sumario
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Una respuesta democrática frente a
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lo que se avecina POR
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Los “colonos franquistas” y el procés Entrevista a Roger Molinas
ERNESTO GÓMEZ DE LA HERA
POR SALVADOR LÓPEZ ARNAL 10
Situar el socialismo en la agenda política POR MANOLO MONEREO
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Sobre cultura lingüística y nacionalismo
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POR GABRIEL JACKSON
Tesis sobre Italia y el socialismo para el siglo XXI POR NUOVA DIREZIONE
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Una charla informal Entrevista a Alfons Cevera
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POR MIGUEL RIERA
Franco y la lucha de clases POR JOSÉ MANUEL ROCA 68
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Expedición a la vieja Rusia POR HIGINIO POLO
Manifiesto desordenado POR MIGUEL ÁNGEL DOMENECH 78
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Libros
Cómo perder batallas culturales desde coordenadas culturales POR GENÍS PLANA
Portada: Bansky
EL VIEJO TOPO, revista mensual. FUNDADORES: Primera época, Claudi Montañá (†), Miguel Riera, Josep Sarret. Segunda época, Elisa Nuria Cabot, Jordi Dauder (†), Ernesto Fontecilla, Enrique Helguera, Esther Mañé, Santiago Palacios, Miguel Riera, José Sanchis Sinisterra. DIRECTOR: Miguel Riera. DISEÑO: Miguel R. Cabot, Elisa Nuria C. Edita: Ediciones de Intervención Cultural, S.L. (Barcelona). Imprime: Gráficas Gómez Boj. ISSN 0210-2706, Depósito Legal B-40.616-76. Impreso en España. El Viejo Topo no retribuye las colaboraciones. La redacción no devuelve los originales no solicitados, ni mantiene correspondencia sobre los mismos. Los colaboradores aceptan que sus aportaciones aparezcan tanto en soporte impreso como en digital. La revista no comparte necesariamente las opiniones firmadas de sus colaboradores. Esta revista ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Cultura y Deporte. El VIEJO TOPO, c/Juan de la Cierva, 6, 08339 Vilassar de Dalt (Barcelona). Tel. Administración, redacción, publicidad y suscripciones (93)755-08-32 e-mail: info@elviejotopo.com.
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Una respuesta democrática frente a lo que se avecina por Ernesto Gómez de la Hera
L
a frase “Tras el coronavirus nada será igual, todo habrá cambiado” se ha convertido en un tópico, en puro sentido común, sin que sepamos a cierta cuál será la magnitud y el sentido de esos cambios. Pero pintan bastos. Y se intuye quiénes serán los perdedores: los de siempre.
En memoria y recuerdo del camarada Albert Escofet, quien no pudo llegar a leerlo.
Cumplido el primer mes del estado de alarma ya se empiezan a ver algunos de los cambios que va a traer la emergencia sanitaria desencadenada por la pandemia del COVID-19. También se empiezan a ver los planes que las principales fuerzas políticas y económicas intentarán aplicar, para seguir manteniendo su primacía a pesar de esos cambios. Lo que no se aprecia, por el momento, son los planes que puedan tener las fuerzas democráticas. Es cierto que, en el mundo previo a la emergencia sanitaria, las fuerzas democráticas no eran precisamente principales. Pero eso no es óbice para no analizar lo que está ocurriendo y responder democráticamente a la crisis. Todos sabemos que las crisis se significan por cambios drásticos de los panoramas sociales y, en consecuencia, de las relaciones de fuerzas sociales, económicas y políticas. La crisis desencadenada por la I Guerra Mundial fue lo que permitió, gracias a su correcta percepción y análisis de lo que representaba, que un pequeño grupo político se pusiera al frente de un gran estado y estuviera a punto de cambiar el mundo de base. No parece que nada de esto esté en trance de suceder ahora, vista la actuación de las demediadas fuerzas democráticas españolas, así que, tal vez, ha llegado el momento de que estas deban ser renovadas totalmente.
Entrando en sustancia, lo que aquí mantenemos es que el escenario que se avecina va a seguir teniendo muchas de las características previas: a) un sistema capitalista financiero predominante (por más que el comercio mundial disminuya y desaparezcan los sectores más débiles); b) unas entidades políticas que van a tratar de reforzar su poder de manera individualizada (aunque esto ya estaba sucediendo). lo que irá en detrimento de las entidades más débiles; y c) unas sociedades que querrán volver a los “tiempos dorados” y que exigirán poderes fuertes y hechos, no publicidad, a dichos poderes. Sin embargo, sobre todo esto penderá la espada de Damocles del miedo a una nueva crisis. Miedo reforzado por el hecho de que ese nuevo escenario tendrá más pobreza para más personas y porque, quienes sigan arriba de la pirámide, habrán agotado muchos de los recursos que, hasta hoy, les permitían generar hegemonía y deberán recurrir más frecuentemente a la fuerza bruta. Y esto hará que sea más posible aún la llegada de una nueva crisis (que puede que tenga forma de nueva pandemia u otra cualquiera). Nueva crisis que, ya, sí que producirá variaciones serias en el escenario mundial. Es decir, tras el final de la emergencia sanitaria no va a venir ese apocalipsis que suelen pronosticar los supervivencialistas (survivalists), pero el plano inclinado que nos lleva a la barbarie (sin olvidar que en ciertas partes del planeta ya han llegado a ella) se habrá inclinado un poco más. * * *
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Afirmado esto, vamos ahora a intentar argumentarlo, parque no existan estudios serios (no se sabe ni la cifra real de tiendo de la base de que un análisis correcto, colectivo y commuertes, pues los proverbiales 50 millones que siempre se pleto de la situación (esto es apenas un boceto y muy centrado citan no están verdaderamente documentados) que discrimien España) podría hacer que las fuerzas democráticas ganaran nen las causas, bélicas o sanitarias, de la crisis económica que eso tan necesario, fuerza, y que influyeran para que el escenase desató entonces. Aparte de que aquellas economías capitario no fuere tan dramático. listas estaban entrelazadas (como mostraron Hobson, Lenin y Aunque el origen de la crisis económica en la que estamos Hilferding), pero no eran tan interdependientes y complejas entrando no tiene nada que ver con lo ocurrido hace una docecomo ahora, ni de lejos. La conclusión es que no hay precena de años, sí que va a haber ganadores y perdedores, y estos dentes reales, es decir no hay manual de instrucciones. Y ya últimos parece que van camino de ser los mismos de entonsabemos que eso obliga a pensar y no es esta una tarea a la que ces. En aquellos años, el problema nació del superendeudaestén acostumbrados la mayoría de los hombres y mujeres que miento provocado por un capitalismo cuyos beneficios derivaahora han de tomar decisiones. Además de que en sus gabineban de la especulación financiera, más que de la explotación tes predominan los expertos en relaciones públicas y no las clásica de la fuerza de trabajo. Lo incobrable de la mayoría de personas de intelecto. esas deudas, que eran privadas, hizo que se transformaran en públicas, es decir, se trasladaron a los bolsillos de los ciudada* * * nos contribuyentes. Y, por si esto fuera poco, los estados sin moneda propia y con los sistemas económicos más débiles, se Por eso, una vez comprobado que el sistema capitalista va a dedicaron a devaluar el trabajo, ya que no podían hacerlo con sobrevivir, por ahora, quienes mandan en él han empezado a la moneda, con lo que produjeron desarrollar estrategias dirigidas a proteger un empobrecimiento salvaje de las sus propios intereses, aunque publicitánclases subalternas de su sociedad. El dolas como guiadas por los más nobles ¿Qué sucederá, a dónde y a quiénes resultado final fue una gigantesca propósitos, y muy poco originales. Los alcanzarán la ira y la frustración, transferencia de rentas de los asalagrandes “hedge funds” se preparan, azucuando podamos salir a la calle y riados a los capitalistas, principalzando las bolsa a la baja, a apropiarse a echar la cuenta real del impacto mente, pero no únicamente, en los precio de saldo de las empresas damnifipaíses más alejados del centro imcadas, pero aún apetecibles. Los bancos de la crisis? perialista (quien desee conocer al centrales abren la mano para inyectar detalle aquello, no tiene más que liquidez en sus economías, si bien sabienleer los completos y exactos estudios de Juan Francisco Martín do que eso incrementará la deuda pública que habrán de Seco). pagar las generaciones venideras. Pero eso vendrá en el futuro Ahora es casi toda la economía productora de bienes y serviy en el presente se trata de volver al “business as usual”, pese a cios, no la financiera, la que se ha paralizado. Incluso el sector que no ignoran que ya no será tan “as usual”. Quienes carecen logístico, clave para que los bienes imprescindibles para mande esta posibilidad en su país, se encomiendan al BCE y a los tener la vida sigan circulando, ha tenido un descenso del 30% amos del euro, pues saben que, más allá de publicitar lluvias de en el mes de marzo. La causa de la parálisis no es económica, millones en las pantallas de tv, sus capacidades reales de actuar pero cuando la emergencia sanitaria ceda habrá sectores econo son muy altas. Lo malo es que el conjunto (todos los presinómicos que ya no podrán volver a funcionar. En el pasado, las dentes de gobierno de la UE) de quienes deberían actuar se economías afectadas por epidemias mortales eran economías deben no a una inexistente soberanía de la UE representada muy locales y apegadas a la naturaleza. Por eso eran capaces de en su Parlamento, sino a los electorados de cada uno de sus superar epidemias gravísimas. Hasta la europea de mediados países representados en sus correspondientes parlamentos. del siglo XIV (que en algunas regiones mató a la tercera parte Esta es la madre del cordero de la polémica sobre mutualizar de la población) provocó un incremento del valor de la fuerza la deuda, más allá de la arrogancia y falta de educación propias de trabajo. Tras la extensión mundial del capitalismo, solamendel calvinismo neerlandés. La UE no es una comunidad polítite una epidemia importante (la de la gripe de hace un siglo, ca soberana, es un conjunto de ellas. Los eurócratas son percasi justo) ha afectado a los principales países. Y no es posible fectamente conscientes de lo que se está jugando en esta crisis y están dispuestos a hacer alguna cosa. Pero ningún goberhacer comparaciones debido a varias razones. Su coincidencia nante se va a jugar su futuro en su propio país, defendiendo con el fin de la I Guerra Mundial es la fundamental, ya que hace
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en su parlamento (que es quien debería aprobar esas medidas) que sus ciudadanos electores miren por otros que no son de su propia comunidad política. Eso sería un envite político baldío, lo mismo en el Bundestag que, si fuese al revés, en el Congreso de los Diputados. La consecuencia es que tendremos parches (ya están en marcha) que se venderán como panaceas. Y la consecuencia de esos parches es que subirá la deuda pública aún más y esta deuda, por más que se repita eso de “no dejar a nadie atrás”, la deberemos pagar los de siempre. Eso sí, los relaciones públicas de guardia nos venderán otra moto: la de las nacionalizaciones. Y es que uno de los parches de la UE, esta vez, consiste en “salvar” ciertas empresas importantes con la aportación de fondos públicos. En absoluto se trata de nacionalizaciones, pues será obligatoria la posterior entrega de esas empresas a los capitalistas privados que subsistan. Se tratará, como se acostumbra, de socializar pérdidas y, más tarde, privatizar ganancias. La conclusión final es que habrá aún más abismo entre los superricos y la inmensa mayoría de las personas. De lo anterior también se desprende el modo en que las entidades políticas hacen frente a la situación. Cada uno mira por lo suyo, si bien es cierto que esto incluye al conjunto de quienes se insertan en cada una de esas entidades, pero los incluyen divididos en categorías, no en igualdad (lo mismo que el virus que daña menos a los ricos que a los humildes). De aquí viene lo que se está produciendo en el mercado de los insumos sanitarios, con compraventas a pie de avión carguero. O el cierre de fronteras, sin respetar los principios y reglas establecidas en el interior de la UE, que aconteció a mediados de marzo. Todos los estados, más allá de ciertas declaraciones hipócritas, han priorizado lo propio. Y al hacerlo se ha puesto inmediatamente de manifiesto el poder real que tienen, aunque ha habido algo idéntico en todos ellos: quienes gobiernan están haciendo todo lo posible para buscar chivos expiatorios y que la ola de ira que se avecina no se dirija contra ellos. Solamente así se explica el rapidísimo volantazo de Boris Johnson en cuanto advirtió lo que su intento de brutal darwinismo social (crear inmunidad a base de admitir más muertos) le iba a aparejar, en una sociedad donde la política involucra a las masas y no meramente a las élites de Oxbridge y Camford. * * * En nuestro pais está ocurriendo igual, si bien con peores perspectivas dados los datos previos. Estos datos son: Un falso fin de la anterior crisis, con un creciente abismo entre los superricos y las clases subalternas. Una economía extremadamente dependiente del exterior, tanto por lo que hace a la pro-
piedad de algunas grandes empresas (casi la única excepción son las financieras, pero la inexistencia de moneda propia hace irrelevante esta salvedad), como por lo referido al principal producto que vendemos: los servicios turísticos prestados a personas que han de venir de fuera. Una seria división interna entre la oligarquía dominante, expresada por las repetidas elecciones de los últimos años. Y una grave incapacidad de las fuerzas sociales opuestas a esas oligarquías, para forjar una fuerza política democrática real, como se ve por el continuo descenso de apoyo, que recibe la única que se asemeja a lo mencionado, en esas repetidas elecciones. De aquí procede lo que estamos viendo estos días. Por su lado el Gobierno, plenamente consciente de lo que se avecina, utiliza todas sus plataformas mediáticas para hablar
de unidad y diálogo en pro de planes sociales y de reconstrucción, al tiempo que culpa a todos los grupos políticos discrepantes de rechazar ese gran acuerdo. También oculta todas sus múltiples equivocaciones al enfrentar la emergencia, publicitando sus deseos de crear “escudos sociales”. Sin embargo hay una gran diferencia entre sus anuncios en las pantallas de tv y lo que sale en el BOE y más con lo que llega a ser realidad (por ejemplo los famosos millones del ICO, de los que apenas han llegado a los presuntos beneficiarios un 18% a fecha de hoy, 17 de abril). Y es que el Gobierno sabe que, careciendo de moneda propia, depende de lo que nuestros “socios” de la UE nos autoricen para endeudarnos. Y sus planes no pasan de moratorias de pago ¡cómo si al autónomo, o al pequeño empresario que ya no factura y que ha de seguir comiendo, esto le supusiera algo diferente a un aplazamiento de su condena final! Los partidos opositores (aparte de dar gracias por no estar
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ellos al frente, pues su ineptitud va pareja con la del Gobierno) En resumen, todos saben que lo que está sucediendo camse limitan a señalar los fallos más garrafales de la gestión de biará muchas cosas y se esfuerzan por hacer ver que ellos este, a la vez que tratan de dividirle seguirán siendo imprescindibles en el echando pestes de la parte más débil de nuevo escenario postemergencia. Pero él. Por más que ese sea un objetivo imlo hacen centrándose en la publicidad, ya que carecen de ideas originales y bueposible (por más discusiones que haya nas y, en realidad, todos harían, con en los consejos de ministros), ya que algunos matices, lo mismo que está quien preside el Gobierno sabe que si haciendo el Gobierno. E igual de mal. Lo cae una pieza, caerán todas, él incluido. que ocurre es que esta es una crisis hisTambién están muy ocupados procurando salir de la última trampa gutórica (en esta ocasión sí es cierto ese bernamental: la que trata de hacerles adjetivo del que tanto abusan los publiresponsables de frustrar unos planes de cistas para cualquier parto de los monreconstrucción que carecen de contenites) y la publicidad no es barrera contra do real, fuera de implorar a sus socios de la ola que nos está embistiendo. la UE que autoricen un mayor endeudamiento y en mejores condiciones, y no * * * son más que un intento de satelizarlos. Y esto ya se percibe poco a poco, aquí No obstante su forma de hacer frente a y en el resto del planeta. Hasta un sonesto es diferente. Ciudadanos, una fuerza ya en descomposición, acepta esto como último recurso deo tan sesgado y malintencionado como el del reciente CIS da para sobrevivir. Vox, firme en su objetivo de presentarse como cuenta de esto. La mayoría de la gente desea un poder fuerte, la única tabla salvadora, lo rechaza abiertamente. En cuanto al el que sea, que les diga lo que han de hacer. Y esto es lo que hay PP se tambalea en el filo de la navaja, ya que ignora si será peor tras el apoyo a los hipotéticos planes de reconstrucción y llapara sus intereses aparecer como “culpable” de no ayudar o mamientos a la unidad gubernamentales. Pero, al tiempo, descontribuir al blanqueo del Gobierno. confían mucho de la capacidad de ese mismo Gobierno (y de la de sus opositores), como han mostrado también otros sonEl otro grupo gubernamental aprovecha los ataques de la deos. Ni siquiera los partidarios oficiales del Gobierno están derecha para sacar pecho y lanzar alguna soflama social en sus dispuestos a movilizarse a su favor, aunque sea por sus favoripropias redes mediáticas (aunque el seguimiento de estas tas redes mediáticas, por eso la recogida de firmas en favor del muestra un creciente autismo de consignazos repetitivos), al Gobierno que corre por change.org, no tiempo que no hace nada real en conha llegado a las 70.000 en tres semanas tra de un plan que ya hemos descrito (las fuerzas políticas que sustentan al como sometido al visto bueno de Son las crisis, como la actual, las Gobierno, sumadas, consiguen que quienes mandan de verdad en la UE. que aceleran la historia. Claro que alrededor de 200.000 personas voten en El resto de entidades, políticas y/o muchas veces lo hacen para sus consultas internas) y ningún notaeconómicas, con algún poder real (collevarnos a escenarios peores. munidades autónomas, grandes ayunble, con la salvedad de Iceta, ha querido tamientos, CEOE, sindicatos) mantiehacer público su apoyo. nen un perfil bajo. Aplauden las mediY todo esto pasa cuando los mercadas gubernamentales que cuadran con sus reivindicaciones y dos centrales (gracias a unas cadenas logísticas vitales que critican las que no, pero sin mucha algarabía. Por supuesto siguen funcionando) aún abastecen a la población y el impaccon la excepción de quienes (esos aficionados a la literatura to económico solamente ha llegado a los trabajadores de las pequeñas empresas y a los autónomos, que han conseguido epistolar que intentan convertir su comunidad autónoma en moratorias, pero no condonaciones. ¿Qué sucederá, a dónde y un “bantustan”), con la deslealtad e ineptitud que les caractea quiénes alcanzarán la ira y la frustración, cuando podamos riza alzan continuamente la voz, aunque no venga a cuento, salir a la calle y echar la cuenta real del impacto de la crisis? para no pasar desapercibidos; no vaya a ser que la gravedad de la situación ponga de manifiesto que no son necesarios para ¿Cuando se sepa la cifra verdadera de víctimas (el aumento de la mortalidad durante la emergencia, comparado con los datos nada.
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ranzas de los trabajadores griegos, así como la fuerza que redel mismo periodo temporal en años pasados) y calculemos presentaba su voto del 5 de julio del 2.015. todo lo que se seguirá perdiendo? Y es que el desbloqueo ecoMuchos dicen que las cosas no se pueden lograr de repente, desaparecihabrán que el en nómico nos traerá un panorama que hay que ir poco a poco. Pero se equivocan. Por más poco a do para siempre muchos puestos de trabajo. Más en España, poco que se quiera ir, lo que no se puede hacer es errar el camicon su tejido de microempresas que viven al día y que tardará no y el actual camino del Gobierno no conduce a ninguna años en volver a ser un destino turístico apetecible, ya que no parte buena para la mayoría, por más que sí pueda ser así para se olvidará facilmente que su porcentaje de muertos por algunas personas concretas y sus familias. Además hay cosas millón de habitantes es el mayor de los países occidentales. Y que sí suceden de repente y son las critambién nos dejará el temor, casi la cersis, como la actual, las que aceleran la teza, de que puedan venir nuevas historia. Claro que muchas veces lo más emergencias sanitarias, que serían Ningún pedazo de papel ha hacen para llevarnos a escenarios peodañinas al afectar a una sociedad ya blindado nunca nada, pues todo res. Y esto es lo que sucederá en el caso debilitada y con unas instituciones polo legislado puede deslegislarse. de que no hagamos un esfuerzo para líticas más desacreditadas. levantar una fuerza política conseEn suma, las nuevas ondas de choque cuentemente democrática. van a proseguir degradando el panoraY al decir fuerza política, queremos decir que luche por el ma social. Eso aumentará el miedo y el odio (que ya venían cirpoder político y que tenga fuerza real. No basta con hacer culando bastante libremente) y pondrá en auge soluciones manifestaciones contra la UE, o pedir que la Constitución blinhabla se ahora que verdad Es simplistas y nada democráticas. de las pensiones y los servicios públicos. Ningún pedazo de mucho de “mando único”, pero en realidad eso significa “ordepapel (para el caso sería igual grabar las leyes en placas de no y mando”, no la disciplina que nos autoimponemos tras la bronce) ha blindado nunca nada, pues todo lo legislado puede toma de decisiones producto de un debate democrático. deslegislarse. Solo la fuerza organizada del pueblo es capaz de También se habla de planes económicos, pero hay que recorblindar algo y, desgraciadamente, esa fuerza no parece estar en dar un par de cosas: planificar la economía, incluso nacionaliascenso, cuando sus representantes oficiales no parecen ir más zar, no es sinónimo de socialismo (como deberíamos saber lejos de aquel viejo estribillo de la canción de La Bullonera: todos cuantos hemos oido la sigla INI), y una planificación “Hay que rezar un día y otro alternos, para librarnos de todo pruerequiere improvisar, puede realmente democrática no se contratiempo”. bas y cifras de control. Todo ello hará que siga subiendo la Naturalmente todos sabemos cuales serían los objetivos de marea de la brutalización de la política, siempre en favor de los esa fuerza. La elaboración de programas, el viejo vicio naciomás fuertes, lo que se reflejará con la misma intensidad en la nal del arbitrismo, no es el problema. La cuestión verdadera degradación de las sociedades. Eso será la barbarie, como lo es es aquello que decía Marx: “Un solo paso del movimiento ya en Somalia, por ejemplo. real vale más que una docena de programas”. Y no se dan Frente a ello sólo contamos con una fuerza demediada y esos pasos cuando lo que se hace materialmente en el obnubilada por su fetichismo estúpido en el presente contradice todo lo manifestado, y cuando las conGobierno (el evidentes más realidades las Gobierno, que le lleva a negar de los dirigentes tienen de todo, salvo personales ductas seguidismo hacia la UE y otros poderes extranjeros, políticos y humildad y apego a la verdad. Y es que nada arrastra y gana militares, que en nada nos van a ayudar), mientras confía en tantos partidarios como el ejemplo y el que los hechos no cambiar las realidades materiales a base de palabrería vacía desdigan a las palabras. Estos son valores, por así decir, preen las redes. De este modo su salida solo puede ser una de estas políticos y no pertenecen a ninguna corriente ideológica. dos: O, si triunfa la campaña de la derecha (ya hemos escrito Pero sin ellos, una fuerza que quiera subvertir el orden estaarriba que no lo creemos probable) ser arrojados ignominiosablecido, que no se apoye en prejuicios rancios, ni en poderes mente del Gobierno (como en su día le ocurrió a IU en Ancentenarios, no puede triunfar. Es de estos valores, no de proen convertirse O miterrandista). dalucía y al PCF en la Francia gramas, de los que andan escasas las fuerzas democráticas émulos del gobierno más indigno que haya protagonizado una (en España y fuera de España). Por aquí hay que renovarse, fuerza de izquierda en la Europa actual. Está claro que hablapues de no ser así nada impedirá que la llegada de los bárbamos del Sr. Tsipras (aquel a quien tanto abrazaba el Viceros invada el planeta entero ■ presidente del horizonte 2030) quien traicionó todas las espe-
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Situar el socialismo por Manolo Monereo Nuova Direzione es una organización política de reciente creación formada por cuadros sociales y políticos de la izquierda italiana. Las tesis aprobadas en su Congreso fundacional tienen mucho interés porque recogen los cambios en el funcionamiento del capitalismo en una sociedad como la italiana, que vive una crisis orgánica. No se trata aquí de sintetizarlas ni de comentarlas, sino de situarlas en un contexto presidido por la derrota, la carencia de proyectos solventes y la búsqueda desesperada de referentes. La izquierda italiana no existe como fuerza relevante en la vida pública. Hay una izquierda social y cultural rica pero dispersa, dividida en compartimentos estancos y sin capacidad de contribuir positivamente a un proyecto alternativo de país. Las tesis apuntan a situar de nuevo el socialismo como proyecto histórico. La palabra clave es fundación. No se intenta revisar, de oponer por enésima vez teoría y práctica, el socialismo pensado por los padres fundadores y el socialismo realizado. La tarea es de cimientos, de arquitectura, de edificio. Pensar la sociedad alternativa desde las contradicciones del capitalismo realmente existente y más allá, desde la experiencia histórica de su construcción y derrota. Tomarse en serio la filosofía de la praxis y fundar, no solo teoría, sino estrategia, programa y pasión colectiva. Luchar contra un imaginario que vive, después de 30 años, bajo el síndrome TINA, no hay alternativa. Es una tarea colectiva, de militantes, de intelectuales críticos que se insertan en las clases populares y que generan un proyecto alternativo viable. Lo primero es situarse bien ante el capitalismo que tenemos delante de nuestros ojos, definirlo y expresar sus contradicciones. Financiarización, globalización y transición geopolítica expresan un nudo gordiano que es necesario romper. Las contradicciones están ahí: crisis financieras recurrentes, destrucción de los controles sociales y políti-
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cos al mercado capitalista; desigualdad creciente y pobreza devenida estructural; una revolución tecnológica usada –las tesis hacen hincapié en este asunto– como instrumento de dominación contra las clases trabajadoras y sus sindicatos. Un segundo tema, el metabolismo de la sociedad humana y el medio natural en plena ruptura. Cuesta trabajo ir más allá del folklore de un ecologismo convertido en ideología de grandes empresas, de grandes medios de comunicación y de ONGs imperiales, pero el problema es real y ayuda a entender qué significa, aquí y ahora, aquello de socialismo o barbarie; mejor dicho, de una barbarie sin alternativa. Hay una cuestión que atraviesa las tesis políticas. Tiene que ver con el capitalismo. Se podría expresar así: ¿la revolución social es el producto de las contradicciones internas del capitalismo o el choque de éste con la sociedad? Desde otro punto de vista, el capitalismo produce relaciones sociales capitalistas y difícilmente se encontrará en ellas el “material” para producir una sociedad alternativa. El nexo geopolítica y capitalismo, es decir, el imperialismo, tiene mucho que ver con este debate y hoy cobra actualidad. ¿Es China un país capitalista? ¿Qué tipo de capitalismo? Y ¿cuál es su papel en unas relaciones que cambian aceleradamente? De una u otra forma reaparece el gran debate: ¿qué sociedad, qué estructuras de poder y qué tipo de relación entre economía y política caracterizaron las formaciones económico sociales que pretendieron construir el socialismo? Los que siguen defendiendo una sociedad alternativa al capitalismo tienden a separarse de ese proceso histórico, a criticarlo desde fuera negando su propia naturaleza emancipatoria. Creo que estos análisis no dan mucho de sí y no explican bien el fenómeno. Muchos lo vemos de otra forma, como producto del choque del capitalismo con las sociedades, por así decirlo, tradicionales, y como vía a la industrialización y al desarrollo sobre bases no capitalistas. Pensaríamos la transición, a lo Samir Amin, como un complejo histórico-mundial de larga duración, reversible
en la agenda política siempre y donde la política en sentido fuerte tendría el primado. La cuestión tiene diversos desarrollos y hace posible la convergencia entre soberanía nacional y popular; internacionalismo y la construcción de un nuevo orden internacional en momentos –hay que subrayarlo de nuevo– en que retorna la lucha por la hegemonía entre las grandes potencias, la competencia económica se acerba, la carrera armamentista se acelera y la guerra aparece en el horizonte. El socialismo como posibilidad y aspiración encontrará ahí su destino. Hablar de tesis políticas obliga a situarse bien en lo nacional, en la comunidad histórica y en sus contradicciones sociales y culturales. El análisis que se hace de la Unión Europea es riguroso y su denuncia, solvente. La relación entre la UE y la crisis orgánica del Estado italiano está claramente expresada con un contenido de liberación social y nacional, no dejando a un lado los temas espinosos y especialmente difíciles como la emigración, la situación de las clases trabajadoras y el populismo de derechas en su contenido más profundo. Se trata de una crítica al neoliberalismo, a la subalternidad de las clases dominantes italianas al poder alemán y a una supuesta izquierda que actúa como masa de maniobra de unos poderes económicos cada vez más fuertes y autoritarios. El debate estratégico retorna. Eso es una buena señal. El nudo Lenin-Gramsci hay que fortalecerlo desde su complejidad. Las tesis se formulan con modestia, con sinceridad, en momentos en los que la confusión reina, la formulación de un proyecto alternativo rechazada por el omnipotente poder del mando neoliberal unificado. Estamos ante una tarea –allí y aquí– que está empezando, que requiere de una crítica despiadada de la ideología dominante y la reconstrucción de un imaginario social alternativo donde ideas, creencias, estrategia y programa se puedan soldar en conciencia colectiva, acción social y organización de masas. El debate continúa.
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Tesis sobre Italia y el socialismo para el siglo XXI
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1 Contra la mundialización La exposición inerme al uso capitalista de la revolución tecnológica y la globalización financiera son factores destructivos fundamentales en el mundo contemporáneo. La interconexión no es un valor en sí misma. En ausencia de capacidad de reconocimiento mutuo de las identidades históricas y de los diferentes sistemas institucionales, lo que queda es simplemente la competitividad dirigida a instaurar relaciones de dominación. La modernidad capitalista, que disuelve sistemáticamente todas las barreras, no produce autodeterminación o emancipación, sino dependencia y servidumbre (a veces servidumbre coactiva y, a veces “voluntaria”, como en el caso italiano). El capitalismo es la subordinación de todas las funciones sociales y antropológicas al propósito de la reproducción y el crecimiento del capital, mercantilizando toda relación, cualesquiera que sean las consecuencias.
La denominada “financiarización de la economía” hace explícito este aspecto, ya que debilita los componentes fijos, territoriales, de la producción, lo que facilita el movimiento del capital y, con ello, su poder de chantaje. Los mercados financieros (acciones, garantías y mercados monetarios) aparecen como el motor central de la acumulación, debilitando el poder de negociación del trabajo, que viene marginado. Las fusiones, las adquisiciones, las subcontrataciones, la venta de acciones para su posterior adquisición, la precarización, las titulizaciones, las pirámides de control y la evasión fiscal son fenómenos conectados que constantemente tenemos ante nuestros ojos. El gigantismo del sistema financiero, lejos de ayudar a la economía real, sustrae recursos mediante intereses y comisiones, aumenta la competencia internacional y alimenta la movilidad del capital industrial. Muchos pequeños ahorradores tam-
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bién se ven obligados a participar en los juegos del capital (con pensiones privadas, seguros y reservas de valor para enfrentarse a la creciente inseguridad). Por lo tanto, se les induce a depender del mismo sistema que se aprovecha de ellos, atentos a la rentabilidad y, aunque su participación es marginal, no deja de ser importante para ellos. Como otras veces ha ocurrido en la historia, el capitalismo financiero, con su poder de desestabilización nacional, lejos de alimentar una “interconexión pacífica’’, acentúa los rasgos de hostilidad internacional, promoviendo reacciones proteccionistas y competitivas, incluyendo el fortalecimiento militar. Si esta es la modernidad, el socialismo debe tomar caminos diferentes. Superar la modernidad capitalista no significa resucitar formas de vida y producción pasadas, sino permitir que diferentes sociedades y culturas descubran su propia forma de vivir y producir. Hay que defender la libertad de vivir en una dimensión que no persiga forzosamente el mito del “progreso” lineal, apoyado por la tecnociencia, sino capaz de cultivar las propias capacidades, desarrollar los propios talentos, realizar la propia naturaleza y hacer madurar sus mejores tradiciones. El progreso auténtico no puede ser un mero incremento de la potencia, ejercido indiscriminadamente sobre el hombre y la naturaleza. Para nosotros, el progreso no es el aumento indefinido del PIB, las exportaciones o el poder de la propia moneda, ni el mero aumento de las libertades individuales. El progreso es el crecimiento democrático, la capacidad histórica de encontrar una síntesis entre la participación de la emancipación, el derecho a la autodeterminación individual y colectiva. Recuperar la soberanía democrática significa confirmar la capacidad política para gobernar la economía y de la ciudadanía para gobernar la política; y significa hacerlo para escapar al impulso a la máxima valorización del capital y a la dependencia del mercado mundial.
