El Otro psi . nº162

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AÑO XV | Nº 162 | NOVIEMBRE 2009

PERIÓDICO DE DISTRIBUCIÓN GRATUITA

PUBLICACIÓN MENSUAL, ESPECIALIZADA EN EL CAMPO DE LA SALUD MENTAL, INDEPENDIENTE, PLURALISTA, PROFESIONAL Y DE OPINIÓN QUE PROMUEVE LA ACTIVIDAD «PSI»

Periódico El Øtro del ámbito «Psi» (Reg. Prop. Intelectual nº 419.367) editada por EDICIONES El Øtro (Reg. Nac. Der. de Autor nº 452.270) C.U.I.T 30-69381315-4 Director: José H. Méndez

notas y publicidad del mes PSICOANÁLISIS

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POR SELVA ACUÑA *

PSICOANÁLISIS

regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo, y por eso desde el comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social en este sentido más lato, pero enteramente legítimo1.”

E

l hombre es el animal que no confía en su instinto. Es un hecho, deposita a causa de su desamparo inicial, del cual el Otro obtiene su oscura autoridad, la respuesta a su deseo. Pero el Otro, tan exiliado como él, solo puede devolverle una imagen que lo expropia de sí en su fascinación y un nombre que hará de su ser y del objeto una metonimia interminable cuyo nombre es deseo.

En el origen hay una pérdida que se efectúa ante al altar del Otro y esa pérdida es la causa de una discordia esencial. Trauma, repetición e historia son los elementos modulan la práctica que inventara Freud y que como acontecimiento marcara un hito cuyos efectos aún perduran. La pieza central del descubrimiento de Freud es la represión, es por su causa que el hombre no solo está exiliado de la naturaleza, sino de sí mismo. Es por su causa que lo habita un deseo indestructible, de cerrar la brecha que lo haría Uno, pero desde el principio es

compulsión a la repetición busca los mismo cada vez de una manera nueva. eso da por resultado lo que llamamos progreso pero en verdad esa flecha que apunta a lo nuevo, oculta la finalidad inconsciente de la repetición de un goce perdido. La sociedad como bien lo ha señalado Freud tiene su fundamento en imposición de la renuncia pulsional sobre el individuo y funda en el

¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO HABLAMOS DE PERVERSIÓN?

La represión primordial y la compulsión a la repetición, generan el tiempo histórico. La imposición muda de la

desde sus orígenes fuente de innumerables dificultades.

Desde Tótem y tabú al Moisés y el monoteísmo, pasando por todos los trabajos en que se ocupa de la cultura, muestra que el nudo que ata los grupos humanos se vincula a la cuestión del padre. Si en la primera parte de su obra

mismo, de manera que el proceso que llamamos histórico es una dialéctica que no cierra. Su política está en el deseo inconciente y no en la razón como quería Hegel.

exiliado de la naturaleza, sino de sí mismo.

Su condición de sujeto es a condición de ese Otro, cuya alteridad permite sospechar su otra faz de apropiador del goce que debiera pertenecerle.

La cultura y el sujeto surgen del terreno de esa fractura fundante.

sobre el individuo y funda en el sujeto la represión de sí

represión, es por su causa que el hombre no solo está

Es el semejante que robándole la identidad, le otorga a cambio una identificación falaz, siempre precaria.

lisis una carga díscola de interpretaciones. Ese carácter

La sociedad como bien lo ha señalado Freud tie-

La pieza central del descubrimiento de Freud es la

él y el Otro al que le debe una identificación simbólica, que lo hace sujeto de un discurso que ignora.

La palabra “perversión” siempre ha tenido en psicoanásujetada a la deformación operada por la represión, la omisión y el olvido. Habitada por una temporalidad virtual que se efectúa entre aquello escrito y aquello que operando retroactivamente produce en la diferencia, la nueva transcripción, allí donde el sujeto tiene tal vez la oportunidad de derrotar el destino.

ne su fundamento en imposición de la renuncia pulsional

sujeto la represión de sí mismo, de manera que el proceso que llamamos histórico es una dialéctica que no cierra. Su política está en el deseo inconciente y no en la razón como quería Hegel.

