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Móviles sí o no en el aula, el continuo debate

Desde hace meses el debate sobre el uso del móvil y menores está encima de la mesa. Se cuestiona la edad más adecuada para disponer de dichos dispositivos, y si estos deben utilizarse en el ámbito educativo. Por eso, en este artículo hemos pedido a Irene Arrimadas y Rafael Lozano, directora y asesor del Departamento de Innovación Pedagógica de EC respectivamente, que nos aporten su visión pedagógica sobre la cuestión, y a Luis Centeno, secretario general adjunto de la institución, que nos informe sobre la regulación del uso de estos dispositivos en nuestro país.

Prometeo 3.0: el uso de los móviles en educación

Irene Arrimadas y Rafael Molina. Directora y Asesor del Departamento de Innovación Pedagógica de EC

Cuenta la mitología griega que Prometeo fue el titán amigo de los mortales que les dió el don del fuego. Fuego que en la historia ha servido para hacer avanzar la civilización y la técnica, pero también para desatar algunos de los mayores desastres. Hoy, nuestro “fuego” son los teléfonos móviles y en los últimos meses, se encuentran en el punto de mira con recomendaciones de prohibirlos en los centros educativos. Más allá de la polémica, nos surge la duda de qué papel pueden jugar los teléfonos móviles en la educación.

En nuestros centros educativos tenemos multitud de docentes que a modo de “prometeos” han decidido llevar los móviles a sus aulas, acto no falto de críticas, tanto a favor como en contra. Incluso desde la Administración se han generado distintas noticias hablando de este mismo tema. La realidad, más allá de todo el alboroto, es que los teléfonos móviles (dispositivos electrónicos) siempre han tenido restringido su uso en los centros educativos salvo cuando la actividad organizada por el docente, o el proyecto educativo del centro, lo incluyera como herramienta para mejorar o facilitar el aprendizaje.

El oráculo de la pedagogía

No son pocos los investigadores y divulgadores que se han manifestado al respecto. Catherine L’Ecuyer, escritora y doctora en Psicología y Educación, Héctor Ruiz, director de International Science Teaching Foundation, o Jorge Flores, fundador y director de PantallasAmigas, con posturas y puntos de vista distintos, ofrecen su visión argumentada de ello. Nuestro punto de partida para este discernimiento no puede ser otro que el rigor pedagógico desde nuestra identidad y misión educativa, basado a su vez en los descubrimientos y aportaciones de la Neurociencia y de la Psicología.

Si tenemos que empezar esta argumentación de alguna forma, creemos que los móviles en el aula tendrán sentido siempre y cuando vayan acompañados de una propuesta pedagógica, de una actividad, de un proyecto, de un uso que justifique su utilización para mejorar las oportunidades de aprendizaje de cada alumno. No hay nada que justifique su presencia en un aula educativa que no contribuya o esté implicado en el aula educativa. Las pizarras analógicas o digitales, los proyectores, los pupitres o las gradas para una asamblea solo tienen sentido en el aula si se utilizan, si tienen su rol en el proceso de enseñanza- aprendizaje. Si tenemos móviles en el aula que sea para utilizarlos con sentido pedagógico en nuestras clases.

De la misma forma que mantener en el aula una disposición por grupos del alumnado no lleva a ningún beneficio si no va acompañada de una pedagogía cooperativa, no podemos pretender que la mera presencia de los dispositivos móviles en el aula suponga un beneficio. Necesitamos por tanto integrarlos en nuestra práctica educativa con propuestas claras y pautas definidas y supervisadas para reducir los riesgos que puede conllevar.

Por otro lado, la inclusión de la competencia digital como una de las competencias clave convierte a los teléfonos móviles y procesos asociados no solo en herramientas para aprender, sino que los convierten en contenido del sistema educativo español. Si el contacto con la realidad que se estudia o con la que se quiere trabajar es una apuesta clara en muchas asignaturas como las Ciencias Naturales (pensemos en los laboratorios, en el cuidado de plantas, etc.) o la Literatura (con la elaboración de los textos, o la lectura de obras clásicas y contemporáneas) hace que cuando hablemos de los dispositivos móviles (teléfonos, tablets, etc.) también debamos hacer un uso responsable de ellos.

