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Portada: Víctor Roig Jardí / Títeres, 2018/ 46x38 cm. Pintura acrílica sobre madera 4
Capitalismo y catástrofe POR ALEX CALLINICOS
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El ingrediente secreto de las vacunas covid: dirigismo estatal POR MARCOS SÁNCHEZ MURIEL
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El Estado, lo Público y lo Común: Tres conceptos a prueba ante la crisis sanitaria POR ÉTIENNE BALIBAR
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Entre Tarradellas y Keynes Entrevista a Josep Maria Bricall POR ANTONIO SANTAMARÍA
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¿Hacia dónde vamos? Conceptos tramposos, rumbos equivocados POR GENÍS PLANA
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El Antropoceno, entre la abstracción conceptual y la representación ... POR J. CASRI La financiación y la digitalización de la economía. Factores agravantes de las injusticias sociales POR MARC CHESNEY
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Metamorfosis del taylorismo . Los escollos de la “humanización” del trabajo POR CARLO FORMENTI
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Colombia antiuribista: el proceso histórico detrás del paro más largo de la historia del país. POR JORGE ENRIQUE FORERO
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El tiempo de la vida y la tierra Entrevista a Antonio Fernández Ortiz POR JOSÉ M. MARISCAL CIFUENTES
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Rusia. El límite de la sombra POR HIGINIO POLO
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Reivindiquemos nuestros derechos: la cuenta básica POR ILDEFONSO SUÁREZ Y EDUARDO LUQUE
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Recordando a Paco Fernández Buey. Entrevistas a Xesús Alonso Montero y Perfecto Andrés Ibañez POR SALVADOR LÓPEZ ARNAL
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LIBROS
EL VIEJO TOPO, revista mensual. FUNDADORES: Primera época, Claudi Montañá (†), Miguel Riera, Josep Sarret. Segunda época, Elisa Nuria Cabot, Jordi Dauder (†), Ernesto Fontecilla, Enrique Helguera, Esther Mañé, Santiago Palacios, Miguel Riera, José Sanchis Sinisterra. DIRECTOR: Miguel Riera. REDACCIÓN: Genís Plana DISEÑO: Miguel R. Cabot, Elisa Nuria C. Edita: Ediciones de Intervención Cultural, S.L. (Barcelona). Imprime: Gráficas Gómez Boj. ISSN 0210-2706, Depósito Legal B-40.616-76. Impreso en España. El Viejo Topo no retribuye las colaboraciones. La redacción no devuelve los originales no solicitados, ni mantiene correspondencia sobre los mismos. Los colaboradores aceptan que sus aportaciones aparezcan tanto en soporte impreso como en digital. La revista no comparte necesariamente las opiniones firmadas de sus colaboradores. Esta revista ha recibido una ayuda a la edición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. El VIEJO TOPO, c/Juan de la Cierva, 6, 08339 Vilassar de Dalt (Barcelona). Tel. Administración, redacción, publicidad y suscripciones (93)755-08-32 e-mail: info@elviejotopo.com.
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Capitalismo y catástrofe Por Alex Callinicos
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l Covid y el cambio climático no son aberraciones naturales que llegan por sorpresa: son aspectos de la crisis global permanente del sistema. Una crisis que se manifiesta de múltiples formas, pero que pone de manifiesto que, por etapas, estamos llegando al borde de la catástrofe.
“El final está cerca. La eficacia de los test podrá mejorar las distancias sociales hasta que lleguen las vacunas [...] Disponer de varias vacunas altamente eficaces para este horrible virus después de menos de un año es un logro bastante asombroso, entre las cosas más grandes que hemos –con nosotros me refiero tanto a la humanidad en general como a los biólogos moleculares en particular– conseguido jamás.” Así escribía Rupert Beale, del Instituto Francis Crick, en la London Review of Books a principios del mes pasado. Pero antes de empezar a celebrarlo, deberíamos recordar que hace un año la posibilidad de que el mundo se viera envuelto en una pandemia que matara a millones de personas y desencadenara la peor crisis económica desde los años 30 escapaba a la imaginación de la mayoría de nosotros. Beale concluye su artículo con una advertencia: “Fuimos hábiles, pero también afortunados. El desarrollo de una vacuna contra el Sars-CoV-2 resultó ser relativamente fácil. El virus que causará la próxima pandemia puede no ser tan indulgente”. La reciente y rápida propagación de las infecciones gracias a la aparición de una nueva cepa de Covid-19 es una sombría advertencia de los límites de nuestra capacidad para comprender, y mucho menos controlar, la naturaleza. Así que ahora deberíamos saber más. Muchos de nosotros hemos leído a pioneros marxistas como Mike Davis y Rob Wallace, que durante años advirtieron que la destrucción de la naturaleza por parte del capitalismo estaba creando las condiciones para pandemias como la de Covid-19. Quizás esta pan-
demia no era previsible, pero sí que hubiera pandemias (en plural) comparables a la terrible epidemia de gripe de 1918-19, que mató a entre 50 y 100 millones de personas. El experto en historia mundial W.H. McNeill escribió en su clásico Plagas y pueblos (1976)1: “siempre es posible que algún organismo parasitario hasta ahora desconocido se escape de su nicho ecológico habitual y exponga a las densas poblaciones humanas –que ahora son una obvia característica de la tierra– a una mortalidad masiva y devastadora”. Como ya había comprendido McNeill, la relación entre los seres humanos y sus microparásitos –virus y bacterias– no es estable. La era neoliberal ha visto cómo el capitalismo industrializa la agricultura a escala mundial e invade los espacios silvestres supervivientes. Ahora estamos empezando a ver los resultados. La catástrofe ya no es excepcional, sino algo normal. Esta constatación está penetrando en los procesos de planificación dominantes. La Brookings Institution, bastión intelectual del Partido Demócrata de Estados Unidos, ha hecho un llamamiento a la administración de Joe Biden para que cree una comisión sobre Covid-19 comparable a las investigaciones sobre el asesinato de Kennedy y los atentados del 11-S. La autora y miembro del panel, Elaine Kamarck, dice que este panel no sólo tendrá en cuenta el factor Donald Trump, sino que abordará “cómo debemos prepararnos para acontecimientos de alta intensidad y baja probabilidad.” Se supone que estos sucesos llamados “cisnes negros” son raros e imprevisibles, ya que no encajan en el patrón normal de los sucesos, y sin embargo tienen un impacto altamente devastador. Pero “parecen ser cada vez más frecuentes en el siglo XXI”. Por ejem-
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Occidental como en Japón y la economía mundial experimentó su mayor auge. La clase obrera del norte rico no dejó de luchar y durante un cuarto de siglo experimentó el pleno empleo y un estado de bienestar en expansión. La catástrofe se evitó en Occidente, aunque en Corea a principios de los años 50, en Indonesia a mediados de los 60 y en Indochina hasta finales de los 70, siguió siendo una terrible realidad. La década de 1970 marcó el inicio de una nueva era de ciclos económicos recesivos que Michael Roberts denomina “la larga depresión”. La respuesta de la clase dominante fue el neoliberalismo, Sin comentarios que infligió una serie de graves plo, “el cambio climático hará que las catástrofes naturales derrotas a la clase obrera organizada, reestructuró la producsean más frecuentes y mortales”. ción (promoviendo así la industrialización de partes del Sur) y No se trata simplemente de un desafío intelectual y político mercantilizó implacablemente todas las esferas de la vida. Pero a las clases dirigentes de todo el mundo. También pone al marno logró restablecer la rentabilidad lo suficiente como para xismo bajo presión. Esto no quiere decir que no tenga categopermitir una expansión económica relativamente estable del rías para pensar en la catástrofe. De hecho, fueron formuladas sistema. clásicamente por Rosa Luxemburg en su folleto Junius (1916) El crecimiento mundial se ha visto impulsado cada vez más contra la Primera Guerra Mundial: por el desarrollo de burbujas financieras “Nos encontramos hoy, como profetizó que han estimulado el consumo y la inFriedrich Engels hace más de una geneversión. Los gobiernos siempre han conEl calentamiento global no ración, ante una terrible disyuntiva: o el tribuido a crear estas burbujas, pero destriunfo del imperialismo y la destrucción es simplemente una consecuencia de el colapso de 2007-8, el crecimiento ha de toda la cultura y, como en la antigua pasado a depender de la inyección de a largo plazo de la intervención Roma, la despoblación, la desolación, la nuevo dinero en el sistema financiero por humana en la naturaleza. degeneración, un vasto cementerio; o la parte de los bancos centrales, lo que ha victoria del socialismo, es decir, la lucha impulsado los mercados de activos, haconsciente del proletariado internacional ciendo subir el precio de los bienes incontra el imperialismo, contra sus métodos, contra la guerra.” muebles, las acciones y los bonos, y haciendo a los ricos aún En otras palabras, socialismo o barbarie. Y, de hecho, Eric más ricos. El nuevo gigante económico chino ha puesto en Hobsbawm ha llamado al periodo entre 1914 y 1945 “la era de práctica su propia versión de esta dinámica, basándose en las catástrofes”: las dos guerras mundiales, la Gran Depresión, inversiones en las industrias exportadoras financiadas por la las victorias del fascismo y del nacionalsocialismo, el triunfo deuda pública, lo que está contribuyendo a un descenso de la del estalinismo, el Holocausto. Luxemburg tenía un sentido tasa de crecimiento. casi visceral de la profundidad de esta cadena de desastres, de la que fue una víctima temprana, asesinada por una milicia Prerrequisito paramilitar en enero de 1919. En 1938 León Trotsky escribió: “El prerrequisito económico Pero después de 1945, protegido y vigilado por Estados Unipara la revolución proletaria ya ha alcanzado, en general, el dos, el capitalismo avanzado se reconstruyó tanto en Europa punto más alto que se puede alcanzar bajo el capitalismo. Las
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fuerzas productivas de la humanidad están estancadas. Ni más preciso sugerir que está generando consecuencias dessiquiera los nuevos inventos y mejoras consiguen elevar el tructivas que son cada vez más difíciles de gestionar. Durante nivel de riqueza material”. las décadas transcurridas desde 1945, la catástrofe se ha cerniEsto no era realmente cierto entonces, y ciertamente no lo es do como una sombra creciente en el horizonte. Hace tiempo ahora. El crecimiento de la productividad se ralentiza a mediquedó claro que, además de la catástrofe final de la guerra da que la inversión se estanca en ausencia de una sólida rentanuclear que se avecinaba durante la época de la Guerra Fría bilidad, pero las fuerzas productivas siguen expandiéndose y (1946-1991), la principal amenaza provenía del modo en que el continúan surgiendo innovaciones como proceso ciego de acumulación de capital la inteligencia artificial y los coches elécdestruye el mundo natural del que los setricos. El rápido descubrimiento de las res humanos no son más que una parte vacunas Covid-19 es una muestra de esta dependiente. Como muestra la pandemia, vitalidad tecnológica. La principal de estas formas de destrucdécadas de privatización y Pero el capitalismo muestra todos los ción (aunque, como nos ha enseñado austeridad han reducido la signos de estar atrapado en un estancaCovid-19, no es la única) es el cambio climiento económico a largo plazo. El neolimático. Ian Angus muestra en su excelencapacidad del Estado. beralismo sigue dominando la elaborate libro Facing the Anthropocene (2016)2 que el calentamiento global no es simpleción de políticas, pero su época heroica ya mente una consecuencia a largo plazo de la intervención huha pasado. Funciona con el piloto automático, administrado mana en la naturaleza o incluso de la creciente dependencia por los bancos centrales y burocracias como la Comisión del capitalismo de los combustibles fósiles, que comenzó con Europea, con los mercados financieros como sus ejecutores. la revolución industrial a finales del siglo XVIII. Los infames De ahí la irrupción de la extrema derecha en la política burgráficos que muestran el aumento de las temperaturas y sus guesa dominante, explotando el descontento creado por la criefectos despegan realmente a partir de mediados del siglo XX sis financiera mundial y las interminables “reformas” neolibegracias a las prácticas de la guerra tecnológica de 1939-45, literales. Pero, como ha demostrado la presidencia de Trump, esralmente alimentadas de petróleo y carbón, y a la posterior tos perturbadores no tienen un programa económico alternaexpansión de lo que Andreas Malm llama capital fósil en el tivo coherente, como (en diferentes maneras) tenían Franklin largo boom de la posguerra y la extensión de la producción a Roosevelt y Adolf Hitler en los años 30. Asia Oriental. Es una exageración decir que el sistema está colapsando. Es La consecuencia inevitable de este proceso –el caótico cambio climático– ha sido predicha desde hace tiempo por científicos y activistas, incluida la creciente escuela de marxistas ecológicos. Ahora ha llegado. Por ejemplo, con el ciclón Idai, que causó inundaciones generalizadas y muertes en el este de África en marzo de 2019. Crecí en Zimbabue (en aquella época, Rodesia). Solíamos ir de vacaciones a la playa de Beira, una ciudad portuaria en la costa del vecino Mozambique. Idai inundó Beira sepultándola bajo seis metros de agua, destruyó nueve décimas partes de la ciudad y mató a mil personas. Y es parte de un patrón mucho más El mar de Aral, hoy amplio. Según las Naciones Unidas,
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hasta seis millones de personas se vieron afectadas por las inundaciones en África Oriental en 2020; cinco veces más que hace cuatro años. Lo excepcional se está convirtiendo en normal. El incendio de la Amazonía en 2019 causó una conmoción generalizada. Desde entonces, hemos tenido incendios e inundaciones en Australia y, durante el verano, se produjeron incendios forestales en la costa oeste de EEUU: la oscuridad al mediodía en San Francisco. Por supuesto, los países ricos, como Estados Unidos y Australia, pueden hacer frente más fácilmente a catástrofes como ésta. Pero, como muestra la pandemia, décadas de privatización y austeridad han reducido la capacidad del Estado, lo que hace más difícil que los gobiernos respondan con eficacia (suponiendo que tengan la voluntad, como claramente no fue el caso de los de Trump y Boris Johnson). La pandemia también ha dramatizado una característica de la peste y el hambre que es tan antigua como la sociedad de clases. Los pobres son mucho más vulnerables a las catástrofes porque no tienen recursos para comprar su salida del peligro. Las cifras de mortalidad de Covid-19 se codificaron por raza y clase. El otro lado de la ecuación puede verse, por ejemplo, en el aumento de la demanda de yates de lujo. En ellos, los ricos pueden evitar los centros de infección y seguir dirigiendo sus negocios y acumulando aún más riqueza. En todas estas contradicciones y en la implacable presión sobre muchos trabajadores para que arriesguen sus vidas cada día, vemos lo que la filósofa marxista argentina Natalia Romé llama “la normalización de la barbarie” que se filtra en los propios poros de la sociedad. Podemos ver, como sugirió el gran crítico radical Walter Benjamin, escribiendo inmediatamente después del estallido de la Segunda Guerra Mundial, que “el estado de emergencia en el que vivimos no es la excepción, sino la regla”. El pensador marxista que trató la catástrofe de forma más sistemática fue Theodor W. Adorno. Un judío alemán que consiguió huir de Europa tras la toma del poder por los nazis, a diferencia de su amigo y mentor Walter Benjamin, que se suici-
dó cuando intentaba huir de la Francia de Vichy en septiembre de 1940. Adorno regresó a Alemania desde el exilio estadounidense en 1950, pero nunca lo olvidó. En su obra maestra filosófica Negative Dialektik (1966)3, escribió: “El espíritu del mundo ... debería definirse como una catástrofe permanente”. Adorno dejó claro que con “espíritu del mundo” se refería irónicamente al capitalismo. En su imagen de la catástrofe, el nazismo y la Shoah fueron fundamentales. Hoy, su juicio parece totalmente correcto. El capitalismo se ha convertido en una “catástrofe permanente”, aunque –al menos por el momento– esta tome menos la forma de violencia estatal que la de incendios, inundaciones y plagas. Como siempre, la pregunta es: ¿qué hay que hacer? Lo que Adorno llamaba su “vida ofendida” le hacía ser poco optimista. Escribió: “Hoy en día, la posibilidad de conseguir algo más, que tanto costó, se ha reducido a la de evitar la catástrofe”. Pero las dos cosas –conseguir algo más y evitar la catástrofe– no pueden ser fácilmente. Contrapuestas. Obviamente, debemos organizarnos para evitar que las cosas empeoren –durante la pandemia–, para luchar por la protección de los trabajadores esenciales y contra las amenazas de los empresarios a nuestros salarios, condiciones de trabajo, vidas y libertades. Pero si el capitalismo es la catástrofe, la única forma de mantenernos a salvo a nosotros y a nuestros hijos es deshacernos de él. La idea de un Green New Deal, lanzada por Alexandria Ocasio-Cortez en EEUU, es un paso hacia una necesaria alternativa sistémica al capitalismo. Pero la caída de Jeremy Corbyn subraya la feroz resistencia que opone el capital. La reconstrucción de una izquierda fuerte, con socialistas revolucionarios en su corazón, es la más urgente de las tareas ■ Notas 1. William Hardy McNeill, La peste en la historia. El impacto de las plagas y epidemias en la historia de la humanidad, Res Gestae, 2012 2. Ian Angus, Anthropocene. El capitalismo fósil y la crisis del sistema Tierra, Asterios, 2019 3. Theodor W. Adorno, Dialettica negativa, Einaudi, 1970
Manuel Cañada
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El ingrediente secreto de las vacunas Covid: dirigismo estatal Por Marcos Sánchez Muriel
¿A
quién le agradecemos las vacunas? Sin el sector público, y su ingente contribución económica, no existiría la investigación básica que, posteriormente, explota la industria farmacéutica: los resultados de la ciencia, en lugar de orientarse al bien social, resultan privatizados mediante patentes, secreto industrial, know-how y datos protegidos.
Durante muchos años, las grandes farmacéuticas han sido poco menos que el malo de la película, objeto no solo de críticas bien fundadas, sino también de toda clase de conspiraciones delirantes. Sin embargo, este año nos han traído las vacunas contra el COVID-19, y lo han hecho en un tiempo récord y con una tecnología puntera y eficaz. Entonces, parece que las farmacéuticas no son tan malas, ¿no? La realidad es muy distinta y mucho más compleja que esta impresión superficial. En este artículo mostraré hasta qué punto los sistemas de innovación actuales dependen del Estado, que opera a través de un conjunto rico, complejo y diverso de instituciones públicas. También discutiré algunos de los principales problemas y contradicciones que surgen de la privatización del conocimiento. Para ello, tomaré como estudio de caso las vacunas de Moderna y de Pfizer-BioNTech, que usan esencialmente la misma tecnología. Una científica húngara en los años 90 En 1995, Katalin Kariko se encontraba en su momento más bajo. Después de que durante años todas sus solicitudes de financiación para proyectos de investigación fueran rechazadas, su empleador, la Universidad de Pennsylvania le ofreció dos
opciones: o se iba o debía aceptar una reducción importante de sueldo y la pérdida de su actual posición, que le habría dado acceso con el tiempo a un contrato de profesora titular. Su carrera científica parecía haber llegado a un callejón sin salida. Kariko tenía entonces 40 años y la semana anterior le habían diagnosticado un cáncer. Para empeorar las cosas, su marido estaba atrapado durante meses en Hungría por un problema con las autoridades migratorias. En tales circunstancias, casi cualquier persona habría abandonado. Por suerte para la humanidad en 2021, Katalin Kariko no lo hizo. Aceptó la humillación y las penurias de la degradación y perseveró durante años, movida únicamente por su vocación científica y su fe inquebrantable en las posibilidades de su línea de investigación: las aplicaciones terapéuticas del ARN mensajero. Dos años más tarde, en 1997, Kariko se encontró por casualidad en la fotocopiadora de la facultad con Drew Weissman, un inmunólogo que se acababa de trasladar a la Universidad de Pennsylvania y que compartía su interés por el ARN mensajero. A diferencia de Kariko, que continuaba siendo una paria académica, Drew Weissman sí tenía acceso a algo de financiación para sus experimentos. Como una suerte de científicos indie, iniciaron una colaboración de años en un laboratorio destartalado en una esquina de la facultad (así lo describen algu-
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nos compañeros de aquella época). producía esa reacción inflamatoria “Cobraba menos que el técnico y, una vez que se supiera, si es que de laboratorio que trabajaba a mi se llegaba a saber, ver si se podía lado, pero Drew me apoyaba y me encontrar alguna solución, algo centré en eso, en lugar de en los también incierto. obstáculos a los que me enfrentaEn tales circunstancias, por suba”, recuerda Kariko en una enpuesto, es impensable que una emtrevista. También recuerda los presa privada vaya a invertir en esa domingos entrando en el laboralínea de investigación. Incluso la torio a las 6 de la mañana, o días financiación del sector público llede Navidad y Nochevieja escrigó con cuentagotas, como ya hebiendo solicitudes de fondos pamos visto. Para bien o para mal, el ra investigación. sector público también decide priSu larga travesía en el desierto vilegiar la investigación aplicada terminó en 2005, cuando publisobre la investigación básica. Tiene caron un descubrimiento fundacierta lógica que, dado que la inmental sobre el ARN que abrió la vestigación científica es una activipuerta a su aplicación terapéutidad tan costosa, se de preferencia a ca y, 15 años más tarde, a las valas líneas que prometen generar de Katalin Kariko cunas COVID. manera más o menos directa un Antes de continuar, he de detenerme unos momentos a beneficio para la sociedad. Pero, por otro lado, toda investigaexplicar de manera muy sucinta las bases la tecnología de ARN ción aplicada se apoya siempre en investigación básica previa, mensajero. Espero que esta cautivadora historia de superación por lo que su valor es también indiscutible. personal haya capturado vuestro interés lo suficiente como Sea como sea, lo cierto es que si algún ente iba a financiar para seguir conmigo. esa línea de investigación era el sector público. En efecto, en su El ARN, al igual que el ADN, es un ácido nucleico; son molérevolucionario artículo de 2005, Kariko y Weissman indican culas muy parecidas. El ARN se sintetiza en el núcleo de las cécomo fuente de financiación varias subvenciones del NIH, el lulas copiando la información de un troNational Institute of Health, un organismo cito de ADN, es decir, de un gen. Despúblico de Estados Unidos que actualEl patrón central de la economía mente invierte al año más de 40.000 millopués, esta molécula de ARN sale del núcleo y lleva esta información genética del conocimiento: recursos nes de dólares en investigación biomédihasta las fábricas de proteínas de la célu- públicos, apropiación y beneficio ca, lo que lo convierte en la mayor fuente la, que se llaman ribosomas. Por este mode financiación mundial en este campo. privados. tivo, esta clase de ARN se llama ARN Aunque el NIH posee sus propios laboramensajero (ARNm para abreviar, tamtorios, que llevan a cabo una importante bién es frecuente ver las siglas en inglés RNAm). En los ribosolabor investigadora, más del 80% de su presupuesto de investimas, siguiendo la información contenida en el ARNm, que a su gación se concede en forma de subvenciones que los científivez es una copia de la información del ADN, se sintetiza la procos del país pueden solicitar en régimen de concurrencia comteína que sea. petitiva. De inmediato podemos imaginar las amplísimas aplicacioEl gran descubrimiento que Kariko y Weissman presentaron nes médicas del ARNm: si conseguimos meter en las células en su artículo fue que haciendo ciertas modificaciones al ARN ARNm que hayamos diseñado, podemos conseguir que nuesse evita que el sistema inmune reaccione contra él. Se abría así tras células fabriquen las proteínas que queramos. la puerta a su aplicación terapéutica. El problema era que, cuando se inyectaban moléculas de Llegados a este punto, el ARNm podía finalmente tener un ARN en animales, su sistema inmune generaba una reacción interés comercial. De hecho, Kariko y Weissman montaron una inflamatoria muy grave. Esto significaba que la tecnología empresa llamada RNARx para intentar desarrollar y comerciaARNm aún no estaba madura para la aplicación médica y lizar su descubrimiento. Sin embargo, en 2010 la Universidad comercial. Todavía había que investigar por qué y cómo el ARN de Pennsylvania vendió (más correctamente, licenció) la serie
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de patentes a una empresa llamada CellScript, cuyo dueño bilidad son los fármacos que más contribuyen a la salud públihabía identificado correctamente su potencial. Posteriorca, son (por muchos motivos) áreas muy poco atractivas para mente, CellScript sublicenció la patente a Moderna y BioNTech las compañías farmacéuticas, que prefieren centrarse en otros por 75 millones a cada una, que finalmente desarrollaron senproductos que generan menor beneficio social pero mayor das vacunas contra el COVID basadas en ARNm. Así funciona beneficio privado. Así, mientras los científicos llevan décadas el mercado de las patentes: los descubridores aparecen en el avisando de que se nos echa encima una crisis por la resistendocumento como inventores, pero generalmente es su institucia a antibióticos, las farmacéuticas han estado abandonando ción (empresa, universidad) la verdadera dueña de la patente. ese campo en masa. El problema queda ilustrado de manera Después, la patente se licencia y sublicencia según contratos triste y cómica en un informe de Goldman-Sachs: “¿Es curar a complejos y el pago de millones de dólares hasta que, al fin, los pacientes un modelo de negocio sostenible?” con suerte, se desarrolle y se ponga en uso. No fue una visión comercial lo que hizo a Moderna entrar en Es fácil caer en la tentación de presentar la historia de Kariko el negocio de las vacunas, sino que fue una idea que vino del como una fábula en la que la perseverancia y el esfuerzo del sector público, que no tiene como objetivo el beneficio econóindividuo triunfan sobre todas las adversidades; una perfecta mico, sino la utilidad social (también, sin duda, otros objetivos fábula neoliberal. Pero durante mucho tiempo fue todo lo conmenos edificantes como la supremacía tecnológica). En contrario. En los pasillos de la Universidad de creto, fue el DARPA (Defense Advanced Pennsylvania, la historia de Kariko era Research Projects Agency) el organismo Con la pandemia, las fantasías una moraleja, un aviso para navegantes que decidió en 2011 hacer una apuesta que contribuyó a disuadir a muchas per- neoliberales sobre la fuerte por las vacunas basadas en ARNm. sonas de la carrera científica o, si conti- superioridad del mercado Para quien no lo conozca, el DARPA, nuaban, de perseguir líneas de investigaque forma parte del Departamento de se olvidaron.. ción más innovadoras y originales. Defensa de Estados Unidos, es la agencia Kariko es una superviviente, una caa la que debemos Internet y los microprorambola y un outlier. Los avances científicos no deberían decesadores, entre otras muchas tecnologías clave para la revolupender del heroísmo de científicos individuales, ni de su capación digital. Su presupuesto es de solo unos 3.500 millones al cidad para aguantar condiciones de explotación, precariedad y año, es decir, menos de un 10% del presupuesto de investigamiseria durante años. ción del NIH. La gracia del DARPA es que está especializado en el desarrollo de proyectos altamente innovadores, de mucho Moderna y BioNTech riesgo, pero mucho potencial; es decir, proyectos en los que nadie más se atrevería a invertir. BioNTech se fundó en 2008 en Mainz, Alemania, y Moderna Las vacunas de ARN mensajero eran precisamente ese tipo en 2010 en Cambridge, Massachusetts. El objetivo de ambas de proyecto. La idea era diseñar ARNm que contuviera instrucera el desarrollo de nuevas terapias para el cáncer, principalciones para sintetizar una proteína del virus en cuestión. Ese mente, y también para enferARNm se inyecta en nuestras medades cardiovasculares y células, que fabricarán la metabólicas. Desde un punto proteína vírica. Después, esde vista puramente comercial, ta proteína es presentada a esta decisión tenía todo el nuestro sistema inmune, lo sentido del mundo, pues estas cual genera una memoria áreas son muy lucrativas, a inmunológica. De este modiferencia de las vacunas. do, cuando entremos en conEste es un problema muy tacto con el virus, nuestro sisgrave y conocido de la industema inmune reconoce esa tria farmacéutica: sencillaproteína y es capaz de reacmente, los incentivos de lucro cionar contra el virus de forno están alineados con el bien ma muy rápida y eficaz. social. Las vacunas y los antiEn 2013, el DARPA conceDrew Weissman bióticos, que con toda probadió a Moderna un contrato de
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28 millones para desarrollar En 2018, también Pfizer se vacunas basadas en ARNm atrevió a apostar por la teccontra los virus Zika y Chinología de ARNm para desakungunya. Dos años antes, ya rrollar vacunas más eficaces había otorgado 33 millones a contra la gripe. Para ello conCureVac (que tiene casi lista trató a BioNTech. Revisemos otra vacuna contra el COVID brevemente la historia de basada también en ARNm) y BioNTech. Sanofi para investigaciones Entre 2010 y 2013, BioNen esta misma línea. Tech recibió subvenciones de Otra peculiaridad muy inla Unión Europea (European teresante del DARPA es que se Regional Development Fund) involucra de manera proactipor valor de 2,2 millones de va en la gestión de sus proeuros. Durante estos primeyectos: proporciona asesoraros años, cuando es más vulmiento a sus contratistas y monitoriza su progreso mediante el nerable, es especialmente importante para una start-up obteestablecimiento de una serie de hitos y una comunicación ner financiación. El apoyo a BioNTech por parte de las instituconstante. Cuenta para ello con un personal extremadamente ciones europeas continuó a lo largo de los años, como ha cualificado y competente en la gestión de proyectos y diversas declarado su CEO y fundador Uğur Şahin, incluyendo una subáreas técnicas. En este aspecto contrasta con otras agencias vención del European Research Council en 2018 y un préstacomo el NIH, que financian la investigación mediante cauces mos de 50 millones del European Investment Bank, el banco de más clásicos basados en la concesión competitiva de subveninversión público de la Unión Europea, en 2019. ciones y becas con un bajo nivel de monitorización, que conCuando explotó la pandemia del COVID-19 en 2020, Mosiste básicamente en el envío periódico de informes por parte derna y BioNTech estaban bien situados para desarrollar vacudel beneficiario. nas de ARNm. Nadie tuvo dudas de que, ante una catástrofe Más adelante, el NIH se atrevió a entrar en la tecnología de sanitaria como aquella, lo más eficiente y rápido era que el vacunas ARNm, en vista de los resultados prometedores que se Estado interviniera de forma masiva. Las fantasías neoliberales iban obteniendo. A partir de 2015, firmó una serie de acuerdos sobre la superioridad del mercado se dejaron para otra ocasión de investigación conjunta con Moderna. y el gobierno empezó a repartir dinero a Este tipo de acuerdos están estandarizauna escala sin precedentes entre las distinA las farmacéuticas dos y regulados, se denominan CRADA, tas compañías con vacunas en desarrollo. y permiten a las empresas aprovecharse les interesa aparentar Los ensayos clínicos son muy costosos y de la investigación que se produce en el que llevan a cabo complejos de llevar a cabo. Moderna tenía sector público. capacidades e instalaciones de investigael grueso de la innovación. Es más, algunas de las patentes clave ción de primer orden, pero no era un gien las vacunas de Moderna, Pfizergante farmacéutico como Pfizer, y no podía BioNTech, Sanofi, Novovax y Johnson & Johnson pertenecen al realizar los ensayos clínicos a la escala requerida. Tampoco NIH (aún pendientes de trámite). En particular, el trabajo de tenía la capacidad de producción necesaria para fabricar Barney Graham (científico del NIH) y sus colaboradores sobre millones de dosis en unos pocos meses. la estructura de las proteínas espiculares de los coronavirus y Aquí entra en escena el BARDA, (Biomedical Advanced un truco crucial para modificarlas y hacerlas más estables y Research and Development Authority), una institución estaefectivas para su uso como inmunógeno en vacunas. El propio dounidense creada en 2006 como respuesta a la epidemia de laboratorio de Graham colaboró con Moderna como parte del SARS-CoV-1 de 2002-2004. Su misión es hacer frente a emeracuerdo de investigación conjunta con el NIH. Evidentemente, gencias sanitarias, principalmente mediante la inversión direcModerna se benefició enormemente de esta colaboración. ta en empresas con la tecnología relevante, aunque también A estas alturas ya podemos apreciar con claridad el patrón participa en colaboraciones público-privadas y lleva a cabo central de la economía del conocimiento: recursos públicos, labores de coordinación entre distintas agencias. Según un apropiación y beneficio privados. Y aún queda mucho más. comunicado de prensa de Moderna de julio de 2020, el BARDA
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ha proporcionado a la compañía 983 millones de dólares para propiedad intelectual. Aquí viene a cuento una anécdota de la costear los ensayos clínicos. En cualquier caso, estos ensayos Segunda Guerra Mundial, cuando el CEO de Boeing se oponía clínicos se realizarán en colaboración con el NIH. a que se hiciera público el papel del Estado en el desarrollo de Adicionalmente, el gobierno estadounidense firmó con la industria de aviación, pues temía que, si los contribuyentes Moderna un acuerdo de compra por adelantado por valor de descubrían hasta qué punto dependía del dinero del gobierno, más de 1.500 millones de dólares. Según este acuerdo, el pedirían la nacionalización inmediata de Boeing. gobierno se compromete a comprar dosis por ese valor si la empresa es capaz de entregarlas, lo que reduce al mínimo el La privatización del conocimiento riesgo para Moderna. Otras compañías también se han beneficiado de acuerdos similares, tanto de apoyo al desarrollo y Ya hemos comentado el trabajo de Kariko y Weissman sobre ensayos clínicos como compras por adelantado. el ARN modificado y el de Graham y sus colaboradores sobre la Por su parte, el CEO de Pfizer, Albert Bourla, se jactaba de proteína espicular de los coronavirus. Pero aún falta la tercera que su empresa no había recibido dinero pieza clave de las vacunas COVID. No es del gobierno para el desarrollo de su vacutan fácil como inyectar el ARN mensajero La privatización del conocimiento na. “Quería mantener a Pfizer alejada de la y ya está, hay que conseguir que llegue política”, declaró orgulloso, como si su choca inevitablemente hasta el interior de las células sano y compañía no estuviera montada en una con la ciencia y el progreso. salvo. Para ello, se envuelve en una capita ola de miles de millones de dinero públimicroscópica de grasa que se denomina co. Olvidó, no obstante, mencionar dos nanopartícula lipídica. Aquí el nombre detalles: en primer lugar, aunque es cierto que Pfizer no recibió clave es Pieter Cullis, científico del NMIN (Nano Medicines dinero de la Operación Warp Speed para realizar ensayos clíniInnovation Network) de la Universidad de British Columbia, en cos, sí que se ha beneficiado de un acuerdo de compra por adeCanadá. ¿Y quién financia el NMIN? El gobierno de Canadá, a lantado por valor de casi 2.000 millones de dólares. Y, en seguntravés del programa Networks of Centres of Excellence. do lugar, su socio alemán BioNTech, con el que coopera en los Pieter Cullis comenzó a investigar la estructura y propiedaensayos clínicos y la fabricación, sí que ha recibido dinero des de los lípidos en los años 80. Este es un ejemplo típico de público a raudales. En concreto, un préstamo de 100 millones investigación básica, es decir, aquella cuyo objetivo inmediato de euros en julio de 2020 por parte del European Investment es simplemente aumentar el conocimiento, desarrollar nuevas Bank (que ya había concedido otro préstamo a la empresa preteorías científicas. Sin duda, con el tiempo este conocimiento viamente) y una subvención de 375 millones de euros del dará pie a múltiples aplicaciones, pero estas no son claras ni gobierno alemán. Merece la pena señalar que uno de los objeinmediatas en el momento en que se emprende la investigativos de Alemania y la UE es desarrollar y expandir la capacidad ción. Es frecuente, de hecho, que las aplicaciones de la investide producción en suelo europeo para depender lo menos posigación básica y su explotación comercial no lleguen hasta ble de Estados Unidos. pasadas varias décadas, Los comentarios de Alcomo ocurrió en este caso. bert Bourla son significatiPor estos motivos, nadie vos. No debemos olvidar alberga ilusiones de que el que las farmacéuticas tiesector privado vaya a innen un interés muy claro en vertir seriamente en invesaparentar que son ellas las tigación básica. Demasiaque llevan a cabo el grueso do riesgo, demasiado a de la innovación y que apelargo plazo. Por tanto, el nas pueden sacar benefiEstado debe ocuparse dicios debido a sus elevadísirectamente de la investigamos costes de I+D. De este ción básica. modo pueden convencer a Pero es que el sector prila sociedad y los políticos vado tampoco destaca por de ampliar las subvenciosu voluntad de invertir en nes y la protección de la investigación aplicada, a
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pesar de que ésta, a diferenalgunos fármacos como el cia de la básica, tiene unos Sovaldi, la terapia contra la objetivos prácticos bastante hepatitis C de Gilead que concretos y, por ende, unos cuesta 84.000 dólares en horizontes de explotación Estados Unidos. co mercial relativamente El problema de fondo cortos. Al contrario, es una que afecta al sistema de paidea ampliamente aceptada tentes es que resulta sumaque la investigación da lugar mente artificial privatizar el a lo que los economistas llaconocimiento y dividirlo en man “fallo de mercado”. El unidades de propiedad problema es que la producperfectamente separadas. ción de conocimiento geneEl conocimiento es, por su ra un beneficio social enorpropia naturaleza, orgánime, pero es muy difícil para co, acumulativo e intercolas empresas apropiarse nectado. ¿Cuándo una idea efectivamente de este conocimiento y extraer beneficios de él. es verdaderamente original (la originalidad es uno de los critePor un lado, es mucho más fácil copiar o aprender una idea que rios para conceder una patente) y cuándo es solo un refrito de descubrirla o inventarla de cero, de modo que una vez que una una idea previa? ¿Cuándo hay cierta influencia, pero es una idea empresa ha dado con un conocimiento valioso, los competidodistinta? ¿Mejorar una idea es crear una idea nueva? No hay una res se lanzan a copiarlo, socavando así la capacidad de la respuesta tajante, es una cuestión enormemente ambigua. Esto empresa innovadora para rentabilizar su inversión. Por otro no solo encarece y complica el aparato burocrático (se estima lado, el conocimiento con frecuencia beneficia a otros sectores, que de media el trámite de cada patente cuesta 7.000 dólares), a futuras generaciones, etc. y la empresa difícilmente puede sino que dispara los costes legales. lucrarse de estos spillovers. Por tanto, en un mercado “libre” y Por ejemplo, la vacuna de Pfizer-BioNTech usa una tecnolocompetitivo, las empresas tenderían a gía de nanopartículas lipídicas inventada infrainvertir sistemáticamente en invespor Pieter Cullis, con patente asignada a la El conocimiento es, por tigación. Universidad de British Columbia, que desLa solución a este fallo de mercado ha su propia naturaleza, pués licenció a Arbutus, que a su vez sublisido que el sector público introduzca orgánico, acumulativo cenció a BioNTech (y estoy simplificándolo subvenciones, incentivos, regalos y, en bastante). Moderna, en cambio, usa su proe interconectado. definitiva, dinero a mansalva para enpia tecnología de nanopartículas lipídicas. gordar los beneficios de las compañías ¿Seguro? Arbutus disputa esta afirmación y hasta que se decidan a invertir. Ya hemos visto muchos ejemhay toda una serie de complejísimas demandas en marcha en plos a lo largo de este texto. Aun así, es un desastre. Los incentorno a este punto entre Moderna y Arbutus. tivos siguen sin estar alineados con el bien común. Las compaEn efecto, las corporaciones de sectores tecnológicos, espeñías privadas han desertado en masa de áreas críticas como el cialmente las más grandes, adoptan estrategias de litigación desarrollo de antibióticos, y las vacunas tampoco les han resulagresiva. Cuando se enfrentan con otra empresa grande, se tado un campo atractivo, solo han sido capaces de avanzar aquí producen las llamadas guerras de patentes: Apple vs Samsung, a remolque de la iniciativa y el dinero públicos. Google vs Microsoft, TSMC vs Global Foundries (semiconducDentro de los incentivos a la investigación, uno de los princitores)… Con frecuencia estas guerras se convierten en un impales, y seguramente el más conocido, son las patentes. Las pedimento tan grande para el sector que el gobierno tiene que patentes son un derecho al monopolio garantizado por el intervenir y obligar a establecer un fondo común de patentes. Estado. Por definición, un monopolio impone costes al resto de El resto del tiempo, las grandes corporaciones usan su stock de la sociedad. La idea es que estos sobrecostes, la renta de monopatentes para intimidar a las pequeñas startups con acciones polio, compensen a la empresa por su inversión en I+D. Pero, legales y obtener acuerdos más favorables. inevitablemente, surgen conflictos. Un problema grave inheEn suma, un despilfarro inmenso de recursos: se calcula que rente a las patentes son los precios exorbitantes y abusivos de en 2011 los costes legales relacionados con las patentes en
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Estados Unidos equivalían al 7% de todo el gasto en I+D. políticas activas de transferencia de conocimiento y tecnoloAunque las patentes son la forma de propiedad intelectual gía. Esto es lo que se hizo, por ejemplo, cuando se vivió una más conocida, no son la única ni, de hecho, la más importante escasez de ventiladores mecánicos durante la primera ola en en el caso de las vacunas. También hay que considerar el secreEEUU y General Motors llegó a un acuerdo con Ventec para to industrial, el know-how y los datos protegidos. Esto explica fabricar sus ventiladores. Para ello, Ventec invitó a unos cuanpor qué Moderna anunció en octubre de 2020 que renunciaba a tos ingenieros de GM y les instruyó sobre el proceso de proaplicar sus patentes relacionadas con la vacuna; en concreto, se ducción, de modo que GM fue capaz de empezar a fabricarlos comprometía a no demandar a ninguna compañía que produmuy rápidamente. Esta práctica, por supuesto, iría directajera vacunas COVID con su tecnología. “Creemos que tenemos mente en contra de los intereses de las empresas que han desuna responsabilidad especial en las circunstancias actuales”, arrollado las vacunas, aunque permitiría aumentar y optimizar declararon con magnanimidad. Sin duda, la empresa quedó la capacidad de producción. muy bien de cara a la prensa y al público. La privatización del conocimiento choca inevitablemente Lo cierto es que da igual. Con fármacos convencionales, que con la ciencia y el progreso. El punto de vista de las corporason moléculas más o menos sencillas, es ciones está muy claro: el conocimiento es relativamente fácil hacer ingeniería inmío y es mi activo más valioso, o sea que, o versa y desarrollar rápidamente un pro- Las patentes son un derecho lo mantengo en secreto y no lo comparto, ceso eficiente de producción. Sin paten- al monopolio garantizado o exijo un derecho a su explotación en tes, competidores de todo el mundo lle- por el Estado. monopolio; o, mejor aún, combino ambas varían al mercado en muy poco tiempo estrategias para crear una barrera inexversiones genéricas mucho más baratas, pugnable de propiedad intelectual. socavando los beneficios de la empresa descubridora. Con las Se sabe además que, en general, la cadena de valor de la vacunas no pasa lo mismo, son un producto de biotecnología innovación es profundamente injusta y, si su objetivo es dar extraordinariamente difícil de fabricar. Las patentes no son el incentivos a los innovadores, ineficiente. El ejemplo clásico es principal obstáculo. la revolución de los ordenadores personales. Está reconocido Aquí entran en juego distintas formas de secreto amparadas que IBM fue la empresa que llevó a cabo las innovaciones por las leyes. En primer lugar, los secretos industriales (todo clave; sin embargo, fueron Microsoft e Intel quienes se llevaron tipo de especificaciones técnicas), el la parte del león de los beneficios de ese know-how (el motivo por el que, aunque La mayor parte de mercado, puesto que fueron más hábiles un chef te de su receta, el plato no te va a en el juego y tejemaneje de la apropiación la inversión, el riesgo y quedar igual que a él; algo que sigue tedel conocimiento. niendo una importancia capital en la in- el emprendimiento vinieron Peor todavía si nos fijamos en los obredustria), y quizá lo más preocupante de del sector público. ros de la ciencia, a saber, los científicos, todo, los datos protegidos. Aunque parezque de ordinario tienen que soportar conca increíble, los datos de los ensayos clínidiciones de precariedad y explotación. cos y de otros experimentos no se hacen Más bien me parece que si hay algún públicos en su totalidad para su evaluación y discusión por punto crítico de la cadena en el que reforzar los incentivos y la parte de la comunidad científica. Se publica solo de manera financiación es este. Tuvimos suerte de que Kariko no tirase la limitada y con retraso. Son datos protegidos, propiedad de la toalla, o de los avances de Graham y colaboradores, que llegaempresa. ron tan solo hace unos pocos años. No son ellos los que se van El daño de esta práctica es evidente: es un obstáculo grave a hacer de oro con las vacunas, sino los inversores, los CEOs para el avance de la ciencia y la lucha contra la pandemia. [chief executive officer] y los altos ejecutivos, muchos de los Moderna en particular tiene un historial de secretismo extrecuales ya han hecho su agosto con la venta de acciones. mo que representa una tendencia creciente y preocupante ¿Realmente era imprescindible para tener vacunas? Parece difíentre las startups. Ya en 2016, la revista Nature criticaba en un cil de justificar un enriquecimiento tan exagerado teniendo en editorial a Moderna por no publicar sus investigaciones en cuenta que la mayor parte de la inversión, el riesgo y el emrevistas científicas. prendimiento vinieron del sector público. En última instancia, Lo más eficiente, y especialmente durante una pandemia, la ciencia es una labor cooperativa y comunitaria que no puede habría sido no solo no practicar el secreto, sino llevar a cabo avanzar bajo criterios de mercado ni de propiedad privada ■
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El Estado, lo Público y lo Común: tres conceptos a prueba ante la crisis sanitaria Por Étienne Balibar
L
a importancia del sistema sanitario nos interroga sobre los servicios públicos fundamentales para la existencia social: sin el Estado no existe lo público, pero lo público no debe reducirse al Estado. ¿Hay espacio para lo común? Nos referimos a la autonomía o autogestión de los bienes cuya función social crea comunidad.
