Historia de la Cirugia taurina

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HISTORIA DE LA CIRUGÍA TAURINA EN MÉXICO. (De los siglos virreinales a nuestros días).

CURIOSIDADES TAURINAS DE ANTAÑO EXHUMADAS HOGAÑO, y OTRAS NOTAS DE NUESTROS DÍAS. DR. RAÚL ARAGÓN LÓPEZ, CIRUJANO ORTOPEDISTA JOSÉ FRANCISCO COELLO UGALDE MAESTRO EN HISTORIA

MÉXICO, 2018 (HASTA 2020). 7


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Raúl Aragón López. Reservados todos los derechos. 2018. José Francisco Coello Ugalde. Reservados todos los derechos. 2018. Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana Reservados todos los derechos. 2018. Centro de Estudios Taurinos de México, A.C. 2018. Cirujanos Taurinos Mexicano de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina. 2018.

Fotografía de la portada: Boceto para la placa en bronce que se diseñó para la plaza de El Progreso (en Guadalajara, Jalisco) como homenaje merecidísimo a los doctores Mota Velasco y Pérez Lete. Fotografía de la portadilla: Rictus. Alberto Balderas es conducido por los monosabios hacia la enfermería. Arena, N° 8, México, D.F., 29 de diciembre de 1941. Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta obra -incluido el diseño tipográfico y de portada-, sea cual fuere el medio, electrónico o mecánico, sin el consentimiento por escrito, tanto de los autores como del editor.

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AGRADECIMIENTOS En primer lugar, nuestro agradecimiento al Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana, proyecto que encabeza D. Juan Pablo Corona Rivera, quien nos ha apoyado con la publicación de esta obra. No podemos dejar de mencionar la generosa ayuda de Óskar Ruizesparza, reconocido fotógrafo y editor quien supo de este trabajo, lo afinó en su edición y nos proporcionó las recomendaciones para encaminarlo a su materialización. De igual forma, va nuestro testimonio al matador de toros Sergio Francisco Dóddoli Villaseñor, Representante Ejecutivo de la Asociación Nacional de Matadores de toros, novillos, rejoneadores y similares (A.N.M.T.N.R.S., Comité Directivo 2017-2019), al facilitarnos información que fue valiosa para completar esta obra. A “Paco” Dóddoli, nuestro agradecimiento. Al Dr. Jorge Uribe Camacho, que además nos hizo el favor de elaborar el prólogo de la obra que aquí comienza. De igual forma, a los siguientes personajes e instituciones: DR. FAUSTO ADOLFO BALTAZAR IBARRA DR. JOSÉ LUIS MARTÍNEZ RODRÍGUEZ DR. ANTONIO BRITO RAMÍREZ DR. JOSÉ ANTONIO ZAMORA LOMELÍ DR. JOSÉ FRANCISCO RODRÍGUEZ ZENTENO DR. FRANCISCO EDUARDO GONZÁLEZ DR. MVZ. SANTIAGO AJA GUARDIOLA DR. MVZ. PEDRO MARTÍNEZ ARTEAGA LIC. JORGE ZACARÍAS LIC. JOSÉ RODRÍGUEZ TÉLLEZ, y FRANCISCO DOMÍNGUEZ BLANDO () De igual forma, al personal de los siguientes archivos: ARCHIVO HISTÓRICO DE LA FACULTAD DE MEDICINA, UNAM ARCHIVO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO ARCHIVO GENERAL DE LA NACIÓN que nos apoyaron durante la investigación

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ÍNDICE Pág. AGRADECIMIENTOS

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PRÓLOGO

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INTRODUCCIÓN

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LA CIRUGÍA EN MÉXICO DESDE LOS MÁS ANTIGUOS TIEMPOS HASTA NUESTROS DÍAS EN UNA SENCILLA Y BREVE REVISIÓN.

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CIRUGIA TAURINA EN EL SIGLO XVI

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CIRUGÍA TAURINA EN EL SIGLO XVII

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CIRUGÍA TAURINA EN EL SIGLO XVIII

34

CIRUGÍA EN EL SIGLO XIX

46

CIRUGÍA TAURINA EN EL SIGLO XIX

55

GALERÍA DE PERCANCES EN LA HISTORIA DEL TOREO EN MÉXICO. (SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX).

77

CUADRO DE HONOR: GALERÍA DE MÉDICOS MEXICANOS, SIGLOS XIX, XX y XXI.

103

CIRUGÍA TAURINA EN EL SIGLO XX

109

CASOS SELECCIONADOS

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CIRUGÍA TAURINA EN EL SIGLO XXI.

198

CASOS SELECCIONADOS

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PLAZAS DE TOROS: ESCENARIOS PARA LOS GRANDES ACONTECIMIENTOS EN EL ÁMBITO DE LAS CIUDADES.

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EXPLICACIÓN DE LAS TÉCNICAS EMPLEADAS EN NUESTROS DÍAS.

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REGLAMENTOS TAURINOS.

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SOCIEDAD INTERNACIONAL DE CIRUGÍA TAURINA.

254

CAPÍTULO MEXICANO DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL DE CIRUGÍA TAURINA.

255

DATOS SOBRE LA CIRUGÍA TAURINA EN EL ESTADO DE JALISCO.

256

RESEÑAS BIBLIOHEMEROGRÁFICAS.

259

LA CINEMÁTICA DEL TRAUMA EN LAS CORNADAS PROPINADAS POR EL TORO DE LIDIA.

280

INTERESANTÍSIMAS DECLARACIONES DEL DR. JOSÉ ROJO DE LA VEGA EN 1953.

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CIRUGÍA TAURINA, REVISTA. 1977-1991.

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GLOSARIO

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CUADRO DE OTROS PERCANCES

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CONCLUSIONES

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BIBLIOHEMEROGRAFÍA y OTRAS FUENTES.

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PRÓLOGO Dedicar un trabajo a la Historia de la Cirugía Taurina en México no es poca cosa. Además, no se trata de una historia reciente, sino de aquella que comenzó desde los primeros tiempos en que se celebraron este tipo de espectáculos. Es decir, de 1526 y hasta nuestros días. Desde entonces y hasta hoy, han existido médicos preocupados en prepararse y en atender a hombres y mujeres que han arriesgado su vida en lances taurinos. En esta obra, los autores fueron escudriñando diversas fuentes, concentrando los datos y poniendo énfasis sobre lo cronológico, así como en los casos más representativos donde toreros y otros personajes heridos iban dando motivo para incluirlos. Del mismo modo, agregan los perfiles de diversos médicos que, como profesionales, prestaron sus servicios en forma temporal o permanente; convirtiéndose más estos que los otros, en personajes que dejaron huella, o son modelo y referente. En la obra, lograda tanto por Raúl Aragón López, Médico Cirujano Ortopedista, como por José Francisco Coello Ugalde, Maestro en Historia, ambos pusieron en valor no solo los casos incluidos, sino que evitaron el juicio sumario en aquellos otros donde pudo haber irresponsabilidad, considerando cirugía y medicina de acuerdo a la época en que ocurrieron algunos de los casos analizados, y que produjeron malas decisiones o desenlaces. El avance de la cirugía a través de los tiempos, nos ha llevado a entender que, desde el ticiotl1 al A.T.L.S. ha habido un largo camino recorrido, donde los anhelos de muchos médicos y una obligación humanitaria que asumen en tanto profesionales, les ha llevado a entender lo importante que es reintegrar y recuperar la vida en su expresión de “paciente sano” a cuantos se ponen en sus manos. Lo peculiar en este trabajo es que se trata de las diversas vertientes en que se aplica la cirugía, cuando el paciente resulta herido o muerto por cuerno de toro. Cuando tuve por primera vez en mis manos el presente trabajo, entendí lo importante de este segmento duro en el espectáculo, pues nos encontramos frente a problemas reales, generalmente sucedidos en todos aquellos sitios donde se desarrolla la tauromaquia o sus derivados; no solo en el espacio urbano; también en forma abundante en el rural. Desde tiempos remotos, la lucha del hombre y los animales, fue entre otras causas por el sustento. Y posteriormente el hombre por la admiración que sentía en particular por el toro, lo llevaron a intentar siempre dominarlo, cuya figura altiva desde entonces, es símbolo característico de su presencia. Con el paso de los siglos, y ya concebidos los primeros espectáculos, se hicieron presentes los percances o lesiones causadas por cuerno de toro, mismas que poseen características peculiares. Orificios pequeños y grandes trayectorias, llamaron la atención de galenos que fueron innovando técnicas para tratar de reparar en forma pronta las heridas, y restablecer en forma rápida al actuante o torero a este bello espectáculo. No se puede explicar un médico taurino sin ser aficionado e incluso sin ser torero o cuando alguna vez, ese o aquel galeno sintió las cosquillas para bajarse al ruedo y sentir la embestida de un toro. El médico taurino es un torero escondido que en alguna forma ha sentido la necesidad de regresar a los ruedos o a los callejones de las plazas, transformado en una especie de “ángel con bata blanca” detrás de un burladero. Es importante hacer notar a los jóvenes médicos que el burladero de una plaza de toros es el peor lugar para lucirse. Conviene no acudir por invitación de un amigo o familiar si no es contratado por el empresario. Por tanto, es recomendable un acuerdo laboral y remunerado, para cumplir de acuerdo a lo que señala el Reglamento. Lamentablemente en los últimos tiempos, los servicios médicos contratados por empresas son los más baratos, pero no los más adecuados. El Dr. Martin Albo, Hematólogo de la plaza de toros de “Las Ventas” en Madrid, nos decía: “El cirujano taurino acude a lo inesperado, nunca sabe qué tipo de lesión va a tener el torero. PODEMOS TENER UNA HERMOSA CORNADA DE PRIMERA CATEGORÍA EN UNA PLAZA DE TERCERA CATEGORÍA…, por lo que debemos llevar todo lo que nunca vamos a necesitar”. Con esto, trato de decirles que los médicos taurinos, así como los toreros, estamos igual de expuestos a las cornadas. La vida del torero va en el pitón derecho y el prestigio del médico en el pitón izquierdo. Don Ramón Vila, recordado médico taurino nos decía: “que el médico que no sabe observar, no sabe resolver”. Don Xavier Campos Licastro –por su parte-, compartió con nosotros que la cirugía taurina, “es la cirugía de los NO”. El no pensar que el trauma taurino puede tener más de una lesión, representa un riesgo enorme, pues el daño alcanzaría dimensiones más graves. Por otro lado, no solo agrada ver una bien elegida cantidad de imágenes, sino que muchas de ellas permiten entender de mejor manera ciertas cinemáticas del trauma, con lo que se comprende a cabalidad las razones del o los percances. Utilizaron registros estadísticos para incluir otros casos -que no son, ni por asomo definitivos-, pues se trata de aquellos datos ubicados de manera dispersa en las fuentes consultadas y que no arrojaron información suficiente para su análisis. 1

En todos aquellos términos (que aparezcan en negritas y cursivas) donde se requiera una explicación más amplia, dado que no son expresiones o palabras de uso común, el lector podrá encontrar en el “Glosario” las aclaraciones pertinentes. Esta llamada de atención se presentará de aquí en adelante. (N. de los A.).

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Así, al paso de los siglos, quienes nos ubicamos en una labor difícil y comprometida con la salud de los pacientes, vemos y sentimos el beneficio que la medicina y la cirugía han alcanzado hasta nuestros días. Los retos actuales son inmensos. Sin embargo, mucho de lo sucedido en épocas pasadas y donde por razones como las epidemias, las guerras o ciertas y raras enfermedades que rebasaron la capacidad de antiguos colegas, nos obliga a cubrir una deuda moral que asumimos responsablemente. Ahora bien, realizar esas labores entre los toreros implica esfuerzos que representan el mismo nivel de atención destinado a otros pacientes. Lo que sucede aquí es el hecho de que el torero, o quien arriesga la vida en un espacio destinado a dicha actividad es, se convierte en figura pública, de ahí la especial atención que aficionados y medios de comunicación destinan al mostrar su interés respecto a la evolución que enfrenta el herido. Pero además, es importante recalcar que el médico debe conocer muy bien las características de los toros que se lidian, incluyendo detalles como el peso, la edad, el estado físico que los cuernos presentan durante el desarrollo de la lidia (si es cornipaso, cornalón, corniapretado, vuelto de pitones, etc.) debido a las constantes embestidas que pueda realizar en objetos fijos-como las tablas, burladeros o petos-, lo que altera la punta o “llave” del pitón mismo. De si el toro es “diestro” o “siniestro” en su embestida.2 También en su postura o colocación de las patas en el momento del percance, o los giros del cuello que pueden originar las trayectorias. Por eso, los médicos pensamos que debemos ser de primer nivel, aun estando en una plaza de segunda o tercera categoría… En ese sentido, esta historia nos permite conocer buena parte del comportamiento donde diversas personas quedan en el registro de la historia y en la memoria de los taurinos. He de apuntar finalmente dos cosas relevantes. El desempeño de diversos médicos y la presencia de instituciones que, como la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina tiene en el ambiente. De aquellos, recordamos a distintas personalidades como la del doctor Jules Aronssohn, primero en emitir un “parte médico”, esto en 1864, luego de atender al torero Severiano Montes. No podemos olvidar a otros doctores como Agustín Andrade, Carlos Cuesta Baquero, Francisco de Paula Millán, José María Gama, Rosendo Amor Esparza, Tarquino R. González, José Rojo de la Vega y Javier Ibarra Montes de Oca o José Morales Ortiz, Alfonso Herrera Franyutti. Allí están también todos aquellos médicos de la provincia mexicana que contribuyeron y han contribuido a esta hermosa labor operatoria. Más tarde, nos encontramos también con Tirso Cascajares, Fausto A. Baltazar Ibarra, Antonio Salcedo Coppola, Rafael Vázquez Bayod, Antonio Brito Ramírez, José Rodríguez, José Francisco Rodríguez Zenteno…, y entre todos ellos también se encuentra el recordado Dr. Xavier Campos Licastro, quien creó escuela gracias a su capacidad, a su tenacidad, aspectos que se fundieron con la instauración de técnicas innovadoras que causaron revuelo en su época, como el cierre primario de las heridas por cuerno de toro, incisión excisional de la herida traumática, colocación de drenajes “Penrose”, que han sido útiles para intervenir a los heridos. Creó la revista de Cirugía Taurina (1978-1992). Fue autor de tres libros notables: Traumatología taurina, Mi uniforme blanco y Solo… cincuenta años de operar toreros. No podemos olvidar que impulsó los quirófanos móviles, los cuales resolvieron una buena cantidad de casos, sobre todo en aquellos ocurridos en la zona conurbada de la ciudad de México. Y en cuanto a la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina, así como del Capítulo Mexicano de la misma, en la que Campos Licastro fue uno de sus fundadores, cabe decir que a 44 años de su creación (17 de noviembre de 1974), hoy es posible entenderla como una aspiración más que se materializa en la edición N° XXIII de su congreso internacional y XXX jornadas nacionales, a celebrarse en la ciudad de Guadalajara, Jalisco durante los días 24 al 28 de este mes de octubre. Todos quienes participamos, haremos un esfuerzo compartiendo nuevas experiencias que consolidarán dicha sociedad. La suma de países que la integran, es decir: España, Francia, Portugal, Colombia, Venezuela, Perú, Ecuador y México; y el propósito o espíritu con que se sostiene, nos llena de satisfacción, motivo que celebro y saludo. Así pues, con la presentación de este libro, queda demostrado que existen buenas señales de que se pueden alcanzar metas. Y la Historia de la Cirugía Taurina en México es, por ahora, el mejor ejemplo. Muchas gracias. Guadalajara, Jalisco, 24 de octubre de 2018.

Dr. Jorge Uribe Camacho Secretario General de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina (2016-2018). Presidente del Capítulo Mexicano de la SICT. Jefe de los servicios médicos de la Asociación Nacional de Matadores de toros, novillos, Rejoneadores y Similares, así como de la Unión Mexicana de Picadores y Banderilleros.

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Es decir, si tiene tendencia a embestir hacia un lado u otro.

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INTRODUCCIÓN

La medicina en todas sus expresiones, ha estado presente desde que el hombre, en sociedad se enfrentó a la necesidad de curar enfermedades que otros integrantes presentaban ya fuese por razones externas e internas, de edad o de todas aquellas circunstancias que las causaran. Vino con el tiempo el estudio, aplicación y especialización que incluían intervenciones quirúrgicas así como el uso de las más avanzadas tecnologías. En ese sentido, la tauromaquia no ha escapado a dichas bondades, ya que todos sus integrantes o actores, han sido o son susceptibles de recibir diversos percances que han puesto en riesgo sus vidas. Determinadas muertes, cornadas y otras heridas, que generan la intervención de médicos, enfermeras y todos los servicios en torno a ello, así como las visiones reglamentarias o sanitarias que son obligatorias en estos casos, han permitido que esa comunidad se vea respaldada, garantizando así un servicio apropiado. Si bien todavía es posible observar fallas, o ausencia de tal circunstancia en algunos casos, la tendencia es lograr en forma por demás completa tal prioridad. A continuación, los autores procuraremos mostrar un panorama sobre lo que fue y es, hasta hoy este capítulo, no siempre grato, pero del que se han aprendido lecciones importantes, por un lado. Y se ha creado todo un “mito” alrededor de tantos casos que han llegado a convertirse en auténticas leyendas, por otro. Valiéndonos de las fuentes que existen para el caso, se recogerán las noticias y los datos más pertinentes, con objeto de someterlas a su riguroso análisis, del que seguramente se obtendrán valiosas reflexiones, y sus consiguientes resultados. Por tal motivo, es que en el presente trabajo, se incluirán aquellos registros notoriamente documentados, con objeto de que sirvan –en buena medida-, como sustento a este propósito, quedando fuera todos aquellos que, por su circunstancia anecdótica, pero sin los datos que exige nuestra intención, no cumplan tal cometido. En su momento, las oportunas apreciaciones del Dr. Raúl Aragón López serán de enorme utilidad, sobre todo cuando se necesita una explicación eminentemente médica para conseguir, en este caso, la mejor visión de las cosas. A su vez, la parte histórica, estará a cargo de José Francisco Coello Ugalde, Maestro en Historia. Este trabajo que ya se ve, tiene su fuerte carga de historia junto con el lenguaje así como el hacer y el quehacer médico, se realiza con el propósito de rendir homenaje a los galenos o cirujanos que dedicaron su vida, sus conocimientos y destrezas quirúrgicas a la atención de las heridas por cuerno de toro. Por otro lado, queremos reconocer desde aquí al Hospital Juárez de México, como centro de atención médico-quirúrgica, fundamentalmente la destinada a los toreros heridos en la Plaza El Toreo de la Condesa, de la Ciudad de México. Allí estuvieron presentes un grupo de médicos notables que dedicaron su experiencia en lo particular, a la operación y curación de toreros. Entre otros, se encuentran los siguientes: Carlos Cuesta Baquero, Francisco de Paula Millán, José María Gama, Rosendo Amor Esparza, Tarquino R. González, José Rojo de la Vega y Javier Ibarra Montes de Oca. Conviene recordar que este Hospital se fundó el 16 de agosto de 1847 al librarse una orden para que “se ponga a disposición del Excmo. Ayuntamiento de la Ciudad de México el local del Colegio de San Pablo, el que ha sido destinado para hospital”, siendo el General Manuel Lombardini, Jefe del Ejército de Oriente quien giró tal orden. Bajo ese propósito, se procedió a improvisar el hospital de sangre. Los claustros se convirtieron en enfermerías, “cerrándose con adobe los arcos de los corredores;” y mediante otra orden del general Lombardini, se usó parte de la madera de la plaza de toros 3 contigua al nominado colegio. Con vigas y puertas de las lumbreras se improvisaron las camas que sirvieron para atender a los heridos de la famosa batalla de Padierna, sostenida entre las fuerzas invasoras norteamericanas comandadas por el General Winfield Scott y las fuerzas nacionales mexicanas dirigidas por el General Gabriel Valencia. Se da como fecha de apertura del hospital el 20 de agosto de 1847, día que se reciben los primeros heridos.4 Del mismo modo, el agradecimiento se extiende al Sanatorio del Dr. Javier Ibarra Montes de Oca, ubicado en 3

Se refiere a la Real Plaza de toros de San Pablo, ubicada en el barrio del mismo nombre, situado en la manzana que ahora limitan las calles de San Pablo, Topacio, Jesús María y Fray Servando Teresa de Mier, en el centro de la ciudad de México. Funcionó por varias épocas entre los años de 1788 y hasta 1858, aproximadamente. Fue derribada en1861. 4 Rómulo Velasco Ceballos: El hospital Juárez: antes hospital de San Pablo. Comp. y texto de (…). México, s.l.e., 1934. XV+150 p. Ils., p. 1-8.

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la calle de Salamanca, frente a la plaza de toros “El Toreo”; el Hospital “Francés” localizado en la colonia Doctores, al Sanatorio Ramón y Cajal, ubicado en la Col. del Valle, donde operaban doctores como Javier Rojo de la Vega, Tirso y José Cascajares. Al Sanatorio de los Toreros Santa María de Guadalupe, hoy Sanatorio Moisés Lira, ubicado en el cruce de las calles de Boston y Cincinnati, Col. Nochebuena, Delegación Benito Juárez. Este nosocomio fue inaugurado por el entonces secretario general de la Unión Mexicana de Matadores y Novilleros el matador Luis Castro “El Soldado” un 11 de junio de 1947. Recordamos la “Central Quirúrgica”, ubicada muy cerca de la célebre fuente de la “Cibeles” en la colonia Roma, donde operó el Dr. Xavier Campos Licastro. La “Clínica Londres”, donde intervino el Dr. Antonio Salcedo Coppola, al “Hospital ABC” y al “Hospital Ángeles Mocel”, donde realiza cirugías el Dr. Rafael Vázquez Bayod, y al “Sanatorio Durango”, donde trata quirúrgicamente las heridas por cuerno de toro, el Dr. Jorge Uribe Camacho…, así como todos aquellos espacios donde la humana presencia de médicos y enfermeras han salvado la vida de otros tantos protagonistas que, por circunstancias muy especiales, decidieron tomar el camino de la tauromaquia. He aquí pues, un trabajo de novedosa temática y manufactura que concebimos bajo la idea de que se convierta en una valiosa aportación, debido a que se encuentra reunida en una sola obra tal cantidad de información que atiende casos tan particulares como los de percances y heridas, a saber: varetazos, puntazos y cornadas (cerradas y abiertas), curaciones, cirugías, etc. Labor que exigió un dedicado camino de investigación, así como de la interpretación científica que supone la lectura del médico o cirujano, aderezada con su respectivo tratamiento histórico. No olvidamos que se incluye una rica e importante selección iconográfica, la cual es un valioso ingrediente, por eso su abundante presencia. Agradecemos el interesante trabajo que el Dr. Pedro Martínez Arteaga aporta a este propósito editorial y donde es posible, gracias al necesario equilibrio de fuerzas, comprender qué pasa con “La cinemática del trauma en las cornadas propinadas por el toro de lidia”. Es importante advertir que esta obra considera las etapas del virreinato, siglo XIX, XX y XXI, con todos sus complementos tal cual se podrán conocer en el índice correspondiente. Destacamos los casos documentados, así como aquellos registros que fueron localizándose a lo largo de esta investigación. A lo anterior, debemos advertir la presencia de un Glosario que abarcan términos médicos y taurinos. No quisiéramos terminar sin agradecer desde aquí la colaboración de Gastón Ramírez Cuevas, taurino si los hay, y cuyo “avío” consistió en la traducción de algunos textos originalmente escritos en francés, y que desvelan, al menos así podemos concluir, el primer caso de heridas por cuerno de toro cuya atención derivó en un informe que se remonta al año de 1864. Del mismo modo, nos sentimos afortunados en haber recibido el apoyo de Fomento Cultural Tauromaquia Hispanoamericana, a cuyo frente se encuentra D. Juan Pablo Corona Rivera. A Óskar Ruizesparza por todos sus comentarios, apreciaciones artísticas y mediación para publicar este libro. Al Dr. José Luis Martínez Rodríguez, anestesiólogo de la plaza de toros de “San Marcos” y la “Monumental”, en Aguascalientes. Finalmente, destacamos el apoyo del Dr. Pedro Martínez Arteaga, Médico Veterinario Zootecnista, quien ha manejado por muchos años una serie de técnicas que complementan, entre otros aspectos, la cinemática del trauma (binomio toro-torero).

Los autores Dr. Raúl Aragón López, y Mtro. en H. José Francisco Coello Ugalde.

Ciudad de México, agosto de 2018.

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LA CIRUGÍA EN MÉXICO DESDE LOS MÁS ANTIGÜOS TIEMPOS. SENCILLA Y BREVE REVISIÓN.

Siendo nuestro deseo plantear algunos antecedentes en un “marco histórico” indispensable, apenas con una visión general de conjunto, presentamos a continuación ciertos aspectos con los que surge, evoluciona y se consolida el campo de la medicina en nuestro territorio. Para ello, consideramos los momentos previos al proceso de la conquista, y después todos aquellos que permitieron profesionalizar tal especialidad durante el virreinato. Luego, haremos un recorrido por el siglo XIX y XX hasta llegar a nuestros días, enunciando en forma clara los asuntos más representativos. Entre los mexicas el arte de curar es reconocido como “ticiotl”. El papel del ticitl en la sociedad indígena representa velar por la seguridad del propio en cuanto a enfermedades. 5 La medicina náhuatl no se aprende a la vera de los templos, sino que puede incluirse en la categoría de oficios que el padre enseña al hijo, esto es, una especie de arte o de ocupación hereditarios.6 Evidentemente, como lo plantea Fernando Benítez no faltaban “Los herbolarios, un poco médicos, un poco brujos, [mismos que] estaban allí, igual que en los antiguos tiempos, vendiendo extraños remedios. El iztacpatli, que evacua las flemas, el tlalcacahuatl y el izticpatli que quitan la calentura, el culuzizicaxtli que despeja la cabeza y el ololiuhqui, “que sana las llagas y heridas solapadas”.7 El cirujano ostenta el título de texoxotlatcitl, el sangrador es el tezoctezimiani; el barbero podría igualarse al texiuhqui, el curador de hueso al tezalo, igualmente teomiquetz o teomiquetzani.8 La necesidad los impulsa a la cirugía (texoxotlaliztli). Saber hacer curaciones –tepatiliztli-; tratar heridas, úlceras, luxaciones, fracturas y algunos tipos de tumores. Buena cuenta del tratamiento la da el propio Hernán Cortés, cuando herido gravemente en la cabeza no tiene más remedio que caer en las manos de los médicos indígenas. Reducen y coaptan huesos rotos, utilizan tablillas como férulas –vapaltontli-, las sujetan con correas de piel o tloxoctli a semejanza de los actuales vendajes. En cuanto a las heridas, utilizan la sutura con cabello limpio. Desbridan abscesos y flegmones; incluso se atreven a realizar amputaciones y desarticulaciones.9 En abril de 1519 Hernán Cortés hace su primera entrada a la gran Tenochtitlán y el 13 de agosto de 1521, tras someter a los valientes guerreros aztecas, se rinde el “águila que cae”. Las epidemias y calamidades habidas desde la conquista misma obligan a los españoles a edificar hospitales en la ciudad vencida. El Hospital de la Concepción de Nuestra Señora (Jesús Nazareno) nace precisamente en 1524 como una acción de gracias que el conquistador Hernán Cortés pretende, buscando para su ejecución el mismo sitio donde sucede su encuentro por primera vez con Moctezuma. Para el siglo XVII lo atienden, amén del personal administrativo y religioso, un médico, un cirujano, un barbero o sangrado, un enfermero y una enfermera. Ejerce allí Diego de Pedraza como cirujano. Cabe a la historia del Hospital de Jesús el haber aceptado en su seno las primeras operaciones que se practican en la colonia; también el haber auspiciado la primera autopsia que en plan de enseñanza practica Juan Correa 10 el 8 de octubre de 1643. Vasco de Quiroga erige en Santa Fe de los Altos uno de sus “hospitales-pueblos”, en 1531 funda una enfermería donde es atendida por un médico, un cirujano y un boticario, asalariados. Bajo el amparo de los santos Cosme y Damián nace el Hospital del Amor de Dios alrededor de 1539, fundado por Fray Juan de Zumárraga, según cuenta fray Marcos de Niza. Para el servicio médico dispone de un médico, un cirujano mayor y un cirujano menor, cinco enfermeros de diferentes categorías, cuatro enfermeras, dos 5

Enrique Cárdenas de la Peña: Introducción a la Historia de la Medicina en la Ciudad de México, Méndez Editores, 2ª edición, México, 2008, p. 5. 6 Op. Cit., p. 15. 7 Fernando Benítez: La vida criolla en el siglo XVI. México, El Colegio de México, 1ª ed., 1953. Viñetas e ilustraciones de Elvira Gascón. 322 p. Ils., p. 19. 8 Francisco A. Flores: Historia de la Medicina en México desde la época de los indios hasta el presente, tomo I, p. 84. 9 Cárdenas de la Peña: Introducción…, op. Cit., p. 16-18. 10 No se refiere precisamente al célebre pintor novohispano, del mismo nombre (1676-1716). Más bien, y al parecer, se trata de un médico que llevó en vida el mismo nombre.

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untadores o uncioneros, dos untadoras, un barbero y un jarabero. El príncipe Felipe de España, autoriza que se erija el Hospital Real de Sanct Joseph de los Naturales el 18 de mayo de 1553. Al gobierno del virrey Bucareli el hospital se reforma: la reorganización abarca, no sólo una mejor atención a cargo de cuatro médicos graduados, cuatro cirujanos, diez practicantes mayores y algunos menores, sino también la adquisición de botica y cementerio propio. El 21 de febrero de 1822 es suprimido; durante su existencia acoge en su seno a la Real Escuela de Cirugía. El Hospital de San Hipólito que comenzó a funcionar desde en 1567, para 1847 se convierte en hospital militar; en 1851 es destinado para alojar a la Escuela de Medicina; y en 1853 Antonio López de Santa Anna lo transforma en cuartel.11 La Universidad, creada por real cédula otorgada el 21 de septiembre de 1551, abre sus puertas el 21 de enero de 1553. Dos nuevas cátedras aparecen durante 1621: la del Método medendi, “modo de curar”, cuyo profesor fue Francisco de Urieta, y la de Anatomía y Cirugía, a la cual se agrega la práctica de la Disección: Cristóbal Hidalgo y Vendaval resulta el iniciador de ella. 12 En 1645, el visitador Juan Antonio de Palafox y Mendoza reconoce la necesidad de hacer obligatoria para el estudiante de medicina la asistencia a las disecciones humanas; ordena que cada cuatro meses se haga Anatomía en el Hospital Real de la ciudad de México, con la obligación de que acudieran todos los catedráticos de medicina y cursantes de ella. La Universidad nombra al maestro Andrés Martínez de Villaviciosa, y segundo cirujano al maestro Juan Correa, cirujano del Santo Oficio. El segundo de ellos, el 8 de octubre de 1646 pidió a la Real Sala del Crimen y se le dio el cuerpo muerto de un ajusticiado, y en el Hospital de Nuestra Señora de la ciudad, presentes los protomédicos de su Majestad, cirujanos, cursantes y practicantes, hizo Anatomía con aprobación de todos; la primera disección que tuvo lugar en México. Durante 1719, el virrey Valero13 dispone que se establezcan las prácticas de internado por dos años en el Hospital de Jesús, obligatorias para quienes quieran sustentar examen de médico o cirujano. A la erección del primer Colegio de Cirugía en Cádiz para los años 1774-1748, y a la del Colegio de Barcelona en 1760, sucede la de la ciudad de México gracias a la real cédula de 20 de mayo de 1768, expedida por Carlos III. Son Antonio Velázquez de León y Domingo Rusi, este último cirujano mayor del Hospital Real de Naturales, quienes promueven la implantación de la Escuela Real de Cirugía en la capital. Se declara instalada el 10 de abril de 1770, mediante el bando del marqués de Croix 14 por el cual obliga a certificar cuatro cursos completos para examinarse como cirujano, y la aptitud necesaria que se demuestre. Al fundarse, imparte las cátedras de Anatomía, Fisiología, Operaciones, Clínica Quirúrgica; luego se añade la de nociones de Medicina Legal. Las operaciones se reducen a la colocación de vendajes y la práctica de suturas; y la clínica quirúrgica al conocimiento de pinzas y tópicos. Puede citarse como primeros cirujanos de España venidos a impartir cátedras en la escuela a Andrés Montaner y Virgili, ayudante de cirujano mayor de la Real Armada, y a Manuel Antonio Moreno, licenciado en cirugía y rector del colegio de Cádiz. La escuela titula a 122 cirujanos entre 1770 y 1803, y a 79 en el lapso 1803-1813. Hacia 1821 se transforma en Escuela Nacional de Cirugía; para 1833 se clausura.15 La clausura de la Universidad ocasiona a la vez la creación de la Dirección General de Instrucción Pública el 19 de octubre de 1833, gracias al entusiasmo de Valentín Gómez Farías. El 23 de octubre de 1833 seis establecimientos inician su vida; entre ellos cuenta el Establecimiento de Ciencias Médicas, donde se refunden en una sola las carreras apartadas de médicos y de cirujanos bajo el consorcio médico-cirujano. El antiguo convento de Betlemitas aloja el Establecimiento de Ciencias Médicas hasta el 26 de octubre del 1835. Santa Anna desconoce el proceder de Gómez Farías, desaprueba las reformas y restablece la Universidad. El Establecimiento, bajo el nuevo nombre de Colegio de Medicina, se destina al estudio de la ciencia; y a la absurda reapertura de la Escuela de Cirugía, se le destina al antiguo convento del Espíritu Santo. De fines de 1836 al 20 de diciembre de 1837 el colegio se ubica sobre el predio de la actual calle de Isabel La Católica, continuando así su largo peregrinaje, que va desde el Espíritu Santo hasta San Idelfonso (1840-1847), San Juan de Letrán (1848-1849) y San Hipólito (1850-1853). Por la ocupación del local para convertirlo en cuartel, 11

Cárdenas de la Peña, op. Cit., p. 46-55. Ibidem., p. 74. 13 Nos referimos al 36avo. Virrey de la Nueva España, Baltasar de Zúñiga y Guzmán, Duque de Béjar y Arión, Marqués de Valero, quien gobernó del 16 de julio de 1716 al 15 de octubre de 1722. 14 Es decir de Carlos Francisco de Croix, 45avo. Virrey de la Nueva España (24 de agosto de 1766 al 22 de septiembre de 1771). En Cárdenas de la Peña, Ibid., p. 145. 15 Ibid., p. 77-78. 12

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Santa Anna obliga a un albergue más en San Idelfonso en 1854. Casimiro Liceaga y un grupo de profesores deciden costear la compra de un edificio que aloje para siempre la Escuela, así llamada ya desde 1842. El 14 de septiembre de 1857 queda suprimida por decreto la Universidad; poco después Félix Zuloaga la reinstala, al derogar aquél, el 5 de marzo de 1858. El 2 de diciembre de 1867, se expide la Ley Orgánica, en ella se declara legalmente establecida la Escuela de Medicina, Cirugía y Farmacia. La Sociedad de Cirugía se ha fundado previamente, durante 1934: ella promueve un Órgano de Difusión, la “Revista de Cirugía”, de ella, puede decirse que deriva la Academia Mexicana de Cirugía, fundada el 10 de junio de 1933, luego Academia Nacional de Cirujanos.16 En 1946 funciona ya el Colegio Nacional de Médicos Cirujanos “Eduardo Liceaga”.

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Cárdenas de la Peña, Ib., p. 145.

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CIRUGÍA TAURINA EN EL SIGLO XVI

Entre la gran cantidad de pormenores que deben haberse acumulado en los cientos (quizá miles) de festejos que se desarrollaron durante el periodo virreinal, aparecen también infinidad de datos que nos dan un panorama de lo magnífico que fueron aquellos, aunque faltaría, para el caso presente, todo aquello relacionado con apuntes que nos den una idea sobre posibles accidentes ocurridos en los mismos. Cuando la especificidad o particularidad del caso es tal, esto obliga a realizar un trabajo mucho más concentrado, cuya lectura permita encontrar, entre las múltiples noticias o informes, alguna referencia, alguna sospecha –misma que se da en esa doble lectura- que luego, en la necesaria decodificación de los mismos, permita encontrar este o aquel apunte que sirva como referente, y pase a formar parte de contenido tan especial, motivo del presente trabajo. Además de las cuentas de gastos o las Relaciones de sucesos que son abundantes en este caso, también deben incluirse fuentes de consulta como la obra de Nicolás Rangel,17 elaborada durante su participación en el Archivo General de la Nación (concretamente con el ramo “Historia”), así como del Archivo Histórico del Distrito Federal, donde entre las Actas de Cabildo y los volúmenes que comprenden los asuntos relativos a “diversiones públicas” se ha encontrado valiosa información; por lo que se antoja una localización de datos muy generosa; suficientemente rica para dar a la presente obra el más valioso de los sustentos. La monumental obra de Heriberto Lanfranchi18 es imprescindible y muy útil en estos casos. Finalmente debemos apuntar que en su momento, se irá sumando a este propósito otra buena cantidad de elementos de consulta que serán citados debidamente.

Fernando Benítez: LA CIUDAD DE MÉXICO. México, Ed. Salvat, 1984. 9 V., Vol. 4, p. 92. Algo semejante es lo que podemos concluir con la presente imagen. Aunque el hecho aquí referido ocurre en 1710, se puede colegir que hay una circunstancia que nos acerca al caso de Hernando de Villanueva. Lo que se puede apreciar es un ex voto que mandó realizar el también Capitán Miguel de Olaechea –nacido en Puebla- quien salvó la vida en lance similar al de aquel.

17

Nicolás Rangel: Historia del toreo en México. Época colonial (1529-1821). México, Imp. Manuel León Sánchez, 1924. 374 p. Ils., facs., fots., y en especial de: --: Historia del toreo en México. Época colonial (1529-1821). México, Editorial Cosmos, 1980. 374 p. Ils., facs., fots. (Edición facsimilar) obra que, para el presente trabajo, servirá como la fuente de consulta. 18 Heriberto Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España 1519-1969, 2 tomos, prólogo de Eleuterio Martínez. México, Editorial Siqueo, 1971-1978. Ils., fots.

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Pues bien, cabe aquí el dato relacionado con una “víctima”, quizá la primera que registra el toreo en México. Se trata del conquistador Hernando de Villanueva, quien en 1547 es salvado de la embestida de un toro luego de invocar a la Virgen de los Remedios. En acción de gracias, promete edificar un santuario en su honor, el cual queda terminado un año después19 primero, como ermita. Cuatro años más tarde, el personaje cede el cuidado y asistencia del mismo al gremio de los sastres, quienes se erigen en cofradía en 1554. Se tiene la creencia que dicho espacio y desde un principio, se encontró ligado a la celebración de corridas de toros durante el periodo virreinal, las cuales se realizaron donde actualmente se encuentra la plazuela del Carmen. A propósito de estas dos últimas circunstancias, quizá convenga agregar algunos datos que provienen de Imagen del mexicano en los toros. Allí, Armando de María y Campos, su autor, relata el siguiente pasaje: UN MILAGRO DE LA VIRGEN DE GUADALUPE. (20 de septiembre de 1643). Todavía hace algunos años existía en el “museo” de la Basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, en la Villa de su nombre, un “retablo”, exponente vivo de lejano milagro, que relaciona a la Virgen Morena con la tauromaquia mexicana. Sabido es que debido a su crecimiento, el pueblecillo del Tepeyac quiso tener jurisdicción propia y separarse de Tlatelolco. El rey de España otorgóle la merced en Cédula Real, dándole rango de pueblo y título de villa, y “fue tanto el regocijo de los vecinos que se hicieron fiestas e se corrieron toros”. ¿Se referirá a esta capea pueblerina con pretensiones de corrida de toros el “retablo” que hasta hace pocos años aún se conservaba en la Basílica Guadalupana?... El humilde “retablo” tiene una leyenda en que se narra “que a Francisco de Almazán, vecino honrado de México, le aconteció que el día 20 de septiembre de 1643, que se hallaba en la Villa de Guadalupe concurrente a una fiesta de toros, en la Plazuela de la Hospedería del Santuario, y siendo hora de regresarse a casa, bajó del tablado para despedirse de la Santa Imagen, topando de manos a boca con un toro que se había escapado, el cual se arrojó furiosamente arrojándolo por el suelo ante las exclamaciones de espanto de los que estaban en los tablados, y al verle en tan duro trance, imploraron la protección de la Virgen para que lo salvase, pues lo creían muerto en vista de las furiosas embestidas de la fiera; no se hizo sorda la Señora a la invocación, porque teniéndolo ya colérico el toro indignadas sobre el cuerpo las puntas para herirlo, con asombro de todos, como si hubiera oído las invocaciones y lástimas del concurso, y reverenciando el augusto nombre de la Madre de Dios de Guadalupe que llamaba al caído, se retiró dejando la presa que tenía en puntas; corrió a otra parte, dando lugar a que se levantase y se pusiese a salvo”. El devoto Francisco de Almazán, salvado milagrosamente de la muerte en las astas de un toro criollo por la milagrosa intervención de Nuestra Señora Santa María de Guadalupe, quiso perpetuar el prodigio, para asombro y devoción de generaciones venideras, y encargó pintar el “retablo” que mandó colocar en un colateral del templo, reproduciendo la escena –que es un asombro de color y de dibujo ingenuo- y cumplió el voto de hacer todos los años de su vida solemne festival en aquel día; y, según se consignó en el mismo “retablo”, “el toro se volvió tan manso, que en ocho años estuvo en una laguneta del Santuario, y los muchachos jugaban con él, como si hubiera sido un inofensivo becerrillo”. 20

Con la obra de Nicolás Rangel a nuestra vera, uno de los primeros datos que proceden de la misma se remonta al año 1551: El lugar en que se construía el Coso para la lidia de toros, fue la antigua Plazuela del Marqués, plazuela que comprendía el espacio entre las calles de las Escalerillas, Empedradillo y Seminario y gran parte del que ocupa la Catedral. Respecto a este último lugar, el Arzobispo (Alonso de) Montúfar escribía al Consejo de Indias, al finalizar el año de 1554: “También hay cierta diferencia sobre el suelo que está ya bendito, que nos quieren quitar un pedazo para correr toros; y parece cosa indecente, estando ya bendito profanarlo; donde muchas veces los toros matan indios como bestias…” ¿Indios toreadores o peones de lidia? sin duda que las dos cosas serían estos indígenas, pues un poco más tarde los encontraremos no sólo como toreros, sino como maestros en el arte de sortear reses bravas.21

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Guía del Patrimonio Religioso de la Ciudad de Puebla. 1ª ed. Puebla, ISBN en trámite. Véase: http://arquidiocesisdepuebla.mx/index.php/component/jevents/eventodetalle/21/65/guia-de-patrimonio-religioso-en-la-ciudad-depuebla?Itemid=1. 20 Armando de María y Campos: Imagen del mexicano en los toros. México, "Al sonar el clarín", 1953. 268 p., ils., p. 163-5. 21 Op. Cit. (de la Editorial Cosmos, y todas las demás en adelante), p. 9.

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Lo que asegura quien fuera el segundo arzobispo de México, tiene que ver, en el fondo, con los correctivos a los cuales se aferró tras la muerte de su predecesor, Fray Juan de Zumárraga, mismos que se materializaron en evitar diversos desórdenes los cuales eran imposibles de ser aceptados por una iglesia que se iba consolidando en tan tempranas fechas en la primera y muy joven etapa de la Nueva España. Montúfar tuvo entre sus principales propósitos la defensa de los indios, aunque en los comentarios que hizo al Consejo de Indias mismo se abandona un tanto, por lo que se entendería algún trato racista y despectivo de su parte, pues detrás de todo esto ya hay una condicionante para aquella superficie destinada a la que sería una primera construcción de la primitiva catedral, la cual ya se encontraba bendecida, de ahí que cualquier hecho como el que nos refiere, significara –a sus ojos- tremenda profanación. Ahora bien, el hecho es que existen un conjunto de protagonistas anónimos, todos ellos indígenas, de los que se entiende su marcado interés en asimilar o aprender las más suertes posibles del que vendría siendo un novedoso concepto, como lo fue esa primera etapa de la tauromaquia, cuya puesta en escena estuvo representada en el toreo a caballo, lo cual sucedió en forma más notoria en el espacio rural que en el urbano. ¿Habría por parte de este grupo social una actitud temeraria, no contando para ello más que con su valor audaz e imprudente? Como se sabe, también por aquellos años, comenzaban a gestarse otro tipo de casos que pondrían, a los indios y a la sociedad novohispana en su conjunto, en situación vulnerable. Nos referimos a las epidemias, mismas que hicieron acto de presencia como un problema de salud pública que, en algunos casos, salieron de control. Por tanto, es bueno recordar que entre estos fenómenos, se pueden identificar diversas epidemias, tal y como apunta María de los Ángeles Rodríguez Álvarez: 22 Las epidemias se sucedían unas tras otras, a veces con tal celeridad que sólo dejaban diez años entre ellas; en el siglo XVI el periodo más largo entre dos epidemias fue de 1546 a 1563. Durante este siglo, las que más daños causaron fueron las de 1519-1520, de viruela; 1531, de sarampión; 1545 de peste; y 1576, también de peste. De éstas, la última fue la que causó mayor mortandad, pues en momentos de crisis se registraron más de cien muertes diarias; esta epidemia asoló a toda la Nueva España y los síntomas eran: dolores fuertes de estómago, tos violenta y fiebres altas, sobreviniendo la muerte en seis o siete días. Ante esta gran mortandad Kubler dice que “los colonos se preocupaban más por la pérdida de población que por combatir las enfermedades”. En cambio “el comportamiento religioso asume nuevas y místicas actitudes en ocasiones extravagantes, como la práctica de la flagelación”. 23 Situación que no sólo ocurría durante las epidemias, Antonio de Ulloa cuenta cómo durante el terremoto de 1777 murieron dos azotados, pasmados ante la cruel penitencia que se impusieron.24

Del mismo modo Fernando Ocaranza afirma que tres fueron las epidemias con mayor efecto durante el siglo XVI: la viruela, el sarampión y la tercera más grande y general que Sobrevino en el año de 1545. Los síntomas capitales que se observaron fueron el pujamiento de sangre y juntamente calenturas y era tanta la sangre, que les reventaba por las narices. Era pues un padecimiento hemorrágico, cuya naturaleza no será fácil definir, aunque el síntoma primero, de todos los enumerados, pudiera inclinarnos a suponer la disentería.25

Al mediar el siglo XVI el toreo en México ya estaba integrado en el complejo proceso de vida cotidiana. En 1554 Como ya se sabe, Fray Alonso de Montúfar aporta algunas observaciones mismas que están insertas en el ámbito urbano. Pero ¿qué pasaba en el rural? Allí, en las grandes extensiones donde ya habría un enorme desarrollo en las primeras unidades de producción agrícolas y ganaderas ya estaba el toro, no como el ungulado tal como se conoce hoy en día, destinado a una crianza específica, sino como el elemento que, destinado a una crianza se presentaba por cientos o miles. Se sabe que el número de cabezas era notable, y hasta el propio Joaquín García Icazbalceta se ocupa de esto, en un pasaje sobre hechos ocurridos en el Valle

22

María de los Ángeles Rodríguez Álvarez: Usos y costumbres Funerarias en la Nueva España. Michoacán, El Colegio de Michoacán, A.C., 2001. 317 p. 23 George Kubler: Arquitectura mexicana en el siglo XVI. México, FCE, 1983, p. 50-57. 24 Francisco de Solano: Antonio de Ulloa y la Nueva España. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1979, p. 344. 25 Fernando Ocaranza: Historia de la medicina en México. Prólogo: Carlos Viesca. México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Dirección General de Publicaciones, 2ª ed., 2011. 219 p., p. 99-100.

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de Toluca, tras el pronunciamiento del virrey Luis de Velasco, lo cual no deja de perder relación con el tema tratado en esta obra.26 Sólo se mencionará que, tanto Antonio de Mendoza como Luis de Velasco en 1543 y 1551 respectivamente, ordenaron que se cercaran distintos terrenos con intención de proteger a los indígenas afectados, caso que ocurrió en Atenco el año de 1552, de acuerdo a un plano elaborado a “mano alzada” en ese año, en el cual se puede apreciar aquella delimitación, el cual puede apreciarse poco más adelante. En el fondo, dicha disposición tendría que ver con la frecuencia de accidentes y heridos que resultaban de aquellos encuentros inesperados entre los pobladores en el valle de Toluca y la gran cantidad de cabezas de ganado que habría dispersas en dicho espacio geográfico.

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Joaquín García Icazbalceta: OBRAS, Tomo 1, opúsculos varios 1. México, Imp. de V. Agüeros, Editor, 1896. 460 pp., p. 454-456. "El ganado vacuno en México". La asombrosa multiplicación del ganado vacuno en América sería increíble, si no estuviera perfectamente comprobada con el testimonio de muchos autores y documentos irrecusables.26 Desde los primeros tiempos siguientes a la conquista, los indios poco acostumbrados a la vista y vecindad del ganado, padecían a causa de él, mucho daño en sus personas y sementeras, lo cual dio lugar a repetidas disposiciones de la corte, que vacilaba entre la conveniencia de que los ganados se aumentasen, y el deseo, que en ella era constante, de procurar el bien de los indios. Entre esas disposiciones es notable la relativa a la gran cerca que se labró en el valle de Toluca para encerrar el ganado de los españoles. Consta en la cédula real de 3 de Junio de 1555, que por su interés histórico y por hallarse únicamente un libro rarísimo (la Monarquía Indiana, Libro I, cap. 4), me resuelvo a copiar, a pesar de su mucha extensión. Dice así: QUE SE EJECUTE LO QUE EL VIRREY PROYECTÓ SOBRE LA CERCA DEL VALLE DE TOLUCA. El Rey-Nuestro Presidente é oidores de la Audiencia Real de la Nueva España. A Nos se ha hecho relación que D. Luis de Velasco, nuestro visorrey de esa tierra, salió a visitar el valle de Matalcingo, que está doce leguas desa ciudad de México, cerca de un lugar que se llama Toluca, que es en la cabecera del valle, é que tiene el dicho valle quince leguas de largo, é tres y cuatro y cinco de ancho en partes, y por medio una ribera, y que hay en él mas de sesenta estancias de ganados, en que dizque hay mas de ciento cincuenta mil cabezas de vacas é yeguas, y que los indios le pidieron que hiciese sacar el dicho ganado del valle, porque recibían grandes daños en sus tierras y sementeras, y haciendas, y que no las osaban labrar, ni salir de sus casas, porque los toros los corrían y mataban, y que los españoles dueños de las estancias, y el cabildo de la Iglesia mayor desa ciudad, por otra, le pidieron que no se sacase el ganado de la Iglesia, que perdía lo más sustancial de sus diezmos, y a los oidores y a la ciudad que se les quitaba de su provisión y entretenimiento lo más o lo mejor que tenían. E que visto lo que los unos y los otros decían, y mirada y tanteada toda la dicha tierra, y comunicado con ciertos religiosos y con los dichos indios principales naturales del dicho valle y todas sus comarcas, irató [¿mandó?] que se hiciese una cerca que dividiese las tierras de los indios de las de esas estancias, cada una conforme a la cantidad de ganado que tuviese; que la cerca se tasase por buenos hombres, y que la dicha cerca se hizo, la cual tiene más de diez leguas, medidas por cordel, y que los indios tienen por bien que del precio della se compre censo para tenerla reparada siempre, por estar seguros de los daños de los ganados, y que se trasó la cerca en diez y siete mil y tantos pesos de oro común, y que al tiempo del pedir la paga a los dueños de las estancias, apelaron para esa Audiencia de mandarles el dicho visorrey pagar, y que han hecho el negocio pleito, con fin de dilatarlo todo lo más que pudieren, por que los indios no sean pagados, ni la cerca no se conserve, que es lo que pretenden, y que convenía mandásemos que los que tienen ganado en el valle pagasen la cerca ó sacasen los ganados, por que con ello se contentarían los indios, aunque lo más conveniente para el sustento y conservación de la una república y de la otra era que la cerca se pague, porque el ganado se conservase sin daño de los naturales. E visto todo lo susodicho y entendido que es conveniente que la dicha cerca se conserve, envío a mandar al dicho visorrey, que en lo del pagar la dicha cerca los españoles, ejecute luego lo que en ello tiene ordenado. Por ende, yo vos mando que vosotros ayudéis é favorezcáis a la ejecución dello, sin que pongáis estorbo alguno: é si los dichos españoles ó alguno de ellos se agraviare, mandamos que se ejecute el dicho repartimiento sin embargo dello, é vosotros veréis los agravios, y haréis sobre ello, llamadas é oídas las partes a quien tocare, brevemente justicia, y avisarnos heis de lo que en ello se hiciere. Fecha en la Villa de Valladolid, a tres del mes de Junio de mil é quinientos é cincuenta é cinco años. -La Princesa. -Por mandado de su Majestad, su Alteza en su nombre, Francisco de Ledesma.

