El Viejo Topo | Número 429 | Octubre 2023

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OCTUBRE 2023 NÚMERO 429 68 PÁGS 7 EUROS

EL VIEJO

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Portada: Sergio Del Grande, Mayo 1968

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El anfiteatro

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POR ANTONIO MONTERRUBIO

FILOSOFA, QUE ALGO QUEDA El YO nonato POR MIGUEL CANDEL

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La libertad se embarulla: Javier Milei POR VÍCTOR SIERRA MONSÁLVEZ

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Lo que aprendí de Mario Tronti POR CARLO FORMENTI

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La alquimia imperialista

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POR HIGINIO POLO

CINE: La ausencia y el silencio POR JAVIER ENRÍQUEZ ROMÁN

24

El explotado de la habitación de al lado POR ANA BELÉN VALVERDE CANO

54

Las guerreras “amazonas”: emblema nacional en Benín

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POR JUAN IGNACIO INCARDONA

Nombres propios del siglo XX Entrevista a Raimundo Cuesta Fernández POR SALVADOR LÓPEZ ARNAL

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Libros

EL VIEJO TOPO, revista mensual. FUNDADORES: Primera época, Claudi Montañá (†), Miguel Riera, Josep Sarret. Segunda época, Elisa Nuria Cabot, Jordi Dauder (†), Ernesto Fontecilla, Enrique Helguera, Esther Mañé, Santiago Palacios, Miguel Riera, José Sanchis Sinisterra. DIRECTOR: Miguel Riera. DISEÑO: Miguel R. Cabot, Elisa Nuria C. Edita: Ediciones de Intervención Cultural, S.L. (Barcelona). Imprime: Gráficas Gómez Boj. ISSN 0210-2706, Depósito Legal B-40.616-76. Impreso en España. El Viejo Topo no retribuye las colaboraciones. La redacción no devuelve los originales no solicitados, ni mantiene correspondencia sobre los mismos. Los colaboradores aceptan que sus aportaciones aparezcan tanto en soporte impreso como en digital.

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William Hogarth, An Election Entertainment

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El anfiteatro por Antonio Monterrubio

¿D

esde cuándo la política, en lugar de regular la sociedad en favor del bien común, se convirtió en una actividad de embusteros y charlatanes dedicados a emponzoñar las virtudes públicas y a agitar las bajas pasiones populares?

La transformación de la actividad política en electoralismo permanente ha sido uno de los grandes triunfos ideológicos de la derecha conservadora. Las campañas concebidas a modo de maquinaria para recabar votos al precio que sea son la negación misma de la política como gestión de lo común y preocupación por el bienestar de la polis, de la res publica. Esto es así desde los albores de la democracia representativa moderna. La serie de William Hogarth Cuatro Imágenes de una Elección es una divertida muestra de cómo funcionaban las cosas en la Inglaterra del siglo XVIII. Se inspira en los comicios de 1754 en Oxfordshire. Estos desataron un aluvión de críticas a los dos partidos de la época, Whigs y Tories, acusados de dispensar ingentes cantidades de dinero para asegurarse votos. El sufragio era censitario, y por tanto reservado a un ramillete de varones mayores y con ciertos posibles. Opíparos banquetes, donde se despilfarraba la comida y el alcohol corría a raudales, tenían el propósito de comprar voluntades, sin reparo alguno.

El London Magazine denunciaba que «los partidos han gastado cuanto han podido en festejos. Por otra parte ese es el método que emplean generalmente para hacerse con el favor de los electores».

El primer cuadro, An election Entertainment, representa una comilona organizada por los Whigs. Los dos candidatos, a la izquierda, son objeto de las atenciones del público. Uno aguanta los arrumacos de una dama de más que mediana edad, mientras una chiquilla le birla el anillo y un guasón se dispone a quemarle la peluca. El otro escucha con estoicismo el sermón de un parroquiano que le echa el aliento en la cara.

Buenos ancestros de quienes se hacen selfies sonrientes con

personas para las que, en condiciones normales, pedirían una orden de alejamiento, o de los secretos admiradores de Herodes convertidos en besaniños por arte de magia. Por supuesto, las fuerzas vivas no desaprovechan la ocasión. El alcalde se desmaya tras ventilarse una montaña de ostras, y el rollizo clérigo limpia el sudor de su frente tras la ardua labor de despachar una fuente de carne. Dentro del local apreciamos una banderola clamando Liberty and loyalty, en tanto por la ventana se ve desfilar a los Tories con divisas como «Casaos y multiplicaos a pesar del diablo», y la premonitoria «Judíos no».

Y es que parece que fue ayer.

Canvassing for votes nos acerca al albergue alquilado por los Tories para toda la campaña electoral. Un candidato le compra chucherías al buhonero, con la evidente intención de agasajar a las mujeres que miran desde el balcón. Ellas no pueden votar, pero él no duda de su capacidad para hacer lobby. Al lado, representantes de ambos partidos asaltan a un personaje bien vestido cuyos favores pretenden lograr, naturalmente, mediante la correspondiente contraprestación. ¡Qué cosas pasaban entonces!

The polling pone de manifiesto el hartazgo del artista con la clase dirigente. El carruaje destartalado en el que permanece aprisionada una dama es una brillante metáfora visual.

Britania está sumida en la impotencia mientras los dos cocheros juegan a las cartas. Todos los hombres con derecho a voto son conducidos, de su grado o no, al colegio electoral. Entre ellos, un veterano de guerra mutilado, el tonto del pueblo, un ciego o un enfermo terminal. Cómo no pensar en las modernas técnicas de acarreo, lo que los gallegos llaman carretaxe, sobre

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las que pasamos de puntillas en aras del buen nombre de la fiesta de la democracia. Pero los ancianos de las residencias, incluidos afectados de Alzheimer, las monjas de clausura ignorantes del mundo, el demonio y la carne reclutadas para la ocasión o las personas marginales pagadas a tanto la pieza están ahí, nos guste o no. En el interior del recinto, los abogados discuten y los aspirantes esperan ansiosos el veredicto de las urnas. El pintor no deja de apuntar un detalle más tenebroso al mostrar, en la parte inferior derecha, cuatro palos probablemente blandidos por agentes electorales de las respectivas formaquienes piensan que ciones.

Chairing the Member el bien común escenifica el desfile es una idea triunfal de los Tories sensiblera de blandengues –conservadores– victoriosos. A falta de balcones, muchedumbres y profusión de banderas, los nuevos parlamentarios son llevados en volandas por sus seguidores. Pero la procesión cívica acaba mal. Una cerda con su lechigada se cruza en su camino, en dirección al río. Un marino, con pata de palo y todo, se enfrenta cuerpo a cuerpo con otro hombre que podría ser un guardaespaldas. El barullo hace caer de su sillón al candidato electo, que inevitablemente rodará por tierra. En el reloj de sol cercano puede leerse la inscripción Pulvis et umbra sumus. Algunos deberían aprender, pues no escasean los antecedentes, que de las mayorías absolutas y los fastos continuos a la caída en desgracia y el olvido, el trecho es más corto de lo que parece. Sic transit gloria mundi.

Dada la endémica tendencia local a la mitificación del pasado reciente, se nos presentan los felices tiempos del bipartidismo bajo la apariencia de una amable y caballeresca rivalidad. Pero nunca fue un tiempo de versallescas discusiones. Hoy, desde luego, es mucho peor, ya que la derecha lleva lustros abominando del ágora. Prefiere el anfiteatro, otorgando, eso sí, el papel de víctimas a los disidentes de todo género.

Y si alguno de ellos, osado él, pretende calarse la celada del gladiador, aparecerá despanzurrado en el suelo, aplastado por los hierros, las fieras y la force des choses, o mejor por las cosas de la fuerza. «Irene ve moverse el brazo de Marco, un lento movimiento inútil como si quisiera arrancarse el tridente hundido en los riñones. Imagina al procónsul desnudo en la arena, con el mismo tridente clavado hasta el asta. Pero el procónsul no movería el brazo con esa dignidad última; chillaría pataleando como una liebre» (Cortázar Todos los fuegos el fuego). Se permitirá, faltaría más, el grito fraternal y solidario «Yo soy

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Espartaco», al menos de cara a la galería. Todo ello siempre y cuando los rebeldes acaben crucificados al alba, metafóricamente de momento.

La proverbial hipocresía de los espectáculos previos a las citas con las urnas ha degenerado hasta convertir los discursos falsarios en una retórica del odio acompañada de un sinfín de profecías apocalípticas. Esto posibilita el acceso de personajes de moralidad más que dudosa a primera línea de la política institucional y de su brazo mediático. A los poseídos por el mal radical se unen los meros funcionarios de la banalidad del mal.

Proclamas incendiarias son difundidas urbi et orbi por voceros interesados, pro pane lucrando. El desconcierto de unas clases populares decepcionadas y el rencor creciente de la fracción decadente de las capas medias, unidos al tradicional desdén que la casta gozante reserva para quienes no pertenecen a ella, son el combustible perfecto. Hace tiempo que fueron volados los diques de la corrección y de cierta cortesía en las formas. La actividad política debería tener un vínculo directo con la filantropía, ya que se supone que versa sobre cómo regular las relaciones entre los seres humanos en el mundo que comparten.

Pero cada vez va quedando más en manos de misántropos, gentes que desprecian a quienes no son de su misma cepa o se muestran serviles, y para los que el bien común es una idea sensiblera de blandengues. Su consigna no es, como en Juego de Tronos, vencer o morir, sino vencer y matar.

El elector vive alimentado por prejuicios disparatados, por dogmas tanto o más poderosos que los de las religiones en sus mejores días. El sueño de una sociedad racional donde los hombres actúen de modo autónomo, liberados de los corsés impuestos por fuerzas exteriores a ellos, parece alejarse a pasos agigantados. Pero no por eso deja de ser irrenunciable. El momento actual favorece el triunfo del dogmatismo inflexible que dispensa de toda reflexión y conduce a las muchedumbres a depositar dócilmente en la urna un voto contrario a sus intereses. El análisis ponderado, la evaluación ecuánime o incluso el cálculo egoísta están excluidos de antemano. El imaginario reaccionario sigue manejando las mismas premisas arcaicas de siempre. Aprovecha el miedo atávico al cambio para mantener el control. Presenta un mundo caótico que se precipita sin remedio por la pendiente de la decadencia moral, y ofrece recomponer el orden perdido. Apela a las pulsiones más oscuras alentando una nostalgia cuartelera a fin de disciplinar a una sociedad salida de sus goznes. En suma, con la invocación de la incorrección política como discurso transgresor, actualiza el fascismo disfrazándolo de posmodernismo. Su falta de cortesía y nula consideración al adversario son meros síntomas de la soberbia, la violencia y el ansia de poder que alberga.

La generalización de esta manera de enfocar la política ame-

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William Hogarth, Canvassing for Votes

naza con enfangar la arena pública hasta tornarla irreconocible. La que debería ser palestra de enfrentamiento –o de encuentro– entre grupos que buscan hacer real lo que estiman socialmente deseable se metamorfosea en Teatro del Odio. La razón y la lógica dictaminan que el diálogo respetuoso y la conversación civilizada contribuirían enormemente a elevar la calidad de vida de una sociedad democrática. Hoy esto suena a utopía. Para la beautiful people de este país, la izquierda en el gobierno, por moderada que sea, es el colmo de la desfachatez de la plebe. La autodenominada gente de bien no duda en echar sapos y culebras por la boca cuando esos okupas osan esbozar alguna ley que toca de lejos unos intereses y privilegios que ellos han decretado invulnerables por la gracia de Dios.

Las multitudes que les hacen el juego están tan bien amaestradas que ni siquiera van a quejarse cuando el SMI sufra crisis de congelación continuada, o cuando las pensiones vuelvan a subir el 0’25 % anual. La culpa seguramente será de la izquierda por la herencia recibida, o vaya usted a saber qué. Para no pocos, el gobierno ideal es el de los cuñados resentidos.

Para la Reacción, el comunicador ideal es el ignorante malvado. La primera característica le permite llevar su atrevimien-

to más allá de todo límite razonable. La segunda lo hace invulnerable a la vergüenza, y sobre todo a la culpa. Consumado especialista en el tema, sabe muy bien buscarle las cosquillas al cerebro reptiliano de sus feligreses, activándolo hasta extremos que volverían loco a cualquier aparato de Resonancia Magnética Funcional. Como además, gracias a su falta de escrúpulos, suele tener el riñón bien cubierto, comparte los intereses sociales y económicos de sus patronos, que tienen asegurada su lealtad por los siglos de los siglos. Estos personajes omnipresentes ocultan su nulidad intelectual y su miseria ética bajo ostentosos disfraces adornados de orgullo y soberbia. Vanidad de vanidades, todo vanidad. Su realidad es la de seres ruines, carcomidos por la envidia y el deseo de venganza contra quienes son mejores que ellos.

La jauría pirómana de los telecharlatanes se ha ido haciendo con las franjas horarias de mayor audiencia: presentadores tóxicos, tertulianos biliosos y creadores de contenidos huecos han encontrado su nicho y hecho su agosto gracias a la dejación de toda responsabilidad moral por parte del oligopolio informacional. Lo último que ambicionan es ofrecer una vi- no pocos, el gobierno sión objetiva de las políticas púideal es el de los blicas propuestas por cada parcuñados resentidos tido, y menos por los que se reclaman de la izquierda. Es más, ni siquiera está contemplado el derecho de réplica a las calumnias, bolas y barbaridades que se lanzan contra ellos. Ciertos informadores evocan a los que así se denominaban en la Inglaterra del sufragio censitario del siglo XVIII. En el primer cuadro de la citada serie de Hogarth, vemos a uno de estos beneméritos personajes. Otro hombre le vierte ginebra sobre la

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cabeza mientras él sujeta un contundente bastón –o garrote– destinado a intimidar o apalear a los rivales de sus jefes, o quizás a persuadir a algún votante reticente.

Desde el momento en que la mentira en todas sus variantes se considera un arma no solo legítima, sino imprescindible, la moral se evapora de la vida pública. La mayoría de los seres humanos, por más que le pese a Aristóteles, no son animales políticos. De hecho no se encuentran a gusto en ese mundo, que ven extraño y amenazante.

Y para desenvolverse en él con garantías, sienten la necesidad de pastores que los guíen. Ahí tiene su fondo de comercio una barata y sucia demagogia. La voz de su amo va a cebar a los electores con prejuicios irracionales y dogmas tanto o más poderosos que lo fueron en su día los religiosos. El sistema de comunicación de masas vigente estimula la incoherencia e invita a sostener contra viento y marea opiniones carentes de sentido. Impide el establecimiento de lazos lógicos entre posiciones teóricas y prácticas políticas. Dificulta o anula la capacidad de detectar la incompatibilidad de ideas. Son muchos los que no se percatan de la imposibilidad de disminuir los impuestos, en especial a los más pudientes, y a la vez aumentar o incluso mantener los servicios públicos y los programas sociales.

El debate político ha sido sustituido por espectáculos de gran impacto emocional donde, lejos de un noble intercambio de argumentos, asistimos a una lluvia continuada de golpes contra un punching-ball virtual privado de oportunidad de defenderse. Las propuestas fundadas no se escuchan,

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William Hogarth, The Polling

solo la cansina repetición de consignas amenizada por el ladrido de la jauría. Son los linchadores los que consiguen tribuna y se llevan a la audiencia debate político ha sido tras ellos cual flautistas de Hamelín. Cualquier sustituido por espectáculos bulo es válido, pues se de gran impacto cuenta con la abolición emocional de su facultad de juzgar. «Al mediodía la idea parece ignominiosa. A primera hora de la tarde, apta para ser debatida. A última hora de la tarde

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William Hogarth, Chairing the Member

ya está asumida, y al caer la noche se torna obvia» (Olga Tokarczuk Los libros de Jacob).

Los aparatos ideológicos nos venden un mundo feliz, ultraliberal en lo económico, socialmente hiperreaccionario, culturalmente plano e intelectualmente vacío. Una comunicación política cuyos modelos son la publicidad comercial invasiva y los programas televisivos de éxito es la senda idónea para debilitar la democracia al máximo. Los nuevos demagogos no necesitan siquiera las fórmulas simplistas y esquemáticas, los esbozos efectistas de borrador de programa o las frases prefabricadas huecas, pero de atractivo diseño. Ahora, para captar la atención son más útiles las descalificaciones personales, las mentiras descaradas o los exabruptos salvajes. Hace ya tiempo que la barahúnda de gritos e improperios ahogó las razones y los argumentos. Sin duda el arte y ciencia de la conversación civilizada elevaría el nivel de calidad de la democracia, aunque esperar esto hoy es una ilusión.

Los sembradores de cizaña no son especialmente inteligentes, pero conocen bien a su público. Son presa fácil los dominados por «un sentimiento de increíble fragilidad, que se convierte en crispante dolor» (Artaud L’Ombilic des limbes). Pues disponen de un bálsamo de Fierabrás para tal mal: alimentar el odio. No vacilarán en hacer de las potenciales víctimas, incluido cualquiera que se menee, caricaturas abstractas desprovistas de humanidad. A la vez, van a masajear la vanidad de sus fieles convenciéndolos de que viven en el mejor de los mundos

posibles, por más que recuerden a la señora Bates de la novela de Jane Austen Emma, orgullosa de tener criada pese a vivir de la caridad de sus privilegiados vecinos. Los lansquenetes de la información están dispuestos a todo, con tal de cumplir el sueño húmedo de las élites: transmutar la democracia en una oligarquía con rostro populista.

La democracia mediática, o sea pastoreada audiovisual e informáticamente, es el paso previo a la democracia iliberal. La sinceridad y la autenticidad dejan de tener sitio en la política institucional. Una vida pública reducida a rituales y ceremonias y asentada en la superchería y el acomodo abre camino al autoritarismo.

Mención aparte merece la aterradora irresponsabilidad de los muchos prestidigitadores del discurso que se prestan a blanquear el nacionalpopulismo de vocación totalitaria.

Despertar al dragón para que asuste un poco y luego se vueldemocracia mediática va a dormir no es la es el paso previo a la mejor de las ideas. democracia liberal Puede que las nanas tarden más de lo deseado en surtir efecto, o que se haya hecho inmune a ellas. El odio tiene el sueño muy ligero. Los alemanes no lo han olvidado. Es una pasión que apenas necesita ser alimentada desde el exterior, pues en todos nosotros habita la barbarie. A cada cual le incumbe mantenerla a raya.

La

No te rindas, aún estás a tiempo de alcanzar y comenzar de nuevo, aceptar tus sombras, enterrar tus miedos, liberar el lastre, retomar el vuelo.

No te rindas que la vida es eso, continuar el viaje, perseguir tus sueños, destrabar el tiempo, correr los escombros y destapar el cielo ■ (Mario Benedetti No te rindas)

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La libertad se embarulla:

Javier Milei por Víctor Sierra Monsálvez

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ilei es un fenómeno estrambótico: líder del bloque político La Libertad Avanza, disputará la presidencia de Argentina en las próximas elecciones. Este artículo descubre su faceta más excéntrica y desarma algunas de sus controvertidas propuestas.

El flautista de Buenos Aires El hombre que encabezó las elecciones primarias de Argentina (PASO), con casi el 30% de los votos y superando en 3.329.778 votos a la segunda fuerza más votada, es un completo desconocido en España. Sin embargo, dará mucho de qué hablar si se mantiene la tendencia y se convierte en el próximo presidente de Argentina y, con ello, en el primer anarcocapitalista que logra el liderazgo de una nación real (resalto «real», porque el experimento Liberland no cuenta).

Como es norma en entre anarcocapitalistas, Milei no es un político profesional ni jamás ha fundado o dirigido una empresa de éxito reconocido, con lo que el anarcocapitalismo está más cerca de conseguir entre sus fieles a un Jefe de Estado que a un gran empresario, es decir, están más cerca de alcanzar lo que odian que lo que veneran. Su pensamiento no ha sido rector de ningún triunfo económico, pero eso es un «pequeño detalle» que no les impide a estos estrafalarios idealistas predicar sus ideas como el remedio a cualquier mal de la economía.

Javier Milei se inició en la vida pública siendo invitado a platós de televisión, donde fue logrando notoriedad por su excentricidad, brotes de furia e insultos a diestro y siniestro. Recortes de sus apariciones en televisión, montado en cólera y defendiéndose a gritos, corrían por las redes sociales como «memes» gracias a la actividad de los adolescentes argentinos, fuertemente influenciados por el contenido de youtubers, streamers

y demás influencers. Para que el lector se haga una idea: adultos con la gorra hacia atrás jugando a videojuegos, patanes mazados vendiendo cursos para ser rico invirtiendo en criptomonedas, tetonas exhibiendo sus fiestas en yate, y los tres unidos invocando la meritocracia para justificar su domicilio fiscal en Andorra.

Una cosa llevó a la otra, un poderoso por aquí, un político por allá y… bueno, él cree que está donde está porque Dios le ha encomendado una misión.

Quien humaniza a las bestias bestializa a los humanos ¿Cómo que Dios le ha encomendado la misión de ser presidente? La respuesta es todavía más chocante: Su conexión con Dios se debe a Conan, su perro muerto. Con Conan se comunica a través de Karina, su hermana, quien es médium de animales. Así lo explica Juan Luis González, autor de El loco, el libro donde plasma su investigación sobre el político y su partido.

Milei tenía absoluta devoción por su mascota, a quien se refería como «su hijo», llegando a confesar que cuando ha pasado penurias económicas siempre ha antepuesto la alimentación de su perro por delante de la suya propia. Cabe tener en cuenta que Conan era un mastín inglés, cuya alimentación es costosa ya que se trata de un perro que pesa entre 70 y 100 kilos.

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Pero Conan murió. Aunque, según se sabe por un chat que tuvo Milei con un amigo al que se ha tenido acceso, el perro no había muerto, sino que había experimentado una «desaparición física» para sentarse al lado del «número uno», esto es, con Dios. Y así fue como, gracias a su difunto perro y a la médium de animales, Milei empezó a charlar con Dios. Y también con Murray Rothbard, y con Ayn Rand…

El lector estará pensando que esto no puede ser cierto, o que, como poco, está exagerado… Pero la locura no termina ahí. Milei no superaba la muerte del perro, por lo que mandó a clonar a Conan en los Estados Unidos por aproximadamente 50.000 dólares más impuestos, por lo que recibió seis clones de los cuales han sobrevivido cinco. De todas formas, aunque sean idénticos, no son Conan, así que tiene que presentarlos como «sus nietos».

Milei era un hombre solitario. No tenía pareja, ni se le conocían amoríos pasajeros, su relación con sus padres (a quienes llama «progenitores», para marcar distancias) era complicada debido al maltrato que sufrió de niño, cuando apenas tenía amigos. Su hermana Karina y Conan eran casi todo en su vida. No es de extrañar que Milei fuera una de esas personas que piensan que hay mascotas cuya vida es más valiosa que la de muchas personas. Y parece que sus propuestas políticas van en esa dirección.

Para Milei, su perro está elevado a la categoría divina; pero los humanos deben ser rebajados a la categoría de mercancía.

Los amigos del comercio «Es un mercado más» –afirma, y prosigue argumentando– «A ver, ¿por qué no puedo decidir sobre mi cuerpo? […] Mi primera propiedad es mi cuerpo, ¿por qué no voy a poder disponer de mi cuerpo? ¿Acaso no dispone el Estado de mi cuerpo cuando en realidad me roba más del 50% de lo que genero?». A diferencia de cuando dejó la puerta abierta sobre si legalizar la compraventa de niños, esta vez Milei no reculó, sino que siguió defendiendo su propuesta estrella de legalizar la compraventa de órganos.

Los anarcocapitalistas han imaginado un mundo ideal con tanta fuerza que ahora son incapaces de distinguirlo de la realidad. Eso le pasa a Milei. En ese universo ficticio y divorciado de la realidad es donde estos teóricos recrean todas las teorías sobre la base de que el ser humano es capitalista por naturaleza. Consideran que toda decisión se toma tras un análisis reflexionado, calibrado, ponderado y racional de los pros y los contras, respetando en todo momento la «libertad» ajena, cuyos límites nunca terminan de definirse porque definirlos demasiado sería una intromisión ilegítima en la libertad inherente a la naturaleza humana. En ese mundo maravilloso, yo tengo una fibrosis pulmonar idiopática y tú tienes un hijo que recién ha muerto en un accidente de tráfico. Entonces yo pico a tu puerta, regateo con el precio del cadáver de tu hijo, cerra-

Milei piensa que las mascotas son más valiosas que muchas personas

Entre sus propuestas e ideas están la libre circulación de armas, el desmantelamiento de absolutamente todo lo público, que la escolarización no sea obligatoria (ni mucho menos gratuita), destruir el Banco Central para dolarizar Argentina y legalizar la venta de órganos.

Espera, ¿qué?

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mos el negocio con un apretón de manos y todos felices. Pero las cosas no funcionan así.

En este discurso hay dos falacias principales que hacen inviable cualquier planteamiento que sobre estas se fundamente: las invocaciones abstractas a la «libertad» y las justificaciones basadas en la «naturaleza humana».

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Lenin respondió a una pregunta que le hizo Fernando de los Ríos con otra pregunta: «¿Libertad para qué?». No es una pregunta retórica, sino necesaria. Vale, sí, libertad, ¿pero para qué?

