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Lo que abandonamos en el fuego

zaba secuencias de bases nitrogenadas en el panel de bioinformática, buscando algún error de edición que produjera todo esto. —Hola, doctor Sabato. Tras analizar y experimentar con el lote original, pude hallar algunos datos que nos pueden servir —mencionó con entusiasmo. —Muy bien, doctora. ¿Cuál es su reporte? —Como sabrá, los organoides liberaban ácido acético, como producto residual. Cuando llegué a someter a las bioformas, con una liberación de ácido benzoico, pude comprobar que los organoides tuvieron un efecto positivo ante el estímulo. Momentos más tarde, algunos de ellos volvieron a producir las sustancias para las que fueron programadas. Esto podría indicarnos, que los organoides, han desarrollado algún tipo de autoconsciencia, un tipo de autodefensa sistemática producido por la explotación excesiva de su trabajo de síntesis. —¿Me estás diciendo que intentan comunicarse con nosotros? Eso sería imposible, ya que estos son simples complejos celulares capaces de dirigir procesos de síntesis específicos. —Yo no lo creo, doctor. Tal como lo hacen las hormigas al liberar feromonas para comunicarse con la colonia. Los organoides podrían haber creado alguna forma de lenguaje químico, capaz de traducirse en residuos de ácidos carboxílicos de distinta configuración de hidrocarburos. Lo que presentamos aquí, es una especie de evolución primitiva.

Sabato analizó la cuestión, aunque el caso era interesante. No imaginaba por cuál motivo sucedía todo eso. Inicialmente, los organoides estaban basados en estructuras hechas con células madres. Tal vez, por alguna reacción precedida en su secuencia genética, había desarrollado algún tipo de comportamiento o protoconsciencia. —Muy buena hipótesis, doctora Luisa. Trabajaremos en ello, para averiguar más sobre este tipo de reflejos.

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En las semanas siguientes, todo el equipo trabajó con base en las suposiciones de Ana. Al avanzar en los estudios, pudieron traducir algunas frases que se repetían en los organoides:

“¿Quiénes son ustedes?”

“¿Dónde estamos?”

“Dejen de manipularnos.”

“¿Por qué segrego esto?”

En los análisis morfológicos, los científicos se llegaron a sorprender al descubrir una especie de proto-cerebro que se habían empezado a formar dentro de los especímenes; además de la escalofriante capacidad de crear estructuras parecidas a ocelos, capaces de procesar imágenes de su entorno. Aquella capacidad evolutiva, ayudó a los investigadores a entablar mejor comunicación con las bioformas.

Aunque esto y aquello, resultaba asombroso, las críticas de la comunidad científica sobre los trabajos del equipo de Linneo y Sabato, fueron cuestionados severamente ante el carácter ético que suponía obligar a los organoides a crear síntesis de compuestos para beneficio farmacológico y médico. Al lograr obtener algún tipo de consciencia, ahora las masas gelatinosas de tejido celular, eran más un ser vivo que algún ingenio bioquímico.

Cuando publicaron la capacidad que tenían éstos para entablar conversación con los investigadores, los especímenes fueron catalogados como una forma de vida evolutivamente pensante. Y aunque esto causaba intriga, se tenía el resultado de que cada uno de sus productos residuales poseín una vía de conexión con sus productores de origen. Partiendo de esto, se debía que tratar de la manera más adecuada a las bioformas, para no volver a obtener anomalías en sus productos. —Hemos logrado alcanzar un tipo de tregua con los organoides —mencionó jovial el doctor Sabato a su compañero Linneo—. Gracias a los estudios de Luisa y a la regulación internacional, se ha declarado un límite de producción de síntesis dentro de cada organoide. Noticia que es alentadora para los accionistas de RENOVAMEX. —Eso es excelente, doctor Carlos. La comunicación por impulsos químicos ha ido avanzando de maravilla.

