-Textos de: Alan Abarca Saint Martin Karina Almaráz, Brenda Artigas -Mr. B -Ilustación: Chiara Bautista (milk) -Fotografía: Eva Villaseñor
Año 1. Número 04, Febrero 2010. Revista Cultural Mensual
El Odio
Directorio Director General: Fabián R. Zugaide Editor: Ricardo Pineda Aguilar Consejo editorial: Christian Peña, Mónica Zempoalteca, César Enrique Pérez Diseño: Freim! Diseño y Publicidad Diseño de portada: Beto Ro. Fotografía: Eva Villaseñor Colaboran en este número: Alan Abarca Saint Martín, Karina Almaráz, Cristian Bonilla, Alejandro Altamirano, Mara Echeverría, Francisco Muciño Martínez, Brenda Artigas
Revista Freim! Es una publicación mensual. Número de reserva al título en derecho de autor en trámite. Domicilio de la publicación: David Alfaro Siqueiros No. 6-A, Col. Campiña de Aragón. C.P. 55130 Ecatepec Edo. de Mex. La información de los artículos es responsabilidad de los autores. Se permite la reproducción de los materiales siempre y cuando se cite la fuente. El material utilizado, así como las marcas y logotipos son propiedad de sus respectivos fabricantes. Envía tus comentarios a: administracion@revistafreim.com
Se está acabado, se es un muerto en vida, no cuando se deja de amar, sino de odiar. El odio conserva: en él, en su química, reside el “misterio” de la vida. Por algo es el mejor tónico nunca encontrado, tolerado además por cualquier organismo, por débil que sea. Cioran. Odio: característica íntima del ser humano. Emoción que surge del miedo, de las situaciones frustrantes, de la envidia, de la impotencia. Si el odio es transitorio es normal pero si perdura y se transforma en rencor, puede llegar a ser patológico porque invalida la vida positiva de la persona. El individuo con complejos siente odio contra sí mismo por aquellas partes que le causan impotencia y humillación. Dice Hugh MacLeod, afamado cartonista estadounidense, que hacer que la gente te odie es fácil, lo único que debes hacer es tener éxito y hacer las cosas que amas. Si estamos en el entendido de que el odio es un sentimiento adverso, profundo, y generador de guerras y embates interminables, podríamos decir que no hay nada de bueno en él, que nunca será positivo odiar a alguien o algo, y que por ende, es una traba más de realización en el ser humano. Por otro lado, el odio es una emoción que se ningunea en aras de la corrección política. Pocas personas son las que reconocen abiertamente odiar a alguien o algo con una fuerza brutal. Incluso hay quienes exageran el concepto, diciendo que odian con ganas a tal o cual, sin haber un odio real en ellos. ¿Qué tanta fuerza debe tener sobre nosotros un objeto (persona, fenómeno o cosa) para llegar a odiarlo con todo nuestro ser? Frecuentemente alegamos al amor como un sentimiento poderoso que cimbra nuestro mundo interior, y por el que llegamos a hacer cosas realmente ajenas a nuestra voluntad, sin embargo, tanto el amor como el odio, son cuestiones que llegan a decir más de nosotros mis-
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mos, más de nuestras envidias e incapacidades, que del objeto amado u odiado. El ser humano es emocional, unos sucumbimos más pronto a nuestras emociones que otros que llegan a ser más racionales. El odio en el ser humano es natural, es inherente, y por tal, hasta cierto punto (transitorio si se ve idealmente), necesario. Por lo general el odio puede representar el preámbulo a la destrucción de algo, al rompimiento e invalidación de una comunicación, trabajo en equipo o armonía, pero ¿no es necesario a veces destruir algo para poder crear de nuevo, para poder avanzar? El odio como motor de equilibrio en el ser humano. Todos tenemos frustraciones y detalles de los que nos avergonzamos en mayor o menor medida, hasta el grado de no estar precisamente orgullosos de aceptarlos con honestidad. El odio es un sentimiento de adversidad del que pocos quisiéramos ser propietarios realmente. Sin embargo el odio, así como el amor, son cuestiones que se necesitan experimentar para poder llegar a ser, así de sencillo. Si no sintiéramos odio, la obnubilación de lo positivo se convertiría en un vértigo constante, en una falacia; no hay fenómeno que no conlleve per sé consecuencias adversas. En esta cuarta entrega de Freim! La intención no es hacer apología del odio, simplemente reconocer que en ciertas dosis es necesario, liberador y hasta cierto límite, paradójicamente: útil y positivo. Quien se considere una persona saludable mentalmente hablando, o que se asuma como incapaz de albergar odio en su ser, probablemente es poseedor en su interior, de más anomalías que los demás, hay algo de suyo que no lo permite despegarse conscientemente de sus defectos y lados oscuros. Freim! Intenta no ser condescendiente con nada ni con nadie, dejar de ser amoroso y amable a la contra de nuestras emociones más cruentas. Gritar y reconocer que odiamos es llegar a un punto, es estrechar un lazo con nosotros mismos que nos permita conocernos, y sólo así, poder intentar realmente el no odiar a las cosas que sí tienen solución y que resultan nimias en verdad. Seguramente hay muchos “haters” rondando por la ciudad, escondidos bajo una mueca falsa y una etiqueta forzada con el afán de caer bien. Sirva esta introducción para odiarlos un poco, queridos lectores, y hacer más honesta nuestra relación. Freim! - 05 -
Repisa .03 El león
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Colores
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Mi odio Sincero
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Rocío Goffé
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Mr. B
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Alan abarca Saint Martin
Ricardo Pineda
Karina Almaráz
Brenda Artigas
Crisitan Bonilla
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Hay que ver
03.
Doña Perfecta y los motivos del odio
Francisco Muciño Martínez
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Los Odio!
03.
10 cosas que odio de ti
03.
Pixel
03.