Jamás se especifica, porque demasiadas veces se apela a una «libertad» sin definir. Así, nos encontramos con que la «libertad» es un eufemismo para dar rienda suelta a la ley del más fuerte: la libertad de pagar impuestos si es que quiero (lo con-

este caso sería la naturaleza humana, por un lado, y el capitalismo, por otro. Así, nos dicen que el ser humano es capitalista por naturaleza (y, entonces, su reverso es evidente: el socialismo es antinatural, y por ello es normal que siempre acabe mal). Tan evidente es esa correlación entre el ser humano y el capitalismo que, como todos sabemos, durante el tiempo de los hombres de las cavernas ya existió un boyante mercado de

Su propuesta estrella es legalizar la compraventa de órganos trario, dicen, es «robar»), la libertad de romper una parte del país y enfrentar al pueblo sin consecuencias penales (lo contrario, dicen, es represión antidemocrática), la libertad de tener el bar abierto todas las horas del día y de la noche sin los opresores grilletes de los derechos laborales (lo contrario, dicen, niega la posibilidad de tomar una cerveza) o la libertad de emprender un negocio teniendo a trabajadores en negro, cobrando por debajo del mínimo y trabajando 12 horas diarias (porque respetar la legalidad, dicen, es un atentado contra la libertad de empresa y una persecución totalitaria a los emprendedores).

La libertad posee una ambigüedad semántica que los libertarios ocultan. Se denomina antanaclasis, o falacia del equívoco, a este tipo de argucias. El propósito es disimular sus auténticos propósitos.

Para Trump es la libertad de ir al supermercado con pistola, pero, si la define Ayuso, libertad es no encontrarte a tu ex por Madrid, mientras que para Milei es la compraventa de órganos. Invocándola con anhelo, gritando fuerte su nombre (¡libertad! ¡libertad! ¡libertad!), se conseguirá que la libertad se convierta en un axioma y, por consiguiente, que no nos interroguemos al respecto de su auténtico significado. Dicho esto, veamos ahora el otro argumento tramposo con que los libertarios pretenden engatusar a la gente.

Se llama falacia de causa cuestionable, o non causa pro causa, cuando se presenta una relación espuria entre dos elementos: en

cuevas: los trogloditas más astutos se compraron grandes guaridas que arrendaban y subarrendaban, y hasta especulaban con aquellas que más cobijo ofrecían. ¡Quién osaría cuestionar ese vínculo entre naturaleza humana y capitalismo! Si no fuera por la prosperidad de los propietarios de cuevas, no hubiera existido el progreso humano: esos incipientes capitalistas invirtieron su capital en construir cabañas de madera y, posteriormente, de piedra.

Cierto es que para que algo sea natural debe ser inmutable en el tiempo. Es decir, su esencia sobrevive al pasar de las cosas. Y, por ello, lo natural es algo patente a la vista, obvio y evidente. Entonces, si esto debe ser así, ¿cómo se explica la teoría de la esclavitud natural de Aristóteles? Según el argumento del clásico autor griego, hay humanos que son esclavos por naturaleza y otros que no. ¿Qué pensarán los seguidores de Milei de estas asociaciones morales y sociales inherentes a la naturaleza humana? Dirán, claro está, que los esclavos decidieron ser esclavos. Fue precisamente su libertad, el ser propietarios de sí mismos, el pretender maximizar sus activos (en este caso, su cuerpo, su vida…), lo que los llevó a esclavizarse. No se trata de que Milei haya refutado a Aristóteles, pues Aristóteles ya le estaba dando la razón a Milei.

Sin embargo, en la compraventa de órganos, como en la prostitución o en los «vientres de alquiler», la realidad no es la esperada por sus defensores. La

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realidad es el tráfico de órganos y la trata de blancas, el negocio de las mafias y el millonario sustento de grupos paramilitares como UÇK en Kosovo o, más actualmente, el Batallón Azov en Ucrania (país que, por cierto, se encuentra entre los líderes mundiales del mercado negro de órganos). ¿Quién va a ser el malvado «enemigo del comercio» que ponga límites a «un mercado más»? Desde luego, Milei no. Y todavía menos si los criminales en cuestión son los aliados del «lado civilizado de la vida», como se refirió Milei a los Estados Unidos de América y a sus aliados cuando, entrevistado en televisión, rechazó de pleno hacer negocios con China porque «nosotros no hacemos pactos con comunistas».

Milei Cyrus El peso argentino va mal. No hace falta extenderse en este tema, no es un hecho controvertido que justificar. Pero sí hay controversia en cómo solucionar este problema y, cómo no, la

Según Milei, la dolarización es el «mecanismo por el cual no nos roban más», siendo la teoría que en Argentina haya «libre competencia de monedas» pero con el dólar como medida de valor y con lo que se paguen los distintos importes. Además, según los defensores de esta medida, los bonos y letras del Estado van a subir muchísimo porque «los mercados» se van a volver locos de felicidad, espitosos, ¡eufóricos! con la mera dolarización, y Argentina podrá vender muy caro lo que ahora apenas vale nada. Esta es la teoría, pero la práctica es que ni Ecuador ni El Salvador son potencias económicas, ni siquiera a escala regional; Panamá es un paraíso fiscal que funciona más como un protectorado informal de Estados Unidos (no hay que olvidar la enorme importancia geoestratégica y comercial del Canal de Panamá) y Zimbabue… Bueno, no hace falta hablar de Zimbabue porque África no es América, pero sí cabe decir que este mismo año han tenido una tasa de inflación interanual de 229,8%, cuando supuestamente la dolarización es

«¿Libertad para qué?». No es una pregunta retórica, sino necesaria solución más polémica la pone Milei: «Dolarizar» la economía argentina y «dinamitar el Banco Central», o demolerlo subido desnudo a una bola de demolición como Miley Cyrus en su famosísima canción «Wrecking Ball» (a estas alturas, ninguna locura procedente del anarcocapitalista debería sorprendernos). Para poner en contexto sobre estas propuestas económicas, los países sin banco central son Andorra, Estados Federados de Micronesia, Islas Marshall, Kiribati, Mónaco, Nauru, Tuvalu, Palaos y Panamá; y tienen su economía dolarizada Ecuador, El Salvador, Panamá y Zimbabue.

una «receta contra la inflación». Y así la vende Milei.

El ejemplo que más se vende en Argentina como ejemplo de las bondades de la dolarización es el de Ecuador. Hablemos brevemente de las consecuencias de esta medida monetaria: cuando la dolarización estaba en boca de todos los ecuatorianos, sabiendo que esta opción estaba sobre la mesa, la gente y las empresas empezaron a sacar el dinero de los bancos masivamente para «dolarizar» sus ahorros. ¿Qué pasó? Quebraron 15 bancos.

Ante esta situación, a la que se sumó una crisis económica,

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anarcocapitalismo

el desastre natural del Niño y la bajada del precio del petróleo, las élites dieron el salto definitivo hacia la dolarización. Pero tras esta decisión no solo estaban las élites ecuatorianas, sino que también (no podía faltar) estaba Estados Unidos, y por ese entonces en pleno apogeo, pregonando «el fin de la historia» y dando por hecho de que, al fin, Iberoamérica es su patio trasero. La dolarización supuso una profundización aún mayor de la sumisión de la República del Ecuador a los Estados Unidos al entregar la soberanía económica de esta nación (tercera más rica en petróleo de la región) al imperialismo anglosajón.

Aunque la inflación acabó disminuyendo, el gobierno ecuatoriano no pudo adoptar políticas monetarias con que afrontar la crisis financiera de 2008, ni tampoco pudo hacer nada durante la crisis causada por la pandemia mundial de COVID-19 porque las políticas del dólar se crean por y para los Estados Unidos. No hay nadie en el Capitolio pensando en cómo hacer una política monetaria que no perjudique a Ecuador o a Zimbabue. La dolarización es el sometimiento formal e irreversible a la política monetaria de Los Estados Unidos, lo que está condenado a salir mal porque (atención, perogrullada) la economía de Estados Unidos no tiene las mismas necesidades que la de los países sudamericanos, cuyas economías dependen en buena medida de la exportación de materias primas.

Aunque la dolarización también tenga sus consecuencias positivas, lo cierto es que la economía ecuatoriana necesita una entrada constante de dólares. Y como la producción interna no es suficiente para atraer esos dólares, en muchos bancos del país se lava dinero (que se cifró en 3.500.000.000 de dólares solo en 2021, según las estimaciones del Centro Estratégico de Geopolítica, CELAG). Ya vamos viendo por dónde quiere ir Milei. Pero ni siquiera esto supone la salvación de la economía ecuatoriana, por lo que el Estado tiene que endeudarse muy a menudo para lograr más dólares. Y ahora entendemos a dónde quiere Estados Unidos que se encamine Argentina.

Argentina cuenta con un tejido industrial relativamente desarrollado en la región, es el octavo país más extenso del

mundo, y en él viven 46 millones de habitantes. Las necesidades económicas de Argentina son mucho más ambiciosas que las de El Salvador, por decir otro de los países hispanoamericanos dolarizados, además de que necesitaría una entrada de dólares muchísimo mayor de la que ya necesita Ecuador (que, entre los dolarizados del continente, es el mayor).

Por todo ello, podemos concluir que el plan de dolarización de Milei tiene una motivación mucho más ideológica que puramente económica. Milei no procura por el «bien común», sino por entregar la soberanía de Argentina a los Estados Unidos, cuna de su ideología extravagante y distópica, planeada sobre universos utópicos e irreales donde el ser humano, entendido como un individuo y no como un sujeto, encuentra realizada toda su «individualidad» mientras muestra un comportamiento mecanizado. Como esto no ocurre (y Milei lo sabe), la mejor forma que se le ocurre de garantizar que Argentina no caiga en un sistema (según él) «zurdo», «socialista» o «comunista» es asegurarse de que la nación pierda su soberanía económica, entregándole la política monetaria a los Estados Unidos. Milei sería capaz, por temas meramente económicos, de declarar la independencia de Buenos Aires, tal y como dijo en 2017.

En conclusión…

En política todo se comprende en los hechos y en los intereses, y no en los discursos diseñados al milímetro para atraer a los votantes. Tampoco en las muy efusivas, tanto como vacías, apelaciones a la libertad. Si esa es su libertad, no la queremos.

Porque en ella no hay nada de social, ni siquiera de patriótico.

No lo hay en Milei como tampoco lo hay en VOX (que cada vez abraza más desvergonzadamente las ideas del argentino y aclama su persona). Nos pueden vender un modelo social decadente y oscuro «por la libertad», como mañana nos lo pueden vender «por la patria». Por eso hay que agradecer la locuacidad de Milei, porque entre necedades se cuela su inquietante verdad: «Entre el Estado y la mafia, me quedo con la mafia», afirmó n

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Reunión de emergencia de los líderes del G7 y de la OTAN en Bali. Noviembre 2022

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geopolítica

La alquimia imperialista por Higinio Polo

¿S

on cada vez más las amenazas que se ciernen sobre el mundo? Este artículo ofrece una visión amplia, a partir de la acción exterior estadounidense, de las áreas de fricción y de los puntos calientes de la geopolítica global.

Mientras el mundo se debate bajo la amenaza de la catástrofe ecológica, del repetido delirio armamentista y los riesgos atómicos, del aumento de población (se calcula que en apenas veinticinco años más, el planeta alcanzará los 10.000 millones de habitantes) y de la decadencia del bloque occidental que ha hecho refugiarse a una buena parte de su población en el amenazador espejismo de la renovada extrema derecha, los focos de conflicto se agravan: en la guerra abierta de Europa oriental (reducida, de momento, a Ucrania), en los escenarios asiáticos de los océanos Índico y Pacífico donde Estados Unidos está reforzando su dispositivo militar, y en las heridas abiertas del continente africano, del Sahel a Etiopía y el Sudán dividido, de Libia a Egipto, y de Nigeria a Mozambique. Ninguno de los grandes problemas de la humanidad está siendo atendido con la urgencia que merecen: Estados Unidos y la Unión Europea están encerrados en la guerra ucraniana, consecuencia de su inconfesado objetivo de destruir a Rusia antes de enfrentarse a China. Ni los riesgos de los combustibles fósiles, del aumento de la población, ni la escasez de agua y la pérdida de tierras cultivables, la falta de alimentos para centenares de millones de personas, ni el despilfarro armamentista o el riesgo de un conflicto nuclear, conmueven a los gobiernos occidentales, aunque Ucrania es un barril de pólvora y el mundo está sentado encima.

La guerra en Ucrania no es un conflicto entre Kiev y Moscú, sino una operación de Estados Unidos y la OTAN contra Rusia.

En 1991, con la partición de la Unión Soviética, Washington consiguió una victoria demoledora, cuyo segundo acto (la partición de la actual Rusia) lleva persiguiendo desde hace más de

dos décadas con el acoso en sus fronteras y el estímulo a fuerzas nacionalistas en su interior; primero, con la incorporación de las tres pequeñas repúblicas bálticas a la OTAN, después con la provocación de Georgia en la guerra de 2008 y la provocadora invitación a Kiev y Tiflis para integrarse en la alianza militar occidental, seguida por operaciones de desestabilización en la periferia soviética, y culminada en Ucrania con el golpe de Estado del Maidán de 2014, al que siguió el inicio de la guerra civil que llega hasta hoy con la intervención directa de Rusia desde febrero de 2022. ¿Podía haberse evitado la guerra?

Parece difícil, porque Estados Unidos había preparado un ejército ucraniano para asaltar el Donbás; y después Crimea, con el objetivo de despojar a Rusia de su base naval en Sebastopol.

Las demandas de seguridad presentadas por Moscú en diciembre de 2021 fueron ignoradas con arrogancia por Washington, que rechazó cualquier negociación: ese fue el detonante de la entrada de las tropas rusas en Ucrania. Después, las negociaciones desarrolladas por Moscú y Kiev en Estambul, cuando solo había transcurrido un mes de enfrentamientos militares, culminaron con un principio de acuerdo (que incluía la neutralidad de Ucrania y el rechazo a su entrada en la OTAN) para detener la guerra. Pero el pacto fue saboteado por Estados Unidos y Gran Bretaña, que persuadieron, forzaron, a Zelenski para continuar la guerra. Lukashenko, en entrevista con una periodista ucraniana en agosto de 2023, cree que el conflicto en Ucrania pudo haberse evitado, y que Moscú calculó mal la situación creyendo que el ejército ucraniano no iba a combatir.

Con el fracaso de las negociaciones de paz llegó la escalada bélica, que acompañó a las duras sanciones de Estados Unidos

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y la Unión Europea a Rusia, el robo de las reservas rusas de divisas depositadas en instituciones occidentales, la voladura del gasoducto Stream Nord y el sabotaje a las exportaciones rusas, desde los cereales al gas y el petróleo, medidas que tenían el objetivo de quebrar la economía rusa e imponer un régimen cliente en Moscú que culminaría con una nueva partición, treinta años después de la de 1991, impulsada por Washington gracias al grotesco y funesto Yeltsin. En 2022, en el escenario ucraniano, Estados Unidos buscaba la derrota moscovita para despedazar a Rusia, y todavía no ha abandonado ese objetivo. El senador estadounidense Mitt Romney, que fue candidato presidencial del Partido Republicano frente a Obama, ha sido muy claro al respecto: la guerra en Ucrania “es la mejor inversión en la defensa de nuestra nación que jamás hayamos hecho. No estamos perdiendo vidas en Ucrania”, y es así porque “debilitar a Rusia es bueno”. A su vez, el senador demócrata Richard Blumenthal pronunció palabras semejantes, reconociendo que Estados Unidos utiliza a Ucrania como “punta de lanza” contra Rusia: para el senador, la “inversión en Ucrania” ha merecido la pena: “Por menos del 3 % del presupuesto militar de nuestro país, conseguimos que Ucrania reduzca a la mitad la fuerza militar de Rusia.” Y el general Joseph Keith Kellogg, consejero de Seguridad Nacional con Trump, admitió en televisión que Ucrania se utiliza para derrotar a Rusia sin tener bajas propias. Kellogg no tuvo reparo en señalar: “así nos quitamos de enmedio al adversario, para centrarnos en China. Si fallamos, es posible que tengamos que luchar en una guerra europea por tercera vez”. Esas opiniones de los senadores Romney y Blumenthal y del general Kellogg son compartidas por el gobierno estadounidense, el Pentágono y la OTAN. Pese a ello, los poderosos canales de información occidentales presentan a Ucrania como un país democrático, agredido por el gigante ruso, obviando el golpe de Estado del Maidán y la guerra civil que estalló en 2014, ocultando matanzas como la de los sindicatos en Odessa, la prohibición de todos los partidos políticos de la oposición, la caza de militantes comunistas y de izquierda, expuestos a la cárcel y al asesinato; los homenajes a destacamentos nazis y el estímulo desde el poder de un agresivo nacionalismo que considera a los rusos seres humanos “inferiores”; silenciando la expansión de la OTAN y la represión sobre la población rusa en toda Ucrania. La presencia de nazis en los organismos ucranianos no es un invento de Moscú: están presentes en las unidades militares, en la policía, en la administración y el gobierno: el propio ministro de Defensa, Oleksii Réznikov, se ha fotografiado con efigies del colaboracionista nazi Stepán Bandera. Por no hablar del silencio en la prensa occidental sobre la pavorosa corrupción ucraniana, las clínicas de “vientres de alquiler” para gestar y vender bebés,

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verdaderas “fábricas de niños”, el tráfico de órganos humanos, los “laboratorios biológicos” creados por Estados Unidos en Ucrania… Todo ello es despachado como “propaganda rusa”.

El fracaso de la contraofensiva ucraniana de 2023, preparada con militares, ayuda e información estadounidense, con armamento moderno (centenares de nuevos carros de combate) facilitado por los países de la OTAN, y largos meses de adiestramiento de militares de Zelenski en Alemania, Gran Bretaña y Francia, además de las decenas de miles de soldados que fueron entrenados por instructores de la alianza occidental en territorio ucraniano, pone al Pentágono ante un dilema. Estados Unidos no ha renunciado a sus objetivos, pero la empresa se ha tornado más dificultosa, y en la Unión Europea aumentan las voces preocupadas. Sin duda, la peor parte la ha sufrido Ucrania, que ha perdido casi la mitad de su población (refugiada en Rusia y países europeos) y ha sido sacrificada por Estados Unidos para mantener sus objetivos: poner de rodillas a Rusia y asegurar su hegemonía ante China. En enero de 2022, antes de la intervención rusa, el ex primer ministro ucraniano Vitold Fokin declaraba en televisión: “A principios de la década de los noventa, uno de los principales ideólogos del nuevo orden mundial, Zbigniew Brzezinski, dijo: «Para 2030, no deberían quedar más de veinte millones de personas en Ucrania»”. En 2023, se calcula que no llegan a treinta millones los habitantes del territorio que controla Zelenski.

Ucrania es hoy un protectorado, una colonia de Estados Uni-

Ucrania es un barril de pólvora y el mundo está sentado encima dos, hasta el punto de que el Departamento de Estado anunció que ampliará la plantilla de la embajada estadounidense en Kiev para que sus funcionarios “realicen inspecciones en Ucrania” para atajar la corrupción. Oculta que son también los funcionarios estadounidenses, sus militares y sus empresas quienes participan en el gigantesco fango de la corrupción ucraniana. Scott Ritter mantiene que Rusia ha destruido ya dos ejércitos ucranianos, y que Occidente tuvo que crear un tercero para lanzar la contraofensiva actual, que está paralizada. Los soldados de Kiev no tienen experiencia, y son reclutados a la fuerza, y el aluvión de armamento (de los HIMARS y los tanques Leopard a las baterías de misiles Patriot, y ahora los aviones F-16, equipos cada vez más modernos y poderosos) que se ha enviado a Zelenski no ha logrado cambiar el curso de la guerra. Junto a ello, la OTAN cuenta con planes operativos para atacar a Bielorrusia desde Ucrania, Polonia y los tres pequeños países bálticos, pero ello implicaría el estallido de una guerra global y

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geopolítica

Alemania y Francia dudan sobre los siguientes pasos a dar, aunque no ignoran que el final de la guerra ucraniana puede tener graves consecuencias para Europa oriental: la politóloga polaca Hanna Kramer advertía a finales de 2022 que el gobierno de su país se estaba preparando para combatir, y este verano Kramer lanzaba la alarma sobre las catastróficas consecuencias que puede tener para Polonia la ambición de Kaczy ski de incorporar Leópolis, Volinia, Transcarpacia (la vieja Rutenia) y tal vez otros territorios ucranianos. *** Si la guerra en Ucrania puede extenderse, con el peligro de una conflagración atómica, no por ello Washington descuida su presión y sus operaciones en otros continentes, siempre con el objetivo de limitar el fortalecimiento de China, y para romper los lazos que unen a Moscú con muchos países de África, América Latina y Asia. La visita de Giorgia Meloni a Estados Unidos tuvo una consecuencia inmediata: el ministro de Asuntos Exteriores, Guido Crosetto, anunció que Italia busca salir del acuerdo por el que se incorporó a la iniciativa china de la nueva ruta de la seda. Crosetto declaró que la decisión fue tomada por el gobierno de Giuseppe Conte y fue “un acto improvisado y vergonzoso”. Meloni declaró en Estados Unidos que, antes de finalizar 2023, Italia tomará una decisión sobre ello.

Estados Unidos quiere amarrar a América Latina, y tras el golpe en Perú para desalojar a Castillo vigila los pasos de Lula y las iniciativas de los BRICS, a los que se ha unido Argentina.

Cuenta para ello con su control del Fondo Monetario Internacional: sin capacidad para superar la gravísima crisis económica, Buenos Aires ha alcanzando un acuerdo con el FMI para continuar con el programa de Facilidades Extendidas o Servicio Ampliado del Fondo (EFF) por el que el país podrá recibir 7.500 millones de dólares. Argentina se compromete a cambio a modificar su política monetaria y fiscal y sus planes de financiación y reservas. Además, el gobierno argentino debe contener el crecimiento de la masa salarial (es decir, rebajar los salarios), subir las tarifas de energía (aunque, con el tramposo lenguaje del FMI, el acuerdo habla de “actualizar”) y “controlar” el gasto de la asistencia social (reducir las ayudas a personas

Sudáfrica ha sido la anfitriona de la XV Cumbre de los BRICS. Agosto 2023

pobres). Argentina mantiene una deuda de 44.500 millones de dólares con el FMI, suscrita a mediados de 2018. Y en ese pantano, prospera la grotesca extrema derecha de Millei, dispuesto a “dolarizar” la economía argentina. El ejemplo argentino es uno más de la aplicación de “programas de ajuste” que son el nuevo colonialismo que Estados Unidos ha desarrollado con habilidad en las últimas décadas, y que ha supuesto incluso la destrucción de las estructuras estatales en algunos países.

Las intervenciones militares directas, como hizo la OTAN en Libia, o la imposición de programas económicos, tienen el mismo objetivo: el control político, la penetración económica, el robo de recursos naturales (el petróleo sirio es otro ejemplo lacerante) y la explotación de mano de obra y de tierras y bosques. Sin embargo, Estados Unidos sigue perdiendo influencia en el mundo, y Oriente Medio es su espejo deformante: la mediación china entre Irán y Arabia llevó al restablecimiento de relaciones diplomáticas entre esos dos viejos enemigos que están ahora inmersos en examinar sus intereses en la región, y que puede acarrear cambios en Siria, Líbano y Yemen, además de Iraq. Por su parte, Egipto se ha negado a enviar armamento a Ucrania, tras una petición expresa de Biden. Tras la decisión de El Cairo, está la mano de Arabia, aliada de Egipto. En África, la crisis en todo el Sahel, y la llegada a las costas magrebíes de miles de personas desesperadas que pugnan por llegar a territorio de los aliados europeos de la OTAN son una consecuencia directa de una delirante política imperial, de París y Washington, que no han actuado con eficacia ni ante la pobreza ni ante el yihadismo. La CNN, con fuentes en el Pentágono, dio cuenta

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geopolítica

Josep Borrell insistió en que la UE debe “apoyar militarmente en la guerra”

Rosa Delauro, congresista del Partido Demócrata, saluda a Zelenski.

Washington, diciembre 2022

de que Estados Unidos busca la forma de mantener su presencia militar en Níger, por lo que evitó definir como golpe de Estado la caída de Mohamed Bazoum: hacerlo privaría al Pentágono de competencias legales en el país y de financiación para mantener su base militar. El Pentágono ha pedido a Biden

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que emita “una autorización especial para continuar las operaciones militares” en la nación africana. La importante base estadounidense de drones creada en Níger opera en todo el Sahel, Libia, Somalia, Sudán y República Democrática del Congo.

Pese a la intensa actividad de Washington para aislar a Moscú, si la cumbre Rusia-África de Sochi en 2019 congregó a 43 países, la de San Petersburgo en julio de 2023 reunió a 49 naciones, que aprobaron una declaración de apoyo a un nuevo mundo multipolar y, en un claro mensaje a Estados Unidos, se opusieron a la aplicación extraterritorial de leyes nacionales y a las decisiones de quien busca eludir las disposiciones del Consejo de Seguridad de la ONU, como ha hecho Washington en tantas ocasiones. En la cita, Rusia anunció que suministrará gratuitamente cereales a seis países africanos que se encuentran en difícil situación. Intervenciones como la del capitán Ibrahim Traoré, presidente interino de Burkina Faso, que honró el sacrificio soviético para derrotar al nazismo y agradeció a Rusia su comportamiento en África, y la del presidente de Guinea-Bissau, muestran el retroceso estadounidense y francés en el continente. El presidente guineano, Umaru Sissoku Embaló, dirigiéndose a Putin durante la cumbre, dijo: “Entre nuestros colaboradores hay gente que estudió aquí, en Leningrado. Él [señalando a otro miembro de su delegación] estuvo en Bakú, y mi otro colega, ese hombre fornido de ahí, también estudió en la Unión Soviética. Así que, como ve, estamos directamente conectados con Rusia. Quiero decir que pueden contar con Guinea-Bissau como un socio fiable.

