3 minute read
Crea un jardín sensorial en casa
Sentir y experimentar con atención plena la naturaleza ha demostrado innumerables beneficios para la salud y el bienestar
El ajetreo de todos los días y la vida en la ciudad, entre calles, carros y edificios, puede ocasionar que releguemos cada vez más nuestro necesario vínculo con la naturaleza. A su vez, la rutina imparable puede provocar que nos desconectemos de nuestros propios sentidos, a causa de los hábitos automáticos que realizamos cotidianamente.
Aun así, la imprescindible correspondencia entre la naturaleza y el ser humano ha mantenido su sitial cuando se abordan los complejos temas de salud, bienestar y calidad de vida. Esto ha sido evidente con especial intensidad durante la pandemia por el COVID-19. Quizás has oído hablar sobre la práctica japonesa que se traduce como “baño de bosque” (shinrin yoku) y que ha sido reconocida por sus fines terapéuticos y sus aportes a la salud integral. Adentrarse en la naturaleza con atención consciente puede ayudar a disminuir la presión arterial alta, reducir el estrés y mejorar la concentración y la memoria, entre muchos otros beneficios, según el Instituto de Baños de Bosque (TFBI, en inglés), que se presenta como un organismo británico de investigación, formación y organización de eventos sobre el baño en el bosque y la terapia basada en la naturaleza. Asimismo, el artículo “Asociaciones entre la exposición a la naturaleza y la salud: Una revisión de la evidencia”, publicado en la Revista Internacional de Investigación Medioambiental y Salud Pública, en 2021, indicó que “se evaluó la solidez de las pruebas de los estudios experimentales y observacionales y se encontraron pruebas de asociaciones entre la exposición a la naturaleza y la mejora de la función cognitiva, la actividad cerebral, la presión arterial, la salud mental, la actividad física y el sueño”. Igualmente, añadió que “las pruebas de los estudios experimentales sugirieron efectos protectores de la exposición a entornos naturales sobre los resultados de salud mental y la función cognitiva. Los estudios observacionales transversales aportan pruebas de asociaciones positivas entre la exposición a la natura- leza, niveles más altos de actividad física y niveles más bajos de enfermedades cardiovasculares”.
De este modo, y al igual que la jardinería ha probado su impacto positivo en la percepción y la sensación de bienestar, los jardines sensoriales son reconocidos cada vez más por su gran valor. Por ejemplo, se ha evidenciado cómo la estimulación de los sentidos mediante el contacto directo con los elementos naturales resulta en una actividad significativa para personas con demencia o autismo.
En cualquier caso, antes de crear este tipo de espacio en casa, es importante considerar varios factores. Para la arquitecta paisajista María Colón Mulero, primeramente, es necesario identificar a quién o quiénes va dirigido, y cuáles son sus necesidades específicas. Asimismo, debes tener claro el propósito para el cual será diseñado.
Una pieza clave de este tipo de jardín es el camino. La experta indicó que en este caso suele diseñarse con más curvas para invitar a la exploración. No obstante, enfatizó en las características de los beneficiarios. Por ejemplo, si el jardín será hecho para niños, Colón Mulero comentó que el espacio debe resaltar los componentes destinados a jugar y encontrar.
Aun cuando se involucren todos los sentidos, quizás quieras destacar algunos. Reconocer esto con anterioridad te ayudará a tener una visión más clara sobre el diseño de tu jardín doméstico. La entrevistada destacó que, además de los sentidos de la vista, el gusto, el olfato, el tacto y la audición, la experiencia sensorial incluye el movimiento.
Las texturas de las plantas y las superficies contribuirán a la activación del sentido del tacto. Por su parte, la vista podrá ser estimulada con colores, texturas, formas y piezas giratorias. En las áreas que proponen ser más activas, Colón Mulero sugirió los tonos rojos, anaranjados y amarillos, mientras que los azules, blancos y verdes son aconsejables para las zonas de meditación o de mayor tranquilidad.
Para el olfato, la arquitecta paisajista resaltó las plantas aromáticas y para el gusto, las hierbas comestibles. Además puedes añadir una variedad de frutas y vegetales. En cuanto al sonido, aludió, entre otros, a los wind chimes (carillones de viento), que son ornamentos en metal o madera que suenan cuando les da el viento.
Sin duda, el agua es una pieza clave en un jardín sensorial. La entrevistada recomendó las fuentes para los jardines residenciales; también, crear un sistema de recogido de agua de lluvia es una excelente opción.
“Si tienes un espacio pequeño, lo puedes hacer [el jardín sensorial], aunque el camino no será tan relevante”, expresó.
Eso sí, ten presente en todo momento la importancia de la accesibilidad para que el entorno posibilite la participación plena de las personas que harán uso del jardín. A su vez, vela porque el espacio sea seguro. Por ejemplo, asegúrate de que no haya peligro de caídas y que la selección de plantas sea la adecuada para evitar alergias.
Fuentes: El Instituto de Baños de Bosque: https://tfb.institute
Jiménez MP, DeVille NV, Elliott EG, Schiff JE, Wilt GE, Hart JE, James P. Asociaciones entre la exposición a la naturaleza y la salud: Una revisión de la evidencia. Revista Internacional de Investigación Medioambiental y Salud Pública. 2021 Apr 30 https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/ articles/PMC8125471/
La autora es periodista colaboradora de Puerto Rico Saludable.