Iris
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Recomendaciones
03.
Ligas?
Mara Echeverría
Alejandro Altamirano
Chiara Bautista (Milk)
Eva Villaseñor
Repisa
El León Para Violeta Valdez Libreros
Los sueños eran cada vez más recurrentes; igual de largos y de extraños. Tristam no sabía por qué tenía ese tipo de manifestaciones nocturnas: caminaba por ese túnel oscuro y hediondo que aumentaba minuto a minuto. No podía observar el fin del mismo y mucho menos el inicio. Por más que Tristam caminaba sin detenerse, no avanzaba. Sin conciencia alguna, mientras soñaba, su mano derecha se movía lentamente, en un continuo vaivén que culminaría en una explosión. En su sueño observaba ahora un majestuoso león. Las miradas de ambos se cruzaron; animal y hombre. El ir y venir sobre las sábanas era cada vez mayor. Su cuerpo inmóvil era refrescado por el sudor que emanaba de los poros. El león iniciaba su camino hacia donde Tristam se encontraba inmóvil pero a la vez seducido por esa potencia y fuerza. El animal llegó a una distancia considerablemente cerca y Tristam sentía el calor de su respiración emanando desde su nariz. La lengua recorría su hocico dejando entrever su cruel mandíbula. Una nueva lucha de miradas se presentaba entre los dos. El sudor de Tristam aumentaba. Intentó moverse de ahí, sin embargo sus pies no respondían. El dominante león brincó hacia su presa abrazándolo y sometiéndolo en el piso. Tristam no sabía por qué se sentía excitado. Antes de que el león diera su - 10 - Freim!
Alan Abarca Saint Martin Naci贸 en la ciudad de M茅xico en 1988. Ha participado en diversas actividades literarias tales como el Festival de la palabra del centro hist贸rico en 2007, Encuentro de escritores: Pasiones y obsesiones, dedicado a Octavio Paz en la Univerisdad del Claustro de Sor Juana. Miembro del Programa de Escritura Creativa de dicha universidad, as铆 como miembro del consejo editorial de la Revista Mediaciones. Freim! - 11 -
golpe de gracia, un escalofrío recorrió el cuerpo de Tristam, mientras que su mano regresaba a su posición inicial. La noche comenzaba: la gente iba regresando poco a poco a su casa después de un día largo y duro, y por ello era necesario un descanso. Una calle vacía alumbrada tenuemente por un farol. La esquina está más iluminada. A lo lejos se oyen ladridos, una rata que pasa corriendo y entra en la cloaca y uno que otro grito de pandillas. Poco a poco, alguien se va acercando a la esquina. Es una prostituta. Ella viste una minifalda de cuero negro, medias oscuras, zapatos blancos, una blusa escotada roja, la cual permite que se asomen la mayor parte de sus senos. Su cara está delicadamente pintada: los ojos delineados, las pestañas enchinadas y sus labios lucen un rojo carmesí. Siempre lleva una peluca sintética de un rubio alaciado. En la mano derecha un cigarro prendido y en el hombro izquierdo cuelga su pequeño bolso. Un coche negro se acercó donde estaba ella y se detuvo. Tristam Simon, un joven de unos veinte años de edad, bajó el vidrio de la puerta del copiloto. Después de unos momentos, el automóvil comenzó su marcha por la oscura calle. La noche se volvía cada vez más fría, las nubes rebanaban la faz de la luna, el viento era delicado. Se detuvo frente a la fachada de un edificio un poco descuidado. Había un letrero que decía: CUARTOS DISPONIBLES, donde la N estaba parpadeando. Entraron en él y caminaron hacia la habitación. Era oscura, las paredes mostraban el paso del tiempo con lo descolorido del amarillo, además de las - 12 - Freim!
fisuras que tenía. Había una sola cama en el centro y una ventana cubierta por una gruesa cortina verde. El lugar parecía estar limpio, los resortes de la cama, así como el olor lo hacían inhabitable. De pronto, Tristam le quitó violentamente la ropa, ella lo veía como un cliente más. Él tenía sólo un objetivo en mente: hacerla suya. Mientras mordía sus senos, los vellos del cuerpo se erizaban, su color aumentaba, al igual que su temperatura. La mujer buscaba acomodarse en la cama, mas la ansiosa fiera acechaba a su presa. Las pupilas del joven se dilataban, sus sentidos sobrepasaban los umbrales. Un espasmo recorría su cuerpo, el sudor se deslizaba en su espalda. Su excitación no radicaba en tenerla acostada, sino en poder dominarla. No le importaba la cantidad de dinero a gastar, quería saciar su instinto. Se bajó el cierre del pantalón, la aventó boca abajo. Un rugido salió de su pecho mientras que la mujer sintió cómo se desgarraba su interior y gemía como un gato en celo. El tiempo transcurría rápido para él. Sin embargo, a pesar de que ella necesitaba que todo eso acabara pronto, sentía cómo el lapso cada vez era más lento. La violencia que presentaba Tristam iba en aumento así como su grado de excitación. La penetraba con fuerza hasta que estalló en un rugido aún mayor. Tristam estaba cansado y extasiado. Se tumbó en la cama. Ella sólo lo observaba, no sabía qué pensar. El olor a lujuria, sexo, mezclado con el sudor entraba por sus poros y narices hasta marearlos. Ella pensó…Se pensó usada como cosa ya no como persona.