No somos solo amigos, somos hermanos. Nunca olvidaremos el apoyo que el fraternal pueblo soviético nos brindó en nuestra lucha por la independencia. Venimos hoy aquí para representar a una nación independiente, pero llegamos a serlo gracias a ustedes. Y no podemos olvidarlo”.

El objetivo estadounidense de debilitar a Rusia, dañando a un aliado imprescindible para China que asegura la paridad nuclear, ignora deliberadamente que el proyecto de desarrollo chino no busca la expansión sino la colaboración. A las sanciones comerciales a empresas chinas, a la limitación de los intercambios, las agresivas campañas de propaganda y desinformación sobre Xinjiang o el Tíbet que hablan de millones de personas en campos de concentración, y a la increíble acusación a Pekín de que persigue un nuevo colonialismo en el mundo, Washington ha unido ahora el ataque a China por los minera-

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les de tierras raras: en el mundo capitalista de la doble vara de medir, de la contabilidad tramposa y de las mentiras retorcidas para darles verosimilitud, no importa que China no tenga bases militares fuera de su territorio y que no haya invadido ningún país, frente a las decenas de guerras desatadas por Estados Unidos, a su viejo colonialismo en América y después por el resto del mundo y a sus ochocientas bases militares en decenas de países de cinco continentes. Así, en junio de 2022, el gobierno Biden anunció la creación de la Mineral Security Partnership, MSP (una especie de OTAN de los minerales con Gran Bretaña, Francia, Alemania, Japón, Corea del sur, Australia, Canadá y algunos otros países), para supuestamente comprar los minerales en “países que respeten el medio ambiente y condiciones dignas de trabajo”. Bailando con los lobos del disparate, Estados Unidos, el país que más ha contaminado el planeta y que mantiene a millones de personas en precariedad laboral con bajos salarios, se convertía en paladín de los derechos obreros y en activo ecologista, todo, para limitar la dependencia occidental de los minerales raros de China (la principal productora mundial, con más del 70% del total) y para reducir los intercambios comerciales y romper cadenas de suministros que afecten a la economía china.

La negociación para poner fin a la guerra de Ucrania es imperativa y urgente Pero ese discurso estadounidense no es compartido por los países africanos que mantienen un creciente colaboración con China, y tampoco las diplomacias china y rusa se detienen.

Tras la cumbre de Sudáfrica, el grupo BRICS consolida su influencia y anunció la incorporación al grupo de Argentina, Arabia, Irán, Egipto, Etiopía y Emiratos Árabes Unidos, añadiendo preocupación para Estados Unidos y para el predominio del dólar en los intercambios internacionales. El BRICS no es un grupo unido por afinidades ideológicas, sino por su interés en el desarrollo compartido y en un nuevo escenario internacional que termine con el predominio estadounidense e inaugure un nuevo período más equilibrado y justo para todos los países.

Para ello, el grupo decidió encargar a los ministros de Finanzas y bancos centrales buscar alternativas al dólar estadounidense, y la próxima cita en octubre examinará las propuestas. El presidente cubano, Díaz-Canel, recordó en la reunión que los países menos desarrollados del mundo han visto duplicar su deuda externa en los últimos diez años. ***

El fortalecimiento del BRICS es solo otro más de los signos que muestran la transición a un mundo multipolar, que Estados Unidos quiere evitar. La principal asesora del gobierno Biden para asuntos comerciales con China, Elizabeth C. Economy, mantiene en su último libro (The world according to China) que Pekín y Xi Jinping buscan la reforma del sistema de relaciones internacionales (todavía bajo control estadounidense aunque perdiendo influencia y capacidad de imponer sus objetivos) para favorecer sus intereses, lo que unido al mayor ritmo de crecimiento económico chino, a las diferencias ideológicas y a la pugna por el desarrollo científico y tecnológico hacen inevitable el conflicto político. Mal augurio. Para Economy, la nueva ruta de la seda y el proyecto chino de reintegración de Taiwán “dañan las relaciones con Estados Unidos” y sugiere que Washington debe impulsar la “reorganización del mundo” antes de que Pekín consiga sus objetivos. Estados Unidos, apoyado por la Unión Europea y Japón, pretende dañar el desarrollo económico chino limitando su acceso a los semiconductores y perjudicando sus exportaciones hacia las economías capitalistas desarrolladas y a sus áreas de influencia. Washington es consciente de los problemas que puede suscitar en su propia economía su agresiva política hacia China, y para limitarlos ha enviado en los últimos meses a Pekín a distintos altos cargos del gobierno. Como resultado de ello, Wang Wentao, ministro chino de Comercio, y Gina Raimondo, secretaria estadounidense de Comercio, acordaron crear un grupo de trabajo para “buscar soluciones a asuntos comerciales concretos”.

De hecho, como hizo Trump, el gobierno Biden lleva tiempo preparando el enfrentamiento: por el momento la hostilidad es

El presupuesto de defensa de Polonia a ascendió a $26 mil millones

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geopolítica

Las sanciones contra Rusia están afectando la economía alemana

comercial, con exhibiciones militares, pero los tentáculos del Pentágono se extienden por Asia, pese al ofrecimiento chino de favorecer un entorno internacional pacífico. Las diferencias entre ambos países son muchas: sobre las sanciones comerciales, la venta de armamento a Taiwán, la situación en el Mar de China meridional, y las constantes acusaciones sobre Xinjiang, Tíbet y Hong Kong y la supuesta agresividad china en el mun-do, además del impetuoso desarrollo científico y tecnológico chino que Washington quiere detener. Estados Unidos aventa incluso acusaciones sobre la actitud china hacia la guerra de Ucrania, pese a la apuesta de Pekín por la paz. Por su parte, China quiere impulsar la cooperación, sin abandonar sus reclamaciones sobre Taiwán y el Mar de China meridional. En junio de 2023, en el llamado “diálogo Shangri-La“ de Singapur, se presentó la Iniciativa de Seguridad Mundial que lanzó Pekín en febrero, y el nuevo ministro de Defensa chino, Li Shangfu, hizo una propuesta de cuatro puntos a Estados Unidos: asegurar el respeto mutuo, evitando la intimidación y la hegemonía; anteponer la equidad y la justicia frente a la “ley de la selva”; evitar los conflictos mediante la confianza y la realización de consultas; y prevenir el enfrentamiento entre bloques. El ministro recordó que desde su fundación la República Popular China nunca ha iniciado un conflicto, ni ha ocupado un palmo de tierra ajena, ni ha librado una guerra. Pese a ello, el jefe del Pentágono, Lloyd Austin, en su intervención en el foro definió a China como una “amenaza”, e insistió en la búsqueda de una “visión compartida sobre el Indo-Pacífico” que busca fortalecer sus alianzas militares para la contención de China, como ha hecho con el AUKUS y con acuerdos bilaterales con Japón, Corea del sur y Filipinas.

Pocas semanas después del “diálogo de Shangri-La”, en agosto,

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Blinken hacía pública una denuncia sobre la “asimilación forzosa de niños tibetanos” por lo que el Departamento de Estado impuso como castigo restricciones de visado a los diplomáticos chinos, y el Pentágono insistió en su Revisión de la Postura de Biodefensa calificando a China de “gran amenaza”, acusando a Pekín de incumplir los acuerdos internaciones sobre armas biológicas, todo sin la más mínima prueba.

Estados Unidos continúa aumentando su despliegue militar en el Pacífico, con nuevos acuerdos y ejercicios militares con Australia, pero ha recibido el contratiempo inesperado de Nueva Zelanda, cuya ministra de Asuntos Exteriores anunció que su país no se integraría en el AUKUS. La cumbre de Camp David de Biden con Fumio Kishida y Yoon Suk Yeol estuvo dirigida contra China: para ello, la diplomacia estadounidense estuvo meses trabajando para reducir las diferencias de Corea del Sur con Japón. La versión del Pentágono, para consumo de la prensa, mantiene que la cumbre de Camp David trató de asegurar un “entorno de seguridad” en los océanos Índico y Pacífico, aunque Pekín y Pyongyang destacaron públicamente la evidencia de que Washington persigue la creación de una “pequeña OTAN” en oriente. Por su parte, el presidente filipino, hijo del dictador Marcos, enfría las relaciones con China y colabora con Washington para reactivar los enfrentamientos sobre las islas del Mar de China meridional, donde ya se han producido incidentes con barcos chinos.

El gobierno Biden lleva tiempo preparando el enfrentamiento con China En Asia, Washington utiliza sus cartas, que son relevantes: abona los enfrentamientos históricos entre Pekín y Tokio sobre la Segunda Guerra Mundial, el santuario de Yasukuni y las islas Senkaku (Diaoyu). Y las relaciones se han tensado más tras la decisión del gobierno Kishida de verter el agua contaminada de Fukushima al océano Pacífico. Estados Unidos trabaja también para agravar las diferencias entre Pekín y Delhi, que pese a formar parte del BRICS mantienen diferencias a causa de los territorios en disputa: Pekín reclama Arunachal Pradesh, región de 80.000 kilómetros cuadrados controlada por la India, y la considera parte del Tíbet, mientras Delhi reclama la región china de Aksai Chin, de unos 40.000 kilómetros cuadrados, en Cachemira.

En abril de 2022, la destitución por el parlamento de Imran Jan, primer ministro de Pakistán, fue una operación directa-

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geopolítica

ró a la Internacional Demócrata de Centro. Hun Manet estudió en West Point, la academia militar estadounidense. La situación es compleja, entre la aproximación estadounidense y el interés camboyano por la ayuda china y la amistad con Vietnam. Asimismo, Washington quiere deteriorar las relaciones de China con la ASEAN, y dificultar los intercambios comerciales chinos con el bloque del sudeste asiático, además de reforzar su propio dispositivo militar en esa enorme región.

Tras la partición de la Unión Soviética, Washington se propuso la partición de Rusia

Cuanto más tiempo se aplica una política, más difícil es aceptar su fracaso

mente inspirada por la embajada y los servicios secretos estadounidenses, porque el mandatario paquistaní se negaba a condenar a Rusia por el conflicto ucraniano. Jan sufrió después un intento de asesinato y fue encarcelado con oportunas acusaciones de corrupción para impedir que vuelva a presentarse a las elecciones. También en la vieja Indochina hay movimientos. Estados Unidos presiona a Vietnam, a propósito de sus diferencias con China sobre la posesión de los archipiélagos del Mar de China meridional, aunque Hanói quiere profundizar su relación con Pekín. El gobierno estadounidense anunció que Biden visitaría Vietnam después de asistir a la cumbre del G20 en la India para entrevistarse con Nguyễn Phú Trọng, con el objeto de “ganar influencia en la región”. En Camboya, Hun Sen, primer ministro desde 1998, abandonó el cargo y lo traspasó a su hijo, Hun Manet. Hun Sen, con reputación de provietnamita desde los años de la intervención de Vietnam para poner fin a la locura jemer, dirige el gobernante Partido Popular de Camboya, cuyo origen es el Partido Revolucionario Popular de Kampuchea que en 1992 abandonó el comunismo y se aproximó a la socialdemocracia y, finalmente, se incorpo-

La negociación para poner fin a la guerra de Ucrania es imperativa y urgente, entre otras razones para detener el sufrimiento de la población ucraniana, cautiva de Zelenski y sus aliados occidentales, pero al mismo tiempo debe atenderse a las reclamaciones de seguridad de Rusia, presentadas formalmente a Estados Unidos a finales de 2021, y terminar con las sanciones occidentales a Moscú. La OTAN debería devolver su dispositivo militar a la línea de 1997, cuando se celebró la cumbre de Madrid. Pero negociar la paz en Ucrania, que Rusia vea respetada su seguridad, y que Estados Unidos y la OTAN renuncien a incorporar a Kiev es solo una parte del problema, porque todo el orden internacional surgido de la catástrofe de 1991 está en quiebra, y las instituciones de entreguerras como el Banco de Pagos Internacionales, o las creadas tras la Segunda Guerra Mundial, deben ser configuradas de nuevo: el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y los mecanismos financieros controlados por Washington, como el SWIFT, además de la propia estructura de la ONU y de la ampliación de su Consejo de Seguridad. Y mientras se abre paso el nuevo orden internacional, debe abordarse con rigor la quiebra ecológica, el aumento de la población y la distribución de los recursos, y ampliarse los tratados de desarme y de control del armamento nuclear.

Cecil Rodhes creía firmemente que Dios tenía un plan y que el dominio inglés sobre la tierra traería el fin de todas las guerras. Estaba seguro de que británicos y estadounidenses eran un instrumento divino para hacer que reinase la libertad y la justicia, y él mismo se entregó a lo que llamaba “los propósitos de Dios”, con gran cinismo porque era ateo. Hoy, los gobernantes de Washington y sus aliados no se quedan atrás en su hipocresía, y la alquimia imperialista de Estados Unidos sigue buscando el oro de una hegemonía que ya está moribunda, y muestra la guadaña de la guerran

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“Explotados en Europa o esclavizados en Libia”

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El explotado de la habitación de al lado por Ana Belén Valverde Cano

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o basta con instrumentalizar a alguien para considerarlo un esclavo. Entonces, ¿existe la esclavitud en la actualidad? ¿Es posible equiparar prostitución con esclavitud? ¿La esclavitud opaca otros fenómenos como la explotación laboral?

En los años 70 a.C., Espartaco el esclavo lideró una rebelión conocida como la tercera guerra servil, con nada menos que 120 mil esclavos fugitivos que plantaron cara a Roma. Al final, como sabréis, no tuvieron éxito, y unos seis mil esclavos acabaron siendo crucificados, adornando la Vía Apia entre Capua (cerca de Nápoles) y Roma, como macabra advertencia en un mundo sin un Boletín Oficial donde se publican las leyes.

Espartaco estaría orgulloso de nosotros, y no solo porque ya no se puede salpicar la Castellana con cadáveres, sino sobre todo porque ahora tendría como mínimo los juzgados de lo social. Pero después de pasar un tiempo en nuestra época, Espartaco acabaría decepcionándose al descubrir, bajo el cubilete del trilero, una bolita que posiblemente le resulte familiar.

Esto tiene que ver con una cuestión que voy a explicar: que la esclavitud continúa existiendo, y que mejor si le ponemos nombre. Y de esta cuestión surgirán otras dos: que no todo puede ser esclavitud, porque si todo es esclavitud entonces nada lo es; y que lo urgente no nos puede desviar de lo importante.

La esclavitud existe y necesitamos ponerle nombre Aunque Espartaco hubiera terminado sus días viejo y cebado y rodeado de prole, que es como podemos imaginar que muere la gente a la que le ha ido bien en la vida, no se hubiera podido eliminar la esclavitud en un mundo que no estaba preparado para ello. La liberación de 80 mil esclavos no hubiera supuesto el fin de la institución. Ni jurídica ni materialmente. A

lo sumo, éstos hubieran sido, mientras se reponía la oferta con la captura de los vencidos en las guerras de conquista, infinitamente más caros por haber menos disponibles, y seguramente se habrían endurecido las medidas de aseguramiento o los castigos por escaparse, ante un temor (fundado) de una cuarta revolución servil que no llegó a producirse. Pero la esclavitud, como forma de producción, estaba lejos de morir.

Probablemente, la esclavitud legal solo empezó a agonizar cuando empezó a ser más rentable tener un trabajador asalariado, que se costeaba su propia supervivencia, que un esclavo al que se mantenía en todo momento, incluso cuando enfermaba y era improductivo. Esta tesis marxista me pareció muy bien explicada en la película Queimada de Gillo Pontecorvo, en un pasaje donde Sir William Walker (Marlon Brando) compara al esclavo y al asalariado, en términos productivos, con la diferencia entre tener una esposa o contratar una prostituta. No obstante, aunque la esclavitud dejó de ser legal y ya no pueden verse carteles de «se busca» con recompensas suculentas a quien encuentre a un esclavo fugado, siguen existiendo casos sustancialmente similares.

Parece una obviedad, pero quiero insistir en esto: que algo no sea legal no quiere decir que de repente deje de existir. Hay cosas que sí, como aquellos artificios normativos que no tienen un equivalente en el mundo físico, como ocurriría si se declarase válido el extinto «derecho de pernada». Si esos artificios jurídicos solo existen en el mundo del derecho, entonces desaparecen sin dejar rastro cuando simplemente se elimina su

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estructura burocrática y logística para gestionar miles de esclavos2.

Estos ejemplos tan brutales solo son posibles cuando no hay estructura estatal.

En España no encontramos a esa escala nada parecido, afortunadamente, aunque sí hay casos más escondidos de prácticas esclavistas que se ven si se sabe cómo mirar: en la prensa se suelen anunciar bajo las etiquetas de «redes de proxenetismo»3, o de «trata de blancas»4, o como «personas explotadas en condiciones de semiesclavitud»5. Los hechos probados de las sentencias de trata o de prostitución también son auténticas minas de casos. A veces hasta se encuentran elementos simbólicos de la esclavitud en su sentido originario: por Victory, nigeriano que fue vendido en una subasta de esclavos (CNN, “Migrants sold as slaves”) ejemplo, la Sentencia del Tribunal Sureferencia legal. Por el contrario, si se aboliese la prostitución, premo 827/2015, de 15 de diciembre, detalla cómo captaban y entendida como el intercambio sexual a cambio de un precio, explotaban en Madrid a menores rumanas en la prostitución, y solo un ingenuo diría que esto equivale a su erradicación en la describe cómo a algunas de las que trataban de escapar fueron realidad. Seguiría ocurriendo (tendríamos que vivir en una tatuadas con un código de barras y con el nombre del explotasociedad distinta si no queremos que sea así), pero debería dor. Por cierto, a esta práctica –la de marcar a fuego o por otro castigarse con la etiqueta de «prostitución», o con otra, si premedio a un esclavo– ya se había referido la Convención tendiésemos ser algo eficaces en su eliminación.

Suplementaria sobre la abolición de la esclavitud de 1956 Esto me lleva a la primera cuestión, que sostiene que la como una práctica relacionada con la esclavitud tradicional esclavitud tiene actualmente un equivalente material: toda que había que prohibir. aquella situación en la que se controla por completo la vida de otra persona, incluso aunque algunas posibilidades jurídicas, Si todo es esclavitud, entonces nada lo es como su compraventa, estén vetadas. Si tengo un esclavo y A las personas nos inflama y nos moviliza la injusticia. La alguien lo libera no puedo exigirle al Estado que me lo restituesclavitud es uno de los pocos males sobre los que existe un ya, como sí puedo hacerlo respecto de mis objetos, si es que indiscutible consenso de que es injustificable y nadie lo merealguien se los ha apropiado indebidamente. No obstante, al ce. De hecho, me atrevería a decir que, a diferencia de la tortuexistir en el mundo de la experienra, que algunas personas estarían discia humana, su abolición no implica puestas a admitir en algún caso límite eliminación. Como prueba de lo (por ejemplo, si es un criminal que ha La esclavitud legal terminó cuando que digo, hay ejemplos que se hiciesecuestrado a un niño y no quiere resultaba más rentable un trabajador ron tristemente célebres hace unos decir su paradero), ninguna lo haría pocos años, como los mercados de con la esclavitud. Por esta razón, no es asalariado esclavos cerca de Trípoli que han sorprendente que se haya tendido a acabado trufando Libia tras desvincular la palabra esclavitud para mantelarse el Estado libio en 2011, sobre los que tenemos tesgenerar movilización contra cualquier fenómeno que se pretimonios gráficos gracias a un documental de la CNN de 2017 tenda combatir. Es tentador: si soy una organización abolicioque atestigua una subasta en la que un esclavista recaba 800 nista de la prostitución, o quiero que se ilegalice la gestación dólares a cambio de un «hombre fuerte para trabajar en el subrogada, una buena estrategia para lograrlo es vincular mi campo»1. O la estrategia de esclavización masiva de mujeres y lucha con algo que ya se repudie unánimemente. Si convenzo niños no musulmanes, especialmente yazidíes, legitimada por de que son males equiparables a la esclavitud, será infinitael Estado Islámico entre 2014 y 2017, que creó una auténtica mente más sencillo que la gente se movilice, porque no tendré

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que explicar las razones de por qué la prostitución, o la gestación de un óvulo ajeno, aun cuando no se realicen en condiciones de esclavitud, también deberían prohibirse. Porque si hay un acuerdo sobre algo, es sobre que la esclavitud es inadmisible.

Esta estrategia, no obstante, es un arma de doble filo porque estirar los conceptos tiene un coste, especialmente si hay buenas razones para distinguir. Si consigo trasladar la idea de que todo tipo de prostitución es esclavitud, entonces toda persona que esté implicada es responsable al mismo nivel. El proxeneta que explota, el cliente, o la agencia de acompañantes sexuales. También significa que las asociaciones de prostitutas (que de acuerdo con esta lógica serían asociaciones de esclavas que no saben que lo son), en realidad promueven el mantenimiento de un statu quo de esclavitud.

Como alguien me podría achacar que estoy combatiendo la peor versión de este argumento, vamos a ver una versión que salga mejor parada. Cuando dicen que la prostitución es como la esclavitud, no dicen que sea posible hacer un paralelismo exacto en todos los casos, sino que se refieren a la instrumentalización (característica definitoria de la esclavitud) en un sentido más abstracto. Efectivamente, es difícil negar que exista tal instrumentalización cuando alguien paga a cambio de acceder o dominar temporalmente el cuerpo de otra persona. El problema es que, aunque a nivel abstracto sean fenómenos comparables, las experiencias concretas son radicalmente distintas. Un caso puede ser bastante parecido a una tortura continuada, y otro es una actividad –que me atrevería a etiquetar como alienadora– que normalmente, aunque no necesariamente, se ejerce en condiciones de explotación. Esto determina que las razones de la prohibición también deban ser distintas para ser convincentes: en el segundo caso (prostitución en general), para que la justificación de su prohibición abarque todos los supuestos y no los más parecidos al primero (esclavitud en sentido estricto), debe referirse a cuestiones más generales, como que no queremos una sociedad que permita ese tipo de actitudes «cosificadoras», o demostrar que efectivamente producen efectos negativos inaceptables y que sobrepasan los que implicaría su prohibición. Y deben hacerse cargo de algo que no tiene parangón en la esclavitud: que hay personas que ejercen la prostitución voluntariamente y que se agrupan para reivindicar sus derechos.

Lo anterior sirve para demostrar que la esclavitud tiene,

como mínimo, dos usos: uno abstracto que alude a situaciones que cosifican o someten de manera que consideramos excesiva, y otro concreto que tiene que ver con las experiencias de las personas que son materialmente esclavas en el sentido más parecido al histórico. Es preciso no confundir ambos planos porque la manera de combatir ambas situaciones es distinta, y porque si estiramos demasiado el concepto (esclavitud en sentido estricto), se diluyen los esfuerzos para abordarla, porque también aquí sigue siendo cierta la máxima de quien mucho abarca, poco aprieta. De hecho, cuanto más se difuminen los límites, comprendiendo situaciones de muy distinta gravedad, más difícil será asignar responsabilidades o lograr objetivos concretos. Si equiparamos la esclavitud con la instrumentalización de las personas, al Estado le resultará más fácil desentenderse, ya que este objetivo suena mucho menos acuciante o alcanzable que el de impedir que en España haya personas que pertenezcan funcionalmente a otras.

En definitiva, la segunda cuestión puede resumirse en que la ambigüedad tiene un coste. El concepto puede utilizarse para designar fenómenos muy distintos que tengan como denominador común una cierta instrumentalización, pero eso tiene el riesgo de la dilución de la responsabilidad porque si todo es esclavitud, entonces nada lo es.

Abu Adel al-Jazrawi fue el responsable del Estado Islámico de la venta de esclavos yazidíes

Que lo urgente no nos desvíe de lo importante Si las dos cuestiones anteriores conforman una cara de la moneda (que la esclavitud existe y que debemos definirla de forma adecuada), la explotación laboral es la otra.

Imaginemos que ya tenemos un delito de esclavitud más o

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menos bien definido. Esta es la situación que dibuja el Anteproyecto de Ley Integral contra la Trata y la Explotación de Seres Humanos, público desde diciembre de 2022. Ahora el problema puede venir si la lucha (urgente) contra la esclavitud opaca o desplaza otro problema que también es importante: la lucha contra la explotación laboral. Lo explico. La lucha contra la esclavitud puede ser muy rentable porque es la lucha contra algo que, como decíamos, es indiscutiblemente un mal. Este tipo de medidas pueden venderse fácilmente como éxitos y, de hecho, así ha ocurrido con la política anti-trata española. Teniendo un régimen tan suculento y rentable (política y so-

En Daulatdia, Bangladesh, viven más de 1.500 prostitutas

En España, ¿cuál es la situación de los jornaleros?

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cialmente), es fácil centrar toda la atención en luchar contra la punta del iceberg y no en las condiciones materiales de explotación laboral, que afectan a un mayor número de personas y que, en última instancia, hacen posible que se extiendan los casos de esclavitud.

