III. ¿HACIA DÓNDE VA EL PERÚ? Federico Dejo Soto
● Los males que nos encadenan al subdesarrollo
Está sucediendo en nuestro país lo que anticipábamos en el reporte de marzo. Entonces señalábamos que el escenario dibujaba el encuentro de dos virus, el Covid19 y la corrupción, y cuyas consecuencias iban a desnudar las carencias más terribles y profundas de nuestra sociedad, generando nuevas y graves situaciones que deben hacernos reflexionar sobre si nos hundimos más como nación, o damos un giro de 180 grados y comenzamos a ascender la cuesta hacia el desarrollo. Veamos algunos ejemplos de la situación actual, generada por el encuentro entre el coronavirus y la corrupción: 1. Los corruptos se victimizan en las cárceles y hay jueces que autorizan que vayan a descansar a sus casas. 2. El gobierno distribuye en plena emergencia decenas de millones de soles para que las instituciones públicas compren víveres para donar a la población, así como mascarillas y productos desinfectantes para las fuerzas policiales, MINSA, Contraloría, gobiernos regionales, etc. Y se descubre que en muchos casos se adquieren productos con sobreprecios muy por encima del mercado, sin la calidad requerida y con oficiales comprometidos. 3. Las medicinas, sobre todo las de necesidad primaria para salvar vidas, suben sus precios más de 10 veces su valor promedio, que de por sí ya incluye una ganancia satisfactoria para productores y comerciantes. Además, el mercado de medicinas está fuertemente monopolizado por una empresa cuyas farmacias venden online, no siempre entregan el producto y no devuelven el dinero. 4. Las clínicas privadas sacan provecho de la angustia de las personas enfermas con Covid19, y condicionan los internamientos a que se deposite una garantía de 40,000 soles por persona. Después del tratamiento la factura puede llegar a superar los 200,000 soles. Ocurre algo parecido a la extorsión: el extorsionador tiene el bien que necesita urgente el extorsionado, y como éste está angustiado, el extorsionador saca provecho de la situación y le pide un precio de usura sin importarle lo que el enfermo o sus parientes tengan que sacrificar, con tal de obtener el dinero para salvar una vida. Hay clínicas que cobran 100 soles por una pastilla que en cualquier farmacia cuesta 1 sol. Lo sorprendente es que tratándose de atentados con18
tra la vida y la salud pública, no hay autoridad que de oficio abra procesos de investigación y sanción. 5. Salvo muy pocas y destacadas excepciones, los productores de oxigeno se comportan de manera parecida a las clínicas privadas. No les importa producir para ayudar a salvar una vida vendiendo el producto al precio promedio que siempre lo hacen, siendo ya de por sí una gran oportunidad el que la demanda se ha incrementado varias veces más de lo usual. Ahora aprovechan la extrema gravedad de la situación para esquilmar a las personas que están enfermas del Covid19, aumentado los precios entre cinco a diez veces su valor promedio de mercado. 6. Los congresistas de la república se olvidaron de las promesas de la campaña electoral y de lo que la población desea como reformas urgentes, pero si se dedican a autoprotegerse, cobrarse bonos de dinero que no les corresponden, dar normas que permiten elegir nuevamente como congresistas a personas con sentencia judicial por delitos comunes, o allanar el camino para volver a candidatear el 2021 y también para sacar de en medio a posibles competidores. 7. El gobierno “descubre” que tenía decenas de miles de millones de soles en la caja pública. En lugar de haber invertido desde hace años atrás en mejorar la salud y la educación para prevenir y bajar el impacto negativo de la amenaza cuando se presentara una emergencia como la actual, se escuchan argumentos que tratan de justificar el escaso interés en invertir en salud y educación porque “hay que tener caja para cuando se presente la emergencia” (sic). Curiosa lógica de guardar el dinero y tener empobrecida a la población durante años, para luego lanzarle salvavidas cuando ya está dando manotazos de ahogado. 8. Los colegios privados implementan por la emergencia sistemas de educación a distancia que requieren menos gastos de operación, pero quieren seguir cobrando como si la educación fuera presencial. 9. Una pequeña de dos años y una adolescente pierden la vida en el ámbito urbano de la ciudad de Lima, al caer una a un pozo de alcantarilla y otra a un pozo de agua subterránea, pero ninguna autoridad pública o de empresas de servicios de agua y desagüe quiere asumir la responsabilidad por la negligencia.