Tampoco podemos olvidar la gran diversidad de aplicaciones y herramientas que los teléfonos móviles han aportado a nuestro día a día. Si bien es cierto que podemos vivir sin ellas, no aprovechar esas oportunidades podría convertirse en una irresponsabilidad.

Los móviles en el aula tendrán sentido siempre y cuando vayan acompañados de una propuesta pedagógica

Una verdadera caja de Pandora

No es una novedad que cada vez que la tecnología, una nueva metodología o alguna innovación entra en las aulas, se abre una caja de pandora en la que muchos docentes terminan por perder la esperanza. Una reflexión crítica debe acompañar siempre a toda implantación y una valoración objetiva de los beneficios y los riesgos debe ser elaborada. Entre estos últimos son tres los que habitualmente más se reclaman: ciberacoso, distracciones y adicción. No vamos a centrarnos en la realidad o no de estas problemáticas, sino en las pautas que pueden ayudarnos a superar los miedos y a que en el caso de introducir los teléfonos móviles en el aula, poder prevenir riesgos y maximizar los beneficios:

  • Establecer normas claras de uso del dispositivo móvil en el aula, poniendo énfasis en el fin con el que se utiliza y las razones por las que se hace. Dicho de otra forma, dejar claro qué esperamos de los alumnos cuando les pedimos que utilicen el teléfono móvil y qué comportamientos no son admisibles. Como en otros tantos procesos, consensuar esas normas con los alumnos puede facilitar la aceptación de las mismas.

  • Programar y acompañar correctamente los momentos en los que el teléfono móvil puede ser utilizado en el aula. Un profesor presente en el aula, y no hablamos únicamente de la presencia física, hará que los alumnos puedan centrarse mucho más en el objetivo de la tarea a desarrollar. El uso del móvil debe ser siempre supervisado y programado por el docente.

  • Prevenir, prevenir y prevenir. La prevención siempre es importante. Los alumnos han de ser conscientes de los riesgos que produce el estar conectado a redes sociales y que exponerse y exponer a compañeros a través de ellas puede tener graves consecuencias para la salud mental, y también legales para los casos de ciberacoso.

  • Valorar la necesidad de los móviles (u otros dispositivos) en las diferentes etapas educativas. No tiene el mismo uso el móvil en edades tempranas, donde debe primar otro tipo de estímulos, que en las etapas más avanzadas en el que se puede convertir en una herramienta más, como la calculadora científica en las etapas de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato.

Se ha de garantizar que esta tecnología promueva oportunidades equitativas y seguras

Aportaciones al debate pedagógico desde las administraciones educativas

Como sabéis, desde distintos organismos públicos y administraciones educativas se está debatiendo en estos momentos el uso pedagógico y seguro de los dispositivos móviles, intentando alcanzar un consenso que asegure las oportunidades de aprendizaje y la equidad y que minimice los posibles riesgos que ello conlleva para las comunidades educativas.

En el contexto educativo actual, y salvaguardando el marco de autonomía pedagógica de los centros educativos, se ha de garantizar que esta tecnología promueva oportunidades equitativas y seguras, y para ello es crucial establecer un consenso que involucre a todas las partes interesadas. Esto implica la implementación de políticas y prácticas que fomenten un uso pedagógico responsable de los dispositivos, priorizando la alfabetización digital y la conciencia sobre los riesgos asociados. Al mismo tiempo, es esencial brindar apoyo y recursos adecuados a los educadores para que puedan integrar de manera efectiva estas herramientas en el aula. Al alcanzar un equilibrio entre el acceso equitativo a la tecnología y la protección de la seguridad y privacidad de los usuarios, podremos maximizar los beneficios educativos de los dispositivos móviles mientras minimizamos los posibles riesgos para las comunidades educativas.

La regulación del uso del móvil en el aula

Luis Centeno Caballero. Secretario General Adjunto de EC

Creo que todos los que compartimos vocación y servicio en el ámbito educativo o tenemos familia con hijos menores de edad, somos conscientes del grave efecto que los dispositivos tecnológicos y, especialmente, los teléfonos móviles ejercen sobre ellos. Vemos cada día la creciente “vis atractiva” que poseen para los jóvenes hasta el punto de que su peor pesadilla es la pérdida del dispositivo o, incluso, la ausencia de batería o cobertura, generándose situaciones de enorme ansiedad emocional. Uno llega a pensar que hoy un joven no puede sobrevivir 24 horas sin su móvil. Hasta ese punto estamos llegando.