No creo que sea un riesgo hipotético porque contamos con el antecedente del régimen contra la trata internacional de personas (concepto que a veces se utiliza como sinónimo de «esclavitud moderna»). A nivel internacional, desde el año 2000, Estados Unidos viene condicionando la concesión de fondos al establecimiento de ciertas medidas contra la trata de personas por parte de los propios países (los Trafficking in Person Reports)6. En función de cómo de bien se portan, los coloca en los niveles 1, 2, 3 o 4. Casualidad o no, lo cierto es que esto ha coincidido con la multiplicación exponencial de medidas contra la trata a nivel global. Y, a pesar de todos estos esfuerzos, no se han reducido los niveles de pobreza o de explotación en muchos de los países que se encuentran en los primeros niveles (como Filipinas o Iraq), al menos no en relación con otros que se encuentran en el último nivel (como China). Parece, más bien, que simplemente se está utilizando el consenso global contra la trata como una herramienta política estadounidense más, entre otras cosas, para lograr que los países gestionen mejor sus fronteras.

Trasladado al régimen contra la esclavitud, su implantación en España puede significar un incremento de los esfuerzos del Estado, las ONG y los sindicatos para identificar y asistir a víctimas de esclavitud. Se trata de un objetivo deseable y estos esfuerzos son fundamentales. Sin embargo, esto no puede hacerles olvidar su papel para lograr otros objetivos que son también deseables, aunque quizás menos rentables, como reducir la explotación laboral. En definitiva, que lo urgente no nos desvíe de lo importante.

Conclusión Adela Cortina, en su famosa obra Aporofobia, el rechazo al pobre (2017), explica muy bien la importancia de poner nombre a las realidades sociales, especialmente aquellas que no se pueden ver o tocar, para poder

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El Centro de Detención de Migrantes Treeq Alsika en Trípoli, Libia

reconocerlas, analizarlas y tomar posición ante ellas. En caso contrario, advierte, «si permanecen en la bruma del anonimato», ni siquiera se pueden denunciar.

Esta era la primera cuestión: la esclavitud existe y necesitamos ponerle nombre. Necesitamos nombres que designen realidades sociales que no podemos tocar para poder tomar posición ante ellas. Esto era fácil cuando la esclavitud era una institución jurídica: el esclavo era aquel que la ley decía que lo era.

Pero cuando no tenemos el respaldo legal, tenemos que recurrir a las analogías: es esclavo aquel al que se le trata como tal.

Suena un poco abstracto, pero es algo que hacemos constantemente. Por ejemplo, aunque una persona que posee cierta cantidad de droga no es legalmente su propietaria, si la policía la descubre vendiéndola, la va a procesar por el delito de tráfico de drogas. La persona no podrá escudarse en que no era posible realizar una transacción jurídicamente válida, porque la tratamos como si fuera propietaria a estos efectos.

Igualmente ocurre con las personas: jurídicamente no pueden pasar a formar parte de la propiedad de otra, pero en la realidad encontramos ejemplos que se parecen en todo, menos en el nombre, a la esclavitud legal. A este tipo de situaciones mejor si las bautizamos, ya que es la única manera de que los operadores de la justicia las identifiquen correctamente. Esto se ve bien con otro ejemplo: imaginad que tengo un Código Penal en el que la violación no es un delito. Tendríamos el resto de delitos para aplicar, por supuesto, como la tortura o las amenazas. Pero entonces, cuando se produjese una violación (tal y como se nos viene a la mente), habría que demostrar uno por uno los delitos cometidos, en lugar de centrar el proceso penal en el delito de violación como un «todo» complejo. Esto hace

que la investigación sea mucho más difícil de llevar a cabo. Este mismo razonamiento puede aplicarse a la esclavitud: como no existe un concepto específico, las situaciones que pueden calificarse como tal se consideran en el marco de otros delitos conexos y, por lo tanto, pasan desapercibidas: no es lo mismo decir «víctima de prostitución coactiva» que, por el contrario, «esclava sexual».

Pero los nombres, sin una buena definición detrás, no son más que una cáscara vacía o, peor, herramientas que pueden usarse con fines distintos a los previstos o queridos. Esta era la segunda cuestión: si todo es esclavitud, entonces nada lo es. Una vez reclamado el nombre (el continente), debemos dejar bien atado el fenómeno (el contenido) para que diga exactamente lo que queremos decir, o prohibir. Y, una vez definido el mal, que es lo urgente, nos queda no olvidarnos de lo importante (tercera cuestión), que es evitar que la lucha contra la esclavitud desvíe excesivamente los esfuerzos contra la explotación laboral: si atendemos a los antecedentes en la lucha contra la trata, este es un riesgo más que factible.

En definitiva, la abolición de la esclavitud supuso un avance legal, pero de manera más o menos anómala sigue produciéndose en la actualidad. Es necesario, por consiguiente, detectar y erradicar sus expresiones contemporáneas. De igual manera, se deben combatir otros males, como la explotación laboral. Y con respecto a esto último, quizás nos ocurra como con la tercera guerra servil: que nuestros esfuerzos no sirvan para nada porque no se adecúan a las condiciones materiales que nos ha tocado vivir. No obstante, nadie puede negar que Espartaco estaba en el lado correcto de la Historia. Espero que nosotros también n 1. CNN, «Migrants sold as slaves», 15 de noviembre de 2017.

2. Modern Slavery Evidence Unit (MSEU), «Islamic State: Systematic enslavement as a tactic of war», Research Briefing 8, febrero de 2020.

3. Panadero, D., «Desarticulan una red de proxenetismo activa desde 1999», LaSemana.es, 18 de febrero de 2015.

4. El Tiempo, «Así operaba red latina de trata de blancas desmantelada en España», 17 de marzo de 2022.

5. Europa Press, «Desarticulada en Jaén una organización que explotaba a extranjeros en labores agrícolas», El Confidencial, 3 de octubre de 2019.

6. Por ejemplo, el último informe de 2022: US Department of State, «Trafficking in Persons Report», julio de 2022.

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Nombres propios del siglo XX Entrevista a

Raimundo Cuesta Fernández por Salvador López Arnal

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aimundo Cuesta Fernández (Santander, 1951), licenciado en Filosofía y Letras y doctor en Historia, fue catedrático en el IES Fray Luis de León de Salamanca. Profesor invitado y colaborador de universidades españolas y latinoamericanas, es especialista en la evolución del pensamiento crítico y de la génesis de la cultura en la España contemporánea. Conversamos sobre su última publicación: Unamuno, Azaña y Ortega, tres luciérnagas en el ruedo ibérico (2022)

—¿Por qué Unamuno, Azaña y Ortega? ¿Por qué ruedo ibérico?

—Mi indagación histórica arranca de la preocupación ante el papel condescendiente y cómplice jugado por algunos intelectuales españoles con las manifestaciones actuales del posfascismo. De ahí tomo nota y me animo a examinar la función y las metamorfosis del intelectual público en el escenario de la edad de Plata de la cultura española (1898-1936) a través de sus tres figuras más prominentes, Unamuno, Azaña y Ortega (a los que llamo “luciérnagas” (en evocación indirecta de la sentencia de Schopenhauer según la cual como la religión esas criaturas solo brillan en la noche). Por otro lado, “ruedo ibérico” es un término que alude oblicuamente a esa noche y también sugiere aires valleinclanescos.

En todo caso, mi trabajo posee mucho de historia de una época vista a través del prisma biográfico de tres personajes de notoriedad pública e intelectual sin parangón en la España de

entonces. La dificultad, y quizá el mérito de esta obra, estriba en ver a través de tres robustos personajes el conjunto de los grandes temas que dan sentido a la vida colectiva de esos años.

Los tres coincidieron (en revistas, prensa y en la vida política; los tres fueron parlamentarios en la II República, etc.), en las pugnas artísticas y políticas. Se conocieron y reconocieron, se respetaron, se odiaron, se envidiaron…

—Vayamos a la primera luciérnaga. ¿Qué fue Unamuno en su vida pública? ¿Tuvo aspiraciones a ser Presidente de la II República?

—Más bien pretendió ser el alma mater del nuevo régimen republicano y su guía espiritual, lo que se vino abajo en poco tiempo. Cuando en 1932, en una célebre conferencia en el Ateneo de Madrid arremetió durísimamente contra el Gobierno de Azaña, se comentó que su perorata denotaba la furia de quien se sentía depositario carismático de una esperanza republicana defraudada.

Miguel de Unamuno está muy presente, aunque con altibajos, en la arena política española entre finales de siglo y hasta la guerra civil del 36 (concejal del Ayuntamiento de Salamanca, diputado en las Cortes Constituyentes de 1931, y también en 1933 varias veces candidato frustrado a ese cargo). En puridad, hizo de la contradicción un principio de ser y estar en el mundo, por lo que su conducta no puede examinarse a la luz de un solo rasgo simplificador o de una determinada posición en un momento dado. En él, como de otro modo en Azaña y Ortega, las otras dos “luciérnagas” abordadas en mi libro, se plasman las zozobras y la bancarrota final del intelectual público en la crisis española del siglo XX. El dramatismo y la tragedia de su vida contienen algo de

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novelesco. Ahora bien, considero que resulta vano “salvar” a tradictorias (por ejemplo, fue antimperialista y antimilitarista en Unamuno mediante la operación de hacer coincidir su errática 1898, mientras que en la Semana Trágica de 1909 estuvo a favor y paradójica figura con la ideología de cada cual. Pero el profede la intervención militar en Marruecos y contra la campaña de sor salamantino distaba de ser indulto a Ferrer y Guardia). uno y el mismo; se sabía objeto El “abolengo liberal” (el nomLos tres comparten un destino aciago legendario. Su imagen pública bre de un artículo suyo) preside antaño y hogaño ha sido objeto su acción pública durante la may terrible, aunque muy distinto de diversas formas de apropiayor parte de su vida, pero no esción a menudo torcidas o muy intaba exento de ciertas excentriciteresadas, como por ejemplo la dades provenientes de un sustraabsurda pretensión de adscribir su persona a ese invento de la to filosófico y religioso paradójico. Ahora bien, su liberalismo “tercera España”. Él mismo durante toda su vida no dio tregua repudiaba el ultraliberalismo economicista de tipo manchesteal cultivo de su propia leyenda, fue un gran cultivador de su yo riano (lo que hoy llamaríamos neoliberalismo) y, por el contracomo personaje destinado a perdurar en la memoria colectiva. rio, ponía al Estado en el centro de la acción política reformista. Así, por ejemplo, defendía el Estado educador frente a la —Señala usted que “los especialistas en el pensamiento unamupresencia de la Iglesia en el sistema de enseñanza. niano no se ponen de acuerdo acerca de la unidad de los aspectos determinantes de su discurso político”. ¿Cuándo Unamuno —¿Cómo caracterizaría la filosofía y el filosofar de Unamuno? se hace republicano? ¿Qué clase de liberal era? ¿Qué vínculos ¿Qué importaría destacar de su pensamiento? tuvo con el PSOE? —Unamuno afirma que era ante todo poeta. Yo diría que más —Durante la mayor parte de su existencia la corriente que que nada era un escritor proteico, brillante, espasmódico. En imprime carácter a su acción es el liberalismo, aunque casi un artículo de 1902 él mismo se definía como “escritor ovípasiempre desvinculado de todo partido político (solo de joven ro”, esto es, como alguien que carece de plan previo y metódiestuvo fugazmente afiliado a la Agrupación Socialista de co, porque los temas, personajes y argumentos de sus obras Bilbao). Solía decir que a las elecciones “le” presentaban, no se nacen de una rumia interior que brota de su mente al galope. presentaba. En la mayoría de los casos fue propuesto dentro de Uno de sus biógrafos sostuvo que “Unamuno fue el Sócrates, y candidaturas liberal-socialistas nítidamente de izquierda y no Ortega el Platón de nuestra tradición filosófica”. En su estilo de fue hasta 1933 (a la sazón frisaba los 70 años) cuando aceptó pensamiento adquiere un relieve pronunciado el “ensayo”, un encuadrarse en una lista republicana de centro-derecha. En género del que es precursor con En torno al casticismo (1895). verdad, él era su propio programa y nunca se sometía a manEn Del sentimiento trágico de la vida (1913) y en La agonía del datos ajenos a sus volubles estados de ánimo. cristianismo (1925) se dibuja un obsesivo universo vitalista y Incluso en los años noventa, habiendo ya obtenido cátedra existencialista: “este hombre concreto de carne y hueso, es el en la Universidad de Salamanca, experimenta una atracción sujeto y el supremo objeto de toda filosofía” (Del sentimiento por el socialismo de su admirado Pablo Iglesias (cuya austeritrágico…). Desde la crisis de finales del siglo XIX en Europa dad, honradez y aire de “apóstol” coincidía con su prototipo de emerge una crítica de la razón positivista que Unamuno lleva hombre de bien) y seducido por las primeras grandes huelgas al extremo dando rienda suelta a una concepción de la vida obreras aledañas a la ría del Nervión, lo que le lleva a afiliarse como lucha agónica entre la razón y su contrario, entre la traal PSOE y a colaborar en su prensa. La ruptura data de 1897, dición clásica y la cristiana, entre el deseo de persistir en el ser aunque ello no supuso la interrupción de su carrera política y la suprema realidad de la muerte, etc. como concejal o diputado, y a menudo tuvo el apoyo del socialismo. Habitualmente comparecía como candidato de republi—Vayamos a la segunda luciérnaga. Usted sostiene que Azaña canos y (o) socialistas. buscó una democratización a través de la intervención reformista del Estado. ¿En qué sentido fue Azaña un republicano —Pero no fue marxista. revolucionario?

—Nunca fue marxista. Sospecho que sus lecturas de Marx fue—Sin duda, la cumbre de su carrera se pospuso hasta su fulguron más bien superficiales. Abominaba de la lucha de clases y rante protagonismo durante el nuevo régimen republicano del determinismo económico. Sus posiciones políticas guiadas cuando ya había entrado en la cincuentena. Quizá lo más sorpor un liberalismo político radical a menudo fueron muy conprendente es que su partido Acción Republicana era una peque-

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Azaña “resucita” y pronto se alza como el líder moral de la movilización de masas que lleva al triunfo al Frente Popular en las elecciones de febrero de 1936. En mayo de 1936 es elegido presidente de la República pero la guerra civil trunca totalmente su proyecto político.

ña agrupación minoritaria (26 escaños en las elecciones constituyentes de junio 1931) que gobierna gracias al respaldo mayoritario del grupo parlamentario del PSOE. Al respecto, su habilidad como brillante orador y hábil negociador hicieron posible que al final fraguara una coalición gubernamental entre los republicanos de izquierda y el PSOE, que de alguna manera materializa su proyecto de unir el mundo de la cultura y el obrerismo socialista y que en buena medida dio fruto con las extraordinarias reformas del llamado “bienio azañista” (1931-1933).

Ahí se plasma su idea de “reformismo revolucionario”, esto es, de cambio pacífico, desde el poder ejecutivo y con el beneplácito parlamentario.

Esa intención requería necesariamente el sometimiento del Ejército y la Iglesia al poder legítimo y supremo del Estado democrático, aspiración que solo consigue parcialmente. No obstante, desde los sucesos de Casas Viejas de enero de 1933 en el curso de los cuales las fuerzas del orden produjeron una matanza de campesinos anarquistas andaluces, se inicia el declive del reformismo azañista y se manifiesta que su proyecto político careció del concurso de la otra gran fuerza obrera española: el anarcosindicalismo. Al final, un Azaña atacado por todos los flancos y pasto de todo tipo de infamias y patrañas urdidas por la derecha política y los folicularios al servicio de la misma causa, sufre, con todas las fuerzas de izquierda, un fracaso doloroso y su casi retirada de la política. No obstante, después de la revolución de 1934, que da con sus huesos en un barco-prisión,

—¿Qué tipo de relación mantuvo Azaña con el catalanismo político?

—No está claro el momento en el que Azaña toma conciencia de la necesidad de articular una nueva planta de gestión territorial. Todavía en 1918 consideraba el “nacionalismo” como fruto del “aburrimiento provincial”.

Pero en marzo 1930, en plena transición hacia la República, visita Barcelona y lanza una encendida soflama bajo el título La libertad de Cataluña y España, que le labra fama de “amigo de Cataluña”. Entonces se declara partidario del derecho de autodeterminación, aunque él de ninguna manera aboga por la secesión, ya que considera que las libertades y derechos de Cataluña (como los de Castilla) han sido históricamente pisoteados por el absolutismo regio, que había hecho sucumbir una larga tradición medieval de autogobierno destruida tras la derrota de las Comunidades de Castilla, la primera revolución moderna. En su luminosa y contundente alocución parlamentaria de 27 de mayo de 1932 (pocos días antes de que Ortega afirmara que el problema catalán “no se puede resolver, que solo se puede conllevar”), asume una posición optimista. En consecuencia, lanza un alegato histórico a fin de explicar las raíces del problema y las posibles vías de solución dentro del equilibrio de soberanías que dibujaba la Constitución de 1931 y su modelo de Estado integral con autonomías.

Finalmente, a partir de la revolución de octubre de 1934, cuando Lluís Companys proclama de independencia de Cataluña, Azaña, sin cargo político alguno, se muestra totalmente contrario, lo que no impide que el gobierno radical-cedista inste contra su persona prisión provisional y un proceso judicial que quedó en agua de borrrajas.

Esta severa desavenencia con la Generalitat se vuelve abismo insalvable durante la guerra. En 1937 expresa en sus

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Diarios el hartazgo por la falta de coordinación del esfuerzo un hombre como Azaña, un burgués humanista y demócratabélico: “se mueve Cataluña entre la deslealtad y la obtusiliberal, no podía compartir. dad”. Al mismo tiempo, ahora junto a la desesperación, brota De ahí que Azaña insista en sus Diarios (parte importante en su interior el depósito de un sentimiento españolista de redactados como memorias de guerra) en que prosigue en su signo castellano y de larga persistencia entre los intelectuales cargo por responsabilidad a fin de ofrecer una imagen interde su especie. A la altura del 18 de julio 1938, el presidente del nacional de respetabilidad burguesa de la República. Sus gesEstado republicano, Azaña, es un hombre prematuramente tiones más reiteradas fueron las diplomáticas al lado de ajado y triste, que reclama “el mensaje de la patria eterna que Francia e Inglaterra. Cuando estas potencias en febrero de dice a sus hijos: Paz, Piedad y Perdón”. A sus 58 años solo le 1939 reconocieron al Gobierno de Franco, Azaña que junto a mantiene en la más alta magisNegrín había tenido que pasar a tratura (“me aguanto por el sacriFrancia ante la caída de Cataluficio de los combatientes”) el ña, decide no regresar y dimitir Unamuno se sentía depositario de una esperanza propósito de lograr atenuar dade la presidencia. republicana defraudada ños con gestiones diplomáticas y mantener la dignidad de una Re—Pero Negrín retorna... pública muy ajena a su prístino plan reformista, que para él ya —Negrín retorna e intenta resistir a ultranza con la ayuda resultaba irreconocible. sobre todo del PCE. A los pocos días, la República sucumbe al caos gracias al golpe del coronel Casado en Madrid. Para —Permítame insistir en lo que acaba de señalar. Usted cita una entonces el presidente dimitido, cual erizo, se había recogido confesión muy reveladora que hace al entonces jefe de Gobierno, sobre sí mismo en el exilio francés. Ya el año anterior había Juan Negrín: “Desde el 18 de julio formulado un diagnóstico certedel 36 soy un valor político amorro: “España ha atravesado una retizado”. ¿Veía bien Azaña su volución que ha sido vencida.

Para Ortega el fascismo era un mal pasajero y el papel histórico menguado y des¿Vencida por quién? En verdad no virtuado durante la guerra civil? la ha vencido nadie. No ha sabido comunismo el enemigo principal —Por encima de sus percepciotriunfar”. Esa fue la gran encrucines y sentimientos, el hecho objada de la República en guerra: ni jetivo es que la guerra desencadena una tormenta política llegó a fraguar una auténtica y duradera revolución social ni que ocasiona una profunda crisis del programa político inihubo posibilidad de organizar un gobierno democrático cial de Azaña, de esa “reforma revolucionaria” republicana popular con plenas facultades para dirigir unitaria y eficazcon la que había soñado como mente la contienda. plasmación de una alianza de la Azaña y su familia fueron perintelectualidad progresista, las seguidos con saña en territorio Azaña se mostró en contra de la independencia clases medias ilustradas y el francés tras la ocupación hitleriaproletariado de signo posibilista. na. Solo la ayuda material de la proclamada por Companys Ahora solo el conjunto de la clase Embajada de México le permitió obrera organizada (socialistas, vivir sus últimos días en un hoteanarquistas y comunistas) tenía el suficiente empuje para lito de Montauban, donde expiró en noviembre de 1940 a los defender a la República de una ofensiva bélica fascista de tal 60 años. magnitud. Ya antes de la guerra, en mayo de 1936, cuando decide dejar la jefatura del ejecutivo y ser elegido presidente —¿Cuál sería su principal legado como hombre de Estado? de la República, la estrella de Azaña empieza a palidecer. El —El haber imaginado, enarbolado y desplegado con lucidez, golpe de Estado del 18 de julio empezó a hacer inviables los aunque no siempre con la energía requerida, un proyecto de gobiernos republicanos con apoyo parlamentario socialista y transformación de España con el concurso de parte de la clase estos reclamaron pasar a primer plano. Las desavenencias de obrera y de la intelectualidad progresista, sin excluir, además, Azaña con el Gobierno de Largo Caballero y luego, en menor la concertación con el catalanismo. Frente a sus temores y flamedida, con el de Negrín, no obedecen solo a cuestiones subquezas, no cabe echar al olvido que entonces y ahora encarnó jetivas, señalan, en cambio, ideas, actitudes y estrategias que simbólicamente el valor de la II República en nuestra historia.

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Miguel de Unamuno

José Oretga y Gasset

Manuel Azaña

—Pasemos a la tercera luciérnaga. Subraya en su libro muchas Entonces, a menudo, lo sublime se mezcla y confunde con lo de las virtudes y defectos que orlan la compleja y contradictoria frívolo. figura de Ortega. Afirma que fue un gran pensador, un espléndido escritor y un pésimo político ¿Acaso fue el filósofo y ensa—En 1923 un golpe de estado militar condujo a la dictadura yista español más sobresaliente del siglo XX? ¿La rebelión de las primorriverista. ¿Cuál fue la actitud del filósofo en ciernes? masas (1930) ha sido el libro español más influyente y difundi—La actitud de las fuerzas vivas ante la nueva situación política do del siglo XX? fue connivente. El mismo Ortega y El Sol, “su” periódico, adop—Ciertamente, Ortega fue un pensador y un prosista de taron una posición benévola y de espera, no en vano él alberga dimensiones colosales, en el que la búsqueda de la elegancia ingenuas esperanzas acerca de la posibilidad de un breve en el razonamiento se reviste de un exquisito cuidado del paréntesis de regeneracionismo castrense. La actitud insumisa estilo hasta el punto de que literatura y filosofía se hermanan de un Unamuno (desterrado en Canarias y exiliado en Francia) siendo sus textos (con mejor o peor fortuna) una simbiosis o de Azaña (que ya en 1924 lanza su Apelación a la República) de ambas. Por lo demás, el éxito de La rebelión de las masas no fue moneda corriente al principio. Solo en los años termina(1930), libro que el propio autor juzgaba sobrevalorado, les de la experiencia dictatorial, el mundo universitario esturesulta, en efecto, incomparable. diantil y del pensamiento como tal, Inspiró toda clase de movimientos Ortega con ellos, se suman a lo que Unamuno, Azaña y Ortega coincidieron en conservadores como fue el Colofue una viva marea contra la pretenquio Lipmann en el París de 1938, sión de perpetuar institucionalmenpugnas artísticas y políticas piedra fundacional del neoliberate la dictadura. lismo. Tampoco yo creo que, pese a su estruendoso éxito, sea Por su lado, Ortega mantuvo durante los años veinte una una obra de gran altura. estrecha relación con lo más granado de la cultura madrileña No obstante, mi trabajo de historiador ha buscado más que del momento. Su actividad docente sirve de caldo de cultivo nada explorar cómo se materializa en su persona un tipo ideal para formar escuela y dirección espiritual de mentes tan excelde intelectual público, que llamo “olímpico” y “luminiscente”, sas como las de sus discípulos Xavier Zubiri y José Gaos. Ahora personaje que pretende erigirse en guía espiritual de una cuaja el Ortega como pensador que pide abrirse paso con su generación y fanal de ideas para enderezamiento de España a razón vital y su perspectivismo. través de su modernización (“España es el problema, Europa es la solución”). Al final, partidario de una sofocracia (gobier—¿Se puede hablar del declive de su carisma y presencia como no de los sabios), en la estela dejada por su admirado Platón, pensador e intelectual influyente durante los años que siguen a como a este le ocurriera con el tirano de Siracusa, quedó escalla victoria franquista? ¿Queda algo de su huella en la generadado en más de una ocasión cuando osó poner sus finas ción joven que espontáneamente le rinde homenaje extraoficial? manos en las arenas movedizas del compromiso político.