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Desembarco de las primeras cabezas de ganado vacuno en playas mexicanas, mientras transcurren las jornadas militares encabezadas por Hernán Cortés. Fuente: Antonio Navarrete: LA TAUROMAQUIA MEXICANA POR (…). TEXTOS, MANUEL NAVARRETE. Monterrey, Nuevo León, Pulsar Internacional, S.A. de C.V., 1996. 306 p. Ils., retrs., fots. Lám. Nº 1. “El ganado vacuno en la Nueva España”.

“...que hubo en el Valle de Toluca, después de la Conquista, en tiempos de la Cristiandad, aquella famosa cerca con dos puertas y un puente, para pastar ganado, como se ve en dos mapas grandes que están en mi Archivo (dice Lorenzo Boturini), el uno en papel indiano y el otro en lienzo de algodón, donde está marcada toda la Provincia y Valle”. Este mapa quizá sea uno de los dos mencionados por el historiador y que se remonta al año 1552. Fuente: Cortesía, Luis Barbabosa y Olascoaga.

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Dehesas de “La Estanzuela”, Estado de Veracruz. De un mueble antiguo, que al parecer puede remontarse a los siglos XVI o XVII. En la escena, puede apreciarse un posible percance en el que el “torero” de a pie es embestido por el toro. Fuente: Rangel, Nicolás: Historia del toreo en México, 1521-1821. México, Imp. Manuel León Sánchez, 1924. 374 pp. fots., p. 61.

En: Tesoros Bibliográficos Mexicanos. México: Primera imprenta de América. México, Universidad Nacional Autónoma de México, 1984. 127 p. Ils, facs., p. 41.

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CIRUGIA TAURINA EN EL SIGLO XVII.

Habiendo avanzado este siglo, se sabe que para 1619 se fundan varias cátedras 27 de método práctico, cirugía y anatomía, en la Real y Pontificia Universidad de México, tal y como lo refiere en su obra Fernando Ocaranza 28 y donde la mayoría de los estudiantes “habiendo profesado la fe, jurado los Estatutos y defender la doctrina de la Limpia Concepción de Nuestra Señora la Virgen María, concebida sin pecado original”, estaban en condiciones de ejercer tal profesión, sometida por aquellos tiempos a un rigurosísimo proceso de aprobación. Para 1630, las instalaciones de la Real y Pontificia Universidad de México se encontraban [en un] “edificio suficiente para todos los estudios que se hacían ahí; situado como se sabe en la plazuela del Marqués del Valle que llaman del Volador; en su lado poniente, y muy cerca del Palacio de los Virreyes”. 29

En el presente plano, puede observarse el terreno donde se asentaba la plaza del Volador (ángulo superior derecho). En ese mismo lugar, desde 1585 y hasta 1815 en forma intermitente se levantaron diversas plazas de toros en condición efímera, pues para su construcción se empleaban materiales como madera, petates, listón de tela para forrar palcos cuartones y lumbreras así como de cuerdas naturales y clavos para el ensamblaje. Nicolás Rangel: Historia del toreo en México. Época colonial (1529-1821). México, Imp. Manuel León Sánchez, 1924. 374 p. Ils., facs., fots., p. 27.

Parece casual que el edificio de aquella institución estuviese, materialmente “a un paso” del Volador, lo que significaba, por un lado, una buena alternativa para aquellos casos en que hubiese necesidad de atender a 27

En 1582 ya estaban creadas la de Propiedad de Medicina, así como la Cátedra temporal de medicina. Ocaranza: Historia de la medicina…, op. Cit., p. 104 y ss. 29 Ibidem., p. 109. 28

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algún herido,30 de los muchos que pudieron darse en aquellos 230 años en que se montó el coso taurino. Y por otro, una espléndida oportunidad para los estudiantes, quienes encontraban motivo suficiente para escaparse de las clases y apreciar con lujo de detalle los lances taurinos. Como una forma de “ilustrar” algunos percances, debe decirse que el mejor ejemplo puede apreciarse en la famosa fuente que se encuentra en Acámbaro, Guanajuato. Se conoce también como “Pila de Águila”, ubicada en el antiguo atrio del Convento de San Francisco, cuya construcción concluyó en fecha muy temprana, es decir 1532.

Las dos escenas taurinas en la fuente de Acámbaro, que a lo que parece, fue obra que se remonta a principios del siglo XVII, aunque con recreaciones de estas escenas que deben haberse representado durante la última parte del siglo XVI.

Conviene apuntar que ya desde 1527 se introdujo el agua potable a la población guanajuatense, gracias a la gestión de fray Antonio Bermul, lo que supone la posibilidad de que en esos años fuese construida la pieza que ahora revisamos, aunque algunos investigadores apuntan que pudo haber sido puesta en pie y tallados sus relieves en el curso del siglo XVI; en tanto que otros remontan el hecho a la siguiente centuria. En ella pueden apreciarse algunas escenas taurinas de la época, tales como el percance de un torero y la forma en que este es salvado por medio de un “quite” milagroso. Otra ilustra la suerte de la “desjarretadera”, instrumento metálico cuyo perfil parece el de una media luna de acero, misma que servía para cortar los tendones de los toros, hecho que practicaban toreros cimarrones, cuyo aprendizaje asimilaron de los primeros conquistadores españoles.

Detalle del percance y momento del “quite”. 30

No olvidemos que también por aquellos años ya se habían extendido diversos hospitales en toda la Nueva España.

28


Detalle del “desjarrete”.

Esos toreros “cimarrones” no son sino una especie de personajes anónimos, formados en el ámbito rural y que, por las constantes tareas que desempeñaban en el campo, lograron defenderse de la acometida de este o de aquel toro que los pusiera en peligro. Como se sabe, en una época pasada, la pila pudo haber tenido un remate diferente al actual, y que pudo haber sido la figura de algún santo. Hoy día, la columna está rematada por el símbolo del escudo nacional que es un águila con las alas abiertas, posada sobre un nopal y devorando una serpiente. Dicha columna es de estilo jónico. Sobre el percance, apunta Nicolás Rangel: Viene a colación al tratarse de la desjarretadera, trasladar un párrafo del capítulo veintinueve de la “Segunda Parte de la Historia de la Provincia de Santiago de México”, escrita por Fr. Alonso Franco. “Un hijo de un caballero de la nobleza de México, dice el dominico historiador, recibió el hábito en este Convento. Pareciéndole que no podía llevar la vida religiosa, pidió sus hábitos seglares. Diéronselos, y fuese a su casa. De ella fue a unas estancias de ganado mayor de su padre, fuera de la ciudad, mientras le crecía el cabello, que el cerquillo de la corona le tenía desproporcionado. Ejercitábase, conforme al punto en que se hallaba; y habiendo mandado ensillar un caballo a la gineta, subió en él con una desjarretadera o media luna en la mano, para desjarretar o derribar algunos toros, como suelen usar los que se precian de hombres de a caballo, así para su recreación, como porque con esto se hacen recios y fuertes en la silla. Suelen llevar los más gallardos corredores el cuento de la desjarretadera por el aparte de la vista, y el hierro la media luna vuelto para sí, para que al hacer el lance salgan con mayor aire y gallardía, y la herida del toro con más fuerza. Con este brío y gallardía iba el pobre caballero, cuando súbitamente tropezó y cayó el caballo, y él hizo el golpe sobre el hierro anavajado de la media luna, que le rasgó las tripas y descubrió las entrañas, dejándole lastimosamente muerto”. 31

Todo el recuento anterior, parece sintetizar el segundo relieve plasmado en la fuente de Acámbaro que en estas páginas se ha convertido en asunto de revisión.

31

Rangel, Historia del…, op. Cit., p. 48-9.

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Víctima de algunas “travesuras” y deslices fue el arzobispo-virrey fray García Guerra, de quien a continuación corre una sabrosa descripción. LA NEGRA DEL SEÑOR ARZOBISPO. 32 Son los tiempos en que estaba en la Nueva España el muy peculiar Arzobispo Fray Pedro o Francisco García Guerra. Peculiar, porque presidió siempre la vida de don Fray García Guerra un oculto maleficio. De un mal iba a otro mal mayor y así hasta que llegó a la muerte, supremo descanso... Ya desde su viaje emprendido para ocupar el cargo de virrey en este reino, estuvo plagado de tribulaciones de todo tipo. Pues bien, llegó al puerto de Veracruz el afligido señor acompañado de su cohorte. Luego de rumbosa recepción en la que hubo preciosos arcos de flores y de verdura, a tiro de arcabuz unos de otros; a cada paso salía multitud de indios con altos y brilladores penachos de plumas de colores, tocando trompetas, sacabuches, chirimías, dulzainas, albogues y roncos tamborinos... En cierto momento, uno de los muchos cohetes que se soltaron para festejar, fue a posarse a los pies de la mula frisona montada por el arzobispo. Ya imaginarán ustedes la consecuencia: un brazo roto, el brazo con el que bendecía tan amorosamente, ¡qué lástima!, y dio, además, un formidable cabezazo, y, como era natural se le rajó el cráneo al pobre señor, pero el pedrusco, menos mal, sí quedó intacto todo él y hasta decorado con unas sinuosas chorreaduras de sangre, que le hacían bien, armonizando con su color gris. Siguió su camino rumbo a Zumpango, luego a Huehuetoca lugar donde sufrió otro accidente. ¡Válgame Dios! Tras el nuevo susto, y algo repuesto, llegó a Guadalupe, donde tomando precauciones ante el aviso de que montaría otra mula, prefirió una carroza, en la que por fin arribó a la gran ciudad de México. Pasando por la calle de Santo Domingo, y dispuesto a subir un templete, este se hundió estruendosamente cayendo todo lo que fueron suntuosos adornos. A Su Señoría Ilustrísima don Fray García Guerra no le pasó casi nada, si nada grave es la torcedura de una pierna, que se le volvió al revés, con el talón novedosamente hacia delante, por la sencilla cosa de que le cayó encima una gruesa tabla (...)

Camino a la Catedral, un nuevo accidente se sumó a esa marcha que se antoja colmada de una desgracia y otra también. Y así pasaron los días, en que ya no hubo –al parecer- más sustos, hasta que otro igual de inusitado lo llevó, después de severo golpe cayendo del carruaje arrastrado por unas mulas desbocadas, a pasar varios días reponiéndose del susto y los dolores intensos que padeció. Con lo que en aquellos tiempos escandalizaba un eclipse, pues miren que vino a ocurrir en los días en que ya el Arzobispo solo pensaba en las fiestas para hacer su entrada pública como virrey. Y eso no podía ser sino un pésimo agüero de su fatal presencia en estos dominios. Las calamidades no terminaron ahí. En tanto, se efectuó la recepción, tal y como estaban establecidos los usos y costumbres de tan singular acontecimiento, ¡claro!- sin que faltara otra desgracia. Y es que Unos juglares, para agasajar al nuevo virrey, había preparado un artificio para hacer volatines desde lo alto de un pino en la plaza de Santiago Tlatelolco, y al llegar Su Excelencia le hicieron algunas suertes muy vistosas, pero se descompuso el armadijo que tenían y vinieron al suelo, estrellándose casi a los pies del flamante Virrey: un jeme escaso faltó para que le cayeran encima y lo dejaran desmenuzado y deshecho, y como compensación sólo le salpicaron irrespetuosamente de sangre y de sesos las manos y las suntuosas vestiduras; pero con unos lienzos y un poco de agua quedó remediado el mal, y esos trapos inmundos se los disputaba la gente para guardarlos como reliquias veneradas. 33

Las notas aquí incluidas, pertenecen a un trabajo –inédito- de José Francisco Coello Ugalde: APORTACIONES HISTÓRICO TAURINAS MEXICANAS Nº 62. “ARTEMIO DE VALLE-ARIZPE Y LOS TOROS”. 602 p. Ils., retrs., fots., grabs., facs. [PASAJE Nº 9]: LA NEGRA DEL SEÑOR ARZOBISPO. 33 Artemio de Valle-Arizpe: Del tiempo pasado. 3ª ed. México, Editorial Patria, S.A., 1958. 251 p. (Tradiciones, leyendas y sucedidos del México Virreinal, XIV)., p. 121. 32

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Seguramente por estas, y otras razones, fue que Artemio de Valle-Arizpe denominó el presente pasaje como La negra del señor arzobispo. No se piense en ninguna mulata. Menos, en una mujer de intenso y oscuro color que le acompañara en el austero séquito. No. Era su desgraciada suerte que tuvo, como lo cuenta Mateo Alemán,34 el cronista de estos sucedidos, en infortunios uno seguido del otro.

Arzobispo-virrey fray Pedro García Guerra.

Y como don Pedro o Francisco era harto entusiasta para las fiestas que se le organizaron en su recepción, no excluyó las taurinas. Fue por eso de que (...) a los pocos días de su toma de mando iba a celebrar el Ayuntamiento las fiestas anuales que estaban ordenadas que se hicieran solemnemente el día del glorioso Señor San Hipólito, en recordación de la toma de la ciudad azteca por Hernán Cortés y los suyos, y ya no se pudieron hacer otras especiales para honrar al nuevo mandatario, sino que se acordó que las del 13 de agosto fuesen también dedicadas para agasajarlo. Así es que se quedó sin festejos don Fray García Guerra; pero la madre tierra se esmeró en proporcionarle uno muy soberano en los primeros días de su gobierno, poniéndose a temblar más que potranca ante un león.35

Salvándose de que le cayera encima un alto estante lleno de libros, aunque más de alguno de aquellos volúmenes le vino a causar los golpes de rigor, esto que no le impidió pensar, ¿en qué creen ustedes? Pero mandó celebrar unas corridas de toros; ¿cómo iba a ponerse a mandar tranquilamente como virrey don Fray García Guerra, sin haber tenido antes aunque fuese una mala festividad? No, eso no era posible; equivaldría a subvertir el orden de las leyes naturales. Hubo dos corridas, y mandó, además, el uncioso prelado que se jugaran alcancías, pero todo ello se interrumpió por otro temblor de tierra inoportuno, que llenó a todo el mundo de pánico, pues por todas partes llovían piedras y vigas de las casas de los alrededores del coso, que se venían abajo estrepitosamente y entre espesas polvaredas. Hubo heridos numerosos, y también hubo muchos muertos; de los toros se fueron a ver, beatíficamente, a los serafines y arcángeles o a los diablos en los apretados infiernos, según fuere su limpieza de alma o el sucio caudal de sus pecados.36

Se sabe que dicho festejo se celebró “en un cortinal de palacio” y, a lo que parece, no fue precisamente en el palacio virreinal, sino en el arzobispal, a donde tenía sus aposentos el desgraciado fraile, quien a partir de ese

34

Mateo Alemán: Sucesos de D. Frai García Guerra, Arzobispo de México, a cuyo cargo estuvo el gobierno de la Nueva España. A Antonio de Salazar Canónigo de la Santa Iglesia de México, mayordomo y administrador general de los diezmos y rentas de ella: Por el Contador Mateo Alemán, criado del rey nuestro señor. Con licencia en México. En la imprenta de la Viuda de Pedro Balli. Por C. Adriano César. Año de 1613. 35 Valle-Arizpe: Del tiempo..., op. cit., p. 121-122. 36 Ibidem., p. 122-123.

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otro susto mayúsculo, comenzó a estar muy enfermo. Como quedara en manos de unos médicos que diagnosticaron todo, pero no lo más acertado, hasta llegaron al extremo de Que lo partieron casi en canal, pues que aseguraron estos majaderos hombres de ciencia que se había corrompido por el interior, “porque las materias hicieron grandísima eminencia en la parte de las costillas que llaman mendozas, siendo muy necesario que viniesen cirujanos a abrirlo”, y luego que lo destazaron vieron “que salió poca materia, por haber corroído ya el diafragma y subido arriba”, y que “las costillas mendozas estaban tan podridas que se deshacían entre los dedos”. Con grandes, incesantes dolores, que lo tenían en un perenne grito, más por la destazada que por lo de las materias que le habían “subido arriba” y que por lo deleznable de las costillas mendozas, murió don Fray García Guerra el 22 de febrero del año de 1612.37

Su Ilustrísima no habrá recibido precisamente una o varias cornadas, pero a lo que se ve, se descargó sobre él la justicia divina ante tantos excesos.

Entre otro de los escasos registros que provienen del siglo XVII, se encuentra el que se sucedió el 7 de diciembre de 1683. Se trata de una corrida de toros en la Plaza el Volador, donde hubo desgracias de muerte. También, el 25 de enero de 1689, pero en la Plazuela de la Santísima fue muerto uno de los indios toreros. De igual forma, dos importantes autores, Gregorio Martín de Guijo38 y Antonio de Robles,39 dejaron en sus “Diarios de Sucesos Notables”, abundante información sobre festejos celebrados entre los años 1648 y 1703, de los que se pueden conocer ciertas notas alusivas al tema del que se ocupa la presente obra. Veamos. -“Fue el virrey y virreina a los toros; hubo dos muertes, un indio de una estocada y otro que mató un toro” (25 de enero de 1689), y -“Hubo toros a las once; mató un toro a un negro” (24 de noviembre de 1700). Estas noticias, apenas dos en un periodo tan largo -55 años-, dan escasa idea de la que pudo ser una constante en las numerosas celebraciones allí anotadas. Probablemente y dada la síntesis que aplicaron uno y otro autor, sea difícil encontrar más evidencias en tiempos en los que no solo participaban, como protagonistas principales diversos miembros de la nobleza novohispana, sino que, estos se auxiliaban por pajes y lacayos. Lo mismo indígenas que gente de color, lo que significa un posible denominador común que marcaba notoriamente las escalas sociales en el espectáculo. Sin embargo, unos y otros, daban forma al reparto en el que, con toda seguridad, se pudieron dar escenas multitudinarias, propicias para que los toros ocasionaran estragos. Antes de pasar al siguiente siglo, conviene citar algunos de los hospitales que para entonces estuvieron en servicio. -Hospital de la Purísima Concepción y Jesús Nazareno (fundado en 1524); -Hospital Real de San José de los Naturales; -Hospital Real de las Bubas o del Amor de Dios; -Hospital de Santos Cosme y Damián; Hospital de la Santísima; -Hospital de Convalecientes de San Hipólito; -Hospitales de San Lázaro; -Hospital de Nuestra Señora de los Desamparados y de la Epifanía; -Hospital de la Tlaxpana, y -Hospital de Monserrat, en Tacubaya.40

37

Ibid., p. 123. Gregorio Martín de Guijo: DIARIO. 1648-1664. Edición y prólogo de Manuel Romero de Terreros. México, Editorial Porrúa, S.A., 1953. 2 V. (Colección de escritores mexicanos, 64-65). 39 Antonio de Robles: DIARIO DE SUCESOS NOTABLES (1665-1703). Edición y prólogo de Antonio Castro Leal. México, Editorial Porrúa, S.A., 1946. 3 V. (Colección de escritores mexicanos, 30-32). 40 Ocaranza: Historia de la medicina…, op. Cit., p. 133-5. 38

32


20 He aquí muestra de la literatura que debió conocer la comunidad de profesionales o “todo género de gente que vive en espacios y Pueblos, do(nde) no (h)ay Médicos, ni Botica”, síntoma que, para 1615 debió ser todo un problema de salud. Biblioteca Nacional de México. Fondo Reservado.

33


CIRUGIA TAURINA EN EL SIGLO XVIII

Por cuanto significa este siglo en las transformaciones ideológicas que se percibieron a lo largo del mismo, incluyo a continuación algunas notas elaboradas al respecto, intentando que con su lectura, se entienda en qué consistió todo aquel proceso que también alteró y reorientó el toreo novohispano. El significado de que una casa como la de Borbón -francesa de formación- sirva para crear una reacción de choque con el pueblo español, está en entredicho. Felipe de Anjou plantea a Luis XIV 41 su tío, que si bien es francés de origen, reina un pueblo como el hispano con el que tendrá que adaptarse a su circunstancia, afrancesándose las costumbres sí, pero sin que desencadenara aquello en un disturbio de orden antinacional, por motivo de sentido monárquico. Con la diversión de los toros, España, que vive intensamente el espectáculo sostenido por los estamentos, va a encontrar que estos no tienen ya mayor posibilidad de seguir en escena, pues El agotamiento que acusa el toreo barroco se vio, desde los primeros años del siglo XVIII, acentuado por el desdén con que Felipe V, el primer rey español de la dinastía francesa de los Borbones trató a la fiesta de toros. 42

De tal suerte que lo mencionado aquí, no fue en deterioro de dicho quehacer; más bien provocó otra consecuencia no contemplada: el retorno del tumulto, esto es, cuando el pueblo se apodera de las condiciones del terreno para experimentar en él y trascender así el ejercicio del dominio. Sin embargo "José Alameda" (Carlos Fernández Valdemoro) dice que el carácter que Felipe V tiene de enemigo con la fiesta es refutable. Refutable en la medida en que La decadencia inevitable de la caballería y el cambio social con que la clase burguesa va desplazando a la aristocrática bajarán pronto al toreo del caballo.43

Sobre esta transformación, Néstor Luján ofrece factores testimoniales de acentuado interés al tema. Señala Como una de las causas principales el cambio de manera de montar: pues se pasó de la ágil "a la jineta" a la lenta brida, con lo cual era difícil quebrar rejones. Con este sistema, es lógico que, refrenados los caballos se usase la vara de

41

Antonio Domínguez Ortiz. Sociedad y estado en el siglo XVIII español. Barcelona, Ariel, 1981. 532 p. (ARIEL-HISTORIA, 9)., p. 33. En 1709, la situación en Francia era demasiado crítica al grado que Luis XIV estaba ya resuelto(...)a renunciar a la lucha, sacrificando, si era preciso, a su nieto. No conformes con esto, los aliados exigían que el rey francés, con sus propias tropas, expulsara a Felipe V de España, suprema humillación a la que se negó. Por su parte, Felipe, ya por iniciativa propia, ya por impulsos de la reina y de la princesa de los Ursinos, mostró una determinación poco común en él y ofreció a sus pueblos luchar hasta el fin, con la ayuda francesa o sin ella, para mantener la Corona de España en su integridad. 42 Pedro Romero de Solís, Antonio García-Baquero González, Ignacio Vázquez Parladé: Sevilla y la fiesta de toros. Sevilla, Servicio de Publicaciones del Ayuntamiento de Sevilla, 1980 (Biblioteca de temas sevillanos, 5). 158 p. ils., p. 62. Una idea de corte totalmente opuesto pero que es interesante considerarla, la ofrece Enrique Gil Calvo en Función de toros. Una interpretación funcionalista de las corridas. Madrid, Espasa-Calpe S.A., 1989. 262 p. Ils. (La Tauromaquia, 18)., p. 144. 1.-La institucionalización de las corridas es consecuencia de un hecho crucial, acaecido durante el siglo XVII, en la articulación de la estructura española de clases. 2.-Ese hecho, trascendental para todo el posterior desarrollo de la España moderna y contemporánea, supone la auténtica diferencia específica de la estructura de clases española, que así la separa y distingue del resto de estructuras de clase europeas. Y consiste en la inversión de la función de liderazgo: las clases antes dirigentes -durante el imperio de los Habsburgo- dimiten de su liderazgo social, cuya función queda así vacía y vacante. Consiguientemente, y en ausencia de élites dirigentes, el casticismo más plebeyista se impone, el liderazgo se invierte y son ahora las élites quienes imitan modos y maneras del vulgo y la plebe. 3.-En consecuencia, a resultas del casticismo de las élites, y vacante la función de liderazgo social por ausencia dimisionaria de quienes debieran desempeñarla, se produce en ensimismamiento y tibetanización de la nación española, que queda así clausurada -colapsada y bloqueada- por su desarticulación social invertebrada. Estos planteamientos que el autor destaca a contrapelo de la obra Goya y lo popular de José Ortega y Gasset, también se anteponen a la tradicional concepción de la permuta del toreo a caballo por el de a pie, debido a movilizaciones ideológicas de la cúpula monacal. 43 José Alameda (seud. Carlos Fernández Valdemoro): El hilo del toreo, Madrid, Espasa-Calpe, 1989 (La Tauromaquia, 23). 308 p. ils., retrs., p. 41.

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detener, que es la de los picadores. Sea como fuere, el caso es que las fiestas de toros a caballo empezaron a desaparecer. Con la gran fiesta de 1725 (del 30 de julio de 1725), afirma Moratín que se "acabó la raza de los caballeros". Y entonces, como paralelamente a esta desgana de los próceres por lo español, se desarrollaba un movimiento popular totalmente contrario, empiezan a tener éxito las corridas de a pie.44

La artesana mano interpreta la forma de ser del toreo encabezado por los estamentos en el inicio del siglo XVIII mexicano. Fuente: Archivo General de la Nación [A.G.N.] Ramo: Tierras, vol. 1783, exp. 1, f. 21v. Códice “Chapa de Mota”. Fecha de elaboración: entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII.

Por su parte Alameda aduce que a Felipe de Anjou Se le achaca el haber puesto fin a las fiestas del toreo a la jineta por despreciables, contribuyendo a su inmediata liquidación. Indudablemente esto último es cierto. Pero ahí se detienen sus críticos, a quienes se les olvida o desdeñan el resto de la cuestión, su contrapartida.45

Justifica este autor una serie de razones como el amanecer ilustrado que fue dándose en el curso de esa centuria, la más revolucionaria en el sentido de la avanzada racional. Pero estamos en el tramo comprendido entre 1725 y 1730. Ha pasado ya un cuarto de siglo luego de la toma del poder monárquico en España por parte del quinto Felipe. La caballería se halla en quiebra. El toreo a la jineta es un muerto en pie, que sólo necesita un empujón para derrumbarse. Pero el toro, raíz de la Fiesta, sigue ahí plantado en el plexo solar de España. Y frente a él está el pueblo. Pueblo y toro van a hacer la fiesta nueva. No el monarca (...). 46

Y ese pueblo comienza por estructurar el nuevo modo de torear matando los toros de un modo rudimentario, con arpones y estoques de hoja ancha, y torean al animal con capas y manteos o con sombreros de enormes alas, que promovieron, al ser prohibidos, el grotesco y sangriento motín de Esquilache. 44

Néstor Luján: Historia del Toreo. 2a. edición. Barcelona, Ediciones Destino, S.L. 1967. 440 p. ils., retrs., grabs., p. 13. Alameda: op. cit. 46 Ibidem. 45

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Benjamín Flores Hernández acierta en plantear que El arte taurómaco se revolucionó: la relación se había invertido y ya no eran los de a pie los que servían a los jinetes sino estos a aquellos.47

Todavía llegó a más el monarca francés: apoyó por decreto de 18 de junio de 1734 al torero Juan Miguel Rodríguez con pensión vitalicia de cien ducados. Apoyó asimismo la construcción de una plaza de madera para el toreo de a pie, cerca de la Puerta de Alcalá, que se inauguró el 22 de julio de 1743. Y todo ello ¿con qué propósito? (...) halagar al pueblo y mostrarle que está con él. No es permisible que Felipe realizara aquellos actos por lo que llamamos afición a los toros, por taurinismo, sino para ganarse su simpatía y su apoyo. Ello parece obvio. 48

Antes de entrar en materia puramente política, para establecer el panorama que vive España durante el XVIII, conoceremos una visión general del papel que Felipe V, Fernando VI y Carlos III juegan a favor o en contra del toreo. Luego con un planteamiento de Jovellanos veremos como su fuerza influye en los valores populares. Anota Fernando Claramount que a partir de mediados del siglo XVIII ocurre El triunfo de la corriente popular que partiendo del vacío de la época de los últimos Austrias, crea el marchamo de la España costumbrista: los toros en primer lugar y, en torno, el flamenquismo, la gitanería y el majismo.49

Abundando: "gitanería", "majismo", "taurinismo", "flamenquismo" son desde el siglo que nos congrega terribles lacras de la sociedad española para ciertos críticos. Para otras mentalidades son expresión genuina de vitalidad, de garbo y personalidad propia, con valores culturales específicos de muy honda raigambre.50

Al ser revisada la obra mejor conocida como Década epistolar sobre el estado de las letras en Francia 51 de Francisco María de Silva, se da en ella algo que entraña la condición de la vida popular española. Se aprecia en tal retrato la sintomática respuesta que el pueblo fue dando a un aspecto de "corrupción", de "arrogancia" que ponen a funcionar un plebeyismo en potencia. Ello puede entenderse como una forma que presenta escalas en una España que en otros tiempos "tenía mayor dignidad" por lo cual su arrogancia devino en guapeza, y esta en majismo, respuestas de no querer perder carácter hegemónico del poderío de hazañas y alcances pasados (v.gr. el descubrimiento y conquista de América). Tal majismo se hace compatible con el plebeyismo y se proyecta hacia la sociedad de abajo a arriba. Lo veremos a continuación. Luján vuelve a hacernos el "quite" y dice: (...) coexiste en tanto un movimiento popular de reacción y casticismo; el pueblo se apega hondamente a sus propios atavíos, que en el siglo XVIII adquirieron en cada región su peculiar característica. 52

Y hay cita de cada una de esas "características". Sin embargo, Todo se va afrancesando cuando el siglo crece. "Nuestros niños aun sabían catecismo y ya hablaban el francés", escribe el P. Vélez. Vienen afeites del extranjero: agua de "lavanda", agua "champarell", agua de cerezas. Y, en medio de todo esto, la suciedad más frenética: cuando se escribió que era bueno lavarse diariamente las manos, la perplejidad fue total. 47

Benjamín Flores Hernández: "Con la fiesta nacional. Por el siglo de las luces. Un acercamiento a lo que fueron y significaron las corridas de toros en la Nueva España del siglo XVIII", México, 1976 (tesis de licenciatura, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional Autónoma de México). 339 p., p. 31. 48 Alameda: ibidem., p. 43. 49 Fernando Claramount: Historia ilustrada de la tauromaquia. Madrid, Espasa-Calpe, S.A., 1988. 2 v. (La Tauromaquia, 16-17)., T. I., p. 56. Apud. Vicens Vives. Aproximación a la Historia de España. 50 Op. cit., p. 161. 51 Julián Marías: La España posible en tiempos de Carlos III, p. 371. Década epistolar sobre el estado de las letras en Francia. París, 1780. Madrid Por D. Francisco María de Silve. Con licencia en Madrid: Por D. Antonio de Sancha. Año de MDCCLXXXI. 52 Luján: op. cit., p. 31.

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Y cuando se dijo que igualmente se debía hacer con la cara, se consideró como una extravagancia de muy mal gusto, según los cronistas de entonces.53

El propósito de todo esto es que teniendo las bases suficientes de cuanto ocurría en España, esta a su vez, proyectaba a la Nueva España caracteres con una diferencia establecida por los tiempos de navegación y luego por los del asentamiento que tardaban en aposentar las novedades ya presentadas en España. De 30 a 40 días tomaban los recorridos que por supuesto tocaban varios puntos donde se daban relevos entre las naves. Creemos que todas ellas (las novedades), por supuesto se atenuaron gracias al carácter americano, y estos comportamientos sociales fueron dando con el paso del tiempo con fenómenos como el criollismo, mismo que irrumpe lleno de madurez en la segunda mitad del siglo XVII. Por lo tanto, queremos embarcarnos de España con el conjunto todo de información y llegar a costas americanas para esparcir ese condimento y observar junto con la historia los síntomas registrados en lo social y en lo taurino que es lo que al fin y al cabo interesa. ¿Cómo se encuentra la España en cambio de monarquías? ¿Qué sucesión de acontecimientos significativos marcan pautas importantes en el devenir de la sociedad hispana? Procuraré la brevedad en las respuestas. Antes de la presencia borbona, la casa de Austria, dinastía rica y absoluta, se halla sostenida desde Carlos V (rey de España de 1517 a 1556); aunque con Felipe IV "heredero de la debilidad de su padre" (que gobernó como rey de España de 1621 a 1665) se perdió Portugal, el Rosellón y Cataluña. "...España, unida al imperio, ponía un peso terrible en la balanza de Europa" se perdió Portugal, el Rosellón y Cataluña." En cuanto a la guerra de sucesión a la monarquía en España, Voltaire apunta que: Las disposiciones de Inglaterra y de Holanda para poner, de ser posible, en el trono de España al archiduque Carlos, hijo del emperador, o por lo menos, para resistir a los Borbones, merecen, tal vez, la atención de todos los siglos.54

Entre graves conflictos por la posesión del reino 55 ya gobernaba el Borbón Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV mismo que, al inicio del siglo XVIII Se hallaba en la cumbre de su poder y de su gloria; pero los que conocían los resortes de las cortes de Europa y, sobre todo, los de la de Francia, empezaban a tener algunos reveses.56

La España de aquel entonces es un estado de desgracia auténtico es "un país desangrado por la guerra, carcomido por siglos de inepcia en el gobierno”. 57 Acosan temporadas de fríos que parecen no terminar y la escasez de comestibles se hizo notar, como también la mortandad. Entre 1708 y 1709 sucedieron estas desgracias y justo en 1709, Luis XIV tomó la resolución formal de abandonar a Felipe V. El borbón conservó popularidad pero perdió partido y es que el monarca de España necesitaba conducirse con normalidad en un reinado que más tarde alcanzó prosperidad y entró a la época de la modernidad mostrando perfiles bien característicos, hasta el reinado de Carlos III. 58 Sin afán de profundizar en el sistema de gobierno por parte de nuestro personaje, simplemente expondré un valor que le caracteriza; él quiere en todo momento hacerse condescendiente a la cultura hispana, y lo logra, pero Interesa señalar que los ministros franceses de Felipe V y su enjambre cortesano, renuevan el aire español y lo enrarecen 53

Ibidem., p. 32. François Marie A. Voltaire: El siglo de Luis XIV. Versión directa de Nelida Orfila Reynal. México, Fondo de Cultura Económica, 1978. 637 p., p. 185. 55 Antonio Domínguez Ortiz: Sociedad y estado en el siglo XVIII español. Barcelona, Ariel, 1981. 532 p. (ARIEL-HISTORIA, 9)., p. 13. ¿Por qué este enorme interés, estos grandes sacrificios por el trono de una nación que parecía moribunda? ¿Eran exageradas las noticias sobre su decadencia? No. El estado de España en general y de Castilla en particular era desastroso. Pero con sus reinos agregados y con las Indias seguía siendo una inmensa fuerza potencial, el Imperio más grande en extensión, que también podría convertirse en el más fuerte y rico si era bien gobernado. 56 Voltaire: op. cit. 57 Luján: Ibidem., p. 10. 58 Claramount: op. cit., p. 156. Entre los pensadores "ilustrados" más importantes, el padre Feijoo, Mayans y Jovellanos, junto al gaditano Vargas Ponce, forman un bloque antitaurino formidable. Frente a ellos don Nicolás Fernández de Moratín, don Ramón de la Cruz, Bayeis y Goya. A finales de siglo los hombres del pueblo no han oído hablar de la Enciclopedia; saben algo de la Revolución francesa, pero no demasiado. Ellos son romeristas, pepeillistas o costillaristas. 54

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luego con la cultura francesa.59

Andando el tiempo, justo en 1724, ocurre la abdicación de Felipe V, provocada según Domínguez Ortiz a un "recrudecimiento de la dolencia mental del rey" sometida a escrúpulos religiosos, lo cual orientó su opinión al no llevar bien las riendas de la monarquía. El "castrato" Farinelli ayuda a superar los estados de depresión del monarca, quien en 1737 acusa gravedad, descuidándose en su persona, luego de padecer 20 años esos problemas. La reina Isabel de Farnesio pidió al "castrato" que cantara en una pieza contigua donde se hallaba su majestad con el fin de que ese fuera un remedio, luego de intentos fallidos. Y el remedio tuvo resultado. El borbón volvió a sentirse mejor y al querer compensar a Farinelli este sólo le pidió al rey que se arreglara en su persona y de nuevo atendiera los problemas del gobierno. Era entonces y se comportaba el rey como un extravagante. Se pierde entre la obscura selva de fueros y franquicias de las regiones españolas y echa de menos el centralismo francés y su montaje administrativo impecable. 60

En ese estado de cosas pudo suceder el ya conocido desprecio que en gran medida se debió al cambio social -ese afrancesamiento del que fue permeándose la burguesía, la cual entra de lleno a una cultura que le es ajena pero que acepta para congratularse con el rey y su ministerio-. En tanto, el pueblo, asumiendo una posición ya conocida como del flamenquismo, gitanería, majismo, aprovecha esa concesión apoderándose de una estructura que en el fondo les pertenecía. Estamos ante lo que se conoce como una "reacción castiza". Enseguida, se recoge un cuadro sintético del prereformismo borbónico, el cual nos orientará a otras latitudes. Cuando caracterizamos al siglo XVIII español como reformista pensamos, ante todo, en la actividad desplegada durante el reinado de Carlos III, a la que sirvió de pórtico, en algunos sectores, la de los ministros de Fernando VI. El reformismo del primer borbón fue de distinto signo y, en general, mucho más moderado. No se propuso reformas ideológicas o sociales. Su finalidad era reforzar el Estado, para lo cual había que atacar sectores contiguos, en especial el económico. También debía asegurarse el control sobre una Iglesia prepotente. Tres son, por lo tanto, los aspectos a considerar: la reorganización del aparato estatal, el intervencionismo en el campo económico para lograr una mayor eficacia y el reforzamiento del regalismo en materia eclesiástica.61

Se va vislumbrando desde España una dispersión, un relajamiento de las costumbres, de las modas y modos, hasta llegar a extremos de orden sexual. Caemos pues, en el relajamiento de las costumbres mismo que se va a dar cuando el afrancesamiento, más que las ideas ilustradas es ya influyente. Para el último tercio del XVIII se manifiestan comportamientos muy agitados en la vida social. A continuación pasaremos a revisar brevemente el motín de Esquilache. Sucede que con el motín se da un vuelco importante en el comportamiento taurino -que ya en lo social ha ocurrido y en forma muy profunda-. Como consecuencia, veinte años más tarde el Conde de Aranda pone en marcha sus propósitos por prohibir las corridas en 1785. Se llamaba Leopoldo Gregorio, Marqués de Squilacce que por extranjero y reformador a ultranza, pronto se ganó la antipatía. En la primavera de 1766 las cosechas resultaron desastrosas y el Marqués tomó medidas que ocasionaron inconformidad entre los agricultores que, deseando aplicar precio especial a sus escasos productos, sólo encontraron el bloqueo de Esquilache. Hasta que a fines de 1765 se desató el conocido motín contra el personaje, considerado como motín del pueblo en contra del ministro por las medidas de policía adoptadas por este, produciendo el natural descontento de las capas bajas del pueblo de Madrid (Obsérvese hacia dónde se dirige tal condición: a las capas bajas del pueblo... N. del A.) Lo que saca de quicio por el fondo del argumento es la absurda medida del marqués quien encauzó la prohibición del uso de capas largas y sombreros redondos, lo cual ocasionó -como era de esperarse- un nuevo brote de violencia, justo el 23 de marzo de 1766. La casa de Esquilache fue saqueada, Carlos III huyó de la corte encontrando refugio en Aranjuez. Allí cedió a lo que pedían los amotinados, "por su piedad y amor al pueblo de Madrid". En adelante, quedaba permitido el uso de capas largas y sombreros redondos y "todo traje español", a toda clase de personas. También accedió el rey a 59

Luján: ib., p. 11. Ib., p. 29. 61 Domínguez Ortiz: Sociedad y estado..., ibidem., p. 84. 60

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rebajar el precio de las subsistencias y a suprimir la junta de abastos.62

“Códice de Tlatelolco de 1733”, resguardado en el CC3M. En: El toreo en Morelia. Hechos y circunstancias. Sus autores: Luis Uriel Soto Pérez, Marco Antonio Ramírez Villalón y Salvador García Bolio. Morelia, Mich., Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías, 2014. 223 p. Ils., fots., facs., cuadros., p. 19. En ella puede apreciarse la forma en que un toreo primitivo se instala en la forma de ser y de pensar del novohispano. Pero también es la expresión que el indígena hace suya justo a su llegada desde otras latitudes. La asimila y le da un sentido propio que es el que queda plasmado en esta imagen, misma que se inserta en el prodigio de un códice, testimonio importantísimo en el registro de la vida cotidiana de una cultura que ya no es ni indígena, pero tampoco española. Resultado de aquello es ese mestizaje que se intensificó en forma majestuosa durante el virreinato.

Enseguida Esquilache también fue destituido de sus funciones. Lo que llama la atención es que el motín arrojó consecuencias que fueron de orden histórico-político muy especiales. En el cambio ministerial, Aranda reajusta las disposiciones que puso en práctica su antecesor. El motín fue móvil perfecto para la expulsión de los jesuitas, ya que estos y su papel sirvieron de pretexto para adoptar la medida. Se acusaba a miembros de la compañía como activistas directos en aquellas jornadas de revuelta. El Conde de Aranda pone en marcha propósitos bien firmes por prohibir las corridas en 1785. Sin embargo, podemos observar medidas de control -que no de prohibición- en un anticipo de reglamento elaborado en la Nueva España en 1768.63 El control social -en la corona española- que ya es manifiesto durante el siglo XVIII, surge como tal desde el primer tercio del XVII, creando una conciencia muy abierta pendiente de los deslices sociales que fueron cayendo en un síntoma total de permanencia, causado por aspectos como la guerra de Treinta años en 1635 de España con Francia cuya amenaza, para soliviantarla en territorios del dominio hispano, buscaba apelar al factor providencial con el cual, y de pasada, sosegar la vida relajada. Respecto a las corridas de toros, estas nos muestran el dominio de nobles sobre plebeyos y luego un vuelco donde los segundos vinieron a tener el control sobre los primeros, lo cual terminó con un viejo sistema de poder. 64 Y esas mismas corridas van a ser para muchos ilustrados- signo de una sangrienta y bárbara diversión que sólo podía agradar a aquellos que se oponían al progreso y a la civilización. 62

Gonzalo Anes: El antiguo régimen: Los borbones, 2a. edición. Madrid, Alianza Editorial, 1976 (Alianza Universal, 44). 4 vols. Vol. IV. Historia de España. Alfaguara. 513 p., p. 372. 63 Archivo Histórico de la Ciudad de México (AHCM). Ramo: Diversiones Públicas. Toros. Leg. 855 exp. No. 20. Bando de los Sres. Regidores Comisionados para las Corridas de Toros, sobre el buen orden en la Plaza. 4 f. 64 Juan Pedro Viqueira Albán: ¿Relajados o reprimidos? Diversiones públicas y vida social en la ciudad de México durante el siglo de las luces. México, Fondo de Cultura Económica, 1987. 302 p. ils., maps., "La reacción o los toros", p. 23-52.

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En cuanto a la proyección recibida en América, por ahora no me detendré en revisión minuciosa del toreo novohispano, ya que este conservaba una línea similar a la española con sus particulares características. Y es que importa revelar todo lo anterior a la luz de los hechos, gracias a que conformaron una estructura la cual fue adquiriendo fisonomía propia de la que emergieron todas aquellas posibilidades técnicas del toreo de a pie. Creo que de no haber hecho revisión al panorama de antecedentes tendríamos una idea simplemente vaga del significado de este quehacer. Por otro lado, debo decir que justo la forma que ha venido adquiriendo el prolegómeno de esta tesis, asume una posición planteada por Enrique Florescano en estos términos: Los historiadores, antes preocupados por el cambio violento y las crisis que parecían anunciar el acabamiento de una época y el comienzo de otra, hoy muestran un interés decidido por las PERMANENCIAS Y LAS CONTINUIDADES. 65

Bien, luego de este entremés de Clío, prosigamos. Va a ser importante referir las maneras en que los novohispanos de fines del XVIII reciben y aplican las alternativas de la "reacción castiza" propia del pueblo español, reacción que aquí se incrementó junto a otra de similares condiciones. Me refiero a la reacción criollista, 66 dada como resultado a los ataques de parte de ilustrados europeos entre algunos de los cuales opera un cambio de mentalidad irracional basado en la absurda idea sobre lo ínfimo en América. Buffon, Raynal, de Pauw se encargan de despreciar dicha capacidad a partir de puras muestras de inferioridad, de degeneración. Todo es nada en el Nuevo Mundo. Ese conjunto de diatribas sirven para mover al criollo a su natural malestar y a preparar respuestas que comprueben no sólo igualdad sino un hondo deseo de mostrar toda su superioridad, lo cual le permite descubrirse a sí mismo. Ese modo de comportarse da al mexicano sellos originales de nacionalismo criollo, un nacionalismo que no se significará en cuanto tal para el toreo, aunque este va a asumir una propia y natural expresión. Y si natural llamamos al estado de cosas que se anunciaba, es decir, la independencia, ésta se enriqueció a partir de factores en los que A pesar de encontrar oposición, España continuó con la extensa reorganización de su imperio durante los últimos años del siglo XVIII, proceso al que comúnmente se le conoce como las Reformas Borbónicas67. Estableció un ejército colonial, reorganizó las fronteras administrativas y territoriales, introdujo el sistema de intendencias, restringió los privilegios del clero, reestructuró comercios, aumentó los impuestos y abolió la venta de oficios. Estos cambios alteraron antiguos acuerdos socieconómicos y políticos en detrimento de muchos americanos.68

Luego, con el relajamiento van de la mano el regalismo y un centralismo, aspectos estos importantísimos para la corona y su política en América desde el siglo XVI, de los cuales se cuestiona si favorecieron o contrariaron el carácter americano. Ello es posible de confirmar en las apreciaciones hechas por Hipólito Villarroel en su obra de 1769, "Enfermedades políticas..." donde se acusa una total sociedad desintegrada, tal y como podemos palparlo a continuación: El desorden de todas las instituciones era responsable de la despoblación y destrucción de los habitantes y el gobierno debía remediarlo mediante una nueva legislación para todo. Las grandes ciudades como la de México, se cargaban de maleantes y de lupanares y todo sucedía a la vista de las autoridades, porque también representaban otra carga de personas varias, ostentosas e insoportables. Todos vivían como se les antojaba y llegaban a perturbar hasta el reposo, de día y de noche, y no se atendía a los reglamentos que existían para uno de los corregidores. 69 65

El Búho, No. 318 del 13 de octubre de 1991. "Enrique Florescano y el nuevo pasado mexicano". Edmundo O´Gorman: Meditaciones sobre el Criollismo. Discurso de ingreso en la Academia Mexicana correspondiente de la Española. Respuesta del académico de número y Cronista de la Ciudad, señor don Salvador Novo. México, Centro de Estudios de Historia de México, CONDUMEX, S.A., 1970. 45 p., p. 24. El criollismo es, pues, el hecho concreto en que encarna nuestra idea del ser de la Nueva España y de su historia; pero no ya entendido como mera categoría racial o de arraigo domiciliario, ni tampoco como un "tema" más entre otros de la historia colonial, sino como la forma visible de su interior dialéctica y la clave del ritmo de su desenlace. 67 Las Reformas Borbónicas en México son los cambios propiciados por el gobierno español y las medidas que se tomaron para llevarlos a cabo. 68 Universidad de México. Revista de la Universidad Nacional Autónoma de México. Septiembre, 1991. "El proceso político de la Independencia Hispanoamericana" por Jaime E. Rodríguez O., p. 10. 69 Carlos Bosch García: La polarización regalista de la Nueva España. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1990 (Serie Historia Novohispana, 41). 186 p. , p. 155. 66

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De nuevo, frente a nosotros, el relajamiento, respuesta dispersora de la sociedad, 70 misma que encuentra oposición de parte de los ilustrados, quienes definen al toreo como Un entretenimiento tan cruel y sangriento como éste, [que] era indigno de una nación culta. ¿Qué podía pensarse, decían ellos, de un pueblo que gozaba viendo cómo se sacrificaba a un animal que no hacía más que defenderse y cómo un hombre arriesgaba su vida, y a veces la perdía, sin razón alguna?71

Don Bernardo de Gálvez, Conde de Gálvez era entusiasta aficionado a los toros, pero también un “don Juan”, pues esta señorita torera le quitaba el sueño. La recreación lograda por el recordado artista Antonio Navarrete desvela a una “torera” arriesgada quien no da muestras de pánico, sino de una seguridad a toda prueba, lo que significa que aquel episodio pudo tener su “puntito” de realidad, la misma que presenta este registro. Fuente: Antonio Navarrete. TAUROMAQUIA MEXICANA, Lám. Nº 12. “Señoritas toreras”.

Ellos mismos se encargaron de encontrarle muchos males sociales. Así, con sus observaciones detectan oficinas de gobierno vacías; padres que gastan sumas elevadas para ir a ellas (a las corridas), privando de necesidades vitales a sus familias lo cual en suma ocasionaba el empobrecimiento de la población. Y en otros términos caían en la tentación del dispendio. Los ilustrados encabezados por Feijoo, Clavijo y Cadalso, se oponen. Para Campomanes el toreo es la ruina y en Jovellanos es la negativa de popularidad total; sin embargo, a todos ellos se contrapone Francisco de Goya y toda su fuerza representativa, misma que dejó testimonio vivo de lo que fueron y significaron aquellas fiestas bajo el dominio de Carlos IV. Y es que Goya deja de padecer la guerra y sobre todo la reacción inmediata a ella, refugiándose en la sugerencia que Nicolás Fernández de Moratín le ofrece en su Carta

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Viqueira: ¿Relajados o reprimidos?..., Op. cit., p. 16. No está de más señalar que esta idea de un "relajamiento" generalizado de las costumbres forma parte de una caracterización más bien positiva de la situación económica, social y cultural de la Nueva España en ese siglo: penetración del pensamiento ilustrado, de la filosofía y de las ciencias modernas, múltiples reformas con el "fin de promover el progreso espiritual y material del reino novohispano" (reformas administrativas, medidas estatales filantrópicas y de beneficencia social), todo eso acompañado y sostenido por un "auge de la riqueza" debido al enorme aumento de la producción minera. 71 Ibidem., p. 43.