Evidente, los efectos van más allá de la dependencia emocional y abarcan campos como la privacidad, el uso de la imagen propia o ajena, el acceso a contenidos prohibidos o inadecuados, la protección de datos y su vulneración, el maltrato entre iguales (ciberbulling), la participación en redes sociales con mayor o menor control, la pérdida de concentración y sus consecuencias en un proceso de estudio y aprendizaje, la hiperestimulación y ausencia de descanso y un largo etcétera de efectos colaterales.

Es imprescindible formar al profesorado y al alumnado en los efectos perjudiciales del uso indiscriminado de los móviles

Ausencia de regulación estatal

A pesar de todo ello, es curioso cómo en pocas semanas, hemos pasado de “mirar para otro lado” cuando se nos planteaba la conveniencia de regular razonablemente el uso de teléfonos móviles en los colegios e institutos, llegando a justificar la propia titular del Ministerio de Educación, FP y Deportes la imposibilidad de dictar disposiciones al respecto con la frase “sería como poner puertas al campo”, a plantearse desde el propio Ministerio un Pacto de Estado para “prohibir el uso de los móviles en Primaria y Secundaria durante el horario lectivo escolar, es decir, tanto en clase como en los recreos”. Por ello, cabe preguntarse qué ha provocado este cambio drástico de postura en las más altas instituciones educativas y si existe o no algún tipo de regulación en la esfera autonómica o local, dada la inexistencia de normativa básica al respecto.

Orientaciones

Conviene tener muy presente que la ausencia de regulación estatal no implica que exista un vacío legal sobre la materia y que los alumnos puedan usar el móvil dentro del ámbito escolar a su libre albedrío.

A la existencia de una cada vez más amplia regulación autonómica, los propios centros educativos tienen la capacidad regular en su normativa interna el uso de los dispositivos. Por ejemplo, prohibiendo el uso de móviles en el recinto escolar, con excepciones muy puntuales, a través de sus Reglamentos de Régimen Interior y normas de convivencia.

Un criterio razonable y orientativo puede ser la prohibición general en Educación Infantil y Primaria y un uso excepcional a partir del 2º ciclo de ESO, Bachillerato y Ciclos Formativos de Grado Medio, únicamente en determinadas actividades formativas, bajo autorización expresa del profesor y siempre que esté suficiente justificado por las ventajas académicas ante el correspondiente Departamento y Equipo Directivo. Dicha excepción no incluye, obviamente, los recreos y descansos entre períodos lectivos, ni durante el transcurso de los servicios escolares como el comedor.

Por último, seamos realistas. Es imprescindible formar al profesorado y al alumnado en los efectos perjudiciales del uso indiscriminado de los móviles, no solo en el ámbito escolar, sino fuera de dicho ámbito. Y en este punto, es más necesaria que nunca la colaboración de las familias, que se sienten, en gran medida, desbordadas y con pocos recursos para inculcar y garantizar un correcto uso de los móviles a sus propios hijos. La regulación en los colegios es una medida justificada, pero solventa solo un porcentaje reducido de los graves efectos que la utilización desproporcionada de la tecnología conlleva en los menores. En definitiva, como sociedad no podemos mirar para otro lado.

Normativa autonómica

A pesar de que la iniciativa en este tema parece provenir en estos momentos de la Administración central, existen varias comunidades autónomas que han dictado disposiciones regulando el uso de los móviles en el entorno escolar como, por ejemplo, la Comunidad de Madrid, Galicia, Castilla-La Mancha y Andalucía que prohíben su uso durante los períodos lectivos, mientras que en el resto de territorios, son los centros los que limitan su uso.