2 Contra el proyecto imperial europeo El proceso de unificación europea sancionado por el Tratado de Maastricht representa el intento del gran capital europeo y sus sectores de referencia de construir un nuevo centro imperial para participar en el dominio mundial. Este proyecto asigna roles primarios y subordinados, alistando por la fuerza a los países europeos en una lucha contra otros centros imperiales (Estados Unidos, China y Rusia). En este contexto, Italia es un
campo de batalla entre el reciente proyecto imperial francoalemán y el consolidado proyecto imperial de Estados Unidos. Los efectos colaterales de esta confrontación afectan al país en términos de estancamiento y recesión persistentes. Es una lucha que involucra, aunque de forma subalterna, a parte de las élites y de los capitales nacionales, especialmente en el norte. Para competir en esta carrera por dominar el mundo (que no puede dejar de tener una dimensión militar), se repite constantemente que los trabajadores deben sacrificarse, el Estado debe perder peso, que se deben eliminar las protecciones para exponer a los trabajadores a la “dureza de la vida”. Los que deben asumir esta “dureza” son, de hecho, siempre los trabajadores, nunca el capital. Las consecuencias son una estructura económica debilitada, un sistema público insuficiente, un crecimiento de las desigualdades sociales y territoriales y una política exterior inexistente.
Por lo tanto, es necesario revocar el proceso de unificación europeo nacido en Maastricht, romper la camisa de fuerza del Euro y restituir la soberanía monetaria a un Banco Central Italiano que responda al poder político. Necesitamos transitar hacia una economía mundial equilibrada y respetuosa de las individualidades nacionales que prefieren la demanda interna, en lugar de desangrarse en una lucha por la expansión de las exportaciones y la relativa acumulación financiera. Preferir la demanda interna significa volver al objetivo prioritario del pleno empleo, subordinando el objetivo de la estabilidad monetaria, que interesa principalmente a los sectores dominantes; significa fortalecer el trabajo, apoyar los salarios, impulsar directa e indirectamente al capital a la innovación, impidiendo que logre sus esperados beneficios simplemente ampliando la explotación.
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criminación de ningún tipo. Rechazamos la idea de sociedades nacionales como zonas de paso en busca de sustento temporal. No tenemos nada que ganar del conflicto entre los pobres (que siempre ha sido el juego retórico de la derecha). Lo que debe defenderse en todas partes es el derecho a no emigrar, a no verse forzado por el chantaje económico, las limitaciones materiales o morales; lo que debe defenderse en todas partes es el derecho a vivir y trabajar en condiciones dignas en el propio país, en primer lugar para nuestros ciudadanos en nuestro país. La auténtica solidaridad internacionalista entre las clases populares implica el derecho a la unidad y al desarrollo integral de cada nación.
4 Contra las izquierdas liberales 3 Contra la guerra entre pobres El país puede volver a ser uno, a garantizar el reconocimiento social a cada uno, valorizando los talentos propios, contrastando la disgregación y el desesperado repliegue narcisista actual. Hoy, en todas las áreas no centrales o periféricas, y en países semi-centrales como Italia, los sectores marginados o precarizados perciben la inmigración como causa de una posterior competitividad por la vivienda, el gasto social y los salarios. Es una visión correcta, pero parcial. Es necesario destacar cómo en el origen de esta presión sobre las propias condiciones de vida no están principalmente otros explotados de procedencias distintas sino las formas de producción de la riqueza. Este paso es necesario para desactivar la búsqueda de chivos expiatorios en forma de xenofobia; sin embargo, el principio de acogida ilimitada también debe ser rechazado. Las entradas al país deben calibrarse en relación con la efectiva y realista capacidad de acogida e integración. Estos son procesos que no pueden dejarse al “mercado”, a la “libre búsqueda de oportunidades” de la fuerza de trabajo internacional. El objetivo debe ser la cohesión social y la creación de una sociedad “decente”, no el fortalecimiento de un ejército de reserva que chantajee a los trabajadores. El capitalismo es en primer lugar una ampliación de la explotación que abate todas las barreras al movimiento del capital y la fuerza de trabajo. Como socialistas estamos, por lo tanto, por un control estricto de los flujos, por el respeto a la legalidad y por la plena integración, económica, social y cultural, de aquellos que están con nosotros, sin exclusiones ni dis-
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La mutación de las izquierdas en defensores de la inevitabilidad del capitalismo y de su mundialización se ha vestido de modernismo y progresismo, banderas típicas de la izquierda liberal. Por ello, sus referentes ya no son las clases populares, sino fracciones de clase de la burguesía media, conectadas con el modo de producción de la “acumulación flexible”. También las izquierdas radicales, hijas de la larga ola del 68, se han refugiado en sus pequeñas iglesias y en movimientos (sectores del ecologismo, del feminismo, del movimiento LGBT, de los animalistas, los pacifistas, etc) que suprimen cuidadosamente el problema de las relaciones de poder económico, sustituyéndolo con reivindicaciones sectoriales e identitarias que preservan el sistema. No es casualidad que la cultura de estas izquierdas vea al Estado como su principal enemigo y asuma la lucha contra las jerarquías y el autoritarismo (a menudo etiquetado como “patriarcado”) como su objetivo central. Estas reivindicaciones son ocasiones para aumentar la segmentación social, fácilmente integrables en el actual modo de producción, como estética, marketing, etc. Centrarse en los derechos subjetivos y las identidades exclusivas termina atomizando a la sociedad, ocultando el problema de las relaciones de poder económico.
5 Por la democracia real El principal desafío de nuestro tiempo es el de la democracia real, que no está amenazada por los movimientos populistas, sino por la reacción a ellos por parte de las élites en todo el
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mundo occidental. Para abordar esta reacción, se necesita una nueva clase dirigente, con una base auténticamente popular, que no sea la enésima variante menor del orden liberal. La energía social para salir del impasse actual solo se puede encontrar en los sectores que más sufren. Los sectores acomodados o demasiado integrados en el modo de producción como para poder distanciarse del mismo, solo pueden acompañar. Se plantea, así, el problema de la unificación no solo de las clases subalternas, sino de todo el frente amplio que puede moverse en la dirección anti-neoliberal y antieuropeísta. Esta tercera fuerza, no disponible para el viejo bipolarismo, debe plantear la cuestión de las relaciones sociales, de la subordinación del mercado a la democracia, clarificando qué grupos, clases y posiciones encarnan el interés general de Italia. También debe plantear la cuestión de los instrumentos de la democracia, como los proporcionados por la nueva interconexión virtual, extendida a todos los ciudadanos, con la posibilidad de iniciar discusiones moleculares en cualquier momento y sobre cualquier tema. También se debe plantear el problema del colapso de las estructuras tradicionales de autoridad y reputación y sus consecuencias en la lógica de la delegación. Hay que oponerse a la manipulación de los datos, la apropiación de la información por las plataformas empresariales y los enormes riesgos que esto conlleva.
sus tradiciones históricas y sus matrices constitucionales. El socialismo será inclusivo, democrático, arraigado histórica y territorialmente, o no será.
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El “sujeto” de esta transformación ya no puede ser unilateralmente una fracción cualificada de la sociedad. No puede serlo la vieja clase trabajadora, ahora fragmentada y dispersa; ni pueden serlo las “clases reflexivas” de la nueva economía del conocimiento, a menudo en la primera fila en la conservación de sus pequeños y decrecientes privilegios; ni tampoco las etéreas “multitudes” con su negativa a plantearse la cuestión del poder, ni las “mujeres”, como si fueran una clase en sí misma. El bloque social capaz de reabrir el futuro solo puede ser una red contingente de sujetos sociales, sensibles a las desigualdades horizontales y verticales, entre periferias y centros. Esta agregación contingente debe comenzar a moverse desde los daños generados por el desarrollo unilateral de la valorización capitalista, desde los lugares donde las condiciones de trabajo o de vida son insoportables para aquellos que no gozan de posiciones privilegiadas. Aquí es donde nace la resistencia de la que hay que partir. Por lo tanto, se trata de construir líneas de oposición al capitalismo que pasen principalmente por las diferencias de ingresos, movilidad y lugar. Es la brecha entre los “ganadores” –que logran determinar su propio precio y se mueven en los centros geográficos funcionales al sistema– y los “perdedores” –que
Por una nueva coalición social Para ello se necesita una gran coalición social, que atraviese el país de Norte a Sur, respondiendo a las diferentes exigencias de sus áreas culturales y económicas, a menudo enraizadas en historias seculares. Necesitamos saber cómo hablar con los nuevos proletarios de la new economy, los profesionales en vía de “uberización”, los trabajadores por cuenta propia explotados y marginales, los pensionistas de bajos ingresos y desatendidos y la parte aún reactiva del subproletariado urbano. Para hacer esto, es necesario superar los modelos útiles pero insuficientes de las meet-up o de movilizaciones sociales efímeras, atrayendo a los segmentos de la pequeña burguesía que operan en el mercado interno, los empleados públicos y parte de las clases medias cultas, separándolos de la hegemonía ejercida por la burguesía cosmopolita y el sector exportador. Hoy, ningún sujeto privilegiado de la historia puede conducir exclusivamente una transición al socialismo. Y el socialismo mismo debe ser formulado de forma que permita una pluralidad de vías, integradas en las comunidades territoriales, con
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sufren el precio y permanecen en el área periférica– la que define el campo de la lucha de clases por un socialismo del siglo XXI. Solo centrándonos en esta fractura podemos enfrentar el choque con la Unión Europea y con esa parte del país que de la UE se sirve para hacer valer sus intereses, haciendo creer que es por necesidad o en defensa del interés colectivo.
7 Por una economía humana El pleno empleo garantizado debe ser un objetivo rector, para revertir las relaciones de poder contractual. Que sean los empleadores privados los que tengan que competir para contratar a los mejores trabajadores y no estos últimos los que se tengan que vender a la baja en una competencia fratricida. Se debe imponer una “base” al mercado laboral que no se pueda reducir y aumentar progresivamente. Esta “base” no puede ser el resultado de la simple fijación legal de un salario mínimo, sino el efecto de un cambio en las relaciones de fuerza en el mercado laboral obtenido gracias a una fuerte intervención pública para relanzar el empleo a través de planes de trabajo de última o primera instancia. Con el aumento de los salarios y los derechos sociales, el capital, público y privado, se verá obligado a invertir en tecnología, innovación y calidad. Con esto en mente, la Administración Pública debe capacitarse para funcionar adecuadamente, desempeñando el papel de empleador de Primera Instancia, con una contratación masiva y muy necesaria, además de servir de reserva de buen empleo transitorio, como parámetro para todo el mercado de trabajo. Un grupo robusto de empresas estatales, en sectores estratégicos y con vocación de monopolio, tendrá que reanimar el modelo de economía mixta que tuvo gran éxito en nuestro país, y que está emergiendo imperiosamente en las economías
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en crecimiento hegemónico en el mundo (China en primer lugar). El fortalecimiento de la demanda interna agregada reactivará el espíritu de los trabajadores italianos, revivirá las periferias deprimidas y extinguirá las luchas entre los últimos y los penúltimos. La restauración del control sobre los movimientos de capital con su subordinación a la función social, la desmercantilización del trabajo y de la naturaleza, el cuidado, el apoyo y la protección a los planes de vida de cada uno, la capacidad constituyente ejercida desde abajo y desde las periferias son los pilares del socialismo que buscamos. Este modelo va a proporcionar un aumento de la demanda y también del comercio mundial, que de esta manera encontraría nuevos recursos y factores de crecimiento suficientes para basarse en relaciones equilibradas entre áreas y países. Se
superaría así el intento actual de conseguir una liquidación tecnocrática y a toda costa de las fronteras a la búsqueda de mercados y la demanda de bienes que, mientras tanto, se han perdido al reducir los salarios, en Europa en primer lugar. También y sobre todo, por esta vía pasa el reequilibrio entre la apertura democráticamente fijada de los mercados y la soberanía democrático-constitucional. Solo así se puede proponer una idea real y no mistificada del internacionalismo. En este contexto, se debe prestar especial atención a la “cuestión medioambiental”, que, lejos de ser una moda pasajera,
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representa un horizonte decisivo para el destino de la humanidad futura. El impulso a la competencia anárquica, bajo el dominio capitalista, hace inevitable una devastación constante de los equilibrios ecológicos y orgánicos. Así, la necesidad de superar este modelo de desarrollo autodestructivo, surgirá con mayor claridad. El socialismo, como subordinación del mercado a políticas democráticas y las finalidades humanas, es la forma de la única solución posible. El antiguo lema “socialismo o barbarie” debería ser declinado hoy como “socialismo o colapso ecológico del planeta”.
8 Persecución del interés nacional en una perspectiva multipolar Apuntar a un desarrollo del mercado interno muestra la superposición de intereses nacionales e intereses de clase. Aumentar las oportunidades de los trabajadores y de las empresas italianas, reduciendo la dependencia de las exportaciones representa, en conjunto, una conquista de independencia geopolítica y de bienestar social. Hoy más que nunca existe la necesidad de un sector público fuerte de la economía, capaz de reequilibrar las relaciones de fuerza entre el trabajo y el capital, y de relanzar el papel de Italia en una dirección geopolítica multipolar. Sin cultivar aventuras imperiales o neocoloniales y sin convertirse, tampoco, en una balsa a la deriva en el Mediterráneo. Aunque todos en Occidente fingen no darse cuenta, la bipolaridad de la Guerra Fría terminó hace treinta años. Es hora de actualizar nuestras prioridades y dejar de insistir en las constantes históricas de nuestra política exterior: la irrelevancia en el debate interno y el alineamiento exclusivo con el aliado más fuerte. Dos características que son difíciles de combinar con la promoción del interés nacional en un multipolarismo como el actual. Nunca antes los objetivos geoestratégicos de Italia difieren tanto de los norteamericanos como de los competidores europeos. Si recuperásemos todos los instrumentos, políticos y económicos, que se atribuyen a un Estado soberano, podríamos re-
lanzar nuestro papel de potencia intermedia, con un nuevo activismo que, lejos de volver a repetir las tristes experiencias coloniales pasadas, puede aprovechar al máximo nuestra ubicación geográfica. Italia tiene interés en el surgimiento de un mundo multipolar con un nuevo equilibrio internacional. La subordinación a un Occidente que no consigue liberarse del fracaso del modelo neoliberal solo puede superarse si se establecen relaciones equitativas con el mundo emergente y se valoriza nuestra posición en el Mediterráneo. Sin rechazar las relaciones tradicionales con el centro europeo y los Estados Unidos, solo un multilateralismo que juegue en varias mesas (África, Rusia, China, India y América Latina) puede permitirnos reducir nuestra subalternidad. Por lo tanto, construir un socialismo para el siglo XXI también implica defender el propio sistema público y las propias empresas estratégicas, incluidas las empresas militares y de energía, de los objetivos de dominación de los otros países.
9 Por un socialismo plural en el siglo XXI Los socialismos del siglo XXI no deberían ser más progresistas de cuanto no sean conservadores. Es decir, no deberían predicar la convergencia de toda la humanidad en una forma predefinida
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de desarrollo cultural. Gran parte de los fracasos y de las derrotas del socialismo histórico dependió de esta ambición, no muy diferente de los impulsos uniformizadores y abstractos del capitalismo. Debemos ir más allá de los modelos de socialismo histórico (después de su estudio en profundidad, que sigue siendo crucial), prestando atención a las formas innovadoras que se han desarrollado en China y en los países “bolivarianos”. Los socialismos para el siglo XXI deben hacer un buen uso de los mercados, pero evitando que se conviertan en un único “sistema de mercado” ilimitado. Los mercados existieron mucho antes de que el capitalismo existiera y lo seguirán haciendo después y no necesariamente tienen que ser de carácter capitalista. La institución de los mercados puede aprovechar formas de organización social descentralizada que pueden basarse en el intercambio de excedentes entre iguales, sin que sean indefinida y automáticamente traducibles en una única medida de valor; el modelo ejemplificado en los mercados financieros debe ser rechazado, donde todo es continuamente móvil, mercantilizado y líquido en vista de un margen cualquiera de beneficio. Relanzar la tradición socialista, esta vez anclándola a formas de vida plurales y respetuosas con los propios procesos, significa liberarse de un modelo que reduce los intercambios sociales a la práctica de la oferta y la demanda. Procesos socialistas plurales pueden permitir la existencia de mercados con una esfera social más amplia, rechazando, por el contrario, la realización de lo “social” en el mercado. El horizonte de un socialismo del siglo XXI es, por lo tanto, el de una comunidad en la que la economía no es de orden superior a la sociedad, sino que está sujeta a un control público, transparente, plural y democrático, comunidades capaces de fundarse en la creatividad, en la capacidad socializadora del ser humano y en la lógica del don. Ser anticapitalistas significa reconocer que “la verdad está en el todo” y que lo económico es solo una de las dimensiones de la vida, ni autosuficiente ni autoconsistente.
10 ¿Qué hacer? ¿Cómo difundir hoy en Italia un auténtico proyecto socialista? Es una tarea difícil porque es radical. Y es radical porque no quiere simplemente volver a proponer la intervención estatal del pasado, sino inaugurar una nueva acción pública, evitando sus formas monopolizadas por el interés privado de los partidos y los manager estatales. Entonces, ¿qué hacer concretamente? En primer lugar, se necesita un esfuerzo para adecuar
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el proyecto socialista en un país que, aunque teniendo extrema necesidad del mismo, lo teme, habiéndose acostumbrado a lo largo de los años a pensar de manera antisocialista. Italia lo necesita porque hoy solo la intervención estatal y la propiedad pública pueden guiar una recuperación. Las desconsideradas privatizaciones de las últimas décadas requieren un cambio radical de rumbo hacia la reconstrucción de un Estado con capacidad de dirección político-administrativa y controlado democráticamente. Pero los italianos de hoy temen esta dirección, tanto por la expectativa (cultivada mediáticamente) del mal funcionamiento de todo lo que es público y, sobre todo, porque la estructura social italiana ha sido construida conscientemente (por la DC, el craxismo y la “modernización” neoliberal) con el fin de obstaculizar las concentraciones de trabajadores y favorecer a las empresas individuales o familiares. De esto surge la propensión a ver en el Estado a un protector ocasional, que, sin embargo, no debe exigir impuestos ni dirigir la economía. El problema, exacerbado por el hecho de que a menudo en la misma familia, los ingresos de empleado y los del negocio están entrelazados, no puede abordarse a la ligera, porque la microempresa, con sus vicios y virtudes, en cualquier caso y sobre todo en tiempos de crisis, es una fuente de supervivencia para muchísimas familias. Esta tensión entre el Estado y el sector privado, inevitable en las condiciones actuales, debe desplazarse hacia el sistema de crédito (a los bancos, pero específicamente al BCE). La vía maestra para una recuperación y una posible redistribución pasa, de hecho, por la monetización del déficit público, no por el rigor fiscal. El problema de la evasión fiscal obviamente debe abordarse, pero con medidas dirigidas al vértice de la pirámide social, y solo puede resolverse por completo en la estela de la recuperación del país, distinguiendo entre evasión de supervivencia y evasión oportunista. La perspectiva debería ser la de una regularización progresiva y no traumática de las microempresas, basada en el intercambio entre la lealtad fiscal y normativa, por el lado privado, y de servicios eficientes, por el público. En esta perspectiva, fundamental ya que se trata de una cultura generalizada en el país, es necesario construir una estrategia política que no se limite a declamar las buenas razones del socialismo, de la intervención pública, del euroescepticismo, sino que señale las formas concretas de llevarlas a cabo. El objetivo fundamental no es realmente “la unidad de la izquierda” contra la “derecha fascista”. La derecha actual no es fascista, aunque tiene rasgos autoritarios peligrosos. Y, por otro lado, la izquierda no es realmente democrática (aunque muchos de sus votantes y militantes lo son): no lo es porque su globalismo desconsiderado ha sometido al país a la dictadura del spread,
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cas aceleraciones de la crisis europea, sumar apoyos decisivos, solo situando en el centro la perspectiva de salida de la UE. Manteniendo firmes las razones de una salida de los tratados, es necesario sobre todo acumular fuerzas sobre contenidos positivos explícitos (más Estado, pleno empleo, mercado interno, Sur...). Para hacerlo hay que lanzar un programa que indique la salida como condición para su plena realización, pero articulado en objetivos intermedios parcialmente posibles también en el ámbito de la UE.
porque (como la derecha) ha violado la Constitución de 1948, porque (como la derecha) muestra constantemente impulsos censores con respecto a la expresión de la disidencia. En estas condiciones, es muy difícil decir si un futuro gobierno autoritario lo favorezca ahora la izquierda o la derecha. Por lo tanto, el objetivo fundamental debe ser la lucha contra toda nueva proposición del bipolarismo y, por lo tanto, también contra el sistema electoral mayoritario que lo acompaña. El bipolarismo sirve, de hecho, para consolidar la subordinación del país mediante un choque ficticio entre dos polos, divididos en cuestiones secundarias, pero unidos por la lealtad atlántica y europea. Esto vale claramente para el polo de izquierda, incluso aunque el M5S participara de forma estable. Pero también vale para el polo de derecha, porque ya ha demostrado que alimenta un euroescepticismo de fachada, sosteniendo la irreversibilidad del euro y oponiéndose a cualquier fortalecimiento de la empresa pública y a las posibilidades de nacionalización. Para romper el bipolarismo es necesario reconstruir un tercer polo, dialogando con la parte crítica del electorado y la militancia del M5S, recogiendo todas las fuerzas que son soberanistas en cuanto socialistas, pero sobre todo dando expresión a aquellos que no han tenido representación política durante décadas: la vasta y fragmentada clase de trabajadores subordinados, precarios y desempleados. Un tercer polo de tal tipo no puede nacer alrededor de la mera consigna negativa del Italexit. El evidente balbuceo de los sedicentes soberanistas amarillo-verdes frente a la UE, las convulsiones del Brexit y la toma de conocimiento del chantaje del spread por la opinión pública, hacen que sea difícil, salvo brus-
En esta perspectiva, Nuova Direzione debe comprometerse a: I. Sostener una dura crítica a la Unión Europea, desarrollando actividades de formación y contrainformación sobre esto, también en conexión con otros colectivos. II. Construir progresivamente un programa socialista para el país, articulado en objetivos de fase concretamente alcanzables. Aquí la elaboración conceptual debe ir acompañada de la construcción de alianzas políticas con sujetos situados críticamente en los distintos partidos, en la Administración Pública, en el mundo de las empresas y los sindicatos y en los lugares de mayor conflicto social. III. Insertarse en todas las experiencias de conflicto que expresen una clara disidencia respecto a la situación general del país y hacia las políticas de debilitamiento de las condiciones de los trabajadores: crisis industriales, regularización de trabajadores precarios, conflictos entre bancos y deudores, etc. IV. Promover, o en cualquier caso interceptar, aquellos conflictos con raíces territoriales en los que se presente una lucha entre el centro y la periferia, el Hinterland contra la ciudad, el Sur contra el Norte, etc. El objetivo no es disgregar, sino volver a sumar sobre nuevas bases lo que se está irrevocablemente fragmentando. El objetivo es presentarse como un movimiento por la unidad de Italia: la unidad entre sus distintos trabajadores, entre estos y las pequeñas y medianas empresas, entre todos los territorios que el neoliberalismo italiano, representado por la izquierda y por la derecha, pone en competencia infinita en beneficio sólo del capitalismo y de la Unión Europea ■ Traducción de konkreto https://www.facebook.com/notes/nuova-direzione/nuova-direzione-le-tesi-sullitalia-e-il-socialismo-per-il-xxi-secolo-approvated/527910898075535/
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Franco y la lucha de clases por José Manuel Roca
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l 18 de julio de 1936, además del golpe militar, hubo una rebelión de las fuerzas sociales que encarnaban el vigor de lo viejo y todavía fuerte contra lo nuevo, débil e inseguro. Fue una virulenta reacción del arcaísmo contra la Ilustración, una apuesta por volver a la España estamental, estática, jerárquica, clerical e intransigente.
El ascenso de la lucha de clases En los países donde impera el modo de producción capitalista, el grado máximo de enfrentamiento entre las fuerzas del capital y las del trabajo por organizar y dirigir el proceso productivo y por decidir, después, cómo se reparte el excedente obtenido, es la guerra civil. Y la última guerra civil española, además de otros factores que contribuyeron a desatarla1, fue el resultado de la lucha de clases que, de forma cada vez más aguda –recuérdense las ocupaciones de fincas, las huelgas generales, los intentos insurreccionales, el pistolerismo, la represión patronal y policial– revelaba la lenta pero imparable descomposición del sistema canovista. Las clases poseedoras, y en particular los grandes propietarios industriales, agrícolas y financieros, que constituían el núcleo esencial del bloque dominante, habían hallado en el conservador régimen de la Restauración el sistema político más adecuado para defender sus intereses económicos y tratar de sumarse a la revolución industrial, aunque conservando formas políticas y sociales propias de la sociedad estamental. Pero en las primeras décadas del siglo XX, dos de los aparatos fundamentales de su dominación –el ejército y la monarquía (otro era la Iglesia)– habían perdido gran parte de su legitimidad, de su función simbólica; de su aceptación y respeto para gran parte de la sociedad, y, en particular, para los asalariados y las clases subalternas. Ante la crisis de la monarquía, a la que Primo de Rivera quiso salvar en 1923 con un golpe militar, la II República llegó por
defecto, casi igual que la primera, más por el abandono de los monárquicos que por el impulso de sus partidarios, la burguesía liberal y reformista y los sindicatos y partidos de izquierda. La II República sería, así, un régimen inestable, sometido a la presión del bloque tradicionalmente dominante, que no se resignaba a perder sus potestades, pero necesitaba una reorganización urgente, y al empuje de las masas obreras y populares que, impacientes, aspiraban, unas, a mejorar su suerte con el régimen republicano, y otras, a iniciar una revolución que las librase para siempre de la sujeción patronal. Entre estas dos estrategias antagónicas se hallaban las fuerzas republicanas, divididas ideológica, política y territorialmente en una serie de pequeños partidos, que electoralmente dispersaban el voto y dificultaban la formación de gobiernos estables. Hay que tener en cuenta tres factores de ámbito internacional que afectaron de modo importante a la supervivencia del naciente régimen republicano. El primero fue la crisis de la bolsa neoyorquina en 1929, seguida, en los años treinta, por la depresión que afectó a las economías europeas, y que, en España, empeoró las condiciones de vida y trabajo de la población, aumentó las demandas de los trabajadores y radicalizó las luchas populares. Y redujo, por otro lado, la capacidad financiera de los programas reformistas de los gobiernos republicanos2. El segundo fue la crisis de la democracia parlamentaria y la instauración en Europa, en bastantes ocasiones mediante la
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fuerza, de regímenes autoritarios, milietapa de afirmación y reorganización La guerra civil, la forma más aguda de la política– y en singular para los braceros tares o claramente fascistas3, en el contexto de la crisis de hegemonía de lucha de clases, fue escamoteada bajo la del campo y para los estratos más bajos la burguesía, el declive del liberalismo, apariencia de una cruzada nacional del proletariado urbano, la revolución el auge del irracionalismo, la exaltarusa mostraba un camino posible hacia contra la amenaza rusa. ción de la fuerza y la violencia como su definitiva emancipación respecto al recursos políticos –la guerra como capital. higiene social, según Marinetti– y Las moderadas reformas de los gocomo actitudes vitales –el vivir peligrobiernos republicanos, pero sobre todo la creciente radicalidad de los trabajadores y la pequeña bursamente, del fascismo, despreciando la cómoda vida burgueguesía y su orientación antioligárquica, antilatifundista, antisa–, y el culto a los dirigentes carismáticos y autoritarios; es decir, el clima emocional e intelectual en que se produjo, según clerical y antifascista asustaron a unas clases pudientes que Lukács4, el asalto a la razón, que preparó el camino al fascismo, no estaban dispuestas a perder un ápice de su poder y su al nazismo y a la hecatombe que fue la II Guerra Mundial. riqueza. El tercer factor fue el eco de la revolución rusa de 1917, que Las reservas de estas clases hacia la República devinieron en provocó dos tipos de reacciones opuestas: como un sistema a franca hostilidad y buscaron una solución violenta, con la esperanza de que un golpe militar depusiera al gobierno del temer o como un ejemplo a imitar. En las clases acomodadas y en la Iglesia, la abolición de la Frente Popular y restaurase, en pocos días, “la ley y el orden”. propiedad privada, la colectivización y la planificación econóEs decir, devolviera un poder sin restricciones a las élites tramica, el gobierno popular de los “soviets”, el igualitarismo, la dicionales para emprender una salida a la crisis económica supresión de la Iglesia ortodoxa, el asesinato de los zares y los según sus intereses de clase. excesos que ya empezaban a conocerse, sumaron, al tradicioLa etapa de inestabilidad acabó cuando la alianza de las nal miedo a la rebelión de las masas populares, el pavor al fuerzas conservadoras se creyó con fuerza suficiente para inscomunismo, al bolchevismo ateo y el temor a que se extendietaurar el orden que le convenía asestando un golpe definitivo ra la dictadura del proletariado. a las fuerzas populares; golpe que, el 18 de julio, fracasó y Por el contrario, para las clases laboriosas –también en una degeneró en una guerra civil de tres años, que mostró tanto la resistencia popular, a pesar de la falta de apoyo externo, de la debilidad e inconsecuencia de los gobiernos de la burguesía republicana y de la división de las fuerzas de la izquierda, como la persistencia de las derechas en perseguir su objetivo hasta el final, que era obtener la rendición sin condiciones del ejército republicano y la completa derrota de sus enemigos de clase, para impedir su actividad en varias décadas o quizá para Hitler y Franco en Hendaya. siempre.
