El Viejo Topo | Número 426 | Julio/agosto 2023

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Portada: Ilustración de Lily Hughes con participación de Inteligencia Artificial

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Un aprendiz polaco en Moncloa

42 La inteligencia artificial y la ética POR NORBERT BILBENY

POR HIGINIO POLO

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La sociedad, un concepto en crisis Entrevista a Josep Burgaya POR SALVADOR LÓPEZ ARNAL

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La ruptura del contrato social POR JUAN JAVIER SÁNCHEZ CARRIÓN

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Un mundo partido en dos Entrevista a Mariano Aguirre POR SALVADOR LÓPEZ ARNAL Francia: El país dice “no” POR JUAN ANTONIO CORDERO

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Dossier: Inteligencia artificial

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28 La inteligencia artificial no es neutral POR CRISTÓBAL REYES

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Derechos púberes, negocios al acecho POR GENÍS PLANA Cuestión de voluntad POR JUAN MIGUEL BELTRÁN

32 Un debate a medias: la inteligencia artificial y la tecnociencia POR ESTHER SÁNCHEZ GONZÁLEZ

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Eclipse POR ANTONIO MONTERRUBIO

36 Elon Musk y el capitalismo vs. China y la ciencia POR FOSCO GIANNINI

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Libros

EL VIEJO TOPO, revista mensual. FUNDADORES: Primera época, Claudi Montañá (†), Miguel Riera, Josep Sarret. Segunda época, Elisa Nuria Cabot, Jordi Dauder (†), Ernesto Fontecilla, Enrique Helguera, Esther Mañé, Santiago Palacios, Miguel Riera, José Sanchis Sinisterra. DIRECTOR: Miguel Riera. REDACCIÓN: Genís Plana DISEÑO: Miguel R. Cabot, Elisa Nuria C. Edita: Ediciones de Intervención Cultural, S.L. (Barcelona). Imprime: Gráficas Gómez Boj. ISSN 0210-2706, Depósito Legal B-40.616-76. Impreso en España. El Viejo Topo no retribuye las colaboraciones. La redacción no devuelve los originales no solicitados, ni mantiene correspondencia sobre los mismos. Los colaboradores aceptan que sus aportaciones aparezcan tanto en soporte impreso como en digital. La revista no comparte necesariamente las opiniones firmadas de sus colaboradores. Esta revista ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El VIEJO TOPO, c/Juan de la Cierva, 6, 08339 Vilassar de Dalt (Barcelona). Tel. Administración, redacción, publicidad y suscripciones (93)755-08-32 e-mail: info@elviejotopo.com.

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La visita de Sánchez a la Casa Blanca fue precedida por la compra de material de guerra y la ampliación de los efectivos estadounidenses en Rota

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Un aprendiz polaco en Moncloa por Higinio Polo

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esde un punto de vista de izquierda, uno de los aspectos más negativos de la labor del gobierno español de coalición ha sido sin duda la política exterior, decididamente atlantista y subalterna del hegemón estadounidense. Una perperspectiva que el resultado de las próximas elecciones no parece que vaya a cambiar, si es que no acaba empeorando.

El 12 de mayo de 2023 Sánchez Castejón tenía una cita en Washington con el presidente de Estados Unidos, perseguida durante meses por la diplomacia española y por el propio presidente del gobierno español. Era una ocasión para Sánchez de alzarse sobre los tacones lejanos de la Casa Blanca, para mostrarse en los círculos reales del poder mundial y proyectar su sombra de prestigio sobre la inmediata campaña electoral española en regiones y municipios y para las entonces previstas elecciones generales de diciembre. Llegaba con sendos regalos para Biden: una abultada compra de armamento a la compañía Lockheed Martin y la ampliación de las bases militares estadounidenses de Rota y Morón, con nuevos destructores, asuntos que se aprobaron por el gobierno de coalición del PSOE y Unidas Podemos. Cumpliendo gustoso la función de “gobernador de provincia” que acude a Washington, y mintiendo a sabiendas, Sánchez no tuvo reparo alguno en adular a Biden afirmando que el mundo necesita a un presidente estadounidense como él: “Su compromiso [de Biden] con los valores democráticos es un ejemplo para todos.” Pero, en las grandes ocasiones, a veces falla algún detalle: la nota publicada por la Casa Blanca, aunque cuidadosa en su lenguaje, dejaba a Sánchez en la incómoda posición del gobernador provinciano que viaja a la capital del imperio a recibir órdenes e instrucciones,

aunque el presidente del gobierno español quería proyectarse en Washington como un estadista de talla mundial alzado sobre el pedestal de la prevista presidencia española de la Unión Europea en el segundo semestre de 2023. Con el imprevisto desastre electoral del 28 de mayo, apenas dos semanas después de la cita con Biden, Sánchez se veía adelantando las elecciones generales para finales de julio. Con esa cita en Washington, Sánchez quería dejar atrás la imagen de un personaje que en junio de 2021 (tras haber anunciado públicamente que tendría un encuentro con el presidente estadounidense) intentaba penosamente hablar con Biden en un pasillo de la sede de la OTAN en Bruselas, mientras el presidente estadounidense lo ignoraba y seguía caminando sin ni siquiera mirarlo. Una humillante escena para Sánchez, y para España, que daba así cuenta ante el mundo de una falta de dignidad que hubiera avergonzado a cualquier gobernante. Aunque ya era un entusiasta atlantista, desde entonces Sánchez se ha prodigado en gestos y halagos hacia Biden y Estados Unidos, y parece recorrer el camino para convertirse en un aprendiz polaco, emulando a Morawiecki y Kaczyński, inadvertido de los riesgos que supone para España. * * *

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La subordinación a Estados Unidos, que se inició con los Pactos de Madrid de 1953 que suscribió la dictadura franquista, no se ha interrumpido y hoy no solo limita las posibilidades de la acción exterior española sino que añade graves riesgos: las bases militares de Rota y Morón, la incorporación a la OTAN y los nuevos acuerdos con Washington vulnerando el referéndum de 1986 para acoger a más destructores y militares, atan a España al dispositivo militar del Pentágono, cuyo principal objetivo es asegurar la hegemonía estadounidense sobre el mundo.

Sánchez alardea de que, en relación con Ucrania, el gobierno habla con una sola voz, la suya. Sánchez, como antes todos los presidentes de gobierno que le han precedido, y sus asesores y militares, conocen esos extremos y asumen sus riesgos, ignorando la vejación a la soberanía española, dado que no pueden albergar dudas sobre los propósitos de Estados Unidos. Hace décadas, el mayor general Smedley D. Butler escribió: “He servido durante treinta años y cuatro meses en las unidades más combativas de las fuerzas armadas estadounidenses: en la infantería de marina. Tengo el sentimiento de haber actuado durante todo ese tiempo de bandido altamente cualificado al servicio de los grandes negocios de Wall Street y sus banqueros. En una palabra, he sido un pandillero al servicio del capitalismo. De tal manera, en 1914 afirmé la seguridad de los intereses petroleros en México, Tampico en particular. Contribuí a transformar a Cuba en un país donde la gente del National City Bank podía birlar tranquilamente los beneficios. Participé en la “limpieza” de Nicaragua, de 1902 a 1912, por cuenta de la firma bancaria internacional Brown Brothers Harriman. En 1916, por cuenta de las grandes azucareras norteamericanas, aporté a la República Dominicana la “civilización”. En 1923 “enderecé” los asuntos en Honduras en interés de las compañías fruteras norteamericanas. En 1927, en China, afiancé los intereses de la Standard Oil. Nos ha ido bastante bien con Luisiana, Florida, Texas, Hawái y California, y el Tío Sam puede tragarse a México y Centroamérica, con Cuba y las islas de las Indias Occidentales como postres, sin intoxicarse.” “Fui premiado con honores, medallas y ascensos. Pero cuando miro atrás, considero que podría haber dado algunas sugerencias a Al Capone. Él, como gánster, operó en tres distritos de una ciudad. Yo, como marine, actué en tres continentes.” Desde los días de Butler el mundo ha cambiado mucho y el

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lenguaje de Washington también, pero sus objetivos de dominación continúan siendo los mismos. Ahora, con una hipocresía tan evidente como brutal, Estados Unidos, con la OTAN, se presenta como un país que vela por la justicia, como una empresa benefactora, pacifista, una organización preocupada por los derechos humanos y la libertad. Pero el disfraz no puede esconder la realidad: la portavoz del ministerio de Asuntos Exteriores de China, Hua Chunying, recordó recientemente que “entre el final de la Segunda Guerra Mundial y el año 2001 hubo 248 conflictos armados y guerras en 153 regiones del mun do, de los cuales 201 fueron iniciados por Estados Unidos.” Tras haber promovido la expansión de la OTAN hasta las fronteras rusas que ha llevado a la guerra de Ucrania, Estados Unidos avala operaciones de propaganda que insisten en la partición de Rusia, mientras en Europa el gobierno polaco de extrema derecha (escoltado por los tres pequeños países bálticos que siguen honrando a las Waffen-SS) insiste en ampliar la guerra contra Rusia utilizando hasta el último ucraniano, soñando con apoderarse de algunos despojos de las regiones occidentales ucranianas que convertirían a Varsovia en el hegemón de Europa oriental. Washington ha puesto también su atención en China y está preparando la guerra en el océano Pacífico, al tiempo que fuerza acuerdos con sus aliados europeos, obliga a aumentar los presupuestos militares y desarrolla una abrumadora campaña de propaganda y captación de voluntades que no solo ha enrolado a todos los gobiernos conservadores y de extrema derecha europeos sino que ha embaucado también a los gobiernos socialdemócratas y a toda la izquierda moderada europea. * * * El presidente español Sánchez no ha sido el primer dirigente de esa izquierda europea, socialdemócrata o verde, en recorrer el camino atlantista: tiene claros precedentes, empezando por el deshonesto González y siguiendo por el alemán Fischer, el italiano D’Alema, la finlandesa Marin y todos los actuales dirigentes de esas corrientes. Antes, la OTAN lanzó una exitosa campaña para presentarse como una alianza defensiva, lo que está lejos de ser, y ha recurrido incluso a actrices como Angelina Jolie para mostrarse como una alianza “defensora de las mujeres” y contraria a las violaciones y abusos en la guerra y casi como feminista en las hipócritas palabras de Stoltenberg en la campaña que lanzó con la actriz estadounidense en 2018. Jolie llegó a comparar las fuerzas de la OTAN con los trabajadores de organizaciones humanitarias porque supuestamente la alianza también trabaja por la paz. La OTAN ha utilizado también a mujeres jóvenes con responsabilidades en gobier-


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les, por otra más joven, fresca, casi progresista. Utilizando el lenguaje de los derechos humanos, la defensa de la democracia, la pasión por la libertad, la resistencia ante el autoritarismo, la ayuda a quienes se defienden, y sirviendo al mismo tiempo la intoxicación y la mentira a los medios de comunicación, Estados Unidos y la OTAN han encendido la hoguera ucraniana y recurren a la falsedad y las patrañas que, de Los rumores que sitúan a Sánchez como nuevo Secretario general de la OTAN al salir del gobierno son insistentes. inmediato, son divulgadas por toda la prensa conservadora: el diario El País publicó que el ataque con drones al Kremlin había sido realizado por la propia Rusia y se basaba para ello en la declaración del ISW, Institut for the Study of War, una deshonesta entidad financiada por las principales empresas de armamento estadounidenses. La OTAN ha conseguido también acallar voces, engullir a la izquierda moderada, introducir el temor en la filas de la iz quierda radical y comunista e incluso que algunos sectores progresistas acepten las palabras y argumentos del cuartel general de Bruselas. Sin emEl presidente acudió a Kiev para saludar a Zelenski. bargo, el movimiento por la paz no ha conseguido levantar nos europeos, como Annalena Baerbock, Sanna Marin o la esprotestas masivas, encerrado entre una izquierda moderada tonia Kaja Kallas, para renovar la vieja imagen de la alianza mique ha asumido por completo el lenguaje de la OTAN y una litar, con sus maduros funcionarios a las órdenes de Washingizquierda más radical presa del temor a verse reducida a la inton que hasta no hace mucho servía a los noticiarios mundiasignificancia ante el vendaval de la propaganda de los medios

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del Pentágono, ya ha co municado a los países miembros de la OTAN la necesidad de que los miembros de la alianza aumenten el actual gasto militar situado en el 2 % del PIB. La reunión de Vil na, en julio de 2023, aprobará los cambios. *** A finales de febrero de 2022, poco después de la entrada de Rusia en la guerra civil ucraniana, Sánchez aseguró en Televisión Española que España no aumentaría el presupuesto militar hasta el 2% del PIB y que no enviaría armas directamente al ucraniano Zelenski, sino que actuaría a La ministra de Defensa margarita Robres en su visita a militares ucranianos que reciben formación en la Academia de Toledo. través de las decisiones del Fondo Europeo de Apoyo a la de comunicación. En España, los ministros de Unidas PodePaz, el falsario organismo creado en marzo de 2021 que sirve a mos se convirtieron en prisioneros en el gobierno, y no es exBruselas para azuzar la guerra ucraniana y no para promover la traño que Sánchez alardee de que, en relación con la guerra de paz. Las presiones y las exigencias de Washington y Bruselas tuUcrania, el gabinete español habla con una sola voz, la suya. vieron un efecto inmediato: dos días después, Sánchez rectifiAsumiendo el discurso estadounidense sobre Ucrania, oficiancaba, con el aplauso del Partido Popular, y anunciaba en el do en Madrid la cumbre de la OTAN de 2022, Sánchez ha seguiCongreso de los Diputados que España enviaría directamente do el mismo camino que el resto de la socialdemocracia euroarmas a Ucrania y le facilitaría “material militar ofensivo”, y que pea y utiliza un argumentario semejante al de la alianza militar se aumentaría el presupuesto militar hasta el 2 % del PIB “antes occidental. del final de su mandato”. Al cuartel general de la OTAN, a Junto a ello, la OTAN está reorganizando toda su estructura Washington y a la Comisión Europea no les había costado mumilitar y prepara brigadas de despliegue rápido integradas por cho hacerle cambiar de opinión. Josep Borrell (que coordina a unos cinco mil militares para acudir a focos de crisis o para través del Fondo las compras de armamento que realiza la intervenir en guerras, en lo que denomina “planes regionales” Unión Europea) y los dirigentes más atlantistas del PSOE preen su burocrática jerga castrense, brigadas que podrían utilisionaron también para que el gobierno de coalición español zarse en Europa oriental o en otros escenarios, del Cáucaso a cambiase de posición. Asia central, incluso en el océano Pacífico. La definición de los Sánchez es un principiante en política exterior: en octubre de “enemigos de Occidente”, con el cuartel general de Bruselas y el 2022, durante su viaje a Nairobi, calificó al mandatario keniata, Pentágono señalando a Rusia, China y al recurrente espantajo William Ruto, como presidente de Senegal, un país situado a del “terrorismo”, implica el incremento del acoso en las frontemiles de kilómetros de Kenia. Su apoyo a Ursula von der Leyen ras occidentales rusas y en Ucrania, y una atención especial a para que fuera presidenta de la Comisión Europea obtuvo la la gran región de Asia-Pacífico pese a que queda fuera del ámcontrapartida de que Josep Borrell fuera nombrado Alto Reprebito de seguridad que identificó el tratado de creación de la sentante... convertido ahora en el peculiar diplomático que exiOTAN, dedicando esfuerzos en tierra, océanos, aire, espacio y ge más armamento para Zelenski, envío de artillería de largo alciberespacio, para lo que ha previsto aumentar todavía más el cance y que no busca la paz: según sus palabras, la guerra se gasto militar: Stoltenberg, cuyas propuestas surgen siempre resolverá en el campo de batalla. La trayectoria de Borrell des-

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miente su condición y su responsabilidad y parece haber optado por convertirse en un inexistente ministro de la guerra de la Unión Europea. También Sánchez, como el obsequioso presidente Duda que ofreció a Trump establecer una nueva base estadounidense en Polonia que ostentaría su nombre, se ha esforzado durante los meses de la guerra ucraniana para convertirse en un aprendiz polaco. Como ocurrió con los verdes alemanes que acabaron apoyando en 1999 el bombardeo de Belgrado por escuadrones de la OTAN entre los que se encontraban aviones alemanes, repitiendo lo que había hecho en la misma ciudad la Luftwaffe nazi durante la Segunda Guerra Mundial, ahora Baerbock y los verdes forman parte del “partido de la guerra” que aboga por enviar aviones a Zelenski y agravar el conflicto ucraniano, y Sánchez ha seguido su estela. Sánchez no solo ha acallado a todas las voces que en el Partido Socialista contemplaban con aprensión las bases militares estadounidenses en España y la sumisión a la OTAN, ha ignorado el incumplimiento de los términos del referéndum de 1986 (iniciado ya por González), cuyo tercer punto establecía que “se procederá a la reducción progresiva de la presencia militar de los Estados Unidos en España”) y del propio convenio con Estados Unidos. Ha ido más lejos, convirtiendo al PSOE y a todo su gobierno en un aplicado y entusiasta seguidor de las directrices de Washington y del cuartel general de la alianza militar de Bruselas. Desde el inicio de su mandato, Sánchez ha mantenido una total subordinación a la política exterior de Washington: en febrero de 2019, siguiendo el plan de acoso estadounidense, Sánchez lanzó un ultimátum a Maduro para forzarle a convocar elecciones en Venezuela, y ocho días después reconoció a Guaidó como “presidente encargado”, retirando al embajador español de Caracas, cuyo reciente retorno solo se debe al fracaso de la operación Guaidó. El gobierno Sánchez votó en contra de la resolución presentada y aprobada en la ONU que condena la glorificación del nazismo, mientras Cuba, China y Rusia votaban a favor y Estados Unidos, Ucrania y la Unión Europea lo hacían en contra. Sánchez ha cambiado también la posición de España con respecto al Sáhara, abandonando a su suerte a la población saharaui, apoyando la “autonomía” del viejo territorio colonial español que deseaba Rabat y que supone su entrega a Marruecos, aceptando las condiciones del sátrapa marroquí y alineándose con la estrategia estadounidense en el norte de África, y envenenando las relaciones de España con Argelia. En la guerra de Ucrania, el alineamiento del gobierno Sánchez con Estados Unidos ha sido total, desde el envío de armamento al entrenamiento de militares ucranianos en España, pasando por su voto en los organismos de la ONU, y sus deci-

siones han contado con el acatamiento, el acuerdo o la resignación del otro componente político del gobierno, convertido en la práctica en prisionero de las decisiones de Sánchez, aunque algunos portavoces secundarios hayan rechazado el envío de armamento a Ucrania en declaraciones perfectamente toleradas por el gobierno de coalición porque Sánchez sabía que no tenían mayores consecuencias políticas, ni en el gabinete, ni en el Congreso de los Diputados. En octubre de 2022, por indicación de Washington, el gobierno de Sánchez envió cuatro lanzadores de misiles antiaéreos Hawk al ejército de Zelenski, sin la más mínima crítica de los ministros Yolanda Díaz y Alberto Garzón. Unas semanas después, España envió quince cazas a Rumanía y Bulgaria para “vigilar vuelos de aviones rusos”, y ese mismo mes llegaban a Kiev policías y guardias civiles españoles enviados para “investigar crímenes rusos”, en un compromiso acordado por Sánchez con Zelenski seis meses atrás. En noviembre, empezó a funcionar en Toledo un centro de entrenamiento para varios miles de soldados ucranianos

Borrell parece haber optado por convertirse en un inexistente ministro de la guerra de la Unión Europea.

Los verdes forman parte del “partido de la guerra” que aboga por enviar aviones a Zelenski. (decisión que tampoco recibió ninguna crítica de Díaz y Garzón). El apoyo al despliegue estadounidense en Europa y al gobierno de Zelenski ha culminado, de momento, con la aceptación del despliegue de dos nuevos destructores estadounidenses en Rota, donde ya están atracados otros cuatro, que desempeñarían una función relevante si la crisis continúa agravándose. De hecho, el disparatado aumento del presupuesto militar español, que según fuentes de algunos organismos de estudios sobre la paz llega a los 26.341 millones de euros, supone más del 2% del PIB que exige la OTAN, aunque el PSOE, la derecha política y la prensa conservadora insisten en que el gasto es menor. Días antes de la llegada de Sánchez a la Casa Blanca, el Ministerio de Defensa español aprobó la compra de armamento a Lockheed Martin: helicópteros Romeo, a los que seguirán misiles Patriot y posiblemente aviones F-35 para

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El conflicto ruso-ucraniano Giulio Palermo El imperialismo estadounidense a la conquista de Europa

El conflicto ruso-ucraniano no estalló el 24 de febrero de 2022 con la intervención militar rusa, sino que tiene raíces lejanas. Tan distante que la verdadera pregunta que hay que hacerse no es ¿por qué la guerra? sino, ¿por qué ahora? Este libro recorre los orígenes históricos y políticos del conflicto y se centra en sus consecuencias económicas. De la imagen que se desprende, el por qué ahora tiene poco que ver con Rusia, ni con Ucrania, sino con las estrategias de Estados Unidos en Europa. También se entrelaza con otro gran proceso de nuestro tiempo: el estallido de la pandemia, que marca una brusca aceleración de las relaciones entre Estados Unidos y China en la transición hacia el nuevo mundo verde y de alta tecnología, basado en las energías renovables. Desde este punto de vista, la política aparentemente suicida de la UE hacia Rusia no es simplemente el resultado de la subalternidad con respecto a Estados Unidos. Por el contrario, refleja intereses económicos precisos, con ganadores y perdedores incluso entre el capital europeo.


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renovar los Harrier, en un gasto que superará los 6.000 millones del Sur, Yoon Suk-yeol, un hombre de extrema derecha, acorde euros. Eran motivos más que suficientes para que Unidas daron en abril de 2023 una Declaración de Washington que Podemos abandonase el gobierno de Sánchez, pero la coalipermitirá atracar submarinos estadounidenses con armas ción insistía en la importancia de las medidas sociales, en la nucleares en puertos coreanos. reforma laboral, en que las pensiones no se habían recortado, En la cita de Washington con Biden, un año después de sus en el esfuerzo para evitar despidos durante la pandemia. Candeclaraciones en TVE afirmando que España no enviaría armabe preguntarse si todas esas medidas no hubieran podido mento directamente a Kiev, Sánchez se presentó como un fiel arrancarse en el parlamento negociando con el PSOE sin necealiado que había cumplido todas las exigencias de Washington, sidad de convertirse en cómplices (de grado o resignadameny añadió otros halagos: ofreció su colaboración a Estados te) de su irresponsable política exterior, de Ucrania a MarrueUnidos para abordar el destino de los inmigrantes que se hacos, de Venezuela al Sáhara, entre otros escenarios. llan en la frontera estadounidense del Río Grande, admitiendo Todo ello sin mayores críticas ni consecuencias por parte del contingentes en España: un gesto que podría considerarse huotro componente político de su gobierno que inadvertido, demanitario si su gobierno, al mismo tiempo, no hubiera concersorientado, temeroso, llegó (con Yolanda Díaz y Alberto Garzón tado acuerdos con Marruecos para “devoluciones en caliente” y los otros ministros de Unidas Podemos) a acompañar a de inmigrantes en Melilla y Ceuta, si no hubiera vendido el Sánchez en el aplauso a Zelenski en el Congreso. Díaz declaraSáhara al sátrapa marroquí a cambio de que su policía vigile las ba que “Ucrania tiene derecho a defenderse”, y apoyaba el enplayas para impedir la llegada de inmigrantes, si no hubiera vío de armas a Zelenski, acompañada del silencio de Garzón. cerrado los ojos ante la matanza de la verja de Melilla en junio Ese silencio se repitió ante la de 2022 y el propio Sánchez no aprobación por Zelenski de hubiera defendido a la policía leyes ultraliberales que han marroquí pese a la evidencia El gesto de acoger inmigrantes del Río Grande despojado de derechos a los de la masacre. El gesto de acotrabajadores ucranianos, y anger inmigrantes del Río Granno era humanitario: te la persecución de los comude no era humanitario: era era otro obsequioso regalo a Biden. nistas en Ucrania, que ha llevaotro obsequioso regalo a Bido a la ilegalización del Partido den, otro peaje más, que crea Comunista y de toda la oposiun precedente para forzar a ción, con numerosas detenciones y asesinatos. De hecho, las otros países europeos a seguir su ejemplo y ayudar a Washingpalabras de Díaz eran sorprendentes dada su trayectoria, pero ton a gestionar el “problema migratorio”, aunque la Comisión a estas se añadieron declaraciones alabando la política de Europea siga asistiendo sin conmoverse a la constante muerte Biden, y sus cordiales entrevistas con Michel y von der Leyen, de inmigrantes en el Mediterráneo. partidarios de azuzar la guerra en Ucrania y de insistir en la A las agresiones militares de Obama, cuyo plan para la dura política neoliberal de la Comisión Europea y de las deciexpansión de la OTAN y el golpe de Estado del Maidán en siones del Banco Central Europeo. Ucrania en 2014 es la causa de la actual guerra, circunstancia Apenas unos días antes de la visita de Pedro Sánchez a que hasta Kissinger ha señalado, siguió la agresividad de Biden, la ministra de Defensa Margarita Robles y la embajaTrump hacia China, y Biden ha continuado con esa inercia dora de Estados Unidos en España, Julissa Reynoso, firmaban imperial, echando gasolina al fuego ucraniano y fomentando el 8 de mayo el acuerdo para acoger dos nuevos destructores la tensión en el Pacífico con la excusa de Taiwán. Mientras más en la base naval de Rota, sin someterlo a votación del Sánchez se afana como un imprudente aprendiz polaco en la Congreso de los Diputados. Robles pidió, simplemente, inforMoncloa, ahora a la espera de las elecciones de julio, Estados mar de un aumento de tropas estadounidenses que no se Unidos daba la última vuelta de tuerca promoviendo la decisometerá a aprobación parlamentaria. Esa decisión vulnerasión del G-7 en Hiroshima para enviar aviones F-16 a Zelensba, de nuevo, las cláusulas del referéndum de 1986, y sentaba ki: paso a paso, Estados Unidos y sus aliados han ido escaun precedente que podría llevar a Estados Unidos a presionar lando la guerra en Ucrania y agravando la situación en el al gobierno español de turno para introducir armamento océano Pacífico, conflictos que pueden conducir a una guenuclear en España si la crisis mundial se agrava. De hecho, rra global de resultados apocalípticos, porque el eje Washington ya lo ha hecho en otro escenario con el objetivo Washington-Londres-Varsovia puede llevar al mundo a la de la “contención de China”: Biden y el presidente de Corea catástrofe nuclearn

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La sociedad, un concepto en crisis Entrevista a Josep Burgaya por Salvador López Arnal

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osep Burgaya es doctor en Historia Contemporánea por la UAB y profesor titular de la UVic-UCC, donde es decano de la Facultad de Empresa y Comunicación. Habitualmente realiza estancias en universidades de América Latina. De sus obras, destacamos Populismo y relato independentista en Cataluña. ¿Un peronismo de clases medias? (2020), y La manada digital. Feudalismo hipertecnológico en una democracia sin ciudadanos (2021). Su último libro publicado lleva por título Tiempos de confusión. De la clase adscriptiva a la identidad electiva (2023).

—¿Cuáles son las principales confusiones de estos Tiempos de confusión en que vivimos? —De hecho, la confusión no es de los tiempos, sino de las personas y de gran parte de la sociedad. Multitud de desengaños e incertidumbres desde el futuro del trabajo hasta el deterioro medioambiental, de la crisis del modelo democrático hasta la proletarización creciente de las clases medias, del extractivismo de las grandes corporaciones a la exclusión social y laboral de un porcentaje cada vez mayor de la población. Triunfó en todo el arco político y social el individualismo más radical y las preocupaciones colectivas fueron desplazadas por el consumo compulsivo. Nos extraviamos con relación a las prioridades. —Son muchos los temas y subtemas desarrollados en su libro. ¿Cuáles son las ideas-fuerzas esenciales que defiende? —El tema central radica en lo que, a mi parecer, es el mayor error de la izquierda contemporánea, la “trampa de la diversidad” en la que ha caído, el error de no focalizar la desigualdad material como la base sobre la que se sustentan todo tipo de inequidades y marginaciones. La fragmentación de las luchas progresistas en un sinfín de movilizaciones particulares no es que divida al progresismo, es que le roba la legitimidad. Lo identitario, sea individual o tribal, tiende a desenfocar los pro-

blemas que habría que afrontar y, además, en su exageración sin matices, tiende a dar todo tipo de argumentos a la reacción derechista. La izquierda, desde hace mucho, especialmente en el mundo anglosajón, se dirige a clases medias urbanas universitarias. Los olvidados, aquellos que han cultivado el resentimiento en el olvido, se apuntan al discurso “transgresor” de la derecha. Se les acusa de primarios o “fachas”, cuando en realidad su incorrección política y cultural tiene que ver con hacer estridente su abandono. Recuerda a aquél dicho oriental que afirma que cuando el sabio señala la luna, el necio mira el dedo. — “De la clase adscriptiva a la identidad electiva” es el subtítulo del libro. ¿Qué era eso de la clase adscriptiva? ¿A qué refieren estas identidades electivas? —Desde la Revolución Industrial y la Revolución Burguesa hasta los años noventa del siglo XX, se aceptaba y se compartía una ubicación de clase que nos venía dada por nuestra función en el proceso productivo y en la sociedad. Era algo dado que no implicaba forzosamente resignación, pero si un cierto orgullo y una “cultura de clase” compartida. A partir de los noventa, cuando entramos en el “ciclo de Hayek”, se nos inculcó que en la sociedad había “igualdad de oportunidades” y que seríamos

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y llegaríamos hasta dónde quisiéramos según talento y esfuerzo. A partir de ahí, creímos que todos éramos clases medias y nos esforzamos en subir por el ascensor social. Ahora todos podíamos elegir estilos de vida y apostar en el mercado de las identidades por la que más nos conviniera. Una cultura muy adecuada para no poner en cuestión las bases del problema principal en el mundo del capitalismo tardío, que es la desigualdad acumulativa y creciente. —Abre su ensayo con una magnífica broma lingüística, una placa municipal en Ciudad de México que advierte a los repartidores de mercancías: “Se prohíbe a los materialistas aparcar en lo absoluto”. ¿Nos puede traducir la advertencia? —La verdad es que esta placa, sacada de contexto, resulta deliciosa. En el libro la utilizo en el sentido que la izquierda actual, especialmente la que pretende estar más allá de la socialdemocracia, acostumbra a ser poco proclive a la diversidad de pensamiento, a los matices y fácilmente se erige en comisariado de la verdad. El mesianismo afecta también a la izquierda. Aunque no se tenga Dios, no quiere decir que se haya abandonado un concepto religioso de la política y de la identidad.

espectáculo. El cambio climático se acelera, el globalismo resultó si no un fracaso al menos una apuesta fallida. Se continúa confundiendo el crecimiento con el desarrollo, mientras se impone la gig economy y la financiarización que nos llevó a la crisis de 2008 y que se ha reemprendido de manera optimista. El mundo se ha convertido en algo inhóspito para una parte importante de la población. No hay explicaciones globales, solamente el recurso a dioses menores, encerrarse en una burbuja, y unas demandas de reconocimiento de identidades que se “adquieren” en el supermercado global de la cultura.

—¿Por qué es tan determinante el miedo en todos nosotros, por qué es tan poderoso? —Los temores condicionan gran parte de las decisiones, de las opciones vitales que tomamos. Cuando más que en el miedo abstracto nos adentramos en el espanto, tendemos a sacar las peores pulsiones de nosotros mismos. Se acaba la cooperación, la empatía y se impone el individualismo, el sálvese quien pueda. Lo tribal representa una cierta seguridad ante los temores de lo desconocido, configurar la tribu la “identidad nacional” como apela la derecha o bien las identidades culturales particulares a las El nuevo sujeto de las que recurre la izquierda.

—¿Nos puede dar algún ejemplo de esa izquierdas son las clases izquierda que pretende estar más allá —Finaliza el primer capítulo con estas medias urbanas de la socialdemocracia que acostumbra palabras: “Un mundo orwelliano donde a ser poco proclive a la diversidad de la exclusión social formará parte del paipensamiento, a los matices? saje, donde a las personas de bajos ingre—No se puede generalizar, pero en el mundo de Podemos exissos se las obligará a “salir” de la civilización autosatisfecha y ten sectores bastante cerrados, incluso sectarios, un poco dados minoritaria. ¿Quién quiere vivir en un mundo como este?”. Le a aquello de que “la realidad no nos estropee unas buenas condevuelvo la pregunta: ¿quién quiere vivir en un mundo así? vicciones”. Ensimismados, son incapaces de captar los efectos —No quisiera caer en el tremendismo, en el agonismo, pero perversos que provocan sus planteamientos en algunos temas ciertamente el mundo en el que estamos y al que al parecer identitarios. No sucede tanto en Cataluña en el entorno de los vamos resulta poco vivible, entendiendo esto como la posibiliComunes, quizás porque se conforman con disponer de polítidad de poder desarrollar una vida digna. Hay temores fundacos y dependen menos de gurús. Quizás dónde es más exagerados de que podemos ir a parar a una distopía de base tecnolóda la tendencia a lo absoluto sea en la, digamos, extrema gica. Lo que ha significado la disrupción digital, el capitalismo izquierda independentista, instalada en una burbuja onírica. de plataformas o la irrupción de la Inteligencia Artificial resulta tremendamente deshumanizador. Desaparece cualquier —El sumario de su libro: introducción, diez capítulos, posdacontexto de amabilidad y la posibilidad de desarrollar una vida ta. Una, dos preguntas por apartado. Vivimos según señala en plácida. tiempos de confusión, pero también en un “tiempo suspendido”, un concepto de Álvaro García Linera. ¿Qué tiempo sus—¿Internet favorece los procesos democráticos? pendido en ese? —La sociedad digital resulta reacia a la primacía de lo colecti—García Linera habla de “tiempo liminal” para definir un movo y nos induce al aislamiento y al individualismo más recalcimento de implosión de seguridades y verdades que ya no se sostrante. Las tiendas virtuales siempre están abiertas y, aunque tienen, pero en el que todavía no se han diseñado propuestas de algunos lo crean, las redes sociales no son un espacio público salida. Predominan los malestares, está en crisis el mismo conde deliberación. cepto de sociedad, mientras resulta imposible de comprender y aún menos asir los cambios que se están produciendo… —Señala que de un tiempo a esta parte el término “populista” está continuamente presente en el lenguaje político. ¿Qué Una parte de la población deviene “desechable”, se hunde la entiende usted por populismo? sociedad del trabajo que era la base del consenso democrático, —El término se ha convertido más bien en un insulto descalila política es ya prácticamente “relato”, lo que quiere decir

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ficador en política que en un sustantivo. En realidad, nunca ha sido ni es una ideología. Es una manera de imaginar y practicar la política que se usa tanto a derecha como a izquierda, aún con matices. Establece bandos confrontados y polarizados, partir de una definición estricta de un “nosotros” y un “ellos”. Una prelatura de la emocionalidad sobre el razonamiento. El olvido de que la cultura democrática descansa sobre el espíritu de transacción y convivencia de intereses y valores diferentes. Aunque la izquierda populista parte de Laclau y Mouffe que sitúan su origen en el marco del concepto de “hegemonía cultural” de Gramsci, en realidad es un planteamiento que proviene de Carl Schmitt.

de lo irracional no es privativa de la derecha extrema. —Cuando habla, críticamente, de corrientes identitarias de derecha a izquierda, ¿en qué está pensando? ¿Qué hay de malo en la cultura idenditaria progresista? —Todos tenemos elementos de referencia diversos que nos definen. El identitarismo resulta negativo en la medida que produce una fragmentación irreal de la sociedad, de realzar la diferencia y no lo que compartimos y nos une. Delimita fronteras. Las identidades son en realidad diversas y cambiantes, evolucionan. Plantearlas como algo fosilizado con sus fronteras y rituales de admisión resulta una barbaridad. Se generan polaridades que nada tienen que ver con el desigual acceso a la riqueza y al bienestar. Hacen una función de opiáceo. —¿La izquierda debe seguir vindicando el legado de la Ilustración? ¿No hay mucho desastre en estos dos últimos siglos realizado en nombre de la Ilustración? —Seguramente es cierto que los sueños de la razón pueden engendrar monstruos. Ahí está la Revolución rusa como demostración de ello. Pero la alternativa a la razón es la barbarie. Es evidente que la reacción que supuso el Romanticismo aportó algunos matices interesantes a un pensamiento ilustrado que pudiera parecer esquemático y, a veces, reduccionista. Pero las emociones son esenciales en el ámbito personal y un mal contexto en el espacio colectivo. Las guerras, en su mayor parte, provienen de la manipulación de las emociones y las identidades.

—¿Vivimos tiempos de irracionalismo? ¿De nuevo rige aquello que señalaba Lukács sobre el asalto a la razón? —La razón ilustrada no vive su mejor momento. Predomina la emocionalidad, que es el refugio en tiempos de incertidumbre y de miedo. Cuando relativizamos los “hechos” y establecemos “verdades alternativas”, tenemos un serio problema para establecer un debate público fructífero y que nos pueda llevar a alguna parte. Quizás, en este momento y a diferencia de otros períodos históricos, la cultura política que tiende al fomento

—Sostiene también que la izquierda, desde los años setenta del pasado siglo, vive un repliegue ideológico, abandonando las luchas colectivas para refugiarse en la individualidad. ¿Toda la izquierda está inmersa en este paradigma identitario? ¿La izquierda clásica no hablaba también de la identidad de clase? —Ha sido una dinámica global de la izquierda, aunque con muchos matices. Cualquier grupo social requiere de un cierto grado de cultura compartida para cohesionarse y mantenerse unido. El planteamiento marxista de la lucha de clases iba en este sentido. La clase, para pasar de ser una “clase en sí” a una “clase para sí”, debía identificar y reconocer sus intereses compartidos y elaborar una cultura común que estableciera lazos y vínculos duraderos. También objetivos colectivos. Pero esta cultura no se pretendía ni exclusiva ni excluyente. Pero hay una izquierda que ha nacido, justamente, para ser identitaria y confunde las prioridades. No representa, ni lo pretende, a las clases subalternas que lo requerirían. El triunfo del individualismo es inapelable. Se ha convertido en transversal, ha superado lo ideológico para representar el sentido común. Su triunfo tiene que ver con el discurso neoliberal predominante durante décadas, pero también con una izquierda imbuida por los valores, también individualistas, de la French Theory. —Le pregunto más adelante sobre la French Theory. Hay en el El Viejo Topo 426-427 / julio/agosto 2023/ 15


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libro varias referencias a lo que suele llamarse “ideología queer”. No parece muy próximo a esa ideología. ¿Por qué? —Es un planteamiento iconoclasta que puede tener un cierto interés como elucubración teórica, pero que, a nivel práctico, actúa como ariete de ruptura de la acción colectiva en demanda de la emancipación social. Pude resultar muy atractivo, casi revolucionario, romper moldes y desacreditar referentes, pero induce a un nihilismo vacío. Toda pulsión individual, toda disforia de género debe ser aceptada y respetada, pero convertir esto en el estado “natural” de la condición humana es un desenfoque. Plantear que sexo y género son únicamente construcciones culturales resulta exagerado. Existe la biología y ésta nos plantea unos ciertos límites y también nos encauza. Lo individual, por sí mismo, no tiene por qué convertirse en norma global y, aún menos, en ley. Es un exceso de soberbia.

—¿Qué izquierda de Occidente ha cambiado, como afirma, de sujeto histórico? ¿Qué izquierda no considera al movimiento obrero como eje central de la emancipación? —Aunque la izquierda ha mudado de sujeto histórico, esto no se ha formalizado. Es evidente que el trabajador de fábrica ancestral ya va deviniendo minoritario en el mundo occidental, pero hay un mundo de trabajadores ahí afuera hecho de precarios, excluidos, autónomos, informales, sobreexplotados… Como es evidente que la desigualdad en la distribución de la renta resulta cada vez más pronunciada. El problema de las izquierdas es que ya no los ve y construyen un discurso dirigido a las clases medias urbanas intelectualmente formadas. Este es el nuevo sujeto histórico. Pero lo es únicamente en términos electorales y no para plantear un proyecto de emancipación y transformación. Los abandonados, encuentran otros referentes, que no los salvan, pero que les confortan.

