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3.2. Mecanismo de las lesiones

Por lo tanto, entre el momento de la muerte y la recuperación del cuerpo para fines de identificación y verificación de las circunstancias de la muerte, pueden pasar entre 1 a 11 años. Por un lado, esto repercute en la pérdida de evidencia física que permita resolver dudas en torno al desarrollo de los hechos y la muerte, por ejemplo por las circuntancias de descomposición de las estructuras óseas que limitarán la posibilidad de resolver preguntas relacionadas con tortura u otro tipo de lesiones o causas ligadas a la muerte. Además, este tiempo se refleja en las demoras para la investigación y podrían haber repercutido en la reparación y el derecho básico de las familias a conocer el paradero de sus seres queridos.

Así mismo, es complejo el seguimiento en relación al estado de la identificación y entrega de los cuerpos, debido a que la información del SIRDEC, puede no tener actualizada su base de datos en relación al hallazgo e incluso avances en la búsqueda de personas desaparecidas.

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3. Hallazgos del análisis médico-legal de las muertes

El análisis sistemático de las muertes desde la perspectiva de las conclusiones reportadas en las necropsias médico legales puede dar indicios de las lesiones típicas que se podrían presentar en un escenario bélico; en consecuencia, permite también identificar las irregularidades o aspectos atípicos que podrían conducir a nuevas líneas de investigación que no hayan sido previamente abordadas. Esta sección presenta este análisis haciendo énfasis en las lesiones producidas por proyectil de arma de fuego -PAF- y de aquellas producidas por un mecanismo diferente - NO-PAF (abrasiones, excoriaciones, explosiones, contundentes, etc). Además, al tratarse de muertes por sospecha, se presenta un modelo probabilístico que incorpora categorías sobre el contexto de la muerte y la ocurrencia de los hechos para determinar la gravedad de las lesiones, a partir de su distribución y afectación de tejidos vitales y óseos. Esta calificación permite identificar cuáles de éstas muertes se pudieron haber evitado si se hubiera contado con atención médica oportuna.

3.1. Número de lesiones por persona

De los 578 casos analizados se tuvo acceso a 496 necropsias que reportaron datos sobre lesiones. En total estas necropsias sumaron 2.530 lesiones, lo que significa un promedio de 5 lesiones por persona. 4 lesiones por persona fue el dato más frecuente (moda).

Al analizar las lesiones por persona se identificó que el 29% de estas tuvo entre 1 y 2 lesiones por PAF y que el 25% tuvo más de 6 lesiones por PAF (ver gráfica 6). De acuerdo con lo reportado en estudios epidemiológicos de lesiones en combate, en guerras internacionales un combatiente puede tener en promedio entre 3 (PennBarwell, et al, 2016) y 5 lesiones (Lanigan, et al, 2017) por cualquier mecanismo. Por lo tanto, los estudios dan cuenta de que personas con 1 o 2 lesiones o más de 6 son poco frecuentes, lo que para el caso de este estudio significa que el 49% de la muestra presenta un número de lesiones atípico. Esta situación tendría que revisarse caso a caso para establecer si el número bajo de lesiones obedece a la precisión del disparo, o si el número alto de lesiones corresponde a situaciones de sevicia.

Gráfica 6. Frecuencia de lesiones PAF y NO-PAF por persona

Al revisar el número de lesiones por persona, el 9,1% (45 víctimas) tenían al momento de su muerte una sola lesión. Además, los reportes muestran que hay 57 víctimas que recibieron una lesión por PAF, 55 de estas víctimas recibieron este disparo en partes de su cuerpo con algún tejido vital, en al menos 21 de esos casos la región corporal afectada fue cabeza y cuello.

En 13 víctimas con única lesión PAF se registró “bandeleta contusiva”, esto alude a la posibilidad de que se trate de un disparo a larga distancia, lo cual muestra un nivel alto de precisión de quien dispara, si se tiene en cuenta que en un combate las personas suelen estar en movimiento. En 1 caso se indica que hubo tatuaje y se reportan 3 casos de gran destrucción, esto inicialmente sugiere que el disparo fue a corta distancia. Es usual que quienes participan en un combate sufran múltiples lesiones (raspaduras, golpes, etc); comparado con el grupo de personas de la muestra, encontramos que 184 personas tenían más de 5 lesiones. El análisis de esta muestra evidencia que una proporción muy pequeña de personas reportaron lesiones NO-PAF (329 lesiones en 94 personas), entre ellas, 7 personas tenían solo lesiones NO-PAF. Debido a que el número de lesiones distintas a proyectil de arma de fuego es usualmente superior a las lesiones por PAF, existe una irregularidad en los casos analizados en esta muestra, ya que se reportan muy pocas lesiones causadas por mecanismos distintos al proyectil de un arma, y en algunos combates no se registró ni una sola lesión abrasiva o contundente.

Adicional a lo anterior, las necropsias registraron 136 personas que tenían 6 o más lesiones por PAF. Los impactos de las lesiones en 4 de estas víctimas fueron en tejidos no vitales. Por lo que al analizar la probabilidad de sobrevivencia tenía una posibilidad alta de haberse recuperado si hubiese recibido atención médica oportuna. En esas situaciones es probable que se trate de ejecuciones extrajudiciales.

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