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La justificación ideológica de la guerra civil Franco5, artífice militar de la victoria del bando sublevado, interpretó la guerra civil en clave patriótica y nacionalista, negó el carácter de clase del desgarro social bélico y postbélico, señaló la lucha de clases como una táctica del comunismo para dividir a las naciones y conquistar el mundo más fácilmente, y justificó la rebelión militar como una legítima reacción de la nación española ante una agresión extranjera y como el único modo de devolver a España su historia y su grandeza. Luchamos por librar a nuestro pueblo de las influencias del marxismo y del comunismo internacionales, que se introdujeron en nuestro país para hacer de España una sucursal del bolchevismo moscovita (Franco, 1975, I, 47). Luchando contra el comunismo creemos prestar un servicio a Europa, ya que el comunismo es un peligro universal. Si sucumbiéramos, el peligro sería mayor para los demás pueblos (ibid., 51). El comunismo acechaba su presa. El eje Moscú-Madrid, apuntando a Hispano-américa, no constituía una invención, pues estaba perfectamente definido en las actas del Congreso de la Komintern de 1935 (ibid., 97). No se trató de la victoria de un grupo o de una clase, como pretenden hacer ver los cabecillas exiliados (ibíd., 54). Nuestra victoria no ha sido de una persona ni de un partido; ha sido la victoria de la fe, de las tradiciones, de los hogares, del campo y de la ciudad, de la fábrica y del trabajo, del pobre como del rico; el triunfo de todos y la derrota solo de la anti-España (ibíd, 68).
era su absoluta negación. Así, la guerra civil, la forma más aguda de la lucha de clases, fue escamoteada bajo la apariencia de una cruzada nacional contra la amenaza rusa y otras fuerzas extranjeras, enemigas de España y de la civilización cristiana. Fue, por eso, una cruzada católica contra los enemigos de la fe, como antes lo habían sido las luchas contra árabes, turcos y berberiscos, protestantes alemanes y holandeses o ilustrados y revolucionarios franceses. En julio de 1936, según Franco y las fuerzas que representaba, España volvió a ser fiel a sí misma. La guerra de España no es una cosa artificial: es la coronación de un proceso histórico, es la lucha de la Patria con la antipatria, de la unidad con la secesión, de la moral con el crimen, del espíritu contra el materialismo, y no tiene otra solución que el triunfo de los principios puros y eternos sobre los bastardos y antiespañoles (Franco, ibid., 50). La historia de España está íntimamente ligada a su fidelidad a nuestra Santa Iglesia. Cuando España fue fiel a su fe y a su credo, alcanzó las más grandes alturas de su historia; en cambio, cuando, olvidando o negando su fe, se divorció del verdadero camino, España cosechó decadencia y desastres (ibíd, 366). Nuestra Cruzada de Liberación para la Patria fue Cruzada de Liberación de nuestra Santa Iglesia. Una vez más se demostró que eran comunes nuestros enemigos (ibíd, 255). La guerra se hace más fácil cuando se tiene a Dios por aliado (ibíd, 271).
Frente a la voluntad de los electores, en la que descansaba el Gobierno de la República, calificado de ilegítimo, Franco había transferido la legitimidad de su régimen a una voluntad que estaba por encima de las decisiones humanas: la suprema voluntad divina, expresada, en julio de 1937, en la carta colecHay solo dos sistemas para resolver los problemas sociales de tiva del Episcopado español, que justificaba el apoyo de la los pueblos: el anárquico de la lucha de clases, con todas sus Iglesia al alzamiento militar en la necesidad de reducir a la impotencia a los enemigos de Dios, coconsecuencias, que no los resuelven, mo en otra pastoral (diciembre, 1931) o el sistema de la armonía de clases, La pretensión del dictador y de la Curia había mostrado su oposición a la recién de sentirse todos integrados en una misma producción y en un mismo era volver atrás; restaurar instituciones, instaurada República. destino (Franco, ibíd, (II), 560). formas políticas, valores, leyes y privileRusia, lo sabe todo el mundo, se injertó gios abolidos o abandonados. España, con sus tradicionales valores en el Ejército gubernamental tomando católicos, se enfrentó al bolchevismo ruparte de sus mandos, y fue a fondo, aunso, materialista, comunista y ateo, que que conservándose la apariencia del Nuestra victoria no fue una victoria parcial, sino una victoria total y para todos. No se administró en favor de un grupo ni de una clase, sino en el de toda la nación (ibíd, 124).
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Gobierno del Frente Popular, a la implantación del régimen comunista por la subversión del orden establecido (…) Y porque Dios es el más profundo cimiento de una sociedad bien ordenada –lo era de la nación española–, la revolución comunista, aliada de los ejércitos del Gobierno, fue, sobre todo, antidivina. Se cerraba así el ciclo de la legislación laica de la Constitución de 1931 con la destrucción de cuanto era cosa de Dios (…) Por eso se produjo en el alma nacional una reacción de tipo religioso correspondiente a la acción nihilista y destructora de los sin-Dios. Afirmamos que el levantamiento cívico-militar ha tenido en el fondo de la conciencia popular un doble arraigo: el del sentido patriótico, que ha visto en él la única manera de levantar España y evitar su ruina definitiva; y el sentido religioso, que lo consideró como la fuerza que debía reducir a la impotencia a los enemigos de Dios, y como la garantía de la continuidad de su fe y de la práctica de la religión. Hoy por hoy, no hay en España más esperanza para reconquistar la justicia y la paz y los bienes que de ellas derivan, que el triunfo del movimiento nacional. (Carta colectiva de 1 de julio de 1937)
un Estado más legítimo, más popular, y más representativo que el que empezamos a forjar hace un cuarto de siglo (Franco, ibid., 366).
Empero, la intención de Franco y de las fuerzas sociales que representaban los alzados no trataba solo de restaurar el orden y la ley, la propiedad, en particular la gran propiedad, defender los privilegios de la Iglesia y la posición dominante de las clases altas, que suelen ser los fines de los gobiernos autoritarios de la derecha para mantener a las clases populares en situación subalterna. Todo eso era el propósito inmediato, pero no bastaba, pues la pretensión del dictador y de la Curia era volver atrás; restaurar instituciones, formas políticas, valores sociales, conductas, leyes y privilegios, que habían sido abolidos en los años treinta o abandonados mucho antes. El 18 de julio de 1936 se perpetró un golpe militar contra el legítimo gobierno de la II República, pero, además, como una prolongación del siglo XIX, hubo una rebelión de las fuerzas sociales que encarnaban el vigor de lo viejo y todavía fuerte contra lo nuevo, débil e inseguro. Fue una virulenta reacción del arcaísmo contra la Ilustración, contra la sociedad dinámica y compleja formada por ciudadanos, y la apuesta por volver a La guerra era, pues, resultado de un movimiento de defensa la España estamental, estática, jerárquica, clerical e intransinacional contra los que habían querido destruir España y altegente; a la España inmutable, idéntica a sí misma, que, a lo rar su alma católica desde fuera, pero también desde dentro, largo del siglo anterior, se había resistido violentamente a camcomportándose como enemigos internos al servicio de la biar. URSS, en particular los partidos comunistas, pero también los El sustrato ideológico del franquismo era un parco conjunto otros partidos, que, al sembrar la discordia, la disparidad de de ideas que resumía la actitud tradicional de las clases domiideas o el laicismo habían favorecido la penetración del enenantes españolas: la cerrada defensa de la propiedad privada, migo extranjero. Así, la guerra civil había sido una costosa la noción patrimonial del país, la alianza de la Iglesia y el poder depuración interna, una dolorosa pero necesaria reforma civil, el gobierno y la gestión del Estado como privilegio de las moral para limpiar el país de la ponzoña marxista; una operaclases acomodadas, la prevención hacia las clases laboriosas, ción quirúrgica realizada por un cirujano de hierro: que se debían someter a un orden entre monacal y cuartelero, y la aversión a las secuelas políticas y culturales de la moderniNuestra Cruzada no se libró contra nuestros hermanos espadad y el gobierno representativo. ñoles, sino contra todo el sistema que los aprisionaba. Así Hostil, por tanto, no solo a las ideologías críticas con el podemos decir que constituyó una verdadera guerra de libeAntiguo Régimen, como el liberalismo o las utopías igualitarias ración, la indispensable operación quirúrgica que la gran y comunitaristas, o con el capitalismo, como el sindicalismo, el invasión del mal nos exigía, llevada a cabo con el mismo cooperativismo, el socialismo, el anardolor con que se amputa un miemquismo, el comunismo o incluso algubro al ser querido (Franco, ibíd, 91). El naciente régimen español trató de nos aspectos de la doctrina social de la Una nación en pie de guerra es un imitar a los países que formaban el Eje Iglesia, sino hostil a la propia sociedad referéndum inapelable, un voto que Berlín-Roma-Tokio, pero sin perder un liberal y burguesa, a la democracia, al sufragio universal, al régimen republino se puede comprar, una adhesión ápice de la impronta ultracatólica. cano, al sistema de partidos, al parlaque se rubrica con la ofrenda de la mentarismo, al pluralismo, a los derepropia vida. Por eso yo creo que jachos civiles, al libre pensamiento, a la más hubo en la Historia de España
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tolerancia y al laicismo; y a la heterodoxia, a la duda, a la crítica, a la disidencia, a la libre expresión y al debate abierto. Hemos rechazado la farsa de los partidos y el reinado del materialismo (…) Nuestro régimen actual tiene exclusivamente sus fuentes y su fundamento en la Historia española, en nuestras tradiciones, nuestras instituciones, nuestra alma. Son estas, fuentes que habían sido perdidas o contaminadas por el liberalismo. La consecuencia del liberalismo fue el ocaso de España. El olvido de las necesidades del alma española, que nos fue minando durante el siglo XIX y una parte demasiado grande del XX, nos ha costado la pérdida de nuestro imperio y un desastroso ocaso (Franco, ibid, 83). Franco y sus ideólogos, apoyados en la estructura jerárquica de tres autoritarios pilares del Régimen –el Ejército, la Iglesia y la Falange–, formalizaron un tipo de mentalidad intransigente, cerril y obstinada, asentada en una noción disciplinaria, piramidal y homogénea de la sociedad, bajo los principios de autoridad (ley, orden público y privado en las instituciones, en la calle, en la familia, en el trabajo y en el ocio); jerarquía “natural” de las élites civiles, militares, eclesiásticas y empresariales; cooperación económica obligatoria, unidad política forzada y uniformidad moral de la nación bajo vigilancia eclesiástica; una noción intolerante y rigorista de la doctrina católica; una concepción totalitaria, patrimonial y centralista del Estado, un modo despótico de gobernar sin rendir cuentas y una función mesiánica y patriarcal del gobernante, situado por Dios y por la Historia por encima de los gobernados, incapacitados para participar democráticamente en la vida política del país, pero cuya voluntad era conocida, interpretada y ejecutada por el Caudillo sin necesitar consulta. Todo ello componía el escueto y maniqueo repertorio intelectual y emocional de la base social del Régimen, que coinci
Franco y Mussolini en Bordighera.
día en muchos aspectos con los idearios que entonces circulaban por una Europa agitada por movimientos totalitarios y sometida a gobiernos militares y autoritarios, nacionalistas o fascistas, que se preparaban para empezar una nueva guerra. Repertorio que el franquismo dejó como uno de sus mejores legados a las siguientes generaciones de la derecha, para que pudieran conservar largo tiempo las conquistas de la guerra civil. 6 Fernández de Castro define así los rasgos más sobresalientes del “Movimiento”, entendido como el conjunto de fuerzas sociales y políticas que apoyaron la rebelión militar de 1936: En 1936, el Movimiento lo formaba la derecha: su aglutinante más importante era el catolicismo; su fuerza más agresiva la Falange; su orden era el orden “burgués”; su base estaba formada por casi “media España”. En 1939, el Movimiento estaba unificado políticamente por formas totalitarias; su aglutinante continuaba siendo el catolicismo; su orden continuaba siendo el orden burgués; su fuerza más agresiva era el ejército y su base probablemente había aumentado relativamente no solo por la eliminación física de parte de la otra España, sino también por la coacción ejercida por los vencedores sobre la masa no militante de los restos de la otra media España. Tras obtener la victoria en abril de 1939, con la ayuda direc-
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ta, militar y logística, prestada por la violencia por parte de la autoridad miAlemania de Hitler y la Italia de Musso- La gran baza del Régimen para sobrevi- litar, un terror institucionalizado y lini, y el apoyo indirecto de Francia e vir sería su carácter de movimiento amparado por las leyes del nuevo EsInglaterra por su neutralidad, Franco, autoritario, tradicional, católico y anti- tado. Esa cultura política de la violenjefe militar, jefe del Gobierno y jefe del cia, de la división entre vencedores y comunista. Estado, vinculó el naciente régimen vencidos, “patriotas y traidores”, “naespañol a los países que formaban el cionales y rojos”, se impuso en la sociedad española al menos durante dos Eje Berlín-Roma-Tokio, a los que trató décadas después de finalizar la guerra de imitar formalmente pero sin perder civil (Casanova, 2015, 59). un ápice de la impronta ultracatólica, que habría de ser el principal distintivo del Régimen y el factor permanente de su identidad. Su régimen fue la institucionalización de su victoria en la Comenzaban los años azules de la dictadura, los años del Guerra Civil (…) Esto se hizo patente en la determinación Estado totalitario con fuerte presencia del Ejército y de Falange con que el Caudillo se afanó en aniquilar sistemáticamente en el Gobierno; años de represión y depuración interna, de a sus enemigos de la izquierda. La habilidad y la dedicación venganza sobre los vencidos, acusados “rebelión” y de haber con que bloqueó el restablecimiento de la democracia fueprovocado la guerra civil; años de “castigo y expolio”, según ron, a su vez, las que le permitieron conservar el poder durante tanto tiempo. (Preston8, 2008, 295). Casanova7. La dictadura de Franco salida de la guerra civil y consolidada en los años de la segunda guerra mundial, situó a España en la misma senda de muerte y crimen seguida por la mayoría de los países de Europa. Se necesitaban personas que planificaran esa violencia e intelectuales, políticos y clérigos que la justificaran. En realidad, la larga posguerra española anticipó algunas de las purgas y castigos que iban a vivirse en otros sitios después de 1945. La destrucción del contrario en la guerra dio paso a la centralización y el control de la
El Cardenal Segura y el Primado Isidro Gomá haciendo el saludo fascista.
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Fueron años, en los que el Régimen, tratando de asemejarse a sus aliados, llenó España de signos fascistas con la parafernalia de camisas azules, saludos a la romana, uniformes, sables y fusiles, correajes, himnos, banderas y, claro está, misas, cruces, sotanas y mitras episcopales, monumentos a los caídos del bando vencedor –mártires de la Cruzada– y grandes declaraciones sobre un retórico imperio católico y el Estado nacional sindicalista, mientras los vencidos –los rojos; los malos hijos de la anti-España– eran ejecutados a cientos o abarrotaban las cárceles y la población pasaba hambre. En esos años quedó definida la médula del Régimen, burguesa por el fondo de clase y clerical y dictatorial por la forma, que señalaba las limitadas posibilidades de ser reformado, y prescribía también su destino: el Estado español, asentado en los inalterables Principios Fundamentales del Movimiento Nacional, en los dogmas, no menos inalterables, de la Iglesia católica, en la vigilancia del Ejército y los cuerpos de seguridad, y en el indiscuti-
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do modo de Franco de ejercer el poder, sería, hasta sus últimos días, un permanente estado de excepción9 para las clases subalternas y singularmente para los trabajadores. Empero, el desenlace de la II Guerra Mundial, con la derrota del eje Be r l í n - Ro m a - To k i o, cambió el orden internacional y dio, en parte, al traste con las expectativas de Franco. El III Reich, que debía durar un milenio, duró una docena de años y se rindió en mayo de 1945; antes En 1939, más de 4.000 mujeres –y muchos hijos– estaban presas en la Cárcel de Ventas, Madrid. se había hundido la Itaen una guerra que había acabado tan mal para sus aliados. lia fascista, el imperio nipón se rindió en septiembre y el munLa gran baza del Régimen para sobrevivir sería su carácter de do resultante fue distinto. movimiento autoritario, tradicional, católico y anticomunista, Europa quedó dividida en dos zonas geográficas, definidas lo cual suscitaba la simpatía de sectores conservadores interpor sistemas políticos y económicos antagónicos, dirigidos resnacionales y le facilitaría, en el futuro, la admisión en las instipectivamente por la URSS y por Estados Unidos, cuyas tensiotuciones del llamado “mundo libre”. nes darían paso casi de inmediato a la “guerra fría”. Pero además de la infructuosa tentativa literaria, si el régiLas condenas impuestas a altos dignatarios del Reich hitlemen franquista quería sobrevivir en el nuevo escenario interriano en los juicios de Nuremberg, celebrados en 1945-1946, y nacional estaba obligado a adaptarse a la correlación internala solemne Declaración Universal de los Derechos Humanos cional de fuerzas y a introducir determinadas reformas para en 1948, dejaban en mal lugar a la dictadura franquista. acomodarse a las exigencias de su entorno geopolítico inmeEn consecuencia, con unos aliados tan molestos y gobernadiato. Lo cual era difícil, no solo por las resistencias internas de da por un régimen que había logrado sobrevivir a los fascismos las familias políticas del régimen que eran afines a los regímederrotados, España quedó fuera de la ONU y de los organismos nes derrotados en 1945, sino por la dificultad, como luego se internacionales fundados al concluir la contienda y, por ende, vería, de aceptar las reformas requeridas sin desnaturalizar el excluida de los créditos norteamericanos destinados a reconscarácter represivo del Estado sobre las clases subalternas y en truir Europa, contenidos, entre otras ayudas públicas y privaparticular sobre los trabajadores (llamados ahora “productodas, en el Plan Marshall. res” porque la palabra “obreros” sonaba a marxismo), ni poner Señala Preston10 que la habilidad camaleónica de Franco, en peligro los beneficios obtenidos con mostrada durante los años 1943-1944, la victoria en la guerra civil para las viepuso la maquinaria propagandística a El verdadero “milagro español” fue el jas clases acomodadas, para la nueva reescribir la historia del papel que había jugado el Caudillo durante la IIª nacimiento y organización del movi- burguesía crecida al amparo del Estado Guerra Mundial, intento que no enga- miento estudiantil y, sobre todo, del y para el peculio familiar del dictador11, velado por una propaganda que le exalñó a nadie, pero se utilizó en la propamovimiento obrero. taba como una figura abnegada, cuya ganda para mostrar a los españoles vida, puesta al permanente servicio de que Franco era un gran estadista por España –sin entregarse ni al relevo ni al haber evitado que España participara
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del sistema económico español –un raquítico capitalismo de oligarcas y latifundistas, salpimentado de advenedizos, estraperlistas, enchufados y ganapanes adictos al Régimen– y del imperial desdén del Gobierno por las “decadentes democracias occidentales”, por un lado, y de forzada marginación internacional, por el otro, empezaban en España los años de obligada autarquía económica, revestida de honor y gallardía –de nuevo el lema más vale honra sin barcos, que barcos sin honra12, pero en versión nueva: más vale hambre con honra, que comida sin ella– y de aislamiento político y diplomático, salvo con el Portugal de Oliveira Salazar y la Argentina de Perón. Reacomodo, desarrollo y retorno de la lucha de clases Veinte años después de acabar la guerra civil e incapaz de sobrevivir sin relación con el exterior, el Régimen dio por concluida la etapa de aislamiento político y de fallida autosuficiencia económica y, acuciado por la necesidad, buscó una salida para sobrevivir uniéndose al bloque occidental. En consecuencia, desapareció del léxico oficial la alusión al Estado totalitario y el Régimen se mostró solo como autoritario, católico, conservador y partidario de la democracia orgánica. Orgánica, sí, pero democracia, y ensalzada sin rubor como de superior calidad respecto a la democracia occidental o inorgánica, calificada de decadente o de ineficaz, como Franco aseguraba en el mensaje de fin de año de 1959 (ibíd, I, 87). Salvador Puig Antich, último ejecutado con garrote vil por el régimen franquista (2-3-74)
descanso–, estaba regida por un marcial sentido de la austeridad. La guerra civil podía haber terminado, pero la Cruzada, no –es decir, continuaba la lucha de clases contra los vencidos, bajo la cobertura de la democracia inorgánica y del dogma católico, y librada desde una posición ventajosa–, y su espíritu debería seguir incansable y vigilante para asegurar en el tiempo los frutos de la victoria.
Cada día se acusa con más claridad en el mundo la ineficacia y el contrasentido de la democracia inorgánica formalista, que engendra en sus mismas entrañas una permanente guerra fría dentro de su propio país, que divide y enfrenta a los ciudadanos de la misma comunidad; que inevitablemente alimenta los gérmenes que más tarde o más temprano desencadenan la lucha de clases.
Gracias al apoyo del gobierno de Estados Unidos, España había sido admitida en la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 1951, en la UNESCO en 1952 y en la Organización Pero la Cruzada nuestra no termina con la guerra, no se Internacional del Trabajo (OIT) en 1953. En ese año, el Régiacaba: no basta con haber salvado a la patria, no fue sufimen firmó el Concordato con el Vaticano y el Pacto de Defensa ciente que arrancáramos el laurel de la victoria para poder con Estados Unidos, por el cual recibiría ayuda económica y descansar; es necesario que seamos los guardianes de aquemilitar a cambio de permitir la instalación de bases militares lla victoria, los mantenedores de aquella obra; que si logranorteamericanas en suelo español. mos hacer que España despertase no El modelo económico corporativo de fue para que pudiera volver a caer, matriz nacional sindicalista, basado en sino para que marche por el camino La guerra civil podía haber la disposición jerárquica de medios de de su grandeza (Franco, ibíd, I, 55). terminado, pero la Cruzada, no. producción y pago respecto a las directrices políticas del Estado totalitario, En 1945, por una mezcla de confiande asfixiante intervencionismo estatal, za excesiva en la capacidad productiva
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clausura de fronteras, parca financiación, baja productividad, importaciones escasas, atonía del mercado, control de la población trabajadora y bajos salarios, mostró con inflación, mercado negro y un crecimiento raquítico su incapacidad para atender las necesidades del país. En una situación cercana a la recesión, con la inflación desbocada y agotada la reserva de divisas, los informes de los grandes bancos, que actuaban como portavoces de la gran burguesía, aconsejaron al Gobierno aprobar, en julio de 1959, el Plan de Estabilización Económica, ya preparado en 1957 con la llegada de los ministros tecnócratas del Opus Dei, sugerido por la OECE, el FMI y el Banco Mundial, que culminaron con la admisión de España en estos organismos en 1958. El Plan de Estabilización, como programa de saneamiento, modernización y puesta a punto del sistema económico para adaptarse al sistema competitivo europeo, tuvo su continuación en los Planes de Desarrollo Económico y Social (19641967; 1968-1971; 1972-1975), que combinaban incentivos a la economía de mercado con la planificación indicativa del Estado, en una especie de moderado Gosplan soviético en versión de “Camino”.
A partir del Plan de Estabilización, que tuvo un coste muy alto para la población asalariada –congelación salarial, reducción de plantillas, desempleo, aumento de los impuestos indirectos, migración interior y exterior–, y regida por los planes de desarrollo, la economía española, con una rápida industrialización y la reforma del entorno rural, tuvo una fase de gran crecimiento, difundida por la propaganda del Régimen como “el milagro español”. Aunque el verdadero “milagro español” fue el “milagro político”, el nacimiento y organización de las fuerzas sociales de oposición, en particular del movimiento estudiantil y, sobre todo, del movimiento obrero, que se recuperó de la derrota en la guerra civil y de la persecución posterior, para adoptar formas autónomas de organización y una combatividad que fue ascendiendo y erosionando el régimen hasta los últimos días de vida del dictador, y aún más allá, pues contribuyó a desbaratar el intento de sus más acérrimos seguidores de prolongar la dictadura con una especie de franquismo sin Franco. Como una paradoja del destino, había vuelto la lucha de clases, que Franco había desterrado por decreto
Notas 1. También contribuyeron las diferencias entre regiones, las tensiones entre el centro y la periferia, entre unas zonas productivas y otras, entre las zonas rurales y las urbanas, entre la Iglesia y el Estado, entre los valores laicos, modernos y renovadores y los religiosos y conservadores, entre los monárquicos y republicanos. 2. La República tiene tres claras etapas: 1) 1931-1933. Gobierno reformista, coalición republicano-socialista. 2) 1933-1935. Gobiernos de derecha anti-reformista. 3) Gobierno reformista del Frente Popular, con dos fases: febrero-julio de 1936 (en paz); julio 1936-marzo 1939 (en guerra). 3. 1923: Bulgaria (Zankov), España (Primo de Rivera), Italia (Mussolini); 1926: Polonia (Pilsudski), Portugal (Gomes da Costa, Carmona) Lituania (Smetona); 1929: Yugoslavia (golpe de Estado del rey Alejandro); 1930: Rumanía (gobierno personal de Carol II); 1932: Portugal (Oliveira Salazar), Lituania (régimen de partido único); 1933: Alemania (Hitler canciller), Austria (golpe de Dollfus); 1934: Estonia (Pats), Letonia (Ulmanis), Bulgaria (golpe de Boris III); 1936: España (Franco), Grecia (Metaxas). 4. Lukács, G. (1959): El asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler, México, FCE. 5. Las citas proceden de Pensamiento político de Franco (2 vols), Madrid, Ediciones del Movimiento, 1975. Selección a cargo de Agustín Del Río Cisneros. 6. Fernández de Castro, Ignacio: De las Cortes de Cádiz al Plan de Desarrollo, París, Ruedo Ibérico, 1968. 7. Casanova, Julián (ed.): 40 años con Franco, Barcelona, Crítica, 2015. 8. Preston, Paul: El gran manipulador. La mentira cotidiana de Franco, Barcelona, Ed. B, 2008. 9. En 1975 había en España más de 1.000 presos por causas políticas o sindicales, 4.300 personas expedientadas por el Tribunal de Orden Público, el País Vasco permanecía bajo un estado de excepción (el 5º desde 1967) y cinco personas, juzgadas, sin garantías, por terrorismo, habían sido fusiladas dos meses antes de que falleciera el dictador. 10. Preston, Paul: Franco. Caudillo de España, Barcelona, Grijalbo-Mondadori, 1998, p. 664. 11. Sánchez Soler, Mariano: La familia Franco S.A., Barcelona, Roca Editorial, 2019. 12. La frase se atribuye Casto Méndez Núñez, que comandaba la escuadra española en el sitio de El Callao, en 1866.
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Caspar David Friedrich, Caminante sobre un mar de nubes.
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Manifiesto desordenado para una izquierda errante por Miguel Ángel Domenech
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eambulando por caminos y encrucijadas, M. A. Domenech nos conduce a los cimientos de la democracia. Por la derecha no hay camino que permita errar, solo el que lleva al palacio del rey y los desiguales, nos dice. Pero no está claro que por la izquierda no haya extravío.
Contrariamente a lo que se hace, no deberían ser tratados con desprecio, como postmodernos, los que afirman que la verdad no puede ser algo que se posee, que no es una posesión sino una tensión, un vértigo o una pasión. No son todos superfluos partidarios de la postmodernidad los que sospechan que es vicio de una convicción altiva construir sistemas filosóficos que dicen cuál es la verdadera vida. Al contrario, la inseguridad modesta de los que dudan se sitúa en la tradición más genuina del pensamiento crítico, insatisfecho. Es la tradición de una sabiduría que encontramos en un Sócrates experimentando que el saber más alto sobre las cosas bellas y justas es reconocer que nada sabemos y que vagamos, errantes, buscando. Es también la sabia tradición del machadiano “se hace camino al andar” y que debería situar la reflexión de la izquierda en una práctica de recorrido de caminos como el acto de un errar, deambular, vagar, vagabundear, callejear, desviarse, desorientarse, perderse. Errar es pensar sin estar establecidos ni asentados, con el riesgo de equivocarse, engañarse, desacertar, fallar, marrar, confundirse, desbarrar. Es una forma de viaje inhabitual cuyo único equipaje sería una atentísima escucha a las voces del pueblo. En palabras geniales de Guy Debord: ”La fórmula para dar un vuelco al mundo no la encontramos en los libros sino errando”. No se trata de una errar ebrio y vacío sino una invitación a un camino que si bien es “sin barandillas” se comienza desde la baranda inicial de un humanismo, un valor inmanente al que
no se renuncia en esa errancia. Precisamente es el que motiva ese errar. La construcción de lo bueno y justo es la pasión, el vértigo, la tensión que constituye la inspiración del buscador errante por los caminos de la izquierda. Es por la izquierda por donde queremos errar y no por cualquier otro sitio. Por la derecha no hay camino que permita errar, solo el que lleva al palacio del rey y los desiguales. 1ª Errancia: ¿Qué es la izquierda? La izquierda no debería ser una reclamación inacabable de derechos, una fuga hacia delante para la creación de un inventario más extenso de derechos y servicios a proporcionar por la autoridad política. Todo lo más eso sería un centro comercial cuantitativamente más amplio, más abastecido o de mayor calidad en derechos, bienes y servicios, que el que la concurrencia de derecha ofrece. Quizás la izquierda debería afirmarse más bien proponiendo otro orden de vida. Entiendo como izquierda al movimiento político, social y cultural que propone la construcción de una sociedad fundada en la igualdad. Una práctica y propuesta que rechaza toda dominación y explotación concibiendo la libertad como la edificación por todos de un espacio común normativo de cooperación y mutualidad que hacemos obedeciendo las normas que nosotros nos damos a nosotros mismos. Ese espacio común no solo debe de ser de iguales sino que solamente dentro de él podemos los seres humanos devenir justos y buenos.