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Histórica.72 Es decir, ese recrear la influencia de los moros y que a su vez quedó impresa en el toreo, es el resultado directo de la TAUROMAQUIA de Goya. Por su parte Gaspar Melchor de Jovellanos propone luego de concienzudo análisis, que la estatura del conocimiento permite ver en los pensadores un concepto del toreo entendido como diversión sangrienta y bárbara. Ya Gonzalo Fernández de Oviedo Pondera el horror con que la piadosa y magnífica Isabel la Católica vio una de estas fiestas, no se si en Medina del Campo [escribe Jovellanos]. Como pensase esta buena señora en proscribir tan feroz espectáculo, el deseo de conservarla sugirió a algunos cortesanos un arbitrio para aplacar su disgusto. Dijéronle que envainadas las astas de los toros en otras más grandes, para que vueltas las puntas adentro se templase el golpe, no podría resultar herida penetrante. El medio fue aplaudido y abrazado en aquel tiempo; pero pues ningún testimonio nos asegura la continuación de su uso, de creer en que los cortesanos, divertida aquella buena señora del propósito de desterrar tan arriesgada diversión, volvieron a disfrutarla con toda su fiereza.73

Jovellanos plantea en su obra PAN Y TOROS el estado de la sociedad española en el arranque del siglo XIX. Es una imagen de descomposición y relajamiento al mismo tiempo y al verter sus opiniones sobre los toros es para satirizarlos diciendo que estas fiestas "ilustran nuestros entendimientos delicados, dulcifican nuestra inclinación a la humanidad, divierten nuestra aplicación laboriosa, y nos prepara a las acciones guerreras y magnánimas". Pero por otro lado su posición es subrayar el fomento hacia las malas costumbres cotejando para ello a culturas como la griega con el mundo español que hace suyo el espectáculo, llevándolo por terrenos de la anarquía y la barbarie, sin educación también que no tienen los españoles -a su juicio- frente a ingleses o franceses ilustrados. Y así se distingue para Jovellanos España de todas las naciones del mundo. Pero: "Haya pan y toros y más que no haya otra cosa. Gobierno ilustrado, pan y toros pide el pueblo, y pan y toros es la comidilla de España y pan y toros debe proporcionársele para hacer en los demás cuanto se te antoje". Hago aquí reflexión del papel monárquico frente a las propuestas de Jovellanos. Cuanto ocurrió bajo los reinados de Felipe V, Fernando VI y Carlos III se puede definir como etapa esplendorosa, que facilitó la transición del toreo, de a caballo al de a pie, permitiendo asimismo que la fiesta pasara de un estado primitivo, a otro que alcanzó aspectos de orden a partir de la redacción de tauromaquias como Noche fantástica, ideático divertimento (...) y la de José Delgado que sigue siendo un sustento por las muchas implicaciones que emanan de ella y aun son vigentes. La llegada al poder de Carlos IV significó la llegada también de los ideales ilustrados ocasionando esta coincidencia un férreo objetivo por desestabilizar al pueblo y su fiesta. En alguna medida los ilustrados lo lograron, pero ello no fue en detrimento del curso del espectáculo. La crítica jovellaniana recae en opiniones casadas con la civilización y el progreso, tal y como fue vertida por Carlos Monsiváis a propósito de la representación de la ópera "Carmen" efectuada el 22 de abril de 1994 en la plaza de toros "México". 74 Sin duda, existen personajes públicos en suma bien preparados que lo mismo aceptan o rechazan los toros como espectáculo o como fiesta. Esto siempre ha ocurrido, aunque no ha sido así cuando pretenden ir más allá y atentar contra la fiesta de toros. En algunos países latinoamericanos, luego de definirse sus respectivas formas de gobierno -casi siempre militarista, centralista, dictatorial-, fueron liquidadas las demostraciones taurinas. De regreso con los borbones, quienes al igual que la católica Isabel, dispusieron un cambio de fisonomía para la fiesta de toros. Sin embargo, como hemos visto, la continuidad se garantiza gracias a la forma en que el pueblo la acepta y se apropia, proporcionándole -conforme a cada época- un sello propio. Y tanto la "buena señora... (volvió) a disfrutarla con toda su fiereza", así también los borbones apoyan inclusive la promoción de la fiesta en diversos sentidos, que ni la "Pragmática-sanción" con la cual se "prohibían las fiestas de toros de muerte en los pueblos del Reino" de 1785 provocó daño alguno y las cosas siguieron un curso normal. Que hubiera en Nueva España algunos virreyes poco afectos a los toros es natural, pero una prohibición de gran alcance no se dejó notar. En 1801 el virrey Marquina, el de la "famosa fuente en que se orina" prohibió una corrida ya celebrada con mucha pompa, a pesar de la gota del simpático personaje. En el ambiente continuaba ese aire ilustrado que por fin encontró modo de coartar las diversiones taurinas, por lo menos de 1805 a 1809 cuando no se sabe de registro alguno de fiestas en la ciudad de México. Y es que fue aplicada la Novísima Recopilación, cédula que aparece en 1805 bajo el signo de la prohibición 72

Nicolás Fernández de Moratín: Las fiestas de toros en España Vid. Delgado, José: La Tauromaquia. (Véase bibliografía). Gaspar Melchor de Jovellanos: Espectáculos y diversiones públicas. Informe sobre la ley agraria. Edición de José Lagé. 4a. edición. Madrid, Cátedra, S.A. 1983 (Letras Hispánicas, 61). 332 p., p. 95-96. 74 Véase La Jornada Nº 3454, del 21 de abril de 1994, p. 59: "Sobre las corridas de toros". 73

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"absolutamente en todo el reino, sin excepción de la corte, las fiestas de toros y de novillos de (sic) muerte". En el fondo se pretendía Abolir unos espectáculos que, al paso que son poco favorables a la humanidad que caracteriza a los españoles, causan un perjuicio a la agricultura por el estorbo que ponen, a la ganadería vacuna y caballar, y el atraso de la industria por el lastimoso desperdicio de tiempo que ocasionaban en días que deben ocupar en sus labores. 75

José Manuel de Castro Santa-Anna, cita los siguientes acontecimientos: Diario de sucesos notables (1752-1758). México, Imprenta de Juan R. Navarro, Calle de Chiquis Nº 6, 1854. T. V, comprende los años de 1752 a 1754 (260 p.). 15 de diciembre de 1752 (p. 57-58): Refiere un desagradable hecho ocurrido en la plaza de Guadalajara. “Corre por cierto que en la justa de toros, que el mes pasado hubo en (...) en la anual festividad de Nuestra Señora del Rosario”, se hicieron de palabras el coronel Dr. José Basarte y D. Fermín de Cheves y Amescua, presidentes que fueron de la real Audiencia de Guadalajara. Al menos, en esta cita encontramos que en la Nueva Galicia se efectuaban dichas fiestas relacionadas con Nuestra Señora del Rosario. 17 de enero de 1753 (p. 92): Con el motivo de ser necesarios reales para entender la villa del santuario y real colegiata de Nuestra Señora de Guadalupe, su protector el señor oidor D. Domingo de Trespalacios, consiguió licencia de S.E. para que se corrieran toros en la plaza de San Diego, y el producto que ministrasen los cuartones se aplicase por dicha fábrica (...) el público tuvo a mal que para una obra tan pía se destinasen reales que continuamente acarrean muchos pecados mortales. 28 de enero de 1753 (este día y tres antecedentes) (p. 96): Se continuaron los toros en la plazuela de San Diego; en ambas semanas hubo un toreador muerto (el cual falleció la tarde del 20 de febrero) y ocho heridos: feneciese la diversión de esta tarde con un corpulento monte carnaval, que se fabricó en la medianía de la plaza, en el que había varias vestiduras de medias, calzones y chupas, becerros, carneros, cabritos, cerdos, pavos, gallinas, perdices, palomas, pájaros, cenzontles, jamones, lomos, longanizas, roscas de pan y de biscochos, todo género de frutas, de vituallas y hortalizas; y habiéndose tendido las compañías de infantería y caballería circunvalando la plaza por evitar cualesquier alboroto que pudiera acaecer, hizo S.E. señal con el pañuelo, y asaltando la plebe el monte, en muy poco tiempo quedó destruido, llevando cada cual la prensa que pudo adquirir, no dejando el más leve fragmento ni de vigas, petates y tablas, quedando muchos estropeados y sin ningún útil.

Y bien, bajo todo este panorama, ¿qué era del toreo ya no tanto en el curso del siglo XVIII, tan ampliamente conocido; sino el que se desarrolla en el siglo XIX? No hay mucho que decir. El toreo va a mostrar una sucesión en la que los protagonistas principales que fueron los caballeros serán personajes secundarios en una diversión casi exclusiva al toreo de a pie, mismo que adquiría y asumía valores desordenados sí, pero legítimos. Es más, En una corrida de toros de la época, pues, tenía indiscutible cabida cualquier manera de enfrentarse el hombre con el bovino, a pie o a caballo, con tal de que significara empeño gracioso o gala de valentía. A nadie se le ocurría, entonces, pretender restar méritos a la labor del diestro si éste no se ceñía muy estrictamente a formas preestablecidas.76

A su vez, las fiestas en medio de ese desorden, lograban cautivar, trascender y permanecer en el gusto no sólo de un pueblo que se divertía; no sólo de los gobernantes y caudillos que hasta llegó a haber más de uno que se enfrentó a los toros. También el espíritu emancipador empujaba a lograr una autenticidad taurómaca nacional. Y se ha escrito "desorden", resultado de un feliz comportamiento social, que resquebrajaba el viejo orden. Desorden, que es sinónimo de anarquía es resultado de comportamientos muy significativos entre fines del siglo XVIII y buena parte del XIX. Vale la pena detenernos un momento para explicar que el hecho de acudir continuamente a la expresión "anarquía", es porque no se da y ni se va a dar bajo calificación peyorativa. Es más bien, una manera de explicar la condición del toreo cuando este asume unas características más propias, Flores Hernández: "Con la fiesta nacional...” op. cit., p. 263. Benjamín Flores Hernández: La ciudad y la fiesta. Los primeros tres siglos y medio de tauromaquia en México, 1526-1867. México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1976. 146 p. (Colección Regiones de México)., p. 111. 75 76

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alejándose en consecuencia de los lineamientos españoles, aunque su traza arquitectónica haya quedado plasmada de manera permanente en las distintas etapas del toreo mexicano; que también supo andar sólo. Así rebasaron la frontera del XIX y continuaron su marcha bajo sintomáticos cambios y variantes que, para la historia taurómaca se enriquece sobremanera, pues participan activamente algunos de los más representativos personajes del momento: Hidalgo, Allende, Morelos o el jefe interino de la provincia de México Luis Quintanar. Años más tarde, las corridas de toros decayeron (un incendio en la plaza San Pablo causó larga espera, desde 1821 y hasta 1833 en que se reinauguró). Prevalecía también aquel ambiente antihispano, que tomó la cruel decisión (cruel y no, ya que no fueron en realidad tantos) de la expulsión de españoles -justo en el régimen de Gómez Pedraza, y que Vicente Guerrero, la decidió y enfrentó-. De ese grupo de numerosos hispanos avecindados en México, había comerciantes, mismos que no se podía ni debía lanzar, pues ellos constituían un soporte, un sustento de la economía cabizbaja de un México en reciente despertar libertario. En medio de ese turbio ambiente, pocas son las referencias que se reúnen para dar una idea del trasfondo taurino en el cambio que operó en plena mexicanidad. Con la de nuestros antepasados era posible sostener un espectáculo que caía en la improvisación más absoluta y válida para aquel momento; alimentada por aquellos residuos de las postrimerías dieciochescas ya relatadas atrás con amplitud. Y aunque diversos cosos de vida muy corta continuaron funcionando, lentamente su ritmo se consumió hasta serle entregada la batuta del orden a la Real Plaza de San Pablo, y para 1851 a la del Paseo Nuevo. Escenarios de cambio, de nuevas opciones, pero tan de poco peso en su valor no de la búsqueda del lucimiento, que ya estaba implícito, sino en la defensa o sostenimiento de las bases auténticas de la tauromaquia. Por todo lo anterior, es que debe entenderse que –y ya en las circunstancias propias del tema que da pie a este trabajo-, el hecho de que en los diversos espacios académicos, los alumnos tenían acceso a una restringida literatura, por un lado. Por otro, aquella otra eminentemente dedicada a su especialización, de ahí que entre las obras que fueron de obligada consulta se encuentren títulos como los que siguen: Florilegio general de todas las enfermedades… por el hermano Juan de Esteineffer, coadjuntor reformado de la Compañía de Jesús. El Cursus Medicus Mexicanus… impreso en México en la Imprenta del Empedradillo en 1727. También se encontraba el Compendio medicinal obra de don Francisco Capello (1737), el Peregrinus Protomedicus… de don José Antonio de Pérez Cabeza de Fierro. Alexipharmaco de la salud… disertación médico-moral escrita por el bachiller don José Francisco de Malpica Diosdado (1751). También estaba el Epítome perpetuo de los días decretorios que se consideran en las enfermedades… por don Felipe de Zúñiga Ontiveros, philomatemático de la corte de la Nueva España (1755), el Remedio natural para precaverse de los rayos y sus funestos efectos… por el bachiller Juan Antonio de Revilla Barrientos, o las Virtudes de las aguas de Peñol reconocidas y examinadas por orden la Real Audiencia… que se editó en la famosa Biblioteca Mexicana (1761), entre otras.77

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Fernando Ocaranza: Historia de la medicina en Mèxico. Prólogo: Carlos Viesca. Mèxico, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Dirección General de Publicaciones, 2ª ed., 2011. 219 p., p. 130.

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Marcos José Salgado: Cursus medicus Mexicanus juxtà sanguinis circulationem: & alia recentiorum inventa ad usum studentium in hàc Regali, Pontificià, Mexicanà Academia. Universidad de México. Herederos de la Viuda de Miguel de Rivera, Calderón, en el Empedradillo, año de 1727. [24], 344 p. Disponible en internet marzo 18, 2018 en: NIH. U.S. National Library of MedicIne. Digital Collections. https://collections.nlm.nih.gov/catalog/nlm:nlmuid-2571004Rbk

Juan Manuel Venegas: Compendio de la medicina: ó Medicina practica, en que se declara laconicamente lo mas util de ella, que el autor tiene observado en estas regiones de Nueva España, para casi todas las enfermedades que acometen al cuerpo humano : dispuesto en forma alfabetica. México, Impreso por D. Felipe de Zúñiga y Ontiveros M.DCC.LXXXVIII. (788). [36], 377, [1] p. Disponible en internet marzo 18, 2018 en: NIH. U.S. National Libra ry of MedicIne. Digital Collections. https://collections.nlm.nih.gov/catalog/nlm:nlmuid2576005R-bk

Cerramos el siglo XVIII con la presentación de estas dos portadas, fuentes en las que seguramente bebieron y aprendieron estudiantes e interesados en la medicina poniendo en práctica tan útiles conocimientos.

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CIRUGÍA EN EL SIGLO XIX.

El toreo a partir de la “Independencia”. Sorprende -de entrada-, una afirmación hecha por Leopoldo Vázquez78 en el sentido de que Bernardo Gaviño “el más ilustre y afamado de los lidiadores de México, era español, pues nació a los 20 días de Agosto del año 1812, en el lindo pueblo de Puerto Real, distante dos leguas de Cádiz”. Lo destacado de esta cita es que lo afirma con una doble nacionalidad, más mexicana que española, que fue ganándose lentamente hasta su muerte misma. Este seguramente se pelea las palmas con dos diestros que luego fueron grandes en su patria. Me refiero a Francisco Arjona Cúchares79 y Francisco Montes Paquiro,80 alumnos sobresalientes de la Real

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Leopoldo Vázquez: América Taurina por (...) Con carta-prólogo de Luis Carmena y Millán. Madrid, Librería de Victoriano Suárez, Editor, 1898, 191 p., p, 9 y ss. Bernardo Gaviño, el más ilustre y afamado de los lidiadores de México, era español, pues nació á los 20 días de Agosto del año 1812, en el lindo pueblo de Puerto Real, distante dos leguas de Cádiz. No hay para qué decir, si este proceder enojaría al buen Arzobispo; baste consignar que para curarle de una afición, que el ilustre prelado consideraba funestísima, hubo de encerrar por quince días al incipiente lidiador; mas no bien salió éste de la prisión y fanatizado por su afición a los cuernos, fugóse de la casa de su protector e ingresó desde luego en una cuadrilla de toreros, presentándose por primera vez en público en la plaza de San Roque, con un espada llamado Benítez, conocido por el apodo del Panaderillo y toreando después en los circos de Algeciras, Vejer y Puerto Real, su pueblo. Enterado un tío suyo, hermano de su madre, D. Francisco de Rueda, le amenazó con meterlo en la cárcel si continuaba sus excursiones taurinas, y harto ya el mozuelo de tantas contrariedades, se embarcó para Montevideo en 1829, empezando a seguida en esta capital a ejercer la profesión de lidiador. Dos años después pasó Bernardo a la Habana, presentándose al público el día 30 de mayo de 1831, e inaugurándose desde aquel día una era de triunfos para él. Durante tres años toreó alternando con el esforzado espada Rebollo, natural de Huelva, con Bartolo Megigosa, de Cádiz, con José Díaz (a) Mosquita y con el mexicano Manuel Bravo, matadores todos que disfrutaban de merecido prestigio en la capital de la gran Antilla. Llevóse, no obstante, las palmas Gaviño, pues su agilidad portentosa, su vista, la holgura con que practicaba todas las suertes y su pasmosa serenidad en el peligro, cautivaron al público habanero. Repercutiendo su fama y hechos en otras regiones americanas, fue solicitado para pasar a México en el año 1834 y desde que pisó el territorio mexicano, puede decirse que Bernardo empezó a captarse simpatías y a entusiasmar al público, que le proclamó torero sin rival, considerándole como hijo adoptivo de aquella hermosa tierra y asociándose él de corazón a todas las alegrías y pesares del pueblo mexicano fue allí el amigo de todos, el maestro de cuantos se dedicaron al toreo y fuera de la órbita de su profesión, tomó parte activa en las revueltas políticas, combatió contra fuerzas formidables de indios comanches en pleno desierto y salió victorioso, si bien acribillado de heridas y con pérdidas sensibles de las fuerzas que mandaba, haciéndose acreedor a que el gobierno condecorase su pecho con la cruz del “Héroe de Palo Chino”, en recompensa a su denuedo. 79 Francisco Arjona “Cúchares”. En: José Antonio Medrano: TOREROS. 1726-1965. Prólogo del Excmo. Sr. Conde de Colombí. Libro biográfico de todos los matadores de toros, ordenados por antigüedad de alternativa. Concebido, editado y propiedad de Antonio Carrascal Rodríguez. Madrid, Editorial Carrascal, 1965. 277 p. Ils., retrs., fots., p. 30-31. Hijo del banderillero Manuel Arjona, “Costuras”, y de María Herrera, hermana de “Curro Guillén”, su ascendencia torera, amplia e ilustre como pocas... Aunque nacido en Madrid, el 19 de mayo de 1818, se le considera sevillano, pues de Sevilla eran sus padres, sus abuelos, etc., y en Sevilla se crió y en Sevilla nació al toreo. A los doce años –precocidad que no debe extrañarnos, dado el ambiente en que hubo de moverse-, ingresó como alumno en la Escuela de Tauromaquia de Sevilla, y a los catorce ya figuraba en la cuadrilla de Juan León, quien dispensó al sobrino parecida protección a la que él recibiera años antes de su tío “Curro”. “Cúchares”, se presentó en Madrid, como media espada, el 27 de abril de 1840, alternando, sin cesión de trastos, con Juan Pastor, “El Barbero”; para 1842 ya estaba consagrado como primera espada y, lo que es más importante, como un torero de personalidad singular, que hacía cosas nuevas, que improvisaba, que se burlaba del toro y, a veces, hasta del toreo, en un derroche de gracia que encubría ventajas y defectos. “Cúchares” fue un torero sabio, listísimo, con “guasa”, que arriesgaba poco, pero lucía mucho, sin perjuicio de demostrar clasicismo –a la manera de entonces- cuando no había más remedio. “Cúchares”, se divertía toreando, más atento a deslumbrar al público que a impresionarle. Naturalmente, era un estoqueador mediano y, naturalmente también, la “afición pura” rechazaba su toreo, mientras el gran público lo pasaba en grande con él. Ahora bien, lo que más escandalizaba a los “puros”, hay que abonarlo en la mejor cuenta de la historia y la evolución de nuestra fiesta, pues se trataba del toreo de muleta con la mano derecha, cosa poco menos que herética a la sazón; pero que, a partir de “Cúchares”, informa y rige en buena parte todo el tercer tercio, que ganó en poderío y en variedad de suertes.

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Escuela de Tauromaquia en Sevilla. Asimismo, encontramos, entre otros a: Juan León, a Manuel Parra, Manuel Romero Carretero, Antonio Calzadilla, Pedro Sánchez, Roque Miranda, Jorge Monge “El Negrillo”, Antonio de los Santos, entre otros muchos. Durante aquellos años España sufría el embate de varias nuevas naciones americanas que logran su independencia, desligándose del control político y económico que impuso la corona en similar número de colonias durante tres siglos. Todo esto creaba en América un nuevo espíritu de libertad y pensamiento bajo un deseo de emancipación que permitió el desarrollo de destinos en sus más diversas variedades de carácter político, social y económico. México no fue la excepción. Tuvo que morir Fernando VII (1833) Para que el gobierno español finalmente reconociera la independencia de México. Cuando esto ocurrió, el 28 de diciembre de 1836, la actitud hacia España en los discursos conmemorativos cambió radicalmente. La península no sólo dejaba de ser una amenaza sino que pasaba a ser motivo de aflicción debido a las cruentas luchas internas por la sucesión del trono (guerras carlistas).81

Por eso, una opinión que nos define el sentir de aquella nueva experiencia dejamos que nos la explique José María Lafragua, quien el 27 de septiembre de 1843 afirma ...la España de Isabel III... no es la España de Carlos V; y hartas desgracias ha sufrido y sufre esa nación heroica, en expiación tal vez de sus antiguos errores, para que nosotros, hijos de la libertad y del progreso, echemos en rostro a nuestros hermanos de hoy las faltas de nuestros padrastros.82

El espíritu de aventura hizo emprender en Bernardo el proyecto de embarcarse a una América rica en posibilidades. La decisión que toma para hacer un viaje que se tornó definitivo, puesto que ya no volvería a ver nunca más su Cádiz maternal, está sustentada en dos posibilidades que a continuación se enuncian. Una de ellas es la de que encontrándose dispuesto a abrazar tan difícil profesión, ésta se hallaba fuertemente disputada por otros tantos diestros que, además, alcanzaban renombre a pasos agigantados. ¿Cómo poder lograr un lugar de privilegio frente a PAQUIRO o frente a CÚCHARES, si ambos toreros gozaban del apoyo del pueblo al verlos este como parte de la REAL ESCUELA DE TAUROMAQUIA DE SEVILLA; y todavía más: como alumnos favoritos del longevo torero, Pedro Romero?

Otro punto importante en la biografía de “Cúchares” es la competencia que sostuvo con “El Chiclanero”, y en la que, todo hay que decirlo, acabaron por imponerse la clase, la seriedad y la seguridad con la espada, de José Redondo. En su vida particular se distinguió por su amor a la familia, su honradez y su generosidad, tanta ésta que le impidió llegar a la madurez con el merecido desahogo económico, por lo que, en 1868, aceptó un contrato para torear en La Habana; pero, sólo llegar a Cuba, fue atacado por el vómito negro y murió el 4 de diciembre de dicho año. Sus restos mortales fueron trasladados a España en 1885. 80 Francisco Montes “Paquiro”. Medrano, op. cit., p. 28-29. Es tanta la gloria de este matador de toros que la relación de fechas, puntualizando circunstancias particulares y hechos profesionales que en otros es necesaria incluso a veces para dar fe de su existencia, sobran en la ocasión, salvo en lo que se refiere a las tres que podemos llamar fundamentales, por imprescindibles en toda biografía: la de su nacimiento, el 23 de enero de 1805, en Chiclana, (Cádiz); la de su presentación y alternativa en Madrid (padrino: Juan Jiménez, “El Morenillo”), el 18 de abril de 1831, y la de su muerte, el 4 de abril de 1851, en la misma ciudad que le había visto nacer. Francisco Montes se justifica con el sólo enunciado de su nombre. Como, antes de él, “Costillares”, Pedro Romero y “Pepe-Illo”, y como después, “Cúchares”, “El Chiclanero”, “Lagartijo”, “Guerrita”, “Joselito”, Belmonte, Ortega, “Manolete” y... quizás algunos más..., si es que ya no nos hemos excedido. Su señorío en la plaza le hizo merecedor del tratamiento de don, con el que llegó a anunciársele en los carteles y a mencionársele en los periódicos de la época, y hasta es fama de que sus prendas de caballerosidad y desprendimiento, arrojo y maestría, estuvieron cerca de ganarle el título nobiliario de Conde de Chiclana. Mucho debe el toreo a Francisco Montes, y entre todo valga destacar la organización y disciplina de las cuadrillas tal como ahora las conocemos, lo que representó un paso definitivo hacia la madurez del toreo a pie, y también la publicación de una “Tauromaquia completa” o “El Arte de Torear”, que aún hoy es de recibo en su mayor y mejor parte. Por último, digamos que Francisco Montes fallaba algo como estoqueador, pues atravesaba a los toros con frecuencia, y, en otro aspecto, que en los últimos años de su vida, aquejado nadie supo por qué pesares, buscó el torpe consuelo de la bebida, perjudicando su salud y precipitando su muerte, que le llegó a los cuarenta y seis años de edad. 81 Enrique Plasencia de la Parra: Independencia y nacionalismo a la luz del discurso conmemorativo (1825-1867). México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 1991. (Regiones), p. 70 82 Op. cit., p. 71.

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Otra es la que se fundamenta en el espíritu de conquista que Bernardo Gaviño decide, con la certeza de que América es un “filón de oro” y en ella no abundan los toreros españoles, menos aún cuando están ocurriendo los acontecimientos que cimbran el alma toda de poblaciones en reciente estado de independencia. Al finalizar el siglo XVIII y despertar el XIX la fiesta de los toros está convertida en un caldo de cultivo, en el que caben todas las posibilidades de invención, mismas que acompañaron durante un buen número de años al espectáculo hasta que adquiere una personalidad propia, más profesional y venturosa frente a las nuevas generaciones que van haciendo suyo un divertimento al que matizan de un carácter propio gracias a todas esas formas de expresión que se vivieron en épocas del esplendor goyesco, pasando a manos de Bernardo Gaviño quien desde Montevideo y Cuba las transporta a México, sitio en el que compartirán la tauromaquia -con todo su dejo de relajamiento e invención- luego de su llegada, en 1835, hasta su muerte misma, en 1886. Un dato que debe quedar sentado, es que de 1829 a 1886, Bernardo Gaviño estuvo activo en América 57 años, 31 de los cuales al menos, los consagró a México. Un espectáculo taurino durante el siglo XIX, y como consecuencia de acontecimientos que provienen del XVIII, concentraba valores del siguiente jaez: -Lidia de toros "a muerte", como estructura básica, convencional o tradicional que pervivió a pesar del rompimiento con el esquema español, luego de la independencia. -Montes parnasos,83 cucañas, coleadero, jaripeos, mojigangas, toros embolados, globos aerostáticos, fuegos artificiales, representaciones teatrales, 84 hombres montados en zancos, mujeres toreras. Agregado de animales como: liebres, cerdos, perros, burros y hasta la pelea de toros con osos y tigres. 85 Forma esto un básico. Ese gran contexto se entremezclaba bajo cierto orden, establecido en el reparto de los fascinantes carteles. La reunión popular se encargaba de deformar ese proceso en un feliz discurrir de la fiesta como tal. La relación directa con Bernardo Gaviño en Cuba hace ver que sus influencias en México son de mucho poder. Bernardo debe haber sido para entonces una figura importante en Cuba y el nombre de México no fue Flores Hernández: “Con la fiesta nacional...”, op. cit., p. 101. El llamado monte carnaval, monte parnaso o pirámide, consistente en un armatoste de vigas, a veces ensebadas, en el cual se ponían buen número de objetos de todas clases que habrían de llevarse en premio las personas del público que lograban apoderarse de ellas una vez que la autoridad que presidía el festejo diera la orden de iniciar el asalto. 84 Armando de María y Campos: Los toros en México en el siglo XIX (1810 a 1863). Reportazgo retrospectivo de exploración y aventura. México, Acción moderna mercantil, S.A., 1938. En la mayoría del texto encontramos diversas referencias y podemos ver ejemplos como los siguientes: Los hombres gordos de Europa, Los polvos de la madre Celestina, La Tarasca, El laberinto mexicano, El macetón variado, Los juegos de Sansón, Las Carreras de Grecia (sic), Sargento Marcos Bomba, todas ellas mojigangas. 85 Flores Hernández: Op. cit., p. 47 y ss. Basto es el catálogo de "invenciones" que se instalaron en torno al toreo. -Lidia de toros en el Coliseo de México, desde 1762 -lidias en el matadero; -toros que se jugaron en el palenque de gallos; -correr astados en algunos teatros; -junto a las comedias de Santos, peleas de gallos y corridas de novillos; -ningún elenco se consideraba completo mientras no contara con un "loco"; -otros personajes de la brega -estos sí, a los que parece, exclusivos de la Nueva España o cuando menos de América- eran los lazadores; -cuadrillas de mujeres toreras; -picar montado en un burro; -picar a un toro montado en otro toro; -toros embolados; -banderillas sui géneris. Por ejemplo, hacia 1815 y con motivo de la restauración del Deseado Fernando VII al trono español anunciaba el cartel que "...al quinto toro se pondrán dos mesas de merienda al medio de la plaza, para que sentados a ellas los toreros, banderilleen a un toro embolado"; -locos y maromeros; -asaetamiento de las reses, acoso y muerte por parte de una jauría de perros de presa; -dominguejos (figuras de tamaño natural que puestas ex profeso en la plaza eran embestidas por el toro. Las dichas figuras recuperaban su posición original gracias al plomo o algún otro material pesado fijo en la base y que permitía el continuo balanceo); -en los intermedios de las lidias de los toros se ofrecían regatas o, cuando menos, paseos de embarcaciones; -diversión, no muy frecuente aunque sí muy regocijante, era la de soltar al ruedo varios cerdos que debían ser lazados por ciegos; -la continua relación de lidia de toros en plazas de gallos; -galgos perseguidores que podrían dar caza a algunas veloces liebres que previamente se habían soltado por el ruedo; -persecuciones de venados acosados por perros sabuesos; -globos aerostáticos; -luces de artificio; -monte carnaval, monte parnaso o pirámide; -la cucaña, largo palo ensebado en cuyo extremo se ponía un importante premio que se llevaba quien pudiese llegar a él. Además encontramos hombres montados en zancos, enanos, figuras que representan sentidos extraños. 83

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ajeno a sus aspiraciones. Quizá vio en todo esto la posibilidad de incorporarse a un esquema de actividades taurinas, a las que el pueblo mexicano no mostraba demasiada aversión, siendo este personaje de origen español. Recordemos las razones de la expulsión de los españoles de México a finales de la segunda década del siglo XIX. Según Jesús Reyes Heroles acepta que dicha expulsión fue antieconómica y repugnante para el modo de pensar de la presente generación. México se encontraba desgarrado entre los dos polos de su realidad: el orden colonial, del cual los españoles eran un recuerdo vivo, y el nuevo orden republicano. La expulsión de los españoles, según Reyes Heroles, tuvo entonces el objetivo de impedir la consolidación de una oligarquía económica, política y hasta social. Pero Bernardo Gaviño no afectaba estas condiciones. España reconoce la independencia de México hasta 1836. Gaviño es, en todo caso un continuador de la escuela técnica española que comenzaba a dispersarse en México como consecuencia del movimiento independiente, pero no un elemento más de la reconquista, asunto que sí se daría en 1887, con la llegada de José Machío, Luis Mazzantini o Diego Prieto "Cuatro dedos". Y no lo fue porque su propósito fundamental fue el de alentar –y aprovechar en consecuencia- el nacionalismo taurino que alcanzó un importante nivel de desarrollo, durante los años en que se mantuvo como eje de aquella acción. Otras manifestaciones del espectáculo. Como una constante, el conjunto de manifestaciones festivas, producto de la imaginaria popular, o de la incorporación del teatro a la plaza, llamadas “mojigangas” (que en un principio fueron una forma de protesta social), despertaron intensas con el movimiento de emancipación de 1810. Si bien, desde los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX ya constituían en sí mismas un reflejo de la sociedad y búsqueda por algo que no fuera necesariamente lo cotidiano, se consolidan en el desarrollo del nuevo país, aumentando paso a paso hasta llegar a formar un abigarrado conjunto de invenciones o recreaciones, que no alcanzaba una tarde para conocerlos. Eran necesarias muchas, como fue el caso durante el siglo pasado, y cada ocasión representaba la oportunidad de ver un programa diferente, variado, enriquecido por “sorprendentes novedades” que de tan extraordinarias, se acercaban a la expresión del circo lo cual desequilibraba en cierta forma el desarrollo de la corrida de toros misma; pues los carteles nos indican, a veces, una balanceada presencia taurina junto al entretenimiento que la empresa, o la compañía en cuestión se comprometían ofrecer. Aunque la plaza de toros se destinara para el espectáculo taurino, este de pronto, pasaba a un segundo término por la razón de que era tan basto el catálogo de mojigangas y de manifestaciones complementarias al toreo, -lo cual ocurrió durante muchas tardes- que, para la propia tauromaquia no significaba peligro alguno de verse en cierta media relegada. O para mejor entenderlo, los toros lidiados bajo circunstancias normales se reducían a veces a dos o tres como mínimo, en tanto que el resto de la función corría a cargo de quienes se proponían divertir al respetable. Desde el siglo XVIII este síntoma se deja ver, producto del relajamiento social, pero producto también de un estado de cosas que avizora el destino de libertad que comenzaron pretendiendo los novohispanos y consolidaron los nuevos mexicanos con la cuota de un cúmulo de muertes que terminaron, de alguna manera, al consumarse aquel propósito. Durante el siglo XIX, y en las plazas de San Pablo o el Paseo Nuevo hubo festejos taurinos que se complementaban con representaciones de corte teatral y efímero al mismo tiempo que ya conocemos como “mojigangas”. También puede decirse: en ambas plazas hubo toda una representación teatral que se redondeaba con la corrida de toros, sin faltar “el embolado”, expresión de menores rangos, pero desenlace de todo el entramado que se orquestaba durante la multitud de tardes en que se mostraron estos panoramas. Ambos escenarios permitían que las mencionadas representaciones se complementaran felizmente, logrando así un conjunto total que demandaba su repetición, cosa que los empresarios Mariano Tagle, Manuel de la Barrera, Javier de las Heras, Vicente del Pozo y Jorge Arellano garantizaron hasta donde les era posible, con la salvedad de que entre un espectáculo y otro se representaran cosas distintas. Y aunque pudiera parecer que lo único que no cambiaba era el quehacer taurino, esto no fue así. El siglo XIX mexicano en especial, reúne un conjunto de situaciones que experimentaron cambios agresivos para el destino que pretende alcanzar la nueva nación. Ya sabemos que al liberarse el pueblo del dominio colonial de tres siglos, tuvo como costo la independencia, tan necesaria ya en 1810. Lograda esta iniciativa y consumada en 1821 pone a México en una condición difícil e incierta a la vez. ¿Qué quieren los mexicanos: ser independientes en absoluto poniendo los ojos en Estados Unidos que alcanza progresos de forma ascendente; o pretenden aferrarse a un pasado de influencia española, que les dejó hondas huellas en su manera de ser y de pensar?

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Este gran conflicto se desata en las esferas del poder, el cual todos pretenden. Así: liberales y conservadores, militares y hasta los centralistas pelean y lo poseen, aunque esto fuera temporal, efímeramente. Otra circunstancia fue la guerra del 47´, movimiento que enfrentó en gran medida el contrastante general Antonio López de Santa Anna, figura discutible que no sólo acumuló medallas y el cargo de presidente de la república varias veces, sino que en nuestros días es y sigue siendo tema de encontrados comentarios. Esa lucha por el poder y la presencia de personajes como el de Manga de Clavo fue un reflejo directo en los toros, porque a la hora en que se desarrollaba el espectáculo, las cosas se asumían si afán de ganar partido, y no se tomaban en serio lo que pasara plaza afuera, pero lo reflejaban -traducido- plaza adentro, haciendo del espectáculo un cúmulo de creaciones y recreaciones, como ya se dijo. Desde la antigüedad, la fiesta como entretenimiento y diversión ha sido el remedio, atenuante de crisis sociales, emocionales probablemente, y hasta existenciales (basta recordar el caso del Rey Felipe V y su encuentro con el castrato Farinelli). Respecto a ciertos estudios sobre la historia de este género, existen trabajos de Johan Huizinga,86 Josep Pieper,87 Jean Duvignoud88 y otros especialistas, que lo han hecho con inusitada y sorprendente lucidez. El de la diversión es un género que emerge de lejanos tiempos, siempre acompañando el devenir de las culturas como una forma de escape, espejo sintomático que no se desliga de la razón de ser del pueblo, soporte cuya esencia va definiendo a cada una de esas sociedades en cuanto tal. Basta recordar la que se consolidó en el imperio romano. En la actualidad, la sociedad mexicana encuentra un abanico rico en posibilidades, donde entre sus fibras más sensibles, entretenerse pasa a ser parte vital de sus rumbos cotidianos. En lo que a fiesta de toros se refiere, desde el siglo XVI y hasta nuestros días se nos presenta como un gran recipiente cuyo contenido nos deja admirar multitud de expresiones, unas en desuso total; otras que en el ayer se manifestaron intensas, y que hoy, evolucionadas, perfeccionadas siguen practicándose. Pero más allá del contenido explícito que la fiesta de toros nos da en este depósito, vemos otras manifestaciones que en su mayoría desaparecieron y algunas más, como el toreo de a caballo y a pie pero a la mexicana, muy de vez en vez solemos verlas en alguna plaza. De todo aquello desaparecido, pero de gran valor son las mojigangas, representaciones con tintes de teatralidad en medio de un escenario donde lo efímero daba a estos pequeños cuadros, la posibilidad de su repetición, la cual quedaba sometida también a una renovación, a un permanente cambio de interpretaciones, sujetas muchas veces a un protagonista que no se “aprendía” el guion respectivo. Me refiero al toro, a un novillo o a un becerro que sumaban a la representación. ¿El teatro en los toros? Ni más ni menos. Así como alguna vez, los toros se metieron al teatro y en aquellos limitados espacios se lidiaban reses bravas, sobre todo a finales del siglo XVIII, y luego en 1859, o en 1880; así también el teatro quiso ser partícipe directo. Para el siglo XIX el desbordamiento de estas condiciones fue un caso patente de dimensiones que no conocieron límite, caso que acumuló lo nunca imaginado. Lo veo como réplica exacta de todo aquel telúrico comportamiento político y social que se desbordó desde las inquietas condiciones que se dieron en tiempos que proclamaban la independencia, hasta su relativo descanso, al conseguirse la segunda independencia, en 1867. Ahora bien, el sello de todas esas manifestaciones “plaza afuera” no fueron a reflejarse “plaza adentro” como ya lo hemos visto. En todo caso, era aquello que hacía comunes a la fiesta y a la pugna por el poder: lo deliberado, lo relajado, sustentos de la independencia en cuanto tal; separados, pero siguiendo cada cual su propio destino, sin yuxtaponerse. “Plaza adentro” el reflejo que la fiesta proyectaba para anunciar también su independencia, fue entre muchas, una de las condiciones que la enriquecieron. Fulguraba riqueza en medio de un respiro de aires frescos, siempre renovados; acaso reiterados, pero siempre consistentes. Así como el toreo se estableció en el siglo XVI bajo las más estrictas reglas de la caballería a la brida o a la jineta, para alancear y desjarretar toros, también debe haber habido un síntoma deseoso de participación por parte de muchos que sintiéndose aptos lo procuraron, atentando contra ciertas disposiciones que les negaban esa posibilidad. Sin embargo, el campo, las grandes extensiones de tierras que sirvieron al desarrollo de la ganadería debe haber permitido en medio de esa paz y de todo alejamiento a las restricciones, la enorme posibilidad que muchos criollos y naturales deseaban para desempeñar y ejecutar tareas con una competente 86

Johan Huizinga: Homo ludens. Traducción Eugenio Imaz. 2a. reimpresión. Madrid, Alianza/Emecé, 1984. 271 p. (El libro de bolsillo, 412). Josef Pieper: Una teoría de la fiesta. Madrid, Rialp, S.A., 1974. 119 p. (Libros de Bolsillo Rialp, 69). 88 Jean Duvignaud: El juego del juego. México, 1ª ed. en español, Fondo de Cultura Económica, 1982. 161 p. (Breviarios, 328) 87

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habilidad que siendo parte de lo cotidiano, poco a poco fueron arribando a las plazas, quedándose definitivamente allí, como un adecuado caldo de cultivo que daba la posibilidad de recrear y enriquecer una expresión la cual adquirió un sello más propio, más nacional, a pesar de que el control político y social estuviera regido en el núcleo que resultaba ser la Nueva España, como entidad de poder, aunque vigilada desde el viejo mundo, manifestaba una serie de reacomodos, de necesarias adaptaciones a la vida cotidiana ésta América colonizada, continente cuya población conformó un carácter propio. De no ser así, la rebelión era la respuesta a ese negarse a entender el propósito del destino que se construía de este lado del mundo. Y si la rebelión llevada a su máxima consecuencia fue la independencia, pues es allí donde nos encontramos con la condición necesaria para el despliegue de todo aquello de que se vieron impedidos los que siendo novohispanos, además, manifestaban el orgullo del criollo y todas las derivaciones -entiéndase castas-, que surgieron para enriquecer el bagaje social y todo lo que los determinaba a partir del “ser”, por y para “nosotros”. El complejo pluriétnico era ya una realidad concreta en el México del siglo XIX. La fiesta novohispana fue portadora de un rico ajuar, cuyo vestido, en su uso diario y diferente daba colorido intenso a un espectáculo que se unía a multitud de pretextos para celebrar en “alegres demostraciones” el motivo político, social o religioso que convocaban a exaltar lo mediato e inmediato durante varias jornadas, en ritmo que siempre fue constante. De nuevo, y al analizar lo que ocurrió en el siglo XIX taurino mexicano, exige una revisión exhaustiva, reposada, de todo aquello más significativo para entender que la corrida, la tarde de toros no era el marco de referencia conocido en nuestros días. La lidia de toros se acompañaba, o las mojigangas solicitaban el acompañamiento de actuaciones y representaciones de compañías, que como ya se dijo párrafos atrás, se producía la combinación perfecta del ”teatro en los toros”, o “los toros en el teatro”, dos circunstancias parecidas, pero diferentes a la hora de darle el peso a la validez de su representación. Dejemos pues, por la paz todas estas disquisiciones que buscan explicar la razón de aquel comportamiento, para conocer con los testimonios al alcance lo que se ha pretendido explicar hasta aquí, en intenso afán por reencontrarnos de nuevo con lo que fueron y significaron las Mojigangas: aderezos imprescindibles y otros divertimentos de gran atractivo en las corridas de toros en el mexicano siglo XIX.

“El toro embolado” aparece mientras el pueblo acude a la “cucaña” o “palo ensebado”, práctica común en buena parte del siglo XIX, y que traía por consecuencia momentos de auténtico peligro entre quienes bajaban al ruedo, ya fuese envalentonados de manera irresponsable o impulsado este propósito con algunos tragos de buen “tlamapa”.Ilustración que aparece en Gabriel Ferry (Seud. Luis de Bellamare): La vida civil en México por (...). Presentación de Germán List Arzubide. México, Talleres Gráficos de la Nación, 1974. 111 p. (Colección popular CIUDAD DE MÉXICO, 23).

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Hacia finales de 1814 y, para celebrar el advenimiento al trono español de Fernando VII, se organizaron fiestas taurinas y, entre otras, unos juegos de cañas, añejos divertimentos de los siglos XVI al XVIII. Se formaron las cuadrillas y, todo parece indicar que, al iniciarse 1815 en la todavía funcionable plaza del Volador (para ese entonces con 225 años de vida), sirvió como escenario para aquel suceso sin precedentes, sobre todo por lo acabado de su elaboración y por todo con cuanto se aderezó, que fue lo más. 89 Finalmente, y como un ejemplo más sobre registros relacionados con esta investigación, apuntaremos que, en 1835, aparece en el Diario del Gobierno de la República Mexicana, del 2 de diciembre de aquel año, en su Núm. 215, p. 4 la siguiente anotación: REMITIDO. Sres. editores: para hacer más agradable la bárbara diversión, el horrible espectáculo de las corridas de toros, acostumbra el general (Manuel) Barrera ofrecer al público, un palo ensebado, en que se ve subir a un encuerado, con peligro de caer y perder su vida, a resistir a un fuego activo, y contraer un mal, acaso incurable, solo por apoderarse de unas cuantas piezas de ropa grosera, mal hecha, y de mesquino valor. ¡Qué hombres estos que suben! ¡Qué ricos estos que proporcionan esa grangería! Pero en fin, no toca este espectáculo al grado de fiereza y de barbarie que se nota en el del monte parnaso, que con objeto de distraer al pueblo, y al que no es pueblo, dispuso el dicho general el día de ayer en la plaza de toros de S. Pablo. Se colocó el monte muy cerca de la puerta del vallado por donde bebía salir el toro embolado, a lastimar, a herir, a matar a esos miserables hombres que instigados de su pobreza procuraban asirse de unas piezas, de ropa, a quienes mejor estaban hacerse de una camisa de a doce reales, de un pañuelo de a real y medio, que ser víctimas de una muerte súbita, con peligro de sus almas, y daño de sus esposas, de sus padres, de sus hijos, de su familia, y de la sociedad misma, a quien se priva así de brazos, que podrían emplearse útilmente en el servicio de las armas, de la agricultura, y de las artes. Apenas se acerca un muchacho al maldecido monte, cuando lo alcanza el toro, lo eleva por el aire, y cae en tierra exánime y casi muerto. Tras este, otro, y otro, y otro. ¡Qué risotadas de los espectadores al ver en esa aptitud a unos hombres sus semejantes, hijos de Dios y miembros de la sociedad mexicana! El toro, los que toreaban, todos pasaron pisoteando a esos infelices, sin que por un largo rato nadie los socorriese. ¿Por qué el general Barrera no presta un auxilio a estos miserables, a quienes quiso beneficiar con esas indecentes vestiduras, valor de su salud o su vida? Pero está escrito: omnia pulchris parent fivitiis, &c. Suspendidos por los pies y la cabeza unos, y casi arrastrados otros por el suelo, fueron conducidos al cuarto de banderillas, en cuyos rincones se colocaron abandonados a su desgracia, contentándose los auxiliadores con decir que el cirujano de la plaza aseguraba no estar en peligro, y darles un poco de agua con vinagre. ¡Qué debe juzgarse de esto, Sres. editores? ¿Puede dudarse que el general Barrera expone evidentemente la vida de estos hombres? ¿Y no se hace por lo mismo objeto de la justicia, que debe prevenir estos hechos? ¿Por qué son unos muchachos de doce a quince años no han de ser cuidadas sus vidas por el magistrado? ¿Por qué son unos léperos dejan de ser súbditos de un gobierno, que debe velar en su conservación? Yo espero, Sres. editores, que la autoridad a quien toque o corresponda inspeccionar sobre estos tristes y escandalosos hechos, prohibirá, como debe, su repetición. Espero que en la integridad y justicia del Sr. gobernador, habrá medios para evitar espectáculo indigno aun de los salvajes antropófagos. No dudo que S. S. mirara con más interés la vida, y decente y útil destino de estos hombres, que las razones siempre especiosas y falsas que sugiera la bosa del dueño de la plaza. Con tal objeto he tomado la pluma, y no la dejaré hasta saber se han remediados esos funestos y trascendentales males. Tengan VV. la bondad, Sres. editores, de insertar en su muy apreciable periódico estos conceptos que dictó mi humanidad, mi amor al orden, y mi inflexible resolución en contribuir a contener los excesos que por un vil interés impunemente se cometen. Con el de contener también los resultados me dispongo a comunicar a VV. y al público algunos hechos que es necesario criticar con la publicidad que ellos mismos exigen. Por ahora, Sres. editores, estén VV. seguros del sincero afecto con que los aprecia su atento S.S.Q.S.M.B. El Hombre. México, noviembre 23 de 1835.

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Archivo General de la Nación Mexicana : Ramo Historia, T. 483, exp. VIII.-Oficio del Ayuntamiento.

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Heredia ilustró, Cumplido publicó. Escena fascinante de la REAL PLAZA DE TOROS DE SAN PABLO. La fiesta poco a poco va mostrando signos de lo que ya es para la tercera década del siglo XIX. Fuente: Colección del autor.

Ahora bien, sepan los lectores varios asuntos relacionados con lo anterior, como sigue. Se puede notar en esta versión, proporcionada por quien se hace firmar como El Hombre, de una denuncia pública ante los hechos ocurridos en la plaza de S. Pablo en fecha reciente al 23 de noviembre de 1835. Allí, como lo establecía la costumbre, se celebró al final del festejo un agregado más del espectáculo conocido como “monte parnaso” combinado con la presencia de un toro “embolado” en el ruedo. La descripción de nuestro “articulista” ayuda a entender lo sucedido con detalles puntuales al respecto. Lo que sobresale aquí es su indignación luego de que sucedieron los hechos lamentables allí relatados, mismos que pareciera estuvieron del todo avalados por el entonces asentista o empresario, el polémico general don Manuel de la Barrera, cuyo perfil era el de un personaje con amplios poderes e influencias, que lo mismo era quien monopolizaba el control de la basura, que aspectos relacionados con el ejército. Se jactaba de ser amigo de los funcionarios más encumbrados del momento, incluyendo al propio presidente de la república en turno. Y, evidentemente, también estaba al frente de la cosa taurina, asunto que no resultaba del todo grato para un amplio sector de interesados por el espectáculo. Por tal motivo la denuncia de que fue motivo, sobre todo por el hecho de que la vida de varios jóvenes estuviera en riesgo, sin que se garantizara por ninguna parte la posibilidad de una atención digna por parte de los cirujanos o de algún médico oportuno y diestro. Sin embargo, este aspecto fue común denominador durante casi todo el siglo XIX, y cargó siempre con las mismas circunstancias de riesgo, lo cual vino a erradicarse tardíamente, pues todavía por los años 30 del siglo pasado, era posible la celebración del espectáculo taurino, sin que este quedara completo si no se incluía en el reparto la aparición del “toro embolado”, en combinación perfecta con el “monte parnaso”. UN HECHO OCURRIDO EN 1819 SE DA A CONOCER EN 1888. En La Banderilla. Semanario Taurino Ilustrado, año I, N° 9, del lunes 9 de enero de 1888, se publicó en sus páginas centrales, una hermosa cromolitografía que recreaba el momento de la “Cogida del sordo Cevallos”. El artista, Hesiquio Iriarte presenta, con mirada de finales del XIX una escena que ocurrió poco más que avanzado

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el mismo siglo, precisamente cuando los trajes que presentan el herido y un peón que se acerca con intenciones de auxiliar al mismo no corresponden con la que habría sido forma de vestimenta en aquellos años. El hecho es que el caso representaba …La primera cogida que presenció el público mexicano. En el año de 1819 se estrenó la plaza de El Boliche, construida en la calle de la Mariscala, lidiándose toros de la ganadería de Puruagua. El banderillero Ceballos (a) El Sordo, al poner la segunda banderilla al primer toro de lidia, que era berrendo en cárdeno, voluntario y de poder, fue enganchado por el muslo derecho, penetrándole la llave 90 izquierda en el estómago.

Desconocemos si Manuel Campos Galván, director y administrador de dicho semanario, y posiblemente autor de esas notas, se remitió a alguna fuente específica. En todo caso, pudo haber consultado la recientemente publicada Historia del toreo en México, de Domingo Ibarra91 y haber obtenido de entre sus páginas, o con el mismo autor algunos datos más que precisaran aquella efeméride que viene a sumarse a este trabajo de investigación, trayendo hasta aquí tan interesante imagen.