—A mi modo de ver, desde 1945 (cuando por primera vez

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regresa a España) se vive una suerte de otoño del patriarca de la filosofía española: tibieza política liberal vergonzante y desvanecimiento de su carisma filosófico en su país. Además de la cerrada animadversión de la Iglesia católica, de los integristas (opusdeístas y otros) y de sus muchas extensiones tomistas universitarias, puede percibir que entre los hombres de letras falangistas palidece su antaño brillo (atracción que provenía de la admiración que José Antonio Primo de Rivera tuviera por su obra). Gentes como Laín Entralgo y otros prefieren poner encima de la peana al recóndito Zubiri, el que fuera discípulo de su otrora maestro y nueva estrella ascendente en la era del totalcatolicismo hispano.

Pronto se va a volcar en la búsqueda y logro de fama como pensador fuera de España, principalmente en Europa y más precisamente en Alemania. Su éxito sin fronteras, lo alcanza en su gira de charlas europeas, alguna de dimensiones cuasi míticas como la impartida en la Universidad Libre de Berlín en 1949 (De Europa Meditatio Quaedam) ante un auditorio numerosísimo y expectante. Allí quiere consolar e irresponsabilizar a los alemanes del pasado nazi, como en cierto modo hizo en 1946 con la increíble constatación de la “envidiable salud del pueblo español”, lanzada en el curso de su primera conferencia tras el regreso a su patria. Cada vez más, el patrón de la filosofía española se veía embutido en el penoso traje del intelectual anticomunista de la guerra fría, aunque nunca renunció a su actitud agnóstica y antiescolástica.

En una de esas andanzas de conferenciante de fortuna conoció a Martin Heidegger en 1953.

Heidegger ya había sufrido un leve proceso de desnazificación por sus evidentes connivencias con Hitler. El autor de Ser y tiempo siempre fue para él una pesada sombra, aunque el trato personal estuvo cerca de la cordialidad y la debida cortesía entre pares. Desde luego, el maestro madrileño nunca fue fascista, pero su liberalismo doctrinario y aristocrático exhibía una veta crecientemente reaccionaria muy propia de la guerra fría; al final, consideraba al fascismo como un mal pasajero y al comunismo como el enemigo principal sin ningún paliativo.

—¿Seguimos siendo orteguianos en términos filosóficos? ¿Ortega sigue siendo un referente esencial para el pensamiento español?

—Si hacemos caso del reciente y extenso libro de José Luis Villacañas sobre Ortega y Gasset, la filosofía, y con ella Ortega,

han dejado de ocupar un lugar central en la cultura española tal como la que logró imponer el pensador madrileño en su tiempo de esplendor antes de la guerra civil. Seguramente la prolongada actividad del maestro de filósofos, cabeza de fila de una comunidad académica de pensamiento y antorcha de la dimensión pública y modernizadora del saber, se inscribe en lo que él mismo calificó de “tradición de la intradición” y quizá, como sostiene Víctor Méndez Baiges, con él en buena parte fenece una misión a duras penas continuada tras su muerte y hoy desmigajada en lecturas muy variadas de su legado.

Soy historiador antes que filósofo, pero tengo para mí que la obra de nuestro personaje ofrece múltiples y ricas aportaciones a ambas disciplinas. A mí me las sigue proporcionando. Solo que hay muchos Ortegas, como han demostrado sus copiosos exégetas después de la guerra civil, de modo que con su obra se pueden levantar estandartes críticos, pero también su lectura y comportamiento pueden invitar a la contemplación reaccionaria del mundo.

—Le pido un breve comentario sobre las palabras con las que finaliza el libro: “Unamuno y Azaña fueron abrasados en la vorágine de la guerra española; Ortega, pese a grandes instantes del luminoso éxito después de 1936, se fue inmolando a fuego lento en las ulcerantes ascuas dejadas por la guerra y la dictadura.”

—Sin duda, la edad de Plata de la cultura española cuenta con otros valiosos artistas, escritores y pensadores. No obstante, la altura de sus saberes y el valor arquetípico de su labor como intelectuales públicos resulta incomparable con la realizada por Unamuno, Azaña y Ortega, las luciérnagas seleccionadas en mi estudio. Los tres comparten un destino aciago y terrible, aunque muy distinto.

La rememoración de su vida y su obra sigue siendo un testimonio candente de las insuficiencias que exhibieron los compromisos y actitudes de la buena parte de la intelectualidad española en una coyuntura azarosa y plena de quebrantos tal como fue la guerra y la posterior dictadura.

En verdad, a diferencia de las otras dos lumbreras, tras la guerra de España el abrasamiento, zozobra y erosión de Ortega se cuece a fuego lento. Por lo demás, estimo que su comportamiento público en aquellos sombríos tiempos queda desprovisto de cualquier dimensión aleccionadora para las generaciones del presente y del futuro.

–Gracias, muchas gracias, Por su tiempo, por su libro y por sus magníficas respuestasn

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FilosoFa, que algo queda

Desde el pasado agosto, los fetos fallecidos antes de nacer con más de seis meses de gestación deberán ser inscritos en el Registro Civil y podrán tener un nombre. ¿Qué nos dice esto sobre “el verdadero Yo”?

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El

Yo nonato por Miguel Candel

Las constantes y sectarias apelaciones rituales a la llamada “memoria histórica” en un país que cada vez se parece más al “monte del olvido” (con sus correspondientes “cruces” por los “amores que han muerto”) le llevan a uno a pensar que se trata más bien de una “memoria histérica” llena de ruido y de furia, como todas las historias contadas por idiotas (pero desprovista, desde luego, de cualquier atisbo de la maestría literaria de William alguno, sea su apellido Shakespeare o Faulkner).

Y es que la memoria está hecha de partículas disueltas o en suspensión en el fluido de la experiencia, partículas que necesitan tiempo para precipitar y sedimentarse en el fondo de la conciencia. Cosa imposible si ésta se ve continuamente agitada por corrientes de (des)información cuyo carácter efímero no debilita, sino que refuerza el efecto perturbador del pensamiento y el borrado de sus contenidos. La memoria colectiva es un disco duro sometido a constante formateo. De ahí la importancia de estar también constantemente creando “copias de seguridad” individuales.

Pues bien, una de las últimas andanadas de agitación (des)informativa parece haber sido la siguiente iniciativa surgida de ciertos sectores de la galaxia mal llamada “feminismos” (en plural, faltaría más, para evitar supuestos dogmatismos excluyentes): la exigencia de inscripción en el registro civil de los nacidos no vivos o nonatos.

Como era de esperar, dicha iniciativa ha desatado la consabida galerna de reacciones a favor y en contra tan del gusto de los medios de (des)información y de los gestores de redes sociales.

Pero uno, fiel a su principio de no quedarse en la espuma de las olas “mediáticas”, sino explorar el fondo sobre el que se generan, eso que siempre está ahí, sople el viento que sople, piensa que iniciativas como ésa no hacen sino poner en evidencia la existencia de serios problemas filosóficos no resueltos (y probablemente irresolubles y, sin embargo, que deben ser planteados) en relación con la naturaleza humana.

De entrada, y como repaso de la génesis y evolución del mentado pluriconcepto “feminismos”, debo recomendar encarecidamente la lectura del instructivo artículo de José Manuel Pérez García “Del rosa al amarillo”, recientemente publicado en la revista digital Crónica Política (15 de junio de 2023). Hitos clave en la evolución que ha llevado al feminismo, desde la ya clásica lucha por la igualdad y la no discriminación entre varones y mujeres como seres humanos de igual dignidad, a la disolución del concepto mismo de mujer (y, correlativamente, del de varón) son las figuras de dos filósofas medianamente notables: Simone de Beauvoir, fuerte personalidad capaz de proyectar luz propia sin despegarse de la sombra de Jean-Paul Sartre, y Judith Butler, organismo gestante intelectual de la teoría queer. De la lectura del mencionado artículo y de la bibliografía en él citada alguien que se dejara llevar por inveterados prejuicios conservadores podría concluir y exclamar, en tono malicioso, que en las más recientes teorías negacionistas del sexo ha encontrado el feminismo radical la horma de su zapato... Pero vade retro: retomemos el más aséptico planteamiento filosófico, pues, como dice el título mismo de esta sección de El Viejo Topo, de filosofar cabe esperar que quede algo que aprender.

Veamos: que todo lo que existe es algo ¿quién lo podría negar? Si usted puede concebir una existencia sin contenido ninguno, una manera de existir que consista en no ser nada, avise, por favor: es posible que en el mundo anglosajón exista, para quien logre presentar un ejemplo convincente de ese tipo de existencia, algún premio (financiado seguramente por algún excéntrico lord venido a más gracias al comercio de armas con Ucrania o de vacunas anti-Covid con América Latina). Al fin y al cabo, en la más gloriosa literatura inglesa se presenta la disyuntiva entre “ser” y “no ser” como una elección entre dos posibilidades igualmente reales (o eso parece desprenderse del famoso monólogo de Hamlet). Y hasta hay quien en esta esfera idiomática nuestra, aprovechando con su pequeña dosis de oportunismo la conocida frase hamletiana, se ha permitido

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titular uno de sus últimos libros así: Ser y no ser1; mudando, eso sí, la disyuntiva en copulativa, pues el autor no cree que, nos pongamos como nos pongamos, podamos “escapar del ser”, por muy insoportable que nos resulte su levedad (levedad que, al fin y al cabo, según la mecánica aristotélica, no sería ausencia de peso, sino peso de sentido contrario a la gravedad).

Segunda: el registro civil no es un cuaderno de notas donde cada uno apunta lo que le pasa por la cabeza. Es un archivo de documentos oficiales (es decir, reconocidos por el poder político establecido y de obligado reconocimiento para la sociedad en su conjunto) cuyas anotaciones, por tanto, no son anécdotas sin trascendencia cuya entidad se reduce a una serie de manchas de tinta sobre un papel o a una pauta de circulación de electrones en una serie de circuitos impresos. Por el contrario, su ser consiste en tener ciertos efectos jurídicos, es decir, generar diversos derechos y obligaciones.

En definitiva, todo lo que existe es algo. Todos los nacidos, vivos o no vivos, existen (estar vivo no es la única manera de existir, aunque el fenomenismonarcisismo imperante tienda a sostener lo contrario). Luego todos los nacidos Estar vivo no es son algo. Muy bien. Entonces ¿por qué la única manera no registrarlos con un nombre y con de existir los apellidos de sus progenitores? Pues por varias razones.

Primera: que todo lo existente sea algo no excluye la diferencia entre unos existentes y otros. Decir, como dijo Heráclito, πάντα ἕν (“todo es uno”) es, mutatis mutandis, como afirmar que existen bosques, cosa que no excluye en absoluto, sino que implica, la complementaria afirmación de que los bosques están formados por múltiples árboles distintos unos de otros. O sea que equiparar sin más un cuerpo humano inanimado con otro dotado de vida, por más semejanzas morfológicas y anatómicas que haya entre ellos, es un error conceptual de peso (y grave, no leve).

Entonces, en el caso que nos ocupa: ¿qué derechos –y qué correlativas obligaciones sociales– cabe atribuir a un cuerpo sin vida que, para colmo, y a diferencia de los difuntos propiamente dichos, no ha llegado nunca a vivir en sociedad? Otra cosa es que se le trate con respeto y no se le utilice como “materia prima” de nada, al “modo Auschwitz”, por ejemplo.

Pero claro, el sujeto moderno medio, troquelado por decenios de liberalismo negador de casi todas las libertades positivas (en el sentido que le da Isaiah Berlin a ese término), ha acabado interiorizando que es más fácil volar con la fantasía en compañía de los pájaros azules que habitan “en algún lugar por encima del arco iris” que disponer realmente del suelo que uno

% F D SF D JN JF O

E F M R V Ï B M D Ø N

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pisa, por lo que necesita consolarse con todo tipo de ensueños. (Y que conste que me encanta “El mago de Oz” –que tiene más miga moral y social de lo que parece– y que adoro a Judy Garland –quien además de cantar como los ángeles era una demócrata de pies a cabeza–.)

Así, pues, resulta que mientras se restringen los derechos sociales de los vivos (y enterrar o incinerar a los muertos cuesta un ojo de la cara), hay quien pretende dar derechos a los nonatos. Mientras la sanidad pública sigue sin cubrir la mayoría de los cuidados dentales (de los que precisa el 90% de la población), va a cubrir los cambios de sexo. Y así sucesivamente...

político-económico vigente a escala mundial como consecuencia de la guerra de Ucrania (o mejor, de las tensiones que se han manifestado a través de dicha guerra pero que venían acumulándose desde hace años) son probablemente uno de esos atajos.

Pero alguien tiene que hacer el otro trabajo, lento y oscuro, alejado de los focos de la sociedad del espectáculo. El trabajo de ir a las raíces de esta cultura y ver qué sustancias tóxicas está absorbiendo, notar qué irregularidades del terreno la desvían y tuercen, y considerar cómo se podría corregir todo eso. Trabajo, en último término, de filósofos, pero llevado hasta las últimas consecuencias, pues más perniciosa que la ignorancia es la reflexión a medias.

Pero, como se dice más arriba, subyace a toda esa confusión un grave déficit de racionalidad en la visión del mundo, de Y ya que el detonante de esta reflexión ha sido la esperla sociedad y del individuo que los agentes culpéntica propuesta de registrar oficialmente a turales públicos y privados difunden y los nonatos, concluiré el texto con la sigufomentan. Y ese déficit no se cubre con iente tesis, a modo de planteamiento de ¿Qué derechos cuatro citas de sabios, de ésas que una cuestión que habremos de desarcabe atribuir solían hallarse al pie o al dorso de las rollar en entregas posteriores: a un cuerpo hojas de los antiguos calendarios de Nuestro verdadero Yo es un principio “taco”. La anterior referencia a Ser y no ser sin vida? de nuestro ser que sólo indirectamente se no era mero oportunismo (ni mera promomanifiesta en el mundo (no sólo para los ción). Venía a cuento porque, como reza el subtídemás, sino sobre todo para nosotros mismos). Es, tulo de ese libro, es necesario combatir el narcisismo de la culpor así decir, un Yo “nonato” (en sentido estricto de “no nacitura dominante si esta sociedad no quiere ahogarse, como el do”, no como “nacido muerto”). El funesto error de Narciso Narciso del mito, en la charca de la autocomplacencia que el antes aludido consiste, ni más ni menos, en confundir la “espíritu del capitalismo” ha convertido en océano universal. propia imagen con ese auténtico Yo; independientemente de Puede parecer que la ilación entre la negación de la verdadera naturaleza de nuestro Yo (que en eso consiste, como aclararé enseguida, el narcisismo) y la rampante crisis civilizatoria (es decir, moral, intelectual, social, política, económica, ecológica...) es demasiado indirecta o larga como para que valga la pena seguir esos pasos desde el principio. ¿No sería mejor tomar algún atajo? Bien, lo uno no quita lo otro. Las alteraciones que están en trance de producirse en el sistema

si, como Narciso, se enamora uno de esa imagen o si, como ocurre aún más a menudo, acaba uno odiándola y –en virtud de una errónea inferencia– odiándose a sí mismon

1. Miguel Candel: Ser y no ser. Crítica de la razón narcisista.

Ed. Montesinos, 2018.

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Lo que aprendí de

Mario Tronti por Carlo Formenti

E

l filósofo Mario Tronti fue el teórico más importante del operaismo: una corriente de pensamiento marxista surgida en la segunda mitad del siglo XX. Ante su reciente fallecimiento, el autor repasa su legado intelectual y su trayectoria política.

Esto no es una necrológica. Detesto este género literario porque, habiendo trabajado durante mucho tiempo en la redacción de cultura de un gran diario, lo asocio con lo que en la jerga periodística se denominan “cocodrilos”, es decir, los artículos “precocinados” que toda redacción guarda en su base de datos, a la espera de soltarlos para celebrar la muerte de tal o cual personaje famoso. Son escritos que rara vez escapan a la retórica, al abuso de clichés y a la mezcla de distanciamiento y artificialidad que caracteriza a un texto construido “en el escritorio”, es decir, carente de las emociones que suscita el acontecimiento real de la muerte. Lo que sigue es, en cambio, el homenaje que creo deber al pensamiento de un autor que ha contribuido en no poca medida a orientar mi reciente trabajo teórico. Se trata de un homenaje que no tiene pretensiones de “objetividad” académica, en la medida en que reconstruye el pensamiento de Tronti extrayendo los aspectos que más se acercan a mi visión del mundo actual, dejando de lado los que me parecen menos afines.

Trabajadores y capital. O más bien, la dificultad de deshacerse de una herencia difícil de manejar La biografía teórica y política de Tronti se caracteriza por una paradoja: a pesar de haber “renegado” después de escribirla, Obreros y capital1 siguió siendo con mucho su obra más conocida, y continuó ejerciendo una profunda influencia, marcando el punto de vista que generaciones enteras de militantes tenían, y siguen teniendo, sobre las posibilidades de superar el modo de producción capitalista. Como no me interesa hacer una historia de la teoría marxista de los años 60 en Italia, me

limitaré aquí a recordar brevemente lo que considero las tesis fundamentales contenidas en este libro: 1) las luchas obreras son el motor del desarrollo capitalista y determinan sustancialmente sus tiempos y modalidades; 2) el llamado “obrero-masa”, es decir, la figura que asumió el proletariado fabril en la fase fordista de la organización capitalista del trabajo, desarrolla objetivos, prácticas y métodos de lucha que expresan una conciencia política espontáneamente anticapitalista y revolucionaria. En otras palabras, en esta fase histórica, el trabajo vivo encarna una politicidad inmediata; 3) las organizaciones obreras tradicionales, empezando por el PCI, ignoraron esta realidad, de modo que, en lugar de reconocer el potencial revolucionario de la conciencia partidaria inscrita en su base social, tomaron el camino de lo “nacional popular”, es decir, neutralizaron la parcialidad obrera para encauzarla en una estrategia que reducía la parte al todo y la subordinaba a un proyecto de “democracia progresista“ 4) a la inversa, Tronti –a diferencia de Gramsci y sus sucesores– ya no veía al Príncipe en el partido, sino que lo identificaba directamente con la clase, único y verdadero sujeto revolucionario; 5) el corolario de esta visión no era la negación de cualquier papel para el partido revolucionario, sino su transformación de una conciencia “exterior” a la clase en un instrumento encargado de coordinar y organizar en el plano táctico la lucha espontáneamente revolucionaria del proletariado.

La “conversión” de Tronti. Es decir, el reconocimiento de la autonomía de lo político El alejamiento de las tesis que acabamos de describir tiene

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lugar, como se ha dicho, no muchos años después de la publidos no sólo han cambiado de forma, sino que han renunciado cación de Obreros y capital. Aunque no repudia el principio de a las razones mismas de su existencia, reduciéndose a recolecque son las luchas obreras las que determinan el desarrollo tores de votos y agencias de comunicación. Esta visión radicalcapitalista, Tronti admite que, en la medida en que esta determente pesimista se extiende al conjunto de la realidad conminación no se traduce en un proceso revolucionario guiado y temporánea y su desencadenante catastrófico coincide con el organizado (como vemos, la idea de un partido reducido a la hundimiento del sistema socialista: es a partir de entonces realización de tareas puramente tácticas empieza a tambalearcuando se extienden entre la izquierda sentimientos de condese), el capital es perfectamente capaz de explotar las mismas na y rechazo, no sólo de las revoluciones inspiradas en el moluchas obreras para sus propios fines (Tronti no se ha converdelo bolchevique de 1917, sino de todo el “siglo corto”, calificatido a las tesis de Gramsci, pero aquí es difícil no reconocer las do como una especie de museo de los horrores manchado por analogías con la categoría gramsciana de “revolución pasiva”). las guerras y el totalitarismo4. Por el contrario, para Tronti, el siglo XX es más bien un siglo “trágico” que impuso decisiones y Este reconocimiento inicial de la autonomía de lo político se opciones de vida radicales, sin alternativas, el siglo del aut aut hará más fuerte a medida que la reestructuración capitalista y [de lo uno o lo otro], de la consigna socialismo o barbarie. La la transición al modo de producción postfordista pongan de ideología posmoderna que surge de su naufragio se deshace de manifiesto el nudo problemático que acecha a la teoría mareste espíritu por medio del “fin de los grandes relatos”5 o incluxista: en la medida en que la lucha de clases se reduce a una so del “fin de la historia”6. Desaparecida la gran política del sicontradicción inmanente al modo de producción, no hay saliglo XX, que laceraba la continuidad del flujo temporal obligánda al proceso de reducción del trabajador colectivo a capital dolo a proceder por fracturas, retrocesos y catástrofes, la histovariable; la fuerza de trabajo, en sí misma capital, no puede haria toma la forma de un eterno presente en el que todo cambia cerse autónoma, por lo que la teoría que ve el desarrollo capitasin que nada cambie realmente. lista como una variable dependiente de las luchas obreras está Tronti señala a la pareja amigo/enemigo como el blanco premostrando sus límites. La salida debe buscarse, por tanto, en la ferido de esta reacción contra el siglo XX que une a derecha e revalorización del papel de lo político. Pero aquí surge otro nuizquierda, a conservadores y progresistas: asistimos a una modo problemático, dado que Tronti conserva una visión exquisivilización total contra la visión dicotómica de la sociedad que tamente veinteañera de lo político. Para él, como sostiene Franconduce a la condena inapelable del punto de vista antaco Milanesi en un excelente libro2, lo político conserva el sentido de visión estratégica y organización, capacigónico que había sido el fundamento de un siglo de dad táctica y densidad de cultura, clases dirigenhistoria del movimiento obrero. El resultado es La política es la tes y pueblo en torno a un proyecto común de la mutación de la tragedia en farsa: la lucha pocapacidad de trazar transformación. La política es una tensión lítica degenera en un reality show, que no neula línea que separa afirmativa de voluntad, decisión y gobierno traliza la ferocidad de la lucha de clases (basta en oposición a las fuerzas del orden económipensar en la carnicería social perpetrada por la al amigo del enemigo co. Siguiendo la estela de Marx, Lenin y Schmitt, revolución neoliberal), y mucho menos la de los hay que reconocer que la política es forzamiento, conflictos internacionales: en las nuevas guerras invención, voluntad de interrumpir el flujo del tiempo; no es que las potencias occidentales desencadenan contra las naciones y los pueblos que se rebelan contra su dominación, la continuidad en el progreso, sino una sucesión de fracturas, enemistad no se civiliza, al contrario se absolutiza, las “guerras interrupciones, retrocesos; es también, por último y sobre todo, humanitarias” contra los “Estados canallas” convierten a los la capacidad de trazar la línea que separa al amigo del enemigo. dirigentes locales en otros tantos “monstruos”. Saddam ¿Cómo enmarcar esta visión en el contexto de las desastrosas Hussein, Milosevic, Gaddafi, Assad (hoy Putin) son represenderrotas de la clase obrera en los años 80 y después? tados, desafiando el sentido del ridículo, como tantos Hitler.

En la última obra de Tronti3, las implicaciones de este giro adquieren tintes trágicos: en los años ochenta, sostiene, el mo¿Qué pasa con la política en este contexto? Intentaré responder retomando las reflexiones críticas de Tronti: 1) sobre el fracaso vimiento obrero no perdió una batalla, perdió la guerra y, como de 1968 y de los movimientos que heredaron su espíritu (posconsecuencia de esta derrota, la propia política se ha hundido, tobreristas, feministas, etc.); 2) sobre la necesidad de reivindiquedando reducida a una mera gestión administrativa en car la tradición revolucionaria del siglo XX como “revolución nombre del capital. Los gobiernos son cada vez más técnicos y conservadora”; 3) sobre la necesidad de reconstruir una persmenos políticos y las mayorías parlamentarias se limitan a elepectiva dicotómica y antagónica en la era del eclipse del sujeto gir a los consejos de administración de las empresas. Los parti-

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Mario Tronti (1931-2023)

de clase. Por último, haré algunas consideraciones sobre las razones de la paradójica fidelidad del militante Tronti al PCI, incluso en presencia de la degeneración en sentido neoliberal de ese partido y de sus herederos.

La deriva neoliberal del 68 Los jóvenes del 68, argumenta Tronti, eran radicalmente antiautoritarios, pero ignoraban que derrocar a la autoridad no significaba automáticamente liberar las potencialidades del ser humano: podía significar, y esto es lo que realmente significó, liberar a los espíritus animales del capitalismo que marodeaban dentro de esa jaula de acero que el sistema político había construido como remedio a la larga crisis de las décadas centrales del siglo XX, salpicada de guerras y revoluciones desatadas por la utopía del libre mercado. En los años setenta pudo así triunfar lo que autores como Boltanski y Chiapello han definido como “el nuevo espíritu del capitalismo“7: la exaltación de la subjetividad “deseante” por parte de los nuevos movimientos, que se alejaron progresivamente del compromiso con la defensa de las necesidades proletarias, se convirtió en una adhesión inconsciente a una nueva cultura capitalista que apalancaba los impulsos consumistas, el hedonismo individualista “emancipado” de todo vínculo social y la crítica radical a la racionalidad del límite en cualquier ámbito de la existencia y la acción humanas.

