Tendencias reporteros en zona roja

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POR ELSA MOYA

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FOTOGRAFÍAS: ANTENA 3, CANAL +, CUATRO Y TVE

COLOMBIA, LA INDIA, EL CONGO, BULGARIA, COREA O SIRIA SON ALGUNOS DE LOS PAÍSES QUE HAN PISADO ESTOS PERIODISTAS PARA CONTAR LAS CIRCUNSTANCIAS QUE ALLÍ SE ESTÁN VIVIENDO. CONSUMO Y TRÁFICO DE DROGAS, DE PERSONAS, DE ARMAS; VIOLENCIA JUVENIL Y CONTRA LAS MUJERES, GUERRAS, ASESINATOS, TIROS Y BOMBAS ES LA REALIDAD QUE VIVEN MILLONES DE PERSONAS Y QUE LAS TELEVISIONES QUIEREN MOSTRAR A TRAVÉS DE UN FORMATO EN EL QUE LOS REPORTEROS TRABAJAN EN PRIMERA LÍNEA DEL CONFLICTO...

Y DONDE INFORMAR SE CONVIERTE, EN OCASIONES, EN UNA PELIGROSA TAREA.

“¿Por cuánto dinero nos matarías al cámara y a mí?” “Por $15.000”. Conversaciones como la de la reportera María Ibáñez con este sicario en el programa Fronteras al límite, es un ejemplo del trabajo que realizan periodistas que deciden viajar hasta lugares tan conflictivos como la llamada “Narcofrontera” que une Bolivia y Argentina, donde miles de personas cruzan cada día de un país a otro para trabajar, de forma ilegal portando cocaína, con menores que desaparecen o para cumplir la orden de matar a alguien por un ajuste de cuentas. Programas como En Tierra Hostil, Jon Sisitaga. Reportajes Canal +, Fronteras al límite o Infiltrados, cuyos reportajes cuentan con periodistas a pie de campo que narran desde el interior del conflicto lo que está ocurriendo, son necesarios para que la sociedad entienda las condiciones en las que viven millones de personas, más allá de las breves piezas de la sección internacional de los informativos. Hay países que, por sus características, han sido reportajeados en varios programas. Tal es el caso de Honduras, cuyas estadísticas muestran ser el país más violento del mundo. JALIS DE LA SERNA y JON SISTIAGA vivieron de cerca esta realidad al moverse entre las maras y ser testigos de numerosos asesinatos, ya que los miembros de estas bandas criminales matan como un fin para defender su lugar en el poder del narcotráfico y utilizan a adolescentes que, como han afirmado fuentes de diver[ 18 ]

sas ONG, acaban teniendo mayor acceso a las armas que a un trozo de pan. Estos reportajes exponen situaciones como el régimen totalitario al que está sometida la sociedad en Corea del Norte, la persecución que sufren los homosexuales en Uganda o cómo la violencia y el narcotráfico se han normalizado en numerosos países latinoamericanos. Los periodistas analizan la realidad del país que visitan frente a las cifras oficiales, aportando su visión de la problemática que tienen delante y buscando las causas del contexto que vive cada zona. Hablan con policías, políticos o militares pero también con traficantes, sicarios, consumidores de drogas o taxistas extorsionados, así como con otros profesionales locales como trabajadores de ONG, sociólogos o periodistas expertos en contrabando, bandas criminales, migración, etc. Se meten de lleno en el conflicto para poder mostrarlo desde el punto de vista de todos los implicados, utilizando incluso sus jergas como casas locas en Honduras, casas de pique en Colombia o escabechar en México: “Hay veces que nadie se ha parado a decir a ese sicario o contrabandista ‘quiero escucharte, quiero que me cuentes cómo ves la vida y qué sientes cuando haces lo que haces’ y creo que es necesario porque aporta un gran valor a estos reportajes”, señala Jalis de la Serna, reportero de En Tierra Hostil. Pero no resulta fácil obtener la información que quieren, ya que hay fuentes que obstaculizan el trabajo para que no puedan salir a la luz imágenes o declaraciones comprometidas y los periodistas