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Pero no basta sostener qué es la izquierda sin decir además quién es la izquierda. La izquierda al hablar de “todos” no puede dejar de olvidar la realidad material de que ese “todos” no se entiende en un panorama de deseos piadosos, sino que los todos son, en cualquier situación de dominación, los muchos y pobres, el pueblo bajo.
pio de la monarquía y la aristocracia. El pueblo no puede ser soberano porque es decir términos contradictorios. Sería como decir que el viento del Norte viene del Sur. Los libertarios son una excepción en su rechazo del concepto de soberanía, hablando más acertadamente de “mutualidad”, “federación”, “asamblea”. Los griegos antiguos lo hacen igualmente: su régimen político no es la “constitución de Atenas” sino la “constitu2ª Errancia: ¿Soberanía?… ni en pintura ción de los atenienses”, como subrayan pensadores como Es cosa asombrosa que el concepto político de “soberanía” Castoriadis. Esto no impedía una organización compleja y técnicamente minuciosa de la vida política, pero inconcebible sea tan reivindicado por las izquierdas. Porque ese concepto es que se llamase ni se conceptualizase como “soberana”, como uno de los favoritos al mismo tiempo de la derecha (Carl era lo propio de los persas. Schmitt lo tiene consagrado e incluso Vox y similares lo utilizan Skinner también habla del nacimiento del Estado moderno y como sagrado para justificar sus oposiciones anti-emigración y su legitimación con el concepto de soberanía como un fenóafirmar el centralismo nacional amenazado). La noción de soberanía ha sido algo acuñado como concepmeno político reactivo al republicanismo y nacido en la misma to históricamente por el absolutismo y fue una invención de cuna que el absolutismo. El soberano y su facultad de soberanía cerraban todo el sistema. Posteriormente, la política no ha intención anti-republicana, acompañando la construcción de sabido desprenderse de ese concepto la monarquía moderna y de reacción de soberanía, tan antirrepublicano. En frente a los republicanismos. Lo proefecto, el concepto fue acuñado teóricapio de la república es la voluntad propio de la república mente por Bodino, el gran fundamentapopular, no la soberanía popular. La es la voluntad popular, no dor del absolutismo. Skinner señala que soberanía, supone, en efecto, una prevalencia de una institución por enciHobbes, el otro gran antirepublicano, es la soberanía popular. ma y separada del común, una majestambién con Bodino el fundamentador tad, algo relevante, propia del trono y de la necesidad de un Estado como de sede, una jerarquía donde hay sucuerpo institucional y hasta físicamente diferente del común de sus simples partes, que no serían sino perior e inferior, mando y obediencia. La república es de otra elementos funcionales sin personalidad. La política necesita lógica, es la de “todos mandan y obedecen a la vez” y en la que siempre de un Soberano, tal como lo ilustraba la famosa portano hay cuerpo separado institucionalmente. La voluntad da de su Leviathan. El cuerpo debe de tener corona, si no, es popular es un movimiento y si algo instituye es una asamblea y no es un cuerpo en lo alto de un orden jerárquico. En su radiinforme y fútil. calidad la república no soporta al Estado, es la res publica en Con estos antecedentes ¿aún podemos usar como si fuera acto, la democracia constante, como movimiento, no como ingenuo el concepto de soberanía? La soberanía es un gravamen que la izquierda se ha impuesto a sí misma como una serinstitución ni como soberano alguno. La soberanía genera su vidumbre voluntaria, una maldición. ¿Soberanía?…. ¡ni en pinpropia legitimidad por ser una diferencia, un lugar elevado, tura! ¿Soberanía?... ¡ni popular! una facultad digna de reverencia. El poder y la voluntad del pueblo es la irreverencia y el descaro de la igualdad, la parres3ª Errancia: La República no es el Estado hia, la isonomía. La democracia republicana es un escándalo No es de extrañar que la política devenga una actividad perpetuo para las elites y las oligarquías que no conciben que detestable. Al estar reducida a la actividad del Estado, no es la “canaille” tenga verbo. Para la oligarquía de orden y razón sino una especialización técnica que requiere unos saberes monárquicas el pueblo no puede tener cuerpo si no la vertebra que no son los propios de los que se usan en nuestras vidas “otra cosa” superior a él mismo. Para la razon oligárquica debe cotidianas. Esto es lo que sucede cuando se reduce la política a de existir siempre algo, que debe de ser soberano, que dé forma actividad de los poderes del Estado y sus mecanismos. Reducir a la asamblea insuficiente e impida que manden los que “nada la democracia a Estado es destruir la democracia. Pero además, saben”. reducir la democracia a Estado es destruir la política, el comCuando la izquierda adopta el término de soberanía adopta el logos de jerarquía, de verticalidad y de discriminación propromiso ciudadano de construir nuestro propio mundo y
Lo
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Eugène Delacroix. La libertad guiando al pueblo.
gobernarnos a nosotros mismos, de tener el dominio de nuestras propias vidas en la vida cotidiana. Algo que podía dar mucho de sí para la renovación de una izquierda es el contribuir a desanclarla en distinciones irreductibles que han contribuido a un falso dilema de identificación vulgar entre derecha-liberal-sociedad civil versus izquierdaEstado. El propio pensamiento de la izquierda ha contribuido a esa identificación al señalar como indispensable el Estado para toda emancipación y como única vía de paso obligado para la libertad política. La cuestión no se plantea destacando la oposición entre sociedad civil y Estado, sino que designa un contraste entre una sociedad civil politizada que se llame comunidad política (república) y una totalidad separada y cerrada sobre ella misma, el Estado. El lugar inevitable de conflicto no está entre lo social y lo político (la sociedad civil y el Estado) sino entre lo político y lo estatal. La vía en la que insiste un Miguel Abensour de sociedad politizada o comunidad política sería la que encarna la idea genuina de república para el republicanismo. La simple sociedad civil tan reivindicada por los liberales, sin política, es el reino de las fuerzas de los poderosos dejadas a sí mismas. Sigue siendo un reino. En esa coartada, los liberales donde dicen sociedad civil están entendiendo mercado cuando no So-iedad Anónima y últimamente,
ya Sociedad Financiera. No conciben, o no quieren concebir, que haya otra alternativa que esa sociedad civil funcionando como un mercado. No es el Estado –cuerpo jerárquico separado– la única alternativa que la izquierda debe proponer. Es la de una sociedad política, en la que los iguales se organizan a sí mismos en la infinidad de instituciones políticas de razón y organización horizontal. Toda asociación colectiva es una asociación política desde el momento que se ocupa de ámbitos donde algo de nuestras vidas relacionadas está en juego. La república debe de estar en todo caso, en toda cosa, en toda casa, mientras que el sitio del Estado es en la oligarquía y para su servicio. La política, al quedar reducida a actividad de Estado, tiene la ventaja antidemocrática añadida de blindarse suplementariamente, puesto que el ciudadano que lo discuta, que ponga en tela de juicio las decisiones del Estado desde cualquier otra institución que no sea la del seno del Estado, está forzosamente dando “golpes de Estado”. El ancestral y virtuoso “vivere civile” republicano, la virtud ciudadana por lo común, queda fuera de la ley y de toda legitimidad. Desde la lógica de que la actividad política solo está dentro del Estado los enemigos del Estado no pueden ser más que traidores golpistas u otros Estados. Dos instrumentos se añaden a ese edificio vertical separado: la policía y la Constitución. Las Constituciones sirven para evitar la puesta en tela de juicio de lo constituido. De la misma manera que se ha reducido política a actividad del Estado, se reduce democracia a ley. Todo ello cimentado por un segundo blindaje: la policía. Si nuestros Estados occidentales son tan democráticos y sede donde culmina el non plus ultra del progreso democrático, ¿por qué necesitan de tanta desmesura de fuerza para sostenerse? En la manifestación de su desorbitada fuerza están confesando su propia debilidad en materia de la racionalidad persuasiva y legitimidad de la que se jactan. El llamado “monopolio de la violencia” weberiano que caracterizaría al Estado moderno es más bien “monopolio brutal y amenazante de la violencia”.
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En definitiva, podría señalarse a manera de resumen que la diferencia entre Estado y República es que el Estado es de uno o de unos, es decir, de alguien, mientras que República es la comunidad política de todos 4ª Errancia: La democracia no puede ser representativa. En su ya clásico Los principios del gobierno representativo, B. Manin muestra que la democracia representativa se instituyó históricamente con el propósito de impedir la forma democrática de gobierno. La democracia era considerada algo malo, y la
Goya, Los desastres de la guerra.
política debía de confiarse apartada de la voluntad de las masas necesariamente ignorantes y sometidas a pasiones e intereses. Debía ser cosa de profesionales, de los representantes, selectos en tanto que electos, que actúan con un conocimiento y voluntad propios diferentes de la inmediatez irracional del pueblo. Se confirmaba así institucionalmente la clarividencia aristocrática de E. Burke, en su Carta a los electores de Bristol: la política debe confiarse a los representantes electos que a pesar de ser electos no actuaban por mandato alguno sino que actuaban bajo su propia responsabilidad y juicio superior porque veían lo que era conveniente para el reino y entendían el bien común y lo bueno para el pueblo mejor que el propio pueblo, que, ignorante y menor de edad perpetuo, desconoce. Es esta la razón genuina del funcionamiento del sistema representativo, a pesar de que actualmente, por avatares históricos
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muy cercanos a la coartada puramente nominativa y publicitaria, se le ha venido a llamar democracia. De esta manera queda expulsado del mundo político el gobierno del pueblo. Podemos errar largamente por los caminos apasionantes de las alternativas a esta empobrecida democracia representativa: el mandato como forma de ejercicio del cargo público, el sorteo como forma de provisión, la revocación, la rotación frecuente y el mandato breve e irrepetible, la rendición de cuentas política estricta, la incompatibilidad severa de concurrencia de intereses privados y públicos o de cargo publico y riqueza, la forma colectiva de ejercicio de las decisiones y funciones publicas, la iniciativa popular, el referéndum frecuente, las formas plebiscitarias, asamblearias y deliberativas de toma de decisiones políticas, las posibilidades de democracia directa… Toda una errancia reflexiva que nos volvería a traer el hábito del vivir civil, de la virtud pública. Toda una perspectiva de consideración del compromiso político como formando parte del desarrollo moral humano y la reconsideración sin descalificaciones del igual discernimiento moral y dignidad de todos, sin exclusiones incluyendo el siempre sojuzgado y juzgado “pueblo bajo” 5ª Errancia: ¡Viva el cantón republicano de Cartagena! Erremos por una excepción a lo constituyente y constituido. En el verano de 1873, se alzó como pueblo republicano el Cantón Murciano en Cartagena (izando, quizás por primera vez en nuestro país, una bandera roja) en el contexto de impaciencia popular de una república para todos, es decir, una república federal. Los republicanos intransigentes decidieron errar en acto por los antecedentes de la Comuna de París, otro de los momentos históricos de la excepción democrática. En su errancia de autogobierno decretaron el derecho al trabajo, la jornada de ocho horas, el divorcio, la organización federal de municipios, la abolición de la pena de muerte y la supresión de los impuestos indirectos. El propósito del “buscador de perlas” en la historia, que proponía Walter Benjamin a contrapelo de la historia de progreso escrita por los vencedores, debería recuperar el camino desbrozado por el que trataron de errar hacia
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En ese marco, en política, el pueblo siempre tiene razón. No la libertad los maltratados cantonalistas, independentistas a la acierte siempre, que lo hace con más frecuencia que la porque simiOtros 1873. aquel de Cartagena de fuerza y republicanos alternativa de los sabios o los poderosos, sino porque la razón lares esperan su turno. de la política es la libertad y al ser la libertad el ejercicio del Cuando nos vienen a la memoria acontecimientos como autogobierno popular, es el autogobierno popular la razón estos u otros en que una comunidad y una voluntad popular misma de lo político. Es un corolario patente: si la razón de la quiere erigirse en república o Comuna como la de París en 1871 política es la libertad, es decir la voluntad del pueblo, esa sin que ello signifique enemistad hacia otras sino únicamente voluntad tiene siempre razón en política. Este es el sentido de autogobierno republicano e incluso estímulo e invitación a las la franqueza descarada de la expresión de Robespierre: “El puedemás a hacer lo mismo en orden a su libertad, constatamos blo es bueno, el magistrado corruptible”. de inmediato el hecho de su más salvaje represión por los Errar por esta vía abierta por Ro-bespierre y aún pendiente Estados. La mayoría de los Estados existentes no se han consde desarrollo implica como labores entre alguno consentimiento truido por apremiantes la vigilancia del políticas las culturas o naciones prexistentes en magistrado –cualquier cargo mandataél sino por la voluntad y fuerza – frela misma manera que se ha do– en la misma línea que advertían cuentemente muy violenta– de una reducido política a actividad los anuncios públicos de la Comuna de sola de ellas: la más belicosa. En ese Paris en sus convocatorias para elecsiemson actuales Estados sentido, los del Estado, se reduce ción de mandatados: “Tened cuadrado pre estados de dominación derivados democracia a ley. que pertenezcan vivencial y realmente de situaciones de injusticia de los que al pueblo”. Queda pendiente de recono cabe esperar ningún generoso resulrrer, en esa errancia, la reflexión sobre tado, vistos los antecedentes históricos perspectiva republicana solo puede En pueblo. el es quién de dominación de estatal nacionalismo Este que la generaron. preocupado y ocupado, no en un que tanto en serlo el pueblo un Estado se ajusta mejor por vocación al imperialismo. Que mero interés particular sumando a no cabe esperar ninguna generosidad otros intereses privados, sino en la de un Estado hegemónico, ejerciendo el del bien común, el pueconstrucción imperialismo respecto al destino de las Estados actuales son pueblo activo y particiel político, blo alguna república de ni demás naciones siempre estados de dominación esto llegue a ser una que Sin pante. que la integre lo vemos anticipado en el derivados de situaciones exigencia de virtud y entrega heroica, imperialismo de un Estado paradigmádebe ser al menos un pueblo con sufitico: USA. Pense-mos por un momento de injusticia. ciente “conocimiento de causa”, que en la pesadilla abismal que supondría la reclamaba Castoriadis. imperialismo del definitiva hegemonía americano. Otras pesadillas de globali* * * zación e internacionalización como la de los poderes financieros y de monstruosas corporaciones son el mejor ejemplo para Por el momento aquí acaban las errancias, quedando considerar con pánico el argumento banal pero extendido de tas muchas otras no solo a la imaginación sino a la abier que son hoy tiempos progresistas de internacionalización y no atención de lo que va latiendo en la vida de los pueblos. de fronteras, y que es un atraso pensar en independencias o en También a la modificación y rectificación. Por cierto, todos el cantón de Cartagena. nos podemos apercibir que errar significa no solo vagar y divagar sino equivocarse. En efecto, el que erra, puede ser 6ª Errancia: El pueblo es bueno, el magistrado corruptible. también el que yerra. Históricamente fueron los llamados no define se libertad la Para la izquierda republicana “marranos”, herejes que incurrían en el yerro peor, los que negativamente, como un simple libre arbitrio de la voluntad erraban en la fe, los que marraban del recto camino de la individual sin trabas, sino positivamente como vivencia y religión verdadera. Esos “marranos” eran necesariamente construcción del autogobierno de todos, de un mundo perseguidos. Es lo que podemos esperar de la fe que nos común normativo sin dominación. predican diariamente
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Cómo perder batallas culturales desde coordenadas culturales por Genís Plana
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regunta: ¿Cuál es la razón –o razones– de que amplios sectores populares opten por apoyar electoralmente a la derecha, incluso a la derecha extrema? Pregunta: ¿Y por qué los que dicen representarlos no reflexionan sobre ello? Aquí se apunta alguna respuesta.
Mientras los premios de la 20ª edición de los Grammy Latino esperaban a que Rosalía pisara la alfombra roja, la artista se mostraba activa en las redes sociales. Después de subir una imagen en la que posaba vanidosamente en el jet privado con que se dirigía a la gala, Rosalía tuiteó ese ya sonado hit: «Fuck Vox». La respuesta de la formación política no tardó en llegar. Los de Abascal respondían a la cantante con otro tuit: «Solo los millonarios, con aviones privados como tú, pueden permitirse el lujo de no tener patria». Sin ser consciente de ello, Rosalía había servido en bandeja de plata la posibilidad de que VOX desplegase el argumentario mediante el cual pretende conectar con el malestar de unas capas populares que perciben, con un resentimiento ascendente, la disparidad entre, por un lado, la precarización de su cotidianidad vital y, por otro lado, las suntuosas formas de vida de aquellos que participan de un despampanante globalismo cultural y económico. Desde hace diez años Las Vegas es el escenario de los Latin Grammy Awards. Rosalía ha participado en las tres últimas ediciones, y cabe suponer que en los próximos años siga siendo nominada a premios. Pero hay otras Las Vegas, donde las luces de neón no refulgen con tanta intensidad y la elegancia se viste
con zapatillas deportivas. Las Vegas a las que sí pueden acudir los currantes de este país son las casas de apuestas y los salones de juego que, considerados como «la nueva heroína de los jóvenes», están extendiendo la ludopatía y el endeudamiento en los barrios más afectados por la falta de oportunidades. Así se articula el antagonismo discursivo de Vox: el globalismo de unas «élites progres» –a las que pertenecería Rosalía– frente a la protección nacional que requiere la «gente corriente». Los estilos de vida que caracterizan el mundo del artisteo y de la farándula serían esencialmente apátridas, mientras que los sectores populares se encuentran sólidamente arraigados en su ámbito familiar y en su entorno vecinal. No es de extrañar, por tanto, que en función de las posiciones sociales que ocupan cada una de estas realidades humanas, sus valores dominantes sean unos u otros: el libertinismo glamuroso del nomadismo cosmopolita contrastaría así con la supuesta disciplina patriótica que debe poner orden social reduciendo las asimetrías económicas y revirtiendo el menoscabo de las protecciones laborales. Ahora bien, no es necesario examinar detalladamente su programa electoral para saber que el propósito de VOX no es contener la precariedad laboral ni ampliar la cobertura y la
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calidad de los derechos socioeconómicos de la población nacional. Sus apelaciones a la soberanía nacional solo son en abstracto, y esa es –al margen de sus reiterados cacareos en favor de garantizar la unidad territorial de España– la única divisa que asume la formación dextro-populista. No en vano, una defensa consecuente de la soberanía nacional resulta incompatible con la cesión de aspectos económicos de importancia estratégica a agentes privados: VOX, que promete incentivos fiscales a las corporaciones, nada dice de los acreedores extranjeros en manos de los cuales se encuentra el país. Asimismo, una menor recaudación del erario, como consecuencia de una reducción generalizada de los tipos impositivos sobre las rentas altas, damnificaría en mayor medida a las capas populares que ya salieron perjudicadas con las medidas de contención al gasto público que siguieron a la crisis. Queda fuera de duda, por consiguiente, que no es el interés de la mayor parte de españoles el que motiva la acción política de la formación. Aunque sea bruscamente, lo podemos expresar así: VOX es el último proyecto de las clases opulentas tradicionales para no perder cuotas de poder. En competencia con los sectores económicos en ascenso, la formación busca apoyarse en agregados sociales de estratificación popular, los españoles de a pie a los que supuestamente defienden. Y su itinerario no anda desorientado: no resulta demasiado arriesgado afirmar, a la vista de los últimos resultados electorales, que no son desdeñables los apoyos que VOX logra granjearse entre aquellos asalariados y autónomos que a duras penas pueden costear los bienes y servicios imprescindibles para su reproducción vital. Bastará con recordar las declaraciones de Ismael Tejero, aquel trabajador que se hizo conocido por reivindicar su voto El progresismo a Vox desde posiciones consecuentes con la clase social a la que consciencontemporáneo en no temente pertenece: «No me queda pocas ocasiones actúa otra, a mí y a mucha clase obrera… como la gramática que En este país la gran mayoría somos asalariados y obreros… Claro que voy emplea el capitalismo a seguir votando a VOX. Mucha gente digital de la sociedad queríamos escuchar lo que dice VOX». del espectáculo. Una explicación al respecto de las afinidades y antipatías políticas de los distintos grupos sociales es una tarea que exige tener en consideración la constelación simbólico-ideacional a partir de la cual opera la discusión pública actual. Habida cuenta de ello, debemos reconocer que, de un tiempo a esta parte, los intereses de clase quedan mediáticamente opacados por una serie de batallas culturales. Así,
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el conflicto entre Capital y Trabajo ha sido desplazado por la confrontación entre diferentes representaciones identitarias desligadas de la estructura socioeconómica: los intereses objetivos de cada grupo social resultan preservados de cualquier debate público de dimensiones significativas, mientras que la agenda m ediática se focaliza cada vez más en los imaginarios asociados a los diferentes modos de vida.
Hatsune Miku
A tenor de lo cual, parecieran haberse producido una serie de reordenamientos políticos generados por una nueva topología ideológica, donde aquello que otrora fue la izquierda asume una morfología progresista ataviada de atributos liberales. Una explicación de las razones por las cuales son liberales los rasgos característicos de la progresía actual es algo que se desvía de los propósitos de estas líneas, por lo que nos limitaremos a apostillar con brevedad que esa fijación por la eclosión de las identidades subjetivistas –por concebir la sociedad como un laberinto de espejos donde mirarnos caleidoscópicamente desde múltiples perspectivas y diversas dimensiones– es aquello que hace del progresismo deconstructivista contemporáneo parte de la tradición filosófica liberal. El liberalismo se desentiende de las condiciones socioeconómicas sobre las que se reproduce la vida social –base material a partir de la cual se configuran las identidades de clase–, y
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pretende ocultarlas debajo de la igualdad formal de una sociedad civil en la que cada cual es igualmente libre de llevar a cabo un estilo de vida propio y, por añadidura, asumir la identidad que le venga en gana. Tal vez el sentido de estas palabras pueda ejemplificarse recurriendo a la misma Rosalía, mostrándose como la gitana poligonera que no es. De igual manera, el progresismo contemporáneo, influenciado por algunas modas postestructuralistas, festeja la pluralidad de proyectos de vida
individuales donde cada concepción particular de vida buena resulta irreductible y digna de exaltar. En su acepción contemporánea, el progresismo alumbra una polifonía de formas de vida que lo sitúan dentro de los márgenes del pensamiento liberal: la renuncia del liberalismo por jerarquizar las distintas concepciones de la vida buena o del bien social encuentra su equivalente en la celebración progresista de la pluralidad y la heterogeneidad. Siguiendo el curso de la lógica liberal, el progresismo acaba desembocando en un relativismo que, además de asentar las bases de su propia negación, contribuye a la fragmentación de la urdimbre social: el mercado de los valores o principios éticos –expresión en el plano axiológico de un mercado de bienes y servicios en el plano socioeconómico– debe concretizarse mediante un mercado de las identidades en el plano personal o subjetivo. Entonces, ¿qué entendemos por progresismo? Explicar el concepto a partir de las diferentes significaciones que ha
adquirido durante su recorrido histórico es algo innecesario si lo que queremos es remarcar la atribución teórica que recientemente ha adquirido en su uso común y cotidiano, y nada más que eso. Por lo que, si nos limitamos a realizar un comentario superficial, basta con decir que el progresismo alude a un campo semántico en el que confluyen, en ocasiones de manera inconexa y contradictoria, visiones parciales –cada una de las cuales con sus respectivas motivaciones y fines– de asuntos sociopolíticos que deben ser intervenidos sobre la base de disposiciones o fórmulas novedosas. Pero si nuestro afán de comprensión nos llevase a perforar la superficie del concepto, observaríamos que a un nivel mayor de profundidad se producen movimientos tectónicos, aparentemente imperceptibles, bajo los cuales se encuentra el núcleo rocoso de la sociedad. Esta consideración se hace obvia desde el momento en que asumimos un planteamiento epistemológico sin el cual las ideas carecerían de un sustrato en el que arraigar y, por ende, se encontrarían en inestable flotación: aun cuando la conciencia sea relativamente autónoma, en ningún caso se encuentra desligada de la práctica social. Por decirlo sintéticamente: los valores y las creencias expresan las relaciones de las personas en el sistema social. Nada tiene de insólito afirmar que la supervivencia del capitalismo depende de su constante reinvención, tanto como de la capacidad de reorganizar las actividades sociales y alborotar las conciencias. Dicho de otro modo, el desarrollo de las fuerzas productivas genera incipientes modalidades de trabajo que –aparte de suscitar mayor o menor inestabilidad social– tienen por correlato la proliferación de ideas nuevas. Si algo debe caracterizar el pensamiento de quienes participan del dinamismo del capitalismo es su iconoclasia con respecto a la autoridad ideológica que legitimaba unos procesos de desarrollo económico que empiezan a resultar desfasados. Por consiguiente, ciertas creencias y conductas novedosas –esto es, progresistas– desempeñan una labor que resulta funcional a las transformaciones socio-productivas que propicia el capital. Un botón de muestra se observa en el uso de las ciencias aplicadas –y, específicamente, la biotecnología– con fines económicos: modelos familiares que resultan novedosos con respecto a otro tipo de estructuras familiares se apoyan cada vez más sobre las posibilidades que proporciona la fecundación in vitro como forma altamente avanzada de reproducción asistida. Se comprende así la necesidad de categorías mentales novedosas, legitimadoras de nuevas prácticas sociales, como requisito para la demanda de las aplicaciones resultantes del desarrollo científico-tecnológico. Pero admitir que las ideas progresistas se encuentran entrelazadas con el progreso de las capacidades de transformar la naturaleza no comporta per se
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ningún juicio de valor favorable con respecto a esas ideas ni a esas capacidades.
Tratamiento contra el envejeciniento
Tras lo dicho, se muestra particularmente persuasivo el planteamiento según el cual el progresismo actuaría –involuntariamente– como andamiaje ideológico con el que apuntalar el trazado de un circuito innovador de reproducción ampliada de capital. Significa esto que la consolidación del posfordismo dentro de los esquemas de un consumo individualizado de masas precisa de un imaginario irisado que lustre los significados oxidados o previamente dominantes. El progresismo, en relación sinérgica con la industria de la información y del entretenimiento cultural, contribuiría así a actualizar las relaciones sociales a partir de las cuales se disponen los procesos de producción de avanzada. Han sido sobradamente descritos Lo que vertebra los procesos que, no siendo únicamente endémicos de la esfera econóel progresismo mica, han propiciado que los flujos contemporáneo no de información y conocimiento, geses un proyecto político tionados y distribuidos por medio de las tecnologías digitales, sean el moque aspire a remover tor de la creación de riqueza en las solos cimientos de ciedades estructuradas por un capitalismo al que se ha calificado como la sociedad. «tardío», «avanzado» o «posfordista». Tras la descomposición de las plataformas fabriles, la pieza audiovisual se levanta como el monolito alrededor del cual danza la economía rozagante. El resultado es la aparición de un modelo de acumulación centrado en las capacidades intelectuales de la fuerza de trabajo, donde los
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saberes y conocimientos socialmente producidos son la materia prima a partir de la cual se genera el lucro privado. Puesto que el nuevo régimen de acumulación de capital necesita zafarse de unos valores que comprimen su desarrollo potencial, requiere de expresiones ideológicas que soslayen las asimetrías socioeconómicas: desde la defensa de las minorías étnicas –a partir del multiculturalismo– hasta la promoción de los distintos colectivos sexuales –como ramificación del feminismo–. Ser consecuentes con el desarrollo de este planteamiento nos permite formular un supuesto que no se encuentra exento de controversia: el progresismo contemporáneo en no pocas ocasiones actúa como la gramática que emplea el capitalismo digital de la sociedad del espectáculo. Pero sería un equívoco inferir de estas palabras que los postulados progresistas sean sostenidos con el propósito decidido de promover la fase productiva posfordista; por el contrario, lo que pretende afirmarse es que el patrón de acumulación que caracteriza a esa misma fase productiva se sirve de unos esquemas de pensamiento que, si bien enuncian sensibilidades que pueden ser independientes de la lógica que le es propia a la base económica de la sociedad, acaban por serle funcional. De modo que, por más que sean autónomos los fundamentos de muchas de sus creencias, aquello que llamamos progresismo resulta un ámbito ideológico compatible con las formas de organización socio-productivas en desarrollo. Lo que vertebra el progresismo contemporáneo no es, por consiguiente, un proyecto político que aspire a remover los cimientos de la sociedad. Sería irrisorio comparar las tendencias progresistas con la ambición que impulsaba a las fuerzas socialistas del pasado siglo. Tampoco resulta evidente que el progresismo persiga una democratización cuya acción trascienda la mera inflación de derechos cívico-políticos desprovistos de contenido operacional. En virtud de lo cual, si el progresismo aspira a presentarse como una versión remozada de lo que fue la izquierda durante la conflictividad que atravesó la modernidad, no le queda otra que apelar a esa cantinela gelatinosa que es el antifascismo. Poco importa que el fascismo sea un fenómeno de masas del periodo de entreguerras cuya traslación a la actualidad únicamente se encuentra en grupúsculos marginales. La vigencia del concepto viene de ser un recurso efectista al que apelar: bien sea como acusación con la que desacreditar al interlocutor y, por consiguiente, acotar las posibilidades de discusión: la censura moral del progresismo; bien sea como prevención ante un peligro inminente que exige optar por el menos malo o el mal menor: Macron y su acometida contra el sistema de jubilación. Que los progresistas usen «el antifascismo en ausencia del fascismo como una coartada para no ser anticapitalista en
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presencia del capitalismo» sería algo coherente con la misma lógica inherente del progresismo. Esta verborrea antifascista estuvo presente, como no podría ser de otro modo, en la pasada ceremonia de los Premios Goya. De entre las distintas alusiones al antifascismo, me detendré en una en particular, por cuanto que enlaza nuevamente con un actor político del que por un momento hemos desviado la atención: VOX. Después de solicitar «más dinero para hacer nuestras películas… necesitamos dinero público para nuestras películas», el director Eduardo Casanova secundó unas declaraciones de Leticia Dolera en las que reivindicaba una «cultura antifascista». Merece la pena oír ambas intervenciones. No tardaron los de VOX en golpear nuevamente a través de las redes sociales. En esta ocasión fue Espinosa de los Monteros, portavoz de la formación en el Congreso, quien ridiculizó las palabras de Casanova con el siguiente tuit: «Si es que son un meme andante…». Aunque el político relacionó retorcidamente la petición de dinero público con la necesidad de producir cultura antifascista, el mensaje subyacente resultaba persuasivo: los progres no hacen otra cosa que vivir de subvenciones, y ahora quieren ampliar sus chiringuitos so pretexto de combatir al fantasma del fascismo. Iván Espinosa de los Monteros, quien fue el primer Secretario General de VOX, nació en una familia aristocrática con cargos en altas instancias de la administración estatal, pero que en generaciones recientes se vinculó al sector privado. Eduardo Casanova, mayormente conocido por participar en una serie de televisión, es actor y director de cintas supuestamente transgresoras y de discutible calidad cinematográfica. Digámoslo sin cortapisas: la aparente oposición entre ambos personajes empieza a matizarse desde el momento en que sus fundamentos se descubren ocultos bajo las atribuciones culturales a las que remiten sus apariencias. Cierto es que uno y otro exhiben dos modelos de identidad contrapuesta: la robusta e intransigente identidad colectiva del nacionalismo frente a la epidérmica identidad liberal que se halla en la libre elección individual (yo elijo ser… yo me siento…) a la que se han abonado algunas modas progresistas. Sin embargo, una atenta observación debiera delatar que entre Espinosa de los Monteros y Eduardo Casanova no hay una relación de oposición a nivel estructural. Pese a la exhibición de rasgos y comportamientos procedentes de dispares ecúmenes culturales, nos encontramos –en lo relativo a su posición den tro de la pirámide social– ante miembros de dos facciones del Capital: ambas enfrentadas por cuanto que representan sendos patrones de acumulación, dos formas distintas de apropiación del excedente económico. Por una parte, Espinosa de los Monteros personifica una oli-