—En una nota al pie de página puede leerse su caracterización del transhumanismo: “un movimiento cultural vinculado a la fe —Le cito: “La Unión Europea parece haber entendido que el en la capacidad de transformación de la condición humana capitalismo de las grandes plataformas, más que disruptivo, gracias a la tecnología digital. El objeto es el superar las limitaresulta ser un sistema depredador en la captación de rentas y un ciones fisiológicas y cognitivas de la especie humana para llegar terrible acelerador de las desigualdades económicas y sociales”. a una hibridación entre el hombre y la máquina que resulta del ¿No es muy generoso con la UE? ¿No la sitúa en el “lado bueno” todo distópica”. No se muestra muy partidario de esta nueva de la historia, por así decir, siendo muchas veces, así lo parece corriente filosófica. ¿Por qué? cuanto menos, representante de los inte—Es una barbaridad. Qué alguien prereses insaciables de las multinacionales? La “ideología queer” induce a tenda “resetear” la condición humana —La UE representa la institucionalizaes algo que resulta distópico y totalitación de la europeidad. Conviven ahí, un nihilismo vacío rio. La “imperfección”, justamente, halógicamente, intereses contrapuestos. ce grande y única a la condición huPuede ser un instrumento valiosísimo, y mana. La exageración del pensamiento en muchos aspectos y momentos lo es, basado en la ingeniería que plantea un futuro de fusión matepara la gobernanza en esta parte del mundo. No es un marco rial de lo humano y lo maquínico resulta un sueño propio de la neutral, sus acciones son el resultado de la ideología dominanlocura en que determinados salvadores de lo humano se han te y, actualmente, lo es la que protege e impulsa un determinainstalado. En este sentido, el concepto de “singularidad” de do capitalismo. Ahora bien, creo que hay una cierta conciencia Kurzweil resulta extremadamente indecente a nivel ético y de que la creciente desigualdad debilita la cohesión en los moral. diversos estados que forman parte de ella, como también, que las grandes plataformas de internet, que son mayormente esta—Ha hecho referencia anteriormente. Se le ve muy crítico con dounidenses, saquean los ingresos fiscales y destrozan sectores el pensamiento construido en Francia en los años sesenta, económicos enteros a su paso. Sus intentos de controlar estas con la llamada French Theory. ¿Cuáles son tus principales plataformas no es que sean sinceros, se han convertido en críticas? imprescindibles si no se quiere jugar un papel secundario en la —El tema, desde el punto de vista teórico, es muy complejo y economía y la geopolítica mundial. no se puede analizar en unas pocas frases. No descubro nada al decir que las aportaciones de Foucault, Deleuze, Guattari o —El capítulo 7º se titula: “Un mundo sin trabajo digno.” ¿Ve Lacan han sido y son aún muy relevantes en el campo del penposible alcanzar un mundo con trabajo digno? samiento contemporáneo. Indispensables. Ahora bien, signifi—No creo que se consiga si nos atenemos a la evolución de éste can, cada uno es su ámbito, una renuncia a cualquier acción dentro de esta fase del capitalismo. No es solamente que el trasocial colectiva. Se trata de liberar el deseo, de volver la mirada bajo va a ser cada vez más escaso y se condena a una parte de la a uno mismo, se establece que ya solamente es posible la revopoblación a ser irrelevante. Es que la proporción de trabajo lución individual. Para ellos, hay que convertir en público indigno –mal pagado, inseguro y en condiciones draconianas– aquello estrictamente personal, enarbolarlo en el espacio va a seguir aumentando. Y no solamente en los “talleres del público. sudor” asiáticos o latinoamericanos, sino en la gig economy occi-

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dental hecha de repartidores, servicios personales, hostelería, microempleos informales… —Cita a Diderot: “La democracia se detiene en los suburbios”. ¿Dónde se detiene hoy la democracia? —La democracia requiere de entornos de una cierta dignidad, de un sentido de lo colectivo, de una desigualdad social contenida. Se detiene en la gente excluida, en los sin-trabajo, en la pobreza, en las banlieu de las ciudades, en los grupos sociales faltados de expectativas y de futuro, en la falta de espacio público, donde falta la reflexión pausada y serena… La democracia requiere de ciertas condiciones, del predominio de un sentido del “nosotros” sobre la hegemonía del “yo”. —En Estados Unidos, afirma usted, la relación entre precarización, sufrimiento mental, ansiedad y toma de barbitúricos provoca entre 70.000 y 100.000 muertes anuales: muertes por desesperación que provocan un consumo desmesurado de opiáceos. ¿La situación es diferente en un país como el nuestro, con un capitalismo, digamos, algo menos salvaje y con algo más de protección social? —El problema de Estados Unidos en este tema resulta brutal. Muere más gente cada año por desesperación que los americanos que murieron en la guerra del Vietnam. Hay que leer a Case y Deaton, o bien a Radden Keefe, para comprenderlo. Éste no es solamente un fenómeno norteamericano. La automedicación paliativa del sufrimiento funciona a lo largo y ancho del mundo occidental. El consumo farmacológico, recetado o no, resulta brutal. Algunas drogas, especialmente el consumo y dependencia de la marihuana entre los jóvenes hace también esta función de adormecimiento de los malestares. Los antidepresivos ya se toman más que la Coca-Cola. De hecho, el Prozac compite con Apple para ser la marca que representa y que define el mundo contemporáneo. —¿La globalización que hemos vivido en estos últimos años ha sido letal para la clase obrera industrial de los países capitalistas occidentales? —La absoluta mundialización de la economía, la nueva distribución planetaria de la producción ha resultado fatal para los trabajadores occidentales. La desindustrialización llevó a perder el trabajo a un porcentaje importante de los empleados de fábrica. La ocupación industrial está en el 12 y el 15%. Muchos desempleados han resultado muy difíciles de insertar en otras actividades. Pero mucha actividad terciaria y cuaternaria también se desplazó con la industria hacia los paraísos de la mano de obra barata de Asia, Latinoamérica o el norte de África. La “teoría del derrame” de riqueza que la globalización iba a traer al mundo no se cumplió ni tan solo en los grupos sociales de empleados del mundo occidental, como tampoco en aquellos que se convirtieron en la “fábrica del mundo”. Solamente ganó la capacidad extractiva de rendas y la dinámica de desigual-

dad, especialmente dentro de los propios países. —¿Por qué es tan corrosiva la desigualdad? ¿Es compatible la democracia con los niveles de desigualdad realmente existentes? ¿Cómo se combate la desigualdad? —Al final del libro recuerdo los datos básicos de la desigualdad y como ésta evoluciona. Éste y no otro debería ser el tema central de la política progresista contemporánea. La injusticia, la inequidad material es la base de la descomposición de la cohesión social. Desde la segunda mitad del siglo XX, la cultura democrática y la legitimación de sus instituciones ha descansado sobre el trabajo y sobre una cierta convicción de que funciona el ascensor social. Cuando amplios sectores sociales descubren que no existe la igualdad de oportunidades y que el concepto de mérito no es más que un trampantojo para mantener determinadas hegemonías, una parte importante de la sociedad se irrita, desconecta políticamente o acaba por recurrir a falsos emancipadores. La desigualdad se puede combatir y reequilibrar con políticas económicas efectivas que lo pretendan. Fiscalidad realmente progresiva, legislaciones laborales que promuevan mejoras salariales significativas, asegurar el pleno empleo y buenos servicios públicos pueden generar sociedades bastante diferentes a las actuales. Incluso en Davos se cree que hay que “resetear” el actual capitalismo, como diría Keynes, protegerlo de sí mismo. —Finaliza su libro con estas palabras: “La izquierda, el progresismo, debería recuperar la preocupación por los temas fundamentales, los cuales tienen su punto de arranque en la economía y en las políticas económicas que generan polaridad de rentas y practican el laissez-faire en relación con la creación de círculos cada vez mayores de empobrecimiento... Nadie si no es la izquierda política, liderará la lucha por la repolitización de la economía y las transformaciones sustanciales que se requieren en las políticas monetarias y fiscales”. ¿En qué izquierda está pensando? —En realidad, en toda. Probablemente a la socialdemocracia, digamos que tradicional, le correspondería estar en la vanguardia de ello, más que nada porque mutó en mucha menor medida que las nuevas izquierdas hacia el predominio del discurso de la fragmentación social en identidades particulares, se dejó arrastrar mucho menos hacia el identitarismo y aún conserva ciertos vínculos con la clase trabajadora tradicional. Pero requiere del contrapeso de nuevas izquierdas que, una vez liberadas de las “guerras culturales” en las que se centran, eviten que la socialdemocracia se desplace hacia el centro y se pierda en el business friendly. La querencia en establecerse en la alternancia en lugar de como alternativa, que es lo que se requiere y se demanda. —Gracias, muchas gracias por su tiempo y su amabilidadn

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Los expresidentes Rajoy, Zapatero, Aznar y González conmemorando el 40º aniversario de la Constitución

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La ruptura del contrato social por Juan Javier Sánchez Carrión

N

o se trata de idealizar el pasado, sino de comprender el presente. Este artículo se centra en la dimensión económica del contrato social que implícitamente se estableció entre el Estado y la ciudadanía con la llegada de la democracia.

La muerte de Francisco Franco en 1975 marca el inicio del último contrato social en España, surgido en un contexto de ruptura con el pasado autoritario en el que pareciera existir un relativo equilibrio entre los intereses de los ciudadanos. Esos primeros tiempos del contrato iban en la línea de garantizar que legalidad y legitimidad fueran de la mano, y en que la seguridad y el bienestar de los ciudadanos fueran en aumento. Y por ello aparecen libertades y derechos que habían estado ausentes durante el período de la dictadura franquista. Así pues, con la Transición se estableció un contrato social entre el Estado y la ciudadanía, el cual se ha ido degradando, y actualmente está en fase de ruptura. Ejemplos de esto son el deterioro de servicios como la educación o la sanidad, la existencia de trabajos cada vez más precarios, el acceso imposible a la vivienda por sus precios desorbitados, la crítica realidad de muchos autónomos, pequeños y medianos empresarios, y, en general, el progresivo empobrecimiento tanto del país como de su población. En el ámbito privado/familiar, mientras que en los años 70, al inicio del contrato, una familia podía vivir con el sueldo de uno solo de sus miembros (el cabeza de familia), en la actualidad los sueldos de la pareja (cuando ambos tienen empleo) no son suficientes para reproducir la vida de sus abuelos/padres, al menos sin que reciban algún tipo de ayuda de éstos. En el ámbito público, y como ejemplo del sacrificio de lo público en beneficio de cierto tipo de privado (el gran privado),

desde el inicio del contrato, y especialmente desde la llegada al poder del PSOE en 1982, las grandes empresas públicas (Endesa, Telefónica, Indra, Argentaria…) que ofrecían a los ciudadanos productos y servicios igualmente públicos y a precios controlados, se han ido cerrando o privatizando (recuérdese la llamada Reconversión industrial). Y como resultado de esta situación se ha dejado a la población inerme ante un sector privado de grandes corporaciones, cada vez más de titularidad extranjera. Y todo ello actuando lo privado en muchas ocasiones en connivencia con nuestros gobernantes: el problema de “las puertas giratorias”. Por último, y como factor muy importante para entender la ruptura del contrato, está el incomprensible comportamiento de los poderes públicos ante los tres grandes problemas de la actualidad: la COVID-19, el cambio climático y la guerra de Ucrania. En todos estos casos se han tomado y se toman medidas que causan gran perjuicio a la población (pensemos en el caso de los ilegales confinamientos, o el empobrecimiento de gran parte de la población debido tanto a la lucha contra el cambio climático como a las sanciones contra Rusia). Todo ello sin que estén claros los beneficios que justifican dichos perjuicios, pero que han introducido al país en una senda muy peligrosa, sea en términos sanitarios (los efectos adversos de las llamadas vacunas COVID-19 y el exceso de mortalidad por todas las causas concomitantes con su uso), económicos (el mencionado empobrecimiento de la población por el encare-

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cimiento de la energía debido a las políticas climáticas imperantes) e incluso bélicos (el riesgo de una escalada nuclear a partir del conflicto de Ucrania). Sobre el contrato social Todos nosotros, por el hecho de formar parte de un Estado (en nuestro caso el Estado Español), vivimos bajo el contrato que de manera implícita hemos establecido con el mismo. De acuerdo con ese contrato, nos ajustamos a las normas jurídicas del Estado, renunciando a hacer nuestra voluntad. A cambio de esta renuncia, el Estado se compromete a velar tanto por nuestra seguridad (renunciamos al uso de la fuerza en nuestras interacciones) como por nuestro bienestar (renunciamos al producto integro de nuestro trabajo, destinando una parte importante del mismo a pagar impuestos), y ello en un contexto en el que se garantizan las libertades y derechos fundamentales. Mientras que el contrato está vigente, no es legal y tampoco legítimo desobedecer las leyes del Estado ni tampoco las actuaciones de sus gobernantes, que deben estar supeditadas no solo al respeto a esas leyes sino, lo que es más importante por ser la base que sustenta todo el edificio contractual, a garantizar los citados bienestar y seguridad de la población, además de sus derechos y libertades. Si estas circunstancias no se dan, las actuaciones gubernamentales pueden ser legales pero carecen de legitimidad y justificarían que los ciudadanos las desobedecieran. En este artículo trataremos de mostrar que España se encuentra en uno de esos momentos históricos en los que el contrato existente entre Estado y ciudadanos se está rompiendo a marchas aceleradas, si no está roto ya, debido a que el primero deja de cumplir las obligaciones que tiene contraídas con los segundos. Digamos que, aunque vamos a centrarnos en España, lo dicho para nuestro país muy probablemente podría ser aplicado a otros distintos, en la medida que las razones que llevan al incumplimiento del contrato son generalizables, en mayor o menor grado, al conjunto de países del mundo que viven bajo el mismo sistema económico. Los datos Vamos a utilizar tres tipos de información: una que podríamos llamar biográfica/individual (relacionada con los ciudadanos de base), otra estadística/agregada (relacionada con el Estado y sus representantes) y una tercera política/factual (relacionada con decisiones políticas adoptadas por el Gobierno de Pedro Sánchez y apoyadas por el Partido Popular, con carácter ejemplificador). Veamos cada uno de ellos.

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El Estado y los ciudadanos Tomemos el caso imaginario de un padre/madre de familia trabajador/a de mediana o baja cualificación y veamos su evolución desde 1975 hasta la actualidad. En los años 70 ese padre/madre trabajador/a (normalmente padre) era capaz de mantener a toda su familia solo con su sueldo (el trabajo en casa no generaba ingresos, pero ahorraba gastos), posiblemente sin endeudarse incluso ni para comprar una vivienda (el caso de mi padre, camarero, que siempre tuvo a gala no tener deudas). Los hijos de esos padres tuvieron necesidad de que los dos miembros de la pareja se incorporaran al mercado de trabajo, no para reducir el trabajo del que ya trabajaba sino para poder mantener la casa en funcionamiento. Pero gracias al nuevo fenómeno de la liberación de la mujer este hecho no se vivió como un fracaso, como una obligación de hacer trabajar fuera de casa a dos miembros de la familia para que ésta pudiera subsistir, sino como un avance (un acto de libertad) en la igualdad de género (nuevo concepto ad hoc).

La incorporación de la mujer al mundo laboral limitó la capacidad de la familia como unidad productiva, pasando al mercado la producción y venta de cosas (p. ej., ropa hecha con la máquina de coser) y servicios (p. ej., cuidado de niños y mayores) hasta entonces producidos o atendidos en el entorno familiar. Esta es una razón muy importante, desde el punto de vista económico, para que el fenómeno de la liberación de la mujer fuera apoyado por todas las instituciones relacionadas con el mercado (también por las públicas, tantas veces al servicio del mercado), dado que se quitaban un importante competidor (la familia, pues la mujer dejaba de producir en el hogar) al tiempo que lo ganaban como cliente (lo que antes se producía en la familia ahora se compraba en el mercado). Fue la primera etapa de un proceso que ahora tiene su continuación con la eliminación de autónomos y pequeñas y medianas empresas.

Pero aun así esa familia trabajadora podía seguir viviendo eso sí, con deudas (p. ej., hipotecarias), incluso con alguna mejora sobre sus padres quizá pudieron comprar una segunda residencia, también con hipoteca. Pero llegamos al momento actual cuando, suponiendo que los dos miembros de la pareja tengan trabajo, sus sueldos difícilmente les permitirán mantener el nivel de vida de sus padres, a los cuales probablemente tienen que recurrir buscando ayuda, sea ésta ocasional o regular. Pero mientras que esto ocurre, esos trabajadores actuales,


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que ya no viven en un Estado que con su trabajo les garantice una vida como la que pudieron llevar sus padres, han pasado de apenas pagar impuestos (casi inexistentes en el caso de sus abuelos, como el IRPF o el IVA actuales) a dejar en manos de Hacienda una parte muy importante (y en continuo crecimiento) del fruto de su trabajo (véanse datos estadísticos en Cuadro 1). Esta dificultad económica es la que también explica la dificultad de los jóvenes actuales para formar una familia o, simplemente, independizarse de sus padres, permaneciendo en el hogar familiar hasta edades que serían impensables en la generación de sus abuelos. También explica que busquen uniones de tipo alternativo a la familia tradicional, con efectos disfuncionales importantes en la reproducción social.

nos, es igualmente enorme la cantidad de datos que se puede aportar para mostrar de qué manera el Estado incumple su compromiso. Por lo que respecta a estos últimos datos, se evidencia la incapacidad del Estado para autogenerarse un desarrollo económico sostenible en el tiempo (p. ej., con bajos niveles de deuda o de déficit), que no comprometa su propia viabilidad. Para evitar una posible situación de default es la población la que está al servicio del Estado por medio del pago de impuestos, sin por ello recibir como contrapartida todos los beneficios necesarios de la parte de su contrato con el Estado. Veamos algunos datos macro (Cuadro 1) que permiten comparar la situación de España en 1975 y en la actualidad (2021). CUADRO 1

El Estado no solo no garantiza la posibilidad de formar una familia, sino que se dedica a promover experimentos de uniones alternativas de vínculos frágiles, así los individuos carecen de un grupo sólido o consolidado y quedan debilitados frente a las dificultades de la vida. Esta diversidad de familias (uniones de personas) es presentada como algo moderno y liberador de las ataduras del pasado, cuando en una gran medida no es sino el producto de una sociedad en la que ya no se dan las condiciones económicas para que se puedan formar familias tradicionales. El nuevo capitalismo necesita individuos atomizados y no amparados bajo instituciones fuertes como son la familia o el Estado.

Como complemento a la información anterior, el 29 de junio de 2022 el INE hizo públicos los datos de la Encuesta de condiciones de vida, según los cuales en 2021 el porcentaje de “población en riesgo de pobreza o exclusión social (nueva definición)” está en el 27,8%” (más de 1 de cada 4 españoles). La mitad de los trabajadores españoles ganan menos de 20.500 euros al año, antes de impuestos1. Y según datos de la Agencia Tributaria aquellas personas que en 2020 ganaron más de 30.000 euros estaban en el 25% más rico del país, y si ganaban más de 60.000 euros estaban en el 4,2% más rico del país. Por comparación el sueldo medio en Estados Unidos en 2020 fue de 52.1072 euros. El Estado y los gobernantes De la misma manera que podríamos aportar muchos datos del compromiso del Estado con (la mayoría de) los ciudada-

España

1975

2022

Deuda 7,3% 113,2% Deuda de los hogares (sobre PIB) 24% (1980) 53,0% Tasa de paro 4,7% (1976) 12,9% Presión fiscal sobre PIB 17,9% 42,0% Déficit 0,0% 4,8% Inflación 16,9% 5,7% Funcionarios públicos 473.873 2.731.117 Población española 35.484.455 47.435.597 PIB (millones $) 114,5 1.327.108 Peso industria sobre PIB 36,0% 15,3% (2021) RPC (comparada con Europa) 81,3% (CEE9), 73,2% (UE27) (2021) Peso Rentas salariales (sobre PIB) 62,8% 46,8% Crecimiento 1959-75: 7,5% anual 1975-2008: 2,0% anual 2009-2022: 1,6% anual Generalización Seguridad Social 87,8% población Universal Cuadro 1. Datos macro comparativos de la España de 1975 y la de 2022

El franquismo debe ser criticado desde un punto de vista político, pero la situación económica de España, tras el Plan de Estabilización de 1959, experimentó un crecimiento impresionante: 7,5% de crecimiento anual desde esa fecha hasta 1975 –comparable con el que en pocos años ha permitido a China alcanzar su nivel económico actual–. Las cifras de ese año, cuando la crisis del petróleo de 1973 estaba afectando seria-

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Manifestación en Madrid contra la Reforma de la educación superior de 1987

mente a la economía española, eran mejores que las actuales (véase Cuadro 1). Como decimos, se crecía mucho más (1,6% anual de 2009 a 2022 vs. el 7,5% de aquella época), casi no había deuda (7,3% sobre PIB vs. 113,2%) ni paro (4,7% vs. 12,9%), tampoco había déficit (0,0% vs. 4,8%), las rentas salariales representaban un mayor porcentaje sobre PIB que en la actualidad (62,8% vs. 46,8%) y los hogares estaban mucho menos endeudados (24% deuda sobre PIB en 1980 vs. 53% en 2022).

Un aspecto muy importante para ver la diferencia entre ambos periodos (1975-actualidad), y para entender hacia dónde va el futuro de nuestras sociedades, es la nueva categoría de “fijo discontinuo”. Se aplica esta categoría a personas que, aun estando en paro una parte del año, se consideran como no paradas porque trabajan la otra parte. Se trata de una adaptación a un futuro donde no habrá trabajo para una parte importante de la población. En el mejor de los casos, la población tendrá que repartirse el poco trabajo existente y conformarse con ser un fijo discontinuo de por vida. Hoy la situación de fijo discontinuo corresponde a más de 600.000 trabajadores españoles que no figuran en las listas del paro.

Y por comparación a la Europa rica (la Comunidad Económica Europea de los 9 países de entonces), España estaba en

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mucho mejor posición relativa que lo está en relación con la actual UE ampliada de 27 países (81,3% vs, 73,2%), en la que incluso Lituania, Chipre, Letonia, República Checa y Eslovenia ya superan la renta per cápita española. Y mientras lamentamos nuestra gran dependencia de los servicios (turismo), nuestra situación de vulnerabilidad ante las crisis económicas se pone de manifiesto en nuestro escaso poder industrial: en 1975 la industria representaba el 36% del PIB, mientras que en la actualidad se queda en un 15,3%. Y con la importancia fundamental de que en 1975 el sector industrial se componía en gran medida de empresas públicas que controlaban y/o garantizaban el suministro de los servicios básicos a la población a precios regulados, algo que ya no existe hoy en día después de que la casi totalidad de nuestras empresas importantes se hayan desmantelado o privatizado3. Para ello, y básicamente coincidiendo con la llegada del PSOE al Gobierno de España, se siguió un pro ceso que en su momento Felipe González vendió como de “reconversión Gran parte industrial”, pero que realmente supuso de la riqueza un desmantelamiento de nuestra indusactual se debe tria pública, además de afectar a gran al dinero parte del sector primario. que nos Después de haber perdido los recurhan prestado sos materiales (las empresas, con su capacidad de ofrecer productos y servicios públicos) que al Estado le permitiría cubrir directamente las necesidades de la población, las privatizaciones hacen que el nuestro sea un Estado débil para garantizar el bienestar. Nuestro Estado, basado en una economía social y de mercado, va camino de perder la parte social (la que se mantiene viva lo hace a base de deuda y déficit) para quedar solo con la de mercado, dejando indefensa a la ciudadanía ante situaciones infaustas como pudiera ser una escasez de alimentos o de energía. No podemos decir en qué medida y hasta qué punto lo que explicamos a continuación es generalizable al conjunto de nuestros gobernantes y a las decisiones que tomaron de privatizar nuestras grandes compañías (o de subordinar los intereses públicos a los privados), pero podría ocurrir que los lobbys de las empresas interesadas en ello hayan jugado –y sigan jugando después de adquirirlas, con el fin de orientar a su favor


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cionado. Todas son medidas que no se sostienen en base a las razones con las que se pretenden justificar y que, a cambio, empobrecen y endeudan a los españoles, agudizando aún más su difícil situación, en consonancia con los números de déficit, deuda, inflación, desempleo… Por el contrario, dichas medidas benefician a las grandes corporaciones (farmacéuticas, energéticas, militares, alimentarias…) cuyo poder aumenta al enriquecerse, y a los organismos supranacionales (OMS, ONU, OTAN, UE…) que las propugnan (dirigen), yendo todas en detrimento de los intereses de los españoles y de la soberanía nacional.

las políticas públicas que les afectan− un papel determinante en todo el proceso de privatización. En cualquier caso, nuestros gobernantes han puesto el Estado al servicio de las empresas. Así parece atestiguarlo, por ejemplo, que tres de los presidentes de la democracia (Calvo Sotelo, González y Aznar), más de veinte ministros y varias decenas de secretarios de estado han pasado de crear las reglas del mercado energético a cobrar sueldos importantes en las principales empresas del sector4. Y el problema mencionado no es exclusivo del sector energético, tal como puede verse si en internet buscamos “puertas giratorias en la política española”, obteniendo gran cantidad de enlaces que dan cuenta de casos como los que estamos comentando.

Pese a que la pandemia tuvo efectos muy negativos para una parte importante de los españoles, según la revista Forbes en 2021 los dueños de las 100 ma yores fortunas de España ganaron un 83,5% más que en 2019, y desde 2020 sus patrimonios crecieron en 20.620 millones. Con todo, a buen seguro que no son las empresas y las grandes fortunas españolas las más beneficiadas por las políticas que se están siguiendo en el mundo occidental respecto de los tres temas tratados (COVID 19, cambio climático y guerra de Ucrania), tal como atestiguan las cifras del incremento patrimonial de las grandes fortunas del mundo (los Bezos, Musk, Gates…) o los beneficios que están obteniendo las grandes empresas farmacéuticas, energéticas, armamentísticas o alimentarias.

El Estado y sus políticas Hay tres políticas que marcan las actuaciones de nuestro Gobierno en los últimos años en la medida que contribuyen a decidir el futuro de España: las políticas frente al cambio climático, la COVID-19 y la guerra en Ucrania. En los tres casos se están tomando medidas extremas que penalizan gravemente los intereses tanto de la población como del país en su conjunto, sin que se observen beneficios que puedan compensarlas. No estaba justificado parar el país para luchar contra el SarsCov 2 (algo que no ocurre ni en un enfrentamiento bélico de verdad). Tampoco lo está recortar la producción de energías fósiles y penalizar con grandes impuestos su consumo para bonificar el uso de otras renovables, en un proyecto que genera dudas sobre su viabilidad (y más aún en los plazos temporales propuestos). Y menos aún están justificadas las sanciones a Rusia por su invasión de Ucrania, dado el enorme perjuicio que están causando (y más que causarán) a quienes las imponen, probablemente igual o mayor que el que provocan al país san-

Discusión Toda la información presentada hasta ahora (sea biográfica, estadística o de políticas seguidas por los distintos gobiernos de España) va en la línea de mostrar la actual evolución negativa del país. Frente a esta realidad se puede aducir una visión contraria apelando, por ejemplo, a la mejora que con el paso de los años ha sufrido nuestro índice de Desarrollo Humano, pasando de algo menos de 0,744 puntos en 1980 a 0,905 en 2021. Se trata éste de un índice que pretende resumir en un solo número la situación de los países, añadiendo a su nivel económico (expresado mediante el PIB) datos sobre educación (tasa de alfabetización y número de estudiantes en los distintos niveles de la enseñanza) y sanidad (la esperanza de vida). Ahora bien, si analizamos cada una de las tres dimensiones del índice veremos que “no es oro todo lo que reluce”. Es cierto que el nivel educativo de los españoles ha mejorado, pues ahora tenemos una de las tasas de universitarios más alta del mundo,

La desindustrialización supuso la pérdida de miles de puestos de trabajo

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años ha pasado del 5,8% al 9,8%, siendo la cifra actual 4 puntos mayor que la de la UE. También es ilustrativo de la situación de los graduados universitarios españoles el titular de Europa Press: “España se afianza como el país de la UE con más graduados en puestos no cualificados”. Según datos de EUROSTAT el 63,9% de los españoles graduados superiores que en 2020 estaban trabajando lo hacía en puestos de alta cualificación, la cifra más baja de toda la zona euro, que tenía una media del 76,5%. Si nos fijamos en la precariedad laboral, no podemos negar la existencia de jornadas atípicas, sobrecualificación, inestabilidad y bajos salarios mensuales. Y por lo que respecta a la esperanza de vida, que desde 1975 ha subido en unos 10 años, vemos que Carlos Solchaga fue ministro de Industria y Energía (1982-85), y Economía y Hacienda (1985-93) esa mejora se ha conseguido por un aumento impresionante del gasto en sanidad (del 3,21% del PIB o 36 por persona en 1975 al 8,0% del PIB o 1.907 por persona en 2021) y un descenso también muy importante en la mortalidad infantil (de 18,8 fallecidos ‰ nacidos vivos en 1975 a 2,5 en 2021). También es cierto que una parte importante de esa mejora en la esperanza de vida se ha traducido en las estancias de los mayores en residencias de la tercera edad. En algunos casos los mayores viven muchos años, pero en condiciones nada favorables. Por último, el gran aumento del PNB español desde 1975 hasta la actualidad hay que ponerlo en relación con los aumentos del coste de la vida y de la deuda de España, esta última tanto pública (de las Administraciones) como privada (empresarial y de Cena de carácter privado entre el rey Juan Carlos y los expresidentes González, Aznar, Zapatero y Rajoy. Madrid, 2015 las familias), que están parcialmente detrás pero muchos de ellos acaban con trabajos precarios o no adede dicho aumento: a finales de 2021 la deuda se elevaba al cuados a su formación, y con sueldos inferiores a los que 118,6% del PNB (la pública) y al 138,3% (la privada), un total de supuestamente les corresponderían en función de su cualifica256,9% de deuda nacional. Y en torno al 50% de la deuda públición (sobre todo si los comparamos con los que, en términos ca se encuentra en manos extranjeras, lo que no solo comprorelativos, tenían las personas de igual cualificación hace 50 mete el futuro de las nuevas generaciones de españoles sino años, cuando, por ejemplo, un ingeniero era alguien importantambién la soberanía del país ante políticas propuestas o imte y hoy es un asalariado de Indra con sueldo y condiciones puestas desde el exterior y contrarias a nuestros intereses laborales nada envidiables. como nación. Sobre todo, porque esta deuda nacional no es alSegún el Banco de España, de 2008 a 2019 el paro entre los go que se irá reduciendo poco a poco, pues será una realidad titulados universitarios comprendidos entre los 30 y los 34 permanente en la medida que el país vive gracias a que todos

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Protesta de los trabajadores por el cierre de los Altos Hornos de Sagunto en 1983

los años incurre en déficit (o lo que es lo mismo, gasta más de lo que ingresa). Y este déficit hay que cubrirlo con nueva deuda. En relación con el aumento del coste de la vida digamos que, según el INE, de enero de 1975 a diciembre de 2021 el Índice de precios de consumo ha variado un 1285,6%. Esta cifra es algo superior al aumento del PIB en igual período (1271,5%), pero con el agravante de que, para conseguir este aumento de la riqueza nacional, como acabamos de explicar, España ha tenido que pasar de un endeudamiento (solo público) del 7,3% en 1975 al 118,6% de 2021 (no tenemos datos del endeudamiento de empresas y familias para el primer año). Es decir, gran parte de la riqueza actual, a diferencia de lo que ocurría en 1975, se debe al dinero que nos han prestado (a familias, empresas y administraciones), reflejado en deudas que previsiblemente lejos de disminuir irán al alza. En definitiva, solo podemos vivir, como país y como personas, con un aumento continuo de nuestras deudas… y, por tanto, con un aumento continuo de nuestra Nuestros dependencia. gobernantes Y tras lo dicho hasta ahora sobre las han puesto evoluciones de la economía española el Estado y del bienestar de los españoles desal servicio de 1975 hasta nuestros días, pregunde las témonos: ¿Qué cabe decir del futuro? empresas Visto lo ocurrido hasta la fecha solo cabe pensar que ambas evoluciones irán a peor. De manera gráfica podríamos decir que existe un gran aspirador que pasa por encima de las poblaciones aspirando su riqueza para concentrarla en las manos del decreciente número de dueños del aparato: según un informe del

Credit Suisse el 1,1% de la población mundial concentra el 45,8% de la riqueza. Estas circunstancias, que además de un empobrecimiento de la población comportan la pérdida de poder político, no solo afectan a los asalariados, que cada vez encuentran más dificultades para vivir de su trabajo, sino también a pequeños y medianos empresarios que ven cómo muchas de sus empresas cierran o se encuentran bajo la amenaza de cierre, mientras que sus negocios se los quedan grandes corporaciones (el caso de Amazon resulta paradigmático) y se privatizan hasta los recursos más básicos para la vida (por ejemplo, el agua cotiza en Bolsa desde 2020). Y todo ello con lo que parece ser la complicidad, por acción u omisión, de los distintos gobiernos de España, se diría que convertidos en una suerte de franquicia de un difuso gobierno supranacional (global) que, fuera del control de la población, dirige nuestros destinos y los de nuestra nación. Conclusiones Desde el punto de vista económico, y pensando en el bienestar de los españoles, podemos decir que la situación actual es peor que la de 1975, cuando dos años después se constituiría (implícitamente) el contrato social entre el naciente nuevo Estado democrático y la ciudadanía. Y es peor por más que se nos presente un paisaje de abundancia recurriendo al acceso a los artilugios y servicios tecnológicos que ahora tenemos (¿“las cuentas, espejos, broches, agujas y tijeras” que, según la leyenda, los conquistadores de América intercambiaban por oro con los indios?), los cuales eran inexistentes en 1975. O por más que el Estado se preocupe por las identidades (lo que supone destacar diferencias en la población, que la dividen y enfrentan, en vez de resaltar sus semejanzas para unirla en busca de un objetivo común), a modo de cortina de humo con que ocultar el desprecio al conjunto mayoritario de la población. Así pues, por mucho que se enmascare la situación actual con tecnología o que se pretenda mostrar una artificial preocupación de los gobernantes por la población, tanto si miramos la (in)solvencia de muchas familias para desarrollarse en tanto que tales como la situación de los trabajadores, de los autónomos y de los pequeños y medianos empresarios (así

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La “marea verde” en favor de la educación pública

como de la nación toda), veremos que se está produciendo un empobrecimiento bastante generalizado. Y si proyectamos a futuro la situación actual, con la asunción por parte de los gobiernos de España de decisiones que se adoptan en organismos supranacionales como la UE, el G7, la ONU, la OMS o el Foro Económico Mundial (algunos relacionados con la guerra en Ucrania y el cambio climático, como antes lo fue con la COVID-19), comprobamos que las decisiones que se están tomando tienen un alto coste para la población, sin que esté claro que aporten el beneficio que pueda compensarlo. Pero quizá lo peor de todo es que en este proceso de no mejora del bienestar de los españoles, con el actual contrato social nuestro país ha perdido la capacidad de incidir en una modificación de la situación que vivimos. Esto es así en la medida que nuestra capacidad industrial y nuestra soberanía política se han visto muy mermadas. La adhesión a la UE, que en un principio parecía que podía ser beneficiosa para España, ha El contrato social terminado por no serlo. Por una de la Transición parte, se ha impuesto un modelo defrauda las de desarrollo dependiente, lleno de expectativas normativas de todo tipo: existen generadas unas 135.000 normas de obligado cumplimiento impuestas por la UE5. Y, por otra parte, se ha pasado a hacer depender nuestra existencia como país del dinero europeo creado con la máquina que tiene el Banco Central Europeo (sin que existan nuevos bienes o servicios que lo respalde)6. Lo anterior ha creado la ficción de que todo va bien… pero a costa de un aumento continuo de la deuda (de la dependencia) y sin que puedan hacerse los cambios necesarios para vivir/producir de acuerdo con nuestras (las de la mayoría de la población) circunstancias y necesidades. De hecho, los Fondos Europeos Next Generation y la política sobre el coche eléctrico son ejemplos de políticas europeas,

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trasladadas a España, que gastan dinero en beneficio de la parte de la población menos necesitada de ayuda, dejando al resto sin beneficio alguno… pero con cargas. En el caso de los Fondos, el dinero que llegue a España parece que va a quedar en manos de grandes corporaciones (no en la de autónomos o pymes) que se van a reconvertir productivamente para hacerse competitivas gracias al dinero que, para devolverlo, pagaremos todos los españoles en forma de impuestos. Recuerda a la reconversión industrial de los 80, que sirvió para cerrar las empresas “malas” y privatizar lo mejor de las “buenas”, deshaciéndose en el proceso de un gran número de trabajadores. Mientras que el caso del coche eléctrico podría calificarse de surrealista: españoles que sufren restricciones para utilizar su coche viejo de gasolina o diésel, sin que tengan dinero para cambiarlo por uno nuevo, van a subvencionar los nuevos (pero dudosamente eficientes) coches eléctricos de esos otros pocos españoles que tienen el dinero para poder comprarlos, y que se moverán tranquilamente (sin tráfico) por donde los primeros no podrán transitar. Aunque abierta a discusión, la conclusión de ello es que, desde el punto de vista económico (relacionado con el bienestar logrado por los españoles), el contrato social de la Transición defrauda las expectativas generadas en su constitución, allá por 1977. Y mayor es la sensación de fracaso cuando miramos al futuro desde nuestra posición actual de endeudamiento y falta de soberanía (en gran parte atribuible a la aparente dependencia de nuestros gobernantes de poderes exteriores). Situaciones que nada bueno hacen presagiar sobre el futuro económico de nuestra nación y sobre nuestra condición de ciudadanos■ Notas 1. Llaneras, Kiko. “¿Sabes cómo de rico eres? Averigua tu posición en la escalera del dinero, por renta y patrimonio”. El País. 14 julio 2022. 2. Agencia Tributaria: Estadísticas de los declarantes del IRPF. 012. Total ingresos computables. Tipo de Declaración: Total. El salario medio de EEUU procede de los datosmacro de la web de Expansión. 3. Destacamos el excelente el trabajo de Joaquim Vergés-Jaime: “Las privatizaciones de empresas públicas en España”. El autor ofrece la información necesaria, empresa por empresa, para ver las condiciones en las que se realizó la venta, y el grado de eficiencia de la empresa antes y después de su privatización. De manera complementaria, el trabajo de Alicia Melchor Herrera: “Privatización y desindustrialización durante la transición”. 4. Cúneo, Martín. “Eléctricas: el retiro dorado de la política”. El Salto. 16 enero 2021. 5. Foro Regulación Inteligente: “La sobrerregulación en Europa: más de 3.000 normas anuales”. 15 septiembre 2017. 6. El Banco Central Europeo, que en buena medida responde a los intereses de Alemania, quisiera mantener nuestro país funcionando, aunque sea “artificialmente” a base de emitir euros “como churros” que se nos transfieren como deuda, en tanto que no comprometa su situación dominante.


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INTELIGENCIA ARTIFICIAL El concepto «Inteligencia Artificial» (IA) se ha instalado en nuestro lenguaje, y es previsible que aumente su influencia en nuestras vidas. La IA está llamada a optimizar los procesos y a aumentar la eficiencia de las empresas, lo que supone maximizar sus ganancias. Asimismo, la automatización de las tareas puede redundar en la destrucción de puestos de trabajo, lo que plantea serios desafíos sociales en términos de desempleo y, por tanto, de desigualdad social. Sin embargo, en un contexto socialista la IA podría usarse para promover el bienestar común, planificando de manera más eficiente la producción y distribuyendo los recursos de manera equitativa. En cualquier caso, la IA plantea oportunidades (diagnósticos médicos, optimización del consumo energético, mejora de la seguridad vial, etc.) y amenazas (ausencia de privacidad, manipulación de la información, creación de armas automáticas, etc.). Y, por eso, se ha generado un debate al respecto de la necesidad de regular su uso en función de criterios éticos.

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La inteligencia artificial no es neutral Por Cristóbal Reyes

El imperativo capitalista restringe los incentivos de desarrollo tecnológico. ¿Y si la IA fuera una forma singularmente sofisticada de controlar las actividades y modificar las subjetividades de las personas a fin de incrementar las ganancias económicas?