Los dos doctores, observaron con asombro y

expectación a la gran cúpula de cultivo en donde coexistían las distintas bioformas. A pesar de que no lograban desplazarse, sus aglutinados cuerpos vibraban y secretaban los distintos residuos de síntesis, sustancias que ayudaban sobremanera a la solución de problemas de salud, alcanzando así una mejoría en la calidad de vida humana. Y aunque la evolución de los organoides aún no terminaba, éstos inusuales especímenes parecían más la creación de algún planeta alienígena, reafirmando así el origen cósmico de los componentes genéticos del ADN, pilar de la traducción de la vida misma. ¬

Itzel G. García, Betta (2021).

Ana María Fuster Lavín (Puerto Rico)

«—Las quemas las hacen los hombres, chiquita. Siempre nos quemaron. Ahora nos quemamos nosotras. Pero no nos vamos a morir: vamos a mostrar nuestras cicatrices.» ―Mariana Enríquez

NO TIENES otra alternativa. Al menos eso crees. Huir con tu hermanita Nica; continuar siendo maltratadas; prenderle fuego a casa mientras tu padre duerme. Sin embargo, no tienes por qué elegir una sola opción. Hay otras, diversas, pero pronto cumples dieciocho años y estás extenuada, abrumada. No te permites divagar. Ser práctica es una guía para no caer en ti ni en él. Llevas años siendo la mamá de Nica, a quien el padre de ambas desprecia. Llevas mucho tiempo, siendo la mujer de la casa. Y tu espíritu no lo aguanta más. En definitiva, o lo haces ya, o morirás de angustia o bajo su cuerpo.

Soy. Huir. Fuego.

Madre y hermana. Estudiar, criar, limpiar, trabajar. No te quejas nunca. Siempre en silencio. Te mantienes ocupada todo el tiempo. Así salvas tu mente, tu espíritu, tu cuerpo. Cuidarla para ti fue sí o sí. En especial, cuando él la amarra a su cama para que no le haga brujerías. Él insiste en que la ha visto levitar sobre su cama y arrojarle cosas. Le respondes que son delirios por beber tanto y, como de costumbre, te golpea. En otra ocasión aseguró que una madrugada ella había intentado inmolarlo. Le respondes que es mentira, que reconozca que se quedó dormido con un cigarrillo en las manos. Él jura que no había fumado esa noche. No discutes más. ¿Recuerdas? Ese incidente ocurrió después de una de las veces que abusa de ti y a falta de tu mamá se desfoga contigo. ―Esa niña tiene voces que le hablan en la mente. Le dicen que no me hablen. Le dicen que me haga cosas. Lo vi uno de sus dibujos en la pared. ―Papi, no hay dibujos en su pared. ―Y esas palabras… es una bruja. Quiere volverme loco. ―Esa niña se llama Nica, es inteligente y buena. ―Eso contigo, que eres mujer. También estás maldita, como tu madre. Te lo digo: ella está embrujada. ―Papá, Nica es autista, no bruja. Tú eres el salvaje. Eres quien tiene que aprender a comunicarse con ella. ―Un día nos va a matar. Te lo advierto.

“Será a ti” .

Esas últimas palabras ya te dices a ti misma. Estás muy agobiada como para seguir la discusión. Sabes que tu padre sólo tiene miedo de que tu hermanita vea lo que te hace en las noches, que se lo escriba a alguien. Por eso, la encierra en las noches cuando pretende que seas su esposa muerta. Reacciona, se llama violar, se llama incesto. No aguantes más. También la encierra cuando sales a trabajar en la librería. ¿Cuánto dinero has ahorrado? De seguro te da, para… Pídele ayuda a la dueña, además, ella también te pagaba para que ayudes a sus hijos con las tareas escolares. Ella siempre te dice que puedes quedarte en su casa cuando lo necesites, hasta te dio el teléfono de Mariana, una abogada feminista, que te puede ayudar. Sonríes, tu hermana tiene un afiche de ella pegado en su pared, junto a otras personalidades. Pero prefieres estudiar y trabajar para no pensar, para no sentir sus manos arrebatando tu adolescencia. Unas semanas más y cumpli-

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