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garquía que, habiendo situado su actividad empresarial al socaire de las instituciones públicas, históricamente las ha concebido de manera patrimonial. Pertenece, por tanto, a la facción que trata de sobrevivir a las transformaciones socioproductivas impulsadas por los cambios en el metabolismo generador de plusvalor. Por otra parte, Eduardo Casanova resulta un epítome de la crítica sesentayochista a las estructuras centralizadas y verticales, así como a los valores tradicionales y autoritarios, que fue retroactivamente necesaria para asentar las condiciones psicosociales para un nuevo patrón de acumulación que tuviese su condición de posibilidad en un sistema productivo flexible, reticularmente organizado y basado en flujos informacionales. Cuando desde VOX se afirma que las «élites progres» se encuentran incrustadas en las instituciones públicas, aquello que
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se expresa es un miedo que posee un sustrato de veracidad: los profesionales liberales del periodo digital le están quitando a la vieja oligarquía el dominio de los resortes estatales. El cambio productivo que comporta el auge de las tecnologías digitales ha acarreado, a un mismo tiempo, el ascenso de aquellos segmentos de población que sitúan en la centralidad del debate público la necesidad de feminizar la política, supeLos rar el heteropatriarcado, detener el profesionales liberales genocidio de animales, visibilizar a las personas transgénero, o desarrollar del periodo digital le acciones afirmativas para las minorías están quitando a la raciales. Nos equivocaríamos si pensáramos vieja oligarquía el que las ideologías son meras consdominio de los trucciones semánticas que sobrevueresortes estatales. lan de manera abstracta la experiencia vivida de la gente. Antes bien, si emerge y perdura un sistema de valores y creencias es porque logra imbricarse en ese ámbito práctico donde se inscriben las actividades mundanas de los individuos. Las creencias y los valores deben sustentarse en la actividad práctica de las personas, y en condiciones capitalistas el «trabajo remunerado» o «empleo» es la actividad que en mayor medida ocupa nuestras vidas. Cada vez más las significaciones progresistas son las significaciones de las clases dominantes, pero eso no significa que sean dominantes dentro de las poblaciones nacionales. Por tanto, no es de extrañar que las formas de consciencia que le son propias a quienes se dedican a actividades laborales innovadoras no posean efectos prácticos sobre las formas de vida de aquellos cuyas rutinas diarias discurren por cauces vitales completamente distintos. Aunque los valores progresistas sean preponderantes en la industria cultural y del entretenimiento –donde los populismos conservadores concitan mayor animadversión–, así como en el campo artístico y académico, lo cierto es que su influencia es relativa fuera de esos ámbitos: los profesionales urbanos obstinados en la problematización de aspectos íntimos o inmateriales cuentan con lógicas de significación que no necesariamente son compartidas con las clases populares y los sectores subalternos. Quienes disponen de mayores dotaciones de capital académico hallarían posibilidades laborales en las perspectivas que trae consigo el desarrollo de las tecnologías digitales. Al mismo tiempo, un escenario como el descrito comporta que ciertas formas de empleo hayan sido afectadas por la automatización de la producción o queden a la zaga de los procesos de revalorización simbólica y económica que ofrece la estilización del
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universo digital. Aunque no hayan sido reemplazadas las formas de trabajo precedentes, las mutaciones neoliberales sí han contribuido a que experimenten un considerable deterioro: los empleos basados en actividades rutinarias, principalmente manuales, son aquellos que en mayor medida sufren la discontinuidad y precariedad que resulta prácticamente consustancial al mercado laboral al que concurren los asalariados de escasa formación profesional. Hoy por hoy las fricciones sociales se deslizan sobre ese dilatado campo cultural en el cual se enfrentan modulaciones diferentes de vivir en el mundo. Pero merece la pena apostillar que la cartografía vital de cada cual no puede desgajarse de su inserción en uno u otro modelo de acumulación de capital: la dualidad del mercado laboral propicia conflictos ideacionales entre los profesionales creativos y los trabajadores manuales. En este sentido, la confrontación entre los progres globalistas y la derecha populista expresaría en el campo simbólico-ideacional la polaridad existente entre el desarrollo de las tecnologías digitales y la supervivencia de las actividades laborales desvalorizadas. La supuesta incapacidad de quienes usan la musculatura de los brazos más que la del cerebro para adaptarse a las innovaciones tecnológicas, o sacar provecho de las circunstancias de un mundo globalizado, contribuiría a que sean vistos como restos del pasado: sus formas de vida serían obsoletas y su mentalidad atrasada. En pocas palabras: las tensiones son entre aquellos, de cultura vanguardista y pensamiento progresista, que sabrían estar a la altura de los tiempos; y aquellos otros que –a criterio de los primeros–, o directamente son incultos, o son culturalmente vetustos. Acompañaría a este argumentario el comentario realizado por una usuaria de Twitter el día siguiente de las últimas elecciones generales y que se reproduce en la página siguiente. Nada hay de asombroso al considerarlo, aunque pudiera comportar un anatema expresarlo: la sensibilidad de los progresistas, cuya agudeza permite asociar «los cafés» a un cambio radical de la estructura social, apunta a la autorrealización personal por medio de significaciones intelectuales, éticas y estéticas. Pero las refinadas emociones de quienes ya disponen de amplia seguridad material no corresponden a las necesidades que imperan en las barriadas populares o en las áreas rurales, donde resulta comprensible que no sea una prioridad apadrinar a los perros abandonados, transitar de un género a otro, o –pongamos por caso– disminuir el consumo de productos de plástico. No hay motivo por el cual ocultar que prejuicios, vulgaridades y convencionalismos llegan a poseer mayor relevancia para el sostenimiento de las formas de vida de los trabajadores de
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de los profesionales del activismo político– no logra percibir la ausencia de una plena interiorización del progresismo dentro de los sectores desfavorecidos. Pareciera que muchos de los progres, ya sean parte de la jet set cultural o simples profesionales urbanos, sobreestiman la influencia de los valores que secundan sobre el grueso de la población; por lo que siquiera se encuentran facultados para advertir el semblante extraterrestre que causan algunas de sus apariciones o declaraciones. Aunque sean prácticamente insondables las mediaciones que modelan los imaginarios de las personas, éstos muestran, principalmente, la impronta de las prácticas y las relaciones sociales. Por consiguiente, la razón práctica que reside en los usos y costumbres, en la actividad social cotidiana, es aquello que en mayor medida influye sobre la cultura vital de los grupos sociales. Trasladando la abstracción de lo expresado a las circunstancias concretas sobre las cuales nos interesamos, diríamos lo siguiente: los profesionales de la cultura sobresaliente, apologetas de valores progresistas situados en el pináculo escasa formación que, por el contrario, las consideraciones supuestamente sofisticadas y moralmente impolutas de las almas bellas procedentes del campo cultural e intelectual. Ni un ápice de desprecio se desprende al reconocer esta realidad. Todo lo contrario: la desconsideración se encuentra presente entre aquellos que, o bien desconocen los nodos de intelección a partir de los cuales se organiza la vida en común de los estratos populares, o bien únicamente recurren a ellos a fin de fashionizar un postureo plebeyo. Al enarbolar de manera irreverente múltiples imaginerías, estilos de vida o cursos de acción que son fácilmente asimilados por formas novedosas y dinámicas de extracción de riqueza, el progresismo coadyuvaría a solapar una actitud verdaderamente crítica hacia la arquitectura social del poder establecido. Por lo que, observando el progresismo desde este ángulo, resultaría pertinente esbozar una analogía con aquellas expresiones contraculturales –a las que actualmente denominaríamos tribus o subculturas urbanas– que, en tanto en cuanto contribuyeron a sustituir una conciencia colectiva articulada en torno a vectores políticos por preferencias de consumo estético o musical, fueron una rémora para la prolongación de la conflictividad de clase que anteriormente propició la consecución y expansión de derechos sociales. Si queremos emplear el epíteto de «carnavalesco» para calificar a un capitalismo recubierto de perifollos (pinkwashing, greenwashing, etc.), debiéramos hacerlo en consonancia con aquello que Tom Wolfe denominó «radical chic». Sin embargo, el solipsismo autocomplaciente del gremio cultural, artístico o académico –y a ellos le podríamos sumar el gremio militante
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de las aspiraciones humanas, en demasiadas ocasiones transitan por coordenadas distintas a las que ubican la demarcación vital dentro de la cual se desarrollan las disposiciones habituales de las capas populares. Pero lo relevante de la cuestión no es solamente que la conciencia popular se encuentre alejada de las percepciones que le son La derecha propias a los profesionales de la vetero-aristocrática cultura y del entretenimiento, sino que, por desgracia, la alt-right o española se encuentra derecha populista –representada mucho más cerca de por VOX a nivel institucional– las capas populares que acaba siendo la aspirante a capitalizar las simpatías políticas de amel esnobismo plios sectores de la gente corriente. Que únicamente prescriban una artístico-cultural que sólida eticidad tradicional como idealiza a las clases forma de paliar la desestructuratrabajadoras y a los ción social –causada por la degradación del empleo y el deterioro de sectores subalternos las prestaciones sociales– no impide que, en no pocas ocasiones, los de VOX adoptan con mayor verosimilitud las coloraciones del sentido común popular. Por sí misma la conciencia no desencadena las ideas que le dotan de consistencia. Bien por el contrario, la formación y el desarrollo de cualquier ideología se encuentra socialmente condicionada por cuanto que, en gran medida, es el resultado de las relaciones vividas en la realidad circundante. Se parecen a los señores de la plana mayor de VOX, aquellos que saludan a los jornaleros mientras varean la aceituna, o que ponen su mano sobre el hombro del albañil mientras lamentan no poder subirle el sueldo. Quienes, llegado el momento, felicitan la Navidad a su empleado, le preguntan por la salud de su anciana madre, o se sorprenden por lo crecidos que están sus hijos. Aunque sea con prudencia y mesura, digámoslo: VOX consigue expresar las experiencias de vida, así como las formas laborales que las condicionan, de aquellos grupos de población que, al salir perdiendo con las trasformaciones productivas del capitalismo posfordista, pueden sentir nostalgia y, por ende, asumir una posición ideológicamente conservadora. Así vistas las cosas, la diferencia entre Eduardo Casanova y Espinosa de los Monteros sería parecida a la que hay entre quienes, con una mezcla de ingenuidad y pedantería, pretenden emancipar al pueblo, pero se encuentran demasiado apartados de la significación de sus prácticas cotidianas, y quienes pretenden dominarlo, y saben cómo conseguirlo porque forman parte de su espacio vital. La derecha vetero-aristocrática española se encuentra
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mucho más cerca de las capas populares que el esnobismo artístico-cultural que con mayor facilidad se inclina por idealizar a las clases trabajadoras y a los sectores subalternos. No sería arriesgado sostener que el lifestyle glamouroso de quienes pisan alfombras rojas y se detienen frente al photocall escenifica el reverso de los dolores colectivos que sufre la gente de situación humilde. Precisamente, la crítica de VOX a los progres subraya el resentimiento latente en las clases populares con respecto a aquellos profesionales creativos que, por oposición a una vida dura y sacrificada, son percibidos como una élite cosmopolita entregada al hedonismo y a la extravagancia. Directamente relacionado con lo anterior, el éxito atribuido a los integrantes de la industria cultural, que carecerían de fronteras nacionales y de limitaciones éticas, sería susceptible de interpretarse, por parte de los sectores subalternos, como una deslealtad con respecto a su país, y a la realidad que le es propia a ras de suelo. Porque no deja de ser cierto que el proyecto vital de ciertos segmentos profesionales se desarrolla a partir de lógicas desterritorializadas. Insertas en una experiencia vital de dimensiones globales, las «élites progres» parecieran escindirse de sus respectivos países y adquirir una corporalidad tan difusa como la de la cantante japonesa Hatsune Miku. Esto es algo que resulta fácticamente imposible –pero también inconcebible– para aquellos grupos de población cuya subsistencia le debe mucho a las redes de solidaridad comunitaria apegadas al territorio. Si algo les queda a los grupos desposeídos eso es su más mundana identidad, el ser uno mismo dado por el reconocimiento de sus allegados, un sentido de pertenencia definido por los vínculos que se establecen con el lugar, y con quienes lo habitan. Sin embargo, la flexibilidad laboral que caracteriza al empleo posfordista comporta que la movilidad –esto es, la capacidad de desplazamiento– substituya al arraigo local como aptitud valorada. De hecho, esta misma argumentación contribuiría a explicar el apoyo al brexit por parte de la clase obrera pauperizada. Se trata de una lógica cuyo dorso es evidente: que la apertura de fronteras a la inmigración sea una expresión progresista bajo la cual subyace la apelación a una idea difusa y abstracta de humanidad. A partir de esta cuestión podríamos empezar a trazar la senda que nos llevaría del progresismo bienintencionado a los intereses corporativos del capital, pues esa idea indeterminada de humanidad asiste a la legitimación de procesos empíricos de los cuales se benefician grupos determinados. Aunque por razones distintas a las mercancías o los capitales, la fuerza de trabajo –aquello que de hecho son los inmigrantes– debe disponer de libertad de circulación.
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No obstante, debe reconocerse que –a priori– muchos de los planteamientos progresistas asumen una vocación universal. No puede haber un ejemplo más claro: la protección de los ecosistemas naturales es algo que redunda en provecho de todos los habitantes del planeta, y ni siquiera indirectamente es posible advertir una conexión específica entre las reivindicaciones medioambientales y los intereses sectoriales de las corporaciones que impulsan ese nuevo patrón de acumulación. O tal vez sí: las energías renovables son una oportunidad a la que le espera un mercado por explotar. Pero no es este el lugar para dar detallada cuenta de las relaciones subrepticias entre los planteamientos progresistas y las oportunidades empresariales que genera la fase a la que se abre el capitalismo contemporáneo. Sea como fuere, no puede pasar desapercibida una consideración que Marx y Engels ya hicieron notar: las clases emergentes aparecen como representantes de los intereses comunes de la sociedad; pero cuando culminan su ascenso y se convierten en clases dominantes, esas mismas clases consolidan sus intereses particulares por encima de aquellos otros grupos en los que se apoyaron. Solo que –en lo concerniente al asunto que tratamos– no deberíamos hablar de clases, sino de facciones del Capital en pugna ante una situación de reconfiguración del modelo de acumulación. Los intereses o las aspiraciones particulares suelen enmascararse inconscientemente a través de planteamientos ideológicos. Sería iluso obviar que las concepciones mentales del mundo resultan operativas para determinados grupos sociales, y que, por lo mismo, favorecen ciertos intereses. Debido a lo cual, podemos pensar que el progresismo, así como cualquier otro magma simbólico, resulta concomitante, aunque sea colateralmente, con las formas en que se organiza la vida práctica de los individuos sobre un proscenio socioeconómico en particular. Que sean genuinos los principios progresistas no quita que acaben por codificar, aunque sea de manera misEsta misma tificada, las necesidades de un patrón argumentación de acumulación basado en la logística contribuiría a explicar digital que actúa como plataforma de la sociedad de la información y de la el apoyo al brexit por comunicación, del espectáculo y del parte de la clase entretenimiento. No resulta descabellado suponer que obrera pauperizada. el progresismo actual acabe convirtiéndose en aquello que se ha llamado «ideología californiana». En la élite tecnológica de Silicon Valley –resultado de la hibridación de la contracultura hippie con la ambición personal de los yuppies–, el
Googleplex, sede de Google
progresismo filantrópico se enmaraña con inquietantes tecno-utopismos anarcocapitalistas. A poca distancia de las compañías tecnológicas punteras encontramos el revestimiento voluptuoso del poder: Hollywood, epicentro del imperialismo cultural en las últimas décadas. Pero el star system cultural –actores, cantantes y demás influencers– son cada vez más las marionetas carismáticas (idola theatri) de un bussiness model controlado por las plataformas digitales sobre las cuales reposa la industria del entretenimiento. Sigamos pensando en Estados Unidos: el establishment federal suele asociarse con posiciones progresistas (aunque en ese país hayan adoptado la denominación de «liberales»). Sin embargo, el último presidente nombrado, el inefable Trump, representa la reacción dextro-populista propiciada por la América profunda empobrecida. A éste le respaldan los sectores económicos tradicionales: la industria armamentística, el complejo militar, las compañías petroleras, la siderurgia, etcétera; mientras que los progres del Partido Demócrata encuentran el apoyo incondicional de los profesionales liberales ubicados en las franjas dinámicas de la costa, donde despuntan las startups que alcanzan a convertirse en «unicornios financieros», y se suceden fenómenos socio-virtuales del tipo «Me Too» o «Ice bucket challenge». Diríamos, aun a riesgo de excesiva simplificación, que lo que está en juego es una lucha inter-capitalista: por un lado, los representantes de un patrón de acumulación novedoso que se sirve de las tecnologías de la información y de la comunicación para operar a escala planetaria; por otro lado, una oligarquía ya caduca cuyo ámbito de acción se asocia a las demarcaciones estatales, y que, por esa razón, se proyecta retóricamente como representante de los intereses de los ciudadanos nacionales. Aunque avancen posiciones las lógicas ideológicas de la primera facción, y sean una tendencia social consolidada en las metrópolis de las sociedades occidentales, aún no han troquelado los marcadores de sentido de los sectores populares
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Los “colonos franquistas” y el procés Entrevista a
Roger Molinas
por Salvador López Arnal
R
oger Molinas es arqueólogo y licenciado en Historia. Forma parte del Consell Nacional de Catalunya en Comú y es persona activa en movimientos antirracistas y antifascistas. Se define como federalista. Ha escrito un libro sobre patrimonio cultural (Patrimonici) y es muy activo en las redes sociales. Su blog es Reflexions d’un arqueòleg glamurós (https://glamboy69.wordpress.com/)
—Ha publicado recientemente un artículo titulado “Desmontando el mito de los ‘colonos franquistas’”. ¿Quiénes son estos “colonos franquistas”? ¿La denominación sigue vigente? —Es una denominación peyorativa que utiliza un sector del nacionalismo catalán más identitario para referirse a las personas migradas de clase obrera del resto de la península. —¿Cómo surge esta denominación? ¿Quiénes son los creadores de esta noción político-histórica? —Bueno, es difícil saber el momento exacto en que surge. Ya había mitos xenófobos contra los trabajadores murcianos en los años 20 y 30. —¿Por qué habla usted de mito? —Porque es absolutamente falso que los movimientos migratorios durante el franquismo estuvieran planeados por el estado franquista (al contrario, trató de impedirlos) con la finalidad de diluir la lengua o la cultura catalana. —Afirma usted que solo una parte del nacionalismo catalán, seguramente minoritaria, lleva tiempo haciéndose eco de esta
leyenda infundada. ¿Cuán minoritaria es esta minoría nacionalista a la que hace referencia? —Esta teoría pseudohistórica ha sido recogida por el “Manifest Koiné”, entre los firmantes del cual había distinguidos líderes de los principales partidos nacionalistas catalanes, como por ejemplo Laura Borràs, ex-Consellera de Cultura y cabeza de lista de JxC al Congreso. —Le cito: “Esta teoría ha encontrado cierto apoyo en el entorno político del actual Presidente de la Generalitat, Quim Torra, quien ya se había expresado en términos similares en varios artículos publicados antes de ejercer su actual cargo.” ¿Y qué decía, en qué términos se expresaba Torrra en estos artículos a los que alude? El entorno político al que alude, ¿sería la formación JuntsxCatalunya y el gran jefe Puigdemont? —Desde luego que en los artículos de Torra, escritos con anterioridad a ser elegido President, se recogen ideas supremacistas y xenófobas contra las personas migradas y proletarias castellanoparlantes. De Puigdemont es difícil saber qué piensa con exactitud, ya que su trayectoria intelectual es nula.
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—¿Ve usted en todo esto un signo claro, o un indicio, de hispanofobia? —Bueno, sí, claro. Hay señales preocupantes dentro del nacionalismo catalán de radicalización hacia un fundamentalismo cultural, donde impera la idea de que el mestizaje, la interculturalidad, son nocivas para la cultura catalana y que el plurilingüismo perjudica a la lengua catalana. —¿Cuáles han sido las principales olas inmigratorias peninsulares hacia Cataluña? ¿Cuáles han sido las razones de esas migraciones? —Bueno, limitándonos al siglo XX, la primera se produce en los años 20 ligada a la demanda de mano de obra para las obras del metro y la exposición universal. En los años 40 y 50 hay inmigración peninsular ligada a gente que huye de la represión política en su pueblo, así como a la demanda de trabajo industrial. El gran boom migratorio será en los años 60/70, del campo a los núcleos urbanos, fruto de la industrialización y el desarrollismo, el auge del turismo y la construcción, así como de la mecanización de los trabajos agrícolas fruto de la generalización del tractor. —¿Se puede decir que Cataluña ha salido perjudicada o dañada por esta llegada de ciudadanos-trabajadores de otras comunidades españolas? —No, en absoluto. La llegada de fuerza de trabajo ha permitido un gran desarrollo económico y urbanístico y ha abierto la cultura catalana a mucha más gente y la ha enriquecido con el mestizaje y la interculturalidad.
[Estación de Móra la Nova (andén en dirección a Barcelona) en 1967 (imagen incluida en Immigració. Les onades immigratòries en la Catalunya contemporània, Barcelona, Fundació Lluís Carulla, 2007)]
—Copio una de sus citas: “Acuérdate, catalán, que recibes imposiciones de gente foránea y que incluso algún hermano tuyo sufre hambre porque un extranjero ocupa su lugar. ¡Catalán! Este sitio a ti te pertenece.” ¿De quién es este texto? Si sustituimos catalán por español, francés o griego, salvo error por mi parte, parece una proclama de Vox, del Frente Nacional o de Amanecer Dorado. —Es una revista de extrema derecha independentista de los años 30, cuando una parte minoritaria del nacionalismo catalán ya se sentía fascinada por el fascismo italiano.
—En ocasiones se ha hablado de murcianos, en otras de charnegos, en otras de andaluces vagos o perezosos… ¿De dónde surgen estas denominaciones y calificativos? ¿Solo las usan los colectivos o fuerzas nacionalistas de orientación más conservadora o son términos extendidos entre la población?
—La cosa, por lo que usted cuenta, viene de lejos. Por ejemplo, en viñeta de El Be Negre que aquí se incluye no parece que se tenga en mucha consideración a los trabajadores “murcianos”, y creo que El Be Negre no era un semanario de orientación derechista o conservadora.
—De donde salen no lo sé, pero desde luego las utiliza la derecha nacionalista. —Le vuelvo a citar. “Ya en 1934 se publica un manifiesto «Por la conservación de la raza catalana» en el que diferentes prohombres, como Pompeu Fabra, proponían velar por la preservación
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—Sí, estamos hablando de una época, anterior a la Segunda Guerra Mundial, en que el racismo y la xenofobia era algo socialmente muy aceptado.
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de las características raciales de la población catalana, ante el peligro que suponía mezclarse con los genes de las personas migradas”. Si tenemos en cuenta la fecha, 1934, ¿esto no recuerda un poco –o un mucho– la cosmovisión dominante en la Alemania de aquel período? Como en el caso anterior, también permite versiones actualizadas en nuestros días. —Sí, anteriormente a la Segunda Guerra Mundial las teorías racistas, darwinistas sociales o de medidas craneales de la frenología era algo absolutamente normalizado. —Usted asegura que Franco no solo no promovió la inmigración hacia Cataluña sino que trató de impedirla. ¿Por qué razones quiso impedir esa migración si era necesaria, conveniente o compatible con el desarrollo capitalista español? —En primer lugar para impedir la fuga y el anonimato de los maquis y republicanos que utilizaban la inmigración interior para huir de la represión franquista y, posteriormente, para impedir un cinturón rojo de obreros potencialmente revolucionarios alrededor de Barcelona. —Fue en este contexto, según cuenta, cuando apareció el DNI. ¿Nos puede explicar un poco esta historia y la función de este documento nacional de identidad? —Era una forma de controlar la sociedad, de tener a todo el mundo identificado para evitar que los republicanos o los maquis se camuflaran entre la sociedad. —Le vuelvo a citar: “En 1952, el Gobernador Civil de Barcelona, Felipe Acedo Colunga, emite una circular en la que ordena a alcaldes y jefes policiales impedir cualquier movimiento migratorio sin vivienda autorizada, para evitar el chabolismo. Así pues, la policía pasa a detener a los emigrantes El franquismo fue muy bueno en la Estación de Francia y aquellos que no para la burguesía, la iglesia podían demostrar que y los caciques rurales, también tenían domicilio o tralos catalanes. bajo en Cataluña eran detenidos y encerrados en el Pabellón de las Misiones, en Montjuïc, para ser deportados posteriormente a su pueblo de origen”. Se calcula, afirma usted, que fueron deportadas más de 15.000 personas entre 1952 y 1957. Esa historia parece contra-
dictoria con lo que se ha afirmado en ocasiones desde coordenadas históricas nacionalistas: que el franquismo fue un régimen político opresor de Cataluña, contrario a sus intereses, que la España franquista maltrataba y oprimía a la Cataluña nada franquista. ¿Fue así realmente? —El franquismo fue opresor para los perdedores de la guerra: la clase trabajadora de toda España y fue muy bueno para los ganadores: la burguesía, la iglesia y los caciques rurales, también los catalanes. —Si el objetivo no fue colonizar Cataluña, ¿cuáles fueron en su opinión las principales causas de la migración durante el franquismo? ¿Fue Cataluña el único polo de atracción para estos trabajadores que emigraron desde tus tierras de origen? —La primera pregunta ya la he respondido anteriormente. La segunda: en los años 60/70 el principal foco de emigración es Europa (Alemania y Suiza) y dentro de la inmigración interior los tres grandes focos urbanos (Madrid, Barcelona y Bilbao), así como también Valencia y Alicante. —Más allá del artículo que hemos comentado usted opina con frecuencia sobre la situación política catalana. Déjeme preguntarle sobre ello. Desde su punto de vista, ¿cuáles serían los ejes centrales de la cosmovisión nacionalista catalana? —Bueno, no creo que haya una sola. La principal y mayoritaria se basa en un populismo victimista que busca una superioridad moral respecto a España. —¿Cuál es el objetivo real del procés y del procesismo? ¿La independencia? —No, en absoluto. Es mantener a la oligarquía burguesa con-
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echaban al PP de sus instituciones, aquí los hemos convertido en héroes aclamados con fervor por las masas. A más casos de corrupción, mayor tiene que ser la bandera que los tapa. —¿La burguesía catalana es secesionista en su opinión? ¿Quiénes componen el grueso de los partidarios de la ruptura del demos común español? —Bueno, depende. Hay de todo. Varía en función de sus intereses coyunturales. Si para sus inversiones particulares les sale más a cuenta el estado español no lo son; si saliesen beneficiados con la creación de un paraíso fiscal pues entonces sí. Lo que está claro en todas las encuestas es que hay una clara correlación entre el nivel de renta y el voto independentista en cada sección censal. La mayor parte de las bases sociales del independentismo son clases medias urbanas y población rural.
En Cadaqués.
vergente en el poder autonómico, lo cual se ha logrado a la perfección. —Suele afirmarse que todo esto se inició en torno a 2012. ¿Qué pasó entonces, qué desencadenó toda esta siHay una correlación directa tuación que estamos viante la corrupción de CDC viendo? y el Procés. —El Procés se inicia en el momento que Artur Mas tiene que entrar en helicóptero en el Parlament para aprobar los mayores recortes de la historia al estado del bienestar catalán de la mano del PP. Meses más tarde aparece la ANC y Mas pasa de ser recibido a pedradas a ser un mesías aclamado por las masas, mientras seguía recortando sin oposición alguna. —Ocultar la corrupción y distraer a la ciudadanía con otros asuntos, ¿pudo jugar un papel en todo esto? El ex conseller Santi Vila ha hablado en estos términos en algún momento. —Por supuesto hay una correlación directa ante la corrupción de CDC y el Procés. Mientras en Madrid, Baleares o Valencia
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—¿Cómo calificaría lo sucedido durante los días 6, 7 y 8 de septiembre de 2017? —Si bien no llegaría a calificarlo de golpe de estado, sí que fue un intento chapucero de atropello a los derechos de los diputados de la oposición y un simulacro de derogación de la legalidad vigente para introducir un sistema autoritario. —¿Qué fue, en su opinión, el 1-O? —Un simulacro de falso referéndum, que no cumplía con ningún requisito democrático y que fue reprimido policialmente de forma muy desproporcionada. —En cuanto al juicio del procés, ¿qué opinión le merece? —Creo que ha sido un juicio justo y con todas las garantías democráticas, aunque la sentencia me parece exagerada. Para mí hubiera sido más justa una multa e inhabilitación. —¿Se puede afirmar desde algún punto de vista, desde alguna perspectiva de análisis, que Cataluña es una sociedad oprimida, menospreciada, castigada o explotada por España? Desde su perspectiva de historiador, ¿es verdadero el lema con el que se convocó aquel congreso –o lo que fuera– de 2014: “España contra Cataluña (1714-2014)”? —Cataluña es una región rica de España que, como tal, aporta
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más de lo que recibe en los presupuestos, como pasa en todos los municipios donde hay un barrio más rico que otro. Ese simposio nace de una visión idealista y pseudohistórica que ha romantizado el feudalismo catalán como si fuera un estado democrático y libre, haciéndonos creer que la derogación de las instituciones en manos de la aristocracia catalana fue una pérdida de libertad, cuando simplemente fue un cambio de oligarquías, de nobleza a burguesía comercial.
Hay una correlación directa ante la corrupción de CDC y el Procés.
—¿Cree que el nacionalsecesionismo puede ganar más adeptos? Suelen hablar de ampliar su base social. —En todas las elecciones desde 2012 siempre están en torno a los dos millones. No parece que avancen, pero tampoco que retrocedan. Hemos llegado a un punto muerto.
—¿Se puede afirmar que, a día de hoy, la sociedad catalana está rota por la mitad o es más bien una exageración? —Más que rota, polarizada en torno a su identidad. —Por lo que veo, y me cuenten algunas personas amigas, suelen usar calificativos fuertes para comentar sus tuits, sus reflexiones en la red. ¿Le duele? ¿Se siente mal? ¿Qué piensa de ello? —Bloqueo directamente a todas las personas que me acosan, me insultan, me amenazan, ya que no creo que pueda existir un debate intelectual con quien usa el ataque personal como único argumento. —¿Por dónde cree usted que pueden ir las cosas en el futuro? —Tengo la esperanza de que el nuevo Gobierno progresista de España abra un diálogo y realice reformas sociales y federales que permitan encontrar una solución con la que se sienta cómoda la gran parte de ciudadanos en Catalunya y en España
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Gabriel Jackson
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Sobre cultura lingüística y nacionalismo por Gabriel Jackson
¿N
ormalización lingüística o intento de sustitución? Con el Procés, la Escola Catalana ha recibido fervientes aplausos y aceradas críticas, aunque ambas cosas por razones ajenas a la que debería ser su función principal. Aquí, unas viejas palabras del sabio Gabriel Jackson ponen algo de sentido común en el asunto..