En los meses más recientes, a partir del lanzamiento del chatbot ChatGPT a finales de 2022, la inteligencia artificial ha estado en el centro del debate público. Aunque ChatGPT ha atraído toda la atención, cabe señalar que este programa es sólo la cara más visible de un proceso de cambio tecnológico más amplio que actualmente está en curso. El chatbot, desarrollado por la empresa OpenAI en alianza con Microsoft, es un ejemplo de inteligencia artificial generativa, específicamente de los grandes modelos de lenguaje. No obstante, la inteligencia artificial es mucho más amplia que los sistemas de generación de texto. Entre los usos más importantes de la inteligencia artificial en la actualidad se encuentran la gestión automatizada de activos financieros, los sistemas de recomendación personalizada (usados por Facebook, Amazon y Google, entre otras compañías), el reconocimiento facial y de imágenes, la traducción de textos, la autoconducción de vehículos, así como múltiples aplicaciones en la robótica industrial. Las aplicaciones de esta tecnología se extienden día a día.

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Recientemente, se ha hablado mucho sobre las repercusiones de la inteligencia artificial. En los medios de comunicación, la atención se centra en sus implicaciones para la privacidad de los usuarios y en la posibilidad de que sirva para generar y difundir noticias falsas. En el ámbito académico, las preocupaciones se centran en temas como la falibilidad y los sesgos de sus resultados, o en su impacto sobre el empleo. No obstante, hay un aspecto fundamental que en general se pasa por alto: ¿qué imperativos rigen el diseño y uso de la inteligencia artificial? Obviar esta cuestión nos hace perder de vista algo esencial: la inteligencia artificial es un medio para la acumulación de capital, por lo cual su desarrollo e implementación está regido por el imperativo de valorización. ¿Qué es la inteligencia artificial? Antes de responder qué imperativo rige a la inteligencia artificial, expliquemos brevemente qué es esa tecnología. La inteligencia artificial surgió como área de investigación científica y desarrollo tecnológico en 1956, en Estados Unidos. Los pioneros del área señalaron que el objetivo de la inteligencia artificial consistía en hacer que una máquina se comportara de maneras que serían consideradas inteligentes si un humano se comportara así. Durante décadas, el objetivo de producir sistemas “inteligentes” (entendidos como sistemas que perciben, razonan, actúan, etcétera) se mantuvo esquivo. Aun cuando hubo avances importantes como los “sistemas expertos” en las décadas de 1980 y 1990, la inteligencia artificial fue largamente relegada a los laboratorios universitarios y a proyectos marginales de grandes empresas como IBM debido a que las posibilidades de su uso rentable eran muy limitadas. La situación cambió a mediados de la década de 2010, cuando la convergencia entre el cambio en el enfoque dominante en inteligencia artificial, el abaratamiento de la capacidad de cómputo y otras innovacio-


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nes tecnológicas trajeron consigo la posibilidad de su uso masivo y rentable. Actualmente se suelen destacar tres capacidades características de los sistemas de inteligencia artificial: 1) el aprendizaje, entendido como la capacidad de incorporar datos sobre su entorno para mejorar su desempeño; 2) su capacidad para modificar su funcionamiento de manera adaptativa y flexible; y 3) la autonomía, es decir, la capacidad de ejecutar tareas sin intervención humana o con mínima intervención. Esto se consigue mediante el uso de métodos estadísticos y probabilísticos para identificar correlaciones matemáticas en grandes series de datos, con el objetivo de hacer predicciones y tomar decisiones de manera automatizada. De ahí que algunos autores consideren que los sistemas de inteligencia artificial son máquinas predictivas. Al objetivar estas capacidades, los sistemas de inteligencia artificial representan un salto cualitativo en la historia de la tecnología: por primera vez se han producido sistemas tecnológicos cuyo funcionamiento mejora de manera automática y adaptativa, por encima su diseño inicial. La importancia de la inteligencia artificial radica en que es simultáneamente una tecnología de propósito general –es decir, que se puede aplicar potencialmente en todas las actividades económicas y sociales– y una tecnología de vanguardia. Al redefinir las fronteras tecnológicas del capitalismo, la inteligencia artificial puede servir para reconfigurar en su conjunto los procesos de reproducción social y de acumulación de capital. La inteligencia artificial no es neutral Una pregunta clásica en los estudios sobre la tecnología es: ¿las tecnologías son neutrales? Frente a algunas concepciones que las ven simplemente objetos neutrales y que conciben al cambio tecnológico como un proceso evolutivo y lineal orientado por la búsqueda de la máxima eficiencia, los estudios críticos sobre las tecnologías argumentan que éstas son una síntesis de determinadas relaciones sociales. Tanto en su diseño

como en la forma de su uso, las tecnologías objetivan relaciones sociales, formas de entender el mundo, imperativos, etcétera, de las sociedades en que son producidas1. Por tanto, las tecnologías no son neutrales, ni en su diseño ni en su uso. Al hablar sobre la no neutralidad de la inteligencia artificial, la idea más común es que si los datos con los que se entrena un determinado sistema están sesgados, sus resultados reproducirán esos sesgos. Un caso típico en este sentido son los sistemas de inteligencia artificial para el reclutamiento de personal en Estados Unidos. Esos sistemas se entrenan con información histórica sobre la edad, género, origen étnico, escolaridad, etc., de quienes han ocupado los puestos de gerencia en el pasado con el propósito de, a partir de ello, seleccionar a las personas consideradas idóneas para ocupar los cargos directivos en el futuro. Transcurrido cierto tiempo de su uso, se detectó que esos sistemas excluían a mujeres y personas afrodescendientes de su selección de perfiles idóneos. Al indagar las razones de tal exclusión, se identificó que se debía a que históricamente quienes habían ocupado los cargos de gerencia eran casi todos

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­ hombres blancos de edad avanzada, información que estaba tación y dominio condiciona la posibilidad de uso del conjunto contenida en los datos con que fue entrenado el sistema de de las tecnologías y redefine el resto de las relaciones de poder, inteligencia artificial, por lo cual el sistema reprodujo ese sesgo imbricándose con ellas y retroalimentándolas. racista y machista en sus resultados. Ejemplos como este abundan en la bibliografía sobre los sesgos de la inteligencia La inteligencia artificial es un medio para la acumulación de artificial. capital Sin negar la actualidad de ese aspecto de la no neutralidad Para lograr el imperativo de valorización, en el capitalismo de la tecnología, hay otra dimensión sobre la cual interesa lladigital hay dos procesos que adquieren creciente relevancia: 1) mar la atención, pues es decisiva para explicar la trayectoria de la extracción de datos y 2) su uso para el ejercicio de un control la inteligencia artificial y las condiciones de su uso. Pese a lo cada vez más firme sobre los objetos, los territorios y las poblaque pretenden hacernos creer empresas como Amazon o ciones. La extracción consiste en recolectar la máxima cantidad Netflix, la finalidad de la inteligencia artificial no es hacer nuesde datos, de todas las fuentes, por todos los medios posibles. tra vida más sencilla y placentera al hacer posible que objetos Por otra parte, el control consiste en la vigilancia y monitoreo otrora inertes aparentemente adquieran vida e inteligencia de personas, relaciones, objetos y territorios con el objetivo de (“Alexa: enciende la televisión”), o al ofrecernos recomendaciopredecir sus dinámicas e influir activamente sobre ellos. nes personalizadas de películas y series. Parafraseando la crítiActualmente, cada vez más objetos incorporan sensores, mica de Marx a John Stuart Mill en el capítulo XIII del libro pricrófonos y cámaras, con lo cual se convierten en máquinas mero de El capital, se puede decir que el objetivo de la inteliubicuas de extracción de datos: smartphones, electrodoméstigencia artificial –como el de toda la tecnología empleada por el cos, medios de transporte, tierras agrícolas, pozos petroleros, capital– no es aligerar el proceso de trabajo ni servir para una maquinaria industrial, la infraestructura de las “ciudades intesatisfacción más plena de las necesidades sociales, sino acreligentes” –por mencionar algunos ejemplos– registran todo lo centar la producción de plusvalor y su apropiación como gaque sucede en sus entornos. De igual forma, todas las interacnancia. Ese es el objetivo al cual responde la inteligencia artificiones en internet quedan registradas puntualmente. Los sistecial, el imperativo en torno al cual se ormas de extracción de datos digitales ganiza su uso. posible un registro en código binario La finalidad de la inteligencia artificial Esto no significa que otras relaciones cada vez más preciso y detallado sobre sociales no estén presentes en el diseño y el mundo físico y sobre las prácticas no es hacer nuestra vida más sencilla uso de la inteligencia artificial, ni que la sociales en entornos virtuales, que siracumulación del capital sea la única relave como condición de posibilidad pación social presente en ésta. Ciertara el ejercicio de un control más refimente, las relaciones de raza, de género, nado sobre personas, lugares, relaciode instrumentalización de la naturaleza, nes y procesos y, de ese modo, para la etc., están presentes en ella, como en toobtención de mayores ganancias. da la tecnología moderna. No obstante, Es conocida la forma en que operan lo que interesa destacar es que lo decisiempresas como Facebook: recolectan vo para su uso es que responda al impetodos los datos posibles sobre sus rativo de valorización. Dicho de otro mousuarios para –mediante el uso de sisdo, en términos generales el criterio defitemas de inteligencia artificial– predenitorio para el uso de la inteligencia articir y manipular activamente sus prácficial no es que refuerce las relaciones ticas futuras al ofrecer recomendaciomachistas –aunque puede contribuir a nes y publicidad personalizada, con lo ello–, ni que reproduzca las relaciones jecual obtienen enormes ganancias. En rárquicas “interraciales” –aunque eso también sucede–. Lo dela manufactura sucede algo similar: cámaras y sensores permicisivo y fundamental para que la inteligencia artificial se use –o ten extraer permanentemente datos de los procesos de prono– es que permita la apropiación creciente de ganancias, sirva ducción; esos datos son procesados por sistemas de inteligenpara la acumulación del capital y reproduzca el dominio de clacia artificial, lo que permite a los capitalistas conocer y controses. La lógica del capital es la principal fuerza impulsora del lar milimétricamente la producción, conseguir mejoras en efidesarrollo tecnológico moderno; esta relación social de explociencia mediante la automatización, ejercer un poder despóti-

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co sobre los trabajadores y redoblar su explotación. Consideraciones finales Asimismo, es relevante señalar que la inteligencia artificial Como toda tecnología, la inteligencia artificial es un producto permite nuevas formas de mercantilización y la creación de social en el cual se sintetizan relaciones sociales, intereses, imnuevos espacios para la acumulación. En el capitalismo, el inperativos y objetivos históricamente determinados. La relación cesante cambio tecnológico crea nuevos productos, nuevas social preponderante –entre algunas otras relaciones en juego– esferas para la acumulación, expande los mercados y provoca que determina la configuración actual de la inteligencia artificial nuevas necesidades. En el capitalismo y sus usos posibles es la relación social contemporáneo, la extracción de datos capitalista. La inteligencia artificial es un La inteligencia artificial es un medio sobre las personas y su procesamiento producto de y se encuentra subsumida a para la acumulación de capital mediante sistemas de inteligencia artila lógica del capital: a la necesidad de ficial da a los oligopolios digitales que valorizar el capital, así como de incorpocontrolan estos sistemas tecnológicos rar los avances de la ciencia en el proceso la capacidad para intervenir en las subde acumulación para la producción de jetividades, modificar comportamienplusvalor extraordinario y la apropiación tos y prácticas, moldear deseos, etcétede ganancias extraordinarias. La intelira. De esta manera, nuevos aspectos y gencia artificial se inscribe en el marco de dimensiones de la vida social que no la modernidad capitalista y reproduce en eran controlados directamente por el escala ampliada las relaciones de excapital son incorporados a la dinámica plotación y dominio que la constituyen. de la acumulación, con lo cual se La inteligencia artificial pone claraamplía y complejiza cada vez más la mente de relieve el carácter contradicsubsunción de la vida por el capital. torio de la modernidad capitalista y Los sistemas de inteligencia artifimuestra que bajo esta forma de organicial son el medio más poderoso de exzación de la vida social todo progreso tracción, procesamiento y uso de datos digitales para el contiene necesariamente su contracara de barbarie: con la intelitrol y la acumulación de capital. Encarnados en los sistemas gencia artificial el capitalismo alcanza su máxima realización de inteligencia artificial y subordinados al imperativo de la tecnológica hasta ahora, lo que potencia la capacidad de provalorización, la extracción de datos y la necesidad de ejercer ducción de riqueza, pero al estar subordinada al imperativo de control potencian la explotación, refuerzan las jerarquías y la valorización eso no se traduce en una satisfacción más plena dan pie a nuevas formas de dominio, exclusión y poder de las necesidades sociales, sino que trae consigo mayor explosocial. tación y exclusión■ En la mayoría de los análisis sobre inteligencia artificial se enfatiza de manera unilateral lo que esa tecnología repreNotas senta de novedoso. De esa manera, se suele pasar por alto lo 1. Al respecto, Marx consideraba que “la tecnología pone al descufundamental: las relaciones sociales e imperativos que la bierto el comportamiento activo del hombre con respecto a la naturaleza, el proceso de producción inmediato de su existencia, y con esto, rigen y organizan su uso. Para una crítica de la inteligencia asimismo, sus relaciones sociales de vida y las representaciones inteartificial, es relevante considerar que ésta reproduce, actualectuales que surgen de ellas”. Marx, Karl, El capital, t. I, vol. 2, Siglo liza y reconfigura las relaciones de explotación y dominio XXI, p.453. características del capitalismo. Al mirar a esta tecnología 2. Retomo aquí algunos planteamientos de Jathan Sadowski sobre la bajo ese prisma, se percibe que es más lo que tiene de conimportancia de la extracción de datos y el control para los procesos de tinuidad que de ruptura –sin que ello implique desestimar acumulación en el capitalismo digital. Sadowski, Jathan (2020), Too sus potencialidades–. Por tanto, no nos encontramos ante Smart. How Digital Capitalism Is Extracting Data, Controlling Our una ruptura radical en la historia de la humanidad, como Lives, and Taking Over the World, MIT Press, Cambridge (MA). suelen plantear algunos ideólogos de Silicon Valley, sino ante un capitalismo que dispone de nuevas capacidades tecCristóbal Reyes. Profesor en la Escuela Superior de Economía del Instituto Politécnico Nacional. Entre sus líneas de investigación se nológicas, a partir de las cuales se busca reorganizar el proincluyen las tecnologías de vanguardia en el capitalismo contemporáceso de acumulación y redefinir sus capacidades de aproneo. piación.

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Un debate a medias: la inteligencia artificial y la tecnociencia Por Esther Sánchez González

Dicen que la IA podría desencadenar monstruosas consecuencias. Pero lo que debe preocuparnos no son sus capacidades desatadas, sino un contexto tecnocientífico que se esconde del debate público: ¿Quiénes y con qué propósitos programan la IA?

El molesto sonido que emerge de la actividad de batir huevos como paso previo a la aclamada tortilla de patatas o los televisores que resuenan insaciables en las noches estivales, se asemejan –por lo fastidioso– a la violenta irrupción de la inteligencia artificial en los debates públicos, esos que todo lo encuentran novedoso entre las cañas y las viandas, los bares y las redes sociales, los eventos y los foros de expertos, tanto en sentido literal como figurado. En el espacio marcado por el silencio que separa los impactos del tenedor al batir los huevos contra el agrietado y maloliente plato, se erigen aseveraciones que carecen tanto de validez como consistencia, pero también de datos fehacientes en los que apoyarse. La reciente notoriedad –justificada o no, que esto es lo más arduo de dilucidar– de ChatGPT transcurre vertiginosa como parte integrante del vocerío de corralas. La preocupación ya no es el volumen de los gritos, a pesar de lo incómodos que pueden llegar a ser, sino el contenido de las afirmaciones. Pero si la inteligencia artificial no es un monstruo incorpóreo, de esos que suben del averno a medianoche, empecemos a allanar el

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camino hacia la comprensión del fenómeno provocado por las inteligencias artificiales generativas y el concepto de tecnociencia, enlazado a sus problemáticas y dilemas. En primera instancia, cabe preguntarse qué es la inteligencia artificial. Como alumnos aventajados, unos y otros levantamos prestos la mano y nos revolvemos en la silla. Pareciera que, por dentro, nos devoran las lombrices. El movimiento es incontenible. Todos queremos responder que la IA es una amenaza tan real como perniciosa, que ha venido para quedarse y hacernos sombra. Y de la sombra, ya se sabe, pasamos a la muerte. Es más, nos atrevemos a afirmar desde algo más que la categoría de lo posible que la IA, algún día, acabará con todo lo que conocemos, incluidos nosotros mismos. La contagiosa narrativa del discurso apocalíptico siempre ha gozado de una buena salud y acogida. Está tan bien hilada que incluso los gurús del ámbito tecnocientífico –los que creemos expertos– suscriben la existencia de castillos en el aire. Y ese es el quid de la cuestión. No obstante, en términos generales, podemos comprender lo que es la inteligencia artificial a partir de la referencia a los sistemas y combinaciones de algoritmos que se han diseñado para aprender, resolver problemas y, sobre todo, interactuar con humanos a través del procesamiento del lenguaje natural. Diríase, entonces, que la IA imita algunos de los procesos que caracterizan a la inteligencia humana, lo que es más prudente que hablar de una suerte de extensión de lo que entendemos como inteligencia. Sea como fuere, hay algo que sí podemos afirmar con más seguridad y mejor pulso: la IA, en combinación con las máquinas y el soporte electrónico, realiza tareas que con frecuencia han requerido de la intervención humana. Se han mecanizado trabajos pesados, tareas repetitivas e incluso domésticas; incluso ha llegado al mundo de la medicina y la investigación para quedarse y, esperemos, impulsar mejoras tanto en las prácticas como, idealmente, sobre el propio ser


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humano. Y sería empresa estulta rellenar páginas y páginas con definiciones más técnicas al respecto de la IA si nuestro objetivo es advertir que la esencia del problema se relaciona con las dimensiones de lo humano en la era de la tecnociencia. La tecnociencia no tiene nada que ver con la ciencia o la tecnología, si nos ceñimos al sentido más estricto. Se trata de otra cosa, vinculada a la ferocidad del capitalismo, la producción imparable y la descontrolada sociedad de la información. Sin dar lugar a demasiados rodeos, sobre su origen puede decirse que se enmarca en los Estados Unidos pertenecientes a la etapa de la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, nuevamente con ese ímpetu contagioso, se extendió del mismo modo que lo haría un virus en una guardería que termina llena de niños moqueando. El sistema y modos de hacer de la tecnociencia no son similares a los acostumbrados en el ámbito científico: aquí los intereses son otros, lo que ha desembocado en una radical transformación de las prácticas científico-tecnológicas, indudablemente en aras del capitalismo exponencial. La teleología de la tecnociencia, es decir, su finalidad, no está relacionada con el conocimiento científico y tecnológico

en sí mismos. Tampoco con su difusión, una vez más, en el sentido estricto. La relación que se establece es con la generación de beneficios económicos. En este contexto, el papel de los científicos –de los expertos– y el conocimiento quedan relegados a un segundo e incluso tercer plano: hacen las veces de paso intermedio, de estadio hacia otra fase que no entiende de ciencia. De ser el centro, han pasado a tornarse piezas o engranajes esenciales en el amasamiento de fortunas ajenas. Es sencillo atar cabos, llegado este punto. Si es el capitalismo el que lleva la batuta, los modos de producir conocimiento se asemejan a los modos de producir riqueza. Ello impacta sobremanera en la calidad del conocimiento y en su difusión, pero también en su práctica. Los fines, ahora, son otros. Una de las realidades que sí deberían mantenernos en estado de alerta es la descomunal conexión entre la tecnociencia y el poder militar. Nos preocupa que ChatGPT nos envíe directos a la cola del paro, pero no nos detenemos a pensar en lo sanguinario de los drones dotados de IA que se utilizan en conflictos bélicos. A menudo, hay que saber cómo limpiar las lentes para ver qué es lo que está pasando y ser capaces de internarnos en la reflexión

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en torno a los verdaderos se posiciona como la punproblemas generados en el ta de un iceberg inmenso. campo de la inteligencia Este tipo de inteligencias artificial. Es esencial no olse basa en redes neuronavidar que la técnica es el les artificiales y modelos modo que tiene el ser hude índole probabilístico, mano de intervenir en el por lo que pueden ser enmundo. trenadas con el fin de geHemos olvidado que la nerar cualquier tipo de tecnología no es antagodato, a saber: texto, como nista de lo humano. Acosocurre en el mencionado tumbramos a pensar en las caso; imágenes, audio e tecnologías cuando estaincluso vídeo. Intuirán los mos ante un instrumento o más avispados que esto herramienta de soporte no nos habla, todavía, del electrónico, y ahora cuanverdadero problema. La do esos instrumentos o heinteligencia artificial, en sí rramientas están dotados misma, no es el problema, de inteligencia artificial. sino lo que se oculta tras la Empero, una silla es tecnodiscordia y el uso de dislogía. Y una mesa. El tenecursos apocalípticos. dor que choca contra el El pasado mes de marplato, agrietado o no, amzo, un grupo de expertos bos son tecnología. Sin embargo, la traen el campo de la IA o relacionados Cuando se trata de encontrar dición de considerar la tecnología como con el mismo, desde diversos prismas una herramienta de azote luciferino es y enfoques, redactó, firmó y presentó culpables hay que buscar perenne y muy útil para desviar el foco una carta solicitando una suerte de en las filas humanas de atención. La problemática de la intemoratoria. Imploraban detener, al ligencia artificial que sí debe suscitar el menos durante seis meses, el entrenadebate y la reflexión es aquella que se miento de sistemas de inteligencia relaciona con el carácter no neutral de las tecnologías. Con ello, artificial de la talla de GPT-4. En primera instancia, no advertila tecnología reconfigura el mundo que cincela al ser intervemos nada que pudiese extrañarnos: sabido es que la inteligennido, pero también lo que somos y cómo lo representamos. Así, cia artificial arrastra sesgos pertenecientes al dominio de lo las dimensiones de lo humano se han reestructurado y en alguhumano y que trabaja con base en los mismos. Análogamente, nos casos, como en de la existencia extendida en los planos virsomos conocedores de dilemas que enfrentan la vida y la tuales, han nacido otras dimensiones. muerte, como ocurre con el uso de drones en la guerra. El lisLa realidad no va a superar, de momento, la ficción. La tectado es largo y, desde luego, merece de reflexión e intervención, nología es una herramienta puramente humana que nos perla cuestión es que la carta no tiene nada ver con esas pretenmite intervenir el mundo, por ello, cuando se trata de enconsiones. Leer la carta es internarse en la amargura tantas veces trar culpables hay que buscar en las filas humanas: entre la propagada por el capitalismo de quienes quieren hacerse con carne, los huesos, las vísceras y la sangre. Se trata de linfa y seel premio, cueste lo que cueste. creciones, de capitalismo y dominio; no de cyborgs y compuEn palabras de lo que transmite el manifiesto, la IA bien tadoras súper inteligentes. La tecnología nos dota de los podría ser una potencial amenaza para la humanidad. El conmedos, medios y mecanismos para cincelar el mundo e intertenido de la carta es apenas salvable, ninguna de sus declaravenir en él. ciones lo es. Ni acontece una carrera para desarrollar e impleEs perentorio retornar al fenómeno de ChatGPT por la conementar mentes digitales cada vez más poderosas, como afirxión indisputable con los engranajes de la tecnociencia. man, ni podemos hacerlo. Al menos, no desde el enfoque planChatGPT, además de ser una inteligencia artificial generativa, teado. Las teorías de Hans Moravec, Raymond Kurzweil o Nick

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Bostrom –pensadores del transhumanismo– no son más que mente fuera de lugar– se ha instaurado en contra de la intelieso, teorías, e igual de salvables que el manifiesto. Se trata de gencia artificial, generativa o no, por venir para quedarse con hipótesis cercanas a la ciencia ficción de la década de los nolo que podemos hacer y, por tanto, ser. He aquí una de las máxiventa, encarnizadas en argumentos como los expuestos en mas del capitalismo feroz: creemos que no somos si no hacealgunos capítulos de las primeras temporadas de Expediente X, mos. El verdadero peligro no reside en el mayor o menor éxito pero no se parecen a la realidad que habitamos. No estamos, de la pluma y precisión de ChatGPT o en la asunción de tareas hoy por hoy, amenazados por robots tradicionalmente humanas por parte más inteligentes que nosotros, ni por la de la IA, sino que responde a lo que éssuperinteligencia artificial esbozada tas han heredado de los humanos coUna de las máximas del por Nick Bostrom. mo parte de las pretensiones de la teccapitalismo feroz: creemos que no Cuando Hans Moravec planteaba un nociencia. somos si no hacemos futuro distópico gobernado por esa Tenemos que pelearnos en el barro tipología de características, planteaba contra cualquier máquina que se pretambién una solución que podría salvar cie, pero los dilemas filosóficos y los al ser humano: liberar la mente de su peligros no siempre habitan en el fan¿Cuáles son las dimensiones cuerpo mortal o biológico –el cuerpo es go. El impulso de la tecnociencia y sus la cárcel del alma– y trasladarla a un impulsores nos han situado en la incóde lo humano en la era de cuerpo mecánico. De la carne al metal. moda situación de temer las líneas de la tecnociencia? Del calor al frío. Es un tema recurrente texto que genera ChatGPT o las ilustraen algunas ramas o vertientes del transciones de Midjourney, empero, no nos humanismo. Sin embargo, y pesar de los han impulsado a pensar en los asesinainteresantes retos que plantea, pertenece al farragoso terreno tos a manos de los drones o los sesgos xenófobos de algunas de las hipótesis, una vez más. El ser humano aún no ha logrado inteligencias artificiales. Tampoco se habla del gobierno poco desentrañar los misterios del cerebro y el debate en torno a la democrático de los datos ni de los modos de recabarlos. Los dualidad –o su ausencia– cerebro-mente es una constante en últimos meses han estado únicamente dominados por el discusión. No hay nada claro. Entonces, ¿cómo es posible que escándalo y el temor, en la línea del ya referenciado Nick Bosuno de los temores de los firmantes de la carta tenga que ver trom, a la emergencia de una superinteligencia artificial tan con la creación de mentes artificiales que nos superarán y, por inteligente como para, en primera instancia, robarnos el trabaende, supeditarán? ¿Es coherente creer que la IA nos pondrá en jo y destruirnos con un sólo manotazo. Guionistas, escritores y jaque a corto o medio plazo, siendo la solución un parón de seis artistas han tomado las calles, gritan y se manifiestan en conmeses? Parece que, como en otros casos relacionados con las tra del uso de las herramientas, mas ¿no son otros los problebufonadas de Silicon Valley, estamos ante una de las tantas mas que, realmente, se asocian a las fallidas estructuras de trafechorías procedentes de quienes bien saben cuáles son las utibajo que residen en el seno del capitalismo? ¿No se trata ya de lidades de la tecnociencia: la necesidad de una moratoria breve las condiciones poco dignas de los trabajadores? ¿Es que ya no es la necesidad de adelantar las investigaciones en curso y existe una clase perteneciente al proletario? ¿Qué hay de los hacerse con el control, tanto de los ingresos como de los datos. salarios, propician unas dignas condiciones de vida? MaEl grito de socorro expresado en la misiva se escuchó, al niobras de despiste hay muchas, desde luego. Es un completo mismo tiempo, en tantos lugares del mundo que dio que penerror pensar y creer que lo expuesto en la citada carta pueda sar, sobre todo cuando se desvelaron los nombres de algunos de acontecer a medio plazo. los firmantes: Elon Musk, CEO de Tesla, SpaceX y más recienComo es evidente, nadie se lanzaría a hacer predicciones batemente Twitter, cuya polémica es bien conocida en las tres jo el título de lo cierto respecto a estas cuestiones, pero sí es empresas citadas; Steve Wozniak, cofundador de Apple; o Yuval necesario analizar el mundo desde la lente filosófica, es decir: Noah Harari, un escritor prolífico y algo oportunista que se vale levantar la alfombra y mirar de cerca el conglomerado de peludel panem et circenses para vender novelas a una humanidad sas sin sentir una sola náusea n ávida de historias apocalípticas. Sería una auténtica majadería llegar a creer que magnates como Musk estén preocupados por Esther Sánchez González. Doctoranda en Filosofía por la Univerla deriva de la IA si no se toman cartas en el asunto. sidad Nacional de Educación a Distancia. Investiga sobre fenómenos relacionados con la virtualidad y la Filosofía de la tecnología. Pareciera, entonces, que una nueva corriente ludita –total-

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Elon Musk y el capitalismo vs. China y la ciencia Por Fosco Giannini

Elon Musk lidera la petición de una moratoria en la investigación sobre IA apelando a riesgos para la humanidad. Pero… ¿cuáles son las verdaderas intenciones que motivan la moratoria? Y, ¿por qué no debería asustarnos el desarrollo tecnocientífico?

En marzo de 2023, el Future of Life Institute lanza una carta abierta a través del cual más de un millar de académicos, intelectuales, técnicos y empresarios en tecnologías digitales, en su mayoría norteamericanos, denuncian, en lo que respecta específicamente a la Inteligencia Artificial (IA), “graves riesgos para la humanidad”. En primer lugar: ¿qué es el Future of Life Institute? Es “una asociación voluntaria comprometida a reducir los riesgos existenciales que amenazan a la humanidad, en particular los que puede producir la Inteligencia Artificial”. Una asociación muy americana y con sede en Boston, y la doble notación puede ser útil a la hora de analizar la denuncia que el propio Future of Life Institute ha lanzado. La carta abierta pide una moratoria de seis meses para la investigación del sistema IA denominado Gpt4, un sistema aún más sofisticado y potente que el ya revolucionario sistema ChatGpt. Este último, acrónimo de Generative Pretrained Transformer, es definido sucintamente por los científicos como

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“una herramienta de procesamiento del lenguaje natural que utiliza algoritmos avanzados de aprendizaje automático para generar respuestas similares a las humanas dentro del habla”. En esencia, el ChatGpt puede definirse como una herramienta de tecnología IA destinada a construir una relación más activa entre la máquina y el ser humano. Por su parte, el nuevo Gpt4 se define sucintamente en la literatura científica como “un modelo de lenguaje multimodal a gran escala, un modelo de cuarta generación de la serie GPT-n”. Se trata de un modelo creado por OpenAI, un laboratorio de investigación de inteligencia artificial con sede en San Francisco y con Elon Musk como cofundador. Y es a través de esta aclaración (Elon Musk como cofundador de Gpt4) que se puede empezar a descifrar “políticamente” el sentido último de esta carta, firmada por más de mil “iniciados” tanto a nivel científico como empresarial, que lanza la alarma sobre la Inteligencia Artificial y sobre la propia Gpt4, pidiendo incluso que se suspenda la investigación científica sobre este modelo de última generación durante al menos seis meses. ¿Cómo podemos empezar a leer política y económicamente la petición de moratoria sobre la investigación en IA a partir del hecho de que Elon Musk es cofundador de Gpt4? En efecto, Musk es también, y de forma aparentemente surrealista, uno de los primeros firmantes y “cabecillas“ de la carta en la que se denuncian los riesgos de la Inteligencia Artificial. ¿Un recurso contra sí mismo? Pero… ¿Quién es Elon Musk? Elon Reeve Musk, probablemente el hombre más rico del mundo, es un empresario sudafricano con nacionalidad canadiense y nacionalizado estadounidense. Es cofundador y líder de Tesla, SpaceX, Neuralink y The Boring Company, además de propietario y presidente de Twitter. También está trabajando en una empresa mundial para


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un sistema de transporte de muy alta velocidad llamado Hyperloop. Un capitalista donde los haya. Un empresario a escala mundial que encarna la esencia imperialista. Un buscador de beneficios extenuante y sin escrúpulos, como demuestra el hecho de que haya sido, y muy probablemente siga siendo, un proveedor de drones y otros sistemas de amplia densidad científica usados con fines bélicos en el conflicto contra Rusia. Un empresario contemporáneo que “santifica” sus mercancías (a menudo en verdad diabólicas, como las militares) mediante el halo de hipermodernidad “positiva” y “liberadora” del individuo. Así, Elon Musk, aunque pretende llevar una imagen de humanista, es lo contrario a Lorenzo Valla. Antes bien, supone la proyección contemporánea del señor Kurtz, ese agente del capitalismo belga que en El corazón de las tinieblas de Joseph Conrad siembra el horror imperialista en el Congo. Entonces, ¿cómo puede el empresario de la Inteligencia Artificial ser un cruzado contra su desarrollo y erigirse como defensor de una humanidad amenazada por la tecnología digitalizada? La primera cuestión que hay que abordar es la que destaca el periodista Massimo Gaggi en su artículo titulado “Por qué la inteligencia artificial asusta a los reyes de la tecnología”. Gaggi escribe, refiriéndose a la carta lanzada por el Future of Life Institute, que “despierta algunas sospechas: a algunos el mensaje les parece demasiado enfático, otros señalan que es impensable detener el trabajo de los investigadores. ¿No será que simplemente quieren ralentizar la integración de la tecnología de los científicos de OpenAI en los productos de Microsoft a la espera de que otros competidores se pongan al día? En el mundo de Silicon Valley, hace tiempo que el buenismo de los orígenes se ha visto desbordado por la lógica de la maximización del beneficio importada de Wall Street... Y los escépticos señalan el hecho de que Sam Altam, fundador de OpenAI y padre de ChatGpt, no firmó la carta... “. Gaggi, desde una posición ciertamente no anticapitalista, pone sin embargo el dedo en la llaga. El llamamiento encabezado por el pirata capitalista Elon Musk tiene, ante todo, los visos de un documento político destinado a la lucha intercapitalista e interimperialista por la conquista de los mercados: Musk, cofundador de Gpt4, al ir tecnológicamente a la zaga del sistema ChatGpt, pide a OpenAI de Sam Altman (OpenAI de la que Musk es también miembro), productora de ChatGpt, que se detenga. Y para que se detenga, aunque sólo sea durante seis meses, arroja sombras ominosas sobre el propio sistema ChatGpt.

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Pero está bastante claro que el ataque de Musk, y de la fracción capitalista que este corsario negro del capitalismo mundial representa, no sólo se dirige contra OpenAI dirigida por Sam Altman (que de hecho no firma la carta de denuncia de los riesgos de la Inteligencia Artificial), no sólo se dirige contra Microsoft de Bill Gates (que como Altam no firma la denuncia), sino sobre todo, con la mirada visionaria del gran imperialista que es, se dirige contra los sistemas de producción de IA, ahora muy tecnificados, de China e India.

internet, la robótica, la informática, los coches eléctricos, la tecnología aeroespacial y, por supuesto, la Inteligencia Artificial. Con el consiguiente elevado debate filosófico-político relativo a la relación “hombre-máquina“, “hombre-máquina inteligente“, “máquina inteligente-máquina inteligente“. Se trata de una amplia discusión filosófico-política sobre estas cuestiones, que forma parte de esa verdadera “efervescencia cultural” (“wenhua re“, es decir, “fiebre cultural” o “frenesí cultural”) que caracteriza no sólo al mundo académico e intelectual chino actual, sino que se populariza a través de un gran *** y positivo tamborileo de debates apoyados también por una En China, la utilización –en los segmentos del sistema genered editorial cada vez más vasta de publicaciones filosóficas, ral de producción, en todos los ámbitos de la actividad social y literarias y culturales. Un fenómeno, además, que contradice en el militar– de las tecnologías digitales y de la Inteligencia descarada y sonoramente esa imagen de país cerrado y autoArtificial es un objetivo asumido desde hace tiempo y que se crático que Occidente atribuye a la China actual. Una China considera central para el desarrollo general de China: un objeque ve hoy la presencia de al menos setenta revistas de filosotivo estratégico que ha cobrado mucho impulso desde el “Plan fía diferentes –en discusión dialéctica entre sí– frente a las cuade Implementación Trienal de Internet+ y Fabricación Intro revistas que existían antes de la fase Deng y en la misma teligente 2025” y el “Plan de Desarrollo de la Industria Robótica fase de la Revolución Cultural. 2016-2020 , y que luego también fue relanzado con fuerza por Naturalmente, los avances tecnológicos también se han el último Congreso del Partido Comunista, el XX, celebrado en aprovechado en el ámbito militar, en un gran y muy neceoctubre de 2022. sario desarrollo frente a la creciente presión de Estados Como resultado de esta “planificación” político-económicaUnidos y la OTAN. Las empresas chinas de Inteligencia tecnológica, China está superando ahoArtificial poseen el 70% de la cuota ra decisivamente a Estados Unidos inmundial del mercado de aviones no Existe un miedo político de no poder cluso en el campo de la tecnología avantripulados. Empresas colosales cocontrolar el producto social del zada y, concretamente, en el de la Intemo Tencent, Alibaba, TikTok y Jingdesarrollo científico ligencia Artificial. Desde las universidadong están firmemente situadas en des y empresas de alta tecnología de la cima del mercado mundial de alPekín, la nueva frontera del desarrollo goritmos, registrando el mayor nútecnológico se está irradiando rápidamero de patentes cada año. Y es tomente a tantas universidades y centros productivos de China: do esto lo que alarma al capitalismo mundial y norteameuniversidades, empresas y fábricas bajo el signo de la tecnoloricano, con Elon Musk a la cabeza. gía digitalizada y la IA, y en gran medida bajo control público. Un proyecto general de informatización y automatización de Y esto se debe precisamente a que, para la China socialista, la un país, China, que cuenta con grandes “reservas intelectuaInteligencia Artificial desempeña un papel de importancia funles”, en el sentido de que la inclinación hacia las matemáticas y damental, no sólo como pivote para una competencia mundial las ciencias aplicadas forma parte del sentido común masivo ganadora en los mercados de vanguardia, sino también como del pueblo chino, procede de la vocación por la ciencia y la tecmotor central de un nuevo ciclo –considerado indispensable nología de las grandes dinastías Han y Tang (la primera por la China de Xi Jinping– de revolución científica e industrial comienza en el 206 a.C. y la segunda termina en el 907 d.C.), y nacional. se inspira en grandes matemáticos como Qin Jushao (ca. 1202Hoy en día, como resultado del fortísimo impulso dado en 1261). La misma inclinación china hacia el marxismo científilas dos últimas décadas por el socialismo chino y sus titánicas co y no hacia el “marxismo existencialista” (como señaló el inversiones en el campo de la tecnología digitalizada y la gran filósofo marxista Domenico Losurdo) encuentra, quizás, Inteligencia Artificial, toda China está experimentando tamsu base material también en esta antigua “reserva intelectual bién un desarrollo sin parangón en todo el mundo. Enormes e científica” del pueblo chino. incluso inesperados en su magnitud han sido los avances en Pero incluso la India ha asumido la vía obligada del pleno los diversos campos del big data, la computación en la nube, desarrollo informático y de la Inteligencia Artificial para evitar

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*** En verdad, al igual que ocurre con la historia, el proceso de desarrollo de la ciencia es imparable. Y esta afirmación no tiene nada que ver con esa concepción fetichista del “desarrollo de las fuerzas productivas“ que en la vasta ala histórica del movimiento obrero y socialista, desde Kautsky a Turati, desembocó en esa perezosa acomodación positivista vaciada de impulso y praxis revolucionaria en nombre de un comunismo inmanente al propio desarrollo capitalista. Si el comunismo es inmanente y es el desarrollo de las fuerzas productivas capitalistas el que decidirá su génesis, ¿por qué anticipar “torpemente” la historia? ¿Por qué insertar una subjetividad revolucionaria en el flujo predeterminado del devenir? Como sabemos, Lenin, Gramsci, Mao Zedong, Fidel Castro, Ho Chi Minh contestaron esta distorsión replanteando el elemento subjetivo en la historia, a través de la ruptura del eslabón débil de la cadena. Tampoco queremos afirmar la neutralidad de la ciencia y su uso en la producción de bienes (desde los que engullen y des-

figuran nuestras vidas, como coches y teléfonos móviles, hasta las armas del fin del mundo). Lo que queremos afirmar señalando la imposibilidad objetiva del fin del desarrollo científico, de su “suspensión” como piden ambiguamente Musk y sus “mil” firmantes, es que en esta forma de enfocar la ciencia reaparecen tanto la deletérea superstición místico-religiosa tendente a entregar a Dios los misterios de la vida y de la energía, como un neoludismo embaucador del movimiento obrero antirrevolucionario. Proponemos aquí, porque nos parecen muy útiles para nuestra reflexión, algunas líneas del primer capítulo que forma parte del último libro de Carlo Formenti Guerra e rivoluzione. Formenti escribe sobre el desarrollo de las fuerzas productivas: “finalmente la fe en el poder emancipador de las fuerzas productivas […] impidió a Marx (pero también a Lenin y a Gramsci) captar plenamente el carácter destructivo de la tecnología al servicio del capital“. Exacto, insistimos: al servicio del capital, no de la tecnología per se, no del desarrollo de la investigación científica per se. Hoy sabemos que la fusión nuclear (la preconizada por la gran astrofísica –y comunista– Margherita Hack) sería la respuesta planetaria positiva a la necesidad de energía. La energía surgida de la fusión nuclear, la misma energía producida por el sol y las estrellas, estando libre de residuos radiactivos, superando el problema de la larguísima y devastadora decantación de los isótopos radiactivos liberados, sería la respuesta a la necesidad de energía de los pueblos y estados pobres del

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una colonización tecnológica y por tanto económico-política por parte de otras potencias. A pesar de las posibilidades, disponibilidades y activos por ahora menores que los de Estados Unidos y China, también la India pretende ser protagonista de la cuarta revolución industrial. Y pretende equipararse rápidamente a las otras potencias a fin de llegar a ser, dentro de una década, una de las grandes naciones tecnológicas del planeta. Además, el ya significativo desarrollo estructural de la India en el campo de las Tecnologías de la Información y de la Inteligencia Artificial (basta pensar en lo vasta que es la “exportación” de técnicos e ingenieros informáticos indios a los Estados Unidos) es totalmente funcional –y por lo tanto absolutamente necesario– para el proyecto encaminado a transformar definitivamente el país en un polo manufacturero global (“make in India“) integrado en las cadenas de valor mundiales y orientado a conquistar tanto la autosuficiencia (“atmanirbhar bharat“) como la apertura de un mercado interno propio e inagotable. El desarrollo indio, por tanto, también puebla las pesadillas de las corporaciones norteamericanas de Informática e Inteligencia Artificial. Incluso Nueva Delhi ha animado a Elon Musk y a los mil firmantes del llamamiento del Future of Life Institute a exigir a las empresas productoras del avanzado sistema ChatGpt que suspendan la investigación. Y no por “los riesgos existenciales que amenazan a la humanidad”, sino por la mucho más banal y prosaica razón de aprovecharse del tiempo detenido.