El propósito de este breve texto es esbozar algunas reflexiones coyunturales sobre la articulación de tres conceptos que ocupan un lugar central en el debate público. Estas reflexiones, lejos de distraernos de la situación de crisis en la que hemos entrado, deberían permitirnos comprender mejor las opciones que la crisis impone. Sin embargo, es necesario hacer algunas observaciones preliminares para que el debate no adquiera un carácter excesivamente académico. Aprender en la crisis En primer lugar, quiero destacar la incertidumbre del momento. Estoy escribiendo a mediados de mayo (2020), para una publicación que estará disponible en julio... Es muy pronto para desarrollar una reflexión completa sobre el tema, aunque existe la intención de poner en circulación una diversidad de propuestas en el mismo momento en que se hacen necesarias debido a la intensidad de la crisis. Y, sin embargo, puede que ya sea demasiado tarde... No tenemos ninguna certeza de que lo que pensamos hoy siga siendo sostenible dentro de dos meses. No sabemos si la pandemia y la crisis sanitaria que provoca “terminarán”, ni cuándo. No sabemos cuáles serán la magnitud y los efectos de la crisis económica subsiguiente. No sabemos cuáles serán las repercusiones, en términos de sufrimiento y destrucción, pero también de protestas, revueltas, movimientos sociales y políticos. Y, sin embargo, es de este conjunto de
cosas de lo que depende la realidad de las palabras que utilizamos y, en consecuencia, su significado. Es una situación extraña, que no tiene más que inconvenientes. Porque esta indeterminación es la condición en la que, por mucho que apreciemos su dimensión y su riesgo, se hace posible describir una crisis de dimensiones históricas como lo que es: no una simple “interrupción” en la vida de una sociedad, ni la ocasión de una inversión del poder, sino un cambio quizás radical en el modo del cambio en sí mismo, que obliga así a apostar por mutaciones desconocidas, poniendo en común lo que tenemos en términos de experiencia y análisis para imaginar sus posibilidades. Corresponde a los signos que surgen en el presente sugerirnos gradualmente las buenas preguntas, en lugar de que nuestras teorías y predicciones anteriores a la crisis propongan ya la solución. La apuesta que hago es afirmar en primer lugar la irreversibilidad de la ruptura que está en trance de producirse. No se volverá a la situación anterior. Me baso aquí en la famosa fórmula elaborada por Lenin en 1920: “Los de arriba ya no pueden vivir (y gobernar) como antes y los de abajo ya no quieren vivir (y ser gobernados) como antes”. No lo digo como una profecía, sino como la descripción de una situación de hecho. La crisis revela unas condiciones que se han vuelto incompatibles con la reproducción del régimen anterior y de las que forman parte integral las reacciones de rechazo que suscita en los “gobernados”. Se produce en una situación llevada al extremo, en la que
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la gobernanza de la sociedad se ha vuelto muy problemática, una situación local depende, pues, del lugar que ocupa en un ya sea desde el punto de vista de la eficacia de las técnicas campo de relaciones geopolíticas inestables. Lo que nos lleva administrativas, de los modelos de crecimiento económico, de de nuevo al hecho de que el tiempo en el que nos vemos oblila “sostenibilidad” de las deudas, de la tolerancia de las dispagados a situarnos está fundamentalmente cargado de incertiridades de riqueza y de la discriminación cultural, o de la legidumbre. La propia crisis debe enseñarnos los medios para timidad de las formas de autoridad. Por ello, desencadena un enfrentarnos a ella y afrontarla. proceso de transición que ya no puede ser bloqueado, pero cuyas modalidades y orientaciones siguen siendo indetermiUna cuestión estratégica: la crisis de los servicios públicos nadas. Lo único que podemos decir es que esta crisis es precursora de otras instituciones políticas posibles, de otras forMe parece que estas consideraciones conducen de forma mas de trabajar y convivir, de otras creencias colectivas y de bastante natural a intentar definir, a efectos de análisis, un otras opciones de valores. ¿Cómo cambian las civilizaciones en nodo estratégico, que cristalice los problemas presentes en el el curso de la historia? ¿Al precio de qué violencias, qué invenpunto en el que nos encontramos y prefigure los desafíos a más ciones y qué conversiones? Esta es la cuestión con la que, al largo plazo. No se trata de politizar artificialmente las situacioigual que las generaciones anteriores, nos enfrentaremos y a la nes de desorden o activismo, sino de desarrollar la “politicique nunca ha habido una respuesta unánime. dad” inmanente a las tensiones institucionales, y al mismo Tras lanzar estos conceptos generales, propongo dos aclaratiempo detectar la ruptura entre el “antes” y el “después”, en el ciones. La primera es que algunos poderes fuertes ciertamente instante en que se produce. Creo que para nosotros (en Francreen que pueden seguir como antes, aprovechando el “shock” cia, pero sin duda también en otras partes), este nodo estratéde la crisis, como dice Naomi Klein, para acentuar y acelerar gico está constituido por el servicio público: la crisis del servilos cambios que ya se estaban iniciando en el período anterior. cio público, la función y el funcionamiento de los servicios En los llamamientos a “reiniciar la economía”, sin tener en públicos en la crisis, el devenir de los conflictos de los que será cuenta el coste humano, no es difícil identificar el proyecto de cada vez más objeto. un aceleracionismo neoliberal e imaginar los efectos devastaLo sorprendente, por supuesto, es el hecho de que la vida de dores que podría generar. Muchas de estas tendencias –ya sea todo un país –desde su actividad económica hasta la intimidad la financiarización o el endeudamiento generalizado, las revode sus habitantes– gravita en torno a la calidad, los recursos y luciones en la división del trabajo o la mercantilización del las insuficiencias de su sistema sanitario público. Todo el munmedio ambiente– tratarán de fructificar, pero tropezarán con do está de acuerdo en que la medicina está en el centro de la obstáculos tan poderosos como ellas. Así que las consecuenpolítica, no solo como institución encargada de una función cias no serán una “reproducción ampliada” del neoliberalismo, social indispensable, sino como servicio de servicios, cuya inteaunque pueden ser peores. De hecho, las fuerzas dominantes rrupción o mal funcionamiento lo detiene todo y que, en condel capitalismo tienen que reinventar una estrategia de domisecuencia, hay que preservar a toda costa. Al mismo tiempo, se nación y un proyecto ideológico. Lo cual, en sí mismo, implica confirma la pertinencia de la idea planteada por Michel Fouun riesgo. Y es poco probable que se produzcan sin violentos cault cuando propuso repensar el conjunto de la política, o sus conflictos internos entre diferentes “hegemonías”. condiciones de posibilidad, en términos de biopolítica, según Llegados a este punto, se hace necesaria una segunda aclala cual “hacer vivir y dejar morir” no es un campo particular, ración: la globalización, en su forma actual, produce una intersino el objeto principal del gobierno y la base de todas las reladependencia sin precedentes de las economías y las sociedaciones de poder. des, pero no ha uniformizado en absoluSin embargo, Foucault no considera las to los regímenes políticos, ni ha igualado instituciones médicas y sanitarias desde el los niveles de bienestar, ni ha acercado Las fuerzas dominantes punto de vista del servicio público y de las las tradiciones culturales dentro del “sis- del capitalismo tienen que contradicciones que conlleva, en parte tema-mundo”. Implica, hoy más que reinventar una estrategia debido a su actitud ambivalente hacia las nunca, polarizaciones muy fuertes entre cuestiones jurídicas y, a fortiori, hacia el Norte y el Sur y entre el Este y el Oeste. de dominación y un proyecto cualquier teoría del Estado que parezca Más que nunca, es probable que genere ideológico. acreditar la idea de que éste domina la viconflictos, posiblemente guerras en difeda social. Ahora bien, es la naturaleza prerentes “fronteras”. Cualquier análisis de cisa de las relaciones entre las políticas de
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Estado (liberales, socialistas, neoliberales), las formas históricas sucesivas del propio Estado, y el mantenimiento cotidiano de la sociedad por los servicios públicos, lo que ha sido puesto en cuestión por el actual “estado de excepción” sanitario. Y parece ser un problema el hecho de que la presión ejercida sobre los cuerpos de personal sanitario involucrado en este servicio, así como la aguda y conflictiva dependencia mutua en la que los ha colocado en relación con el gobierno, han golpeado duramente al servicio sanitario justo cuando estaba en plena rebelión contra los poderes públicos. Es posible suponer que esta cuestión dominará “estratégicamente” todo el período venidero, a través de inevitables correlaciones de fuerza. El servicio público, los poderes públicos, la función pública, el orden público, la hacienda pública, todo lo que gravita en torno al problema de la salud y a las condiciones de su protección y de sus usos: éste es, me parece, el quid de las cuestiones en torno a las cuales debemos intentar reflexionar para articular la urgencia inmediata y la perspectiva a largo plazo. Pero antes de decir más, me gustaría definir algunos puntos y concretar su análisis. En primer lugar, la asistencia sanitaria es un “servicio” complejo, que no podemos reducirlo solo a los hospitales, aunque
se complementen con la red médica general: no funciona si no se combina estrechamente con las actividades productivas y culturales, que se extienden a casi toda la sociedad. A la cabeza de estas actividades se encuentran, por supuesto, la investigación científica, la industria farmacéutica y la tecnología biomédica, la información estadística y demográfica, pero también el transporte especializado, las estructuras de enseñanza superior y profesional, las organizaciones de asistencia y socorro popular, las labores de limpieza y restauración realizadas por los “trabajadores esenciales”, y, por último, la parte de los cuidados físicos y psicológicos prestados en el domicilio por los familiares y colaboradores del “enfermo” que hay en cada uno de nosotros... Un servicio como la sanidad pública no es, pues, una institución sectorial, sino un “punto de vista” sobre el conjunto de la sociedad, que teje vínculos entre un gran número de sus miembros, y que, en definitiva, genera el procomúni. Podríamos decir lo mismo, por supuesto, sobre otros servicios, especialmente la educación. Esto me lleva al siguiente punto. La definición de los “servicios públicos” por la función social que desempeñan, el régimen jurídico de las instituciones que los garantizan, su modalidad de financiación y su incorporación o no a la función pública, es una cuestión controvertida, que varía de un país y de una época a otra. Tras la “edad de oro” del Estado nacional-social desarrollada por los capitalismos reformistas del siglo XX, que instituyeron la “ciudadanía social” (T. H. Marshall) y la situaron en el centro de la ciudadanía política, las políticas neoliberales han pretendido “racionalizar” su modo de gestión, así como “privatizar” el mayor número posible de servicios asociados. Han revolucionado las condiciones de vida y trabajo de la población desde arriba, generando una enorme incertidumbre sobre qué servicios pueden considerarse intrínsecamente públicos, “no privatizables”. Esta cuestión es paralela a la de los bienes comunes de la sociedad (si no de la humanidad), que en la conciencia colectiva se asocian espontáneamente a ella; pero puede disociarse de la sociedad si se avanza en un concepto de “común” distinto de “público” e incluso opuesto a él, como querrían hoy los teóricos neocomunistas1. Dejaré de momento esta cuestión para subrayar un elemento que me parece crucial: existe una pluralidad de servicios complementarios pero heterogéneos, de modo que su modo de utilización por el Estado –y, correlativamente, su articulación con la ciudadanía individual y colectiva– son divergentes e incluso antinómicos. Citaré dos ejemplos extremos en los que la crisis actual ha “puesto a prueba” de algún modo la calidad de su funcionamiento: la escuela, cuyo “servicio” propiamente es la enseñanza o la formación individual –pero que también tiene como objetivo la corrección de las desigualdades de origen social y el establecimiento de la “igualdad de
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oportunidades”– y la policía, cuyo “servicio” es oficialmente la seguridad y el orden público (por tanto, la protección de los ciudadanos frente a su propia indisciplina, con toda la violencia que tal concepto implica, como puede verse en la aplicación de las normas de “distanciamiento social”). Estos dos ejemplos son suficientes para demostrar que la relación de los servicios públicos con el Estado y la sociedad dista mucho de plantear los mismos problemas en todos los contextos. Problemas que, sin embargo, son siempre esencialmente políticos, y no “técnicos” o “administrativos”. La fase neoliberal y las reacciones de masa que provoca ejemplifican el efecto de la situación política sobre la noción de servicio público. Lo que debe interesarnos aquí es el retorno de la cuestión de los servicios públicos sobre la propia política. Por último, los servicios públicos reales, históricamente constituidos, son la sede de un conflicto muy agudo entre universalidad e igualdad. Este conflicto puede adoptar muchas formas, de distinta gravedad, pero siempre potencialmente desestabilizadoras. Ahora están en trance de sobrepasar un grado intolerable en la crisis sanitaria, con sus consecuencias económicas y sociales. Los ciudadanos “iguales en derechos” no son hoy iguales ni ante la enfermedad ni ante los medios movilizados para proteger a la sociedad y que apelan a la “solidaridad nacional”, cuando no a la necesidad de una “unión sagrada”. Se ha observado que la diferencia en las tasas de contagio y mortalidad refieren a una “comorbilidad” que tiene una determinación de clase, ya manifestada en los niveles extraordinariamente desiguales de la esperanza de vida de los adultos de diferentes profesiones y niveles de vida. Elemento al que se añade la desigualdad estructural de recursos médicos entre las zonas urbanas y las periféricas. Estas desigualdades son aún más llamativas en el caso de las normas del “estado de emergencia sanitaria”, ya que los asalariados que se ven
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obligados a seguir trabajando fuera de casa y sin protección son, en la inmensa mayoría de los casos, trabajadores manuales (a menudo inmigrantes, a veces irregulares); ya que las condiciones de confinamiento en viviendas minúsculas son insoportables o inaplicables; ya que el desempleo forzoso envía a los bancos de alimento y comedores populares a quienes pertenecen al desamparado grupo de trabajadores intermitentes y precarios. Tanto la dimensión simbólica como la material de la contradicción son particularmente visibles en los casos de las instituciones que antes señalé como figuras antitéticas del servicio público: la escuela y la policía. La suspensión de la enseñanza “presencial” se traduce en la eliminación permanente de los niños pobres de las clases, un hecho al que incluso el discurso oficial se ve obligado a prestar atención. Los controles van acompañados en los “barrios” por la perpetuación de violencias racistas que el discurso, por el contrario, se esfuerza en ocultar. Es posible reunir todo esto invirtiendo la fórmula que he utilizado: el servicio público destruye lo común y, al mismo tiempo, contradice la universalidad que, en un régimen republicano, constituye tanto su razón de ser como el resorte moral del trabajo de sus funcionarios. Esta contradicción es permanente, pero adquiere una nueva intensidad. Me gustaría tratar de interpretar su significado en el nivel de las nociones generales –que definen la función histórica del servicio público en una sociedad capitalista como la nuestra– y, al mismo tiempo, en el nivel de la dinámica política que está en el corazón de la propia crisis. El Estado y el servicio público La cuestión del Estado, abordada en términos de su “retorno”, pero también en términos de su constitución formal y material, ha vuelto abruptamente a ser un tema central del debate político. Por tanto, también filosófico. Domina una alternativa, heredada de los conflictos ideológicos del siglo XX: la de que las intervenciones del Estado y las actividades del mercado son antitéticas entre sí (y a partir de ahí se podrá buscar su complementariedad). Las declaraciones que el presidente Macron se vio obligado a hacer evocando los “bienes públicos”, que no pueden depender como tales de las “leyes del mercado”, se derivan directamente de ello. Tal vez sean sorprendentes (si no preocupantes) viniendo de tal personaje, pero sobre
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todo señalan la existencia de una profunmentes nos ofrecen en estos momentos, da ambigüedad, ya que el “no mercado” de la imparable evolución del “estado de La vida de todo un país gravita en encarnado por el Estado y las acciones de excepción” que supone el encierro (prontorno a la calidad, los recursos y las que es iniciador pueden fluctuar entre to sustituido por el seguimiento informácontenidos tan distantes como la inver- las insuficiencias de su sistema tico de los individuos) hacia una sociedad sión pública, la nacionalización o incluso de tipo totalitario. La misma sociedad que, la planificación, por un lado; y la gratui- sanitario público. según se nos dice, el capitalismo siempre dad de los servicios correspondientes a quiso alcanzar para aniquilar la resisten“derechos fundamentales”, por otro. Es cia a su orden económico, pero habría decir, o bien una limitación de la competencia y del beneficio, esperado a encontrarse con una revolución tecnológica (el que no modifique la forma-mercancía, o bien la abolición de smartphone y el big data) y una catástrofe antropológica (la esta forma en nombre de otros valores. ¿Qué significa salir de pandemia) para poder finalmente implementarla. Y, sin las leyes del mercado en una sociedad y en un mundo en el que embargo, más allá de las formas de moralización y disciplinaestán generalizadas? ¿Y qué instrumentos lo permiten? miento –que históricamente, en lo que he llamado Estado No sería difícil señalar que ambigüedades igualmente funnacional-social, han sido la contrapartida de la adquisición de damentales afectan a cada una de las cuestiones que circulan derechos sociales y de la protección contra las incertidumbres en la actualidad sobre el “Leviatán” moderno: ¿qué es lo invade la vida económica–, la evolución hacia lo que Deleuze llamó riable en su estructura desde sus orígenes? ¿Qué es lo que, por “sociedad de control” es precisamente una de las posibilidades el contrario, ha sufrido una transformación bajo el efecto de abiertas por el reconocimiento de una amenaza endémica las revoluciones de la historia contemporánea, consolidando generalizada, sin fin previsible, contra la vida de los individuos. las políticas sociales incluso dentro del capitalismo antes de Además, ya existe, en formas que varían de un país y un régiemprender su desmantelamiento; reforzando el carácter men político a otro. Le da un contenido mucho más opresivo a nacional del Estado antes de descentralizarlo progresivamenlo que podemos considerar como formación estatal en sentido te hacia instituciones supranacionales? Pero las ambigüedaamplio: una formación que no se establece “por encima” o des no son menores en lo que se refiere a la relación entre “fuera” de la sociedad civil, sino que se encuentra con ella en “gobernantes” y “gobernados”, en la que se puede ver la estrucuna relación de interpenetración evolutiva, ya que la función tura elemental de la institución política de forma estatal, pero del Estado es organizar la sociedad, buscando el equilibrio que oscila según las relaciones de fuerza y los legados históri“correcto” (el que es sostenible, defendible) entre la promoción cos entre el autoritarismo y la democratización, el centralismo de determinados intereses de clase, de género, raciales, cultuy el federalismo, o la autonomía para las comunidades territorales y la proclamación de un “derecho a los derechos” para riales. No pretendo reunir en una fórmula los términos de todos los sujetos. Esta cuestión de la organización o, como todas estas discusiones, pero sí quiero sugerir que la crisis actual las desplaza y orienta en dos direcciones, que ambas asignan una función estratégica a la forma en que se organizan y funcionan los servicios públicos. Por un lado, se plantea en términos nuevos la cuestión de la “policía” (en el sentido de Jacques Rancière), es decir, de las estrechas relaciones que pueden establecerse entre la necesidad de restricciones administrativas para organizar la prestación de servicios universales y las prácticas de normalización y control que “subyugan” a quienes acceden a esos mismos servicios. Por otra parte, se plantea con renovada insistencia la cuestión de si lo “público” y lo “común” representan una única dimensión de la existencia social, o si, por el contrario, conviene buscar entre estos tres conceptos –el Estado, lo público, lo común– una articulación más compleja y más inestable. Una lleva a la otra. Empecemos por la cuestión de la “policía”. Ciertamente, hay algo de paranoia en las descripciones, que algunas grandes
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común, y una problemática que le otorga una autonomía al menos relativa y, por lo tanto, el estatuto de un tercer término2. El supuesto fundamental de esta problemática binaria es esencialmente la idea de que la sociedad posee necesidades “fundamentales” (materiales, culturales) históricamente constituidas y desarrolladas, cuyo reconocimiento establece derechos que son en sí mismos fundamentales. El conflicto de las ideologías político-económicas genera entonces tendencias opuestas a limitar tanto como sea posible o, por el contrario, a ampliar ilimitadamente la esfera de estas necesidades y estos derechos: liberalismo, socialismo o solidarismo. Pero, en lo que aquí nos concierne, decía Gramsci, de la hegemonía, tiene un significado indudala elección decisiva opone la idea de que el Estado es por blemente cambiante. Si toda la sociedad debe ser vigilada y esencia el representante de la sociedad y el titular del “bien protegida al mismo tiempo, y si ciertas instancias de gobierno común”, a la idea de que constituye algo así como un “apara–prolongadas por una red de servicios encargados de educar, to de captura”, usurpando una función de la que los ciudadacuidar, informar, asistir, vigilar y controlar a la gente– hacen nos podrían y deberían ocuparse por sí mismos, en su propio que el Estado penetre de esta manera en cada “relación social”, interés, adquiriendo las competencias e inventando las forentonces el alcance del servicio público se expande inmensamas de gobierno propias de esta misión. Lo “público”, en estas mente y se transforma en una máquina de sometimiento unicondiciones, no tiene realmente autonomía: o bien designa la versal. Su relación “normativa” (como dicen los filósofos) con la dimensión social del Estado (lo que Léon Duguit llamaba su institución de la ciudadanía está pervertida y anulada de “contenido material”, por oposición al “desorden social”)3, o hecho. Pero esta dificultad no puede resolverse con una “vuelbien, por el contrario, designa la modalidad bajo la cual la ta a los principios” del Estado de Derecho, ya que tiene su orisociedad deviene comunidad, y ésta en una instancia política gen en estos mismos principios. De ahí el interés y quizá la autogestionada. Se encuentra ahí, en cierto modo, la vieja necesidad de volverse ahora hacia lo que, idealmente al menos, oposición entre las ideas de soberanía, de representación, de parece constituir la alternativa radical a la continua expansión mediación política sin la cual los individuos y los grupos o “socialización” de la función estatal, y que encarna en los sociales no podrían superar sus conflictos (Hobbes, Hegel, el debates actuales la promoción de la idea de lo “común”. propio Rousseau, de manera más contradictoria), y de autonomía, de inmanencia, de capacidad igualmente compartida De lo “común” a la comunidad política entre los ciudadanos a la hora de organizar su propia vida (Proudhon y Marx convergen en este punto). Por supuesto, Consideraré estos debates en una forma condensada, y por esta oposición puede resolverse en ambos sentidos, pero se lo tanto inevitablemente simplificada, combina fácilmente con la representapara poner de manifiesto plenamente lo La sanidad pública no es una ción (que comparto totalmente) de una que me parece la oposición crucial entre sociedad dominada por las relaciones de institución sectorial, sino un una problemática binaria, en la que el explotación y los mecanismos de exproservicio público, al perder su especifici- “punto de vista” sobre el piación, de los que el Estado sería celoso dad, se ve obligado a “elegir” entre perte- conjunto de la sociedad. servidor o el regulador más o menos necer al Estado y ser expresión de lo activo.
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Ahora bien, me parece que la expegobierno. Árbitro de los conflictos que se riencia que estamos viviendo nos obliga Si toda la sociedad debe ser avecinan entre el Estado y lo común, el sera salir de este binarismo demasiado simvicio público es también el reto de su convigilada y protegida al mismo ple. Autonomiza la noción de servicio frontación. Esto no ha hecho más que público, a la vez con relación a lo estatal tiempo, entonces el alcance del comenzar. y con relación al común, y le confiere servicio público se expande una especificidad, una conflictividad * * * inmensamente. propia, de la que hay que dar cuenta y quizás, políticamente, apropiarse colectivamente. No tanto Se entiende que no estoy describiendo un movimiento, para erigir una esfera jurídico-política autónoma, sino para como tampoco estoy esbozando un programa. Intento formuinscribir en ella la competencia entre dos lógicas, entre dos lar una pregunta que debería ser tanto de ciudadanía (una tipos de poder, ambos necesarios, pero ambos lastrados por forma de imaginar la acción de los gobernados en respuesta a conflictos que se extienden desde el nivel local y cotidiano los gobernantes) como de civilización (una forma de desarrohasta la esfera internacional y potencialmente planetaria. Por llar los conflictos dentro de la sociedad evitando su desviación supuesto, esta experiencia se hace dentro de la urgencia, pero hacia la guerra civil). Espero a ver si esta formulación es útil, si no en el asombro o el olvido de las situaciones que la preceden. es adecuada a las pruebas que vamos a pasar. No excluye en El “personal sanitario” ha conseguido hacer comprender a la absoluto otras cuestiones que deben debatirse: el papel econópoblación lo que era “sistémico” (si no premeditado) en el estamico del Estado y las transformaciones que debe sufrir, la “ley do de falta de preparación, de escasez, de mal funcionamiento del mercado” y sus regulaciones o límites, nuestros estilos de autoritario, de injusticia y a veces de crueldad (piénsese en los vida y nuestra relación con el entorno natural. Sin embargo, me EHPADs)4 de un servicio sanitario en vías de mercantilización inclino a creer que es necesario no eludirla: no solo para dar y privatización acelerada. Al mismo tiempo, han constituido cabida a las demandas que se expresan con fuerza en la socieentre ellos y a su alrededor un “común”, han producido un efecdad, sino para que la especificidad de la crisis sanitaria –o, si to de comunidad, que no es solo moral o sentimental, ciertaqueremos expresarnos con Foucault, de la “biopolítica”– no se mente no exento de contradicciones (pues también tiene sus oculte en la violencia de los conflictos que se anuncian, y se jerarquías y desigualdades), pero que es profundamente polítiasuma permanentemente como brújula. Esta podría ser una co, consciente de lo que debe exigir, de las fuerzas con las que de las condiciones que nos permita cuestionar la mortal simepuede contar y de los valores morales que debe defender. Sin tría entre el autoritarismo tecnocrático o policial y la “cólera” embargo, no pretende sustituir al Estado por lo común. Se trata populista –de derecha e izquierda– por la que estamos igualmás bien de imponer al Estado –un Estado que, en el último mente amenazados ■ período, había estado totalmente dedicado a los intereses de la Artículo publicado originalmente en la revista francesa Regards clase dominante, e incluso de las capas más privilegiadas de ésta– que sirva al servicio público, en particular extrayendo los recursos necesarios de la economía de mercado, para luego Notas movilizarlos racionalmente bajo control democrático. La con1. A pesar de sus diferencias, Antonio Negri y Michael Hardt (Comciencia común (y creo que correcta) es que la función pública monwealth, Assembly) y Pierre Dardot y Christian Laval (Commun) se necesita siempre del Estado, desde las capas superiores hasta lo acercan en este punto. que nos aventuraremos a llamar “el Estado de abajo” (ese Es2. Me inspira especialmente la exposición notablemente clara y tado que “somos cada uno de nosotros”: funcionarios, emargumentada de Pierre Dardot y Christian Laval, Commun. Essai sur la pleados de la administración pública, y sobre todo los “goberrévolution au XX siècle, París, La Découverte, 2014, pp. 514 y ss: “Los nados” o ciudadanos, en la medida en que nos interesamos por servicios públicos deben convertirse en instituciones de lo común”. su funcionamiento y sus políticas). Pero esto no significa que el 3. L. Duguit, La Transformation du droit public (1925), citado por servicio público pertenezca al Estado. Como no puede ser un Thomas Buccon-Gibod, Autorité et démocratie. L’exercice du pouvoir engranaje o una emanación, debe distinguirse de él, aunque dans les sociétés modernes, París, L.G.D.J., 2014. sea a través de límites imprecisos y constantemente discutidos. 4. Acrónimo de Etablissement d’hébergement pour personnes âgées Por lo tanto, para reforzar su autonomía, necesita que lo “codépendantes. Las EHPAD son residencias de ancianos, es decir, resimún” se organice, se exprese y se oponga con la razón (lo que dencias para personas mayores con asistencia médica. no significa con espíritu de conciliación) a las prácticas de
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Entre Tarradellas y Keynes Entrevista a Josep Maria Bricall Por Antonio Santamaría
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osep Maria Bricall (Barcelona, 3-12-1936) es un economista cuya trayectoria política estuvo estrechamente vinculada a Josep Tarradellas. Secretario general de presidencia de la Generalitat provisional entre 19771979 y consejero de Gobernación entre 1979 y 1980, fue diputado independiente por el PSC en las autonómicas de 1984. Renunció al escaño en 1986 para ejercer hasta 1994 el cargo de rector de la Universidad de Barcelona.
—¿Usted es conocido, entre otras cosas, por haber sido la mano derecha de Josep Tarradellas. ¿Cómo conoció a Tarradellas? ¿Qué le condujo a apoyarle cuando muy pocos lo hacían? —En este mundo a veces las actividades que uno hace vienen dadas por circunstancias puramente azarosas y no hay un motivo especial por el cual conocí a Tarradellas. Cuando terminé mis estudios, entre 1960 y 1961, quería hacer el doctorado. Me planteé hacerlo sobre la reforma fiscal. Entonces estaba en Londres y cayó en mis manos el libro que publicó la Generalitat durante la guerra sobre los decretos de colectivización. Eso me condujo a plantearme cómo se había financiado la Generalitat durante la guerra y empecé a trabajar sobre el tema. Si algo hay seguro sobre la Guerra Civil es que es muy complicada. Durante dos años y medio en España ocurrió todo lo que podía ocurrir en el mundo, al menos en el mundo que conocemos, en Europa. Entonces, en 1965, pensé que una de las personas que había de conocer era a Josep Tarradellas, quien había sido consejero de Hacienda durante toda la guerra. Un personaje complejo, ya me lo habían advertido. Me presenté en su residencia de SaintMartín-le-Beau. Previamente le llamé por teléfono y me vino a buscar a la estación. Me sorprendió cuando bajé del tren aquella figura tan alta y ya un poco encorvada por la edad. Además, era verano, iba sin corbata y vestido de modo más informal. Por una serie de circunstancias llegamos a tener una gran relación. Me fascinó una cosa que no conocía, que era el significado de ser político. Vi a una persona cuyos análisis no se basaban fun-
damentalmente en ideologías o intereses, sino en captar lo que las exigencias del momento te imponen. Este me pareció mucho más fascinante de lo que podía imaginar. Sobre todo comparándolo con lo que había visto en Barcelona, donde la capacidad de fantasear de los políticos era realmente espectacular. Me pareció un hombre de un gran realismo, de una gran comprensión y sobre todo un perfecto liberal en el sentido norteamericano de la palabra. Es decir, un hombre para el cual todo es posible, todo se puede discutir y todo es respetable. —¿Cómo calificaría las relaciones entre Tarradellas y los partidos y organizaciones de la oposición al franquismo? ¿Quiénes le prestaron apoyo y quiénes no lo hicieron? —La verdad es que, hasta la muerte de Franco, Tarradellas fue un personaje relativamente desconocido y si era conocido creaba unas ciertas polémicas. Él tuvo la osadía de enfrentarse a lo que podríamos llamar la línea oficial o mejor dicho predominante del catalanismo de postguerra. Esa línea predominante tenía dos componentes. Por un lado, la representada por Jordi Pujol, Montserrat y toda esa tradición. Por otro lado, la del PSUC y la gente que se movía en su entorno, que era realmente mayoritaria. Él se encontraba con estos problemas específicos frente a esa tradición mayoritaria en el catalanismo, en el cual existían estos dos componentes que entre ellos se respetaban bastante. Sin entrar en el detalle, él tuvo una posición polémica con esta corriente, cuando además era profundamente desconocido para el catalán y el español medio.
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Cuando falleció Franco se impuso un poco su forma de hacer, su forma de actuar y su neutralidad en el planteamiento de las cuestiones que se proponía en la vida política en Catalunya. Y con un cierto toque de sentido práctico, difícil de imaginar en una persona que había formado parte en todos los gobiernos de la Generalitat durante la guerra. Sentido práctico en el sentido de reconocer los cambios que se habían producido en España y en Catalunya. —La Generalitat fue la única institución de la Segunda República reconocida por la monarquía parlamentaria ¿A su juicio a qué fue debido? ¿Comparte la opinión de ciertos historiadores de que fue una maniobra de Adolfo Suárez para impedir la hegemonía de la izquierda representada por el PSC y el PSUC? —En este punto todo y nada es posible. Lo que es seguro es que cuando se llega a una solución es porque confluyen una serie de intereses que en aquel momento se imponen mayoritariamente. ¿Que Suárez podía tener esa intención? Quizás sí, no se sabe. Lo que sí que sé es que una parte importante de la izquierda catalana, el PSC, entonces aliado con el PSOE, jugó indiscutiblemente la carta de Tarradellas. Por encima de Pujol, que no lo quería, y de los comunistas que se encontraban más bien ligados a la línea que entonces seguía Carrillo en España. Por tanto, es evidente que hay un camino en el cual confluyen ciertos intereses de un lado y del otro. No solo de un lado, pues de lo contrario no hubiese ocurrido. También que, si no hubiera sido así, Tarradellas no habría podido formar un gobierno de unidad, porque en definitiva todo el mundo estuvo de acuerdo con esa solución. Esta es la realidad. Incluso los partidos de la extrema izquierda fueron los que más avalaron el retorno del presidente y participaron en la asamblea que él constituyó en Francia antes de su retorno. Por tanto, decir esto de Suárez es de un simplismo extraordinario. Además, existía otra cosa que se ignora. No poseo la referencia personal, pero tengo la de Romà Planas, un gran colaborador del presidente Tarradellas en el exilio, quien me dijo que cuando Tarradellas iba a formar el gobierno de unidad, los americanos presionaron para que no incluyese a los comunistas en su gobierno. Tenga en cuenta que, entonces, un gobierno de la Generalitat de Catalunya no era lo que es ahora, sino que era una institución muy respetada y que no era lo mismo que un gobierno provisional. A pesar de esto se formó sin problemas el gobierno de unidad. La interpretación de que fue una maniobra de Suárez implica que los partidos catalanes eran perfectamente idiotas. Creo que las cosas son más complicadas. No niego que a Suárez le conviniese, porque le resolvía el problema catalán, pero tampoco le sirvió para limitar el
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predominio de la izquierda en Catalunya, que continuó ganando las elecciones hasta que las perdió en las primeras autonómicas en 1980. —¿Es cierto que existía una buena relación personal e incluso de simpatía entre Suárez y Tarradellas? —Sí, pero hubo de todo. Hubo momentos un poco tensos. Él se daba cuenta de que, si nos enfrentábamos al gobierno español, teníamos las de perder. Cómo él dijo tantas veces, ellos se pueden permitir lo que quieran, porque tienen el Estado, y nosotros si no lo hacemos bien no somos ni Estado. Eso lo tenía muy en cuenta. Por tanto, no quiso nunca enfrentarse con Suárez, ni hubiera querido enfrentarse ni con González ni con nadie, ni –si hubiera sido el caso– con Carrillo. Hubo momentos de tensión, especialmente cuando vio que los traspasos no se producían con la frecuencia que se habían previsto. Ahora bien, en último extremo, siempre acudía a una llaA mi juicio, mada, a un contacto, a una visita personal. Él era un político a la antigua Pujol es un usanza y el trato personal era muy hombre que importante. Cuando las cosas se comtodavía no ha plicaban un viaje a Madrid era ineviasimilado la table.
Revolución —Se dice que Suárez quedó impresiofrancesa. nado por la talla política de Tarradellas cuando tras la primera entrevista, que fue un desastre, manifestó a los medios de comunicación que había sido un éxito. —Yo no estuve en esta entrevista, estaban Sureda y Ortínez, pero me consta que salió hundido de aquella primera entrevista, convencido de que no íbamos a arreglar nada. Además tuvo secuelas, pues encuentros posteriores fueron anulados. Es cierto que Suárez se quedó sorprendido, como quedé sorprendido yo en 1965 y como mucha gente que lo conoció. Era un hombre que exponía claramente sus ideas. Cuando volvió aquí, respondió a una pregunta de la prensa: “Tenga en cuenta que soy el sucesor de una persona a la que el gobierno español fusiló”. Esto sentó relativamente mal en ciertos sectores, pero él dijo lo tenía que decir. No era una persona que escondía sus ideas, pero cuyas ideas, cuando las defendía, respondían a un programa y a una manera de ver la política y supongo que esto fascinó a una parte de la clase política de España. Porque, en España, aunque desde aquí se dicen cosas muy raras, hay un cierto sentido de Estado, compartido por todos los ciudadanos, y ese no es el caso de Catalunya. Por otro lado, él mantuvo una gran relación personal con
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los miembros de su gobierno. No únicamente con Raventós, con el cual tenía una relación excelente, sino también con Antoni Gutiérrez Díaz, del PSUC, con quien trabó una verdadera amistad. —En sentido contrario, en sus memorias “Ja sóc aquí”, Tarradellas relata algunos episodios sobre su mala relación personal y política con Pujol. ¿A qué atribuye esta hostilidad? —Como le dije antes, Tarradellas se enfrentó a la corriente oficial del catalanismo durante la dictadura porque aquello conduciría –me atrevería a decir– a lo que ha llegado ahora. Él esto lo vio claro. Esto se manifestaba en la falta de empatía, como se dice ahora; incluso, en la manera de exponer las cosas. De todos los miembros del gobierno de la Generalitat de esos años, Pujol era la persona que tenía y podía tener una ambición política más decidida. Había otros con una visión política muy clara, pero que no podían ejercerla, como el Para Tarradellas PSUC, por circunstancias geopolíticas. Esto se traslucía, incluso, en una la política cierta sensibilidad ante los problemas que empezaba políticos. hacer Pujol En definitiva, la tradición liberal remitía de la que venía Tarradellas y que paal ellos y al ra mí proviene de la Revolución nosotros. francesa, no ha sido nunca compartida por Pujol. A mi juicio, Pujol es un hombre que todavía no ha asimilado la Revolución francesa. Es posible que también pudiera haber problemas de tipo personal, pero creo que tienen menos importancia que esta cuestión de fondo. —¿Comparte usted la opinión que, de algún modo, Tarradellas encarna los valores del catalanismo progresista y laico representado por el Monasterio de Poblet, donde están enterrados los reyes de la Corona de Aragón, y Pujol los valores del catalanismo católico representado por la Abadía de Montserrat? —Bueno, es una interpretación demasiado simplificada, pues no se puede llamar laico al Monasterio de Poblet. En la pregunta que usted me formula, hay un aspecto más interesante del que en principio cabría suponer. Cuando Tarradellas lega su archivo a Poblet, lo hace por dos cosas. Primero, para que no metan mano en su archivo los fisgones de la corriente oficial, dentro de la cual se encuentran historiadores notorios. Depositar su archivo allí era sacarlo de lo que parecía más obvio, como hubiera sido Montserrat. En segundo lugar, en Poblet se halla, por así decirlo, la tradición estatal de Catalunya repre-
sentada por la Corona de Aragón. Él tenía siempre este pensamiento. De hecho, no es casualidad que cuando terminó su mandato se celebró una reunión en Poblet a la cual invitó a los presidentes de todos los países que formaron parte de la Corona de Aragón; incluida Navarra por la vinculación especial que tuvo en la época de Juan II. En aquella época llamar a Tarradellas progresista es quizás excesivo. Tarradellas, en ese momento concreto, lo que hace es no crear problemas. Él formaba parte de la tradición, vamos a decir socialdemócrata y liberal. Laico, sin duda, aunque él era católico, nunca dejó de serlo, aunque no demasiado practicante. Repito, tenía muy asumida la tradición de la Revolución francesa.
Tarradellas junto a Pujol.
—¿Por qué cree que Tarradellas no hizo como el lehendakari en el exilio Leizazola y dimitió para ceder el cargo al líder del partido más votado, Carlos Garaicoetxea del PNV, cuyo equivalente en Catalunya era Joan Raventós del PSC? —Otra vez es lo mismo, fue la confluencia de intereses. En primer lugar, Tarradellas era un hombre de una gran pasión política y regresar como presidente de la Generalitat era un gran triunfo político. En segundo lugar, había una idea muy importante: la continuidad institucional de Catalunya. Durante el exilio, Catalunya no dejó de tener una representación política, basada en el Estatut de 1932. Esta idea de la continuidad la tenía muy metida en la cabeza. Muchas veces se refería a ella en el exilio, a esa falta de continuidad en Catalunya donde siempre tenemos que empezar de nuevo. Ahora tenemos la Generalitat y el Estatut que el pueblo español aceptó ¿por qué hemos de empezar de nuevo con otra cosa?, decía. Tampoco los socialistas impusieron que Raventós fuera el conseller en cap. Creo que Raventós también respiró cuando vio que no era
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designado como tal. Raventós no era un hombre ambicioso políticamente. —¿No cree usted que el hecho de que Raventós no fuese nombrado conseller en cap favoreció las expectativas de Pujol en las primeras elecciones autonómicas de 1980? —Es posible, pero tampoco benefició que las elecciones fueran como fueron. Los socialistas no hicieron una campaña electoral para ganar y tampoco, cuando perdieron, hicieron todo lo posible para entrar en el gobierno. De hecho, poco antes de las elecciones coincidimos en una boda en Rosas donde estuve en la misma mesa que Tarradellas y Josep Pla. Allí Tarradellas dijo que en Catalunya había dos personas que no podían dormir, uno (Raventós) por miedo a ganar las elecciones y otro (Pujol) por miedo a perderlas, lo cual provocó la hilaridad general.
Tarradellas junto a Suárez.
—¿Por qué Tarradellas no quiso presentarse a esas primeras elecciones al Parlament de Catalunya? ¿Acaso tenía miedo a perderlas? Incluso se dice que se llegó a hablar de una candidatura unitaria liderada por él. —Sí, se habló de hacer eso. Yo estuve muy al margen de esto, pero, si tengo que hablar por lo que él me dijo, no quería presentarse. Si lo que pensaba es lo que me dijo, eso no lo puedo asegurar. Incluso me hizo elaborar un documento sobre una campaña que empezó a correr, con carteles pegados en las calles, pidiendo que se presentase. Efectivamente, hubo fuerzas que presionaron para que se presentara, le hablo desde Pere Durán hasta sectores de otro tipo como Heribert Barrera o Raimon Galí y alguien más del que ahora no me acuerdo, quizás mosén Dalmau o dirigentes de ERC. Me vinieron a ver para ver si yo podía influir para que Tarradellas se presentase. Él no aceptó.
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Si usted me pregunta que pienso, creo que Tarradellas tenía 81 años. Y ahora puedo hablar, por la edad que tengo, que uno no es tan combativo como cuando se es joven. Manuel Ortínez, una personalidad estrechamente vinculada a Tarradellas, solía decir que Franco se nos murió diez años tarde, porque si hubiese muerto diez años antes, Tarradellas vuelve a presentarse y gana. Aquí, también hay dos cosas. En primer lugar, se dice que Pujol y Trias Fargas le ofrecieron no presentarse o ir por detrás de él en una lista conjunta, algo que Tarradellas no aceptó. No digo que no hubiese aceptado presidir la Generalitat en el marco de una candidatura conjunta. Quizás hubiera aceptado presidir la Generalitat si el Parlament lo hubiese elegido, pero el Parlament no podía elegir a un presidente de la Generalitat que no fuese diputado. Y esa condición la impusieron los diputados catalanes a causa de Tarradellas. Tengo una anécdota en ese sentido. Un día discutí, en una conversación muy amigable, con FonCatalunya es tana, ministro de Administración Teun país, rritorial, cuando yo era secretario gecontrariamente neral de la presidencia de la Generaa lo que ella litat. Me dijo que la conversación que piensa de sí íbamos a tener la conocía Suárez. En misma, de un momento determinado afirmó: “es auténticos una lástima que Tarradellas no pueda ser presidente de la Generalitat por charlatanes. culpa del Estatuto”. Yo le respondí: “OiLa gente dice ga, eso no lo dice el Estatuto, lo dice la una cosa y hace Constitución. En los artículos dedicaotra. dos a los Estatutos de Autonomía se dice que los presidentes de los gobiernos autonómicos tienen que ser elegidos entre los diputados”. Fontana observó que “eso fue cosa de los catalanes que impusieron esa condición”. Un día se lo pregunté a Gutiérrez Díaz del PSUC, después de la muerte de Tarradellas, quien me lo confirmó. Estábamos precisamente en una reunión en Poblet con Armet, Sentís, Gutiérrez y yo. Me dijo: “no podíamos tolerar que, de alguna forma, la presidencia se nos escapase a los políticos”, profesionales, añadiría yo. Y yo le respondí, “gracias”, porque a mí también me involucraba. —Josep Benet publicó en 1992 un libro de más de 700 páginas, titulado “El president Tarradellas en els seus textos”, dedicado a denigrarle ¿Cuáles cree que fueron sus motivos para escribir esta requisitoria? —Yo he conocido y he tratado a Benet. Dudo mucho que Benet tuviese esa iniciativa si no hubiera habido ciertas presiones para que lo escribiese. No tengo ninguna prueba y no puedo
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decirlo, pero ha de tener en cuenta que entonces Benet tenía un cargo oficial en la Generalitat y a final de mes cobraba de la Generalitat. Yo no puedo opinar sobre el texto porque no lo he leído pero, por los comentarios que me han llegado, criticar a una persona que políticamente ha triunfado y cuyo autor es una persona que no tenía ni idea de la política, pues cómo se le diría… Benet ha sido demócrata-cristiano, procomunista… Ha sido de todo en su vida, pero forma parte de esa corriente oficial o mayoritaria, para ser más exactos, a la que me he referido antes, del catalanismo durante el franquismo. Es un poco la famosa idea, que se ha extendido después y que es más importante de lo que parece, de esta corriente del catalanismo acomodado que ha tenido siempre la tendencia entre separar entre ellos y nosotros, como si no existiesen los otros, como si nosotros fuésemos los únicos. Esta distinción entre nosotros y ellos ya se encuentra en el siglo XIX y en el XX. Cuando Morgades le coloca la corona de laurel a mosén Cinto Verdaguer, le dice: “te Lo peor que corono en nombre de Catalunya”. Eso podía pasarle a era mucho decir, era un poco excesiCatalunya es vo; Morgades era el obispo de Vic.
que el propio gobierno de la Generalitat hiciese una política contraria a los intereses de Catalunya.
—El 16 de abril de 1981 Tarradellas publicó en La Vanguardia una larga carta, para algunos profética, donde criticaba la deslealtad institucional de Pujol y la llamada “dictadura blanca” que se estaba imponiendo y advirtiendo sobre la nociva deriva del pujolismo ¿Qué opina sobre esto? ¿A su juicio cuál era la concepción de Tarradellas sobre la Autonomía de Catalunya en el período histórico que se abría tras la muerte de Franco? —Este fue uno de los motivos por los cuales me fascinó Tarradellas. Tenía una gran capacidad para ver por dónde irían las cosas. Los grandes políticos saben hacerlo, tienen esa capacidad para prever. Tarradellas tenía olfato para captar estas cosas. Había una cosa que le preocupaba extraordinariamente. En Catalunya hay dos cosas que le permiten vencer, por lo menos hasta la fecha, si quiere conseguir el encaje con España –como se dice ahora– que más le favorece. En primer lugar, la unidad, y en segundo lugar, el rigor. La unidad era por la preocupación de que los catalanes no resolviesen sus divisiones y para Tarradellas la política que empezaba hacer Pujol remitía al ellos y al nosotros. Es decir, toda una política orientada desde la Generalitat a imponer una cierta visión de Catalunya que automáticamente dejaría fuera de ella a una parte importante de la población. Y esto a Tarradellas le aterrorizaba.
La segunda idea es la del rigor. Tarradellas imponía al gobierno de la Generalitat actuar con un máximo de racionalidad y de rigor. Es decir, no dar un paso en falso. Estas eran las dos cuestiones que a él le preocupaban. Como que él veía que esto empezaba a ser así, temía las consecuencias de ello. ¿Profético? Sí, es profético y seguro que era un enunciado de algo que para él era evidente, según el cual la sopa tiene el sabor de los ingredientes que se ponen en ella. Veía claro que aquella sopa se agriaba. —En la sesión de investidura de Pere Aragonès, tanto Salvador Illa como el propio Aragonès se declararon tarradellistas ¿Qué piensa al respecto? ¿Quién cree que tiene más derecho a reclamar el legado de Tarradellas? —Yo no puedo dar derechos a nadie, aunque es verdad, que como decía Romà Planas, al que antes he citado: “en Francia, en algún momento, todos han sido gaullistas”. Esto es una cosa parecida. Hay un momento en que el legado es tan imponente que al final todo el mundo bebe de él. No sé quien tiene más derecho a reclamarse del legado de Tarradellas, esto se verá por lo que hagan. Lo que es seguro es que, lo que se ha hecho desde 2010 hasta la actualidad, es precisamente lo que Tarradellas no quería que se hiciera. —¿A su juicio, cuál es el legado de Tarradellas? ¿Qué elementos de su pensamiento y trayectoria son válidos en el presente? —El legado de Tarradellas tiene dos importantes componentes. En primer lugar, un cierto sentido de la realidad. En segundo lugar, un cierto sentido de la ambición; aunque parezca que esto es contradictorio, siempre hay un momento en que pueden coincidir. El momento de la realidad es saber lo que es posible hacer y lo que no es posible hacer. Tarradellas que en 1936 firmó el decreto de colectivizaciones que puso encima de la mesa en gran medida la CNT, es el mismo Tarradellas que aceptó después la monarquía, porque sabía que hay ciertos que no se pueden cruzar. Cuando Catalunya estaba en ese momento con las empresas en manos de los trabajadores, lo que se tenía que hacer era organizarlas y que conste que el decreto de colectivizaciones lo aprueba como conseller en cap, no como su autor. Él es autor, al cabo de unos meses, de la reforma financiera, de los decretos de S’Agaró. Esto es saber cuál es el límite de lo que uno puede y no puede hacer. La segunda cuestión, muy importante, es una cierta ambición. En el sentido de, a partir de lo que se puede hacer, saber hasta dónde podemos llegar. Es decir, yo sé lo que no puedo hacer, pero lo otro sí que lo puedo hacer. Esto es muy interesante. Nadie, nadie, nadie quería que la Generalitat fuese la institución que gobernase Catalunya después de la dictadura, excepto
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él. Después sí, se sumaron todos. Cuando muere Franco nadie piensa en ello seriamente. Catalunya es un país, contrariamente a lo que ella piensa de sí misma, de auténticos charlatanes. La gente dice una cosa y hace otra. Esta es la verdad.
