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28 de febrero de 2022
Humareda en el vertedero.
Contaminación
Las autoridades todavía no tienen solución a las condiciones del vertedero.
a su máxima expresión Los vertederos a cielo abierto en La Romana se han convertido en bombas de tiempo para la salud de las personas que residen alrededor de estos botaderos de desperdicios. Sin embargo, los altos niveles de contaminación no parecen importar a las autoridades municipales. Limber Ramírez Díaz
lramirez@editorabavaro.com
LA ROMANA. La palabra gehena proviene del hebreo. Este lugar, en la antigüedad, era el basurero de
Jerusalén y por ende una fuente de contaminación, malos olores, pestes y en ocasiones comparado con el infierno. Nada mejor para describir el ambiente y entorno del vertedero de esta provincia, un lugar en el que dos municipios y dos distritos municipales, depositan cada día más de 300 toneladas diarias de desechos sólidos, pero sin el mínimo control medioambiental. Esta cantidad de basura convierte el vertedero en uno de los mayores focos de contaminación de la provincia, al no existir una planta de tratamiento de residuos que permita clasificar de forma efectiva todo la basura que se genera en los hogares. El vertedero de la provincia presenta un descontrol en su manejo, ya que las autoridades competentes no han intervenido en la solución del mismo, alguna por falta de recursos y otras por falta de voluntad demostrable. Uno de los mayores contaminantes es el lixiviado líquido que se forman, debido a que los vertidos van arrastrando distintas partículas de sólidos que atraviesa. Suelen ser inertes, es
decir que no son solubles, ni combustibles y tampoco biodegradables. El lixiviado impacta de manera directa sobre el nivel freático, lo que indica que afecta todas las viviendas o sectores que estén en un área de 20 kilómetros a la redonda. También las aguas están contaminadas por el vertedero a cielo abierto, según expertos medioambientales. Estas aguas, superficiales y subterráneas contaminadas, son extraídas y consumidas por los romanenses. Otro elemento no menos desalentador, es que debido a los constantes incendios, algunos provocados y otros de manera natural, hace que la humareda contamine el aire. A esto se suma el mal hedor insoportable que se respira en todo el entorno, más los millones de insectos que produce el vertedero a cielo abierto. Igualmente, las reses de lugareños que se alimentan de los desperdicios que son degradados por los ácidos del estómago del animal, pero que luego quedan moléculas sintéticas. Estas reses son llevadas al Matadero Municipal para que la carne del bovino forme
parte de la cadena alimenticia humana, lo que en un plazo no muy dilatado podría provocarle serias enfermedades al consumidor final.
‘BUZOS’ Otros que están constantemente expuestos a este desorden son los denominados “buzos”, quienes no toman la mínima protección para hurgar entre montañas de basura en busca de algo que sirva para poder venderlo. Estas personas, muchos de ellos niños, navegan entre inmundicias sin el uso de guantes, botas, trajes apropiados, máscaras u otros utensilios. Y a falta de protección, los mismos exponen sus vidas, respirando el aire tóxico del lugar y separando con las manos aquellas cosas que pueden tener un valor económico que le permita el sustento de sus familias. Tal es el caso del señor Guzmán Baltazar quien tiene más de 30 años en el oficio de buscar sustento entre la basura del vertedero, y con él otros buzos colectan plásticos, metales y cartón, que luego son llevados a un local