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mundo, que podrían dotarse de una gran e infinita energía limpia funcional a su desarrollo económico y social, liberándose del yugo imperialista. Hoy en día, la ciencia se siente cerca de la posibilidad de producir energía (infinita y posible para todos los pueblos del mundo) mediante la fusión nuclear positiva, es decir, sin residuos radiactivos. Pero ¿cómo llegamos a ello, aún en estudio, pero ahora al menos altamente probable? A través del descubrimiento de la fisión nuclear, la misma que condujo a la construcción de la bomba atómica y a su lanzamiento criminal por parte de Estados Unidos –que sigue siendo el único país del mundo que ha destruido ciudades y poblaciones enteras con el arma radiactiva– sobre Hiroshima y Nagasaki. Cuando Otto Hahn y Fritz Strassmann documentaron el descubrimiento de la fisión del uranio en la revista Die Naturwissenschaften el 6 de enero de 1933, los grandes físicos del mundo, desde Niels Bohr hasta Enrico Fermi, se dieron cuenta inmediatamente de la inmensa importancia de este descubrimiento para el desarrollo humano, para la liberación de la humanidad del lado oscuro de la Naturaleza. Inmediatamente se dieron cuenta de lo liberadora que era para la humanidad la posibilidad de producir energía infinita. Por supuesto, también hubo científicos y físicos, como el húngaro Leó Szilárd, que lograron desde el principio poner de relieve las características dialécticas, incluso nefastas y “demoníacas”, inherentes al descubrimiento de la fisión del uranio: la posibilidad de que junto con tanta energía eléctrica también

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fuera posible producir la bomba atómica para uso militar. De extraordinario valor científico y ético, en este sentido, fue la correspondencia entre Szilárd y Einstein, quien, si bien apreciaba el descubrimiento desde un punto de vista científico, también hacía hincapié en las nefastas posibilidades de la fisión del uranio. Y la sorprendente falta de escrúpulos y el cinismo antihumanistas de las clases dirigentes estadounidenses le dieron la razón. Pero la historia ha establecido al menos tres cuestiones cardinales: Primero: sólo a partir del descubrimiento de la fisión nuclear –en un todo dialéctico– la ciencia puede hoy llegar concretamente a la fusión nuclear, sin riesgos y capaz de producir, a un costo posible, energía limpia para todos los pueblos del mundo, liberando a esos mismos pueblos del poder de los poseedores y productores de gas y petróleo, del poder imperialista de las compañías petroleras y de toda la “gobernanza” imperialista. En segundo lugar: el flujo de la ciencia, como el de la historia, no puede ser suspendido por un decreto político, por una orden humana de cualquier naturaleza: esto sólo provocaría, aparte de que en cualquier caso la ciencia seguiría su curso inevitable, un régimen dictatorial oscuro y demencial, antihistórico y antihumano. Tercero: que el verdadero problema, como nos enseña históricamente el hecho de que la bomba atómica sólo haya sido utilizada por el imperialismo norteamericano, es el de qué orden político, social, moral gestiona, domina, valora la ciencia. O bien un orden orientado al desarrollo social igualitario y al fin de la dominación de una pequeña parte de la humanidad sobre su parte inmensamente mayor, un orden que sobre la estructura material del socialismo proyecta una superestructura ético-moral fuertemente humanista; o un orden marcado por la “exigencia” estructural de la ganancia y del expolio mundial, de su mantenimiento y, por tanto, de la guerra y del uso –legitimado y permitido por la propia “moral” capitalista– de artefactos bélicos cada vez más horrendos. La certeza de la existencia de la relación dialéctica entre la fisión nuclear y la fusión nuclear (sin la primera no puede haber la segunda), así como la relación dialéctica, en lo que a Inteligencia Artificial se refiere, entre el sistema ChatGpt y el sistema Gpt4, apunta directamente al problema de la concepción filosófica de la ciencia, que en Elon Musk y sus seguidores imperialistas parece más bien una especie de materia inerte, independiente de la historia, del espacio y del tiempo, subordinada al beneficio y moldeable, a su antojo, por los amos de la tierra.


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*** trolar el producto social del desarrollo científico, de no poder En verdad, la irrefrenable naturaleza dialéctica de la ciencia subordinarlo más al beneficio capitalista. –que un poder humanamente “justo” (y el más justo que conoMás allá de los problemas objetivos que pueda producir en cemos es el poder político socialista) puede doblegar en favor la relación entre máquina y hombre –problemas que sólo de los intereses del pueblo, pero que no puede hacer detener– podrán ser abordados y resueltos por un poder revolucionario ha sido dilucidada de manera insuperable por Ludovico antitético a los disvalores capitalistas–, está bastante claro que Geymonat, no en vano el más grande filósofo italiano de la el pleno desarrollo de la Inteligencia Artificial producirá un ciencia y entre los más grandes filósofos europeos. Marxista, contexto social en el que la demanda de fuerza de trabajo tenademás, con el marxismo que marca todo su pensamiento. derá a disminuir cada vez más, hasta llegar a expulsar, en un En una síntesis extrema y cruda, podemos afirmar que toda mundo todavía capitalista, a cientos de millones de seres la lucha filosófico-política de Ludovico Geymonat está dirigida humanos de la producción, sustituidos por robots cada vez a vencer a ese positivismo filosófico y político que, en Italia, a más inteligentes y capaces. En este contexto se planteará la lo largo del eje crociano-gentiliano, osifica la historia y la ciencuestión, que ya marca el presente y aún más marcará el futucia en torno a “absolutos“ tan idealistas como irracionales que ro, de la reducción en seco de la jornada laboral a expensas de “dictan“, en el proceso histórico, todos los tiempos del devenir las ganancias del capitalista. Esta es, quizá, una última contradogmático (primero el pleno desarrollo capitalista y luego la dicción que el capitalismo difícilmente podrá soportar, a revolución, tan útil a los Turati para no hacer nunca la revolumenos que cambie estructuralmente sus propias connotacioción...), eliminando toda acción subjetiva de la “clase“, de la nes y su propia concepción de la relación entre fuerza de travanguardia, de los pueblos, y fijando en bajo y capital, mercado y mundo, pero la ciencia los “absolutos“ de cada tiemuna transformación tan profunda de sí po presente. Por otra parte, Geymonat, Existe un miedo político de no poder mismo parece imposible incluso a la luz al subrayar las fases intermitentes de la de la gran capacidad de adaptación a los controlar el producto social del ciencia, sus crisis violentas, sus ciclos tiempos continuamente nuevos que el desarrollo científico de continua autonegación y nueva aucapitalismo siempre ha demostrado. torepresentación, sitúa a la ciencia Una contradicción, la del capitalismo, misma en el flujo de la dialéctica históque podría estar marcada por una crisis rica, del materialismo dialéctico, neciclópea de sobreproducción inevitagando así todo “absoluto” de la ciencia, como de la historia. No blemente producida por el despliegue global de la Inteligencia en vano Geymonat también toma claramente como apoyo de Artificial. Esa crisis, probablemente difícil de resolver para el sus tesis al Lenin del Materialismo y empiriocriticismo, ese capital, permitirá un empuje revolucionario para “la clase“, Lenin inevitablemente no comprendido por ese marxismo para el mundo del trabajo y del no trabajo, para las vanguaroccidental todavía enfermo de “hegelianismo de izquierdas”, dias. Por lo que se trata de una contradicción tan nefasta e infeese Lenin que, revolviendo a Ernst Mach, vuelve a poner en el liz para el capitalismo como feliz para “la clase”, para el prolecentro al materialismo dialéctico. tariado, para la humanidad entera, si es cierto, como escribió Se trata de una nueva presentación de la ciencia como un Marx, que “el trabajo es la lucha del hombre contra la naturaleflujo vivo e imparable en su despliegue dialéctico que, de ser za” y, como toda lucha, lleva en sí una dosis masiva de sufrinecesario, ridiculiza la exigencia de “suspensión” de Musk y sus miento del que liberarse. El desarrollo de la ciencia, más allá de seguidores de la investigación científica. La de Musk es una toda superstición pseudofilosófica y nihilista, es también la petición malintencionada porque detrás de ella, como hemos liberación del hombre y de la mujer del trabajo. La gestión de visto, se esconde otra verdad inconfesada: el miedo histórico a la dialéctica de la ciencia por un poder revolucionario signifiperder la partida del siglo en tecnología digital frente a China. cará hacer que la ciencia sea funcional a la liberación humana. Son los mismos temores de perder las ganancias procedentes Ya no, como se inscribe en el llamamiento de Elon Musk, al de disponer la hegemonía mundial los que impulsan a los beneficio capitalista■ EEUU y a la OTAN a una posible guerra contra China. Pero hay otra cuestión decisiva en lo que respecta a la petiFosco Giannini. Político y periodista. Fue senador de la República ción medieval, por parte de Musk y sus “mil” firmantes, de susItaliana y miembro de la Comisión de Defensa. Actualmente es direcpender el flujo de la ciencia: el miedo, plenamente consciente tor de la revista comunista Cumpanis. o no, pero no obstante políticamente activo, de no poder con-

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La inteligencia artificial y la ética1 Por Norbert Bilbeny

El autor nos advierte de que la IA reproduce los sesgos e ideas preconcebidas de la inteligencia humana, y ello comporta desafíos y amenazas que deben anticiparse. ¿De qué forma podemos regular la IA según preceptos éticos?

Cuántos instrumentos de liberación o progreso no se han tornado en una pesadilla para el hombre. Podemos crear un robot superinteligente y al servicio exclusivo de la salud y ser –o acabar siendo– una amenaza para aquellos a los que el robot no quiere, o para aquellos que no quieren al robot. El respeto a la libertad y la dignidad del ser humano es la primera condición de lo que habría de ser bueno para él. Para no crear un «robot-Einstein» que se acabe convirtiendo en un «robot-Dr. Mengele», simplemente recordemos los pasos generales en el proceso de creación de máquinas mediante algoritmos y su funcionamiento gracias a la inteligencia artificial. En la etapa inicial, los especialistas, generalmente ingenieros, tratan de pensar en los posibles algoritmos a aplicar para cumplir con el encargo de un tipo de robot que una empresa, gobierno o particular han realizado. Tras el pensar viene el proyectar: en este paso se trata de encontrar y definir el programa que se cree más adecuado a la finalidad de dicho encargo. Y, finalmente, la acción de ejecutar: ver los modos técnicos en que

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el programa se incorpora en un mecanismo determinado y con qué rendimiento éste trabaja y tiene, al final, su impacto en las personas para las que se ha pensado la máquina inteligente. Son, respectivamente, las fases de investigación científica y tecnológica; de desarrollo en laboratorio y en la industria, y de aplicación en el uso o consumo final, todas ellas pertenecientes al proceso de conseguir y utilizar una máquina movida gracias a la inteligencia artificial. Por cierto, estas fases vienen a corresponderse con las tres instancias en que se despliega el concepto aristotélico de «actividad» (enérgeia): logos, para el «pensar» a que nos hemos referido; poíesis, para el «proyectar» antedicho, y praxis, para el momento de la «ejecución» técnica y sus efectos y consecuencias sociales. Mientras tanto, habrá habido en cada fase la posibilidad de introducir algún incentivo o, al revés, alguna restricción de tipo ético. Y si nos tomamos la ética en serio, para que no quede en el terreno de las meras declaraciones o de las buenas intenciones, debemos comprometernos con el cumplimiento de normas y reglas. Hasta el que aborrece las normas no hace sino expresar su norma. En cuanto a la inteligencia artificial y sus aplicaciones hay un consenso general sobre la necesidad de respetar ciertas pautas de conducta, como la preservación de la intimidad y la privacidad, la seguridad, la protección de los datos personales, la no discriminación, el derecho a la información o el deber de transparencia, entre otras normas a salvaguardar, y por descontado el respeto a la vida y la dignidad de las personas. Son pautas de conducta que gozan de reconocimiento y aprobación, pero no de la garantía de su obediencia y que estén en efecto aplicadas. Esta es la debilidad esencial de la ética: la falta de mecanismos para reforzar sus normas y reglas. Este problema se nota hoy también en el ámbito de la investigación científica y la tecnología, incluidos, después, el desarrollo y la aplicación de esta. No existe, hoy por hoy, un marco


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normativo legal que recoja y haga efectivo el marco normativo ético que hoy pueda estar más o menos aceptado en los ámbitos donde la ética es de interés aplicar. Si hablamos, por ejemplo, de las empresas tecnológicas, estas suelen apelar a las «buenas prácticas» y a su sistema de cumplimiento normativo como, en realidad, una operación más de marketing y de su estrategia general de negocio. Automatismo y toma de decisiones Ya se ha dicho que el principal problema que nos atañe es el del cumplimiento efectivo de las regulaciones de la inteligencia artificial en materia de integridad y buenas prácticas ya desde el inicio de los proyectos. Pero eso no debería de hacer olvidar las dificultades en torno a los otros dos instantes de la ética en relación con la inteligencia artificial. Uno es el momento en que se debería empezar a pensar en la necesidad de la ética en la tecnología, el «momento 1», si se quiere, donde la dificultad mayor es, sencillamente, que la reflexión esté ausente para la tecnología, en sus distintas fases

de investigación, desarrollo y aplicación. El otro –«momento 2»– es el existente en torno a la discusión sobre qué regulaciones y en qué orden de prioridad son las que se habría de fijar. Aquí las dificultades parecen ser, a nuestro juicio, básicamente tres, que se resumen a continuación. Una primera dificultad es el cambio permanente e inevitable de las regulaciones éticas y especialmente de las legales, a causa del progreso acelerado de la tecnología y la multiplicación de sus dispositivos y programas. Una segunda dificultad es la de conseguir que la regulación ética y también la legal tengan un contenido intercultural y un máximo alcance internacional. De otro modo, los programas de la inteligencia artificial seguirán presentando sesgos de todo tipo: género, edad, cultura, grupo racial, salud, estado civil, nacionalidad, nivel socioeconómico, lengua, religión… Un programa inteligente siempre recogerá la idiosincrasia mental y moral de su programador, salvo que éste haga el esfuerzo de borrarla. El gigante digital Google ha llegado a confundir personas de piel oscura con simios. La inteligencia digital no entiende aún de diferencias cualitativas ni de emociones. Una tercera dificultad para llegar a una regulación general y vinculante de la inteligencia artificial estriba, en su origen, en el sempiterno problema de la ética: definir qué es lo bueno o correcto. Deberíamos, sin embargo, saber cuál es la respuesta correcta o mejor ante un determinado problema y transmitírselo a la máquina inteligente, para que proceda según nuestro razonado criterio. Aunque parezca decidir por sí mismo, un robot siempre decide lo que se le ha manda do decidir según cada situación. Mas puede suceder que, a pesar de haber introducido reglas y decisiones correctas en el programa de la máquina, y a pesar, también, del propio autoaprendizaje adquirido por esta, en determinados casos, como ante situaciones muy complejas e imprevistas, la decisión del robot o máquina puede que no sea ni la más correcta ni la más deseable. Por ejemplo, en el caso de tener que calcular el futuro de la carrera

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escolar o profesional de una persona, o de apuntar la probaInteligencia artificial y autonomía ble fecha de nuestro fallecimiento, o la posibilidad de que A propósito de la toma de decisiones relacionadas con la tecalguien cometa un crimen. Algunas decisiones del robot nología y sus consecuencias la mayoría de los expertos parecen pueden ser fatalmente erróneas o ser correctas e incorrectas moverse entre el antropocentrismo y el tecnocentrismo. En la a la vez. primera posición el sujeto piensa que un computador o máEntramos, así, en un punto clave: la toma automática de quina inteligente es como el cerebro humano y por eso se dice decisiones. De hecho, los programas de la inteligencia artifique la máquina «decide». cial ya han pasado a decidir sobre cuestiones pertenecientes a En la segunda piensa, al revés, que el cerebro es análogo a un lo más destacado de la esfera social y lo más valioso de la percomputador, y así dice que aquel tiene como funciones «recosonal: los negocios y la salud, la administración pública y la ger información», «procesar datos» y actuar también con un educación, el trabajo y el juego, el transporte y la seguridad, el «programa». Muchas veces oímos decir que el ser humano está comercio y el amor, más un largo etcétera, en el que se inclu«programado» para una determinada cosa u otra, como si fuera yen las armas y la guerra. Las máquinas, gracias al manejo de una máquina. Ambas posiciones pueden ser aliadas de la tecnuestros datos, ya saben hoy en gran medida «qué queremos» nocracia. ¿Pero existe un paralelo entre la inteligencia artificial y hasta nos dicen «qué debemos querer». Por ejemplo, entre y la natural? ¿Qué tipo de relación hay entre el sistema de una atropellar a un niño en la carretera o el choque frontal con y el de otra? otro vehículo, el algoritmo de la compañía de seguros ya ha El tecnocentrismo apuesta por que hay una homologación decidido qué hacer: nunca dañar el vehículo propio ni a sus de ambas inteligencias; el antropocentrismo, por la inteligenpasajeros. cia artificial como una extensión dilatadora de la natural en un Todo automatismo tiene un potencial beneficioso y un modo artificial, con la posibilidad de reproducir y multiplicar potencial disruptivo a la vez. Lo que con la máquina se gana en las virtudes de la inteligencia humana, pero también de hacerresolución e inmediatez, y casi siempre en eficiencia, puede lo con sus defectos. El diseño de un programa compatible con perderse en consideración y respeto de las personas y de su la ética debería recoger, además de los datos pertinentes, la con vivencia. La máquina puede comeriqueza de las virtudes del ser humano, ter errores e injusticias. Por lo cual plaevitando sus defectos. Ya de por sí los Los humanos nos imitamos nea ahora sobre nosotros una cuestión programas y los dispositivos de la intea nosotros mismos a través de la esencial: ¿cuándo ha de decidir la máligencia artificial son vulnerables. Desinteligencia artificial quina y cuándo debe hacerlo el individe el exterior están expuestos a virus, duo? Dejamos que el robot realice una intrusos y ataques. Desde el interior, a operación quirúrgica, controle una cenlos errores o delitos (robo, fraude, platral nuclear y pilote un avión. Incluso gio, sabotaje, etc.) de sus propios diseque elija cuál es la pareja que nos conviene. Pero siempre, en ñadores y ejecutores. estos y en todos los casos, la cuestión de tomar una decisión y En esta perspectiva se involucra la idea de que somos los el decidir quién la toma es y debe ser responsabilidad del ser humanos quienes nos imitamos, para bien y para mal, a noshumano. otros mismos, a través de la inteligencia artificial, y que no es El robot es inimputable por sus actos y está libre de sanción esta quien nos imita a nosotros. Lo artificial actuaría como un y penalización por ellos. Puede tener estatus moral, pero trasunto de lo natural; no se situaría más allá de éste, desde nunca agencia moral. Su responsabilidad depende siempre donde, por así decir, nos contemplaría. Al depender del prode la del hombre. Podemos ampliar el concepto de «comunigrama humano, la inteligencia artificial no tiene plena autonodad moral» incluyendo en ella a los robots, al igual que lo mía. Una máquina no tiene, por ejemplo, curiosidad, ni se forhemos hecho con los animales no humanos y podríamos mula propósitos, ni es consciente de la libertad. hacer también con el resto de los seres vivos y en general de El sistema inteligente natural no es lo mismo que el intelitoda la naturaleza, incluidos los ecosistemas y los seres inorgente artificial. Más bien, tomando la expresión de Richard gánicos (dotar, por ejemplo, al hoy sufrido Everest de constiRorty, la inteligencia artificial vendría a ser un nuevo «espejo de tución moral). Pero no les podemos reconocer agencia moral, la naturaleza»; es decir, de nosotros mismos. Cerebralizar la como en cambio, y según nuestros actuales conocimientos, máquina es el espejo de mecanizar el cerebro, de robotizar al solo podemos concedérselo al ser humano dotado de razón y hombre, algo que está sucediendo hoy y que es el gran cambio libertad. al que nos estamos sometiendo. Trabajar como robots condu-

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Sobre si el robot comprende La inteligencia artificial sobrepasa ya las capacidades de memoria y cálculo de los humanos. Pero en cierto sentido es estúpida: depende de las instrucciones que le demos, esquiva siempre lo raro y es inhábil para afrontar situaciones radical mente nuevas. La inteligencia artificial y sus algoritmos no sienten, no tienen conciencia moral, no comprenden. A su manera «entienden», tienen entendimiento porque son inteligencia. Pero otra cosa es «comprender». Comprender es más profundo, abarcador y versátil que entender. Gracias a ello podemos formular juicios, y hasta juzgar sobre los propios juicios, como hace la conciencia moral. Un humano sí comprende, y comprende que comprende, y comprende esto último también. ¿Qué robot tiene toda esa facultad de reflexividad? La máquina piensa, y puede llegar a pensar sobre sus pensamientos. Pero ¿pensará sobre el hecho mismo que piensa? ¿Juzgará y se juzgará a sí misma? No estamos, pues, en condiciones para sostener que un robot comprende. «Deep Blue», el computador que en 1997 ganó la partida de ajedrez al campeón mundial Garry Kasparov, no

debió comprender la zozobra y decepción de su rival, ni seguramente el significado de su propio triunfo. Kasparov dijo: «Comprendí que la máquina no calculaba, pensaba». Pero la máquina no «comprendía» eso que de ella decía el ajedrecista. Ni siquiera «pensaba», porque hay una gran diferencia entre calcular y pensar, entre entender y comprender. Comprender, pensar, está lleno de facetas, entre sensitivas, emocionales y conceptuales, que un programa no puede recoger. La idea de esta superioridad es compartida por la mayoría de los creadores de inteligencia artificial. Consideremos, por ejemplo, la relación de la inteligencia artificial con la medicina. Ordenadores, robots y otros dispositivos tienen cada vez un mayor

protagonismo en el cuidado del mayor de los bienes de las personas: su vida. ¿Hasta qué punto debe mandar la máquina sobre el individuo, en aspectos cruciales de éste como la vida, la salud y sus condiciones básicas de existencia? En la medicina no se juegan solo estos elementos físicos. Se implican también la dignidad, libertad y derechos del paciente. En el ámbito de la sanidad, la inteligencia artificial computa datos, sostiene actividades diagnósticas, realiza intervenciones clínicas y permite estrategias de comunicación en red. La telemedicina es una actividad en aumento. Por no hablar, en otro aspecto, de la posible instalación de chips o microscópicos robots en el

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ce a hacer trabajar y a dejar hacer al robot. Ese cambio cultural debería hacernos preocupar más que el cambio tecnológico. Es claro que lo que nos queda aún por definir qué cosa es la inteligencia. ¿Es «inteligencia artificial» un oxímoron? Lo mismo que «inteligencia natural». El asunto es interminable; como en la física cuántica, lo observado cambia con el observador. Llamamos igualmente inteligente a quien es bueno en cálculo o en sabiduría, al agudo y al prudente, al reflexivo y al pragmático, al listo y al espabilado… Son lados muy distintos de quizás un mismo poliedro, del que aún desconocemos su forma y naturaleza. Hay una inteligencia abstracta, pero también otra práctica, y aún social, según la clásica distinción de Edward Thorndike. Más las intersecciones entre aquellas, cabría añadir. No ser hábil en cálculo ni razonamiento lógico, pero sí en cómo dirigir y motivar a un grupo de gente, ¿no es eso último inteligencia? Resulta difícil medir la inteligencia natural con un patrón común. Por lo tanto, habrá que saber con qué patrón medimos una extensión de la inteligencia natural como es la inteligencia artificial. A la pregunta de cómo podemos saber si la inteligencia artificial es realmente inteligente el llamado «test de Turing» establece que si un humano y un robot se enfrentan a las preguntas de un interrogador y éste no puede distinguir si las respuestas provienen de la máquina o de la persona, entonces, concluye, es que la inteligencia artificial es ciertamente inteligente.

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cerebro que ayuden, por ejemplo, a la sinapsis neuronal. De hecho, la información sobre el genoma y la salud generada por un individuo a lo largo de la vida puede llegar a superar los 1.000 terabytes. El conocimiento y la gestión de todos estos datos han experimentado un cambio radical a raíz de la tecnología digital. Pero, mientras tanto, no se olvide que la tecnología también toma decisiones, de principio a fin, en el proceso del cuidado sanitario de cada persona. Con lo cual es exigible que haya una buena praxis en la programación e instrumentación

tecnológicas. Cada paciente es diferente y las enfermedades y su prevención presentan igualmente múltiples variaciones, por ejemplo, en el caso de las consideradas enfermedades minoritarias. Es casi inevitable que un robot no pueda controlar todas estas variables, incluidas las sociales y culturales del paciente, y que un programa deficiente o una mala monitorización del hardware lleguen a perjudicar al enfermo tanto en su estado físico como en sus derechos. Imaginemos asimismo las consecuencias de un ciberataque o de una escasa ciberseguridad en las personas, pero también en todo el sistema sanitario. No podemos, pues, apartar la mirada sobre el robot encargado de nuestra salud, a fin de que no la complique y que la resuelva mejor o por lo menos tan bien como lo

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haría un sujeto humano preparado y responsable. Continúan siendo válidas, a nuestro parecer, las tres leyes de conducta del robot según el bioquímico y escritor Isaac Asimov: 1) Un robot no hará nunca daño a un humano; 2) un robot obedecerá siempre a un ser humano, excepto que ello contradiga la primera ley; y 3) un robot protegerá siempre su propia existencia, excepto si contradice la primera y la segunda ley. Permanece abierta a la crítica la fabricación de armas, que se hace ya gracias a la inteligencia artificial, y debería seguir haciéndose dicha crítica. Pero, además, habría que acompañar a esta censura el rechazo de usar la inteligencia artificial como arma. El mismo robot como arma. El soldado robot puede matar a otros robots, pero también a seres humanos, y con eficacia y mortandad superior a como lo haría un humano soldado. El robot matará fríamente según un programa diseñado para matar. La inteligencia artificial se parece en algunas de sus realizaciones a como se está convirtiendo la misma inteligencia natural: en un órgano de pensamiento anómico, vacío de normas. Un órgano diestro en computación, pero débil en capacidad de reflexión y crítica, indiferente a la regulación de su actividad de acuerdo con fines y valores humanos. Una inteligencia tentada y dispuesta a su robotización. La inteligencia humana es portentosa; ha enviado una sonda espacial a 24.000 millones de kilómetros de la Tierra. Pero es débil consigo misma y se deja dominar por las emociones. En este sentido, no es una inteligencia plena. Acusa al menos tres grandes déficits a la hora de ser usada en relación con la especie humana a la que pertenece: muestra, aún, una gran incapacidad para evitar conflictos, así como una gran capacidad para provocarlos y una gran incapacidad para resolverlos. Si convencionalmente se define la inteligencia como la capacidad para resolver conflictos, a la inteligencia humana parece que le queda mucho para merecer este nombre. No sería deseable que estos déficits de la inteligencia natural fueran así por siempre y pudieran seguir extendiéndose a la inteligencia artificial. Ambivalencia del progreso Cabe entonces alejarse de la visión utópica del progreso igual que de la visión distópica de éste. La visión centrada suele ser la mejor. Cuanto más conocemos a los hombres más admiramos aquella firme propuesta de Aristóteles: elegir el justo medio. El único extremo que no corre riesgos de equivocarse y hacer daño es el del término medio. Si pensamos en el progreso tecnológico, el justo medio en


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nuestra gama de actitudes podría consistir en asumir lo silaciones. Cumplen por lo menos un papel de recordatorio y, en guiente. 1) Pensar que la innovación no es en sí misma ni indisel mejor de los casos, sensibilizador, y son el mejor pretexto cutiblemente buena ni necesariamente mala. Va a depender de para obligar a quienes en la teoría los defienden a que en la sus fines, sus medios y, en definitiva, de la aplicación de sus práctica efectivamente los cumplan. Por lo demás, creer en la resultados. 2) Pensar que la innovación puede hacernos avanética no es incompatible con suponer que los individuos y gruzar hacia lo bueno o mejor, pero también hacia lo malo o peor. pos con poder antepondrán siempre la eficacia a los valores y 3) Pensar que la innovación puede representar, al mismo tiemsus intereses al interés común. Justo creemos en la ética porpo, y según el mismo juicio moral, un progreso y un retroceso. que la realidad muestra la falta de ella, y no siendo esta ausenEn el plano de la ética, no estamos acostumbrados a pensar, ni cia su desmentido sino la justificación de su necesidad. En nos apetece hacerlo, que se pueda cuanto a la inteligencia artificial y la avanzar a la vez que se camina hacia ética recordamos, entre otros, la Declaatrás. Pero eso es una realidad. Los miración de Barcelona (2017), la Declasiles supersónicos son un progreso ración de Montreal (2017) y la declaramaterial y un retroceso moral, tamción del High Level Group in Artificial bién de consecuencias materiales. In telligence del Parlamento Europeo. Tras las ideas del matemático VerEl gobierno de Cataluña sostiene un non Vinge, se habla hoy de alcanzar la observatorio de ética en inteligencia «superinteligencia» artificial, o «singuartificial. laridad tecnológica», vista como la En octubre de 1950 se celebró el 43 utopía de nuestro tiempo. Raymond Congreso de la Sociedad Italiana del Kurzweil, director de ingeniería de Progreso de las Ciencias, al que acudió Google, ha llegado a afirmar que la arAlbert Einstein con su discurso «Sobre tificial general intelligence (AGI) sobrela obligación moral de los científicos». pasará a la humana en los próximos En esta intervención el físico alemán años. Pero si tal singularidad se logra alertaba sobre los peligros de la cienEl soldado robot puede matar algún día, habrá que ver cuánto de discia cuando «cae en manos de expocon eficacia superior a como topía contiene ese triunfo; es probable nentes moralmente ciegos de poder que no falten motivos para confirmarpolítico». Como era habitual en él, exlo haría un humano lo, si no ha progresado también nuespuso sus inquietudes: «El hombre de tra inteligencia natural. Entretanto, ciencia, tal como podemos observar puede que haya demasiada ingenuicon nuestros propios ojos, padece un dad al pensar que el progreso de la superinteligencia es de caverdadero destino trágico». Este destino solo se puede conjurar rácter exponencial y que conduce necesariamente a un mundo hoy con el uso de la razón crítica que nos pide a cada uno reflemejor. En tanto que las directrices de la ética no sean vincuxionar sobre nuestra conducta personal y profesional, y en lantes en cualquier etapa de la tecnología –investigación, desacuanto a la tecnología, establecer una mutua comunicación rrollo, aplicación– siempre existirá un conflicto entre los poentre la máquina, su monitor y el receptor de su servicio, así deres económico, político, mediático y militar, de un lado, y las como de todos ellos con el investigador, el programador y el directrices de la ética, de otro lado. El poder de la inteligencia productor final de la máquina. artificial y sus brazos técnicos es demasiado eficaz y tentador Lo correcto desde un punto de vista ético debería ser dicha como para que esos cuatro pode res del mundo renuncien a él comunicación y la existencia de un equilibrio entre los diferencomo su mejor recurso común. Probablemente, como hasta tes entornos digitales y personas. Como escribió Marshall hoy, los códigos éticos serán una pura declaración de buenas McLuhan en Understanding Media, «cualquier tecnología tienintenciones y el compromiso con ellos otra forma de maquillade a crear un nuevo entorno humano». La robótica lo está je de prácticas muy poco éticas. Lo cual no es motivo para dejar creando y es mejor que sea un entorno equilibrado. De otro de apoyar los decálogos y declaraciones institucionales o modo, el futuro no es en términos humanos todo lo óptimo empresariales en favor de la ética en sus respectivos dominios, que se pudiera pensar gracias a los beneficios de la ciencia y la así como los organismos de uno u otro tipo –comités, consejos, tecnología. La implantación general de la inteligencia artificial observa torios– basados en dichos cuadros de normas y regunos dota de excelentes vehículos para mejorar la situación y el

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bienestar del hombre, pero que también nos pueden llevar rumbo a lo desconocido. Marvin Lee Minsky, del laboratorio de inteligencia artificial del MIT, dijo hace más de medio siglo: «Cuando los ordenadores tomen el control quizás ya no lo podamos volver a recuperar». Richard A. Spinello, interesado en la aplicación de la inteligencia artificial en el mundo empresarial, escribe: «Nuestras peores aprehensiones acerca de la tecnología pueden ser hechas realidad si, como algunos advierten, aquella atenta nuestras libertades básicas y se convierte en una fuerza que sobrepase a nuestro control». La inteligencia artificial es la ciencia de hacer máquinas que hagan la clase de cosas que hacen los humanos. Puede reconocer rostros, componer sinfonías y operar corazones enfermos. Ciertamente la máquina puede hacer muchas cosas mejor que nosotros. Pero otras cosas, vale más que no las intente.

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regulación ética en una normativa legal. ¿Quién ha de gobernar la tecnología? Puede ser esta la definitiva pregunta. La respuesta debería ser: todos. En una democracia: el parlamento, el gobierno y los jueces, más el juicio moral de cada ciudadano. La inteligencia artificial supone, en resumen, un reto de intensidad creciente a la inteligencia natural. El impacto de sus aplicaciones sobre la sociedad y el propio individuo es un hecho evidente e inevitable en todo momento. Sin embargo, la rápida evolución de la ciencia y la tecnología en torno a la inteligencia artificial contrasta con la lentitud con que se desarrollan los hábitos y las creencias (los «valores») de las personas y las organizaciones. Este desfase se deja notar en que la tecnología se usa muchas veces de forma irresponsable, vulnerando aspectos tan esenciales para la vida social y personal como la libertad y el derecho a la intimidad, o la garantía de la seguridad física y jurídica. Es obvio que la inteligencia artificial por sí misma no resolverá el problema. Depende de nuestra inteliConclusión gencia natural y de su poder y deber de reflexión sobre las conEl problema de la relación entre los secuencias presentes o futuras de usos de la inteligencia artificial y la ética cualquier forma de actividad que Las máquinas ya saben en gran medida dependa del ser humano. no se localiza en el hecho de debatir sobre la conveniencia de las directrices Por lo expuesto hasta aquí, convie«qué queremos» y nos dicen morales. Tampoco en el hecho de ponerne sin demora formalizar y poner en «qué debemos querer» se de acuerdo sobre cuáles han de ser activo un foro científico y humanístidichas pautas y en qué orden de imporco para dilucidar y fijar los requisitos tancia han de constar. El verdadero proéticos y jurídicos fundamentales pablema estriba en el hecho de respetar en la práctica las regulara un uso responsable de los programas y las aplicaciones de ciones que nosotros mismos nos hemos dado, y colgando de la inteligencia artificial. Se trata de intentar el establecimiendicho problema, el de hallar la forma de garantizar este respeto de unas normas universales, interculturales y jurídicamento. En otras palabras, lo difícil y costoso no es la aceptación de te vinculantes que impidan la creación de un mundo inseguuna normativa ética, sino el compromiso efectivo con ella. Pues ro e infeliz por medios y objetivos que deberían haber sido no basta con adherirse a la norma, sino que hay que obedecerevitadosn la, manteniendo una lealtad a las líneas reguladoras de la con1. Este artículo es una versión reducida del capítulo homónimo ducta. incluido en el libro colectivo Robótica, ética y política (Ed. Icaria, 2023). Hemos tocado, pues, el aspecto más decisivo de la ética de la inteligencia artificial: la implementación de la regulación moral de la tecnología. Es decir, pasar de los valores abstractos Norbert Bilbeny. Catedrático de Ética de la Universidad de a la aplicación técnica de estos. Lo cual exige: un cumplimienBarcelona. Ha trabajado como investigador o profesor invitado en diferentes universidades de todo el mundo. Autor de numerosos to efectivo, códigos éticos claros y explícitos, comités de ética libros. inde pendientes y eficaces, y, a la postre, la conversión de la

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Un mundo partido en dos Entrevista a Mariano Aguirre

por Salvador López Arnal

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ariano Aguirre es Associate Fellow del Instituto Chatham House (Londres) y coordinador de la red de Seguridad Latinoamericana Inclusiva de la Fundación Friedrich Ebert. Ha sido director del Norwegian Centre for Conflict Resolution (Oslo), coordinador de programas de la Ford Foundation (New York), y asesor de la ONU en Colombia. Su último libro publicado (Icaria, 2023) es Guerra fría 2.0. Claves para entender la nueva política internacional.