Lo que planteaba Keynes corresponde a la gran tradición de economistas como Marx, Smith o Ricardo. —¿Cuál es valoración del giro independentista del catalanismo conservador y de la hegemonía del independentismo en la vida pública catalana? ¿Qué piensa del proceso soberanista? —Un desastre. Lo peor que podía pasarle a Catalunya es esto, que el propio gobierno de la Generalitat hiciese una política anticatalana o, por decirlo me jor, contraria a los intereses de Catalu nya. Esto para mí es un desastre como una casa, porque si en algo se ha manifestado Catalunya siempre es en una cierta continuidad, en un gran desarrollo y capacidad de iniciativa. Y aquí nos hemos cortado la iniciativa. Siempre pongo ejemplos muy tontos, pero que son muy significativos, aunque no querría que la gente lo tomase como algo elitista. Cuando se ofreció al Liceo la posibilidad de ser la ópera nacional de toda España, Pujol se opuso porque no sería cata-
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lana. Eso no lo hubiera hecho nadie que hubiera gobernado Catalunya. Para Catalunya es muy importante la proyección que pueden tener las instituciones de este país, para mí esto es decisivo. Maragall me contó también, en su día, que Pujol se había opuesto a que en Catalunya hubiese la sede de un canal de televisión de ámbito español. Esto es un desastre, porque ahora habría un canal hecho en Barcelona con influencia en toda España. Esto es contrario a los intereses no de Catalunya, sino de los catalanes, de los ciudadanos de este país. Por tanto, pienso que lo que ha ocurrido hasta ahora ha sido un desastre inmenso, en el cual con una gran improvisación, un cierto desenfreno y una cierta desconsideración hacia los ciudadanos se ha hecho una política contraria a la tradición y a la historia de Catalunya, de su economía y de su sociedad. Esto para mí es un desastre. Todo lo que se ha hecho en estos años no ha conducido a nada interesante. Catalunya ha perdido mucho peso, no solo en España sino en el mundo, bueno en el mundo es quizás exagerar, pero sí en Europa. Cuando yo era presidente de la conferencia europea de rectores y había algún acto en España me preguntaban si podía hacerse en Barcelona. No sé si lo dirían ahora. —¿A su juicio cuál sería la solución al conflicto entre el movimiento independentista y el Estado español? —Volveré a repetirle la respuesta que le he dado antes. Una
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política que sea ambiciosa y al mismo tiempo realista. Y estas condiciones no se dan en este país desde el 2010. —Usted es un gran economista. No puedo resistirme a la tentación de preguntarle cómo percibe la evolución del capitalismo. Tras los años del Estado del Bienestar y la hegemonía del pensamiento de Keynes, en los años 80 se impuso el paradigma neoliberal impulsado por Reagan y Thatcher. Ahora parece que, tras la pandemia, Biden quiere impulsar una suerte de New Deal y que la Unión Europea abandona la ortodoxia y libera fondos públicos ¿Cree usted que estamos ante un cambio de paradigma y una vuelta a una suerte neoLo que ha keynesianismo? ocurrido —Antes de la pandemia, tras la crihasta ahora sis del 2008, se quiso poner al día el reaganismo-thatcherismo con el arha sido un gumento que ahora que retornamos desastre a la normalidad vamos a volver a inmenso. hacer lo mismo. Es evidente que la pandemia ha creado un problema más serio; a saber, no hay posibilidad de salvar la economía si no hay una intervención del Estado. Se dice que el capitalismo se basa en el mercado, pero también se basa en el Estado. Nunca ha habido la posibilidad que se base únicamente en el mercado o sólo en el Estado. Si no lo hace el mercado, lo hace el Estado, en caso contrario se impone la ley del más fuerte. Pienso que, en la revolución de Thatcher y Reagan, el papel más importante y el gran problema fue la liberalización de los movimientos financieros. Es decir, la posibilidad de permitir cualquier tipo de movimiento de capital financiero por los motivos que fuere entre los países. Esa fue la gran innovación, esa es la gran pieza del legado de Thatcher y Reagan y ese es precisamente uno de los temas sobre los que Keynes insistió; es decir, la necesidad de controlar de alguna forma estos movimientos de capital especulativo. Seguramente, uno de los problemas que se encontrarán los gobernantes va a ser meterse en este tema concreto. Y este problema no se planteó en serio antes de la pandemia. La pandemia ha obligado a replantearse seriamente estas cuestiones. Sobre todo por la exageración que sobre esto ha existido particularmente en el periodo, por hacer una caricatura del neopopulismo al estilo de Trump. Pienso que Biden representa un cambio decisivo. Por ejemplo, lo que no se atrevió a hacer Obama se está atreviendo a hacerlo Biden. Es evidente que, en este momento, aparecen voces que claman en
desierto diciendo que estamos yendo mal. Esto se está viendo en todas partes, como se están quejando de que esto va conducirnos a la inflación que fue la que, de alguna forma, puso fin al periodo del keynesianismo y del Estado del Bienestar al final de los 60. En este sentido, es un gran cambio. No va ser fácil, pero, bueno, es una esperanza. Lo que es cierto es que en el mundo de la economía, del análisis económico, se había dicho que Keynes era un despreciable economista de segunda fila y ahora nadie se atreve a decirlo. Keynes construyó su sistema de forma heterodoxa, pero en estos momentos la heterodoxia ha sido la línea oficial porque lo que planteaba Keynes corresponde a la gran tradición de No hay economistas como Marx, Smith o posibilidad de Ricardo. salvar la economía Creo que sí es un momento de si no hay un gran cambio. Ahora hay un mouna intervención vimiento general de opinión sobre esto. Si lee publicaciones de ecodel Estado. nomía internacional, como el Financial Times, se percibe que hay una sensibilidad sobre algunos temas que en el pasado no existía. La idea de que el objetivo de la empresa, y este es también un aspecto importante del legado de Thatcher y Reagan, es maximizar la renta de los accionistas se está poniendo en cuestión. Vamos a ver hacia dónde se va. Es evidente que va ser complicado. Primero, porque las circunstancias en que nos movemos ahora son muy distintas, porque está la globalización, existe el problema específico de los países subdesarrollados, la emergencia de China, etc. Por otra parte, dentro de cada país, los partidos de izquierdas, los partidos socialdemócratas, los laboristas, no tienen tampoco un proyecto tan claro como el que se tuvo en el origen del Estado del Bienestar. También, en aquellos momentos, había por parte de la derecha el miedo a los partidos comunistas y a la Unión Soviética. Esto explica el motivo por el cual el partido conservador en Gran Bretaña y otros partidos conservadores aceptaron el Estado del Bienestar. El Estado del Bienestar se impone en Europa, incluso en América bajo Johnson, con la aquiescencia de los partidos conservadores moderados. Y esto ahora es más difícil. La conversión de Merkel para permitir la multilateralización de la deuda de cada Estado es un paso importante. Merkel pertenece a un partido de derechas, pero de todos los partidos de derecha europeos, el suyo es el único que ha conservado la tradición democristiana, que es una tradición distinta a la del resto de partidos conservadores. No hay democratacristianos ni en Italia ■
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¿L Este artículo está ilustrado con fotografías de Woolman Family
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¿Hacia dónde vamos? Conceptos tramposos, rumbos equivocados Por Genís Plana
¿E
l movimiento y el dinamismo constantes son propicios para que nada sustancial cambie? Amplia es la gama de cambios que pueden permitir, e incluso promover, las clases dominantes, siempre que estos cambios no modifiquen el reparto de posiciones de poder procedente de atesorar la mayor parte de recursos.
Se advierte con facilidad, en contraste con nuestro caliginoso presente, que el Estado social surgido en Europa tras la derrota del nazismo resultaba ser una excepcionalidad: los sectores populares nunca habían gozado, a lo largo de la historia de la humanidad, de tan elevadas cuotas de prosperidad material y desarrollo personal. Aunque las sociedades de Europa occidental seguían atravesadas por un sistema de clases, la igualdad de oportunidades que posibilitaban los derechos sociales permitía el progreso social de amplias capas de la población. Los derechos sociales no fueron concesiones amables, pues su consecución dependió de la lucha sociopolítica efectuada, principalmente, por el movimiento obrero organizado en partidos y sindicatos. El resultado fue un capitalismo amordazado por un Estado de bienestar que internalizaba los conflictos de clase: las instituciones públicas mediaban e intervenían en las relaciones del mercado de la fuerza de trabajo para aumentar la capacidad de negociación de los trabajadores frente a la de sus empleadores. A grandes rasgos, el keynesianismo europeo de los «treinta gloriosos» (1945-1975) suponía que el Estado tomara la iniciativa en las decisiones económicas, impulsando un robusto sector público. Asimismo, la elevada presión fiscal sobre las rentas del capital permitía efectuar políticas económicas redistributivas de la riqueza. El aumento de la capacidad adquisitiva de las mayorías sociales no solo consolidaba a unas clases medias en ascenso, sino que además posibilitaba un boyante mercado
interno por medio del cual los propietarios seguían nutriéndose de beneficios. De este modo se logró una suerte de precario equilibrio, entre el mundo del Trabajo y la aspiración del Capital, que duró hasta finales de los años setenta y principios de los ochenta. A partir de ese momento se produce un descenso del crecimiento económico que fue aprovechado por las clases dominantes para llevar a cabo su ofensiva (neo)liberal. Tras el impacto geopolítico que supuso la desintegración del Bloque del Este, se intensificaron las políticas (neo)liberales implementadas por los gobiernos de nuestro entorno geopolítico. El modelo de gobernanza neoliberal se caracteriza, según Sánchez-Cuenca, por favorecer el comercio internacional, privatizar las empresas públicas, desregular la actividad financiera, flexibilizar los mercados de trabajo, reducir los impuestos al capital y delegar las principales decisiones en política económica a agencias independientes sin legitimidad democrática1. Por consiguiente, entendemos el neoliberalismo como el molde de políticas económicas que ha propiciado «la reorganización del capitalismo internacional» a fin de «reestablecer las condiciones para la acumulación de capital y la restauración del poder de clase»2. Pero la intensificación del poder de las clases dominantes por medio de políticas (neo)liberales no pudo desarrollarse sin el apoyo de una socialdemocracia europea que durante las décadas anteriores había contribuido, a causa de una correla-
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ción de fuerzas histórica, a la ediductivos dejen de ser sólidos, las ficación del Estado social de postrayectorias laborables estables, El posfordismo ha fusionado la lógica guerra. Ciertamente, el agotalas fronteras rígidas… Todas empresarial con la reproducción miento y descredito que asumieaquellas disposiciones que ordede la vida misma. ron las políticas económicas keynaban el perfectible Estado del nesianas a partir de los ochenta Bienestar de posguerra son un tuvo como reverso la asunción de un integrismo de mercado obstáculo para la fase vanguardista del capitalismo –digitalizaque se anunciaba a sí mismo como el futuro incontestable que do y financiarizado– y, por mor de lo cual, es que deben ser le deparaba a la humanidad. disueltas. Pareciera que, al romperse las costuras laborales, el centro En el plano socioeconómico de trabajo dejase de ser el espacio privilegiado de lucha contra En ese contexto es que, en buena parte de Europa occidenlas lógicas depredadoras del capital, y las relaciones de explotal, la socialdemocracia alzaprimó la reestructuración del capitación se expandiesen al conjunto de la sociedad: el trabajo talismo a partir de una matriz de acumulación posfordista que, reproductivo, y más en particular las tareas de cuidados, pasa a según Mark Fisher, se caracteriza por «la globalización, el despercibirse como una morfología política prácticamente prefeplazamiento de las manufacturas por la computarización, la rencial. Se debe a la reconversión productiva, así como a las precarización del trabajo y la intensificación de la cultura del sucesivas contrarreformas legislativas, que el empleo sea en consumo». De un tiempo a esta parte, el conjunto de la sociemayor medida discontinuo e itinerante, lo cual dificulta la sindad es el ámbito dentro del cual se lleva a cabo el circuito de dicalización y la conflictividad laboral. reproducción ampliada de capital. Sostiene Pierre Rosanvallon que «hemos pasado de un capiEl posfordismo ha fusionado la valorización económica protalismo de organización a un capitalismo de innovación»3. Por lo que, como resultado de esta nueva configuración productipia de la lógica empresarial con la reproducción de la vida va basada en la innovación tecnológica, los procesos de avanmisma que se lleva a cabo en la sociedad: en cada ámbito emzada de acumulación de capital se fundamentan en la absorpresarial se recrea ahora un mundo de sentido, y, de manera ción y capitalización de la información y la comunicación. simultánea, cada parcela del mundo vivido se somete al desigAspectos consustanciales al ser humano como son su atención nio empresarial. Pensemos, por ejemplo, la forma en que la y su expresión devienen un recurso productivo fundamental. industria audiovisual, o los dispositivos publicitarios, actúan Pero eso no impide que el trabajo material siga existiendo, y como procesos de captura de la subjetividad humana al mismo que cuantitativamente emplee a un mayor número de trabajatiempo que actúan como un campo semántico en el que se dores. despliegan determinadas concepciones mentales del mundo. Simplificando en sobremanera diríamos que en nuestras soEl patrón de acumulación posfordista ha podido implemenciedades se entrelazan dos pautas laborales dispares, pero tarse mediante el drenaje del capital excedente a compañías mutuamente dependientes: 1) Trabajo cognitivo que requiere tecnológicas que ocuparían una posición dominante en un media-elevada formación profesional y se desarrolla sobre una mercado con tendencia a la monopolización y, por consiguiensuperficie operativa telemática. Se encuentra en consonancia te, con amplia rentabilidad. Estas corporaciones tecnológicas con las transformaciones posfordistas del capitalismo en su obtienen sus beneficios por medio de la absorción de riqueza fase tardía: un sistema productivo flexible, reticularmente orproducida por una miríada de empresas de tamaño menor que ganizado, basado en los flujos comunicativos o informacionase sitúan en el plano de la economía local y que deben compeles. 2) Trabajo manual que requiere menor formación acadétir entre sí presionando a la baja sus costes de producción. mica y se desarrolla a partir de la motricidad corporal. Se trata, Amazon es un caso extremo de estas prácticas vampíricas. en muchos casos, de actividades de escasa remuneración y El desempeño de estas corporaciones multinacionales, mureconocimiento, pero que pudiechas de ellas asentadas sobre plaran resultar imprescindibles para taformas digitales, depende de la Todas las disposiciones que ordenaban la reproducción de la propia forasunción de una globalización el Estado del Bienestar son un obstáculo mación social. que exige una voraz desregulapara la fase vanguardista Pero estas dos tendencias del ción legislativa. Los postulados mercado laboral tienden a conde la globalización del capital del capitalismo. verger: por un lado, los profesiocomportan que los espacios pro-
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nales dedicados a labores inmateriales, cuya ubicación socioeconómica debiera corresponder a unas clases medias consolidadas que reactualizan las antiguas profesiones liberales, deben vender su mano de obra cada vez más barata. Esto es así porque la naturaleza desterritorializada de los procesos productivos basados en operaciones digitales les compele a competir con otros profesionales, ubicados en otros países semiperiféricos, con capacidad de aportar el mismo valor añadido mediante un coste salarial menor. Asimismo, los eslabones productivos que necesitaban mayor cualificación pierden su importancia estratégica al ser descompuestos, como consecuencia del desarrollo de la computación, en «procesos sencillos, predecibles y repetitivos»4. Muchas de las actividades se simplifican, algunas volviéndose casi mecánicas, por lo que decae el valor del conocimiento y se amplía la competencia en el ámbito de las tecnologías de la información y la comunicación. El resultado es una tendencia a la baja de los salarios también en las profesiones que se desarrollan directamente sobre la base de la informática.
Por otro lado, observamos que los trabajos manuales de escasa formación experimentan una constante presión para mantener su retribución económica a los niveles de una subsistencia precaria: puesto que no pueden ser deslocalizadas las tareas de mantenimiento de ciertos factores de producción (lo cual incluye los cuidados necesarios para la reproducción del capital humano), son importados trabajadores para su labor. En un mercado de trabajo en que sigue operando la lógica de la oferta y la demanda, tanto más rentable resultará el coste asociado a estas actividades laborales cuanto mayor es la disponibilidad de manos para realizarlas. Por consiguiente, la dicotómica realidad laboral referida, la dualización del mercado laboral, experimenta procesos de interdependencia con el exterior de la demarcación estatal. Por medio de un doble circuito, el trabajo de dentro amenaza con irse afuera mientras que los trabajadores de fuera paulatinamente llegan adentro. Algo similar puede percibirse en los sectores productivos: se busca orientar la producción nacional hacia la exportación, mientras los bienes de consumo común y cotidiano, cuyo proceso productivo sería fácil de relocalizar a fin de dinamizar los territorios más deprimidos, suelen importarse desde el extranjero. En resumidas cuentas, constatamos el amplio deterioro que ha sufrido la protección laboral durante las transformaciones productivas acaecidas durante las últimas décadas: el posfordismo, cuya ortogénesis se ha producido al socaire de políticas económicas (neo)liberales, ha agudizado formas de empleo altamente inestable5. Asimismo, la acentuación del desempleo estructural, favorecida por la licuefacción de las restricciones que la legislación laboral imponía sobre la parte contratante de la fuerza de trabajo, contribuye a la cronificación de unos salarios que, en muchos casos, apenas exceden el umbral de la pobreza6. No es de extrañar que se encuentren ampliamente desorientadas las capas sociales situadas a la zaga de estos procesos de reorganización de la actividad económica. Nos referimos a aquellos trabajadores de escasa formación profesional cuya precarización ascendente aspira a ser revertida, o cuanto menos detenida, por medio de seguridades institucionales. Su legítimo malestar en no pocas ocasiones resulta canalizado, ante la ausencia de comparecencia de la izquierda, por opciones falsamente patriotas ubicadas a la derecha del espectro político7. * * * En los párrafos superiores se ha contextualizado la reducción del espacio político dentro del cual resultaba posible realizar las políticas socialdemócratas de corte keynesiano que, amortiguando los embates sobre la fuerza de trabajo asalariada, caracterizaron la excepcionalidad europea de posguerra.
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Sabemos que la labor de la socialdemocracia contemporánea no es la de procurar la recuperación, robustecimiento y expansión de un espacio de consistencia humana generalizada. Antes bien, su cometido pareciera ser el de gestionar una situación caracterizada por la descomposición del cuerpo social. Abramos un paréntesis para el caso español: el PSOE, no lo olvidemos, abanderó el desguace del patrimonio nacional por medio de la privatización de empresas, modificó el Art.135 de la Constitución para darle prioridad al pago de la deuda pública, se opone a realizar una ambiciosa reforma fiscal progresiva para que los sectores acaudalados contribuyan convincentemente al desarrollo del país, y se niega a regular los precios de los alquileres a fin de garantizar el acceso a la vivienda8. El ámbito de lo posible se desplazó hacia la derecha y, en la medida que buena parte de la izquierda asumió ser el rostro simpático del capitalismo, el proyecto socialista se convirtió, para el imaginario colectivo, en nostalgia histórica. Ante un paisaje de asfixiante incertidumbre para amplios sectores de la población, caracterizado por la fragmentación del mercado laboral, y el desmantelamiento paulatino de ciertos programas públicos de protección social, la conflictividad resultaría conjurada por ese progresismo que en adelante será considerado. En el plano sociocultural Otrora concebido como una tendencia política que pretendía el desarrollo de la sociedad por medio de cierta igualación económica y cultural de los estratos de población en mayor medida asimétricos, el progresismo contemporáneo pareciera devenir una narrativa edulcorada y coloreada por medio de la cual gestionar un (des)orden pernicioso para los sectores populares. Digámoslo: el progresismo se ha convertido en una oratoria que, apelando a las identidades de grupos de población específicos, encubre políticas económicas lesivas para las mayorías sociales9. Así lo cree el politólogo Iván Krastev, quien considera que la centralidad que han asumido las políticas identitarias en la vida europea es la consecuencia de que las políticas macroeco-
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nómicas neoliberales resulten incuestionables10. En un sentido similar se expresa Adriano Erriguel, quien afirma que la estrategia de aquello a lo que llamamos progresismo «consiste en descartar la lucha de clases como algo anacrónico, al tiempo que se exaltan las nuevas “luchas societales” (ideología de género, minorías sexuales, migrantes, etcétera) para las que se diseñan los oportunos kits del mercado»11. En buena medida, el progresismo corresponde a lo que ha venido a llamarse políticas de la identidad, centradas en el reconocimiento de la diversidad de los individuos o de los grupos cuya matriz de sentido es prácticamente prepolítica: la
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adscripción a unos determinaEn otras palabras: la asunción dos aspectos –los rasgos raciahasta sus últimas consecuencias Los procesos de avanzada de acumulación les, el linaje cultural, la lengua de que lo personal es político favode capital se fundamentan en la absorción vernácula, las preferencias serece la delicuescencia de ambiciode la información y xuales, etc.– asume primacía sos y robustos planteamientos la comunicación. con respecto a los criterios elecpolíticos con vocación holística12. El resultado es la anegación del tivos –propiamente políticos– a campo social por parte de un relativismo liberal que dispersa partir de los cuales disponer las reglas públicas que nos permilas formas de vida e impide que éstas puedan ser axiológicatan vivir en común. mente jerarquizadas a fin de avanzar hacia la tentativa de conAl resaltar los aspectos particulares por encima de aquellos figurar una «voluntad general» por medio de la cual organizar elementos en común que constituyen el trasfondo de las clases la sociedad política. dominadas, el progresismo contemporáneo impide que éstas Una vez asumido esto se percibe nítidamente que el progreadquieran una definición genéricamente válida de su malestar sismo entraña un multiculturalismo liberal que, a criterio de y que, a un mismo tiempo, formulen alternativas políticas igualGiovanni Sartori, «en vez de promover una diversidad integramente validas… ¡sin menoscabo de la condición sexual, lingüísda, promueve una identidad separada de cada grupo y a menutica, racial o cualquiera que sea la singularidad de cada cual! do la crea, la inventa, la fomenta»13. A la larga, no obstante, la El progresismo contribuye a diluir el potencial político de la retórica progresista-multiculturalista combinada con unas izquierda en la medida que circunscribe sus proyectos a una condiciones materiales de vida que siguen degradándose no serie de enunciados desconectados entre sí al respecto de exgenera sino explosiones de rabia nihilistas (o su exacto reverso: periencias sociológicas –incluso percepciones subjetivas– que fundamentalistas) que ya han acontecido en distintas ciudades aspiran a fetichizarse como identidades con reconocimiento europeas. público específico. La capacidad transformadora de la izquierPorque el malestar social no se detiene con apelaciones da resulta desactivada, pues se limita a reiterar aquello que simidentitarias, discursos políticamente correctos o llamamientos plemente es –que las diferencias resultan consustanciales al vacuos a la tolerancia. Ese es el punto arquimédico a partir del género humano: somos distintos unos de otros, y eso comporta cual los poderosos quieren que levante su proyecto político la que nuestras problemáticas específicas no sean idénticas–. izquierda: en la medida que sus militantes y simpatizantes Abanderando particularismos étnicos, reivindicando poli–enzarzados en disputas culturales de resonancia en las redes cromáticas diferencias, amplificando problemáticas moleculasociovirtuales– se desentienden de aquellas cuestiones econóres, mitologizando aspectos simbólicos, celebrando pluralidamicas de crucial importancia para la modulación de la sociedes inconexas; sucintamente: el progresismo se sitúa sobre un dad, estas cuestiones quedan en manos de tecnócratas y, por campo de actuación en el que la obsesión por las especificidaello, fuera de la discusión política. des le impide articular voluntades, mancomunar sensibilidaDurante sus paseos ciberespaciales, el progresismo se disdes y experimentar procesos de fusión, en lugar de fisión, que trae brincando entre las abstracciones biensonantes que consorbiten alrededor de un ambicioso e integral proyecto de sotituyen su sociolecto gremial (sororidad, gay-friendly…), y sus ciedad. correspondientes enemigos (heteropatriarcado, rojipardisQue no exista un grado cero de politicidad en nuestras mo…). Pero sus diagnósticos suelen estar ausentes de criterios sociedades no significa que cualquier aspecto de la vida sea de análisis sistemáticos por cuanto, o bien son cautivos de político en la misma intensidad. De hecho, la apreciación polímiradas particulares (colectivos de adscripción étnica, sociolótica de cualquier aspecto de la vida –propia del izquierdismo gica… así como los conocidos chiringuitos de los cuales viven progresista– tiene como contraparte la despolitización del muchos universitarios cuyas disciplinas se ubican en las cuerpo social. Si cualquier manifestación vital es tan significahumanidades), o bien son resultado de impulsos reactivos irrativamente política como cualquier otra, entonces resulta cionales. imposible elaborar estrategias y Esta segunda explicación, la cursos de acción políticos que, La labor de la socialdemocracia no es relativa a los impulsos reactivos necesariamente, implican priorila recuperación de un espacio de irracionales, da cuenta de que zar unos aspectos por encima de consistencia humana generalizada. cualquier posición política incaotros al considerarlos de mayor paz de ser compartida, no sienrelevancia política.
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do tampoco racionalmente conconservar las asimetrías econóceptualizada, sea instintivamente micas, ni porque pretenda conEl progresismo es una oratoria que, tildada de fobia: la reprobación apelando a grupos de población específicos, servar la precarización del empor xenofobia, por ejemplo, expleo o la dificultad para las capas encubre políticas económicas lesivas presaría la incapacidad, por parte populares de sufragar una vivienpara las mayorías. del progresismo, de conceptualida, sino porque pretende conserzar racionalmente propuestas en var aquellas instituciones sociamateria demográfica que, por les y políticas –como la familia y otro lado, son susceptibles de ser criticadas desde planteala nación– que precisamente pueden actuar –a pequeña y a mientos racionales. En ausencia de un método de análisis solgran escala– como un parapeto con que resguardarse de esa vente, cualquier posición que choque con sus naífs e idealistas fuerza insaciable que Rousseau, y después Robespierre, denojuicios desiderativos («¡Abajo las fronteras!», «¡Somos ciudadaminaron «economía política tiránica». nos del mundo!») queda anulada mediante interpretaciones Si la reacción progresista a las palabras de Ana Iris Simón la psicologicistas. situamos bajo el foco de un razonamiento que pretenda ilumiPodríamos afirmar que, en lugar de atacar a las causas esnar su lógica subyacente, y la forma en que esta lógica se artitructurales de las desigualdades y opresiones, lo que exigiría cula con los intereses objetivos de determinados actores sociodesarrollar análisis políticos con vocación racional, en demapolíticos, debiéramos partir de la siguiente sensación: los prosiadas ocasiones el progresismo se limita a incidir sobre sus gresistas nos niegan la posibilidad de recomponer la comuniefectos. Para lo cual basta con movilizar recursos sentimentales dad política, nos niegan –por usar la expresión que da título a y moralistas desde los cuales solicitar respeto, hospitalidad, un libro del marxista Christopher Lasch– «refugio en un munreconocimiento o comprensión. Se trata de una intervención do despiadado». de despolitización en toda regla, en la cual el debate público ¿Acordarse de la familia es de nostálgicos franquistas? ¿Aperesulta saturado del moralismo por medio del cual dar coberlar a la patria –como, por cierto, los revolucionarios cubanos tura a las víctimas. mediante la consigna «¡Patria o muerte!»– es cosa de neofascisA todo ello, no solo es que se pierdan capacidades humanas tas? «Lepenistas, falangistas, carlistas…», esputó Antonio sumamente valiosas para denunciar las dinámicas que confiMaestre. A tenor de las críticas que suscitó el discurso de Ana guran un reparto sistemáticamente desigual de aquellos actiIris Simón, pareciera que, desde las coordenadas en que se vos económicos que otorgan poder, sino que, además, susodiubica la constelación progresista, la única familia a reivindicar cho reparto resulta disimulado por medio de las divagaciones sería al estilo de la Woolman Family, un colectivo barcelonés progresistas que se empeñan en enfatizar –pongamos por caautodefinido como A.T.A.: «Artistas Travestis Activistas»15. Por lo que, si esta impresión es correcta, no darse cuenta de so– la cabalística de los flujos de deseo reprimidos por la sexuaque el progresismo resulta operativo para los programas polítilidad normativa o el mansplaining que borbotea en la sobrecos de las élites globales es aquello que, en estos tiempos, nos mesa de la cena navideña de empresa. convertiría en analfabetos políticos. A través del progresismo En virtud de lo anterior, las lógicas progresistas se expresan, se consuma el «gran logro» de la ideología burguesa, que no ha y pareciera ser que incluso se agotan, en el ámbito sociocultusido otro que «liberar la capacidad y el impulso humanos para ral, pues es con relación a los procesos que operan en ese el desarrollo: para el cambio permanente, para la perpetua ámbito que resultan definidas las posiciones políticas: quienes conmoción y renovación de todas las formas de vida personal promueven los cambios socioculturales son los progresistas, y social»16. quienes se oponen son los conservadores. Un buen ejemplo lo No existe una correlación necesaria entre ser de derechas y ofrece la polémica reciente en torno al discurso de Ana Iris conservador, y ser de izquierdas y progresista. Siguiendo en Simón ante Pedro Sánchez14. esto a Esteban Hernández, ya he * * * señalado en diversas ocasiones La centralidad que han asumido que la derecha no encuentra inlas políticas identitarias es la consecuencia conveniente en asumir proposiSi la escritora manchega, Ana de que las políticas neoliberales resulten ciones ideológicas o propuestas Iris Simón, fue tildada de conserincuestionables. políticas novedosas –progresisvadora por parte de muchos protas, podríamos decir–, si es que gresistas no es porque pretenda
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éstas son favorables para mantener y reforzar la situación del grupo social dominante: «la derecha no se compromete necesariamente con unas ideas específicas ni con unos valores en particular», solamente aspira a conservar una correlación de fuerzas beneficiosa. Se comprendería así que las élites –aquellos grupos que, concentrando la mayor parte de recursos e influencias, poseen la capacidad de decidir arbitrariamente al respecto de cuestiones que afectan al dominio público– pueden ser impulsoras de cambios si es que estos cambios acrecientan su poder. Digámoslo brevemente: si las clases dominantes son conservadoras es porque aspiran a conservar una posición de poder que les resulta favorable. Tal vez puedan ser progresistas en cualquier otro aspecto. Una consideración como la anterior no nos puede llamar la atención desde el momento en que repasamos las transformaciones organizativas y productivas del capitalismo en su fase posfordista: las estructuras verticales y rígidas dieron pasos a unidades relativamente descentralizadas, articuladas por sistemas flexibles, en que son constantes las apelaciones a la iniciativa individual, a la capacidad de emprendimiento e innovación, a la asunción del riesgo y, por consiguiente, a la justificación del fracaso. Debemos reinventarnos profesional… ¡y personalmente! Conclusiones Así las cosas, la diferencia entre lo que denominamos pro-
gresismo y lo que éste considera conservadurismo atañe a la relación de cada cual con respecto al aceleracionismo sociocultural que discurre a través de la corriente impulsada por las exigencias socioeconómicas: la función del progresismo sería favorecer el desarrollo de la matriz de acumulación de capital al obstaculizar cualquier cuestionamiento que se le pueda realizar, mientras que la izquierda, por el contrario, debe ser conservadora en un aspecto tan importante como es la vida humana. En un contexto de acelerada degradación social, conservar la
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vida significa proteger el ecosisDesoyendo los cantos de sirena tema que la sostiene: los factores del progresismo posmoderno, la Las lógicas progresistas se expresan, económicos que la posibilitan y izquierda no debiera tener miedo y pareciera ser que incluso se agotan, el entramado humano en que se de enarbolar la bandera de un en el ámbito sociocultural. desarrolla. Para ello, la izquierda orden social y de unas interaccio–aquello a lo que aún pueda nes estables que, solventando esconsiderarse como tal– debe rete (des)orden neoliberal, permicuperar y redoblar su apuesta por la sanidad, la educación, tan planificar proyectos de vida compartida. Esto significa los servicios sociales y las ayudas a las familias. Puesto que una voluntad decidida por gestionar denodadamente la presresulta ser una necesidad cuya satisfacción es en mayor tación pública de los servicios básicos, así como recuperar el medida inaccesible, la seguridad colectiva es un reclamo control público de aquellos sectores estratégicos, para la ecopolítico al alza. nomía y para el desarrollo nacional, que durante las últimas Quienes tienen más necesidad de orden y de estabilidad décadas han sido paulatinamente privatizados. son los desfavorecidos y, por extensión, todos aquellos que Porque una sociedad se encuentra desordenada cuando, forman parte de unas clases populares para las cuales el premientras unos hacen cola para recoger bolsas del banco de sente resulta inestable y el futuro impredecible. Las institualimentos, otros se lucen entre galerías pletóricas de producciones sociales como la familia pueden, y las instituciones tos suntuosos; cuando la vivienda resulta inaccesible para políticas como el estado deben, actuar como una plataforma muchas familias y, sin embargo, muchas viviendas se encuendesde la que proteger y atender las necesidades de nuestros tran vacías en aras de la economía especulativa de propietaconciudadanos. Pero ello no es posible si, como se realiza rios rentistas. Ordenar la sociedad es una exigencia a la que desde el progresismo, esas instituciones son burdamente debe atender un proyecto político que sea socialista y, por conceptualizadas como espacios de opresión. ello, patriótico ■
Notas 1. Sánchez-Cuenca, Ignacio. La superioridad moral de la izquierda. Ed. Lengua de Trapo, 2008, p.101. 2. Harvey, David. “El neoliberalismo como destrucción creativa”. Rebelión. 8/04/2008. 3. Rosanvallon, Pierre. “La gente pasa su vida en una multitud de pequeños guetos; no sólo guetos de pobres, también de ricos” [Entrevista de Luisa Corradini]. La Nación. 9/11/2012. 4. Hernández, Esteban. Así empezó todo: la guerra oculta del siglo XXI. Ed. Ariel, 2020, p.113. 5. En España, la duración media de los contratos laborales realizados en 2019 fue de 49 días, 2 días menos que el año anterior. Es de suponer que esta tendencia se ha visto agravada durante el 2020 a causa de la crisis sanitaria y económica producida por la pandemia de la Covid-19. 6. Precisamente porque el empleo deja de ser la actividad a partir de la cual obtener las condiciones materiales de existencia, han sido propuestos algunos mecanismos de ingresos paralelos, no exentos de inconvenientes, como la Renta Básica Universal. 7. No hay excusas: «Vox es el partido cuyos votos salen de barrios pobres en mayor proporción». https://elpais.com/politica/2021/ 02/19/actualidad/1613741557_146092.html 8. Hace ya mucho que el PSOE dejó de ser el partido del puño, y se quedó con la rosa. Su socio de gobierno, Unidas Podemos, en su tentativa de asaltar los cielos se distrajo felizmente deslizándose sobre el arco iris. 9. Anecdótico pero reciente ejemplo: a propósito de las nuevas tarifas que encarecen el precio de la electricidad en las franjas horarias de
mayor demanda, la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, afirmó que «algunas mujeres estaríamos dispuestas a pensar, no tanto a qué hora se pone la lavadora y se plancha, sino quién plancha y pone la lavadora» (2/06/2021). 10. Krastev, Iván. “Un futuro para las mayorías”. AAVV. El gran retroceso. Seix Barral, 2017, pp.158-159. 11. Erriguel, Adriano. Pensar lo que más les duele. Ensayos metapolíticos. Homo Legens, 2020, pp.46-47. 12. Afirmaba Samantha Hudson (nombre artístico de un influencer del mundillo queer de la generación Z): «En el momento en el que yo me pongo una corona, [esto] supone un acto político. En el momento en el que me pongo una mochila de princesas, estoy luchando contra un sistema que me oprime». https://ib3.org documentals? pl=1&cont=26045316-b49f-46ea-b72c-99b52e599eba 13. Sartori, Giovanni. La democracia en treinta lecciones. Ed. Taurus, 2009, pp.123-124. 14. Sobre esta cuestión ya escribí una nota en Topo Express (8/06/21), por lo que apenas me extenderé. 15. «La Woolman Family mantiene una incesante y valiente lucha contra el sexismo, el clasismo, el racismo, la xenofobia y demás dolencias de una sociedad que ellos definen como confundida y manipulada», se afirma en Metal Magazine (03/02/20). Esta mezcolanza de pretendidas buenas intenciones son la coartada de ciertas expresiones socioculturales que, siendo infecundas en sus aparentes propósitos, en la práctica suponen la perfecta subordinación ideológica a la apátrida burguesía cosmopolita. 16. Berman, Marshall. Todo lo sólido se desvanece en el aire. La experiencia de la modernidad. Ed. Siglo XXI, 1988, p.89.
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Searching for the Enchanted Whale (2016), por Matthias Jung
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El Antropoceno, entre la abstracción conceptual y la representación,… ….une modelos económicos vigentes, el legado de estructuras pasadas y una forma de vida basada en combustibles fósiles que exige nuevas formas de representar la realidad para comprender sus profundas implicaciones y consecuencias…
…así que imaginemos por un momento que intentamos calcular el coste de este artículo (escrito por J. Casri) no desde un punto de vista económico, por ejemplo dividiendo el precio de la revista por el porcentaje de páginas que ocupa en ella y multiplicando el resultado por el número de ejemplares impresos, sino su precio energético más los costes ocultos ecológicos dentro de la cadena productiva, desde el proceso de fabricación del papel (proveniente de una industria papelera y de celulosa que ocupa el quinto lugar en consumo mundial de energía, utiliza más agua por cada tonelada producida que cualquier otra industria y consume el 40% de toda la madera talada para usos industriales1), la producción de tintas (cuando incluso las de origen vegetal necesitan de un procesado con su correspondiente gasto energético y de agua, su contenedor de plástico, empaquetado de cartón (y entintado), transporte, etc.), y también teniendo presente aquellos costes menos evidentes como el consumo energético de llevar al personal de la redacción a su puesto de trabajo, el consumo de los ordenadores además del coste de producción de los equipos electrónicos desde sus carcasas de plástico, pasando por la fabricación de los circuitos impresos (que incluye procesos químicos y mecánicos, la impresión de clichés, maquinaria de alto mantenimiento, materiales como el cobre, etc.), y llegando hasta el mismo microchip, pieza angular de la tecnología actual, el cual tiene un costoso sistema de fabricación a nivel energético y humano que se puede rastrear hasta las minas de silicio, todo
ello para producir una revista que también está disponible en formato digital y que, pese a que esta versión digital aparenta ser una alternativa de menor impacto medioambiental, este pequeño archivo digital también deja una huella nada despreciable con su sencillo acto de descarga, desde los data centers (centros de almacenaje de datos de gran extensión causantes de profundas deforestaciones y un enorme gasto energético2 que eufemísticamente llamamos ‘la nube’), con sus correspondientes servidores fabricados con un cúmulo sin fin de componentes electrónicos que tienen su propio proceso productivo, una descarga que recorre cientos o miles de quilómetros de cableado que cruza océanos y continentes dependiendo dónde se encuentra el servidor, todo ello para poder visualizar estas líneas posiblemente en una tablet cuyos componentes implican su propio proceso de fabricación (teniendo como elemento más conflictivo su batería de litio y cobalto que supone un drama a nivel de explotación minera y humana3), y que ha sido ensamblada en otro proceso de fabricación, empaquetada, transportada y vendida como una alternativa más ecológica a pesar de que diversos estudios indican que, a menos de que su usuario lea, según diferentes estudios, 50 o 100 novelas completas con ella antes de comprar un nuevo modelo, una tablet resulta más contaminante que la producción en papel de este centenar de volúmenes4,5 (lo que implica que, si una persona se cambia la tablet cada 5 años, debe leer mínimo 10 o 20 novelas al año para que sea ecológicamente rentable, una esta-
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dística muy por encima de la media de lectura) y que si uno lee Fría sino el resultado de un largo, profundo e inexorable procelas noticias durante más de media hora al día es más ecológico so humano asentado por un modelo industrial y económico comprar la versión en papel que hacerlo online6 (como punto que ha convertido a cada individuo, al menos en el mundo de referencia, se estima que una simple búsqueda en Google occidental, en algo más que víctima y perpetrador de su propia genera 1,45 gramos de CO2, y cada uno de los 4.000 millones de violencia, una situación que el teórico Michael Rothberg analiusuarios de internet activos genera 26 kilogramos de CO2 al zó dentro de su concepto de “sujetos implicados” y quienes en año solo en búsquedas)7, y, pese a intentar visualizar todos la época actual somos todos al realizar actos de violencia tan estos datos de producción y consumo, aún así somos incapabanales como cotidianos al participar rutinariamente en una ces de aprehender la totalidad de los costes e implicaciones economía basada en combustibles fósiles y la explotación de inherentes al acto supuestamente constructivo de recursos, una situación cuyas causas también son el leer un artículo, desde las minas y los conlegado de una larga corriente de pensatenederos de reciclaje, pasando por miento ilustrado hasta ahora ensalzalos trabajadores de la fábrica de do e íntimamente ligado a la sepaLos centros de almacenaje tintas, hasta llegar a la pantalla ración entre Historia Natural e de datos, a los que llamamos ‘la nube’ táctil de nuestros dispositivos, Historia Humana conceptualide Internet, son causantes de un y esta incapacidad humana es zada por el Humanismo dentro una de las grandes problemátide una visión antropocéntrica enorme gasto energético. cas del Cambio Climático en la del mundo y que escindió al homera del Antropoceno, una incapacibre de la naturaleza en un dualismo dad que nos impide ver las escalas espacuyas partes se encuentran en oposición ciales y temporales de la red de causas y conse(perfectamente escenificado en el pensamiento cuencias además de representar uno de los mayores retos para romántico posterior en el cuadro de Caspar David Friedrich El aquellas obras literarias y cinematográficas que deciden aborcaminante sobre el mar de nubes donde un hombre es la X cendar el mayor desafío al que se enfrenta la humanidad como tral de la composición y desde cuya posición privilegiada conespecie en la actualidad dado que incluso la propia categoría templa lo sublime de la naturaleza), tal y como analiza el espede Antropoceno, desde un punto de vista geológico, se escapa cialista en estudios postcoloniales Dipesh Chakrabarty, y de una simple compartimentación temporal ya que la acción quien, al igual que otras voces, además señala que la historia de los seres humanos como fuerza de transdel Cambio Climático es intrínseca a la hisformación geológica no presenta un toria del Capital ya que “todos los facinicio evidente –rompiendo esquetores antropogénicos que contriSe estima que una simple mas narrativamente simplificabuyen al calentamiento global dos con un inicio, nudo y de–la quema de combustibles búsqueda en Google senlace y un elemento antagófósiles, la industrialización del genera 1,45 gramos de CO2 nico claro–, cuando el Antropoganado, la tala de bosques troceno bien pudo tener su origen en picales y otros, etc.– son, en reali1776 con la máquina de vapor de Jadad, parte de una historia más ammes Watt que propulsó la revolución plia: el desarrollo del capitalismo en Ocindustrial, 10.000 años antes con el inicio de la explocidente y el imperialismo o la dominación cuasitación agrícola, el 16 de julio de 1945 con la primera explosión imperial por parte de Occidente del resto del mundo”9, con lo que resulta una lógica conclusión que la lucha contra el nuclear de la historia o con la proliferación de pruebas nucleaCambio Climático tiene que ir ligada a un análisis del legado y res a principios de los años 50, elección preferida por diversos las estructuras tanto imperialistas como coloniales en vigor, así especialistas8 dado que geológicamente se aprecia una evidencomo de los modelos económicos vigentes que han llevado a te capa de residuos radiactivos posados en la corteza terrestre hablar del Capitaloceno y no del Antropoceno y que la teórica pero también cuestionable dado que la polución atmosférica Stephanie LeMenager resume en el término ‘petrocapitalismo’ ya era práctica habitual y la fagocitación de recursos como y quien, uniéndose a otros pensadores, expone que “es más motor económico se hallaba plenamente asentada, con lo que fácil imaginar una ecocatástrofe que el fin del capitalismo”10 la crisis climática no es una consecuencia directa de la carrera dentro de su visión de la ‘petromelancolía’ como emoción armamentística de la Segunda Guerra Mundial o de la Guerra
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dominante en la era contemporánea, “el duelo por los recursos petroleros convencionales y los placeres que sostenían”11, es decir, la dificultad que tenemos en aceptar que los días de la energía fácil y barata, casi ilimitada, están a punto de desaparecer sino deberían ser ya un relato del pasado (una realización que en la nueva tarifa eléctrica, pese a sus desaciertos, por lo menos se encuentra implícita), donde la visión de abundancia de recursos enlaza con el concepto de la “energía inconsciente” presente en la narrativa de novelas y largometrajes como por ejemplo ha sido formulado por Patricia Yaeger12 (acuñado siguiendo el “inconsciente político”13 de Frederic Jameson) y el cual obliga a cualquier lector o espectador a preguntarse hoy en día al leer un texto o ver un filme actual o del pasado cuánta de la visión del mundo representada se sustenta de forma indirecta gracias a un régimen de combustibles fósiles, cuánta energía sin coste se asume en cualquier ficción y qué grado de visibilidad presenta su producción, revelando que gran parte de la literatura y del cine actual siguen sumidos en una petromelancolía que mantiene las estructuras energéticas del pasado como si fueran hechos inmutables, sin querer ver el trauma que se esconde en todos nosotros, los ‘sujetos implicados’ partícipes de la violencia ecológica y víctimas de ella, que ha nacido tras la premisa de que no existen alternativas a las estructuras sociopolíticas y económicas heredadas que puedan sustituirlas para evitar el desastre, quizás porque no han sido suficientemente imaginadas, y quienes vivimos sumidos en un acto de ignorancia voluntaria o selectiva en nuestro día a día a la vez que, en un inestable equilibrio, somos conscientes de estar asistiendo a los últimos compases de la orquesta del Titanic dentro de una visión apocalíptica del futuro que ha sido el éxtasis de excesivas narrativas y ficciones que no han buscado dar respuesta a las grandes dificultades contra las que se enfrenta la ficción y el arte en el Antropoceno, una carencia especialmente presente en narrativas miméticas o de corte realista donde “los ritmos menguantes y las escalas moderadas de la ficción realista están fatalmente desincronizados con las nuevas realidades del Antropoceno”14, unas dificultades de escala temporal y espacial que se reflejan también en la escala del colectivo humano necesario para influenciar en el Antropoceno y que ha propiciado la creación de movimientos a favor de un ‘eco-cosmopo-
litanismo’, “o ciudadanía mundial del medio ambiente”15, que presenta el riesgo de sacrificar relatos individuales y personales en busca de una concienciación planetaria que puede relegar reivindicaciones de grupos minoritarios, historias personales y la necesidad contemporánea de cuestionar metadiscursos, al igual que la Historia canónica, si se aúna al conjunto de los ser humanos en un globalismo de carácter universalizante que, desde el punto de vista histórico, ha causado excesivo daño y en el Antropoceno/ Capitaloceno responsabiliza erró-
My Grandfather was a Spice Dealer (2017), por Matthias Jung
neamente de forma generalizada, mientras al mismo tiempo un globalismo universalizador genera una fría despersonalización y deshumanización de las narrativas que construimos y una ficción que ha gozado recreando un desenlace colectivo mediante visiones del apocalipsis en forma de entretenimiento y deleite, ya sea en productos comerciales como películas, incluyendo a 2012, Snowpiercer e incluso Interstellar, o en apuestas con una mayor concienciación social y climática como la novela Odds Against Tomorrow de Nathaniel Rich, autor también de la fascinante obra de no-ficción Perdiendo la
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Tierra: La década en que podríamos haber detenido el cambio climático donde analiza el complejo nacimiento de la concienciación acerca del cambio climático frente al negacionismo y quien, en su vertiente como novelista, recurre al evento apocalíptico una vez más, un recurso habitual de lo que se ha llamado la ‘Climate Fiction’ o Cli-Fi que tiene que buscar su propio equilibro entre poder ser comercial –realidad que induce a continuar empleando estructuras narrativas tradicionales– frente a la necesidad de buscar nuevas vías formales y narrativas y que solo progresivamente se ha percatado del gran error conceptual de organismos como IPCC (Intergovernmental
Lord Kumulus and the Journey to the Blue Moon (2018), por Matthias Jung Panel on Climate Change) de Naciones Unidas, quienes inicialmente creyeron que una simple presentación de hechos sería suficiente para impulsar al mundo a un cambio de políticas y a la humanidad a modificar la forma en la que vivimos, y que la “comprensión de las enfermedades planetarias y fisiológicas requiere de un conocimiento literario y humanista más amplio” y abogar por una ficción “a través del afecto narrativo para iluminar cómo la emoción, en lugar del empirismo solo, de manera poderosa, si no siempre predecible, conduce a los
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individuos desde la información a la conciencia y la ética”16 como es el propósito de diversos movimientos culturales como por ejemplo el Solapunk, “un movimiento de ficción especulativa, arte, moda y activismo que busca responder y encarnar la pregunta ‘¿cómo es una civilización sostenible y cómo podemos llegar allí?’ [que] reconoce la ciencia ficción no solo como entretenimiento, sino como una forma de activismo [y] quiere contrarrestar los escenarios de una tierra moribunda, la brecha insuperable entre ricos y pobres y una sociedad controlada por corporaciones [, n]o en cientos de años, pero al alcance de la mano”17, y para ello la ficción tiene que “asumir un nuevo reto: el escalar su imaginación de lo humano a las dimensiones del tiempo biológico y geológico”18 en una reimaginación de la escala local y global como es por ejemplo la apuesta de Don DeLillo en su novela Punto Omega, con una nueva concepción temporal donde no solo tiene cabida el tiempo humano de días, meses o años sino magnitudes de ‘tiempo profundo’ (que “asombrará la imaginación hasta el punto de la parálisis”19), nuevos acercamientos que son especialmente necesarios dado que “es posible que la mente humana no haya evolucionado lo suficiente para poder comprender el tiempo profundo”20, cuando además el ser humano se tiene que enfrentar a una gran cantidad de sesgos cognitivos que nos hacen preferir el statu quo (como el efecto contraproducente o efecto ‘backfire’ pasando por el sesgo de confirmación hasta el miedo a la pérdida, y el descuento hiperbólico que nos hace favorecer resultados a corto plazo sobre efectos a largo plazo), nuevas ficciones donde visiones de lo posthumano o lo no-humano tienen protagonismo como los documentales ya clásicos Koyaanisqatsi y Naqoyqatsi, donde narraciones tradicionales de trauma y drama doméstico tradicionales dejan espacio a conceptos como la ‘violencia lenta’ “para abordar nuestra falta de atención a las calamidades que son lentas y duraderas, calamidades que con paciencia dispensan su devastación mientras permanecen fuera de nuestra capacidad de atención parpadeante y fuera del alcance de los medios corporativos impulsados por el espectáculo”21 aunque sea de forma escondida en una trama secundaria tal y como Jonathan Franzen inserta en su novela Libertad, es decir, ahondar en las potencialidades de los artefactos artísticos y culturales que ya han demostrado su enorme capacidad para fundir preocupaciones filosóficas, epistemológicas y ontológicas, re-imaginaciones de
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mente a la abstracción conceptual que es el Antropoceno, el lo humano, multiperspectivismo, exploraciones de la tempocual presenta ramificaciones, conexiones, escalas, casusas y ralidad, análisis social, político y afectivo, para así reunificar consecuencias de una envergadura que bien puede ser supelas escisiones entre dualismos limitadores como mente/cuerrior a la que el ser humano puede asumir si se po y ser humano/naturaleza a través de la expelimita a la comprensión intelectual, que riencia estética ya que “sin una recaconceptualmente puede parecer libración de los sentidos, al nivel de Somos conscientes de estar lógico y asumible pero que resulespecie global, sin al menos comta tan complejo como conectar prender media conversación, asistiendo a los últimos compases todos los elementos de una sola para luego atenuar y matizar de la orquesta frase de principio a fin, una úninuestros deseos y necesidades, del Titanic. ca frase como es este artículo, con no podemos concebir otro modo sus estratas, interconexiones y caos, de producción, otro conjunto de reladonde datos e ideas se precipitan en un exceciones sociales, otra ética de la agricultura enso haciendo imposible percibirlo fácticamente pese a ser una tre nosotros y la tierra”22, donde la ficción resulta un vehículo privilegiado para aventurarse en aguas desconocidas buscanúnica oración pero que, al igual que el Antropoceno, busca do “nuevas formas de aprehender el entrelazamiento de vidas nuevas formas de representación que permitan aprehender la humanas y no humanas”23 capaz de dar impacto afectivarealidad ■
Notas 1 Ecologistas en acción, Papel y medio ambiente, (https://www.ecologistasenaccion.org/14645/papel-y-medio-ambiente/). 2 Don Carli, “Is Digital Media Worse for the Environment Than Print?”, Mediashift, 31/03/2010 (http://mediashift.org/2010/03/is-digital-mediaworse-for-the-environment-than-print090/). 3 Ver por ejemplo “Baterías sangrientas: la extracción de cobalto en Congo”, artículo publicado en El País, 17/07/2020. 4 Daniel Lloyd (2011), Electronic Readers Versus Printed Material – An Ecological Comparison, Cal Poly State University. 5 Omega Institute, “Print or Digital: It All Has Environmental Impact”, 24/06/2014 (https://www.eomega.org/article/print-or-digital-it-all-hasenvironmental-impact). 6 Ibid. 7 Sheena Stolz y Sarah-Indra Jungblut, “Our Digital Carbon Footprint: What’s the Environmental Impact of the Online World?”, Reset, Agosto 2019. 8 Anthropocene Working Group (AWG), “Results of binding vote by AWG”, Subcommission on Quaternary Stratigraphy, 21/05/2019 (http://quaternary.stratigraphy.org/working-groups/anthropocene/). 9 Dipesh Chakrabarty, “The Climate of History: Four Theses”, Critical Inquiry 35 (Winter 2009), p.216. 10 Stephanie LeMenager (2014), Living Oil, Oxford University Press, p.125. 11 Ibid., p.18. 12 Patricia Yaeger et al. “Editor’s Column: Literature in the Ages of Wood, Tallow, Coal, Whale Oil, Gasoline, Atomic Power, and Other Energy Sources”, PMLA vol. 126, no. 2, 2011. 13 Frederic Jameson, The Political Unconscious: Narrative as a Socially Symbolic Act, traducido en España como Documentos de cultura, documentos de barbarie: La narrativa como acto socialmente simbólico, Visor, 1989. 14 Pieter Vermeulen (2020), Literature and the Anthropocene, Routledge, p.61. 15 Ursula K. Heise (2008), Sense of Place and Sense of Planet, Oxford University Press, p.10. 16 Heather Houser (2014), EcoSickness in Contemporary U.S. Fiction, Columbia University Press, p.7. 17 Solarpunk Manifesto, Regenerative Design (http://www.re-des.org/a-solarpunk-manifesto/). 18 Pieter Vermeulen, “Don De Lillo’s Point Omega, the Anthropocene, and the Scales of Literature”, en Studia Neophilologica 67, 2015, p.69. 19 John McPhee (1998), Annals of the Former World, Farrar, Straus and Giroux. 20 Ibid. 21 Rob Nixon (2011), Slow Violence and the Environmentalism of the Poor, Harvard University Press, p.6. 22 Raqs Media Collective (2013), “Three and a Half Conversations with an Eccentric Planet,” Third Text 27, no. 1 , p.114. 23 Pieter Vermeulen (2020), Literature and the Anthropocene, Routledge, p.3.