Tristam le aventó la suma acordada mientras se dirigía al baño. Cuando salió, la mujer se había acurrucado en una esquina del cuarto, cubría su desnudez con sus brazos y sollozaba. Su mirada se postró ahora en el rostro de ella. Le parecía familiar y la situación le era conocida. En la noche siguiente, Tristam regresó a la misma esquina. La prostituta observó cómo el coche se acercaba hacia donde estaba parada. Las dos miradas volvieron a cruzarse: cazador y cazado. Ella no quería subir. El dolor en el cuerpo la trituraba, sin embargo el pago anterior resultó satisfactorio. Con duda en su cara, abordó el automóvil y éste dirigió su camino al mismo hotel. La mujer aún tenía impregnado el olor de la noche anterior, mas este incrementaba mientras se acercaban a su destino. En la frente de Tristam se comenzaba a leer la excitación que tenía. Él se observó por el retrovisor y miró la fuerza en sus ojos. Un estremecimiento recorrió su espalda, algo le inquietaba en esa mirada, empero no sabía muy bien qué era. En ese momento no quería pensar en qué lo atormentaba, sino en poseerla. Ya estando en el cuarto. Tristam repitió la rutina, golpeando con sus garras, mordiendo con sus afilados colmillos y violando con su fuerza bestial a la indefensa mujer. Cuando Tristam intentó introducirse en ella, observó, a través del reflejo de la ventana, esos ojos penetrantes que torturaban su mente. Debido a la sorpresa que le produjo mirar nuevamente esa imagen, retrocedió del cuerpo de ella. Miró los ojos de su abuelo en él.
El cuerpo de Tristam quedó paralizado. Un nuevo temblor recorrió todo su cuerpo mientras veía los ojos con malicia de su otro yo. Recordó su vida de huérfano en casa de su abuelo. Ese ser que le imponía miedo, respeto y fascinación al Tristam de 12 años. Los ojos de deseo y de león que el abuelo tenía era lo que más atrapaba al niño. Recordó cómo su abuelo se expresaba de las mujeres. Su aguardentosa voz retumbaba dentro de su cabeza: “Escúchame lo que te digo, la mujeres sólo sirven para dos cosas: mantener la casa limpia y para satisfacernos”. Recordaba cómo entraba en su cuarto en la noche y se introducía en Tristam mientras el pequeño sentía el olor de alcohol y la respiración entrecortada del viejo en la nuca además de sus manos como garras que sujetaban su delicado cuerpo. Todas las noches era de igual manera. La mujer observó la frustración y palidez que Tristam reflejaba en su cara. Intentó preguntarle si aún estaba dispuesto a seguir, pero el color volvía a la cara de él. Ella creyó ver cómo las pupilas redondas se transformaban en una fina línea, como de felino, además que volvían a dilatarse. Con una mayor fuerza Tristam violaba a la chica mientras que rasguñaba su espalda. De las heridas de ella brotaba poco a poco la sangre que le deleitaba hasta culminar en una descarga. Cuando Tristam se dirigió al baño y accionó la ducha, la prostituta escuchó el correr del agua. La cara de él le resultaba familiar. Observó los pantalones del joven en el suelo. Sus manos le temblaron. Sacó su cartera. Debido a su sorpresa, ésta cayó de sus manos. Freim! - 13 -
Colores Ricardo Pineda
Gerardo y yo nos parecemos. En siempre estar despiertos. La infancia de ambos fue muy similar, aunque sí tuvo sus ligeras diferencias. Cuando me tocó entrar a la primaria, mis padres construyeron una a manera de negocio propio, entonces sentía la escuela como mía, y la veía enorme además. Gerardo fue el primer niño inscrito y éramos muy buenos amigos, compartíamos juntos el desayuno que le enviaba su mamá, y yo robaba frutsis congelados de la cooperativa de mis padres para regalarle. Con el envase vacío relleno con hojas de cuaderno jugábamos futbol en el recreo. Era el no va más de mi pequeño mundo, y una simbiosis que, al menos en mi memoria, no logra tener parangón así de intenso y especial. Ya entrados en el ciclo escolar, un día Gerardo llegó con un nuevo estuche de colores, y supe por primera vez en mi vida lo que era la envidia. Había un color en especial, el morado. Ese lápiz se veía tan flamante, esas letras doradas brillantes a lo largo del firme y reluciente pedazo de madera hacían que no quitara los ojos de él por minutos enteros. El pedacito de madera en mi mente bien podía ser una espada, una llave a otra dimensión o un telescopio mágico, pero a final de cuentas seguía siendo un color hermoso e intenso,
lo quería; mis padres me compraron un estuche de colores parecidos, pero mi obsesión era mayor, yo quería ese morado, a tal grado de ponerme mal cuando Gerardo lo utilizaba, me ponía de malas verlo tan feliz con ese objeto, el objeto de mío odio. Pese a mi edad e inexperiencia en el arte de hurtar, decidí despojar el preciado objeto de las fauces de mi mejor amigo a como diera lugar, a manera de injusto rescate. Aún lo recuerdo muy bien. Decidí callarme el único secreto que me avergonzaba. No sé en qué momento se me ocurrió que la mejor opción sería desaparecer el estuche completo con los lápices, a excepción del morado, para que Gerardo no tuviera otra opción que verlo nimio y soltármelo. Hoy, a la distancia, suena absurdo pero así fue mi razonamiento en aquél entonces. Fue un viernes, durante la media hora del recreo. En pleno partido de futbol desaparecí en dirección al baño, me cercioré que nadie me viera y emprendí raudo hacia el salón de clases. Y ahí estaba: una caja de colores importados con una jirafa en la portada, la cual iluminaba un arcoíris cremoso y mágico. Gerardo ya le había sacado punta más de una vez, pero no me importó, robé todos Freim! - 15 -
los colores a excepción del importante, los destrocé uno a uno con toda la rabia y avidez posible, y enterré los pedacitos en el patio de atrás, sin dejar rastro alguno, al pié de un árbol seco y grande. Cuando regresé, el partido ya había acabado y Gerardo me miró con cara rara, preguntándome dónde me había metido, excusé cualquier tontería y le regalé dos frutsis de uva. Él se puso muy contento y me abrazó rumbo al salón, ese abrazo recuerdo que me supo muy mal, amargo. De vuelta al salón, la primera noticia que se tuvo fue que “alguien” había robado los colores de Gerardo, la evidencia total, fue entonces que me di cuenta que ese tipo de cosas no pasan desapercibidas, que no se pueden saltar y obviar así como así. La maestra se vio en la necesidad de examinar las mochilas de los compañeros una por una, sin obtener resultado revelador alguno. Gerardo me miró con cara rara, hilando sospechas, acercándose quizás, no sé, que tal vez hubiera sido yo el culpable pero guardó silencio a falta de evidencia sólida. No tuve el valor para pedirle el color morado como lo había planeado, ni tampoco de decirle la verdad. Cuando vi el lápiz de color y cómo Gerardo hacía su ejercicio de dibujo con ese único utensilio, sollozando de coraje, me entró una aprensión horrible, una necesidad de expulsar mi fechoría. El morado había perdido su vigor como objeto del deseo, ya no se veía atractivo ni reluciente, las letras doradas de la marca eran más bien igual a las del resto de los colores convencionales, pero por alguna extraña razón adversa yo quería todavía el pedazo de madera pigmentado, ahora con mayor - 16 - Freim!