—¿Por qué Guerra fría 2.0? ¿Cuáles son las similitudes entre la primera Guerra Fría (1948 a 1991) y la actual? —La primera se libró entre Estados Unidos y la URSS. Fue calificada de “fría” porque pese a la fuerte tensión entre las partes nunca se llegó a un enfrentamiento violento directo entre ellas. Ese aspecto es hoy similar: hay crecientes tensiones entre China, Estados Unidos y Rusia, pero no se llega a guerras directas entre las partes, aunque en la de Ucrania la OTAN y Rusia están enfrentadas por delegación en ese país. Es similar también el continuo rearme nuclear y de otros tipos de armamentos, y el clima político de alineamiento que de formas diferentes exigen y esperan Washington y Bruselas, y Moscú. —¿Y cuáles son las diferencias? —En la Guerra Fría Estados Unidos y la URSS y sus aliados operaban en sistemas económicos diferentes. Actualmente, en cambio, tanto las grandes potencias como las intermedias funcionan dentro del mismo sistema económico capitalista, aunque las relaciones entre el estado y el sector privado sean diferentes en cada caso. Una segunda diferencia sustancial es que, durante las primeras dos décadas de la primera Guerra Fría, Estados Unidos se encontraba en el punto más alto de su hegemonía en el mundo occidental. Ahora, en cambio, es una gran potencia

con una grave crisis interna y con su hegemonía económica, comercial y tecnológica disminuida, y su legitimidad internacional cuestionada. Una tercera diferencia importante es la situación de los países del Sur. Al final de la Segunda Guerra Mundial y en las dos a tres décadas posteriores, se produjo la independencia de más de medio centenar de ex colonias. En muchas de ellas hubo guerras de liberación nacional contra los imperios europeos que se desintegraron al final de la Segunda Guerra Mundial. Pero esas guerras y los posteriores procesos de tratar de construir estados nuevos e independientes se vieron subsumidos en la dinámica capitalismo-comunismo de la Guerra Fría, desvirtuados y en muchos casos arruinados. Hoy, gran parte de esos estados (especialmente en África Subsahariana, Norte de África y Oriente Medio) son muy frágiles institucionalmente y se encuentran en guerras internas, dominados por élites corruptas asociadas a intereses en el Norte. —En cuanto a los poderes emergentes. —En las últimas décadas se han desarrollado potencias medias, regionales o emergentes, como la India, Brasil, Sudáfrica, Indonesia o Turquía. Estaban presentes durante la Guerra Fría, pero no tenían entonces el poder que tienen hoy. Los emergentes pugnan para que se hagan reformas en las instituciones financieras internacionales, en las Naciones

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Unidas (accediendo en un futuro incierto e improbable al Consejo de Seguridad), y teniendo más poder regional desde el cual negociar con los poderes globales. Estos países emergentes son muy diferentes entre sí: unos tienen gobiernos democráticos (Brasil), otros autoritarios (India y Turquía), algunos con problemas de corrupción (Sudáfrica). Todos intentan tener también un espacio diplomático, por ejemplo, ahora con la guerra de Ucrania. En el caso específico de América Latina, el regreso de Lula da Silva al poder abre la vía abierta por algunos ex diplomáticos y analistas que propugnan un “no alineamiento activo”. —Recuerdo el subtítulo de su libro: “Claves para entender la nueva política internacional”. ¿Dónde se ubica la novedad de la actual política internacional? —La Guerra Fría anterior fue un enfrentamiento entre formas de organizar el mundo entre el capitalismo y el comunismo (si era o no “comunismo” es otra discusión, pero uso aquí el concepto para describir ese enfrentamiento). Era una pugna política, económica y social existencial. Y era universal: cada parte quería conquistar al conjunto del mundo en su ideología. De ahí que cuando se libraba una guerra, por ejemplo, en Vietnam, la lógica era que se debía ganar para impedir el paso al comunismo, y si se perdía entonces otros países de la región (en ese caso, de Asia) caerían también bajo la dominación de Moscú. Desde la URSS se tenía una concepción similar. Ahora se trata de una confrontación por liderazgos tecnológicos, controles de mercados virtuales, acceso de recursos energéticos y de minerales (como el litio y los denominados “raros”) esenciales para la alta tecnología, y por acceso a largo plazo a recursos alimentarios. Se trata menos de controlar estados que de acceder a bienes específicos que tengan. Y los estados que no tienen nada que ofrecer, como Haití y varios de África Subsahariana, son dejados de lado. Una consecuencia de estos intereses es que importa menos invadir militarmente o imponer gobiernos que contar con aliados, sean del signo político que sean. A China no le importa que un gobierno de un país del Sur, o de Europa, sea democrático mientras que le permita operar en su mercado, acceder a sus recursos, vender sus productos a su sociedad y, si es posible, integrarse en su nueva “ruta de la seda”. —Si la economía ha sustituido en gran medida a la ideología en las políticas globales de las grandes potencias, ¿son entonces falsos (al tiempo que ideológicos) los lemas muchas veces usados para justificar guerras y anexiones: democratizar el mundo, guerras humanitarias, globalizar los derechos humanos…?

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—La retórica continúa. Rusia justifica su invasión a Ucrania diciendo que es una operación contra “elementos nazis” en ese país; Estados Unidos afirma liderar la lucha del mundo democrático contra el autoritarismo, pero la Administración Biden ha reafirmado sus relaciones con los gobiernos represivos de Arabia Saudita, Filipinas (ampliando en este país sus bases militares), y apoyando a Israel mientras este país continúa la ocupación ilegal de los Territorios Palestinos y acentúa la represión dentro de ellos. —El acelerado cambio climático antropogénico, ¿no lo cambia todo? ¿No debería ser esa una de las preocupaciones centrales de todos los países y de todos nosotros? —Vivimos en la era del Antropoceno, o sea que los grandes cambios climáticos en el planeta se deben a las actividades humanas y no a cambios geológicos. Esta es una tendencia que se ha ido configurando desde la Revolución Industrial. Y la crisis ambiental, entre la que se encuentra el cambio climático, tiene impactos muy graves en el presente y para las generaciones futuras. En efecto, es una de las grandes preocupaciones, pero cuando hay que tomar decisiones radicales sobre cambios en los modelos de producción, usos de recursos naturales y consumo, los gobiernos son temerosos, los empresarios tienen visiones de muy corto plazo sobre la ganancia por encima de otras consideraciones, y parte de las sociedades se resisten a creer que sea un problema tan grave.

Mucho dinero ilícito no aspira a blanquearse: se reinvierte en actividades ilícitas.

—Las grandes y crecientes desigualdades que asolan a la mayor parte de los países del mundo, ¿no están en la base de muchos conflictos armados? —La desigualdad y la pobreza son dos, entre otros factores, que generan inestabilidad, protesta social, rupturas entre ciudadanos y estados y, en algunos casos, violencia social que puede llegar a conflicto armado organizado. No quiere decir que siempre que hay pobreza y desigualdad hay guerra, pero en relación con otros factores –como la violación de derechos humanos, la corrupción y el autoritarismo excluyente– pueden favorecer que surjan conflictos violentos. —Cuando se habla de crisis de la globalización, ¿de qué crisis se está hablando exactamente? ¿Quiénes se han beneficiado fun-


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China y trasladarlas a México. En este contexto, es posible que asistamos a una “desglobalización” al tiempo que Estados Unidos, Europa y China mantengan o construyan sus subzonas de producción. Es posible, pero creo que estas tres potencias aspiran a zonas y redes de producción globales, no restringidas a una zona, y en las que se podría interconectar.

damentalmente de la globalización de estas últimas décadas? ¿Podríamos estar ante un escenario de futuro de doble globalización (USA y afines, China y amigos)? —A partir de la pandemia del Covid19 se ha producido un cambio en las tendencias de la globalización que comenzó a principios de la década de 1980. Esa globalización incluía la deslocalización de la producción, con empresas occidentales levantando sus fábricas en sus países e instalándolas en China y otros países del Sur para beneficiarse de mano de obra barata y controlada por el Estado local, lo que permite vender los productos en el mercado mundial con un alto margen de ganancia. De igual manera, era necesaria la desregulación del comercio, bajas tarifas arancelarias, y el libre movimiento de bienes y capitales. Junto con la pandemia se ha producido la tendencia en China, Vietnam, Sri Lanka y otros países a exigir salarios más altos y mejores condiciones laborales. Y, por otra parte, han aumentado los precios del transporte de mercancías. Ahora la deslocalización no es tan beneficiosa y hay una discusión y progresivo “regreso a casa” de las empresas o, al menos, regreso a países más cercanos. Por ejemplo, se especula que se podrían cerrar las empresas de Estados Unidos en

—¿Cuáles serían los objetivos de Rusia en la guerra de Ucrania? —El poder en Rusia considera por razones históricas, versiones interesadas de la historia, y por razones económicas, que Ucrania no es un estado independiente, sino que es parte de Rusia, aunque lo presente como una sola unidad nacional. La guerra parece orientada a impedir que Ucrania se consolide como un estado independente (y lo es desde el referéndum de separación de 1991), que rompa su asociación con la UE, y que no tenga acuerdo de seguridad, y menos todavía que sea miembro de la OTAN. La intención sería, también, de crear fricciones entre Estados Unidos y Europa. Inicialmente, no ha logrado ninguno de los dos objetivos. —¿Rusia ha sido llevada a este “enfrentamiento inevitable” por la política otánica de presión, acoso y derribo? —Es un debate en curso sobre si Rusia ha reaccionada ante la ampliación de la OTAN llevada a cabo desde que acabó la Guerra Fría, y la inclusión de Ucrania en acuerdos de seguridad. Para Moscú y expertos de Estados Unidos como John Mearsheimer, Estados Unidos y sus aliados violaron la regla implícita y explícita entre grandes potencias de respetar sus zonas de influencia.

Quizá asistamos a una “desglobalización”: las empresas podrían regresar

En efecto, Rusia ha considerado que la OTAN se ha ampliado de forma ofensiva hasta su frontera. Esto, sin embargo, no justifica la invasión a un estado soberano, algo que Rusia en su

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momento aceptó, con agresiones contra la población civil, violando el Derecho Internacional y normas de derechos humanos. Asumiendo que el argumento de la zona de influencia sea válido (y no necesariamente lo es desde la perspectiva del Derecho Internacional).

La guerra es útil a Estados Unidos pero la invasión rusa no es aceptable

—¿Y cuáles son los objetivos de Estados Unidos y la OTAN? ¿Cambiar el gobierno de Rusia? ¿Democratizar Rusia? ¿Hacer el gobierno ruso más sumiso a los intereses occidentales? ¿Desmembrar Rusia? —Para Estados Unidos esta guerra le permite retomar el liderazgo de la OTAN, que estuvo puesto en cuestión durante la presidencia de Donald Trump, y presentarse como líder de

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Occidente, pese a su declive como gran potencia. A la OTAN le ha servido para encontrar una misión clara, luego de que esto fuese difícil de concretar luego del final de la Guerra Fría: su misión ahora es disuadir a Rusia. Además, sale reforzada con el ingreso de Suecia y Finlandia en la Alianza Atlántica. El objetivo final creo que no está definido. Tanto Estados Unidos como la OTAN pensaban convivir con la Rusia de Putin. Esta guerra les ha alterado el plan. No creo que se planteen hacer un “cambio de régimen” como en Irak o Libia. No se cambia tan fácilmente el gobierno de un país con armas nucleares, y no piensan implicar miles de efectivos en esa complicada campaña. Tampoco creo que tengan interés en “desmembrar” a Rusia, porque eso causaría una catástrofe interna que impactaría en cientos de miles de refugiados golpeando a las puertas de la UE. Posiblemente no hay un plan definido. Por ahora, apoyar a Ucrania, tratar de inclinar la balanza de la guerra hacia este


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ta en España y el fin de la Guerra Fría acabaron con ese movimiento. A partir de entonces el pacifismo se disolvió en otros movimientos. A esto se suma que la guerra de Ucrania obliga a matices no simplificadores.

país, y en algún momento negociar, tratando de que Moscú obtenga lo menos posible. Y esperar a ver si una no victoria (no necesariamente una derrota) debilita a Putin. Por supuesto, hay voces (como la politóloga Anne Applebaum), que presiona para “derrotar” a Rusia, y predice que si esto no ocurre Moscú tomará casi el mundo entero. Herencias y reflejos de los halcones de la Guerra Fría.

Más que invadir países o imponer gobiernos, lo que importa es tener aliados —¿Y dónde están los movimientos pacifistas que antaño tuvieron tanto protagonismo en otros enfrentamientos armados de tristísimo recuerdo y de grandes pérdidas humanas? ¿Se puede hablar, como a veces se hace, de un militarismo de izquierdas? —El movimiento por la paz no es un actor en esta guerra, salvo pequeñas y limitadas expresiones en algunos países. El último gran e internacional movimiento por la paz estuvo activo en los 1980, cuando se opuso al crecimiento de los arsenales nucleares, a la “guerra del espacio” de Ronald Reagan, a la instalación de misiles de alcance intermedio de la URSS y la OTAN en Europa, y cuando la campaña sobre el referéndum de la OTAN en España. La instalación de los euromisiles, la derro-

—Por ejemplo... —Como indiqué antes, se puede criticar la expansión de la OTAN y la invasión de Rusia, no hay porqué elegir entre una u otra. La guerra es útil a Estados Unidos, pero eso no significa que sea aceptable lo que hace Rusia en Ucrania. La guerra es beneficiosa para la industria bélica, pero no significa que la industria bélica haya provocado la contienda. Asimismo, es una guerra que daña la economía de Europa, pero le sirve a quienes quieren potenciar la autonomía estratégica alrededor de convertir a la UE en una potencia militar. Por último, el pacifismo no ha presentado una alternativa concreta frente al envío occidental de armas a Ucrania. Decir “no a la guerra” no es suficiente frente a un argumento y una acción tan contundente como armar a un país frente a una invasión de otro país poderoso. Oponerse al envío de armas tiene que ir acompañado de propuestas concretas, por ejemplo, sobre negociación. Y debe tener en consideración no sólo lo que hacen Washington y Bruselas sino también Moscú. O sea, ¿qué pasa si en Madrid, París o Berlín se dice “no a la guerra” y Putin sigue adelante con su invasión? Tengo la impresión de que esta pregunta no se la han hecho muchos ciudadanos que se oponen. —¿Se puede sostener, con realismo pero sin alarmismo, que hoy estamos más cerca que nunca (dejando aparte Hiroshima y Nagasaki) de un enfrentamiento nuclear de dimensiones incalculables? ¿Hay atisbos de esperanza para que la vía diplomática de acuerdos reales se imponga? —Las armas nucleares son en la actualidad más sofisticas y más potentes que en décadas atrás. Por otro lado, la frontera entre armas convencionales muy potentes y armas nucleares tácticas o “pequeñas” es muy difusa. Esto podría llevar a que se utilicen con la idea de que causen mucha destrucción local, pero no generalizada. Aparte de este riesgo, y el riesgo de un error humano, es improbable que Rusia, quien ha amenazado con usarlas, utilice este tipo de armamento. Y más improbable que lo haga en Ucrania ya que el impacto se extendería también a territorio ruso. —¿Quiere añadir algo más? —Muchas gracias, estimado Salvador. Nada más que añadirn

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Una manifestante exhibe el cartel de una guillotina en una Laval, 23 de marzo

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El país que dice “no” por Juan Antonio Cordero

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l ciclo de conflictividad no cesa. Y con el propósito de explicar las tensiones políticas y los malestares sociales, este artículo ofrece un análisis exhaustivo del diseño institucional de la Quinta República y de las causas de la degradación de la democracia francesa.

I. Introducción “¿Qué es un hombre rebelde? Es un hombre que dice ‘no’”. Así iniciaba Albert Camus su reflexión sobre el hombre rebelde, en 1951. Casi tres cuartos de siglo después, las palabras del filósofo francés podrían aplicarse al país entero: de un tiempo a esta parte, Francia pasa por ser, también, el país que dice ‘no’. Algunas de los rechazos y las protestas más sonadas en las últimas décadas se han producido contra medidas neoliberales o de marcado carácter liberalizador: ‘no’ al Tratado de Constitución Europea, rechazado en referéndum en 2005 pese al apoyo casi unánime de políticos y medios de comunicación de la época; ‘no’ a las grandes reformas de flexibilización y precarización del mercado laboral1, ‘no’ a las siempre explosivas reformas de las pensiones2 planteadas por los sucesivos gobiernos, tanto de derecha y centro-derecha (presidencias de Jacques Chirac, Nicolas Sarkozy y Emmanuel Macron) como de centro-izquierda (François Hollande). No todos los ‘noes’ caben en esa categoría: algunos de los movimientos de contestación más persistentes o más espectaculares han tenido características o derivadas reaccionarias, nihilistas o cuasi-insurreccionales. En el año 2005, la muerte accidental de dos adolescentes que huían de la policía, en los suburbios de Clichy-sous-Bois (norte de París), desencadenó

una secuencia de graves disturbios y enfrentamientos con la policía durante más de tres semanas (durante las cuales el gobierno conservador de Chirac se vio obligado a decretar el estado de urgencia), se extendió a los surburbios metropolitanos más deprimidos del país, y se cerró con un balance de cerca de 3000 detenciones, tres muertos, centenares de heridos y cuantiosas pérdidas materiales. Más recientemente, y en clave más política, se puede mencionar la (difícil) aprobación del matrimonio homosexual (el llamado “mariage pour tous”) por el gobierno socialista en 2013, que engendró un formidable movimiento de contestación alrededor de la derecha y la extrema derecha de inspiración católica, de un alcance sustancialmente mayor al que se había producido contra la misma medida en España diez años antes; la revuelta de los chalecos amarillos o “gilets jaunes” –sobre la que volveremos más adelante–, originada contra el aumento de las tasas sobre el carburante en 2018; o a las difusas resistencias a las políticas de vacunación durante la crisis del COVID (la robustez del ‘movimiento antivacunas’ en el país de Pasteur resultó ser muy superior al registrado en otros países europeos). Desde luego, los que se oponen no son siempre los mismos, ni lo hacen por las mismas razones. Pero la agregación de conflictualidades muestra que la fragilidad del pacto social se

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registra transversalmente en la sociedad, incluso en estratos que viven de espaldas entre sí. Muchos de estos ‘noes’ visualizan así un malestar social que va más allá de las medidas ante las que reaccionan. La oposición a tal o cual medida impopular puede ser el detonante de una secuencia de movilizaciones, pero una vez iniciadas, es fácil que se vean alimentadas por resentimientos adyacentes, a los que a su vez activan. Por ello, buena parte de esos movimientos de contestación acaban desbordando sus teóricas motivaciones iniciales para expresar una desafección transversal y más profunda, que no siempre emerge a la superficie político-mediática del país, pero El art. 49.3 de la Constitución permite aprobar la reforma de las pensiones sin apoyo parlamentario tampoco deja de agravarse más o memomentos virulenta, de un sentimiento difuso pero persistennos silenciosamente desde hace décadas. te de frustración, desafección y agravio entre amplios sectores Esta facilidad de las protestas sectoriales en Francia para periféricos de la sociedad francesa. Un cauce en el que termipropagarse y trascender más allá de sus detonantes coyunturanaron confluyendo a lo largo de los meses, un poco a la maneles no pasa desapercibida para analistas ni para actores polítira del 15-M español, toda una serie de malestares, reivindicacos. Muchos de ellos son conscientes de que la sociedad y las ciones, agravios y propuestas heterogéneas y a veces contrainstituciones galas se mueven en terreno pantanoso, en una dictorias, entre las que se mezclaban las reclamaciones de frágil capa de hielo en la que cualquier movimiento en falso democracia directa o plebiscitaria (con especial énfasis en la corre el riesgo de agrietar severamente toda la superficie. Un defensa del referéndum) con los planteamientos antipolíticos, tertuliano de la televisión pública, comentando el último asunla denuncia de las élites y a los medios de comunicación con el to que agita las aguas mediáticas francesas3, lo resumía así: hartazgo con las instituciones y las organizaciones clásicas de “tout devient inflammable”. Algunos asienten con inquietud, y representación (partidos, sindicatos, Parlamentos, instituciootros con júbilo o esperanza; pero el diagnóstico es amplianes europeas), la desconfianza frente al globalismo con la demente compartido. nuncia de la inmigración como instrumento de control social, Las revueltas de los “gilets las peticiones de dimisión de Macron y las demandas de jusjaunes” de 2018 y 2019, sólo Los movimientos de ticia social y fiscal. La respuesta gubernamental osciló entre neutralizadas por la emergencia contestación contemporización y condescendencia, invisibilización y reprede la crisis sanitaria a principios sión frontal –juzgada desproporcionada por diversas oposiciode 2020, son una buena muesdesbordan sus nes y organizaciones civiles, francesas e internacionales–, para tra de ello. Surgidas inicialmenmotivaciones iniciales acabar decantándose por esta última ante la cronificación y la te a través de convocatorias esradicalización del conflicto: las movilizaciones y los choques pontáneas en redes sociales con la policía arrojaron un balance de miles de arrestos y concontra el aumento de la Tasa Interior de Consumo sobre denas, millares de heridos y varios muertos, además de cuanProductos Energéticos (TICPE), que grava particularmente los tiosos daños materiales. Una violencia persistente que no evitó combustibles derivados del petróleo (gasolina, gasóleo), las unas elevadas tasas de simpatía entre la opinión pública, muy protestas en las rotondas se prolongaron y se radicalizaron mayoritarias durante buena parte de las movilizaciones4. durante meses, sin que la decisión gubernamental de abandoMás allá de los episodios de protesta, clásicos o insurreccionar la medida desactivara la movilización. Más que responder nales, uno de los indicadores más reveladores del descontento a un esquema de reivindicaciones clásicas y negociables, los subterráneo que las nutre es la evolución del electorado fran“gilets jaunes” constituyeron el cauce de expresión fluida, y por

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cés: la apatía creciente, el desencanto cada vez más rápido con los gobernantes una vez electos, y el rechazo persistente al gobierno en plaza, sea éste del signo que sea. Desde mediados de los años ochenta, los franceses han votado en cada ocasión que han tenido (elección presidencial o legislativa) para censurar al poder saliente, con contadas excepciones5. Las únicas reelecciones desde el año 2000 (la de Chirac en 2002 y la de Macron en 2022), se produjeron frente al ultraderechista Frente Nacional (hoy Rassemblement National), que ha llegado a la segunda vuelta en tres ocasiones (2002, 2017 y 2022). Eso sí, la victoria del candidato republicano en cada ocasión se ha producido con unos márgenes cada vez más estrechos, que amenazan con desvanecerse del todo en próximos choques6. Una pintada aparecida en la banlieue de París entre la primera y la segunda vuelta de 2022 resumía el estado de ánimo de buena parte de los electores: “Dimanche votons pour Macron; dès lundi luttons contre Macron !” II. Grietas en la superestructura: virtudes y límites de la “monarquía republicana” ¿A qué se debe esta desafección? En primera aproximación, y visto que las últimas grandes movilizaciones se han producido bajo el (y contra el) mandato de Emmanuel Macron (los “gilets jaunes” en su primer mandato; la contestación a la expeditiva reforma de las pensiones, desde principios de su segundo mandato), es fácil dirigir el grueso de las críticas al presidente liberal. Sin minusvalorar el efecto de su estilo y de su proyecto político, que efectivamente ha ensanchado la desconfianza y acelerado la exasperación popular, sería un error considerarlo la causa profunda de la patología. Si acaso, Macron es uno de los últimos, y paradójicos, subproductos de la erosión de la democracia francesa, a la vez consecuencia y (tentativa de) remedio a su desgaste: una promesa de renovación del anquilosado modelo institucional francés, surgida de las entrañas del sistema de producción de élites y consensos de la Quinta República, que, menos de diez años después de su ascenso fulgurante, se encuentra hoy gravemente en entredicho, consumida por lo mismo que pretendía corregir. Otra pista común de análisis pone el foco en la arquitectura institucional en la Quinta República. El régimen fundado y diseñado por el general de Gaulle en 1958, sobre las ruinas de la guerra de Argelia y tras el colapso de la Cuarta República parlamentaria7, consagra una verdadera “monarquía republicana”, en la

que el Presidente de la República, elegido por sufragio universal directo desde 1962, tiende a centralizar el poder ejecutivo8 y goza de amplísimas prerrogativas ante los demás poderes. El primer aspecto, la concentración del poder político en el Elíseo, unido a la tradición intervencionista del Estado francés en la economía, y a su muy escasa descentralización, dificulta el desarrollo de esferas autónomas en la sociedad civil, sin Macron es uno de los las que ninguna democracia últimos subproductos es concebible. Es un lugar code la erosión de la mún la caracterización del Estado francés, independientedemocracia francesa mente del tipo de régimen, como el paradigma mismo de la centralización política y administrativa: un modelo con obvias ventajas en términos operativos y de eficacia de la acción pública, pero que puede reforzar e incentivar procesos perversos de concentración en el interior de la sociedad civil. Por ejemplo, en el debate público. A diferencia de España, donde la conversación pública está dominada por grupos mediáticos y editoriales multimedia –cuya dependencia de los poderes políticos, notable, se ve en cierta medida amortiguada por la pluralidad de centros políticos en el país–, en Francia la mayor parte de los medios de comunicación tradicionales y más influyentes de alcance nacional (prensa escrita, canales de televisión, concesiones de radio) son propiedad de grandes fortunas conectadas a conglomerados industriales, con intereses en múltiples sectores económicos sensibles a la interven-

Emmanuel Macron, presidente de la República Francesa

ción o la colaboración de la maquinaria estatal francesa, tanto dentro como fuera del país: 7 de las 15 mayores fortunas del país son accionistas de medios. Se calcula que el 80% de la

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audiencia de la prensa escrita, el 100% de la de los semanarios generalistas, el 40% de la audiencia radiofónica y el 55% de la audiencia televisiva está concentrada en torno a nueve grandes conglomerados mediático-industriales, estrechamente interdependientes –por la propia naturaleza de sus negocios– del propio poder político. El panorama sindical, que ha vuelto a la actualidad con la contestación a la reforma de las pensiones de los gobiernos Macron, merece una mención específica. Francia presenta una tasa de sindicación del 8%, la más baja entre los países de la OCDE9, está extremadamente concentrada en el sector público (en el que la tasa de sindicación alcanza el 20%) y los sectores estratégicos, más o menos herederos de antiguos monopolios: enseñanza, transportes, energía. El sindicalismo de clase francés se estructura en torno a dos grandes tradiciones, hoy lideradas por dos centrales históricas: la Confederación General de Trabajadores (CGT), fundada en 1895 y de inspiración socialista y marxista, durante décadas ligada al Partido Comunista, y orientada hacia una estrategia de huelga revolucionaria; y la Confederación Francesa Democrática del Trabajo (CFDT), de orientación socialista, reformista e inspiración católica, cuyos orígenes se remontan a 1919. A diferencia de España o de Alemania10, en Francia la “Charte d’Amiens”, do-

En lo que va de 2023 se han convocado más de una docena de huelgas generales

cumento fundamental del sindicalismo de clase francés, consagra desde 1906 la independencia respecto a los partidos. Una separación entre acción política y sindical que no es ajena, según algunos analistas, al escaso peso de las clases trabajadoras en las bases electorales y militantes de los partidos –especial-

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mente el partido socialista, sobre el que tendremos ocasión de volver. La mayor presencia de los sindicatos –especialmente la CGT– en los antiguos monopolios públicos (France Télécom, EDF, SNCF) les da una considerable capacidad de defender las condiciones laborales de sus afiliados (ventajosas y ampliamente protegidas), y una considerable capacidad de bloqueo en el conjunto del país, que han ejercido con una virulencia desconocida en España. Pero la escasísima implementación sindical en el sector puramente privado abre una sima entre los intereses inmediatos del conjunto de los trabajadores, y los que representan unas centrales fuertemente desequilibradas en su composición. Los sindicatos ejercen, eso sí, un papel relevante en la democracia social francesa, a través –como en España– de la participación de “representativos” en la negociación colectiva: así, el 90% de los asalariados están cubiertos por convenios colectivos sectoriales de esa naturaleza. La reducida tasa de sindicación general (históricamente baja, y en mínimos desde los años ochenta), la escasa capacidad de negociación frente a patronal y gobierno, así como la tradicional desconfianza de regímenes y partidos republicanos (también jacobinos) hacia los sindicatos11, han favorecido la consolidación de una acción sindical orientada preferentemente al choque, más que a la negociación. La combinación de estos factores contribuye a explicar una relativa tibieza de los trabajadores franceses respecto a los sindicatos, similar a la que expresan –con una tasa de sindicación algo mayor– los trabajadores españoles12. El segundo aspecto, las prerrogativas del Ejecutivo frente a otras instituciones, son particularmente relevantes frente a los otros dos poderes del Estado, el Legislativo y el Judicial. La Asamblea Nacional (Cámara baja del Parlamento) se encuentra, como resultado del llamado “parlamentarismo racionalizado” que consagra la Constitución de la Quinta República, particularmente desvalida frente al Elíseo –que puede, por ejemplo recurrir al referéndum para legislar sin la Asamblea–, pero también severamente limitada en sus capacidades de control y fiscalización del Gobierno que en teoría responde ante ella. La justicia, estaba originalmente sujeta a una supervisión presidencial (gubernamental) indirecta a través de órganos como el Consejo Superior de la Magis-


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Protesta en Marsella contra la reforma de las pensiones de Macron

tratura (CSM) o el propio Consejo Constitucional. Aunque reformas posteriores han aumentado la capacidad de fiscalización parlamentaria y han reducido significativamente algunas de estas prerrogativas, sobre todo respecto en la justicia, la Asamblea sigue subordinada al Poder Ejecutivo; quizá en mayor medida, en algunos aspectos, como consecuencia de la reforma constitucional de 2002. Es cierto que la mayor parte de los desequilibrios institucionales pasan desapercibidos en las condiciones para las que las instituciones fueron diseñadas, esto es, cuando el Presidente dispone de una cómoda mayoría parlamentaria a disposición: la “mayoría presidencial”. Así fue durante las primeras décadas del régimen; pero éste se adentró en terreno desconocido a medida que las cohabitaciones13 se volvieron más frecuentes (1986-1988, 1993-1995, 1997-2002). Los desajustes en la acción ejecutiva y la confusión subsiguiente, en una cultura política poco acostumbrada a lidiar con la coexistencia de varios centros de poder, fueron considerados responsables del traumático resultado electoral de 2002, en el que la ultraderecha accedió por primera vez a la segunda vuelta presidencial. El shock llevó a la clase política a plantear la reforma constitucional de 2002, para alinear el mandato presidencial con la legislatura de la Asamblea (paso del septenato al quinquenato presidencial), y celebrar las elecciones legislativas inmediatamente después de las presidenciales –un calendario que casi asegura la presencia de una “mayoría presidencial” (mayoría absoluta) afín en la Asamblea. Los equilibrios son distintos, y más inciertos, en condiciones de cohabitación: al disponer de una mayoría parlamentaria propia, el Gobierno se vuelve autónomo frente al Presidente; al necesitar el Gobierno de ella para gobernar efectivamente, la Asam-

blea recupera parte de su centralidad política. La reforma constitucional de 2002 convirtió en improbables las cohabitaciones, pero a cambio, acabó abriendo la puerta a escenarios todavía más complejos, como los que vivió el país a finales del mandato de François Hollande, con una mayoría presidencial fracturada en la Asamblea, en la que el Gobierno socialista se encontraba en minoría por la rebelión de parte de sus propios diputados (los llamados “frondeurs”); o, más grave, el que viene de abrirse tras el ciclo electoral de 2022, con un Presidente recién reelecto con una abstención histórica; y una Asamblea Nacional electa unas semanas después sin “mayoría presidencial” (sin mayoría absoluta): sin cohabitación, pero con un Gobierno estructuralmente minoritario en la Asamblea, desde el principio de su mandato. Sin mayoría gubernamental, pero sin mayorías alternativas posibles. El partido de Emmanuel Macron obtuvo en 2022 245 de los 577 diputados de la Asamblea, así que dispone tan sólo de una (amplia) mayoría relativa; un escenario “Borgen”, común en países con (más) tradición parlamentaria multipartidista, tanto nórdicos como mediterráneos (incluidas España o Italia); pero imposible de gestionar en un país tan habituado a los rodillos parlamentarios como Francia. La reforma de las pensiones de 2023, aprobada en ese contexto de debilidad institucional, permite observar en su El Gobierno puede extensión el arsenal de prerrogativas que el “parlamentarisdoblegar las mo racionalizado” pone a disresistencias posición del Ejecutivo. Suele parlamentarias mencionarse el artículo 49.3 de la Constitución, que per mi te al Gobierno, ante una previsible derrota parlamentaria, hacer adoptar un proyecto de ley sin voto en la Asamblea, obligando a las oposiciones a plantear y ganar una moción de censura –que tumbaría al Gobierno– para detenerlo: aunque el mecanismo ha sido usado con profusión por gobiernos anteriores para adoptar medidas especialmente sensibles y altamente impopulares14, su legitimidad –y la del régimen que lo contempla– es cada vez más cuestionada entre la ciudadanía, y empieza a ser un factor de

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desgaste severo para los gobiernos que lo emplean. Sin necesidad de recurrir a este extremo, el Gobierno maneja otros instrumentos que permiten doblegar las resistencias parlamentarias15; prácticamente todos ellos han sido empleados para asegurar la adopción de la reforma de las pensiones, pese a la hostilidad social y parlamentaria. Algunos de estos mecanismos existen también en España: si los años de pandemia, y la precaria mayoría parlamentaria de Pedro Sánchez, han permitido ver hasta qué punto en España el Gobierno puede goExiste una oposición bernar al margen de un Parlaentre “ganadores” y mento incómodo, en Francia la inédita configuración resul“perdedores” de tante del último ciclo electola globalización ral, con un Presidente en minoría y una Asamblea hostil pero incapaz de producir una mayoría parlamentaria alternativa, está recordando cómo el Elíseo y Matignon (sede del Gobierno) pueden lleva a cabo reformas cruciales ignorando al Parlamento francés y a otros contrapoderes. La Quinta República configura un régimen híbrido, formalmente republicano pero basado en una filosofía del poder esencialmente personalista, bien resumida en la fórmula gaullista del “encuentro entre un hombre y un pueblo”: una síntesis entre republicanismo y bonapartismo. Históricamente, su diseño institucional reacciona contra la inestabilidad crónica de los regímenes parlamentarios precedentes (“de asamblea”) y la ineficacia de los sistemas de partidos en que se apoyaban, durante la Tercera y, sobre todo, la Cuarta República (1946-1958). La Quinta es el resultado de una síntesis histórica entre la tradición republicana francesa (de la que la Tercera República es la representante canónica) y una tradición autoritaria, cesarista y alérgica a los contrapoderes (ya sean parlamentarios, partidistas o institucionales), no menos presente en la historia política del país, jalonada por una serie de figuras providenciales, típicamente militares16, a los que el país se encomienda en momentos de crisis grave, y que tienden a gobernar sin (o con escasas) cortapisas. Pero la concentración de poderes en el Elíseo, tanto políticos como administrativos; y la debilidad relativa ante éste de otras instituciones, tanto del Estado

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(Gobierno, Asamblea Nacional) como de la sociedad civil (medios de comunicación, sindicatos), impide que éstas funcionen efectivamente como contrapoderes y dificulta que encaucen, representen y permitan procesar y absorber las tensiones y las evoluciones culturales, sociales, políticas y económicas que necesariamente se producen en una sociedad democrática y plural; es fácil entonces que estas tensiones, que no llegan a expresarse adecuadamente a través de partidos, sindicatos, medios y Parlamentos, engendren frustración social y acaben confluyendo en formas de contestación más disruptivas. III. Mutaciones en la infraestructura social, cultural y económica La síntesis entre la tradición republicana y la pulsión autoritaria, la verticalidad del “encuentro entre un hombre y un pueblo”, va más allá de la arquitectura estrictamente institucional establecida en la Constitución. Tanto es así, que hasta los más encarnizados críticos del gaullismo han acabado asimilando sus premisas. Probablemente no haya habido presidencia más adaptada al espíritu de la Quinta República, al margen de la de su fundador, que la de François Mitterrand (1981-1995), que había sido uno de sus críticos más tempranos, implacables y perspicaces. Entre los adversarios actuales más destacados a la Quinta República, y defensores de una Sexta República –repu-

Jean-Luc Mélenchon, líder de La France Insoumise

blicana y horizontal– que la supere, se encuentra el líder populista Jean-Luc Mélénchon, antiguo ministro de Mitterrand y tres veces candidato a la presidencia. La verticalidad de la fuer-


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za política que lidera, La France Insoumise, más plataforma personal que partido parlamentario, carente de estructura sólida y construida casi exclusivamente en torno a su personalidad; y su propio estilo de hiperliderazgo carismático, lo convierten en el político de estilo más gaullista –junto con Macron– de la escena política francesa actual. Este arraigo del modelo gaullista se manifiesta también en aspectos más infraestructurales de la vida política, social y económica del país. La tendencia a la centralización del poder político17 y la desconfianza hacia los posibles contrapoderes, por ejemplo, son correlatos de una tensión entre unidad (o “indivisibilidad”, por retomar el término revolucionario) y verticalidad, por un lado; y pluralidad y horizontalidad o composición, por otro, que está en el núcleo del imaginario y la cultura política francesa, y que históricamente se ha expresado en ciclos de disgregación, conflicto y “guerre civile” (en el sentido de confrontación civil) que suelen cerrarse de forma traumática o con una fórmula de “salvación pública” o “unión nacional”, típicamente apelando a una figura providencial y carismática dotada de plenos poderes para restaurar la normalidad –un ciclo bien reconocible en la génesis de la Quinta República–. La misma dinámica se expresa en el plano económico y geográfico. Durante la Revolución, los conflictos políticos que estallan entre las fracciones revolucionarias tras la caída de la monarquía suponen también, entre otras cosas, la victoria de la (pequeña) burguesía parisina, apoyada por las milicias populares de París, sobre las burguesías portuarias de tendencia girondina y “federalista”; y con ella, la consolidación de la primacía del centro político-económico de París sobre el resto del territorio y sus élites locales18. El reforzamiento políticoeconómico de la capital y de su región adyacente proseguiría en todos los planos, y generaría las condiciones para su reproducción, a lo largo de los siglos XIX y XX, configurando una sociología divergente visible en los principales indicadores económicos19, demográficos20 y sociológicos21. Una divergencia con obvias implicaciones electorales: más de un 40% de los votantes optaron por Marine Le Pen en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2022 en todo el país, pero menos del 15% en la capital. En Francia (datos del INSEE), la región parisina (Île-deFrance) concentra un 31% del PIB nacional, y dispone de un PIB per cápita de casi 60k euros, más de 25k euros más que las siguientes regiones más ricas, Auvergne-Rhône-Alpes (Lyon),

Fabien Roussel parece resucitar al Partido Comunista Francés

con 34k euros, y Provence-Alpes-Côte d’Azur (Marsella), con 33k euros. Para comparación, en España (datos del INE, 2021), la Comunidad de Madrid concentra algo menos del 20% del PIB nacional, y dispone de un PIB per cápita de 32k euros, tan sólo ligeramente superior a País Vasco (30k euros), Navarra (29k euros) o Cataluña (27k euros). Según los datos y estimaciones del INSEE, como cabe esperar en la región económicamente más dinámica y atractiva, la población de la región parisina es sustancialmente más joven y activa que la del resto del país: un 21% de la población de Île-de-France tiene más de 60 años (19% de jubilados), frente al 29% para el resto del territorio metropolitano (27% de jubilados). Y en lo que refiere a algunos indicadores socioeconómicos, la región parisina cuenta con la mayor proporción de cuadros dirigentes (cadres) frente a obreros (2,14 cadres por cada obrero, a gran distancia de las otras regiones más dinámicas); frente a 0,8 cadres por obrero en el conjunto del país. París registra la mayor tasa de población entre 25-34 años con estudios superiores (61%, frente a un 44% de media nacional); una de las mayores tasas de población que vive sola (42,6%, frente a un 36,9% en el conjunto nacional)22. La divergencia entre capital y periferia, especialmente marcada en el caso de Francia por el tamaño y la proyección global de París, interactúa y se apoya en otras fracturas y divergencias territoriales más complejas y de carácter más general, cuyos rasgos pueden encontrarse también en otros países europeos. Algunos analistas distinguen, por ejemplo, entre, por un lado, la red de grandes áreas metropolitanas (suburbios incluidos), compuesta por París y otros grandes núcleos como Lyon, Marsella, Burdeos, etc., que agrupan los territorios globalmente

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El pulso entre el pueblo francés y el gobierno de Macron no cesa

más conectados y económicamente más dinámicos, albergan las actividades con mayor valor añadido, las poblaciones más diversas, más jóvenes y con mayor movilidad, y las mayores concentraciones de poder adquisitivo y de población diplomada (pero también de pobreza y exclusión social), de, por otro lado, lo que a veces se denomina la “Francia periférica”23, económicamente más estancada, con poblaciones más envejecidas y más ligadas al territorio. Es ésta una declinación en clave territorial de la conocida oposición entre “ganadores” y “perdedores” de la globalización, que si bien no agota la complejidad ni la diversidad de las sociedades desarrolladas europeas, sí ayuda a situar las diferencias en expectativas, en aspiraciones sociales, y en posicionamientos políticos e ideológicos de amplios sectores sociales. A las fracturas territoriales se añaden otras divergencias. En los últimos años ha hecho fortuna la noción de “archipielización” de la sociedad francesa, popularizada por el politólogo Jerôme Fourquet, quien sostiene en su ensayo de 2019 que las transformaciones sociales experimentadas en las últimas décadas, de las que dan cuenta, a su juicio, la evaporación del sustrato cultural común católico, la creciente diversidad de prácticas culturales o la mayor persistencia de los rasgos culturales de los flujos migratorios recientes, respecto a oleadas migratorias anteriores más permeables a la asimilación, configuran una sociedad “multicultural” en la que la población se estructura, siguiendo la metáfora marítima, en islas separadas,

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no necesariamente conectadas, aunque próximas y con un pasado geológico compartido. El éxito de la imagen del archipiélago es reveladora tanto de la profundidad de las transformaciones de la sociedad francesa –identificables en otras sociedades europeas en sus tendencias principales (secularización, individualización, liberalización de costumbres, peso creciente de la población de origen migrante), incluida la española–, como de la mirada inquieta (que sí tiene rasgos específicos) con la que la sociedad francesa (o su espacio mediático) contempla su propia pluralidad interna y las dificultades crecientes para mantener un canon identitario unánimamente compartido. Muchas de las fracturas territoriales y de los cambios culturales registrados en la sociología francesa están estrechamente vinculados con el prolongado proceso de desindustrialización que ha sufrido la economía francesa en las últimas décadas: desde 1970, el peso de la industria en el PIB descendió del 35% al 20% actual; desde 1980, la industria francesa prescindió de la mitad de su fuerza de trabajo, esto es, 2,2 millones de trabajadores24. La integración europea y su ampliación hacia el Este, los fenómenos de deslocalización dentro y fuera de la Unión Europea, la introducción del euro y la pérdida de competitividad de la economía nacional respecto a otras economías emergentes, están en el origen de un fenómeno que también ha afectado amplias zonas y causado traumáticas reconversiones en otros países, desde España hasta Bélgica, pasando por Italia. La desindustrialización francesa, que apenas empieza ahora a corregirse tímidamente, ha hecho estragos especialmente en las regiones del noreste del Hexágono (regiones de Altos de Francia y Gran Este), que constituyen, sin sorpresa, algunos25 de los graneros principales de desafección, votos y escaños del FN. IV. Recomposición provisional del sistema político Las elecciones presidenciales de 2017 supusieron un terremoto sobre el sistema de partidos francés, sometido hasta entonces a evoluciones significativas, pero graduales (ascenso progresivo del Frente Nacional, declive del Partido Comunista, surgimiento del partido verde Europe Écologie Les Verts…). Tras


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un quinquenato marcado por la explosión del Partido Socia2017), y un 58,5% en la segunda (42,2% de los inscritos, 7 punlista y la renuncia a la reelección por parte del presidente tos menos que en 2017). Pero las legislativas celebradas dos Hollande, las elecciones certificaron el hundimiento del meses más tarde certificaron la frialdad del respaldo popular al Partido Socialista en primera vuelta, y la confrontación en seproyecto macronista: por gunda de dos fuerzas –la extrema derecha de Marine Le Pen y primera vez desde la reforLa sociedad francesa tiene el nuevo partido neoliberal de Emmanuel Macron– ajenas al ma constitucional de 2002, sistema bipartidista que había dominado la vida política de la los electores negaron al dificultades crecientes para Quinta República durante décadas. Elíseo una “mayoría presimantener una identidad Los resultados, que redujeron a añicos el sistema tradicional dencial” en la Asamblea. El compartida de partidos y reventaron el eje izquierda-derecha sobre el que partido macronista obtuvo pivotaban, marcaron una abrupta traslación a la superestruc245 escaños sobre 577 (308 tura política, de cambios y tensiones sociales y societales, culen 2017), lejos de los 289 esturales y económicas que llevaban tiempo fraguándose, sin caños de la mayoría absoluta. El ‘no’ a Macron durante la encontrar un adecuado correlato en el sistema político, mediárevuelta de los “gilets jaunes”, ampliamente aprobado por los tico e institucional de la Quinta República. Si las transformafranceses, y el ‘no’ (relativo) a Macron en las legislativas, se ha ciones sufridas no eran exclusivas de la sociedad francesa, sí lo convertido después en un ‘no’ estruendoso con motivo de la fueron algunos de los rasgos de su sistema político, en especial reforma de las pensiones que su gobierno ha impuesto a una los relativos a la concepción del espacio público y la distribuAsamblea en la que no cuenta con mayoría para hacerla votar. ción del poder, que dificultaron su representación, su manejo y Aunque el segundo mandato de Macron acaba de empezar, su su absorción gradual –o menos traumática–. gestión de la reforma de las pensiones y su tratamiento, casi Al hundimiento socialista de 2017 siguió el derrumbe de su exclusivamente represivo, de las masivas protestas lideradas homólogo en la derecha, cinco años más tarde: en 2022, la canpor una unión intersindical inédita por su alcance, que reúne a didata de Les Républicains se desplomaba más de 20 puntos todas las centrales representativas, tanto las más combativas porcentuales, recogiendo menos de un 5% de los votos en pricomo las más reformistas, parecen indicar que el equipo mera vuelta. El beneficiario más inmediato de ese segundo gubernamental se decanta por compensar su debilidad estruccolapso fue el hoy presidente Macron y su plataforma política, La République en Marche en 2017, hoy Renaissance, que absorbió la mayor parte de la tecnoestructura, los cuadros socioliberales y el electorado más centrista del PS en 2017, e integró a los sectores más moderados (cuadros y electorado) de Les Républicains en 2022. No obstante, aunque la operación fue un éxito a corto plazo, los límites de esa recomposición macronista han resultado dramáticamente evidentes desde el inicio del segundo mandato, como se explicaba anteriormente. La campaña y la elección presidencial de 2022 se desarrollaron en un clima de atonía política inédito en Francia, en parte por la resaca de la pandemia, durante la cual el debate público se vio prácticamente suspendido, con protestas y Durante las protestas contra la reforma de las pensiones se han detenido a cientos de personas disidencias sofocadas por la emergencia sanitaria y el reflejo de “unión nacional”. Frente a la amenaza ultraderechista, Macron fue reelegido, sin entusiastural con una orientación aún más escorada hacia la derecha: mo, con cifras poco espectaculares: un 27,85% de los votos en más ultraliberal, más tecnocrática, más vertical, y más autoriprimera vuelta (20,5% de los inscritos, 2 puntos más que en taria.