En 1968 Tronti no ve un punto de inflexión de época, un gran comienzo, sino más bien el final, la conclusión del siglo XX. Más que un gran salto transformador, fue, a fin de cuentas, un

banal cambio de clase política, a resultas del cual la historia se convirtió progresivamente en el paso de “un tiempo sin época”, en el que cada ondulación se confunde con un punto de inflexión de época, mientras que ya no es posible ningún punto de inflexión real ante una realidad caracterizada por la dictadura del presente, un presente que ignora el pasado y el futuro. Si el gran siglo XX fue la época de las grandes revoluciones –grandes incluso en su trágico fracaso–, su parte final es, en cambio, la época de las revoluciones imaginarias, fracasadas antes incluso de empezar. Paradigmático, en este sentido, es el destino del feminismo, un movimiento por el que Tronti confiesa haber sentido inicialmente simpatía e interés, al menos hasta que el “feminismo de la diferencia” fue neutralizado por la prevalencia de su vertiente emancipadora. En el momento en que gana la emancipación, pierde la revolución: al avanzar hacia la igualdad de género, las mujeres no han ascendido sino descendido por la escalera de la libertad; han adquirido nuevos derechos, pero cualquier sociedad moderna está más que dispuesta a conceder esos derechos, porque se trata de una forma más de asegurar el poder de los que mandan. En la medida en que la emancipación se ha desarrollado en dirección contraria a la diferencia de género, la política de la diferencia se ha plegado a la lógica burguesa de neutralización y despolitización; la victoria de la emancipación establece la inclusión de lo femenino en el sistema sin excesos problemáticos. Este es un destino compartido por todos los nuevos movimientos, que han acabado sucumbiendo, más que frente a la represión o a las amenazas totalitarias, al triunfo de una democracia entendida exclusivamente como emancipación individual, sucumbiendo ante el triunfo de un proyecto que pretende aislar al individuo e impedirle entrar en relación con otros individuos, generando una masa atomizada y fácilmente manipulable.

Juicios similares, tanto más amargos cuanto que implican una dura autocrítica de sus antiguas tesis, expresa Tronti con respecto a la deriva post-obrerista. Se podría decir, argumenta, que el “pecado original” del obrerismo es su concepción inmanente del proceso revolucionario, es decir, la idea de que el principio de superación está inscrito en la propia dinámica del modo de producción capitalista. Se trata de un principio de in-

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manencia que se invierte perversamente en un principio de frenado que atribuye al capitalismo inmaterial el cumplimiencaptura, sintetizado en la consigna de que hay que estar dentro to de la profecía de los Grundrisse: el fin de la ley del valor y la contra la relación de capital, después de lo cual, como no hay transición inmediata al comunismo, posible gracias a que los fuera, no hay posibilidad de escapar. De ahí la ilusión de poder trabajadores del conocimiento son capaces de tomar el control vencer al capital en su propio terreno, que es el de la acelerade un proceso laboral ya plenamente socializado gracias a su ción e intensificación del desarrollo (social, político y cultural, cooperación espontánea. Un discurso que ignora que los además del económico). Ilusión, argumenta Tronti, porque medios de producción y los productos inmateriales son capa“nadie puede ser más moderno que el capital”, nadie puede ces de confiscar más que ningún otro la actividad laboral huganarle en un juego cuyas jugadas y reglas controla. La crítica mana y de hegemonizar las conciencias de trabajadores y conde Tronti se hunde en el núcleo duro de la teoría obrerista (y sumidores9. Frente al imperativo de ser hipermoderno, celebrando cada aceleración de la evolución tecnológica como un toca aquí los acentos autocríticos más explícitos), a saber, en la salto hacia el comunismo, se alza la desconfianza trontiana idea de que la subjetividad obrera representa, al mismo tiemante la naturaleza demoníaca de la tecnología, así como la invipo, el único motor verdadero del desarrollo capitalista y el tación a reconocer el lado conservador de las revoluciones del principio inmanente de su derrocamiento. “Es posible que hasiglo XX, su resistencia a la innovación como arma para la coloyamos sobrecargado a los trabajadores con un proyecto excesinización de lo social por el capital. vo”, admite8, y nuestra ilusión se desvaneció en el momento en que quedó claro que “la ruda raza pagana” no lograría derrocar al capital. Tampoco podría haberlo hecho, porque los obreros Un revolucionario conservador representan una parte, pero una parte interna del capital (se La visión que Tronti tiene de la revolución guarda notables podría decir que el descubrimiento trontiano de la autonomía analogías (afirmadas en varias ocasiones) con la de Benjaminx. de lo político fue el descubrimiento de que Lenin tenía razón: Como el gran hereje de la Escuela de Frankfurt, Tronti ve las la conciencia espontánea de los obreros no supera la concienrevoluciones del siglo XX como otros tantos intentos de opocia sindicalista, y sólo puede volverse revolucionaria a través de nerse a la invasión de la sociedad por los bárbaros instintos la organización política). animales del capitalismo. El pecado original de gran parte de la Al pesimismo trágico de Mario Tronti se opone el optimismo cultura marxista consistió en describir la revolución socialista eufórico de Antonio Negri, el otro gran anciano del obrerismo como la culminación de la revolución burguesa, como una italiano. Incapaz de tomar nota del carácter contingente del ciaceleración hacia la modernidad. Este punto de vista estaba clo de luchas del obrero-masa, y aún menos dispuesto a renunprofundamente arraigado en la II Internacional y en la socialciar al dogma de que es siempre la fuerza de trabajo la democracia alemana que constituía su columna verteque determina el desarrollo del capital, Negri bral teórica y organizativa, un punto de vista que pretende proyectar el carácter espontáneapuede resumirse en la creencia de que el progreLa conciencia mente antagónico del obrero-masa sobre espontánea de los obreros so tecnológico, el desarrollo de las fuerzas prouna sucesión de figuras sin verdadera conductivas, traería automáticamente la transino supera la conciencia sistencia: del trabajador social a la multitud. ción a una forma social más avanzada que el sindicalista Tronti tacha la metáfora del “trabajador socapitalismo. Criticando esta ilusión, Benjamin, citado por Tronti, dijo que “no hay nada que haya cial” de intento de “fabricar” lo social, de extencorrompido tanto a los trabajadores alemanes como la der la cualidad del antagonismo fabril a lo social gepersuasión de nadar con la corriente”. El propio Tronti añade neralizado, sobrecargado de conciencia anticapitalista para que, a partir de un momento histórico dado, el imperativo de compensar el declive del poder del trabajador tradicional. En ser moderno (que para los postobreristas se convierte en el cuanto a la multitud, más que representar una nueva forma de imperativo de ser absolutamente moderno) coincide en realisubjetividad de clase, refleja el proceso de atomización social dad con el ser para el desarrollo de la sociedad capitalista. A generado por la reestructuración capitalista. Negri y otros esta concepción continuista del progreso humano, según la intentan negar la evidencia proponiendo una lectura “biopolícual la innovación capitalista está necesariamente destinada a tica” del antagonismo entre el capitalismo inmaterial y los traconvertirse en innovación socialista, se opone el punto de vista bajadores del conocimiento: puesto que ahora el capital pone discontinuista de la Revolución de Octubre dirigida por Lenin, la vida misma a trabajar, el conflicto ya no es entre el capital y la idea de una voluntad revolucionaria que interrumpe bruscael trabajo, sino entre el capital y la humanidad en su conjunto. mente el flujo “normal” de los acontecimientos históricos, una Pero esta visión descansa en un optimismo tecnológico desen-

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interrupción brusca que impone por la fuerza las razones de la cuenta cómo Miglio –para gran escándalo de Bobbio– había reproducción social frente a las del progreso económico y que dicho que consideraba la venganza como la categoría política hace que, según Tronti, la revolución del 17 se parezca más a más importante, y que él, a diferencia de Bobbio, se había recolas revoluciones conservadoras que a las revoluciones burguenocido en esa afirmación, asociándola con la frase de Bensas. Esta autorrepresentación de su propio pensamiento como jamin de que no se lucha por las generaciones venideras, sino “revolucionario conservador” se basa, además, en un pesimispara vengar el sufrimiento y el abuso de los antepasados esclamo antropológico radical: a diferencia de Rousseau y de sus vizados. Esta postura también se aplica al tema de la guerra, emuladores izquierdistas contemporáneos, Tronti no cree en respecto al cual Tronti declara que nunca ha compartido la utouna humanidad que nace “buena” pero que luego es pía de un mundo pacificado: es mejor reconocer que corrompida por la sociedad (por lo que bastaría la dimensión bélica forma parte de la naturaleza Tras el 68 vivimos reformar esta última para eliminar el mal del humana y que, en lugar de exorcizarla, hay que en la época mundo), sino que está convencido de que el “civilizarla” (un tema exquisitamente schmitde las revoluciones mal está enraizado en la naturaleza misma del tiano). Una función que llegó a su fin tras la imaginarias hombre, lo que hace aún más fundamental la caída del Muro y el fin de la Guerra Fría, aconmisión civilizadora de lo político. tecimientos que inauguraron la era de las “gueDesgraciadamente, como hemos visto, para rras humanitarias” en las que el enemigo quedaba Tronti la apelación a la centralidad de lo político sólo reducido a criminal, legitimando cualquier medio para puede sonar nostálgica tras la catástrofe antipolítica de finales aniquilarlo. De ahí la advertencia a una clase política que, del siglo XX. Lo que fracasó fue el espíritu revolucionario de habiendo perdido su capacidad de interpretar la geopolítica, una clase que no se basaba en su capacidad para encarnar el no sabe reconocer, y mucho menos gobernar, las transformainterés general de un pueblo, una nación o la humanidad en su ciones de un mundo que amenaza con desencadenar conflicconjunto, sino, por el contrario, en la naturaleza constitutivatos destructivos ya no entre naciones, sino entre continentes mente partidista de sus intereses. ¿Qué ocurre con este punto enteros. Llegados a este punto, se plantea una cuestión acude vista irreductiblemente partidista en un mundo en el que el ciante sobre las razones de lo que he descrito anteriormente sujeto obrero parece haberse disuelto en la masa individualicomo la paradójica lealtad del militante Tronti al PCI, incluso zada? La respuesta de Tronti suena decididamente desorientaen presencia de la degeneración neoliberal de ese partido y de dora, si no francamente enigmática, cuando escribe que “el sus herederos. punto de vista obrero ya no existe, el punto de vista permanece” o, en palabras aún más radicales, que “el odio de clase ya no ¿Por qué este “viejo bolchevique” se quedó con los abortos existe, el odio permanece”. Con estas dos afirmaciones, Tronti políticos paridos por el PCI? parece decirnos que, si bien el partido ya no tiene un sujeto, ni Seré franco: esta pregunta sigue para mí hasta hoy sin una un proyecto, que lo represente, sigue existiendo la posibilidad respuesta aceptable, por lo que me limitaré a enumerar aquí las y la voluntad de oponerse al todo, al orden general, a la “forma motivaciones que el propio Tronti me dio en el largo diálogo de vida” dominante tal como se expresa en la política, la ecoque mantuvimos hace algunos años11, motivaciones que considero cuando menos inconsistentes, tras lo cual intentaré fornomía, la cultura y la acción cotidiana. mular una hipótesis sobre el verdadero error de perspectiva que En otras palabras, para sobrevivir, la política debe pasar de subyace a una elección aparentemente inexplicable. Las razoimpugnar las relaciones de producción a impugnar toda una nes aducidas en la ocasión que acabamos de mencionar puecivilización, el espíritu de enemistad ya no debe dirigirse sólo den resumirse en cuatro puntos que giran en torno al concepto contra el capital, sino contra toda la civilización occidental. Así, que Tronti resume como la necesidad de “ser bolchevique”. tras bromear sobre la retórica de los principios y valores occiUno. Ser bolchevique, argumenta, significa estar en la mayodentales que acompaña las reacciones a los ataques de los funría, elegir operar allí donde se concentra la fuerza necesaria padamentalistas islámicos, Tronti afirma que esos valores y prinra cambiar las cosas. Por esta razón, argumenta, fundó la reviscipios no son los suyos, y aunque no considera correcto atacarta Classe Operaia, distanciándose de la experiencia minoritaria los, ello no le induce a defenderlos en nombre de la defensa de de Quaderni Rossi, y cuando Classe Operaia también se conun estado de cosas que considera infame. En resumen: el divirtió en una secta, decidió reincorporarse al PCI, porque estafunto Tronti no se ha convertido en un pensador pacifista, hasba convencido de “que siempre es necesario estar en el grueso ta el punto de que, recordando sus conversaciones con Miglio de la fuerza aunque no corresponda a mi idea”. y Bobbio en los días en que los tres estaban en el Parlamento,

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Dos. Ser bolchevique, añade, es comprender la necesidad de proyecto de reconstrucción de un punto de vista revolucionala profesionalidad en la política. No la política como profesión, rio puede prescindir de su contribución teórica sobre cuestiosino la política como beruf, el término weberiano que engloba nes como la autonomía de lo político, los efectos desastrosos los significados de profesión y vocación. Tronti considera necedel enamoramiento del marxismo occidental por el progreso saria la profesión política porque no cree en el optimismo tecnológico y el desarrollo económico; la crítica del giro individemocrático que atribuye la capacidad de decidir a todos los dualista de las culturas de los movimientos (y su consecuente ciudadanos, por lo que rechaza la retórica sobre la democracia captura por el campo liberal); la reivindicación de la tradición participativa. del siglo XX de la lógica amigo/enemigo y del punto de vista Tres. Ser bolchevique significa también desconfiar del expartidista asociado a la lucha de clases. Sobre este último tremismo: “La política camina sobre dos patas, el conflicto y la punto, quisiera citar tres frases extraídas de otros tantos escrimediación, si camina sólo sobre la primera tenemos tos recientes: “el cemento de la amistad política es una extremismo, si camina sólo sobre la segunda enemistad social muy concreta y conscientementenemos oportunismo” (evidentemente no te determinada, no un estar con sino un estar Ahora la política pudo/quiso tomar nota de que la política de contra”; “la tarea del partido hoy es simplificar debe impugnar toda las formaciones en las que militó durante dépolíticamente la complejidad social. Volver a una civilización cadas caminaba sólo sobre la segunda pata). dividir el uno en dos más allá de toda aparienCuatro. Por último, ser bolchevique significa cia sistémica”; “que hay que reconstruir una parte ser realista: “El realismo”, dice, “se mide por la duraes incuestionable, de lo contrario no hay partido ni ción de las consecuencias que atribuyes a tu acción”, así que, si política, pero qué parte, estructurada cómo, referida a qué, quieres que estas consecuencias duren, a veces tienes que bajo qué forma organizada”. Responder a las cuatro últimas renunciar a ciertos principios y valores, porque es más probapreguntas es la tarea de cualquier fuerza política dispuesta a ble que tengas éxito si tu proyecto dura, mientras que si insisrelanzar una perspectiva anticapitalistan tes en ponerlos en práctica aquí, ahora y a cualquier precio, es casi seguro que fracasarás.

Mi hipótesis es que la verdadera razón del desatino de Tronti Notas reside en la cuarta motivación. Tronti nos dice que ha optado por situarse allí donde se concentra la fuerza del cambio, sacrificando valores y principios a las limitaciones dictadas por la contingencia histórica con vistas a su posible recuperación y realización futuras. Pero, ¿a qué limitaciones “objetivas” se refiere? Me parece claro que aquí entra en escena, desafiando muchas de las intuiciones críticas formuladas por el propio Tronti, una visión que ha permanecido consistentemente mayoritaria en el marxismo occidental, a saber, aquella según la cual ninguna voluntad revolucionaria puede ser justificada por las ‘leyes’ económicas del desarrollo capitalista, así como los escenarios geopolíticos ‘sobredeterminados’ por estas leyes.

Así, el ‘realismo’ trontiano cae en una visión de la historia como un proceso lineal, unidireccional, animado por una necesidad inmanente, ‘natural’, en flagrante contradicción con sus reflexiones sobre lo político como ruptura en el flujo ‘normal’ de los acontecimientos históricos.

Si he podido aprender algo de Tronti es, pues, sólo gracias a las lecciones de otros maestros que, como Gyorgy Lukacsxii, me habían vacunado contra las trampas del determinismo y del mecanicismo. Por eso, a pesar de esta debilidad, aunque grave, del “realista” Tronti –que sus amigos de la izquierda radical nunca le han perdonado–, sigo convencido de que ningún

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1. M. Tronti, Operai e capitale, 1966.

2. F. Milanesi, Nel Novecento. Storia, teoria, politica nel pensiero di Mario Tronti, 2014.

3. En este escrito me referiré principalmente a las siguientes obras de Tronti: Noi operaisti, 2009; Dall’estremo possibile (2011); Dello spirito libero, 2015.

4. Ver, especialmente, M. Revelli, Oltre il Novecento. La politica, le ideologie e le insidie del lavoro, 2001.

5. Cfr. J-F. Lyotard, La condizione postmoderna. Rapporto sul sapere, 1981.

6. F. Fukuyama, La fine della storia e l’ultimo uomo, 2003.

7. L. Boltanski, E. Chiapello, Il nuovo spirito del capitalismo, 2014.

8. Cfr. M. Tronti (editado por C. Formenti), Abecedario (con dos DVD), 2016.

9. Sobre la capacidad del neocapitalismo digital para moldear la identidad y la cultura de trabajadores y consumidores cfr. P. Dardot, C. Laval, La nuova ragione del mondo. Critica della razionalità neoliberista, 2013. Véase también mi Felici e sfruttati, 2011.

10.Para una reconstrucción del pensamiento “antimoderno” de Benjamin, véase A. Visalli, Classe e partito, 2023.

11. Véase Abecedario, op. cit.

12. Cfr. mi prólogo a G. Lukacs, Ontologia dell’essere sociale (4 voll.), 2023.véase también C. Formenti, Ombre rosse. Saggi sull’ultimo Lukacs e altre eresie, 2022.

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La ausencia y el silencio: El Espí ritu de la Colmena de Víctor Erice

e n i C

El espairitu de la colmena (1973)

– Sinopsis – En un pequeño pueblo de la Castilla de la inmediata posguerra un matrimonio sobrevive con sus hijas. Mientras el padre observa incansablemente una colmena donde se oculta “el reposo mismo de la muerte”, la madre escribe cartas destinadas a no se sabe quién. La llegada de un cine ambulante y la proyección de Frankenstein de James Whale, revelará a la pequeña Ana la existencia de un universo y unos valores que se sitúan al margen de las convenciones asumidas en su estrecha cotidianidad. (Antología crítica del cine español, Santos Zunzunegui).

– Ficha Técnica – Dirección: Víctor Erice; Producción: Elías Querejeta PC; Guion: Ángel Fernández Santos y Víctor Erice; Fotografía: Luis Cuadrado; Montaje: Pablo del Amo; Sonido: Luis Rodríguez y Eduardo Fernández; Música: Luis de Pablo.

– Reparto– Fernando Fernán Gómez (Fernando); Teresa Gimpera (Teresa); Ana Torrent (Ana); Isabel Tellería (Isabel); Laly Soldevila (doña Lucía); Miguel Picazo (médico); José Villasante (Frankenstein); Juan Margallo (fugitivo).

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por Javier Enríquez Román

1940, España, Hoyuelos, un pueblo de la estepa castellana.

Hace poco que terminó la Guerra Civil y Franco está en el poder. Aunque ya no hay disparos y el conflicto armado parece haber finalizado, la ausencia de algunos y el silencio de otros llena (de una manera casi irrespirable) el ambiente. Hoyuelos es el pueblo donde crecen las dos protagonistas de la película, dos hermanas, Ana e Isabel, con su familia. Su introducción en la película coincide con la entrada del camión que trae al pueblo una copia de la película Frankenstein (1931) dirigida por James Whale. Pero esta entrada del camión nos introduce en otro nivel escénico, pues el cartel del pueblo “Hoyuelos” está enclavado en un muro con el símbolo franquista del yugo y las flechas. Hoyuelos representa a todo el país, parece decirnos Erice. En un viejo salón del ayuntamiento se improvisa una sala de proyección, donde los espectadores traen sus propias sillas y hasta un brasero. Allí conocemos a las dos hermanas, Ana e Isabel, sobre todos los ojos de Ana, en una secuencia hermosísima, que el propio Erice confesó la “más preciosa que había rodado nunca”, que nos habla del “descubrimiento” del cine, como herramienta para comprender (o, al menos, tolerar) la vida, pero también como instrumento para la creación del mito, donde lo simbólico se presenta como más poderoso que lo real.

Las niñas se preguntan por el sentido de la vida mientras ven la película. Pero mientras que Isabel, la mayor, responde a las preguntas de su hermana pequeña, sobre la muerte de Frankenstein, con un “No le matan. Además, en el cine todo es mentira”, Ana, por su parte, se muestra inagotable en su curiosidad, reflejada en los hermosos ojos de una jovencísima Ana Torrent. Porque El espíritu de la Colmena es, también, una historia de iniciación, de aprendizaje, de madurez. “Isabel, ¿Por qué la mataron?” pregunta Ana al descubrir que Frankenstein ha dado muerte a la niña con la que antes arrojaba flores a un lago. Es lo incomprensible y contundente de la muerte, enfrentado a su espíritu infantil, incapaz de imaginar que alguien pueda acabar con la vida de otro.

Ana y su hermana fantasean con la posibilidad de la existencia real del monstruo, que les ofrece en su imaginación una

mayor comunicación afectiva de la que mantienen con sus padres. A partir de aquí la pequeña buscará, mediante la imaginación, comunicarse con el supuesto monstruo, que terminará encarnando un soldado prófugo (del que sabemos muy poco) que Ana dará de comer y mantendrá escondido. El final trágico del fugitivo (fusilado en la noche, en la larga noche de la postguerra) provoca la huida de la niña, que huye de la realidad que representa su familia (y la España de entonces) y que le ha arrebatado su “monstruo particular”.

El mundo de los adultos Si en el mundo de la infancia lo omnipresente es el mito y su poder de cambiar la fisonomía de lo real, gracias a la desbordante imaginación de las niñas, el mundo de los adultos está caracterizado por el desencanto. La sensación de ruptura emocional que rodea a todos los personajes adultos de la película no deja de ser una metáfora de la España de los años 40, donde el impacto de la guerra los ha destrozado psicológicamente.

Están heridos, solos e incapaces de comunicarse entre sí. La familia al completo, padre, madre y las dos niñas, parecen desconocidos viviendo bajo el mismo techo. No se hablan, no se tocan, apenas se miran. Cada uno habita un mundo personal excluyente al que no permiten entrar a nadie.

“Aunque ya nada puede hacer volver las horas felices que pasamos juntos, pido a Dios que me conceda la alegría de volver a encontrarte. Se lo he pedido siempre desde que nos separamos en medio de la guerra y se lo sigo pidiendo ahora en este rincón donde Fernando, las niñas y yo tratamos de sobrevivir.

Salvo las paredes, apenas queda nada de la casa que tu conociste. A menudo me pregunto a donde habrá ido a parar todo lo que en ella guardábamos…” escribe la madre (Teresa) a un ser amado del que no sabemos demasiado, pero que parece la guerra se llevó sin esperanzas de volver a verlo. Ausente para el resto de la familia, vive con cierta comodidad instalada en la mentira y la hipocresía. Y el silencio. El padre (Fernando) se refugia en la apicultura y el campo. Su casa (cuyos ventanales imitan el entramado hexagonal de una colmena) lo aísla aún más, tanto del mundo como de su propia mujer e hijas. Como tantos hombres en ese momento histórico de España, se encuentra obligado a callar, a circunscribirse a las fronteras estrechas de una colmena social donde no hay tiempo para pensar en injusticias ni en la falta de libertad, como observa acertadamente el crítico cinematográfico (y admirador de Erice) Juan Carlos González.

Los padres rara vez aparecen juntos en toda la película. No hay una sola línea de diálogo entre ellos. La única escena

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La ausencia y el silencio: El Espí ritu de la Colmena de Víctor Erice

Lo simbólico se presenta como más donde toda la familia está España. “A veces pienso que poderoso que lo real junta, la cámara toma plapara quienes en su infancia nos individuales de cada han vivido a fondo ese vacío uno, no hay nunca un plano general que los agrupe. que, en tantos aspectos básicos, heredamos los que naciAusentes y aislados unos de otros, como familia, como mos inmediatamente después de una guerra civil como la comunidad, como país. nuestra, los mayores eran con frecuencia eso: un vacío, Erice contrapone este mundo frío, estéril, brutal, con la una ausencia. Estaban, pero no estaban. Y, ¿por qué no ternura y el anhelo de los rostros, y las miradas, de las dos hermanas. El espíritu de la colmena es una película de silencios, donde los diálogos son breves, reducidos, casi limitados a las dos niñas. En el mundo adulto sí encontramos algunas reflexiones en off, lo que sugiere, aún más, la profunda autoexclusión de los mismos.

Aunque Erice emplea el silencio para trasmitir angustia o quietud, su uso también es una alegoría de la España de entonces, de su deriva y su desmemoria, en una hermosa reflexión sobre las trampas y grietas de la identidad, además del sacrificio de la libertad individual frente a la inercia colectiva. La soledad y el silencio, pues, como último refugio, pero también como otra forma de prisión.

La (imposible) reconciliación a través del cine Tras la huida de Ana la encuentran tumbada, en mitad del campo, sin habla. El médico asegura que está bien, pero debe descansar por la experiencia vivida. Y es en estas últimas secuencias de la película cuando Erice, aunque sea tímidamente, deja entrever una cierta reconciliación con la vida en una hermosa escena: El padre, Fernando, se queda dormido sobre su escritorio, murmurando lo que escribe sobre la vida de las abejas. Su mujer, Teresa, lo descubre así. Con ternura le quita las gafas, lo abriga y apaga la luz.