ahínco, como si en las manos de Gerardo siguiera generando un poder inigualable. O tal vez eran las manos de Gerardo, o Gerardo mismo quien despertaba en mí ese sentimiento tan contrario, envidia con algo más grande y a la vez imperceptible para mí. A la mañana siguiente, el padre de Gerardo fue a reclamar el asunto de los colores; yo veía de lejos, recostado en el barandal de las escaleras a mi madre, cómo discutía con el papá de Gerardo. No era una discusión como con los padres de los otros compañeros de la escuela. Mi madre lloraba, y la discusión era una especie de confesión, de secreto en el que el padre de Gerardo apuntaba a mi mamá con el dedo, enrojecido, furioso (todo por unos colores y por mi culpa, pensé), casi a punto de jalonearla. Mi madre discutía con él, intentando calmarse lo más que podía, volteando furtivamente de reojo hacia alrededor como para cerciorarse que nadie los estuviera viendo detenidamente. De pronto ambos se callaron durante unos segundos y voltearon a verme, mi madre dijo algo y el padre de Gerardo le lanzó una mirada de fuego y salió de la escuela. Al poco rato, la escuela comenzó a llenarse de padres de familia y Gerardo apareció, apesadumbrado, sin quererme dirigir la palabra, ni a mí ni a nadie, ni siquiera a la maestra, por lo que lo llevaron a la dirección. Durante el recreo Gerardo no quiso jugar futbol, estaba ahí sentado en una banca, con su cabeza recargada en la ventana de un salón, casi autista, mirando hacia la nada, con el uniforme limpio como inexplicablemente siempre lograba tenerlo, con sus relucientes zapatos y el corbatín muy bien acomodado, Freim! - 17 -
exactamente contrario a mí. Traté de hablarle pero hizo caso omiso a mis palabras, intenté hacerlo reír, pero sólo parecía exasperarlo más; él también me estaba exasperando, su silencio era más grande que mi paciencia y culpa por el robo. Comencé a cansarme de que no me hiciera caso y le grité, lo tomé de las solapas del suéter y lo empecé a agitar, diciéndole que me hablara, que dijera algo, preguntándole qué le pasaba. Gerardo no emitía ruido alguno. Con la inercia de la sacudida Gerardo se golpeó fuertemente contra el frágil vidrio de la ventana del salón, rompiendo ésta en tan sólo dos golpes. Parece que ambos despertamos de un mal sueño, justo en el momento cuando Gerardo lloró, y las maestras corrieron al auxilio de él y de su cabeza, la cual sangraba abundantemente; yo estaba espantado y sentía que cada vez hacía cosas peores, que era una mala persona, que odiaba a Gerardo sin darme cuenta y a contra mía, quizás por algún comentario suelto de mis padres que no logro recordar aún, o tal vez porque lo quería demasiado, sigo sin saberlo, quizás porque era el único amigo que tenía, no sé realmente, todas las noches me lo pregunto. El último recuerdo visual de mi amigo es el rostro de espanto mezclado con tristeza, sus lágrimas corriendo abundantemente por sus pequeñas mejillas. Entre la bola de compañeros que lo rodeaban y las maestras que hacían de enfermeras, alcancé a ver el rostro de Gerardo, que intentaba verme, pero no podía lograrlo, ya que regresaba su atención para atender a las maestras. Por lo que supe, el golpe no fue tan grave. Sin embargo, Gerardo ya no fue a la - 18 - Freim!
escuela, pero al día siguiente del accidente me encontré con una nota escrita en letras moradas en mi lonchera, ya no la conservo, eso fue hace muchos años, pero lo que sí recuerdo bien es que decía: tu mamá tiene la culpa. No entendí nada, y mi confusión sólo fue en aumento cuando quise investigar por qué Gerardo ya no iba a la escuela y mi madre sólo argumentaba el hecho del cristalazo, lo cual no hacía más que ponerme en un estado muy deplorable, muy culpable. Conforme pasó el tiempo, buscar información de Gerardo fue mi única actividad, pero parecía como si se lo hubiera tragado la tierra: nadie sabía nada, ya no vivía en la ciudad, y mi madre sólo evadía mis preguntas. Y así ha sido todo este tiempo, y las suposiciones siempre se desdoblan solas. Por qué mi madre lloraba, por qué Gerardo me caía tan bien y a la vez quería en secreto, tal vez, verlo mal. Me cuestionaba todas las cosas que teníamos en común: la complexión, el parecido en ciertas expresiones faciales y el mismo apellido. Mi madre sigue evadiendo el tema y se pone muy mal cuando se lo pregunto, por lo que hace mucho tiempo ya no lo hago. Sólo son suposiciones y una culpa enorme me invade cada que me acuerdo. Es como si la desazón y la culpa de otro me fuera heredada de por vida, pero de algún modo parece que los colores palidecen tarde o temprano, que los recuerdos comienzan a nublarse de cuando en cuando, que a mí también me robaron los colores, y también supongo que Gerardo y yo nos parecemos mucho, que tal vez, al igual que yo, no puede conciliar el sueño ciertas noches, que siempre está despierto. Gerardo y yo, nos parecemos.