El texto que sigue corresponde a una conferencia impartida por Gabriel Jackson en el Ayuntamiento de Barcelona el 8 de septiembre de 1995. Aunque contiene alguna apreciación que él revisaría después, lo sustancial mantiene plenamente su vigencia. Jackson pasó veinticinco años de su vida en Barcelona tras su jubilación docente en EE UU y haber sido víctima del macartismo. Volvió al final de su vida a EE UU donde murió en noviembre de 2019. Profundo conocedor de la historia de España, su La República española y la guerra civil ha dejado una impronta indeleble en dos generaciones de historiadores. Amante de la música y dispuesto a colaborar con iniciativas cívicas de todo el territorio español, ha dejado una huella profunda en sus numerosos amigos. Paradójicamente, salvo el premio Nebrija otorgado por la Universidad de Salamanca, no ha obtenido reconocimiento institucional ni académico. El Colectivo Juan de Mairena le tributó un homenaje en Barcelona el pasado marzo, que contó con la presencia de familiares y amigos y con la colaboración, mediante escritos recordando a Jackson, de muchos más, especialmente historiadores. Asistió también Carmen Negrín, a cuyo abuelo dedicó Jackson su último libro. El acto puede verse en https:// www.youtube. com/ watch?v= G6hzA4AYNTw&feature=youtu.be Señoras y señores: Para empezar querría decir que me siento muy complacido y honrado por haber sido invitado a
hablarles con ocasión de la Diada, la afirmación anual de la conciencia y de los valores nacionales por parte del pueblo de Cataluña. Ahora hace doce años que vivo entre ustedes, desde 1983, cuando me jubilé en la Universidad de California. Durante estos años he trabajado más en temas europeos que en temas específicos españoles o catalanes, pero uno de los muchos motivos para venir a vivir a Barcelona fue mi interés por las cuestiones referidas al bilingüismo, y, en términos más generales, por las complejas relaciones entre diferentes comunidades nacionales y lingüísticas. De forma que estoy muy contento de tener la oportunidad de comentar con ustedes las múltiples relaciones entre cultura lingüística y conciencia nacional, por un lado, y de las instituciones y las formas de poder, por otro. Hablaré sobre todo de Cataluña, pero haré numerosas comparaciones con otras sociedades europeas y americanas. En primer lugar querría mencionar algunas de las ventajas y de las desventajas del destino político y lingüístico de Cataluña. Si ahora estuviéramos celebrando la Fiesta de San Jordi empezaría por las ventajas, pero como estamos conmemorando una derrota (la pérdida de la autonomía política y la supresión, el 11 de septiembre de 1714, del uso oficial de la lengua catalana) empezaré por las desventajas. Desde 1714 hasta la constitución de la Mancomunidad, en 1914, la mayor parte de la vida económica y toda la vida política, jurídica y administrativa de Cataluña se llevó a cabo en cas-
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tellano. La centralización borbónica no impidió el desarrollo que, como historiador, acepto el hecho de que tendrá que económico de Cataluña, pero la situación política e instituciopasar tiempo (con un poco de suerte no más de medio siglo) nal hacía que el uso del catalán, que habían empleado durante antes de que los catalanes y los castellanos puedan superar los siglos los funcionarios reales y los gobiernos municipales de recelos mutuos asociados con la triste historia a que me he Cataluña, Valencia, las Islas Baleares y el Rosellón, quedara referido. Es también un hecho que, políticamente hablando, ni reducido al ámbito familiar, la correspondencia privada y los las Islas Baleares ni Valencia quieren unirse a Cataluña, y esta oficios religiosos. En la segunda mitad del siglo XIX el catalán es una de las muchas razones por las cuales distinguiré siemllegó a ser, otra vez, una lengua literaria, pero fue con la Manpre entre una cultura lingüística floreciente y un área políticacomunidad cuando se reinició verdaderamente el reconocimente desunida donde se da la circunstancia de que se habla miento y el uso oficial. En menos de diez años, en 1923, la dicla misma lengua. tadura del general Primo de Rivera intentó, con un éxito parVeamos ahora las ventajas relativas a la situación catalana, cial, la supresión del uso del catalán. que creo que son muchas, y que creo que justifican una visión Ocho años después, la proclamación de la República inició optimista del futuro. Antes de nada, el evidente poder de suun periodo favorable. De 1931 a 1939, el periodo que va de la pervivencia de la lengua. A pesar de los dos siglos y medio de República a la Guerra Civil, Cataluña disfrutó de una autonorepresión oficial, a pesar de un índice de natalidad comparatimía política y lingüística por primera vez desde el desastre de vamente bajo y una dependencia constante de la inmigración 1714. En 1939 las instituciones autonómicas y la lengua catalaproveniente de regiones no catalanohablantes, varios millones de na volvieron a ser suprimidas por la dic-tadura del general personas han usado de una manera continuada la lengua catalaFranco. Por otro lado, hacia 1960 na. Contraria- mente al gaélico o al volvió a ser posible publicar enbretón, el catalán no ha desaparecisayos literarios y artísticos en cado bajo la presión de las lenguas Cataluña siempre ha sido una tierra talán, y también educar a los nidominantes vecinas, en aquellos de tránsito y de inmigración. ños, más o menos clandestinacasos el inglés y el francés, respectimente, en catalán. vamente. Al catalán tampoco le ha La mezcla arbitraria de censura hecho falta, como en el caso del y de libertad parcial que tuvo vasco o del hebreo, hacerse con un lugar durante los últimos años del régimen franquista fue una vocabulario totalmente nuevo de términos cotidianos del siglo XX de las circunstancias que hizo posible uno de los logros de porque no se ha limitado a ser una lengua empleada estrictamencarácter intelectual más importante de Cataluña: la Encite en el ámbito religioso. clopèdia Catalana, con contribuciones originales de los mejoUna segunda gran ventaja es el grado de semejanza entre el res escritores y académicos catalanes, muchos de los cuales, y catalán y el castellano. Hablo, está claro, como defensor de las en razón de la situación política, tenían prohibida la publicasoluciones bilingües, más que de las monolingües. Las persoción de libros con sus propios nombres. La En-ciclopèdia nas que piensan que Cataluña tendría que ser monolingüe, ya Catalana se convirtió en una obra de referencia que utilicé con sea en catalán o en castellano, no encontraran ningún interés verdadero placer y que recomendé encarecidamente a todos en lo que diré. Cuando me dirijo a los ciudadanos de un lugar mis estudiantes durante mis años en la Universidad de tan fuertemente bilingüe como Barcelona, supongo que quién California. Esta enciclopedia fue precursora de la intensa vida me escucha está interesado en los derechos y en los valores de intelectual de Cataluña que siguió al restablecimiento de la una población mixta, y en adoptar soluciones democráticas y Generalitat en 1977, y a la Constitución democrática de 1978. consensuadas para las relaciones culturales delicadas. Aun así, y de forma general, la historia de estos dos siglos y Querría volver a la gran ventaja práctica que confiere la medio ha sido una historia de absoluta dominación castellana estrecha relación entre el catalán y el castellano. Si se hace un salpicada de breves periodos de autonomía. Desde 1977 creo repaso a la situación de varios estados bilingües existentes que existen todos los indicios para pensar que al tiempo de como el caso de Bélgica, dividida territorialmente entre el secrepresión le ha sucedido un tiempo de libertad presente y fututor francés y el sector flamenco; Suiza, donde el francés y el alera, dentro del marco de una monarquía española democrática mán son, mayoritariamente, las lenguas principales; Finlandia, y de una Comunidad Europea democrática. No obstante, es un donde el finés y el sueco no tienen ninguna interrelación linhecho que los sentimientos íntimos de la gente y sus reacciogüística; Canadá, con el inglés y el francés; y el País Vasco, cuyas nes intuitivas cambian más lentamente que las leyes, de forma lenguas, el castellano y el vasco, no tienen ninguna relación
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lingüística, resulta evidente que las diferencias estructurales y de vocabulario entre estos pares de lenguas hacen que las tentativas de bilingüismo resulten considerablemente más difíciles de lograr que el bilingüismo entre el catalán y el castellano. Una tercera gran ventaja que, según mi parecer, explica en buena parte la supervivencia del catalán a pesar de la represión política sufrida, es el hecho de que el catalán sea la lengua mayoritaria de las clases económicas e intelectuales dominantes en Cataluña. Mientras el gaélico y el bretón se convirtieron prácticamente en lenguas rurales, el catalán no perdió nunca del todo su tradición urbana, burguesa e intelectual; de hecho, durante los primeros años de este siglo, fue relativamente sencillo normalizar la gramática y la ortografía y emplearlo en todos los ámbitos de la vida contemporánea. Las consecuencias de la larga supresión se manifiestan en el hecho de que el vocabulario del catalán no es tan rico como en otras lenguas románicas que se han usado de forma más extensa y constante, como es el caso del francés, del español y del italiano. No obstante, ciñéndonos al presente y al futuro, los factores más importantes son, primero, que Cataluña tiene unas clases económicas, profesionales e intelectuales activas que usan constantemente la lengua y, segundo, que las posibilidades de ascenso social son las que motivan a los inmigrantes, tanto por razones prácticas como sociales, a aprender el catalán. Finalmente, entre las ventajas mencionaría el carácter potencialmente integrador de la cultura catalana. Creo que, en este caso, unas cuantas comparaciones podrán ilustrar la situación catalana. En Bélgica, por ejemplo, los recuerdos amargos de las dos guerras mundiales y la actitud esnob de la población de habla francesa en relación a la lengua flamenca han hecho que el bilingüismo sea estrictamente territorial, con una frontera lingüística negociada que separa el territorio francófono del flamenco y que solo Bruselas, la
capital, sea un territorio verdaderamente bilingüe. En Canadá, el tradicional aislamiento psicológico de los anglosajones y la actitud susceptible y defensiva-agresiva de la población francófona han contribuido también a crear fronteras geográficas para las dos lenguas, aunque la situación no haya producido la división emocional y geográfica de Bélgica. También en el Canadá las crecientes reivindicaciones de las tribus indias, con el fin de que se les reconozca el patrimonio lingüístico y cultural, tienden a reprimir las pasiones exclusivistas de los hablantes anglófonos y francófonos. A todo esto hay que añadir el hecho que en el mundo hay 11
11 de septiembre de 1714, caida de Barcelona.
demasiadas culturas malditas –según mi opinión, y usando deliberadamente este término fuerte– por elementos pseudobiológicos. Por ejemplo, en Alemania el concepto de ciudadanía se ha basado siempre en una relación biológica. Así, y dejando totalmente al margen el racismo fanático de los nazis, a la mayoría de alemanes anteriores a Hitler les parecía natural que los inmigrantes polacos y checos no recibieran la nacionalidad alemana, y que los judíos fueran considerados diferentes a pesar del tiempo que llevaran viviendo en Alemania, y sin tener en cuenta el grado de integración cultural que hubieran logrado. En el periodo posterior a Hitler, Alemania se ha ido reconciliando lentamente con los eslavos y con los judíos que
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se han quedado. Aun así, para la mayoría de alemanes, todavía es más natural conceder la nacionalidad a personas de origen alemán que regresan al país después de siglos de residencia en Rusia o en Rumanía, que concederla a los inmigrantes turcos que hace treinta o cuarenta años que viven y trabajan en Alemania. De hecho, no hay nacionalismo que esté totalmente exento de sentimientos racistas, aunque hay grandes diferencias en cuanto al grado. Mi impresión, después de vivir durante doce años en Cataluña, es que el racismo aquí es un sentimiento que pertenece a una minoría muy limitada. La mayoría de perso-
Además, el comercio hace que la gente entre en contacto con otra diferente, y el éxito del comercio depende del establecimiento de relaciones civilizadas con aquellos que tienen costumbres y leyes diferentes, un color de piel diferente, una religión diferente, etc. Si además la población local es poco numerosa, sus dirigentes adoptarán decisiones con el fin de establecer acuerdos mutuamente provechosos (el famoso pactisme de los catalanes medievales) en lugar de conquistar o de rechazar según criterios basados en exigencias exclusivistas. En todo caso, sea cual sea la mezcla de elementos que ha servido para formar una actitud tolerante e integradora, sin duda uno de los
La Plataforma per la llengua pretende la sustitución lingüística.
nas que conozco confirman verdaderamente la definición, repetida en muchas ocasiones por el presidente Pujol, que toda persona que vive y trabaja en Cataluña tiene que ser considerada catalana. Como sucede con la mayoría de fenómenos culturales, hay considerables razones históricas que explican la actitud no racista de los catalanes. Geográficamente, Cataluña siempre ha sido una tierra de tránsito y de inmigración: comerciantes y marineros fenicios, griegos, sirios y judíos; ejércitos romanos y cartagineses y, posteriormente, marineros, comerciantes y piratas italianos y norteafricanos. Más adelante y desde principios de la Edad Media hasta el siglo XIX, llegaron inmigrantes franceses y aragoneses y durante el siglo XX inmigrantes provenientes mayoritariamente del sur de España. Sería difícil para una población como esta ser racista sin tener que rechazarse a sí misma y a sus antepasados
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aspectos loables de la cultura catalana es, según mi parecer, la voluntad de integrar a los inmigrantes, tanto lingüística como culturalmente. Querría ahora comentar algunos de los mecanismos de integración. El más importante es sin duda, la oportunidad económica. Si un inmigrante procedente de regiones donde hay un paro elevado y una baja calidad de vida encuentra trabajo en el sector industrial o agrícola en Cataluña, encuentra mejores viviendas y servicios públicos que los que había conocido hasta entonces, encuentra parques donde puedan jugar sus hijos y escuelas donde poder estudiar, resulta evidente que tiene razones poderosas para integrarse, tanto él como su familia, en Cataluña. El proceso ya hace más de un siglo que funciona, y solo hace falta que nos fijemos en los apellidos y escuchemos la lengua de las conversaciones para comprobar
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Hay otro problema relacionado con la normalización, un la evidencia de la integración económica y social. problema que pone de manifiesto aquello que cualquier perAun así, la integración fue lenta y parcial, sobre todo duransona inteligente ya sabe: que el éxito de un programa legislatite las dos dictaduras de este siglo, y el método adicional de vo depende del espíritu de la gente que lo lleva a cabo. Si integración más importante actualmente –y el que considero, muchos profesores son nacionalistas catalanes que en realidad personalmente, el esfuerzo más importante de la historia lo que quieren es imponer el catalán como única lengua, o bien moderna catalana– es el programa de normalización lingüístison maestros “españolistas” a quienes molesta la idea de una ca. La ley de normalización de 1983 ofrece una inmersión total comunidad bilingüe, los sentimiende los niños castellanohablantes tos de ambas posturas sabotearán durante los primeros cuatro años de la intención real de la normalizaenseñanza y después se pasa a un El problema es que la Generalitat, y sus prejuicios pronto serán ción plan curricular que incluye asignatuo los contribuyentes, no han y los niños, que son identificados, ras impartidas en ambas lenguas. El facilitado los recursos para hacer siempre sensibles al ambiente creaobjetivo de la inmersión total es condo por los adultos, los aplaudirán o que un programa como este sea seguir que los niños empiecen el rechazarán. catalán cuando son pequeños, cuanverdaderamente viable. Por todo esto y en relación al prodo el oído y la lengua están más regrama de normalización, diría que ceptivos para la adquisición de un tiene el potencial para crear una sociedad bilingüe culta y civiidioma nuevo, para posteriormente poder educarlos en los dos lizada, pero que el logro de este potencial requiere tanto de te puedan adolescentes sean idiomas, de forma que cuando recursos materiales como de actitudes psicológicas que, hasta ner un conocimiento correcto tanto del catalán como del casahora, han resultado insuficientes. También añadiría que en tellano. La ley también decía que se proporcionaría una enseuna democracia el pueblo tiene lo que se merece. Bajo una dicñanza predominante en castellano a las familias que lo solicitadura, el pueblo se ve forzadamente privado de tomar decitaran. La relativa poca frecuencia de estas peticiones evidensiones, pero en condiciones de libertad política y de gobierno cia la aceptación mayoritaria del programa. representativo no hay ninguna justificación para las lamentaSiempre me ha dado la impresión que esta ley es un prograciones masoquistas que se pregunten por qué nuestras instituma de estadistas que, si se llevara fielmente a término durante no funcionan todo lo bien que quisiéramos. Depende ciones una producir que tendría un periodo de unas tres décadas, realmente de nosotros, como votantes y como padres, que la población genuinamente bilingüe sin las arraigadas hostilidanormalización llegue a ser una empresa conjunta de respeto des que, por desgracia, caracterizan las situaciones de Bélgica mutuo o una competición para conseguir la dominación. y del Canadá. El problema es que la Generalitat, o los contriEn relación a las dos grandes cuesbuyentes (puesto que, en una societiones que he tratado hasta ahora, el dad democrática, no me parece correcto culpar “a los políticos”), no Por eso la estabilización de la democracia potencial asimilador de la cultura catalana y el programa de normalihan facilitado los recursos para hacer constitucional ha significado un lingüística, me gustaría cozación versea que un programa como este elemento de buena suerte para de manera general algunos tar men daderamente viable. Una enseñanza Cataluña y para España en general, de los varios significados del término en dos lenguas resulta inevitabledesde 1978. nacionalismo. En el siglo XX hemos mente más cara que otra que solo se visto que el nacionalismo ha acabahace en una lengua. Tanto si la cuesdo siendo una fuerza política más tión es que los profesores sean comfuerte que cualquier otra doctrina supranacional como el sopletamente bilingües, como que haya más profesores disponicialismo, el comunismo, el anarquismo, el cristianismo (si realbles para conseguir una enseñanza más o menos igual en las mente tomamos seriamente lo que dicen las palabras) y la usandispuestas, estar que tienen dos lenguas, las autoridades democracia capitalista. do una expresión coloquial, a “menos palabras y más hechos”. El fracaso de los ideales utópicos, tanto cristianos como laiHasta ahora este no ha sido el caso, y aunque se puedan dar cos, junto con una internacionalización de la economía cada muchas excusas presupuestarias, creo que el programa de norvez más acentuada y los medios de comunicación, ha producimalización no se puede llevar a cabo con éxito si no se forma, do una reacción por la que los seres humanos están determise contrata y se paga el salario a los profesores necesarios.
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nados a reafirmar su pertenencia a una comunidad nacional y habría ninguna necesidad de multiplicar estados, los cuales, y a sus diferentes valores (reales o imaginarios) respecto de otras por experiencia histórica, contienen nuevas minorías con nuecomunidades. vas exigencias potenciales de estado propio. Por eso la estabiliQuerría establecer una distinción entre el nacionalismo del zación de la democracia constitucional ha significado un elesiglo XX, que me parece que es una de las fuerzas más peligromento de buena suerte para Cataluña y para España en genesas del mundo actual, y las culturas lingüísticas, o nacionales, ral, desde 1978. De este modo, los pueblos de España pueden, la mayoría de las cuales contribuyen a la variedad, y por tanto literalmente por primera vez a la historia, esperar un futuro de a “la búsqueda de la felicidad” de la raza humana en su congobierno civil bajo una Constitución que contempla las liberjunto, que es la única raza a la cual me siento emocionalmentades individuales y colectivas. te vinculado. En estas circunstancias, y con esta perspectiva, la reivindicaA lo largo de los siglos XIX y ción de un estado soberano XX, los pueblos europeos que catalán se limita a una prodespertaban, en los Balcanes, en porción muy pequeña de pola Europa Central y del Este, en blación, todavía habría mutoda la costa báltica, en Irlanda y chas más personas que soñaen España, han reivindicado un rían con un estado si parecieestado como petición básica de ra posible el llevarlo a cabo libertad para cualquier nacionarealmente. Como ob-servalidad. Y una de las lamentaciodor me parece que hay dos nes más sentidas de los naciomaneras generales de enfonalistas catalanes es que Catacar la cuestión de cómo serluña es una nación sin estado. vir a los intereses de CataluEn 1991, durante los espasmos ña como comunidad. Se pueagónicos de la desafortunada den negociar concesiones, Unión Soviética, escuchamos desde un punto de vista nacomparaciones entre Lituania y cionalista, cosa que ha sido el Cataluña, y durante los Juegos enfoque general tanto de los Olímpicos se dio a conocer un nacionalistas vascos como de movimiento breve, pero ampliaConvergència i Unió. O bien mente difundido, que tenía se puede participar, como lo unas pancartas en inglés donde hacen los socialistas catalase podía leer Freedom for Catanes y vascos, en el gobierno lonia (Libertad para Cataluña). de Madrid y pensar en térmiAfortunadamente, el carismátinos de una España plurinaco dirigente de la nación catalacional en lugar de un “estado na y presidente de la Generaespañol” despreciado y conlitat, el Muy Honorable Jordi cebido de manera hostil. La sustitución empieza en la escuela. Pujol, tuvo la sensatez de aclarar El primer método puede que Cataluña era comparable tener efecto en determinadas con Lituania, pero que España cuestiones pero tiende a auno era comparable con la Unión Soviética. mentar los viejos prejuicios sobre los motivos separatistas, y Si por libertad individual entendemos los derechos y las potencialmente antiespañoles, de las dos nacionalidades más libertades de la democracia anglosajona y francesa, teniendo pequeñas. El segundo método identifica, en mi opinión correctamente, los intereses de los pueblos catalán y vasco con los en cuenta que estas libertades se han desarrollado durante los últimos dos siglos y se han extendido en otros países; y si por intereses de España como conjunto. Como habrán notado, he dicho “España” y no “estado español”, porque también creo libertad colectiva entendemos los derechos garantizados consque una de las ricas facetas del presente y del futuro de España titucionalmente en la autonomía municipal y regional, y el uso es justamente la presencia de culturas superpuestas y compledel catalán y del castellano en todos los ámbitos públicos, no
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mentarias; una cultura española y una catalana. Del mismo indios y de mestizos americanos, y de varios millones de modo que yo, como americano, tengo un sentimiento especial personas de raza negra de origen africano, y que sea tampor Nueva Inglaterra y por California, las regiones donde pasé bién la lengua principal de los vecinos aragoneses y castelos primeros sesenta y tres años de mi vida. llanos, tendría que considerarse una puerta maravillosa Hay otra institución que creo que ha contribuido de maabierta a la diversidad de la civilización humana. nera fundamental, y natural, al establecimiento de una culAl mismo tiempo, creo que el futuro civilizado de la raza tura bilingüe civilizada y viable: el municipio. Es precisahumana depende de una reducción relativa de la fuerza mente en las ciudades, mucho más que en las zonas ruraemocional y política del nacionalismo. El nacionalismo fue les, donde gente de diferentes nauna de las principales causas de dos cionalidades y educación trabaja guerras mundiales en el siglo XX y, conjuntamente. Bruselas, Helhoy en día, es el principal motivo de Depende realmente de nosotros, como sinki y Montreal, por razón de su la gran cantidad de guerras locales votantes y como padres, que la función política y cultural, son que se producen en los Balcanes y verdaderamente más bilingües en la antigua Unión Soviética. L a normalización llegue a ser una constitución democrática de la Esque Bélgica, Finlandia o Quebec empresa conjunta de respeto mutuo paña contemporánea, y el desarrollo como conjuntos geográficos. Aquí, o una competición para conseguir de instituciones supranacionales en en Cataluña, la inversión olímpila dominación. Europa y en la comunidad atlántica ca ha dado una Gran Bar-ce lona, (con todos los defectos y limitaciode playas limpias, de nuevas instalaciones deportivas y de parnes que se quieran mencionar) deques, de salas de conciertos y de exposiciones que benefimuestran que es posible garantizar la libertad de comunician a todo el mundo que vive aquí, sin tener en cuenta el dades lingüísticas y culturales sin necesidad de multiplicar grupo nacional al que pertenecen. Esta pluralidad cultural estados, ejércitos, cuerpos policiales, aparatos de espionade las grandes ciudades tiene en Europa, desde final de je y otr os accesorios que tanto gustan a los estados soberanos. La cada vez mayor interdependencia económica y siglo, una larga y honrosa historia, sobre todo en las ciudaecológica de todo el planeta pide, también, acuerdos de des de Alemania, de Austria, de Escandinavia y de la Gran colaboración a escala municipal, regional, nacional e Bretaña. La vida cultural de una ciudad gobernada de manera progresista hace descender los conflictos nacionales y internacional. A pesar de los sentimientos y las tradiciones de clase, a la vez que constituye históricas, no podemos permitir una poderosa fuerza para una culque la soberanía y los propósitos tura nacional integradora. nacionales determinen la política, Una de las ricas facetas del presente y Finalmente, permítanme resumir tal como ha sucedido durante los del futuro de España es justamente últimos siglos. las principales ideas con que me Como todos ustedes saben, la gustaría dejarlos convencidos, al la presencia de culturas superpuestas transición española de una dictamenos en parte, por las observacioy complementarias; una cultura dura militar a una democracia civines de un historiador extranjero y española y una catalana. lizada, una transición en la que no nacionalista que disfruta mucho numerosos catalanes tuvieron un viviendo entre ustedes. Empezaré por la perspectiva de que todas las papel decisivo, ha sido objeto de culturas lingüísticas colaboran en una gran admiración por parte de la riqueza de la vida humana, y que las condiciones para el pueblos del este de Europa y de Latinoamérica que salen éxito del bilingüismo son potencialmente muy favorables en de regímenes dictatoriales. En este día de afirmación Cataluña. Como dentro de Cataluña no hay una división nacional catalana, espero haberles hecho me ditar sobre el potencial de Cataluña como modelo de bilingüismo. Por territorial entre población catalanohablante y castellanolos motivos que he mencionado, ustedes tienen la oportuparlante, hay una oportunidad óptima para combinar las nidad de crear un modelo de integración y de tolerancia particularidades de la cultura catalana y la amplitud, prácticamente inigualable, de la cultura española. El hecho que el culturales que puede dar esperanzas a muchas comunidaespañol sea la segunda lengua de muchos millones de des de todo el mundo
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Auterretrato de Alfons Cervera en su confinamiento.
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literatura
Una charla informal Entrevista a
Alfons Cervera
por Miguel Riera
L
ibro a libro, Alfons Cervera ha ido construyendo una obra formidable que se inscribe ya, con pleno derecho, en la historia de la literatura española. Confinado en su pueblo, Gestalgar (Los Yesares en sus libros), nos habla aquí de sus trabajos tras la reciente publicación de su última novela, Claudio, mira.
Aviso a los lectores y lectoras: el entrevistador quiere hacer constar que le une una vieja y profunda amistad con el entrevistado. Además, y cree que sin que tenga nada que ver con esa amistad, el entrevistador piensa que el entrevistado es uno de los mayores escritores españoles contemporáneos. El entrevistador admira la belleza de su prosa cristalina y con aromas poéticos, una prosa sin parangón en el actual panorama literario, utilizada además para construir un mundo propio a menudo terrible poblado por el recuerdo y la esperanza, el dolor y los silencios, la ternura y la injusticia, lo próximo y lo ajeno. El entrevistador no cree exagerar ni un ápice, y está seguro de que el tiempo colocará la obra del entrevistado en el pedestal que le corresponde. Anímense a comprobarlo. —A estas alturas, con una obra literaria larga y consolidada que crece año tras año, con incursiones vigorosas en el campo del periodismo, es decir, en plena actividad, si echas la vista atrás sobre tu trayectoria, ¿qué es lo que ves? —Pues lo veo todo como una extraña nebulosa. Empecé en este tajo –el de la literatura, el del periodismo…– creo que hace casi cuarenta años. ¡Nada menos! Meter en un saquito de esos de andar por una entrevista después de tanto tiempo, resulta casi imposible. Y entonces veo eso, una nube llena de historias contadas sin orden ni concierto, tal como te vienen a la cabeza y las vas volcando en eso que ahora se llama disco duro. Y de ahí van saliendo novelas, artículos periodísticos, poemas y yo
qué sé cuántas cosas más. Ha llovido mucho, pero nunca hasta el punto de anegar lo que creo que vale la pena contar y también lo que ha valido y sigue valiendo la pena guardar para lo que el tiempo te permita. Lo que me gustaría descubrir en el tiempo transcurrido hasta ahora es lo que más me importa en la vida, en la de quien escribe y en la de quien vive con y al margen de esa escritura: la decencia y esa coherencia que nunca debe faltarnos en lo que escribimos y en lo que vivimos. Si lo he venido consiguiendo, ¡chapeau! Si no, pues nunca es tarde para seguir intentándolo… —En tu respuesta no atisbo ni un destello de final de recorrido… Y no estoy de acuerdo en lo de “sin orden ni concierto”. Al revés, veo un concierto magistralmente dirigido en el que aflora un mundo propio, territorio incluido, un mundo construido pieza a pieza hasta constituir un todo armónico, reforzado desde fuera por las aportaciones ensayísticas, que entroncan espléndidamente con lo creativo literario aun estando alejadas en la forma. Caray, menudo párrafo me ha salido. Espero que puedas entender lo que he querido decir. —Sí, creo que te he entendido. Y te agradezco esa puntualización. Pero es que una cosa sería el “acabado”, como dicen mis amigos albañiles. Y otra muy distinta el proceso que seguimos hasta ese final en que la obra –siguiendo con el símil de mis colegas– “se entrega” al propietario. Pues bien, esa obra, en mi caso, ha pasado por un proceso lento, de incertidumbres, a
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literatura
ratos escrita a mil por hora y otros ratos con más lentitud que años. El tiempo de ahora lo quema todo a velocidad de vértigo. el caballo del malo en las películas del Oeste. Escribo siempre Los libros también, no en el sentido que contaba Ray Bradbury, de una manera caótica. Sin apenas tener un mínimo esquema aunque a algunos cafres bien que les gustaría. Hay pocas cosas de lo que voy a contar. Con un título que me guste ya tengo que duren. El mercado necesita sangre a todas horas, sangre novela asegurada, con todos los vaivenes que se quiera, pero nueva, como una mala versión de los vampiros literarios y asegurada. La primera escritura es, como digo, caótica. Cada cinematográficos que tanto admiro. Por eso ha de llenar los día escribo sin saber qué he escrito el anterior. Cada día me escaparates con novedades cada día. Por eso, que Maquis lleve surgen personajes en los que no había pensado o había pensaahí, en las librerías, desde casi el verano de 1997 es un fenómedo poco. Cada día me surgen anécdotas en las que no había no extraño. Ya no hablo de su calidad o todo lo contrario: allá pensado o había pensado poco. Bueno, todo eso ya lo decía cada cual con sus gustos. Simplemente digo eso, que un libro Faulkner, que es mucho más de fiar que yo. Sí, escribimos no es normal que dure tanto tiempo. ¿Sabes?, todavía hoy me –decía el maestro– de lo que no sabemos. Y seguro que al final encuentro con gente –en España y fuera de España– que me sabemos lo que queríamos escribir. dicen “estoy leyendo tu novela”. Y yo ya Pero al final, cuando la obra ya está sé que se refieren a Maquis. Al principio “acabada y entregada”. En mi caso, me mosquea un poco, porque después El mercado necesita sangre a todas después de tantos años, el acabado es de esa novela, como tú dices, ha habido horas, sangre nueva. mío y la entrega te la hago a ti para que muchas más. Pero bueno, no me voy a la edites. Luego vendrá la segunda quejar. Iba a tener la desfachatez de “entrega”, será, de tu parte, a la gente nombrarte a grandes de la literatura que que quiera leerla. O sea, que el recorrison recordados o reconocidos por uno do es largo y titubeante. Pero poco a solo de sus libros. Pero como te digo: eso poco he ido –como dices– consiguiendo una serie de textos sería un subidón de ego insoportable, no sólo para mí, sino, –¿multidisciplinares?– con una cierta coherencia. Eso del todo sobre todo, para quien nos esté leyendo en el Topo cuando armónico que dices… Y ahora hemos de parar cinco minutos salga la entrevista. O sea, que quiero mucho a esa novela, esta entrevista porque salgo a aplaudir a la ventana… En mucho. Y a estas alturas, estoy convencido de que ese amor es, Gestalgar vivimos poca gente y ahora, con esto del confinano sé si sincera o resignadamente, correspondido por ella. miento, mucha menos. En mi calle, que es la más larga –se llama, y no es broma, calle Larga– aplaudimos las dos casas —Aunque es la segunda novela del ciclo de la memoria, Maquis habitadas. Volvemos enseguida, ¿vale? Por cierto, qué maravilo inaugura, en el sentido de que consolida un espacio y un tiemlla sentir a la gente de todas partes po, y una galería de personajes que apeaplaudir desde los balcones a Luis nas se habían asomado antes. Antes citaEduardo Aute y cantar sus canciones. bas a Faulkner. ¿Era una cita inocente? Descubrí en casa unos papeles que Se murió el sábado y aún no he para—Inocente a medias. Desde que te eran los de su expediente do de llorar… Menuda mierda. Desde viene una idea a la cabeza, y aún más, carcelario después de la guerra.. hace más de treinta años éramos hercuando esa idea empiezas a volcarla en manos. En fin, eso, menuda mierda. el ordenador, ya nada es inocente. Citar Ahora vuelvo… a Faulkner, en este caso, tampoco. Y diría que menos inocente que en cual—Bien, ahora que has vuelto, vayamos quier otro caso. Decir Faulkner es decir a tu obra literaria. Destacan, a mi juicio, los libros que conforalgo inalcanzable, algo así como el extraterrestre mayor de man lo que algún crítico denominó el “ciclo de la memoria”, todas las galaxias. Por eso hay que citar con tiento. Es cierto, cinco novelas (Maquis entre ellas), tres que configurarían otro como dices, que Maquis inaugura en realidad el ciclo de la ciclo, este mucho más íntimo (Esas vidas; Otro mundo; y memoria. Y eso que para mí la mejor novela de esa serie es la Claudio, mira), y un surtido de títulos más o menos indepenprimera, El color del crepúsculo. Pero creo que Maquis llega en dientes, alguno tan notable como La noche que los Beatles lleun momento importante. El PSOE ha perdido las elecciones y garon a Barcelona. Me pregunto hasta qué punto Maquis fue la el PP recupera la idea de las dos Españas. Entonces parece que piedra basal de tu literatura. ¿Qué significó para ti esa novela? el PSOE quiere hacer lo que no han hecho en todos los años de —Qué significó y qué sigue significando después de veintitrés sus gobiernos: recobrar una miaja, no mucho, de lo que ahora
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literatura
—Leer el ciclo de la memoria de una vez –lo tienes recogido en Las voces fugitivas, y no es voluminoso– es toda una experiencia. Una novela refuerza a la otra, los personajes surgen aquí y allá, los recuerdos se entrecruzan, las historias se complementan. Si no te pavoneas en exceso, confesaré que ha sido una relectura muy gratificante. Pasemos al otro “ciclo”, el relacionado con tus vivencias más directas y tu familia. Háblame de la escritura de Esas vidas. La protagonista es tu madre. —Es la primera de tres novelas que nunca pensé que escribiría algún día. No contaba con eso. Tenía otras en la cabeza, alguna ya bastante avanzada. Mi madre muere en febrero de 2008, después de año y medio sentada en una silla, sin apenas moverse en todo ese tiempo. Se cayó en las escaleras de la casa en Gestalgar, no sufrió ningún daño, pero ella estaba convencida de que se había roto la cabeza. Eso fue suficiente. Su diagnóstico sirvió para todo ese Foto de Sergio Gómez, en tiempos de Otro mundo. tiempo de inmovilidad. Y para que finalmente se llama memoria histórica (término, por otra parte, no demamuriera. Ese año y medio estuve con ella. Fue un tiempo muy siado afortunado). Hay un cierto interés, entonces, por ese difícil. Una mujer que dice que se quiere morir pero que mira pedazo de nuestra memoria. Seguramente Maquis llega en el de reojo la fecha de caducidad de los yogures. Y un hijo que no momento oportuno. Cuando la escribí no pensaba en eso, para sabe estar con alguien en esas condiciones. Como todo en la nada. Era la segunda parte de mi memoria personal: la infancia vida, eso fue para mí un buen aprendizaje. A la semana en El color del crepúsculo y ahora la siguiente de su muerte yo tenía un generación de los padres de esa infanencuentro literario en Grenoble y había cia en Maquis. Y ahí se va reafirmando decidido no ir. Pero bueno, tengo allí Descubrí en casa unos papeles que lo de Faulkner. De un lado, escribir de grandes amigos y me insistieron en que eran los de su expediente lo que no sabemos. Porque yo no sabía igual me hacía bien viajar y estar con nada de la guerrilla antifascista en gente alejada del conflicto. Y fui. Y una carcelario después de la guerra.. España. Absolutamente nada. Solo que vez allí, esos mismos amigos siguieron nos la vendían para apuntalar el miedo insistiendo en que por qué no escribía en el discurso fascista que lo ocupaba la historia de ese año y medio. Y de todo, la escuela, las casas, los juegos de repente me vi haciendo algo que nunca la calle… Fui sabiendo casi todo al hilo había hecho y que no he vuelto a hacer: de la escritura, y mucho más después, cuando tuve la enorme tomar notas pensando en una novela. De esas notas salió Esas suerte, la maravillosa suerte, de conocer a los personajes “reavidas. El tiempo y el espacio va de Grenoble a Gestalgar (Los les” de mi novela. De otro lado, usar los mismos personajes Yesares) y al revés. No sé, tengo la sensación de que con esta principales en la serie novelística. Y, en último lugar, afirmar el novela empiezo a escribir “de otra manera”. Echo mano de territorio literario de Los Yesares, de la misma manera que libros ajenos, de músicas, de referencias culturales que antes Faulkner hizo con Yoknapatawpha. O ese alumno aventajado no me había molestado en incorporar a mis historias. Esa del sureño que fue Juan Carlos Onetti (¡cuánto admiro a ese novela fue importante para mí, y parece ser que también para tipo!) con Santa María… Hay más ejemplos, pero creo que ya la literatura en este país (me pongo rojo cuando digo esto). Fue está bien con esas dos odiosas comparaciones. Qué pareja, finalista del Premio Nacional de Narrativa en 2010. Y lo he ¿no?: Faulkner y Onetti, ¡joder…! dicho siempre desde entonces: qué curioso que el jurado deci-
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diera premiar un ensayo en vez de una novela. Ellos sabrán…
que aún hoy duran ese miedo y ese silencio. En fin… pasemos a la tercera…
—Unos años después vendría la segunda: Otro mundo, en la que sería tu padre el personaje principal… —O sea, Claudio, mira, que aparece precisamente en febrero, —Lo mismo que con la anterior, nunca pensé escribir esa novela. poco antes de que empiece la tragedia del coronavirus… Y Y una noche, en Grenoble, en casa de mi amigo y traductor Claudio es tu hermano… de mis novelas al francés, Georges Tyras, me pregunta —Igual la gente piensa que mi familia es así de flamenca, que Georges que qué estoy preparando y le digo que una novela me salva las novelas, que no me estrujo la imaginación porya muy adelantada, pero que se me acababa de ocurrir en que con ella ya tengo suficiente. Pues no, mi familia es de esos días escribir algo sobre mi padre. Y al volver a casa, me esas familias que pierden la guerra, que apenas fueron a la puse a la faena. Mi padre murió en 1992, a los setenta y escuela, que tuvieron que salir del pueblo a otros pueblos cinco años. Pasó mucho tiempo, muchos años, y descubrí en más grandes, que para nada aparecen en otra historia que no casa unos papeles que eran los de su expediente carcelario sea la que se escribe con la letra pequeña de las pequeñas después de la guerra. Doce años de cárcel. Nunca me había historias. Pero claro, la literatura también es eso, escarbar en contado nada de eso. En los archivos militares de Valencia esas pequeñas biografías, estirar de los bordes hacia el cenestaba ese expediente. Fue un joven anarquista que a los tro y al contrario, buscar lo que hubo de grande en su pequediecinueve años, los primeros días de la guerra, junto a otros ñez manifiesta. Para eso escribimos, al menos, para eso esdos compañeros, atracacribo yo. Me interesa lo insigAlfons Cervera en tiempos de Maquis. ron una casa en que vivía nificante, la gente desconoun matrimonio de prestacida, los sitios que no salen mistas. Querían recuperar en los mapas, las historias los pagarés para que que no son historias sino penadie tuviera que devolqueñas anécdotas que a base ver el dinero. Hubo dede juntarlas adquieren esa nuncias, pero no pasó nadimensión que podemos llada. Después de la guerra, mar, aunque se tópicamente, esas mismas denuncias se categoría. Mi hermano Claudio es una persona muy fráconvirtieron en el argugil, tiene un montón de promento principal para su blemas de salud, y eso ha hecondena. Le conmutaron la pena de cárcel por la de cho que se haya construido no salir del pueblo. Eso un mundo personal muy truncaría lo que más desuyo, casi intransferible. Yo seaba en su vida; ser actor vivo con él, en la casa donde de teatro. Dicen que era siempre, desde finales del muy bueno. Pero ahí se siglo XIX, vivió nuestra famiquedó su vocación, intenlia. Lo operaron de cataratas tar ser como Paco Rabal, a mediados de 2018, y eso el actor al que admiraba hizo que se me revelara la por encima de todas las posible historia común que admiraciones. Otro munnos juntaba desde casi el do es la novela mía que mismo día en que nacimos. A partir de ahí empezó la esmás quiero, la que me critura de la novela. Y justo provoca todavía un dolor cuando salió a librerías, llegó infinito. La mierda del la mierda de la pandemia y miedo y el silencio que imponen los fascistas con ni librerías ni nada. A ver su victoria. Y lo jodido es cuando pase esto, aunque
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sea un poco, si Claudio, mira puede volver a los escaparates de las librerías… Bueno, eso, ojalá…
mucho, la cara a buena parte de lo que se edita, y muy bueno, en este país.