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La financiarización y la digitalización de la economía Factores agravantes de las injusticias sociales
Por Marc Chesney
¿L
a deuda es un mecanismo para canalizar los recursos públicos hacia actores financieros? ¿Qué procesos ocasionan los gigantes digitales? El despliegue del neoliberalismo favorece situaciones de oligopolio que, contradiciendo la libre competencia pregonada por el liberalismo, consolidan la concentración de la riqueza en detrimento de las mayorías sociales.
En este periodo histórico, también caracterizado por la financiarización y digitalización de la economía, las desigualdades sociales han alcanzado un punto totalmente desconocido hasta la fecha. El supuesto derrame de la riqueza (trickledown), un fenómeno del que hablan a menudo los medios de comunicación, no obedece a la ley de la gravedad. Antes bien, la riqueza, al desplazarse de abajo hacia arriba, permite que aquellos que poseen cuantiosas fortunas puedan acumular aún más en detrimento del resto de la sociedad. Nunca antes en la historia se habían acumulado tanta riqueza en manos de tan poca gente y en tan poco tiempo. Ese proceso acrecienta terriblemente la pobreza y la precariedad de las clases sociales necesitadas o en vías de serlo. Este proceso, que favorece a un ínfimo porcentaje de la población mundial, se produce de consuno con un cinismo, incluso con una arrogancia, sin límite. Este artículo analiza ese fenómeno, los peligros que conlleva y las soluciones que se imponen. La acumulación de riquezas en unas pocas manos Primero, veamos los hechos: a la hora en que, según el Banco Mundial, la incidencia planetaria de la COVID-19 ha comportado que hasta 100 millones de personas más se sumieran en la pobreza extrema (menos de 1,9$ por día), cuatro personas han
visto su fortuna conjunta aumentar unos 130 mil millones de dólares. Se trata de: 1) Bill Gates (Microsoft), con un incremento de 11 mil quinientos millones de dólares estadounidenses; 2) Mark Zuckerberg (Facebook), con 32 mil millones de dólares estadounidenses más; 3) Elon Musk (Tesla), con otros 42 mil millones; y 4) Jeff Bezos (quien posee el 11% del capital de Amazon) con 44 mil millones. Estos datos corresponden al periodo ubicado entre principios de marzo y la primera quincena del mes de junio de 2020. En un solo día, el 20 de julio de 2020, Bezos, cuya fortuna es del orden de 200 mil millones de dólares, se incrementó 13 mil millones. Ahora bien, ¿qué significa una cantidad tan astronómica? Las comparaciones permiten entender mejor la naturaleza del fenómeno y permiten darse cuenta de la magnitud del problema. Esa cantidad, los 13 mil millones de Bezos, equivale a más o menos el doble de lo que ganaron, ese mismo día, los aproximadamente mil trescientos millones de africanos en su conjunto. Remontarse en el tiempo permite poner de relieve otra analogía. En el siglo XVIII, probablemente Luis XVI era el hombre más rico del mundo. Su palacio de Versalles es una buena prueba de ello. Hoy, su sucesor en la cumbre de la pirámide de la fortuna es el señor Bezos. ¿Cómo comparar esas dos fortunas
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separadas por tres siglos? Convertir las libras o los luises de entonces en dólares actuales no es poca cosa. Vale más utilizar el tiempo de trabajo como medida más objetiva. El palacio de Versalles se construyó en unos 50 años. Supongamos que haya requerido a 10.000 personas por año. Esto correspondería a 150 millones de jornadas laborales, que incluyen globalmente tanto las de los obreros como las de los jardineros, arquitectos, decoradores, artistas… Teniendo en cuenta la compra de platería y obras de arte, se puede añadir 100 millones más. Todo ello representa un total del orden de 250 millones de jornadas laborales, o sea, alrededor de la décima parte de esos 13 mil millones de dólares adicionales que se han añadido a la fortuna del señor Bezos. En efecto, ya que este monto corresponde al doble de lo que han percibido los mil trescientos millones de africanos a cambio de su trabajo el mismo día, es como si Jeff Bezos hubiera ganado lo que equivale a 2.600 millones de jornadas laborales. Resumiendo, esos 13 mil millones de dólares corresponden a 10 palacios de Versalles, pero no en cincuenta años sino en un solo día. El señor Bezos tiene prisa. En comparación, Luis XVI casi parecería un loser ¡un perdedor! La abolición de los privilegios, a la orden del día en 1789, también es una cuestión de actualidad, ¡y con mayor razón! La financiarización y la digitalización de la economía Esta concentración insensata de la riqueza se debe a la conjunción de dos fenómenos: la financiarización y la digitalización de la economía, características del neoliberalismo actual. La primera somete la economía y la sociedad a los intereses de un sector financiero descontrolado, dominado por los Bancos Centrales, las sociedades de gestión de activos, entre las cuales BlackRock es el buque insignia, los bancos sistémicos y la banca en la sombra (shadow banking) con sus fondos especulativos más potentes. Cada cual juega su rol en ese proceso de sometimiento de la mayoría: los Bancos Centrales inyectan enormes volúmenes de liquidez en los mercados financieros para evitar un derrumbe brutal del sistemai; BlackRock invierte esa liquidez, eso significa que procede a la compra de activos financieros que gestiona para la FED (o Banco Central de Estados Unidos); a partir de lo anterior, los grandes bancos pueden deshacerse de sus activos dudosos y utilizar la liquidez obtenida a cambio para fines no menos dudosos; y, para finalizar, los fondos especulativos se benefician de esos desequilibrios permanentes apostando sobre la insolvencia de empresas, incluso de países, para de este modo poder sacar inmensos beneficios. El segundo fenómeno que explica esa concentración sin precedente de riquezas es la digitalización de la economía. Este
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proceso, fruto de los progresos de la informática, de internet y de la inteligencia artificial en particular, tiene como consecuencia una destrucción de puestos de trabajo que va incrementándose con respecto a los que se van creando. Larga es la lista de los sectores con pérdidas de empleo, y algunos de estos, eximidos hasta principios del 2020, como la hostelería, la restauración y el turismo en general, están ahora devastados, a causa de la COVID-19. Algunas ramas siguen contratando, pero sin compensar, ni mucho menos, las pérdidas de empleo. No todo el mundo puede convertirse en inforLa digitalización destruye má tico. En muchos más puestos de trabajo de los campos de actividad, el que crea. No todo el mundo trabajo del hombre es substituido a gran escapuede convertirse en la por la máquina o el informático. algoritmo. En una sociedad bien organizada y sostenible, la digitalización de la economía debería generar tiempo libre. Por el contrario, en el marco del neoliberalismo, acrecienta la miseria, la precariedad y el subempleo, e incluso el paro. La financiarización y la digitalización de la economía permiten que se acumulen las fortunas. Esto no se produce paso a paso, generación tras generación, como históricamente fue para muchos empresarios, sino de forma extremadamente rápida, como ilustra perfectamente el caso de los Jeff Bezos y consortes. Si bien sus cualidades como empresarios en el sector clave de la digitalización han desempeñado un papel, las principales causas de esa concentración son otras. Se trata de la situación de monopolio o de cártel que tienen los GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon), y de la política de los Bancos Centrales más arriba mencionada. Esas dos características de dominio y de manipulación de los mercados, por los principales actores de las finanzas y de las tecnologías de la información, están en evidente contradicción con los principios de la economía de mercado y de la libre empresa que suelen ser invocados. Las finanzas de casino y el endeudamiento generalizado El neoliberalismo ha desembocado, de este modo, en un sistema de finanzas de casino terriblemente inestable caracterizado por unas apuestas (se trata generalmente de productos derivados) y unas deudas cada vez más importantes, las cuales, a partir de un cierto nivel, corren a cargo del contribuyente. En efecto, éste es quien asume las pérdidas en caso de crisis. Los defensores de ese sistema se ponen el traje del liberalismo, pero, en su práctica cotidiana, contradicen su principio funda-
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vos a vencimiento de ciertos plazos4, subieran en un futuro, el Estado español tendría que pagar por unos intereses bastante más elevados. Por ejemplo, si el tipo medio de interés del conjunto de la deuda pública fuera de un 5%, el interés de dicha deuda sería de unos 65 mil millones de euros por año5, lo que puede compararse con el presupuesto para sanidad: unos 84 mil millones de euros. La situación sería aún más insostenible. En un país como Nigeria, el servicio de la deuda ya era 30 veces superior al presupuesto del ministerio de sanidad en 20176. A nivel mundial, en diciembre de 2020, el valor de las obligaciones con rendimientos negativos era de unos 18 mil millardos de dólares7 y equivalía, aproximadamente, a un tercio de la deuda pública. Eso prueba cuánta importancia tiene ese fenómeno. Cabe recordar que el tipo de interés es el precio del dinero. Cuando un precio es negativo y sigue siéndolo tanto tiempo, solo puede resultar de una manipulación a gran esca-
mental. Pues son los empresarios quienes tendrían que asumir los riesgos relacionados con sus inversiones. Los dirigentes de las grandes instituciones financieras predican el emprendimiento y los riesgos que conlleva, pero no lo practican. Por otra parte, el endeudamiento generalizado y perpetuo, consustancial al neoliberalismo, somete la sociedad a los intereses de una ínfima minoría de la población2. El incremento de la precariedad, agravado por la COVID-19, y la publicidad agresiva, casi siempre de productos de pacotilla, incitan, incluso obligan, a que la mayoría intente recurrir al préstamo. La obligación legal de pagar sus créditos genera un autocontrol por parte de la población, por miedo a terminar en una lista roja de individuos insolventes que ya no tendrían acceso al crédito. En ese contexto, ya no queda mucho tiempo ni mucha energía para elaborar la crítica que se merece el sistema depredador que nos avasalla actualmente. La deuda global, tanto pública como privada, es enorme. Con la COVID-19, en 2020, alcanzó el 360% del PIB mundial. Resulta pues ingeLos directores ejecutivos de Amazon (J. Bezos), Apple (T. Cook), Google (S. Pichai) y Facebook (M. Zuckerberg) nuo creer que se podrá pagar en su totalidad. En el marco actual de las finanzas de casino, la deuda se ha convertido en un business. la del mercado en cuestión, en ese caso el mercado de deuda. Y Las viejas deudas se pagan con las nuevas, las cuales, titulizason los Bancos Centrales los verdaderos actores en ese caso. das, siguen acumulándose muy rápidamente. De este modo, Cuando finalmente los tipos vuelvan a subir, las pérdidas los riesgos de impago o de quiebra se acrecientan, y aumenta podrían cifrarse en miles de millardos de dólares para los teneasí la profunda inestabilidad de la economía actual. dores de obligaciones. Es tal el nivel de la deuda que requiere unos tipos de interés muy bajos, incluso negativos, para evitar los impagos en cadeEl capitalismo en pleno declive: una perspectiva histórica na. Por ejemplo, en 2021 en España, los intereses de la deuda Globalmente, desde los años 1870 hasta principios de la pripública deberían alcanzar unos 32 mil millones de euros3. Si mera guerra mundial, el desarrollo de políticas inspiradas en el los tipos de la deuda pública, actualmente muy bajos y negatiliberalismo ha permitido a la humanidad un desarrollo sin pre-
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Chicago Boys, los discípulos de Milton Friedman que asesoraron a Pinochet.
cedente, tanto en los ámbitos económicos y científicos como sociales. Los cien años siguientes no han estado a la altura de las esperanzas, con sus más de dos millones de muertos causados por las guerras y los conflictos8: la Primera Guerra mundial seguida de la gran crisis de 1929 y de la de 1931, que desembocaron en la aparición de unos horrorosos regímenes dictatoriales, principalmente en Alemania y en la URSS, pero también en Italia, en España y en Japón. El surgimiento de esas dictaduras provocó la Segunda Guerra mundial, con sus hecatombes y campos de la muerte. El fin de esa guerra, con los bombardeos americanos de Hiroshima y Nagasaki, marcó la entrada de la humanidad –o de lo que de ella subsistía– en la era nuclear, tanto militar como civil, con el enfrentamiento de las dos superpotencias, los EEUU y la URSS, en el marco de la guerra fría. El periodo de reconstrucción, llamado los treinta gloriosos en Francia o el milagro económico en Alemania, generó una cierta estabilidad y prosperidad en Europa occidental, marcada por una política económica de tipo keynesiano. Los años 1970 marcaron un giro. Hay que mencionar la guerra de Vietnam y las crisis petroleras. Con el golpe de Estado de Augusto Pinochet en Chile y la dictadura resultante, además de la elección de Ronald Reagan en Estados Unidos y de Margaret Thatcher en Gran Bretaña, se inició la puesta en marcha de las políticas económicas neoliberales9, primero en esos países, y luego en la mayoría de las demás naciones occidentales. La caída del Muro de Berlín permitió exportar esa política a los países satélites de la ex URSS y parcialmente en esta última. Ni que decir tiene que hoy en día se ha impuesto a nivel internacional. Según el intelectual americano Francis Fukuyama, la instauración de la agenda neoliberal a nivel mundial debía desembocar en el «fin de la historia», época en la que no solo los principios liberales sino también la democracia que los
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acompaña debería permitir que se imponga una lógica de equilibrio y de paz a escala mundial. Según Fukuyama, con el fin de la guerra fría, iba a formarse, a nivel internacional, el consenso en relación con la democracia liberal. La realidad contradice semejante propaganda. Tras haber experimentado transformaciones con el paso del tiempo, el capitalismo en su forma actual, el neoliberalismo, (dis)funciona de forma descontrolada y amenaza con arrastrar a la humanidad en su loca carrera. Todos los indicadores están en rojo: el calentamiento climático, la contaminación, la crisis sanitaria ligada al desarrollo de las pandemias, los riesgos de guerra, así como las crisis financieras y el aumento insensato de las disparidades sociales –tema central del presente artículo–, sin mencionar la vacuidad moral e intelectual característica de no pocos dirigentes políticos a nivel internacional, como el ex presidente de los Estados Unidos, y «genio» autoproclamado, Donald Trump. A todo esto, el sector financiero, en conjunción con los GAFA, impone sus intereses a la sociedad. La financiarización de la economía contradice los principios fundamentales del liberalismo, aquellos en los que este sector pretende basarse. En el seno de la esfera financiera, la mano invisible de Adam Smith es cada vez menos eficiente, ya que intentar Los dirigentes de las grandes satisfacer los intereses particulares genera un instituciones financieras predican el emprendimiento y riesgo sistémico y, por los riesgos que conlleva, pero ende, perjudica el bienestar general. Muy a no lo practican. menudo la mano invisible es sustituida por la mano del crupier de las finanzas de casino que recoge las apuestas en favor de los bancos considerados como sistémicos y los fondos especulativos. En el marco del neoliberalismo, el homo-economicus analfabeto, que optimiza sus ganancias, ha mutado y se ha transformado en homo-financiarius, criatura depredadora, nociva para con la sociedad, caracterizada por un profundo cinismo y por una propensión a la acumulación insensata de riquezas. De hecho, según el economista Milton Friedman, la única responsabilidad social de la empresa consiste en acrecentar sus beneficios y en crear valor para los accionistas10, sin un ápice de consideración moral.
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El neoliberalismo puede asimilarse a una religión pervertida, en la que sus grandes sacerdotes, Milton Friedmann y Friedrich Hayek en particular, ya eran activos antes de su verdadera aplicación a nivel internacional, a finales del siglo pasado. Sus discípulos, los «Chicago boys», tuvieron una gran influencia sobre la política económica de la dictadura Al aumentar la deuda, los en Chile, que se convirriesgos de impago o de quiebra tió en el laboratorio del se acrecientan, y aumenta así neoliberalismo. La crisis de 2007-2008 ha evila profunda inestabilidad de denciado que el neolila economía actual. beralismo es muy inestable, que genera unas disparidades sociales inaguantables y que se opone a los intereses de la mayoría. A pesar de ello, muchos políticos y la mayoría de los economistas siguen presentándolo como la única opción. La propia dinámica del capitalismo provoca una destrucción a gran escala del trabajo asalariado en el que no obstante se basa. Karl Polanyi, en La gran transformación, lo explica debidamente. Otras relaciones de dominación diferentes de la de «Trabajo (asalariado) / Capital» se yuxtaponen a esta última para crear unas fuentes de beneficio diferentes y acelerar la acumulación de riquezas. Se trata de la relación «deudor / acreedor»11 presentada más arriba, así como la de «usuario / proveedor» de infraestructuras digitales para las transacciones electrónicas financieras, pues representan el enorme volumen de 150 veces el PIB mundial, y generan unas comisiones espe-
Sede de BlackRock en Nueva York.
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cialmente lucrativas. También se trata de la relación «contribuyente / Estado», que permite que las entidades financieras sistémicas estén cubiertas cuando sus apuestas no se están orientando bien. Finalmente, cabe tener en cuenta la relación «proveedor / comprador» de datos digitales, que genera enormes beneficios en la medida que esos datos son proporcionados gratuitamente por los usuarios de Internet (nuestros gustos y centros de interés son detenidamente clasificados y analizados para ser vendidos a los clientes de los GAFA). Las soluciones De ser cierto lo que dicen muchos políticos a nivel internacional, la solución a nuestros problemas económicos y sociales pasan casi siempre por el crecimiento y los acuerdos de libre comercio. Es lo que, muy probablemente, han aprendido en las aulas universitarias. Sin embargo, en la situación actual, el crecimiento de la economía significa también el de la contaminación, de las emisiones de CO2, de las desigualdades sociales… así como una pérdida notable de biodiversidad. Ya sería hora de comprenderlo. El crecimiento económico ya no es realmente apto para generar un verdadero desarrollo social12. No puede curar el cáncer que padece la sociedad. En cuanto a los acuerdos mencionados anteriormente, se transforman con demasiada frecuencia en incentivos para seguir contaminando y asolando el medio ambiente, con la esperanza de exportar aún más. Por ejemplo, un eventual libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur le daría carta blanca al gobierno brasileño para seguir destruyendo la selva Amazónica. Las verdaderas respuestas, aquellas que corresponden a los intereses del género humano, no son fáciles de poner en marcha, incluso son difíciles de identificar. Los potentes grupos de interés se movilizan para evitar cualquier auténtico cuestionamiento. Sin embargo, el breve análisis de la situación realizado en este artículo permite delimitar a grandes rasgos las soluciones. Puesto que, en el marco del neoliberalismo, la deuda juega un papel central, se trata, en primer lugar, de reducirla drásticamente. Eso significa que habría que examinar la situación en cada país para decidir qué deudas tienen que pagarse y qué deudas no. Anular una buena parte de la deuda es hoy esencial para reducir la incertidumbre y la precariedad crecientes. En segundo lugar, aminorar el poder de las finanzas de casino implica que hay que prohibir las apuestas y demás productos financieros tóxicos, esto es, aquellos de los que padecen siste-
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Bolsa de Nueva York, en Wall Street (NY)
máticamente sus compradores y los contribuyentes. En tercer lugar, imponer una (micro) tasa sobre el volumen exorbitante de transacciones electrónicas permitiría reducir dicho volumen, introducir granitos de arena en los mecanismos de las finanzas de casino y generar unos ingresos susceptibles de eli-
minar algunos impuestos, como el IVA. Y, en fin, habría que detener como es debido y dejar de tolerar la potencia monopolista o de cártel de los GAFA. La mercantilización de la naturaleza en su sentido más amplio, y del trabajo del ser humano, ha desembocado en una economía depredadora, el neoliberalismo, con unas injusticias sociales sin precedentes y una jerarquía insufrible, entre los ganadores y los perdedores, presentada como algo natural. En última instancia, es incompatible con la democracia y está en vías de crear una cárcel digital para el común de los mortales (véase la presentación de Ernst Wolff en el Foro Económico Mundial de Davos, en agosto de 2020). Además, el neoliberalismo ha conducido a la sociedad y a la economía a un callejón sin salida del que es urgente salir, tanto para las generaciones actuales como para las futuras, que tienen el derecho inalienable de vivir de una forma decente y digna en una sociedad responsable y civilizada ■ Inicialmente, la revista Filosofía e Teologia, de Milán, ha publicado una versión de este artículo en francés en 2021.
Notas 1. A nivel mundial, desde el mes de marzo de 2020, los Bancos Centrales compran cada hora, principalmente a los bancos, una media de ¡mil trescientos millones de dólares en activos financieros! Fuente: Uhlig, Andreas. “Der Renminbi wird zur neuen D-Mark”. Neue Zürcher Zeitung, 15/12/2020. Los grandes bancos reciben, de este modo, su dosis horaria de liquidez. Eso prueba hasta qué punto el sistema se está quedando sin aliento, y hasta qué punto los mercados financieros supuestamente libres se hallan cada vez más bajo la tutela de los Bancos Centrales. El capitalismo actual, o neoliberalismo, titubea. Intenta evitar un desmoronamiento generalizado utilizando principalmente dos muletas: los Bancos Centrales que inyectan liquidez en los mercados financieros, y los contribuyentes que asumen en última instancia los costes de las crisis recurrentes. 2. Véase: Lazzarato, Maurizio. La fábrica del hombre endeudado, Ensayo sobre la condición neoliberal. Ed. Amorrortu, 2013. 3. Europa Press. “La deuda pública subirá al 117,4% del PIB en 2021 y el Tesoro captará 299.138 millones, un 6% más”. Europapress, 28/10/2020. 4. En diciembre de 2020, por primera vez, el rendimiento de las obligaciones del Estado español para un plazo de diez años era negativo (a -0,016%). 5. Según datos del Banco de España, la deuda pública se situó en octubre de 2020 en 1.308.085 millones de euros. El 5% de este total corresponde a unos 65 mil millones de euros.
6. Urech, Fabian. “Es ist fünf vor zwölf in Afrika”. Neue Zürcher Zeitung, 20/02/2018. 7. Mullen, Cormac & Ainger, John. “World’s Negative-Yielding Debt Pile Hits $18 Trillion Record”. Bloomberg, 11/12/2020. 8. Se trata de 231 millones de muertos en el siglo XX. Véase: Leitenberg, Milton. Deaths in Wars and Conflicts in the 20th Century. Ed. Cornell University, 2006. Asimismo: Straumann, Tobias. 1931: Debt, Crisis and the Rise of Hitler. Ed. Oxford University Press, 2019. 9. Stedman Jones, Daniel. Masters of the Universe: Hayek, Friedman, and the Birth of Neoliberal Politics. Ed. Princeton University Press, 2012. 10. La enorme cantidad de negocios y los inmensos beneficios realizados par IBM con la Alemania nazi constituye un ejemplo extremo de una estrategia únicamente centrada en la maximización de beneficios. Gracias a esa colaboración, la máquina exterminadora de ese régimen fue especialmente eficaz. Véase: Black, Edwin. IBM y el Holocausto. Ed. Atlántida, 2001. 11. Ya Friedrich Nietzsche analiza, en La genealogía de la moral, la relación contractual entre acreedores y deudores, el poder que da el crédito, así como la culpabilidad asociada a la deuda. 12. En Jalones de derrota, promesa de victoria: crítica y teoría de la revolución española (1930-1939), G. Munis analiza el fondo histórico de la crisis social y explica en qué medida el crecimiento económico ya no puede desempeñar un papel progresivo, es decir que no es realmente apto para generar un verdadero desarrollo social.
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Workmen in the House (1935), por Stanley Spencer
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Metamorfosis del taylorismo Los escollos de la“humanización” del trabajo Por Carlo Formenti
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istintas corrientes del marxismo han considerado que el desarrollo tecnológico nos acercaba a la emancipación. Sin embargo, las transformaciones productivas, sustrayendo a los trabajadores su conocimiento sobre el proceso productivo, han contribuido a disciplinar la fuerza de trabajo. ¿También el control capitalista es el reverso de la democratización digital?
La actitud de los movimientos obreros de inspiración marxista hacia la tecnología siempre ha estado determinada por la convicción de que el desarrollo de las fuerzas productivas es en sí mismo –aparte de ser producto del proceso de acumulación capitalista– un factor progresivo, en la medida en que crea las condiciones para la transición a una forma más avanzada de civilización. Por esta razón, la revuelta ludita contra la introducción de los telares mecánicos en la Inglaterra del siglo XIX –aunque los historiadores reconocen su papel en la génesis de una embrionaria conciencia de clase1– ha sido generalmente clasificada como una vana resistencia –heroica, pero objetivamente conservadora– al proceso de industrialización, ya que éste habría favorecido el crecimiento numérico de los “sepultureros” del modo de producción capitalista. Por la misma razón Marx, tanto en el Manifiesto como en El Capital, exalta el papel “revolucionario” del capital que, en su irresistible avance, barre con todas las formas económicas y sociales “atrasadas” (llegando a celebrar la misión “civilizatoria” del imperialismo británico en la India2, aunque reconociendo sus crímenes). Por la misma razón, finalmente, tanto Lenin como Gramsci juzgaron positivamente los “descubrimientos” de Taylor, considerando que los principios de la organización “científica” del trabajo representaban una importante innovación que la clase
obrera debía dominar para desarrollar la producción y avanzar más rápidamente hacia el socialismo. Por otra parte, incluso la variante fordista del taylorismo recibió su cuota de aprobación, en la medida en que podía considerarse uno de los fundamentos del compromiso capital/trabajo que dio vida a los treinta años “de oro” posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Con el ciclo de luchas obreras de los años 60 y 70, esta actitud sufrió una transformación radical, sin que por ello se pusiera en tela de juicio el dogma básico del papel intrínsecamente revolucionario del progreso tecnológico. Lo que importa es que se haya tomado conciencia de la dureza de la condición de la clase trabajadora –sufrimiento mental y físico, reducción de la calidad de vida, pérdida de dignidad, etc.– asociada a ese progreso, y si ese progreso ha ido acompañado de un aumento del número de trabajadores. Y si este progreso se sigue considerando positivo, no es tanto porque aumente la productividad del trabajo, sino porque fomenta la unidad de clase, cimentada por el hecho de compartir las mismas experiencias por cientos de miles de trabajadores concentrados en grandes fábricas, donde se ven obligados a realizar tareas puramente ejecutivas, hecho que alimenta la voluntad de lucha. Dejando a un lado la ideología obrerista y su tesis funda-
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mental –según la cual esta nueva condición obrera atribuye a la lucha fabril un carácter directamente político, en la medida en que es conscientemente anticapitalista–, tesis que he tratado ampliamente en otro lugar3, me limitaré a recordar cómo los izquierdistas radicales de aquellos años consideraban conservadora y reaccionaria la línea del sindicato tradicional, que luchaba por la protección de la profesionalidad de las capas superiores de la fuerza de trabajo y por la recalificación profesional de la masa de trabajadores. Esta política, se argumentaba, pretendía neutralizar el espíritu rebelde de las masas obreras, alimentando la ilusión de poder salvar el compromiso fordista que la crisis estaba barriendo inexorablemente. En el medio siglo que va desde mediados de los años 70 hasta el presente, la narrativa sobre el conflicto capital/trabajo sufre una dislocación radical. El impacto de la reestructuración tecnológica de las empresas, de los procesos de financiarización y globalización de la economía y del giro liberal de la izquierda socialdemócrata, es tan duro que alimenta el mito del “fin del trabajo”. El trabajo propio de los obreros industriales transmigra a China y a otros países en desarrollo, se diluye en las cadenas de subcontratación, pero sobre todo pierde –además de las herramientas organizativas tradicionales y la representación política y sindical– su identidad antropológica, su estatus sociocultural. De hecho, el proceso de terciarización “camufla” el trabajo industrial, que –sin dejar de serlo en lo esencial, como observa David Harvey4– parece desaparecer al dispersarse en los miles de riachuelos de la logística, la economía gig, el entretenimiento, el turismo, la restauración, etc., y se “bastardea” mezclando a extrabajadores industriales nativos, inmigrantes, estudiantes, falsos autónomos, etc. Una masa individualizada y dispersa, casi totalmente desprovista de toda conciencia de su pertenencia de clase común. Los nuevos sujetos de la narrativa son ahora los herederos de aquellos estratos de la fuerza de trabajo en formación que, en los años
Las luchas de los trabajadores desaparecen casi por completo bajo la crisis y la reestructuración capitalista.
sesenta y setenta, habían transformado las escuelas y universidades en casamatas de la alianza entre estudiantes y trabajadores. Una alianza efímera entre la “crítica social” y la “crítica artística”, según la acertada definición de Boltanski y Chiapello5, destinada a disolverse a medida que las luchas de los trabaja-
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dores van fluyendo, hasta desaparecer casi por completo bajo los golpes de martillo de la crisis y la reestructuración capitalista. Después, el conflicto social se cuenta casi exclusivamente sobre la base de los cánones ideológicos de la “crítica artística”: antiautoritarismo, no al paternalismo y a las jerarquías familiares, empresariales y políticas, reconocimiento de las dife-
El conflicto social se cuenta casi exclusivamente sobre la base de los cánones ideológicos de la “crítica artística”. rencias de género, culturales y de orientación sexual, etc. Un bagaje político-cultural que los nuevos movimientos sociales (feminismo, pacifismo, antiglobalización, etc.) han heredado de 1968, y que vierten en el mundo del trabajo, al convertirse en miembros de esa nueva clase media definida diversamente como “clase creativa”, “trabajadores del conocimiento”, “Quinto Estado”, etc.6 Con el salto tecnológico de la revolución digital –que, a partir de los años noventa, rediseña tanto la organización del trabajo como las filosofías de gestión en el seno de las grandes empresas (no solo en las compañías de Internet y en el sector de la alta tecnología), las redes que interconectan flujos comerciales y financieros, productores y consumidores (generando la figura híbrida del prosumidor), metrópolis y periferias, cadenas de subcontratación y trabajo autónomo– emerge progresivamente un nuevo paradigma que se inspira, sobre todo, en las teorías del post-trabajo. En este nuevo modelo, el papel de vanguardia de la clase que antes era prerrogativa del trabajador de masas, del trabajador común no cualificado, se transfiere a los “trabajadores del conocimiento” (una categoría con límites imprecisos, hasta el punto de que se tiende a ampliarla progresivamente, hasta abarcar a todos los estratos técnicos y administrativos, a las nuevas formas de autoempleo y falso autoempleo, o incluso a los usuarios-consumidores de las redes sociales). El papel prácticamente “subversivo” de estas “multitudes” se asocia una vez más a las oportunidades generadas por la tecnología, aunque, en este relato, lo digital ocupe el lugar de la fábrica fordista, y aunque ahora la tecnología ya no se considere un mero factor “objetivo”, capaz de generar condiciones favorables a la unificación de la clase y de alimentar su espíritu y voluntad de lucha, es decir, ya no se percibe como trabajo muerto que domina al trabajo vivo, sino como el producto inmediato de la capacidad inédita de cooperación social de una fuerza de trabajo7 que ya no necesita del capital para innovar y aumentar la fuerza productiva del trabajo social. El Marx
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del Manifiesto y de El Capital ha sido sustituido por el Marx de los Grundrisse, en particular donde se profetiza la emancipación del intelecto general del mando capitalista, a partir del momento en que el desarrollo de las fuerzas productivas será tal que ya no podrá ser contenido dentro de los confines de la ley del valor-trabajo. En sintonía con este escenario, las nuevas condiciones de trabajo –que se presumen caracterizadas por mayores márgenes de autonomía, flexibilización de las reglas jerárquicas, trabajo en grupo, tareas más creativas, etc.– son aclamadas como una “nueva forma de vida”8, como el ocaso del fordismo/taylorismo y como el producto de la hegemonía cultural que los nuevos movimientos habrían conquistado, tanto en la sociedad en general, como con respecto al propio universo empresarial. En Felici e sfruttati. Capitalismo digitale ed eclissi del lavoro, un libro de hace diez años9, lancé un primer ataque –repetido en trabajos posteriores– a esta representación irenista del magnífico destino y progreso de los trabajadores del conocimiento. En ese trabajo había tratado de demostrar: 1) que no existe una clase homogénea de “trabajadores del conocimiento”, sino un mundo del trabajo altamente diferenciado y jerarquizado en relación a una mayor o menor contigüidad con los centros de mando capitalistas, desde los cuadros directivos hasta la masa dispersa e individualizada de trabajadores pseudo-autónomos de la economía gig; 2) que esta galaxia de nuevos empleos no está unificada a nivel cultural, y mucho menos político, por lo que sus niveles de conflicto con el capital son, cuando menos, escasos (la crítica a las formas tradicionales de gestión empresarial nunca se extiende al mercado y al control privado de los medios de producción, sino que se inspira, cuando existe, en una visión anarco-capitalista que combate el monopolio en nombre de la libertad de iniciativa individual y de la competencia10; 3) que la cooperación espontánea en el seno de las comunidades de usuarios-consumidores de las redes digitales adquiere cada vez más el carácter de trabajo gratuito para los gigantes de la Net Economy (producción gratuita de Big Data, que son la materia prima del modelo de negocio de esta última); 4) que el taylorismo clásico no ha sido suplantado por modelos de producción más libres, creativos y autónomos, sino por una forma inédita de taylorismo digital, que tiene una capacidad de control aún más penetrante –al extenderse de la actividad laboral a todas las esferas de la vida cotidiana– del trabajo. Unos años más tarde, leyendo la edición italiana de la citada obra de Boltanski y Chiapello, tuve la con-
Shipbuilding on the Clyde- The Furnaces (1946), por Stanley Spencer
firmación de la validez de una quinta crítica que había formulado, relativa al hecho de que la penetración de los modelos culturales de los movimientos sociales posteriores al ‘68 en el mundo empresarial no es producto de su hegemonía cultural, sino de la capacidad de este últimosç para apropiarse de instrumentos aún más sofisticados de manipulación y control sobre la fuerza de trabajo. Por ello, he acogido con gran interés la publicación de la edición italiana del libro de Danièle Linhart (La commedia umana del lavoro. Dal taylorismo al management neoliberale), socióloga francesa que desmonta con mayor crudeza estos mitos sobre la “emancipación” del trabajo, revelando cómo, tras su presunta “humanización” por las nuevas técnicas de gestión empresarial, se esconde una realidad de autoexplotación y servidumbre voluntaria11. Como explica Enrico Donaggio en el epílogo, la tesis de Linhart es que toda la historia de la relación entre el capital y el
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trabajo se caracteriza, por un lado, por el esfuerzo ininterrumpido del capital por expropiar a los trabajadores de sus competencias profesionales, y por otro, por el intento de estos últimos de preservarlas tanto como sea posible, en la medida en que reconocen en ellas, de forma más o menos consciente, un arma fundamental de resistencia contra la intensificación de la explotación: “La historia del trabajo asalariado es la de la des-
Las expectativas de emancipación parecían tanto menos creíbles cuanto mayor era el desarrollo tecnológico.
profesionalización sistemática de los trabajadores por parte de una dirección preocupada por controlar/dominar su trabajo”. Al principio de este trabajo, cité la lucha de los luditas contra la introducción de los telares mecánicos, recordando que su resistencia fue juzgada, por los padres fundadores del pensamiento socialista, como tan heroica como inútil y contraproducente, ya que se oponía al desarrollo de las fuerzas productivas, lo que, a su vez, favorecería el crecimiento numérico del proletariado industrial, acercando la posibilidad de derrocar el modo de producción capitalista. También he mencionado cómo este punto de vista se ha repetido a lo largo de la historia del movimiento obrero, citando la apreciación de Lenin y Gramsci sobre el taylorismo, y su llamamiento a utilizar la organización “científica” del trabajo para aumentar la productividad del trabajo social. La última versión de esta narrativa es el entusiasmo con el que Antonio Negri y otros intelectuales post-operaistas (pero no solo ellos) dan la bienvenida a la revolución digital, en la que incluso ven las condiciones para una transición directa al comunismo sin pasar por el socialismo (y sin necesidad de conquistar el poder político). Ahora bien, es evidente que la constante de todos estos discursos consiste en invitar implícitamente a los trabajadores a soportar los sacrificios inmediatos que imponen los saltos tecnológicos (se entiende que hablar de tecnología del trabajo no significa hablar solo de maquinaria, ordenadores y algoritmos, sino también, sino, sobre todo, de organización del trabajo, tanto en las empresas fordistas como en las neoliberales) en vista de una posible emancipación futura. Pero la fe en la posibilidad concreta de esa emancipación está cada vez menos difundida entre los trabajadores, después de décadas de esa contrarrevolución liberal que logró erradicarla de su imaginación. En el pasado, cuando aún estaba extendido, el proletariado occidental tuvo repetidas y trágicas
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experiencias que le mostraron cómo las expectativas de emancipación parecían tanto menos creíbles cuanto mayor era el desarrollo tecnológico (y el correspondiente aumento de la tasa de opresión y explotación), mientras que las únicas revoluciones socialistas se produjeron en países industrialmente “atrasados”. Dicho todo esto, es natural que los trabajadores de hoy tengan sentimientos de apego nostálgico a aquellos métodos de trabajo que les permitían dar una impronta propia a la actividad desarrollada, que les ofrecía la posibilidad de reconocerse en ella. “Respetar al ser humano en el trabajo”, argumenta Linhart, “significaba antes respetar al profesional y su punto de vista, su experiencia”. Y aún: “tener una profesión te permite no poner en peligro tu persona en cada momento”. Hasta aquí, la profesión como arma de defensa individual, pero luego está el aspecto colectivo, porque los conocimientos, el saber hacer y las reglas profesionales son un patrimonio compartido que remite a referencias comunes y permite tanto a los individuos como a los grupos protegerse de las intrusiones desde arriba. Esta herencia individual y colectiva es vivida por los jefes y directivos como un factor de resistencia intolerable a su control/mando. Por eso, ese conocimiento y ese saber deben dar paso a los reglamentos, las prescripciones y los procedimientos formales. Y esto es exactamente lo que ha hecho la organización “científica” del trabajo “descubierta” por Taylor. Al ironizar sobre este adjetivo –con el que también estaban encantados Lenin y Gramsci– Linhart revela su naturaleza de relato destinado a legitimar el verdadero objetivo, que es despolitizar la fábrica, extinguir el conflicto de clase que allí acecha. Para ello era necesario explicar al trabajador que su interés coincidía con el del jefe, que los nuevos métodos de trabajo le darían más dinero, más tiempo libre, más puestos de trabajo. Mientras tanto, los conocimientos del trabajador se transmiten a la dirección, que se convierte así en el único actor real del sistema de la fábrica.
Los conocimientos y las reglas profesionales son un patrimonio que permite protegerse de las intrusiones desde arriba.