Mi odio sincero Karina Almaráz
Siempre me dije que no caería tan bajo como para odiar. También me propuse ignorarte, pero estás empeñada... En respuesta a tu empeño, yo me despojo de mi dignidad. Porque el fuego se combate con fuego, así de dignidad desnuda ando contra ti. No me importará mancharme, ni perderme: seré como tú. Del amor siempre he creído que debemos sospechar. Para “amar” siempre hay motivos: un hombre inculto, jorobado y feo, que se llama Cuauhtémoc, resulta atractivo en virtud, ya no de su estatus, sino de su salario. Tu “amor” siempre obedece a la fama variopinta y muy al ras del suelo de tus amores, eres una polilla atraída por la luz artificial, Lolita. En cambio el odio carece siempre de razón. Puro por lo tanto, que no te quede duda que te odio sinceramente. Yo no hago promesas, pero a ti te juro que te voy a acabar. Y que conste, que tú lo has pedido. - 20 - Freim!
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Rocío Goffé Brenda Artigas
Cada grieta describe cómo ha pasado el tiempo. Los muebles, las paredes, los grandes ventanales, las cortinas con sus figuras multiformes y cada objeto que se encuentra en este espacio, esperan que se les cuente una historia. ¿Dónde sucedió? No lo recuerdo, ¿cuándo? No tiene importancia…
ella, su rostro había perdido la frescura de antaño, ahora se teñía de diversos tonos de verde a causa de un extraño padecimiento. Los acostumbrados paseos por el jardín comenzaron a escasear la luz del sol que lastimaba cada vez más su ya amedrentado cuerpo.
En uno de los puentes, se encontraba una joven de cabello corto, tez clara y ojos de un verde muy intenso. Comenzó a moverse con el paso pesado y la mirada turbia, cruzó la calle y caminó dos cuadras. Todo carecía de sentido, como si de cierto modo, el tiempo se hubiera detenido fuera de ella.
Un grisáceo halo empañaba su mirada cada vez que observaba la foto de Carlitos, su pequeño hijo, quería estrujarlo, abrazarlo,… pero entendía que era imposible. Desde el día en que cayó enfermo la risa del pequeño no golpeo más las paredes blancas de la casa, su pelota no recorrió los pasillos buscando escapar de las ávidas manos de quien comenzaba a vivir, la vida en el lugar se torno fría, así podría alimentarse el mausoleo que pronto llegaría.
En su cara se dibujó una leve sonrisa cuando observó en la banqueta a un gato muerto, mismo que parecía yacer ahí desde hace varios días. Su aspecto se podía comparar con una imagen dantesca: los ojos podridos se le salían del cráneo, la carne pestilente y los huesos amarillentos marcaban el aire con el putrefacto aroma de la muerte. De su bolso sacó una pequeña agujeta negra, fue entonces cuando Rocío comenzó a recordar y las imágenes fueron cayendo cual cascada, suspiró. La habitación de Mario se dibujó ante - 22 - Freim!
Acariciaba religiosamente un pequeño trozo de papel amarillento que se encontraba en uno de los almohadones, se notaba que muchas noches de llanto habían pasado sobre él, lo alzaba, con el roce de sus dedos su cordura se iba desvaneciendo poco a poco. Pasaron los días y Mario murió. El pequeño regresó a casa, ahora podría darle todo el amor que a su padre no
pudo, cuidarlo, mimarlo, sería el hijo que ella tanto había deseado, por fin podría terminar con ese sentimiento de inferioridad que la rodeaba. Sabia muy bien que él jamás la amó, si sus caminos se habían cruzado era suerte de una búsqueda intensa de compañía, sí la quería, pero no como pareja, no con la entrega que ella le profesó, ahora tenía a su hijo, podría moldearlo como ella deseara. Sería una manera de rendirle tributo a un amor no correspondido. Pero no era lo mismo sin él, necesitaba tenerlo cerca para continuar con vida. Pero no podía dejar solo al pequeño, ¿cómo si era su adoración? Pensó qué hacer, en un intento desesperado por arrancarle la vida al pequeño, comenzó a golpearlo. Él no lo entendía, no importó cuántas veces le suplicó que parara, ella seguía, parecía autómata, propiciando golpes al por mayor, al fin cesó… Carlitos ya no respiraba, su carita se encontraba ensangrentada, moretones por todos lados dejaban ver una noche dura, sus pequeños párpados hinchados. Pasaron varios días, qué hizo con el cuerpo no se sabe. Rocío se paró y observó por un momento, siguió después su camino para regresar al puente. Las memorias la obligaron a llorar, secó sus ojos con el suéter a rayas que llevaba puesto y al llegar al puente se sentó en el barandal. Miró al cielo, ya era de noche, la osa mayor se encontraba justo sobre su cabeza, lo único que interrumpía el camino entre ella y uno de los astros que la conforman, eran los cables de luz que cruzaban de un lado a otro. Metió nuevamente la mano a su bolso y sacó un par de zapatos que habían pertenecido al pequeño, en un acto de liberación los lanzó lo más fuerte que pudo, sin embargo, como si no quisieran obedecerla, se enredaron en uno de los cables. Suspiró, escuchó el murmullo de la vida, los coches a lo lejos, las luces de los faroles, las errantes nubes, el aullar de los perros. La vida, esa vida que seguía, que seguiría aun sin ella. Sacó un lápiz labial, un delineador y una polvera. Se miró detenidamente en el espejo, pintó sus labios, delineó de negro sus ojos al instante en que pensaba: - Hay que salir bien, después de esto seré recordada... Recordada... -Joven artista, de carrera prometedora llamada Rocío Goffé, se suicidó ayer cerca de la avenida principal, sus obras serán sacadas de las galerías por miedo al amarillismo... ... Seguiremos informando... Los pequeños zapatitos de Carlos enredados en el cable quedaron como un recuerdo perene sin que nadie más se percatara de ellos.