En La Banderilla. Semanario Taurino Ilustrado, Año I, México, lunes 9 de enero de 1888, N° 9, apareció esta hermosa cromolitografía que “Representa la primera cogida que presenció el público mexicano. “En el año de 1819 se estrenó la plaza de El Boliche, construida en la calle de la Mariscala, lidiándose toros de la Ganadería de Puruagua. “El banderillero Ceballos (a) El Sordo, al poner la segunda banderilla al primer toro de lidia, que era berrendo en cárdeno, voluntario y de poder, fue enganchado por el muslo derecho, penetrándole la llave izquierda en el estómago”. Fuente: Biblioteca “Salvador García Bolio”, “Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías” (Morelia, Michoacán). Entre las muchas denominaciones dadas a la cornamenta de los toros, “llave” es una de ellas. Domingo Ibarra: Historia del toreo en México que contiene: El primitivo origen de las lides de toros, reminiscencias desde que en México se levantó el primer redondel, fiasco que hizo el torero español Luis Mazzantini, recuerdos de Bernardo Gaviño y reseña de las corridas habidas en las nuevas plazas de San Rafael, del Paseo y de Colón, en el mes de abril de 1887. México, 1888. 90 91

Imprenta de J. Reyes Velasco. 128 p. Retrs.

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CIRUGIA TAURINA EN EL SIGLO XIX

“El palo ensebado”, “cucaña”, o “monte parnaso” fue una representación novohispana que durante el siglo XIX adquirió fuerte protagonismo en las corridas, sobre todo durante la hegemonía de Bernardo Gaviño, durante el curso del siglo XIX. Antonio Navarrete recrea una escena donde puede apreciarse un momento de tensión al caer un mozo en la cara del toro. Fuente: Antonio Navarrete. TAUROMAQUIA MEXICANA, Lám. Nº 13. “La cucaña taurina”.

Luego de una exhaustiva búsqueda en diversas fuentes y archivos, están localizadas un buen número de imágenes con objeto de entender el significado concreto de la fiesta de toros decimonónica en cuanto tal. Desde luego sólo se trata de enfocar la apreciación –y de momento- a la primera mitad del siglo XIX, teniendo para ello el sustento más pertinente. Una primera reflexión que salta a la vista es el caos como hilo conductor, alimentado por una rica, riquísima serie de condiciones que nutrieron la corrida, quizá bajo una condición no solo normal, sino natural o sobrenatural de las cosas. Me explico. A pesar de que ya existían ciertas especificidades que intentaban controlar los síntomas del espectáculo, este reaccionaba gracias a un conjunto de estímulos surgidos de la espontaneidad, la creación y recreación de suertes y momentos efímeros que al gustar o ser motivo para el gozo fueron repitiéndose y ya con ese ritmo, afinándose incluso. Como todo tenía que suceder en presencia del toro, la suma de tales suertes se desplegaba intensa y fuera de sí durante el tiempo que durara la función. Por eso no es extraño encontrar la presencia de mojigangas, o de globos (cautivos o aerostáticos); fuegos de artificio y otra serie de expresiones materializadas en una puesta en escena paralela a la corrida de toros misma. La seducción provocada debe haber estado al borde de lo fantástico pues, aunque mediaran intentos de equilibrio, o estuvieran vigentes ciertas reglas, el encanto de la seducción obraba por cuenta propia. Para 1796 cuando José Delgado ya había legado en forma de experiencias su Tauromaquia o arte de torear, sus recomendaciones teóricas no permearon entre nuestros antepasados sino mucho tiempo después. Esto puede comprobarse en un hecho: en el catálogo de la biblioteca del conde de la Cortina, existía para 1840 un ejemplar de dicho tratado, lo que pudo haber despertado entre los interesados, pero sobre todo en un personaje en lo particular, Bernardo Gaviño, la disposición para hacer efectivos los anhelos que Pepe-Illo logró concentrar como resultado de su experiencia en los ruedos. ¿Por qué dicha “Tauromaquia” tan indispensable tuvo efectos

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tan tardíos en México? Bien a bien no se sabe, pero podría explicarse de la siguiente manera. Una buena cantidad de “toreros” quizá eran analfabetas, si para ello nos atenemos al estado de cosas que se registra precisamente en los balances y estudios de la población en aquel entonces. Es posible que también se deba al hecho de la ruptura natural que se dio con la independencia, a pesar de que estaban tendidos los puentes entre la metrópoli y su colonia permitiéndose con ello alimentación y retroalimentación de ideas o influencias, con mar de por medio inclusive. A ello debemos sumar el carácter o espíritu impreso, junto a un gesto o alarde de arrogancia o ensoberbecimiento muy propios y distantes en relación con España misma. Pero también no podemos olvidar que entre 1829 y 1835 llegó al país, el torero gaditano Bernardo Gaviño y Rueda, personaje que decidió hacer su vida en nuestro país por el resto de sus días, muriendo a edad muy avanzada, pues todavía en 1886 tuvo más que arrestos, y por tanto la necesidad de firmar un contrato para actuar en la plaza de Texcoco el 31 de enero de ese año, del que sale herido. A consecuencia de la cornada que recibió en una zona muy sensible, y dado el escaso tratamiento a que fue sometido, muere el 11 de febrero siguiente. Pues bien, todo ese panorama, junto a la visión general que debe darse a este propósito se respalda en buena medida en la iconografía, de la que iré dando cuenta en el presente trabajo, pero antes de ese propósito, debo, por razones muy claras remontarme a los siglos virreinales, con objeto de que se entienda en mayor y mejor medida la forma en que el toreo pudo ser trasladado a la imagen. Lamentablemente son muy pocos los ejemplos. Sin embargo, nos ocuparemos de ellos a continuación. No quisiéramos dejar de mencionar el hecho de que si bien, la fiesta novohispana y la de los primeros tiempos independientes tuvo, por parte de la autoridad propósitos de ser regulada, esto a partir de la aparición, en 1768 de las primeras disposiciones (hoy entendidas como Reglamento taurino), las mismas no contemplaban el punto de atención sobre los participantes y el riesgo al que se enfrentaban, lo que significa una grave omisión que pudo resolverse, en caso de que así fuera en otros términos. Afortunadamente, durante el curso del año de 1845 se presentó un caso que compartimos a continuación, como resultado de un aporte que nos proporciona Salvador García Bolio, como sigue. 1845: El torero Góngora. En Asistencia Médica. Plaza de toros de San Pablo. 1845, publicación de la autoría de Salvador García Bolio,92 existe un dato que recoge a partir del percance que sufrió un torero de apellido Góngora. Dicho dato aparece en un expediente que, a su vez, se localiza en el Archivo Histórico de la Ciudad de México. Año de 1845 Toros Orden del Sr. Regr. D. Manuel / Robredo y acuerdo posterior p.a q. en / la plaza de S. Pablo haya un facul / tativo, botiquín y demás necesario p.a la / primera curación de los heridos. El accidente desgraciado del torero Góngora me dio ocasión de observar q. en la administración de esa plaza no hay las precauciones necesarias p.a socorrer inmediatam.te a los infelices q. en la lid de toros comprometen sus vidas; con este motivo he creido de mi deber prevenir a U. se provea de un botiquín y de los hilos vendajes ht.a q. fueren necesarios p.a el auxilio de los heridos. Asi mismo proporcionará U. un facultativo q.e asista precisam.te a todas las funciones de toros a fin de q. la humanidad sea socorrida recoja inmediatam.te la primera sangre y practique las operaciones del momento pues de la oportunidad depende muchas veces el éxito. Espero no dará U. lugar a q.e se tomen otras providencias p.a llevar a efecto medidas tan notoriam.te benéficas y necesarias. D. y L. Mayo 23. de 1845. Sr. Admor. de la Plaza de toros de San Pablo.

Como puede apreciarse, el Sr. Regidor D. Manuel Robredo, debe haberse dirigido al “Sr. Admor. de la Plaza de toros de San Pablo”, el entonces empresario o asentista de la plaza, Manuel de la Barrera, famoso personaje que desde la segunda década de aquel siglo y hasta la cuarta década del XIX, llevaba los destinos de dicha plaza. Su arrogancia se convirtió en una virtud para controlar otros asuntos que, con toda seguridad le 92

Salvador García Bolio: Asistencia médica. Plaza de toros de San Pablo 1845. México, Bibliófilos Taurinos de México, 1985. 20 hojas. Facs. (Cuadernos Taurinos)., hojas 9-11.

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proporcionaron pingües beneficios. 1853: Juan Corona. Luis Ruiz Quiroz, en su imprescindible obra: EFEMÉRIDES TAURINAS MEXICANAS, refiere, en la pág. 91 el siguiente dato: 29 de marzo. 1858.-El picador Juan Corona sufre grave cornada en la ingle por un toro de Queréndaro.

Pues bien, intentando buscar todos cuantos datos permitieran corroborar tal efeméride, dimos con unos apuntes manuscritos del Dr. Carlos Cuesta Baquero, de los que traemos hasta aquí lo que sigue: Después trabajó (Juan) Corona desde 1850 a 1853 en la plaza de San Pablo, estrenada por segunda vez y de allí, la cuadrilla de Bernardo (Gaviño) pasó a trabajar a la plaza de Bucareli (la del Paseo Nuevo. N. del A.), en la que la tarde del 23 de mayo de 1853, sufrió Corona una terrible cogida, por un toro de Queréndaro, cuya asta entró al joven picador por la pierna derecha y atravesando el asta y saliendo la punta de la llave por el hígado. (sic). Como consecuencia de tan espantosa herida, Corona, duró enfermo casi un año, siendo durante este tiempo asistido con esmero por el Dr. Mallet. Repuesto Corona un tanto y habiendo gastado durante su enfermedad casi todos sus ahorros, tuvo necesidad de trabajar, logrando reunir una suma que, aunque insignificante, fue bastante para que Corona pudiera establecer una zapatería y comprar algunas vacas. Corona abandonó por completo el toreo y trabajando sin descanso y después de grandes privaciones con el honrado fruto de sus bastantes desvelos, compró la casa que hoy habita en Jamaica y donde tanto los viajeros notables, como la mayor parte de los mexicanos, hemos podido admirar un curioso museo al que tiene acceso el que lo solicite.

Apunte de Juan Corona incluido en la curiosa edición de Domingo Ibarra: Historia del toreo en México. (Véase bibliografía).

Hasta aquí las notas de Roque Solares Tacubac. Por lo tanto, el dato de Ruiz Quiroz no se corresponde con las apreciaciones de Cuesta Baquero, de ahí que sea importante, e imprescindible también el ajuste de aquellos datos que el pasado nos sigue aportando para seguirlo develando en el presente.

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Termino, por ahora, incluyendo los versos que, en 1851 se le dedicaron a este peculiar personaje, mismo que se convirtió en su momento, en auténtica leyenda viviente. El valiente Juan Corona El valiente Juan Corona el de la vara de otate, aunque la fiera lo mate ha de picarlo sin mona. De San Pablo en este día la plaza se encuentra en ascuas, porque se acercan las Pascuas y el pueblo goce a porfía.

La Muleta. Revista de Toros, año I, México, enero 22 de 1888, N° 21. Cromolitografía de “P.P García” que recrea el percance sufrido por Juan Corona en la Plaza de Toros del Paseo Nuevo, la tarde del 29 de marzo de 1853. Fuente: Biblioteca “Salvador García Bolio”, “Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías” (Morelia, Michoacán). La Chole, por vida mía no esquiva pisar la arena de sangre toruna llena; pues por complacer a todos, ha de jugar de mil modos con esas fieras, sin pena.

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Porque su fama lo abona93 en el suelo mexicano, dó se muestra muy ufano de triunfar siempre de veras. Y dominar a las fieras con su brazo soberano.

Ha de haber monte Parnaso, de muchas cosas provisto, las que jamás habrás visto aunque las tienes de paso. Cien pantalones de raso y otras muchas zarandajas, entre cortantes navajas, ha de tener en su mano, para que saque ventajas. El que busque distracción, en San Pablo la hallará, y no se arrepentirá de ocurrir a esta función. Allí no habrá tumultón ni desorden, ni mal rato el público hallará grato cuanto en su obsequio ofrecemos, pues todo precaveremos porque haya gusto y no flato. No es busca de novedades corras pueblo a otras regiones, porque las más ocasiones encontrarás bojedades. (. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .) Qué diversión más barata puede buscar un galán, para que con poco afán quiera obsequiar a su chata. La paga no es patarata, esta vez se ha disminuido, porque la empresa ha querido dar muestras de su adhesión, probando así a la sazón que os vive reconocido.

Así que, ateniéndonos al principio de la precisión, hay que darle certeza y credibilidad al dato aportado por el Dr. Carlos Cuesta Baquero, sirviendo esto, además, para una posible enmienda en las siempre perfectibles efemérides que, como ha sido posible apreciar, siempre tienden a un mejor reacomodo y adecuación. Es importante considerar la nota que La Muleta, ejemplar del que ha sido incluida la imagen párrafos arriba, donde sus autores se ocuparon del caso en los siguientes términos:

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La de Juan Corona.

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Representa la cogida que sufrió el picador Juan Corona en la Plaza de Toros del Paseo Nuevo, la tarde del 29 de marzo de 1853. El toro que se lidió en segundo lugar pertenecía a la vacada de Queréndaro, hoy extinguida y entonces en todo su apogeo. Fue negro listón de libras y buen trapío. Desde que sintió el fierro comenzó a crecerse y al tomar con mucha codicia la 3ª vara de Juan Corona, recargó con mucho poder, desarmó al diestro y lo enganchó por la ingle derecha, saliendo el pitón quince centímetros arriba. Corona fue volteado y recogido y por último arrojado a gran distancia. En este punto Bernardo Gaviño que era el primer espada, se acercó al herido, éste lo abrazó y el toro hizo por los dos. La ansiedad fue horrible. Afortunadamente esta segunda cogida fue sin consecuencias. Corona fue trasladado a la enfermería casi moribundo y continuó la lidia del toro, el cual tomó quince varas recargando y mató cinco caballos, dio nueve caídas y mandó dos picadores más a la enfermería. Fue banderillado por Tomás Rodríguez y cuando Mariano González (a) La Monja, de verde y plata se disponía a darle muerte, el público pidió a una voz que no se matara un toro tan valiente, por lo cual volvió al corral. A Corona lo asistieron los Doctores [¿José María?] Marroquí y Melet [¿Mallet?] y después de un año de sufrimientos y dolores, recobró la salud. Algunos años después se retiró del toreo, radicándose en uno de los más pintorescos barrios de esta ciudad en donde con sus ahorros compró una pequeña eradad [de hecho fue la célebre “Quinta Corona”, ubicada en el paseo de la Viga. N. de los A.] y se ha dedicado a conservar curiosidades de todo género y a practicar una de las virtudes más nobles: la caridad. Juan Corona es el ángel que consuela al desgraciado y enjuga su llano y la mano de que se ha valido la Providencia para mitigar el hambre de los desheredados. En su barrio y en una buena distancia en contorno, es sumamente querido, respetado y bendecido. Que contesten todos los que hoy han levantado el grito con la desgracia acaecida al infortunado Saleri, ¿en qué arte, ni en qué artista se ve lo que en Juan Corona? ¿No es esta la mayor respuesta que puede darse a las razones sin peso de los impugnadores a la gran diversión? Contra hechos no hay argumentos.94

1855: La evidencia de un Exvoto que por sí solo se explica.

a

ARTES DE MÉXICO. El toreo en México. N° 90/91, año XIV, 1967, 2 . época.

Biblioteca “Salvador García Bolio”, “Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías” (Morelia, Michoacán). La Muleta. Revista de Toros, año I, México, enero 22 de 1888, N° 21. Cromolitografía de “P.P García”. 94

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1864: Severiano Montes. PLAZA DE TOROS DE AGUASCALIENTES DR. JULES ARONSSHON Médico mayor del ejército expedicionario francés. En la continuación de esta Historia de la Cirugía Taurina en México, damos paso a un artículo escrito en la Gaceta Médica de México del 28 de diciembre de 1864,95 titulado Observation de ligature de I’artère axillaire à la suite d’un coup de corne, fechada el 12 de enero de 1864, en Aguascalientes. Publicado en México, el 28 de diciembre de 1864. El texto que aparece a continuación, fue traducido por nuestro buen amigo Gastón Ramírez Cuevas, excelente aficionado y a quien agradecemos su gentil apoyo. Conviene comentar el hecho de que el Dr. Aronssohn bien pudo ser uno de los integrantes del ejército francés que, desde 1862 ocuparon diversos sitios en el país, y ya pasada la condición bélica que los trajo con ese motivo, con objeto de internarse en otros espacios para hacer extensivos sus conocimientos, y ponerse al servicio de la comunidad, tal y como puede desprenderse del caso que a continuación se describe. Más adelante volveremos con nuestro personaje para hacer de su experiencia médica algunas apreciaciones. CIRUGÍA Observación de una ligadura de la arteria axilar como resultado de una cornada. Por el doctor (Jules) Aronssohn. El 12 de enero de 1864 había corridas de toros en Aguascalientes. El torero Severiano Montes quiso subir a la balaustrada para escapar del toro, el cual había hecho por él. Pero había llovido. Los barrotes de madera estaban resbalosos: el desgraciado cayó de vuelta al ruedo y fue embestido por el animal antes de poderse levantar. Recibió una cornada en la axila derecha. Puesto que estaba yo presente en la función, pronto estuve al lado del torero. La hemorragia era espantosa. El cuerno del animal, rematado en forma de espiral muy alargada, había penetrado por en medio del hueco de la axila en dirección al húmero. Desde ese punto, el pitón se había enderezado y había penetrado a más de diez centímetros de profundidad: el dedo entero desaparecía dentro de la herida. La sangre corría abundantemente, como formando una capa; tenía el color de la sangre arterial. Al introducir el dedo en la herida no se sentía el latir de la arteria humeral: había que remontarse hasta la arteria axilar para poder encontrar los latidos. La compresión en ese punto, ayudada por la compresión de la arteria subclavia, hacía disminuir considerablemente la hemorragia. De ese modo, la sangre sólo manaba lentamente y ya no tenía el color de la sangre arterial. Previendo la necesidad de llevar a cabo una ligadura, mandé a buscar los objetos necesarios para la operación; y durante el tiempo – bastante prolongado- que pasó antes de poder reunir el material, intenté precisar de manera correcta las indicaciones para este gravísimo caso, ya que me parecía evidente que tenía la vida del herido en mis manos. Al cambiar de lugar la compresión, buscando la ausencia o la presencia de los latidos en el trayecto del vaso sanguíneo, me percaté de que la hemorragia disminuía poco a poco. De tal manera que, según mis cálculos, una hora después del percance todo el derramamiento de sangre arterial había cesado y pude dejar de aplicar compresión alguna. No me cabe duda de que esta supresión de la hemorragia se debía al carácter mismo de la herida: es bien sabido que tratándose de heridas arteriales por desgarramiento, la hemorragia cesa por sí sola. La industria moderna nos ha dado multitud de ejemplos de este tipo cuando hablamos de miembros arrancados por las máquinas. Era absolutamente necesario ligar el vaso, aun a riesgo de exponer al herido a una hemorragia secundaria, la cual podría causarle la muerte, ya que había perdido más de dos kilogramos de sangre. El lugar para llevar a cabo la ligadura se situaba en la mitad del tercio inferior de la arteria axilar, ya que los latidos desaparecían justo en el punto en que dicha arteria se convierte en humeral, y ya no podían identificarse en toda la parte inferior del miembro.

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Gaceta Médica de México. Periódico de la sección médica de la Comisión Científica. T. I, del sábado 15 de julio de 1965, N° 21, p. 337-8. Este caso fue citado por primera vez en el libro del Dr. Roberto Castañeda Gaxiola: Trauma vascular. México, Editorial Alfil, 2007. 400 p. Ils., fots., p. 13. (Véase Bibliografía). Sin embargo, el asunto no se detalló debidamente.

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La operación en sí no tuvo nada de particular. A manera de precaución, el señor Logeay, veterinario, quien tuvo la bondad de asistirme durante el procedimiento, llevó a cabo la compresión de la arteria subclavia; se procedió a ensanchar la herida y la arteria quedó al descubierto y fue ligada después de que se constató fehacientemente la presencia de los latidos correspondientes. El herido no había dejado de estar en posición horizontal y no había perdido el conocimiento. Se trataba de un indio de 24 años de edad, de estatura mediana, temperamento bilioso y buena constitución física, pero de escaso desarrollo muscular. A pesar de ello, fue un nuevo ejemplo de la facilidad con que los traumatismos llegan a curarse en ciertas razas: esta propensión ha sido constatada en la raza árabe por todos los médicos militares que han vivido en África, y por lo visto está también presente en los indios. La herida cicatrizó tan rápido, que el herido consideró prudente retomar sus actividades, y no sin sorpresa le vi reaparecer en el ruedo el 26 de enero, quince días después del percance. Intentó en varias ocasiones estoquear al toro, pero le faltaba fuerza y tuvo que renunciar a esos esfuerzos demasiado dolorosos. Esa imprudencia no tuvo consecuencias nefastas: la ligadura se desprendió el 29 de enero, y para los primeros días de febrero la herida había cicatrizado por completo. En esos días, se sentían latidos muy débiles en la arteria radial derecha: la arteria humeral por debajo de la ligadura todavía estaba inmóvil. El torero que nos ocupa ya había recibido con anterioridad una cornada en la axila izquierda, mas la arteria no había sido afectada y la herida se había curado sin complicaciones y sin cuidados. Después de que se hubo curado de su segunda herida, el hombre lucía en cada axila una cicatriz irregular y similar: si uno no hubiera conocido el origen de las mismas, hubiera podido atribuirlas a la supuración de ganglios.

Percance a un torero. Grabado de Manuel Manilla, publicado en la Gaceta Callejera, México, mayo 25 de 1894, N° 18.

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Certificado médico que se otorgaba a los estudiantes luego de ser examinados para ejercer la profesión de Medicina y cirugía. Este documento corresponde al año de 1854.

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Facsímile del documento.

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Respecto a que Aronssohn interviniera directamente a Severiano Montes, fue por el hecho del percance que este sufrió en la plaza de toros de Aguascalientes, el 12 de enero de 1864. De esa ocasión, describe como, pretendiendo huir del peligro inminente al que se enfrentaba el torero, este quiso subir a la balaustrada para escapar del toro, el cual había hecho por él. Pero había llovido. Los barrotes de madera estaban resbalosos: el desgraciado cayó de vuelta al ruedo y fue embestido por el animal antes de poderse levantar. Recibió una cornada en la axila derecha. Aunque podría tratarse de un hecho aislado pero ocurrido frecuentemente en los festejos taurinos de la época, el punto es que puede descubrirse en su “bitácora” un caso concreto que se detalla ampliamente. Describe a Montes como un indio de 24 años de edad, de estatura mediana, temperamento bilioso y buena constitución física, pero de escaso desarrollo muscular, mismo que había sufrido una seria herida en la axila, y de la que, por su dimensión y riesgo representó para el médico francés, quien asistió providencialmente a aquel festejo, la mejor oportunidad de hacer valer sus conocimientos. Reunidas las condiciones para intervenirlo, se auxilió de ¡un veterinario! –el señor Logeay- con el que pronto pusieron fuera de peligro al herido. Destaca en su parte, eminentemente científica los detalles de la herida y la curación respectivamente. Sin embargo, hace notar que el herido reapareció apenas 14 días después del percance, y de ello puntualiza que el tiempo transcurrido de la convalecencia no fue suficiente, y no lo fue porque ese 26 de enero, al reaparecer en otro festejo, y al intentar la suerte suprema, le faltaba fuerza y tuvo que renunciar a esos esfuerzos demasiado dolorosos. La herida no curó como era deseable, y hubo de esperar que pasaran otros tantos días, hasta los primeros del mes siguiente. El diestro aborigen con anterioridad, ya había sido cornado en la otra axila, por lo que seguramente, y en términos de “presumir” rastros de la batalla que no parecían cicatrices propiamente de las cornadas recibidas, estos aparentaban, a los ojos de Aronssohn una mera “supuración de ganglios”.

Tarjeta de visita. Retrato del Dr. Jules Aronssohn, fechada en 1884. Disponible en internet mayo 16, 2018 en: http://coucou-cestmoi.over-blog.com/2014/04/histoires-de-famille.html

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1865: ESTUDIOS SOBRE LAS CORNADAS DE TORO. DR. AGUSTÍN ANDRADE.

DR. AGUSTIN ANDRADE (1836-1886) Nació en 1836 en París, Francia. Justo en 1862 atiende una petición que le hizo el matador de toros Bernardo Gaviño, “para asistir a los heridos que suelen haber en las corridas de toros que se dan en la Plaza de Bucareli”. De dicha experiencia, en 1864, y siendo segundo secretario de la primera mesa directiva de la Academia Nacional de Medicina de México, tiene la posibilidad de publicar sus “Estudios sobre las cornadas de toros”, que aparecen en la Gaceta Médica de México en el número del 15 de julio de 1865, de los cuales haremos su respectiva reseña en las páginas siguientes. Para el 15 de mayo de 1876 fue nombrado Director Médico del Hospital Nuestra Señora de la Luz. Fallece en 1886 en la ciudad de México.

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Facsímile del documento.

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El lenguaje que maneja el Dr. Andrade es, de suyo bastante claro con lo que cada caso de los mencionados en el texto se entienden, incluso si no se tiene el conocimiento de la medicina, salvo en el caso de aquellos términos que son propios de dicha especialidad. Por cuanto va explicando desde un principio, nos deja conocer la existencia de un común denominador en las corridas de toros que se efectuaban por aquella parte del siglo XIX en cuanto nos dice: Las cornadas no son tan frecuentes, como era de esperarse, entre los que se dedican al peligroso y difícil arte de la tauromaquia. En el tiempo que llevo de asistirlos solo recuerdo de ocho a diez casos en que la herida ha sido penetrante, aunque con más frecuencia he visto simples contusiones o rozaduras superficiales producidas por el cuerno. Este hecho, que llama la atención, se explica por la ligereza y prácticos conocimientos de los toreros; pues es raro que los de a pie, que tienen toda la libertad necesaria en sus movimientos, resulten heridos; mientras que los de a caballo o picadores forman casi el total de los lastimados, lo cual se comprende fácilmente, porque al caer el caballo quedan en parte debajo de él, en imposibilidad casi absoluta de moverse y expuestos a perder la vida en las diferentes embestidas del toro. Aquello no sucede, sin embargo, sino rara vez; al grado que no he visto caso alguno de muerte, y la rareza de las heridas aun en los picadores se explica por la preferencia que da el toro al caballo para su víctima, de lo que resulta que cebándose en éste con furor, desprecia al hombre, dejándole generalmente el tiempo suficiente para ponerse a salvo.

Esta sola apreciación es suficiente para entender los buenos recursos habidos entre la gente de a pie, e incluso la que iba a caballo, con lo que el índice de percances, como se pensaría, no era el esperado. Llama la atención el hecho de aquella peculiar “ligereza y prácticos conocimientos de los toreros”, señal clara de que aquel arrojo estaba supeditado a principios técnicos que probablemente acataban, debido por un lado, a las Tauromaquias de José Delgado (1796) y la de Francisco Montes (1836), además de todo el influjo que desplegó la experiencia del propio Bernardo Gaviño, quien ya se encontraba en nuestro país, desempeñando tan difícil oficio, desde 1829. Para 1864, y con 35 años de conocimiento, el diestro gaditano no era ajeno al riesgo presente en las plazas, con lo que su llamado al Dr. Andrade surtió efectos muy favorables. Más adelante viene una serie de argumentos que poco a poco van entrando en el terreno del diagnóstico médico, e incluso llega a explicar con lujo de detalles, el caso de un picador, “Joaquín C.” quien habiendo actuado el 17 de enero de 1865 sufrió un serio percance del que, en principio llama la atención por el hecho de que en tal fecha, se llevaba a cabo una más de las corridas que se tenía por costumbre realizar en Tenango del Valle, estado de México. En dicho festejo, se lidiaron toros de Atenco. El toro que hirió a Joaquín estaba “aserrado”. De ello nuestro autor escribe párrafos atrás: Es enteramente inútil describir detenidamente el instrumento vulnerante, pues que todos lo conocen; solo recordaré que la forma del cuerno o asta del toro es la de un cono regular, semi-encurvado (sic) en espiral y terminado en una punta, a veces muy aguda. En algunas corridas, particularmente fuera de México, suelen para precaverse aserrarla más o menos, dejando la terminación del cuerno de un centímetro o más de diámetro; operación que no siempre impide su penetración.

Las pocas disposiciones reglamentarias de la época dejan ver las riesgosas lagunas en cuanto a la pretendida atención médica, pues las plazas de toros no incluían, en su construcción aquellas instalaciones destinadas a una enfermería, por más básico que fueran sus condiciones. En todo caso, y como lo asienta un “Reglamento” que se aplicó en Toluca hacia 1886: Al acercarse la hora anunciada para comenzar la corrida, toda la cuadrilla, inclusos lazadores, muleros y arenero, deben estar listos en la puerta de arrastrar, y el Presidente, antes de marchar a ocupar su palco, hará una observación para cerciorarse de que todos están en buen estado para la lid, no permitiendo trabajar al que no lo esté.96

Sin embargo, el riesgo siempre presente en todo festejo taurino se eleva más en la medida en que no existieron condiciones de atención médica, salvo aquellas consideradas como de “primeros auxilios”. Quizá por la dimensión de la o las heridas, fue probable que el traslado del o los heridos ocurriese al consultorio más Biblioteca GARBOSA (“Salvador García Bolio”), perteneciente al Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías, en Morelia, Michoacán. En la página de internet http://www.bibliotoro.com/index.php se puede acceder, a través del “Menú” a la “Biblioteca Digital”, donde se ha consultado la siguiente edición: Julio M. Bonilla: TOROS. REGLAMENTO PARA LAS CORRIDAS. OBLIGACIONES DE TODOS LOS QUE TOMAN PARTE ACTIVA EN LA LID. Toluca, Tip. del Instituto y de Pedro Martínez, 1886. 31 p., p. 10-11. 96

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cercano. Precisamente, siguiendo con las ocurrencias de la narración del propio Dr. Agustín Andrade, quien al ocuparse del caso de Joaquín C., nos recuerda que: La primera curación la hizo un médico del pueblo, que practicó una sutura con alfileres en todas las heridas y mandó hacer aplicaciones de agua fría…

Al quinto día de la herida …se hizo transportar a México en una camilla. Después de dos días de camino, en que tuvo mucho que padecer, ya por los dolores, ya por el movimiento y la falta de aplicaciones frías, que sustituyó con las de hilas y cerato, llegó a esta ciudad… (México, Distrito Federal).

En el resto de su documento, abunda el lenguaje médico de conformidad con la enseñanza que asimiló a lo largo de su experiencia profesional, y de acuerdo también con los usos y costumbres que los avances de la medicina eran cosa común entre los doctores en aquel entonces. Sorprenderá el hecho de lo primitivo en ciertas prácticas, de lo anacrónico en procedimientos de curación, pero esos eran los elementos con que se contaba por aquella época, lo cual debe entenderse a la luz del tiempo en que estuvo vigente como responsable en la cura y atención de diversos pacientes y enfermos.

Picador de toros, aparecido en un cartel celebrado el 3 de enero de 1858 en la plaza de toros del “Paseo Nuevo” de la ciudad de México. Col. del autor.

An old time bullfight at Tlanepantla (sic), México. From a Sketch by H. A. Ogden. The sham bullfight in the new amphitheatre, New York City, on july 31 St. (Frank Leslie´s Illustrated Newspaper, august 21, 1880), de acuerdo a la ficha que se encuentra disponible en: http://www.bibliotoro.com/ Toros en Tlalnepantla (hacia 1880).

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GALERÍA DE PERCANCES EN LA HISTORIA DEL TOREO EN MÉXICO. (SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX). 1)BERNARDO GAVIÑO. TEXCOCO, 31 DE ENERO DE 1886.

Añejo retrato de Bernardo Gaviño y Rueda, torero de Puerto Real de España, avecindado en México desde 1835 y hasta 1886 en que muere víctima de herida causada por cuerno de toro. Tarjeta de visita. Bernardo Gaviño retratado en el gabinete de los Valleto, ciudad de México (Ca. 1880). En LA FIESTA, Nº.16, del 10 de enero de 1945.

PLAZA DE TOROS DE TEXCOCO, EDO. DE MÉXICO. 31 de enero. Toros de Ayala. Bernardo Gaviño, Francisco Gómez “Chiclanero” y José de la Luz Gavidia. El gaditano fue herido por el tercer toro CHICHARRÓN de nombre. El periódico EL SIGLO XIX reporta la noticia de la siguiente manera: El Capitán Bernardo Gaviño fue herido por el tercer toro y parece que de gravedad; igualmente lo fue un torero en el momento de clavar unas banderillas, quien probablemente perderá el brazo que le hizo pedazos el animal; y por último, una mujer cuyo nombre se desconoce, quien recibió una ligera cornada también en el momento de banderillar. El toro “Chicharrón” fue despachado “a la difuntería por el intrépido torero Carlos Sánchez”. Bernardo murió a las nueve y media de la noche del jueves 11 de febrero. 97 Jorge Gaviño Ambríz: “Semblanza de un torero en el siglo XIX” (Trabajo Académico Recepcional en la Academia Mexicana de Geografía e Historia), (pp.353-375), p. 365-367. El último domingo de enero de 1886, en la Plaza de Texcoco, el empresario Enrique Moreno presentó como primer espada a Bernardo Gaviño de 73 años. La gente de la ciudad de México acudió a esa diversión, a pesar de lo incómodo, inexacto y mal servicio de los trenes del ferrocarril, narra el periódico El Siglo XIX- la plaza de toros de la histórica Texcoco estaba henchida de numerosa concurrencia. El empresario Sr. Lic. Enrique Moreno ofrecía presentar como primer espada a Bernardo Gaviño, ese viejo torero que hizo la delicia de nuestros abuelos. La función comenzó a las cuatro y media: el primer toro fue prieto, bien encornado y de regular alzada. Entró perfectamente a la capa, aguantó varios puyazos y fue bien banderillado. Bernardo tomó la espada y la muleta para darle muerte; pero el bicho no le quiso entrar y después de una estocada mal dada hubo necesidad de lazarlo para que el cachetero lo matara. El segundo toro fue josco del mismo juego y condiciones que el anterior. Al tocarse banderillas se presentó una mujer, y empuñándose un par, se dirigió a la autoridad, varias voces gritaban que no se le permitiera banderillar y otras que sí. La intrépida mujer se dirigió al toro y después de citarlo varias veces pudo clavarle el par sufriendo un ligero agarrón en la pretina de las enaguas de donde al salir el asta del toro le causó un rozón en un brazo. Este toro fue bien matado por Carlos (Sánchez); el segundo espada. Vino el tercero toro negro, ligero y bien encornado. 97

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“Dio muerte a 2,756 bichos. Se dice que murió pobre, pero hay quien asegura que testó una gran fortuna. Gaviño a última hora recibió los auxilios espirituales”. (LA VOZ DE MÉXICO). Julio Bonilla “Recortes” anotó al respecto del percance lo siguiente: “En tercer lugar salió un toro negro zaino, meleno, bien encornado y de pocas libras perteneciente a la ganadería de Ayala. El toro resultó bravo, tomó ocho puyazos, mató dos caballos, pasando a banderillas con mucho poder y ligereza de patas. El viejo Gaviño estaba contentísimo y hacía elogios de la nerviosidad del burel. “Tocaron a matar, y el diestro de Puerto Real, que vestía terno negro, con adornos de seda negra, armó la muleta y se dispuso a estoquear a aquel toro (...), se fue hacia la res, presentando la muleta, que el toro tomó bien, pero al tomar el pase se revolvió, y como el caduco torero no tenía ya el vigor necesario para afirmarse en las piernas, fue cogido por la espalda, suspendido y engatillado (...) en la región anatómicamente llamada por los facultativos hueco isquio rectal”. Además: Desde que salió del toril reveló su ley y viveza. Perseguía con feroz encarnizamiento al bulto y se disparaba furioso contra el encuentro de los caballos de los picadores y persistía en la garrocha hasta tocar los ijares, no dejando con vida a ninguno de los flacos resistentes que salieron a la plaza. Se tocó a banderillas y al ponerle el primer par persigue al banderillero, lo alcanza cerca del burladero, pega la embestida y le quiebra un brazo que le agarra contra la pared de la plaza donde el cuerno deja una profunda huella. La compañía continúa banderillando al bicho con gran temor. Bernardo decía satisfecho: este toro sí es de los buenos. Toma la espada y la muleta, lo cita muy cerca de la valla y el toro le da una cogida causándole una herida profunda y peligrosa. Se mandó lazar a la fiera pero el público insistió en que la matara Carlos, hubo que ceder, tomó la espada y le dio muerte con una estocada en que le dejó puesta el arma. Gaviño “todavía caminó por su propio pie hasta el cuartucho de adobe improvisado para enfermería, dejando un reguero de sangre pálida. La herida cerca del ano era profunda, incurable... sobre el camastro el pobre Gaviño respiraba dificultosamente después de la curación bárbara, en un cuarto mal oliente, un montón de heno en el rincón, unos frascos y unas vendas... sobre la silla de tule, los treinta pesos que cobró por actuar en esa tarde gris y polvorienta”. Qué contraste, cuando en una función extraordinaria, ofrecida por el Presidente de la República General Santa Anna al Príncipe Nassau, entró en la arena de la Plaza una elegante carretela abierta, tirada por frisones, y en cuyos asientos posteriores iban dos preciosas niñas vestidas de azul y blanco. La carretela, a todo correr de los caballos, dio una vuelta por el circo y se detuvo cerca del lugar en que se hallaba el primer espada Bernardo Gaviño. Las niñas descendieron del carruaje y se acercaron a éste para ofrecerle una hermosa corona cuajada de monedas de oro, en los momentos en que los atronadores aplausos y los vivas de la multitud espectadora se mezclaban con los alegres acordes de la música. Bernardo subió al carruaje con las niñas e hizo su paseo triunfal en aquella plaza, durante la cual no cesó el palmoteo y el entusiasmo del público. Día de un triunfo espléndido para aquel que millares de veces expuso su vida luchando con el toro”. Pero ahora ello parecía un sueño, o una pesadilla, pues todo había terminado. Después de varios días de agonía trajeron a Gaviño de Texcoco a México. El periódico “El Siglo XIX” del día 8 de febrero publica el estado de gravedad y las condiciones miserables en que se encontraba: “El decano de los toreros en México, el octogenario Bernardo Gaviño, sabido es que no ha muerto, pero sí se halla grave y casi al borde de la tumba. Algunos amigos que hemos estado en su casa a informarnos de su salud, nos conmovimos profundamente por la miseria horrorosa en que se encuentra. La pieza en que está es baja, oscura, húmeda, casi es un sótano El Dr. Vicente Morales lo asiste con ese empeño y solicitud que todos le conocemos y más los exagera, tratándose de heridos en lides tauromáquicas. Dados los sentimientos humanitarios que ha mostrado el buen viejo con propios y con extraños en iguales circunstancias las que hoy lo agobian, así como el deseo de algunos de sus buenos amigos para favorecerle, ahora que carece de los indispensables elementos para su curación, no hemos vacilado en promover una suscripción que pudiera acaso servirle de mucho en estos momentos. “Es un deber de humanidad el que invocamos, así de sus paisanos los españoles, como de sus amigos del país. Los donativos se reciben en la peluquería de la calle de los Rebeldes, junto al baño”. El día 11 de febrero a las 9:30 de la noche en el Callejón de Tarasquillo número 5 1/2 bajos, falleció de gangrena del recto el célebre torero Bernardo Gaviño a los 73 años de edad, durante su carrera dio muerte a 2950 bichos. Fue inhumado en el Panteón Civil, en una fosa de tercera clase, ocupando la Nº 1763, línea 23, sepulcro 2. Al cumplirse un mes del fallecimiento del ilustre torero, el Sr. Ponciano Díaz, su banderillero de confianza, su discípulo más querido le organiza una corrida de toros en la plaza El Huisachal, en beneficio de la familia del finado señor Gaviño, que se encontraba sin recursos de ninguna clase, la corrida se celebró el día 25 de abril presentándose la cuadrilla de Ponciano Díaz y la ganadería de las mejores razas. El recuerdo del matador estaba latente, “al sur de la capital, por el rumbo de los canales de Jamaica se levantó con tablones y estacas una placita que llevaba el nombre de “Bernardo Gaviño”. En el Canal de la Viga, muy cerca a aquel sitio, se encontraba la Quinta Corona, en donde su propietario tenía una especie de museo en el cual se exhibían multitud de curiosidades especialmente taurómacas y entre ellas la que llamaba mucho la atención de la concurrencia, era el traje azul y negro que llevaba el afamado torero hispano Bernardo Gaviño, al ser embestido por el toro en la plaza de Texcoco. Se le curaba dos veces al día, con curación antiséptica y muy cuidadosa.

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El arte de la lidia, año II, Nº 9, del 28 de febrero de 1886. PARTE FACULTATIVO de las heridas que recibió Bernardo Gaviño en Texcoco, la tarde del Domingo 31 de enero de 1886 por un toro de la ganadería de Ayala, que ocasionaron su muerte. Bernardo Gaviño tiene una herida de bordes irregulares contusos, de cuatro centímetros de extensión situada en la margen derecha del ano hasta la parte posterior, que interesa en algunos puntos la piel y el tejido celular y en otras la mucosa y dicho tejido. En la parte posterior de la herida penetra en la fosa isquio-rectal a una altura de 10 centímetros, perforando el recto en una obertura superior de un centímetro y ½ de diámetro. Tiene en la parte anterior e izquierda de la margen del ano otra herida de bordes irregulares de 2 centímetros ½ de extensión que interesa la piel y la mucosa hasta el tejido celular. Al nivel de los trocánteres, sobre todo en el izquierdo, grandes equimosis como de 20 centímetros de diámetro. La primera curación se la hizo en Texcoco el Dr. Osorio, y el día 1º de Febrero y 1, los Doctores Osorio, Icaza y Casasola. El día 2 al medio día tuvo un calosfrío intenso, principios de la infección que causó su muerte; desde ese momento calentura y síntomas graves, sed inextinguible, y delirio constante con asuntos de toros y en momentos de lidia; hipo casi desde ese día y parálisis de la vejiga; fetidez notable del pus de la herida que era sanguinolento y abundante. En el momento de la herida hemorragia abundante que le produjo varias lipotimias. Su muerte ocurrió a las 9.30 de la noche del día 11 de febrero estando tranquilo, muy frío y con la respiración muy frecuente y estertorosa. Se le curaba dos veces al día, con curación antiséptica y muy cuidadosa. Otra biografía que se ocupa de él a detalle, se encuentra en el libro de José Francisco Coello Ugalde: Bernardo Gaviño y Rueda: Español que en México hizo del toreo una expresión mestiza durante el siglo XIX. Prólogo: Jorge Gaviño Ambríz98

Cromolitografía de La Muleta. El autor de esta precisa recreación es Carlos Noriega, integrante del equipo de aquella publicación, que dirigió Eduardo Noriega “Trespicos”. México, 1888. De la colección de Julio Téllez García.

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Véase bibliografía.

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Detalle de la anterior.

Dibujo que permite conocer la trayectoria de la herida por cuerno de toro sufrida por Bernardo Gaviño. (Elaboró: Dr. Francisco Rodríguez Zenteno).

Choque séptico es el estado final de una infección generalizada, en este caso el foco infeccioso se encuentra en la región isquiorrectal secundario a la cornada sufrida en la región perianal provocando el mínimo de 3 trayectorias, en la cual al menos una de ellas perfora el recto por los registros que mencionan la exposición de mucosa, dato que nos infiere que el tejido del recto fue expuesto. Como resultado de la contaminación de los

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tejidos por la misma materia fecal y el cuerno del toro como objeto extraño contaminado se genera un foco de infección que evoluciona a un estado de respuesta inflamatoria sistémica, sepsis y finalmente el choque séptico que es la causa final del fallecimiento del diestro. Choque séptico es el estado final de una infección generalizada, en este caso el foco infeccioso se encuentra en la región isquiorrectal secundario a la cornada sufrida en la región perianal provocando el mínimo de 3 trayectorias, en la cual al menos una de ellas perfora el recto por los registros que mencionan la exposición de mucosa, dato que nos infiere que el tejido del recto fue expuesto. Como resultado de la contaminación de los tejidos por la misma materia fecal y el cuerno del toro como objeto extraño contaminado se genera un foco de infección que evoluciona a un estado de respuesta inflamatoria sistémica, sepsis y finalmente el choque séptico que es la causa final del fallecimiento del diestro. (dibujos y comentarios de. Dr. José Francisco Rodríguez Zenteno). Bernardo Gaviño quien había llegado a ganar verdaderas fortunas durante varias temporadas en la plaza del Paseo Nuevo entre 1851 y 1867, en sus últimos años dejó escapar aquellas riquezas para convivir con pobrezas muy extremas. Incluso, en la última actuación de su vida, el 31 de enero de 1886, fue a torear por una paga que en nada tiene semejanza a las opulentas ganancias del periodo de bonanza ya mencionado. El contrato se arregló para que cobrara $30.00, sí, leyó usted bien: treinta pesos de aquella época. Artemio de Valle Arizpe, basto autor colonial, que con sus leyendas y tradiciones concibió una obra “monumental”, no descuida el caso de Bernardo Gaviño y de él se ocupa en su ya clásico libro: Calle vieja y calle nueva. En la casa número 5 1/2, fría, penumbrosa, estrecha, del callejón de Tarasquillo, tan angosto y oscuro como esta misma casa, vivió y murió cuando vino a extremada pobreza el gran Bernardo Gaviño, quien entre la muchedumbre innumerable de arriesgados toreros que hubo en otros tiempos, ocupa lugar preeminente y campea lleno de prestigio en la historia de la tauromaquia mexicana. Muy mozo y muy apuesto llegó de España y su singular valentía y arte en la lidia de los más bravos toros, unido a lo gallardo de su porte, a su natural dicharachero, fantasista y embromador, así como a sus largas manirroturas de pródigo, pronto le abrieron todas las voluntades. Amigo fue de las personas de más enhiesta alcurnia, como también amicísimo de menestrales y de sucia gente popular, de la de cochambroso calzón de manta, sombrero chilapeño, pulque hebrudo y chinguirito trepador. Era muy de la amistad del prócer conde de la Cortina, don José Justo Gómez de la Cortina y de Castro, cuyos salones frecuentaba al igual que su mesa, siempre a manteles largos y muy del gusto de los empingorotados comensales que a diario se sentaban a ella, llenándola de charlas alegres y picantes y de innumerables risas. La señora Calderón de la Barca, en su Vida en México dice de Bernardo Gaviño encarecidas alabanzas por su hábil destreza ante los terribles y rebufantes toros así como por su señoril comportamiento en paseos y saraos en los que lucía su garbo y fina gracia tanto en danzas españolas, la zarabanda, el vito, la farruca, el polo, las seguidillas, las peteneras, las soleares, y en la bulliciosa jota que le pidiesen, ya fuera la aragonesa, la valenciana, la navarra, o la de Murcia, así como en los bailes de esta tierra en los que siempre se lucía, pues sabíalos a perfección y aún les añadía más gracia, tales como el huapango, el zapateado, la jarana, el palomo, la zandunga, el jarabe. En los elegantes saraos del ministro español Calderón de la Barca tenía Bernardo Gaviño especial acogida. Se llevaba tras de sí todas las miradas. Para que tuvieran más alegre realce las fiestas de celebraciones o las brillantes ferias, era de todo punto indispensable que toreara Bernardo Gaviño, despachando bonitamente a no sé cuántos cornúpetas con sus fulgurantes e incomparables metisacas con los que enloquecía de entusiasmo al numeroso concurso que henchía el coso. Su nombre llenaba todos los ámbitos de la República. Chicos y grandes lo repetían con inacabable admiración; Bernardo Gaviño por aquí, Bernardo Gaviño por allá y siempre Bernardo Gaviño en los cuernos de la luna. Más, mucho más, aumentó su esclarecida popularidad y fama cuando fue contratado para torear en la mañana y por la tarde una serie de corridas en la lejana Chihuahua. Partió alegre, sin pensar en peligros, en su profesión siempre contaba con ellos, llevando sus brillantes trajes azules, pues amaba sobre todos este suave tono, bordados y rebordados de oro o de plata o ya de seda negra con chaquiras y abalorios brilladores del mismo color. Más allá de Durango fue asaltado el largo convoy de carros en que viajaba alegremente con los de su cuadrilla, por apretada turba de bárbaros comanches muy pintarrajeados. Con sus certeros flechazos mataron e hirieron a más de sesenta personas, entre conductores y pasajeros, que iban a distintos lugares. Bernardo Gaviño con Ignacio Cruz, su picador, y Fernando Hernández, su banderillero, sostuvieron con los tiros de sus carabinas un desigual combate con la feroz indiada, indomable y aguerrida, pero al ver ésta que en auxilio se acercaba numerosa gente, emprendió rápida fuga dando largos alaridos, a lomos de sus caballos brutos que montaban en pelo con toda gallardía, y envuelta en una gran polvareda que el sol volvía todo de oro. El asalto fue en Palo Chino (o Palo Chico, que de las dos maneras se conoce); principió a las nueve de la mañana y no terminó sino hasta las cuatro de la tarde bien corridas, cuando ya se acercaban a mata caballo los generosos hombres de

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la hacienda de la Zarca que venían a dar ayuda a los asaltados. A este lugar llevaron a Bernardo Gaviño chorreando sangre por muchas partes de su cuerpo. También sus dos compañeros iban muy mal heridos de flecha. Al poco tiempo sanó el apuesto Gaviño, así como Hernández y su forzudo varilarguero, y entre un gran clamor de entusiasmo toreó con el arrojo de siempre en la bulliciosa feria para la que fue contratado. Más creció su popularidad por todo el país con esta brava hazaña que se amplificaba con mil rasgos de valor y de heroicidad temeraria al ir pasando la narración de boca en boca. Corrían los años y el bullanguero Bernardo Gaviño continuaba con sus alegres devaneos, en sus locos y dispendiosos derroches de pródigo. Ganaba y gastaba largo. Quebró la casa de comercio en la que tenía depositados sus ahorros, cosa de ochenta mil pesos, y pronto como había hecho demasiados gastos quedó perdido y miserable para toda la vida. Pero no vino sola la pobreza, sino que se presentó acompañada de su corte de enfermedades y achaques que lo redujeron a muy triste estado. Del gran fausto fue bajando a suma estrechez. Pasaba muchas necesidades y menguas. Se le metió la desventura en los huesos. De las casas en que estaba acostumbrado a vivir con gran servicio de criados, fue a dar a otras que cada vez eran más y más modestas, hasta no venir a parar al húmedo tabuco, especie de entenebrecido sótano, de la casilla estrecha y guía del angostísimo callejón de Tarasquillo a la que fue a buscarlo la muerte. Estaba el pobre toreador ya muy viejo, tan en lo último y sin tener en qué echar mano, que aceptaba como paga hasta treinta pesos por corrida y gracias a Dios que los había y se acordaban de él para que las lidiara. Por este precio fue a Texcoco y en su plaza un toro marrajo, de la ganadería de Ayala, le dio tremebunda cornada en la entrepierna el domingo 31 de enero del año de 1886. Era un bicho zaino, cornalón, de patas muy duras y mal castigado. Trasladaron a México con grandes penalidades a Gaviño y el día 11 del mes de febrero, a las nueve y media de la noche, entregó la vida el infeliz lidiador. Tenía ochenta y tres años de edad (sic) y cincuenta y uno de torero. Recordó todo el mundo su fama ruidosa, por lo que su entierro fue muy concurrido. Una espesa multitud acompañó el cadáver, encerrado en un féretro más que humilde, pobrísimo, cuatro tablas mal cepilladas y embadurnadas de negro. La multitud fue hasta el cementerio de Dolores, en donde se le dio tierra en una fosa de última clase, que como no se compró a perpetuidad, apenas pasados los años reglamentarios la abrieron y los restos fueron aventados al osario común de donde los recogió por pura curiosidad un sepulturero que respondía al nombre de Juan Cortés, y sólo Dios sabe ahora qué les hizo a los huesos ese individuo.99

Don Artemio, como buen “taurino” nos refiere perfiles interesantes sobre el torero de esta historia. Dice de él que era “dicharachero, fantasista y embromador, así como a sus largas manirroturas de pródigo, pronto le abrieron todas las voluntades” hasta ganarse lo mismo amistad de gente encumbrada que de “menestrales y de sucia gente popular, de la de cochambroso calzón de manta, sombrero chilapeño, pulque hebrudo y chinguirito trepador”. Tal fue su popularidad que con frecuencia se le contrataba para torear “despachando bonitamente a no sé cuántos cornúpetas con sus fulgurantes e incomparables metisacas con los que enloquecía de entusiasmo al numeroso concurso que henchía el coso”. Y tenía un gran defecto: “Ganaba y gastaba largo”. Para desgracia suya, la casa de comercio donde hizo depósito de sus ingresos quebró y los ochenta mil pesos ahorrados se esfumaron fugazmente, “y pronto como había hecho demasiados gastos quedó perdido y miserable para toda la vida. Pero no vino sola la pobreza, sino que se presentó acompañada de su corte de enfermedades y achaques que lo redujeron a muy triste estado. Del gran fausto fue bajando a suma estrechez. Pasaba muchas necesidades y menguas”. Dos meses y días después de la tragedia, Ponciano organizó una corrida a beneficio de los deudos, en muestra de gratitud al “Patriarca”. Dicho festejo se efectuó el 25 de abril de aquel año de 1886, en la plaza de toros del Huisachal. Aquella tarde, se reunieron algunos objetos que representaban en cariz mortuorio, el testimonio de la última actuación del gaditano Aquel conjunto se formó con: la cabeza disecada del toro CHICHARRÓN de Ayala, un retrato de él de tamaño grande, pintado al óleo, la muleta que empleó en el intento de faena que hizo al toro que le mató, un estoque antiquísimo, español, que guardaba como recuerdo de uno de sus maestros, y dos garrochas de picador, pertenecientes al anciano Juan Corona, picador que estuvo en la cuadrilla de Gaviño. También estaba el último traje que llevaba el diestro la tarde infortunada, un paupérrimo terno de color azul marino muy oscuro, casi negro, adornado con golpes de seda negra. La crónica de “El arte de la lidia” del año II, Nº 16, con fecha del 25 de abril de 1886 apunta: “Después de matar Ponciano el primer 99

Artemio de Valle Arizpe: Calle vieja y calle nueva. 2a. ed. México, Editorial Diana, 1980., pp. 563-566. Un dato complementario a lo ya recogido de la obra de Valle Arizpe, es el hecho de que los restos de Bernardo Gaviño fueron exhumados por cumplido el 21 de marzo de 1903, quedando en poder de un sepulturero nombrado Juan Cortés y de don Tiburcio Maldonado. Al parecer, su última morada fue el panteón del Tepeyac.