Ana, convaleciente en su cuarto, se despierta en mitad de la noche. Observa las luces y sombras de la Luna, reflejándose en la pared y (quizá alcanzando, en ese mismo instante, un relativo triunfo sobre la muerte, sobre la desmemoria, sobre la falta de imaginación y de libertad) pone en práctica lo que su hermana Isabel le enseñó, invocando a la magia, a la fantasía, a la esperanza. Ahora sí es capaz de decir: “Si eres amiga del espíritu, puedes llamarlo cuando quieras. Cierras los ojos y le llamas: Soy Ana… soy Ana…”.

Ana, igual que Víctor Erice, es hija del cine. La cinefilia como experiencia fundacional que se vive en un momento determinado de la infancia y llena la mente de los niños de referencias de un universo posible fuera de la realidad.

Algo fundamental en esos momentos de postguerra en

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Víctor Erice acaba de estrenar su última película

estaban? Pues porque habían muerto, se habían marchado o bien eran unos seres ensimismados, desprovistos radicalmente de sus más elementales modos de expresión.

Muchos de nosotros encontramos en el cine no sólo una vía de escape de una realidad en muchas ocasiones brutal, sino una forma de nutrirnos de sueños, de esperanzas, de anhelos, de sentir que había una realidad, aunque fuera soñada, mejor que nuestras vidas o las vidas de la gente que nos rodeaba”, explicó Erice en una reciente entrevista.

La infancia, y el cine, como territorios solitarios donde se materializan los descubrimientos y experiencias auténticamente reveladoras.

A modo de (imposible) resumen, El espíritu de la colmena es una hermosísima crónica sobre la pérdida y la derrota, sobre el posicionamiento vital de toda una comunidad, de un país, ante el horror (la guerra civil entre hermanos) y en cómo la imaginación (el cine) entre los más jóvenes, los niños, puede ser un último instrumento de liberación y esperanza. Una suerte de cartografía salvadora y benéfica.

Cinematografía (silencio y miel) El espíritu de la colmena es un ejercicio de estilo que fascina por el preciosismo de sus imágenes. Aparte del peso del silencio, lo más llamativo de El espíritu de la col-

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Las hermanas fantasean con la posibilidad de la existencia mena son sus encuadres y sus española. Con sólo cuatro largocasi imperceptibles movimienmetrajes en más de cincuenta real del monstruo tos de cámara. El máximo resaños de profesión (estrenó en el ponsable, junto a Erice, de esta último Festival de Cannes Cerrar deslumbrante cinematografía es el operador Luis Cuadrado, los ojos, su última y esperadísima película), es un realizador que compone secuencias en tonos miel (los interiores) que exhaustivo hasta la exasperación que, en no pocas ocasiones, parecen sacados directamente de cuadros del pintor holanha sido comparado con el norteamericano Terrence Malick, dés Johannes Vermeer. Pero mientras que la calidez de la luz tanto por su escasa filmografía como por el profundo aliento solar baña todas las estancias interiores (en especial la casa, poético que imprime en todos sus trabajos, muy alejados del con sus ventanales hexagonales, dorados y en color miel), los actual cine comercial. De hecho, ambos realizadores debutaexteriores son fríos, azules, casi sin luz solar. Un desierto heron el mismo año 1973, el texano con Malas tierras y Erice lado sin vida. con El espíritu de la colmena. Ambas películas acaban de Victor Erice (Vizcaya, 1940) es uno de los directores más cumplir 50 años. elogiados, queridos e insólitos dentro de la cinematografía En 1983 estrenó, tras una agria polémica con el productor Elías Querejeta, El Sur. Presentada en el Festival de Cannes y considerada inmediatamente como una obra maestra, Erice siempre la ha considerado como un “trabajo inconcluso”, ya que sólo se filmó una parte del guion original debido a la retirada de financiación por parte de RTVE. Pese a las promesas de nueva financiación por parte de Querejeta, nunca cumplidas, el proyecto se consideró “cerrado”.

Habrá que esperar otra década para el estreno de El sol del membrillo (1992), retrato documental del pintor realista Antonio López, Premio Especial del Jurado en Cannes y considerado, de manera casi unánime, como otra obra maestra del cineasta vasco.

Tras varios años dedicado a la enseñanza cinematográfica, a realizar algunos cortometraLas hermanas Ana e Isabel jes para museos y exposiciones, y protagonizar sonados desencuentros con productores (estuvo a punto de filmar una adaptación de la novela El Embrujo de Shanghai de Juan Marsé, pero los productores interrumpieron el proyecto en el último momento por lo ambicioso del mismo), Erice anunció que volvía a rodar un nuevo, y posiblemente último, largometraje: Cerrar los ojos.

Estrenado recientemente en el Festival de Cannes con halagos de crítica y público, puede ser, querido lector, que cuando estas líneas sean publicadas ya esté en las carteleras de España, y usted y yo ya hayamos vivido una de las experiencias cinematográficas, espero, más hermosas y transformadoras de los últimos Fernando (padre) con Ana e Isabel años n

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Estatua de bronce de la guerrera amazona en Cotonou en Bénin

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Las guerreras “amazonas”: emblema nacional en Benín por Juan Ignacio Incardona

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os procesos de afirmación nacional buscan legitimarse con la historia. Pero la revalorización del pasado no está exenta de contradicciones. Se observa en Benín, donde la memoria histórica es conflictiva y tiene la trata de esclavos como telón de fondo.

La película La mujer Rey –protagonizada por Viola Davis y estrenada en 2022– llevó a la gran pantalla (parte de) la historia de las guerreras “agojíes”, más conocidas en occidente como las “amazonas”, hoy devenidas en emblema y símbolo de las mujeres de Benín con una enorme estatua erigida en la capital del país.

El largometraje se sitúa en los inicios del siglo XIX en el reino de Dahomey, que llegó a ser el más poderoso de la región donde hoy se encuentra Benín, en el África Occidental. Esta película, dirigida por Gina Prince-Bythewood, cuenta la historia de una adolescente que es enrolada a la fuerza por su familia entre las combatientes agojíes. La niña se negaba a casarse con alguien elegido por su padre (algo aún habitual en algunas regiones de Benín), por lo que decidieron llevarla al palacio del rey Gezo y entregarla a sus temidas guardias personales. Las encargadas de la defensa del Rey, las únicas que podían ingresar a sus dominios privados, eran las agojíes, reconocidas en toda la región por su fiereza y su valentía. Eran un ejército formado exclusivamente por mujeres. Entrenaban con regímenes extenuantes y estaban preparadas para enfrentar a cualquier rival. La película no habla de los orígenes de estas guerreras, sólo muestran su rol durante el reinado de Gezo, cuando estas mujeres ya eran consideradas las “esposas” del monarca. En esos años de prosperidad económica se libraron duros comba-

tes contra el vecino imperio Oyo (que ocupaba la región del oeste de la actual Nigeria), bajo el cual Dahomey estuvo subyugado más de un siglo, obligado a pagar cuantiosos tributos año tras año.

La épica romántica hollywoodense envuelve el relato y el guión. Podemos decir que está un poco fuera de contexto el discurso final del rey apelando a la cultura local y a la fuerza de la identidad propia para revertir los cuatro siglos de comercio negrero y el sometimiento a los reinos vecinos. Puede que sean las licencias creativas de toda ficción, pero éstas resultan un tanto problemáticas cuando la pretensión es mostrar ciertos acontecimientos como sucesos históricos reales.

Como primer elemento polémico, la película presenta a las agojíes como las que pusieron fin al comercio de esclavos en la región. Se muestra a estas guerreras castas como las iniciadoras del “comercio legítimo” de aceite de palma, como las que mostraron el camino al rey para transformar el sistema socioeconómico y así dejar de cazar personas en los pueblos vecinos. Es un mensaje triunfalista que apela a la resiliencia de estos pueblos que sufrieron como ningún otro la trata transatlántica de esclavos, pero anula la discusión de los legados que aún perduran de ese comercio infame de seres humanos, como la estigmatización de los descendientes de esclavos y el racismo que sufren los negros en gran parte del mundo. Y no

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Amazona dibujada por Frederick Edwyn Forbes en 1851

sólo eso, hay elementos historiográficos suficientes para aseverar que las agojíes tenían un rol central en la captura de los esclavos que Dahomey intercambiaba por armas y otros objetos preciados para su expansión y bienestar. En un principio comerciaban estos cautivos de guerras con los reinos del sur (como el reino de Hueda), y luego directamente con los europeos cuando conquistaron las zonas costeras en el año 1727 y se hicieron con los principales puertos esclavistas como Ouidah. En estas capturas las agojíes no ahorraban sangre. Las cabezas de los jefes tribales enemigos eran sus trofeos. Lo que prometían al rey lo cumplían, costase las vidas que costase. Los relatos que se escuchan en la actual ciudad de Abomey (antigua capital del reino) son escalofriantes.

Más allá de la romantizada representación de las agojíes en la ficción, en la ciudad de Cotonú, entre el palacio presidencial

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y el Congreso Nacional, el presidente de Benín Patrice Talon, ordenó erigir una gigantesca estatua de bronce para representar a estas guerreras amazonas, que fueron algo atípico en la histórica, algo único de este reino, una tropa súper profesional de soldados mujeres que peleaban palmo a palmo con los varones. En la placa al pie del monumento –inaugurado en 2022– puede leerse un mensaje del presidente, bastante sugestivo de los propósitos del país al erigir esta estatua: “Símbolo de nuestro amor y nuestro compromiso por la patria, nuestras amazonas supieron, tanto como los hombres, defender la patria con valentía. Como nuestras amazonas, la mujer beninesa es nuestro orgullo”. Es un ejemplo bastante elocuente de la épica nacionalista (re)construyendo la historia según sus necesidades actuales, las de la República de Benín. Es el presente imaginando el pasado. Es el presente creando tradiciones. Es el uso de la Historia (entendido de forma analítica, sin connotaciones negativas). Puede entenderse también como la pretensión del país de sumarse a un fenómeno transnacional occidental –es interesante que Talon hable de “amazonas”, la denominación colonial de estas guerreras, y no de “agojíes”, la denominación local–, buscando en el pasado algo que cumpla ciertos requisitos tácitos, sin romper con las aún vigentes tradiciones patriarcales del país.

El historiador beninés Gavin Djimassié, convocado por Talon para ser uno de los encargados de conducir el proceso de elaboración de esta obra, llevó al escultor chino Li Xiangqun hasta Abomey para que viese los atuendos que vestían esas guerreras y así poder representarlas de forma fiel en ese imponente monumento de 30 metros de altura. “Estoy muy contento con esta decisión del presidente”. Djimassié considera que las amazonas “son un símbolo de las mujeres de todo el país” y representan la fortaleza de las beninesas, “su coraje y su fidelidad”.

Los debates historiográficos sobre los orígenes de estas guerreras aún no están cerrados. Si bien hay registros de mujeres a cargo de la protección del Rey ya en el siglo XVIII, entre los historiadores (como Robin Law y Stanley Alpern) hay cierto consenso en que fue el Rey Gezo (1818-1858) quien las profesionalizó e hizo de ellas un grupo de élite para ir a la guerra, un rol de suma importancia en Dahomey. La expansión territorial era el primer mandamiento que tenía que cumplir todo rey que asumía el trono; era la primera de las leyes decretadas por Huegbadja, al que se considera como el fundador del reino en 1645. Es curiosa también la transmutación de denominaciones de las agojíes a lo largo de la historia, algo que habla del cambiante rol asignado a estas mujeres con el paso del tiempo. De esclavas (en un principio las reclutas eran mujeres capturadas en las guerras de conquista y luego la leva pasó a ser volunta-

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Litografía del siglo XIX donde se representan las amazonas de Dahomey

ria) pasaron a ser “Ahosi” que en la lengua local –el Fon– signitoda invención de la tradición –parafraseando a historiadores fica “esposas del rey”, pero también se las conoció como las como Anderson y Hobsbawm–, siempre hay cuestiones con“Mino”, algo así como ‘nuestras madres’. tradictorias.

Más allá de las discordancias históricas y el recorte algo disEl historiador y profesor de la Universidad Abomey-Calavi, torsionado del film, es interesante como el gobierno de Benín Didier Houénoudé, cree que las agojíes serán figuras problerecupera la historia de esas guerreras, que también máticas en esta construcción de la “nación”, algo por lucharon –sin éxito– contra la conquista francesa, lo demás complejo para los jóvenes países africanos Las algo de sumo valor para la construcción de los relacuyas fronteras fueron diseñadas por los imperios agojíes tos y las mentalidades decoloniales en el sur del europeos, que aglutinaron bajo un mismo “país” a mundo. Además de la imponente estatua, está proreinos, etnias y jefaturas diferentes que contaban eran un yectado para el 2024 un gran museo sobre las amacon su propia historia, su cultura y su forma de orgaejército zonas en la ciudad de Abomey, en el complejo de nización política. “Es importante tener un símbolo formado palacios del reino de Dahomey que fue declarado para las mujeres de África, no sólo de Benín, pero la patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1985. exclusivamente pregunta es: ¿El monumento de la amazona es El museo tendrá un sugerente nombre: “La epopeya representativo de todas las mujeres de nuestro por mujeres de las Amazonas y de los Reyes de Dahomey”. Más país?” –se pregunta Houénoudé y agrega– “Durante allá de las cuestiones marketineras que hay detrás de las guerras, las amazonas fueron soldados muy toda esta promoción del país para el turismo internacional, es importantes para los reyes de Dahomey, y mataron mucha interesante la búsqueda de la creación de una identidad naciogente y participaron en la esclavitud… no estoy seguro que las nal por parte del gobierno beninés a través de la épica y la amazonas representen a todas las mujeres en Benín. Se puede supuesta gloria de este reino y sus guerreras. Pero como en encontrar en la historia otras mujeres que fueron muy impor-

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estas guerreras en su aldea en Nigeria.

“Para mí siguen siendo heroínas. Lucharon mucho por la defensa de las tierras de Dahomey, contra aquellos que querían sacárnoslas, por eso siguen siendo buenas para mí. Ellas trabajaban para el Rey. No iban a ningún sitio por su cuenta…”.

Recapitulando, las agojíes fueron mujeres que ocuparon espacios reservados para hombres. Pero no dejaron de ser mujeres que servían a un hombre. Y yendo a lo profundo, hay registros que indican que eran mujeres que querían ser hombres.

Eran mujeres valientes por supuesto.

También fueron mujeres que capturaron esclavos. ¿Mujeres empoderadas? ¿Mujeres que representan la labor incansable Restos de un campo de entrenamiento de las guerreras agojíes de las mujeres de la Benín de hoy día? A modo de interrogación, para abrir una discutantes para la independencia del país, pero con las amazonas sión, puede entenderse la revalorización actual de ciertos roles parece como si estuviésemos promoviendo sólo a Abomey, y de las agojíes –su fidelidad en el servicio a los hombres, su no al resto del país.” laboriosidad y su valor– porque no rompe con las tradiciones Reconocidas por su fiereza, por su valor, por su sagacidad, patriarcales locales, y a su vez entronca con el fenómeno transpor su rudeza, si bien tienen muchos atributos para convertirnacional –occidental– de recuperación del rol de las mujeres se en símbolo de la lucha femenina, también hay eleen la historia. mentos de estas figuras históricas que pueden leerse ¿Es una forma local de feminismo? ¿Es feminismo?

Las en sentido contrario. El ingreso de las mujeres en un No es un dato menor que sea un varón –el presidenespacio reservado para hombres se puede ver como te Talón– el que está impulsando todos estos lugares agojíes un desafío a su dominio. La periodista francesa de memoria y que la mayoría de los historiadores en ocuparon Marie-Madeleine ya en 1930 hablaba de un incipienel país sean hombres, por lo que la recuperación del espacios te movimiento feminista entre las mujeres de rol de las mujeres está impregnada de perspectivas reservados Dahomey expresado por las amazonas. Pero, como masculinizadas. De hecho, ¿no se las está exaltando reflexiona el historiador Robin Law, en la apropiay revalorizando por haber asumido un rol masculipara ción de los roles masculinos, parecían negar más que no? ¿Qué pasa con el resto de las mujeres que no hombres reivindicar su estatus de mujer. En sus canciones de eran agojíes? ¿Podría decirse que siguen en las somarenga, hacían referencia a un “renacer” gracias al bras de la historia todas aquellas que cumplían con rey que las había acogido, pero ese renacer era como hombres. los roles asignados tradicionalmente a las mujeres –que se El coraje seguía siendo un atributo de éstos, no se subvertía hacían más agobiantes aún en el marco del comercio negrero–? esta idea, por eso las mujeres guerreras buscaban asemejarse a Si eran capturadas se las sometía laboral y sexualmente, y si se ellos. Este rol de soldados les proveía de un terreno en el que quedaban en las aldeas tenían que asumir todas las tareas que empoderarse individualmente, pero cabe destacar que estaban realizaban aquellos que eran arrebatados de sus tierras, adeal servicio de un rey varón. más de sus deberes cotidianos tradicionales.

Con respecto a esto, la historiadora Martine de Souza, al Como toda historia, es debatible. Tiene sus componentes igual que su par Djimassié, minimizan el rol de las mujeres conflictivos y contradictorios. Lo que queda claro con esta guerreras en la captura de esclavos diciendo que sólo seguían puesta en valor de la figura de las agojíes, es lo dinámica, órdenes, ya que estaban al servicio del rey, por lo que vivían y cambiante y controversial que puede resultar la memoria morían por él. “No tengo nada contra las amazonas”, dice la histórica, que nos habla más del presente del país que de su señora de Souza pese a que su tatarabuela fue capturada por pasadon

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Libros LA ESCRITURA EMANCIPATORIA DE SALVADOR SEGUÍ SALVADOR SEGUÍ RUBINAT. EL NOI DEL SUCRE. ANTOLOGÍA Salvador Seguí Confederación Nacional del Trabajo / Fundación Salvador Seguí. Barcelona, 2023, 353 pp.

La fundación Salvador Seguí ha publicado, con motivo del centenario de su muerte, una antología con textos y discursos de El noi del sucre. Como parte del material incluido, podemos destacar una breve novela inédita, de estilo muy compacto, que vale la pena reseñar. Su título es “Episodios de la lucha. El optimismo de Silverio Salgado”, y supone una buena metáfora de las relaciones de la época entre Madrid y Barcelona. Aparecida originalmente en la editorial La Novela Roja de Madrid en el año 1922, a ella habría que sumarle "Escuela de rebeldía (Historia de un sindicalista)", que sí se encontraba editada e incluso reeditada.

En su pequeña novela, el noi nos habla de un hombre de una reciedumbre y robustez éticas inconmensurables, con un talento/talante natural bien armado intelectualmente; observador perspicaz que, desde su conciencia de clase, se asombra de la miseria y de la ausencia de vanguardismo del pueblo cubano, de su déficit de federalismo y, sobre todo, de su conformismo y claudicación, de la falta de energía y del hastío, para llevar a cabo los cambios necesarios para que quienes disponen y reparten los medios cejen en gozar "a su sabor de los sufrimientos de los demás".

El problema radica en que el protagonista carece de fe en cualquier tipo de asociación humana para transformar la rea-

Salvador Seguí

lidad social, por lo que buscará, en su individualidad ciudadana radical, un nuevo modo de remediar/conmocionar profundamente el estado de cosas a través de la palabra. Frente al escepticismo de sus interlocutores, buscará superar los discursos castradores que las élites hacen interiorizar psicológicamente a sus esclavos morales. Tomará la iniciativa y convocará unilateral y directamente al pueblo cubano, que, ansiando alguna novedad que mitigue su desvalimiento, responde al llamamiento hecho desde una posición obrera como la suya con la que las gentes se pueden identificar. Toque de clarín. Silencio absoluto sobre el que se alza un grito de guerra contra la desigualdad: “Hoy, en medio de la abundancia, el pueblo se muere de hambre”.

Jarabe democrático que pone de relieve, en efecto, que, con su obscena política del “dame pan y llámame perro”, las élites han traicionado la confianza depositada en los votos. La industria/masa contra la vida genuina. El castigo para quien intente subvertir la dicotomía.

Pero no es la única dicotomía que el protagonista debe salvar y ante la que debe sobreponerse. También deberá ocuparse de la oposición entre vida personal y vida política. Siendo encerrado en prisión,

hará de su martirio en esa Estructura/Superestructura maloliente su valor simbólico (el propio Seguí estuvo encarcelado en La mola): “Estaba tan seguro del triunfo; estaba tan seguro de la justicia de su causa, que lo hubiera arrostrado todo antes que torcer la línea de conducta que se había trazado”.

Hay, pues, una cierta correlación autobiográfica entre el nuevo texto descubierto y la propia vida del noi, en la cual, como demostrara Antonio Soler en su obra fundamental Apóstoles y asesinos, destaca más que la ideología, la ética y el humanismo del noi, frente a la Historia, la histeria y la barbarie. O sea, su capacidad literaria, lo que puede corroborarse en el resto de textos contenidos en esta antología al cuidado de la CGT. Puro azúcar.

Y es que, como decía Soler en su libro, el anarquismo es, ante todo, una orientación moral: “las víctimas que ha habido de uno y otro lado son nuestras propias víctimas”.

Seguir a Seguí ya será cosa del lector.

Cuestión de individualidad, que no de individualismo.

Erasmo Rejón

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LIBRO DE HOMENAJE, CON TODOS LOS NOMBRES O CASI PRESOS DEL FRANQUISMO, DE LA A A LA Z. LA REPRESIÓN DE LA DICTADURA (1963-1977)

Luis Puicercús Vázquez Confederación Nacional del Trabajo / Fundación Aurora. Madrid, 2022, 664 pp.

Libro para consulta, resultado de 14 años de trabajo riguroso y de mucho esfuerzo y dedicación. Sin ayudas oficiales.

Como en la inolvidable novela de Saramago, también aquí están todos (o casi todos) los nombres. De los presos del franquismo, desde 1963 (fecha de la fundación del TOP, Tribunal franquista de Orden Público) hasta 1977 (ley de Amnistía). Nunca una lista ha sido tan necesaria (y justa) como esta.

Obra escrita desde la militancia (el autor sufrió cárcel en Carabanchel, Palencia y Jaén) y sin asomo de sectarismo. “Tras tantos años de sufrimiento y lucha, era un acto de justicia reconocer a las miles de personas que combatieron la dictadura y que fueron encarceladas, torturadas o asesinadas. Nunca antes se había encarado un estudio de tal envergadura”, ha declarado el autor.

Un breve apunte sobre él. Luis Puicercús Vázquez (Madrid, 1951), nacido en el seno de una familia trabajadora, estudió becado a partir de 1965 Artes Gráficas en la Universidad de Tarragona. A los 18 años inició su militancia en el PCE (m-l).

Detenido en 1972 como responsable de una imprenta del partido, fue juzgado y encarcelado cuatro años por asociación ilícita y propaganda ilegal. Tras la muerte del dictador y general golpista, salió de la cárcel y militó en CC.OO. (elegido delegado sindical por 4 años) y desde

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2013 forma parte del núcleo fundador de La Comuna, presos del franquismo, “para recuperar su memoria y dar testimonio de las luchas y represión de los últimos años de la dictadura.”

Puicercús Vázquez ha publicado hasta la fecha diez libros. Entre ellos, dos sobre las brigadas de trabajo en Cuba y dos más sobre sus experiencias con el ictus y el cáncer.

En las páginas iniciales se incorporan los testimonios de Eloy Martín Nieto (ex preso político), José Benito Batres (ex preso político), Juan Jesús Molina, Luis S. Fernández, Mariano Muniesa, Iñaki Egaña, Pablo Alcántara y Juan Ignacio Ramos. Palabras del primero: “El autor de este libro, con el que compartimos años de prisión, ha desarrollado una extensa y laboriosa labor de recopilación, y ha conseguido que ideologías que han estado enfrentadas se puedan unir para un objeto común: la recuperación de un período que algunos tratan de ocultar. Si no conoces tu historia, es difícil que no se vuelvan a repetir los mismos errores”. Añade: “Bien es sabido que los anarquistas hemos estado en posiciones contrapuestas a las de diversas organizaciones que apoyan este libro, pero nos parece fundamental que quienes hemos sufrido la dictadura defendemos el derecho a que se conozca una historia ocultada.”

Puicercús señala en sus agradecimientos que un trabajo –¡un trabajazo!– de estas características no hubiese sido posible, o hubiera tenido un alcance más limitado, “si no hubiese existido la colaboración de muchas personas anónimas, la gran mayoría presos y represaliados del franquismo, a las que desde estas líneas agradezco su esfuerzo y su interés por contribuir a llevar a buen puerto un proyecto de estas características, la primera vez que se lleva a cabo en nuestro país y sin ningún tipo de ayuda oficial”. Su mayor agradecimiento a Juan

Luis Puicercús Vázquez

José de Águila Torres, “a través de su importante trabajo sobre el TOP, la represión de la libertad donde aparecen miles de presos y presas.”.

Acompañan, a esta exhaustiva recopilación de nombres, fotografías inéditas de los represaliados (vale la pena detenerse en ellas), referencias biográficas de abogados antifranquistas, de represores franquistas, una página dedicada a las torturas de “Billy el Niño” (de Juan Manuel Baquero) y un apartado dedicado a los que Puicercús llama “imprescindibles”. Laia Berenguer Puget y Marcelino Camacho entre muchos otros.