Castilla-La Mancha

Fue la primera comunidad autónoma en prohibirlos, a través de la Ley de Protección Social y Jurídica de la Infancia y la Adolescencia de 2014, que dispone que los menores “no deberán mantener operativos teléfonos móviles ni otros dispositivos de comunicación en los centros escolares, salvo en los casos previstos expresamente en el proyecto educativo del centro o en situaciones excepcionales, debidamente acreditadas”. Asimismo, se establece que los menores “deben hacer un uso adecuado y responsable de las tecnologías de la información y la comunicación, preservando su intimidad y respetando los derechos de los demás”.

Galicia

Siguió la senda iniciada por Castilla-La Mancha y en 2015 prohibió el uso de teléfonos móviles y otros dispositivos electrónicos como mecanismo de comunicación durante los períodos lectivos. Asimismo, se añadía que “excepcionalmente, los centros podrán establecer normas para la correcta utilización como herramienta pedagógica. La prohibición es expresa y taxativa”.

Madrid

Por otra parte, la Comunidad de Madrid limitó el uso del móvil en los colegios al inicio del curso 2020-2021, con la finalidad expresa de “mejorar el rendimiento académico y luchar contra el acoso escolar”. Es decir, para evitar el acoso por redes mediante el uso de móviles y que sea un elemento que dificulte la concentración de los alumnos. No obstante, se permiten estos dispositivos a los alumnos que los necesiten por razones de salud o discapacidad, o como herramienta didáctica, conforme a lo dispuesto en la normativa de convivencia de la Consejería y su desarrollo particular por parte de cada centro.

Se añade, asimismo, que “los docentes y la dirección de los centros educativos pueden retirar los móviles a los estudiantes que incumplan esta obligación”, dispositivos que quedarán en custodia del centro y serán devueltos según las normas internas de funcionamiento (Reglamento de Régimen Interior). Sobre este aspecto, nuestra recomendación es que la retirada se realice por alguno de los progenitores del alumno en un espacio moderado de tiempo. Cuanto más tiempo permanezca el móvil en custodia del centro, más riesgo de que pueda sucederle algo y tener la titularidad que asumir la responsabilidad civil de su desaparición o desperfectos.

Andalucía

En la misma línea que la Comunidad de Madrid, Andalucía dictó hace pocas semanas una Instrucción para la regulación del uso de los teléfonos móviles en los centros educativos estableciendo, entre otras medidas, la limitación de su uso durante la jornada escolar, “salvo con fines exclusivamente didácticos y criterios pedagógicos debidamente justificados”, así como la retirada de los dispositivos por el “incumplimiento” de las normas de convivencia.

Castilla y León

De igual manera, en la actualidad “no está permitido el uso de los teléfonos en las aulas de Educación Secundaria a excepción de su uso educativo y supervisado por el docente”.

Murcia

Una vez puesto el problema sobre la mesa, la Consejería de Educación de la Región de Murcia estableció, durante el pasado mes de diciembre, la prohibición de utilizar su teléfono móvil en el centro educativo, “incluso durante el recreo, el comedor y las actividades extraescolares”. Esta medida entró en vigor el lunes 8 de enero de 2024. Los estudiantes podrán llevar sus dispositivos en su ropa o mochila, debiendo estar apagados o en modo avión, y no podrán sacarlos ni usarlos para uso personal ni recreativo en el centro. Únicamente se contempla su utilización “cuando así lo requiera el profesor para realizar una tarea lectiva concreta”.

Otras comunidades autónomas

Diversas consejerías de Educación han abierto expedientes de regulación del uso de móviles en los centros. Por ejemplo, el Consejo Escolar de Cataluña emitió durante el presente mes de enero, un informe en el que concluye que la Generalitat debería regular el uso del móvil y que esta restricción debería ser “más fuerte” en Infantil y Primaria, con limitación a un uso adecuado en ESO. Por su parte, Islas Baleares presentó el jueves, 11 de enero, a la Mesa del Alumnado, un borrador con Instrucciones para regular el uso del teléfono móvil en los centros educativos que contempla a grandes rasgos la prohibición generalizada en Primaria y la restricción de uso, con algunas excepciones, en Secundaria y Bachillerato. Esta regulación se encuentra en proceso consultivo y podría aprobarse y entrar en vigor durante el mes de febrero de este año. Son solo unos ejemplos que se van ampliando cada semana.

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