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toro, se tiraron al redondel dos caballeros, y entregaron al diestro una banda tricolor con los colores nacionales y españoles, en cuyo momento el público se entusiasmó y las músicas tocaron nuestro himno nacional”. Sin embargo, lo que ocurrió al finalizar la corrida tuvo connotaciones singulares. Resulta que fue lanzado el grito: “¡Mueran los gachupines!” como si con aquello se señalara parte del viejo testimonio de lucha con que el propio Gaviño incitaba a los concurrentes en tardes donde actuando otros toreros hispanos, estos representaban un obstáculo a las pretensiones de Gaviño por seguir siendo dueño de la situación. Delicado asunto. A pesar de la finalidad que tuvo el beneficio en el que Ponciano participó resulta “paradoja ridícula, que loará a la memoria de un “gachupín”, para despertar la odiosidad en contra de otros “gachupines”. Pero tal paradoja daría el apetecido resultado “porque las muchedumbres no reflexionan, son impulsivas”. (Carlos Cuesta Baquero). Y aquí Ponciano Díaz no es más que representativo -igual que Gaona- de la “Escuela mexicana de Tauromaquia” porque recibió lecciones de Gaviño. Que cómo toreaba Gaviño, es una pregunta que nos hacemos al tener vaga idea de dicho quehacer. Con toda seguridad fue el que predominaba cuando Pedro Romero, “Costillares”, “Pepe Hillo” y otros toreros célebres iniciaban el perfeccionamiento del modo de torear a pie. Seguramente la TAUROMAQUIA de Francisco Montes es un ejemplo de esto último. Carlos Cuesta Baquero da su propia interpretación al respecto: “Indudablemente que el primer perfeccionador, el primer pulimentador fue Bernardo Gaviño, quien ya trajo un modo de torear más aliñado que el practicado aquí. Gaviño se sobrepuso a todos los lidiadores aborígenes (mestizos por la sangre) quienes le tributaron respeto y lo declararon su MAESTRO. En los últimos años de su actividad taurómaca, también postreros de su vida porque estuvo en los redondeles hasta que fue herido mortalmente, los empresarios atendiendo al prestigio, popularidad y respeto de que él disfrutaba, dábanle en algunas corridas el honorífico cargo de ser el dirigente de la lidia, y los jóvenes espadas Ponciano Díaz o Felícitos Mejías “El Veracruzano” y los hispanos Francisco Jiménez “Rebujina” y Juan Moreno “El Americano”, aceptaban noblemente aquella férula, escuchando las observaciones y consejos que les daba. “Y el modo de torear que enseñaba Gaviño y que practicaban los discípulos (como José María Vázquez, Juan Núñez “El Potosino”, Refugio Sánchez “El Saltillense”, Rafael Corona “El Moreliano”, entre otros) no era otro que el muy anticuado que usaron Pedro Romero, “Costillares”, “Pepe-illo”; “El Morenillo”, Juan León “Leoncillo”, Luis y Antonio Rodríguez “·Los Sombrereros”, Roque Miranda “Rigores” y otros toreros célebres en el primero de los tercios del siglo diez y nueve, cuando se inició el perfeccionamiento del modo de torear a pie. “Tendríamos multitud de toreros aborígenes, pero todos eran de manera de torear española. Salvo los que hicieran lo que actualmente nombran “jaripeo”. “Y si no había “nacionalismo taurino” si había “jingoísmo taurino” basado en nuestro añejo odio racial y de conquistados para conquistadores. (Roque Solares Tacubac). En cierta medida, el ejercicio de torear se iba definiendo mejor en España que en nuestro país, por la simple razón de que lo perfeccionaban constantemente, a partir de conocimientos que buscaban afinidad entre la técnica y el arte. En México, el rezago se compensaba con un bagaje lleno de invenciones que no negaban las raíces, pero se daban las condiciones para extremar la independencia, la autonomía que imperaba en el ambiente taurino a niveles de fascinación entendidos sólo, a partir de lo que hemos ido descubriendo en tardes y más tardes llenas de intensa “tauromagia”. Gracias a un verdadero milagro, y al buen empeño del Lic. Jorge Gaviño Ambríz quien conserva el acta de defunción de Bernardo Gaviño y Rueda, me permito incluirlos a continuación como testimonio del trágico fin que encontró el torero que se mantuvo durante cincuenta años en el “candelero” de la fama y del infortunio. Respecto al acta de defunción expedida por el Registro Civil, en el juzgado 1º, libro 274, foja 58, del 12 de febrero de 1886, encontramos una serie de datos reveladores como los que a continuación reseño. Era tanta su pobreza y sin familiares que dieran fe de su muerte, por lo que el ciudadano Felipe Godines, seguramente vecino del finado, acudió a dejar testimonio ante las autoridades del deceso de Bernardo Gaviño, quien falleció de gangrena en el recto. Esto nos deja ver la magnitud del percance, mismo que no pudo ser atendido de inmediato en una plaza -como la de Texcoco- que seguramente contaba con apenas una instalación que daba idea de ser enfermería. Pasaron 11 días, entre el 31 de enero y el 10 de febrero en donde Bernardo Gaviño se debatía entre la vida y la muerte, a pesar de que “el Dr. Vicente Morales lo asiste con ese empeño y solicitud que todos le conocemos y más los exagera, tratándose de heridos en lides tauromáquicas”. Pero se declaró la gangrena y con ella la muerte. Vemos en el documento que se le define su actividad como “torero”, e incluso “viudo (se) ignora de quien” por lo que se infiere que su esposa falleció tiempo atrás. También, está el dato de que sumido en total pobreza se le destina “boleta para 3ª tercera clase en el Panteón de Dolores”, a donde fue inhumado.

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Grabado que recrea al toro “Chicharrón”, de la ganadería de Ayala, ejemplar que propinó la cornada mortal al diestro español Bernardo Gaviño el 31 de enero de 1886 en la plaza de toros de Texcoco, edo. de Méx. La leyenda dice: “Diseño de la cabeza del toro “Chicharrón” que se conserva en México como recuerdo”. Contraportada del libro RECUERDOS DE BERNARDO GAVIÑO. Rasgos biográficos de su vida y trágica muerte por el toro CHICHARRON en la plaza de Texcoco el 31 de enero de 1886. Versos de su testamento y canción popular a PONCIANO DIAZ. Orizaba, Tip. Popular, Juan C. Aguilar, 1888.

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2)15 DE ENERO DE 1888: JUAN ROMERO “SALERI”, CIUDAD DE PUEBLA.

Revista de Revistas. El semanario nacional. Año XXVII, Núm. 1394 del 7 de febrero de 1937. Número monográfico dedicado al tema taurino.

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PARTE FACULTATIVO. De las heridas que recibió el diestro Juan Romero (a) Saleri, en la plaza de toros del Paseo Nuevo, en la ciudad de Puebla, la tarde del Domingo 15 de Enero de 1888. Tiene dos heridas contusas situadas, la primera en el lado izquierdo de la región frontal, de dirección oblicua de arriba abajo y de izquierda a derecha, su extremidad superior comienza en la línea de inserción del pelo, de cinco centímetros de longitud e interesó solo la piel y el tejido celular. La segunda herida, está situada en la fosa iliaca izquierda, a tres centímetros arriba de la parte media pliegue inguinal correspondiente, de dirección casi paralela a la de dicho pliegue y de cinco centímetros de longitud. Esta herida penetró en la cavidad abdominal. Como el Sr. Juez que tuvo que intervenir en este asunto, no ordenó que se hiciera la autopsia necesarísima, no se puede decir cual fue la verdadera causa de la muerte de Juan Romero (a) Saleri. La clasificación legal de dichas heridas es la siguiente: La primera herida es de las que no ponen ni pueden poner la vida en peligro y la segunda de las que ponen la vida en peligro. Dr. Carlos Orozco. Como simple suposición, en vista de la rapidez de la muerte y del sitio de la herida, se puede decir que la verdadera causa de la muerte de Saleri fue la herida de la arteria iliaca externa izquierda.100

Detalle de la zona por donde penetró el cuerno del toro de San Cristóbal la Trampa.

En la misma edición de La Muleta, y tras detallar el triste acontecimiento por quien fue testigo –pero que no firma la larga descripción del hecho-, afirma que Después de un recorte a cuerpo limpio con que [Saleri] salvó la primera acometida de la res, la citó para el salto y viendo que no acudía la alegró con la garrocha y disminuyó la distancia que mediaba entre la res y él avanzando unos pasos. El toro se encampanó arrancó de pronto a Saleri, este clavó la garrocha en el suelo y se elevó en el aire, el toro se quedó en la suerte teniendo la cabeza levantada y enganchando al infortunado diestro por la ingle izquierda introdújole como cuatro centímetros. Derrotó con fuerza volviéndolo a recoger y causándole otra pequeña herida en la frente. El desgraciado Saleri se levantó con mucho trabajo llevándose las manos al vientre cayó al suelo, siendo recogido por dos compañeros suyos que en brazos lo sacaron de la plaza. Antes de llegar a la puerta de salida habiendo dado unos cuantos pasos 100

La Muleta. Revista de toros. Año I, N° 21, del 22 de enero de 1888, p. 4. Además, en Jaime Rojas Palacios e Ignacio Solares: Las Cornadas. México, Compañía General de Ediciones, 1ª edición, 1981, p. 38., los autores apuntan: Saleri, que vestía de verde botella y plata, clavó en el suelo la garrocha elevándose en el aire, el toro se quedó en la suerte y en el aire enganchó al diestro por la ingle izquierda, introduciéndole el asta como unos 4 cm. Derrotó de nuevo y lo recogió, causándole una herida en la frente. El parte facultativo decía: “Como el señor juez, que tuvo que intervenir en este asunto, no ordenó que se hiciera la autopsia, necesarísima, no se puede decir cuál fue la verdadera causa de la muerte de Juan Romero Saleri. La segunda herida está situada en la fosa ilíaca izquierda, a 3 cm arriba de la parte media del pliegue inguinal correspondiente, de dirección casi paralela a la de dicho pliegue, y de 5 cm de longitud. Esta herida penetró en la cavidad abdominal”.

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volvió a caer inerte en la arena muerto ya. El desdichado tenía la vena aorta rota por la punta del asta y solo tardó en morir el tiempo que la vena desalojó la sangre que contenía. Fue conducido a la enfermería (un cuarto horriblemente sucio y húmedo que tiene por cama una tabla indecente. Señores Empresarios ¡qué infame descuido!) donde los esfuerzos de los Doctores Orozco y Salas fueron inútiles para devolverle la vida que se le acababa de escapar.

Al conocerse el desenlace, fue suspendida la corrida. El asunto que se trata en la revista indica que se lesionó la vena Aorta, esto es una aberración, ya que la Aorta es una arteria, la más grande del cuerpo, por lo que no es vena. Otra consideración, es que si se lesionó esta arteria, se vació rápidamente el paciente, se desangró, presentó choque hipovolémico y muerte en 1888 no había los adelantos de la medicina como en nuestros días.

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3)10 DE MARZO DE 1895. TIMOTEO RODRÍGUEZ: DE ATLÉTICA BLUSA Y PANTALÓN DE GIMNASTA A UN TRAJE DE LUCES. A raíz del percance que sufrió Timoteo Rodríguez en la plaza de toros de Durango, la tarde del 10 de marzo de 1895, y que consistió en una cornada en la pantorrilla la que, en principio no parecía tener la importancia, pero que no fue atendida debidamente, ocasionó un desenlace fatal. El torero mazatleco, nacido en 1860, falleció tres días después, es decir el 13 de marzo de 1895. En emotivo homenaje por un lado, y por otro, con la cuestionable situación de un herido por asta de toro, que no tuvo los cuidados de la ciencia en su momento, fue a convertirse, como se dirá, en negligencia médica, junto a la incapacidad cómplice de la autoridad, así como del pésimo y abandonado asunto de que los Reglamentos no contemplaban, o si lo hacían, no se cumplía con el rigor de contar con instalaciones apropiadas para atender a buen número de heridos, que los hubo y muchos, como nos cuenta la prensa de la época. Por fortuna, esa circunstancia, si no del todo, está bastante superada en nuestros días. Timoteo Rodríguez es el antecedente directo de Jorge de Jesús “Glison”. Antes de dedicarse a torear, se integró desde fecha tan temprana como la del año de 1880 a las diversas compañías de este o aquel circo para efectuar una de las suertes con que logró cierta fama: la de los “trapecios leotard”, donde subiéndose en un trapecio realizaba movimientos acrobáticos que sorprendían a chicos y grandes. Esos circos que tuvieron como hoy, épocas o temporadas buenas y malas encontraron en el de Chiarini y Buislay el modelo a seguir. Pero, ¿qué pasaría por la mente de Timoteo para cambiar de un circo a otro? ¿Qué pasaría por su mente para dejar de llevar aquella ajustada y atlética blusa y pantalón de gimnasta por un traje de luces como el que luce para la fotografía que se mandó hacer allá por 1885 o 1890? Unas y otras compañías rondaban por estos circos, el de elevadas lonas, sostenidas por largos mástiles, y el circo con un ruedo circundado por los tendidos de sol y sombra. Ya habían pasado los tiempos en que su derecho estaba impregnado de una exclusividad feudal y alguna capacidad mejor sintió el arriesgado Timoteo Rodríguez para poder lucirse. No era otro que el riesgo combinado con la valentía. Así que ¡adiós!, suerte “leotard”, venga capa, espada y muleta y a triunfar por aquí y por allá. Timoteo es un claro ejemplo de que la raza indígena con toda su pureza no estaba vedada en participar de aquella experiencia (más tarde lo sabría también Rodolfo Gaona). Pero Timoteo no descolló o no quiso descollar como él y la afición lo hubiesen querido. Suma esfuerzos e integra con María Aguirre “La Charrita Mexicana” una cuadrilla que, sobre todo cubrió el norte del país. Se casa con María, pero con su muerte prematura, se acabó todo aquel imperio de ilusiones. Sin embargo, y aquí conviene aclarar un misterio, ya que la prensa de la época registró así la tragedia, y hasta puso en evidencia descuidos imperdonables. Veamos que nos dice El Monitor Republicano, D.F., del 17 de marzo de 1895, p. 3: MUERTE DEL ESPADA TIMOTEO RODRÍGUEZ.-El domingo pasado se verificó en la plaza de toros de la ciudad de Durango, una corrida a beneficio de la “Charrita Mexicana”, María Aguirre de Rodríguez, esposa del espada mexicano Timoteo Rodríguez. Se lidiaban toros de Guatimapé y figuraba como primer espada Timoteo Rodríguez. Al pasar de muleta al segundo toro, el diestro fue cogido por la fiera y sufrió una cornada en la pantorrilla derecha. Naturalmente quedó imposibilitado para seguir lidiando. Primero se creyó que no era de importancia la herida, pero después revistió cierto carácter de gravedad que se fue acentuando hasta el jueves en la noche en que falleció, según telegrama aquí recibido. Timoteo Rodríguez era un torero valiente, y quizá su arrojo fue el que lo llevó al sepulcro. En paz descanse.

Pero más adelante, se supo que la causa de la muerte había sido otra, y muy delicada, que se llama negligencia médica junto a la incapacidad cómplice de las autoridades de entonces. El Nacional, D.F., del 30 de mayo de 1895, p. 2: ¡¡NO ES NADA!! ¡¡UN TORERO MUERTO!! A LAS AUTORIDADES EN GENERAL

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Y a las empresas taurinas también en particular. El párrafo actual rinde un tributo de homenaje a un modesto espada mexicano, así como a todos los diestros que han tenido la desgracia de ser cogidos últimamente por algún toro en cualquier circo taurino de los Estados. Timoteo Rodríguez falleció en Durango el día 20 de Marzo, después de haber toreado en aquella capital el domingo 17, lidiándose ganado de Guatimapé.101 ¿Qué tiene eso de particular, dirá el lector, aunque sea doloroso? ¿No ocurre esto diariamente en distintas plazas? ¿No SON PERCANCES DEL OFICIO? Ahí está precisamente lo raro, y lo que da lugar a la formación de este artículo, porque si se hubiera corregido el abuso o se hubiera remediado el mal, no tendríamos necesidad de remover de nuevo las cenizas del infortunado y olvidado matador; pero como en las cogidas habidas últimamente ha pasado lo mismo, queremos ver si consignando hechos tan lamentables en la Prensa, procuran las autoridades hacer cumplir sus obligaciones a esas empresas criminales. Si Timoteo hubiera fallecido como tantos otros, a consecuencia de la herida recibida o por complicaciones posteriores, entonces permaneceríamos callados. Pero hay en este triste suceso algo de raro y original que obliga al escritor taurino a protestar enérgicamente contra las referidas empresas, así como también contra esas autoridades que por su poca energía o por la amistad que tienen con los empresarios, permiten que éstos no cumplan con ningún artículo del Reglamento. Timoteo Rodríguez ha fallecido quizá por punible abandono del servicio sanitario de la Plaza de Durango, y esta coincidencia fatal nos obliga a lanzar una queja y llamar la atención de quien corresponda, para que si ya no es posible resucitar al muerto, sea a lo menos provechoso el remedio para los supervivientes. Conducido Timoteo a la enfermería en el mismo instante de la desgracia, se notó en dicha enfermería la falta de cama, botiquín y médico, siendo ésta la consecuencia probable de su muerte, supuesto que se estuvo desangrando cerca de tres horas y fue curado de mala manera por un médico que encontraron en la calle; no obstante que todo esto fue presenciado por la autoridad, ésta se mostró indiferente y no ha procurado corregir ese mal, supuesto que últimamente acaba de pasar lo mismo con el banderillero Enrique Merino (a) Sordo en la citada plaza; pero no crean mis lectores que sólo en Durango se ve esto, pues igual cosa pasó en Culiacán toreando Ponciano Díaz, y lo mismo sucedió en Guadalajara ahora que fue herido Zocato, pues recordarán nuestros lectores que uno de los periódicos de esta Capital dio la noticia “que no había lugar a propósito para curar al referido diestro, y que fue necesario ir a llamar un médico al teatro porque en la plaza no lo había”, y lo mismo que ha pasado en todas estas importantes poblaciones, aconteció en Guanajuato ha poco al ser herido el picador Barbi, encontrándose en un estado gravísimo. Ahora cabe preguntar: ¿De quién es la culpa de tan lamentable abandono? ¿No fue posible que se hubiese salvado la vida del infortunado Timoteo, o al menos se hubiese alargado, si con la prontitud y celo que el caso urgente requiere se le hubiese atendido instantáneamente? Aún siendo profano en medicina, puede asegurarse que cualquiera herida, por leve que sea, si no es atendida a su debido tiempo, puede tener un desenlace funesto; y si eso sucede con las leves, ¿qué no pasará con las graves? Por eso nosotros, que tenemos como primer deber el combatir sin complacencia ni consideración aquello que es perjudicial para la afición, y mucho más lo que puede traer consigo la pérdida de la vida, al par que rendimos un tributo al infortunado lidiador, pedimos remedio enérgico para evitar la repetición de sucesos tan lamentables¿Seremos escuchados? ¿Se pondrá el remedio o se seguirán autorizando estos abusos? Y con mayor energía insistimos en este punto, cuando sabemos perfectamente que en todas las plazas de los Estados se incurre en este abandono tan digno de reprobación. Bueno es que se cuide con esmero y escrupulosidad del reconocimiento del ganado, pues ha habido veces que hasta esto se olvida, supuesto que hemos visto en el redondel caballos enfermos de muermo. Pero, señores empresarios y presidentes, procúrese atender ante todo a lo que se refiere al servicio sanitario. ¡¡Seamos humanitarios!! Ya que el diestro expone con arrojo su vida, que no tenga también por enemigo, además de los pitones de la res, la negligencia de los hombres. Cuidar de lo lucido de la corrida es asegurar una ganancia legítima. DESCUIDAR LA CONSERVACIÓN DE LA VIDA ES PERDER LA PAZ DE LA CONCIENCIA PARA SIEMPRE. No demos la razón a los que califican de BÁRBARA FIESTA las corridas de toros, demostrándoles que la ferocidad del bicho ha llegado a tornar feroz también el corazón del aficionado. Porque si esto pasa, el anatema lanzado contra el espectáculo será razonable y la calificación justa. Y no tendremos tampoco derecho para quejarnos de la cobardía de los lidiadores, pues todos sabemos que el derecho a la vida es innegable y uno de los más sagrados.

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El percance en realidad ocurrió el 10 de marzo de 1895. N. del A.

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Y el que sabe que la va a perder sin remedio, al primer accidente que sufra hará muy bien en anteponer a su conservación todo sentimiento de dignidad profesional. Esperamos fundadamente que los hechos que dejamos confirmados en este artículo no se repetirán y que tanto las autoridades de México, como las de los Estados pondrán remedio a este mal, porque de no ser así, ellos serán los únicos culpables de sucesos tan lamentables como el presente. ¿Se habrán convencido ahora los señores Regidores de cuál es la causa que nos guiaba a todos los escritores taurinos independientes para protestar contra ellos cuando infringían cualquier artículo del Reglamento? Por hoy terminamos, pues, ofreciendo empero no dejar pasar en lo sucesivo nada de lo que se relacione con tan sagrado deber. ¡Que descanse en paz el alma del finado Timoteo Rodríguez, y elevemos una plegaria por su alma! ¡Rogad a Dios por él! ¡Que él ruega también por las almas de esos criminales que lo dejaron abandonado y no quisieron impartirle los servicios de la ciencia! ¡Quiera Dios que se ponga el remedio, para que no tenga yo que ocupar las columnas de EL NACIONAL con esta clase de acontecimientos! Pata Larga.

Por lo tanto, si no es la primera, sí es una de las primeras denuncias abiertas que quedaron manifestadas en la prensa, como resultado de una notoria negligencia médica, síntoma indicativo del atraso en que se encontraban, por entonces, los primitivos servicios "sanitarios" destinados a salvar la vida de toreros que, como Timoteo Rodríguez, se enfrentaron a un percance, con la consiguiente herida que, más tarde, y como ya se pudo comprobar, causó su muerte, una muerte que se aceleró por ese auténtico abandono al que quedaban expuestos muchos diestros de la época final del siglo XIX. Adiós, Timoteo, adiós.

Timoteo Rodríguez antes de dedicarse enteramente al toreo anduvo como miembro del “Circo de la Independencia”, donde ejecutaba suertes en los “trapecios leotard”, allá por 1880. Casó con María Aguirre “La Charrita mexicana”. En: Revista de Revistas. El semanario nacional, año XXVII, Nº 1439, 19 de diciembre de 1937.

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Timoteo Rodríguez, matador de toros mexicano de fines del siglo XIX. Fuente: Heriberto Lanfranchi. La fiesta brava en México y en España. 1519-1969, T. I., p. 222.

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4)9 DE AGOSTO DE 1896. LA DESGRACIA DE CARLOS LÓPEZ “EL MANCHADO”. Tuvo lugar en la corrida verificada en la plaza de toros de Durango, el 9 de Agosto de 1896, en el momento de entrar a banderillear un toro de la Labor de Guadalupe, que estaba entablerado y tapándose; la cogida fue tan grave que a los 2 meses o sea el 9 del corriente, el Manchado falleció en el Hospital Civil de Durango después de muchos sufrimientos, tanto físicos como morales, por la incorrecta conducta que hacia él tuvo el pésimo matador de toros (¿?) Ponciano Díaz; quien no obstante haber sido su compañero durante muchos años, le dejó abandonado sin recursos de ningún género, a tal grado, que si no hubiese sido por el banderillero Braulio Martínez, Moreno, ni para el entierro hubiese habido. El Manchado tenía cerca de 45 años de edad (había nacido más o menos en 1851 o 1852) y como 25 años de torero; entró a la compañía de circo de los hermanos Perea cuando aún no tenía 20 años; los Perea abandonaron los ejercicios ecuestres y se dedicaron a la tauromaquia, haciendo lo mismo Carlos López y figurando después en las cuadrillas de José de la Luz Gavidia, Antonio Díaz Laví, Bernardo Gaviño, Gerardo Santa Cruz Polanco y Ponciano Díaz.

La imagen original recoge a toda la cuadrilla de banderilleros y “topadores” con los que se hizo acompañar Ponciano Díaz en 1885. A la izquierda aparece Carlos López. SOL Y SOMBRA. SEMANARIO TAURINO NACIONAL del 19 de abril de 1943.

El Manchado fue muy castigado por los toros, tenía veinticinco cogidas, de las cuales ocho fueron de importancia, en cuanto a la apreciación de su trabajo. Dice el redactor que no publicamos su retrato porque el único que pudimos conseguir, había sido hecho hace algunos años y tenía muy poco parecido; para terminar daremos a conocer el parte facultativo de la herida que le causó la muerte. PARTE FACULTATIVO.-La herida está situada en el hipocondrio derecho y su trayecto es oblicuo hacia arriba y adentro; penetró a la cavidad abdominal por uno de los últimos espacios intercostales, haciendo una gran desgarradura en la parte costo-diafragmática y en el peritoneo, contundió considerablemente el epiplón y rosó la cara interior del hígado. Para hacer la sutura del peritoneo y la resección del epiplón, hubo que quitar un gran fragmento de costilla. La herida es sumamente grave.-Dr. Herrera. Una nota más, incluida en El Toreo. Semanario Ilustrado, fuente a la que me remito, dice así: UNA BAJA.-El banderillero Carlos López (a) el Manchado, amigo del matador de toros Ponciano Díaz, falleció el nueve de este mes en la ciudad de Durango.

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Hace algún tiempo, poco que la cuadrilla de Díaz de la que era banderillero el Manchado, fue a lidiar a la plaza de toros de Durango y en una de las primeras corridas, una res alcanzó al banderillero , al Manchado, hiriéndole tan gravemente que se dijo había muerto al siguiente día del percance. No fue así, pero el funesto desenlace se retardó solamente sin evitarse, y la cama que la caridad tiene para el enfermo, en el hospital fue el lecho mortuorio del lesionado torero. El olvido habría entristecido más los últimos instantes del Manchado, si sus compañeros no le hubieran prodigado, generosamente, los consuelos y atenciones de la amistad. La cuadrilla de (Leopoldo) Camaleño, reemplazó a la ausente familia del herido diestro. La miseria habría también asomado su repugnante cara si el altruismo del valiente torero apodado el Moreno no hubiera sufragado los gastos de entierro del finado lidiador. El Moreno le compró un lujoso ataúd y una fosa en el panteón de Durango.

Aquí tienen ustedes a Carlos López, retratado en peculiar tarjeta de visita de la época, y donde el gabinete fotográfico montó, como telón de fondo algún improvisado telar con el que se completaba el significado estético de la imagen. (Ca. 1885-1890). Col. del autor.

La humanitaria conducta de el Moreno, ha demostrado una vez más que el oficio de lidiador de toros no implica la ausencia de elevados sentimientos y que la filantropía, la caridad, son propias de almas bien templadas cualquiera que sea la profesión u oficio que se ejerza. Por el contrario, diremos que el rasgo de el Moreno sin dejar de ser meritorio y elogiable, no es raro entre los toreros y si, por fortuna, muy frecuente. Más de una vez y sin cansarse, gastan en auxilio del compañero herido, el dinero que ganaron arriesgando la vida y si hay algunos que no proceden con esa liberalidad son menospreciados. Entre esas excepciones está por desgracia nuestro compatriota Ponciano Díaz. Ni un auxilio, ni un recuerdo prodigó al compañero herido, el torero mexicano; su conducta preñada de incomprensible egoísmo parece aunque no es necesario, que se propuso realzar más la noble y desinteresada de el Moreno. El jefe de el Manchado, el que tenía si no estricto deber más lazos de intimidad que le obligaran a socorrer al desgraciado subordinado, no volvió a recordar de él abandonándolo sin recursos pecuniarios. Prescindamos de mezquindades que consternan e indignan y digamos lo que fue en su vida torera el finado diestro.

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Banderillero basto, sin ningún adorno, tenía seguridad en la suerte cuando entraba al cuarteo y banderilleaba por ambos lados. Conocía la índole de las reses, y no estorbaba en el coso, corriéndolas bien y colocándolas debidamente para que entraran los compañeros. Era de gran vigor en las piernas y bregaba sin demostrar cansancio. No fue un torero de valía pero tampoco, aunque no todos lo conceden, una nulidad y su mediano valer era acrecentado por su modestia, por su cariño a los compañeros y por la humildad con que siempre acató los fallos del público. Fuente: El Toreo. Semanario Ilustrado. México, lunes 19 de octubre de 1896, N° 3 y también el N° 4 del lunes 26 de octubre de 1896. José del Rivero “Fierabrás”, Director y Propietario de la publicación que ahora sirve para contar con la mayor cantidad posible de datos al respecto de este desgraciado percance, fue un furibundo antiponcianista, seguramente por el hecho de que la publicación coincide en los momentos de la mayor y más notoria decadencia del diestro de Atenco, quien además venía desarrollando una torpe actividad de empresario por esos años, que junto a su pérdida de popularidad hicieron que la fórmula de desprecio se dejara notar con fuerte carga crítica, al grado de que en todos los números de ese semanario nunca hubo una página dedicada para mostrar alguna efigie de Ponciano. Más bien, sólo se le dedicaron juicios críticos, denuestos, cuestionamientos y hasta una caricatura que daba cuenta de sus empeños que lo llevaron por el camino de la desgracia. La herida y muerte de Carlos López fue el detonante para desatar todos los más conceptos antiponcianistas que fueran posibles, dejando en evidencia su falta de solidaridad, y en el fondo de todo esto, aquello que Pablo Neruda decía en uno de sus célebres poemas, como si quisiera decírselo al propio Ponciano: “…estás como ausente”.

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5)30 DE NOVIEMBRE DE 1904. RAFAEL MELO “MELITO”. Según los datos que registra La Fiesta Nacional, en su número 39, con fecha 24 de diciembre de 1904, p. 5, menciona lo siguiente: Desde México. San Luis Potosí, 3 de diciembre de 1904. Mi querido director: El domingo 30 de noviembre en la plaza de Guadalajara, el primer toro de Arroyo Hondo, cogió al banderillero mexicano Rafael Melo, Melito, infiriéndole una cornada en el cuello, que le dividió la yugular, causándole la muerte instantáneamente.

El finado, hermano del picador Aurelio Melo, era natural de León (Guanajuato), donde comenzó su carrera taurina el año de 1884 en la cuadrilla de Muñoz de León, de la que llegó a ser jefe, actuando como tal durante los años del 85 al 87. Estuvo después como banderillero en las cuadrillas de Ponciano Díaz y Pepe Basauri durante algunos años, hasta la formación de la “Cuadrilla Mexicana” organizada por Juan Jiménez el Ecijano, quedando a la muerte de éste bajo las órdenes del espada cubano José Marrero Cheché. Disuelta esta cuadrilla, de la que también formaban parte como banderilleros Juanito Zamora, Fajerito, el Gallo y Carlos Laus, toreó bastante por cuenta de las empresas, en las plazas del interior de la República. Últimamente formó parte de una de tantas cuadrillas como ha tenido el Reverte Mexicano.102 Era un banderillero que cumplía, notándosele más facilidades, como a los toreros antiguos del país, para banderillar los toros que se le arrancaban, que a los que tenía que andarles hasta la cara. ¡Descanse en paz, el infortunado torero! ALFREDO TORROELLA. 102

El autor de la nota, se refiere a Arcadio Ramírez “Reverte mexicano”.

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Roque Solares Tacuba: DATOS REFERENTES A ALGUNOS DE LOS TOREROS NOMBRADOS EN LA LISTA, siendo los personajes allí relacionados un buen conjunto de diestros mexicanos del siglo XIX que se convirtieron en víctimas del toreo. Veamos. ANASTASIO BRAVO.-En la cuadrilla del espada potosino Pedro Nolasco Acosta el picador antiguo a quien Usted hace referencia, fue Anastasio Bravo. Su nombre es Anastasio, no Juan como Usted leyó en algún libro. Conocí perfectamente a ese picador y los datos que ahora envío son completamente ciertos. Voy a formarle una prosografía ya que no puedo enviar el retrato. Anastasio Bravo era de estatura alta, pero no exageradamente. Robusto. Con la tez de color trigueño (blanco amarillento). Ojos pequeños de color café. Cejas abundantes, semicanas. Pelo también encanecido, cortado a rape. Barba abundante también encanecida, pero usándola solamente en el bigote. El conjunto de su fisonomía tenía dureza. No predisponía a la simpatía. Era de la clase del pueblo bajo. Vestía humildemente con blusa de dril o chaqueta de casimir corriente, casi siempre ya muy usada. Pantalón igualmente de casimir corriente, no teniendo corte de charro, sino el habitual. Zapatones, siempre abiertos o sea sin ajustar las correas, evitando así que oprimieran sobre las múltiples cicatrices que tenía en los pies. Señales provenidas de cornadas, debidas al capricho de no usar en la montura estribos cubiertos con hierro, tal cual debe ser para picar. Popularmente era conocido con el mote de “el viejo Bravo”. Efectivamente ya era viejo pues tenía la edad de cincuenta años, habiendo nacido en el de 1834. No puedo precisar fecha exacta del día. Los toreros compañeros le nombraban “tata Bravo”. Era de carácter adusto, poco afecto a la camaradería. En el ejercicio de su oficio buen caballista y valiente. Nunca rehuía ir al toro, aunque el cornúpeta fuese corpulento, bravo y duro ocasionando tremendos porrazos. Su jefe el espada Nolasco Acosta le estimaba, dispensándole las impertinencias que tenía afuera del redondel, cuando en los días que no eran de corridas libaba en abundancia el licor nombrado “vino mezcal”, al que era muy afecto. Yo entonces, jovencico, pero ya aficionado siendo por tal muy amigo de Nolasco Acosta, gustaba de platicar con el adusto picador a quien hallaba frecuentemente en la casa de mi amigo. Contestaba a mis interrogaciones de modo cortés pero sin llegar a la afabilidad, empleando desaliñado lenguaje propio de su incultura. La interrogaba acerca de incidentes acaecidos en la “suerte de vara”, en algunos de los toros. Tenía reputación de saber el oficio y sus opiniones eran respetadas. Era nativo de San Luis Potosí, pero algunos no lo creían así porque estuvo ausente muchos años a causa de un homicidio que cometió. Su mujer –esposa o amasia- entró en amoríos con otro torero. El picador sorprendió la infidelidad y castigó al hombre dándole muerte. Huyó para no estar en presidio. Decíame mi amigo Nolasco Acosta, que entonces fue a integrar la cuadrilla del famoso espada guanajuatense Lino Zamora, pero fallecido este de modo trágico, Bravo ingresó a la del zacatecano Toribio Peralta alias “La Galuza”. Transcurridos los años, el homicidio fue olvidado y las Autoridades no tuvieron ya afán en castigar al delincuente. Entonces ingresó a la cuadrilla de Nolasco Acosta. Antes de huir de San Luis Potosí, siendo joven estuvo en la del espada potosino Juan Núñez (padre) antecesor de Nolasco. La reaparición fue en el año de 1878. A los aficionados jóvenes nos produjo sorpresa la presencia de aquel picador que no conocíamos, pero que demostraba ya ser veterano. Desde en la primera de sus actuaciones fue aplaudido, a pesar de estar al lado de picadores jóvenes de mejor presencia. Seis años estuvo en la hueste de Nolasco Acosta, hasta que tuvo el accidente mortal que le produjo la muerte. El día 13 de enero de 1884, hubo en la plaza de toros de “El Montecillo” –nombre de un barrio de la ciudad potosina- una corrida de toros de la ganadería de la hacienda de “Espíritu Santo”. El quinto –enorme cornúpeta de pinta castaño encendido- fue tardo en los lances de picar, pero teniendo inmenso poder cuando se arrancaba derribaba a las cabalgaduras dándoles el topetazo, pues no bajaba la cabeza para cornearlas. Era lo que entonces llamábamos apropiadamente “toro topón” y ahora titulan ridículamente “toro probón”. Así aconteció cuando el picador Bravo, avanzó imprudentemente más allá de los tercios del redondel, llegando casi hasta los medios. El porrazo fue tremendo, porque el toro levantó en vilo al caballo azotándolo sobre el suelo, donde chocó con estruendo la cabeza del jinete. Luego, la cabalgadura se levantó ilesa, dejando caído a “tata Bravo”, que estaba sin conocimiento, conmocionado cerebralmente. Los toreros levantaron al picador y lleváronle inmediatamente, no a la enfermería porque la plaza de toros carecía de ésta humanitaria dependencia sino a la habitación del Señor Don Juan Hidalgo, conserje que cuidaba del edificio. Quizá por confusión con el nombre de este señor, pusieron en el periódico o libro que Usted ha leído que era Juan el nombre del picador Bravo. Dos horas después, recobró el conocimiento comenzando a platicar, por lo que juzgaron que el riesgo había pasado. Luego lleváronle a su casa. Habitaba en una barriada nombrada “La Perlita”, en una casa situada en un callejón que tenía el terrorífico mote de “Callejón del Muerto”, debido a un asesinato que allí hicieron. En la misma casa vivía el picador Eutimio Acosta. Este afirmaba que “tata Bravo” había tenido basca hasta la media noche, pero que después estuvo en

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silencio por lo que juzgaron ya se había dormido. ¡Fue el sueño de la Eternidad. El de la muerte! Cuando al siguiente día fueron a hablar con el picador, hallaron que estaba cadáver ya rígido. ¿A qué horas de la madrugada falleció? Ninguno lo supo puesto que nadie le había estado acompañando. ¿De qué causa fue su fallecimiento? Indudablemente originado por la terrible caída. Probablemente produjo una hemorragia entre las meninges y los huesos del cráneo. La sangre al derramarse fue oprimiendo al cerebro hasta que determinó el síncope mortal. En los detalles respecto a la causa de la muerte, tuvo gran semejanza el picador “tata Bravo” con el espada hispano “Nacional II” (Juan Anlló). Al siguiente día, sin hacer autopsia en el cadáver pues no tuvieron intervención las Autoridades, fue hecho el sepelio. Fue en un camposanto nombrado “Cementerio de Guadalupe”, teniendo esa nominación por estar próximo a un templo dedicado a la Virgen de Guadalupe, al terminar una hermosa calzada que existe en el rumbo sur de la ciudad potosina. Así fue el luctuoso suceso de la muerte del picador Anastasio Bravo, quien ahora tendrá inesperada reminiscencia en el libro “Las Víctimas del Toreo”. Esa remembranza constituirá un homenaje al humilde artista. INÉS HERNÁNDEZ “EL CUATE”.-En la cuadrilla del espada potosino tuvo sitio distinguido el banderillero INÉS HERNÁNDEZ, apodado “EL CUATE”. No “EL GUATE”, según Usted escribe equivocadamente en la lista. El vocablo “cuate” es genuinamente mexicano, siendo muy usual entre nosotros para designar a quienes son hermanos gemelos o a quienes no siendo tienen parecido muy notorio. También empleamos tal vocablo refiriéndonos a cosas no a personas, pero que tienen la circunstancia mencionada. Pero en el banderillero Inés Hernández el vocablo de “cuate” no tenía la ordinaria significación sino que era un blasón de heráldica torera. Inés Hernández era, el último de los vástagos de una familia de toreros apellidados Hernández y apodados “Los Cuates”. Esa dinastía torera databa de los últimos años del siglo diez y ocho, de allá de 1780. Entonces hubo en la ciudad de México el fundador nombrado FELIPE HERNÁNDEZ “EL CUATE”, quien era el “capitán de la cuadrilla de toreros de a caballo”, pero que tenía también la obligación de torear y estoquear a pie, cuando algún toro lesionara al “capitán de los toreros de a pie”, que era el español sevillano Tomás Venegas, quien con el apodo de “El Gachupín” tuvo la categoría de “AS” taurómaco, en los redondeles de la entonces “Nueva España” según nombraban a la hoy República Mexicana. No puedo fijar en cual año Felipe Hernández “El Cuate” o alguno de sus hijos hizo viaje de la ciudad de México a la de San Luis Potosí, ya fuese para torear solamente en algunas corridas o para radicarse y formar en la ciudad potosina nuevo hogar. Pero cierto es que los ancestrales del banderillero Inés Hernández, estaban en la prole del citado Felipe Hernández “El Cuate”. Eran mexicanos no solamente por haber venido de la ciudad de México, sino por la raza proveniente de la aborigen mexicana, aunque ya mezclada con la hispana. Eran mestizos, pero predominando, por uno de esos misterios que hay en Biología, la raza aborigen, la india. Por esto en el banderillero Inés Hernández “El Cuate” había el tipo indiado teniendo algunos rasgos hispanos. Acontecía en Inés Hernández lo que posteriores años en el espada Rodolfo Gaona, mestizo ofreciendo dominantes los rasgos de la raza aborigen, de la india pero no siendo netamente indios. Inés “El Cuate” era de mediana estatura, delgado, bien distribuido en las proporciones de su cuerpo. Ágil y rápido en sus movimientos. De color moreno tirando a broncíneo. Ojos pequeños pero de mirada vivaz, teniendo el iris de color café. Pelo negro y lacio. Igualmente el bigote ralo y de guías caídas. El conjunto de su fisonomía era agradable y despertaba simpatía. Sus movimientos eran agiles y su andar airoso. Acostumbraba vestir el traje de nuestros charros, pero sin darle exageración. Era afecto a tener caballo para cabalgar y presentarse en las verbenas que había en los barrios con motivo de la festividad del santo patrono o de las nombradas carnestolendas. Era muy popular y conocíanle en todas partes, admitiéndole no solamente en su gremio social, en otros de más jerarquía, estando en estos muy discreto y en los suyos jovial y ocurrente porque no carecía de ingeniosidad. Además del oficio de lidiador de toros era tablajero, según en provincialismo aragonés nombran a los carniceros que cortan la carne en los expendios. A esto dedicaba diariamente todas las mañanas, desde hora temprana hasta las diez u once. Entonces, iba a la casa matadero de las reses para hacer su compra que había de expender al siguiente día. Por tal ocupación de tablajero que le imponía la costumbre de ir al rastro, se entrenaba frecuentemente en el torear, haciéndolo con los toros bravos que para el matadero enviaban todas las ganaderías circunvecinas a la ciudad de San Luis (Guanamé, Peotillos, La Parada, La Pila, etc., etc.). Tal oficio de tablajero motivó que desde jovenzuelo hiciera amistad con Pedro Nolasco Acosta, quien era del mismo oficio. Por esto en camaradería hicieron el aprendizaje del torear y estuvieron en las mismas cuadrillas con el carácter de banderilleros. Esas cuadrillas fueron primeramente la de Dionisio Vela, espada guanajuatense que vivió en San Luis algunos años, después en la de Cosme Núñez y Juan Núñez (padre de los posteriormente banderilleros Juan e Ignacio). Retirado Juan Núñez, quedó de espada jefe de la cuadrilla Nolasco Acosta, al lado de quien en fraternal compañerismo continuó Inés “El Cuate”, siendo lo que nombran “peón de confianza”. El vivir artístico de Nolasco Acosta y de Inés “El Cuate” estuvieron estrechamente enlazados. El fallecimiento del banderillero originó decaimiento en el ánimo del espada y produjo en su pensamiento la idea de retirarse del redondel.

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Aún en la identidad de edades estaban coordinados el banderillero y el espada porque tenían igual número de años. Inés “El Cuate” igualmente que Nolasco Acosta nació en el año de 1840. Por esta unión en todo, algún escritor taurino los nombró “Orestes y Pilades toreros”. Tenía Inés “El Cuate” la edad de cuarenta y ocho años cuando falleció, el día diez y siete de julio de 1888. No falleció el día 15 según equivocadamente afirma Usted en la lista. La cogida fue el día quince, pero transcurrieron cuarenta y ocho horas y falleció a las seis y media de la tarde del día diez y siete. Inés “El Cuate” no representaba por su aspecto físico y por su agilidad la edad que tenía, creyéndose que era de menor debido a la peculiaridad que hay en la raza indígena de disimular los años. Inmediatamente que fue el fallecimiento, la noticia funesta se esparció por toda la ciudad, llevándola los numerosos aficionados que estaban constantemente en la casa del lesionado banderillero. Dispuesta la cámara mortuoria, fue interminable el desfile de personas que hubo, llevando muchas ofrendas de flores y otras ofrendas de cirios o imágenes. El sepelio fue el día diez y ocho por la tarde, a las cuatro. Lo hicieron en el camposanto nombrado “Cementerio de Guadalupe”, en la proximidad del templo de “Nuestra Señora de Guadalupe” al terminar la calzada que hay en el rumbo sur de la ciudad potosina. El picador Anastasio Bravo y el banderillero Inés Hernández “El Cuate” reposan en el mismo cementerio, fueron compañeros en la cuadrilla de toreros y lo son en la última morada, uniéndolos el destino. El sepelio fue inmensa manifestación de aprecio hacia el fallecido. Más de cinco mil personas formaron el cortejo funerario. Las calles y la calzada, que tiene más de un kilómetro de extensión, estaban ocupadas por aquella multitud que guardaban respetuoso silencio y se descubría la cabeza al aproximarse el féretro. Presidían el séquito el Presidente y algunos concejales del Ayuntamiento, homenaje debido a que la corrida donde fue el percance mortal estuvo organizada para el fin benéfico, caritativo de auxiliar a los perjudicados por una inundación, que produjo un río en la ciudad de León de los Aldamas. Presidían igualmente el matador potosino Nolasco Acosta, que caminaba visiblemente atribulado. También iba el matador hispano Joaquín Artau, torero catalán que entonces estaba en la República Mexicana. Seguían los banderilleros potosinos Juan e Ignacio Núñez y el nombrado Juan “Chico” (Juan Ramírez), compañeros camaradas del fallecido. También el banderillero español Francisco Pardo “El Trayero”. No faltaban los picadores potosinos Eutimio y Martín Acosta. Ellos llevaron el ataúd hasta la carroza, igualmente al salir del domicilio del fallecido, que al llegar al cementerio y dejarla hasta el borde de la fosa. Fue un sepelio digno de un personaje y lo mereció el modesto torero, que en su oficio no fue un adocenado y que particularmente era muy estimable por su probidad, constancia en el trabajo y hermosos sentimientos para hacer bien a quienes lo necesitaran. Aquella manifestación completamente espontánea fue su premio. ¿De qué modo fue el percance que motivó el sentido fallecimiento? Fue así. Era lidiada una corrida de toros procedente de la ganadería de la Hacienda de Santiago, propiedad del Señor Don Francisco Martínez. Ganadería cunera, que en rara ocasión daba toros para el redondel potosino. Por obsequiarlos el ganadero y por tener la economía para que fuese mayor el producto para el fin benéfico indicado fueron admitidos. El que ocupó el tercer lugar fue de pinta cárdeno claro o sea predominando el pelo de color blanco. No tenía exagerada corpulencia, sino la mediana que los aficionados nombran “terciado”. Estaba bien encornado, pero despuntado. Faltaba la extremidad de los pitones en la extensión de una pulgada. Intencionalmente le habían quitado lo que por aquí nombran el diamante, estableciendo comparación entre el extremo del pitón del asta de los toros y la piedra que emplean los vidrieros para cortar el cristal. Entiendo que tal comparación es genuinamente mexicana y que no la hacen en España. Las cuadrillas toreaban de gratis y el Jefe Político –Señor Don Antonio Montero- con el benévolo fin de disminuir el riesgo ordenó la maniobra de despuntar a los toros, sin atender a lo que se resabiaran con el ajetreo de enlazarlos y sujetarlos al mueco. Error de buena fe. El cárdeno hizo en la suerte de varas, pelea de toro cobarde y de blandura para el castigo. Apuradamente tomó cuatro puyazos, matando a un caballo en la única caída que dio a uno de los picadores. Pero aprendió a ponerse en defensa para los lidiadores peatones, haciendo acometidas muy rápidamente y despreciando al capote para dirigir el derrote al cuerpo del torero. Se hizo lo que nombran de sentido. El público disgustado por lo que hacía el toro, solicitó que fuese retirado a los corrales, pero el Consejal Presidente no accedió y dio la orden de banderillear. Tomaron las banderillas Inés “El Cuate” –que llevaba traje rojo con adornos de plata- y el banderillero español Francisco Pardo “El Trallero” –que lo portaba de color morado y también con plata-. Salió por delante para clavar el primer par, Inés “El Cuate”. Hizo el lance cuarteando, sin gran dificultad, con la seguridad que tal banderillero tenía. “El Trallero”, puso el segundo par, también cuarteando. Los dos pares fueron por el lado derecho, porque ninguno de los dos banderilleros eran izquierdos o sea sabiendo banderillear por el lado izquierdo. Para cerrar el tercio de banderillear, Inés “El Cuate” se dispuso a clavar el tercer par. Citó y alegró para cuartear. El toro acudió rápidamente cortando el terreno, llegando al sitio de centro de la suertes antes que Inés, por lo cual hubo

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forzosamente la salida falsa, en la que el banderillero estuvo muy expuesto. Creo que lo sucedido era advertencia, para variar el modo de banderillear, recurriendo al de el de cuartear. “El Cuate”, volvió a citar y alegrar. Inmediatamente que lo hizo, el toro arrancó con velocidad extraordinaria, por lo que el torero se quedó sin avanzar y pretendió salvar el apuro haciendo un movimiento de cintura, semejante al de “el quiebro”. El toro no se dejó engañar o no pudo por la rapidez que traía obedecer y desviarse de la línea. Enganchó al banderillero por el vientre y lo derribó. No estaba herido, solamente roto el traje y la ropa interior, pero no permaneció inmóvil, sino que hizo movimiento de levantarse lo que provoco la embestida, que tuvo por resultado una tremenda herida situada en el claro. El asta penetrando en la extensión de un jeme (unos quince centímetros). Rompió el recto y los músculos del perineo y penetró a la cavidad del vientre, lesionando el peritoneo. Esta particularidad fue la originaria de la terrible gravedad de la lesión. “El Cuate” se levantó y fue a refugiarse a un burladero. De allí, le tomaron en brazos los picadores, para sacarle de la plaza de toros, llevándole a un carruaje, que le condujo a la casa domicilio del espada Nolasco Acosta.