—Me están saliendo los colores… Uf, cambiemos de tema. Una —¿Te preocupa la recepción, en términos cuantitativos, de tu pregunta comprometida. O difícil. ¿Cómo ves el panorama de la obra? No creo que escribas pensando en la difusión del libro. Si literatura que se hace ahora mismo en este país? fuera así, probablemente hubieras aceptado publicar en un sello —Sí, la pregunta es comprometida. Pero la respuesta es sencieditorial con más implantación comercial que Montesinos o lla: no lo veo. Me cae lejos ese panorama. Vivo al margen, muy Piel de Zapa. al margen de lo que se cuece en las bra—Es esta la pregunta que más me sas del mercado. Voy a mi bola, siempre gusta contestar. Muchas veces me la he ido a mi bola. Ya lo hemos comentaen y aquí han hecho, en todas partes, Me interesa lo insignificante, la do antes cuando hablábamos de por otros países. No miento, de verdad. gente desconocida, los sitios que qué publico desde siempre en MontePublico en Montesinos o Piel de Zapa no salen en los mapas. sinos. Pues eso mismo te digo ahora. (tanto monta monta tanto) porque el Vivo tranquilo, lejos de todo lo que no mercado no ha de poder con todo. sea escribir artículos periodísticos, noPorque ha de haber, con todo el respevelas, algunos ensayos sobre literatura o to del mundo a quienes piensen lo política… Y no me va mal vivir así la litecontrario, una miaja de sitio para que me dedico. Leo muy fundamentalmente que lo a es que ratura, dónde decidir de hora la a lo cuantitativo no sea lo definitivo dar abasto a todo lo puede quién ver a blica: pu se que poco lo puedes o te gustaría publicar lo que escribes. Que es imporque se publica. Nadie. Por eso vuelvo al principio de esta restante la cantidad de lectores y de dinero que te corresponde puesta. Desde hace muchísimo tiempo, solo leo a quienes por tu trabajo: pues claro que sí, faltaría más. Cada cual tiene desde que empecé a leer en la adolescencia me enseñaron un la vida que tiene fuera de las novelas y eso también influye camino que todavía hoy me sirve para errar lo menos posible cuando piensas en cómo cubrir tus necesidades domésticas, en mis lecturas. Ya sabes, aquello tan tópico del XIX, algunos entre ellas las de la intendencia. Desde la primera novela clásicos, unos pocos del siglo XX… Y ya publiqué con esta editorial, y nunca ves: sigo con mis novelitas del Oeste, del que es quise cambiar a otro sitio. No FBI, de Ciencia Ficción, esas novelitas me hayan llovido las ofertas (uno es La vida, como la memoria que nos que fueron mis primeras lecturas y consciente de lo que escribe y de cóconstruye a cada paso, es cosa de siguen estando en los estantes princimo lo escribe), pero alguna (y alguna elegir, si es que se puede elegir, pales de la casa. Así que leo todo eso, muy importante) sí que me ha caído claro. que no es poco, y a los amigos. Y no te cerca. Agradecí la oferta y dije que me voy a decir los nombres de esos amigos quedaba en mi editorial de siempre, por dos motivos, porque son bastantes una editorial, y lo digo sin ningún atisy porque ellos y ellas saben perfectacomo es bo de emoción barata, que cuando hablo de los amigos. ¿Que refiero me quién a mente mi casa propia, que ahí vive mi familia de casi toda mi vida, la me pierdo mucho y a lo mejor bueno de lo que se publica hoy?, editorial y la que no tiene nada que ver con la de los libros. pues seguro que sí. Pero qué le vamos a hacer, la vida, como la Siempre defendí las pequeñas dimensiones, las de las histomemoria que nos construye a cada paso, es cosa de elegir, si es rias que cuento, las de los personajes que las protagonizan, las que se puede elegir, claro. Y yo puedo… de los sitios que aparecen en mis novelas… También sirve eso para las editoriales donde publico. Y hablo en plural porque en —Buena finta. Pues vayamos a la escritura. En la breve introesas pequeñas editoriales se publican mis novelas, en Francia, ducción a esta entrevista he calificado tu prosa de cristalina y EEUU. en posiblemente y en Italia, ahora en Alemania con aroma poético. Me pregunto hasta qué punto reelaboras las Además, hablando de nuestro país: ha de haber un espacio frases, cada una de ellas, porque me parece casi imposible que editorial que no ocupen los dos grandes grupos que son puedan salir de una vez, espontáneamente, sin volver a ellas Planeta y Random House. Y ahí, en esas afueras, encontramos para retocarlas hasta lograr la frase perfecta. ¿Me equivoco? esas pequeñas casas independientes que están salvando, y
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—Pues respecto de lo que dices de las frases, sí, te equivocas. Cierto que según dicen y escriben hay bastante lirismo en mis novelas, el justo para que la prosa no se endulce demasiado. Vamos sobre lo que comentas de las frases “perfectas”. Yo escribo sin pararme a pensar en lo que escribo. Escribo cada día sin leer lo que he escrito el anterior. Es verdad, aunque no te lo creas. Cada sesión de trabajo es una sesión nueva, casi independiente de la de antes. Nunca me he hecho un esquema de lo que voy a contar, de los personajes que van a salir en la novela, de nada. Cada sesión de trabajo suele ser un capítulo. Y los capítulos, en todas las novelas, son muy breves, apenas dos o tres folios de ordenador. O sea, que me curro a fondo cada uno de esos capítulos. Y así sucesivamente. Pero ojo, me curro mucho la estructura del capítulo, que cuadren las frases, que no haya demasiadas palabras repetidas, que desaparezcan incluso algunas rimas internas, porque ya te dije que la poesía es una traicionera de narices. Y lo sé, sé que he de evitar esos deslices porque yo leo más poesía que novelas o ensayos. Y me puedo traicionar metiendo demasiados elementos líricos en la prosa. Y las frases “perfectas”: están ahí desde el principio, no las pienso más que las otras más “normales”. ¿Sabes?, el peligro está en que esas frases se repitieran en exceso en poco espacio. Por eso me viene bien escribir un capítulo en cada sesión de trabajo. Porque me permite dosificar lo “bello” para que no se coma lo “monstruoso”, como diría Rilke. Un día, en su casa madrileña, le dije a un escritor –ahora examigo– que su problema es que cuando le salía una frase hermosa se emborrachaba y las iba sacando como churros. Y que al final lo que quedaban eran churros bellos. Se lo dije con mucha educación y mano izquierda. Pero ahí se acabó nuestra amistad. Bueno, ahí en su opción por triunfar a costa de lo que fuera. Y ha triunfado, hasta ha ido a las bodas reales y esas fanfarrias. Ya te lo dije antes, ¿no?: la vida es elegir, y yo no he solido ir –si lo he podido evitar– ni a las bodas de los amigos. O sea, que si en cada capítulo hay un par de frases “perfectas” me doy por satisfecho, misión cumplida. Si salen más de un par ya es para que me aplique el cuento que le apliqué al examigo. Ahora, lo de las bodas reales… mejor que no haya reyes, así nos evitamos la tentación de asistir a sus bodas… Por cierto, como no me lo
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Alfons Cervera , en tiempos de Las voces fugitivas.
preguntas, te lo digo yo: lo de los reyes es una mierda… —Reyes… Ahí asoma la nariz otra de tus vertientes: la de ensayista y periodista. Reivindicando la memoria, la justicia, la decencia. Enfrente la indiferencia, el viejo fascismo y el actual fachismo, la ocultación de la verdad. Mañana es 14 de abril, y me temo que muchos no saben ni siquiera lo que representa, así de eficaz ha sido la maquinaria del olvido. Pero, tras el coronavirus, ¿no tienes la sensación de que el sistema se agrieta? La globalización se derrumba, la UE (espejismo-señuelo) se resquebraja, la geopolítica vuelve al primer plano, la economía se desangra… ¿No ha entrado el sistema en una tormenta perfecta? ¿No se estará abriendo ahora una oportunidad para cambiar de verdad las cosas? —Lo de ensayista me parece una miaja excesivo. Es verdad que a veces intento abarcar territorios que anden por fuera de las ficciones. Y ahí aparecen los textos periodísticos. Creo que podríamos llamarlos ensayo; entre las cosas que hago estarían algunos de esos textos y los que preparo para congresos o encuentros literarios que muchas veces tienen que ver con lo político. La memoria democrática, la decencia, la justicia. Tres pilares en los que se podría (debería) sustentar esta democracia que vivimos. Hay más pilares, claro que sí. Pero esos tres son imprescindibles, de los que más. Estamos en un momento jodido, y no hablo ahora del coronavirus. Antes de eso ya se estaba produciendo un viraje hacia posturas totalitarias. Cuando Vox sube ya está el territorio abonado para esa subida. El PP se ha abierto como un melón pasado de calor y
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salen de ahí todos los aliens con la pegatina facha en la solaentrevista. No confío mucho en lo que vendrá luego. Pero si pa, como los torturadores del franquismo. La extrema derese trata de tener esperanza en que los cambios sean para cha está ya en todas partes y aquí también. Lo podemos llamejor, pues la esperanza es lo último que se pierde, sobre mar como queramos, neo fascismo, neofranquismo, derecha todo quienes llevamos toda la vida luchando para que esa extrema… es el facherío de siempre, el que con la careta de la esperanza sea una feliz realidad algún día. Lo que había hasta ahora se lo tendría que llevar por delante lo que está democracia lleva desde que se murió Franco intentando pasando, todo eso que dices. Motivos de sobra existen para meter la marcha atrás en lo que llevamos de democracia, una democracia, por cierto, no todo lo fuerte que algunos dicen que lo que venga se parezca poco o nada a lo que ahora exispomposamente que tenemos. La memoria es corta, la te. Ojalá tengas razón en tus reflexiones. Yo me apunto. Pero memoria democrática se queda a mitad de la historia que qué quieres que te diga… Me apunto a que sí van a cambiar hay que recordar. El franquismo dejó las cosas a mejor, ¿vale? bien atada la negación de esa historia. La Segunda República desapareció de —Vale. Habrá que ponerse a ello, así Estamos en un momento jodido, y los manuales y si no desapareció de que me despido. Para acabar, una aún no hablo ahora del coronavirus. más difícil: redacta tú mismo la preesos manuales nunca se llegaba en el Antes de eso ya se estaba produgunta que te debería haber hecho y no estudio de la Historia contemporánea hice, y a continuación escribe la resa ese periodo histórico. Hablo en geneciendo un viraje hacia posturas ral, pues hay gente que en lo que ha puesta. totalitarias. podido sí que ha trabajado con sus —Pues una que suele ser la última en estudiantes ese tiempo que, como tú todas las entrevistas: ¿qué estás prepadices, sigue siendo clandestino para rando en estos momentos de confinamuchísima gente. En los últimos años miento, en que además acabas de algo se ha avanzado en ese sentido, pero queda mucho por publicar una nueva novela? Y la respuesta: pues mira, he teravanzar. Hasta que no haya una reflexión seria y profunda minado hace unas semanas un nuevo libro. Se trata de un regreso a autores y libros que me enseñaron a amar la lectura. sobre la Monarquía estaremos lejos de alcanzar una mínima En mi casa no había libros, no había bibliotecas donde fuimos aproximación a la justicia histórica. Y mañana es 14 de abril. Lo celebraremos en el confinamiento, más o menos como a vivir, o sea que llegué muy tarde a los libros, no sé si demasiempre en este país que se niega a crecer abiertamente fuera siado tarde, y aún más tarde a lo que podría ser ese imde la falsa tutela de una Monarquía que hace agua por todas prescindible catálogo de obras maestras que tanto necesita partes. ¿Qué más grietas queremos en esa Monarquía para quien luego se ha dedicado a escribir. Eso me convirtió en un abordar de una puñetera vez el debate sobre qué forma de lector ecléctico, que leía lo que fuera, sin nadie que me aconsejara… Bueno, es un homenaje a esos libros y a quienes los Estado queremos? Y hablo solo de debate, no de otra cosa. escribieron: nombres desconocidos muchos de ellos, títulos lo Muy optimista te veo cuando hablas de lo que puede venir después del coronavirus. No sé, la verdad, lo que va a pasar. mismo de desconocidos u olvidados… El título: Algo personal. Estamos en pleno proceso de la pandemia cuando esta ¿Te ha picado alguna vez una abeja muerta?...
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Prokudin-Gorski, con sus tres hijos.
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Expedición a la vieja
Rusia por Higinio Polo
P
rokudin-Gorski fue pionero en la fotografía en color, inventando incluso una técnica para fijar y mantener los colores. Viajó por la Rusia de su época, con el beneplácito del Zar, y la fotografió. Tras la revolución bolchevique se le otorgó una cátedra, pero en 1918 abandonó la URSS, discretamente. Jamás volvió.
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Serguéi Mijáilovich Prokudin-Gorski escribió en sus memorias (que publicó en 1932, mientras estaba exiliado en París) que la fotografía en color fue “la gran causa de su vida”, cuando ya sus recuerdos de fotógrafo del zar, aunque habían transcurrido solo dos décadas, parecían pertenecer a un lejano pasado y se esfumaban en la bruma del pasado y en los andrajos del crepúsculo de su existencia. En 2001, la Biblioteca del Congreso norteamericana, que medio siglo atrás había comprado los archivos que Serguéi Mijáilovich acumuló en sus expediciones por Rusia, organizó una exposición de sus fotografías, para la que escaneó las placas de vidrio y, con procedimientos digitales (digicromatografía), reprodujo las imágenes tal como las vemos hoy. Aquel fotógrafo del zar había nacido en 1863, en Múrom, provincia de la hermosa Vladímir, en una familia noble que poseía ciento cuarenta siervos. Su estirpe aseguraba ser descendiente del príncipe tártaro Peter Gorski, que había llegado con la horda de oro, y estaba orgullosa de haber participado en Austerlitz y en la guerra contra Napoleón. Uno de sus abuelos, Mijaíl Ivánovich, fue un destacado escritor, muerto el mismo año en que los soldados del francés saqueaban Moscú. Prokudin-Gorski acudió al Liceo imperial de San Petersburgo, después a la universidad y a la academia militar de medicina, con estudios de física, matemáticas y pintura. Es probable que
fuera alumno de Mendeléyev, quien, además de su relevante maestría como químico, había fundado la Sociedad Rusa de Fotografía en 1878, donde veinte años después ingresó Prokudin-Gorski y, en 1906, fue nombrado presidente. Se casó en 1890, con la hija de un general de artillería, Alexánder Lavrov, director de una fundición y hombre experto en estructura de metales y producción de acero. Desde 1897, Prokudin-Gorski se interesaba por la fotografía, enviando trabajos a la Sociedad Rusa de Tecnología. En 1901 monta en San Petersburgo un estudio de fotocincografía (o fotograbado) en el 22 de la Bol’shaya Pod’yacheskaya ulitsa, junto a la catedral de San Nicolás de los Marinos y el Teatro Mariinski, y trabaja denodadamente en la búsqueda del color con el método de la tricromía, siguiendo la senda del escocés Maxwell, que le lleva a visitar en Berlín, al año siguiente, al físico Adolph Miethe, el mayor especialista alemán en ese procedimiento; estudia c0n él, en Charlottenburg, durante dos meses, esa técnica. A su retorno, presenta a la Sociedad Rusa de Fotografía una serie de vistas que ha realizado con ese método. En 1903 vuelve a Berlín a un congreso de química, y se encuentra de nuevo con Miethe. Ese verano viaja a Karelia, donde toma sus primeras fotografías en color, y en los años siguientes realiza vistas de San Petersburgo, Kíev, Kursk, Sebastopol –donde fotografía el acorazado Potemkin–, Crimea, Sochi, Novorossiysk. En 1904
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viaja por el Cáucaso y el Daguestán, cuyas vistas presentará en San Petersburgo al año siguiente. En 1906 conoce a los hermanos Lumière, en Lyon, y participa en Roma en un congreso donde presenta las novedades rusas de la denominada fotografía aplicada y de los “colores naturales”. La fotografía era ya la pasión de su vida. Aunque no se ha conservado la cámara que utilizaba (es probable que fuese un diseño propio a partir del modelo de Miethe de 1906), con ella hizo más de diez mil fotografías. Prokudin-Gorski hacía tres rápidas exposiciones sobre una placa de vidrio, cada una con un filtro distinto (azul, verde y rojo). Después, tras positivar los negativos, utilizaba un proyector triple con filtros de esos colores en cada lente, en una suerte de “linterna mágica”: se producía así el milagro de la imagen en color. En el invierno de 1906 y principios de 1907, viaja también a Samarcanda y Bujará: quiere plasmar el esplendor de Rusia, sus fábricas modernas, sus instalaciones y obras públicas (como hizo con su fotografía de los generadores eléctricos traídos de Hungría, en una ciudad no identificada), las fábricas textiles de algodón de Asia central, la fundición de Kasli en los Urales, cerca de Cheliábinsk, que producía esculturas de hierro y contaba con más de tres mil obreros cualificados. Está animado por la grandeza de Rusia. La exposición de sus paisajes en San Petersburgo, a finales de 1907, atrae la atención de la corte; la emperatriz viuda María Fiódorovna Románova, madre de Nicolás II, lo invita a su palacio de verano en Copenhague y el gran duque Aleksandr Mijáilovich Románov quiere que el zar lo reciba. Para Prokudin-Gorski, 1908 es un año importante: es ya un hombre afamado, y en mayo conoce a León Tolstói, célebre en toda Rusia, a quien había escrito para acudir a Yásnaya Poliana y hacerle la fotografía que se hará muy popular en el país, el primer retrato en color en Rusia. Apenas había fotografías del escritor, y eran siempre en blanco y negro: la que lo muestra mientras sostiene una guadaña en el campo; ante su casa, con blusa campesina y botas; jugando al ajedrez con el hijo de Vladímir Chertkov, su editor; una con su hija Alexandra, en la costa de Crimea; otra con su esposa Sofía Andréievna, la que lo muestra sosteniendo a su nieta Tatiana, y apenas alguna más. En la fotografía de Prokudin-Gorski, Tolstói aparece con su blusón azul índigo y las botas negras de montar a caballo. También fotografió a Chéjov, aunque fue el retrato de Yásnaya Poliana el que alcanzó gran éxito y difusión, y le ayudó a preparar sus expediciones: su eco llegó incluso a Nicolás
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II. Apenas una semana después de su encuentro con Tolstói, Prokudin-Gorski pudo mostrar sus vistas de Rusia a los miembros de la Duma y del Consejo de Estado, en San Petersburgo. El 3 de mayo de 1909, gracias a la mediación del gran duque Aleksandr Mijáilovich Románov, ProkudinGorski presenta sus trabajos en el palacio imperial de Tsárskoye Seló, ante Nicolás II. Siempre altivo, el zar es anunciado por un criado negro: en el gran salón, Serguéi Mijáilovich le presenta vistas de la naturaleza, bosques, nieves de la inmensa Rusia, y resalta la importancia de fotografiar el esplendor del imperio. Así, consigue su apoyo, aunque se abstiene de pedir financiación, de manera que el zar no le ofrece nada ni tampoco se la brinda el ministro que, cortesano, esperaba la aprobación de un decreto imperial antes de tomar cualquier iniciativa. A partir de ese momento, ProkudinGorski podrá circular libremente por todo el imperio y podrá fotografiar aquello que considere; las autoridades locales deberán ayudarle: aunque no obtiene financiación de la corte, consigue un vagón de tren dotado de alojamientos para él y sus ayudantes, equipado con laboratorio donde puede trabajar incluso con el tren en marcha, y de dos barcos para navegar por los ríos. Tendrá también a su disposición una barcaza de casco plano y un pequeño barco de motor para navegar por ríos poco profundos, además de un coche, aunque él mismo tiene que costear los viajes porque la ayuda gubernamental se limita a la organización, así que Prokudin-Gorski sufraga el salario de los ayudantes, el material, los compuestos químicos. Serguéi Rujlov, el conservador y nacionalista ministro de Ferrocarriles le apoyará en todo momento. Empieza la gran aventura de su vida. * * * En el período comprendido entre 1909 y 1916 Prokudin-Gorski realizó siete campañas, siempre en primavera y verano, que interrumpe a veces para acudir a fotografiar otros lugares, aunque no hizo ninguna expedición entre 1913 y 1915, probablemente por falta de recursos. La última misión sería en 1916, hacia la península de Kola. Sin embargo, los elevados gastos que comportan las expediciones hacen que en diciembre de 1910 no puede ya soportar la carga y pide ayuda al tesoro imperial; mientras espera, confiado, se produce el asesinato del primer ministro Stolypin en Kíev, en septiembre de 1911, a manos del turbio Bogrov, informador
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de la policía y supuesto anarquista, y se trunca esa posibilidad. No por ello abandona su proyecto. En 1909 navega por el canal Mariinski, que une el Volga con el mar Báltico a través de los lagos Onega y Ladoga y del río Neva de San Petersburgo. Es su primera misión: ha sido un deseo expresado por Nicolás II, y Prokudin-Gorski recorre cuatrocientos kilómetros en un barco de vapor con dieciséis tripulantes desde Shlisselburg hasta el lago Béloye. En esas semanas de navegación fotografía monumentos, esclusas, caminos de sirga, dragas, jóvenes campesinas, iglesias de madera, paisajes infinitos que captura con sus placas de vidrio. Es dificultoso: debe hacer tres registros de cada escena para conseguir la imagen en color. Por la noche trabaja con las imágenes, las clasifica, llena un libro con los índices. En ese viaje toma la estampa de la solitaria capilla de madera sobre la colina Olga, y la escena de una veintena de mujeres trabajando en el campo, ataviadas con pañuelos en la cabeza, henificando el forraje en las tierras del monasterio de Leushina, en el río Medvéditsa: todas están de pie, con la guadaña; algunas le miran, pero la mayoría gira la cabeza. Muchas de sus fotografías campestres muestran a los campesinos en actitud tranquila, descansando o trabajando en las fincas, en un entorno que parece bucólico y feliz, donde se adivina una existencia sencilla, austera pero risueña que, en realidad, tenía muy poco que ver con la dura vida de los mujiks en la Rusia zarista. Cuando vuelve a San Petersburgo trabaja en su estudio, y el 20 de marzo de 1910 presenta al zar, en Tsárskoye Seló, una selección de vistas del canal Mariinski. En esos meses escribe a Tolstói: “Estas imágenes son eternas”. En la primavera de 1910 inicia su segunda expedición: se lanza en busca de las fuentes del Volga. Le han facilitado un ukase del zar para que pueda visitar monumentos, monasterios, iglesias en la región de Tver, en el Volga. Con ese decreto imperial y otro del Sínodo de la iglesia ortodoxa recorre entre junio y septiembre el óblast. Empieza en las colinas de la meseta de Valdái, donde nacen numerosos ríos, entre ellos el Volga y el Dniéper. Sigue el curso del Volga, captura panorámicas de la hermosa Stáritsa que recuerdan las vedutas de Bellotto, el sobrino de Canaletto. También de las orientales iglesias de Rzhev, el monasterio de Rizpolozhenski en Súzdal y una vista de la localidad con iglesias, casas de madera y un puente sobre el río Kamenka, además de la catedral de Vladímir. Fotografía a decenas de monjes plantando patatas en el monasterio de Getsemaní o de la Nueva
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Jerusalén, en el lago Seliguer, y de un mujik sentado en el bosque mirando la cámara de Prokudin-Gorski y la vida. De ese año es también su vista del monasterio NiloStolobenskaya Pustyn y del puente que lo comunica, en las islas de ese nombre en el lago Seliguer. Está movido por la fuerza de representar la belleza de Rusia, y mostrarla a sus habitantes, pero también se interesa por la industria. Por deseo del zar, los veranos de 1911 y 1912 los dedica Prokudin-Gorski a la Rusia blanca. Viaja a los campos donde tuvo lugar la batalla de Borodinó, en 1812, que Kutúzov libró con Napoleón y que cantó Tolstói en Guerra y paz. Había sido la más mortífera contienda de todas las guerras napoleónicas en Europa, y Nicolás II iba a celebrar el centenario de la matanza. Es la tercera misión de Serguéi Mijáilovich. Se traslada en tren, con su vagón laboratorio, y durante el primer verano fotografía la iglesia de Borodinó, que se asoma entre los bosques; también, el campo de batalla donde murieron cien mil hombres. Capta su propio vagón de trabajo, escenas de religiosas de iconos y de vírgenes; en 1912, fotografía Minsk, Vitebsk sobre el río Dvina occidental, y Smolensk, rodeada por la muralla que construyó Borís Godunov, además de la catedral de la Asunción y el monasterio de Abraham. Su cuarta expedición se dilata entre el verano de 1910 y la primavera de 1912, cuando Prokudin-Gorski se dirige a los Urales y a Siberia. De hecho, interrumpió el trabajo en el Volga para viajar a los Urales, región que ya conocía y donde llevó incluso a sus hijos, Dmitri y Mijaíl, aunque se ignora si también llevó a su hija Ekaterina. En esos dos años, visita Tiumén, Yalútorovsk, Shádrinsk y Tobolsk, la capital histórica de Siberia, donde, en 1912, toma una vista desde el campanario de la iglesia de la Transfiguración, con el río Irtish y la llanura siberiana al fondo; y fotografía los molinos de viento, construidos con madera, para moler centeno y trigo, en Yalútorovsk. En 1910 recorre por tierra la región habitada por los bashkir, una población de origen túrquico, y llega a Ekaterinburg, donde fotografía una vieja iglesia junto a la tienda de un regimiento de mosqueteros. En julio de 1912 remonta el río Chusovaia, un afluente del Kama (a su vez, tributario del Volga) que atraviesa los Urales y es el único del mundo que recorre dos continentes. Está helado la mitad del año, y solo puede navegarse en verano. Prokudin-Gorski fotografía roquedales de las riberas, comarcas que permanecen vírgenes, y se interesa por el trabajo de sus habitantes: talleres donde fabrican cajas de madera, sables, dagas. Visita Zlatoust, una ciudad fundada a la sombra de una fundición que
La famosísima fotografía de Tolstoi.