El fordismo llevó el modelo a la perfección: primero completó el proceso de transformación del trabajador en un simple ejecutor de tareas predefinidas; luego salió de la fábrica, invadiendo la vida privada del trabajador, al que se le dictaron verdaderos mandamientos, exigiéndole ser sobrio y frugal, un marido fiel y un buen padre de familia; también co-
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Making Columns For The Tower Of Babel (1933), por Stanley Spencer
menzó a preocuparse por su equilibrio psicológico, inventando el movimiento de las relaciones humanas; pero, sobre todo, impuso su impronta en toda la sociedad, promoviendo el “círculo virtuoso” entre salarios relativamente altos y consumo de masas que fue la base de los “treinta años dorados” de la posguerra (por eso Ford, hombre de ideas notoriamente conservadoras y reaccionarias, fue acusado por la derecha republicana de “socialista”). Linhart describe cómo, con el tiempo, los trabajadores reaccionaron a este ataque desarrollando prácticas colectivas “clandestinas” (es decir, al margen del sistema de procedimientos de la empresa, cuando no en abierto contraste con él) para mejorar el contenido del trabajo, introducir fragmentos de autonomía y sentido, pero sobre todo sentimientos de solidaridad. Sobre la base de este conocimiento informal, que combate la sensación de impotencia y la total dependencia de la dirección, nacen colectivos de trabajo que acumulan “micropoderes”. Quienes, como yo, han vivido desde dentro del mundo del trabajo el ciclo de luchas entre finales de los sesenta y principios de los setenta, no pueden dejar de recordar cómo estos colectivos informales se han convertido en el marco
sobre el que se está construyendo la experiencia de los consejos de delegados de fábrica, que caracterizaron la corta temporada de democratización del sindicato italiano. Linhart no aborda este aspecto (probablemente porque es demasiado específico de la historia sindical italiana en comparación con la francesa) sino que centra la atención en las leyes promovidas por el Partido Socialista de su país en los años ochenta, que tenían como objetivo “democratizar” las empresas, potenciando los mencionados colectivos laborales informales e invistiéndolos de funciones institucionales de representación. Su tesis, aparentemente paradójica, es que este nuevo modelo de democracia formal ha contribuido a reforzar el dominio real de la gestión empresarial. La transformación de los colectivos informales en la plétora de grupos de proyectos, círculos de calidad, equipos y colectivos ad hoc, etc., promovida por la empresa así “democratizada”, ha neutralizado de hecho el potencial del contrapoder que se basaba en su “secretismo”, en la posibilidad de actuar en la “sombra” resguardándose de las miradas jerárquicas, y ha permitido que la dirección pudiera expropiarles de conocimientos y experiencia, convirtiéndolos en su propio beneficio. Lo que distingue a los colectivos informales de sus versiones institucionalizadas es, fundamentalmente, el hecho de que los primeros son expresiones de identidades colectivas autoconstituidas, que incorporan un potencial de conflicto con la dirección de la empresa simplemente porque escapan a su control, mientras que los segundos son conjuntos de individuos reunidos para perseguir fines heterónomos (corporativos). Los “derechos” y “reconocimientos” que los miembros individuales de estas entidades artificiales obtienen de la democratización formal de la empresa son bienes ilusorios que se intercambian con la adhesión del trabajador a los valores e intereses de la empresa (y con la renuncia simultánea a sus propios intereses y valores, que solo pueden ser colectivos). Linhart, siguiendo los pasos de Boltanski y Chiapello, y a partir del relato de sus experiencias de participación en una serie de conferencias y seminarios sobre el tema de la relación con los empleados, organizados por asociaciones de gerentes y ejecutivos, destaca cómo la materia prima de la nueva filosofía empresarial fue proporcionada por la “crítica artística” de los nuevos movimientos sociales, con su progresivo deslizamiento, desde la lucha por objetivos políticos y sociales, hacia las luchas por el reconocimiento de las necesidades, los deseos y
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los derechos personales12 (¿recuerdan “lo personal es político”?). A quienes identifican las razones del sufrimiento de los trabajadores de hoy con la decepción por la falta de reconocimiento económico y profesional del capital cultural acumulado a través de la formación, o en la anomia de los puestos de
La materia prima de la nueva filosofía empresarial fue proporcionada por la “crítica artística” de los nuevos movimientos sociales. trabajo estandarizados por el impacto homogeneizador de las nuevas tecnologías, Linhart responde que “el drama del trabajo hoy no es que esté deshumanizado, sino que juega con los aspectos más profundamente humanos de los individuos. Es la totalidad de la persona la que se intenta movilizar”. Siguiendo los pasos de Ford, pero utilizando métodos mucho más sofisticados y solo aparentemente menos autoritarios, la empresa neoliberal aspira a extender su dominio “sobre la fibra misma de lo humano”13. La empresa “se ocupa” del empleado, de su felicidad, pero, al mismo tiempo, intenta hacerle comprender que es él quien debe convertirse en el empresario de su propia felicidad (“la felicidad está en nosotros mismos, ser feliz depende de cada uno, de nuestra capacidad de alimentar la confianza, de pensar positivamente”). Sobre todo, la empresa intenta hacerles entender que la precariedad no es algo negativo, sino un poderoso factor de estímulo: te anima a luchar por salir adelante, a competir, te enseña a contar con tus propias fuerzas, te “hace crecer”. Lo mismo puede decirse del cambio continuo: el empleado no debe acostarse, cavar un nicho en el que se sienta seguro y protegido, debe ser obligado a adaptarse a un entorno en constante cambio, la sola idea de estar “anticuado”, no actualizado, debe convertirse en una pesadilla fuente de terror. La profesionalidad tal y como se entendía tradicionalmente debe ser eliminada, olvidada (produciendo amnesia, explicando que todo lo que sabías ya no sirve para nada: así describe Linhart la guerra corporativa contra la memoria, identificada con razón como una peligrosa arma de resistencia), sustituida por las “competencias”, identificadas con cualidades como la adaptabilidad, la flexibilidad, la capacidad de confianza, la necesidad de ponerse a prueba, de “descubrir los propios límites” (cualidades destinadas a escalar la escala de objetivos prioritarios de formación en las escuelas de todos los niveles, desde el jardín de infancia hasta la universidad). Intentemos ahora trazar una línea de lo que se ha dicho hasta ahora. En resumen, la tesis de Linhart puede formularse como sigue: El taylorismo no es un instrumento contin-
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gente, limitado a una fase histórica bien definida, del control capitalista sobre el trabajo, sino que encarna un método, una verdadera filosofía de dominación que recorre toda la historia de la relación entre el capital y el trabajo, y que consiste en el esfuerzo sistemático de “desprofesionalización” del trabajo, de expropiación de los conocimientos y saberes de los trabajadores individuales, pero sobre todo de los conocimientos compartidos por las comunidades informales y alejados de la mirada del patrón, para transferirlos a la dirección, que se convierte así en el dominador indiscutible del proceso de producción. Por ello, los trabajadores siempre han tratado de preservar, en la medida de lo posible, este patrimonio de conocimientos colectivos, para proteger su identidad individual y colectiva tras la pantalla impersonal del profesionalismo. Si se comparte este punto de vista, una primera consecuencia que hay que extraer es que el paradigma “clásico” que atribuye a los avances tecnológicos (tanto si se refieren a la introducción de nuevas máquinas como a los procesos de racionalización de los métodos y la organización del trabajo) un valor en todo caso progresista (por las razones ideológicas antes expuestas) debe someterse a una seria revisión crítica, en la medida en que no tiene en cuenta las relaciones de fuerza entre el capital y el trabajo que sobredeterminan el sentido de tales innovaciones y que, sistemáticamente, acaban resultando instrumentos para reforzar el control y la dominación del capital sobre los trabajadores. Dicho de otro modo: la modernización y la racionalización no son valores positivos en sí mismos. El segundo punto planteado por la socióloga francesa se refiere a los “daños colaterales” generados por la cultura libertaria, antipolítica, horizontalista y antijerárquica de los nuevos movimientos sociales, dedicados a la reivindicación de los derechos individuales en lugar de los derechos colectivos, a la petición de reconocimiento de las diferencias de todo tipo, en lugar de la demanda de justicia e igualdad para las clases bajas, obsesivamente centrada en los principios y valores del “cuidado” hacia los individuos. Retomando la tesis de Boltanski y Chiapello, Linhart sostiene que esta cultura está en la base del proyecto de “humanización” del trabajo que el management neoliberal ha llegado a practicar en las últimas décadas. Un proyecto aparentemente alejado del espíritu del taylorismo pero que, en realidad, comparte su objetivo básico: destruir el conocimiento “secreto” que está en la base de las comunidades informales de trabajadores, o más bien, hacerlo emerger para apropiarse de él, desmantelando los colectivos de los que son expresión y sustituyéndolos por la “solicitud” de la empresa hacia el trabajador individual, del que se cultivan sus “cualidades” de flexibilidad, adaptabilidad, capacidad de supervivencia
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en entornos de cambio rápido y continuo, confianza en la “misión” de la empresa e identificación con sus valores. Dado que ambas teorías me parecen convincentes y compartibles, creo, sin embargo, que vale la pena hacer dos aclaraciones. La primera es que me parece que el universo empresarial que exploran se refiere principalmente a las grandes empresas y, en particular, a las grandes empresas que operan en los sectores más innovadores y tecnológicamente avanzados (aunque es cierto que las grandes empresas del sector público también adoptan modelos similares, si no idénticos). La masa de trabajadores de las pequeñas y medianas empresas, los trabajadores de la logística y de los servicios tradicionales, los pseudo-autoempleados (la gig economy y su entorno) y otros sectores marginales, permanecen excluidos o solo son tocados tangencialmente por este proceso de “humanización” (en estos lugares el control y la dominación se inspiran a menudo en modelos más tradicionales). La segunda consideración se refiere a los efectos contraintuitivos del surgimiento
de los colectivos informales. Al principio citaba el ejemplo de los consejos de delegados departamentales en los años 60 y 70: pues bien, no cabe duda de que esa experiencia, mientras sirvió como instrumento de movilización y lucha de los trabajadores –es decir, mientras tuvo un valor antagónico, conflictivo– fue altamente positiva en cuanto al avance de la conciencia de clase. El hecho de que luego haya podido ser “domesticada” no se debe a que los colectivos hayan pasado de un estatuto informal a un papel institucional, sino a su despolitización, debida a la derrota del movimiento obrero, doblegado por la crisis, por el oportunismo sindical y por la ausencia de un proyecto político anticapitalista creíble. Está claro que, para luchar contra la dominación del capital, los colectivos de trabajadores “deben” salir de la clandestinidad, porque solo así pueden conectarse entre sí, relacionarse con el conjunto de la sociedad, en una palabra, politizarse. Después, es cierto que, si faltan todos estos pasos, Linhart tiene razón al decir que su salida a la luz termina inevitablemente por volverse en su contra ■
Notas 1. Véase E.P. Thompson. The Making of the English Working Class. Penguin Books, Londres, 1991. 2. C. Marx, F. Engels. India, Cina, Russia. Il Saggiatore, Milán 1960. 3. Cfr. C. Formenti. Utopie letali. Jaka Book, Milán 2013. 4. Véase D. Harvey. Cronache anticapitaliste. Guida alla lotta di classe per il XXI secolo. Feltrinelli, Milán 2021. 5. Véase L. Boltanski, E. Chiapello. El nuevo espíritu del capitalismo. Akal, Madrid 2002. 6. Sobre el concepto de clase creativa, véase R. Florida. L’ascesa della nuova classe creativa. Mondadori, Milán, 2003; para una crítica de los conceptos de trabajadores del conocimiento y del Quinto Estado, véase lo que escribí en Utopie letali, op. cit.; véase también mi obra anterior: Felici e sfruttati, EGEA, Milán 2011. 7.Esta es una visión que vuelve en todas las obras de Antonio Negri, desde Impero (Rizzoli, Milán 2002) en adelante. Véase también A. Gorz. Miserie del presente, ricchezza del possibile. Manifestolibri, Roma 1998 y, del mismo autor, L’immateriale. Conoscenza, valore e capitale (Bollati Boringhieri, Torino 2003). 8. Esta imagen idílica se construye a partir de la autorrepresentación de los protagonistas de la cultura hacker y del boom de las startups californianas, así como de comunidades virtuales como Wikipedia. Véase W. McKenzie. The Hacker Class. Feltrinelli, Milán 2004. Véase también P. Himanen. L’etica hacker e lo spirito della società dell’informazione. Feltrinelli, Milán 2001. 9. Felici e sfruttati. Capitalismo digitale ed eclissi del lavoro. EGEA, Milán 2011. 10. El máximo teórico del capitalismo digital anárquico es Yochai Benkler (La ricchezza della Rete. Università Bocconi Editore, Milán, 2007), pero se pueden encontrar rastros de esta concepción –aunque menos ideológica– también en la obra magna de Manuel Castells (La era de la información: economía, sociedad, cultura, 3 volúmenes. Alianza, Madrid 2006). 11. D. Linhart. La commedia umana del lavoro. Dal taylorismo al management digitale. Mimesis, Milán-Udine 2021. 12. La persona –presentada como una singularidad concreta, en realidad completamente abstracta en la medida en que es descrita como una entidad cosmopolita, como un “ciudadano del mundo” desvinculado de toda referencia geográfica, histórica y social (de clase)– es colocada como el centro de imputación de la plétora de “nuevos derechos” que la sociedad tardocapitalista produce en un flujo continuo, a partir de los dispositivos que conectan los deseos y necesidades individuales, la tecnología y el mercado. Véase a este respecto S. Rodotà. Il diritto di avere diritti. Laterza, Roma-Bari 2012. 13. Una de las críticas más orgánicas y profundas a los dispositivos a través de los cuales la economía neoliberal produce no solo productos y servicios, sino los hombres y mujeres que los producen y consumen, se encuentra en P. Dardot, C. Laval. La nueva razón del mundo. Crítica de la racionalidad neoliberal. Gedisa, Barcelona 2013.
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Enfrentamientos entre manifestantes y policia. Bogotá, mayo de 2021
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Colombia antiuribista: el proceso histórico detrás del paro más largo de la historia del país Por Jorge Enrique Forero
E
l 28 de abril –primera convocatoria del Paro Nacional– Colombia inició un ciclo de conflictividad social cuya respuesta represiva, por parte del gobierno uribista, ha producido decenas de asesinados y centenares de desaparecidos. Ahora los motivos de la lucha rebasan el desencadenante inicial: una reforma tributaria que intensificaba la presión sobre las clases populares.
Para comprender la verdadera dimensión de lo que ha venido ocurriendo en Colombia durante las últimas semanas, sería quizás necesario remontarse cuatro décadas atrás, al año 1977, cuando el país presenció su último gran Paro Cívico Nacional, convocado por las centrales obreras para combatir medidas de austeridad planteadas por el gobierno liberal del presidente Alfonso López Michelsen (1974-1978). Deben saber los lectores que «paro general» es la manera en que los colombianos denominamos a las «huelgas generales». Los múltiples descontentos que afectaban, tanto a sectores rurales –asociados a la excesiva concentración de la tierra y a diversas formas de explotación laboral–, como a sectores urbanos –vinculados a las primeras medidas de liberalización económica–, condujeron a una movilización que excedió, de lejos, tanto las expectativas como la capacidad de coordinación de las organizaciones convocantes, generando un gran estallido social que tuvo como epicentro los barrios populares de la ciudad de Bogotá. El estadio de futbol y el hipódromo de la ciudad fueron utilizados como centros de detención para los miles de manifestantes capturados por la fuerza pública, fruto de cuya acción represiva resultaron muertos al menos 25 estudiantes. La lectura que del paro de 1977 hicieron tanto de la oligarquía –los herederos del orden colonial que habían mantenido el monopolio de los poderes políticos y económicos– como las
organizaciones guerrilleras de aquel entonces, fue más o menos coincidente: el país se encontraba al borde de un levantamiento revolucionario. La clausura del sistema político, acordada durante los años precedentes por los dos partidos tradicionales –el liberal y el conservador–1, había entorpecido enormemente la gestión institucional de las múltiples contradicciones sociales que el país había venido acumulando durante décadas, lo que explicaba la proliferación de organizaciones guerrilleras, tanto rurales como urbanas. La respuesta de la oligarquía a la amenaza que se cernía sobre su dominación se basó entonces en dos acciones paralelas: primero, la expedición en 1978 del Estatuto de Seguridad Nacional, que suspendía un conjunto de libertades civiles, facilitando la acción represiva de las fuerzas militares y policiales; segundo, la implementación de una estrategia contrainsurgente sugerida varios años atrás por una misión militar de los Estados Unidos –la misión Yarborough–, que implicaba la creación de organizaciones armadas conformadas por civiles, con la misión de apoyar las actividades de las fuerzas militares en zonas rurales2. Para la dinámica política colombiana de las próximas décadas sería trascendental la coyuntura económica en la que se desplegaría esta segunda estrategia. Por aquel entonces las exportaciones de cocaína se habían convertido en el sector
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Iván Duque, actual presidente de la República de Colombia
económico más importante del país, superando en algunos periodos incluso las del café, que por aquel entonces vivía su mejor momento3. Aquella bonanza exportadora propició el
Álvaro Uribe Vélez
surgimiento de una narco-burguesía que decidió destinar una parte de sus jugosos ingresos a la compra de extensas propiedades rurales a grandes latifundistas. El objetivo era no solamente encontrar espacios en donde desarrollar con total impunidad sus actividades de procesamiento y exportación de cocaína, sino, además, de ganar para sí el prestigio simbólico que en Colombia tradicionalmente se asocia a la gran propiedad de la tierra. Con la anuencia de la fuerza pública y con la decidida participación de los otros terratenientes, estos narcotraficantes crearon verdaderos ejércitos privados eufemísticamente conocidos como «grupos de autodefensa», germen de las organizaciones paramilitares que se extenderían a lo largo y ancho del país durante la década de los noventa.
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Entre estas organizaciones de «autodefensa» hay una que merece especial atención. Se trata de Los 12 apóstoles, articulada a una red de estructuras similares, creadas por exmiembros del cártel de Medellín que habían logrado un acuerdo con el estado colombiano y la DEA para la legalización de sus fortunas y la amnistía por sus crímenes a cambio del apoyo en la lucha contra Pablo Escobar. Aunque el nombre de varios de sus integrantes sigue siendo desconocido, varios testigos han identificado a Santiago Uribe Vélez como uno de sus líderes4. Álvaro Uribe Vélez –hermano de Santiago– jugará, desde su posición de gobernador de Antioquia (1995-1997), un papel determinante en la consolidación de las organizaciones paramilitares del noroccidente del país. Será este decisivo apoyo, sumado al importante rol que durante aquellos años jugó esta región del país como corredor para la exportación de cocaína, lo que les permitió convertirse en la organización paramilitar más poderosa del país, consolidando luego su hegemonía a nivel nacional5. La oligarquía colombiana aceptaría de buen agrado el liderazgo de estos grupos en el exterminio de aquellas fuerzas de transformación visibilizadas en el paro del 77. Si durante las dos décadas anteriores su estrategia de dominación se basó en la clausura del sistema político, a lo largo de las siguientes combinará la apertura formal de aquel con el exterminio de la oposición política mediante la violencia paramilitar. Durante los años que siguieron, las organizaciones paramilitares, en coordinación con el Estado, asesinaron a miles de militantes de la Unión Patriótica, organización de izquierda creada poco después del paro, así como a varios presidenciables de izquierda (Jaime Pardo Leal, Bernardo Jaramillo Osa y Carlos Pizarro Leóngomez). Esta estrategia garantizó la implementación de un conjunto de reformas neoliberales que propiciaron la progresiva apertura de la economía nacional, conduciendo a su reprimarizaron, y desmantelando los logros históricos, en materia social, del movimiento popular. Lo que esta oligarquía nunca imaginó fue que el aparato criminal configurado durante el proceso le disputaría, años después, el monopolio del sistema político. Será precisamente Álvaro Uribe Vélez quien en el año 2002 lograría, con el apoyo decidido de las organizaciones paramilitares, la victoria en las elecciones presidenciales con una candidatura ajena a los dos
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partidos tradicioUribe apostó por profundizarlo, utilizando a las fuerzas militanales. Las AUC, Au res y policiales como instrumentos de represión y de persecuÁlvaro Uribe jugó un papel to defensas Unidas ción política. determinante en la consolidación de Colombia, lode las organizaciones * * * graron también, en paramilitares. las elecciones parAnte la imposibilidad de reelegirse por tercera vez, Uribe se lamentarias del vio en la obligación de elegir un sucesor para las elecciones de mismo año, con2010. Se trataría de Juan Manuel Santos, quien fue su ministro trolar cerca del 30% de las sillas del legislativo; lo que se conode defensa durante su segundo mandato. Pero Santos, miemcería como «la parapolítica». bro de la oligarquía y de la clase política tradicional colombiaUna vez posesionado como presidente, Uribe inició un prona, gobernaría con su propia agenda. Si bien continuó con las ceso de paz con los grupos paramilitares, que en la práctica políticas neoliberales, se distanció radicalmente de Uribe al otorgaba altos niveles de impunidad a sus integrantes, responpromover, en contravía de las intenciones de aquel, negociasables de múltiples crímenes y violaciones a los Derechos ciones de paz con la guerrilla de las FARC. El acuerdo resultanHumanos. Por si aquello fuera poco, los acuerdos resultantes te constituía una amenaza para Uribe y su base de apoyo, al garantizaban, mediante la aplicación del principio de oportumenos por dos de sus componentes: uno referido al esclarecinidad, los derechos de propiedad a quienes a lo largo de los miento de los hechos relacionados con el conflicto, otro que años anteriores habían usurpado cientos de miles de hectáreas establecía mecanismos de restitución de tierras para los desde tierra pertenecientes a los campesinos desplazados por plazados –ambos articulados al Sistema Integral de Verdad, estas mismas organizaciones; se trataba generalmente de Justicia, Reparación y No Repetición–. El primero ponía en financiadores, cómplices y testaferros de los líderes de las orgariesgo la impunidad que los cómplices del paramilitarismo hanizaciones paramilitares. bían gozado hasta la fecha y el segundo amenazaba el botín Durante sus dos periodos presidenciales (2002-2010), Uribe obtenido fruto de aquella complicidad. consolidó el proceso de reforma neoliberal iniciado en las Esta situación condujo a Uribe y a sus copartidarios a posidécadas anteriores. En calidad de se nador (1986-1994), había jugado ya un importante papel en las reformas laboral, pensional y del sistema de salud. Ahora, como presidente, desarrollará dos reformas adicionales en los dos primeros ámbitos y firmará tratados de libre comercio con los Estados Unidos y la Unión Europea, fuer te men te lesivos para los intereses del campesinado y el sector productivo en general. En un momento histórico en que la mayor parte de países latinoamericanos intentaban desprenderse del modelo neoliberal, Simpatizantes de Gustavo Petro durante la campaña electoral de 2021
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cionarse como radicales opositores al proceso de paz y a liderar una campaña de desinformación6 durante el plebiscito refrendatorio de los acuerdos, en el que el «No» resultaría victorioso por un estrecho margen (50.21%). El apoyo al «Sí» en las zonas más azotadas por la violencia, incluso en aquellas en donde la guerrilla de las FARC había cometido sus más graves crímenes en contra de la población civil, revelaría cómo los intereses de los más poderosos constituían el verdadero obstáculo para la superación Manifestación en Medellín. 28 de abril de 2021 del conflicto armado. Al mismo tiempo, Uribe se de la primera vuelta demostraron una marcada preferencia por posicionó ante la opinión pública, no solo como el represenla primera alternativa. tante de aquellos, sino como el gran enemigo de la paz. Sería el claro posicionamiento de Uribe como enemigo del A pesar de los resultados del plebiscito, el Gobierno Santos proceso de paz y la urgente necesidad de llevar adelante las logró la refrendación de los acuerdos por vía legislativa hacia el reformas estructurales lo que explicaría los resultados histórifinal de su mandato. No sorprende entonces que las elecciones cos de Gustavo Petro durante la segunda vuelta de los comicios del 2018 estuvieran dominadas por el debate en torno a los de 2018: Petro obtuvo más de 8 millones de votos, un resultado acuerdos. El candidato del uribismo, Iván Duque, se comprohistórico para la izquierda colombiana, cuyo logro electoral metía a modificarlos sustancialmente, bajo el falso argumento más alto en una campaña presidencial habían sido los cerca de de que garantizaban la impunidad para los crímenes de lesa 2 millones y medio de votos obtenidos por Carlos Gaviria en las humanidad co-metidos por los integrantes de las FARC. Los elecciones del 2006, en las que Uribe resultó reelecto. Durante otros candidatos, la segunda vuelta, no obstante, Duque superó a Petro con cerca por el contrario, La movilización excedió las de 2 millones de votos, un porcentaje de los cuales, se revelaría se comprometiealgunos meses más tarde, resultaron de la compra de votos en ron con su impleexpectativas de los convocantes, la Costa Caribe, en buena media financiada con aportes del mentación. La generando dinámicas autónomas narcotraficante «Ñeñe» Hernández7. El descubrimiento del oposición a Urien la totalidad del territorio fraude electoral fue uno de los tantos escándalos que, casi desbe/Duque se divinacional. de el inicio de su gestión, han enlodado la legitimidad del godió en este conbierno Duque. texto en dos secProbablemente el más importante de aquellos, que sirvió tores: uno que posicionaba la defensa de los acuerdos de paz y para visibilizar la naturaleza corrupta del régimen colombiano, que al mismo tiempo demandaba una ruptura con el modelo fue el caso Odebrecht, que involucró a varios personajes cercaneoliberal de las décadas anteriores (representado por Gustavo nos al expresidente Uribe y a Luis Carlos Sarmiento Angulo, Petro, un exguerrillero del M-19), y otro sector que priorizaba uno de los hombres más ricos del país. A lo largo del proceso el cumplimiento de los acuerdos, aplazando las importantes fueron evidentes los esfuerzos del Fiscal General de la Nación demandas de transformación social. Los resultados electorales
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por encubrir la participación de Sarmiento, incluyendo un conjunto de irregularidades en las investigaciones en torno a la sospechosa muerte del testigo principal. El evidente cinismo con el que operó el fiscal, así como el respaldo por parte del ejecutivo y del partido de gobierno a su gestión, generó una serie de movilizaciones que denunciaban el carácter plutocrático del régimen colombiano y la naturaleza corrupta de todas sus instituciones. Paralelamente, las movilizaciones en defensa de los acuerdos de paz crecían, y lo hacían a medida que surgían los efectos del sabotaje a su implementación por parte del gobierno Duque. Durante las negociaciones de paz los colombianos presenciaron una significativa disminución de los fenómenos más terribles del conflicto armado. Con el inicio gobierno Duque, por el contrario, estos indicadores volvieron a los niveles anteriores y se incrementaron. El país empezó a ser testigo de un aumento, tanto en el sistemático y doloroso exterminio de líderes sociales, la mayor parte vinculados a los procesos de restitución de tierras, como de excombatientes de la guerrilla de las FARC. A este retorno de la guerra encubierta se sumó el constante deterioro de las condiciones sociales. Fruto de décadas de neoliberalismo, Colombia se había posicionado ya como el país más desigual de América Latina. A esta palpable injusticia se sumaba un desempleo creciente, que para el 2019 superó el 10%, y una informalidad crónica que afectaba a casi la mitad de los trabajadores. En este contexto, el gobierno Duque propone un conjunto de reformas en los ámbitos laborales, pensionales y tributarios, que deterioraban aún más las condiciones de los sectores populares, beneficiando paralelamente los intereses de los más privilegiados. Estas medidas, sumadas al recrudecimiento de la violencia y los escandalosos niveles de corrupción e impunidad, desencadenaron un ciclo de movilizaciones que se extendieron entre noviembre de 2019 y febrero de 2020. El Comité Nacional de Paro, que resultó configurándose en medio de las movilizaciones y que agrupaba a las principales organizaciones gremiales, estableció el 25 de marzo de 2020 como fecha de reinicio de la movilización social, aunque fue finalmente suspendido por la llegada del coronavirus al país. Paralelamente, las investigaciones sobre los vínculos de Santiago Uribe con el grupo armado ilegal Los 12 apóstoles avanzaban, en buena medida gracias al paciente trabajo desarrollado por el senador Iván Cepeda, cuyo padre había sido asesinado por las paramilitares décadas atrás. Buscando desviar la investigación, Álvaro Uribe –hermano de Santiago– sobornó a varios de los testigos clave para que cambiaran su versión de los hechos, alegando que sus primeras versiones
habían sido fruto de sobornos y privilegios ofrecidos por Cepeda. Puesto que, tanto Uribe como Cepeda eran senadores, y los senadores solo pueden ser investigados por la Corte Suprema de Justicia, ésta abrió una investigación que terminó en un proceso contra Uribe por manipulación de testigos. En agosto del 2020 la corte dicta el arresto domiciliario del expresidente y senador Uribe por riesgos de obstrucción a la justicia. En apoyo de Uribe se pronuncia el actual presidente Duque, lo que supone una clara transgresión a la independencia de poderes. Uribe, por su parte, decide burlar la jurisdicción de la Corte Suprema renunciando a su curul de senador, con lo que el caso cambia de jurisdicción a la fiscalía, controlada por el ejecutivo. Pocos meses después el fiscal delegado ordena la preclusión del proceso. A pesar de esta medida, la coyuntura sirvió para que varios periodis- Los jóvenes que participan en el paro tas sistematizaafirman que, a pesar de la represión, ran las múltiples sus condiciones de vida son in vestigaciones mejores: las ollas comunitarias sobre los vínculos de Uribe con proveen alimentación. el paramilitarismo y el narcotráfico, lo que permitió visibilizar, una vez más, la naturaleza criminal de su ascenso al poder. Este proceso se encuentra en la serie/documental de Daniel Mendoza Leal titulado Matarife. * * * Si la pandemia había logrado apagar, al menos temporalmente, la dinámica de movilización que agitaba al país a inicios del año anterior desencadenó al mismo tiempo un agravamiento de la crisis social. Para abril del presente año, el número de pobres en Colombia sobrepasó los 21 millones, de los cuales 7,4 millones se encontraban en condiciones de extrema pobreza. Paralelamente, el desempleo superó el 15% y la informalidad rebasó el 48%. Para entonces, según cifras oficiales del Departamento Administrativo Nacional de Estadística [DANE], un cuarto de los hogares se alimentaba con solo dos raciones diarias; mientras que 179.174 hogares alcanzaron solo una comida al día. En medio de esta dramática situación, el gobierno Duque propuso una reforma tributaria que encarecería el precio a varios productos de la canasta familiar, así como a varios servicios, incluyendo los funerarios. Esta fue la gota que derramó el vaso. El Comité de Paro convocó entonces a una jornada de protestas para el 28 de abril. Como ocurrió en 1977, la movilización excedió las expectativas de los convocantes, generando
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dinámicas autónomas que nada tenían que ver con la estructura organizativa de aquellos, concentrándose de manera especial en los barrios populares de Bogotá y Cali, pero abarcando la totalidad del territorio nacional. Será precisamente la ciudad de Cali la que se convertirá en el epicentro simbólico del paro, al reflejarse en ella, de manera particular, las contradicciones económicas y, por ello, sociales antes descritas. La fallida desmovilización de las organizaciones paramilitares durante la era Uribe facilitó su rápido proceso de rearticulación, marcado por dos cambios significativos en el mercado global de cocaína: en primer lugar, desde fines de los noventa los carteles mexicanos disputaron a las organizaciones colombianas el control de las rutas de exportación a los EEUU y Europa8. Como resultado, las organizaciones paramilitares que reemergían en aquel entonces volcaron sus intereses en actividades domésticas como el microtráfico y la minería ilegal. En segundo lugar, durante aquellos años la «ruta del pacífico» para la exportación de cocaína reemplazó a la «ruta del caribe», lo que desencadenó una brutal disputa entre distintas m afias por el control de los dos puer tos Los jóvenes que lideran los clave del su rocci«puntos de resistencia» saben lo dente –Tu maco y que les espera con el retorno a la Buenaventura–, genormalidad: el hambre y el neran do también una creciente presicariato. sencia de cultivos ilícitos en las zonas rurales de esta parte del país. La concentración de todas estas actividades ilegales en los departamentos de Nariño, Cauca y Valle el Cauca, condujo a una creciente violencia y a un desplazamiento de sus pobladores hacia la ciudad de Cali, la más grande del suroccidente, que ya para el 2018 alcanzaba la cifra de 205.000 víctimas del conflicto armado. Todos estos desplazados han ido a parar a los barrios populares de la ciudad, controlados por sus victimarios, que desde allí controlan el microtráfico de psicoactivos. Se encuentran entonces asediados de nuevo por la violencia, pero además por el hambre, el desempleo y la exclusión, que se concentran en Cali de manera particular: según cifras oficiales, más del 60% de habitantes de la ciudad son pobres y cerca de un millón sobreviven con ingresos mensuales menores a $US 100. En una de estas zonas de Cali, decenas de madres «cabeza de hogar» empezaron a concentrarse para vender en espacios improvisados un embutido típico de la zona: la «rellena»; el sector empezó a conocerse entonces como «Puerto Rellena». Las condiciones sociales antes descritas hicieron de este lugar
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un epicentro del paro en el 2019, por lo que la zona fue rebautizada como «Puerto Resistencia». En las últimas semanas, Puerto Resistencia se ha convertido en el epicentro simbólico de las nuevas protestas. En este, como en otros «puntos de resistencia», convergen las «ollas comunitarias» que proveen alimentación a quienes participan del paro, con puntos de atención en primeros auxilios y un sinnúmero de actividades culturales. Estos sitios han sido objeto de una particular violencia estatal, cobijada por cortes eléctricos y bloqueos de señal de internet que buscan impedir en momentos clave la comunicación de los manifestantes con el mundo exterior. Los jóvenes que participan allí afirman que, a pesar de la represión, sus condiciones de vida son mejores en el contexto del paro: ahora al menos comen 3 veces al día. No temen enfrentarse a la muerte violenta en manos del Estado o los paras [paramilitares], pues, finalmente, es el mismo riesgo que enfrentan cotidianamente en las calles de sus barrios. La posibilidad de pertenecer a la «primera línea» de la protesta no solo les proporciona un tejido social para satisfacer sus necesidades más apremiantes, sino que, además, ofrece un espacio para luchar en contra las injusticias que enfrentan día a día, ser reconocidos por estar luchando y participar de la construcción de un país distinto: no tienen nada que perder y un mundo que ganar. Pero no son solo los jóvenes de los barrios populares quienes forman parte del paro nacional. Son también los de sectores medios que saben que, con las reformas neoliberales implementadas a lo largo de las últimas décadas, se dirigen a la informalidad y la precarización; son los campesinos que han visto su economía colapsar fruto de la apertura comercial; son los indígenas que han vivido el asedio en sus territorios por parte de capitales legales e ilegales; son quienes durante años han tenido que enfrentarse a la brutalidad policial en el ámbito de la protesta y en la vida cotidiana; son las disidencias sexo-genéricas que han visto en el paramilitarismo y en el uribismo la principal amenaza para su existencia. El gobierno de Iván Duque y el uribismo han respondido a la movilización a su manera: mediante la represión estatal y paraestatal. Para el 31 de mayo, poco después de cumplido el primer mes de paro, la ONG Temblores reportaba 45 víctimas de violencia homicida, 1.649 detenciones arbitrarias, 65 víctimas de agresión en los ojos, 185 casos de disparos con arma de fuego y 25 de violencia sexual por parte de la policía; mientras que la ONG Indepaz registraba 346 personas desaparecidas. Existen además diversos registros audiovisuales que muestran a civiles disparando en contra de los manifestantes en distintas ciudades, siendo protegidos y acompañados por la fuerza pública, lo que elimina cualquier duda sobre la prevalencia del paramilitarismo en el país. Muchos de estos casos se concen-
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tran en Ciudad Jardín, un barrio de clase alta de Cali, en el que, según afirman los caleños, viven personas que se benefician directa o indirectamente, de los grupos paramilitares. La Comisión Intereclesial de Justicia y Paz publicó recientemente un comunicado, en el que hacía eco de denuncias que afirman, que, en este sector, operan «casas de pique», centros de descuartizamiento especializados en desaparecer cadáveres –una escalofriante práctica que se generalizó durante las disputas por el control de los puertos de Buenaventura y Tumaco–. La respuesta del uribismo a la protesta ha sido, en suma, el terrorismo de estado. Una consigna que se ha popularizado en las últimas semanas indica los límites de esta estrategia al momento de intimidar a quienes participan en el paro: «nos quitaron tanto, que nos quitaron el miedo». Las posibilidades de una salida negociada son prácticamente inexistentes. El pliego de peticiones presentado por el Comité de Paro requiere un esfuerzo fiscal y una voluntad política que un gobierno neoliberal y de extrema derecha es incapaz de incorporar a su agenda de gestión. Más aún, la primera y más elemental de las demandas de quienes están en las calles constituye un obstáculo infranqueable: justicia para los integrantes de la fuerza pública que, en el marco del paro, han cometido violaciones a Derechos Humanos. El gobierno Duque no pondrá en la palestra a quienes hoy por hoy constituyen prácticamente su único respaldo: los militares y la policía. Los jóvenes que lideran las dinámicas de los «puntos de resistencia» saben lo que les espera con el retorno a la normalidad: el hambre y el sicariato. Estarán más expuestos a las organizaciones paramilitares que tienen presencia en sus barrios, y que intentarán identificarlos y exterminarlos. Desafortunadamente para ellos, es poco probable que la movi-
lización pueda sostenerse de manera indefinida. La línea de sucesión, en caso de una improbable renuncia de Iván Duque, tampoco genera esperanza alguna, pues tanto la vicepresidencia como la presidencia del congreso están controladas por actores políticos afines al uribismo. Aunque la movilización ha demostrado una clara autonomía con respecto a los actores del sistema político, incluyendo a Gustavo Petro Las elecciones del próximo año –quien figura serán un escenario clave para la en encuestas disputa que el bloque popular lidera recientes cocontra el uribismo. mo el candidato con más opciones para las elecciones del 2022–, las elecciones del próximo año (presidenciales y legislativas) serán un escenario clave para la disputa que el bloque popular lidera contra el uribismo. Una victoria del primero en este contexto dependerá de dos factores: uno, que a partir de las movilizaciones se consolide un fuerte proceso organizativo que, lejos de ignorar la política electoral, este dispuesto a hacer frente a la maquinaria clientelar del uribismo y sus aliados; dos, que la coalición de izquierda que se ha venido construyendo lo largo de los últimos meses –denominada el «Pacto Histórico»–, tenga la capacidad de crear espacios de articulación con los sectores movilizados, para garantizar su incidencia no solo en la construcción de un programa político, sino en la definición de las candidaturas. Las fuerzas populares han demostrado en las últimas semanas estar a la altura del momento histórico. Los actores del sistema político tendrán que hacer lo propio en los meses que quedan antes de las elecciones ■
Notas 1. El año de 1957 «liberales» y «conservadores» acordaron la realización de elecciones cerradas en las que se daría un turnismo de los candidatos a ser electos, sin permitir la participación de terceros. El resultado del pacto entre ambos partidos fue una democracia cerrada que se denominó «Frente Nacional». 2. Sobre los orígenes del paramilitarismo en Colombia, véase el libro de Carlos Medina Gallego Autodefensas, paramilitares y narcotráfico en Colombia: origen, desarrollo y consolidación: el caso “Puerto Boyacá”. 3. Según Andrés López Restrepo, experto en la materia, en 1977 el total de los ingresos generados por las exportaciones de café fue muy similar a los de la cocaína: las exportaciones de café generaron US$ 1.577 millones y las de cocaína US$ 1.680 millones. 4. “Existían pruebas de la responsabilidad de Santiago Uribe con los 12 apóstoles”. Revista Semana. 4/9/2020. 5. Sobre el rol de Álvaro Uribe Vélez en la consolidación del paramilitarismo en Colombia se recomienda A las puertas del Uberrimo, de Jorge Rojas e Iván Cepeda. 6. González, María Fernanda. “La «posverdad» en el plebiscito por la paz en Colombia”. Nueva Sociedad (NUSO), nº269, mayojunio 2017. 7. Guillén, Gonzalo – La Nueva Prensa. “Interceptaciones al narcotraficante ‘Ñeñe‘ Hernández destapan compra de votos para Duque por orden de Uribe”. Cuestión Pública. 4/03/2020. 8. Al respecto: El imperio de la droga: Narcotráfico, economía y sociedad en los Andes, de Francisco Thuomi.
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El tiempo de la vida y la tierra Entrevista a Antonio Fernández Ortiz Por José M. Mariscal Cifuentes
A
ntonio Fernández Ortiz (Cieza, Murcia) trabajó en el campo desde la infancia, aprendiendo de su familia el oficio de agricultor. Tras licenciarse en Historia, llegó a Moscú para investigar en un centro adscrito a la Academia de Ciencias de la URSS. Ha publicado diversos artículos en revistas rusas y españolas, así como libros sobre la Unión Soviética. Su último libro, una novela: El tiempo ensimismado (Piel de Zapa, 2021).
—Lo que más llama la atención de tu obra literaria es la conexión que en ambas novelas mantienes entre Rusia y Espartania, algo que tiene que ver con tu propia biografía, pero has hallado nexos de carácter histórico y antropológico, en torno a la categoría del campesinado, que trascienden esa biografía. —El lugar del que procedo, en el que crecí, era el del mundo campesino; mejor dicho, lo que quedaba de dicho mundo en España en el último tercio del pasado siglo. Mi familia, las gentes que me rodeaban, los compañeros de trabajo de mis padres y de mis tíos, eran jornaleros que tenían, la mayoría de ellos, unas pequeñas parcelas de tierra que trabajaban cuando podían, con un modelo antropológico profundamente solidario, de cierta concepción de la fraternidad asentada en la práctica de la ayuda mutua. Luego, cuando voy a la Universidad me imbuyo en lecturas e interpretaciones que provocan un primer choque con mi propia vivencia. Me encuentro que para las interpretaciones del marxismo vulgar que voy conociendo el campesino es presentado poco menos que como un pequeñoburgués, un elemento desclasado que indefectiblemente terminaba convirtiéndose en clase obrera o burguesía rural, algo que no tiene nada que ver con lo que yo había visto y vivido. Y resulta que la Revolución Rusa, la aprendo entonces, como revolución obrera, y también se deslizan interpretaciones en las que la crítica a la
Unión Soviética procede de su descalificación como verdadero comunismo, pues el protagonismo del elemento campesino daba al traste con la pureza del proceso. —Y precisamente te vas a Rusia cuando acabas los estudios de Historia. —Efectivamente, con ese bagaje y con mi título me vengo a Rusia. Pasado un tiempo, cuando ya había adquirido cierta fluidez con el idioma y me sentí en disposición de participar en un seminario al que me invitan, escribo una ponencia. Yo tenía muy trillado “El origen del capitalismo en Rusia”, el escrito de juventud de Lenin, y desde él presenté un artículo, digamos, canónico: la transición del feudalismo al capitalismo, etc. Pues bien, presenté el trabajo y Sergei Kará-Murzá me cogió en un aparte para decirme que tenía dos opciones: seguir basándome en modelos y en puntos de vista que sobre el modelo soviético se tienen en occidente, o querer entender la Unión Soviética de verdad, en cuyo caso debería, no olvidar, sino aparcar la literatura marxista. Me indicó que me zambullese en la filosofía rusa, especialmente la filosofía cristiana rusa. Cuando en la biblioteca Lenin me prestan algunos de los libros de una extensa lista me encuentro con muchas ediciones originales del siglo XIX escritas en ruso con el alfabeto anterior a la Revolución.
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—¿Eso era un problema? —Pero eres historiador y has escrito numerosos ensayos, algunos —Claro, tiene que ver con los caracteres del alfabeto cirílico de ellos publicados por El Viejo Topo y, sin embargo, decides que usaba el ruso antes de la normalización de 1918. Fue commostrar esa conexión telúrica a través de la narrativa, no meplicado al principio, pero poco a poco, y con una paciencia diante un estudio comparativo. infinita para no caer en la desesperación, fui traduciendo pági—Precisamente porque se trata, como bien dices, de una conenas y familiarizándome con aquello, y creo que es el tiempo xión telúrica. He tenido la ocasión de escuchar decenas de relamejor empleado de mi vida. Y es que después de aclararme con tos orales sobre vicisitudes particulares de personajes cuya la forma del idioma, tuve que hacerlo con el contenido de verosimilitud solo es abordable desde la fantasía. Yo tenía la aquellos escritos, autores poco o nada conocidos en occidente necesidad de mostrar esos relatos y el fruto fue Memorias de como Piotr Chaadaev, contemporáneo de Pushkin y uno de los Espartania [su primera novela; ed. Montesinos], donde se trapadres de la filosofía moderna rusa; Nikolai Fiodorov, el padre taba de homenajear a mi familia. Mi abuelo fue de los que fundel cosmismo ruso; Konstantin Leontev y sus reflexiones sobre daron el PCE en la región, y yo ya sabía que ‘el partido’ no es el mundo eslavo y tártaro-mongol; Vladimir Vernadskii y sus solamente una cuestión de obreros, sino de campesinos. En El concepciones sobre la biosfera, además de los pensadores estiempo ensimismado sigue apareciendo esa constelación de lavófilos o populistas que hicieron auténticas obras etnográfipersonajes y hechos históricos que constituyen y dan cuenta cas, algunas no exentas de idealizaciones. Para poder entende un modo de vida, de una concepción del mundo que ha derlos tuve también que ir leyendo la sido arrasada por la Modernidad capihistoria agraria de Rusia, conocer las estalista. El anecdotario de la novela es El tiempo ensimismado es el eje tructuras del campo soviético, el papel un haz de pinceladas picarescas e iróde la comunidad campesina, su derenicas que son parte importante de la del conflicto entre el mundo del cho consuetudinario… Me encuentro vida de los pueblos. Me parecía que la campesinado y la modernidad con hilos de los que tirar, con hilos de narrativa me permitía completar las capitalista. los que aún estoy tirando. Por ejemplo, piezas del puzle con la imaginación y leo que el mundo campesino ruso fue que eso, a la vez, mostraba de una madestruido por el estalinismo y la colectivización del campo, nera más adecuada el mundo de la vida. pero yo comienzo a viajar por el país, a conocerlo, y el ambiente que me encuentro es muy campesino. Y como contraste, —También vas entonces incorporando elementos de análisis Yakovlev, secretario del Comité Central y jefe del departamenque te hacen entender el proceso revolucionario en la Unión to de Agitación y Propaganda, uno de los arquitectos de la Soviética y sus conflictos internos, uno de tus temas favoritos. perestroika, dice que el koljós soviético es una prolongación —Es que la visión desde occidente de los conflictos internos del del socialismo campesino ruso, y que por lo tanto hay que desproceso revolucionario soviético es simplista y maniquea. En la mantelarlo. Un gran puzle que me empeñé en resolver… Universidad, por ejemplo, se contaba como ejemplo de la represión estalinista el juicio sobre el general Tujachevski. Sin —¿Seguías teniendo aquella pregunta originaria en el fondo? embargo, en Rusia descubro cosas espeluznantes, como su Quiero decir, cuando ibas haciendo ese trabajo, ¿tratabas de dar implicación en la represión de la rebelión de los campesinos en respuesta a aquel primer choque entre la academia y tu expela región de Tambov. El conflicto de los años 30 tiene que ver riencia vivencial con respecto al campesinado? ¿Comprendiste con revolucionarios de la vieja guardia que no entienden ni desde Rusia a Espartania? soportan la presencia del mundo campesino en la Revolución, —Así es, por desgracia y por suerte. Por desgracia porque resuly sobre todo no soportan que, en un momento determinado, ta desolador que la Universidad de Murcia esté a 40 kilómetros esos jóvenes que acceden al partido a través del Komsomol, que de mi pueblo y a 5 de la huerta murciana y, sin embargo, viva hacen su proceso de alfabetización, que estudian, que se hacen ajena al mundo que inmediatamente le rodea, un choque ingenieros, van ascendiendo y desplazando a los de la vieja asentado en el desprecio o, al menos, en una desconsideraguardia, que se niegan a salir. ¿Cómo es posible que un miembro ción, una falta de comprensión del mundo rural. Por suerte, del Ejército Rojo tenga una actitud represiva tan fuerte hacia los porque todo ese estudio e investigación me hace ver la gran campesinos? ¿Por qué esa actitud tan violenta, que masacra conexión entre esta tierra y la mía, y no se trata de una coneincluso tras la rendición? Porque, para toda esa socialdemocraxión de alta cultura, sino precisamente en torno a las estructucia obrerista a la alemana, el campesinado estorbaba. Es duro de ras y herencias del mundo campesino. decir, pero es así, y así se entienden muchos conflictos.