Libro abierto, libro en construcción. Teniendo en cuenta que se calcula que por las cárceles franquistas pasaron “unos 50.000 presos” (unos 30.000 fueron lo que en el argot de la época se conocía como “multeros”, no condenados con sentencia, pero ingresados en prisión por breve periodo), aún hay camino por recorrer. Pocas semanas después de aparecer publicado el libro en otoño de 2022, Puicercús ha acumulado ya cerca de 300 nuevos nombres, “y la cifra sigue creciendo”. Deja abierta la puerta a una futura edición ampliada de su trabajo.

Salvador López Arnal

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Libros

PARA EDUCAR EN IGUALDAD LA COEDUCACIÓN SECUESTRADA. CRÍTICA FEMINISTA A LA PENETRACIÓN DE LAS IDEAS TRANSGENERISTAS EN LA EDUCACIÓN

Silvia Carrasco Pons (Coord.)

Ed. Octaedro. Barcelona, 2022, 240 pp.

Nadie debería poner en duda, superado ya Rousseau, que la coeducación es uno de los principales objetivos, no sólo del feminismo, sino de toda la sociedad. No se puede discutir que con una buena educación pública e igualitaria niños y niñas aprenderán a compartir, sabrán lo que es la igualdad, convivirán en el respeto… lo que sorprende es que aún tenga que explicarse, argumentarse y defenderse en pleno siglo XXI.

A estas alturas es insólito tener que defender esa buena educación pública.

Pero eso no quita que deba defenderse.

Porque parece que no es tan universal, ni está tan asumida, la necesidad de esa coeducación. De ahí que, en el prólogo del libro, Gemma Lienas insista en lo siguiente: “La coeducación pasa por erradicar los estereotipos de género, por incorporar a mujeres en los libros de texto, por transmitir los saberes femeni-

nos, por educar sexual y afectivamente, y por educar emocionalmente”. Por eso, las autoras del libro enfatizan que…

“La coeducación se encuentra ahora en mayor riesgo de desaparecer porque está siendo suplantada por ideas y creencias que no solo no tienen nada que ver con ella, sino que se sitúan en sus antípodas y utilizan su nombre.”

Y de eso va La coeducación secuestrada, cuyo subtítulo es Crítica feminista a la penetración de las ideas transgeneristas en la educación. Va de los peligros que nos acechan, que acechan a nuestros menores, porque lo que pasa es que no están dejando aplicar una necesaria la coeducación en las aulas, porque antes que coeducar han pasado a defender aulas con “diversidad”, lo que poco o nada tiene que ver con la igualdad. Nos lo explican las autoras: Ana Hidalgo Urtiaga, Araceli Muñoz de Lacalle, Marina Pibernat Vila y Silvia Carrasco Pons. ¿Cuál es la significativa tarea de las autoras? Ellas mismas lo dicen: “A partir de la recopilación sistemática de experiencias y casos observados de primera mano, analizamos y ejemplificamos los daños irreversibles de este ataque al desarrollo sano y libre de estereotipos sexistas de la infancia y la adolescencia”. Porque la Ley trans, y antes de la ley trans sus defensores, han pasado a eliminar la coeducación de un plumazo.

Porque en realidad todo ha cambiado como consecuencia de la Ley Trans. Se sorprenden sus autoras: “Al igual que en otros países, estas leyes se han hecho y aprobado sin conocimiento ni consenso del profesorado, a espaldas de la comunidad educativa y mediante acuerdos políticos con agentes transactivistas que han llevado a cabo su redacción.” Quizás, me pregunto yo, se han hecho sin

esa aquiescencia porque era la única forma de llevar adelante su asalto legislativo.

El libro es de lectura obligada para padres y madres, pero, sobre todo, para docentes preocupados por la evolución de sus alumnos. La parte más importante para mí es: “Un anexo en el que se proporcionan orientaciones de actuación para el profesorado y las familias ante los riesgos del transgenerismo para la infancia y la adolescencia, fundamentadas en los diferentes capítulos del libro y organizadas en seis breves apartados”. No olvidemos, también porque quizás tendremos que volver a votar en el caso de una repetición electoral. Ante una situación como la que vivimos, esta es una de las principales reivindicaciones con las que se escribe este libro: “Precisamente ahora que sería tan necesario, la escuela y la educación obligatoria no cuentan con un compromiso coeducativo firme, ni institucional, ni profesional, de manera que el proyecto emancipador de la igualdad entre mujeres y hombres carece de defensas ante esta ofensiva ideológica”.

Carmen Domingo

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Libros

SOBRE ANTISEMITAS, ANTIMASÓNICOS Y ANTIBOLCHEVIQUES ARQUITECTOS DEL TERROR. FRANCO Y LOS ARTÍFICES DEL ODIO Paul Preston Ed. Debate. Madrid, 2021, 520 pp.

Nuevo paseo de Paul Preston por el corazón de nuestras tinieblas. Ni el título –Arquitectos del terror– ni el subtítulo –Franco y los artífices del odio– son exagerados. Fue eso: barbarie, impiedad, odio y terror.

Componen este nuevo ensayo del gran hispanista e historiador inglés un prólogo, ocho capítulos, las notas, la bibliografía, los agradecimientos y un muy útil índice alfabético (más una selección de fotografías, que no hay que pasar por alto).

A grandes rasgos –se señala en el prólogo– el libro trata “de cómo las noticias falsas contribuyeron al estallido de una guerra civil”. Retoma aquí las cuestiones planteadas por él mismo en El holocausto español, ampliando especialmente el segundo capítulo: “Teóricos del exterminio”. En un país con una ínfima presencia de judíos (unos 6 mil calcula Preston en 1936) y un número poco mayor de masones, “resulta sorprendente que una de las justificaciones fundamentales de una guerra civil que se cobró la vida de medio millón de españoles fueran los supuestos planes de dominación cultural de lo que se dio en llamar «el contubernio judeo-masónico-bolchevique»”.

Arquitectos del terror no es propiamente una historia del antisemitismo ni de la antimasonería en España. Tampoco del contubernio. El libro “adopta la forma de estudios biográficos de los principales individuos antisemitas y antimasónicos

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que propagaron el mito del contubernio y de los personajes centrales que pusieron en práctica los horrores que dicho mito justificaba”. A ellos se dedican seis capítulos; dos capítulos más “abordan cuestiones de contexto relativas a Franco y su círculo, y su convicción de la existencia de tal contubernio”.

El primero de ellos, “Fake news y Guerra Civil” examina la relación entre el general golpista y el contubernio.

El segundo capítulo, “El policía”, trata de Mauricio Carlavilla, “uno de los propagandistas más desagradables del contubernio”. De uno de sus libros, llegaron a venderse unos cien mil ejemplares.

El tercer capítulo, “El sacerdote”, analiza la vida del padre Juan Tusquets. Entre los fieles lectores de sus ensayos sobre el contubernio: Franco y Mola. Activo propagandista de la sublevación militar de 1936.

El cuarto, “El poeta”, tiene como protagonista a José María Pemán, uno de los principales propagandistas de las bondades de la dictadura del general Primo de Rivera. Se transformó en la cara moderada del régimen franquista. “Reescribió con diligencia su pasado radical y fue honrado por el rey Juan Carlos, I”.

El quinto capítulo, “El mensajero”, se centra en un aristócrata y terrateniente, Gonzalo de Aguilera, conde de Alba de Yeltes. Los que estuvieron a su cargo “estaban fascinados por su idea de que la represión no era más que una labor de reducción periódica y necesaria de la clase obrera”. Los pasajes finales del capítulo narran una tragedia familiar de dimensiones shakesperianas.

El sexto, titulado “El asesino del Norte”, se centra en el general Emilio Mola. Oficial africanista, su convencimiento “de la

existencia del contubernio explica el entusiasmo con el que supervisó el asesinato de miles de civiles como jefe de Estado del Norte”.

El séptimo, “El psicópata del sur”, está dedicado al general Gonzalo Queipo de Llano. Pone los pelos de punta. Uno de los salvajes arquitectos del terror más destacados y corruptos.

Adolf Hitler junto a Francisco Franco (1940)

El octavo capítulo, “La guerra interminable”, relata cómo Franco y su círculo íntimo (Serrano Suñer, Carrero Blanco, Giménez Caballero) continuaron propagando la noción de contubernio. El antisemitismo de Franco, clave en su relación con Hitler, sobrevivió a la derrota del Reich e incluso muchos años después.

A excepción de Mola, muerto en 1937, y de Franco y Carlavilla que nunca vacilaron en su antisemitismo, la mayoría de los citados “recurrieron a mentiras e invenciones para reescribir su comportamiento anterior”. Desmontar sus falsedades es otro de los objetivos fundamentales del libro de Preston, un ensayo que se lee, además, como una buena novela.

El autor (o el traductor) usa en ocasiones la expresión “regulares moros” (o afines) y también “izquierdistas” por ciudadanos de izquierda. Debería corregirlas en futuras reediciones.

Salvador López Arnal

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Libros

UN FASCINANTE DELIRIO LENIN PISÓ LA LUNA. LA DISPARATADA HISTORIA DE LOS COSMISTAS RUSOS

Michel Eltchaninoff Ed. Rosamerón. Barcelona, 2022, 246 pp.

Ya hemos hablado, en estas mismas páginas, de la fascinante y poco conocida historia de los cosmistas rusos, una corriente, por llamarla de algún modo, que aunó ciencia dura, fantasía desbocada, religión y política, en una mezcla propia de las vanguardias más escandalosas de principios de siglo, y propia de un país inmenso, convulso y entregado a los excesos como es Rusia.

Volvemos ahora a ellos de la mano de un filósofo y ensayista, redactor jefe de Philosophie Magazine, especialista en la cultura rusa, Michel Eltchaninoff, quien ha elaborado un muy interesante trabajo sobre la génesis del movimiento, sobre sus principales representantes, y sobre su actualidad, nada desdeñable, a pesar de la aparente ridiculez de algunas de las propuestas que planteaban los cosmistas. Pero lo cierto es que, hoy, Vladimir Putin sigue apelando en sus discursos a figuras señeras de la cultura cosmista. Igualmente, Elon Musk se declara seguidor de Tsiolkovski; y Serguéi Brin, Larry Ellison, Peter Thiel o Jeff Bezos, fundadores de empresas tan significativas como Google, Oracle, PayPal o Amazon, piensan, como los cosmistas, que la muerte y el apego a la Tierra son simples límites que el hombre debe superar para alcanzar todas sus potencialidades. Si el cosmismo se introdujo en los Estados Unidos allá por los años 80, a través de esa curiosa mezcla de hippismo trasnochado y dinero a raudales que fue la New Age, ahora el transhu-

manismo se ha convertido en una corriente filosófica, artística y tecnológica a la que hay que prestar mucha atención. Y todo ello viene, en gran medida, de esos personajes fascinantes y aterradores que fueron los cosmistas.

Sintetizar en una sola propuesta quiénes fueron los cosmistas es una tarea imposible. Se entrelazan personajes de distinta índole con proyectos variados y creencias diversas, pero, aun así, hay características que parecen compartir todos, sean científicos rigurosos o teólogos ascéticos. Y una de ellas es provenir de un tronco común llamado Dostoievski. No es que el prodigioso autor de Crimen y castigo fuera uno de ellos, pero sí puede afirmarse que representó el punto de partida intelectual y emocional que dio carta de naturaleza a su discurso profundamente religioso, redentorista, antioccidental con frecuencia, antimoderrno y, al tiempo, convencido del extraordinario poder de la ciencia y la técnica para cambiar nuestra vida, y, por supuesto, nuestra muerte. El propio Dostoievski, en una carta de marzo de 1878, alude, impresionado, a la propuesta de un autor desconocido cuyos trabajos le han hecho llegar. Sus ideas se resumen en una sola: “el deber de hacer resucitar a las generaciones anteriores”. ¿Un disparate, una boutade? No, un programa. Su autor es Nikolái Fiódorov, un personaje que fascinará no solo a Soloviov y a Dostoievski, sino también a un Tólstoi aterrado por la conciencia de la muerte que peregrina en busca de sí mismo y de la paz, y que se encontrará con él en 1882. Es el fundador del cosmismo. Y Soloviov y Dostoievski están totalmente de acuerdo con él en que no se trata de ninguna alegoría: “Esa resurrección será real, individual”. Seremos resucitados físicamente, en cuerpos reales, como postula la reli-

Michel Eltchaninoff

gión, y esa resurrección tendrá lugar en la tierra. Mas, si resucitan las generaciones precedentes, y lo hacen en esta misma Tierra, ¿habrá lugar para todos?

Es, por tanto, imperioso, buscar espacio en otros planetas, colonizar nuevos mundos para garantizar la dicha de nuestros ancestros y nuestros descendientes. La conquista del espacio ha comenzado. Insistimos, el delirio cosmista no aquejaba de igual manera a todos los que, de un modo u otro, han sido englobados bajo esa rúbrica, y a algunos de ellos se deben serios avances, por ejemplo, en el actual ecologismo. Es verdad que surgió en un momento en que las ciencias se ponían al servicio de las especulaciones teológicas, pero, igualmente, prosperó bajo la dictadura soviética, estimulando su carrera espacial, y se propagó como la pólvora en los convulsos tiempos que siguieron al desplome de la URSS. Y, como nos ilustra con perspicacia Michel Eltchaninoff en este libro, su legado, en la actual Rusia y mucho más allá de sus fronteras, en el mismísimo Silicon Valley, sigue pasmosamente activo. Una historia, en efecto, disparatada, la del cosmismo ruso, pero una historia, como vemos, que aún continúa generando fervorosos adeptos.

Antonio García Vila

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Libros

SIMONE WEIL EN LA COLUMNA DURRUTI LA COLUMNA Adrien Bosc Silvia Carrasco Pons (coord.)

Ed. Tusquets. Barcelona, 2022, 153 pp.

Excelente escritura, buena narración que atrapa al lector desde el primer momento. Un ejemplo: “Es una tumba sin flores, en un cementerio no muy lustroso. Con sus bancos de piedra dispersos entre los árboles, el lugar parece más uno de esos jardines privados que hay en el centro de Londres. En la zona católica, medio oculta entre un espino, hay una losa de granito cubierta de hojas en la que reza, en francés: Simone Weil, 3 febrero 1909-24 agosto 1943”.

Libro para interesados en la vida y praxis de Simone Weil, una arista esencial de su filosofar, y para interesados en asuntos relacionados con nuestra guerra civil (el autor comete el error, aún demasiado frecuente, de llamar nacionales a los sublevados fascistas). Así, pues, de interés generalizado.

Breve apunte del autor: Adrien Bosc (1986), fundador de las Éditions du Sousol, recibió en 2004 el Gran Prix du Roman de l’Académie Française por Constellation. En 2018 publicó se segunda novela, Capitaine.

La columna, su tercer libro, es una novela breve que toma pie en la presencia de Weil en nuestro país durante la guerra civil. Sucintamente: En agosto de 1936, al poco de comenzar la guerra civil española, S.W., 27 años entonces, se alista en el Grupo Internacional de la Columna Durruti, en el frente de Aragón. Allí sufre un accidente y acaba regresando a Francia. Pasa unos 45 días

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en España de los que poco sabemos: sus apuntes en un Diario de España que llevó en su cuaderno Moleskine (se han conservado 34 hojas), primeras impresiones de la guerra y frases de la gramática española escrita en hojas sueltas.

También un pasaporte con los sellos de la Generalitat de Cataluña y del Comité Central de las milicias, cartas y algunas fotografías (incluidas en el libro).

El accidente sufrido: “[…] Cuando al fin los aviones se fueron, Simone se pasó a otra trinchera, donde había un fusil ametrallador. Esperó un rato a escondidas tras aquel montón de tierra, especie del fanal en medio del cementerio, y luego volvió al campamento. Fue así, imaginamos, como, al salir de su escondite, sin recordar el fuego que ardía en

Simone Weil

el hoyo, metió el pie en la enorme sartén con aceite hirviendo. Cayó cuan larga era, gritando de dolor.

Hans acudió al instante, la cogió de los brazos y la sacó. Le pidió que se callara, lo aterraba la posibilidad de que se acercara un destacamento de nacionales. Aplicó un paño mojado a la quemadura. Pasó una hora larga hasta que los compañeros regresaron…”.

Componen La columna dos partes: I. En la columna (sobre los días de Weil en

España). 2. Una carta en una billetera (Historias, Exilios, Cartas, Entierros) y una nota del autor. La carta a Georges Bernanos cierra la primera parte.

La nota del autor informa de las fuentes usadas. “Los hechos de la vida de Simone Weil están extraídos de la biografía de su amiga Simone Pétrement, La vie de Simone Weil y de los libros de Laure Adler, François L’Yvonnet y Christiane Rancé... Les Fils de la nuit. Souvenirs de la guerre d’Espagne, de Antonio Giménez, cuenta la historia de los demás compañeros del Grupo Internacional.

Los escritos políticos de uno de ellos, Sail Mohamed, se han reunido en un tomo con el título L’Étrange étranger. Écrits d’un anarchiste kabyle”. De profundo interés la historia de la familia Caro.

Desde un punto de vista historio y poliético es esencial la carta de Charles Ridel de 1954, un antiguo camarada de Weil del Grupo Internacionalista de Pina. Abre así: “La manera de presentar los incidentes, hechos y acontecimientos, ¿corresponde a la realidad que Weil vivió en España? Según la opinión de los supervivientes del Grupo Internacional de la columna Durruti a la que ella perteneció, no.” Una réplica en toda regla, crítica de la complicidad de Weil con Bernanos.

Dos años después, Ridel publica en la misma revista un artículo titulado: “Rechazo de la leyenda”. La revolución española, observa, “no fue ni una construcción perfecta ni un castillo de leyenda…. En los hoyos excavados en las faldas de los montes de Aragón, unos hombres vivieron fraternal y peligrosamente, sin necesidad de esperar nada porque vivieron, plenamente, sabedores de que eran lo que querían ser.”

Salvador López Arnal

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PARA PENSAR NUESTRO COMPORTAMIENTO FILOSOFÍA DE LA PSICOLOGÍA. UNA INTRODUCCIÓN Kengo Miyazono y Lisa Bortolotti Bauplan ed. Madrid, 2023, 250 pp.

Racionalidad; autoconocimiento; dualidad; juicio moral; motivación moral y conducta; libre albedrío y responsabilidad; delirio y fabulación; autismo y psicopatía. Todos estos son los temas que, con una prosa sencilla, trata Filosofía de la Psicología. Escrito por Kengo Miyazono y Lisa Bortolotti, los autores afirman con humildad que proporcionar una definición clara de la filosofía de la psicología es un desafío y tal vez, muy a su pesar, no sea muy útil.

Pero, ¿qué es la Filosofía de la psicología?, pues la voluntad de incluir la filosofía en el campo de la psicología. “La disciplina filosófica que se pregunta por la racionalidad, el autoconocimiento, el libre albedrío la responsabilidad, el juicio moral, la motivación moral, el comportamiento…”, leemos en la introducción. Myazono y Bortolotti están interesados en proporcionar una discusión, para un público general, sobre las implicaciones filosóficas de varios estudios empíricos sobre el ser humano como criatura racional y autoconsciente. Llegando por momentos a la conclusión de que la cognición es imperfecta.

Por suerte para el lector poco avezado, cada capítulo de Filosofía de la Psicología

comienza con definiciones simples y claras de los conceptos principales y termina con preguntas sobre el contenido del capítulo y recomendaciones de lecturas asociadas y recursos en línea.

En el primer capítulo, Miyazono y Bortolotti abordan la “racionalidad”, intentando dar respuesta a una pregunta difícil: ¿los seres humanos son racionales?

Posteriormente, el “autoconocimiento” centra su interés, y los autores se preguntan: ¿cuánto podemos saber sobre nosotros mismos?

En el tercer capítulo, “dualidad”, los autores se sirven de la teoría del proceso dual para argumentan que la mente está fragmentada por dos modos distintos de razonamiento… por un lado, rápido, automático y no consciente y, por otro lado, lento, controlado y consciente.

El “juicio moral” es aquel que se determina, según nos cuentan en el cuarto capítulo, a partir de la emoción y el razonamiento.

“Motivación moral y conducta” es el tema elegido para el quinto capítulo, donde los autores analizan el papel de las emociones morales y la empatía afectiva, así como su relación con la motivación moral y el comportamiento.

En el capítulo sexto el “libre albedrío y la responsabilidad” son los temas que de-

Lisa Bortolotti

Kengo Miyazono

sarrollar. Aquí los autores intentan responder a dos preguntas: ¿Son los humanos libres?, y ¿cuánta libertad tienen?

Para acabar, unas últimas cuestiones: “delirio y fabulación” y “autismo y psicopatía”, donde los autores se enfocan en comportamientos poco frecuentes que pueden ser consecuencia de una condición patológica.

Así como el lector de estas líneas puede imaginar, se trata de un libro que trata al respecto de un buen número de temas, y que, por eso mismo, nos ayudará a entender qué es la filosofía de la psicología.

Carmen Domingo

TOPO EXPRESS visítanos en elviejotopo.com

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Libros

LAS ÓPERAS DE JUVENTUD DE CHAPÍ LAS ÓPERAS DE JUVENTUD DE RUPERTO CHAPÍ Francisco Manuel López Gómez

Editorial Alpuerto acaba de comercializar una densísima monografía a cargo del profesor universitario Francisco Manuel López Gómez (de quien no se indica ni lugar ni año de nacimiento en el resumen curricular de la solapa de la portada) sobre las cuatro primeras ópera de Ruperto Chapí: Las naves de Cortés (1873-74), La hija de Jefté (1874), La muerte de Garcilaso (1876) y Roger de Flor (1877-78), compuestas durante su etapa del pensionado.

Esto entronca con uno de sus principales ámbitos de estudio como es el análisis, contextualización y edición del repertorio español del siglo XIX. La labor de López Gómez es incontestable: su principal interés se fundamenta en el amplísimo análisis formal de las óperas número a número desgranado los procedimientos técnicos, los motivos emblemáticos, los topoi estilísticos y localizando pasajes homólogos en óperas de Meyerbeer, Gounod, Bellini, Verdi y Wagner. A su vez corrobora lo que se percibe en títulos chapinianos de zarzuela y del Género chico de las décadas de 1880 y 1890: el influjo de recursos compositivos europeos sin adscripción a ninguna escuela concreta más allá de la funcionalidad dramatúrgica. En cada caso, la descripción musical viene precedida por un resumen argumental y un contexto temático de perfil histórico, aunque se echa de menos un poco más de reflexión sobre los personajes y una digresión más amplia sobre el eco obtenido en la prensa. Algo que solaparía lo sí incluido por Iberni pero que, en parte, esa es su finalidad: ofre-

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Ruperto Chapí

Ed. Alpuerto. Madrid, 2022, 330 pp.

cer el estudio más completo sobre la cuestión. Naturalmente se trata de un libro dirigido a musicólogos y músicos: una demostración de análisis musical cuya disección responde a una de esas fórmulas académicas de las que profesores universitarios y académicos suelen sentirse orgullosos por su adecuación formal pero que, a efectos prácticos, resulta inaccesible para el melómano común –con la salvedad de los párrafos de corte histórico..

En consecuencia adentrase en él exige un ritmo de lectura comedido, conocimientos de harmonía y la obligatoria consulta de las partituras puesto que el repertorio trabajado no cuenta con grabaciones, si bien es cierto que en Youtube puede localizarse una producción ofrecida en Toledo y en Turquía de La muerte de Garcilaso en 2009 y la obertura de Roger de Flor que comercializó la discográfica Columna Música en 2007, a partir de una toma sonora más voluntariosa que competente de la desaparecida Orquestra de l’Acadèmia del Gran Teatre del Liceu, bajo la batuta de Guerassim Voronkov. Un disco que, por cierto, incluye la primera grabación mundial de la Sinfonía en Re menor del mismo compositor, a pesar de que Naxos se atribuyese dicho mérito en la

grabación –muy superior artísticamente, sin lugar a dudas– de José Ramón Encinar al frente de la Orquesta de la Comunidad de Madrid.

En otro orden de aspectos, ya que lógicamente se basa en la partitura de la que ofrece numerosos extractos a modo de ilustración a partir de las reducciones para piano, López Gómez debería haber apuntado la extensión de la tesitura de cada rol y la tipología susceptible para cada cuerda, al margen de la generalidad de tratarse de una escritura para tenor, soprano, barítono, etc. Como corresponde al buen rigor metodológico, los anexos complementan los ejes principales del libro y aportan documentos de época muy oportunos –algunos ya conocidos– y bien trabajados que son otro testimonio de un proceso cuya envergadura superó lo meramente artístico como prueba la propuesta para la financiación lírico-teatral de 1869 presentada al Congreso de los Diputados. Igualmente, el autor ha incluido distintos listados que refuerzan la base documental: uno con las obras basadas en Hernán Cortés durante los siglos XVIII y XIX; otro con los títulos operísticos representados en el Teatro Real que evidencia la anémica apuesta por la ópera española; así como artículos y reseñas de prensa. No obstante, el anexo con el leitmotiv –y sus variantes– de Roger de Flor queda desubicado: convendría que hubiera aparecido en el mismo capítulo de la ópera enlazando con el análisis formal para no romper la lógica argumentativa y evitar que el lector se vea obligado a buscarlo al final del volumen. No se trata de una información secundaria.

En resumen y dejando al lado las leves contrariedades manifestadas, hay que celebrar el libro con entusiasmo por la demostración de competencia musicológica autóctona y por la dignificación académica del patrimonio español.

Albert Ferrer Flamarich