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Hay que ver
Doña Perfecta y los motivos del odio Francisco Muciño Martínez El odio, sentimiento tan común como los otros, es escurridizo e indetectable. Perfectamente camuflado por las conductas puede ser un odio pasivo, pero igual de letal. Motivo de las acciones menos nobles y aderezables por otras pasiones. Pero qué pasa cuando este odio es transfigurable, ¿y si se convierte en amor, como dice el lugar común?, ¿o si es el parapeto de otros sentimientos, como el miedo? Tan sigiloso y astuto es que la persona que proyecta su odio en otra le puede clavar, con toda cortesía acompañada de una sonrisa, un imaginario cuchillo. Pero la víctima, consciente del odio como el autor intelectual, no puede hacer otra cosa que devolverle la sonrisa y saberse aniquilada por la astucia de este odio. Algo así hacía Doña Perfecta, en esa novela del mismo título, que Benito Pérez Galdós publicó en 1876 y desnudó a una sociedad costumbrista, asentada en la meseta, y descubrió sus ojos como la grana que miraba todo lo que odiaba, lo que ignoraba y rechazaba. Aunque al escritor nacido en Gran Canaria se le asocia con los representantes de
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la novela realista, y Doña Perfecta entra en las obras que contienen ese debate nacionalista que aún se sostiene en la Península, como lo hiciera Antonio Machado con sus Dos Españas, esta obra de Pérez Galdós ilustra magistralmente cómo el odio, alimentado de los prejuicios, puede guiar ciegamente las acciones de una nación, no digamos de España, pensemos en cualquiera, con tal de refrendar un patriotismo, aunque sea chico, que se pueda erigir sobre los demás. Y no sólo eso, el también el autor de La de Bringas expone cómo el odio prepara aquellos duelos personales que no cejarán hasta destruir al otro, como Jacinto el abogadillo, aquel joven que celoso que de la llegada de Pepe Rey, le hará la vida un viacrucis de deudas y pagarés para que no se case con Rosario, hija de Doña Perfecta y que él espera desposar para ocupar el escaño social más alto en Orbajosa, pueblo donde se desarrolla la historia. El tiempo de la novela está situado a finales del siglo XIX. Pérez Galdós fue un extraordinario cronista de su país, como dejó testimonio con sus Epidodios nacionales y describe el choque de dos españas: una conservadurista e intolerante y la otra progresista e ingenua. Y éstas son representadas por Doña Perfecta y Pepe Rey, quienes protagonizan el conflicto que se desataría por aquellos años y los que le sucedieron; y que aún se pueden escuchar sus ecos en estos días. La desaveniencia se muestra primero tan inocente, como ve Doña Perfecta a sus sobrino Pepe Rey, crecido y formado en Madrid, vista tan corrupta por el resto
de las provincias, que le incomoda cómo el joven ingeniero se pone a juzgar los cuadros del pueblo sin mostrar el mínimo respeto. Así como él encuentra toda Orbajosa casposa y retrógrada; termina también odiándola. Encontrando el único motivo para estar ahí en el amor de Rosario, amor tan tierno e inocente que no sabe de costumbres ni posiciones políticas, que puede amar con la misma proporción a Pepe Rey que al enorme crucifijo en la casa de Doña Perfecta y en el que se postra a sus pies. Pero ni el amor más misericordioso impediría esa colisión, impulsada por el odio. Casi todos en el pueblo tienen motivos para odiar al joven intruso, motivos no políticos ni tan enredados siquiera, sino que veían la posibilidad de perder un pequeño nicho en aquel sitio donde no pasaba el tiempo y en el que su principal actividad económica era la producción de ajo. O que éste se interponía en el camino de la felicidad de un ser querido, como le pasaba a María Remedios, quien adoraba a su hijo Jacinto el abogadillo y veía la realización de él como propia, y debía casarse con la hija de doña Perfecta y ser heredero de los bienes y abolengo, quien Pepe Rey, con sus aires anticlericales trataría injustamente de usurpar.
la animadversión, que hasta se cree que los enemigos políticos del escritor nacido en 1843 hicieron una campaña en su contra para que no fuera galardonado con el Premio Nobel de Literatura en 1912, cuando Pérez Galdós era un fuerte candidato para conseguirlo. Más allá de los análisis de la obra de este escritor español y de su importancia en la novela realista y en la literatura iberoamericana, es importante señalar el estilo magistral de Pérez Galdós para hacer hablar a sus personajes y mostrarlos como son, con sus bajas pasiones y capaces de todo para satisfacerlas. Es magnífica por sí sola la imagen que se evoca en Doña Perfecta, matriarca de un pueblo, mujer de sociedad y piadosa, cómo sus ojos se tiñen de odio ante lo que por naturaleza horroriza y éstos terminan viendo a su sobrino, Pepe Rey, como un enviado del maligno. Sirva pues el odio, como motivo para leer y releer este clásico.