Inés Hernández “El Cuate”, uno de tantos toreros mexicanos que enfrentaron a los nuevos conquistadores españoles, hasta quedar completamente eliminados ante el imperio de la razón. Fuente: La Lidia. Revista gráfica taurina. México, D.F., 18 de diciembre de 1942, Año I., Nº 4. Si la Cirugía hubiera en aquella época tenido el adelanto que hay actualmente, el cirujano que atendió al lesionado – Doctor Don Alberto López Hermosa- no hubiera vacilado en hacer lo que se nombra una laparotomía, para hacer desinfección de la cavidad abdominal y canalizar perfectamente la herida, teniendo así probabilidades –no certeza por no ser posible obtenerla- de evitar la peritonitis aguda y generalizada. Esta complicación mortal se presentó a las veinticuatro horas luego del percance y a las cuarenta y ocho dio fin a la vida del lesionado. “El Cuate” fue torero valiente y experto, no adocenado. Conocía la índole de los toros y poseía la técnica adecuada para torearlos.

Los cinco casos clínicos, junto con algunas notas complementarias escritas por Carlos Cuesta Baquero que se encuentran aquí, son los que por su información, merecieron atención especial. En la amplia lectura de fuentes, sobre todo hemerográficas, fuimos ubicando datos que permitiera deducir el hecho de lo frecuente en percances de distinta naturaleza, sufridos por toreros en diversas plazas de toros, tanto de la capital del país como en otros tantos estados. Sin embargo, y como advertíamos, nos inclinamos por aquellos que están documentados, con objeto de que el análisis se desarrolle sobre información del todo confiable.

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A continuación, incorporamos una serie de datos curiosos que aporta el antiguo ganadero José Julio Barbabosa, -propietario de Santín- en unos apuntes mecanuscritos denominados: Nº 1 / Orijen de la raza brava / de Santín, y algunas cosas notables / q.e ocurran en ella / J[osé J[ulio B[arbabosa. / Santín Nbre 1º/[1886, documento inédito que proporciona información sobre la formación de la hacienda ganadera, por lo menos desde 1835 y hasta 1900. Es un cuaderno de 178 páginas, y en las dos últimas, quedaron anotados los siguientes registros: Pág. 177 Año

Mes

Fecha

Cojidas q.e han recibido varios toreros en diferentes plazas de la República por los toros de Santín

1887 Mayo

8

1888 Fbro

13

1888 Dbre

23

1889 Mzo

3

1889 Mzo

3

1889 Mzo

3

El segundo espada Juan Moreno “El Americano” fue cojido sin consecuencias por el primer toro “El Judas” Ramón López banderillero de Mazzantini fue volteado en la barrera por el toro Pulquero al dar una larga. Carlos Borrego (Zocato) al dar pases de muleta al 4º toro corrido hoy en Colón fue enganchado y volteado rasgándole el pantalón, este toro fue muy noble y se llamaba --Gavilán. Fernando Gómez “El Gallo” pasando de muleta al noble tordo q.e jugó en Colón en 1er. lugar fué enganchado de la entrepierna y llevado en la cabeza de su enemigo cosa de 12 o 15 varas. Fernando Gómez “El Gallo” al introducir el estoque al 3er. toro de la tarde “Comanche” fué volteado sin consecuencia, noblesa sobró a Comanche. Antonio Arana (a) Jarana al hundir el estoque al “Tovalo” 5º de lid dió este a su adversario una feroz revolcada de la q.e solo el pantalón salió roto, esto se debe a lo muy violento del toro, pues ni conosía sentido.

Nº. progresivo

1 2 3

4

5

6

Pág. 178 Año

Mes

Fecha

Cojidas q.e han recibido varios toreros en diferentes plazas de la República por los toros de Santín

Nº. progresivo

1889 Nbre 1894 Julio

24 8

1895 Nbre 1898 Abril

10 10

1900 Obre

16

1900 Dbre

José Centeno al matar hoy al toro fue herido en una nalga El toro Nº 180 hirió al picador Cantaritos levemente en una pierna. El toro Nº 321 cornó ligeramente a José Durán “Pipa” El toro Polvorín Nº 392 cuya cabeza se disecó y se colocó en el comedor de Santín hirió de un muslo y entrepierna a Palomar Caro. El toro Nº 142 hirió gravemente al banderillero Eduardo Margeli “El Gaditano” al banderillarlo. Se alivió el Gaditano. Mil gracias al Ser Supremo

7 8 9 10

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Sabemos que existen otros casos, que podrían ser muchos. Sin embargo, estos nos han parecido los mejor documentados Finalmente, es nuestra intención agregar aquí no toda, pero sí una parte de otra interesantísima relación de percances, elaborada por Ramón Macías Mora y publicada en La Catedral y los Toros,103 libro de su autoría. 103

Ramón Macías Mora: La Catedral y los Toros. La Tauromaquia en Guadalajara. 1608-1979.Guadalajara, Prometeo Editores, 2007. 536 p. Ils., fots., facs., maps.

100


El acopio de datos, se remonta a 1878, concluyendo en 1979 104 con acontecimientos ocurridos en la capital del estado de Jalisco.

Quede pues como información complementaria, siempre importante para considerar las circunstancias a que se vieron expuestos los personajes allí citados, datos con los que se cierra el siglo XIX.

104

Op. Cit., p. 66-71.

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CUADRO DE HONOR: GALERÍA DE MÉDICOS MEXICANOS, SIGLOS XIX, XX y XXI. Viene a continuación un justo y merecido homenaje a diversos profesionales de la medicina y la cirugía, personajes que dedicaron y siguen dedicando su vida para atender no solo a los pacientes y enfermos que llegan a sus manos, sino de aquellos toreros los que, por alguna razón, sufrieron percances o heridas y que solo, en manos de especialistas como los aquí reunidos, ha sido posible que muchos caídos en batalla, se levanten de nuevo. Conviene aclarar que el Dr. Pedro Vander Linden (Bruselas 1808-Guadalajara, Jal. 1860) se unió a la causa mexicana durante la guerra de intervención estadounidense (1846-1848). Es célebre a partir del daguerrotipo en que aparece atendiendo al teniente Antonio Bustos, a quien se le amputó una de sus piernas. Si bien, no se tiene una evidencia directa en estos términos, fue un eminente médico que dejó huella en labores humanitarias, sobre todo en el estado de Jalisco.

PEDRO VANDER LINDEN FUE CIRUJANO DEL EJÉRCITO MEXICANO EN LA GUERRA DE 1847. PEDRO VANDER LINDEN

JULES ARONSSOHN

AGUSTÍN ANDRADE

CARLOS CUESTA BAQUERO

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FRANCISCO MONTES DE OCA.


SILVERIO R. GÓMEZ

AURELIANO URRUTIA

FRANCISCO ORTEGA

FRANCISCO DE P. MILLÁN

GABRIEL MALDA

JAVIER IBARRA

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ESTÉBAN POUS CHÁZARO

JOSÉ MARÍA GAMA

JOSÉ ROJO DE LA VEGA

JOSÉ HOYO MONTE TIRSO CASCAJARES PEREDA

TARQUINO R. GONZÁLEZ

JOSÉ MANUEL PUIG CASAURANC

FERNANDO LÓPEZ ATENDIDO POR EL DR. JESÚS RAMÍREZ MOTA VELASCO.

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ROSENDO AMOR


MANUEL HUERTA DE LA SOTA JOSÉ MORALES ORTIZ

ALFONSO HERRERA FRANYUTTI

VÍCTOR GONZÁLEZ CAMARENA

XAVIER CAMPOS LICASTRO

106

ROBERTO URBIOLA, GALENO y TORERO.


RAFAEL VÁZQUEZ BAYOD FAUSTO BALTAZAR

ANTONIO SALCEDO COPPOLA

MANUEL HERNÁNDEZ MURO

HUMBERTO OLAGUE RIVAPALACIOS

JORGE URIBE CAMACHO

¡A LA ENFERMERÍA!

RAÚL ARAGÓN LÓPEZ

ALFONSO TOPETE DURÁN

Al centro, apunte, de Bolaños. Publicado en El Universal Taurino, T. III., miércoles 2 de mayo de 1923, N° 61.

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CIRUGÍA TAURINA EN EL SIGLO XX.

Cirugía y medicina avanzaron favorablemente en el curso del siglo XX. Para entonces, ya eran de uso común los rayos X y otros aspectos, como la anestesia que favorecían a la humanidad. Lamentablemente fueron necesarios conflictos de gran dimensión como las dos guerras mundiales para que se intensificaran aspectos de higiene, curación y bienestar. Finalmente, apareció la milagrosa penicilina, 105 lo que permitió salvar de entonces para acá, miles de vidas. En ese sentido, el siglo pasado tiene mucho que contarnos, sobre todo porque en él se decidieron los destinos de diversos personajes ligados a un sector que se ha enfrentado en un “campo de batalla” muy específico como es el ruedo de las plazas de toros (y también fuera de él), lo que ha arrojado a un numeroso contingente de héroes, pero también de víctimas. Unos célebres. Otros, auténticos desconocidos que, en su mayoría provienen del anonimato. Entre los casos que son de interés para este trabajo, los autores hemos decidido elegir aquellos que se encuentran documentados. Es decir, cuentan con la información relacionada con el percance, el parte médico, imágenes de la cinemática del trauma y su evolución o desenlace. Por otro lado es importante indicar que, a partir de la aplicación de técnicas que puso en práctica el Dr. Xavier Campos Licastro, fue posible el cierre de las heridas por cuerno de toro, con la técnica de exición-incisional (Frederich), en la cual se resecan los bordes de la herida traumática producida por el burel, transformándose a una herida quirúrgica, colocación de drenajes por contraabertura por “Penrose” 106 y “drenovac” en lugar de los tubos rígidos de goma a través de las heridas sin cerrar. Los programas “A.T.L.S.” (Programa de apoyo vital avanzado en trauma) el cual se implementa en nuestro país a partir de 1986; “PHTLS” (Programa avanzado prehospitalario en trauma) el cual comenzó a utilizarse en 1987 y el “PTC”, (Cuidados primarios en trauma), puesto en práctica en 1999 en México. Con los años, y precisamente en Aguascalientes hacia 1997 o 1998 fue creado el programa “MILETOS” (“Manejo integral a lesionados en eventos taurinos), implementado de manera oficial en Puebla el año 2011 por el Dr. José Luis Martínez, médico anestesiólogo de las plazas Monumental de Aguascalientes y San Marcos. Conviene mencionar que también se pusieron en práctica programas de atención a los heridos por cuerno de toro –dentro del ruedo-, con la intervención de los “monosabios” y “subalternos”, como en el caso de la plaza de toros “México”, con el programa “M.U.R.” (“Manejo urgente en el ruedo”). Esto, a partir de 1997, aproximadamente que ha estado bajo la responsabilidad del Dr. Rafael Vázquez Bayod. Finalmente, debe mencionarse el programa “Manual de atención prehospitalario en pacientes politraumatizados de evento taurino” aplicado por el Dr. Francisco González en Tlaxcala, Apizaco y Huamantla a partir de 2017, mismo que tuvo buenos resultados, lo que, junto con los dos anteriores, representan una innovación más a la cirugía taurina, que se complementa con los programas establecidos por la Academia Americana de Cirugía General (AACG). Otro rubro corresponde a las ambulancias-quirófano implementadas por el Dr. Campos Licastro a partir de 1976, las cuales se movilizaban a los festejos taurinos en plazas portátiles en la zona conurbada de la ciudad de México. Estos quirófanos lamentablemente no fueron rentables por los empresarios, de ahí que se perdiera este recurso, por lo que actualmente los festejos en dicha zona son atendidos por médicos cirujanos taurinos y ambulancias particulares, “Cruz Roja Mexicana” y “Protección Civil”. Los heridos por cuerno de toro comenzaron a atenderse en las enfermerías de las plazas de toros, principalmente en la plaza de “El Toreo” de la Condesa, a partir de 1907, operándose en sus quirófanos, llegando esta práctica a la plaza monumental “México”. En aquellos percances ocurridos al interior de la república, estos se atendían (cuando el paciente era trasladado a la ciudad de México) directamente en la Central Quirúrgica, el Sanatorio “Durango” y en el Sanatorio “Santa María de Guadalupe” (hoy “Moisés Lira”). 105

La penicilina G ó bencilpenicilina, fue descubierta por Alexander Flemming el 28 de septiembre de 1928 al estudiar cultivos de Sthaphylococcus aureus, en el sótano del Hospital St Mary en Londres. 106 Drenaje penrose. (Charles Bingham Penrose, cirujano estadounidense, n. 1862). Dispositivo de drenaje quirúrgico de gasa rodeado de plástico u otro material resistente al agua.

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Fue a partir de 1993, cuando el Dr. Antonio Salcedo Coppola asumió la Jefatura de los Servicios Médicos de la “México”, momento en el que los toreros se estabilizaban en la enfermería y se trasladaban en ambulancia a la clínica “Londres” donde estos eran atendidos (lo mismo matadores, novilleros que subalternos). A partir de 1997, dichas garantías se extendieron a los hospitales “Mocel” y “ABC”, atendidos por el Dr. Rafael Vázquez Bayod. Ahora bien, es momento de presentar –dentro de la infinidad de casos presentes sólo en el siglo XX-, aquellos que, por su magnitud e importancia, no pueden quedar de lado. Pero también es de hacer notar el hecho de que la selección se ha hecho procurando hacer notar la forma en cómo evolucionó la cirugía en distintas etapas de la centuria pasada. Ello con objeto de entender en qué medida ha sido un recurso de solución (el caso de Antonio Montes dejará notar el conflicto habido no solo entre dos médicos, sino en la práctica que uno y otro proponían para resolver un problema que finalmente fue otra causa en la muerte del diestro sevillano). Esperamos que el lector comprenda que al hacer de esta sección un breve recuento, encuentre en la relación adjunta aquellos otros datos sobre heridos y fallecidos por percances ocasionados por cuerno de toro –mismo que tampoco podemos asegurar que sea el más completo, pero sí el que mejor pudimos documentar-, con respecto a estas peculiares circunstancias.

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ANTONIO MONTES y VICO. IN MEMORIAM. 13 DE ENERO DE 1907 En tal día, se celebraba la décimo cuarta corrida de la temporada. Se lidiaron seis toros, tres de Saltillo y tres de Tepeyahualco. El segundo de la tarde, era de esa procedencia, y se llamaba “Matajacas”, cárdeno oscuro, buen mozo, bien criado y con respetables defensas, tal y como apunta una de las biografías consultadas, que procede de los escritos de Enrique García Carrasclás (véase bibliohemerografía). Montes vistió en aquella ocasión un traje celeste y oro. Con muleta y espada se enfrentó a un ejemplar que desparramaba la vista y achuchaba. (…) en los medios dio un pase ayudado, del que salió con algún apuro por colársele el toro. Acudieron entonces (Antonio) Fuentes y (Manuel Blanco) Blanquito, rechazando el espada su auxilio y quedando de nuevo solo ante el de Tepeyahualco. Dio entonces dos pases altos, tres de pitón a pitón y uno de latiguillo, con los que quedó igualado el bicho; perfilado Antonio a corta distancia, entró con rectitud y sepultó en lo alto una estocada muy buena, pero por estrecharse demasiado y dejar inactiva la mano izquierda, al derrotar el toro, lo cogió con fatal certeza dos veces hiriéndole de muerte. El pobre Antonio quiso ver el efecto de la estocada, pero agotadas súbitamente sus fuerzas cayó desfallecido en brazos de los peones que le entraron en la enfermería al propio tiempo que el toro caía para no levantarse más. El público quedó dolorosamente afectado, pero la corrida siguió adelante y Fuentes y (Ricardo Torres) Bombita-chico recogieron aplausos. ¡Las multitudes no tienen alma!107

El propio autor que consultamos, hace un recuento inmediatamente después de que el sevillano fue ingresado a la enfermería en estos términos: Ya en la enfermería el diestro, atendiendo los doctores (Enrique) Castillo, (Carlos) Cuesta (Baquero), Villafuerte y (José María) Gama, a su postración que lo permitiría resistir a sangre fría, el reconocimiento propio del caso y la subsiguiente cura, decidieron cloroformizarlo, realizando tan delicada operación el primero de dichos facultativos. La primera cura, fue larga y laboriosa y terminóse a las seis menos cuarto, suscribiendo el doctor Carlos Cuesta, que se encargó del herido, el siguiente parte facultativo: El matador de toros Antonio Montes, sufrió una grave lesión en la región glútea izquierda, que interesó todo el plano muscular y penetró en la cavidad del vientre, por la parte superior de la escotadura ciática, causando abundante hemorragia por la ruptura de un grueso vaso venoso. Dicha herida es de las que ponen en peligro la vida por sí y por las complicaciones a que puede dar lugar, tardándose en sanar, más de treinta días. La lectura de este parte causó penosísima impresión en todos los aficionados.108

Ya estabilizado el herido, se le trasladó al Hotel Edison –calle de Dolores-, donde una multitud permaneció a las afueras del mismo esperando cualquier noticia al respecto. A la mañana del día siguiente, estuvo presente el Dr. Macías quien retiró el apósito, hallando que la hemorragia estaba detenida y los labios de la herida presentaban buen aspecto. Para el martes 15, la gravedad persistía, por lo que fue necesario que los sacerdotes Santo y Hersitrón, confesaran al herido, quien recibió los auxilios espirituales con gran recogimiento y devoción. Es curioso enterarnos que “para la alimentación del enfermo que conservaba todo su conocimiento, se le dieron pequeñas dosis de leche y champagne”. 109 Dos días después, o sea el 17 de enero sobrevino el desenlace fatal, ocurriendo tan lamentable circunstancia a las nueve y cinco minutos de la noche. Todavía, Antonio alcanzó a pronunciar estas últimas palabras: “¡adiós madre mía… adiós México!” Al día siguiente, fue necesario practicar la autopsia, de la que resultaron muy valiosas las siguientes anotaciones: Se le abrió el vientre siguiendo la longitud de la línea media y otra transversal semicircular en la parte baja del abdomen, extrayendo los intestinos para examinar con mayor comodidad la herida interior, cuyo trayecto se siguió hasta encontrar la exterior, viéndose que el cuerno había penetrado por la nalga izquierda, rompiendo los músculos, había pasado después 107

Enrique García Carrasclás: ANTONIO MONTES. Barcelona, Biblioteca de La Fiesta Nacional, 1907. 120 p. Ils., fots., retrs., p. 51-60. Op. Cit., p. 63-4. 109 Ibidem., p. 67. 108

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por la escotadura ciática, rompiendo el gran ligamento sacro-ciático y fracturando el borde del hueso sacro, al que arrancó un fragmento. Una vez el cuerno en la cavidad pelviana, rompió los músculos soas e ilíaco, siguiendo por la fosa ilíaca hacia arriba y a la derecha, por detrás de los intestinos. La herida llena de recodos en zig-zag, promovidos al ser volteado Montes estaba infestada. En la cavidad pelviana había derrame e infiltraciones de sangre. La herida fue mortal, a consecuencia de la septicemia y peritonitis séptica”.110

Así que como podrá apreciarse, este percance, independientemente de lo que se haya dicho y escrito a través del tiempo, resultó ser no solo de las que ponen en peligro la vida, sino que ocasionó el indeseable desenlace. Recordamos a esta gran figura, quien estuvo en nuestro país durante varias temporadas, a principios del siglo pasado. Tuvo que llegar la fecha infausta del 13 de enero de 1907 en la que “Matajacas” de Tepeyahualco, le asestara mortal cornada para que a partir de ese momento, el torero español se convirtiera en leyenda. Parte de ese testimonio es el que ahora reúno en esta semblanza. En 2002, tanto Marcial Fernández como un servidor preparamos, en 2002 un libro en coautoría que denominamos: Los Nuestros.111 Dejamos testimonio de un sinfín de matadores de toros que, a nuestro juicio hacíamos “nuestros” por muchos significados. Entre otros, Antonio Montes, ingresó a la nómina en estos términos:

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Ibid., 77-9. Marcial Fernández (seud. Pepemalasombra) y José Francisco Coello Ugalde: Los Nuestros. Toreros de México desde la conquista hasta el siglo XXI. México, Ficticia, 2002. 215 p. Ils., retrs., fots. 111

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El cartel de la tarde infausta. Col. JFCU.

Y la poesía, la poesía popular y aquella otra cuya manufactura y creación provino de otras tantas plumas, ¿qué le canta al sevillano? Pues bien, trayendo una vez más, diversos materiales que provienen de mi trabajo Tratado de la poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XXI, encuentro las siguientes muestras de veneración, y donde cada una demuestra el dolor de su partida. TRISTÍSIMOS RECUERDOS DE ANTONIO MONTES MATADOR DE TOROS, MUERTO EN MÉXICO EN 1907 Desgraciado Antonio Montes! la malhora le ha llegado, que aquí en nuestra plaza “México” un toro lo ha despachado. Cuando salió de Sevilla grandes lágrimas lloró, y ya en la escala del buque de España se despidió. El trece del mes de Enero que era domingo en la tarde,

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le cogió a Antonio Montes el toro para matarle. Médicos no le faltaron a Montes junto a su lecho, pero no pudo vivir pues el mal ya estaba hecho. En su breve testamento Antonio les encargó que se llevaran su cuerpo para Sevilla veloz. Al saber su pobre madre el accidente tan cruel, lloró lágrimas amargas tan amargas como hiel. Le hicieron sus funerales en el Panteón Español, y hasta coronas tenía y de ceras un montón. parece que sobre Montes había alguna maldición, pues que su cuerpo ha quedado toditito hecho carbón. Cuatro cirios alumbraban el féretro a medio arder, encontrándose distantes del catafalco muy bien. A las seis de la mañana del veintitrés de este Enero, el señor Pedro Gutiérrez avisó por teléfono. también al Presidente de Beneficencia Hispana, comunicó la noticia del fuego con grande alarma. La autoridad acudió para el hecho esclarecer, y horrorizados quedaron de lo que pudieron ver. Las llamas consumido habían la mesa y el buen cajón, y sobre el suelo mirábase informe y denso montón. El mismo señor Gutiérrez provisto de regadera trata de apagar violento aquel rescoldo que humea. También ya estaban ardidas las coronas que pusieron, en los grandes funerales que al pobre Montes hicieron.

Antonio Montes, en retrato de cuerpo entero. Fotografía de la época. Col. del autor.

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. I., p. 257.

El Prefecto de Tacuba ordenó pronta aprehensión, de dos de los veladores

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y del Administrador. Uno de los veladores fue quien notó el accidente a las seis de la mañana del veintitrés del presente. Los aprehendidos dijeron que la culpa no tenían, pues que alguno de los cirios al catafalco caería. El pobrecito de Montes perdió mucho de la cara, porque la piel por entero se notaba bien tostada.

Los ojos se destruyeron y solo tenía dos pozos, y el pie izquierdo separado muy próximo de su tronco. En resumen aquel cuerpo con aquella combustión, parecía lo habían formado con cisquito de carbón.

El Dr. Carlos Cuesta Baquero, tercero de izquierda a derecha, ante el cadáver del torero español Antonio Montes. Col. del autor.

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Además el buen barniz que cubría bien al muerto, barniz con que le untaron en el embalsamamiento. Los veladores González y Ávila estaban pagados para cuidar el cadáver con dos pesos duros diarios. Y sin embargo de aquesto no notaron el siniestro, se durmieron de seguro al velar al pobre diestro. Se cree que las causas fueron por ejemplo que la llama, de alguno de aquellos cirios comunicara a las tablas.

Revista de Revistas. El semanario nacional. Año XXVII, Núm. 1439 del 19 de diciembre de 1937. Número monográfico dedicado al tema taurino.

Todas son pues, conjeturas y no se sabe realmente, la causa que ocasionó aquel terrible accidente. Mandóse hacer otra caja idéntica a la quemada, para los restos de Montes y mandarlos luego a España. Fuentes y Torres costearon misa de réquiem cantada, y allá en Santo Domingo tuvo efecto en la mañana. Todos, todos los toreros se encuentran horrorizados, de aqueste acontecimiento que es deveras tan extraño.

Antonio Montes en su lecho mortuorio. Fot. Reyes S.

El número 13 se halla en los actuales sucesos, el 13 fue la corrida y eran 13 los toreros. Tiene el nombre 13 letras de Antonio Montes el diestro, el día 13 cae su santo y 13 sus lances serios. Abunda el número 13 y aunque sea supersticioso, en 13 le cogió el toro y luego… se hizo carbón.

Cortejo fúnebre. Fot. Reyes S. H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. I., p. 258.

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La ciencia médica no estaba tan adelantada en esa época (1907). La laparotomía exploradora tuvo sus inicios hasta 1908, con el Dr. Gabriel Malda112 en México, cuando aún no se había descubierto la penicilina y eran poco comunes una serie de términos como la antisepsia, asepsia y anestesia.113 Cabe señalar que no podemos comparar el tratamiento quirúrgico que se le dispensó al matador español con la época actual. No existe punto de comparación: empezando por las fechas, el avance quirúrgico, anestésico

Revista de Revistas. El semanario nacional. Año XXVII, Núm. 1439 del 19 de diciembre de 1937. Número monográfico dedicado al tema taurino.

Dibujos y comentarios finales del Dr. José Francisco Rodríguez Zenteno.

En teoría todas las heridas penetrantes de abdomen o en las cuales se sospeche su compromiso con órganos de la cavidad abdominal, deben de ser exploradas, en el caso del torero Antonio Montes según dictan las crónicas de ese tiempo no pudo ser lograda efectuar la operación al diestro debido al estado de salud precario secundario a las patologías que padecía, siendo la de mayor compromiso la tuberculosis pulmonar y probablemente también pudiera haber padecido tuberculosis intestinal presuponiendo por los datos clínicos que podemos extraer de los periódicos y crónicas de ese tiempo donde mencionan que cursaba con episodios de diarrea aguda y en los hallazgos que reporta la autopsia, aspecto granular del epiplón ( capa que recubre a las vísceras abdominales) lo que nos orienta a la sospecha del padecimiento en cavidad abdominal. Para la época el estado de salud de salud tan precario de Antonio Montes otorgaba nulas posibilidades de sobrevida con una alta morbimortalidad en el transoperatorio y su postoperatorio inmediato. Se menciona la ligadura de un vaso de mayor calibre, presuponiendo que se tratara de la vena iliaca interna por la trayectoria que imaginamos siguió el cuerno, así mismo aunque los reportes de la autopsia mencionan que la cornada fue confinada al espacio retroperitoneal, la fractura del hueso sacro y las contusiones a las asas intestinales aunadas al foco de infección en el trayecto de la cornada terminaron por provocar un estado de sepsis abdominal con su posterior desenlace a consecuencia del choque séptico, historia natural de la enfermedad.

Gabriel Malda: “Un caso de herida penetrante de vientre con herida de estómago y de gastroepiploica derecha”, en: Gaceta Médica Mexicana, 1908, 3: 96. 113 Carlos Agustín Rodríguez Paz y Ramón Vázquez Ortega: “El inicio de la laparatomía en el trauma abdominal en México”, en: Cirugía General, Vol. 23, N° 4, p. 200. 112

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México Taurino, número especial publicado inmediatamente después de que se conoció la fatal noticia de la muerte de Antonio Montes. Esto, en enero de 1907.

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SOBRE LA CORNADA QUE, EN 1908 SUFRIÓ RODOLFO GAONA EN PUEBLA. Espero resolver el siguiente galimatías. Hace 110 años, Rodolfo Gaona sufrió una de las cornadas más graves en su carrera. Fue una herida de cinco centímetros de extensión por veinte de profundidad, en la fosa izquio-rectal derecha, interesando el recto y peritoneo. Tal hecho sucede el 13 de diciembre de 1908. Imagínense ustedes que, ante un hecho de aquella dimensión, el servicio médico de la plaza de toros de Puebla simplemente quedó rebasado, por lo que hubo necesidad de trasladarlo urgentemente desde Puebla a la ciudad de México, decisión que puso en serio peligro la vida del diestro leonés. Algunas versiones que he escuchado al respecto, mencionan que al llegar a la ciudad, esto por Xochimilco (sic), el Dr. Carlos Cuesta Baquero esperaba a Gaona para de inmediato atenderlo. Pero Roque Solares Tacubac, que tal era el anagrama de Cuesta, se quedó “con un palmo de narices”, pues el herido quedó bajo la responsabilidad del Dr. Aureliano Urrutia, en un sanatorio cercano a San Felipe Neri. Este detalle molestó profundamente a Carlos Cuesta, quien era, hasta ese momento un gaonista declarado, y cuyos elogiosos escritos se publicaron en diversos semanarios y revistas de la época. Con ese gesto, Roque Solares Tacubac no pudo ocultar su enojo y se convirtió en “antigaonista” furibundo. Desde mi muy personal punto de vista, cuando el Dr. Cuesta atendió la cornada que causó la muerte de Antonio Montes, el 13 de enero de 1907, este simple detalle pudo haber sido ingrediente para que Gaona o quienes le rodeaban en el viaje de Puebla a México decidieran la intervención del Dr. Urrutia y no la del Dr. Cuesta. Pero insisto, esto no es más que una especulación.

Imprenta de Antonio Vanegas Arroyo. Grabado: José Guadalupe Posada. Col.: JFCU.

Por su parte, la revista española Sol y Sombra Nº 664, del 14 de enero de 1909, daba cuenta del acontecimiento que aquí se refiere en los siguientes términos:

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El acontecimiento ensombreció a la afición de aquel entonces, pues de inmediato, comenzaron a circular unos versos anónimos en cientos de hojas de papel volando, que, con un grabado de José Guadalupe Posada al frente, y otro de Manuel Manilla al reverso salieron de la imprenta de Antonio Vanegas Arroyo, convirtiéndose en caja de resonancia de aquella “tragedia”. De Urrutia debo decir que cargó con dos “sanbenitos” toda su vida: Ser compadre del Gral. Victoriano Huerta, el mismo que encabezó el frío y calculador episodio de la “Decena Trágica” en febrero de 1913, y luego haber participado de manera “sesgada” en el asesinato del senador Belisario Domínguez, mismo que ocurrió el 7 de octubre de ese mismo año. Urrutia, enfrentado profesionalmente al también médico cirujano Belisario Domínguez, le cortó la lengua al cadáver del senador enviándosela más tarde a Victoriano Huerta. Luego de intensas investigaciones realizadas por un grupo de senadores, parientes y amigos de la víctima, se descubrió

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la verdad de los hechos, lo que aceleró la caída de Huerta y el inicio de una terrible carga moral que llevó desde ese momento y hasta su muerte el Dr. Aureliano Urrutia que, por otro lado, fue un eminente cirujano y hasta ocupó el cargo de Director de la Escuela Nacional de Medicina en el periodo 1913-1914.

Varias cosas más en torno al Dr. Urrutia. Efectivamente nació en Xochimilco en 1872, lugar que se refiere como el del encuentro entre el cirujano y Rodolfo Gaona, pero esto era imposible pues dadas las condiciones de salud del diestro, como las de cualquier herido, en todo caso eran las de llegar al sanatorio de manera inmediata. Dicho sanatorio debió haber sido el que en la época llevó el nombre de Sanatorium, inaugurado por el Gral. Porfirio Díaz en 1910 y que se encontraba en Coyoacán. Finalmente, y aunque parece un sarcasmo, pero también una paradoja, es el hecho de que su tesis profesional, misma que presentó y defendió en 1895 llevara el curioso nombre de La conservación de los cadáveres y de las piezas anatómicas.

Fotografías incluidas en el reportaje publicado por Sol y Sombra N° 664, del 14 de enero de 1909.

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El Dr. Aureliano Urrutia junto al Gral. Victoriano Huerta.

Por fortuna, Rodolfo Gaona se restablece del serio percance e incluso, reaparece el 17 de enero de 1909 (un mes y días luego de la cornada en Puebla), alternando con Rafael Gómez “El Gallo” y Antonio Boto “Regaterín”, quienes se las entendieron con toros de Piedras Negras. Un velo de misterio se tendió sobre aquel episodio del que Gaona, por fortuna, salió avante, a pesar de que los progresos médicos de la época no eran, ni con mucho los de hoy día. Aquellas curaciones de “caballo” que encaraban los toreros, tuvieron tintes de “hazaña”, y en eso el pueblo sabía muy bien a quien considerar como “sus héroes”. En ese tipo de circunstancias se tejieron muchas historias, lo que les daba a los matadores un aura diferente, tanto que no tiene ningún parecido con lo que hoy el “marketing” o agencias de publicidad hagan por los que se visten de luces. “Los tiempos cambian que es una barbaridad…”

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LUIS FREG 1912 y 1922.

Entre las muchas cornadas que recibió Luis Freg en su vida profesional, se encuentra la que sufrió el 12 de marzo de 1922 ocasionada por un toro de San Nicolás Peralta.

Freg se sentó en el estribo, frente a la porra y allí el toro lo tropezó y le hundió el pitón hasta la cepa en la cara interior del muslo izquierdo, causándole la destrucción de la piel, tejido celular y vena femoral. El doctor Aguilar, ayudante del doctor Millán, sujetó la vena con la mano y luego logró ligar el muslo con un tubo de isquemia. En el tendido presenciaba esta corrida el doctor Mayo, de los famosos laboratorios Mayo de los Estados Unidos, en unión del general Obregón. Cuando Freg cayó herido, Mayo, acompañado de los doctores Malda, Castilla Nájera y F. de L. Campos L., bajó a la enfermería y se brindó a ayudar a Millán, quien le indicó que podía hacerlo, aunque ya eran “muchas manos”. Y la eminencia médica, mal lavándose en el lavabo de agua común, y no con el agua para los cirujanos, prestóse torpemente a operar. El doctor Campos, viendo aquello, le vació una matraz de alcohol… Mayo, desconcertado, no sabía qué hacer con el herido! ¡Tanto que al desbridar cortó la ligadura…! Después indicó que debería cerrarse la herida, a lo que Millán, muy disgustado por cierto, contestó enfadado: -“El enfermo es mío…!” Al día siguiente se presentó la septicemia, y si no se hubiere conocido el licor de Dakin, Freg hubiera muerto entonces…pero se usaron 600 litros de licor, que por medio de treinta y seis tubos de irrigación bañaban el muslo cada hora, y Freg se salvó.114 114

Anecdotario de Médicos de Plaza. Material inédito.

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Este es un testimonio que, de viva voz expresó el Dr. Francisco de Paula Millán. El valiente torero, al dar el pase en el estribo sentado quizá no tuvo el tiempo suficiente para darse cuenta que el de San Nicolás Peralta era burriciego, por lo que al embestir este al hilo de las tablas, le hundió todo el pitón en el muslo izquierdo, y levantándole en vilo, le rompió la arteria femoral. El Dr. Millán le sujeto muy bien la herida, conteniendo la hemorragia, ya en la enfermería. Entre el Dr. Millán y el Dr. Mayo, eminencia en Norteamérica y cuya intervención fue recomendada por el general Obregón le cerraron la tremenda cornada. Treinta días entre la vida y la muerte, pues se presentó la infección, septicemia gaseosa, y se acordó amputarle la pierna. “Pague a los médicos para que me curaran día y noche lavándome la herida con lavados quirúrgicos sobre la herida de la pierna izquierda logrando vencer la infección”, llegó a declarar el propio torero que fue víctima de otros tantos percances de igual o mayor dimensión. Lamentablemente, las técnicas y tratamientos posteriores no resultaron tan favorables para él, pues su cuerpo quedó marcado por tremendas cicatrices.

Este fue el recuento de los daños en el cuerpo del valiente torero. Una buena cantidad de cornadas y una mala intervención y curación de las mismas, ocasionaron que su cuerpo acumulara con los años tan evidentes secuelas. En Armando de María y Campos: Vida dramática y muerte trágica de Luis Freg. Memorias y confesiones. México, “Impresora Juan Pablos”, 1958. 132 p. Ils., fots., p. 12.

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CARMELO PÉREZ. (1929). Cada 1° de julio se recuerda el nacimiento de Armando Pérez, mejor conocido como Carmelo Pérez, ocurrido un 1° de julio pero de 1909. El mejor homenaje es recordarlo con el portento de las siguientes cuatro poesías escritas en distintos tiempos, y que rememoran las hazañas de aquel valiente torero, cuya vida fue marcada por Michín o Mechín de San Diego de los Padres la tarde del 17 de noviembre de 1929, con lo que comenzó ese largo camino de desgracia, mismo que terminó el 18 de octubre de 1931.

Carmelo Pérez, Ídolo de multitudes. INAH-SINAFO N° de Catálogo: 31074.

El 17 de noviembre del 1929 en la Plaza El Toreo, de la Condesa, Carmelo Pérez sufrió una cornada por el toro “Michín” de la ganadería de San Diego de los Padres. El parte médico describe las siguientes lesiones: 1ª. Herida por cuerno de toro de 25 cm de longitud, situada en el tercio medio e interno de la cara interna del muslo izquierdo interesando todas las partes blandas, faltando sólo la piel para salir por la cara externa, descubriendo las venas femorales y desgarrando el nervio crural, destruyendo grandes porciones musculares. 2ª. Herida causada por cuerno de toro en el hemitórax derecho, a la altura del 9° epacio intercostal, de 9 cm de extensión. 3ª. Herida contusa de 3 cm de extensión en la región axilar, que interesó el tejido celular 4ª. Herida contusa de 2 cm de extensión en la cabeza de la ceja izquierda, interesando el celular subcutáneo. 5ª. Herida por desgarradura de la porción izquierda del escroto central de 3 cm de extensión. 6ª. Varios varetazos en distintas partes del cuerpo. PRONÓSTICO: el conjunto de las lesiones ponen en peligro la vida del diestro. CURACIÓN: bajo anestesia mixta, amplióse la herida del muslo, haciéndose una contraabertura en la cara exteran; canalizóse con tubo de goma y taponáse con gasa yodoformizada la herida en el hemitórax, suturándose las contusiones, inyectáronsele 5 cc de suero fisiológico, aceite alcanforado y adrenalina. Trasladóse al Hospital Francés. DR. JOSÉ ROJO DE LA VEGA. DR. JAVIER IBARRA.115

La selección, apenas una pequeña muestra de otras tantas creaciones en esta expresión literaria, provienen 115

Guillermo E. Padilla: Historia de la Plaza El Toreo (1929-1946), T. p. 18.

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de mi trabajo Antología de la poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XXI. GLORIA Y PASIÓN DE CARMELO PÉREZ (1931) Confunda Dios a “Michín”, el marrajo de San Diego que una tarde de noviembre acribillara a Carmelo. El sol se viste de gala y derrama su oro nuevo sobre la gente apiñada en las gradas de “El Toreo”. De las lumbreras abajo, de las barreras al cielo, ruedan las aclamaciones y estallan los clamoreos. Dianas suceden a dianas y un pasodoble torero canta a la fiesta gallarda con voces de plata y hierro. Y después del frenesí un espantado silencio se enseñorea de la plaza al ver torear a Carmelo. ¡Torero de non, coloso! ¡Loco perfilado en genio! En el silencio espantado sólo se oye el martilleo de la sangre en las arterias y el corazón en el pecho. Cuando un pase natural, -alegre como un requiebro, solemne como la misa-, esculpe en un solo cuerpo al toro y al matador, huye acosado el silencio por los vítores y aplausos que festejan a Carmelo. ¡Pasmo de los redondeles! ¡Pauta, arquetipo y portento!

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. I., p. 361.

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. I., p. 361

Dispensador de belleza, emperador de los ruedos, eras hecho de emoción. ¡Poeta del rostro negro y el corazón encarnado, de la tragedia unigénito, la Muerte te dio la Vida, la Gloria te crió a sus pechos! Mas ¡ay que su vida estaba

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a merced de algún berrendo! ¡Ay, que la Muerte envidiaba prendida con alfileres y oscilando entre los cuernos, las hazañas de Carmelo, señor de las multitudes, su afirmación y su ejemplo! Y una tarde de noviembre un torillo de San Diego despedazó la leyenda, bordó de coral el ruedo y al héroe nubló los ojos con un velo rojinegro. Las águilas de los montes ya remontaron el vuelo; crespones prenden al sol y gimen su amargo duelo. Los árboles de los bosques sus penachos abatieron. En las tierras de Texcoco querellas cortan el viento, como si Netzahualcóyotl pulsara el laúd de nuevo. El día se trueca en noche, la noche llora luceros y a la Gloria se le ponen, de llorar, los ojos negros porque un torillo retinto quitó la vida a Carmelo. Desde entonces los domingos hay en el cielo jaleo porque los ángeles corren a ver torear a Carmelo. ¡Torero de non, coloso! ¡Pauta, arquetipo y portento!116

Diagrama de la trayectoria (JFRZ).

La causa de la muerte de Carmelo Pérez se debe, según los registros de esa época, a una Neumonía como complicación surgida a raíz de la última intervención quirúrgica practicada en España para tratar la fistula pulmonar que padecía como complicación de la cornada penetrante de hemitorax posterior derecho once meses previos, entendiendo el concepto de fistula como una comunicación anormal y bien establecida entre dos estructuras con epitelio. Cabe mencionar que para esas fechas era prácticamente intratable una infección de tejidos debido a que todavía no se contaba con antibióticos, llegando estos a emplearse con el advenimiento de la penicilina posterior a 1940. Lo que en los periódicos de ese tiempo refieren como la salida de un líquido sanguinolento de la herida sin cicatrizar del hemitorax, corresponde al líquido pleural que se produce por el organismo para poder lubricar las superficies de la pleura, capa que envuelve a los pulmones para su correcta mecánica respiratoria. (Dibujos y comentarios del Dr. José Francisco Rodríguez Zenteno).

116

Mario Colín: El corrido popular en el Estado de México. Dibujos de Jesús Escobedo. México, Imprenta Casas, S.A., 1972. 556 p. Grabs., ils. (Biblioteca Enciclopédica del Estado de México, XXV)., p. 448-450.

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Puede observarse que, para poder lograr parte de la curación, se utilizó un seguro de ropa que detuvo las costuras. Se publicó en El Redondel. Semanario gráfico taurino N° 61. México, 19 de enero de 1930,.

Sin embargo:

El Redondel. Semanario Gráfico Taurino. Año III, N° 153 del domingo 18 de octubre de 1931.

128


JESÚS SOLÓRZANO, HERIDA EN MUSLO IZQUIERDO. 26 de febrero de 1926. En la Plaza El Toreo, 18ª corrida: Fermín Espinosa “Armillita” y Jesús Solórzano, con seis toros de Rancho Seco. Al veroniquear Jesús Solórzano al sexto, “Lancero”, fue cogido y el toro le infirió una tremenda cornada que le atravesó el muslo izquierdo y le desgarró la vena femoral. 117

Revista de Revistas. El semanario nacional. Año XXVII, Núm. 1439 del 19 de diciembre de 1937. Número monográfico dedicado al tema taurino.

El festejo, en aquella ocasión, se organizó en beneficio del diestro Fermín Riestra “Armillita”, que alternó con el moreliano Jesús Solórzano. Y las heridas, aunque graves, no lo fueron tanto como en un principio se había creído, por lo que, como lo comentó la prensa en su momento “salvará la vida”.

117

Lanfranchi, T. I, p. 377

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MIGUEL GUTIÉRREZ, NOVILLERO. 17 de marzo de 1935. Plaza “Vista Alegre”, en la ciudad de México. Al hacer un quite, intentó un farol y, el cornúpeta de Zacatepec lo enganchó por la espalda, pero sólo por la casaquilla y lo despidió esperándolo caer y logrando asegurar la segunda cornada por el pecho en donde le hundió el pitón en el hemitórax derecho al borde del esternón. El diestro cayó herido, desangrándose, pues tenía rota la vena y arteria pulmonares, pero a pesar de todo, trató de incorporarse, lo que no pudo hacer. Parte facultativo: Herida por cuerno de toro, como de 8 cm de extensión, situada a la altura del 4° espacio intercostal derecho y borde del esternón, penetrando al tórax rompiendo 3 costillas, lesionando el pulmón y desgarrando el hilio pulmonar y el mediastino anterior. La hemorragia producida fue abundantísima. El herido ingresó en estado agónico. Se le aplicaron una inyección intracardiaca de adrenalina y 2 de aceite alcanforado y se trató de producir respiración artificial. Cuando se procuraba ligar los vasos lesionados el diestro falleció. Dres. José Morales Ortiz, Aguilar Álvarez, Hernández Ramírez. 118

El padre de Miguel, vela el cadáver en la enfermería de Bandolero, de Zacatepec le infiere la cornada mortal a Miguel la plaza. Fot. Orduña. Gutiérrez. Fot. Orduña. H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. I., p. 361.

118

Rojas Palacios-Solares: Las Cornadas, p. 137-9.

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ROMÁN “EL CHATO” GUZMÁN, 28 de abril de 1940. En la Plaza El Toreo en la 20ª corrida: Alberto Balderas, Jesús Solórzano y Silverio Pérez, con seis toros de Rancho Seco. Al poner en suerte al segundo, “Cazador”, fue alcanzado el banderillero Román “Chato” Guzmán y herido de mucha gravedad en el muslo izquierdo, que le quedó abierta en canal desde la ingle hasta la rodilla.

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 437. Fot. Casasola.

Dicha herida, tuvo una extensión de 25 cm., tres trayectorias, arriba y abajo del sedal, sin haber interesado órgano delicado alguno.

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ALBERTO BALDERAS A LOS 78 AÑOS DE SU MUERTE. (1940-2018) La prensa apuntaba al día siguiente de aquel acontecimiento: En la propia plaza de “El Toreo” de esta capital, pocos momentos después de ingresar a la enfermería, murió el matador de toros Alberto Balderas, conocido por “El Torero de México”, quien fue atropellado en el centro del ruedo por el tercer astado, cuando “Carnicerito de México” cogía los trastos para empezar su faena de muleta, al toro que le correspondía a este último. Balderas fue cornado aparatosamente, tirado, vuelto a coger y vuelto a levantar, siendo muy impresionante la cogida, pero los aficionados asistentes no pensaron que fuera de muerte. Los doctores se dispusieron a operar a Alberto, encontrándole una enorme cortada en el vientre que le interesaba el estómago y el hígado. A las dieciocho horas y tres minutos (tiempo del Distrito Federal) Balderas dejó de existir en la propia mesa de operaciones, después de habérsele hecho una transfusión de sangre. Antes de fallecer recibió los auxilios espirituales. Los familiares de Balderas se encontraban al lado del infortunado torero en el momento de fallecer. El toro causante de la desgracia, llevaba por nombre “Cobijero” y perteneció a la hacienda de Piedras Negras. La corrida, a consecuencia de la tragedia, resultó deslucida. 119

Alberto Balderas. Col. JFCU..

Por tal motivo, José Francisco Coello decidió elaborar el siguiente homenaje: 119

El Informador. Diario Independiente. Año XXIII, T. LXXXIV. Guadalajara, Jal., lunes 30 de diciembre de 1940, N° 8036, p. 1.

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ÍDOLO TAURINO DE UN PAÍS EN PLENA RECUPERACIÓN, CUANDO LAS HERIDAS DE PASADOS REVOLUCIONARIOS EMPEZABAN A CICATRIZAR. A SUS 23 AÑOS CABALES (HABÍA NACIDO EN 1910), BALDERAS OSTENTA EL TÍTULO DE “TORERO DE MÉXICO”, ESPECIE DE PRESEA MORAL QUE LA AFICIÓN DE ESTE PAÍS LE OTORGABA LUEGO DE LAS INTENSAS DEMOSTRACIONES TORERAS QUE PARECÍAN NO TENER FIN, GRACIAS A TENER LA VIRTUD Y EL PRIVILEGIO DE PLANTEAR TARDE A TARDE EL SÓLIDO CIMIENTO DE SU FORMACIÓN, APOYADO POR UN REPERTORIO RICO Y VARIADO, PERO SOBRE TODO POR ESA PECULIAR ENTREGA CAPAZ DE CONVENCER A LOS MÁS EXIGENTES. ESE BRILLO LO APAGÓ COBIJERO DE PIEDRAS NEGRAS, EL 29 DE DICIEMBRE DE 1940, ASESTÁNDOLE TREMENDA Y MORTAL CORNADA EN UN MALDITO E INESPERADO IMPREVISTO... CORRIDO DE LA COGIDA Y MUERTE DE ALBERTO BALDERAS EN LA PLAZA DE “EL TOREO” (1940) En diciembre veintinueve año cuarenta de veras en la Plaza del Toreo fue muerto Alberto Balderas. Con terno canario y plata iba vestido el torero guapo y erguido, valiente de figura, un pinturero. Ni siquiera imaginaba que la muerte traicionera oculta muy bien estaba en palco contrabarrera. “Estoy muy triste” le dijo, a uno que le preguntó cómo le iba en esa tarde en que la vida dejó. Salió del corral “Rayao” buen toro que hará memoria Balderitas en la brega cubierto quedó de gloria.

SINAFO. N° Cat. 119487

Pobre de Alberto Balderas mala suerte le tocó en la última del año que aquí en México toreó. Quién había de decir, tan valiente como estaba; era domingo en la tarde. ya la muerte lo acechaba. Con “Rayao” se había lucido y hasta una oreja cortó, cuando salió “Cobijero”

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ése que lo asesinó. Negro, meano, grande y hondo era tal bandido fiero, que antes de morir luchando lo empitonó traicionero. Le paró pies Carnicero, los de a caballo picaron y los de las banderillas al asesino adornaron. Carnicero brinda el toro cerca de la Presidencia. más “Cobijero” lo vió con mucha mala tendencia. Se le arranca por detrás y Balderas, buen amigo: “No lo agarres a la mala. métete mejor conmigo”. Y se le fue derecho al toro con la capa a medio abrir, mas “Cobijero” no quiso al nuevo engaño acudir. ¡Ay, Virgen de Guadalupe! ¡Madre nuestra del Consuelo! En menos que se los cuento Alberto estaba en el suelo. Fue tan adentro el pitón que el hígado le rompió así como las arterias por cerca del esternón. Señores, de que me acuerdo me dan ganas de llorar Balderitas quedó herido y se pudo levantar. ¡Que venga mi hermano Pancho! ¡Que estoy muerto de verdad! ¿Qué será de mis hermanas? Se quedan en la orfandad. Un monosabio lo agarra; Balderas no podía andar, lo llevaron para adentro echando sangre, la mar... Cuando Rojo de la Vega vio que Balderas... caía se fue junto con Ibarra

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corriendo a la enfermería. Primero fue un tropezón pero ese toro maleado le tiró una puñalada en el merito costado. Ibarra corrió a su lado la herida quiso tapar; pero la sangre brotaba como un pozo al reventar. Rojo de la Vega, Ibarra con Herrera y otros más, lo acostaron en la mesa donde lo iban a operar. Dijo Vega a la enfermera: -Una aguja de inyección ¡Pronto, pronto señorita! Esto me huele a panteón. Pidió Ibarra adrenalina en bastante cantidad, para inyectarla en el pecho era grande la gravedad. Ya Balderitas no hablaba, era tanta la emoción que hasta le inyectaron sangre buena pa´la transfusión. Luego me salí, señores, por montañas y praderas pa´decir cómo murió el diestro Alberto Balderas.

