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Erupción en La Palma: noticias con rostro y nombre

Encarna Badenes Mezquita. Misionera de Nazaret. Colegio Sagrada Familia

“¡Ya reventó!” Estas palabras resonaron en muchos hogares del Valle de Aridane el domingo 19 de septiembre a las tres y diez de la tarde. Mientras el mundo observaba en la televisión y en las redes sociales la columna de humo que surgía en el lugar llamado Cabeza de Vaca, quienes vivimos cerca de la zona de la erupción veíamos desde nuestras ventanas que era cierto: había un nuevo volcán en la isla de La Palma.

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Inmediatamente pensamos en las personas que vivían cerca de ese punto, con algunas de las cuales habíamos hablado esa misma mañana. Nos contaban que pensaban marcharse unos días a otros lugares, pues tras una semana de constantes terremotos había cierto estado de nerviosismo y expectación en las familias. Los terremotos se venían sucediendo en el Valle, y en algunos barrios los sentían con especial intensidad. Sabíamos, porque así lo habían indicado los científicos, que era inminente un episodio volcánico, pero ninguno de nosotros podíamos imaginar que iba a ser en ese lugar y de esa forma.

El volcán surgió en el Parque Natural de Cumbre Vieja, en un lugar perteneciente al municipio de El Paso, al oeste de la isla de La Palma. El Paso es un bello municipio en lo alto del Valle de Aridane, vecino de Los Llanos de Aridane y la Villa de Tazacorte. Al norte encontramos los municipios de Tijarafe, Garafía y Puntagorda. Los vecinos de estos municipios conviven con el volcán desde el 19 de septiembre. Quienes estamos más cerca, concretamente en El Paso, Los Llanos y Tazacorte, vemos y oímos día y noche al que muchos llaman “el bicho”, “el sin nombre”, “ese”... “El innombrable”, que ha llevado por delante barrios enteros, y que a pesar del dolor causado, ha hecho brotar en las personas lo más propio del espíritu palmero: la fortaleza, la cercanía y la generosidad.

El Colegio Sagrada Familia, perteneciente a la red de los Nazaret Colegios Innovadores, está situado en el municipio de Los Llanos de Aridane, donde las Misioneras de Nazaret hemos educado durante varias décadas a alumnos provenientes de todos los barrios y de los municipios vecinos. La isla y nuestro municipio han ocupado muchas de las noticias de los medios de comunicación en las últimas semanas. Para nosotros todas estas noticias tienen rostro y nombre, son la historia de las familias de nuestros alumnos y exalumnos, profesores, personal, vecinos, amigos y conocidos.

Como comunidad educativa hemos querido acompañar a las familias afectadas por la erupción volcánica

Redes de solidaridad

Estas historias están teñidas de un dolor profundo y de una esperanza cierta. Rápidamente los vecinos de El Paso y Los Llanos organizaron redes de solidaridad, poniendo a disposición de los afectados por el volcán enseres y alimentos de primera necesidad, sus vehículos para ayudar a evacuar las casas, y sus propios hogares para dar un techo a los que vivían la incertidumbre de saber si volverían al suyo. Organismos oficiales y voluntarios han atendido a las familias desalojadas y a quienes han ido perdiendo sus casas y negocios. Las calles del centro de Los Llanos se han llenado de coches, aunque son pocos los que las transitan. Hay en el exterior de las casas ceniza y emoción contenida, y se adivina mucho bien silencioso tras las cortinas de las ventanas iluminadas.

Como comunidad educativa hemos querido acompañar a las familias afectadas por la erupción volcánica. Desde el lunes 20 de septiembre, día en el que comenzó un largo período de suspensión de la actividad lectiva en los colegios, nos hicimos presentes en las familias de nuestro centro por medio del teléfono y del correo electrónico. Atentos a la afectación del volcán en los barrios cercanos, desde las primeras horas recibimos con tristeza la noticia de la pérdida de sus hogares por parte de muchas familias, a las que escuchamos con sentido dolor y a las que ofrecimos nuestra presencia y nuestra ayuda para asegurar que sus hijos e hijas pudieran seguir sus estudios con el máximo de tranquilidad en lo material y en lo afectivo.