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V. Crisis y pistas de reconstrucción de la izquierda republicana Con la Francia que dice ‘no’ volvemos al principio. “¿Qué es un hombre rebelde?”, se preguntaba Camus; “Es un hombre que dice ‘no’”. Y seguía: “Pero el hecho de que se niegue no significa que renuncie: también es un hombre que dice sí, desde su primer movimiento”. Es difícil compartir el optimismo del filósofo en lo que al país se refiere: si los ‘noes’ son contundentes contra los proyectos de aceleración neoliberal que propone Macron –y las protestas contra la reforma de las pensiones son sólo la última muestra de ello–, cuesta discernir qué proyecto alternativo de signo progresista podría federar las voluntades hoy aglutinadas en torno a una sucesión de rechazos que se acumulan, pero no germinan. Esta incapacidad para artiLos proyectos de cular una alternativa en posiaceleración neoliberal tivo afecta particularmente a la izquierda republicana y de Macron reciben un transformadora, que no se ha contundente ‘no’. repuesto del derrumbe socialista de 2017. Un derrumbe consecuencia del estallido, durante el mandato de Hollande, de las contradicciones entre una retórica izquierdista, jamás confrontada con la realidad, y una práctica política cada vez más limitada a la ortodoxia (socio)liberal, desde el famoso “tournant de la rigueur” operado por Mitterrand en 1983, y nunca corregido ni asumido por el partido. El PS sobrevivió durante décadas como pilar y principal partido de la izquierda

republicana, pero las repetidas decepciones y la ilegibilidad de su línea política contribuyeron a desconectarlo progresivamente de las clases trabajadoras y populares: en 2011, tan sólo el 3% de sus militantes eran obreros. En una famosa nota publicada en 2011, que produjo un notable revuelo en vísperas de las elecciones presidenciales de 2012, la Fundación TerraNova, think tank cercano al PS, no sólo levantaba acta sino que teorizaba esa desconexión al recomendar abiertamente a la izquierda renunciar al voto obrero, juzgado reaccionario, y construir mayorías mediante “una nueva coalición” de otros sectores (jóvenes, diplomados, mujeres, minorías, inmigrantes, etc.) que “no tienen nada que ver con la coalición histórica” de la izquierda. La nota sostiene que, por un lado, los obreros han sufrido “un cambio de valores” que les llevaba a seguir “el camino inverso” al liberalismo cultural de la izquierda pos68, entregándose a “reacciones de repliegue contra los inmigrantes, contra los asistidos, contra la pérdida de valores morales y los desórdenes de las sociedades contemporáneas”; y por otro, que el voto obrero está marcado “por los determinantes culturales, reforzados por la crisis económica, e ‘histerizados’ por la extrema derecha”. El PS consiguió ganar esas elecciones, pero no sobrevivió a la explosión de esa “nueva coalición” sin obreros; los restos del naufragio se repartieron entre la plataforma electoral de Macron y el movimiento del ex-socialista Mélénchon, La France Insoumise (LFI), que se ha consolidado como polo principal de una izquierda contestataria, identitaria y populista que sigue, a

Notas 1. Contrato de Primer Empleo o CPE, bajo el gobierno de Dominique de Villepin, en 2006; ley El Khomri de flexibilización laboral, bajo el gobierno de Manuel Valls, en 2016. 2. Plan Juppé de reforma de las pensiones, en 1995; supresión de los regímenes especiales y aumento de la edad legal de jubilación a 62 años, en 2007 y 2010; aumento de la edad legal de jubilación a 64 años, expeditivamente impuesta este 2023 entre intensas protestas. 3. La dimisión de Yannick Morez, alcalde de la pequeña localidad de Saint-Brevin-des-Pins, tras el incendio intencionado de su domicilio, culminación de una campaña de hostigamiento contra él y su familia –amplificada por la extrema derecha– en represalia por haber abierto un centro de refugiados en su localidad. 4. Entre un 73% y un 44% de aprobación, según los sondeos de diversos institutos de opinión entre noviembre de 2018 y noviembre de 2019. 5. En las décadas de los ochenta y noventa, ese desencanto se traducía en cohabitaciones en el poder ejecutivo (con Presidentes de un signo, y Parlamentos y Gobiernos –responsables ante el Parlamento– de otro) cada vez más frecuentes: 1986-1988, 1993-1995, 1997-2002. Tras la reducción del mandato presidencial y su alineación con el mandato legislativo decidida en 2002, justamente para evitar cohabitaciones, la insatisfacción se traduce ahora en una disposición sociológica y electoral que vuelve casi imposible la reelección presidencial. Salvo cuando al ‘no’ al gobierno saliente, se impone decir ‘no’ a un mal aún mayor, el de la extrema derecha en segunda vuelta 6. Si en la segunda vuelta de 2002, Chirac se impuso a Jean-Marie Le Pen con más de 60 puntos porcentuales de diferencia (82,2% frente a 17,8%), quince años después, el primer match Macron-Le Pen (hija) se cerraba con una ventaja para el primero de 33 puntos, casi la mitad (66% del candidato centrista frente a 33% para la candidata ultraderechista); en 2022, Macron obtenía su reelección con una abstención récord, y una ventaja de menos de 20 puntos (58,6% frente a 41,4%) sobre Marine Le Pen. 7. Un colapso provocado, cabe recordarlo, por el “putsch de Argel”, el pronunciamiento militar del Ejército francés en Argelia, que tomó el poder en la Argelia francesa y en Córcega, y exigió –y obtuvo del frágil gobierno francés de la época– la concesión de los plenos poderes para De Gaulle, bajo la amenaza de tomar militarmente París.

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su manera, la recomendación de TerraNova, y apuesta por la agitación y la agregación de cóleras, minorías y reivindicaciones heterogéneas, preferentemente societales, para existir mediáticamente en el ‘no’ al macronismo. En 2022, la candidatura de Mélénchon obtuvo un 19% de los votos en primera vuelta, por detrás de Marine Le Pen; y en las elecciones legislativas, la candidatura conjunta de las izquierdas lideradas por La France Insoumise, la llamada NUPES (Nouvelle Union Populaire écologique et sociale), consiguió un 31,6% de los votos y 127 escaños (entre los que se cuentan los diputados insumisos, la mayoría, y los de las fuerzas “menores” que le acompañaron, comunistas, socialistas y verdes), en lo que se consideró un resultado histórico: el éxito de la “nueva” izquierda populista e identitaria francesa que ha reemplazado –por el momento– a la vieja y gastada socialdemocracia, consiste en llegar a un tercio del electorado cuando arrecian las ofensivas reaccionarias, neoliberal y nacional-identitaria. Las perspectivas de ver emerger en Francia –como en otros lugares– una alternativa universalista, republicana y transformadora, capaz de ir más allá de la agregación de cóleras, indignaciones, resentimientos y malestares, no son halagüeñas. Y sin embargo, durante los últimos años, pueden identificarse algunas modestas tentativas de reflexión, debate y reconstrucción en Francia de espacios orientados a reinventar la alianza

Manifestación intersindical contra el proyecto de reforma de las pensiones

entre republicanismo y socialismo, a lo largo de todo el espectro progresista. Entre los sectores más centristas del PS, el colectivo de electos La Convention intenta reactivar las constantes vitales de una izquierda institucional capaz de hacer frente a la derecha. Surgida de la unión entre el antiguo ala izquierda del PS y el partido jacobino de Jean-Pierre Chèvenement, e integrada en el Partido de la Izquierda Europea, la pequeña formación Gauche Républicaine et Socialiste (GRS) de Emmanuel Maurel y Marie-Noëlle Lienemann pretende renovar la síntesis jaurèsiana entre socialismo y república, combinando la agenda social con las aspiraciones de libertad, igual-

8. Especialmente en los llamados “sujets régaliens”, o prerrogativas de soberanía, consideradas de exclusiva competencia presidencial: política exterior y de defensa. 9. Muy por debajo de la tasa de los países nórdicos (>70%), pero también de Reino Unido (26%), Alemania (18%) o España (19%). 10. En España, los grandes sindicatos de clase (UGT y Comisiones Obreras) han estado tradicionalmente vinculado a los partidos de izquierda (PSOE y PCE, respectivamente). En Alemania, el movimiento obrero reposa, aún hoy, sobre la estrecha colaboración y la doble militancia entre el partido socialdemócrata (SPD) y la poderosa confederación de sindicatos (DGB). 11. En un clima marcado por el liberalismo económico del primer jacobinismo, por la abolición de las corporaciones (marzo de 1791), y por la desconfianza hacia las organizaciones “fraccionarias”, la Asamblea Nacional aprueba en junio de 1791, a la iniciativa del diputado jacobino Le Chapelier, la prohibición de las asociaciones obreras (loi Le Chapelier), justificada así: “No debe permitirse que los ciudadanos de una determinada profesión se reúnan para [defender] sus supuestos intereses comunes; no hay corporaciones en el Estado; no hay más que los intereses particulares de cada individuo y el interés general”. Los sindicatos sólo serían autorizados en 1884, bajo la Tercera República, por la ley Waldeck-Rousseau, que sin embargo los regula exhaustivamente. 12. El Barómetro de confianza política del Centro de Investigaciones Políticas de Sciences Po (Cevipof) hace seguimiento periódico de los niveles de confianza de los franceses a distintas instituciones políticas y sociales. En torno a un tercio de los encuestados expresa alguna o mucha confianza en los sindicatos (en 2010, 35%; en 2023, un 36%), sustancialmente menos que en la policía o la escuela (más de un 50%), pero más que los partidos políticos (13% en 2010, 16% en 2023). Para referencia, los ciudadanos españoles daban, en noviembre de 2022, una nota media de 3,6 a los sindicatos; y de 3,7 a los partidos políticos (datos del CIS). 13. Esto es, la división del poder ejecutivo entre un Presidente electo con una mayoría, y un Gobierno respaldado por una mayoría parlamentaria distinta. 14. Especialmente por el gobierno socialista de Michel Rocard (presidencia de François Mitterrand), en minoría en la Asamblea entre 1988 y 1991. Entre otras reformas recientes de calado, el artículo 49.3 fue utilizado por el conservador Dominique de Villepin en 2006 para aprobar el

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dad, fraternidad y emancipación. El colectivo y medio de comunicación digital Le Vent Se Lève (LVSL), fundado en 2016 por jóvenes intelectuales, académicos y universitarios de izquierda alternativa, cercanos al Podemos español y próximos a la tradición jacobina, a la izquierda gramsciana, al populismo y al soberanismo de izquierdas, explora nuevos formatos, ideas y experiencias –francesas o extranjeras– para armar un proyecto transformador viable, capaz de representar los intereses de unas clases populares que la izquierda tradicional hace tiempo que ignora. La representación de las clases populares periféricas y más desfavorecidas, el compromiso con las cuestiones materiales que atenazan a los sectores más vulnerables, la defensa de los servicios públicos, el combate eficaz contra la ultraderecha y la reivindicación del valor trabajo son también los ejes que maneja el diputado insumiso François Rufin, una de las figuras más interesantes del movimiento mélénchonista, para romper con el aburguesamiento de la izquierda oficial y articular una al-

ternativa popular y transformadora, ecológica y social capaz de engendrar un nuevo horizonte colectivo. En unos parámetros más clásicos, la reconciliación con las clases trabajadoras y con los viejos valores comunistas de emancipación, pro greso y justicia social marcan el proyecto de Fabien Roussel, que desde su llegada a la secretaría general del PCF en 2018 ha rejuvenecido a la histórica organización comunista y le ha devuelto la autonomía y la relevancia política. Es pronto para saber si alguna de estas iniciativas conseguirá superar el estadio de tentativa, pero todas ellas se plantean, al menos, un objetivo más concreto, ambicioso y progresista –en el sentido propio– que la agitación y la fabricación artificial de ilusión sobre una mera sucesión de ‘noes’ sin horizontes. Son, en todo caso, estas iniciativas las que justifican el optimismo camusiano: que haya una Francia progresista que se revuelve y se niega no significa que renuncie, si ésta sigue siendo capaz de decir ‘sí’, y de construirlo en sus movimientos…n

Contrato de Primer Empleo (CPE), posteriormente retirado como consecuencia de las huelgas estudiantiles y universitarias; las medidas de liberalización económica (leyes Macron) en 2015 y de reforma laboral (ley El Khomri) de 2016, bajo el gobierno de Manuel Valls; y los proyectos de reforma de las pensiones de 2020 y 2023 bajo la presidencia de Emmanuel Macron. 15. La legislación por decreto (“ordonnance”) gubernamental, que permite aprobar medidas sin debate parlamentario y sortear así posibles obstrucciones; el control parcial (hasta 2008, total) del orden del día de las sesiones parlamentarias; la aceleración a voluntad de los plazos de tramitación de una propuesta gubernamental de ley, y la reducción de los tiempos de deliberación en las Cámaras; la facultad de descartar (sin votar ni discutir) iniciativas parlamentarias que invadan el dominio reglamentario o supongan una disminución de recursos públicos... 16. Desde Napoleón y su sobrino, Napoleón III, hasta el propio general De Gaulle, pasando por el general Boulanger —aunque lo suyo quedó en grado de tentativa— y el proscrito mariscal Pétain, en su momento “héroe de Verdún”. 17. En el Elíseo bajo la Quinta República, en la Asamblea Nacional en los regímenes republicanos “de asamblea” que le precedieron, en Napoleón durante el Imperio, en la Convención Nacional durante la fase jacobina de la Revolución. 18. En ocasiones, al precio de una enorme violencia, ya fuera en la Vendea, en el contexto de las campañas militares de la Convención contra las tropas católicas y contrarrevolucionarias; o en los conflictos e insurrecciones federalistas en grandes ciudades del país como Marsella o Lyon. 19. En Francia (datos del INSEE), la región parisina (Île-de-France) concentra un 31% del PIB nacional, y dispone de un PIB per cápita de casi 60k euros, más de 25k euros más que las siguientes regiones más ricas, Auvergne-Rhône-Alpes (Lyon), con 34k euros, y Provence-Alpes-Côte d’Azur (Marsella), con 33k euros. Para comparación, en España (datos del INE, 2021), la Comunidad de Madrid concentra algo menos del 20% del PIB nacional, y dispone de un PIB per cápita de 32k euros, tan sólo ligeramente superior a País Vasco (30k euros), Navarra (29k euros) o Cataluña (27k euros). 20. Según los datos y estimaciones del INSEE, como cabe esperar en la región económicamente más dinámica y atractiva, la población de la región parisina es sustancialmente más joven y activa que la del resto del país: un 21% de la población de IDF tiene más de 60 años (19% de jubilados), frente al 29% para el resto del territorio metropolitano (27% de jubilados). 21. Algunos indicadores socioeconómicos: la región parisina cuenta con la mayor proporción de cuadros dirigentes (cadres) frente a obreros (2,14 cadres por cada obrero, a gran distancia de las otras regiones más dinámicas); frente a 0,8 cadres por obrero en el conjunto del país. París registra la mayor tasa de población entre 25-34 años con estudios superiores (61%, frente a un 44% de media nacional); una de las mayores tasas de población que vive sola (42,6%, frente a un 36,9% en el conjunto nacional). Datos procedentes del Observatorio de los Territorios, organismo de la Agencia Nacional francesa de Cohesión Territorial (ANCT). 22. Datos procedentes del Observatorio de los Territorios (222.observatoire-des-territoires.gov.fr, consultado el 2 de junio de 2023), organismo de la Agencia Nacional francesa de Cohesión Territorial (ANCT). 23. El término, cuyo significante más cercano en España podría ser la noción de “España vacía”, se populariza a partir del influyente ensayo homónimo de Christophe Guilluy de 2014, “La France péripherique”. 24. Datos de France Stratégie (antiguo Alto Comisionado de Planificación). 25. Junto con las regiones meridionales de Provenza-Alpes-Costa Azul (PACA) y, más recientemente, Occitania.

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Artículo ilustrado con collages de Paola Carolina, artista mexicana

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Derechos púberes, negocios al acecho por Genís Plana

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al vez la cuestión no sea si más o menos derechos, sino qué tipo de derechos. Por eso, antes de celebrar acríticamente y defender decididamente la promulgación de ciertos derechos, preguntémonos: ¿En qué consisten y qué consecuencias pueden acarrear?

Cuando estas líneas hayan sido impresas faltará una semana para que se inicie la campaña electoral de las elecciones generales que en España se celebrarán el 23 de julio de 2023. Cabe esperar que, durante la cruzada propagandística para la captación de votos, los partidos que han formado parte de la coalición de gobierno, además de defender su gestión, nos adviertan de los peligros que comporta la victoria de los adversarios políticos: desmantelarán los logros obtenidos, es decir, nos quitarán los derechos. «Derechos, derechos, derechos», reiteran quienes aspiran a reeditar el Gobierno de coalición con el PSOE. Por ejemplo, el pasado 3 de junio, Ione Belarra, secretaria general de Unidas Podemos (UP), proclamaba que «sólo UP ha impulsado derechos frente a los privilegios de los de arriba». Y cinco días después precisaba: «Se ha construido toda una nueva generación de derechos feministas» en lo que supone «un avance de derechos sin precedentes». No es el propósito de este artículo valorar cada uno de los derechos que compondrían ese supuesto aluvión de derechos, sino indagar el fundamento fáctico, que no la legitimación discursiva, de alguno de ellos. Porque certificar la validez jurídica de uno u otro derecho no nos exime de someterlos a un examen crítico a partir del cual resolver cuáles son sus criterios profundos de justificación. Avisado está el lector que bajo las siguientes consideraciones subyace siempre una realidad incuestionable: la efectividad de los derechos está sometida a la disponibilidad de recursos económicos. A partir de lo cual, se desarrollará una hipótesis: puesto que los derechos tienen un coste económico (y, por eso,

deben estar vinculados a los deberes) de la actual inflación de derechos subjetivos no cabe sino esperar que sea el mercado, y no las instituciones públicas, el mecanismo de asignación de aquellos bienes o servicios asociados a esos mismos derechos. *** «Tenemos la diarrea legislativa que tenemos», reconoció en agosto de 2022 Ángela Rodríguez, secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, a propósito de la labor del Ministerio de Igualdad. Así es: los derechos legislados por este órgano administrativo, así como las deposiciones líquidas conocidas como diarreas, podrían ser resultado de una intoxicación previa, en este caso referida a ese concepto de la filosofía política que da nombre al Ministerio en cuestión: «igualdad». La igualdad como objetivo político pretende que, aun cuando los individuos sean diferentes en múltiples sentidos, deban ser tratados como si fueran iguales con respecto a una serie de aspectos cívico-políticos (la igualdad ante la ley, lo que presupone la igualdad política, mismos derechos y deberes, no discriminación…), y/o socio-económicos (la igualdad de oportunidades, la igualdad de bienes o recursos primarios, la satisfacción de las necesidades básicas…). Sin embargo, la actual indigestión conceptual, esa que genera la diarrea legislativa antes referida, comporta que la igualdad sea asimilada a la concesión de derechos a identidades constituidas mediáticamente y consolidadas a partir de su reconocimiento jurídico. Así, la lucha por la igualdad política se ha retirado de las injus-

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ticias socioeconómicas… Todos sus esfuerzos se centran ahora condiciones materiales que, según la tradición republicana, le en combatir en el ámbito del imaginario colectivo: los derechos dotan de contenido sustancial4. Pero rebajemos el nivel de abstracción teórica mediante algunos ejemplos recientes… del Ministerio de Igualdad no aspiran a la igualdad por medio de, pongamos por caso, la modificación de las relaciones de pro*** piedad, sino, como manifiesta la más egregia de sus leyes (Ley En una entrevista realizada por la influencer Sindy Takanashi Trans), en «el cambio de concepción social sobre las personas en abril de este año, Irene Montero, Ministra de Igualdad, afirLGTBI». Es decir, la igualdad ya no sería resultado de la intermaba lo siguiente: «La identidad de una persona es un derecho vención estatal en la esfera económica, sino de la intervención fundamental, es muy material. Tu estatal en ámbito de la subjetividad identidad es seguramente lo más social por medio de la concesión, consmaterial que todas nosotras tenetantemente ampliada, de derechos: anLa igualdad ya no pretende intervenir mos. […] El Estado tiene que protete cualesquiera que sean las injusticias en la economía, sino en ger un derecho fundamental como realmente existentes, deben prevalecer, es el de la identidad». Desde luego, si es necesario, «los derechos de los esla subjetividad social son ampliamente cuestionables las párragos»1. Esta permuta en la concepción misaristas filosófico-políticas que prema de «igualdad» es conceptualmente senta una afirmación como la citaconsecuencia de un atiborramiento de lógicas posmodernas, da. Pero nos limitaremos a apuntar que cualquier identidad es, a pero cuenta, de igual manera, con explicaciones prosaicas que grandes rasgos, resultado de la identificación de un individuo no nos detendremos a examinar. Cabe decir, eso sí, que el concon una comunidad, y esta identificación comporta un vínculo texto histórico en que se produce la distorsión de la igualdad es emocional y, por ende, una percepción subjetiva. aquel en el cual los vectores de opresión simbólica adquieren Convertir «la identidad de una persona», como dice Monprimacía con respecto a los de explotación socioeconómica. De tero, en «un derecho fundamental» es asumir una concepción manera que «las reivindicaciones relacionadas con el reconocidel derecho vaporosa en virtud de la cual el valor del «derecho» miento de derechos civiles se van a reducir exclusivamente a la acaba resultando puramente nominal. No puede haber conesfera de lo cultural, con llamamientos continuados al respeto creción práctica del derecho en la medida que se apela a una a las minorías –sean estas raciales o sexuales– y una defensa de suerte de performatividad jurídica cuya positivización es por la igualdad de género, y olvidando por completo reivindicaciodefinición imprecisa: la identidad como objeto de derecho, a nes relacionadas con la justicia en el reparto de la renta»2. diferencia de la integridad física y moral, o incluso la dignidad, Este tipo de derechos civiles ha resultado ser la contrapartino admite criterios apriorísticos de protección jurídica a partir da obtenida por renunciar a los designios que a lo largo de la de los cuales legislar. Modernidad orientaban a la igualdad política: avanzar en la Puesto que «la identidad de una persona» nunca es idéntica conquista de derechos sociales, y profundizar en aquellos ya a «la identidad de otra persona», la protección jurídica de «la conquistados, a fin de democratizar el espacio en el que se lleidentidad» sólo puede predicarse estableciendo una equiparavan a cabo las relaciones y decisiones económicas. Por el conción entre las distintas identidades, cuyo reverso paradójico es trario, «en la actualidad se ha consolidado un nuevo imaginala negación del principio de diferenciación que implícitamente se encuentra presente en la apelación a «la identidad de la perrio simbólico en el que la innovación social ha dejado de estar sona» como «derecho fundamental». Por lo que una fórmula vinculada a cambios sociales relacionados con la adquisición genérica, universalmente válida, que equipare todas las identide derechos sociales y una mayor extensión de la democracia a dades entre sí solamente puede establecerse sobre la base de otras esferas»3. Como consecuencia de lo anterior, el centro de gravedad de evitar el reconocimiento específico de las características idiola ciudadanía ha pasado del «contenido» a la «titularidad»: sincráticas que definen la identidad de la persona. Desde el mismo instante en que se positiviza la identidad aquello relevante ya no es el qué de los derechos, sino quienes como derecho, la identidad es traicionada. A la postre, el son sujetos de derecho. Teniendo esto en consideración, cabría sujeto del derecho se confunde con el objeto del derecho. Y preguntarse si no se está repitiendo, ahora en forma de farsa, la a ello se le puede plantear una objeción evidente: consagrar trágica operación liberal que supuso la aceptación de la extencomo derecho las percepciones subjetivas contribuye a insión de la titularidad jurídica de la ciudadanía a todos los corporar vacuidades al ordenamiento jurídico a fin de que miembros de la sociedad política a cambio de ningunear las

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su recorrido normativo sea inestable y, en mayor medida, inoperante. No hay derechos efectivos si éstos no se sitúan dentro del radio de acción del poder público. Y, dada su propia naturaleza, algunos de los «derechos» en boga escapan de cualquier operatividad o mecanismo de implementación. Pensemos, por ejemplo, en Ione Belarra, Ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 de España, al proclamar el «Derecho a soñar»5. Aun cuando reconozcamos que esta apelación supone un artificio retórico antes que una reivindicación sensata, el caso es que, mediante manifestaciones de este tipo, da la impresión de que la clase política ofrece «curanderos» y «coaches» para distraer a la ciudadanía ante la pérdida de «médicos» y «profesores». Derechos sociales tangibles que parecieran evaporarse sobre una fogata de metáforas pueriles. No obstante, hay algo de cierto, y de problemático, en todo esto. Porque si observamos la tendencia de los otrora llamados Estados del bienestar, advertimos que en no pocas ocasiones la descomposición de las protecciones sociales se acompaña de un fulgor mediático que clama por la adopción de derechos subjetivos (derecho a la eutanasia, a la identidad, a ser padre…), confusos en algún caso y oscuros en otros, y que podemos considerar novedosos en la medida que no forman parte de la gramática política de la Modernidad. Quizá el caso más evidente lo encontramos en el «derecho al cambio registral de la mención de sexo»6, de la Ley 4/2023, de 28 de febrero. Aquello destacado que la referida Ley Trans introduce es que el único requisito para el cambio de sexo registral sea la solicitud de iniciación del procedimiento. [Hay otro elemento destacado: la obligación por parte del Estado de sufragar los procesos médicos, quirúrgicos… de cambio de sexo, pero a ello nos referiremos posteriormente]. Así pues, la voluntad de la persona, aparentemente fundada en una genuina percepción de sí misma (yo me siento hombre…, yo me siento mujer…), es lo que dictamina el reconocimiento administrativo del sexo conforme al «principio de libre desarrollo de la personalidad» invocado por la Ley. Y, en lo fundamental, en eso consisten los tan cacareados «derechos de las personas trans» que no estuvieran ya recogidos en el ordenamiento jurídico español, pues «los derechos de igualdad de trato y de

oportunidades y no discriminación» se encuentran en el rango superior que dispone el artículo 14 de la Constitución («Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social»). *** Pero si esta eclosión de derechos eminentemente subjetivos debe ser motivo de atención es a causa de dos aspectos aparentemente ocultos. Uno de ellos ya ha sido sugerido: los fuegos artificiales con que se promocionan los nuevos derechos subjetivos resultarían ser la contraparte inconfesable de la devaluación del contenido de los «derechos fundamentales» ya existentes (principalmente los que refieren al Capítulo tercero de la Constitución: «De los principios rectores de la política social y económica»). Pero, además: dada la naturaleza bizantina de algunos de estos derechos subjetivos, no cabe sino esperar que sea el mercado, y no las instituciones públicas, el mecanismo de asignación de aquellos bienes o servicios asociados. Ambas consecuencias se encuentran debidamente recogidas en la siguiente cita: «[L]a ideología de los derechos civiles en ausencia de los derechos sociales revela su dúplice eficacia. Por un lado, distrae a las masas de la eliminación en curso de los derechos sociales. Y, por otro lado, de manera convergente, las convence subrepticiamente de que las únicas reivindicaciones dignas de ser llevadas adelante conciernen a la esfera de los derechos civiles del yo individual concebido como átomo energético, portador de ilimitada voluntad de poder consumista en el marco del sistema de las necesidades competitivas»7. Piénsese, por ejemplo, en la Declaración Universal de los Derechos Sexuales redactada en el XIII Congreso Mundial de Sexología (València, 1997). Ahí se mencionan, entre otros, el «derecho al placer sexual» o el «derecho a la expresión sexual emocional». Y esa es la esencia que se encuentra presente en la campaña que el Ministerio de Igualdad lanzó con motivo del Día Internacional de la Mujer (8M) este 2023: «Ahora que ya

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nos veis, hablemos», cuyo objetivo es «fomentar el diálogo y la conversación en torno a la sexualidad, así como la eliminación de tabúes y la apuesta por la educación sexual como forma de alcanzar una sociedad más igualitaria». Esta campaña apela al atractivo sexual de los cuerpos obesos, así como a la visibilización, entre otras prácticas, de la masturbación femenina en la vejez o de las relaciones sexuales entre personas con discapacidad8. ¿Derecho al placer sexual?, ¿derecho a la expresión sexual emocional? Estas apelaciones al derecho son eminentemente metafísicas, y lo son en la medida que no es posible precisar su contenido. Un brindis al sol. De igual manera, su jurisdicción sería incompatible con la provisión de unas condiciones materiales a partir de las cuales garantizar el ejercicio efectivo al derecho formulado. Para empezar, «no hay ningún derecho que no origine costes financiados por la sociedad en su conjunto». Y esos «costes que originan los derechos y libertades reconocidos legalmente son asumidos y gestionados desde las Administraciones Públicas»9. Cierto es que los «derechos civiles» suelen tener un coste económico mucho menor que los «derechos sociales». Pero debe ser posible delimitarlos conceptualmente a fin de, en caso de incumplimiento, poderlos reclamar a los juzgados, tribunales u otros órganos judiciales, cuyo funcionamiento precisa de una innegable dotación económica. Por esa razón, a los derechos se les presupone un gasto económico, la mayor parte del cual se dirige a la implementación de políticas públicas que posibilitan esos mismos derechos. El razonamiento es el siguiente: cualquier concepción asible de un derecho, que sea coherente y consistente con sus propios propósitos, debe concebirse de modo positivo por medio de unas determinadas políticas públicas. Por ejemplo, para que se cumpla el derecho a la vida no basta con que nadie nos intente dar muerte, lo cual es una condición necesaria pero no suficiente. Además, el derecho a la vida requiere de una costosa infraestructura sanitaria que combata los efectos de una eventual enfermedad. Ante lo cual… ¿Qué políticas públicas podrían garantizar la implementación efectiva del «derecho al placer sexual» (incluso en condiciones de vejez, obesidad o discapacidad, como reivindica la referida campaña del Ministerio)? Asimismo, la materialización de los derechos depende de cómo estos encajen y se acoplen con políticas públicas que

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propician la materialización de otro tipo de derechos. Por ejemplo, el derecho a la educación, el cual se encuentra amenazado por el ausentismo escolar, se relaciona, entre otros muchos, con el derecho a la vivienda, y éste se garantiza a través de un amplio espectro de políticas socioeconómicas: existencia de un parque de vivienda pública, regulación de los precios de la vivienda, legislación laboral que contemple sueldos que permitan el acceso a la vivienda, fiscalidad relativa a la compraventa o a la especulación inmobiliaria, etcétera. Por lo que, si de seguir con este ejemplo se trata, observamos que el derecho a la educación involucra, entre otros, el derecho a la vivienda, y la implementación efectiva de éste presentará grados muy divergentes de intensidad en función de una serie de variables políticas que, si bien circulan por fuera del derecho en cuanto tal, contribuyen a materializarlo. Este planteamiento es decisivo para vertebrar argumentativamente el sinsentido que supone la proclamación de determinados derechos. Por lo que no debe quedar resquicio de duda al momento de comprender que «los derechos tienen costes, y nada que tenga costes puede ser absoluto, los derechos pueden garantizarse sólo en la medida en que se asignen los recursos necesarios para ese fin». Significa esto que «el mero reconocimiento de un derecho no implica que quede automáticamente asegurado, o al menos, no en su totalidad»10. De manera que siempre que se proponga positivizar nuevos derechos, la pregunta es obligada: ¿cómo se financiarán?, ¿cómo se implementarán? *** Hay derechos, ya lo hemos dicho, que son políticamente inasibles. Tales flatulencias contribuyen a abultar la superficie discursiva a partir de la cual discurre el utopismo inoperante de gran parte del activismo contemporáneo. Pero hay otros derechos de nuevo cuño que, en cierta forma, sí pueden materializarse. Sin ir más lejos, desde el 2006 la sanidad pública de las Comunidades Autónomas (España) podía costear las operaciones quirúrgicas y los tratamientos hormonales relacionados con la «reasignación de sexo»11. Ahora ya es una cuestión de Estado: la entrada en vigor de la Ley Trans implica que «los tratamientos hormonales y quirúrgicos para las personas trans se han incorporado a la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud».