Los vínculos recíprocos entre los seres humanos son profundamente influidos por la medida de la satisfacción pulsional que los bienes existentes hacen posible; y en segundo lugar, porque el ser humano individual puede relacionarse con otro como un bien él mismo, si este explota su fuerza de trabajo o lo toma como objeto sexual; pero además, en tercer lugar, porque todo individuo es virtualmente un enemigo de la cultura, que, empero, está destinada a ser un interés humano universal.2 La historia en psicoanálisis es narración que esconde una verdad siempre

POR EDIT BEATRIZ TENDLARZ *

Aclaraciones

HISTORIA, TRAUMA Y REPETICIÓN “En la vida anímica del individuo, el otro cuenta, con total

archivo de ediciones anteriores

Freud se ocupa del aspecto represivo de la cultura sobre al sexualidad, en la segunda, con El malestar en la cultura, empieza a delinear con la introducción del superyó ese aspecto perturbador y acosador muy lejos del Ideal del yo, pacificante. El empuje al goce todo, dibuja la figura feroz del proto padre mítico que redobla oscuramente al padre muerto. La cultura al mismo tiempo suple y causa un apartamiento mas y más acelerado de la armonía natural, cuya pérdida se nombra como pecado original, pero también falta, deuda, culpa. La noción de trauma como exceso, tiene como protagonista a la Pulsión, concepto que ocupará progresivamente cada vez un papel más relevante al final de la obra freudiana, ella contornea infatigable el objeto imposible, es de ese lugar extimio que surge la posibilidad del trauma, como mal encuentro predestinado. (CONTINÚA EN PÁG.2)

díscolo se multiplica al exterior del campo psicoanalítico, en el llamado lenguaje corriente. Por eso mismo, porque se trata de un término inevitable, con peso propio y usos que a veces pueden parecer insólitos para los legos, resulta importante analizarla y evitar malentendidos, malentendidos incluso psicoanalíticos, de algo que ha sido

Perversión” en psicoanálisis tiene que ver básicamente con tres cuestiones bien diferenciadas. Son tres usos a los que los psicoanalistas acudimos, debemos acudir inevitablemente, en una dimensión teórica. En principio, contamos con el uso de la palabra perversión en un sentido psiquiátrico: la perversión aparece en tándem con una patología sexual. La perversión implica así un conjunto de conductas sexuales que no se consideran “normales”. Este acaso es el uso que está más cerca de las reapropiaciones populares del concepto. Un concepto que se remonta a la esfera de la psiquiatría y que ya existía en los tiempos en que Freud incursionaba en sus primeras investigaciones. Por ejemplo, en su libro de 1905, Tres ensayos de teoría sexual, Freud describe de manera plástica las perversiones que la psiquiatría de entonces encontraba en los sujetos.

En principio, contamos con el uso de la palabra perversión en un sentido psiquiátrico: la perversión aparece en tándem con una patología sexual. Es el sentido más general de la palabra “perversión”, relacionado entonces con “desviación” sexual. “Sos un pervertido”, le dice una preadolescente a su amigo varón de la misma edad cuando éste le relata cómo se masturba una o dos veces por día. La unión de perversión y desviación sexual ha sido combatida por el psicoanálisis. Pero también por la psiquiatría, y aun la psicología en términos más amplios, que hablan hoy de “parafilias”. Los manuales de diagnóstico de los trastornos mentales, como el DSM-IV por ejemplo, cuestionan utilizar el término de “perversión” para explicar un comportamiento sexual. Como Freud no consideraba a las “desviaciones” sexuales en tanto tales, sino, justamente, como componentes de la sexualidad en su conjunto, el término se vio despojado de la carga valorativa que hasta entonces tenía. Sin embargo, aún se escuchan connotaciones negativas del término, sobre todo cuando la sociedad se ve sacudida por acontecimientos policiales de alta envergadura mediática. Los medios no dudan en clasificar una perversión como actitud sexual que se caracteriza por intensas fantasías no convencionales, ya que involucran a objetos o seres no humanos, o seres humanos sin entidad como para constituir una pareja sexual, como los niños. Uno de los criterios, en esta primera acepción de la palabra “perversión”, nacida de la psiquiatría y retomada por el uso popular, es considerar que en la ausencia de una de estas fantasías, el individuo se ve impedido para mantener relaciones sexuales “normales”, es decir “convencionales”. (Esto no debe confundirse con la “parafilia”, que se consideran modalidades sexuales alternativas, que se adaptan a la vida social, sin ningún tipo de disrupción: aquí entra la homosexualidad masculina y femenina, por ejemplo). Para el psicoanálisis no hay perversión en aquellas personas que incorporan a sus prácticas sexuales fetiches o cuotas de exhibicionismo: más bien analiza la alternada capacidad para las intimidades emocionales y sexuales. (CONTINÚA EN PÁG.3)


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