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—¿Y la génesis de la revolución también está influenciada por el mundo campesino? —Por supuesto. Los soviets de obreros en las fábricas eran en realidad soviets de campesinos, porque eso eran, campesinos, su concepción del mundo era campesina, y llevan a la urbe las asambleas campesinas en las que han vivido, en las que han crecido. Es más, son obreros que en las épocas de cosecha vuelven al campo a trabajar, son campesinos que están “liberados” por la familia, porque cuando se produce la liberación de las tierras, los campesinos tienen que pagar un rescate al estado en moneda, pero no hay moneda en el campo, no da la cosecha para alimentar a la familia y pagar el rescate. Las familias recurren a enviar al joven, al hermano, al hijo, a la fábrica, a la mina, a conseguir dinero. —¿Y qué relación encuentras ahí con el campesinado español? —Es que tienen mucho que ver con lo que ocurre en España. Madoz y Mendizábal echan a los campesinos, por las plazas deambulan enjambres de campesinos sin tierra, esperando a que les elija el capataz de turno o echándose al bandolerismo que propicia la creación de la Guardia Civil. El modelo ruso mantiene el vínculo porque la comunidad campesina, no solo no desprecia, sino que acoge de vuelta a los que se van, los considera y los necesita. Ese vínculo es tan importante que los soldaos cuando se van al frente en la primera guerra mundial no solo sufren la guerra sino la distancia y el no poder volver de vez en cuando a su comunidad, a su economía doméstica. No pueden atender los campos ni contribuir al sostenimiento de sus familias, que se están muriendo de hambre. Eso es un factor fundamental de la implosión del ejército ruso, los bolcheviques son campesinos y entienden a la perfección esa dinámica del conflicto bélico. —Es curioso, porque tus personajes siempre vuelven, incluso cuando se encuentran desorientados y caminan a tientas, sus pasos les terminan llevando de vuelta a “su” lugar, a Espartania. ¿Espartania se constituye en un territorio de resistencia, digamos antropológica? ¿De concepción del ser humano en comunidad? —Regresan porque es la base, el fundamento. En el propio desarrollo de la escritura se me fue manifestando una verdad, la verdad de las gentes que vuelven. Lo que vincula a Rusia con España es ese mundo de obreros y campesinos, al mismo tiempo, porque es un modelo en el cual el obrero no es del todo obrero y el campesino no ha dejado de ser campesino, y lo más importante, la solidaridad del mundo cristiano, del mundo campesino que se prolonga en el mundo de la producción fabril. No han sido atomizados, no han perdido el vínculo orgánico de la solidaridad, ahí está la clave. No es una solidaridad
teórica, es una solidaridad orgánica, y ese es el suelo en el que se asumen los planteamientos revolucionarios, pero como por intuición, porque casan, no porque los campesinos se pusieran a estudiar las cartas de Marx a los populistas rusos o el tomo primero de El Capital. Ellos son los que fundan los partidos comunistas, en España, en Italia, en Rusia. Los manufactureros del Esparto son gente cuyo vínculo con su origen se expresa en valores que no se enuncian, sino que se practican. La solidaridad no es una palabra vacía que aparezca en los discursos, es el contenido absoluto de la forma comunitaria que no se resiste a desaparecer con la manufactura, y que está además imbuida de religiosidad. Esa concepción solidaria se la llevan a las fábricas y a la manufactura, y cuando hay una huelga la hacen más con una idea atávica de justicia que por una idea de “derecho”. El concepto de “derecho” les es ajeno; sin embargo, el de “justicia”, les es orgánico. —Te has nutrido de relatos escuchados y no directamente vividos, aunque desde esa concepción del tiempo, sí serías de ese tiempo. ¿Hay algo de nostalgia al fondo de tu relato? —En absoluto, no lo creo, entre otras cosas porque ese mundo campesino no tiene nada que ver con una idealización romántica del rural. Es un mundo difícil, no es un mundo idílico, ni se muestra como tal, al contrario, la severidad, las figuras femeninas condenadas a cumplir su rol. No es un mundo fácil, con rivalidades y una violencia estructural, está en el Pascual Duarte o en Los santos Inocentes, no solo la violencia del señorito, sino la situación de violencia estructural donde la idea de justicia está travesada por las jerarquías. No hay tanto una reivindicación de un mundo pasado sino una muestra de aquel mundo, que no era el mundo de la incultura, sino que era un mundo de gentes con ideales y conocimientos prácticos de vida que se pusieron al servicio de la lucha. —Efectivamente, la violencia es expuesta, no introduces elementos de juicio sobre ella, sino que la muestras de forma descarnada. —Como es. Hay una parte de esa violencia que es estructural, que viene determinada por las relaciones que tienen los personajes, que son, con perdón, relaciones de producción. Creo que es necesario contar como le cortaron las orejas al cura Zorro en un acto de máxima justicia proletaria, eso fue así. Y son las relaciones de producción las que constituyen esa violencia. Se ve también en Shólojov, en Los cuentos del Don o en El Don apacible se muestra la violencia sin tapujos. Los puristas obreristas que consideraban que la revolución tenía que ser pura e inmaculada siempre odiaron a Shólojov porque había tenido la valentía de mostrar la crueldad del conflicto, de la
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lucha de clases en el campo, y literalmente intentaron matarlo, acusándolo de ser blanco. Quien tuvo que salir en su defensa física e intelectual, y decidió que aquella novela se publicaba, fue Stalin. Eso me ayudó a entender que la mejor manera de mostrar el conflicto en las tierras de Espartania no era precisamente de forma edulcorada y ni mucho menos me iba a conformar definiendo un “deber ser” de esas comunidades, sino más bien mostrando la realidad radical y su angustioso devenir. Por eso decidí abordarlo desde la literatura.
las luchas intestinas al proceso de construcción de la Unión Soviética? —Tiene que ver todo, por eso se producen unas luchas tan terribles. Cuando se habla de obrerismo, no solo se trata de la delimitación del sujeto revolucionario o transformador, sino de un marxismo occidental que asume el modelo temporal de la modernidad capitalista, y esos modelos chocan. Trotsky, Bujarin y otros, son señores que estaban absolutamente convencidos de que la revolución tenía que regirse bajo las ideas de un marxismo occidental, alemán principalmente, bajo un modelo obrerista de gestión de fábricas. Los únicos que lo entendieron fueron “los otros”, esos bolcheviques de origen campesino. La derrota de aquellos no es porque se pelearan con Stalin, pues el conflicto está en otra dimensión, en otro nivel, y la concepción del tiempo es crucial para entenderlo.
—Hablemos del tiempo de El tiempo ensimismado. Me parece que ahí, en el título, está también el tema de tu novela. Es curioso después de lo que has dicho sobre el marxismo académico occidental, porque fue precisamente Marx el que, en el maravilloso capítulo 8 del tomo I de El Capital, realiza un profundo análisis sobre la naturaleza de la temporalidad bajo el capitalismo, y de los violentos esfuerzos para imbuir al campesinado y los pueblos —¿Y en Espartania? colonizados de un sentido “adecuado” de la temporalidad. —El que arranca el esparto en el campo no tiene el tiempo —El tiempo ensimismado es el eje del conflicto entre el limitado, solo las fuerzas del cuerpo, del suyo, de los hijos y, el mundo del campesinado y la modernidad capitalista que que tenía suerte, de un animal de carga; sin embargo, el trabadestruye ese mundo. Por eso recurro a la casa de Pepín el de jador asalariado de la manufactura del esparto está sometido a las cartas, el lugar donde se encuenuna jornada determinada. Pero, al mistran los muertos, porque es el lugar mo tiempo quien está en la fábrica, no donde se rompe el tiempo, y desde el La solidaridad no es una palabra vacía deja de estar en el campo. La manufacque aparezca en los discursos, es cual se puede concebir el tiempo tura del esparto no tuvo cambios sustandesde la eternidad. El tiempo cronociales en el modelo tecnológico, y en los el contenido absoluto de la forma lógico está roto en la novela, no hay setenta se hundió. Y hasta que desaparecomunitaria. sucesión de hechos, los hechos no ció mantuvo esas particularidades. Reson todos al mismo tiempo sino en el cuerdo que lo niños que tenían padres o mismo tiempo. Y Marx, que no el marxismo ilustrado, tenía madres picando el esparto en las naves a las afueras cuando razón. Precisamente, en los años 30 en la URSS se produce salíamos del colegio, llegaban a su casa y salían con una cesta una lucha por la reconstrucción del tiempo en los espacios en la que llevaban la comida a sus progenitores en las fábricas, industriales, el plan quinquenal tenía un principio racionalirecuerdo las sirenas marcar los tiempos de la jornada. zador de la producción, pero es fundamental entender que ese plan no tenía una concepción lineal del tiempo, sino cir—Vayamos a algunas de esas piezas del puzle en tu novela. La cular, acorde con los ciclos temporales de la naturaleza, del trama está atravesada tanto por esas historias de vida como por tiempo como contenido de la experiencia humana y no como hechos históricos concretos con los que juegas, entre los que la algo desgajado de ella y a la que después nos sometemos. El cuestión del “oro de Moscú” es la pieza fundamental. Plan es la traslación de la concepción campesina del tiempo —La responsabilidad del oro en España la tiene Negrín, primea la fábrica, y en ese ciclo se produce lo que hay que producir, ro como ministro de Hacienda y luego como presidente del se recoge la “cosecha” del plan. Se llega al final del plan y nace Consejo de Ministros. Es él quien da directamente las órdenes otro. Para una gente que viene de siglos de funcionar en al respecto, a través de un canal que tiene establecido con comunidad, no hay que olvidar que, aunque la tierra era de Moscú para poder obtener divisas con las que adquirir armalos señores feudales, la gestión comunitaria, como costumbre mento y lo que la República necesitase. El oro salió de Carcampesina, es un hecho histórico. Autogestión del tiempo tagena hacia Moscú y de allí a sucursales de bancos soviéticos que se traslada a la fábrica. en Francia y a Inglaterra. Una vez allí depositado, ese oro se cambiaba en divisa en París o en Londres. Hay un telegrama, —Lo que planteas me resulta una tesis preciosa, ¿tiene que ver con que aparece en el libro, en el que se cuenta el detalle de las
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cantidades entregadas, las sacadas al mercado, etc. —¿Los telegramas, documentos y circulares que publicas son verdaderos? —Absolutamente, todos. Son documentos extraídos de los archivos moscovitas. Hay una historia curiosa al respecto de la documentación referente al “oro de Moscú”. Negrín es quien tiene en su poder todas las órdenes y comunicaciones relativas a las entregas y disposiciones, un expediente que Negrín se lleva al exilio, donde es más que maltratado por su partido, el PSOE. Nunca abandona ese dossier hasta que antes de su muerte habla con uno de sus hijos, y le hace entrega de la documentación. Negrín le indica que tras su fallecimiento entregue el dossier a la representación diplomática española más próxima, al Estado español, aunque sea fascista. —¿Por qué? —Era una cuestión contable. Ahí estaba todo el detalle del uso de las divisas, y Negrín sabía que esa documentación en manos del PSOE iba a ser ocultada o manipulada o destruida. Él quería dejar claro el uso que se había hecho del oro. Los que han dicho que el oro se utilizó para pagar a los rusos, que nos engañaron con el precio del petróleo y de las armas, etc. saben que mienten y que el oro fue vendido en los mercados internacionales. Ahí está la documentación, en el Banco de España, desde finales de los años 50. Franco hizo gestiones con la Unión Soviética para contrastar esa documentación con sus registros. Hace tiempo, a pesar de la propaganda, que quedaron claros los usos del oro. —Un acto de lucidez absoluta, saber que una buena manera de que se mantuviera la documentación era dejársela a Franco. Pero dime, toda esa documentación ¿ya la tenías o la has trabajado para la novela? —Yo tenía un material, que era muy escaso, pero tenía la idea de meterlo. La idea proviene de un hecho cierto, que la esposa de Negrín era una chica judía, que había vivido en la Rusia zarista y que sus padres eran banqueros que emigraron a Europa central con la revolución, y así monté parte de la trama. Me la imaginaba estableciendo contacto, a petición de Negrín, con poderosos familiares y amigos de la banca internacional, de esa banca a la que nuestros ahorros le traen al pairo porque solo trabajan con grandes cuentas y nadie conoce su nombre. Luego continué buscando documentación y encontré la que aparece en la novela y alguna más que ha servido para la “cocina” de la novela. —En la novela, entonces, más que de demostrar, se trata de mos-
trar, no juzgas ni evalúas, pero sin embargo me parece un acto de justicia. ¿En qué puede ayudar lo que ahí muestras al juicio sobre nuestra historia y a la construcción de un proyecto socialista? —Si no entendemos lo que nos ha pasado, no estamos en condiciones de seguir adelante, seguiremos persiguiendo a un fantasma. Es fundamental entender qué es lo que nos ha pasado, cuáles eran las claves del conflicto y cómo estas han quedado ocultas por capas de falsos debates asentados sobre una realidad inexistente. El problema de la lucha de clases ha quedado oculto bajo el conflicto de las identidades. Hemos hecho una lectura parcial e insuficiente de los grandes conflictos, donde se ha jugado la historia de los pueblos y la realidad presente, donde se ha dirimido el modelo de sociedad futura. Nosotros tenemos, como occidentales, nuestra parte de responsabilidad en la desaparición de la Unión Soviética por habernos decantado en el conflicto sin conocerlo en su esencia, en su dinámica. Cuando la Liga Comunista Revolucionaria o las Juventudes Socialistas pedían firmas en la Universidad de Murcia por la disolución del Pacto de Varsovia estaban sin duda contribuyendo a la derrota soviética. Seguimos con esa falta de conocimiento. No entendimos que lo más cerca que se ha estado de tocar el cielo con las manos fue ese modelo de socialismo. Si no analizamos, evaluamos, conocemos con consistencia la dinámica concreta de las batallas que jugó la Unión Soviética, la izquierda vivirá como Sísifo ■
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El límite de la sombra Por Higinio Polo
¿Q
uiénes son los enemigos del pueblo ruso? Desde fuera, las presiones estadounidenses por absorber Rusia bajo su influencia son múltiples: la OTAN, la operación Navalni... Desde dentro, la oligarquía rusa, con Putin al frente, sabotea y reprime la reorganización de un Partido Comunista que sigue contando con apoyo popular.
Rusia se enfrenta a una delicada situación económica, al descenso de la población y la disminución de su potencial científico y productivo (hoy, su economía representa aproximadamente la quinta parte, en PPA, de la estadounidense, según el Fondo Monetario Internacional). Además, debemos considerar el retroceso industrial y el permanente acoso de Estados Unidos y sus aliados a través del despliegue militar y de las sanciones económicas, junto a la presión en su periferia. El país afronta esta situación con una Constitución heredada de Yeltsin que no responde a las necesidades populares, aunque se haya reformado. Las sombras, los problemas, son muy numerosos, y de gran envergadura. El gobierno de Putin, dirigido por Mijaíl Mishustin, declara que Rusia ha resistido bien la crisis provocada por la pandemia de la Covid-19, pero no es así: en 2020 la economía se redujo más de un tres por ciento, y los salarios de los trabajadores se han reducido en los últimos años; veinte millones de personas viven bajo el umbral de pobreza, según las cifras del propio gabinete. Y la insatisfacción aumentó cuando el gobierno elevó la edad de jubilación pese a la oposición de los comunistas y el rechazo de la mayoría de la población. Los comunistas hacen responsable al partido gobernante, Rusia Unida, de la regresión económica y el alza de precios, del empobrecimiento y de la crítica situación del sistema sanitario y educativo. En el periodo de los últimos cuatro años, Rusia Unida, el partido que sustenta a Putin, ha perdido mucha influencia entre la población, pero sigue siendo el soporte fundamental del capitalismo ruso (que el Partido Comunista identifica en una línea ideológica que va desde Yeltsin,
Chubais y Gaidar hasta Putin), que es incapaz de resolver los problemas del país. Incluso el éxito de las tres vacunas rusas para combatir la Covid-19 se debe a la herencia científica soviética. En septiembre de 2021 deben celebrarse las elecciones a la Duma, el parlamento ruso. La Duma, controlada por el partido de Putin, ha rechazado todas las iniciativas parlamentarias comunistas para nacionalizar la riqueza del país. Sin embargo, es imperativa la reindustrialización del país y la incautación de las posesiones de los oligarcas, beneficiarios del gigantesco robo de la propiedad pública soviética y de sus recursos naturales. El relevo en el gobierno, en enero de 2020, con la salida del primer ministro Medvéded y la llegada de Mishustin, ha defraudado también las esperanzas de cambio, mientras Putin intenta mantener equilibrios imposibles: abre el Centro Yeltsin en homenaje al criminal artífice del golpe de Estado y la matanza de 1993 y del retorno al capitalismo y, al mismo tiempo, consciente de la sensibilidad de la mayoría de la población, impulsa desde 2015 las marchas del Bessmertniy Polk (“Regimiento Inmortal”) del 9 de mayo con miles de fotografías de las víctimas y los símbolos soviéticos, la hoz y el martillo, para conmemorar la victoria sobre el nazismo en la Segunda Guerra Mundial, y preside el desfile en la Plaza Roja… ocultando el mausoleo de Lenin; asiste a celebraciones de la Iglesia Ortodoxa y favorece a la nueva burguesía pero mantiene que la desaparición de la Unión Soviética fue un desastre para el país y para la humanidad. En 2021, en la celebración del día de la victoria, Putin hizo un revelador discurso donde señaló que los nazis atacaron a “nuestro Estado y nuestro pueblo”, pero, por pri-
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mera vez, señaló también que su objetivo era el sistema soviético, indicando que la patria abarca desde el Kazajastán y Asia central hasta el Cáucaso, el Báltico y Ucrania. Insistió en que el Ejército rojo había liberado a Europa del fascismo, y solo faltó que proclamase la vigencia del Partido Comunista de la Unión Soviética: fue un discurso dirigido a la población, un mensaje interno y, también, un aviso a Estados Unidos y sus aliados. En política exterior, Rusia se enfrenta a un dilema: Putin quiere evitar enfrentamientos con Estados Unidos y resalta los intereses nacionales rusos, trazando líneas rojas en el Donbás o en Bielorrusia, pero Washington no está dispuesto a respetarlas. Aunque el presidente ruso amaga con articular un contrapeso al poder estadounidense esa opción solo puede organizarla China. Putin ha basculado desde un intento de acomodo con Estados Unidos, que abandonó parcialmente con el aviso de Múnich de 2007, hasta una creciente aproximación a China. Hay que recordar que todavía en 2012 Putin (entonces primer ministro, aunque acababa de ganar las elecciones presidenciales) defendía incluso la creación de un centro de tránsito de la OTAN en la ciudad de Uliánovsk (ciudad natal de Lenin, en el Volga, cuyo aeródromo cuenta con una de las mayores plataformas de aterrizaje del mundo) con el argumento de que las fuerzas que lo utilizarían servirían para estabilizar Afganistán e Iraq, objetivo acorde con los intereses nacionales rusos. La oposición del Partido Comunista y las protestas populares contra la OTAN impidieron su creación, y bloquearon también la llegada de fuerzas norteamericanas a Rusia para participar en ejercicios militares. Los problemas fronterizos y exteriores de Rusia son numerosos: la agresividad del gobierno de extrema derecha de Ucrania y la utilización por parte de Estados Unidos del país como plataforma de acoso; el intento en 2020 de otro Maidán en Bielorrusia, actualizado ahora con la ofensiva contra Minsk lanzada a propósito de la detención del bloguero Roman Protasevich, un comisionado de los servicios secretos estadounidenses y polacos; la victoria de Maia Sandu, abierta partidaria de la OTAN, en Moldavia; los enfrentamientos en el Cáucaso entre armenios y azeríes, y la amenaza de la incorporación de Georgia a la OTAN. Además, las sanciones norteamericanas y su constante intromisión (del caso Navalni a la supuesta manipulación electoral y los ataques cibernéticos), las difíciles relaciones con los países bálticos, que protegen la memoria de los colaboracionistas con los nazis; y el constante enfrentamiento con Polonia, junto a las expulsiones de diplomáticos (Polonia, Alemania, Suecia, Chequia, Eslovaquia, Estonia, Letonia, Lituania, etc.) en una evidente coordinación con Wasghinton y Bruselas, y el sabotaje al gasoducto Nord Stream 2.
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Ucrania afecta especialmente a Rusia. Estados Unidos la utiliza para acosar a Rusia, y acaricia la hipótesis de disponer en Moscú (como en la última década del siglo XX con Yeltsin) de un gobierno dócil y cliente para utilizar el binomio RusiaUcrania contra China. Por eso, Biden ha asegurado apoyo a Zelenski, los drones del Pentágono sobrevuelan constantemente territorio ucraniano y las fronteras rusas, y la OTAN tiene planes para estacionar miles de soldados y aviones en el país. La fuerza aérea norteamericana y británica colabora con Kiev y envían sus aviones al país. Además, Kiev ha suscrito con Estados Unidos la compra de nuevos misiles. En el enfrentamiento con el gobierno derechista de Ucrania, los comunistas exigen al gobierno de Putin que reconozca a las repúblicas
Vladimir Putin
populares de Donetsk y Lugansk, en el Donbás ucraniano que se levantó contra el golpe de Estado del Maidán. Biden continúa el acoso del gobierno anterior. Con Trump, el viaje de Pompeo en enero y febrero de 2020 a cuatro países de la periferia rusa, antiguas repúblicas soviéticas (Bielorrusia, Ucrania, Kazajistán y Uzbekistán) tenía una doble motivación: en Kiev, consolidar sus lazos como Estado cliente de Washington, y en Minsk estimular el distanciamiento de Lukashenko con Moscú. En Minsk, Washington quería aprovechar la oportunidad ofrecida por Lukashenko, que declaró públicamente sentirse engañado por el precio del gas ruso y se había mostrado dispuesto a importar petróleo estadounidense aludiendo al oleoducto Druzhba que, con origen en Samara, atraviesa el occidente ruso, Bielorrusia y Polonia. A su vez, en Kazajastán y Uzbekistán, Pompeo trató de mejorar relaciones, de obtener compromisos para la retirada estadounidense de Af-
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ganistán manteniendo influencia en la región, y de alentar la prevención de Astaná y Tashkent hacia China. Pompeo intentaba mejorar las relaciones y vender crudo a Bielorrusia, tras las diferencias de Minsk con Moscú sobre los suministros de petróleo y gas rusos y la decisión de Lukashenko de detener el plan de unión política con Rusia, aunque las elecciones bielorrusas de agosto de 2020 llevaron al gobierno de Trump, secundado por la Unión Europea y la OTAN, a reactivar el plan de desestabilización con un remedo del Maidán ucraniano de 2014. El fracaso de la operación fue un nuevo aviso para Putin sobre los objetivos estadounidenses, y llevó a Lukashenko a reforzar sus lazos con Rusia, aumentado la desconfianza hacia Washington. Andrei Ilnitski, asesor del Ministerio de Defensa ruso, ha aludido a la “guerra psicológica” de Estados Unidos contra Rusia, semejante a las denominadas “revoluciones de color” que tuvieron lugar en las antiguas repúblicas soviéticas de la periferia rusa (en Ucrania, Georgia, Kirguizistán) y en Oriente Medio, de las que el apoyo político, financiero y diplomático estadounidense a las manifestaciones en Rusia sobre Navalni son una evidente muestra. No es la única operación en marcha: en abril de 2021, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, denunciaba el traslado de tropas desde Estados Unidos, junto a otras de la OTAN, hacia el Báltico y el mar Negro, resaltando que anualmente la OTAN realiza cuarenta operativos militares en Europa, que solo tienen un destinatario: Rusia. No fue ninguna casualidad que Wang Yi, ministro de Exteriores chino, declarase tras su cita de marzo de 2021 con Lavrov que China colaborará con Rusia para luchar contra las “revoluciones de color”. A finales de mayo, Shoigú denunció que Estados Unidos y la OTAN están quebrando el sistema de seguridad internacional, llevando más tropas a las fronteras rusas, y anunció que, en respuesta, Moscú creará veinte nuevas unidades militares que se desplegarán en el oeste europeo ruso. Para hacer frente al acoso político y para mantener la disuasión, Rusia limita la actividad y la financiación de ONGs y fundaciones con lazos exteriores, y cuenta con sus fuerzas nucleares. Además del arsenal nuclear de Estados Unidos desplegado en su territorio y en sus bases exteriores, Rusia debe contrarrestar las fuerzas nucleares de Gran Bretaña y Francia, miembros de la OTAN, además del arsenal de unas ciento cincuenta bombas nucleares que se encuentran en cinco bases estadounidenses en Europa: Büchel (Alemania), Kleine Brogel (Bélgica), Aviano y Ghedi (Italia), y Volkel (Países Bajos), además de en la base de Incirlik, Turquía. Según la información intercambiada por Moscú y Washington de acuerdo con las obligaciones del START III, Rusia dispone de 517 misiles balís-
Pavel Grudinin, candidato a presidente (2018) apoyado por el Partido Comunista
Guennadi Ziugánov, primer secretario del Partido Comunista de la Federación Rusa
Alexéi Navalni. Moscú, febrero de 2020
ticos intercontinentales junto con los misiles de submarinos y bombarderos pesados, mientras que Estados Unidos dispone de 651. En número de ojivas (en misiles balísticos intercontinentales, en submarinos y bombarderos desplegados) Rusia cuenta con 1.456, y Estados Unidos con 1.357. En cuanto a lanzadores desplegados y no desplegados, tanto de misiles
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balísticos intercontinentales como de misiles balísticos en submarinos y bombarderos pesados, Rusia dispone de 767, y Estados Unidos de 800. Rusia cuenta también con el reforzamiento de la alianza con China. Solo dos días después del duro enfrentamiento público de las delegaciones diplomáticas china y estadounidense en la cita de Alaska, Lavrov viajaba a Pekín, donde acordó con los responsables chinos exigir a Estados Unidos que detenga sus agresivas actividades y no intervenga en los asuntos internos de otros países. Lavrov llamó al reforzamiento de la cooperación científica y tecnológica y a utilizar otras monedas para reemplazar al dólar y poner fin al control estadounidense del sistema de pagos internacional, sugerencia que coincide con los proyectos chinos. En 2021 se cumplen veinte años de la firma del Tratado de cooperación entre los dos países, que ya han decidido renovar. Con Biden, Estados Unidos, tras las sanciones aplicadas con diversos pretextos, ha seguido una política de acoso a Moscú. Jake Sullivan, asesor de seguridad nacional, anunciaba en marzo que Estados Unidos estaba investigando los ataques cibernéticos rusos. Otros funcionarios, citados por The New York Times, anunciaron “ataques clandestinos” del USCC (United States Cyber Command, que depende del Pentágono) en represalia y advertencia a Rusia, y sugirieron que se llevarían a cabo también contra China. Aunque Washington anunció tras la reunión de Blinken y Lavrov del 20 de mayo en Reikiavik que renunciaba a aplicar castigos a la compañía Nord Stream 2 AG, al día siguiente anunció sanciones a trece barcos y tres compañías rusas (Mortransservis, el Servicio de Salvamento Marino y el Fondo de Samara) relacionadas con el gasoducto. Cierto es, por otra parte, que la cita de Biden y Putin en Ginebra puede traer concesiones por ambas partes. Putin constata que la seguridad internacional se ha debilitado, pero su apuesta por fortalecer y consolidar el estado ruso bajo esquemas capitalistas y con una relación con Estados Unidos basada en el respeto y la igualdad, es intentar la cuadratura del círculo porque tropieza con la negativa de Washington, que solo acepta una relación subordinada. * * * Tras diferentes operaciones en años anteriores, Estados Unidos juega ahora la carta Navalni, a quien presentan en occidente como el “principal oponente a Putin”, a sabiendas de la mentira, porque la única fuerza que se enfrenta al entramado del poder ruso es el Partido Comunista que, además, mantiene que el actual sistema es el antagonista de la Unión Soviética. Con impuesta unanimidad, todos los potentes medios informativos y propagandísticos estadounidenses,
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seguidos en todo el mundo por sus aliados, han elevado a Navalni a la categoría de “personalidad internacional”, preso político y dirigente de la oposición, aunque su influencia en el interior de Rusia es muy limitada. Pese a ello, Washington ha conseguido algunos éxitos notables: el señuelo del video del “palacio de Putin” urdido para la agitación (calificado como “el palacio más caro del mundo”, con un valor de 1.370 millones de dólares), consiguió millones de visualizaciones en las redes sociales, aunque fue un montaje organizado en Baviera por los servicios secretos estadounidenses y alemanes, y su embajada en Moscú llegó a apoyar públicamente los disturbios violentos en la ciudad en enero de 2021. La operación Navalni es un intento de estimular un nuevo Maidán, ahora en Rusia, para imponer en Moscú un gobierno naranja semejante a los de Yeltsin en los años noventa, dependiente por completo de Estados Unidos; una alternativa liberal y pronorteamericana al actual poder ruso oligárquico y nacionalista. Los comunistas son conscientes de que Estados Unidos quiere apartar a Putin del poder y que la operación Navalni es un instrumento para ello (sin que Washington descarte otras iniciativas, abandonada desde hace tiempo la opción liberal de Yábloko de Grigori Yavlinki, convertida hoy en extraparlamentaria); pero los comunistas saben que sustituir a los actuales gobernantes por otros, igualmente liberales, pero aliados de Washington no resolvería los problemas de Rusia. Al contrario, pondría al país en una situación límite, dependiente, controlado por Estados Unidos, supondría una nueva oleada de privatizaciones y deterioro económico que afectaría al nivel de vida, aumentaría la represión contra los comunistas y la izquierda, con el riesgo de partición del país, objetivo que sigue acariciando Estados Unidos. No por ello los comunistas ahorran duras críticas a Putin, responsable de una política neoliberal que ahonda la crisis y pone en peligro el futuro del país. Aunque Navalni tenga escasa influencia política (que se expresa sobre todo entre los profesionales liberales de Moscú y San Petersburgo, en nuevos empresarios y en la mesocracia atraída por el espejismo capitalista), la prensa occidental lo califica de “principal rival del presidente ruso”, pero la oposición real a Putin la expresa el Partido Comunista. En abril de 2021, el Partido Comunista ruso clausuró la primera ronda de su XVIII Congreso eligiendo la nueva dirección, con Ziugánov de nuevo como primer secretario, renovando otras responsabilidades. En la segunda sesión del congreso, en junio, se abordaron las elecciones a la Duma que se celebrarán en septiembre. El nuevo vicepresidente, Kaláshnikov, se encargará de impulsar la coordinación y fortalecer los lazos con las antiguas repúblicas soviéticas: ha visitado todas ellas, y la UPC-PCUS
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Conmemoración del Día de la Victoria. Moscú, 9 de mayo de 2018
Altos mandos militares en el desfile del Día de la Victoría. Moscú, 9 de mayo de 2021
(Unión de Partidos Comunistas-Partido Comunista de la Unión Soviética) agrupa a todos los partidos comunistas de las repúblicas, aunque en Estonia, Letonia, Lituania, Ucrania, Kazajistán y Turkmenistán están prohibidos y actúan clandestinamente. El congreso se celebró entre el fuego cruzado de la prensa y la televisión gubernamentales, que estimulaban escisiones y disputas y difundían bulos sobre supuestos enfrentamientos entre los dirigentes comunistas. En las semanas anteriores al congreso, tanto el gobierno como Rusia Unida, la televisión y los periódicos, como Izvestia, lanzaron una dura campaña contra el Partido Comunista con informaciones falsas destinadas a crear disensiones en la organización, sin que se hubiese detenido la represión: en marzo de 2021 eran ya nueve los diputados comunistas detenidos por participar en las manifestaciones y protestas convocadas por su partido, y en febrero fue arrestado el secretario del Partido Comunista en Samara, Mijaíl Abdalkin, junto a quince militantes, entre muchas otras actuaciones policiales. El gobernador comunista
del óblast de Angara (Irkutsk), Serguéi Levchenko, fue destituido, y diputados comunistas han sido detenidos, mientras se limita la libertad de expresión y de reunión y la policía actúa contra los militantes políticos. También se encuentra en detención domiciliaria Nikolái Platoshkin, candidato presentado por el Partido Comunista a las elecciones parciales de la Duma en 2019, y que postula un movimiento denominado Por un nuevo socialismo; ha sido condenado a cinco años de cárcel, de momento en suspenso. Incluso diputados comunistas en la Duma moscovita han sido multados en 2021… por reunirse con votantes. Para hacer frente a ello, el Partido Comunista ha creado un comité contra la represión, que está dirigido por un diputado comunista de la Duma, Yuri Sinelshchikov, antiguo fiscal adjunto de Moscú. Suele olvidarse que tras la prohibición del PCUS, y a consecuencia de la desastrosa etapa de Yeltsin que propugnó la prohibición, el Partido Comunista reconstituido tuvo que defender su existencia en un proceso ante la Corte Constitucional, y tuvo que reorganizarse tras la destrucción e incautación de todos sus locales y bienes en todo el territorio ruso, padeciendo desde entonces la persecución, el fraude electoral y las constantes campañas de descrédito. Al igual que ha ocurrido en Ucrania, Rusia pudo caer por la pendiente de la persecución de los comunistas y la izquierda, de la llegada de la extrema derecha al poder y del proceso de desintegración ucraniano, que Estados Unidos sigue deseando para Rusia. De hecho, tras la crisis del rublo, con devaluación, bajo Yeltsin en agosto de 1998, fue a iniciativa del Partido Comunista que se articuló el gobierno de Primakov, con Masliukov y Gerashenko, en septiembre de 1998 (hasta mayo de 1999), que permitió superar la quiebra del país y la posible partición. Además, el Partido Comunista ha padecido los reiterados intentos de destrucción desde el Kremlin, que ha estimulado escisiones, ha comprado algunos dirigentes y ha creado otros “partidos comunistas” para introducir el veneno de la confusión y el desánimo. En las elecciones a la Duma de 2016, la suma de Rusia Justa (partido creado por el Kremlin para restar votos comunistas), Comunistas de Rusia, el Partido de los Pensionistas y Ródina, alcanzó el 12 % de los votos, minando el apoyo al Partido Comunista. Comunistas de Rusia, de Suraikin, basó su campaña para las elecciones presidenciales de 2018 en el ataque al candidato presidencial comunista, Grudinin. Junto a Rusia Unida, el partido del poder, también
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Rusia Justa, Ródina y el Partido de los Pensionistas, apoyaron a Putin en las elecciones presidenciales de marzo de 2018. La última iniciativa del Kremlin para arrebatar electorado al Partido Comunista, lanzada en enero de 2021, es el nuevo partido Rusia Justa-Za Pravdu, que preside el escritor Zajar Prilepin, y que agrupa a la Rusia Justa de Serguéi Mirónov, a Patriotas de Rusia (fundado por Guennadi Semiguin, un diputado expulsado del partido comunista cuando se constató que era un topo de Putin y del gobierno ruso) y Por la verdad (Za Pravdu). La función del nuevo partido quedó clara en las palabras de Mirónov, firme aliado de Putin, declarando que el objetivo es alcanzar el segundo lugar en las elecciones, tras Rusia Unida, agrupando a la izquierda excepto a los comunistas, y se constata también en la intensa actividad y presencia pública de Nikolái Stárikov, un escritor conservador que se ha incorporado al nuevo partido. El Partido Comunista califica al nuevo partido de “criatura del poder burgués ruso”, y desconfía de quienes se miran en la “nueva izquierda” occidental porque consideran que con mucha frecuencia aceptan el sistema capitalista. Así mismo, el Kremlin ha comprado al periodista Maksim Shevchenko, que cuenta con centenares de miles de seguidores en redes sociales y era dirigente del grupo parlamentario comunista en la región de Vladímir. Shevchenko dirigirá ahora un nuevo partido, fruto de la reconversión del “comunista” KPSS (creado anteriormente como señuelo por el Kremlin para confundir a los votantes comunistas) que pasará a denominarse RPSS, Partido ruso de la libertad y la justicia: es otra de las iniciativas de Putin para contener el ascenso comunista. Por añadidura, el gobierno ruso impulsa una constante propaganda antisoviética desde la televisión pública y los periódicos, financia películas anticomunistas y estimula la difamación del Partido Comunista en las redes sociales, gracias a la actividad profesional de miles de provocadores (trols) pagados con el presupuesto del país. El gobierno ha levantado el Centro Yeltsin, verdadero foco anticomunista, e incluso ha arrebatado la dirección del Teatro de arte de Moscú “Gorki”, a Tatiana Doronina, una de las más célebres actrices y verdadero símbolo de la cultura soviética. En las televisiones públicas Canal 1, en Rossiya 1 (antiguo Canal 2 soviético), en la NTV (fundada por el empresario yeltsinista Gusinski y ahora propiedad de Gazprom) y en los medios
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privados, es constante el contenido anticomunista y la difamación de la Unión Soviética. Sujetos estrafalarios como Zhirinovski, el dirigente de la extrema derecha, personajes del partido Rusia Unida, o de los partidos creados por el Kremlin, y defensores del capitalismo, llenan la programación televisiva, donde apenas aparecen dirigentes del Partido Comunista. Pese a ello, casi dos terceras partes de la población, incluidos los jóvenes de menos de treinta años, tienen un juicio positivo sobre Lenin, la revolución bolchevique y la Unión Soviética. Pese a la persecución (en los últimos cuatro años, más de
En 2021 se cumplen veinte años del Tratado de cooperación entre Rusia y China
tres mil candidatos comunistas han visto bloqueada su participación en las elecciones locales, regionales o federales) y a la manipulación electoral, con constantes fraudes, el Partido Comunista se ha fortalecido: ha aumentado su militancia y los diputados elegidos en las repúblicas y regiones, mantiene dos periódicos nacionales, Pravda (que dirige Boris Komotski) y Sovetskaya Rossiya, además de un centenar de periódicos regionales y locales, y en 2015 creó una cadena de televisión, Красной Линии, (Red Line), que llega a todas las provincias rusas. Desde el XVII Congreso en junio de 2017, el Partido Comunista ha pasado de tener unos 100.000 militantes a 162.000
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en la actualidad, cuenta con catorce mil secciones y dos mil Academia de Ciencias. La evasión fiscal y la fuga de capitales cuatrocientas sedes locales, y 42 diputados en la Duma del no se ha detenido, con la connivencia de las autoridades: en total de 450, representación en los parlamentos de las 79 repú2020, los rusos adinerados evadieron del país 50.000 millones blicas y regiones de Rusia con 8.569 diputados, y pretende de dólares. crear un centro informativo que aglutine y organice noticias y Los problemas a que se enfrentan los comunistas y la izcontenidos para todos los medios del partido. También impulquierda son muchos, y el desempleo, la habilidad de la propasa un activo movimiento deportista entre los jóvenes, con ganda burguesa y de los resortes y campañas anticomunistas, miles de seguidores, y cuenta con relevantes intelectuales, el fraude electoral, han sumido a buena parte de los trabajacomo el joven escritor Sergei Shargunov, presidente de la dores rusos en un estado de apatía política. El Partido CoAsociación de Escritores y diputado comunista en el parlamunista, que rechazaba la Constitución impuesta por Yeltsin mento. (que incluso Putin se mostró abierto a reformar en su discurPese a las constantes manipulaciones electorales, el poder so a la Asamblea Federal en enero de 2020), y que considera al ruso no ha podido impedir algunas victorias comunistas siggobierno ruso el garante de la propiedad de los oligarcas, fue nificativas: la experiencia de gobierno del Partido Comunista la única organización que se opuso a la reforma constitucional en el óblast de Irkutsk (con superficie equivalente a la suma de que permitirá a Putin seguir al frente del país. En sus enmienEspaña, Gran Bretaña e Irlanda), en Novosibirsk (capital de das, exigía que se asegurase la propiedad pública de los recurSiberia y tercera ciudad rusa, gobernada por el alcalde comusos naturales y de su explotación, que se financiase una saninista Anatoli Lokot), o en la república dad y educación pública universal y de Jakasia (mayor que Suiza), así cogratuita y que el pago de los alquileres Rusia ha pasado de ser una potencia mo la dirección de empresas colectino excediera del diez por ciento de los industrial a un país exportador vas creadas por los comunistas les ha ingresos familiares. Todas las propuesdado pericia en la gestión. No ha cesatas comunistas fueron rechazadas por de materias primas, donde el Estado do de combatir el anticomunismo, el bloque de poder. El secretario Ziues un instrumento de los tan presente en los medios de comugánov denunció que esa reforma consgrandes oligarcas. nicación, ni ha dejado de defender a titucional (aprobada en el referéndum la Unión Soviética. Hoy impulsa un de junio de 2020) no respondía a los movimiento denominado Por una paintereses populares y consagraba la tria socialista fuerte, justa, y por la URSS, y otras iniciativas “autocracia presidencial” y el poder de la oligarquía: permite impulsadas por la Unión de Oficiales soviéticos y el Komsomol, además dos nuevos mandatos presidenciales de seis años y con otros sectores promueve la creación de un Frente Popara Putin. La reforma constitucional tampoco afrontaba los pular que haga frente a la represión política y agrupe a toda la problemas del país, por lo que los comunistas han presentado izquierda para hacer posible un nuevo rumbo, abandonando un plan de acción contra la crisis que contempla la planificalas recetas neoliberales. ción estatal y la nacionalización de las industrias estratégicas, Rusia ha pasado de ser una potencia industrial a un país del sistema bancario y de los resortes e instituciones financieexportador de materias primas, sobre todo hidrocarburos, y el ras, la recuperación de los derechos sociales y del sistema Estado es un instrumento de los grandes oligarcas que controsanitario y educativo soviético, y exige que el gobierno renunlan también el sistema financiero ruso. En 1990, la Unión Socie a la reforma de las pensiones, volviendo a la edad estipulaviética era una de las dos mayores economías del mundo, y da en la Unión Soviética (60 años para hombres y 55 para representaba casi el diez por ciento del PIB mundial; hoy, Rumujeres), y acabe con las exenciones de impuestos a las gransia no llega al 2%. La matanza y el golpe de Estado de Yeltsin des empresas. de 1993 culminaron un experimento criminal que consolidó la Obligados a combatir la voracidad de la nueva burguesía, desintegración del país soviético, el colapso de la economía y los comunistas exigen al gobierno ruso que se enfrente con la ciencia, la educación y la sanidad pública, y que ha configudecisión al imperialismo estadounidense y a sus actividades rado un “sistema completamente corrupto”, según define el en la periferia rusa, y cambie la política económica, pero son Partido Comunista. Se han deteriorado los niveles científicos, conscientes de que el actual poder capitalista articulado alretecnológicos e intelectuales, como constató en febrero de dedor de Putin es incapaz de iniciar una nueva etapa de desa2021 la Conferencia Científica Internacional “Imagen del futurrollo económico y social y, mucho menos, de apostar por el ro”, organizada en la Universidad de Oriol por miembros de la socialismo. Las sombras crecen, y el tiempo corre desbocado■
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Reivindiquemos nuestros derechos: la cuenta básica Por Ildefonso Suárez y Eduardo Luque
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a situación de oligopolio bancario facilita el abuso de las entidades financieras sobre la población. Un claro ejemplo son las comisiones que los bancos cobran a sus clientes. Sin embargo, la apertura de una cuenta de pago básica es un derecho al que pueden acogerse quienes lo necesiten.
Como se dice en los casinos: “la banca siempre gana”. Aunque deberíamos añadir “siempre gana engañando o intentándolo”. Esto es así porque los gobiernos son los que nos obligan a jugar con dados trucados y siempre en desventaja. Curiosamente para todos aquellos que defienden el denominado “libre mercado”, sean políticos neoliberales o especuladores financieros, en el momento clave olvidan el dogma y luchan por repartirse el negocio a través de los oligopolios, es decir lo contrario de lo que predican. La concentración bancaria: el camino a ninguna parte El sistema financiero español, tras la absorción de Bankia por la Caixa, queda en manos de cinco grandes grupos bancarios que controlarán más del 80% del sector financiero. La llamada ley de la oferta y la demanda está desaparecida en nuestro país, es una entelequia. No se cumple. Por otra parte, según el índice Herfindahl-Hirschman (que mide la concentración bancaria en un país), España tenía 1.138 puntos a finales del 2018; Alemania, con un sistema financiero más competitivo, alcanzaba los 245 puntos y Francia, 654 puntos. La concentración bancaria provoca que las grandes entidades financieras impongan sus condiciones a los usuarios. Todo esto ha sido posible con el apoyo de los sucesivos gobiernos que nos han impuesto la obligación de realizar las operaciones a través de las entidades financieras asociadas. Los bancos han podido imponer las condiciones que han querido,
prácticamente sin cortapisas, puesto que no había competencia entre ellos. Las consecuencias de la concentración bancaria Las consecuencias de la concentración bancaria, como hemos analizado en otros escritos, han sido nefastas: despidos masivos y peores servicios –especialmente para los jubilados–, así como la eliminación de oficinas, lo que ahonda el problema de la España vaciada y de esos más de 8.000 pueblos de este país, muchos de los cuales perderán sus oficinas o las han perdido ya. Esta situación se produce mientras los banqueros se subían sus salarios de forma astronómica. Alguno más comedido solo se lo ha subido un 50%, como Ana Patricia Botín, mientras que otros, con dificultades para llegar a fin de mes, como el nuevo presidente de CaixaBank casi lo triplica (¡cobrará un 270%más! pasando de 500.000 a 1,8 millones al año), y todo ello sin devolver las ayudas recibidas para salvar a la banca tras la crisis del 2008. Por su parte, nuestro ejecutivo, a través de la ministra de finanzas, no es capaz más que de rogar que no fueran tan escandalosas las subidas, anunciadas mientras estos mismos directivos negociaban los ERES que provocarán alrededor de 18.000 despidos. Nos quieren ahogar con sus comisiones bancarias. En los meses de enero y de febrero, muchos de los jubilados de este país recibieron una carta indicándoles cuáles son las
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comisiones que les van a cobrar. También les daban un plazo para demostrar su disconformidad. Qué más da que estemos disconformes o no, no tenemos elección. La realidad es que, se esté o no de acuerdo, intentarán que se paguen comisiones y algunas serán realmente abusivas. Somos clientes forzados, no podemos escoger. Las comisiones bancarias son una de las mayores fuentes de ingreso del sector financiero. En el 2020, y a falta de algunos datos, las principales entidades habían ingresado por concep-
Las comisiones bancarias son una de las mayores fuentes de ingreso del sector financiero. to de comisiones 10.025 millones de euros netos. La primera entidad en este ranking es CaixaBank (sin tener en cuenta la fusión con Bankia todavía) que ingresó 2.330 millones; le sigue el Santander con 2.314 millones de euros; el BBVA España, en tercera posición, superó los 1.802 millones; el Sabadell, en cuarto lugar, obtuvo 1.246 millones; y así un largo etcétera. La banca ha decidido apretar aún más el dogal sobre el cuello de las clases sociales más humildes. El abuso bancario está a la orden del día, antes fueron los Planes privados de pensiones (una auténtica engañifa dada su nula rentabilidad), después fueron las cláusulas suelo… ahora nos asaltarán con las comisiones bancarias. Es un problema a nivel nacional, que afecta a no menos de 7,5 millones de pensionistas y a decenas de miles de trabajadores con bajos ingresos y trabajo precario. Estamos observando cómo las entidades financieras comunican a sus clientes que si ingresan más de 600 euros mensuales la comisión anual que le aplicarán será de 60 euros anuales (5 mensuales). Pero si los ingresos no alcanzan los 600 mensuales la comisión que le aplicarán será de 120 euros anuales, cobrándoles 10 cada mes. Hay algunas entidades que cobran más de los 120 euros por gestionar nuestros recibos. Normalmente las cuentas donde nos aplican las comisiones no están remuneradas, es decir, no producen intereses, pero sí nos cargan las comisiones y otros tipos de gastos. En síntesis, un trabajador con bajos ingresos, o un jubilado que ingrese unos 500 euros mensuales, a quien se le aplique la comisión de 10 euros, perderá un 2% de sus ingresos, y esto por comerciar con su propio dinero. La solución no estriba, como se pretende, en las cuentas online, porque amplios sectores de los jubilados de nuestro país tienen grandes dificultades para manejarlas. La imaginación de las entidades financieras es amplia, y pretenden cobrarnos por muchos motivos algunos realmente curiosos. Hay
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entidades que cobran este año entre 1,50 y 3 euros por hacer un ingreso en ventanilla. Por cualquier apunte en nuestra cuenta, aunque entra dentro de la comisión por mantenimiento, intentan cobrarte si no estás con el ojo alerta. También por extraer efectivo en otra oficina distinta a la que tienes la cuenta, aunque sea del mismo banco. Pero eso no es todo. También cobran por hacer una transferencia a otra cuenta. En casos concretos se ha detectado cobros ilegales por domiciliación bancaria. Hay entidades que cobran, aunque no es legal, por realizar pagos a la administración: Seguridad Social, Hacienda, Diputaciones, Ayuntamientos… (estos pagos están exentos por ley). Por emitir tarjetas de débito o de crédito. Por ingresar cheques. Por uso de cajeros que no son de la entidad. Por tener la cuenta al descubierto (en estos casos los intereses son desorbitados). Este último sistema es de una enorme perversión, puesto que está unido a la imposición de horarios tanto para pagar recibos como para realizar ingresos. Unilateralmente, las entidades deciden de qué hora a qué hora puedes hacer un ingreso en tu cuenta, y si, debido a la limitación horaria que te imponen, no puedes hacer frente a algún recibo y la cuenta queda al descubierto evidentemente te castigarán pagando comisiones, incluyendo los días que no son laborales. Así, un descubierto en cuenta el viernes o día festivo generará comisiones e intereses también el sábado y el domingo, y nos encontramos que ese día ya no se puede hacer el ingreso porque la acción está permitida, pongamos por caso, de las 10 a las 12 horas. Y si ese día se queda la cuenta al descubierto, pues a cobrar intereses y, claro, ya sabemos que los días no laborables también cuentan. Esto es así porque el proceso de concentración bancaria impide (porque en muchas ocasiones no hay otra opción) elegir otra entidad que ofrezca mejores condiciones. Pero hay alternativas Aunque no todo está perdido. El sistema financiero ha topado con resistencias importantes. La Unión Europea ha obligado a los Estados miembros, mediante una directiva, a regular los servicios bancarios y limitar algunos abusos, entre ellos el cobro de comisiones bancarias abusivas e ilegales. En nuestro país se recogió esta directiva en el RDL 19/2017 de 24 de noviembre de 2017. Son las llamadas Cuentas de pago básicas. ¿Qué es una Cuenta Básica? Es una cuenta corriente normal (instrumento financiero) que se estableció en España en 2017 y que tiene una característica fundamental: o no se cobran comisiones bancarias a las personas consideradas vulnerables, o si las comisiones se pagan entonces es una cantidad es reducida (3 ⇔/mes).