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De manera que, siendo aparentemente contradictorio, se la Seguridad Social cuando estos servicios dejen de ser consiamplía la cobertura pública de determinados «servicios» en un derados una atención médica prioritaria que deba ser sufragacontexto histórico de, gradual pero inequívoco, retroceso de da por el servicio público de salud? Independientemente de los recursos públicos destinados a la ciudadanía: la Seguridad cuando eso ocurra, los servicios médicos privados acabarán Social. Prueba de ello es que el Ministerio de Sanidad, no sólo siendo los proveedores, en situación de exclusividad, de una no ha vuelto a incorporar los 417 medicamentos que desde nueva demanda social. 2012 dejaron de estar financiados por la Seguridad Social, sino El volumen de negocio es significativo, y no verlo es de una inque, además, rechazó recientemente la financiación pública de genuidad bochornosa: a poco que busquemos por Internet, ad«50 medicamentos para patologías graves y sin otra alternativa vertimos que el precio de las operaciones de cambio de sexo similar en el mercado»12. Así pues, un servicio sanitario que, oscila en torno a los 30.000 euros por paciente, que debe acomasimismo, no incluye la salud bucodental ni la mayor parte de pañarse de un tratamiento hormonal, y en algunos casos psicotratamientos ópticos, está sufragando terapias hormonales a lógico, de por vida. Hay más: aparte de las intervenciones quicualquier persona que lo solicite. rúrgicas ya referidas, donde puede incluirse material protésico, En efecto, a cualquier persona que lo solicite. Según recoge podemos agregar terapias relacionadas con la agudización de la el Informe Trànsit (referido a Cataluña), «a ninguna persona voz, operaciones de corrección facial, así como el tratamiento que pidió tratamiento hormonal se le denegó y el 87% de las necesario para las secuelas derivadas de las cirugías14. Es Jennifer Bilek una de las personas que con mayor grado de personas atendidas recibieron el tratamiento hormonal desdetalle ha investigado la intersección entre, por un lado, la pués de la primera visita». Y esas personas «trans» aumentan de campaña transexualista promovida por instituciones públicas manera explosiva: pasando de 19 en 2012 a 1.454 en 2021, «el y organizaciones no gubernamentales, y, por otro, las élites número de nuevos casos anuales ha crecido un 7.552 % (es económicas asociadas a la industria médica, farmacológica y decir, se han multiplicado por 76,5)». Otro dato impactante: biotecnológica. Siguiendo el rastro que deja tras de sí el dinero, «Del 2015 al 2021, el grupo de edad que más aumenta es el de 10 esta periodista ofrece numerosos datos y sólidos argumentos a 14 años, con un incremento del 3.480% en el número de para pensar seriamente que la normalización social de lo que casos» y, específicamente, «un incremento que es del 5.700 % en ella denomina «superación de la realidad sexuada de los seres el caso de las niñas»13. Y, sin embargo, no lograríamos humanos» promete generar un inacercamos al meollo de la cuestión si gente volumen de negocio para deobviásemos algunos interrogantes… terminadas corporaciones empre¿Qué políticas públicas podrían ¿A partir de qué momento de degrasariales. dación del Estado del bienestar se deDesde esta perspectiva, la revelagarantizar el «derecho al jarán de sufragar los tratamientos ción «¡mamá, papá, soy trans!» no placer sexual»? hormonales que actualmente se dissería tanto resultado de una simple pensan indiscriminadamente? ¿Haspercepción subjetiva, tampoco de ta cuándo será una prestación públiuna manipulación ideacional delica la orquitectomía (extirpación de los testículos), la vaginoberada, como sí una de las formas que adopta el capitalismo al impregnar cada vez más ámbitos de la psique humana. Y es en plastia (construcción de una vagina) o la cirugía mamaria descorrespondencia con ello que, durante los últimos años, «tértinada a aumentar el tamaño de los pechos mediante implanminos como identidad de género, transición, disforia corporal, tes? ¿Cuánto tiempo más se ofrecerá gratuitamente la mehombres embarazados, portadores de cuello uterino, género toidioplastia o la faloplastia (operaciones para la creación de binario y “espectros” sexuales de varios tipos se han repetido un micropene), la escrotoplastia (creación de un escroto), así sin descanso en los principales medios de comunicación»15. como la histerectomía (extirpación del útero), la mastectomía (extirpación de los senos) o la implantación de pectorales *** masculinos? Una vez que el desarrollo argumental nos ha traído hasta ¿Será a partir de la próxima fase de austeridad del gasto aquí, volvamos la vista atrás para recuperar los «derechos subpúblico (una vez ya consolidado el «fenómeno trans») cuando jetivos» y atribuirle la función que algunos de ellos cumplen en los bloqueadores puberales, las terapias de reemplazo de horuna situación histórica como la actual: los «derechos trans», monas, las cirugías de reasignación de sexo… dejen de incluiramparándose en una falsa ilusión de autopercepción exenta de se en la cobertura pública? ¿O será en paralelo al derrumbe de

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influencias heterónomas, sancionan favorablemente una disposición psicológica, inmersa en un sentido común y, por consiguiente, en un sentir moral, que resulta necesaria para la apertura, y posterior ampliación, de nuevos nichos de mercado. Con el pretexto de otorgar un estatus de protección legal a personas discriminadas, ciertos derechos sistematizan subjetividades humanas moduladas previamente, las codifican por medio de identidades patrocinadas administrativamente, y ofrecen sus cuerpos a una industria aún experimental. Así, la relevancia de esos derechos no concierne tanto al libre desarrollo de la personalidad como sí al artificial desarrollo del mercado, pues es en este último ámbito que se resolverá el verdadero alcance y el auténtico impacto de unos derechos que, legitimándose mediante la filfa ideológica del progreso de las costumbres, presumiblemente propicien el progreso de los mercados. Quizá la secuencia que esbozamos puede esquematizarse así: mediante un nuevo derecho (ámbito político) se propicia la aceptación de una determinada realidad (ámbito moral), paso previo para la aparición de demandas (ámbito social) a las cuales acabará siendo el mercado (ámbito económico) el que dé respuesta. Y eso ocurrirá, por supuesto, con las cirugías de reasignación de sexo y la provisión de fármacos asociados. Pero también con la adquisición de drogas tras la paulatina legalización de su consumo, y con la adquisición de bebés tras legalizar la gestación subrogada (ambas cuestiones, por cierto, ya se encuentran presentes en la agenda de algunos partidos políticos en España)16. Dice Wallerstein que «se suponía que el capitalismo implicaba la actividad de unos empresarios privados liberados de la interferencia de los aparatos de Estado. En la práctica, sin embargo, eso no ha sido nunca realmente cierto en ninguna parte»17. Porque, de hecho, el Estado capitalista es el percutor

de los grandes negocios privados: el ámbito público realiza la inversión inicial, y genera una demanda social, a partir de la cual se obtiene una posterior ganancia corporativa. Así ha ocurrido con las anteriores revoluciones industriales. De manera que no podemos afirmar que la conjugación de las políticas públicas y del negocio privado sea novedosa. Sí resulta inédito, por el contrario, que prometedores mercados de ganancias se abran y expandan por medio del reconocimiento de derechos fundamentados en aquello que en la academia universitaria se ha dado en llamar «cuerpos disidentes» y/o «identidades corporales alternativas». Digámoslo ahora en palabras de Alain Badiou: «El capital exige, para que su principio de movimiento homogeneice su espacio de ejercicio, la permanente surrección de identidades subjetivas y territoriales, las cuales, por otra parte, sólo reclaman el derecho de estar expuestas, al mismo título que las otras, a las prerrogativas uniformes del mercado. La lógica capitalista del equivalente general y la lógica identitaria y cultural de las comunidades o de las minorías forman un conjunto articulado»18. De lo que se trata es de crear las condiciones para estimular nuevos mercados. Ese es el cometido que subrepticiamente realizan esas posiciones políticas que se presentan a sí mismas como progresistas. Pero ello no es algo que deba sorprendernos. Siendo principalmente económica la base del poder, la forma de conservarlo es dinamizando el circuito de reproducción ampliada de capital, cuyas derivadas socioculturales consideramos progreso. Más simple: mantener o acentuar las relaciones sociales de poder requiere desarrollar las capacidades productivas. De manera que lo conservador y lo progresista se entrecruzan, y cualquier dicotomía burda es falaz. ***

Notas 1. Zhok, A. “Historia de una involución. De la política estructural al moralismo histérico”. El Viejo Topo. 2 mayo 2023. Que el ámbito de la «igualdad» se haya alejado del campo socioeconómico, adentrándose ahora en cuestiones culturales, sexuales, corporales… se evidencia, entre otros muchos ejemplos, en la campaña del Ministerio de Igualdad durante el verano pasado: «El verano también es nuestro», que aboga por la diversidad de cuerpos femeninos en las playas. Tal es la elasticidad que se le da a la noción de «igualdad» que su significado acaba por remitir a la igual presencia de cuerpos obesos o tullidos bronceándose ante el mar. 2. Alonso, L. E. & Fernández, C. J. Los discursos del presente. Un análisis de los imaginarios sociales contemporáneos. Siglo XXI, 2013, p.95. 3. Ibid. 4. Para la distinción analítica entre «titularidad» y «contenido», véase: Pérez Luño, A. E. “Ciudadanía y definiciones”. Doxa: Cua

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dernos de Filosofía del Derecho, núm. 25, 2002, pp.177-211. En relación con la maniobra liberal consistente en universalizar la ciudadanía dentro de la demarcación política de referencia, mientras que, por otro lado, susodicha ciudadanía ignora y, por ende, desatiende las relaciones de explotación y subordinación que ocurren en la sociedad civil, se recomienda la obra de Antoni Domènech. 5. Tweet del 18 de diciembre de 2022 en el que Belarra publicaba el «Derecho a soñar» junto al símbolo de un corazón. 6. Todas las referencias a la Ley Trans: https://www.boe.es/buscar/act.php?id=BOE-A-2023-5366 7. Fusaro, D. El Contragolpe. Interés nacional, comunidad y democracia. Ed. Fides, 2019, pp.41-42. 8. Su coste fue de 2,5 millones de euros, y el spot audiovisual recibió la acusación de mostrar escenas pornográficas. Puede consultarse aquí: https://www.igualdad.gob.es/comunicacioncam-


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Al tiempo que languidece el léxico de los deberes que comprometen al ciudadano con el bien público de la sociedad política, se produce un abotagamiento de unos derechos basados en deseos individuales, aunque mediáticamente acondicionados, que, según nos aseguran, forman parte de los «derechos humanos». Y ya se sabe que, según la mediocridad del pensamiento contemporáneo, cualquier política que se parapete detrás del rótulo de «derechos humanos» debe ser incuestionable o inmune a la crítica. Ocurre que los derechos no cuentan con un sentido inherente, por lo que pueden generar consecuencias cuya dirección sea incierta, ambivalente o imprevista. De manera que, aun cuando ciertos derechos pretendan inscribirse en la universalidad de los «derechos humanos», son siempre resultado de un contexto político específico, atravesado por dinámicas que en muchas ocasiones los propios legisladores desconocen. Así que, por más que pretendan blindarse a partir de la gramática universal de los derechos humanos, las políticas que se hayan insertas en determinados derechos pueden generar efectos (sociales, culturales, políticos, económicos…) concretos que, por otro lado, podrían ubicarse muy lejos de lo que sería la ingenua voluntad del legislador. Aunque podríamos ir más lejos al preguntarnos… ¿Y si la proclamación de la universal humanidad de ciertos «derechos» se descubriera como la farfolla retórica con que se legitiman invenciones políticas de técnicas de sumisión que operan en el interior mismo de los individuos? Puesto que «la conformación de las subjetividades es un espacio político de primera magnitud»19 no debemos desdeñar los efectos del poder sobre la psique humana: anhelamos ese empoderamiento cuyo acceso viene dado por un solipsismo que

nos repliega en nuestra individual identidad. Por decirlo con palabras complementarias: actualmente, la despolitización de la sociedad se consigue mediante la hipertrofia del yo, cuyas derivadas son múltiples y afectan, principalmente, a quienes aún no cuentan con una personalidad formada. Por eso, es entre adolescentes que se extienden con mayor facilidad los trastornos de autopercepción (anorexia, vigorexia...) de los que participa un ideal de identidad. Como sostiene Wendy Brown, «los esfuerzos progresistas por perseguir la justicia en el sentido del reconocimiento legal de la identidad corroboran e incitan más que rebaten la “configuración política” de la dominación en nuestro tiempo»20. No sólo es que los derechos converjan con poderes que delimitan su radio de acción, lo que nos llevaría a contraponer la «constitución formal» (ordenamiento jurídico, leyes y reglamentos…) a la «constitución material» (actores sociales y políticos, correlación de poderes…), sino que, además, esos poderes, que remiten a los actores que orientan las dinámicas características de la sociedad política, se sirven de los derechos como instrumentos de regulación de las prácticas sociales. Ya advertía Michel Foucault que la ley no sólo protege a las poblaciones, sino que también regula sus prácticas. Actualmente, llegando incluso a modular a las personas, en tanto que identidades sexualmente codificadas, según criterios biopolíticos funcionales al desarrollo vanguardista de la industria médica y farmacológica. Por lo que una reflexión sobre la lógica que incorpora la Ley Trans en las sociedades del capitalismo biotecnológico nos exige observar el amplio espectro de sus consecuencias: una población cautiva de servicios médicos, y políticamente sumisa en la medida que el sentido de su vida se moviliza y agota en su propio cuerpo■

panas/ Paginas/8M-2023.aspx Una vez más, se podría sospechar que el Ministerio de Igualdad está al servicio de la patronal empresarial: 1) Divulga problemáticas inexistentes, desviando la atención de problemas reales. 2) Deslegitima las instituciones públicas, asentando las bases psicosociales de la elusión fiscal. 9. Martínez, F. “El coste de los derechos: ¿por qué la libertad depende de los impuestos?”. Sin Permiso. 16 mayo 2021. 10. Martínez, Op. cit. 11. De Benito, E. “El Gobierno abre la puerta a que la sanidad pública costee el cambio de sexo”. El País. 15 septiembre 2006. 12. Ramírez, L. “Sanidad rechaza financiar 50 medicamentos para patologías graves por su elevado precio”. The Objective. 8 enero 2023. 13. “De hombres adultos a niñas adolescentes. Cambios, tendencias e interrogantes sobre la población atendida por el Servei Trànsit en Cataluña 2012-2021”, informe elaborado por Feministes de Catalunya.

14. Una alternativa razonable es dedicar ese dinero a la compra de un vehículo Tesla. El mayor coste de los coches eléctricos también se encuentra legitimado por una «transición», en este caso ya no sexual, sino energética. 15. Bilek, J. “La industria del género es preparación corporativa para el transhumanismo”. El Viejo Topo. 12 junio 2023. 16. Para percatarse del futuro de Europa en muchas ocasiones sólo es necesario dirigir la mirada a Estados Unidos: país precursor en, y centro difusor de, este tipo de procesos. 17. Wallerstein, I. El Capitalismo histórico. Siglo XXI, 2014, p.45. 18. Badiou, A. San Pablo. La fundación del universalismo. Anthropos, 1999, p.11. 19. Hernández, E. Así empieza todo. La guerra oculta del siglo XX. Ed. Ariel, 2020, p.253. 20. Brown, W. Estados del agravio. Poder y libertad en la modernidad tardía. Lengua de Trapo, 2019, pp. 90-91.

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Cuestión de voluntad por Juan Miguel Beltrán

¿C

ómo se configuran las identidades contemporáneas? Mediante las sensibilidades, las tendencias de internet, el constante esfuerzo para alcanzar el éxito… Y, sin embargo, nada de eso nos asegura ser una persona singular. Todo lo contrario.

El sentir como identidad Es bastante común que nuestras identidades, creyéndose excepcionales, aspiren a delimitar el yo, por un lado, con el resto del mundo, por el otro. Estas identidades se encuentran situadas en un contexto histórico en el que los grandes relatos colectivos cayeron y fueron sustituidos por una amalgama de sensibilidades particulares. Según su pretendida sensibilidad, el individuo orientaría su identidad hacia uno u otro aspecto de sí mismo, pongamos por caso su género, su etnia, su raza… posibles núcleos de su identidad. A partir de estas derivadas (género, etnia, raza, etc.), y de la forma en que se entrelazan, se forjaría el sentido que la persona tiene de sí misma. O, al menos, así se supondría que se configuran las identidades en las sociedades posmodernas. Por lo que es importante entender cuál es su marco epistémico, y sus implicaciones en la política cotidiana. Por ejemplo, ubicando en el centro “la mujer” es que en los últimos años se han desarrollado determinadas políticas públicas. Hace unos meses se conocía la propuesta de la Ley orgánica de representación paritaria de hombres y mujeres en los órganos de decisión, que busca potenciar la presencia de mujeres en los cargos públicos, los consejos de administración de grandes empresas, colegios profesionales y jurados de premios. Y, puesto que el sentir es el fermento a partir del cual se constituye la identidad del individuo, ser mujer es también cosa de sentimiento según la Ley para la Igualdad real y efectiva de las personas trans recientemente aprobada. Por lo que respecta al ámbito académico, suele hablarse del

privilegio epistémico para referir que la generación de conocimiento viene ya condicionada por un determinado contexto social. Por consiguiente, la producción intelectual, así como la participación política dentro de un orden democrático, dependería en última instancia de la correcta implementación de todas las perspectivas de cada uno de los grupos cuyo punto de vista ha sido históricamente excluido. Dicha perspectiva (llamada también standpoint), que descansa en autores como Nancy Hartsock, Sandra Harding o Lukács, fue un desafío claro a la idea de un conocimiento objetivo y universal. A partir de ahí, habría que hacer hincapié en la democratización epistémica para incluir a grupos marginados que sistemáticamente habrían estado excluidos. Es bastante común encontrar en los debates contemporáneos estadounidenses alusiones directas a la incapacidad de, por ejemplo, una persona blanca para hablar de situaciones o problemas que afectan a los negros. Siendo que estas lógicas se extienden en Europa, cada vez será más normal que una persona atea quede deslegitimada al momento de hablar sobre prácticas religiosas, o que una persona heterosexual quede deslegitimada al referirse al colectivo LGBTI+. Según estas concepciones, el cambio colectivo pasa necesariamente por la acción de las identidades particulares. Y a la inversa: la respuesta a necesidades particulares acaba dando lugar a fenómenos sociales. Este sería el punto de partida y el marco de referencia que se toma para revisar cualquier cuestión de fondo con respecto al florecimiento de las identidades contemporáneas.

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Las modas en el ámbito sociodigital cer a los demás, nuestra relación con el mundo acaba mediatiAquello a lo que nos acabamos de referir cobra vital imporzada por las redes sociodigitales. Y ello tiene repercusiones tancia en el ámbito sociodigital: las redes sociodigitales son muy reales en el ámbito del consumo: desde el habitual blanuna referencia cada vez más preponderante a partir de la cual queamiento dental, pasando por los rellenos dérmicos con que sentir, pensar y actuar. No resulta extraño que haya determinadar una apariencia distinta a los labios o a las mejillas, hasta las das modas, pero también reacciones a estas modas, que se inyecciones de bótox con que se busca reducir las arrugas proyectan a través de internet. Porque las redes actúan como faciales. caldo de cultivo de corrientes sociales que, no estando nítidaA efectos de explicar la forma por la cual internet genera mente definidas, dan lugar a expresiones aparentemente conpautas sociales, también es necesario destacar el sesgo constradictorias pero muchas veces sinérgicas. tante que producen los algoritmos, los cuales modulan nuestra Así, por ejemplo, se podría hablar del bodybuilding (o fisicoactividad en la red cibernética: por medio de las cookies de rasculturismo) en contraposición a la dejadez del estado físico del treo se logra delimitar aquello que internet nos muestra y, por fofisano (adaptación del concepto dad bod, es decir cuerpo de consiguiente, amplificar unos intereses que aparentemente padre). Si uno, el fisicoculturista, pretende afirmarse como un nacieron de la libre voluntad personal. ambicioso dueño de sí mismo con lo que en potencia puede llegar a ser a nivel corporal, el otro echa el freno de mano para Una reconstrucción del yo afirmarse fuera de esos patrones normativos de musculada Es interesante observar que, detrás de la construcción de un condición física. yo que se siente especial y distinto con respecto al resto del Una corriente social paralela es la del realfooding, que premundo, aquello que se encuentra es la estandarización de detende huir de los alimentos procesados dentro de la mercadoterminados atributos que supuestamente confieren distinción tecnia alimentaria y llevar una vida sana, un lifestyle que, adey singularidad. Así es como las identidades se convierten en más, pretende tener en cuenta otro tipo de factores, como hábifenómenos altamente mercantilizables. Aquello que se ofrece tos de comportamiento dentro de una para dar respuesta a nuestra pretensión cultura sana. Son fenómenos que resde ser únicos es algo que debe estar al alNuestra relación con el mundo ponden a una serie de necesidades incance de cualquiera. Dicho de otro moacaba mediatizada por las dividuales, pero que asumen autonodo, el capital simbólico que debe movilimía con respecto al individuo, y acaban zar nuestro yo debe satisfacer a un amredes sociodigitales por proyectar una realidad social deterplio espectro de sensibilidades, poseer minada: quienes son consumidores del un componente multifacético con que gimnasio, quienes acuden a centros de bronceado, quienes apuntar en todas direcciones de tal manera que cada uno de compran en supermercados de productos ecológicos, etc. los individuos se vean interpelados. Al observar cómo los paradigmas que proyecta el mundo Para observar este componente camaleónico presente en las digital sobre los individuos se traducen en pautas sociales, enidentidades contemporáneas será pertinente situar nuestra contramos otro ejemplo en el aumento de las intervenciones atención en un ejemplo que ofrece la literatura juvenil. En el quirúrgicas por razones estéticas. Así, las rinoplastias, las opeaño 2020, el ganador del tercer concurso Espasa Es Poesía, Raraciones de nariz, aumentan en proporción al aumento de selfael Cabaliere, tuvo que salir a desmentir los rumores que le fies que los usuarios de internet se toman para ser mostradas en despersonificaban: del autor decían que no era una persona las redes sociodigitales. Dato curioso: una selfie o autofoto hace real, que todos sus escritos de prosa poética no eran más que que nuestra naríz se vea, por cuestiones técnicas y en función creación de un bot informático o producto de un escritor fande la distancia con el objetivo de la cámara, hasta un 30% más tasma. Y si acudimos a parte de su repertorio, nos encontramos grande de lo que realmente es. Todo esto significa que la realicon pasajes como los siguientes: dad pasa a verse detrás del objetivo de la cámara, y cualquier concepción de la realidad pasa por dicho prisma. Al final, aque“A veces fría como el iceberg, otras arde como volcán” llo que se muestra en las redes sociodigitales, pese a ofrecer una “A veces no hay más veces, o lo intentas, o lo pierdes” visión sesgada, es nuestra forma de mirar el mundo. “Cuando menos lo esperas, el sol reaparece, y todo vuelve a Ya sea a través de filtros ópticos que corrigen esos efectos estar bien. Ninguna tormenta es eterna” aparentemente negativos de la piel, o que acentúan las características que mejor encajan con la imagen que queremos ofreSu retórica, así como se observa, se orienta hacia una ambi-

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güedad somera que le permite tocar temas genéricos en los que el público juvenil puede verse fácilmente interpelado. De ahí las sospechas iniciales de la inexistencia de su persona. Aunque pudiera parecer una anécdota irrelevante, no lo es si tenemos en consideración otro aspecto… Se criticó ampliamente que uno de los criterios de la concesión del premio, reconocido por la propia editorial Espasa, fue el gran número de seguidores que el autor posee en las redes sociodigitales: 714.000 seguidores en Instagram a la fecha de la concesión del premio (actualmente ya suma 1,1 millones). Nos encontramos, por tanto, ante un producto de la invención editorial como resultado de diversas técnicas de mercadotecnia. De igual manera, el fenómeno de la ambigüedad retórica se percibe perfectamente en la mayoría de bestsellers de las secciones más visitadas de cualquier librería de referencia. Son libros, además, que sitúan al individuo como agente que se basta y se sobra a sí mismo: la literatura de autoayuda, por supuesto, pero cada vez más la literatura que relaciona el éxito personal con el éxito empresarial y, por tanto, con el éxito económico. Detrás de todo este fenómeno social que se centra en un yo especial se encuentra toda una concepción de la vida que hace de nosotros seres dóciles a los designios del capital. Además de ser un suculento ámbito de negocios, el yo proyectado hacia el éxito es un solvente mecanismo de dominio sobre la subjetividad. Pongamos nuestra atención en Franklin Covey, una empresa multinacional que ofrece asesoramiento de liderazgo y mejora del desempeño, tanto para particulares como para empresas. No sólo colabora con diversas universidades públicas, sino que además ofrece planes de asesoramiento para niños. Si acudimos a su página web y nos interesamos por lo servicios destinados a los más pequeños de edad, podemos leer lo siguiente: “Cualquier alumno puede convertirse en un líder. En lugar de ver a los niños bajo la lupa de una curva de distribución normal (algunos chicos son más listos y otros menos), el paradigma de El Líder en Mí es que cualquier niño es capaz de ser un líder. Basado en Los 7 Hábitos de las Personas Altamente Efectivas, El Líder en Mí es un proceso completo de transformación del colegio que integra principios de liderazgo y efectividad en el currículum escolar utilizando lenguaje cotidiano apropiado a la edad”. Por lo que respecta a los “hábitos de la gente altamente efectiva”, el programa El Líder en Mí nos indica que los niños deben ser proactivos y no reactivos ante la adversidad. Por ello podemos considerar que ciertas ideologías contemporáneas favore-

cen un autocontrol mayor por parte de los individuos que el sistema carcelario ideado por el utilitarista Bentham, en el que la arquitectura panóptica garantizaba el funcionamiento automático del poder. La máxima eficiencia de control sobre las personas, más aún si es a temprana edad, se da por medio de un relato del éxito que promete encumbrarnos hacia la excepcionalidad. Entre la voluntad y la suerte Como síntesis de todo lo comentado anteriormente, podemos afirmar que la ambigüedad retórica de los sentimientos y

de la singularidad acaba por modular una identidad aspiracional. Y aunque son muchos los ejemplos a los que nos podríamos referir, centrémonos en una estafa piramidal. IM Mastery Academy es el nombre de la supuesta academia de trading (compraventa de activos financieros con fines especulativos) que, por medio de la inversión en criptomonedas, presuntamente estafaba a miles de jóvenes, algunos menores de 15 años. Tras la detención por parte de la Policía Nacional de las ocho personas que integrarían esta organización, actualmente IM Mastery Academy se encuentra investigada por la Audiencia Nacional. Pero aquello que se quiere destacar aquí es que la captación de nuevos estafados se hacía mediante una retórica ambigua, a la par que motivadora, basada en la psicología de la autoayuda y del éxito personal.

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Según estas narrativas, la voluntad es el elemento determinante que separa a los ricos de los pobres. Para demostrarlo, los estafadores se ponían a sí mismos como ejemplos: la prueba de que IM Mastery Academy era rentable es que quienes la comandaban se ubicaban en la cúspide de esa pirámide por la que deberían ascender quienes son interpelados por la aspiración de éxito y singularidad. Y, al tratarse de una estafa piramidal, la forma en que los estafados debían ascender era captando a nuevos socios, y si lo lograban era mediante una ficticia imagen de éxito que ofrecían de sí mismos tras alquilar coches lujosos para fotografiarse en ellos. La ilusión de éxito era eso, una ilusión. Pero eso no implicaba que las víctimas de la organización renunciasen a participar en esta estafa piramidal: al fin y al cabo, todo dependía de ellos, de seguir estafando a nuevos socios. Renunciar significa renunciar a su voluntad, y eso supone un momento demasiado doloroso en el que el yo, enfrentado a los otros, debe rearticular una nueva manera de sentir acorde con el nosotros. Y asumir que no todo depende de nuestra voluntad, pues la suerte es ese último lance que le permite a uno tener un halo de esperanza en la ruleta de la vida. Ahora bien, no lo confiemos todo a la suerte. De hecho, el aumento de las casas de apuestas en aquellos barrios altamente proletarizados es un buen indicador de la importancia que asume la suerte en el actual contexto neoliberal. Los problemas tienen causas que están propiciadas por intereses específicos. Por lo que, obviamente, no todo es cuestión de suerte. Aun cuando quienes han perdido hasta la ilusión de poseer una identidad singular no les queda otra cosa que esperar ese último golpe de suerte que lo cambie todo. Como escribe José Antón Fernández en El sueño de Gar-

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gantúa… “En cada oportunidad jugamos la última y ya lo hemos hecho tantas veces que lo hemos olvidado. En cada lance, por mecánico y banal que sea, todos apostamos a que esta vez, esta vez sí, ese dólar bien gastado ha roto la mala racha; hemos arriesgado todo a que, por fin, en esta ocasión y quizás por siempre, hemos adquirido una mercancía imposible, es decir, ese producto capaz de darnos una plenitud que va más allá del sistema de transacción de utilidades”. Todo, incluso la suerte (¡el seguir apostándolo todo a la suerte!), se nos presenta en este mundo neoliberal como una cuestión de voluntad ■


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La conspiración

Paul Nizan ¿Cómo se inicia una revolución? Esta es la pregunta a la que los protagonistas de La conspiración buscarán dar respuesta. La conspiración, ganadora del premio Interallié en 1938, es la última novela de Paul Nizan, fallecido a los dos años de publicarla en Dunkerque luchando contra el ejército nazi. Esta compleja mezcla de historia y análisis constituye el gran valor de este libro… Para encontrar este libro potente y bueno, basta que en cada página halles la evocación obsesiva de esa época infeliz y culpable de la vida… Es un placer encontrar, detrás de estos héroes irrisorios, la personalidad amarga y sombría de Nizan –el hombre que no perdona su juventud– y su estilo fino, tenso y desenfadado... No el estilo de un novelista, astuto y oculto: un estilo para el combate, un arma. —Jean-Paul Sartre


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Artículo ilustrado con imágenes del film Fahrenheit 451

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Eclipse por Antonio Monterrubio

¿P

or qué el autor nos muestra las miserias de nuestra sociedad a través de una prosa virtuosa? El contraste entre lo uno y lo otro quizá nos permita seguir creyendo en aquello verdadero, bueno, justo y bello.

Por tres veces en momentos distintos, seis personajes desconcertados y silenciosos recorren un paisaje desértico, desolado. En la última ocasión, la lúgubre procesión se acompaña de una serie de sonidos a cuál más siniestro. Es el final de El discreto encanto de la burguesía de Luis Buñuel. Coincidiendo con los títulos de crédito, desvanecida ya la imagen, continuamos escuchando el rumor de pisadas mezclado con ruidos poco tranquilizadores. Entre ellos se cuela un graznido espeluznante. La película cumple cincuenta años, y sigue tan fresca. Queda al descubierto el rostro ambiguo de los ideales y valores que una clase pretende hacer pasar por universales. La fabricación de una sociedad liberal-individualista mediante la puesta a punto de una cultura dominante del ego absoluto, del yo-rey, ha sido esencial para la estabilidad del Tinglado. Restringir las demandas de cada uno a las estrechas fronteras del sí-mismo es un mecanismo de control social de probada eficacia. La domesticación individual es más fácil que la colectiva. La ideología del turbocapitalismo posmoderno le vende al sujeto autoconfianza, mientras en realidad potencia sus inseguridades. De este modo lo convierte en juguete de unas fuerzas que no alcanza a comprender. Se estimula su temor a quedar descolgado, a volverse insignificante o, lo que es peor, un perdedor. Una delgada línea roja separa a los elegidos de los desahuciados. Y el flujo es unidireccional. Construir miedo, fomentar el antagonismo y la competencia, condenar cualquier compromiso solidario, termina por dar lugar a una sociedad del recelo generalizado.

Con esos mimbres, un nuevo autoritarismo puede tejer el cesto que más le conviene. La vigilancia inquisitiva y el formateado comunitario se redoblan con la aquiescencia de buena parte de la población. De golpe y porrazo, el prójimo se metamorfosea en enemigo. «Mirar y ver a otro no afuera, no allí donde el otro realmente está, sino en un abismal dentro, en un dentro alucinatorio» (Zambrano: La razón en la sombra). Se presenta como verdad inapelable la retórica normativa y prescriptiva pregonada desde todas las tribunas por la voz de su amo. El chismorreo mediático, la tecnocredulidad y la pulsión consumista son suficientes para silenciar veleidades críticas. El proliferante e invasivo discurso hegemónico deja de tener relación no solo con lo verosímil, sino con la realidad. Ha virado a máquina de guerra al servicio del convencimiento, de la fabricación de consensos favorables a los intereses de los dueños del cotarro. Y se le permiten todo género de triquiñuelas para alcanzar sus elevados fines, que no son otros que el conformismo y la docilidad de los más. La mutilación de las conciencias es el gran negocio diabólico de nuestro tiempo. Los medios de comunicación con capacidad de crear opinión practican una moral de lo más distraído. La concentración monopolística en el campo de la industria cultural genera una cultura de diseño volcada en el beneficio económico inmediato, y que no presta la menor atención a contenidos y formas. Su misión, en lugar de extender el conocimiento, parece ser socializar la ignorancia. Una estrategia perfectamente lógica cuando lo que se persigue es la inversión de todos los valores.

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mente llamadas afirmaciones factualmente incorrectas son asumidas sin asomo de duda por ingentes multitudes. Basta con que traigan el aval y sello de calidad de los grandes medios audiovisuales, digitales o en papel, o vengan envueltas en redes sociales de moda. La legitimación de las mentiras interesadas, los hechos falsificados y el fraude intelectual conducen directamente a la sustitución de la realidad por una mascarada. La Sociedad del Espectáculo va mutando en Teatro del Esper pento. Conspiranoicos, terraplanistas, negacionistas y consumidores compulsivos de paparruchas delirantes son solo el escalón más bajo de la escalera de la inopia. Pero el desprecio al anhelo de verdad y al deseo de saber llega mucho más arriba, lo invade todo. Hemos alQuedó claro hace ya tiempo que el origen del valor de las canzado un punto cercano al de no retorno donde oímos elocosas radica en la subjetividad. Pero también el valor de las giar la ignorancia como prueba de sentido común. Se vilipenemociones, los sentimientos o las convicciones. Encauzar la dia la cultura porque exige unos estándares intelectuales que subjetividad de las masas y controlarla equivale a administrar ni en sueños cumplen las consignas que se quieren imponer. la discriminación entre lo que vale y lo que no, y la determinaLa verdad ha dejado de importar, se ha convertido en un relato ción de cómo, cuándo y cuánto vale. Así axiomas indiscutibles en competición con otros muchos. Y es menos divertido que pueden tornarse barbaridades como llamar libertad al hiperelos de mayor éxito en el mercado del entretenimiento. Pues no goísmo posesivo y consumista. Pago, luego existo. Depredasolo el Espectáculo debe continuar, sino que se pretende elemos, luego cabalgamos. El simulacro ha secuestrado a la realivarlo a realidad única. Se potencia una anticultura de consumo dad, la ha escondido en un armario y la ha suplantado ante en la que los contenidos profundos o las audacias formales son unos espectadores obnubilados. La gran diva, la prima balleridesechados por falta de rentabilidad. Por consiguiente, se facina assoluta, ha sido sustituida por una starlette siliconada y lita la expansión irrefrenable de la estulticia. Tiene un serio carente de talento ante los aplausos entusiastas y los bravos de problema un mundo donde bestsellers, blockbusters, musicales crítica y público. Se llega a persuadir a los desheredados de que para toda la familia y turismo masivo de monumentos o musus necesidades y deseos coinciden con los de la casta gozanseos son las expresiones culturales admitidas y aceptadas. Tote. Pero el despertar del sueño puede ser dramático. Ken Loach do lo que no dé (mucho) dinero queda proscrito. O limitado al filmó en 1977 un díptico titulado The Price of Coal. En su priuso de grupúsculos de resistentes que, como los hombresmera hoja, Meet the People, los prolegómenos de la visita real a libro del Fahrenheit 451 de Bradbury llevado al cine por una mina de carbón revolucionan la Truffaut, conservan dentro de sí la gran vida y las emociones de los mineros. La tradición cultural de la humanidad. PeLa mutilación de segunda, Back to Reality, se desarrolla ro el conocimiento objetivo no es un arlas conciencias es el gran negocio unos pocos meses después del regio tículo de lujo ni un ornamento superde nuestro tiempo paseo. Una explosión provoca un desfluo. Con forme decía Epicuro de la prendimiento que atrapa a ocho trabaciencia física, su tarea propia es «invesjadores. El espejismo se ha transfortigar con precisión la causa de los fenómado en pesadilla. menos más importantes, y […] precisamente de eso depende En pleno siglo XXI asistimos a un renacimiento espectacular nuestra felicidad». de la irracionalidad, la credulidad y la fe ciega. Las piadosaCuando la esperanza de un futuro mejor encalla, muchos no

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resisten la tentación de abandonar no solo los ideales o el altruismo, sino todo residuo de reflexión y razón. El naufragio moral es favorecido y jaleado por un circo mediático que incapacita para discriminar entre realidad y fantasía, para separar lo verdadero de lo falso. La aspiración a un cierto grado de objetividad requeriría un distanciamiento que permitiera apreciar las múltiples facetas de un tema, ponderar, comparar y elegir. La política de inmersión mediática al servicio del Sistema convierte este proceso en una quimera. El derecho de la ciudadanía a conocer, y por ende a decidir, queda sepultado bajo toneladas de escombros y desechos de la actualidad espectacular. El resultado, querido o no, de la omnipresente, omnisciente y omnímoda sociedad de las TIC es el fomento de la adiáfora, la actitud de indiferencia a cuanto sucede en el mundo. Su consecuencia es la evaporación de la empatía, el entumecimiento ético. Uno de los fines que persigue Mammón, apoyado por su sacerdocio político, mediático o institucional, es la extensión de la desconfianza hacia el Estado. Pero no por sus deficiencias democráticas, sus rigideces burocráticas o su insuficiente aportación a la justicia socio económica. Lo que se busca, aunque se tenga buen cuidado de mantenerlo en secreto, es gripar su funcionamiento, impedir que ponga límites a los abusos y la arbitrariedad de los poderes económicos. La meta es manipularlo, moldearlo, jibarizarlo y en último término transformarlo en un adorno inútil, ya que las decisiones relevantes se tomarían fuera de él. En esta nueva etapa de acumulación acelerada de capital, las élites han decidido que una clase media amplia es un lujo que no quieren permitirse. Durante décadas los empleos fijos, los buenos salarios y el acceso al consumo funcionaron a modo de estabilizadores automáticos del Sistema. Pero la clase media ha periclitado, tanto material como ideológicamente. La demolición del Estado de bienestar ha comenzado. A pesar de que el riesgo de conflic-

to social está ahí, ya están preparadas las estrategias para conjurarlo. Si antes las élites se aseguraban el dominio a base de confort material, real o soñado, ahora lo hacen mediante el condicionamiento mental, el hipnotismo colectivo. En su afán de reforzar la domesticación, el Tinglado echa mano de las herramientas más sofisticadas: biopoder, tecnomisticismo, psicopolítica. Ha logrado canalizar en su provecho el resentimiento de una clase media frustrada en sus aspiraciones, bien de llegar a serlo, bien de ejercer como tal. En un país tras otro, está imponiendo su programa máximo en el campo electoral: que las dos fuerzas políticas decisivas sean la derecha conservadora y neoliberal, y la extrema derecha reaccionaria y neoliberal. A veces le será útil una coalición entre ambas, que se diferencian tan solo, si acaso, en los modos. En otras ocasiones,

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se servirá del miedo a la segunda para afianzar la hegemonía el sinsentido. La famosa divisa macroniana trabajar más para de la primera. Esa situación política le allanaría la consecución ganar más –o sea consumir más– elaborada en los mundos de de su gran objetivo. Pues una economía extractiva y depredaYupi significa, en la dura realidad, deslomarse en empleos predora al estilo de la practicada hoy por las élites solo puede carios. Y todo, en el mejor de los casos, para gozar de delicias de mantenerse mediante la demolición total a medio e incluso centro comercial pagadas a crédito, empeñándose hasta el corto plazo del Estado de bienestar. El sueño húmedo de límite de la existencia y más allá. El gran mantra de la derecha Trilaterales, clubes Bildeberg y demás agrupaciones de gentes política es la creación de puestos de trabajo. A tal objeto, prode bien, como Dios manda y peligrosapone atraer capital. Y esto ¿cómo se consimente forradas es bailar sobre su tumba. gue? Fácil. Con tal de ser competitivos se La verdad se ha convertido Por eso es esencial reivindicar, por activa y miniaturizan los salarios, se exime de imen un relato en competición por pasiva, una y otra vez, el Estado social, puestos a las empresas –o se les consiencon otros muchos la necesidad de lo público o una fiscalidad te eludirlos–, se eliminan cargas sociales y redistributiva. por supuesto trabas sanitarias o ecológi*** cas. Pensiones y seguro de desempleo paOffice in a Small City. El empleado está san a no ser viables. Los servicios públisentado a su mesa ante un vasto ventanal. Su mirada perdida cos, decretados insostenibles, deben reducirse al mínimo o, se pasea entre un cielo algo plomizo y la elegante fachada del mejor aún, desaparecer por completo. Moraleja: las probabiliedificio de enfrente. El punto de vista tomado acentúa la dades de que en lugar de ampliar horarios libremente para disimpresión de que el hombre está atrapado sin remisión. La frutar más y mejor, se termine esclavizado, viviendo menos y blanca homogeneidad de las paredes de la oficina lo encierra y peor, son muy elevadas. empequeñece. Los restos de luz solar que sobre él caen no El empleo es la palabra mágica, la coartada que lo justifica hacen sino acentuar su soledad. Hopper plasma en este cuadro todo, desde la devastación del planeta y el agotamiento de sus la alienación burocrática y el agobio de una vida carcomida por recursos hasta la vuelta acelerada a las condiciones laborales

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FEBRERO 2023 NÚM. 421 - 68 PÁGS. 7 EUROS

EL VIEJO

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TOPO

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Para quienes no se conforman con lo que las cosas parecen, y quieren saber lo que las cosas son

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del siglo XIX. Una consecuencia funesta de la globalización ultraliberal ha sido su homogeneización a la baja. En el Primer mundo tienden a asimilarse a las que fueron tradicionales en el Tercero, sin perjuicio de que en este mismo se degraden a su vez. La precariedad es el fantasma que recorre hoy todos los sectores económicos, públicos y privados. No se trata de un acto gratuito. Permite al Capital dominar sin mayor dificultad al mantener a los trabajadores constantemente al borde del abismo, con la espada de Damocles del paro sobre su cabeza. Transformando el porvenir en un oscuro túnel sin atisbo de luz al final, hurta al individuo la confianza en sus capacidades, y por ende lo priva no ya de la libertad de elegir, sino de la misma esperanza. He visto a muchos lanzarse al cielo No había estrellas que los detuvieran. (Quien se esfuerza lo consigue, Querer es poder, nada hay imposible). Pero al levantar montañas desde el suelo Ni la paja de un sombrero es ya ligera (Brecht: Canción de la Gran Capitulación en Madre Coraje). La leyenda urbana de que el éxito y el triunfo son el corolario lógico y necesario del empeño, el coraje y el sacrificio ya no cuela. Los mecanismos cuantitativos y cualitativos para asegurárselos no están al alcance del común de los mortales. Las opciones de acceso a la cumbre están íntimamente relacionadas con la clase social de procedencia. La cultura del esfuerzo es un bluff. Y sin embargo conserva su atractivo incluso entre los desheredados. Es uno más de los espejismos con los que se entretiene a los prisioneros de la caverna. Atenazados por el

miedo, la ignorancia y la impotencia, se resignan a su suerte ante la sonrisa hipócrita de unas élites que han logrado alejar de sus mentes la urgencia de cambios estructurales profundos. Pero la humillación per manente genera un malestar que exige ser canalizado. Y ahí hacen su aparición los profetas del odio. Esta peligrosa fe tiene la misión de calmar el sentimiento de debilidad y frustración, enmascarando el propio sufrimiento. Es el nuevo opio del pueblo. Individuos y colectivos pasan a convertirse en dianas ideales de la violencia verbal o física. Rizando el rizo, el Tinglado señala a cualquiera que cuestione sus planes y métodos como objeto de menosprecio y aversión de las masas. Los desposeídos se revuelven con furia contra quienes protestan por la injusticia de esa desposesión. «Et que ferait mon cœur s’il n’aimait cette haine / Dont l’innombrable tête est si douce à mes pas» (Valéry : Air de Sémiramis). La ofensiva ideológica ultraliberal ha dejado la tierra del pensamiento casi yerma. El problema, más allá del reflujo de las fuerzas de izquierda, es el eclipse de las ideas progresistas y transformadoras. El riesgo de desesperar es alto. El espíritu de mera resistencia condena no solo a la derrota, sino a la desaparición. Hacen falta nuevas herramientas teóricas que presten atención al momento y las circunstancias, así como nuevos modos de acción que incidan sobre la realidad para mejorarla. Puede que incluso con un intenso trabajo, la cosecha obtenida sea más bien magra y modesta. La hidra depredadora dispone de innumerables cabezas y brazos, y su poder crece día a día. El Príncipe posmoderno es el monarca absoluto 2.0. Solo una amplia coalición que enarbole las banderas de la razón, la verdad y la justicia tiene alguna oportunidad de pararlo. No fue exactamente una toma de conciencia colectiva sino apenas la suma de seiscientas mil tomas de conciencia individuales (Benedetti: Tríptico del Plebiscito)n

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Libros LECTURA CON LÁGRIMAS LA VIDA ES ETERNA. BIOGRAFÍA DE VÍCTOR JARA Mario Amorós Penguin Random House. Barcelona, 2023, 401 pp.

