inconsciente. ¿Con qué tiene que ver esto? que la pulsión tiene una antecedencia lógica al significante, el significante viene a escriturar no a resignificar. ¿Que vendría a presentificar la pulsión?, algo de la verdad del sujeto. Y … ¿de qué se trataría esa verdad? De la verdad de su goce. Lacan en el Seminario 17, las hermana, la verdad es hermana del goce5. Entonces, ¿Qué detiene al sujeto en el camino a encontrarse con su verdad? La captura narcisista , quedar detenido en el narcisismo, refugiado en la defensa; sosteniendo al Otro en su demanda, ¿Qué me quiere el Otro? Me parece interesante a través de una cita de Lacan de “La Trieb de Freud y el deseo del psicoanalista” de sus escritos, extraer algunas cuestiones acerca de lo que intento aproximarme. En este texto Lacan viene situando la cuestión de la castración como resorte; la función del mito y dice: “las identificaciones se determinan allí por el deseo sin satisfacer la pulsión” 7 luego concluye “Es de esencia: pues el deseo viene del Otro, y el goce está del lado de la Cosa.” 8-9 ¿Por que el deseo no satisface la pulsión10 ? justamente porque el deseo viene del Otro, y la pulsión del sujeto es lo mas propio del sujeto, por lo tanto si el goce esta del lado de la cosa estaría del lado del sujeto. Esto plantea que las identificaciones11 que conciernen al fantasma refuerzan el narcisismo, dando consistencia a este, sosteniéndolo, pero al no satisfacer la pulsión abren para el sujeto una posibilidad de morder algo de lo real12. Retomando la pregunta acerca de ¿Qué detiene a un sujeto en el camino de conquistar su subjetividad?, justamente la continuación de esta cita: “Lo que el sujeto recibe por ello de descuartizamiento pluralizante”13.

ADOLESCENCIA UNA POSIBILIDAD DE VIRAJE Es la angustia –que siempre es de castración- la que permite al sujeto virar de un lugar a otro, y es a través de la siguiente frase la que posibilita orientar la escucha “el Sujeto está en dos lugares pero no al mismo tiempo, o esta en el campo del Otro generalmente campo del narcisismo, o en el de la pulsión que es el campo propio del sujeto”. Me parece que es en la adolescencia donde esto se juega de manera privilegiada, ya que la conquista esta del lado del descuartizamiento, y este descuartizamiento no es sin confrontarse con la angustia, y me surgió pensarlo desde la cita de Freud de Metamorfosis de la pubertad “... se consuma uno de los logros psíquicos más importantes, pero también (CONTINÚA EN PÁG.5)


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.