deben insistir en reformular preguntas cuyas respuestas intentan esquivar una y otra vez: “Tengo la convicción de que podemos preguntar de todo, pero como periodistas que buscan información, no como ciudadanos indignados y exaltados, porque no estaríamos haciendo bien nuestro trabajo y, de hecho, podría peligrar”, explica Jalis. En este sentido, aunque los equipos informan cuando llegan de que van a grabar, “inmediatamente después intentamos desaparecer para que todo sea natural”, afirma el periodista LLUÍS MIQUEL HURTADO del programa Infiltrados. Y es que en ocasiones, si se dan demasiados detalles de lo que se pretende hacer, las fuentes preparan la escena y maquillan la realidad: “Hay pocas dudas de a qué nos dedicamos cuando nos presentamos como reporteros de En Tierra Hostil, pero está claro que si cuando llegamos a Corea del Norte decimos que después vamos a ir a Corea del Sur, el trato con nosotros hubiera sido muy diferente, así que no tiene sentido decirlo todo”, asegura de la Serna. EL PROTAGONISMO DE LAS FUENTES VS EL REPORTERO Este tipo de reportajes suele tener la característica común de mostrar, a modo de diario, los pasos que los reporteros dan hasta llegar a su fuente de información y los obstáculos que tienen que sortear. Así, la improvisación, los cambios de planes y las consecuencias y reacciones del periodista ante determinados acontecimientos, le sitúan en un primer plano: “Para trasmitir tienes que impregnarte de

lo que ves, hueles o tocas. Que el reportero refleje una situación que aporta algo a la narración no es hablar de él, sino enseñar que tragarte el gas lacrimógeno lanzado por un soldado israelí en una manifestación en Cisjordania es una situación que ocurre diariamente a las personas de las que hablas. El reportero no es el protagonista, es el conductor del reportaje y para conducirnos a algo o a alguien, tenemos que viajar con él, sufrir con él o ponernos nerviosos con él”, detalla Jon Sistaga. [ 19 ]


EN TIERRA HOSTIL

FRONTERAS AL LÍMITE

La particularidad de En Tierra Hostil recae en que el programa acerca realidades internacionales desde las zonas de conflicto a través de la mirada de españoles que viven o trabajan en esos países. Españoles como un comercial de Palma de Mallorca que ejerce de minero ilegal del oro en Mali se convierten en guías de los periodistas para acceder a lugares como una mina de coltán en El Congo, donde se cometen violaciones de derechos humanos o a la “L” de Bogotá, una de las “ollas” donde más droga se consume en la capital colombiana.

En Tierra Hostil, que se emitirá en forma de especiales en la próxima temporada de Antena 3 TV, aporta un valor añadido a este formato, emitiendo reportajes posteriores al programa principal para abordar desde España, a través de expertos, el tema tratado, hablando de cómo convivimos cada día con el coltán procedente El Congo, o cómo actúan las maras existentes en territorio español.

Fronteras al límite lo definen como un docureality que refleja cómo es el día a día en los controles de aduanas, las problemáticas que existen a un lado y otro de las fronteras “donde el denominador común es el contrabando y el tráfico ilegal de mercancías y personas”, afirma MAFER JIMÉNEZ, coordinadora de dirección de la productora Molinos de Papel. El reportaje La frontera de la bestia mostró cómo emigrantes centroamericanos huyen de la extorsión y la violencia de las maras con la aspiración de cruzar México para llegar hasta EE UU. y alcanzar su “sueño americano” a través de “la bestia”, el conocido tren de mercancías en el que el peligro de muerte al ser arrollado o asesinado te acompaña durante todo el viaje. El equipo del programa de La 1 de TVE recorrió un largo camino hasta subirse al tren y recoger el testimonio de varios migrantes como el de un joven salvadoreño de 18 años que, aún con balas dentro de su cuerpo, decidió empezar una nueva vida lejos de la banda criminal que le lleva amenazando durante meses por negarse a formar parte de ellas. El problema es que en este “tren de la muerte” aparecen bandas criminales que roban, violan y matan a los pasajeros. Estos periodistas han entrado en los barrios más conflictivos donde, en ocasiones, no accede ni la policía, acompañan a refugiados sirios hasta la frontera con Bulgaria, se citan con el líder de una organización que trafica con personas, denuncian las condiciones del centro de refugiados en Bulgaria o descubren el “bonzai”, una nueva droga que está causando estragos en Turquía.