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características, o nos comprometemos a cerrar la o las que tengamos en otras entidades u oficinas.
¿En qué leyes se ampara? En primer lugar, en el RDL 19/2017 de 24 de noviembre (BOE de 25 de noviembre). Esta ley regula las características principales de dichas cuentas y avanza su gratuidad para las personas vulnerables. Se establece claramente que acceder a una cuenta de pago básica es un derecho de cualquier ciudadano de la UE en España, tanto con domicilio fijo, como temporal e, incluso, considerado transeúnte. Además, es un derecho que no se nos puede negar por parte de ninguna entidad bancaria si cumplimos con una única condición: la de no tener otra cuenta de este tipo en ninguna otra entidad, y no dedicar esta cuenta a actividades de tipo empresarial, de inversiones, etc. Únicamente se ha de dedicar a extraer e ingresar efectivo, domiciliar recibos a pagar, domiciliar ingresos periódicos o extraordinarios, realizar transferencias o utilizar los cajeros automáticos de la entidad. El número total de operaciones es de 120 al año, suficientes para un cliente estándar. Por otra parte, las entidades están obligadas a publicitarla y ofertarla a cualquier posible cliente, pero, en connivencia con el Banco de España, la esconden en sus páginas web, en sus tablones de anuncios y no te la ofrecen cuando vas a solicitar la apertura de una cuenta. Claramente, no les interesa. Entre otras causas, porque han de ser las entidades las que gestionen el proceso en un máximo de 10 días incluyendo su apertura, el cierre de la anterior cuenta si existiera, y el traslado de las domiciliaciones a la nueva cuenta. ¿Qué hace falta para solicitarla? Simplemente solicitarla por su nombre, cuenta de pago básica, en cualquier entidad, oralmente, o mejor, por escrito mediante instancia dirigida a la dirección de la oficina. Han de explicarnos, obligatoriamente, sus características, facilitarnos los impresos, si hay lugar para solicitarla y, por nuestra parte, hemos de declarar que, o no tenemos una cuenta de esas
Las cuentas de pago básicas sin comisiones Están reguladas legalmente en la Orden ECE/228/2019 de 28 de febrero (BOE 5 de marzo) y en el RD 164/2019 de 22 de marzo (BOE del 3 de abril). Básicamente, esta legislación establece que no nos han de cobrar ninguna comisión si cumplimos dos requisitos básicos referidos a los ingresos de la unidad familiar y la falta de propiedades inmobiliarias y mercantiles a excepción de la vivienda familiar. Con la estructura de ingresos son millones las personas pensionistas y trabajadoras con bajos ingresos las que tienen derecho a acogerse a no pagar comisiones. De ahí que las entidades bancarias no quieran publicitarlas, porque es en ese segmento de la población en las que suelen cargar indiscriminadamente las comisiones.
La banca ha decidido apretar aún más el dogal sobre el cuello de las clases sociales más humildes. ¿Cómo he de solicitarla y cómo puedo justificar las condiciones exigidas? Al mismo tiempo que solicitamos la cuenta de pago básica, podemos solicitar también la exención total de comisiones, también con una instancia o de palabra. Deberemos aportar los documentos que nos solicite la entidad para acreditar nuestra situación socioeconómica o un único informe de los servicios sociales de nuestro Ayuntamiento en el mismo sentido. Conclusión En conclusión, a pesar de que a las entidades financieras no les interesa ni la publicitan por motivos obvios de rentabilidad, todas las personas tenemos el derecho a obtener una cuenta de banco sin comisiones, o con una comisión mínima. Es un derecho reconocido por las leyes al conjunto de las personas y unidades familiares, vulnerables o no. No nos lo pueden negar si se cumplen las condiciones indicadas en párrafos anteriores. Muchas personas ya tienen cuentas bancarias sin comisiones, casi todas para operar fundamentalmente online y que suelen ir ligadas a tarjetas de crédito, contratación de seguros u otras circunstancias. Pero para muchas personas, mayores fundamentalmente, con escasa o nula formación digital estas cuentas pueden ser la solución. Que no nos engañen, como ciudadanos europeos y españoles ¡es nuestro derecho! ■
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Fotos de Paco Fernánde Buey © Elisa Nuria Cabot
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Recordando a
Paco Fernández Buey
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os dejó hace nueve años, pero en esta revista sigue estando presente, hasta tal punto que se diría que cualquier día Paco puede cruzar el umbral de la puerta. Tan grande ha sido y sigue siendo su influencia. Hoy su recuerdo asoma a estas páginas con motivo de la recuperación de uno de sus libros, según algunos el más notable de los que escribió: La gran perturbación.
¿Qué llevó a Paco Fernández Buey a interesarse por Bartolomé de las Casas, un personaje del que el 70 % de los españoles ni siquiera saben quién fue, a pesar de su importancia y trascendencia en lo que sería la conformación de una nueva conciencia en España en los siglos posteriores? La respuesta es evidente: Paco siempre consideró la defensa de los oprimidos, de los castigados por leyes injustas, de los marginados sociales como un objetivo fundamental, el principal objetivo de las izquierdas. Y los indios fueron objeto de violencias sin fin, expoliados, sometidos por los conquistadores que usurparon sus tierras, obligados a trabajar en minas y tierras, tratados como siervos en el mejor de los casos, entregados a los encomenderos como semi-esclavos. Se nos dirá que no fue siempre así, ni en todas las haciendas, que hay que tener en cuenta el contexto de la época, y que, a fin de cuentas, fueron españoles los personajes que como fray Antonio de Montesinos (¿cuántos españoles habrán oído hoy algo sobre su grito?), Bartolomé de las Casas o Bartolomé Carranza los que alzaron su voz contra aquellas injusticias, afrontando incluso algunos de ellos los tribunales de la Inquisición. Así es. Pero no es menos cierto que los que se pronunciaron en favor de los indios fueron los menos, y que la reacción contra la “herejía” luterana y el erasmismo que acabaría por fijar a España en el dogma alejándola de la modernidad metió a todos los disidentes en el mismo saco, y el discurso del indio metropolitano no fue recuperado, y mínimamente, hasta muchas décadas después. La gran perturbación describe aquel conflicto moral desde sus inicios, incluida la evolución del propio Las Casas, escandalizado al principio por las reconvenciones de Montesinos a los conquistadores, distinguiendo entre indios y negros después, para finalmente entender que la humanidad es una y que todos gozamos de los mismos derechos. Y también cómo ese conflicto se superpone y enreda en lo que siempre está en la trastienda de cualquier episodio de la historia humana: la ambición de riquezas y la lucha por el poder.
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La mirada de un amigo Entrevista a
Perfecto Andrés Ibáñez Por Salvador López Arnal
Perfecto Andrés Ibáñez es uno de los fundadores de Jueces por la Democracia. Fue presidente de sección en la Audiencia Provincial de Madrid, y juez de instrucción y de primera instancia. También ha sido magistrado de la Sala Segunda (de lo Penal) del Tribunal Supremo y vocal del Consejo General del Poder Judicial. Actualmente es miembro del Tribunal Permanente de los Pueblos. Es autor de múltiples publicaciones en torno a la jurisdicción, los derechos fundamentales y las garantías procesales.
—Conociste a Paco Fernández Buey a finales de los años cincuenta. ¿Cómo era la Palencia de aquellos años? —Palencia, a finales de los 50 del pasado siglo, era poco más que un pueblo grande. Allí –según escribí, precisamente, en un texto para homenajear a Paco en su 60 cumpleaños–, como en la película de Bardem, «nunca pasa[ba] nada», y solo pasaba realmente lo sucedido en la Calle Mayor y su área de influencia. Era una ciudad con una fuerte presencia de funcionarios y empleados, muy conservadora y levítica, con una gran influencia de la iglesia. Como en las medievales de las que trata Huizinga, el curso de los días estaba pautado por el tañer de las campanas: el cimbalillo de la catedral, las de las parroquias llamando por las mañanas desde temprano a las innumerables misas; y las de los conventos desgranando las horas canónicas. Además, una estampa muy propia de aquel paisaje urbano era la de los seminaristas, un grupo numeroso que, en fila de a dos, con una beca roja sobre el negro de la sotana, salían de paseo algunos días. Y recuerdo bien que, muy a finales de la década,
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los primeros guateques, organizados en una habitación adyacente al «Bar Tirol», que alquilaba el dueño de este, fueron enseguida estigmatizados desde algún púlpito. Palencia apenas tenía vida cultural, más allá de una milagrosa experiencia de cineclub, que arrancó ya entonces y duraría muchos años, bajo el impulso de un buen aficionado, en el cine de «los kostkas». Entonces había una sola librería, la de El Diario Palentino, también, si no, más bien, papelería. En semejante contexto, en materia de ocio, los muchachos de nuestra edad teníamos muy pocas opciones. Diría que cuatro: matar las horas en los parques de El salón o de Los jardinillos, correr tras el balón en las eras de la Bioquímica o en las del Manicomio, jugar al chapolín en los billares de la calle de Panaderas y, los domingos, asistir a «la infantil» del cine Ortega, a las 3 de la tarde. Con todo, guardo un buen recuerdo de aquellos años. —¿Estudiasteis juntos el bachillerato? —No. Paco lo hizo en el Instituto y yo, lamentablemente, en La Salle. Por eso, y porque había escasa comunicación entre los alumnos de ambos centros, a pesar de que vivíamos muy cerca y nos conocíamos de vista, no comenzamos a relacionarnos hasta finales del bachillerato. —¿Qué recuerdas de aquellos años? ¿Cómo se forjó vuestra amistad? —El contacto surgió a través de un amigo común, Miguel Ángel Ibáñez, compañero de curso de Paco, que había dejado el seminario y al que yo conocía. De este modo empezamos a frecuentarnos justo el año en que, en el Instituto, se produjo un acontecimiento singular, que trascendió enseguida a la vida de la ciudad. Me refiero a la llegada al claustro del «Jorge Manrique» de José Rodríguez Martínez y Xesús Alonso Montero, catedráticos de filosofía y literatura, respectivamente. Ambos,
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Perfecto Andrés Ibáñez
si no militaban formalmente en el Partido Comunista, estaban clarísimamente en su órbita. Los dos eran profesores excepcionales que se ganaron enseguida a los alumnos. Y que –en el marco de una docencia cortada por el más rancio patrón de la lección magistral y activamente confesional en la mayoría de los casos– pusieron en práctica un modelo por completo alternativo: laico, crítico, participativo y enormemente sugestivo en el modo de abordar la enseñanza de las respectivas disciplinas, en clases que regularmente se prolongaban fuera del aula. Hay una anécdota que da cuenta muy bien de lo que trato de explicar: un día de primavera, no sabría decir cuál, los alumnos del último curso, por tradición, se saltaban las clases. Pues bien, ese año aceptaron la propuesta de Pepe y de Xesús de cambiar ese asueto infractor por una especie de encuentro lectivo informal con los dos. Y hubo otro día, no sé si el anterior o el siguiente a la fiesta de los estudiantes, en el que la hora de filosofía se dedicó a Santo Tomás de Aquino, el patrono, a partir de una ponencia ingenuamente desmitificadora. Esta corrió a cargo de Miguel Ángel Ibáñez, que se tomó la revancha de lo soportado en el seminario. Como no podía ser de otro modo, la calidad de los contenidos impartidos por ambos y su espléndida relación con los alumnos, acabaron desatando una verdadera celotipia enfermiza en un importante sector del claustro, que derivó en una auténtica campaña de acoso, secundada (o encabezada) por un caracterizado exponente de la iglesia local, canónigo catedralicio y profesor de religión. Esto hizo que, al fin, tras solo un par de cursos, creo, los dos acabasen pidiendo el traslado. El primero a Bilbao y el segundo a Galicia, su tierra. En ese con-
texto, se produjo el «flechazo», en particular, entre José Rodríguez y Paco, debido a la sorprendente madurez intelectual y la pasión por el conocimiento de éste. De hecho, fue aquel –«Pepe el filósofo», como se le recordaría– quien le puso en contacto con Manuel Sacristán. —¿Os recomendabais libros? ¿Compartisteis lecturas e intereses? —Cierto. La influencia de Pepe y Xesús llegó también a algunos de nosotros que no habíamos sido sus alumnos, y que, a partir de ahí, comenzamos a hacer otras lecturas. En los años sucesivos tendríamos muy en cuenta las sugerencias de Paco en la materia, obviamente, mucho mejor informado que nosotros. —¿Estuvisteis en contacto con algún colectivo o grupo antifranquista? —No. Entonces, el encuentro con la izquierda fue el tímidamente cultural que acabo de describir. Unos años más tarde, cuando yo preparaba oposiciones en Palencia, sí había un grupo políticamente activo, en torno a Nazario Aguado (amigo de toda la vida), que militaba en el PT [Partido del Trabajo], donde no tardó en asumir responsabilidades de organización, hasta que un día tuvo que perderse en la clandestinidad. Mientras permaneció en la ciudad (cosa de unos tres años), su casa fue habitual lugar de encuentro de varios de nosotros. Yo sin militancia: bastante tenía con gestionar el lío consistente en hacer compatible la irracional preparación del temario con aquellos debates interminables y unas lecturas particularmente perturbadoras que, en mi caso, no se llevaban nada bien con
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el Código civil, y menos aún, entonces, con el penal. —Paco vino a Barcelona a estudiar Filosofía en la Universidad de Barcelona. ¿Seguisteis en contacto? ¿Os escribíais? —Curiosamente, fue a partir de la marcha de Paco a Barcelona cuando nuestra relación se hizo más estrecha, a pesar de que los encuentros fueran escasos (alguno también en esta ciudad). Y sí, mantuvimos una correspondencia, más bien ocasional, de la que solo conservo algunas cartas. Una de 1978, en la que Paco me acusa recibo de un trabajo, publicado en Materiales sobre «La izquierda judicial italiana», que, siendo juez en Toro (Zamora), escribí como prólogo a un libro (Política y justicia en el estado capitalista) formado por textos debidos a significados exponentes de aquella, que traduje y editó Fontanella. Otra carta, ésta especialmente interesante, es de 1989. En ella Paco me hablaba de Félix Novales (ex militante del PC(r) y de los GRAUna de aquellas PO), preso en la cárcel de Soria, que navidades, unos años antes había pedido ayuda a Manuel Sacristán para estudiar filosoestando Paco fía. Félix, que inició su militancia en en Palencia, la aquellas organizaciones siendo jovenpolicía recibió císimo, cumplía una larga condena y la orden de había experimentado un impresiodetenerle y nante proceso de maduración autodevolverle a crítica, que llevó al papel, y del que Barcelona. Paco escribía: «[es] el testimonio más conmovedor y digno que he leído en muchos años». Félix tenía interés en ser trasladado a la cárcel de Nanclares, para estar cerca de su madre, que vivía en Basauri. Contaba con un informe positivo del equipo que había hecho su seguimiento, pero con la oposición de la Dirección General de Instituciones Penitenciarias. Paco me adjuntaba su escrito contestando esta decisión (francamente sin fundamento) para que diera mi opinión. La razón estaba, claramente, de su parte y me parece que la Audiencia Nacional se la dio. El relato y la reflexión introspectiva de Félix Novales acabó siendo un libro impresionante: El tazón de hierro. Memoria personal de un militante de los GRAPO, edición al cuidado de Aurelio Arteta con prólogo de Francisco Fernández Buey, Crítica, Barcelona, 1989. El texto de Paco (conservo la versión mecanográfica con una nota manuscrita) es espléndido, y su título enormemente sugestivo: «Florecimiento de la conciencia, alegría de la lucidez». Antes de escribirlo (es como era), quiso estar con Félix, porque «necesitaba ver sus ojos, la dimensión y el giro de sus manos y el óvalo de su rostro para que lo dicho no se me convirtiera a mí mismo en uno de esos prólogos de ofi-
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cio al uso o en una muleta que se presta al prójimo inválido por mera cortesía distante. Conocer, pues. Conocerle». Paco concluía esta carta de un modo también muy suyo: «Sigo haciendo lo mismo de siempre. Dedico un montón de horas al trabajo en la universidad, arrimo un hombro, que empieza a estar ya un tanto deformado, a grupos y organizaciones pacifistas y rojas y sigo colaborando habitualmente en la revista mientras tanto, convencido de que con este título sí que acertamos». —¿Tuviste noticias del papel que jugó tu amigo en la constitución del Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona? —Sí, sabía por él de su fuerte implicación en tales vicisitudes. Pero también en este punto puedo hacer uso de otra carta que conservo, de indudable valor testimonial. Está datada en 1994, y en ella Paco acusa recibo de otra mía enviándole un recorte del ABC, hallado entre mis papeles, con una foto de las páginas en sepia, clarísima, en la que, en un momento del curso académico 66/67, aparecía él, dirigiéndose a la gente que llenaba el paraninfo de la Universidad de Barcelona. El acto estaba convocado por Luis Ortega Escós, a la sazón presidente de las oficialistas Asociaciones Profesionales de Estudiantes, que trataba de ser la alternativa dentro de la legalidad al movimiento estudiantil. Paco escribía: «Lo recuerdo muy bien. Ya nos habían expedientado a todos los de la junta de delegados del “sindicato libre” […] y yo estaba en una de esas situaciones en las que te lo dan todo hecho: de una sola tacada me quitaron la beca con la que había estudiado desde el bachillerato, me echaron de la universidad (“de todas las universidades españolas”, decía el papelito de turno) por tres años y, consiguientemente, me quitaron la prórroga militar; de manera que […] estaba esperando saber a dónde me iban a mandar los mandamases que de verdad mandaban». Lo cierto es que aquella intervención de Paco hizo que el acto informativo de las APE acabase siendo en realidad un acto del Sindicato. Con duras consecuencia para él, enseguida preso en la cárcel Modelo de Barcelona, y con la perspectiva de salir de ella hacia el Sáhara para hacer la mili. La carta termina con un ejercicio de autoironía, también muy suyo: «Y yo, que iba entonces, decían, de joven promesa de la filosofía, me salvé aquel día de convertirme en un pingo almidonado y hasta puedo escribirte el 27 de enero del 94 estas cosas haciendo huelga, en minoría de a uno en mi facultad. ¡Gran suerte la de la libertad, vive Dios! Me veo ahí en la foto y pienso: solo estoy más gordo y más calvo. Y no te digo que sigo pensando igual que entonces, porque mientras tanto leí a Brecht y me enteré de que decir eso ahora sería como no haber aprendido nada».
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salieron los dos hacia Barcelona, imagino que en el famoso shangai. Algún tiempo después, Paco nos contaría que durante el viaje se puso a leer el AntiDüring, de Federico Engels (en la traducción y con un estudio introductorio de Manuel Sacristán, publicado por Grijalbo, México DF, en 1964). Y que vio enseguida interrumpida su lectura por una pregunta del policía: «Oye, ¿dónde puede conseguirse ese libro?». Mi ejemplar, profusamente subrayado, tiene anotado el año de su compra, 1967. Es obvio que la adquisición tuvo que responder a una sugerencia de Paco. —No te robo más tiempo, no abuso de tu generosidad. ¿Quieres añadir algo más? —Creo que de lo respondido a las anteriores preguntas puede inferirse con claridad bastante lo que Paco Fernández Buey pienso de Paco, como persona de convicciones e Perfecto Andrés Ibáñez intelectual riguroso y comprometido, hasta las últimas consecuencias, caPaco era una paz de poner en riesgo todo lo que tepersona de nía. Me impresionaron siempre su convicciones, honestidad y su coherencia, y su caun intelectual pacidad de reinventarse con la reelariguroso y boración imprescindible a partir de los mismos presupuestos, bien asencomprometido tados. Y me interesó particularmente hasta las su relación con Marx y con el marxisúltimas mo, su modo de ser marxiano (marconsecuencias. xista «sin ismos»), insensible a las modas. Me interesó mucho su inteli—¿Os veíais cuando Paco regresaba a Palencia para estar con gente y convincente propuesta al ressus padres y hermanas en las fiestas navideñas? pecto, estableciendo una neta demarcación entre lo que fue y —Sí, nos veíamos cuando aparecía por Palencia, solo o con sigue siendo una de las más grandes, imprescindibles consNeus. Generalmente a la hora del aperitivo, y siempre organitrucciones culturales de la historia y su brutal instrumentación zábamos algo más reposado en la tarde-noche para charlar dispolítica, fuente de todos los horrores. Reivindicando, cargado tendidamente, sin prisa. Y, ya que hablamos de esto, aprovede razón, lo que justamente hay que reivindicar de ese pensacharé para cerrar con una anécdota. Una de aquellas navidamiento poderoso, con su enorme capacidad de transformades, estando Paco en Palencia, la policía recibió la orden de ción. Dicho con palabras de Bobbio y Ferrajoli: la actitud crítidetenerle y devolverle a Barcelona. El encargo de ejecutarla ca, la visión de la historia desde el punto de vista de los opricorrespondió a un inspector de apellidos Rollán Ortiz, que era midos, la dignidad del trabajo, la refundación de la política escritor aficionado y poeta, paradójicamente, de alguna «sendesde abajo contra la explotación y la opresión. En definitiva, sibilidad social», que se decía entonces, y muy tímido. Además, lo que, en buena parte, políticas comunistas de oposición, cosas de la pequeña ciudad, era vecino de Miguel Ángel Ibáñez. como las escenificadas en Italia y en España aportaron a la No sé por qué fuente, pero me consta que salió en busca de construcción de la democracia en ambos países. Y que es lo Paco y dio con él, que en ese momento paseaba con Miguel que hace, como dice el segundo de aquellos, que ningún deÁngel y conmigo por la Calle Mayor. Total, en semejante situamócrata consecuente pueda decirse, en tal sentido, no marción no se atrevió a detenerle y esperó a hacerlo en otro moxista ■ mento, de forma más discreta, como en efecto lo hizo. Luego
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La mirada de un profesor Entrevista a
Xesús Alonso Montero Por Salvador López Arnal
Xesús Alonso Montero, ensayista y sociolingüista, además de historiador de las Letras gallegas, es autor de numerosos libros, entre los que se encuentran estudios, poemas y una breve obra de teatro. Fue catedrático de Literatura gallega de la Universidad de Santiago de Compostela hasta 1999, ha sido presidente de la Real Academia Gallega en el período 2013-2017. Militante del PCE desde 1962 y republicano convencido.
—Salvo error por mi parte, llegó usted al Instituto Jorge Manrique de Palencia, el único que había entonces en la ciudad, a finales de los años cincuenta. Tendría usted unos 30 años y era catedrático de Literatura española de secundaria. ¿Por qué solicitó ese destino? ¿Tenía amistad con algunos de los profesores del Instituto? —Llegué en junio de 1959, con 30 años, poco después de finalizadas las oposiciones a cátedras de Instituto. Escogí el Instituto “Jorge Manrique” de Palencia no por el nombre (Jorge Manrique es uno de mis clásicos; ya lo era para don Antonio Machado) sino por el hecho de que en Palencia podía ejercer, también, como catedrático de la Escuela de Magisterio, cátedra que tenía, por traslado (de Santiago) y cuerpo al que pertenecía desde 1956. Por esta declaración parece que soy un funcionario franquista “enchufado”. No hay tal. Entonces, dado que el sueldo de un catedrático de Secundaria no era gran cosa, era legal ¡y no estaba mal visto! cobrar una de las cátedras como sueldo y la otra, como complemento. Previamente, no conocía a ningún profesor del Instituto. —¿Qué atmósfera se respiraba en aquellos momentos en la ciudad del Carrión? ¿Existían núcleos de resistencia cultural anti-
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franquista en aquellos momentos? ¿Era muy fuerte la influencia del nacional-catolicismo? Creo que un obispo de origen gallego, Souto Vizoso, marcaba severamente las costumbres de la ciudad. —El ambiente, el de una ciudad pequeña, castellana, en esa altura del franquismo. Los núcleos de resistencia, que yo sepa, estaban en la cárcel (por ejemplo, Jaime Ballesteros: lo supe años después por él mismo). Juraría que no había organización del Partido, pues, de existir, hubieran conectado con José Rodríguez Martínez y conmigo ya que emitíamos, públicamente, bastantes signos inconformistas. Yo conecté con un comerciante dueño de una tienda de tejidos, Narciso Poza, muy republicano de ideas, que, algunos años después, sin ser comunista, ayudó económicamente a la editorial Ciencia Nueva, implicándose alguno de sus hijos, alguno alumno del Instituto. Del obispo, Souto Vizoso (sic), supe muy poco. Sé que era del clero más preconciliar, y permítame una anécdota. A primeros de octubre, yo pronuncié en el Instituto la conferencia inaugural (esta locura: “El esperanto y las lenguas regionales”) pues tenía cierta fama de “orador”. Pues bien, asistió el Obispo (con el Gobernador, etc.) y, al parecer, se durmió, cosa que yo no advertí, pero, sí, don Fernando Unamuno (hijo mayor de Unamuno, arquitecto municipal jubilado, con el que yo, a veces, tomaba café). Finalizada la “lección inaugural”, y en el momento de las felicitaciones, Unamuno (¡el hijo!), tras saludarme, apostilló en voz baja: “Y no se preocupe usted por el hecho de que el señor Obispo se haya dormido, porque cuando habla él nos dormimos todos”. —¿Cuál era el ambiente que se respiraba en el Instituto? ¿Muy conservador también? —Antes de llegar José Rodríguez Martínez y yo, en el Instituto se daban las clases preceptivas mejor o peor. No conocí a ningún profesor antifranquista y con nosotros no había por qué
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En Palencia, José Rodríguez Martínez y yo emitíamos, públicamente, bastantes signos inconformistas. Xesús Alonso Montero
disimular. Pero la dirección y el claustro nos permitieron actividades que no los emocionaban pero que, pudiendo, no dificultaron. Como en PREU [curso preuniversitario], aquel año, la asignatura de Literatura era “Cervantes y el Quijote”, yo organicé un elenco de actividades: exposición, teatro, certamen literario, conferencias… Varios alumnos y alumnas se estrenaron como conferenciantes, y algunos abordaron una cuestión en la que yo insistía en clase, la del quijotismo (un creer que genera un hacer concorde) y del palomequismo (un creer que se queda en eso, como le ocurría en la gran novela, a Juan Palomeque “el Zurdo”, el segundo ventero). Por cierto, no sé si Paco, que no era alumno de PREU, era de 6º, asistió a estas “misas” cervantinas. —Yo tampoco lo sé, aunque no me extrañaría dada su admiración por Cervantes. ¿Cuáles eran los orígenes sociales de los estudiantes del Instituto? —Los propios de la mayoría de los Institutos en España: pocos hijos de la “gente bien” y muchos de familias de aceptable pasar. Los más humildes, en general, no asistían. —Paco Fernández Buey estudiaba entonces en el Instituto. ¿De qué curso fue alumno suyo? ¿De Lengua? ¿De Literatura castellana?
—Fue alumno de 6º curso (1959-60), de Literatura; se denominaba Literatura española (desde el “Cantar del Cid” a nuestros días). —Él ha escrito sobre usted: “En mi recuerdo, lo primero que pensé al escuchar a Xesús en las aulas del Instituto fue: he aquí una fuerza de la naturaleza y un abridor de ojos. Xesús, Don Jesús, como le llamábamos todos los alumnos, llegaba desde su Galicia natal a aquel trozo semiadormecido de Castilla con todo el ímpetu del docente joven dispuesto a desasnar, al decir de entonces, todo lo que se encontrara por delante”. Veo que llegaba usted con muchas ganas. ¿Los alumnos que tuvo lo decepcionaron? —El curso de Paco (unos 20 chicos y 8 o 10 chicas, en la fila delantera) es inolvidable. Aún recuerdo algunos nombres. Lo mismo me acontece con PREU. —¿De qué autores, de qué escritores les habló en sus clases? —Yo, como otros profesores, estaba condicionado por el Programa, que eran 60 autores, cualquiera de los cuales podía “caer” en la Reválida: 50 de lengua castellana + 10 (algún extranjero: Shakespeare… y dos regionales, Rosalía de Castro y Verdaguer, el de los “Idillis i cants místics”, en edición bilingüe). Cierto que yo le dedicaba especial atención: a) A las jarchas mozárabes (descubiertas en 1948, aún no venían en los libros
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de texto) para relacionarlas, por el género, con las “cantigas de amigo”, en gallego-portugués, lo que ya me permitía, sin dejar de ejercer de filólogo (no como “político”), hablar de la España plurilingüe (tetralingüe), lección bien recibida por aquellos alumnos probablemente educados en el monolitismo castellano; b) Arcipreste de Hita, Jorge Manrique; c) Cervantes (insistencia en lo de Palomeque y don Quijote); d) Ilustración y Larra; e) Rosalía de Castro y el “Rexurdir” gallego; f) El 98: Unamuno, San Antonio Machado, Valle… g) ¡Lorca! Recuerdo la emoción de algunos cuando oían recitar a Gabriela Ortega (disco) el “Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías”. —Otro de los recuerdos de Paco: “Como no había costumbre de hablar e intervenir en las clases, salvo cuando el profesor preguntaba, y como, además, en su curso estábamos excepcionalmente juntos El contacto con chicos y chicas, en una de las clases se José Rodríguez produjo cierto jolgorio, no sé si por la Martínez fue extrañeza o por las efusiones hormoimportante para nales, que Don Jesús cortó de inmediato por lo sano. Un grupo de estudianla consolidación tes fuimos a verle a su casa para aclade mis puntos rar el incidente y disculparnos. Y allí, de vista y de mi en el piso en que vivía, tuvimos la actitud civil. oportunidad, cosa rara también entonces, de hablar con un profesor sin la distancia habitual en el aula, con una proximidad que nunca se nos había permitido con otros docentes”. ¿Qué recuerda usted de aquella visita? Para él fue el inicio de “lo que con el tiempo iba a ser una larga amistad”. —Dice mucha gente que tengo una gran memoria; pues bien, confieso que no recuerdo esa visita. —Paco habló también en muchas ocasiones de otro profesor con el que también tuvo una excelente relación, José Rodríguez Martínez. Creo que usted y él fueron amigos. ¿Qué nos puede decir de este profesor de filosofía? —José Rodríguez Martínez, más alto que yo, más buen mozo y con algún año en Europa, era, con frecuencia, la estrella del Centro. De Filosofía. Sabía alemán y había hecho una tesis sobre Heidegger. Era un marxista entusiasta y con muchos más conocimientos que yo. Quizás, en 1959-1960, excluido Manuel Sacristán y algún otro catalán, uno de los hombres de mejor formación marxista en España. El germen de Paco está en él más que en mí. Paco, cuando llega a Barcelona (léase M. Sacristán) ya sabe el abecedario. Es lástima que José Rodríguez Martínez, que hablaba muy bien, escribiera tan poco (casi nada o nada). Era de los que
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pensaban que había que leer muchas cosas antes de escribir sobre un tema. No fue –que yo sepa– un escritor marxista, pero sí un lector, un gran lector, marxista. Fue profesor de Paco dos años, en 6º y en PREU; yo, solo uno. —También Paco ha comentado que usted le descubrió el Machado prosista, republicano (también Unamuno y Lorca). Conjetura que en aquel entonces Machado era para usted un autor esencial de la literatura castellana. ¿Era así? — “Grosso modo” es así. —Usted escribió muchos años después que, por aquel entonces, durante su estancia en Palencia, no era todavía marxista sino un machadiano republicano. ¿En su evolución político-filosófica jugó algún papel aquel tiempo palentino? —En estos días acabo de escribir mis “Memorias machadianas” y en ellas afirmo lo que ya dije en tantas ocasiones: yo llegué al marxismo, en Santiago, en el curso 1957-1958, por un volumen de la editorial Losada, adquirido semiclandestinamente, en el que figuraban dos textos en prosa de don Antonio que me marcaron: “Discurso a las Juventudes Socialistas Unificadas” y “Lo que yo recuerdo de Pablo Iglesias”, ambos de 1937. Cuando llego a Palencia tenía muy presentes las páginas de Machado; ya en ese curso, creo que el contacto con José Rodríguez Martínez fue importante para la consolidación de mis puntos de vista y de mi actitud civil. —Paco ha hablado también de sus encuentros en el Monte el Viejo, con motivo de sus visitas posteriores a la ciudad, una vez se trasladó. ¿Qué recuerda de esos encuentros? —Sé que, ya en Lugo, fui a dar una conferencia a Palencia sobre “Menéndez Pelayo y el problema de España”, muy importante para mí por reencontrarme con los alumnos. Por cierto, yo ya les había enviado un ejemplar del magnífico libro de texto de Dámaso Alonso sobre la Fábula de Polifemo y Galatea, de Góngora, el autor y la obra que había que cursar en PREU y que yo explicaba en Lugo. —Inició usted su militancia en el PCE en 1962. Paco lo hizo dos años después. ¿Pudo influirle usted de algún modo? ¿Hablaron sobre esa coincidencia en alguna ocasión? —No recuerdo haber hablado con Paco de ese tema. Los que influyeron en él son personas que usted conoce mejor que yo (Manolo, Giulia…). —Cuando él se vino a Barcelona, usted le aconsejó que contactara con el profesor de literatura José Manuel Blecua, uno de
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previamente solicitadas por él. En 1861 publicó en Londres, con prólogo suyo sobre cuestiones fonéticas, el Evangelio de San Mateo, traducido por un tal José Sánchez de Santamaría. Es el primer libro en gallego de la literatura moderna (el primero de Rosalía es de 1863). Yo “descubrí” un ejemplar en la Nacional de Madrid. El Príncipe es un gran lingüista del vasco. Visitó y pateó el País Vasco a la búsqueda de las formas del verbo en euskera, al parecer un tema peliagudo.
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aquellos docentes, dice Paco, “cuya presencia y enseñanza en la Universidad servirían, sin más, para negar el tópico de que la España de entonces era simplemente un desierto cultural”. ¿Era usted amigo de Blecua? ¿Conocía su obra? —Sí, tuve una gran relación con Blecua (padre) y asistí, y hasta le ayudé un poco, a sus reñidísimas oposiciones en 1959 (Antonio Vilanova, Guillermo Díaz-Plaja…). En una carta me hablaba, muy bien, de Paco como alumno y hasta creo que elogiaba un trabajo escolar suyo sobre poesía tradicional (romances…). Sordo o casi sordo, era un gran docente. —¿Supo del decisivo papel de Paco en la formación del Sindicato Democrático de Estudiantes de Barcelona? —Naturalmente. Por otra parte, Clío ya lo ha puesto en algunos libros de Historia.
—Vuelvo a citarle. Paco Fernández Buey habla de una carta suya: “La carta de Xesús empezaba así: ‘Querido Paco: 1) No me llames más profesor ni apreciado. Si lo haces tendré que tratarte de usted y de distinguido alumno. Así se entiende la democracia’. Lo que sigue en ella es ya la declaración, aunque todavía en lenguaje cifrado, del estar en el mismo barco, en aquel barquito del infante Arnaldo, que, en el romance, dice no decir su canción sino a quien va con él. Hablaba Xesús allí de intercambiar folletos en curso y acababa interesándose por lo que hacían o se podía prever que harían los estudiantes universitarios de Barcelona. Era, en efecto, el momento en que algunos nos comprometíamos en la Universidad para romper ya con el SEU, el sindicato universitario de origen fascista”. ¿Recuerda algo más de esa carta? ¿Paco le contestó? —No, pero el romance del Infante Arnaldos fue comentado en clase. Siempre va conmigo.
—Creo que usted le fue enviando los libros y artículos que iba publicando y que se cartearon durante años. ¿Conserva sus cartas? ¿Qué comentaban en ellas? —Hubo algunas cartas, pocas. Infelizmente (como se dice en portugués), no las conservo. Sí, le envié algunas de mis publicaciones, pocas. Eran sobre erudición gallega. —Paco recuerda muy bien un ensayo suyo: “El Príncipe Luis Luciano Bonaparte en la lingüística gallega”. ¿Qué contaba en ese trabajo? —Es un trabajo erudito, muy de los míos de entonces, sobre historia de la Lingüística gallega. El Príncipe, sobrino-nieto de Napoleón, gastó parte de su fortuna pagando a gentes de muy distintas lenguas de Europa la traducción de textos bíblicos,
—Paco ha hablado de una visita que le hicieron Neus Porta, su esposa y compañera, y él en agosto de 1968, cuando la invasión
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de Checoslovaquia por las tropas del Pacto de Varsovia. ¿Qué recuerda de aquel encuentro? ¿Era usted partidario del intento de renovación democráticocomunista que significó la Primavera de Praga? “Los tanques soviéticos a Vietnam” creo que es un comentario suyo. —Cuando se casaron, en el viaje de novios, durmieron en mi casa de Lugo una noche. No lo asocio a lo de Praga. Entonces como hoy yo entendía que el socialismo soviético no era un humanismo muy atractivo. —Por cierto, ¿qué era eso de la Internacional Gallega en Barcelona? —Los gallegos, muchos, con los que me relacionaba cuando iba a Barcelona: profesores (Moncho Ramos, Basilio Losada…), estudiantes, algunos conocidos de Paco y Solé Barberá, en cuya casa Paco, dentro estuve. Por cierto, en abril del 72, casi o fuera del me sacan de una conferencia los “griPartido, era ses” por una cuestión toponímica: un intelectual denominar una determinada ciudad gallega “Ferrol de… Pablo Iglesias”. de una pieza. —Volvió a encontrarse, esta vez en Vigo, cuando usted publicó Informe dramático de la lengua gallega. ¿De qué hablaron? ¿Tenía Paco interés en el importante movimiento obrero gallego de aquellos años? —Mi Informe dramático es del 73 y yo estaba en Lugo. En otras entrevistas, aquí o en Barcelona, hablamos bastante del movimiento obrero gallego. —Luego vinieron sus encuentros en Madrid, en reuniones del PCE e IU. ¿Mantuvieron posiciones próximas? ¿Se entendían políticamente? —Yo nunca asistí, en Madrid, a reuniones del Partido, en el cual siempre fui “un verso libre”, como se dice ahora. En Galicia mi proyección pública (conferencias –no todas autorizadas–, artículos en la prensa…) hacía creer a mucha gente que yo era el responsable de Cultura en el Partido; lo era un médico orensano, muy amigo mío, ayer y hoy, Manuel Peña-Rey, directivo del Ateneo de Ourense que invitó (creo que en 1973) a Francesc Vallverdú. —¿Le aconsejó usted que escribiera un ensayo sobre el filosofar de Antonio Machado? ¿Hablaron de ello?
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—No lo recuerdo, pero sí es probable dada mi obsesión por el Mairena y otras páginas en prosa de Machado. —Vuelvo a citar a Paco: “Pero también me conmovió, en esa entrevista y en otras, la autoironía con que Xesús sigue hablando de lo que han sido y son sus deseos, de su compromiso renovado y de sus esperanzas, de lo que dice, con humor, querer ser ‘cuando sea mayor’. Por mi parte he de decir que pocas veces, muy pocas veces, nos es dado reconocer en esta vida, al cabo de tanto tiempo, al maestro que conocimos en la adolescencia, al maestro que ha envejecido bien, que ha cambiado, desde luego, pero que ha cambiado de otra manera, como cambian los que saben de los cambios y no se reconcilian con el mundo que les ha tocado sufrir.” ¿Quiere hacer algún comentario? —La última entrevista no telefónica con Paco fue en A Coruña donde lo presenté en una conferencia del Ateneo Republicano de Galicia. Ya enfermo Paco, telefoneé alguna vez. En cuanto a esas palabras de Paco, tan bien escritas, me gustaría merecerlas. Lo procuraré. —¿Quiere añadir algo más? —Paco, dentro o fuera del Partido, era un intelectual de una pieza. Extraordinaria cultura, capacidad asombrosa de trabajo en un medio familiar (¡la gran Neus!) donde no interferían ninguna de las prácticas de cualquier “gauche divine”. Fiel y consecuente con nuestro ideal liberador –la música más hermosa que ha sonado en la Historia– que hubo que servirlo desde la “iglesia” de un partido, atado históricamente al Vaticano de Moscú. Eficaz expositivamente, hay libros suyos que durarán tiempo. De su temple moral habla su estancia “a fortiori” en África, y hablan tantas vicisitudes en la Universidad. Es un grande ■
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Libros DELICADEZA ACIAGA, FASCINANTE DEMENCIA H.P. LOVECRAFT. CONTRA EL MUNDO, CONTRA LA VIDA Michel Houellebecq Ed. Anagrama. Barcelona, 2021, 128 pp.
Si parece lógico encontrar el nombre de Stephen King prologando un libro sobre literatura de terror, antes de toparme con este ensayo no se me hubiera ocurrido relacionar los nombres del nihilista escritor francés y del extraño caballero de Providence (EEUU). Es cierto que ambos personajes son peculiares, pero jamás se me había pasado por la cabeza emparentarlos. Ninguno de ellos se caracteriza, precisamente, por su optimismo ni por su confianza en el género humano, ni por ensalzar las bellezas del mundo y los gozos de la vida, pero su escritura es casi antagónica: realista, plagada de sexo explícito, con protagonistas psicológicamente bien definidos, la del francés; sin auténticos personajes, sin una mera referencia sexual, alejada de cualquier realismo, la del norteamericano. Y, aun así, Houellebecq consigue trazar una tan apasionada y atinada semblanza de Lovecraft que empuja al lector, tras cerrar el ensayo, a buscar en la biblioteca los viejos tomos fantásticos que esconden esos universos terribles, esos monstruos innombrables, esos paisajes delirantes. El libro originalmente fue publicado en 1991, cuando el francés aún no gozaba de toda su polémica popularidad, y el prólogo del eficaz King torna aún más apetecible su lectura. Lovecraft fue un personaje extraño, como muestra con detalle la biografía que L. Sprague de Camp le dedicó, publicada en España por Valdemar, la editorial que más ha trabajado por el género fantástico y misterioso en nuestro país en las últimas décadas. Fue un auténtico caba-
llero chapado a la antigua, una especie de misántropo que, sin embargo, mostraba siempre una cordialidad y una educación exquisitas, atendiendo a sus corresponsales con una generosidad inagotable. Algunos estuvieron convencidos del valor de sus creaciones, pero jamás pudo vivir de ellas ni alcanzó a ver la fama mundial que, tras su desaparición, llegarían a gozar. Admirador de Poe, Lovecraft da a luz un universo demencial y único que seguidores incondicionales procurarán prolongar con sus propias obras. Terror material, orgánico, quizás, también, metafísico, pero nunca psicológico, como apunta muy bien Houellbecq. Como otros forjadores de ilusiones, el de Providence vivió en una especie de mundo personal, extraño, anclado en un pasado que parecía ya muy lejano y desconfiando de cualquier cambio. Su racismo, tras su paso por Nueva York, después de una boda que no deja de resultar sorprendente y cuyo fracaso parecía asegurado, se tornó acerbo, obsesivo, y, probablemente, contribuyera a incendiar su imaginación, pues tras esos años llegarán sus grandes textos, inundando, igualmente, su correspondencia con descripciones que parecen salir más bien de sus relatos fantásticos que de la realidad que describe. Francis Lacassin, en su prefacio a las Cartas, lo señalaba, apuntando a un posible sadismo, proyectando torturas sobre las razas que le amenazaban, pero el francés considera que, a Lovecraft, más le conviene el masoquismo, pues sus aterrados protagonistas se parecen sin duda más a él que las bestias indescriptibles que les acosan. Si algo resume bien la actitud de Lovecraft, piensa Houellbecq, es “un odio absoluto hacia el mundo en general, agravado por una particular repugnancia hacia el mundo moderno”. Pero también es cierto que su desprecio a la humanidad en general se muestra unido a una amabilidad invariable hacia los individuos en particular: racista, reaccionario, puritano, Lovecraft vomita en sus relatos lo que su cortesía, su educa-
H. P. Lovecraft
ción, su pudor, velan en su anodina vida. Y forja una arquitectura sagrada, una mitología prodigiosa. Emparentado con Kant “en su voluntad heroica y paradójica de pasar por alto a la humanidad”, el de Providence cumple cabalmente el desafío de todo escritor de literatura fantástica: “transformar las percepciones ordinarias de la vida en fuente inagotable de pesadillas”. Lovecraft murió, el 15 de marzo de 1937, tal como vivió: padeciendo terribles dolores que atenuaba la morfina y mostrando una cortesía y estoicismo ejemplares. Admiró a Poe, sí, pero igualmente a Hitler. Huyó de una realidad que le desagradaba profundamente y creó un nuevo mundo amenazante, pavoroso. Michel Houellbecq lo resume así en este potente ensayo: “Ofrecer una alternativa a la vida en todas sus facetas, construir una oposición permanente, un recurso permanente a la vida: tal es la misión más elevada del poeta en esta tierra. Howard Phillips Lovecraft cumplió esta misión”. Requiescat in pace.
Antonio García Vila
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Libros
MÁS (ECO)FILOSÓFICO QUE NUNCA INFORME A LA SUBCOMISIÓN DE CUATERNARIO Jorge Riechmann Árdora Ediciones. Madrid, 2021, 448 pp.
Un libro tan inagotable como este Informe exigiría una reseña más extensa y detallada. Esta aproximación, injusta por breve, se abre con lo que el autor considera el mayor problema filosófico al que hacemos frente: “aceptar el colapso ecosocial que marca nuestro presente, elaborar de forma productiva el duelo que una trágica situación así debería generar, y ser capaces de ir construyendo una cultura gaiana de simbiosis entre humanidad y naturaleza”, y con una de las ideas de fondo que vertebra una buena parte del libro: “En cuanto a mí, el momento más difícil fue llegar a la conclusión –hacia 2013– de que el tragaluz de la esperanza materialista se había cerrado. Si desde mucho antes trabajaba con la perspectiva de que las cosas estaban muy difíciles pero aún podía enderezarse el rumbo, llegué entonces a la convicción de que ya no era posible. Y eso supuso un tiempo para reordenar actitudes y prioridades”. Su mudanza a Cercedilla (Sierra de Guadarrama, Madrid) “tiene que ver en parte con ese proceso: es un lugar donde puede uno pedir perdón a los árboles y a los animales, y explorar la mortalidad de nuestra civilización. Me consta que hay gente que ha padecido depresiones severas al hacerse cargo de la enormidad de la situación” (p. 20). Magnífica, bellísima edición. Informe a la Subcomisión de Cuaternario (por la subcomisión de geólogos que tenían que decidir sobre el Antropoceno como nueva etapa geológica) reúne las características de una buena parte de la amplísima bibliografía de Jorge Riechmann, profe-
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sor de filosofía moral, matemático, poeta, ecologista, traductor, maestro de muchos de nosotros y activista imprescindible: bella prosa (poética en muchos momentos), excelente composición, información reciente y contrastada, tensión poliética ininterrumpida, buenas argumentaciones, profunda y sentida preocupación por los graves peligros que nos acechan en el Siglo de la Gran Prueba (uno de sus hallazgos expresivos), homenaje a los grandes maestros (Lynn Margulis, James Lovelock), descubrimientos de nuevos autores y nuevas problemáticas, construcción de una filosofía (como forma de vida, en la línea de Pierre Hadot) que nos ayude a saber a qué atenernos y cómo vivir, etc. El centro de gravedad del Informe responde “a un planteamiento a largo plazo sobre lo que podría ser una cultura humana viable, de inspiración gaiana, en el tercer planeta del Sistema solar”. Desde el punto de vista del autor, que en absoluto es difícil compartir, la inmensa y urgente tarea de la hora. La singularidad de este nuevo libro reside, en mi opinión, en que Riechmann se nos muestra más filosófico, más místico (en el buen sentido del concepto), más introspectivo y más directo que nunca, con hipótesis, conjeturas y tomas de posición que merecen siempre lectura atenta y reflexión. Un ejemplo: “La idea de fondo está emparentada con las tradiciones sapienciales, desde las mediterráneas, como la epicúrea, a las orientales, como el budismo. Consiste en una atención intensa al presente, un trabajo encaminado a deshacer engaños y autoengaños, a sentirse parte de lo que realmente somos: Gaia y el universo.” El índice es el siguiente: 1. A modo de prólogo. 2. Informe a la Subcomisión de Cuaternario (subtítulo: “Trabajos hacia una bioética como si la vida importase, tratando de contribuir a una nueva cultura de la Tierra que la llame por su nombre: Gaia”). 3. Notas (mucho más que meras referencias bibliográficas).