“Aula Momentum”: comunicación y atención a los alumnos

Madre Mar Sánchez, responsable de los Colegios Nazaret de España, nos acompañó esa semana y animó al Equipo Directivo a diseñar el acompañamiento de la comunidad educativa. Sin alumnos en las aulas y sin poder iniciar la actividad lectiva on-line, nuestra experiencia docente y el conocimiento profundo de alumnos y familias hizo posible comenzar el contacto entre unos y otros a partir del lunes 27.

Este inicio puso de manifiesto la grandeza de las personas. Profesores y personal del colegio afectados directamente por la erupción volcánica se volcaron en sus respectivas tareas para asegurar la comunicación y atención a los alumnos, y en pocos días teníamos operativas unas aulas virtuales que bautizamos con el nombre de “Aula Momentum”, pues este es el lema de los Colegios Nazaret para este curso, y más que nunca queremos crear para nuestros niños y niñas “momentos” que sean generativos, atractivos y protectores. Nuestras “Aulas Momentum” fueron el lugar de encuentro, de expresión y guía del aprendizaje mientras no pudimos comenzar la actividad lectiva de forma regular. Quedan en nuestra memoria los meet en pequeños grupos de tutoría, las palabras intercambiadas y los gestos llenos de cariño y cercanía entre todos.

El profesorado trabajó también en la programación de los cursos y materias de acuerdo con la situación que vivíamos. Nos quisimos adelantar a una realidad que podíamos prever, y para la que nos hemos estado preparando desde la pandemia de la COVID-19, esto es, para la enseñanza mixta o Blended Learning. Sabíamos que aunque lo deseable es que podamos tener a nuestros alumnos en el aula, el volcán va a determinar nuestras vidas durante el tiempo que dure su actividad, por lo que teníamos que estar preparados para el paso rápido y eficaz de la enseñanza presencial a la virtual.

El 18 de octubre los colegios del Valle abrieron sus puertas. No fue un regreso como los demás, pues había pasado un mes desde la erupción volcánica, el número de personas afectadas no había parado de crecer y sabíamos que estábamos ante niños y niñas que conviven con el volcán. La emoción de volver a vernos en el colegio curó ya muchas heridas, cada equipo de tutores preparamos actividades de acogida y programamos las actividades de enseñanzaaprendizaje de manera que pudiéramos acoger de nuevo a nuestros alumnos, con una mirada y complicidad especial con aquellos que viven situaciones más difíciles.

Con la actividad lectiva reiniciada muy pronto vimos la necesidad de mirar hacia el futuro, y con la confianza puesta en la capacidad de los niños y de los adolescentes para lanzar una mirada positiva a la realidad, en las aulas nos hicimos todos esta pregunta: “Y yo, ¿qué puedo hacer?”. Resonaba la pregunta y surgían respuestas, y con mirada esperanzada en el futuro los profesores diseñamos unos workshop para los días 28 y 29 de octubre con el lema “Es mejor caminar”. Fueron dos días para reflexionar y para llenar de esperanza, de color y de palabras de ánimo nuestras aulas y pasillos y las calles de Los Llanos. Fueron días que precedieron a una nueva suspensión de la actividad lectiva presencial, y que dieron paso a una nueva manera de relacionarnos en las aulas, sea de forma presencial o virtual.

“Es mejor caminar”. Miramos juntos al futuro, y nuestras miradas siguen parándose en el volcán que en el momento de escribir estas palabras sigue en plena actividad. Miramos al futuro y caminamos juntos porque sabemos de Quién nos hemos fiado, y que todo lo que ocurre será para generar nuevos comienzos.

Miramos juntos al futuro y caminamos porque sabemos que la educación transforma el mundo y hará posible la transformación de nuestra querida isla hoy tan herida. Caminamos con esperanza porque sabemos que nuestros alumnos, estos niños y adolescentes que hoy están en las aulas, recrearán el Valle de Aridane.

Miramos juntos al futuro y caminamos en La Palma, la que es y será siempre la Isla Bonita, lugar en el que la belleza se manifiesta en sus hermosos paisajes y en la bondad y fortaleza de sus habitantes.

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