Jalis de la Serna coincide con Sistiaga en que el reportero debe implicarse hasta el final, “ya que es el vehículo para mostrar la realidad de forma cercana, por lo que emitir los riesgos que corremos, cómo llegamos a un determinado lugar o las gestiones que tenemos que hacer, enriquece el reportaje”, aclara el periodista.

documental y generar entretenimiento y expectación sin necesidad de dar una escena de tiros o un asesinato, tan solo transmitiendo la pasión por lo que estás viendo”, nos cuenta Lluis Miquel desde Estambul en una videoconferencia mientras el sonido de las oraciones del Ramadán entran por la ventana del que es ahora su hogar.

Lluis Miquel Hurtado tiene claro que el centro del reportaje está en las historias y las fuentes, por eso, Españoles contra la Yihad se muestra como una crónica narrada donde él solo aparece en momentos clave de la grabación: “Cada minuto que el periodista sale en pantalla, lo estamos restando a mostrar a las personas y sus historias”, precisa. En su caso, el reportaje que grabó junto a Ricardo Vilanova y Antonio Pampliega para el programa Infiltrados de Cuatro, lo protagonizaban los dos españoles que luchaban contra Estado Islámico en Siria junto a las milicias kurdas: “Todo debe pasar por un filtro humano pero debemos limitarnos a recoger lo que ocurre centrándonos en las personas. El mejor ejemplo lo tenemos en Félix Rodríguez de la Fuente, cogía la información, la interpretaba y te la explicaba. Sin más”, afirma Hurtado. “Se puede hacer un perfecto

ORGANIZACIÓN PREVIA La clave de que estos reportajes salgan bien está en una buena planificación antes de salir de viaje. Son muchos los detalles que deben cerrarse desde España: “En muchas ocasiones, nos reunimos con las embajadas o consulados de los países receptores y organizamos con ellos parte del itinerario”, explica Mafer Jiménez, coordinadora de contenidos de Fronteras al límite. Los equipos también suelen apoyarse en fixers o productores locales, quienes les ayudan a cerrar entrevistas o traslados dentro del propio país.

Los productores de contenidos juegan un papel muy importante en este programa: “Llevan el peso de la localización de los contactos y la organización de las visitas, y en terreno hacen un repaso diario de la información que ya hemos recogido y de los datos o imágenes que aún nos quedan por tomar para que el trabajo esté completo”, explica JALIS DE LA SERNA.

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Aún así, los reporteros saben que, a pesar de que lleven el mayor número de contactos hechos y entrevistas cerradas, una vez en terreno el factor sorpresa les acompaña cada segundo: “Aunque


INFILTRADOS

JON SISTIAGA. REPORTAJES CANAL+

Miguel Toral y Melchor Miralles, director y productor de los reportajes que Cuerdos de Atar realiza para Cuatro, trabajan con periodistas expertos en la materia a tratar, con larga experiencia en guerras, terrorismo, blanqueo de dinero o migración, que conozcan el terreno y sepan moverse con agilidad. Infiltrados se presenta como un programa donde se realiza periodismo de investigación y donde los reporteros se infiltran en lugares complicados de entrar para ahondar en temas relevantes como la Yihad, el chavismo en Venezuela, el tráfico de personas que hay tras los saltos a la valla de Melilla o los paraísos fiscales.

El trabajo de JON SISTIAGA puede considerarse de autor. De hecho, su nombre precede al del programa y su seña personal está presente en cada uno de sus reportajes: “Cruzo con él una fugaz mirada. Se da cuenta de que soy extranjero. Sonríe”. Además, suele terminar sus reportajes con una reflexión. Jon ha pisado Tanzania para retratar la dramática realidad de la población albina, mutilada o asesinada por creencias supersticiosas; La India, donde las mujeres sufren todo tipo de vejaciones y violencia; Uganda, donde ser homosexual supone correr el riesgo de ser detenido, apaleado o ejecutado o, más recientemente, Kenya, un país en el que cada día se mata a decenas de elefantes para después traficar con el marfil de sus colmillos.