Si Chile sigue en su corazón. Si le duelen los resultados de las elecciones chilenas de mayo de 2023. Si el 11 de septiembre sigue siendo para usted el 11 de septiembre chileno. Si nunca ha habitado en usted el olvido de la granza poliética de Salvador Allende y si siguen siendo imborrables las palabras pronunciadas en la mañana de aquel día: “Ante estos hechos, solo me cabe decirle a los trabajadores: yo no voy a renunciar. Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo y les digo que tengo la certeza de que la semilla que entregaremos a la conciencia digna de miles y miles de chilenos no podrá ser segada definitivamente...”. Si quieren saber por qué Víctor Jara es uno de los símbolos universales de la canción revolucionaria en su sentido más profundo. Si Amanda es para usted más que el nombre de una amiga o de una compañera y se sigue emocionando al escuchar “Et recordo Amanda” de Raimon-Víctor Jara. Si para usted, como fue para Jara, Violeta Parra es una cantautora de dimensiones inconmensurables. Si sigue pensando (con algún matiz no esencial) que la canción auténtica, la revolucionaria, tiene que intentar cambiar al ser humano para que este cambie el sistema de explotación y marginación. Si a usted no le deja indiferente el testimonio escrito de Silvio Rodríguez para el libro de Mario Amorós: “Un año después lo asesinaron con saña, pero aquella vileza no fue lo que lo inmortali-

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Víctor Jara

zó. Ya Víctor era un cantor eterno por la exquisita calidad estética y ética de sus canciones”. Si le siguen estremeciendo aquellos versos cantados del Manifiesto: “Mi canto es de los andamios/ para alcanzar las estrellas.” Si quieren conocer en profundidad la grandeza humana de Joan Jara: “Yo era Joan Turner hasta 1973, pero cuando salí de Chile con mi pasaporte británico estaba allí el nombre de Joan Jara. Y decidí que ese iba a ser mi nombre desde entonces, porque me daba fuerzas para hablar de mi conexión con Chile y de Víctor”. Si quieren conocer la historia de un poema inacabado, “Estadio Chile”. Si quieren recordar la opinión de Víctor Jara sobre el significado de la palabra “Patria”: “Patria es amor a mi hogar, a mi mujer, a mis hijas. Es amor a la tierra que me ha ayudado a vivir; es el amor a la educación y al trabajo; es amor a los demás, que trabajan por el bienestar común; es amor a la justicia como instrumento de equilibrio para la dignidad del hombre; es el amor a la paz para gozar de la vida; el amor de la libertad, no al libre albedrío, no a la libertad de unos para vivir de otros, sino la libertad de todos. La libertad para que yo exista y existan mis hijas y mi hogar…”. Si quieren conocer el testimonio de José Navarrete, que entre 1978 y 1980 hizo el servicio militar “en el Regimiento de Ingenieros n.º 6 Azapa, en las proximidades de Arica,

donde coincidió con Pedro Barrientos y Jorge Smith, quienes se jactaron de haber asesinado a Víctor Jara”. Si quieren rendir homenaje a la librería Víctor Jara de Salamanca, al teatro Víctor Jara de Las Palmas y a la calle Víctor Jara de Barcelona (al lado de la plaza Karl Marx y de la calle Antonio Machado). Si quieren recordar el homenaje que U2 le rindió en “One Tree Hill”: “Jara cantó su canción, un arma/ en las manos del amor./ Se sabe que su sangre aún grita/ de la tierra/ Corre como un río…”. Si quieren admirarse del valor del joven de 23 años Héctor Herra, joven funcionario del Registro Civil, quien confirmó la identidad de Víctor Jara, ya asesinado, y avisó a Joan Turner arriesgando su vida, permitiendo que pudiera darle sepultura el 18 de septiembre, ahorrando “a sus seres queridos el sufrimiento infinito, eterno, de los familiares de los detenidos desaparecidos”. Si conoce la obra de Mario Amorós y sigue considerando imprescindibles sus biografías de Pinochet, Neruda, Allende, Miguel Enríquez (o la de Pasionaria)… Entonces no lo dude, este es su libro: un libro imprescindible para millones de lectores, de Chile, de España, del mundo. También para usted. Léalo y recomiéndelo.

Salvador López Arnal


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Libros LA FATALIDAD DEL DESEOSO HOMBRES FATALES. METAMORFOSIS DEL DESEO MASCULINO EN LA LITERATURA Y EL CINE Elisenda Julibert Ed. Acantilado. Barcelona, 2022, 164 pp.

Estupendo ensayo el que nos ofrece Elisenda Julibert sobre un asunto bien conocido al que da una pertinente y original vuelta de tuerca, asumiendo una perspectiva matizada que permite comprenderlo mucho mejor. El tema sería el de las mujeres fatales, pero Julibert cambia el foco y lo dirige no hacia las mujeres que supuestamente conducen a la perdición a los hombres que las aman, sino hacia los hombres que desean desquiciadamente a una mujer y hacen de ese deseo desmedido, abusivo, manipulador, una especie de destino aciago que los destruye a ambos. ¿Es eso amor? O, mejor: eso que la literatura y el cine han recreado hasta la saciedad como amor, ¿debería serlo? El comienzo del libro es esclarecedor. Habla de arte, de pintura, de algunos temas clásicos, como el que refleja el episodio bíblico de Susana y los viejos. Lo pintaron espléndidamente el Veronés, Tintoretto o Rubens, siendo logradas representaciones renacentistas del desnudo femenino. Pero es el cuadro de Artemisia Gentileschi el que ofrece el giro que aporta lucidez. El espectador conoce la anécdota: dos viejos excitados por la visión de una joven mientras se lava, intentan persuadirla de que satisfaga sus deseos o la acusarán de haber hecho irse a las doncellas para encontrarse con un joven. Pero, curiosamente, es solo Gentileschi la que presenta a la mujer apartando con desagrado y violencia el rostro, la que muestra una situación amenazante y desigual. De

hecho, es la única que plasma sobre el lienzo lo que las demás pinturas escamoteaban por completo: “la suerte de una mujer a la que dos individuos se proponen violar”. Para que esa situación pase desapercibida incluso cuando un cuadro está ilustrándola, como sucedía en los de Tintoretto o Rubens, hace falta que esa relación de dominio, asimétrica, esté incorporada a la mirada y el pincel del pintor, y forme parte del hábito, de la costumbre del espectador, de tal forma que no llame la atención, sino que ésta recaiga sobre la habilidad del artista, sobre el domino del color, la sutileza de las texturas y la exuberancia del desnudo. Basta, sin embargo, con cambiar la perspectiva para espantarnos. Esa otra forma de ver

más realista y más precisa es la que, como Gentileschi, nos propone la autora de Hombres fatales, acudiendo a ejemplos de la literatura y el cine, en los que la tradicional imagen de la femme fatale probablemente impida interpretar la relación de un modo más ajustado y exacto. Quizás los fatales sean esos hombres absorbentes, abusivos, celosos, temperamentales que arruinan su vida tras destrozar la de una mujer, obcecados en hacer de su pareja un objeto, precioso o no, sin vida propia ni iniciativa, tan solo un cautivo receptáculo de su deseo. No creo que los ejemplos que propone Julibert sean los más acertados ni que representen casos modélicos de “mujeres fatales”, exceptuando el canónico de Carmen, pero los

estudia con tanta habilidad, con tanta destreza e inteligencia, que al lector le da un poco igual si son, en efecto, los más representativos. Es más: la elección de los ejemplos muestra el cambio de perspectiva radical a la hora de enfrentarse al tema. Los elegidos son, tras la Carmen de Mérimée: Ese oscuro objeto del deseo, de Buñuel; Proust y los celos, en La prisionera; Vértigo y el funesto miedo a fallar; Lolita, de Nabokov; y el más extraño, en un libro que, aparentemente, trataba de hombres y mujeres fatales: Bouvard y Pécuchet, visto como una alegoría del deseo. Y es que la fatalidad que define todos esos casos analizados, es la de un deseo inapropiado, coercitivo, exagerado, incontrolado, destructivo y bulímico que se ha hecho pasar por amor y que no es más que un cepo. Elisenda Julibert nos hace mirar de otra forma, o quizás tan solo desde otro lado, esas relaciones, permitiendo así distinguir matices inquietantes, desvelar injusticias flagrantes, o resaltar frustraciones aniquiladoras. Y esa nueva perspectiva la aplica no solo a esos ejemplos, sino a tantos otros que con ello adquieren una interpretación distinta, sugerente, como cuando reflexiona sobre el célebre final de Con faldas y a lo loco, en el que el prometido de Daphne proclama, al saber que su enamorada es un hombre: “Nadie es perfecto”. ¿Graciosa boutade, elogio de la tolerancia y aceptación de lo distinto, u obcecada insistencia del toro que embiste contra el trapo rojo? Da que pensar. Harían bien en acompañar a Julibert en este recorrido que propone distintas miradas que revelan realidades que, sin ese perspicaz giro, quizás nos hubieran pasado desapercibidas.

Antonio García Vila

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Libros

LAS HISTORIAS QUE HACEN LA HISTORIA 14 DE ABRIL Paco Cerdà Los Libros del Asteroide. Madrid, 2022, 281 pp.

No nos hemos sentido decepcionados los lectores de El peón con el nuevo libro de Paco Cerdà. La misma prosa deslumbrante, siempre rigurosa, contando hermosas (y dolorosas) historias reales. “Nunca creí que reconstruir un día –un solo día de la Historia de España– iba a costar tanto. Todas las historias narradas en este libro de no ficción son reales. Declaraciones, detalles, nombres. Todo está documentado y basado en un abanico de fuentes heterogéneo...”. II Premio de no ficción de Libros de Asteroide, 14 de abril cuenta lo que ocurrió el 14 de abril de 1931, el día de la proclamación de la II República española. Pequeñas y a la vez grandes historias personales y colectivas componen este gran fresco histórico (y novelístico). Las claves de la narración: las citas de Georges Perec y Walter Benjamin con las que se abre 14 de abril. La de Benjamin: “Método de este trabajo: montaje literario. No tengo nada que decir. Solo que mostrar”. ¿Qué se nos muestra en nuestro caso? Historias de “lo que ocurre cada día y vuelve cada día, lo trivial, lo cotidiano, lo evidente, lo común, lo ordinario, lo infraordinario, el ruido de fondo, lo habitual” (Perec). Historias como las siguientes: la de una bala que ha entrado por la espalda y ha salido por el vientre de un trabajador; Emilio Arauzo Honorio es su nombre (su entierro es la última historia del libro). La historia de la proclamación en Eibar, corazón de hierro industrial, de la II República.

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a guardar una actitud neutral.” La muerte de Teresa Claramunt: “En el cementerio de Montjuïc reposa, desde hace veinticuatro horas, el sueño de la gran revolución social, la aurora de una sociedad libertaria y armónica. El cuerpo de Teresa Claramunt ha sido amortajado por dos compañeras, dos anarcosindicalistas como ella: Federica Montseny Proclamación de la República en la calle y Llibertat Ródenas.” La La situación de la cárcel de Jaca transcu- negociación del enviado de Alfonso XIII, rridos cuatro meses desde la sublevación el conde Romanones, con Niceto Alcalá republicana que encabezaron los capita- Zamora en casa del doctor Marañón: “Sones Fermín Galán y Ángel García Hernán- lo hay una solución, dice don Niceto: la dez (mi padre, oscense y republicano, me marcha rapidísima del rey.” La proclamahabló de ellos centenares de veces): “Unos ción de la República en Cataluña: “Comochenta militares y más de cincuenta civi- panys se ha asomado al balcón... Desde les aguardan allí a conocer su suerte. Un allí ha proclamado Companys la Repúbliconsejo de guerra previsto para la primera ca. La República española. Pero eso a Maquincena de mayo, pende sobre todos cià no le vale. No está dispuesto a consenellos.” La guarida de Alejandro Lerroux en tir que le escriban la Historia”. el nº 8 de la calle Lisboa. La muerte de Hay muchas más historias, ninguna de Cándida, pescadera, sindicalista, esposa y ellas de más. madre: “Todas mujeres marineras, todas Cerdà da cuenta de las fuentes utilizadas marchando en manifestación con vues- en las páginas 235-248. Sorprende al lectros niños. La brisa de la tarde golpeando tor/a su comentario sobre las usadas en la una bandera tricolor”. El entierro en narración de los hechos sucedidos en Valencia del Rey y la monarquía: “Los Cataluña. Destaca cinco. Entre ellas, “una manifestantes penetraron confiadamente gran crónica investigada por Toni Soler” y en la calle de Pi y Margall, y ya cuando el un artículo firmado “por el entonces abocentro de la manifestación se hallaba gado, editor y escritor Quim Torra i Pla”. frente al café Martí, salió un piquete de ¿De verdad que Paco Cerdà piensa que guardias civiles e hizo una descarga.” La Toni Soler, el de Polònia para entenderllegada del ministro Juan de la Cierva al nos, y Quim Torrà, el ex presidente de la Palacio Real donde escucha una frase que Generalitat, son una buena fuente para le azora: el Rey ha decidido marcharse: conocer lo sucedido en Cataluña en 1931 “De la Cierva espera una respuesta detrás (o en cualquier otro momento de la histodel escritorio real. Pide resistir”. El mensa- ria)? ¿No ha sido demasiado generoso y je de Sanjurjo al Gobierno provisional de confiado? la república: “La Guardia Civil no reprimirá ninguna manifestación ni cargará contra quienes lancen gritos subversivos.Van Salvador López Arnal


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Libros

COMO ARIETE POLÍTICO VOX FRENTE A LA HISTORIA Jesús Casquete (ed.) Akal. Madrid, 2023, 144 pp.

Vox frente a la historia consta de 13 capítulos redactados por otros tantos historiadores solventes, más una introducción del editor. El libro sigue la estela de Zemmour contre l’histoire donde 16 historiadores franceses impugnan las tesis del fundador del partido Reconquête. El nombre de la formación ultra francesa no es casual y muestra una suerte de globalización de los tópicos del populismo reaccionario. La Reconquista es el troquel de la historia hispánica para este sector, su Edad de Oro presentada como señuelo en su oferta política. Allí se ensartan los paisajes (Covadonga), los personajes (Pelayo, el apóstol Santiago, El Cid, Colón, los Reyes Católicos...), las hazañas (Navas de Tolosa, toma de Granada, Lepanto), el patrón (imperio, monarquía hispánica), el calendario (12 de octubre) y el solar (Iberosfera, espacio vital, hispanidad). Este troquel sirve para alistar a la historia española hasta hoy; así se lee la Guerra Civil y así se lee el presente con un blanqueo de la figura de Franco. Este es el recorrido intelectual que jalonan los diferentes capítulos. El vivero doctrinal de Vox tiene tres fuentes principales. 1) El repertorio franquista en la línea de Ricardo de la Cierva o Ramón Salas Larrázabal completado con la componente falangista de donde procede Ortega Smith, figura clave según Xabier Rius (Vox. El retorno de los ultras que nunca se fueron, 2023). 2) La veta revisionista representada por César Vidal o Pío Moa, analizada por Reig Tapia (Revisionismo y política, 2008). 3. La

reconversión operada por Gustavo Bueno y su fundación (Pablo Batalla, Los nuevos odres del nacionalismo español, 2022). Como resume el editor, “poco o nada de original se aprecia en el discurso de Vox cuando lo ponemos frente al de partidos análogos”. Un elemento común de estos productos en la escasa calidad lógica de sus discursos. La indigencia epistémica se disimula con artefactos diversos. Por un lado, una carga de emocionalidad sustentada en traidores, cobardes, felones, enemigos o antiespañoles..., con su contraparte en la épica marcial del sacrificio y el heroísmo. En segundo lugar, con la elaboración performativa en espectáculos y dramatizaciones grandilocuentes como “Viva 22”, que hacen hablar a los personajes históricos como ventrílocuos en una secuencia ininterrumpida que acopla a Pelayo con Abascal. En esta atmósfera sobrecalentada no cabe la cuestión social, ni una sombra de referencia a la estratificación y a los secesionismos económicos (lo que Christophe Guilluy llama “la fuga de Varennes”, de los pudientes). La intencionalidad estratégica de estos materiales se revela en la definición de una comunidad política a la medida de sus mentores, sin espacio para la tradición liberal, las luchas por los derechos humanos o la igualdad. La suya es una geometría de doble exclusión, externa (inmigrantes) e interna (emulando a los ‘no afectos’ del franquismo), con exigencias apenas veladas: “Los españoles no hicimos una reconquista para nada”. Son piezas constantes en el repertorio nacionalista; apunta bien José María Portillo cuando señala afinidades escasamente percibidas por ambos lados: “Vox es, básicamente, Sabino Arana”; y bien podría la épica del partido verde definir analógicamente a Pelayo como el primer gudari español. El último capítulo da cuenta de la iniciativa del ayuntamiento de Madrid

para eliminar del callejero a Francisco Largo Caballero e Indalecio Prieto, iniciativa frustrada por el empeño de un grupo de historiadores. En términos cercanos un informe recomendaba al Ayuntamiento retirar el nombre de Antonio Machado de una plaza de Sabadell. Los autores son, junto a Jesús Casquete, Mateo Ballester, Zira Box, Ana Isabel Carrasco, Julián Casanova, Matilde Eiroa, Alejandro García Sanjuán, Marcela García Sebastiani, Eduardo González Calleja,

Don Pelayo

LA IMPOSTURA HISTÓRICA

Javier Moreno Luzón, Xosé M. Núñez Seixas, José María Portillo y Juan Luis Simal. Su intención al desmontar las falsedades de Vox tiene un innegable alcance cívico por cuanto ellas sustentan una visión polarizada. “No es una de las semiespañas enfrentadas la que habrá de prevalecer en partido único poniendo epitafio a la otra”, escribió Menéndez Pidal haciendo eco a Unamuno: “No son unos españoles contra otros –no hay Anti España– sino toda España, una, contra sí misma. Suicidio colectivo”.

Martín Alonso Zarza

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EL ROL DE ESPAÑA EN LA TRATA DE ESCLAVOS DEL OLVIDO A LA MEMORIA. LA ESCLAVITUD EN LA ESPAÑA CONTEMPORÁNEA

Martín Rodrigo y Alharilla (ed.). Icaria editorial. Vilassar de Dalt, 2022, 334 pp.

Este compendio de artículos científicos coordinado por el historiador Martín Rodrigo y Alharilla, y publicado por Icaria, se propone como principal desafío sacar del olvido (¿intencionado?) la participación de España en el comercio de esclavos y en la esclavitud colonial. Se trata de un proceso que se extendió durante casi cuatro siglos y que resultó ser un factor determinante de la acumulación originaria de capital de las burguesías europeas, posibilitando el desarrollo de la revolución industrial en el viejo continente. Y no sólo eso, hay quienes hablan de que fue el gran “holocausto africano”. Un periodo sobre el que se ha estudiado y profundizado desde el campo de la historiografía, pero que en España parece algo ajeno, lejano, cuando en realidad –como nos muestra esta obra– no fue así, sino todo lo contrario: las monarquías peninsulares jugaron un rol crucial en estos años de explotación y saqueo imperial. Son trece capítulos que aportan evidencias concretas de los rastros materiales que dejó en la península ibérica este lucrativo comercio. Quizá el principal atributo de estas investigaciones (centradas en diversas ciudades de Cataluña, Madrid, Andalucía, las Islas Baleares y el País Vasco) es que aportan nombres propios y detectan con sumo detalle los legados patrimoniales de la acumulación de

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capital que implicó el comercio negrero, un crimen de lesa humanidad cuyas consecuencias llegan hasta el presente de diversas formas, ya sea a través del racismo o la desigualdad. El trasvase de capitales desde las colonias hacia España motorizó la creación de diversas empresas (desde periódicos hasta bancos) y posibilitó una serie de reformas urbanísticas en la península ibérica que, gracias a estos trabajos de investigación, podemos decir que estuvieron estrechamente vinculadas con la esclavitud de la población africana en las Américas. Hay una búsqueda deliberada de estos autores de hacer visible en el espacio público a los perpetradores de este comercio que según las estimaciones (¡mínimas!) motorizó la migración forzada de 12 millones y medio de africanos a las plantaciones americanas (sin mencionar los por lo menos 5 millones de cautivos que murieron en los traslados y rebeliones). Plazas donde se comercializaban cautivos, casonas y palacios donde vivían y operaban los traficantes, cementerios donde descansan los restos de antiguos esclavos ‘domésticos’, monumentos de antiguos esclavistas, calles que llevan los nombres de los agentes de este tráfico de seres humanos, familias que volcaron sus oscuros ingresos en proyectos filantrópicos... son parte del recorrido que

propone esta compilación de investigaciones, para sacar a la luz, para acercar a la opinión pública a un tema ¿silenciado?, ¿escondido?, ¿olvidado?, en la España contemporánea. Se aprecia una línea política y militante en estos estudios, hay una deliberada pretensión de exponer estas cuestiones desconocidas por la mayoría, a modo de reparación simbólica hacia todas las víctimas del comercio de esclavos y sus descendientes, con la intención de propiciar políticas públicas en esa dirección. Es el primer paso para llegar –algún día, quién sabe cuándo–, a las que David Pretel califica de “reparaciones fuertes”, las de índole material. ¿Así como se resarció a los dueños de esclavos cuando se abolió la esclavitud, por qué no reparar materialmente el daño a las familias de descendientes de esclavos? Un tema complejo donde se cruzan muchos intereses de distinta índole, pero que está empezando a asomar en las agendas de las asociaciones de africanos de la diáspora. En síntesis, es un libro que abre una puerta al lado más oscuro de la historia de España, ese costado difícil de asumir y justificar, pero sin el cual no se pueden entender muchas cuestiones tangibles e intangibles de la actualidad, esos legados del tráfico de seres humanos que van desde la opulencia de algunas metrópolis peninsulares hasta las mentalidades supremacistas que siguen permeando los imaginarios de determinados sectores de la sociedad española.

Juan Ignacio Incardona


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CONTRA LA CULTURA DE LA CANCELACIÓN CANCELADO. EL NUEVO MACARTISMO Carmen Domingo Círculo de Tiza. Madrid, 2023, 154 pp.

Componen el nuevo (y muy recomendable) libro de Carmen Domingo la introducción (“El comienzo de una idea”), cuatro capítulos (“El nuevo macartismo: La cultura de la cancelación”, “Quema de brujas en el siglo XXI”, “Soy una víctima, luego existo”, “A por el fin de la Cultura de la Cancelación”), un sucinto e informativo apéndice (“Diccionario de la Cancelación”), la bibliografía y las notas. Abren el libro dos citas (de Ray Bradbury y Bertrand Russell) y una ilustración (de María Torre Sarmiento). Estamos ante un libro en el que se nos habla del impacto de la Cultura de la Cancelación en Occidente, una cultura que está haciendo mella en la izquierda posmoderna de nuestro país, “una actitud cada vez más frecuente que consiste en retirar el apoyo, ya sea moral, económico, digital o social, a aquellas personas u organizaciones que, independientemente de la validez de sus argumentos, no cumplen con las expectativas de un sector de la sociedad que, en ese momento, ostenta cierto poder y lo ejerce limitando, con su intento de silencio al otro, la libertad de expresión. O sea cancelándolo.” Domingo construye su crítica con fuerza argumentativa y con excelente prosa, al tiempo que ilustra sus agudas e informadas críticas con sorprendentes ejemplos, sobre los que nos advierte: “Solo puedo añadir que todos y cada uno de los ejem-

plos que doy son ciertos por más que, por momentos, puedan parecer invenciones.” Algunas de las tesis o consideraciones centrales: 1. La llamada Cancel Culture (“denunciar a personas, obras e instituciones de tener un comportamiento, a juicio de quien lo critica, inadecuado”) es consecuencia de un fenómeno reciente: “nace en EEUU hace unos cuarenta años y ha ido creciendo y cogiendo fuerzas con su popularización en redes sociales y con la posibilidad de ejercer el anonimato en las mismas, dando un poder a los usuarios que no se había visto antes.” Y de las redes ha soltado a todas las áreas sociales e incluso a la Universidad, que ha pasado en menos de 50 años de “ser centro del

Carmen Domingo

saber y la discusión a ser centro del pensamiento único desde el que, justamente, se aplica la reprobación”. 2. Los canceladores, observa Domingo, “presumen de abanderar la lucha en defensa de necesitados y oprimidos y ejercen presión en nombre de LA justicia, o, en puridad, de SU justicia”. Surge de este modo una paradoja: “la paradoja de que el cancelado –hablamos de minorías– se convierte en el opresor y, lo que sorprende más, que las minorías no quieren ser integrados en la mayoría, sino, por asombroso que parezca, mandar

sobre ella y acabar cancelándola.” 3. Estaríamos ante una policía del pensamiento que no emana de un estado sino de la propia sociedad, “de sus sectores más jóvenes y progresistas [personas nacidas a partir de los 90] que a su vez forman parte de otro movimiento, el woke, entendiendo con ello que, como dice el verbo inglés, al estar despiertos, son más sensibles a la aplicación de la justicia”. 4. Sus protagonistas: jóvenes, de generaciones hiperconectadas a través de las redes sociales que presumen de alta conciencia social; jóvenes, de tipología múltiple y variada, que tienen como nexo una línea ideológica canceladora que se asocia a una izquierda posmoderna que “ha pasado de preocuparse por la igualdad y las necesidades sociales –trabajo, sanidad, educación–, a centrarse en las minorías”. No hay, desde luego, en las venas y arterias de la escritura de Domingo ni una sola gota de transfobia: “Nada tenía, ni tiene, que ver la falta de libertad de expresión con la posibilidad de que las minorías irrumpan en el debate público y alcen su voz”. Pero “formar parte de una minoría no te da la razón, ni ejercer el activismo desde una supuesta izquierda garantiza, per se, que se actúe y se piense correctamente”. Para Domingo hemos de plantearnos “qué ha pasado para que, desde la izquierda, que antes trataba de integrar a todos los colectivos y de garantizar que no hubiese diferencias entre ellos, hoy baste con ser o sentirse un colectivo minoritario para conseguir una visibilidad y un poder muy por encima de la representación real e, incluso, la autoridad moral para excluir al resto. ¿Es esa la izquierda que queremos?” Salvador López Arnal

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RETRATOS CON PALABRAS TRES POETAS DE SUS VIDAS. CASANOVA, STENDHAL, TOLSTÓI Stefan Zweig Ed. Acantilado. Barcelona, 2023, 329 pp.

No vamos a descubrir a Stefan Zweig, uno de los escritores más populares de la primera mitad del siglo XX, quien, después de un parcial olvido, ha recuperado en las últimas décadas un lugar destacado en las librerías. Un éxito que no deja de extrañar si tenemos en cuenta que hablamos de un escritor europeo, liberal, sensato y alejado de todo extremismo, de toda exageración histriónica, de cualquier sentimiento furibundo de pertenencia, más allá de la identidad cultural de un mundo, el de ayer, que representaba, mal que bien, el cosmopolitismo, la Ilustración y el buen gusto. Su suicidio le impidió ver el final de esa terrible Guerra que había dinamitado una forma de vivir y pensar a la que el vienés era incapaz de renunciar. De hecho, pocos autores hicieron más que él por configurar ese mundo, quizás ficticio pero ejemplar, que sirvió de modelo cultural a varias generaciones. Mas esa privilegiada posición no debería asombrarnos, atendiendo a la riqueza, la erudición y la sensibilidad de libros como el que comentamos. En Tres poetas de sus vidas, Zweig borda lo que mejor se le da: retratar con pericia, empatía, inteligencia y claridad a un personaje, en este caso son tres literatos, de forma que nos lo hace presente, vívido, cercano; recrea su vida y su época, presenta sus obras e interpreta psicológicamente al hombre. Y dibuja su figura con sensibilidad de pintor, reproduce sus gestos, intuye sus pensamientos y comprende su dolor. En una especie de mi-

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Stefan Zweig

niatura, pues sus aproximaciones distan mucho de las prolijas biografías que ahora se estilan, el vienés es capaz de aquilatar por completo a un filósofo, a un poeta, a un novelista. Es capaz de recorrer su vida, detectar su sentido último, su pathos, desbrozar su obra para recuperar lo más característico, lo más propio, y hacerlo poco menos que revivir ante nuestros ojos. Es lo que consigue, como hiciera también en sus otros trípticos, con Casanova, el vividor escandaloso y aventurero, exultante y amoral; con Stendhal, el finísimo psicólogo de sí mismo, el más actual de sus contemporáneos; con Tolstói, el hombre vigoroso e impulsivo, el escritor absoluto, el torturado peregrino en busca de Dios y de sentido. Tres figuras muy alejadas entre sí, pero tres ejemplos luminosos en los que es la propia vida la que parece convertirse en obra de arte, tres poetas que se dedican a esculpir sus versos en su misma carne, en hacer de su vida su mejor obra. Cuando Zweig imagina a Casanova entrando en el teatro, nos lo presenta con tal viveza, con tanto esmero, con tan precisos detalles, que es imposible no sentir que uno mismo estuvo allí, oliendo el perfume espeso de las mujeres, siguiendo con la mirada la dirección de los im-

pertinentes que nos conduce a ese seductor de virilidad restallante, que atrae con su impecable traje y su indolente gesto la atención de todo el público. Un impostor, sí, pero un impostor irresistible. Como imposible es no sentir la respiración profunda del viejo Tolstói, descansando en su lecho, cuando Zweig nos introduce sigilosamente en su cuarto y nos muestra al titán de las blancas barbas bíblicas, ya cansado, pero aún obcecado en su perfeccionamiento, en su imposible búsqueda de la verdad eterna, de la bondad sin resquicios. Stefan Zweig parece compartir la divisa que guiaba las novelas de Simenon: “comprender, no juzgar”. Y Zweig comprende a Casanova: envidia su vida, evalúa su obra y compadece al anciano repudiado por todos. Y comprende a Stendhal, el poco agraciado joven que intenta sin éxito seducir a las mujeres, que nunca se entrega a ninguna causa aunque participe en varias, que se oculta para observar mejor y al que una sensibilidad exacerbada es capaz de arruinar lo más bellos momentos. Y a Tolstói, al que la conciencia de la muerte derribará, convirtiendo la vida de un insensible y arrogante conde en una especie de via crucis, en un camino de perfección que transformará al vividor en asceta, al amo en efigie de redentor. Por supuesto que el ruso escribió banalidades que indignan al equilibrado y liberal vienés, esas simplezas sin sostén que para muchos conformaron una especie de nuevo evangelio. Pero Zweig se aferra al ejemplo del gran hombre capaz de representar a toda la humanidad, de encarnarla en toda su grandeza y su desamparada orfandad. Y en mostrar el valor de esos ejemplos, en compartir sus esfuerzos, en hacernos presentes, hoy, sus vidas, es en lo que Stefan Zweig no tiene competidor.

Antonio García Vila


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SOBRE LA MUERTE, LA PÉRDIDA Y EL OLVIDO LA ESTRELLA DE LA MAÑANA Karl Ove Knausgård Ed. Anagrama. Barcelona, 2023, 784 pp.

¿Cómo podemos ser modernos cuando estamos rodeados de muerte?”, se pregunta Knausgård en el segundo tomo de su serie autobiográfica Mi Lucha. En La estrella de la mañana retoma esta pregunta, como punto de capitón, y firma esta extraña y errática novela sobre la muerte y la pérdida, simbolizada en una gigantesca estrella que aparece en el cielo sin que nadie sepa darle una explicación, quizá cómo la vida misma. Karl Ove Knausgård (Oslo, 1968) se convirtió, hace unos años, en una suerte de celebridad literaria gracias al inmenso éxito de su saga autobiográfica Mi Lucha, 3904 páginas a modo de libérrimo diario, según el credo de la prosa espontánea, a partir de la muerte (dura, durísima) de su padre. En estos seis volúmenes narra en desorden toda una vida (la suya, pero también la de sus seres más allegados), con énfasis en algunos momentos particularmente decisivos para la configuración de su personalidad y de su vocación literaria. Aunque las seis “novelas” fueron un éxito inmediato (en su país, el primer volumen superó el millón de ejemplares vendidos y el autor confesó no poder ni ir a la pelu-

quería sin llamar la atención), algunos críticos restaron valor a su trabajo, indicando que se trataba de una suerte de (mediocre) actualización de la narrativa proustsiana, excesivamente prosaica en los gestos más sencillos de la vida (como ir al servicio, desayunar una tostada, dar un paseo, hacer el amor), llena de personajes asustados. Incluso algunos críticos señalaron que la extensa obra no era otra cosa que una larga carta de despedida (o de divorcio) a su mujer de entonces, un “armarse de valor” para dejar una vida y comenzar otra, es decir, sobre el miedo a la muerte y al cambio. Pero si algo mostraban esos seis volúmenes era (es) una innegable capacidad de absorción, de implicación, de complicidad. Literalmente estás junto a Knausgård en esas casi 4.000 páginas. Pocos autores tienen ese talento. La estrella de la mañana goza de esa misma maravillosa característica, el acompañar al autor durante las dos noches de verano (en este caso todo ocurre en dos noches) en las que diversos personajes de la Noruega actual (profesores, músicos, periodistas, cajeras de supermercado, enfermeras) sufren episodios extraños mientras una nueva (y colosal) estrella “asciende” al firmamento por sorpresa. Aunque puede leerse como una novela de terror con varios misterios interconectados (las referencias a Stephen King o a las películas de Lars von Trier están muy presentes), la novela no es otra cosa

Karl Ove Knausgård

que una ambiciosa y, en mi opinión, sensacional reflexión/crónica sobre la muerte, la pérdida y el olvido (temas imbricados en todo su trabajo, tanto en Mi Lucha como en su Cuarteto de las estaciones) y cómo pensamos/sentimos nuestra condición de mortales. Al concluir la novela, con el extraño sueño de uno de los protagonistas (que también se podía definir cómo un viaje a través de uno de los círculos de Dante), el lector tiene la sensación, al igual que casi todos los personajes de La estrella de la mañana con sus propias andanzas, de que la obra carece de una conclusión o finalización cerrada, algún tipo de coherencia final, casi un sentido último. Como la vida misma, creo que nos diría Knausgård, como la vida misma. Y es ahí donde ahí, precisamente, La estrella de la mañana encuentra sus mayores logros.

Javier Enríquez Román

TOPO EXPRESS

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HANDEL EN LONDRES HANDEL EN LONDRES. LA FORJA DE UN GENIO Jane Glover Scherzo Ed., Madrid, 2020. 458 pp

de documentación y sin entrar en disquisiciones sobre aspectos tratados por otros estudiosos como la consideración de genio en la época a la manera de Peter Kivy en el libro El poseedor y el poseído; ni aspectos de su carácter como la posible –o no– homosexualidad, la glotonería o la vagancia –estos dos últimos, apuntados por su contemporáneo y amigo Charles Jennens–. En lo personal, pues, evita conjeturas y focaliza la imagen en un perfil de personalidad hipertrabajadora, sagaz y flexible al negocio musical y la planificación de las temporadas, a la par que muy hábil al explotar y exigir las cualidades de sus cantantes. La autora desgrana el ámbito musical y comenta numerosas obras de las que ofrece un resumen argumental, apuntes dramatúrgicos y musicales, así

Entre las muchas lagunas existentes en la bibliografía musical en lengua española, la referida a algunos grandes compositores y que forman parte del repertorio canónico es alarmante. Donizetti y Mendelssohn siguen sin una monografía de cabecera, casi igual que lo estaba Puccini hasta finales de 2020 cuando Akal comercializó el estudio del musicólogo italiano Julian Budden. En el caso de Handel, la Georg Friedrich Handel, situación no era menos desastropor Thomas Hudson (1749) sa, a pesar de que Alianza Editorial publicó hace tres décadas el trabajo de Christopher Hogwood –hoy descatalogado y sin perspectivas de reedición– y del alto número de investigaciones sobre su obra disponibles en el ámbito internacional, principalmente angloamericano, como el de Jonathan Keates (reeditado en 2008), tal y como refleja el listado bibliográfico con el que la directora de orquesta y musicóloga Jane Glover (Hems- como las cualidades de los cantantes que las ley, 1949) cierra este Handel en Londres. La estrenaron, en unas disecciones asequibles forja de un genio. Traducido dos años des- al no lego de partituras. No obstante, no se pués de su primicia británica y dividido en detiene ni en todas las óperas y oratorios, ni trece capítulos que siguen una secuencia lo hace con la misma profundidad y extencronológica, el libro parte de la llegada de sión. Esto se nota también en la Water Music Handel a Londres en 1710 y ofrece una y la Música para los Reales fuegos de artificio visión histórica precisa, servida con nume- que, no por holgadamente conocidas, mererosos detalles siempre acompañados de cían unos apuntes musicales más sustanciaprocesos políticos, sociales y algunos datos les que los brindados. económicos. La autora lo aborda con el es- Por otro lado, los capítulos enlazan hechos tilo fluido propio del moderno ensayo bri- y estrenos, apuntando la fecha (día y mes) tánico, amarado de un toque periodístico, pero muchas quedan en la ambigüedad deinformativo y desde un prisma positivista jando al lector y al flujo cronológico la fiabilidad de ubicarse temporalmente según el que rehúye el enfoque erudito. Primordialmente se centra en la proyección relato. En lo histórico y a modo de curiosipública del compositor, constatada a partir dad se echa de menos algún inciso sobre las 98 / El Viejo Topo 426-427 / julio/agosto 2023

prácticas deportivas de la época de las que cita el tenis y el futbol, sobre la maquinaria escénica y la espectacularidad de los montajes teatrales que influyeron en la concepción dramatúrgica handeliana (algo más que lo señalado); así como aspectos referidos al conocimiento de la música de Bach. Eso sí, incluye el encuentro con Gluck en la visita de éste a Londres en 1746. Por cierto, Glover apuesta por llamarlo Handel –ni Händel ni Haendel– porque su nombre siguió escribiéndose de distintas maneras tras conseguir la nacionalidad británica, tal y como muestran los extractos y citas de la época incluidas como fuentes ilustrativas en un texto que también refleja debates y polémicas del momento. Entre estos, destacan la competencia del contratenor Senesino y la actividad teatral en el Haymarket, a la par que el conflicto de intereses entre la ópera en italiano y en lengua inglesa. Con una excelente traducción del polifacético y siempre activo Juan Lucas, actual director de la histórica revista Scherzo, la edición cuenta con una tipología de letra grande y cómodamente legible, además de no descuidar el necesario índice onomástico que facilita las consultas. No obstante, la falta de diagramas, retratos e ilustraciones puede derivar en aridez para al lector que desconozca los linajes monárquicos. En este sentido, algunas de las digresiones sobre la historia política británica pueden resultar excesivamente largos para el lector no inglés y para el conocimiento del contexto musical. También se echa de menos un listado que resuma el catálogo de obras y su cronología, así como las revisiones y conversiones en oratorios. Con todo, aquí está el manual básico, general y útil que el melómano español e hispanoparlante necesitaba en su lengua. Cuanto hay es suficiente, bien plasmado y divulgativo.

Albert Ferrer Flamarich



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