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 445. Fot. Mayo.

A poco entró un sacerdote y le echó la “absolución”. ya estaba pa l´otra vida... se le paró el corazón... Dijo Francisco Balderas: Alberto ya falleció... Ahora nos quedamos solos mis hermanitos y yo. Alcázar y sus muerteros a poco se lo llevaron dentro de caja de mimbre en donde lo colocaron. Por la noche en el velorio llegaron muchos toreros, los de la “porra” y amigos

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así como revisteros. De la raya nadie pasa, tampoco Alberto pasó; murió por buen compañero, a “Carnicero” salvó. Adiós Alberto Balderas, ya te llevan a enterrar, te acompañan tus amigos. todos te van a llorar. Mandó Francisco Balderas: “Lo entierran junto a mi padre. allí en el Panteón Moderno, a las cinco de la tarde”. Ya murió Alberto Balderas, el Torero Mexicano. aquí se acaba el corrido que le escribí muy temprano.

Otra versión de esta cuarteta aparece de la siguiente manera: Ya murió Alberto Balderas, el torero mexicano, aquí se acaba el corrido pues lo escribió un mexicano.

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 445. Fot. Mayo.

Y no se olviden, amigos, lo que acabo de cantar, murió el torero Balderas por un amigo salvar. “Jacobo Dalevuelta”

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CARLOS VERA “CAÑITAS”. 9 de noviembre de 1941. En la Plaza El Toreo, de la Condesa, en la 1ª corrida: Fermín Espinosa “Armillita”, Ricardo Torres y la confirmación de alternativa de Carlos Vera “Cañitas”, con 6 toros de Piedras Negras. Al lancear al sexto, “Lentejuelo”, fue cogido y herida de mucha gravedad en el muslo derecho. 120

ARENA. Ciudad de México. N° 3, Noviembre 24 de 1941.

120

Lanfranchi, T. II, p. 450

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LUIS CASTRO “EL SOLDADO”. 22 de noviembre de 1942. Era el domingo 22 de noviembre de 1942, Corrida de inauguración de la temporada en la Plaza “El Toreo”. En el cartel: Jesús Solórzano, “El Rey del Temple”, Luis Castro “El Soldado” y Paco Gorráez “El cachorro de Querétaro”. Los toros fueron de Piedras Negras. El segundo de la tarde se llamaba “Calao”, un cárdeno marcado con el número 112. “El Soldado”, con la muleta en la derecha, citó para un pase por alto por el lado izquierdo. El toro pasó normalmente. Luis citó para el segundo y parecía que el toro había pasado del punto de conjunción con el torero, cuando extrañamente se frenó; como retrayéndose, ladeo la cabeza y prendió al hombre.

Izquierda: H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 445. Derecha: Sol y Sombra. El semanario taurino nacional, 30 de nov. De 1942, N° 3.

La aguja del pitón partió la vena femoral. El golpe de la sangre, como un chorro, bañó el vestido de blanco y plata del torero, tiñó de gris de la arena escapó por todas partes, incontenible. “El Soldado”, angustiosamente, se agarraba la pierna. (El Dr. Javier Ibarra) presuroso metió la mano en el muslo para taponar la herida y el torero pudo llegar a la enfermería. El parte facultativo, expedido por los doctores Javier Ibarra y José Rojo de la Vega, decía así: “Herida por cuerno de toro, en el triángulo de Scarpa derecho, de 10 cm de extensión por 12 cm de profundidad, que desgarra piel, tejido celular, aponeurosis, músculo sartorio y vena femoral profunda. Hemorragia venosa, que produjo anemia aguda. Estado de Shock, contusión de 2° grado en la región externa. Bajo anestesia balsofórmica, se procedió a ligar el vaso desgarrado en varias partes, dejando a permanencia 4 pinzas. Desinfección con solución del Dr. Darkin, agua oxigenada y sulfatiazol, transfusión de sangre de 250cc y cardiotónicos. Canalización con gasas y tubos. La cornada pone en peligro la vida y de no presentarse complicaciones, tardará en sana más de treinta días. Logró salvar Luis Castro la vida y la pierna, reanudando su carrera en aquella misma temporada. Por problemas circulatorios, derivados sobre todo de la cornada en la femoral, actúa menos en temporadas subsecuentes y debe someterse a varias intervenciones quirúrgicas. 121

José Alameda: Crónica de sangre. 400 cornadas mortales y algunas más. México, Grijalbo, 1981. 195 p. Ils., fots. “Crónicas de Sangre: 400 cornadas mortales y algunas más”, p. 75-77. 121

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FÉLIX GUZMÁN. 30 de mayo de 1943. Vestido de vino y blanco, reapareció en el coso de la Condesa el 30 de mayo de 1943, al lado de Pepe Luis Vázquez y Arturo Fregoso. “Reventón”, de Heriberto Rodríguez, lo prendió en forma poco aparatosa. La cornada fue en la ingle izquierda. El muchacho siguió toreando; el diestro dio la vuelta al ruedo oponiéndose a que su cuadrilla lo condujera a la enfermería Tenía una cornada de 15 cm en el triángulo de Scarpa de la que tardaría en sanar 15 días, salvo complicaciones, decía el parte médico firmado por los Dres. Javier Ibarra y José Rojo de la Vega. El caso es que se presentó la gangrena gaseosa que pronto minó su débil organismo y 76 horas después de ser corneado, moría el simpático y juvenil torero el 2 de junio de 1943. 122 y como consecuencia de ello falleció tres día después de gangrena gaseosa. 123

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 476.

122 123

.Op. cit., p.. 75-77; además: Rojas PalaciosSolares: Las Cornadas, p. 150-2. Alameda, Ibidem.

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SILVERIO PÉREZ. 13 de febrero de 1944.

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 476.

Se efectúa la 11ª corrida en la Plaza El Toreo, de la Condesa, torearon: Luis Castro “El Soldado”, Silverio Pérez y Carlos Arruza, con seis toros de La Punta. Gravísima cornada en el bajo vientre a Silverio Pérez cuando muleteaba, muy bien por cierto, al segundo de la tarde, “Zapatero”, que tuvo mucho temperamento, una oreja, algo protestada Herida en región inguinoescrotal derecha, con exteriorización de testículo, presentando tres trayectorias: Una hacia arriba que llega hasta fosa ilíaca externa interesando piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis, desgarradura de los músculos y el tejido celular subperitoneal. La segunda hacia afuera que llega a la cara externa del muslo y la tercera, que llega al tercio medio del muslo interesando tejido celular subcutáneo y aponeurosis y fibras musculares con 22 cm de extensión. De no presentarse complicaciones, tardará en sanar 45 días. Dres. Ibarra, Rojo de la Vega y Herrera Garduño. Ciudad de México.124 Al intentar un cambio de mano por la espalda, el toro “Zapatero”, de La Punta, se venció y le dio la cornada en la ingle derecha. La herida de 22 cm de extensión se produjo “en la región inguinoescrotal derecha con exteriorización del testículo, con tres trayectorias: la primera hacia arriba que llega hasta la fosa ilíaca; la segunda hacia el muslo y una tercera, muy profunda, que llega hasta el tercio medio del mismo muslo, interesando piel, tejido celular subcutáneo, aponeurosis y fibras musculares”, según el parte de los doctores Javier Ibarra, José Rojo de la Vega y Carlos Herrera Garduño. Diecinueve días pasó en el hospital. 125

124 125

Rojas Palacios-Solares: Las Cornadas, p. 158-9. Heriberto Murrieta: SILVERIO PÉREZ. México, Editorial Clío, 1999. 87 p. Ils., retrs., fots., p. 52.

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FERMÍN ESPINOSA “ARMILLITA”. 20 de noviembre de 1944. En San Luis Potosí, S.L.P., sufrió gravísima cornada en el muslo izquierdo; por el toro “Despertador” de Zotoluca.126 Con el permiso de mi buen amigo Xavier González Fisher, me parece muy oportuno incluir aquí, las notas que dedicó a este caso particular en su muy conocida opción digital https://laaldeadetauro.blogspot.com/, entre el 20 y 21 de noviembre de 2011. Veamos. En el centenario de Armillita, XI. 20 de noviembre de 1944: Armillita y Despertador de Zotoluca en San Luis Potosí (I/II). En una carrera que duró alrededor de un cuarto de siglo, Fermín Espinosa Saucedo toreó 836 corridas de toros; comparte carteles con toreros de cuatro generaciones distintas; jamás se le fue un toro vivo a los corrales y ese 20 de noviembre de 1944, a los 33 de edad y 17 de alternativa, ningún toro había sido capaz de horadar sus carnes. Tal era el poderío del Maestro de Saltillo, que podía parecer sobrehumano ante los ojos de la afición y de quienes ocasionalmente se asomaban al mundo del toreo, pues con un importante número de corridas de toros lidiadas, tanto en España como en México, Armillita había salido indemne de todas ellas. Para la celebración de la proclamación del Plan de San Luis, con el que se inició la Revolución de 1910, la empresa Jueves Taurinos, subsidiaria de la de El Toreo de la Ciudad de México y regenteada por don Joaquín Guerra, anunciaba la reinauguración de la Plaza de Toros El Paseo de San Luis Potosí (inaugurada en 1895) y la corrida con la que se celebraría ese hecho, sería un mano a mano entre Armillita y Silverio Pérez, que lidiarían toros tlaxcaltecas de Zotoluca.

Más adelante, se refiere concretamente a La cornada La corrida había transcurrido con poco lucimiento. El encierro de Zotoluca fue complicado y los toreros solo pudieron lidiarlo y materialmente quitárselo de encima. El quinto de la jornada se llamó Despertador. Arelia, en La Lidia del 1° de diciembre de 1944 describe lo sucedido en esa tarde: …Los toros de Zotoluca fueron sosos y broncos. Sin embargo, tanto Fermín como Silverio se esforzaron por complacer al público. Así fue que Fermín, que había estado bien a secas en sus dos primeros toros, quiso dar la nota en el quinto, “Despertador”, negro mulato, marcado con el número 53. Después de brindar la muerte a don Joaquín Guerra, “Armillita” se fue hacia el toro y consintiéndolo mucho, lo obligó a pasar en seis muletazos altos, estando Fermín sentado en el estribo. La gente empezó a entusiasmarse y a tocarle muy fuerte las palmas al maestro. Ya de ahí “Armillita” toreó por lasernistas y ejecutó el molinete de rodillas de los días de fiesta, creciéndose, sintiendo lo que hacía y engolosinándose con el toro que cada vez pasaba mejor, domeñada su fuerza y su bronquedad por la maestría del torero… En plena borrachera de torero “Armillita” se pasó la muleta a la mano izquierda, haciendo pasar al zotoluqueño en algunos naturales magníficos, ciñéndose cada vez más, hasta que en el quinto muletazo “Despertador” se le quedó en el centro de la suerte y al derrotar enganchó por la pierna izquierda a “Armillita”, zarandeándolo impresionantemente… Llevado el herido a la enfermería, se apreció toda la magnitud de la cornada y sin pérdida de tiempo fue trasladado a la clínica donde lo atendió el doctor (Manuel) Hernández Muro, en tanto se hacían los preparativos para trasladarlo a esta capital, con toda la urgencia que el caso requería… A pesar de la época en la que el percance se produjo, el doctor Manuel Hernández Muro, en esos días un joven médico traumatólogo, aplicó un método de tratamiento al torero herido que hoy es usual y que consiste en estabilizar al torero herido y posteriormente trasladarlo al hospital adecuado para recibir el tratamiento necesario para restañar sus lesiones. Como veremos más adelante, esa manera de acometer la curación de Armillita, sería motivo de críticas de los sectores más tradicionalistas de la medicina taurina de la época.

126

Lanfranchi, T. II, p. 677.

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El parte facultativo Tras de la intervención quirúrgica realizada por el médico Hernández Muro, el parte que rindió fue el siguiente: Al pasar de muleta al quinto toro de la corrida celebrada hoy en esta plaza, de Zotoluca, fue cogido gravemente Fermín Espinosa “Armillita” que alternaba mano a mano con Silverio Pérez. El parte facultativo dice textualmente: Herida por cuerno de toro en la cara antero interna del muslo izquierdo, tercio interno, de 8 centímetros de extensión, con cuatro trayectorias: en la cara antero interna una hacia arriba, con extensión de 15 centímetros, interesando piel, tejido celular subcutáneo, aponeurosis y músculos de la región; otra hacia abajo con extensión de 10 centímetros, interesando los mismos planos; otra hacia atrás y arriba, de 30 centímetros de extensión, y otra atrás y abajo con extensión de 20 centímetros. Estas últimas interesaron piel, tejido celular subcutáneo, aponeurosis, músculos, descubriendo el fémur en una extensión de 10 centímetros y el nervio ciático en la misma extensión. A estas últimas trayectorias solamente les faltó la piel y tejido celular para traspasar el muslo. Fue trasladado a la clínica San Luis, donde bajo anestesia balsofórmica se le practicó una intervención quirúrgica, consistente en desbridación de la herida en su totalidad, retirando piel, tejidos musculares y apeneurótico espacionado, coágulos y hematomas existentes en las diversas trayectorias. Se ligaron los vasos sangrantes, se desinfectó con solución de Dakin, agua oxigenada y sulfatiazol quirúrgico. Se canalizó con 10 tubos de hule. Se le aplicó suero anti gangrenoso, antitenático, glucosado y cardiotónico. Estas heridas son de las que por su naturaleza ordinaria ponen en peligro la vida y curan, cuando lo hacen, en más de quince días. El Médico de Plaza: Dr. Manuel Hernández Muro. Como se puede apreciar del prolijo parte rendido por el doctor Hernández Muro, la cornada fue de una gran extensión y aunque no afectó los grandes vasos de la región, por su tamaño y quizás por el hecho de no existir antibióticos en esa época –aunque ya se habla de la aplicación de sulfatiazol- se consideró que eran de las que ponen en peligro la vida…127

En la siguiente entrega de Xavier González Fisher encontramos estos interesantes testimonios: Ante el pronóstico del médico potosino, los hermanos del torero e integrantes de su cuadrilla, Juan y Zenaido y probablemente la familia directa del mismo, consiguieron el traslado de Armillita a la ciudad de México, para que fuera atendido por manos más experimentadas –en esos días el doctor Hernández Muro tenía 29 años de edad-, en este caso las de los doctores Javier Ibarra y José Rojo de la Vega, encargados del servicio médico de El Toreo de la Condesa y valorados como los más conocedores en este tipo de percances. En el invocado número del 1° de diciembre de 1944 de La Lidia, aparece la siguiente declaración de Zenaido Espinosa: …estuve presente en la operación inicial y no quedé satisfecho hasta no ver que se exploraban todas las trayectorias y se exploraba hasta el último rincón de éstas… La Unión de Matadores y la de Subalternos deben interesarse muy seriamente por el estado en que están las enfermerías de las plazas provincianas. Aquellas no son enfermerías ni cosa que lo parezcan. Una mesa desvencijada, una vitrinilla conteniendo algún frasco de yodo o alcohol y pare usted de contar. Si llega a esas “enfermerías” un torero con la femoral partida, ahí queda… Total, que se consigue un avión por mediación del inefable General Maximino Ávila Camacho y se transporta a Armillita al Sanatorio Francés, donde se le reinterviene para explorar la cirugía realizada por el médico Manuel Hernández Muro –a la fecha calificada por muchos redomados ignorantes como una cornada quirúrgica- y el veredicto de los santones Ibarra y Rojo de la Vega fue publicado en estos términos: Fue necesaria la salida de un tercer avión que al filo de las seis de la tarde del martes, aterrizó, trayendo a Fermín, que inmediatamente fue trasladado al Sanatorio Francés, donde los doctores Rojo de la Vega e Ibarra exploraron detenidamente la herida, encontrando que la operación inicial practicada por el joven doctor Hernández Muro, había sido hecha con todo esmero y atingencia… Conforme avanzaron los días, se advirtió que la cicatrización de la herida podría oprimir el nervio ciático, lo que agregaba un matiz de incertidumbre a la recuperación del torero y con ello, una nueva sombra de duda a la actuación de Hernández Muro, quien no se separó de Fermín Espinosa en todo el trance. El doctor Javier Ibarra declaraba de la siguiente guisa, 127

Disponible en internet julio 20, 2018 en: https://laaldeadetauro.blogspot.com/search?q=armillita

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según nota aparecida en el diario El Informador de Guadalajara del 23 de noviembre de ese año: El diestro Fermín Espinosa se hallaba mejorado hoy por la tarde, teniendo esta mañana solamente una temperatura de 36.5 grados, con aspecto y evolución normales de sus heridas, funcionando sin contratiempos los tubos de canalización… El doctor Javier Ibarra dijo que hay peligro de que “Armillita” quede incapacitado para volver a torear, porque al cicatrizar la herida puede quedar oprimido el nervio ciático, y esto entorpecería los movimientos del músculo y le produciría grandes dolores. Afortunadamente esos pronósticos no se cumplirían, pues el semanario La Fiesta del día 6 de diciembre y La Lidia de dos días después daban cuenta de la salida de Armillita del hospital y de su retorno a su domicilio particular para continuar con su restablecimiento, e incluso en la última de las informaciones aludidas, se mencionaba que preparaba ya su reaparición para el final de ese diciembre, sin especificar plaza, encierro o alternantes.128

Días más tarde, hubo por parte de varios aficionados, público reconocimiento para los médicos que intervinieron a Fermín Espinosa, por lo que el convivio adquirió notabilidad. Sin embargo, el velo con el que se intentaba descalificar a Hernández Muro no quedó ahí. Fue el propio médico potosino quien “defendió su posición como cirujano ante quienes pudieron criticar su manera de tratar la herida de Armillita, por haberse apartado de la metodología seguida de manera tradicional, causando revuelo no solo en el medio de la medicina taurina, sino a todos los niveles, ya que el que en esos días era un joven y desconocido médico provinciano le había prodigado a tan grande figura del toreo, una atención impecable, elogiable en todos los términos”, como apunta una vez más González Fisher.

Ambas imágenes están incluidas en el interesante trabajo que Xavier González Fisher incluyó en el blog de su responsabilidad.

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Idem a la nota anterior.

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LUIS BRIONES. 3 de diciembre de 1944. En la tercera corrida de la temporada en la Plaza El Toreo, de la Condesa, torearon Joaquín Rodríguez “Cagancho”, Carlos Arruza y Luis Briones, con 6 toros de la ganadería de La Laguna. Luis Briones al echarse el capote a la espalda para hacer un quite en el segundo, recibió tremendo pitonazo cerca del ojo derecho. Con la cara bañada en sangre fue llevado violentamente a la enfermería, donde le apreciaron gravísima fractura de la base del cráneo con salida de líquido cefalorraquídeo. 129 Gravísima cornada cerca del ojo derecho, con fractura de la base del cráneo; toro “Rondinero” de La Laguna. Durante cinco años, hasta que se operó, veía doble y para centrarse con el toro tenía que cerrar el ojo. 130 Gracias al percance de este torero al sufrir traumatismo craneoencefálico, llegó la penicilina a México en 1944, por órdenes del Gral. Maximino Ávila Camacho, para evitar una meningitis. La penicilina G ó bencilpenicilina, fue descubierta por Alexander Flemming el 28 de septiembre de 1928 al estudiar cultivos de Sthaphylococcus aureus, en el sótano del Hospital St Mary en Londres. Parte médico: Los médicos cirujanos que suscriben, dan parte de que en el primer tercio de la lidia del segundo toro, ingresó a la enfermería Luis Briones con las siguientes lesiones: Herida por cuerno de toro, de dos centímetros de extensión situada en la región oculoparpedral al nivel del ángulo superior interno de la órbita derecha, con fractura expuesta y con minuta de piso anterior de la base del cráneo con salida del líquido cefalo raquídeo y epitosis derecha. Se hizo la desinfección y fanalización y se le aplicaron doscientas mil unidades de penicilina. Firmado: Rojo de la Vega, Javier Ibarra y Carlos Herrera. El toro que lo hirió fue de la ganadería de La Laguna y se llamaba “Rondinero”, marcado con el número sesenta y nueve, siendo negro bragado, corto, delantero y ligeramente vuelto de pitones. A última hora nos han dicho los médicos que lo atienden, que el peligro de la herida radica en que se le puede declarar meningitis, cosa que sería fatal. En El Informador. Diario Independiente. Año XXVIII, Tomo C, Guadalajara, Jal., lunes 4 de diciembre de 1944, N° 9464, p. 1 y 2.

Luis Briones. Imagen tomada del blog “La Aldea de Tauro”. Consulta en internet, julio 29, 2018 en: https://laaldeadetauro.blogspot.com/search?q=luis+briones 129 130

Lanfranchi, T. II, p. 487 Lanfranchi, T. II, p.672.

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Manuel Rodríguez Sánchez Manolete, in memoriam. 71 aniversario de su muerte y apuntes sobre la cornada que recibió en diciembre de 1945. Sobre Manolete se ha escrito todo…, o casi todo. Una figura con la dimensión del cordobés, creo que nunca terminará de ser valorada o estudiada. En los poco más de 30 años que llevo enriqueciendo mi “Tratado de la poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XXI”, que ya supera las 2500 muestras, he encontrado, para esta ocasión, una manera muy apropiada de rendir homenaje a tan grande figura que fue a morir en Linares, aquella tarde del 29 de agosto de 1947. Dada la cantidad de materiales reunidos, y donde seguramente puede haber algunos más por ahí, me propongo presentar a continuación esta particular ofrenda.

SINAFO_20755 Corrido a la muerte de Manolete. (1947)

El cordobés con cariño, quiero a México exclamaba, porque es mi segunda patria, después de España adorada. Tu recuerdo queda vivo como valiente en la historia porque tú te coronaste en muchas tardes de gloria.

Agosto cuarenta y siete, el mundo se consternó ¡porque una fiera de Miura a “Manolete” mató, fue en la ciudad de Linares donde el diestro sucumbió, por matar a su adversario también su vida perdió.

La cuadrilla de Manolo en su lecho está presente, despidiendo con su llanto, al torero más valiente, adiós torero grandioso, la fiesta pierde una espada, tu fama queda en la historia con letras de oro grabada.

De toda España a él llegaban en aviones los doctores querían salvarle la vida al rey de los matadores, toda la ciencia moderna con el diestro fracasó, su destino estaba escrito así lo mandó el creador.

Saturnino Ibarra Galindo.

“Manolete”, “Manolete”, la afición toda te llora, te manda flores al cielo, porque estás allá en la gloria.

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MANUEL RODRÍGUEZ MANOLETE: NOMBRE QUE SUENA A ORACIÓN. Manuel Rodríguez Sánchez MANOLETE es un torero que surge en medio de la guerra civil española (19361939). Durante ese lapso de tiempo, el pueblo está sufriendo las consecuencias más atroces, por lo que necesita de consuelo para paliar el dolor; busca la resignación olvidando toda la tragedia que no va a darse de la noche a la mañana. España queda despedazada. España va reponiéndose de la pesadilla, y en medio de las tinieblas surge este torero, cuyo solo nombre suena a oración. MANOLETE, es dueño de un particular sello ubicado en el cruce de varias líneas que le dieron facultades únicas. Por un lado, su presencia en los momentos más amargos de la España en guerra, redime a un pueblo, lo sacude de su marasmo y lo pone ante una realidad que los confunde a todos. En esa confusión, Manuel, que parece tener con su figura un aire franciscano, ya no se le beatifica, sino que se le santifica. Parecerá exagerada nuestra afirmación, pero la forma en que un pueblo, o la afición elevan a los pedestales a su torero predilecto, es muy evidente. Claro que así como lo elevan, también pueden derrumbarlo en un santiamén (el sucedido de Rafael Guerra GUERRITA, es perfecto para descifrar los síntomas de aceptación y rechazo: ¡No me voy, me echan…! Sentencia que deben aprender todos los toreros). Por otro lado, el cordobés puso en práctica métodos de la tauromaquia moderna, atentando contra lo que hasta unos pocos años atrás era disfrute de los aficionados más tradicionales.

Hoy, a setenta y un años de su desaparición, se despliegan multitud de comentarios que tratan de describirlo, no sólo en la tauromaquia en cuanto tal, sino también en una sociedad que lo vio formarse como uno de los personajes más populares, atributo ganado gracias a muchas condiciones propias del momento. En este conjunto puede estar el de los medios de comunicación, entonces limitados a la prensa escrita, a la radio y al cine que escucharon, leyeron y admiraron generaciones distintas, formadas bajo conceptos que poco se parecen a las que se manifiestan en este 2018, lleno de avances de todo tipo y que nos permiten recrear a la

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figura señera de Manuel Rodríguez Sánchez, entenderlo también, con la especial diferencia de que nos separa una distancia temporal a la que no nos podemos acercar quienes no le conocimos y nos conformamos con verle en viejas películas, en crónicas acompañadas de fotografías que apenas dan cierta idea del majestuoso esplendor cordobés. Decíamos que su tauromaquia estaba sustentada en el toreo paralelo, en el toreo de perfil que tanta admiración causó entre aquellos que vieron en el diestro un alumbramiento, un distinto proceder que causó polémicas también entre los conservadores y los liberales; es decir, entre los viejos aficionados y los de la nueva hornada. Pero la sensación ocasionada por su estilo sobrio, que bien podría confundírsele a un ángel toreando, estremecía a quienes le vieron bordar una “verónica”, generalmente a pies juntos, o pegando aquellos pases de muleta únicos, que de tan particulares, no se parecían a los de los demás toreros. MANOLETE con su presencia, y su influencia también, está transformando los sistemas tradicionales. Su administración (dirigida fundamentalmente por José Flores CAMARÁ) se encarga de formar los mejores carteles, obteniendo por supuesto sumas que hasta entonces eran inadmisibles. El compromiso del torero aumentaba día con día y los espectadores también cobraban una conciencia más crítica, puesto que pagar mucho significaba exigirle más al torero. Y este, con tal carga de responsabilidades, pesaba en sus alternantes, quienes no tenían más remedio que ponerse al tú por tú con semejante motivo de competencia. Esto motivó a que se dieran situaciones especiales en las que se podían marcar condiciones establecidas más que por el torero, por su administración. Otra de las terribles consecuencias que dejó la “guerra civil española” fue la devastación del campo bravo español, lo cual orilla a los ganaderos a enviar a las plazas lo disponible en sus ganaderías, es decir, utreros y novillos, lo cual es seña de que pocos podían ofrecer ganado digno para corridas de toros. El ambiente que empezaba a dominar al espectáculo va a ser común denominador en las nuevas formas del quehacer taurino, puesto que no habiendo otro remedio, este era suficiente para continuar con la fiesta en España. Sin embargo, la administración del torero aprovechó tal circunstancia para hacer partícipe de esta situación en todos aquellos países donde poco a poco la influencia del diestro se fue permeando, para bien, o para mal. El enfoque maniqueo sienta sus reales y la trayectoria de la fiesta cambia para ofrecer ventajas que fueron aprovechadas, incluso a costa de la tragedia del cordobés, una tragedia en dos sentidos: la de su propia imagen y la de su muerte en Linares.

MANOLETE se asomó a la cruda realidad de una España en lenta recuperación. Distinguimos en su actuación torera una antítesis del carácter bélico arrojado por los “desastres” de la guerra. De ahí que su figura -

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sin llegar a los extremos de explotación- sirviera de emblema a la causa recuperadora del pueblo español. México empezaba a conocer los rasgos no solo de personalidad que le caracterizaban, sino sus formas de hacer el toreo. Era importante verlo para convencerse de que no se les estaba mintiendo con el “cuento” de aquella figura mística vestida de luces. En toda aquella plaza donde se presentaba, era garantía de cartel. Su carrera ascendente lo coloca en sitio privilegiado y codiciado también. La transición que marca la “guerra civil española” -insisto- obliga a la generación anterior a dejar paso a una nueva de la que él forma parte. Los toreros que se unen al cordobés constituyen -a mi parecer- un distinto modo de ver y entender la fiesta. Surge con todos ellos una expresión distinta, más refinada, alejada ya de un antiguo guerrear con los toros de generaciones como las de Fuentes, BOMBITA, MACHAQUITO, JOSELITO o Belmonte. El toro ya es otro, el concepto de criarlos, también. A todo había que adaptarse, incluso a lo que vino después de la “guerra”. MANOLETE es, en medio de ese lamentable acontecimiento, una bandera ajena al sentido de exterminio. Se levanta en otro frente de lucha, enalteciendo con su quehacer y su figura una de las expresiones del arte efímero que es el toreo. Su aportación, la debemos entender observando detenidamente los cambios que provocó, puesto que pareciendo estar sólo, fue capaz de dirigir y condicionar a la fiesta bajo los nuevos sistemas de creación, pero también de administración. Se dice que ISLERO de MIURA al convertirse en el asesino, era un asesino artificial, puesto que sufrió producto de la mencionada “administración”- el cuestionadísimo asunto del “arreglo” en las astas. Sea o no cierta la afirmación que siguen haciendo muchos, el hecho es que con su muerte inicia una estela de leyendas, dichos y acotaciones que no terminan. En México causó un verdadero revuelo. Ocasionó que toreros como Lorenzo Garza se viera obligado a regresar de una de sus varias “despedidas” para no verse desplazado por el fuerte impulso con que venía precedido de triunfos y más triunfos, aquí y allá el de Córdoba. Su presentación en la capital de país trajo consigo una verdadera revolución. La ciudad, tan provinciana todavía, pero metida ya en senderos del progreso quería verlo. Aficionados y no aficionados tuvieron oportunidad de admirarlo y aplaudirlo porque MANOLETE en realidad, no decepcionó a nadie, demostró lo buen torero que era, con su estilo tan diferente y tan particular. Auténtico revuelo causó, puesto que conmocionó la vida cotidiana de tal forma que quienes lo vieron y aún viven, recuerdan esto como un capítulo especial; y conste que motivos de suficiente envergadura los hubo como para no compararlos con los de su presentación, misma que se efectuó el 9 de diciembre de 1945 en la plaza de toros EL TOREO, alternando con Silverio Pérez y Eduardo Solórzano, con toros de Torrecillas. Y nos dice, como muestra del impacto recibido en esos días, el recordado Carlos Septién García : Sangre de Córdoba… Sangre de los rudos túrdulos nativos que dejaron su huella en la penumbra de la historia; sangre grave y latina de los sobrios romanos imperiales; sangre brava y tumultuosa de los rubios visigodos bautizados; sangre apasionada e indolente de los moros de Andalucía; sangre de Córdoba hecha toreo y vergüenza de tu Manolete: ¡qué gloriosamente te derramaste ayer en la arena de El Toreo!

Entendemos con lo que nos manifiesta El Tío Carlos que en MANOLETE se da la summa de varias líneas influyentes en la cultura hispana que, al paso de los siglos supo concentrar en sus entrañas, hasta darle un sello particular con que se identifica ante el mundo. Para entender a MANOLETE lo tenemos que ubicar perfectamente en su tiempo, y su espacio. Lo que transcurre en estas dimensiones debemos recibirlo, comprendiendo las circunstancias bajo las cuales se dieron todos esos aspectos. MANOLETE puede estar en estos momentos con nosotros, pero no podemos utilizar sus testimonios para alterarlos, y mucho menos injertarlo en épocas distintas o ajenas donde él ni siquiera puede incorporarse, como si se tratara de forzar un mecanismo de engranes, donde cada una de estas piezas son afines y coordinan un movimiento perfecto. MANOLETE y su época contribuyeron a un capítulo más de la historia taurina dejando evidencia de su quehacer. Como torero su figura estaba idealizada en auténticos factores de misticismo. De profunda seriedad, era difícil verle sonreír. Su figura, un delgado emblema, próximo a la ruptura por lo fino y delicado le vino muy bien, porque era el enfrentamiento de “su” fuerza basada en tan frágil anatomía, contra la fuerza bruta del toro, al que siempre vencía… excepto ISLERO de MIURA, toro que cortó de cuajo esa levedad misteriosa, débil como el rezo de un “ave María” en boca de un pecador; potente y majestuoso a la hora de elevarse a los horizontes de la gloria torera.

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Así de grande fue la figura de Manuel Rodríguez Sánchez quien no solo es MANOLETE, sino el MÍSTICO, retrato fiel de aquel GRECO que dejó para la posteridad la figura franciscana de este torero que trasladamos al mismísimo lienzo del artista español. MANOLETE de no haber sido torero, podría ser un santo venerado por todo un pueblo. No es posible en todo el trayecto de estas notas la exageración. Interpretamos al hombre y al torero también que surgen ambos, en una sola figura en momentos de difícil circunstancia para un país, pero que supo entender todo ese dolor traduciéndolo en gozo mayor como torero. México no excluye todo el peso de su influencia, la hace suya y convive perfectamente a tal grado que permanece aposentada en el aire, sin que el tiempo cause algún daño o se atenúe todo lo que él representó para la fiesta y para una sociedad que compartieron juntos, durante los años de 1936 a 1947. Esos nueve años fueron suficientes, todo quedó rebasado por él y eso es lo que tenían que entender el pueblo, la afición en general. Estaban ante un verdadero fenómeno social, explicado con el embrujo de sus manos que trazaron y bordaron faenas de gran estatura, inolvidables. Es el mismo Tío Carlos quien vuelve a decir de MANOLETE lo siguiente: México entero está hablando de toros desde ayer por la tarde. Este es el hecho al que nadie en la vasta Metrópoli aficionado o no aficionado- puede sustraerse. México está tenso de emoción de toros (…) México es en este momento una fervorosa plática de toros. Y con ello -con ese hervor, con esa entrega, con ese ímpetuMéxico está mostrando el íntimo bullir de sus esencias entrañables. Porque la fiesta de toros es la fiesta de su cultura y de su estirpe; la manifestación luminosa de su pasión por la belleza y por la hazaña; el desemboque de todos sus amores por la tradición y la liturgia; el camino soleado y tumultuoso por donde cualquier hombre del pueblo puede un día echar a andar hacia lo heroico. La fiesta de toros es para México sueño de bizarría y grandeza, clamor de sangre que grita desde las propias venas, concreción de plástica que se realiza en el linde entre la sombra y el sol, entre la vida y la muerte, creación de gracia genuina, auténtica, probada ante los cuernos de las mil asechanzas.

Todo esto ocurría al conjuro de MANOLETE. Nadie, por ese entonces quedó exento de conocer vida y obra de uno más de los “Califas” de Córdoba, como si con su presencia se vivieran los días de esplendor irradiado por imágenes vivas de la España que se asomaba a nuestro país para decirnos que su reconquista no era una casualidad. Nos mostraba y nos obsequiaba a uno de sus mejores hombres, ese torero que “conquistó” de diferente manera a la de sus antecesores, a un pueblo que lo quiso y se apropió de él. A raíz de su muerte, el 29 de agosto de 1947 los mexicanos de entonces, se sumaron al duelo, venerándolo y respetándolo no sólo como el torero caído, sino como el personaje que vino a darle giros radicales a la tauromaquia que hoy sigue evolucionando, en gran medida, gracias a sus aportaciones, y al conjunto de ambientes con que lo saturó. Cierro esta participación entonando los versos majestuosos de un gran escritor español que encontró en México su segunda patria, y allá nos legó lo mejor de sus experiencias. Me refiero a Carlos Fernández Valdemoro, mejor conocido como José Alameda, quien escribió un soneto hermoso dedicado a Manuel Rodríguez Sánchez MANOLETE así: Estás tan fijo ya, tan alejado, que la mano del Greco no podría dar más profundidad, más lejanía a tu sombra de mártir expoliado. Te veo ante tu Dios, el toro al lado, en un ruedo sin límites, sin día, a tí que eras una epifanía y hoy eres un estoque abandonado. Bajo el hueso amarillo de la frente, tus ojos ya sin ojos, sin deseo, radiográfico, mítico, ascendente, fiel a tí mismo, de perfil te veo, como ya te verás eternamente, esqueleto inmutable del toreo.

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Hasta aquí nuestra sentida reflexión sobre el hombre, el torero, el místico, valores todos representados en una figura única, inolvidable; por ende eterna y que ocupa su lugar en el parnaso de la tauromaquia universal: Manuel Rodríguez MANOLETE. NOTA: Las reproducciones digitales que corresponden al ejemplar del ESTO del 6 de septiembre de 1947, pertenecen a la colección del autor.

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JOSÉ GONZÁLEZ “CARNICERITO”. IN MEMORIAM. 14 SEPTIEMBRE 1947-14 DE SEPTIEMBRE DE 2018. Una vez más, la presente colaboración trae hasta aquí el cúmulo de versos que, dedicados a las hazañas primero; y a la tragedia después sucedieron en torno al valiente y temerario torero José González López “Carnicerito de México” (Tepatitlán, Jal., 8 de septiembre de 1904-Villa Viçosa, Evora, Portugal, 14 de septiembre de 1947). El toro “Sombreiro” de D. Estevao Augusto de Oliveira le “pegó” una cornada en el muslo derecho cuya gravedad le provocó la muerte al día siguiente). Sus restos fueron trasladados a la ciudad de México, donde recibió sentido homenaje de la afición y de sus compañeros quienes realizaron guardias de honor en la agencia donde fueron velados sus restos. Horas después, recibió sepultura en el Panteón Moderno. Con este motivo, me parece más que apropiado sumarse a la memoria que, por estos días lo recuerda entrañablemente. De mi “Tratado de la poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XXI” he recogido aquellos poemas, versos y hasta corridos dedicados en su honor. Como sucedió en el caso de “Manolete”, considero que no se trata de la totalidad de dichas expresiones literarias. Con toda seguridad debe haber otras tantas por ahí, dispersas en periódicos, revistas y otras publicaciones que seguirán siendo objeto de la reunión de todo el material posible a esta importante obra, misma que a sus 32 años de haberse iniciado, puedo decir que hoy día es un aporte sin precedentes.

“Carnicerito” en la toillete, preparándose para “oficiar” en una plaza de toros, mientras su mozo de espadas ajusta la “coleta”. Col. del autor.

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En fotografía de estudio, José González posa de perfil… Entonces, le sonreía la vida.


CARNICERITO… (1947)

Este dolor de arpones, cubierto de fragancias, es el mismo que él tuvo forjando fantasías… Por la tibia corriente gulf-stream, las arrogancias en fúnebre cortejo de glaucas armonías.

Para Maude Vda. de González, respetuosamente.

El alba y arco-iris en sarapes inmensos, amortiguan guitarras y bailes y canciones. El sol prende en las ramas para formar inciensos que acompañen el vuelo de tantas oraciones.

Crepúsculo de fados y campiñas sin fruto, cresponan el ambiente de un pueblo lusitano. Un torero de arranques dejóse en un minuto el grito más bravío del valle mexicano.

III Villaviciosa guarda de su traje de luces el último reflejo bordado en valentías. Los dedos que mojaron sus yemas en las cruces quedaron apartados de recias torerías.

Los jardines flotantes de aromas milenarios, por la meseta esparcen la tristeza surgida. Las nubes y los lagos se juntan en sudarios para la muerte enorme de su sangre atrevida.

Aquel toro no muerto, de los lomos enteros, se volvió a los corrales batiendo banderillas, a la par que las astas –insomnio de torerosanunciaban un llanto de flores y capillas.

Tepatitlán levanta sobre sábanas rojas, un redondel de cactos, campeches y palmeras. Capotes y muletas recortadas en hojas cubrirán sus latidos en tardes venideras.

Las arenas de Iberia conocieron tu paso, y en dorados rocíos conservan tu majeza. No importa que se caiga estando en el ocaso, si el espíritu alberga un cenit de grandeza.

Río grande del norte no hiele tu sonido. águilas y cigüeñas no cerréis vuestras alas. Huracanes potentes lanzad vuestro bramido. Plantel de las orquídeas no ocultéis vuestras galas.

II Ponedlo como ofrenda a su cuerpo silencioso, tantas veces abierto como ley de su léxico… La etérea escalinata de azul esplendorosa, sube José González “Carnicerito de México”

No es bastante la altura de volcánica tierra ni las límpidas fuentes de las cruces lastradas. Tampoco los regazos de aquella madre sierra ni el aire de aguacates y dulces pomaradas.

MARIO CABRÉ.

¡Qué saben las distancias ni el tiempo ni los climas de la mano o el gesto que se espera y no llega. Un gemido punzante más hondo que las simas se esconde en las gargantas y los alientos siega.

Barcelona, octubre 1947.

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JOSÉ RODRÍGUEZ “JOSELILLO” IN MEMORIAM. Joselillo, el tercero de aquel martirologio de 1947. (1947 – 2018).

Eran los momentos de mayor felicidad, cuando se avizoraba un posible futuro lleno de esperanzas. Fotografía: Carlos González. Col. del autor.

Hasta el momento, la mayoría de las apreciaciones hechas para esta obra, son fruto de una contemplación imaginada, cuyo sustento es la lectura de múltiples obras, periódicos, escritos y testimonios de diversa índole. Para conformar el perfil de cada uno de los protagonistas ha sido necesaria una imparcialidad a la que se le ha marcado la sana distancia con las pasiones encontradas. Y es que un novillero como Laurentino José López Rodríguez, mejor conocido como Joselillo, fue capaz -en su corta aparición en escena-, de provocar pasiones encontradas debido al personal discurso que propuso, basado en una tauromaquia profundamente dramática, escalofriante, donde al parecer se desquiciaban todas las normas de la tauromaquia que quedaban sujetas al riesgo y a la emoción del vértigo. Laurentino José López Rodríguez, había nacido en el pueblo de Nocedo de Curueño, provincia de León, España el 12 de julio de 1925. Apenas un adolescente en cierne, llega a nuestro país en el verano de 1932, quien junto con su hermano José Luis atenderían diversos negocios en una tienda de abarrotes. A finales de 1944 Laurentino viste por primera vez el traje de luces en Tepeji del Río, estado de Hidalgo, aunque fuera solo para permanecer la mayoría del tiempo detrás del burladero.

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José, seguramente quiso someter la técnica y la estética con un estilo que iba camino de la madurez, aunque para eso fuera necesario más tiempo, y no pudo ser. Tuvo que ponerse al tú por tú con una buena cantidad de novillos, a los cuales aprovechó hasta donde pudo, empleando métodos poco escolásticos pero convincentes y tanto, que la popularidad de su quehacer y su figura pronto se ganaron lugar destacado en el ambiente taurino mexicano, por el cual pasó en fugaz trayectoria entre los años de 1944 y 1947. Lamentablemente, en la mayoría de sus apariciones, sufría más de un susto o percance, de ahí que Rodolfo Gaona dijera de él: “No le he visto aunque por lo que me han dicho, parecer ser un chico muy valiente, que sin embargo está casi siempre a merced de los toros...”131. Joselillo estaba absolutamente convencido de lo que quería: convertirse en una gran figura del toreo, aunque para ello le fuera la vida. Y así fue. Cada lance, cada pase elevaban la tensión ya por lo arriesgado, ya por el drama consumado en permanentes percances. Y en medio de esos vaivenes, la alternativa estaba planeándose para que Luis Procuna fuera su padrino, ocurriendo tal acontecimiento en la próxima feria del Señor de los Milagros, precisamente para el 19 de octubre de 1947 en la plaza de "Acho", en Lima, Perú. Calificado de “fenómeno” en más de una crónica, fue capaz, con su sola presencia de convocar a la afición de diversas latitudes, provocando llenos y pasiones en medio de una trayectoria cubierta de irregularidades, aunque destacando en aquellas donde el triunfo era legítimo. Pero por otro lado, “Don Martín”, escribía en el Excelsior del 22 de septiembre de 1947: “Para el sensacional Joselillo hay una exigencia cruel y un ambiente de hostilidad que no se justifica. A su toro lo saludó con verónicas limpias, citando desde largo, y en su faena de muleta hubo destellos de arte, de valentía, de aguante como en esos derechazos profundos y en esas manoletinas en que envolvió todo su cuerpo en caricias de la muerte. Mató de media estocada en todo lo alto y mientras la mayoría aplaudía con fervor, los eternos reventadores chillaban de lo lindo. 131

José Ramón Garmabella: Joselillo. Vida y tragedia de una leyenda. México, Panorama, 1993. 168 pp. Ils., fots., p. 137.

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¡Cuántos quisieran ver al ídolo ensartado entre los cuernos como un pelele trágico! Pero Joselillo ya está aprendiendo el oficio y no quiere ser carne de enfermería”132.

El percance del 28 de septiembre de 1947 en la plaza "México", cuando Ovaciones de Santín le pegó una cornada fue en principio muy grave. El buen desempeño del cuerpo médico lo ponían lejos de todo peligro, aunque no los dejara tranquilo la presencia de una infección mayor. Los días de recuperación pasaron sin mayores complicaciones. Lamentablemente una complicación cardiaca segó amargamente la ilusión del toreo y de la afición en un momento que esta seguía padeciendo las tremendas sacudidas que estaban ocasionando las recientes muertes de "Manolete" y de "Carnicerito de México", presencias las dos que no era posible aceptar como ausencias de una manera tan violenta, tan rápida, sin permitir tomarse apenas un respiro, y ahora un nuevo golpe llegaba con la noticia amarga de que Joselillo también se marchaba el 14 de octubre, cerrándose de momento aquel martirologio. En su figura más bien delgada se agitaba no un guerrero. Más bien todo un ejército, dispuesto a mantenerse en la línea de fuego. Que una acción más rápida del enemigo obligara esa terrible derrota, pudiera parecer un acto normal en medio de lo que para muchos es simplemente la guerra. Joselillo, a los 65 años de su desaparición sigue siendo un icono entrañable, a pesar de lo fugaz y efímero de su presencia, y de que se convirtió -lamentablemente- en una esperanza frustrada. Vuelvo a recoger los versos, poemas y otros textos dentro del marco poético que se escribieron en torno a esta tragedia, y que se encuentran reunidos en mi “Tratado de la poesía mexicana en los toros. Siglos XVI-XXI”. -Cornada en triangulo de Scarpa derecho con ruptura A. femoral El 28 de septiembre de 1947 se celebró en Méjico una novillada en la que Joselillo actuaba junto a los diestros mejicanos Pepe Luis Vázquez y Fernando López. Estando muleteando su segundo toro, sonó de los tendidos una voz: –¡Joselillo! ¿Cuándo te retiras? Joselillo la escuchó perfectamente. Pasó la mano izquierda por detrás de la cintura para iniciar una manoletina y... ocurrió. Aquel toraco, de 478 kilogramos, le empitonó por la ingle derecha. De inmediato lo llevaron a la enfermería, siendo intervenido de urgencia por los doctores Rojo de la Vega y Javier Ibarra, quienes dictaron el siguiente parte facultativo: “Herida por asta de toro con agujero de entrada de seis centímetros en el triángulo Scarpa del lado derecho, con dos trayectorias: una hacia arriba, que interesa la piel, tejido celular, aponeurosis y músculos y llega hasta la fosa ilíaca externa derecha, de quince centímetros de profundidad, y otra hacia atrás, de diez centímetros, que interesa los planos, la arteria femoral, que se encuentra dividida totalmente, y varios vasos arteriales y venosos. Hay gran hematoma, que infiltra todas las regiones señaladas. Estado anemia aguda y shock traumático por hemorragia externa. Esta lesión pone en peligro la vida y la nutrición de la pierna y pie derechos. En caso de sanar, tardará treinta días”. El día 14 de octubre, cuando el peligro parecía haber pasado, Joselillo se ahogaba. –¡Quítenme las vendas! –clamaba–. Me duele el estómago... Y la espalda. El doctor Arce trató de salvarle aplicándole una respiración artificial. Aun así, Joselillo sólo acertó a decir tres palabras, las últimas: “¡No puedo más!”. El doctor Ibarra firmó su defunción de la siguiente forma: “De las venas colaterales se desprendió un trombo, nombre científico de coágulo sanguíneo; llegó al corazón, y este órgano lo expulsó hacia la arteria pulmonar. Como los trombos que presentan un tamaño aproximado del 50 por 100 del diámetro de la arteria producen asfixia y la paralización del corazón, el causante de la muerte debía de ser de estas proporciones. La embolia no pudo ser vencida”. El cadáver de Joselillo recibió cristiana sepultura en el Panteón Español de Méjico el día 15 de octubre de 1947 Para 1947 se desconocía el manejo antitrombótico, las heparinas de bajo peso molecular, las medias antiembólicas y el vendaje elástico de alta compresión de miembros pélvicos. De la cornada en la arteria femoral derecha y su revascularización, el decúbito dorsal prolongado del diestro durante un mes, y posterior deambulación, provoco embolizacion de la trombosis venosa profunda de las extremidades pélvicas y el dolor tan intenso que sentía en el tórax era síntoma de una embolia pulmonar la cual fue fulminante y acabo con la vida del diestro. 132

Op. cit., p. 136.

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ESTO. 16 de octubre de 1947, p. 2. Col. JFCU. 1947 Gloria y Muerte de “Joselillo” Has muerto, José, y no has muerto, Pues tu gloria vivirá Como una rosa de luz Y sangre en la eternidad. ¡Qué noche de soledades Bajo el cielo se extendía! ¡Qué noche bañada en lágrimas Sobre tu nombre caía! Tus arterias gimen rotas Sin reproche a la impiedad De aquellos que no lograron Tu corazón doblegar. Tempestad de savia joven, De inspiración y verdad. Herida que se desangra Cuando no puede llorar. Sobre el sol brilla tu nombre;

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Tu nobleza, sobre el mar. A inmolarte fueron pocos, A llorarte muchos más.

El lucero que una tarde De octubre resplandecía, De emoción, cuando al conjuro De tu nombre descendía; Como un cirio doloroso, Llorando melancolía Sobre tu sepulcro, en noche De octubre también ardía. Has muerto, José, y no has muerto, Pues tu gloria vivirá Como una rosa de luz Y sangre en la eternidad. Gloria Noriega.

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¡Gloria a este torero caído en la batalla!

El desenlace sobrevino el 14 de octubre siguiente, cuando José sufrió una embolia pulmonar. NOTA: Las reproducciones que acompañan este homenaje, corresponden a uno de los números del ESTO, del 15 de octubre de 1947, y que pertenece a la colección del autor.

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Izquierda: H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 522. Fot. Mayo. Derecha: “Al cumplir sus 25 años La Plaza México cuenta su historia. Narraciones captadas por Carlos León. 1971. Contraportada.

Para 1947 se desconocía el manejo antitrombótico, las heparinas de bajo peso molecular, las medias antiembólicas y el vendaje elástico de alta compresión de extremidades pélvicas. De las cornadas en la arteria femoral y su revascularización, el decúbito drosal prolongado del diestro durante tres semanas, y la posterior deambulación, provocó embolización de la trombosis venosa profunda de la extremidad pélvica derecha, y el dolor tan intenso que sentía en el tórax, era síntoma de una embolia pulmonar, la cual fue fulminante, que acabó con la vida de Joselillo.