En el caso del reportaje Españoles contra la Yihad, el fotógrafo y videoperiodista Ricardo García Vilanova propuso a LLUIS MIQUEL HURTADO viajar a Oriente Medio para buscar a los dos españoles que luchaban contra el Estado Islámico: “Aunque llevo tiempo viviendo en la zona y tengo los contactos que me ayudaron a localizarles, tardamos en convencerles de que aceptaran la entrevista casi dos semanas. No fue fácil porque no solo significa que están en una zona de guerra, si no que pertenecen a milicias que tienen sus protocolos de seguridad y sus propios códigos de actuación para periodistas”*, explica Lluis Miquel. (*) En este momento, los dos españoles están en libertad, aunque imputados por un delito de integración en organización terrorista tras haber regresado a España a principios de julio.

Durante las grabaciones de estos reportajes, Sistiaga ha pasado por situaciones más que comprometidas y para AcademiaTV recuerda lo que ocurrió haciendo Barras Bravas en Argentina, cuando se citó con un sociólogo en un campo de fútbol. “Apareció el jefe de la Barra Brava del equipo a pedirnos explicaciones sobre qué hacíamos en su terreno”. Ese sujeto, que moriría una semana después, nos dio una escena que resumía toda la teoría del reportaje: no eran hinchas, eran delincuentes disfrazados. Logramos entrevistarle pero al final me sacó una pistola y me la puso en el estómago. ¿Cómo se resuelven estas situaciones? Mirando a los ojos y mostrando respeto, pero que vea que no le tienes miedo. Le convencí de que bajara la pistola y nos acompañara a la salida”, cuenta el periodista.

trates de atar entrevistas de manera previa, al final es la suerte o la empatía la que te hace descartar entrevistas, abrir la agenda y acceder a los personajes. Muchas veces es el camarero que te sirve el desayuno en el hotel, al que le caes simpático, el que tiene un hermano en una mara. O el policía de turno al que masajeas convenientemente su vanidad hasta que te lleva a un operativo restringido de detenciones”, cuenta Jon Sistiaga.

portaje, se encuentra secuestrado en Siria. Jon Sistiaga y el cámara Hernán Zin fueron agredidos en Argentina por miembros de las “Barras Bravas” mientras que Jalis de la Serna confiesa que la situación más difícil la vivió en Ucrania, donde les encañonaron varias veces con Kalashnikov: “No sabes qué nivel moral y sociocultural tienen esas personas para valorar la importancia que le dan a quitar una vida”.

EL PELIGROSO OFICIO DE INFORMAR Durante la grabación de estos reportajes, los periodistas se ven expuestos a obstáculos para informar con claridad pero también a amenazas y peligros aunque, dicen, son conscientes de que son riesgos vinculados a su trabajo y no dudan que seguirán haciéndolo: “Soy periodista e intento denunciar lo que pasa en Siria porque nadie sabe nada de lo que ocurre”, señaló el reportero Antonio Pampliega en la presentación de Infiltrados. Una vez vi a una mujer enterrando a su hijo; vino a abrazarme y me dijo que rezaría para que saliera vivo del país y pudiera contar lo que había visto”, contó el periodista que hoy, mientras escribo este re-

Cuando preguntamos a Lluis Miquel Hurtado por el momento más difícil que vivió durante la grabación de Españoles contra la Yihad, responde sin dudar que fueron dos: uno, el personal, cuando Estado Islámico rodeó la base donde estaban entrevistando a uno de los españoles y estuvieron a punto de tomarla y, dos, el informativo, “cuando cruzamos la montaña de Sengal para encontrarnos con nuestra fuente, a unos 1200 metros de altura. Nos encontramos con miles de refugiados yazidíes que no están siendo atendidos ni por las ONG porque es una zona de muy difícil acceso; viven bajo condiciones paupérrimas, sin agua, bajo lonas... Esto no se vió en el reportaje porque no era el objetivo y al final, no se habla de ello”. [ 21 ]


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