“A modo de prólogo” es una larga e interesantísima conversación entre los editores y el autor, fechada el 8 de abril de 2019, anterior a la publicación de Otro fin del mundo es posible, más un intercambio telemático, una postdata fechada en junio de 2020 (ya en tiempo de pandemia), una excelente ocasión para adentrarse en aspectos biográficos, poliéticos y culturales del autor. Un ejemplo: “Si yo no me hubiera encontrado con Manuel Sacristán [1925-1985] y la gente de la revista mientras tanto –involucrados en la construcción del gran movimiento social ecopacifista para la salida de la OTAN–, hubiera carecido de una educación política que ha sido para mí, con mucha diferencia, más importante que cualquier educación formal”. ¿Dónde sitúa Riechmann el nuevo libro en el conjunto de su obra? Los editores le preguntan al respecto: “¿Tus diarios de trabajo estarían incluidos en ese inventario? ¿Informe para la Subcomisión de Cuaternario es un libro de este tipo?”. El Informe, señala el autor, no pertenece a esta categoría. “Diarios de trabajo como tales he escrito tres hasta ahora –Una morada en el aire (2003), Bailar sobre una baldosa (2008) y La pluma del arrendajo (inédito)–, y comencé un cuarto al llegar aquí: “Papeles de Cercedilla”… Contienen muy pocos elementos personales; no son diarios para reflejar estados de ánimo, peripecias vitales o cosas semejantes”. En cambio, Informe para la Subcomisión de Cuaternario es un ensayo en fragmentos (algunos de ellos muy extensos, otros breves) que se situaría en la estela de libros suyos como Fracasar mejor (2013) y Peces fuera del agua (2016). El Informe propiamente está compuesto de un extenso conjunto de reflexiones (pp. 57-355), de extensión desigual: entre la máxima brevedad y el desarrollo detallado. Una breve muestra de mis preferencias: “lo peor –que ya está ocurriendo”; “en casa en el universo” (esencial para entender las posiciones de
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Jorge Riechmann
fondo del autor); “mentes por todas partes”; “Ignacio Echevarría relee el Hiperión de Hölderlin”; “sobre ciencia y dominación”; “lo que merece ser contado: sobre ciencia y mito”; “fuera de la Historia, fuera del Ego (reflexiones de un dos de octubre)”; “el Capitaloceno”; “estar dispuesto a morir antes que a matar”; “belleza, bondad y verdad”. Dos ilustraciones: 1. “El problema número uno. Nuestro problema número uno en el Siglo de la Gran Prueba es el funcionamiento de la humanidad como plaga, como una suerte de Gran Ameba acéfala (más abajo volveremos sobre esa imagen); y ni siquiera lo vemos. Nuestro fracaso a la hora de hacer frente a la crisis ecológico-social (cuya manifestación más obvia es el calentamiento global) da la puntilla al Mito del Progreso y nos desengaña sobre nuestra ilusión de considerarnos seres pensantes: la Gran Ameba no piensa.” 2. “¿cómo te ves a ti mismo dentro de veinte años?” Soy un suicida de permiso. Hablaba de reflexiones filosóficas que deben merecer nuestra atención. Algunos ejemplos, a manera de aperitivo: 1. “Hay culturas que saben habitar la Tierra como nuestras sociedades industriales no logran hacerlo. Y a veces –sería interesante hablar de ello con antropólogos e historiadores–, uno barrunta que a
consecuencia de una derrota. Una de las sociedades más admirables que conozco es la formada por varias etnias –en especial, koguis y arhuacos– de la Sierra Nevada de Santa Marta, que es la cadena montañosa cercana al mar más alta del planeta. Cimas de cinco mil metros en la costa del Caribe colombiano. En las faldas de la Sierra viven algunas tribus cuyas formas de espiritualidad recuerdan en algunos aspectos al budismo tibetano.” 2. “El problema es que nuestra cultura está vuelta al revés, cabeza abajo, incapaz de integrar todo el conocimiento fiable que poseemos sobre un montón de cuestiones. No nos creemos lo que sabemos. El hecho de vivir como si fuéramos conquistadores extraterrestres en el único planeta a nuestra disposición da idea del disparate en que estamos metidos, pese a ser animales conscientes y aptos para el conocimiento científico.” 3. William James definió la religión como la “sensación de hallarse en casa en el universo”. La cuestión es si podemos sentirnos legítimamente en casa en el universo sin ceder a ilusiones ni autoengaños. 4. “Pero –debería ser obvio– no puedo inventarme el mundo para que me resulte más cómodo vivir en él. El sentido no es algo que nos venga dado por un Gran
Diseñador, sino que se trata de algo que construimos los seres humanos (u otros seres conscientes) –y ello con independencia del nivel de teleología o teleonomía, que podamos encontrar en la naturaleza”. 5. “Lo imposible como una dimensión de lo real”. 6. “Amigos, amigas: desconfiemos de la verdad si esta se nos presenta completamente depurada de tragedia”. 7. “No hay posible racionalidad colectiva sin reflexión y deliberación. Y no hay reflexión ni deliberación sin tiempo suficiente, sin espacios de silencio, sin reconocimiento del otro y sin real disposición a la autocrítica (que pueda desembocar en el abandono de nuestros preciosos puntos de vista previos).” Como se indicó, no son las notas del ensayo (pp. 357-442), 464 en total, un simple conjunto de referencias bibliografías. Son mucho más que eso. Algunas, en sí mismas, breves artículos; en otros casos, reflexiones de las que estirar; también cuidadosas traducciones de autores que el autor nos descubre. Mis recomendaciones: la 59, la 134, la 146, la 158, la 260, la 375, la 433 (este última es un esquema de la ética en cuatro puntos). La 283 es de especial interés para los interesados en la situación política de .Cat. Este libro, puede leerse en la última página, “se llevó a imprimir al final de enero de 2021. Un mes nefasto, porque en él abandonó la vida la poeta Guadalupe Grande (Madrid, 1965), que un día escribió por todos nosotros: “Aturdidos de tanto saber / y de no entender nada...”. Guardamos su memoria”. El ensayo de Jorge Riechmann nos ayuda a entender. PS: Informe a la Subcomisión de Cuaternario está dedicado a Paco Puche (“fuente de inspiración gaiana para quienes hemos tenido la dicha de tratarle”); también le está dedicada esta reseña.
Salvador López Arnal
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PARA SEGUIR PENSANDO DESPUÉS DE LA PANDEMIA COVIDOSOFÍA. REFLEXIONES FILOSÓFICAS PARA EL MUNDO POSTPANDEMIA Dulcinea Tomás Cámara (comp.) Ed. Paidós. Barcelona, 2020, 532 pp.
La filosofía, según Michel Foucault, tiene una dimensión particular, que es la de ser una ontología de la actualidad. El ensayo es hoy el cuerpo vivo de la filosofía y su sentido es interpelar nuestras experiencias presentes para poder pensarlas de otra manera. Frente a los discursos ideológicos de todo tipo sobre la pandemia, que es el significante clave de lo que estamos viviendo, Dulcinea Tomás Cámara asume la arriesgada tarea de coordinar un libro donde diversos filósofos de habla hispana piensan sobre los efectos de la pandemia del COVID19. No es fácil estructurar un libro coherente con tantas voces y tampoco lo es darle una perspectiva que no sea coyuntural. Pero lo ha conseguido, y lo ha hecho articulando la diversidad de las participaciones en cinco bloques que ofrecen un conjunto coherente. La verdad es que todas las aportaciones son más que aceptables, pero como no puedo comentar los veinticinco textos que aparecen, me limitaré a dar una exposición general y a realizar un breve comentario de los que me han resultado más interesantes, subrayando el carácter subjetivo de la selección. Añado también que el prólogo de Walter D. Mingolo (“Detrás de la escena. Los signos del cambio de época”) y la introducción de la coordinadora me parecen muy acertados. La primera parte se titula “Otro(s) Mundo(s)” y hay en él lo que llama cinco escolios. En “Virus y mariposas”, Fer-
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nando Broncano nos sitúa en el escenario contradictorio en que nos ha colocado la pandemia y las tensiones que ha abierto. Cristian Andino, en “Confinamiento en el Sur o el asombro del colibrí”, piensa sobre los postulados éticopolíticos, económicos culturales y tecnológicos que abrirían una salida emancipatoria a la crisis abierta. Concha Roldán nos presenta “Cuando ruge la marabunta”, donde propone tender puentes hacia una sociedad intergeneracional y cosmopolita justa. Roberto R. Aramayo nos plantea un inventario provisional de las oportunidades que brinda la pandemia. Antonio Miguel Nogués, con su “Cuando todas las diferencias están aquí. La pandemia y la epistemología nacionalista”, cuestiona el sentido que tiene hoy el mantenimiento del estadonación. En conjunto no me ha parecido la parte más interesante del libro, aunque si me parece mínimamente digna. La segunda parte, con otros cinco escolios y que lleva el nombre de “Contagio”, me ha parecido, en cambio, de las más sugerentes del libro. Empezando por el “¿Qué nos está pasando realmente?” de Santiago Alba Rico. Plantea y elabora una idea original: el coronavirus nos confronta con lo real, lo cual puede provocarnos ponernos más a la defensiva y buscar salidas autoritarias o nos puede llevar a un punto de inflexión en el que nos permita buscar una salida
creativa. Continúa Jaime Santamaría con “Tres reflexiones límites”, entre las que destaca las que hace del asunto de los cadáveres y el duelo. Joaquín Fortanet, con su “Un mundo enfermo”, elabora uno de los artículos que me parecen más interesantes de todo el libro. Entra en un análisis crítico, a partir de Georges Canguilhem, Merleau Ponty y de Michel Foucault, sobre la conceptualización de la enfermedad, que le lleva a un diagnóstico sobre la enfermedad del propio mundo en que vivimos. Tal vez sea la oportunidad de salir de ese mundo, producto de la gubernamentalidad biomédica, y construir un mundo común. En el escolio 9, Alejandro Escudero Pérez nos habla de “Reacción, catástrofe, acontecimiento”, que tiene, sobre todo, un inicio muy potente. Antonio Campillo expresa, en “Pensar la pandemia”, una serie de apuntes que deberían servirnos para reconducir el futuro y cambiar radicalmente su rumbo. “Compañía” es la nominación de la tercera parte. José Carlos Ruiz empieza con “Sobre la ¿indigna? privacidad del consuelo”. En el que denuncia la industria de la supuesta felicidad que nos invade y que relega el duelo y el dolor a la privacidad, sin ninguna dimensión social y negando el consuelo. Viene después el texto de Ana María Martínez de la Escalera “¿Qué puede el acompañar? Comunidades y coronavirus”, en la que
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n´est pas une guerre. Alternativas al uso de la metáfora bélica”, de Nantu Arroyo, en el que la autora desmonta de manera certera la metáfora bélica aplicada a la pandemia. Le sigue “Perdere aude. Una apología del cuerpo mortal”, en el que Diego S. Garrocho Salcedo nos invita a cuestionar el mito de la inmortalidad que parece dominar la negación de nuestra finitud. Finalmente, un excelente, contundente y radical texto: “Pandemia, capitalismo, ideología”, en el que Ricardo Espinoza Lolas arremete contra el Capitalismo y la soberanía de los Estados hacendales patriarcales que lo sostienen. Pasamos a la última parte sobre el “Futuro” que podemos imaginar. Ana Carrasco-Conde nos anima a “Humanizar la tecnología: ciencia y tecnología frente a la pandemia”. Gonzalo Velasco nos propone “Mientras dura la pandemia: notas para un escepticismo constructivo”. Para José Antonio Pérez Tapias hay que elegir, como explica en “Alternativa: o «común-ismo republicano» o
¿SOCIOLOGÍA CRÍTICA Y/O
ca” de Madrid. Es decir, el magisterio teórico-práctico de Jesús Ibáñez (†), Alfonso Ortí, y Ángel de Lucas (†). Hay un precedente del año 1996, de esta escuela fundamental en las ciencias sociales latinoamericanas e hispanas, compilado por Delgado y Gutiérrez, editado por Síntesis (libro manual mucho más amplio y fundante que éste). Pero es muy oportuno este recordatorio de la sociología crítica hispana, que parte de la sociohistoria de Alfonso Ortí (y sobre todo de sus trabajos sobre Costa y los orígenes críticos de estos estudios críticos en sociología). El libro retoma varias cuestiones esenciales en las ciencias sociales y abre nuevas preguntas como vamos a ver. La primera parte se centra en la sociohistoria y en los comentarios
CRITICA DE LA SOCIOLOGÍA? EN TORNO A ALFONSO ORTÍ: LA SOCIOLOGÍA CRÍTICA COMO SOCIOHISTORIA
Ignacio Duque & Cristobal Gómez (comp.) UNED. Universidad Nacional de Educación A Distancia. 2020, 538 pp.
Recientemente se ha presentado este libro construido por sus compiladores gracias a un crowfunding que ha resultado muy exitoso. No solo es un merecido homenaje a A. Ortí, sino una reactualización de las aportaciones de la llamada “escuela cualitativa” o de “sociología cri-
tanatopolítica”. Nuria Sánchez Madrid nos habla de “Patologías epistémicas: reflexiones sobre el daño social provocado por la crisis pandémica del COVID19”. Finalmente, Javier Echevarría formula los “Desafíos filosóficos a partir del COVID-19-2020.” Por supuesto que estos filósofos son una selección (bajo el arbitrio de la coordinadora) de entre otros muchos que podíamos haber colaborado. Pero todos los participantes abordan con rigor, cada uno con su estilo, una parte de este todo que resulta, finalmente, coherente. Lo más importante es que todos los textos tienen un recorrido, en el sentido que nos son análisis coyunturales que caduquen pronto. Son materiales para pensar muchas problemáticas en relación con lo que nos interpela la pandemia. Más allá de las declaraciones o textos de los filósofos mediáticos hay aquí un trabajo filosófico muy valioso.
Luis Roca Jusmet
Alfonso Ortí
vuelve sobre la concepción que introduce Walter benjamín, fundamental hoy, de la deriva de la experiencia y la necesaria recuperación de la comunidad a través de gestos solidarios, ayuda mutua y las prácticas higiénicas tradicionales. Ernesto Castro nos propone una reflexión sobre diferentes aspectos de lo que implica “El aplauso sanitario”. El escolio de Jordi Claramonte llamado “Eulabeia” me ha parecido totalmente singular, en el mejor sentido de la palabra. Su invitación a la reverencia, la veneración y la gratitud me parecen perfectas como recuperación de lo mejor del mundo antiguo. “Fracturas” es la cuarta parte. Genial el primer artículo de Laura Llevadot “Sobrevivir: Investigaciones de una perra”. Una interpelación radical a la vida singular de cada cual, a una apuesta por la libertad contra todos los medios para normalizarnos anulando lo que tenemos de más propio e intenso, con o sin pandemia. Muy bueno me parece también el texto siguiente: “Ceci
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muy valiosos para rescatar las aportaciones de Ortí sobre sus estudios del regeneracionismo de Costa. Se profundiza en las raíces de las ciencias sociales críticas desde el siglo pasado, se retoma ese hilo de construcción compleja de la realidad histórica más allá de las simplezas reduccionistas a que nos tienen acostumbradas las lecturas más sectarias con trasfondos en el peor sentido de las ideologías en pugna. Luego se pasa a considerar la abundancia de trabajos cualitativos para empresas e instituciones de estos maestros (y en especial de Ortí), así como la docencia en el Máster de la UCM sobre “Praxis de la Sociología del Consumo” que ha formado a tantas generaciones de la sociología. Hay también dos aportaciones (de Eduardo Sevilla sobre la agroecología y la investigación militante, y del Colectivo IOE (sobre trabajos con Ortí e incluso la IAP) que abren el campo de las ciencias sociales a las metodologías participativas. El tono del libro permite un recorrido ameno por las intra-historias de las militancias contradictorias de estos maestros en el “tiernismo” (círculos que debatían con E. Tierno), o cerca del “felipismo” (militancias en el FLP), referencias a los muchos trabajos en equipo para empresas sobre consumo en el franquismo, las referencias a la pionera “Escuela de S. Bernardo” como núcleo de las ciencias sociales en el franquismo, las criticas publicadas a la restauración juancarlista cuando casi nadie se atrevía (en la llamada transición democrática), la docencia cuidadosa y cercana en el Máster de la UCM, y tantas otras circunstancias de la “artesanía creativa” de estos compañeros y amigos, que desde la práctica de la humildad científica nos enseñaron no solo a ser mejores profesionales sino también a ser personas más sensibles y cuidadosas. Al menos tres ideas-fuerza destacan en el libro como aportes innovadores para las ciencias sociales. Primero la superación de la sociología (de corte USA)
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solo centrada en lo cuantitativo, y que –con las aportaciones de este “trio cualitativista”– dieron resultados más científicos a las empresas y a la academia en aquellos años, y que ha redundado en la aceptación de un pluralismo metodológico en la actualidad ya generalizado. Pero no solo la aportación cualitativa en metodología, pues sobre todo en A. Ortí se puede ver la superación de versiones posmodernistas (“pan-semiológicas” o “auto-poiéticas”) con aportaciones desde la sociohistória marxista y creativa, y superando los dilemas al uso en que suele encerrarnos el capital, con los tetra-lemas o cuadrados M, que permiten avances en procesos sociales no tan simples ni tan cínicos como algunos quisieran. Otra aportación fundamental del libro y de la escuela es la integración creativa de marxismos y de freudismos, incluso de lingüísticas, de manera operativa para los análisis de los procesos, con una gran originalidad, poco respetuosos con los dogmatismos de manual que se usaban en otras escuelas de la época. No es el culto a la ortodoxia freudiana o marxista de tal o cual corriente, sino la creación de caminos propios, basados en estas aperturas metodológicas, innovando y recreando en cada uno de los trabajos que les encargan, aplicando nuevos esquemas para cada caso de estudio, partiendo de la situación concreta y demostrando su utilidad, tanto para las empresas como para los movimientos sociales. El compromiso activista no les quita rigor científico en lo que hacen, en el acompañar a los colectivos de los barrios de La Prosperidad o del Barrio del Pilar (en Madrid). La tercera aportación metodológica que conviene destacar son los esquemas de A. Ortí. En especial las pirámides invertidas con que profundizar en los niveles del discurso y de la conciencia (junto con F. Conde, se hacen muy enriquecedores), y los esquemas de los procesos dialógicos (y sus fases) para la
deconstrucción y reconstrucción de cada realidad concreta. Aportaciones gráficas que abren a un plano lo que se suele considerar solo linealmente (escondiendo las complejidades emergentes). El propio “cuadrado M” que se ha hecho más conocido solo parece tener sentido dentro de esquemas mayores, pues no resulta tan “rizomático” o “deleuziano” (como comenta Ignacio Duque, por ejemplo). El libro nos deja también algunas preguntas abiertas. Como el propio Ortí planteó (recordando a C. Moya en su presentación), ¿se trata de hacer sociología crítica y/o de criticar la sociología? En los cuadrados M aparecen a veces contrapuestas la posición “utópica, subversiva” (del propio Ibáñez u Ortí), con la posición “reversiva, lúcida, orto-práxica” (de Alfonso Sastre o de J.M. González-Ruiz) y no queda claro cómo pueden conjugarse o si es posible su articulación, frente a otras posiciones conservadoras. Ibáñez parece que apuntaba a “disyunciones inclusivas” y superadoras (más del tipo de J. Galtung) pero aquí nos queda aún esta duda. Aún sigue abierta para esta “escuela” la pregunta que hizo A. Ortí a J. Ibáñez en su día sobre que no hubiese desarrollado la “investigación dialéctica” que se supone superadora de la sociología cuantitativa y cualitativa, según sus propios autores. En suma, un libro necesario no solo por la sociohistoria, y por las aportaciones “praxiológicas” que contiene, sino también por los retos que sin duda quedan abiertos, y que algunos colectivos y redes de profesionales comprometidos nos empeñamos en dar continuidad. Las aplicaciones concretas a la agroecología, o a la situación de los migrantes, o a los procesos comunitarios, son pruebas de que aún están en marcha varias líneas abiertas que desbordan los requerimientos del capital en las ciencias sociales. Tomás R. Villasante
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INTERROGANTES EN TIEMPOS REVUELTOS RUTA DE ESCAPE. AMOR, MENTIRAS Y JUSTICIA EN LA SENDA DE UN FUGITIVO NAZI Philippe Sands Ed. Anagrama. Barcelona, 2021, 552 pp.
Conocido por su anterior entrega, Calle Este-Oeste, el abogado inglés Philippe Sands, Profesor de Derecho Internacional e interviniente en importantes juicios internacionales celebrados en la Corte Penal Internacional de La Haya o en el Tribunal de Justicia de la Unión Europea, prosigue con sus investigaciones sobre nuestro pasado, sobre la culpa y la responsabilidad, y sobre el intento de los hijos de aliviar los posibles crímenes de sus progenitores. En este caso se trata de la ruta de escape, o, como señala de forma más precisa el título original, The Ratline, es decir, el sistema de huida de los nazis y los fascistas derrotados en su intento de llegar, generalmente, a Sudamérica. Y más concretamente, la de Otto Wächter, jerarca nazi de origen austriaco, gobernador del distrito de Galitzia desde el 23 de enero de 1942, elegido directamente por Hitler, y responsable, por tanto, de los infames guetos polacos, de las represalias sobre civiles y de la deportación masiva de judíos a los campos de exterminio. Wätcher murió en Roma, en julio de 1949, bajo el nombre falso de Reinhardt, y nunca hubo de enfrentarse a ningún tribunal para confesar su culpa o alegar su inocencia. Su esposa Charlotte, el menor de sus seis hijos, Horst, que apenas le conoció, le consideraban un hombre bueno, leal, incapaz de tamaños delitos. Tan solo se vio envuelto en una situación que le sobrepasaba y en la que procuró ayudar a quien estuvo en su mano. Se da el caso, además, de que parte de la
Philippe Sands
familia de Sands, pereció en esas circunstancias de las que se acusa a Wächter y de las que Horst, un hombre amable, atento, servicial, pretende exculparle. Esta es, en suma, la jugosa trama de esta especie de monstruoso reportaje, de biografía exacta, de investigación judicial inevitablemente abierta. Minucioso, implacable, tenaz, Philippe Sands comienza una indagación prolija, paciente, precisa, que recupera la vida de esos nazis supuestamente irresponsables, y saca a la luz las novelescas peripecias que permitieron al antiguo gobernador huir tras la derrota, refugiarse en las montañas, protegido por su devota esposa, y escapar a Italia donde camaradas e Iglesia le mantendrán a salvo hasta su repentina muerte. Pero a esa muerte inesperada, tal vez extraña, se le añade un enigma sugerido por su hijo: Wätcher ¿fue en realidad asesinado, envenenado? Si hasta ese momento hemos buceado junto a Sands en los momentos previos a la Segunda Guerra Mundial, en el ascenso del nazismo, la debacle de la confrontación bélica y los comienzos de la Guerra Fría en una Italia en la que se disputan el poder los comunistas de Togliatti, los democristianos, apoyados por una Iglesia furibundamente anticomunista, y
los antiguos fascistas intentando reciclarse, ahora nos adentramos en una enrevesada novela de espías en la que incluso el argumento más retorcido puede tornarse verídico: la Santa Sede, los servicios secretos norteamericanos, los soviéticos, los judíos buscando venganza; espionaje, contraespionaje, caminos expeditos hacia la Argentina peronista, nazis buscando una nueva identidad, y consiguiéndola trabajando para los Estados Unidos… Una viscosa ciénaga en la que cualquier atisbo de justicia, de reparación personal o histórica, se diluye en un fétido burbujeo. El nuevo enemigo es la Unión Soviética, y en la nueva lucha, como en las viejas, qué demonios, todo vale. El “viejo camarada” con el que Wächter estuvo poco antes de su muerte, Haas, resulta ser un agente de la inteligencia estadounidense que había trabajado para un judío en la Oficina Internacional para los Refugiados, y que, además, es posible que fuera un agente doble al servicio de los soviéticos. Igualmente, el obispo Hudal, que atendió al gobernador austriaco en su lecho de muerte, ayudó también a numerosos nazis a huir a Sudamérica y era un agente a sueldo de los estadounidenses. De hecho, Estados Unidos había urdido una operación, bautizada “Los Ángeles”, para desestabilizar al Partico Comunista Italiano, en la que reclutó a nazis, fascistas y católicos enemigos del bolchevismo. Ante tal confusión, ¿es posible sacar algo en claro de la muerte de Otto? Sands, desde luego, sigue intentándolo. No abandona un indicio, no olvida un nombre ni desprecia un rastro. No voy a desvelar el resultado de la encuesta, para no chafar el suspense. Sí digo que el peso de la investigación tal vez lastre la lectura, ralentizándola y acumulando tal masa de datos, algunos de los cuales no añaden valor a las pesquisas, que la cuestión ética que parecía en juego queda diluida hasta desaparecer, así como la crudeza de toda la historia o lo pasmoso de los manejos políticos de los gobiernos que
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tiran de los hilos en esta espeluznante farsa. Entre la intrincada maraña de nombres, fechas, lugares y relaciones, da la impresión de que se nos escapan entre los dedos los profundos asuntos morales
que el nazismo y su recuerdo suscitan. La justicia, la culpa, el amor y la responsabilidad. Ahí es nada. Empeño ambicioso, el del autor, en una investigación rigurosa, prolija y tenaz. Un pasado sórdido, en un
mundo en el que pocas cosas son lo que parecen, bajo la puntillosa lupa de Philippe Sands: ruta de escape.
UNA VIDA SINTIENTE
lar que habita este mundo. La violencia, el terror, la belleza, el instante, el misterio de lo vivo captado (casi podríamos decir) desde su propio ser. Rachel Syme escribió que la afinidad que sentía la poeta por el reino animal iba más allá que una idea banal de “unidad”: se trataba del reconocimiento mutuo del misterio y el dolor de vivir. Oliver se acerca a la vida atravesándola con las palabras, aprehendiéndola desde la propia experiencia y desde la experiencia de esas otras vidas que observa sin descanso. Paseos por bosques, lagunas, playas: lugares mágicos y cotidianos donde sentir y captar lo extraordinario. Acompañada por la vitalidad que desprende la lectura de Henry Beston, Jean-Henri Fabre, John J. Audubon y John Muir, cuatro maestros y grandes observadores que disfrutan de cada segundo del día con entusiasmo para hacer de su vida una aventura, las palabras de Oliver proponen “alejarse de esas vidas egoístas y ancladas a lo material, acercarse a los árboles y a la cascada” (p. 106). Tal como expresa Elena Medel en su prólogo, la obra de Oliver conforma un tejido donde naturaleza, poesía y vida se trenzan, convergiendo y resultando ser indisolubles. “Nada en el bosque es fascinante. (…) Y nada en el bosque es bonito” (p. 149): es otra la cualidad que resulta de una experiencia de la naturaleza con atención plena. En efecto, Oliver rinde un particular homenaje a la naturaleza a través de una pormenorizada descripción de la vida salvaje. Su mirada atenta, expresada mediante la palabra precisa que capta la viveza del instante, propone una relación de horizontalidad entre el animal humano y el resto de los
“diez mil seres” –podríamos decir junto con la tradición china– que conforman la naturaleza. Sugiere que el componente de asombro y fascinación ante el entorno natural ha de ser cuestionado, puesto que comporta una instrumentalización de éste. En palabras de la autora: “Si algo es bonito, es recreativo y sustituible (…). Si algo es bonito, es diminuto, es inofensivo, es apresable, es domesticable, es nuestro” (p. 150). Por otra parte, en su poema When Death Comes, dos versos nos traspasan: “Quiero decir que toda mi vida/ fui una novia casada con el asombro”. Contraria a la arraigada idea de la superioridad ontológica del ser humano –derivada, fundamentalmente, de la posesión de capacidad racional–, Oliver consigue ofrecer una lectura del mundo que busca desentronizar al animal humano y recolocarlo a ras del suelo, recordando que compartimos mirada con el resto de seres vivos. En definitiva, su obra supone un ejercicio de modestia en oposición a la idea de la excepcionalidad humana: Oliver alivia la brecha que parece escindir al ser racional de su entorno, reconstruyendo mediante un proceder poético un mundo partido en dos: “Acerco mi rostro al lirio, que se alza por encima de la hierba (…). Vivimos, y de esto estoy segura, en el mismo territorio, en el mismo hogar” (p. 151). El libro de Oliver trata del vuelo de las aves, de los ciclos vitales, de la destrucción del mar mediante el vertido de desechos, de la majestuosidad azarosa de las alas de una polilla, del escondido nido del búho americano, de los campos repletos de flores en verano y de la espiga de trigo. Todo ello es descrito de forma ecuánime y homogénea, unificando lo
LA ESCRITURA INDÓMITA Mary Oliver. Prólogo de Elena Medel Errata Naturae. Madrid, 2021, 192 pp.
Mary Oliver (1935-2019), prestigiosa escritora estadounidense nacida en Ohio, ofrece una compleja y humilde lección de sabiduría a través de las palabras. Dedicada en cuerpo y alma a la escritura, principalmente a la poesía, Oliver fue galardonada con el Premio Pulitzer (1984) y con el National Book Award (1992). Su obra ha sido enormemente popular: The New York Times la calificó como “la poeta más vendida del país”, como recuerda Elena Medel en su prólogo (p. 14). Con estudios universitarios, pero sin títulos, la escritora hace gala de una fuerte personalidad que empapa sus obras de inteligencia y sencillez, plasmando solo lo importante. Gracias a Errata Naturae, editorial comprometida fielmente con objetivos de sustentabilidad medioambiental, nos acercamos a La escritura indómita (cuyo título original es Blue Pastures). Se trata de una colección de ensayos publicada originalmente en 1991, escritos en prosa poética y salpicados de poesía, que nos hacen viajar, siguiendo el camino de las palabras de Oliver, por el asombroso y complejo mundo natural. La escritura indómita es, ante todo, una oda a la vida, a la vida en todas sus expresiones; a la vida de cada ser particu-
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Antonio García Vila
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que se presenta ante nuestros ojos de forma fragmentada al observar lo natural. La idea que reflota a lo largo del texto, expresada íntimamente, como una confesión, es que Oliver se ve a sí misma en cada segmento de la naturaleza. Observa los miles de pececillos moverse a lo largo de la orilla, y se pregunta: ¿cuál de ellos soy yo? (p. 111). Un yo o sí mismo que sería nadie, por otra parte, o más bien uno cualquiera de los diez mil seres: “No concebía el lenguaje como un medio para describirme a mí misma. Lo concebía como una puerta –¡un millar de puertas abiertas!– más allá de mí” (p. 15). Todos estos planteamientos contribuyen a su pensamiento como ecologista: cada palabra de su obra, sin parecer pretenderlo –y rehuyendo un carácter explícitamente argumentativo– la posiciona políticamente como tal. Otro de los grandes temas del libro, la poesía, aparece, en primer lugar, cuando la autora recuerda la influencia determinante de quien para ella fue su amigo, su hermano, su tío y su mejor maestro: el poeta Walt Whitman, de quien aprendió “que el poema es un templo –o un campo verde–, un lugar al que acceder y en el que sentir” (p. 48), un medio con el que describir la riqueza del mundo mediante la especificidad de las palabras, plasmando así la mencionada observación atenta de la naturaleza a la que Oliver concede tanta importancia. El poema en particular y la literatura en general son, además, un refugio frente a algunos males. En el caso de la autora, frente al abuso sexual que padeció en su infancia (al que apenas se refirió después, aunque sí, por ejemplo, en una entrevista con Maria Shriver en 2011) o frente a un brote de delincuencia juvenil que se dio en su instituto. Cuando esto ocurría, ella llenaba su mochila de libros, se iba al bosque y gozaba (a la par que aprendía) “de la certidumbre y el hechizo de la sintaxis, la
Mary Oliver
aserción sin contradicciones” (p. 47). Oliver hace una observación sobre los cambios en la estructura y tema de los poemas norteamericanos a principios del siglo XX. Estos cambios, dice, son positivos; sin embargo, no conviene olvidar lo que había antes. Por un lado, el carácter coloquial y directo, que ha traído consigo la desaparición de la métrica, ha permitido que accedan a la tradición literaria personas de diversos orígenes, lo que la enriquece. Ahora bien, Oliver nos recuerda “que los primeros que concibieron, meditaron y escribieron poemas en verso libre fueron escritores profundamente sensibles a la poesía métrica y rimada” (p. 165). Por otro lado, se ha trasladado el centro del poema a un «yo» que refleja al autor. Frente a ello, la escritora defiende que el propósito del poema no debe ser reflejar al poeta, sino reflejar el mundo, por lo que el escritor debe desaparecer del poema para permitir al lector convertirse en el «yo», es decir, en el observador directo, no en el que observa al que observa. Así, Oliver observa la vida, la piensa, la escribe, la lee, la siente. Desde ahí, su intención de salvación, de la propia vida, de la vida del otro; “la otre-
dad del mundo es un antídoto contra la confusión. Que ponerse en la piel de esa otredad (…) puede devolver la dignidad al corazón herido de la peor forma” (p. 116). Ella vivió más de cuarenta años en Provincetown (Massachusetts) con su pareja, la fotógrafa Molly Malone Cook, recorriendo cada mañana el mismo bosque, los mismos lagos, el mismo viejo puerto: no cedió al prestigio de las maravillas lejanas. Nos recuerda Isabel Zapata que a la pregunta “¿No le gustaría ver Yosemite? ¿La bahía de Fundy? ¿La cordillera de Brooks?”, ella respondió: “Oh sí, algún día”. Su escritura reivindica el poder transformador que tiene un poema, sumergiéndote en la realidad, en la experiencia genuina, reclamando, a su vez, a través de las palabras, la responsabilidad que tiene una sobre la propia vida. Oliver nos recuerda (conservamos el énfasis de sus propias cursivas): “Y nunca, jamás, atribuyas a otros la responsabilidad sobre tu vida” (p. 121).
Alberto González, Ana Orellana y Nerea Merino
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¿HACIA UN HUMANO DESCORPORIZADO? EL MUNDO POST-COVID. José Ramón Ubieto NED ediciones, Madrid 2021. 192 pp.
José Ramón Ubieto es un psicólogo clínico y psicoanalista de orientación lacaniana que desde hace años aporta una serie de conceptualizaciones y de análisis muy fecundos para abordar los fenómenos que presenta hoy la adolescencia. En esta ocasión, nos presenta un ensayo que, en parte, enlaza con un trabajo, éste colectivo, anterior, con el significativo título de “Del padre al iPod”. Digo en parte, porque los temas que aborda aquí van más allá de la adolescencia, incluso de lo presencial y lo virtual, ya que entra directamente en los efectos de la pandemia y de las medidas gubernamentales para paliarlo. El libro está dividido en dos partes: La primera parte la titula “Un mundo en cuarentena” y la segunda “Entre lo presencial y lo virtual”. En la primera parte aborda la manera cómo, durante casi un año, este acontecimiento del Covid-19 nos ha afectado. Lo hace de manera poliédrica y matizada, de una manera sugerente, que se aparta de los tópicos al uso. La pandemia nos afecta a todos, de maneras diversas: asombro, miedo, rabia, pero también amor y solidaridad. Para muchos, el duelo por la muerte de un ser querido… El autor plantea la necesidad de superar lo que Spinoza llamaba las pasiones tristes y los malestares subjetivos que ha desencadenado. La necesidad de buscar salidas como la de “tejer historias sobre lo real” de una manera es una forma de buscar salidas singulares. Pero también
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José Ramón Ubieto
hay que combatir las formas de odio que pueden aparecer para defendernos (mal) de la vulnerabilidad que ha puesto de manifiesto esta situación. La segunda parte me parece todavía más interesante, porque nos da algunas claves para abordar un tema que me parece imprescindible tratar si queremos hacer una “ontología de la actualidad”. Se trata de la manera como el empuje hacia lo virtual nos afecta como sujetos corporales. Esto empezó, por supuesto, antes de la pandemia, y de manera muy evidente a los nacidos en el siglo XXI; es la dinámica que transforma los lazos sociales que derivan de la presencia de los cuerpos, hacia el los que se manifiestan en las pantallas. La pandemia la ha reforzado y no sabemos hasta qué punto de manera irreversible. Aquí, como en la parte anterior, combina el análisis con las propuestas. La conversación, el humor, la capacidad de mantener la sorpresa, la cooperación, la creatividad son armas que tenemos para salir juntos del túnel. La pandemia es, efectivamente, aunque ya sea un tópico decirlo, un peligro, pero también una oportunidad. Se abren muchos interrogantes. Es impor-
tante que aprendamos lo que es esencial en nuestras vidas para no volver a una normalidad poco deseable. Siempre sabiendo que somos cuerpos hablantes y que éste es el núcleo del que parte nuestra experiencia y nuestra la relación con los otros. Un libro, en definitiva, que vale la pena leer, lleno de sugerencias sobre las que habrá que volver y profundizar. El psicoanálisis de orientación lacaniana tiene mucho que aportar, y lo hace, para entender los síntomas contemporáneos. Hay que agradecer a José Ramón Ubieto que haga un esfuerzo por hacer accesibles los conceptos, siempre difíciles, lacanianos. Pero no es sencillo explicar la complejidad. Todavía no podemos despertar de la pesadilla del Covid, pero hemos de transformar la impotencia en imposibilidad. Aceptar los límites que en estos momentos no podemos franquear y trabajar hacia una salida digna, que es a la vez ética y política. Aceptar no quiere decir conformarse con lo que hay sino ir avanzando para ir cambiándolas de la mejor manera posible.
Luis Roca Jusmet
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ESCUCHANDO Y LEYENDO LA DRAMATURGIA MOZARTIANA ESCUCHAR LAS BODAS DE FÍGARO DE MOZART ESCUCHAR DON GIOVANNI DE MOZART ESCUCHAR COSÌ FAN TUTTE DE MOZART ESCUCHAR LA FLAUTA MÁGICA DE MOZART Pere-Albert Balcells Dínsic Publicacions Musicals. Barcelona, 2020, 330 pp. / 327 pp. / 283 pp. / 294 pp. APOLLO ET HYACINTUS DE MOZART. DE LA FORMA A L’EXPRESSIÓ Pere-Albert Balcells Dínsic Publicacions Musicals. Barcelona, 2020, 247 pp.
Dínsic Publicacions está reactivando su colección de libros de musicografía. En breve saldrá el epistolario entre Eduard Toldrà, Manuel Clausells y Josep Carner compilado por Manuel Capdevila i Font bajo el título Giravoltant el maig versado en torno a la creación de la ópera El giravolt de maig. La editorial catalana también ha anunciado la republicación de algunos títulos escritos por el musicólogo y músico Joan Grimalt (Terrassa, 1960) como son Escoltar el segle XX y Música sacra: 9 audicions i un próleg; y del músico y profesor de análisis y piano PereAlbert Balcells (Barcelona, 1957) como el Autorretrat de Mozart con el que, hace un cuarto de siglo, se dio a conocer como uno de los máximos especialistas españoles en la figura y obra del compositor salzburgués. Además, a finales de 2020 la editorial Dínsic Publicacions añadió a su catálogo los cuatro volúmenes de la breve colección de aproximaciones divulgativas sobre las óperas de madurez de Mozart, elaboradas por el músico y profesor de análisis musical y piano Pere-Albert Bal-
cells (Barcelona, 1957). Publicados hace una década en catalán por el sello Duxelm, han sido reeditadas simultáneamente en catalán y en lengua española, en la traducción del propio autor. Con un tono divulgativo, ameno y sin abuso de tecnicismos, demuestra una infrecuente capacidad de precisión léxica en las descripciones y las imágenes musicales en trabajos como éste. Su estilo es directo, conciso y con frecuente uso de tiempos verbales en presente en unas explicaciones de fina agudeza. Fruto de un carácter metódico reflejado en el orden y exactitud con que desgrana las múltiples inflexiones musicales, Balcells desvela la lógica interna de la dramaturgia de las obras: desde la concepción rítmica y los incisos orquestales hasta las didascalias, la vocalidad y los aspectos históricoestéticos. Estos se recogen mayoritariamente en el capítulo que sigue al comentario de los libretos de las óperas, que aparecen en el idioma original y en su traducción española y catalana según corresponda. Son introducidos y secuenciados por explicaciones idóneas y pragmáticas para una audición sin partitura y asequibles para el neófito. Algunas de las posibles dudas terminológicas hallarán su respuesta en el glosario que precede un índice y un esquema completos de la acción, los números y de los datos musicales cierran esta estructura sencilla y práctica.
Entre las particularidades, como en Don Giovanni y su listado de las variantes para el estreno vienés de 1788, en Così fan tutte incluye los números antaño suprimidos como el duettino “Al fatto dàn legge” (núm.7 de la partitura), entre Ferrando y Guglielmo, y el aria “Ah, lo veggio” de Ferrando (nº 24 de la partitura), que fue desestimada por Mozart. No obstante, esta última no aparece musicalmente reseguida. En el epílogo, la ambigüedad de Così fan tutte es abordada a partir de la correspondencia del compositor y su circunstancia específica, aderezando sus argumentos con algunas claves morales extraídas de su mensaje de tolerancia, de la parábola argumental y del conflicto entre el amor-deseo y el amor-matrimonio que son tratadas en esta ópera. A través de la música, las referencias a las Euménides mitológicas y al trasfondo común del ambiente marino Balcells relaciona el aria de Dorabella “Smanie implacabile” con la de Elettra al final de Idomeneo, re di Creta. También desmiente la tradicional idea de que Mozart no completó el canon nupcial del segundo acto por un mal cálculo de las disonancias y de la extensión de la tesitura para el barítono. El musicólogo catalán explica que en los manuscritos donde el compositor esbozó este cuarteto aparece la voz de Guglielmo claramente diferenciada y, por lo tanto, la divergencia musical no se surgió súbitamente durante el proceso creativo (pág.233-4). Además cita una versión alternativa de este número en la que el barítono tampoco canta la misma melodía que los otros protagonistas, enfatizando así la disconformidad con el cambio de parejas y las nupcias del personaje. En cuanto a La flauta mágica, el musicólogo catalán deshace elucubraciones e hipótesis falsas y afronta un profundo estudio que nos recuerda que la masonería implicaba una adscripción, un fondo y unas formas. El fondo era el de la máxima exigencia personal; las formas, dictadas por una militancia que imponía unos
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rituales y una etiqueta. Al margen de sus propias y acertadas conclusiones, recomienda algunos títulos bibliográficos de referencia análogos a su propuesta. Por ejemplo, la introducción es un capítulo indispensable para la comprensión del ensayo La flûte enchantée, ópera maçonnique (1968, revisión 1991) de Jacques Chailley, especialmente en lo vinculado a las logias femeninas, a las pruebas masculinas y a la misoginia atribuida al libreto. Otros atractivos de este volumen recaen en el desglose iconográfico del grabado de la primera edición de la ópera y en el epílogo, centrado en cuestiones hagiográficas de Mozart, en algunas claves morales de la obra y en los arquetipos y la psicología de personajes como Papageno. Herramientas de este tipo requieren una lectura pausada y compaginada con la audición de los números musicales. Es importante recrearse en los detalles expuestos y asimilar la amplitud creativa. Como el autor reconoce, ha evitado ofrecer una relación de discografía y dvdgrafía para no condicionar al lector, puesto que en el caso de los audiovisuales las indicaciones escénicas y soluciones escenográficas pueden diferir del fundamento dramatúrgico mozartiano. En cualquier caso, apunta una interpretación para cada título. Para Las bodas de Fígaro, la de Sir Georg Solti (Decca, 1982). Para Don Giovanni, la versión de Carlo Maria Giulini (EMI, 1959) que destaca por el equilibrio logrado entre idiomatismo, profundidad psicológica y calidad musical entre la orquesta y el reparto vocal. Para Così fan tutte, la versión de Karl Böhm (EMI, 1962), aunque a juicio del firmante no sea una recreación sustancialmente vívida en cuanto a teatralidad y expresividad. Y, por último, para La flauta mágica sugiere la de Sir Georg Solti (Decca, 1969). En resumen: el melómano y el profesional de la música tienen una herramienta instructiva tanto por el rigor y la accesibilidad de los contenidos, como por poder hacerlo en lengua española. Desgraciadamente, la serie no se ampliará con los otros tres títulos operísticos de madurez de Mozart: Idomeno,
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re di Creta; El rapto en el serrallo y La clemenza di Tito. Y de la primera ópera mozartiana El mismo binomio, Balcells-Dínsic Publicacions SL, acaban de publicar el estudio Apollo et Hyacintus de Mozart. De la forma a l’expressió, sobre la primera ópera mozartiana, escrita a partir de un libreto en latín el 1767, cuando tenía once años. Las circunstancias de la creación quedan brevemente apuntadas en la introducción, después de la exposición de los parámetros principales en que se basa el análisis morfológico fundamentado en los procedimientos compositivos más recurrentes (amplificación, dilatación, constricción, ornamentación) y que vehiculan una disección específicamente centrada en la distribución de periodos musicales de las frases musicales que lleva a cabo el autor. De esta forma también aprovecha las primeras páginas para comentar dos tratados de la época como son la Introducción a la composición vocal (1758) de Friedrich Whilhem Marpurg y el Ensayo sobre una enseñanza de la composición de Christoph Koch (en tres volúmenes de 1782, 1787 y 1793). En conjunto se trata de un ejercicio hermenéutico de perfil semiológico, musicológico e histórico que analiza tanto la microestructura como la macroestructura, dejando el ámbito de la semántica como único espacio posible para la escasa especulación estética de su planteamiento. Su contribución no supone un resumen de hallazgos previos, sino que nace del propio discernimiento intuitivo y lógico, que el autor plasma con una redacción concisa y austera en un discurso denso, plagado de tecnicismos, donde no hay nada que sobre en el detalle de los materiales y las intenciones dramatúrgicas del vínculo literario-musical. El carácter metódico de Balcells también queda reflejado en el orden y la exactitud con que desmenuza las múltiples inflexiones musicales partiendo de la vertiente morfosintáctica: desde la concepción rítmica y los incisos orquestales hasta las didas-
calias, la vocalidad y los aspectos histórico-estéticos. De esta manera demuestra como Mozart asumió el oficio y el dominio de los recursos y modelos formales de la época (sobre todo en el uso de las arias da capo, la escritura vocal o la relación tutti-solo). Además, aborda las problemáticas compositivas, las posibles soluciones a su alcance, los motivos por los que no las siguió y que solución encontró. Como en libros suyos anteriores, la obertura de la ópera se explica al final y, en este caso, lo justifica por la facilidad de vincularla con la cuarta escena, la protagonizada por el rol de la soprano de Melia. Balcells también ubica la descripción de las introducciones orquestales de cada número al final del comentario de los mismos y antes del resumen gráfico de la estructura que incluye los elementos musicales y los incípits de los bloques temáticos. En cambio, se echa en falta algún inciso genérico o detallado sobre el trato de los recitativos, sin que este factor reste la agudeza a su enfoque ni el entusiasmo por el detallismo de una obra que, por otro lado, necesita una lectura pausada y aparejada con la audición de los números musicales. Por esto hay que felicitar al sello Dínsic que ha apostado por la autoría nacional en un tipo de libro ultraespecífico muy infrecuente en lengua española y, aún más, en catalán. La edición austera y el grafismo elemental refuerzan la comprensión y estructura visual de las páginas como, por ejemplo, las que recrean esquemas y fragmentos de partitura. El juego visual se complementa con unas pocas ilustraciones, el pie de foto de las cuales se ubica en un índice al final del libro: es una solución editorial encomiable, pero poco práctica para el lector ya que obliga a romper la continuidad de la lectura de esta herramienta de referencia para consultar y para estudiar. Que vengan más, por favor.
Albert Ferrer Flamarich
P R E MI OMA R C E L L OG I G A N T E2 0 0 8
D I E G OF U S A R O