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después empezó a fabricar cañones y donde las tropas zaristas habían causado una matanza en 1903 para aplastar una huelga: allí toma la imagen de la calle de tierra que baja hacia el río, entre casas de madera, y una vista de los tejados apiñados con los bosques infinitos al fondo. Y la mina de Bakalsk, donde trabajan mujeres. En 1912, organiza su quinta expedición; parte hacia el Daguestán y el Cáucaso. Ese mismo año, se publica Hadji Murat, la obra póstuma de Tolstói, que había muerto dos años antes: es la historia de un comandante avar del Daguestán en las guerras caucásicas, un asunto que ya había tratado Alejandro Dumas. Serguéi Mijáilovich ya había visitado la región en ocasiones anteriores: en 1910 tomó una panorámica de Tiflis, la capital georgiana. En la primavera de 1912 llega a Batumi, tierra de comerciantes griegos, allí observa las plantaciones de té y fotografía a un capataz chino de una de ellas, a los trabajadores griegos de las plantaciones, se interesa por la botánica y los distintos tipos de árboles. Retorna de nuevo y viaja al Azerbeiján, a Bakú. Era la segunda vez que llegaba a la región en misión encargada por el zar, y fotografía las montañas del Daguestán, los valles de la región de Gunib, la aldea de Shamil con sus casas de piedra escalando la colina; fortalezas de montaña, figuras del Daguestán ataviadas con sus trajes nacionales, yataganes y chaquetas de seda, cherkeskas donde los cosacos cosen cartucheras de tela alineadas para guardar los tubos de pólvora del fusil, y también clientes elegantes en el afamado balneario de Bordzhomi, que visitaron Tolstói y Chaikovski y donde Nicolás II había inaugurado en 1905 la primera planta para embotellar agua mineral. Prokudin-Gorski había estado anteriormente en la región, en varias ocasiones: en 1904, cuando lo vemos sentado en las rocas del río Korolistskali, en Georgia, con traje oscuro, sombrero gris y el bastón en la mano, en un autorretrato; y al año siguiente, cuando fotografía el palacio de los Oldenburg en Gagra, en la costa abjasa del Mar Negro; y en 1906, año en que había recorrido Crimea, Sochi y, de nuevo, Abjasia. El verano de 1912 lo ocupa entre las estepas caucásicas y el Asia central: es su sexto gran viaje. El zar lo había enviado el otoño anterior al Turquestán, donde estaban los janatos de Bujará y Jivá, que Serguéi Mijáilovich ya había recorrido en 1906 con la Sociedad Rusa de Fotografía para observar un eclipse solar y que aprovechó para fotografiar Samarcanda y sus alrede-
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dores, cuando lo atrapan las hermosas panorámicas de la ciudad, con las mezquitas y madrasas azul cobalto; la vista de la necrópolis y los mausoleos de Shah-i-Zinda, con las montañas del Pamir al fondo, y un nido de cigüeñas en un palacio de Bujará, que toma en 1911. De ese mismo año es la imagen de una familia kazaja descansando en la estepa, del hombre tayiko con pájaros en la mano, y del grupo de niños judíos ataviados con ropas tradicionales que estudian con su maestro en una alta mesa, en Samarcanda, así como la fotografía de los reclusos del zindán, una prisión característica de Asia central, que miran a través de los barrotes, probablemente en Bujará. Su costumbre de fotografiar a personas con vestimentas tradicionales recuerda las imágenes del explorador George Kennan, que recorrió el Cáucaso y Siberia a finales del siglo XIX retratando a personas que consideraba exóticas. La misión de 1912 implicaba documentar Tashkent y el tendido ferroviario de la región. Prokudin-Gorski llega en su vagón, y en esa ciudad realiza una película en color, así como vistas de Bujará. Fotografía yurtas turkmenas, mezquitas, conductores turcomanos con su camello, burócratas de Bujará con sus turbantes blancos ante las columnas de madera del palacio del emir, lleno de decoraciones geométricas añiles, verdes, rojizas; centinelas posando ante los cañones, y policías, todos con sus uniformes negros; mujeres con joyas y vestidos tradicionales sobre alfombras dispuestas en la entrada de la yurta. También, puestos de fruta, de melones amarillos, tiendas de telas, cuyos vendedores siempre observan a la cámara, pero se ignora el paradero de las películas de color que realizó entonces Prokudin-Gorski. Su retrato del emir Said Mohammed Alim Jan, que había empezado a reinar en Bujará el año anterior, le muestra con su lujoso abrigo añil con motivos florales, sentado en un patio del palacio, gordo, parecido al joven del Alhambra que Flaubert describe en La educación sentimental: “Llevaba […] un chaleco de terciopelo azul con grandes palmas doradas, un gesto de orgullo como el de un pavo real y un aire estúpido como el de una
Prokudin-Gorski,
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Prokudin-Gorski en una vagoneta de tracción manual, cerca de Petrozavodsk
Vagón laboratorio de Prokudin-Gorski
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gallina.” Pocos años después el emir causará una matanza entre los bolcheviques, antes de ser derrocado por la revolución. * * * Las dificultades económicas impiden a Serguéi Mijáilovich organizar expediciones entre 1913 y 1915. Para conseguir re-cursos, crea en 1913 una sociedad que lleva su nombre y otra denominada Biochrome para fotografía, cine e impresión en color, pero el estallido de la gran guerra dificultará su desarrollo. En el verano de 1916, organiza su última expedición. Se dirige al círculo polar ártico. El año anterior había estado también en la región: una fotografía de un grupo de prisioneros del imperio austrohúngaro, en un campo no identificado cerca del Mar Blanco, es datada con la fecha de 1915 por la Biblioteca del Congreso. Así, en 1916, visita Karelia, donde ya había estado en 1903, y la península de Kola. En octubre de ese mismo año, Nicolás II funda en la costa norte de la península de Kola una nueva ciudad port u a r i a , Románov-enMourman, que la revolución bolchevique convertirá en Múrmansk.
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Pro kudin-Gorski sale de Pe trozavodsk, una ciudad de Karelia en el lago Onega, donde se fotografía re corriendo la vía férrea en una va goneta de tracción manual con cinco acompañantes, y documenta los trabajos de construcción ferroviaria, las presas del ferrocarril en la estación de Lizhma y en So roka, hoy llamada Belomorsk. Tomó a lo largo de sus viajes muchas fotografías de trenes, puentes ferroviarios como el del río Kama, cerca de Perm, en los Urales; y esclusas, barcos de vapor, gabarras y ca nales, certificando los transportes rusos. Después, llega a Kem, en el mar Blanco, para alcanzar después las islas Solovetski, donde está el célebre mo nas terio. Sus expediciones a la vieja Rusia se habían terminado. Tras la revolución bolchevique consigue una cátedra, y en 1918 viaja a Noruega, comisionado por el gobierno revolucionario para comprar equipos de proyección, pero no volvió, y al año siguiente fue a Gran Bretaña: tenía cincuenta y cinco años y aunque le quedaba aún un cuarto de siglo de vida era ya un hombre del pasado, un fotógrafo del zar que no sabía ver a la inmensa Rusia con otro rostro que no fuera el del zarismo. Volvió a casarse en 1920 y tuvo otra hija, Elena, y en 1922, ya establecido en París, consiguió abrir el estudio fotográfico con sus hijos que, antes, no había podido hacer en Niza. Pudo recuperar, no se sabe en qué momento, una parte de las tres mil quinientas placas que había acumulado en sus expediciones. Prokudin-Gorski aún alcanzó a ver la ocupación nazi; murió pocas semanas después de la liberación de París y fue enterrado en el cementerio ruso de Sainte-Geneviève-des-Bois. Sus herederos, sin recursos, vendieron la colección de sus placas, unas dos mil, a la Biblioteca del Congreso norteamericana: John Mar shall, que representaba a la Fundación Rockefeller en París, recibió el encargo de Mortimer Graves, director del American Council of Learned Societies, ACLS, para que investigase el paradero de los hijos de Serguéi Mijáilovich: sabía que vivían en París en la pobreza y que guardaban en cajas las placas de la gran misión de su padre. La Fundación Rockefeller les compró por cinco mil dólares (que hoy representarían diez veces más) para destinarlas a la Biblioteca del Congreso, que se vio así convertida en guardiana de las expediciones de aquel fotógrafo del zar que había capturado el rostro de la vieja Rusia ocultando todas sus desdichas
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Libros
DERECHOS HUMANOS, DESIGUALDAD Y ECONOCRACIA NOT ENOUGH: HUMAN RIGTHS IN AN UNEQUAL WORLD
Samuel Moyn Cambridge, Massachusetts, Belknap Press, 2018. 277 pp.
CAPITAL ET IDÉOLOGIE Thomas Piketty Paris, Seuil, 2019, 1248 pp.
MONEY AND GOVERNMENT: THE PAST AND FUTURE OF ECONOMICS
Robert Skidelsky New Haven, Yale University Press, 2018, 460 pp.
LICENCE TO BE BAD. HOW ECONOMICS CORRUPTED US
Jonathan Aldred London, Allen Line, 2019, 311 pp.
THE ECONOCRACY: THE PERILS OF LEAVING ECONOMICS TO THE EXPERTS
Earle, Joe, Cahal Moran y Zach Ward-Perkins Manchester, Manchester University Press, 2016, 212 pp.
Hasta hace unos años, la historia de los derechos humanos (DDHH) podría resumirse en un movimiento ascendente en una doble dirección. Se trataba, por un lado, de extender el círculo de los titulares o beneficiarios a colectivos cada vez más amplios desde el inicial de los hombres propietarios a las minorías sexuales. Es la dimensión horizontal, universalista y cuantitativa. Y se trataba, por otro, de ampliar el contenido de los derechos desde los políticos y civiles a los económicos y culturales y luego a los
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de tercera generación. Es la dimensión vertical. Este doble proceso de ensanchamiento de los derechos humanos experimenta en los últimos tiempos una involución multiforme. Por un lado, el énfasis en la identidad y la pertenencia tiende a una cierta patrimonialización tribal y, por otro, la ortodoxia económica monetarista supone una reducción de facto en las aspiraciones bienestaristas. Desde este último punto de vista, el Relator especial sobre la pobreza extrema y los derechos humanos, declaraba en un artículo de octubre de 2015 que el Banco Mundial trata los derechos humanos más como una enfermedad infecciosa que como valores y obligaciones universales. “A los efectos pertinentes, aseguró, el Banco Mundial es una zona libre de derechos humanos (human rights-free zone). Son palabras duras, pero desgraciadamente verificadas”. Que una institución pública internacional se desentienda de un documento paradigmático como la Declaración Universal de los Derechos Humanos (DUDH) muestra un ángulo de la involución citada. Pero no es este el que preocupa a Samuel Moyn. Este jurista, experto en derecho internacional y figura reconocida desde que publicara en 2010 The Last Utopia: Human Rights in History, adopta ahora una posición mucho más exigente y sostiene no ya que los DDHH no llegan a determinados espacios, sino que son insuficientes en su misma formulación. Es significativo que Moyn se fije en el hecho de la coincidencia cronológica en los años 70 entre el auge de la doctrina de los DDHH y el dominio de la hegemonía neoliberal. El autor no atribuye responsabilidad a los primeros en el despliegue de la última pero señala algunos elementos en la formulación de la doctrina de los DDHH que explican su compatibilidad, su condición de compañeros de viaje (p. 181). La perspectiva
de Moyn es a la vez histórica y normativa. El análisis histórico permite al autor señalar que la dirección que han tomado los derechos humanos, desestimando oportunidades más prometedoras como las amparadas bajo el esquema del Nuevo Orden Económico Internacional (NIEO), es en buena medida responsable de su incapacidad de enfrentarse a los daños del neoliberalismo. De entrada, hay dos supuestos imputables por esta afinidad: el individualismo y el carácter antiestatal o partidario de un Estado débil (minimalismo). La dominante histórica de los derechos humanos ha sido la de poner límites al poder de los Estados pero se ha desentendido del poder de las corporaciones, los bancos o el mercado mismo. Esta limitación se desdobla, aunque Moyn no se ocupa de ella, en el sesgo a favor de las minorías incluso cuando se trata de minorías privilegiadas (como en el caso del nacionalismo de regiones ricas étnicamente diferenciables). Y se acopla, en tercer lugar, con la opción antisistema de ciertos movimientos sociales. Es obvio que la debilidad del Estado consecuente ha sido aprovechada por las corporaciones en el pulso con los Estados en aspectos como la política fiscal, el control de la corrupción, la evasión, los privilegios corporativos, la aplicación de medidas antisociales amparadas en la austeridad, etc. El documentado estudio de Moyn tiene el interés de contraponer dos formas de abordar los derechos humanos que se resumen en los términos de suficiencia e igualdad. La primera, adoptada por las organizaciones más conocidas y las instituciones internacionales, prioriza la atención a las necesidades básicas –eventualmente convirtiéndolas en derechos–, es de carácter remedial y busca garantizar universalmente los mínimos de subsistencia, humanizar en vez de resistir. La segunda, tiene por
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objetivo la justicia global, la redistribución social, un contrato social global o una estructura de universal de bienestar. Moyn sostiene que la asunción de la primera opción ha agostado visiones alternativas de la justicia social, aquellas movidas por el imperativo de la igualdad. A la vista de que los derechos humanos no han servido para detener “la crisis del bienestar nacional, el estancamiento de las clases medias y la persistencia de las jerarquías globales”, lo que a su vez ha impulsado el giro populista, habría que optar por la vía de la igualdad y la redistribución, frustrada por la hegemonía cultural del neoliberalismo desde los años 70. Este es lo que expresa la frase de que los derechos humanos no bastan. Que hay que fijarse en el problema de fondo. Not enough señala el eslabón perdido entre los derechos humanos y el fundamentalismo del mercado: la desigualdad. Porque, “aunque parezca sorprendente, no hay contradicción entre una desigualdad material extrema y el cumplimiento de las provisiones básicas” (p. 213). De modo que la cuestión crucial no es la de la pobreza sino la de la desigualdad. Por eso, frente a quienes se contentan con asegurar un suelo de protección, Moyn aboga por poner un techo a la riqueza insistiendo en la redistribución (p. 218). En la medida en que la concepción dominante de los derechos humanos es incapaz de abordar este desafío, resulta claramente insuficiente. En tal sentido, se pone el acento en la necesidad de fortalecer el Estado de modo que sea capaz de abordar diseños institucionales poderosos frente a la desigualdad, priorizando el bien común y políticas como las nacionalizaciones en la industria, las leyes antimonopolio, el incremento de la progresividad fiscal que llegó a superar el 80%, el fortalecimiento del sindicalismo o las normas de la negociación colectiva, como ocurrió tras la segunda guerra mundial.
La focalización en la desigualdad, en la distancia entre el techo y el suelo, se sitúa en una línea de creciente atención que remite, por no saltar el umbral del siglo, a Mind the gap, de Richard Wilkinson (2000; traducción española: Las desigualdades perjudican, Crítica, 2001), continuada después en colaboración con Kate Pickett en The Spirit Level. Why more equal societies almost always do better (2009; traducción: Desigualdad. Un análisis de la (in)felicidad colectiva, Turner, 2009), y tiene su última expresión en la compacta monografía de Thomas Piketty Capital et idéologie (no traducida). Aunque sea de paso, vale la pena recoger unas palabras de Wilkinson y Pickett (p. 32) que preludian la línea de Not enough: “Tal vez los niveles estándares no importan, y lo significativo sea, simplemente, el lugar que ocupamos en relación con los demás, es decir, dónde encajamos en la jerarquía social”. * * * Si Moyn se mostraba favorable a una posición socialista, Piketty ofrece un programa de socialismo participativo dirigido a “superar el capitalismo y la propiedad privada”. Más aún que el profesor de derecho, el economista subraya el papel de las ideas y el carácter ideológico de la noción de desigualdad. Como Moyn, inscribe su investigación en el carril de las ciencias sociales realzando los factores históricos en la causación. Recuerda así que los grandes logros del siglo XX, no sólo en términos de igualdad sino también de crecimiento, se deben a un balance entre los derechos de propietarios y asalariados. Pero la ideología desigualitaria oculta estas realidades y busca mecanismos de legitimación en términos de capacidades o atributos individuales (meritocracia). Piketty sostiene que no podremos salir de esta pendiente regresiva sin impugnar la sacralidad de la pro-
piedad, la ideología propietarista. Tarea más difícil por cuanto se ha producido una contaminación credencialista de la socialdemocracia, que ha pasado de ser un partido de la clase trabajadora a una élite universitaria, una izquierda brahmán, seducida por la ortodoxia de la desigualdad y por tanto colaboradora necesaria del hipercapitalismo. Pensemos en todo el aparato de legitimación de esta posición fomentado desde la denominada economía de la oferta. A diferencia de Moyn, centrado en aspectos normativos, hay en Piketty abundantes propuestas como la dotación universal a los 25 años o ‘herencia para todos’. Para Piketty “no se trata de suprimir todas las formas de propiedad, sino de mantener formas de propiedad razonables, que respeten el interés general”. De nuevo la idea del bien común y los límites de la propiedad. Aquélla fina fórmula de Rousseau que establecía la interdependencia de suelo y techo: Que nadie sea tan rico como para poder comprar a otro ni tan pobre como para verse obligado a venderse. * * * Si Piketty se fija en los efectos de la desigualdad, los tres libros de los que me ocuparé a continuación ponen el foco en la disciplina hegemónica de las ciencias sociales y de la dirección política, la economía. Robert Skidelsky, biógrafo de Keynes y miembro de los Lores, se sitúa en la línea de Moyn y Piketty al insertar su contribución en una perspectiva histórica que se remonta al siglo XVII; pero es un keynesiano al conceder una importancia principal al papel de las ideas, a la articulación de los debates intelectuales que, a menudo, son más decisivos que la lucha de clases. Recordemos aquella aseveración de su obra principal, The General Theory of Employment, Interest and Money: Las ideas de economistas y filósofos polí-
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ticos, tanto cuando son acertadas como cuando están equivocadas, son más poderosas de lo que comúnmente se cree. De hecho, el mundo está gobernado por poco más. Los hombres prácticos, que se creen libres de cualquier influencia intelectual, suelen ser esclavos de algún economista difunto. […] Estoy seguro de que el poder de los intereses creados es enormemente exagerado en comparación con la infiltración gradual de las ideas […] tarde o temprano, son las ideas, no los intereses creados, los que resultan peligrosos para bien o para mal.
En Money and Government: The Past and Future of Economics, Skidelsky se propone rastrear la importancia y la ascendencia de ideas como el patrón oro o la teoría cuantitativa del dinero, además de las que hoy siguen la estela como la hipótesis de las expectativas racionales (REH; a los economistas les encantan las siglas), el modelo del equilibrio general o la hipótesis del mercado eficiente (EMH) popularizada por Eugene Fama. Skidelsky emprende la tarea de mostrar las insolvencias de estas teorías dentro de una tendencia minoritaria de denuncia de la impostura epistémica de la economía que ya reflejó Roberto Petrini en los albores de la crisis (Proceso a los economistas, 2009). En este escrito que David Graeber califica en su reseña en The New York Review of Books como uno de los más relevantes publicados en el Reino Unido en los últimos años, Skidelsky ofrece una respuesta de por qué la economía ortodoxa y dominante resultó inútil antes y después de la crisis de 2008 y explica también por qué fue incapaz de responder a la pregunta de la Reina de Inglaterra respecto a cómo las inteligencias privilegiadas de la London School of Economics no la vieron venir. La hipótesis de las expectativas racionales establece que los agentes utilizan de manera óptima e inmediata la información dis-
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ponible para ajustar sus expectativas, de modo que, como escribe Fama –ensamblando esta hipótesis en el bloque de la del mercado eficiente–, “en un mercado eficiente, la competencia entre los participantes inteligentes lleva a una situación en la que […] el precio real de un valor será una buena estimación de su valor intrínseco” (en cita de Skidelsky con cursiva añadida). El supuesto duro de esta visión es que en el fondo, o al final, los mercados nunca se equivocan. Esta dimensión escatológica tiene consecuencias serias porque acaba justificando los sacrificios obligados del corto plazo (las políticas austericidas) para asegurar ese final feliz del plazo largo. Remitir la validación a un futuro indeterminado torna una afirmación infalsable, pero sobre todo la vuelve cognitivamente nociva, porque actúa como una pantalla que impide la observación de la realidad y justifica los daños sociales cometidos en nombre de la expectativa providencial de la mano invisible. Una forma refinada de sadismo intelectual en el que la economía opera como una meretriz. Como Piketty, que le sirve de abrevadero intelectual, Skidelsky dedica muchas páginas a la desigualdad, que no es precisamente un efecto ajeno a la macroeconomía financiera. Aquí se entiende la imposible respuesta a la Reina, en el sentido de que no pudieron ver venir la crisis porque la hipótesis del mercado eficiente impide la existencia de burbujas: si el mercado asigna correctamente los precios, las burbujas y las crisis no pueden resultar de fallos del mercado, de modo que tales patologías están excluidas a priori de una teoría que asegura siempre el mejor resultado posible. Naturalmente esto es mística o escolástica pero no ciencia. Sin embargo, sigue manteniéndose como doctrina oficial a partir de supuestos antropológicos igualmente averiados, como la concepción de la racionalidad
humana como un combinado de egoísmo y avaricia. Skidelsky explica cómo los mercados supuestamente autorregulados son en la práctica el resultado de una ingeniería social sofisticada, que incluye la convicción de la santidad de los mercados y la maldad del big government. De nuevo el combate en el terreno de las ideas. Para resumirlo en una frase suya: “premisas lunáticas conducen a conclusiones dementes”. La conciencia de este desajuste se refleja en la creación de un organismo paralelo en el Reino Unido, un servicio civil independiente que trabajó sobre unos supuestos alternativos y que operan eficazmente al margen de la teoría monetarista dominante. En paralelo quiere decir que la teoría monetarista sigue siendo no solo dominante sino tan consciente de su poder que obliga a los heterodoxos a asumir sus dogmas. En 2009 se creó la Asociación Francesa de Economía Política dirigida a promover la Economía Política –entendida como Economía heterodoxa– y a preservar el pluralismo de los métodos, las teorías y las opiniones. En una carta a la ministra de Educación (Marianne, diciembre 2014), el premio Nobel de Economía francés Jean Tirole acusa a los ‘autoproclamados heterodoxos’ de quasi oscurantistas y defiende así el monopolio de la doctrina ortodoxa: “Es impensable que Francia reconozca dos comunidades en el seno de una misma disciplina. La calidad de la investigación debe evaluarse sobre la base de publicaciones, obligando a cada investigador a enfrentar la evaluación de sus compañeros”. Tirole reivindica el monopolio de la ortodoxia y declara a los profanos incompetentes para inmiscuirse en estos asuntos –debería explicarlo a los empleados acosados de France-Télécom– pero calla sobre los sutiles mecanismos de ingeniería social mediante los cuales esta se lleva a cabo. Precisamente la asepsia sociológica, el aislamiento de
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la economía respecto de los modos de las ciencias sociales, facilita estas posiciones dogmáticas y, a la postre, autoritarias. Resulta paradójico que los apóstoles del libre mercado, tan refractarios al mercado libre de las ideas sean, monopolistas de facto. No es la única contradicción sobre el corazón libertarista del dogma: repárese en fenómenos como las horas extraordinarias no pagadas junto con las condiciones leoninas de muchos contratos, la venta por debajo del valor del mercado de pisos sociales a un fondo buitre (gobierno municipal del PP en Madrid), o la trasferencia masiva de fondos públicos a las entidades financieras con motivo de la crisis. El autoritarismo epistemológico coincide con la hybris, el supremacismo de la corporación de los economistas sustentado en una suerte de identidad de casta alimentada por la creencia de su superioridad; como cuando Lloyd Blankfein, CEO de Goldman Sachs (luego implicado en delitos económicos), señala que su empresa hacía “el trabajo de Dios” (The Times, 08/11/2009) o la Rand Corporation se presenta como bendición del mundo. Su influencia en la vida colectiva ha justificado la vinculación con las prácticas totalitarias (Franz Hinkelammert, Totalitarismo de mercado. El mercado capitalista como ser supremo, 2018) y la combinación de oscurantismo y trascendencia (Adam Kotsko, Neoliberalism’s demons. On the political theology of late capital, 2018). Curiosamente el oscurantismo se esconde tras el escaparate de la sofisticación que representan la modelización y la matematización; los elementos en los que descansa su supuesta superioridad sobre las ciencias sociales son precisamente aquellos que enmascaran la impostura. * * * A este aspecto está dedicado el capí-
tulo 8 de un libro importante, Licence to be bad. How Economics corruptes us, de Jonathan Aldred. En él se recogen algunos de los motivos a los que se refiere Skidelsky, pero el énfasis está no en las disfunciones epistémicas de la disciplina sino en sus consecuencias sociales, avalando desde otro punto de vista las posiciones originales de Wilkinson y Pickett. Aldred se inscribe en la línea de Keynes sobre la importancia de las ideas. Así comienza su libro: “En los últimos cincuenta años más o menos, unas ideas nuevas sobre cómo debemos actuar han corrompido nuestro pensamiento. De modo que hemos llegado a ver lo negro como blanco, lo malo como bueno: que es moral ser inmoral. El cambio ha sido enorme pero se ha logrado mediante muchos pasos sutiles, apenas perceptibles”. La ausencia de la sociología, de la historia y de la economía política impide ver el elefante en la habitación: la impostura monetarista convertida en dogma. Precisamente porque es dogma no tiene que rendir cuentas. Como señala Skidelsky, no suscita ninguna reacción particular a la disciplina el hecho de que, contra la ortodoxia, el Banco de Inglaterra haya impreso papel moneda a un ritmo enloquecido, y contra el sentido común y la dignidad elemental, “en el pico de la recuperación en el quinto país más rico del mundo, uno de cada doce británicos pase hambre”. Tampoco provocó un escándalo mayor la elocuente –en cuanto que pone al desnudo la confiscación de la política por los intereses financieros– declaración del todopoderoso ministro de finanzas alemán Wolfgang Schäuble, cuando durante la crisis en Grecia sugirió que era mejor que los griegos no votaran. El libro de Aldred pasa revista a los principales mitos o creencias falsas de la economía oficial: la elección racional, el culto de la riqueza, la fobia a lo público,
la panmercantilización (en la línea de lo ya tratado por Sandle: Lo que el dinero no puede comprar, 2013), la economía conductual, la numerolatría, la idea de que uno tiene lo que merece, o la colusión del dinero de las grandes corporaciones con los economistas de élite, reconocida veladamente cuando se admite que no es recomendable “morder la mano que te da de comer” (p. 256). La recomendación final es magistral en su laconismo: “tenemos el poder para devolver a la economía a su sitio. No deberíamos demorarnos”. Que la economía se ha alejado del sitio que le corresponde es cierto en la rica polisemia del enunciado. Se ha alejado porque, al abandonar el carril de las ciencias sociales, se ha vuelto inútil para la sociedad. Se ha alejado, porque arrogándose una cualidad superior se constituye en instancia de autoridad y legitima la variada morfología de los daños sociales, colaterales y directos. Se ha alejado, porque sus cultivadores se comportan como sumos sacerdotes tecnócratas, capaces de distribuir bienes y males de acuerdo con un esquema jerárquico que enmascara el darwinismo social en la falacia de la mano invisible y que oculta pertinazmente la colusión entre los intereses entre la ciencia y el dinero. Porque el control sobre el dinero no es más que un instrumento de poder. Como escribe James K. Galbraith (“The past and future of Political Economy”, 2018) a propósito de Money and Government, “el hecho de que los intereses estén detrás de las ideas que pueden pagar por ellas explica buena parte de la recurrencia de las ideas espurias e indefendibles en el pensamiento económico”. * * * Si Aldred comienza su libro recordando el momento inaugural de la gran mistificación, la creación de la Mont Pélerin
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Society por el enterrador del keynesianismo, Friedrich Hayek, los autores de The econocracy: the perils of leaving economics to the experts parten de una experiencia de frustración como estudiantes y miembros fundadores de la Post-Crash Economics Society (PCES). Denuncian la conversión de la disciplina en una especie de doctrina esotérica administrada por expertos aislados de la sociedad y, en gran medida, enfrentados a ella. Establecen una correspondencia entre la hegemonía de la doctrina económica ortodoxa y el declive de las instituciones democráticas. Llaman a esta grave patología social ‘econocracia’, entendiendo por tal “una sociedad en la que los objetivos políticos aparecen definidos en tanto en cuanto tienen efectos sobre la economía, a la que se concibe como un sistema distinto, con una lógica propia que precisa expertos para su manejo” (p. 7). Sin embargo, la mayor parte de la ciudadanía, sin entender los arcanos de la teoría económica, sufre las consecuencias de su aplicación de manera intensiva porque la economía se ha convertido en la lingua franca y el marco de referencia y de valor: “El lenguaje de la economía es uno de los más recientes y menos conocidos, pero se está convirtiendo rápidamente en uno de los más importantes” (p. 20). En la línea de observaciones de los volúmenes revisados, Earle, Moral y Zach dan cuenta de la magnitud de los errores en su haber, por ejemplo que Lehman Brothers quebró con una calificación de A2. Pero ponen un énfasis especial en la denuncia del estado de la educación superior en este dominio en el Reino Unido señalan-
do las deficiencias de una enseñanza abierta al realismo y a las diversas escuelas de pensamiento. Señalan las diferentes formas de conflicto de intereses, por ejemplo, que el diseño educativo en términos de objetivos económicos –como la empleabilidad, el incremento del capital humano o las contribuciones al crecimiento económico medidas por el PIB– distorsionan los fines de la educación liberal (p. 132). Paralelamente, muestran la deformación que subyace a los métodos formales y a la preferencia por preguntas de opción múltiple en vez de seguir la orientación del aprendizaje basado en los problemas. Hay una cierta convergencia entre los libros comentados. Admiten, como Econocracy (p. 152), la necesidad de una cultura pública de la economía y avisan del impacto sobre la agenda de la ciudadanía, como observa James Galbraith: “aquellos cuya atención no puede ser reorientada por el colapso de su propia visión del mundo están fuera del alcance de la persuasión. Este es un problema para las universidades, que se encuentran atascadas con departamentos enteros de intelectos averiados, enclaustrados en sí mismos, y generosamente financiados por sponsors externos”. De modo que “si la Economía Política puede vislumbrar un futuro, debe venir de fuera de la actual fortaleza amurallada de la academia de altos vuelos”. En definitiva, es urgente reconducir las riendas del pensamiento económico de modo que pueda atender a esos fines sociales, incluida la atención a los problemas ecológicos, a lo que están obligadas todas las
formas de conocimiento. Porque como escribió el recientemente desaparecido historiador, Gabriel Jackson, “por solidaridad humana, los profesionales de todas clases deberán dedicar al menos parte de su energía a poner su experiencia al servicio de las necesidades humanas generales” (El País, 22/04/1993). Esto nos devuelve a las consideraciones iniciales de Moyn: el pensamiento económico debe retomar aquellas sendas encaminadas a asegurar los objetivos igualitaristas del Estado del bienestar y la justicia global. Objetivos deudores de una antropología y de una deontología antagónicas a las que han desarrollado, en nombre de la lucha contra la servidumbre y la arrogancia, los profetas de la arrogancia y la servidumbre. Por eso, la reformulación de los derechos humanos para abordar con más empeño los desastres de la desigualdad y la imperiosa necesidad de refundar la economía como una ciencia social en el doble sentido de la frase son programas a la vez convergentes y urgentes. Como la racionalidad es el problema político principal, en tanto que opera como condición necesaria para la resolución de todos los demás, seguramente no hay tarea más apremiante que la de elaborar una historia social del origen del credo neoliberal; sería un aliciente decisivo para luchar contra la impostura, vacunar contra el populismo y crear una literatura económica congruente con los patrones de civilidad y comprometida con el imperativo de la igualdad.
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82/ El Viejo Topo 376 / mayo 2019
Martín Alonso Zarza