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RESTAURANTE
De pata de perro
POR VALERIA BAQUEIRO
El bar curvo en el centro rompe con la arquitectura tradicional y el arte siempre cambia, los cuadros actuales son del artista oaxaqueño Emiliano Massimini.
Al crear el concepto, los arquitectos Andrés Mier y Terán y Regina Galvanduque, de MYT+GLVDK, quisieron resaltar momentos urbanos de la CDMX que nos caen bien, como los perros callejeros.
En este lugar nada tiene raza, de ahí el nombre Malix (ma-lí[sh]), palabra que en maya significa “sin raza o linaje”. Desde su cocina que no tiene reglas, hasta el diseño interior que mezcla de todo un poco, este restaurante ubicado en la esquina de Newton y Heráclito en Polanco, te atrapa desde que cruzas la puerta. La estética urbana se hace presente en cada rincón del restaurante como un homenaje a los perritos callejeros buena onda (malixes), como el piso hecho de pedazos de losetas de diferentes tonos que se asemejan a su pelaje pinto, o la barra de concreto llena de huellitas, como en las banquetas. Los muebles le dan el toque más cool: las mesas son cubetas de concreto con varillas, las sillas y los gabinetes llevan detalles de piel de vaca que contrastan a la perfección con la paleta de color neutra y los acentos de madera de pino que los arquitectos eligieron para el proyecto. Además, ellos también crearon el logo y se encargaron de la identidad visual incorporando en el menú ilustraciones de perros de la artista Marina Corach. Con ingredientes endémicos, de temporada y una producción sustentable, los platillos para botanear y compartir nunca son los mismos. No importa la hora, aquí siempre habrá desayuno, comida y cena que podrás acompañar con café, un coctel o una copa de vino *cheers*.