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UNA MIRADA SOBRE
ESPACIOS DE VIDA
LA TRANSFERENCIA
INSTITUCIONALES ?DJHE:K99?ãD
La transferencia es la repetición de prototipos infantiles en la que los deseos inconscientes se actualizan en el modo de vínculo del sujeto. En “La Interpretación de los sueños” (1900), Freud formula por primera vez el concepto y lo relaciona con un tipo de desplazamiento de carga de una representación a otra, que será más insignificante o nimia para el yo. En este proceso, la defensa opera para disfrazar la representación y hacerla más tolerable para el yo. Así, en el sueño el resto diurno (representación nimia), recibe la carga del deseo inconsciente para conformar el sueño.
A
as series complementarias organizan el psiquismo de modo tal que en el sujeto se constituye un clisé, una modalidad sexual que se repite a lo largo de toda la vida. Las series complementarias son el modo en que en cada sujeto se integra la filogenia y la ontogenia. Se conforman por: lo heredado, aquello que se recibe filogenéticamente, son las protofantasías o
bién las etapas libidinales, oral, anal, fálica por las que todo sujeto atraviesa, serán superadas o reprimidas, repudiadas o desmentidas, de acuerdo a la historia singular. En la “Carta 52” Freud habla de la represión como la barrera que impide el pasaje de una etapa a otra integrando y superando la anterior; sólo una parte de las mociones pul-
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sionales queda asequible para el yo y disponible conscientemente. La otra, la reprimida, ha quedado fijada a la fantasía. En cada una de las etapas libidinales, el vínculo parental cobra diferentes modalidades. En la etapa oral, desde el inicio de la vida se daría una indiscriminación yo-no yo desde la perspectiva del bebé. Desde la madre, siempre que no medie una patología severa, habrá un reconocimiento de discriminación entre el bebé y ella. Paulatinamente se va dando una separación, un desprendimiento (destete), hasta llegar a la segunda etapa, la sádico-anal en la que el desarrollo motriz y neuroló-
gico privilegiará el ano como zona erógena y la autonomía del niño en la deambulación como su afirmación en el mundo: tomar los objetos del mundo que le rodea (pulsión de dominio). Siguiendo esa secuencia el niño arribará a la etapa fálica en la que su interés estará puesto en los genitales y la amenaza de castración cobra significación por efecto de la función paterna, como separación del niño de la madre y prohibición del incesto. El pasaje saludable de una etapa a otra implica que cada uno de esos tiempos lógicos (oral, anal, fálico) se integre al siguiente en un cambio de código en el que estará siempre presente el duelo (el pecho, las heces, la madre y el padre como objetos de amor incestuoso) y un resarcimiento por lo perdido. En la formulación de la prohibición del incesto sería: tu madre (o tu padre) no, pero todas la otras mujeres (o varones) sí, abriéndose así la línea de las sustituciones. Cuando este pasaje es trabado por la represión, ese duelo (por el vínculo incestuoso resignado), y las sustituciones no habrán de llevarse a cabo. Entonces, sólo una parte de las mociones pulsionales hará el pasaje de un tiempo lógico al siguiente en tanto que otra parte quedará fijada a esos objetos incestuosos en la fantasía, y serán significados de acuerdo al código predominante en dicha etapa. Es a esto a lo que nos referimos cuando hablamos de fijación 8DCI>Cå6 :C FÜ=$(
Dentro de las modalidades prestacionales que eventualmente pueden requerir personas con discapacidad aparecen –bajo la forma de residencias, hogares o pequeños hogares– los espacios de vida institucionales. Las múltiples determinaciones que atraviesan tales espacios dan suficiente testimonio de su complejidad, por lo que si bien resulta difícil poder delimitarlos como objeto de análisis (y, mucho más, arribar a niveles aceptables de consenso), procuraremos situar algunos ejes posibles de abordaje, con miras a promover la discusión y reflexión con los distintos actores involucrados en la atención de personas con discapacidad. Son tres los escenarios que dan contexto a los planteos que aquí expondremos: en primer lugar, la experiencia de trabajo que desarrollamos dentro del equipo de CETEI; en segundo término, las reuniones que, bajo el formato de grupos de reflexión y en el marco del proceso de tratamiento de los concurrentes del Centro de Día, se realizan en forma periódica con sus familiares; por último, los ámbitos compartidos con integrantes de los equipos de instituciones y profesionales vinculados con la problemática de la discapacidad, dirigidos a promover instancias de teorización acerca de lo institucional. Importa señalar que no es propósito de este trabajo precipitar en afirmaciones concluyentes ni en proposiciones generalizables sin más. Por el contrario, lo que presentamos en estas páginas es una elaboración que se sabe provisional y que traduce una lectura doblemente acotada: acotada, primero, por basarse en nuestra práctica y nuestra teorización respecto de un sector poblacional circunscripto dentro del campo de la discapacidad, ya que nos referiremos a las personas adolescentes y adultas con discapacidad mental; acotada también porque del contexto teórico de abordaje de lo institucional puntualizaremos sólo algunos aportes provenientes del discurso de las ciencias sociales. H;F;DI7H B7 EF;H7JEH?7 ?DIJ?JK9?ED7B
El primer punto que proponemos a la reflexión es el que se refiere a la posición que en lo social ocupan los espacios de vida institucionales. Tanto por las condiciones concretas en que se efectúa el ingreso de los concurrentes a tales espacios, como por el imaginario1 que rodea su práctica, los espacios de vida institucionales parecen asumir una función de carácter remedial, de modo tal que se constituyen como recurso cuando el espacio familiar se disuelve o degrada sus posibilidades de provisión de cuidados y contención básicos. En tal sentido, su especificidad proviene de condicionamientos que les son exteriores, y respecto de los cuales se ofrecen como paliativos a la vez que como instancia de reparación. Al analizar las normativas que regulan la actividad de las instituciones abocadas a la temática de la discapacidad, se advierte que las referencias a la promoción de mayores niveles de autonomía, autovalimiento e independencia constituyen una constante; sin embargo, resulta llamativo que dentro de las diferentes necesidades prestacionales allí previstas no exista la suposición de que en algún momento del ciclo evolutivo de algunas personas con discapacidad, el acceso a una vivienda alternativa a la del ámbito familiar pueda representar un factor de promoción de tales logros. En nuestra experiencia de 1 - Nutrida de imágenes de internación, encierro y aislamiento, esta concepción aparece reflejada recurrentemente en el discurso de los pacientes y sus familiares y en la comunidad. Muchas veces tenemos la impresión de que la designación de tales espacios como hogares denota tan sólo cierto proceso de eufemización del discurso, pero no consigue establecer las características cualitativas que cualquier espacio de vida requiere para ser reconocido y vivenciado subjetivamente como tal. 8DCI>Cå6 :C FÜ=$)