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EL LUGAR

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ELLE PROYECTO

ELLE PROYECTO

LAS MIL Y UNA NOCHES

POR FELIPE PANDO

El más reciente proyecto hotelero de Habitas en Al-Ula, Arabia Saudita, tiene un toque mexicano del despacho Acoocooro, encargado del proyecto de interiorismo del lugar. Martín Salido, director creativo del estudio, nos cuenta los detalles.

Hace un par de años, Martín Salido, director creativo del despacho de interiorismo Acoocooro, recibió la invitación de la marca hotelera Habitas para diseñar el proyecto de interiorismo de la propiedad que planeaban abrir en Al-Ula a finales de 2021.

El encargo no era cosa menor para este diseñador, fogueado en proyectos de este tipo con cadenas como Hyatt o Camino Real. Este hotel, sin embargo, era muy distinto: se ubicaría fuera de México –a 12,990 kilómetros de distancia– en un lugar que desde 2017 ha resultado estratégico para el gobierno de Arabia Saudita: una zona desértica que la nación planea convertir en su principal centro turístico –como parte de diversas iniciativas con las que pretende lograr que su economía deje de depender del petróleo– y para el cual desembolsará más de 20,000 millones de dólares hasta 2035.

“El valle es un espectáculo”, recuerda Martín, “el tamaño y las formas de las rocas, las montañas y los acantilados son impresionantes. Te pone en una situación muy peculiar”.

Ante esta peculiaridad, Martín tuvo claro el objetivo del proyecto: “Debía ser un diseño contemporáneo e integrado a la cultura local y que satisficiera las necesidades estéticas tanto de visitantes extranjeros como de los sauditas que esperan encontrarse con elementos familiares”. Esta filosofía de diseño se materializa a lo largo y ancho de la propiedad: en sus 96 habitaciones, en el centro de bienestar, en el área de yoga, el restaurante y la alberca.

Las sillas, por ejemplo, están inspiradas en las que tradicionalmente utilizan los beduinos al montar un camello; los asientos bajos y cojines de algunas áreas están colocados de manera similar a la que se encontraría en una carpa beduina, y algunos tapetes propios de la cultura islámica pueden verse en diversos sitios. En el restaurante, los objetos decorativos y las vajillas fueron elaboradas por artesanos de pueblos alfareros cercanos a la región, mientras que el diseño de las lámparas entabla un franco diálogo con elementos del arte morisco.Al hablar sobre los retos de este proyecto, Martín afirma que, sin duda, realizarlo durante la pandemia, en un momento en el que había una crisis de contenedores y embalajes, fue lo más crítico: “Todo el proyecto se realizó en un año dos meses. Los muebles se ensamblaron en Mexico, se deconstruyeron y enviaron hasta allá, y debían cumplir con ciertos requerimientos en cuanto a medidas y formas de construirse”. El resultado, como puede verse en estas páginas, ha valido la pena: es un lugar en el que desearíamos pasar mil y una noches.

A la zona Al-Ula también se le conoce como “la segunda Petra”, por las tumbas y templos monumentales que pueden encontrarse allí y que fueron talladas por el pueblo edomita (los mismos creadores de Petra) en piedras.

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