Así como la aversión de los personajes de Orbajosa era pasional, Pérez Galdós también padeció la antipatía de sus detractores, aquellos que aparecían ridiculizados en sus obras, desmontados con maestría y criticados con ferocidad en sus obras, como el ejemplo de Doña Perfecta o en La de Bringas, en la que reseñaba a la sociedad matritense y su urgencia por guardar las apariencias aunque se ahogaran en deudas. Tal fue Freim! - 31 -
Soledad Perdí la luz de tus ojos, dejé de mirarlos al amanecer. En vano mi mano recorre tu espacio en la cama y sólo encuentra el frío de tu ausencia en las sábanas. Te odio cuando no estás. El onceavo mandamiento: odiarás a tu prójimo como a ti mismo Mara Echeverría
Yo odio, tú odias, él odia, ¡los odio! Sí, Los Odio! bien podrían ser catalogados como una súper banda integrada por talentosos y reconocidos músicos mexicanos que hacen “rolas” irreverentes con el fin de ser un alivio para la escena del rock nacional. Puro gañan, a decir de ellos, conforma esta agrupación: Paco Huidobro de Fobia, Joselo Rangel de Café Tacuba, Tito de Molotov, Jay de la Cueva de Moderato y Bola Domene, quien formó parte de la alineación original de La Lupita. Su disco homónimo, salido a la luz en noviembre del año pasado, contiene una decena de rolas sucias con letras soeces, llenas de energía, pero sobre todo muy alejadas de la nueva ola de rock meloso que tanto se escucha en estos últimos tiempos. Estos gandules están muy alejados del glamour que en ocasiones envuelve a la escena del rock nacional, en realidad lo que buscan es tocar con la pretensión de regresar a la esencia del rock, esa esencia que hasta cierto punto satanizó a los rockers de tiempos atrás. Rolas como Pelos en el mouse, Superpompis, Chino, o Nacido para perder, han ido esparciendo el odio por donde se hacen sonar, tan así, que ahora Los Odio! editarán su primer bastardo en Argentina y España. Sí quieres saber más de esta podrida superbanda de rock, no esperes verlos o escucharlos en entrevistas, mejor visita www.myspace.com/losodio, o síguelos en www.twitter.com/losodio.
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10 cosas que odio de ti. Alejandro Altamirano.
Odio que sepas pensar Y que me hagas reír. Odio que me hagas sufrir Y odio que me hagas llorar. Odio tanto estar sola Que no hayas llamado aun, Pero más odio que no te pueda odiar…
Eso que acaban de leer es un extracto del poema que “Kat” (Julia Stiles) le escribe a “Patrick Verona” (Heath Ledger), creando así uno de los momentos más memorables del cine para los adolescentes en la década de los noventa, y que aun hoy en día crea pauta para las nuevas generaciones. Esta cinta marca el lanzamiento a la fama de Heath Ledger como el “rebelde con sentimientos” más deseado por todas las chicas, así como también de alguna forma se consolida como una de las primeras cintas que trata de mostrar cómo los estereotipos que la sociedad crea, la mayoría de las veces carecen de consciencia y objetividad. El argumento de la película en sí es muy simple, sin embargo la manera de desarrollo resulta ligera y en ocasiones hasta inteligente, dejando fuera muchos de los clichés utilizados por cintas románticas de la época. - 34 - Freim!
De alguna manera “10 cosas que odio de ti” marca un la tendencia que veríamos explotar en esta década que está por terminar, en películas etiquetadas como “indie”, por ejemplo: Juno, Little Miss Sunshine y 500 Days of Summer más recientemente, y donde también participa Joseph Gordon Levitt, pero ahora como protagonista, nos muestran a personas, y los problemas que muchas veces tienen para relacionarse, más cercanos a la realidad, y no como en ese mundo de color de rosa que muchas veces el cine trata de vendernos. Con una reciente edición conmemorativa por sus diez años, ya en tiendas, tal vez sea momento de que se den la oportunidad de pasar un buen rato con esta comedia romántica ligera y bien lograda, y si ya la han visto, no está de más revivir ese momento inolvidable cuando “Patrick” le interpreta a “Kat” la canción “Can’t take my eyes off you”. Freim! - 35 -
pIXEL
Chiara Bautista (Milk) Ilustradora mexicana nacida en Hermosillo Sonora. Actualmente reside en Tucson Arizona. http://www.myspace.com/logyu - 38 - Freim!
Entre columnas
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Iris
Eva Villaseñor (Aguascalientes, México)
Es fotógrafa, estudia en el Centro de Capacitación Cinematográfica y radica en la Ciudad de México. Algunas de sus fotografías pueden encontrarse en el blog trialucin.
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Recomendaciones
Dentro del marco del Festival de México se desarrolla otro que ya muchos conocen y que tiene un considerable número de seguidores, dedicado al arte sonoro y música experimental: Radar. Este 2010 llega a su octava edición y, aunque no ha revelado el cartel completo, ya ha dado unas probaditas que hará la delicia de sus seguidores y gente que acude por primera vez. Dirigido por el artista sonoro Rogelio Sosa (segundo año consecutivo a su cargo), este festival ha traído a artistas reconocidos y que es complicado verlos regularmente como: Anthony Braxton, Fred Frith, Fantomas, Melt Banana,Wolf Eyes, John Zorn, entre muchos otros que exploran al sonido como arte, como teorías conceptuales, que nos hacen ver las diferentes maneras de percibir el concepto sonoro. Cada emisión, Radar dedica su ciclo a un artista diferente que haya aportado conceptos interesantes en el mundo de la música, tales como el griego Iannis Xennakis, John Cage, etc., lo que lo convierte también en una suerte de festival discursivo, complementado con exposiciones, conferencias, clases magistrales, y presentaciones en diferentes lugares y formatos. No dejen de estar pendientes en el portal de Freim!, ya que muy pronto estará la información completa para que sigan de cerca uno de los mejores festivales culturales del país.
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Debido al gran éxito de ZONAMACO SUR® en 2009, este proyecto se consolida y crece su participación para convertirse en parte importante de ZONAMACO® MÉXICO ARTE CONTEMPORÁNEO, que inicia oficialmente los preparativos para traer la única feria internacional de arte contemporáneo en el país. Esta sección a cargo del curador Adriano Pedrosa, mostrará 20 proyectos de artistas emergentes del hemisferio sur con escasa presencia en el mercado mexicano. Entre algunos de los artistas invitados se encuentran: Jorge Macchi de Galerie Peter Kilchmann de Suiza, Nader Ahriman de Krinzinger Galerie de Austria, y Johanna Calle de Galería Casas Riegner de Colombia , entre otros. Zélika García, directora de ZONAMACO® comentó que “el crecimiento de este proyecto busca posicionar y dar a conocer las obras de diversos artistas dentro del mercado internacional”. En el área principal la feria contará con una selección de galerías previamente elegidas por un Comité de Selección conformado por cinco reconocidas galerías a nivel mundial, como lo son Galería Nara Roesler de Brasil, Krinzinger Galerie de Austria, Travesía Cuatro de España, De la Barra Gallery de Inglaterra y OMR de México, quienes eligieron entre a algunas a Labor, Sadie Coles, Max Wigram, Graça Brandao, Kurimanzutto, I-20, Laurent Godin, Alexander and Bonin entre otras, para formar parte de la sección principal dentro de ZONAMACO®. Por su parte García destacó “que en aumentó la aplicación por parte de galerías mexicanas por lo que este año Z ONAMACO® contará con una mayor participación de dichas galerías. Concluyó que este movimiento se debe al crecimiento e interés por el arte contemporáneo en nuestro país, entre algunas de las nuevas galerías mexicanas se encuentran Toca Galería, Yautepec Gallery, Antena Estudio y TalCual entre otras”. Al igual que en años anteriores, dentro del marco de la Feria de Arte Contemporáneo Internacional existirá un programa de actividades con diversas iniciativas que contribuirán para promover y difundir ZONAMACO® 2010, además existirán concursos relacionados con el arte como el premio Centenario y el concurso de Perrier, eventos socioculturales y un programa de coleccionistas a cargo de Sokoloff + associates encabezados por Ana Sokoloff exdirectora del Departamento de Arte Latinoamericano de Christie’s en Nueva York. Con una inversión cercana a los 21 millones de pesos, Z ONAMACO® espera recibir a más de 27,000 personas en las instalaciones del Centro Banamex sala D, del 14 al 18 de abril de 2010, con la finalidad de seguir siendo la feria de arte más importantes de Latinoamérica en su tipo, ya que reunirá a cerca de 90 galerías y a más de 900 artistas de talla internacional. - 84 - Freim!
Ligas?
Para el alucín
No todo es odio y rencores en esta revista. Siempre se necesitará un poco de paz y de ambientes agradables. Las imágenes de trialucín son eso y un poco más. La cinefotógrafa Eva Villaseñor (checar la sección Iris de este número) lleva a cabo este blog con tres poderosos elementos: gusto, sencillez y mucha idea. Imágenes trabajadas, algunas series con concepto, abstractas, poéticas, otras más con juegos creativos de luz y colores, este blog es ideal para los adeptos a la fotografía, el diseño, o sencillamente para quienes disfrutan esa paz que evocan ciertas imágenes después de un día de odio o de estrés. En este sitio no hay falsas pretensiones ni gran producción, todo eso es contrarrestado por una ingeniosa economía de elementos y visión particular de las cosas por parte de su creadora. También hay un par de experimentaciones visuales en video y ligas interesantes.
http://www.trialucin.blogspot.com/
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Ash, Odio…
El ser humano colmó sus necesidades más básicas, inventó la plusvalía, y la industria del ocio, con lo que el hombre moderno se hizo moderno y comenzó a inventar actividades muy ridículas. El internet se encuentra lleno de estas actividades, pero siempre resultará liberador para algunos, el saber que no están solos ni son los únicos con conductas socialmente censurables. Hate Rating tiene mucho de ocioso, absurdo e inoperante, sin embargo puede funcionar bajo determinadas perspectivas, y como canalizador de nuestros odios. Como su nombre lo indica, es un sitio de estadísticas sobre lo que la gente odia más en todo el mundo. Si bien tiene su grado de humor, Hate Rating sirve para reflejar los estados de la gente, las compatibilidades y complejos de ciertos seres humanos. El odio a la gente que no entienda cuántas veces expliques algo, los telemarketings que marcan antes de las 10:00 horas, los jefes pesados, la gente con tal o cual perfil, etc. Un buen sitio si no tienes nada mejor que hacer y sigues habitualmente la lógica de los juegos, aplicaciones, y demás “interactivos” de las redes sociales.
http://www.haterating.com/
Freim! - 89 -
Filosofías del odio
El filósofo rumano Emil Michel Cioran, no sólo es citado en este número que le va tan ad hoc, sino que es un gusto evidente de algunos de sus colaboradores. Incisivo, pesimista, agudo, contradictorio, este filósofo muerto en Francia en 1995 y nacido en Rumania en 1911, ha sido un controversial y criticado intelectual a nivel mundial. A Cioran le atribuimos aquel ataque a los filósofos, cuando declaró la falsedad de toda doctrina filosófica, ante la incapacidad humana de crear ideas libres. La obra de Cioran es básicamente de confrontación, de negación, de contradicción. Pero no por ello menos certeros ni con cierta consistencia. Resulta curioso saber que para este filósofo, el escribir es la única forma en la que encontraba hacer la vida un poco más soportable. Pero odiaba escribir, y publicar lo escrito le suponía una aberración. Su obra no es muy difícil de conseguir, salvo algunos títulos. En Fremi! Consumimos mucho digital, y sabemos que hay crisis, por lo que si estás interesado (a) en entrarle a este escritor en lengua española a como de lugar, te pasamos este link en el que sólo tendrás que dar click, y el resto lo harán tus ojos y cerebro.
http://descarga-gratis-libros.blogspot.com/2010/01/ ejercicios-de-admiracion-y-otros-textos.html
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