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FERMÍN RIVERA. 30 de enero de 1949. En la Plaza México, en la 7ª corrida: Fermín Rivera, Silverio Pérez y Luis Procuna, con 6 toro de Pastejé. Gravísima cornada en la parte posterior del muslo izquierdo (foto) a Fermín Rivera, al ser alcanzado por el cuarto, “Macareno”, cuando se metía tras una burladero después de clavar un par de banderillas. 133

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 536. Parte médico: “El diestro Fermín Rivera sufre una herida de 24 cm de extensión en el tercio medio de la cara posterior del muslo izquierdo, con dos trayectorias, una hacia arriba y otra hacia adelante, descubriendo el fémur en 8 cm. Interesa piel, tejido celular, aponeurosis, femoral y masas musculares con intenso derrame venoso. Se le hizo una transfusión de 200cc de sangre, inyectándosele 500cc de suero fisiológico efectuándole la desbridación y desinfección de la herida, colocándole cinco tubos de drenaje. Se cree que tardará en curar 30 días, sin no hay complicaciones.”134

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Lanfranchi, T. II, p. 536-7. El Ruedo. Semanario Gráfico de los Toros, año VI. Madrid, 3 de febrero de 1949, Núm. 241, pág. 17.

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ALFONSO RAMÍREZ “EL CALESERO”. 25 de diciembre de 1950. En Guadalajara, Jal., alternó con Luis Briones y Gregorio García, con toros de la ganadería de Mimiahuapan, Tlaxcala. Comenzó su faena con seis pases de rodillas. Siguió con derechazos, aguantando enormidades; un pase cambiado precioso y al dar el segundo, el toro “Trianero” se le queda, lo trompica y ya en el suelo lo prende, cambiándoselo de un cuerno al toro, zarandeándolo en el aire por largo rato. “El Calesero” recibió 6 cornadas y un puntazo. El toro le interesó el periné, los dos muslos en distinta partes….. Sólo la cornada de la pierna derecha midió 40 cm.135 Trágico resultó el debut de la ganadería de Mimiahuapan en nuestra plaza en la corrida de ayer, pues, Platinero, marcado con el número 34 corrido en cuarto lugar como segundo toro para Alfonso Ramírez “Calesero”, hizo una criba de las piernas de su matador propinándole tres cornadas en cada una. La pierna del diestro que más sufriera fue la derecha ya que las tres empitonadas quedaron unidas en una sola con cuarenta centímetros de extensión rajándole todo el muslo derecho, de la ingle a la rodilla. Las heridas en la pierna izquierda según nos dijo anoche después de haber sido operado Calesero no eran de tanta importancia. El diestro fue conducido al producirse la cogida al sanatorio de la calle Garibaldi no estuvo en manos de los doctores Mota Velasco y Pérez Lete hasta después de las nueve de la noche en que terminaron de operarlo. La cogida es muy seria por el número de heridas, la natural extenuación del herido, el golpe traumaturgo (¿?) y lo intenso de la intervención quirúrgica. Pero también se dijo anoche que afortunadamente los cuernos del toro que ambos había empleado en herir a Calesero no habían interesado vasos importantes en las piernas que fueran un inminente peligro para su vida. La cogida fue tan fuerte como aparatosa. En una faena en que Alfonso Ramírez estaba poniendo de su parte todo entusiasmo por triunfar y lo iba consiguiendo hasta poner de pie a los espectadores, después de prodigar un segundo pase cambiado muy personal de él con lo que había obtenido estruendosas ovaciones se echó el toro encima estando entablerado, (y el diestro) quedó trompicado, por lo que en seguida, levantándolo en vilo lo arrojó contra las tablas y vuelto a recibir por los pitones hasta que al toro se le vino en gana. Todavía pudo ponerse en pie Calesero, pero para caer en brazos de las asistencias y ser conducido a la enfermería. La fea impresión de la cogida sencillamente acabó con el festejo que tan buenos derroteros llevaba en la segunda mitad. El Informador. Diario independiente. Año XXXIV, T. CXXIV. Guadalajara, Jal., 26 de diciembre de 1950, N° 11670, p. 12. En la misma página, apareció, por parte de “Don detalles”, y en una columna no precisamente de toros, pero que ostentaba el título de “El deporte en si bemol”, las siguientes apreciaciones:

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Rojas Palacios-Solares: Las Cornadas, México, 1981, p. 183-185.

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ANTONIO VELÁZQUEZ. 30 de marzo de 1958. En la Plaza El Toreo, de Cuatro Caminos, el 30 de marzo de 1958, 9ª corrida: Antonio Velázquez, Humberto Moro y José Ramón Tirado, con 6 toro de Zacatepec. El cuarto toro “Escultor” con poder, mucho nervio y temperamento, que por no haber sido suficientemente castigado llegó tirando tremendos derrotes en el último tercio. “Antonio Velázquez acabó por ser aparatosamente cogido al dar un natura, penetrándole el pitón por el lado derecho del cuello, perforándole la lengua y la bóveda palatina, así como fracturándole el maxilar inferior (mandíbula) y la base del cráneo, no seccionándole la yugular de puro milagro. ¡Una cornada pavorosa! 136

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 590.

Sufre una herida de asta de toro de 12 centímetros de entrada por 18 de profundidad, con trayectoria ascendente, en la región submaxilar derecha, que interesa planos blandos superficiales, factura en maxilar superior derecho, perfora el piso de la boca, desgarrando totalmente la lengua en 3 porciones, fractura el paladar óseo maxilar sobre la línea media y el hueso etmoides, llegando al piso superior del cráneo. Pronostico, gravísimo”. DRES. XAVIER IBARRA, JOSÉ ROJO DE LA VEGA137 Se curó y siguió toreando. Murió al caer de la azotea de su casa en la avenida Mariano Escobedo, construyendo un piso más, mientras la enseñaba a unos amigos periodistas que habían acudido a celebrar los éxitos de su hijo José Luis en Venezuela. Era el 16 de octubre 1969. Tenía 47 años...

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Lanfranchi, T. II, p. 589-590. Rojas Palacios-Solares, Las Cornadas, p. 198.

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MANUEL CAPETILLO VILLASEÑOR. 22 de marzo de 1959. “En la Plaza México toreábamos Lorenzo Garza, “El Ranchero” Aguilar y yo, el 22 de marzo del 1959, domingo de Ramos, lidiando toros de La Laguna. El burel “Camisero” punteaba peligrosamente por el lado derecho, me echó mano y me hirió primeramente en los testículos y en el aire me tiró la segunda puñalada que me partió el pecho”.138 En la enfermería los doctores lo desnudaron y vieron la abertura en su pecho, con dolor terrible del cartílago del tórax despedazado. El anestesiólogo Tirso Cascajares insistió en que se recurriera al especialista el Dr. Luis Niebla Ruiz, pues ya se había presentado la pleuresía (neumonía). El tratamiento fue descortización de la pleura y limpieza del pericardio. “Yo me estaba ahogando por esos tumores que invadían totalmente el pulmón izquierdo, el esófago, en la tráquea”.

Detalle del percance. Imagen tomada de Las Cornadas…, p. 204.

Esta invasión estaba oprimiendo el pulmón izquierdo, por lo que la asfixia era casi total. Aquí se desprende que el matador Capetillo sufrió hemoneumotórax izquierdo. La operación duró 4 horas y media. Posteriormente tuvieron que hacerle otras dos. Parte facultativo: Herida por cuerno de toro en la región precordial, a la altura del cuarto espacio intercostal horizontal, de seis centímetros de extensión, que interesa piel, tejido celular, aponeurosis y el músculo pectoral. Fractura del cuarto cartílago costal, penetrando en la cavidad torácica, desgarrando la pleura. Segunda herida en la región escrotal derecha, que descubre el testículo del mismo lado Su recuperación fue lenta, duró dos meses y medio. “Tenía un motor conectado al lado izquierdo del tórax que trabajaba día y noche. Este sifón tenía dos tubos de 1 cm de grueso que penetraba en mi cuerpo para eliminar de ahí todo el desperdicio de la operación y las secreciones nocivas”. Cabe señalar que esto se refiere a un sello de agua para drenaje del hemoneumotórax izquierdo. 138

Rojas Palacios-Solares: Las Cornadas, p. 201.

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En la cirugía de tórax es indispensable e imprescindible el no olvidar dejar el “sello de agua”, tanto para eliminar hemotórax residual, como para realizar la pronta expulsión pulmonar y el restablecimiento adecuado de la función pulmonar. El no hacerlo, lleva casi siempre a resultado tan desagradables, como el ocurrido en el diestro Manuel Capetillo, que al día siguiente de haber sido dado de alta por lo médicos tratantes, de una herida penetrante simple de tórax, fue necesario reoperarlo para evacuarle un gran empiema, con objeto de salvarle la vida, por un cirujano especializado en tórax, en el año de 1960.

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 593.

Detalle del percance. Imagen tomada de Las Cornadas…, p. 208.

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HUMBERTO MORO TREVIÑO. 24 de julio de 1960. Con toros de Ibarra, torea en Xico, Veracruz, mano a mano con Rafael Rodríguez, ahí sufre pavorosa cornada donde literalmente le es arrancado el escroto. Dolorosísima cornada que sin embargo, suele suceder, más pareció una poda, don Humberto regresó a los ruedos con el mismo ahínco y afición manteniendo su estatus y el alto nivel jerárquico anterior. En el Hospital General de Xico, Ver., lo operaron, resultó herido en el último tercio de la lidia por el cuarto toro, y Humberto fue recibido en estado de shock traumático. Presenta una herida por cuerno de toro situado en la región escrotal que interesa todos los planos de la misma con arrancamiento del escroto y quedando al descubierto los testículos y el pene. Ruptura de la vena dorsal del miembro y quedando al descubierto los anillos inguinales externos. Previa anestesia general, se procedió a hacer una minuciosa toallete con irrigación de suero tibio, ligadura de la vena dorsal del pene y demás vasos sangrantes, expulsión de tejidos traumatizados. Después de explorar la región inguinal y cerciorarse de que no fue penetrante de vientre, se procedió a la reconstrucción de la región por planos anatómicos y fijación de los testículo en sus respectivas fosas, dejando varias canalizaciones en distintos sitios y sonda de permanencia en la uretra. Se le aplicaron 500cc de sangre y 1,000 cc de suero fisiológico y antibiótico… DRES. HÉCTOR HERNÁNDEZ PEREDO, JUAN LOMAI GONZÁLEZ Y RAÚL SOTO CORTÉS

Imagen del diestro neoleonés.

Al día siguiente, en una ambulancia fue traído a la Ciudad de México. El Dr. Xavier Ibarra dijo que no iba a funcionar la operación que le habían hecho, porque no había buena circulación y ya se estaba presentando la gangrena. El Dr. Ibarra le trajo al Dr. Mario González Ulloa, especialista en cirugía estética. Lo intervinieron nuevamente. Le salvaron los testículos metiéndolos dentro de los muslos. Le sacaron piel de una pierna injertándosela en el miembro. Fueron necesarias 8 operaciones. 139

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Rojas Palacios-Solares: Las cornadas, p. 211-2.

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CARLOS VERA “CAÑITAS”. 21 de agosto de 1960.

H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 596. Fot. Mayo.

En la Plaza El Toreo, Cuatro Caminos, al muletear al 4 toro de la tarde “Buen Mozo” de Ayala, fue herido gravísimamente en el muslo derecho. Dos días después se declaró la gangrena y el sábado 27 hubo necesidad de amputarle la pierna.140

JUAN CLEMENTE. 1° de septiembre de 1963. Cuando iniciaba una gaonera por el lado izquierdo y el novillo “Baturrico” le abrió un boquete por el que manó impresionante chorro de sangre. En estado de shock traumático, ingresó a la enfermería de la Plaza México, el novillero Juan Clemente, que presenta herida por asta de toro en el triángulo de Scarpa del lado izquierdo como de 6 cm de diámetro con profunda hemorragia. Se procedió a desbridar quirúrgicamente, apreciándose heridas totales de las venas femorales común superficial y profunda y sección de las ramas de las arterias femoral superficial y profunda. Contusión y desgarro del nervio crural y sección de fibras del músculo Sartorio, vasto interno e inserciones femorales del psoas-ilíaco. Se apreció también heridas hacia atrás, llegando al hueso fémur. Bajo anestesia general se procedió a la ligadura de las venas femorales en sus dos cabos, ligadura de las ramas arteriales. Con un tubo de canalización con “penrose”. En aponeurosis y tejido celular, sutura previa, excéresis de los músculos desgarrados y reconstrucción por planos. Se transfundieron 1,200 cc de sangre. El pronóstico es de los muy graves. Dres. Javier Ibarra Jr., Tirso Cascajares y Xavier Campos Licastro. Convaleciente en el Sanatorio Santa María de Guadalupe.141

La forma en que fue conducido a la enfermería deja ver que, para 1963 no existían los métodos correctos de traslado, con lo que el o los heridos podrían haber presentado alguna alteración complementaria.

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Lanfranchi, T. II, p. 702. “Tremendo cornadón sufrió Juan Clemente, Ovaciones, México, D.F., lunes 2 de septiembre de 1963, pág. 19.

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Imágenes tomadas durante la intervención quirúrgica.

Reportaje publicado en Ovaciones del 2 de septiembre de 1963.

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VÍCTOR PASTOR 3 de noviembre de 1963. Al entrar a matar a su último toro, “Dragón” de Zotoluca, Víctor Pastor se tiró derecho y fue en ese instante –el de la reunión- donde salió prendido para dar una impresionante maroma. Parte médico: Herida por cuerno de toro con orificio de entrada como de 6 cm situada en el tercio superior de la cara anterior del muslo derecho, con dos trayectorias: la primera hacia afuera y arriba como de 25 cm, seccionó el músculos sartorio, el recto anterior y vasto externo, disecó el paquete femoral y contundió la vena femoral en dos partes. La segunda, con trayectoria hacia atrás y ambas tiene una extensión como de 18 cm, hacia la cara interna de la articulación coxofemoral derecha. Llegó con “shock” traumático. 142

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Ovaciones, México, D.F., lunes 4 de noviembre de 1963.

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“JOSELITO” HUERTA. 30 de noviembre de 1968. En la Plaza El Toreo, de Cuatro Caminos, alternó con Palomo Linares y Eloy Cavazos. Al tratar de dar un pase hincado, junto a tablas, el toro “Pablito” de Reyes Huerta, lo prendió por el vientre, como una mariposa. Cuando cayó a la arena se llevó la manos al estómago porque tenía los intestinos fuera. A los cinco días lo llevaron de nuevo al hospital con una oclusión intestinal, de la que aseguraban los médicos, ni un milagro lo salvaría. La cornada le ocasionó peritonitis, una hernia, una oclusión intestinal, una fístula y una salmonelosis.143 Parte facultativo: Los suscritos, cirujanos de la plaza de “El Toreo”, certifican que durante la lidia del cuarto toro, tercer tercio, ingresó a esta enfermería el matador de toros Joselito Huerta, con las lesiones siguientes: Shock traumático intenso. Herida por cuerno de toro, como de 7 cm. De longitud, situada en el epigastrio hacia el lado derecho, que interesó todos los planos blandos, penetrando la cavidad abdominal y presentando herida de epiplón y asas del intestino delgado. Bajo anestesia general se procedió a practicar laparatomía paramedia derecha, encontrando las siguientes lesiones: Herida del mesenterio intestinal como de 2 cm de extensión. Herida de cara antero externa de vejiga, que interesa serosa y muscular; herida como de 10 cm de longitud en el peritoneo parietal posterior de fosa ilíaca derecha, disecando y contundiendo la arteria ilíaca derecha; herida como de 8 cm de longitud, del músculos psoas ilíaca derecho; hemoperitoneo como de 300 cc. Sutura de las lesiones encontradas, resecando el epiplón herniado y dejando canalización por contraabertura en flanco derecho y exclusivamente retroperitoeneal. Aseo de cavidad con 8 litros de suero fisiológica y reestructuración anatómica de la pared abdominal. Transfusión sanguínea de 1000 cc, durante la intervención. Pronóstico grave. Doctores: Javier Campos Licastro, Javier Ibarra Jr., José Cascajares y Tirso Cascajares. Después de la intervención quirúrgica, practicada en la enfermería de la plaza y que duró más de dos horas, Joselito Huerta fue trasladado al Sanatorio de las Américas, donde quedó internado. Según las últimas impresiones, habrá que esperar 72 horas para tener un pronóstico sobre la evolución de sus graves lesiones.144

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Palacios Jaime-Solares Ignacio: Las Cornadas, p. 228-231. El Heraldo de México, 1° diciembre de 1968, pág. 9B.

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H. Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España (…), T. II., p. 637. Fot. Mayo.

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ALFREDO ALONSO. 10 de agosto de 1969. Cartel: Miguel Ángel Núñez, Alfredo Alonso y Antonio Franco “El Tableao”, con novillos de la ganadería de La Punta. El quinto novillo “Nicanor”, en el tercio de muleta, le produce una cornada a Alfredo Alonso. 145 Con el muslo derecho calado y regando sangre fue llevado a la enfermería. Parte Facultativo: En estado de Shock traumático, se encontró herido por cuerno de toro en el tercio inferior de la cara interna del muso derecho, sobre el canal de Hunter, como de 8 cm de longitud y con profusa hemorragia. Se localizaron dos trayectorias: la primera como de 15 cm de longitud hacia abajo y hacia el hueso poplíteo que secciona los músculos de la región y arteria femoral elongándola y contundiéndola en una extensión de 12 cm seccionando también las dos venas femorales del mismo paquete. Otro trayecto, como de 15 cm. Hacia adelante y abajo, que secciona músculos de la región. Bajo anestesia general, se hizo aseo mecánico en la herida, hemostasia, obtención de la vena safena desde su cayado hacia abajo, en una extensión de 20 cm. Para, invirtiéndola, aplicarla como injerto de la arteria femoral. Reconstrucción por planos anatómicos. Administración heparina intravenosa y arterial en el sitio del injerto. Transfusión de medio litro de sangre y medio litro de hemacel. Anemia aguda. Pronóstico grave, principalmente para el miembro inferior derecho y queda sujeto a estricta vigilancia médica.” Firman los doctores Javier Ibarra, Tirso Cascajares y Javier Campos Licastro. 146

Fotos: Mario Rodríguez

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El Heraldo de México, domingo 10 de agosto de 1969, pág. 8B. El Heraldo de México, lunes 11 de agosto de 1969, pág. 8B.

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Se recurrió al especialista en cirugía cardiovascular, doctor Héctor Quijano Méndez, para someterlo a dos operaciones más… Una a la dos de la mañana y otra a la una de la tarde de ayer lunes 11 de agosto de 1989, en virtud de que los primeros injertos en la arteria femoral, no prendieron… Los médicos, después de la tercera operación, consideran fundamental el paso de las horas para saber si se podía evitar la amputación de la pierna herida... Afortunadamente y de acuerdo con los reportes obtenidos a la medianoche, la pierna derecha de Alonso ha dado muestras de estar recibiendo riego sanguíneo, que la mantiene con buena temperatura. Después de tres intervenciones quirúrgicas, la situación es como sigue: 1. 2. 3. 4. 5. 6.

La circulación se ha restablecido en un 80% Sin embargo, en el tercio anterior del pie derecho, el riego sanguíneo es todavía muy deficiente. Desde luego, la vida del torero está a salvo. Por desgracia no puede asegurarse lo mismo del miembro afectado. Según la opinión de los médicos, habrá que esperar por lo menos 48 horas. Aún en el caso favorable de que la circulación se restablezca por entero hasta el pie, el proceso ha de ser lento, ya que se realizará por ramas colaterales. 148

A las ocho de la mañana será sometido a una nueva operación, con la que serán cuatro desde que el novillo “Nicanor” de La Punta, le seccionó la arteria femoral el pasado domingo en la Plaza México. Se le hará una simpatectomía, con objeto de lograr una vasodilatación que favorezca la circulación y pueda mejorar la nutrición de los tejidos del pie derecho, que ya presentan síntomas de necrosis. Durante todo el día de ayer se le estuvo poniendo de pie en intervalos de hora y media, cinco minutos. Alrededor de las dos de la tarde, se le aplicó una transfusión de un litro de sangre y en seguida se le dio de comer.149 El parte médico de la intervención realizada el jueves 14 de agosto de 1969 dice así: “Con objeto de aliviar la circulación colateral del miembro inferior derecho, se realizó simpatectomía lumbar derecha. Estado general del paciente, satisfactorio. Persiste la gravedad, en cuanto a evolución de miembro inferior derecho”. Firman los doctores: Héctor Quijano Méndez, Javier Campos Licastro, José Cascajares, Antonio Capetillo, Arturo González.150

RAUL BASSÓ, BANDERILLERO. 30 de noviembre de 1969 La tragedia comenzó en el lienzo charro “Las Palmas”, San Clara, Edo. de México. Nada más salir al ruedo el cuarto de la tarde, este fue a recularse cerca de la manga del lienzo. Raúl Bassó, saltó para fijar el novillo, le lanzó el capote y se arrancó el de Cerro Gordo, arroyándolo para levantarlo a gran altura. Cuando caía, el burel introdujo el pitón en la ingle derecha. El que para entonces ya era banderillero, giró sobre este y al caer, el mismo ejemplar lo pisó en el ruedo sin haber soltado a su “presa”. El infeliz subalterno pudo asirse al otro cuerno y entonces el novillo lo soltó. Minutos más tarde, y ya en la ambulancia, el Dr. Leopoldo Sánchez Valle, hizo una curación de emergencia, conduciéndolo al Sanatorio “Santa Carolina”, ubicado en la colonia San Rafael, en la ciudad de México. El paciente evolucionó con fuertes dolores en la pierna derecha. Tiempo más tarde, perdió la sensibilidad de la zona dañada, por lo que fue trasladado al “Hospital de Jesús”, siendo atendido por los doctores Tirso Cascajares y Xavier Campos Licastro, mismos que encontraron la pierna en mal estado. Se había presentado la gangrena gaseosa habiéndose extendido de manera alarmante. Horas más tarde ya nada se pudo hacer. Presa de fiebre muy intensa y septicemia, presentó un schock, muriendo a las 18:30 hrs. del miércoles 3 de diciembre siguiente. Tenía cerca de 40 años. Fue inhumado en el “Panteón Jardín”.151

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Cirugía taurina, año IX, Núm. 33, México, pág.17-19. El Heraldo de México, 13 de agosto de 1969, pág. 6 B. 149 El Heraldo de México”, 14 de agosto de 1969, pág. 7 B. 150 El Heraldo de México, 15 de agosto de 1969, pág. 6 B. 151 Notas que hemos adecuado y que provienen del libro de Rojas Palacios-Solares, Las cornadas, p. 233-7. 148

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Dimensión de la severa cornada que recibió Raúl Bassó. Imagen tomada del libro Las Cornadas, p. 234.

JOSÉ ÁNGEL ADAME. 11 de julio de 1971. En la Plaza México el novillo lo sacó materialmente de entre sus patas, infiriéndole una herida en cuello habiéndolo levantado desde el suelo hasta su máximo derrote.

Parte médico: Herida por cuerno de toro que atravesó el cuello desde su cara lateral derecha a la izquierda, habiéndole levantado desde el suelo hasta su máximo derrote, lesionando la cara posterior de la tráquea y la yugular derecha.152 Estas lesiones deben ser tratadas de inmediato y con pleno conocimiento anatómico de la región y funcional, puesto que pueden requerir verdaderos tratamientos urgentes, debido a las obstrucciones de tráquea, ya sea por el traumatismo en sí, o por la sangre, cuerpos extraños y aún vómitos que obliteren la vía respiratoria.

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“Heridas en el cuello por cuerno de toro”, Cirugía Taurina, Año 1, Núm. 7, Octubre1978, México, Págs. 26-28.

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Después de asegurarse una buena ventilación pulmonar, seguirá en urgencia el tratamiento de las lesiones vasculares, la hemostasia es fundamental y la reconstrucción correcta de los vasos arteriales debe imperar.

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MANOLO MARTÍNEZ: IN MEMORIAM: ME JURÉ QUE YO IBA A SER NO SÓLO TORERO, SINO EL MEJOR TORERO DEL MUNDO. (3 de marzo de 1974). Manolo Martínez pertenece a la inmortalidad desde el 16 de agosto de 1996, al abandonar este mundo luego de haber logrado uno de los imperios taurinos más importantes del agonizante siglo XX. Su sola presencia alteraba la situación en la plaza, y como por arte de magia, todos aquellos a favor o en contra del torero revelaban su inclinación. Parco al hablar, dueño de un carácter enigmático, adusto, con capote y muleta solía hacer sus declaraciones más generosas, conmoviendo a las multitudes y provocando un ambiente de pasiones desarrolladas antes, durante y después de la corrida. En sus inicios como torero, el regiomontano Manolo Martínez, comparte una época donde la presencia de "Joselito" Huerta o Manuel Capetillo determinan ya el derrotero de aquellos momentos. Dejan ya sus últimos aromas Lorenzo Garza y Alfonso Ramírez "Calesero". Carlos Arruza recién ha muerto y su estela de gran figura pesa en el ambiente. En poco tiempo Manolo asciende a lugares de privilegio y tras la alternativa que le concede Lorenzo Garza en Monterrey inicia el enfrentamiento con Huerta y con Capetillo en plan grande, hasta que Manolo termina por desplazarlos. Su encumbramiento se da muy pronto hasta verse solo, muy solo allá arriba, sosteniendo su imperio a partir de la acumulación de corridas y de triunfos. Pronto llegan también a la escena Eloy Cavazos, "Curro" Rivera, Mariano Ramos y Antonio Lomelín con quienes cubrirá la etapa más importante del quehacer taurino contemporáneo.

Col. del autor. Hombre solitario, artista capaz de dar rienda suelta a sus emociones internas. Manolo Martínez quien con su peculiar forma de ser en el ruedo creaba un ambiente propicio para las "pasiones y desgracias", que dijera el gran poeta Miguel Hernández. En la plaza, el público, impaciente, comenzaba a molestarlo y a reclamarle. De repente, al sólo movimiento de su capote con el cual bordaba una chicuelina, aquel ambiente de irritación cambiaba a uno de reposo, luego de oírse en toda la plaza un ¡olé! que hacía retumbar los tendidos. Para muchos, el costo de su boleto estaba totalmente pagado. Con su carácter, era capaz de dominar a las masas, de guiarlas por donde el regiomontano quería, hasta terminar convenciéndolos de su grandeza. No se puede ser “mandón” sin ser figura. No es mandón el que manda a veces, el que lo hace en una o dos ocasiones, de vez en cuando, sino aquel que siempre puede imponer las condiciones, no importa con quién o dónde se presente. (Guillermo H. Cantú). El diestro neoleonés acumuló muchas tardes de triunfo, así como fracasos de lo más escandalosos. Con un carácter así, se llega muy lejos. Nada más era verle salir del patio de cuadrillas para encabezar el paseo de

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cuadrillas, los aficionados e "istas" irredentos se transformaban y ansiosos esperaban el momento de inspiración, incluso el de indecisión para celebrar o reprobar su papel en la escena del ruedo. Manolo también es un ser humano, de “carne, hueso y espíritu” al que le tocó protagonizar un papel hegemónico dentro de la tauromaquia mexicana en los últimos 30 años de nuestro siglo XX. Manolo Martínez procedía de una familia acomodada. Nace el 10 de enero de 1947 en Nuevo León. Sobrinonieto del presidente constitucionalista Venustiano Carranza, mismo que, de 1916 a 1920 prohibió las corridas de toros en la ciudad de México, por considerar que ...entre los hábitos que son una de las causas principales para producir el estancamiento en los países donde ha arraigado profundamente, figura en primer término el de la diversión de los toros, en los que a la vez que se pone en gravísimo peligro, sin la menor necesidad la vida del hombre, se causan torturas, igualmente sin objeto a seres vivientes que la moral incluye dentro de su esfera y a los que hay que extender la protección de la ley. Su padre, el Ingeniero Manuel Martínez Carranza participó en el movimiento revolucionario, para lo cual se unió a las filas del Ejército Constitucionalista, llevando el grado de Mayor.

TOROS. Año I, N° 4, abril 7 de 1978, p. 10.

A su madre, doña Virginia Ancira de Martínez le hizo pasar tragos amargos, porque Manuel, desde un principio dio muestras de rebeldía, integrándose a la práctica de la charrería que combinaba con sus primeros acercamientos al toreo, gracias a que su hermano Gerardo contaba con una ganadería, no precisamente de toros bravos. Todo esto motivó el rechazo familiar. El colmo es cuando anuncia que deja los estudios de veterinaria en la Facultad de Ingeniería del Tecnológico de Monterrey para cumplir con su más caro deseo: hacerse torero. “Déjenle que pruebe sus alas y sus ilusiones...” dijo doña Virginia a la familia. Y antes de partir a los sueños impredecibles, le advirtió a Manuel: “Ve, anda, si quieres ser torero, demuestra tu valor. Si no eres el mejor, regresa al colegio. Recuerda que en esta casa no hay cabida para los mediocres...” Tales palabras sonaron a sentencia en los oídos del joven, que ya no tenía más voluntad que la de convertirse en una gran figura del toreo. A pesar de que no había problemas económicos en la familia Martínez Ancira, Manuel se marchó empezando sus correrías sin más ayuda que su deseo por verse convertido en “matador de toros”. Puede decirse que a partir del domingo 1º de noviembre de 1964, tarde en la que triunfó en la plaza de toros AURORA, comienza a bordar el sueño que lo obsesiona. Nace así, la gran figura del toreo mexicano. No sólo enfrentó el peligro ante los toros, sino también en otras circunstancias como tomar una motocicleta y buscar los caminos más difíciles y sinuosos. Pilotear una avioneta y describir piruetas en el aire ante el asombro de muchos. Corto de palabra, reducía sus diálogos a unos cuantos monólogos o a unas cuantas respuestas, pero era

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como artista, una fuerza poderosa e indescriptible que lentamente nos demostraba sus interioridades y los hilos de comunicación se entrelazaban en un diálogo estentóreo, misterioso que conmocionaba los cimientos de cualquier plaza, causando un caos de emociones fuera de sí. Consagrado sufrió serias cornadas, siendo la de BORRACHON, de san Mateo la que lo puso al borde de la muerte, dada la gravedad de la misma. Fue un percance que alteró todo el ritmo ascendente con el que se movía de un lado a otro el gran diestro mexicano. De hecho, la muerte casi lo recibió en sus brazos, de no ser por la tesonera labor del cuerpo médico que lo atendió. Tal herida causó un asentamiento de firmeza en el hombre y en el torero. Se hizo más circunspecto y calculador. De ahí probablemente su altivez, pero, al fin y al cabo una altivez torera. Como figura fue capaz de crear también una serie de confrontaciones entre sus seguidores, que eran legión y los que no lo eran, también un grupo muy numeroso. Su quehacer evidentemente estaba basado en sensaciones y emociones, estados de ánimo que decidían el destino de una tarde. Así como podía sonreír en los primeros lances, afirmando que la tarde garantizaba un triunfo seguro, también un gesto de sequedad en su rostro podía insinuar una tarde tormentosa, tardes que, con un simple detalle se tornaban en apacibles, luego de la inquietud que se hacía sentir en los tendidos. Ese tipo de fuerzas conmovedoras fue el género de facultades con que Manolo Martínez podía ejercer su influencia, convirtiéndose en eje fundamental donde giraban a placer y a capricho suyos las decisiones de una tarde de triunfo o de fracaso. Era un perfecto actor en escena, aunque no se le adivinara. De actitudes altivas e insolentes podía girar a las de un verdadero artista a pesar de no estar previstas en el guion de la tarde torera. Pesaba mucho en sus alternantes y estos tenían que sobreponerse a su imagen; apenas unos movimientos de manos y pies, conjugados con el sentimiento, y Manolo transformaba todo el ambiente de la plaza.

Col. del autor. Quienes estamos cerca de la fiesta, debemos despojarnos de la camisa de las pasiones y de los alegatos sin sentido, para ir entendiendo la misión de uno de los más grandes toreros mexicanos. Su proyección hacia otros países también deja una honda huella que se reconoce perfectamente, a pesar de las posibles omisiones, su obra queda inscrita en el universo taurino. La tauromaquia de Manolo Martínez es una obra soberbiamente condensada de otras tantas tauromaquias que pretendieron perfeccionar este ejercicio. Sus virtudes se basan en apenas unos cuantos aspectos que son: el lance a la verónica, los mandiles a pies juntos y las chicuelinas del carácter más perfecto y arrollador, imitadas por otros tantos diestros que han sabido darle un sentido especial y personal, pero partiendo de la ejecución impuesta por Martínez. En el planteamiento de su faena con la muleta, todo estaba cimentado en algunos pases de tanteo para luego darse y entregarse a los naturales y derechazos que remataba con martinetes, pases de pecho o los del "desdén", todos ellos, únicos en su género. La plaza era un volcán de pasiones, cuyas explosiones se desbordaban en los tendidos, hasta que el estruendo irrepetible de cien o más pases dejaba a los aficionados sin ya más fuerzas para agitar las manos después de tanto gritar.

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Capote y muleta en mano eran los elementos con que Manolo Martínez se declaraba ante la afición. Lo corto de sus palabras quedaba borrado con lo amplio y extenso de su ejecución torera. El toreo es un arte efímero, pero gracias a la memoria podemos retenerlo y evocarlo a lo largo de la vida. Las faenas realizadas por Manolo Martínez son muchas, todas ellas, de una u otra forma recreadas por sus seguidores y correligionarios. El solo hecho de que la afición lo recuerde acudiendo a infinidad de corridas, es la mejor forma en que su testimonio como torero se fortalece cada día. Manolo Martínez cimentó durante todo su recorrido profesional la imagen que nos dejó, ahora perdura sólo el recuerdo del gran torero olvidando rencillas y rencores inclusive entre sus más declarados enemigos. Hombre de contrastes y de situaciones extremas podía alcanzar la gloria pero tambalearse en el fracaso. Era, a fin de cuentas una actitud asumida por los grandes artistas, por los genios que no se conforman con simples apuntes de una obra que pretenden mayor. Sus triunfos, pero también sus fracasos como torero dejaron huella. Es decir, hablamos de los extremos, del bien o del mal, del amor o del odio, de la vida o la muerte. Manolo supo forjar momentos de grata memoria, pero también de aciaga condición. Como todo gran torero, España fue otra meta a seguir. En 1969 logra sumar 49 actuaciones a cambio de tres cornadas que le impidieron llegar probablemente a las 80 corridas. El espíritu de conquista se dio con Manolo, puesto que logró convencer a la exigente afición hispana. España es un terreno difícil de conquistar por parte de extranjeros que intentan izar su bandera junto a la nacional que ondea en todas las plazas de la península. La pasión de los toros..., según Manolo Martínez lo lleva a entregarse a una de las ambiciones de todo gran torero: dedicarse a la crianza de toros bravos. Es por eso que movido por sus deseos funda en 1976 allá, en el rancho de Guadalupe, municipio de Llera, Tamaulipas, su propia ganadería, destinando para ello simiente de Garfias, san Martín, Torrecilla, Valparaíso, lo que marca la influencia total de SAN MATEO, alma esencial de la ganadería mexicana en nuestro siglo XX. Se involucró tanto en esta actividad que al mismo tiempo que logró un ganado con estilo propio, apoyó también a los principiantes, en quienes puso todo su empeño, al grado de que Enrique Espinosa “El Cuate” gozó de las recomendaciones del “maestro”, quien en todo momento confió en este muchacho. En México, otros grandes toreros han dedicado su tiempo a la ganadería obteniendo grandes triunfos. Allí están Lorenzo Garza, Fermín Espinosa “Armillita chico”, Carlos Arruza, “Joselito” Huerta y otros. Y Manolo no era el hombre dedicado en cuerpo y alma a su profesión. Era hombre de sentimientos y el 9 de mayo de 1969 se casó con Bertha Asunción Ibargüengoitia Cortázar, emparentada con ganaderos de reses bravas fundamentales en el quehacer taurino mexicano. Con el tiempo los hijos fueron llegando: Bertha, Manuel Fernando y Mónica. La familia MartínezIbargüengoitia gozaba de los pocos días que Manolo no tenía comprometidos para torear. En esa intimidad, el señor Manuel Martínez Ancira hallaba refugio, amor y cariño. Qué difícil condición la de ser torero cuando se llega tan alto. Ahora comprendemos en su exacta dimensión el papel desempeñado por uno de los grandes en el toreo mexicano: MANOLO MARTINEZ. Manolo el hombre, la figura que, enfundada en el hábito de los toreros -el majestuoso traje de luces-, nos legó multitud de recuerdos que hoy nos causan emoción. He aquí un pequeño rasgo de la majestad torera, del sentido humano alcanzados por el mejor torero mexicano de los último tiempos:

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Gracias a la labor que realizó en vida el Lic. Luis Ruiz Quiroz, es posible encontrar en un trabajo suyo, la tabla que sintetiza el conjunto de percances sufridos por el diestro regiomontano como sigue:

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Estadística de la carrera taurina de Manolo Martínez. Compilador: Luis Ruiz Quiroz (Ca. 1990). Material inédito.

Como consecuencia de la cornada que le “pegó” “Borrachón”, el parte médico se redactó así: Herida por cuerno de toro en el tercer tercio de la lidia de su segundo toro en la Plaza México, en el tercio medio de la cara anterior del muslo izquierdo, con un derrote de 35 cm hacia la fosa ilíaca izquierda y otro de 20 cm hacia la cara posterior del muslo derecho. La lesión le produjo severas laceraciones de los vasos femorales, hematuria y hemorragia profusa y shock traumático y neurogénico con tensión arterial de cero… La arteria femoral profunda se encontró lacerada como de 5 cm de longitud ….se exploró la arteria femoral superficial que se encontró indemne….153

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“Secuelas vasculares de HCT”, Cirugía Taurina, año 1, Núm. 2, 1977, México, Págs. 16-17.

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ANTONIO LOMELÍN. 16 de febrero de 1975. Cuando el torero Antonio Lomelí ponía un par de banderillas al quiebro, el toro “Bermejo”, de Xajay, lo prendió por el vientre y lo lanzó a la arena con una herida que literalmente le echó fuera los intestinos al torero. El pronóstico de la herida es grave y se temía por la vida del diestro. Bermejo le metió el pitón en parte alta del vientre y le diera una enorme cornada con dos trayectorias, de 15 y 20 cm, que le ocasionó la salida del intestino delgado y le penetró el cuerno en dos lugares.

PARTE MÉDICO: Herida por cuerno de toro. El pitón penetró en la parte alta del vientre, produciendo una enorme cornada con dos trayectorias, de 15 y 20 centímetros, que le ocasionó la salida del intestino delgado y le penetró el cuerno en dos lugares al interior mismo de la luz intestinal y en otros cuatro lugares del propio conducto digestivo; le destrozó en cuatro sitios también el mesenterio y virtualmente le vació la cavidad abdominal. De la enfermería salió ya Lomelín debidamente operado, con los tejidos reconstruidos por planos y con los tubos de canalización necesarios. Uno de los médicos que se sumaron al cuerpo que intervino al diestro, fue el Dr. Hernán Cristerna.

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JESÚS SOLÓRZANO PESADO, PLAZA “MÉXICO”. 18 de enero de 1976.

Aún después de recibir este serio percance, Jesús Solórzano se repuso lo más que pudo para rematar al de Tequisquiapan, cortando una merecida oreja. Ya no pudo dar la vuelta y por tanto, pasó a la enfermería. Todo esto ocurrió en el ruedo de la plaza de toros “México”.

PARTE MÉDICO: Herida por asta de toro como de 9 centímetros de diámetro en el triángulo de scarpa del lado derecho, con tres trayectorias ascendentes; una de 8, otra de 12 y la tercera de 20 centímetros hasta llegar al reborde costal derecho. Contusión peritoneal, dejando al descubierto músculos oblicuo mayor, menor y trasero. Se procedió al aseo mecánico y a la reconstrucción por planos, dejándosele un tubo de canalización. Si no hay complicaciones tardará en sanar más de 15 días”. Firman el Dr. Campos Licastro y su cuerpo de médicos. (ESTO, 19 de enero de 1976).

RAFAEL GIL “RAFAELILLO”, PLAZA EN MÉRIDA, YUC. 15 de mayo de 1977. Un toro de Santo Domingo hirió a “Rafaelillo”, tiene rota femoral, tuvo un paro cardíaco. Operado en el Centro Médico del Sureste por el Dr. Armando Tello Solís, jefe los Servicios Médicos. Parte médico: Herida por cuerno de toro en región inguinal derecha, que siguió trayecto paralelo al pliegue inguinal en una extensión de 12 cm interesando piel, tejido celular subcutáneo y seccionando completamente la arteria femoral superficial poco por debajo de su emergencia. De primera intención los cirujanos efectuaron una anastomosis término-terminal que no funcionó, primero por el espasmo tan severo que presentaba la arteria y luego al vencerse ésta por tener múltiples desgarros imposibles de reparar.154

Campos Licastro Xavier, “Comentario a la intervención quirúrgica practicada al diestro “Rafaelillo” en herida por cuerno de toro con lesión de arteria femoral”, Cirugía Taurina, Año 1, Núm. 3, 1977, pág. 13-14. 154

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Herida por cuerno de toro en región inguinal derecha con lesión en arteria ilíaca externa y femoral común, que siguió trayecto paralelo al pliegue inguinal en una extensión de 12 cm interesando piel, tejido celular subcutáneo y seccionando completamente la arteria femoral superficial poco por debajo de su emergencia. De primera intención los cirujanos efectuaron una anastomosis término-terminal que no funcionó, primero por el espasmo tan severo que presentaba la arteria y luego al vencerse ésta por tener múltiples desgarros imposibles de reparar. Se procedió a aplicar injerto de safena, pero pese a haberla logrado anastomosar, dado su pequeño calibre proporcionaba un flujo muy pobre por lo que decidí pese a estar en principio contraindicado, a efectuar un injerto de dacrón tipo Woven (Usci De Bakey) de 10 mm con anastomosis término terminales. Este procedimiento funcionó de primera intensión en forma satisfactoria procediéndose a lavar profusamente con solución salina con Kanamicina y a cerrar por planos dejándose Penrose por contraabertura. Casi al final de la intervención presentó paro cardíaco de 1 a 1:30 minutos de duración que revertió con masaje cardíaco externo. Durante la intervención, para protegerlo de un probable Síndrome de Legrain Cornier post-revascularización, se le administró bicarbonato y furosemida. El posoperatorio se manejó con: Penicilina G sódica cristalina 10 millones intravenosa cada 6 horas; kamiken, dextrán, hidrocortisona, pirrólicos, soluciones parenterales, metoclopramida y diazepam. Se le vigiló con PVC (presión venosa central) y diuresis horaria hasta el día de hoy en que se retiró la sonda vesical. Dr. Santiago Sauma Ríos, angiólogo. El día 17 de mayo de 1977, cuarenta y ocho horas después de ingresa en la Central Quirúrgica de la Ciudad de México, el diestro “Rafaelillo” y es valorado por el Dr. Xavier Campos Licastro el cual apreció un gran hematoma en la región inguino-abdominal derecha que se extiende hacia la región glútea y hacia la cara interna del muslo derecho y bolsas escrotales. Se aprecian dos heridas quirúrgicas: la primera como de 9 cm de extensión situada por abajo del arco crural derecho y la segunda, como de 12 cm de extensión situada sobre el borde interno del triángulo de Scarpa derecho, dejando un puente entre una y otra como de 6 cm de longitud. Huellas de drenaje de Penrose por el extremo inferior de la segunda herida. Esta segunda lesión demuestra bordes ligeramente contundidos en una extensión de 5 cm, lo que hace presumir se trata de la herida traumática. No es perceptible el pulso femoral por el hematoma. Pulso poplíteo, pedio y de tibial anterior rítmico, palpable, igual al del miembro inferior izquierdo. En vista de que se considera que el hematoma puede ser perjudicial en cuanto al proceso infeccioso que se inicia, principalmente tomando en cuenta la necesidad de los médicos de Mérida de aplicar un tubo de Dacrón, se determina evacuar el hematoma en sala de operaciones y hacer revisión quirúrgica de la herida. Bajo anestesia general se procede a evacuar el hematoma, ampliando la herida quirúrgica anterior haciendo una incisión que uniera las dos anteriores y procurando resecar la piel contundida en todas su extensión, quedando en total 28 cm. Se extrajeron gran cantidad de coágulos, resección de tejidos contundidos. Se apreció un tubo de Dacrón como de 6 cm aplicado entre la arteria ilíaca externa y la arteria femoral común, con buen latido y que permite pulsaciones adecuadas en la arteria femoral superficial. Aseo abundante con espuma de Isodine. Hemostasia cuidadosa; se pasó un tubo de polietileno desde arriba del arco crural, con múltiples perforaciones que quedan a la altura del implante, ya que pasa paralelo a él, que permita la salida de solución de Isodine y a la vez permita el drenaje de ésta por su extremo distal, el que se hace pasar por la cara interna del tercio medio del muslo. Canalización por contraabertura hacia la cara externa del muslo con tubo de Penrose. Reconstrucción por planos anatómicos. Se instila y verifica el adecuado funcionamiento de las soluciones de Isodine. Estado posoperatorio inmediato satisfactorio. Durante la intervención sangre en paquete, dos unidades. Dr. Xavier Campos Licastro. Evolución: se logró que el paciente continuará afebril en el posoperatorio, el drenaje del Penrose se retirado 48 horas después; el drenaje de solución de Isodine se obstruyó por su extremo distal o de salida a las 72 hrs., no obstante se mantuvo el goteo por otras cuarenta y ocho horas, al notarse la no reabsorción de la solución de Isodine, se retiró y se mandó al laboral para cultivo, el que resultó negativo. También el Penrose fue enviado a laboratorio y resultó negativo. Se retiraron suturas al 8° y 9° día de la segunda intervención. Fue necesario evacuar por región inguinoabdominal un poco de Isodine que no se reabsorbió. Se le dio de alta.

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GENARO HERNÁNDEZ GONZÁLEZ. 12 de enero de 1978.

PARTE MÉDICO: Fractura expuesta con pérdida de tejido óseo, como de 2 cm. en región frontoparietal derecha y salida de masa encefálica, por lo que se solicita estudio radiográfico transoperatorio. Se apreció que la herida había sido penetrante a la cavidad craneana, con esquirlas incrustadas a 6 m. de profundidad en la masa encefálica con hemorragia profusa. Se realizó ampliación hacia la región temporal de la herida traumática resecando el tejido contundido. Esquilectomía de dos fragmentos incrustados en masa encefálica, regularización en bordes óseos con gubia fina. Aseo mecánico con abundante solución fisiológica y cenicilina. Hemostasia profunda con gelfoam, hemostasia de meníngeas y reconstrucción de ellas con “catgut crómico”. Reconstrucción por planos anatómicos sin dejar canalización con suturas finas de Deramalón. En la exploración no se apreció ningún trastorno, reflejos normales, movilidad normal en las cuatro extremidades, ningún dato de parálisis facial o periférica. Al día siguiente se apreció gran mejoría del estado mental, encontrándose con conservación de la memoria. El alta del herido se dio ocho días después del percance. 155

RAFAEL DOMÍNGUEZ “EL GAMUZA”. 8 de octubre de 1978. En la Plaza de toros México, sufrió HCT en la arteria ilíaca izquierda. Al “Gamucita” le dio una terrible cornada; aprecié una gran herida en la cara posterior del muslo derecha y una total evisceración de ambos testículos, con sangrado mucho más intenso de lo normal en éstas lesiones, herida de arteria ilíaca externa izq. Herida por cuerno de toro, con orificio de entrada en tercio superior de cara postero-externa del muslo derecho, que lo atraviesa totalmente, desgarrando piel, tejido celular y músculos posteriores del muslo, sale por la cara interna del mismo muslo, para penetrar en el periné, a la altura de rafé posterior del escroto, haciendo una herida como de 18 cm en el mismo, eviscerando totalmente los testículos, para continuar su trayectoria por Xavier Campos Licastro: “Comentario a la herida por cuerno de toro penetrante a la cavidad craneana sufrida por el novillero Genaro Hernández en la plaza de toros del “Rancho del Charro”. Cirugía Taurina, Año I, N° 4, enero de 1978, p. 15-6. 155

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el conducto inguinal izquierdo, seccionando totalmente el cordón y elementos deferentes, e introducirse en la fosa ilíaca izquierda, rompiendo el peritoneo parietal en una extensión de 10 cm y seccionando totalmente la arteria ilíaca externa izquierda. Contusión de la vena ilíaca externa y sección de una rama de la arteria hipogástrica izquierda; la ileolumbar, anemia aguda y estado de choque hipovolémico intenso. Pronóstico muy grave. Dr. XavierCampos Licastro156

RODOLFO RODRÍGUEZ “EL PANA”. 22 de octubre de 1978. Cornada en triangulo de Scarpa con ruptura de la arteria femoral. Estas lesiones son mortales por necesidad si no se les atiende de inmediato. Debido al choque hipovolémico profusa por lo que la letra C del ATLS se transforma en prioridad en el manejo inicial del paciente lesionado por asta de toro. La herida ameritó un injerto venoso de la Safena externa, en una pérdida de 7 cm de arteria femoral superficial en el tercio medio del muslo derecho.157 Cornada en tercio medio del muslo derecho, con lesión de vena femoral superficial, a la altura del canal de Hunter. Tratamiento: ligadura venosa158 Campos Licastro Xavier, “Comentarios de la cornada que sufrió el monosabio Rafael Domínguez “Gamucita”, Cirugía Taurina, Año 1, Núm. 5, Abril 1978, pág. 26-29. 157 Cirugía Taurina. Año I, N° 4, enero de 1978, p. 12-4. 158 Xavier Campos Licastro, “Evolución de la cirugía vascular en los servicio s médicos de las plazas de toros”, Cirugía Taurina, año IX, Núm. 33, Marzo de 1991, México. Pág. 15-19. 156

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De aquella actuación nos comenta Daniel Medina de la Serna: Actuó dicho novillero en el festival a beneficio de los deudos del monosabio Rafael Domínguez “Gamucita”. Los novillos, unos marrajos dignos del rastro, fueron de Almeya, ganadería que por Chignahuapan tenía Joselito Huerta; El Pana vestido a la usanza de los legendarios Tragabuches y Los siete niños de Écija, comenzó a pasarse al “armatoste” aquel, jugándosela de verdad por ver de desengañarlo, pero el morito no era de los que se dejan desengañar fácilmente y en un momento dado alargó la gaita, tiró el gañafón y le partió la vena femoral a su presunto matador.159

JESÚS SALERMI. 20 de enero de 1981. Sufrió HCT en la región poplítea derecha, que se encontró herida de la vena poplítea, la cual se ligó en sus dos cabos. No se apreció lesión arterial. Pulso muy débil, pero palpable”. 160 Procedente de Comitán, Chiapas, llegó el novillero venelozano Jesús Salermi, presentaba una herida en el hueco poplíteo derecho, fue remitido 56 horas después de ser operado, se encontró herida en la vena poplítea, la cual se ligó en sus dos cabos. No se apreció lesión arterial. Pulso muy débil, pero palpable”. En la Central Quirúrgica en la Ciudad de México, apreciamos el gran edema de casi todo el miembro inferior derecho, con palidez, disminución muy acentuada de la temperatura del miembro en relación a la corporal, manchas ligeramente ciánóticas en cara latera de pierna y dorso del pie. Impotencia funcional total. Herida traumática de unos 6 cm de extensión siturada en hueco poplíteo derecho, ampliada quirúrgicamente en forma transversal a unos 20 cm, con canalización de penrose en el centro de la herida. sin pulso pedio palpable dolor intenso al tratar de realizar dorsiflexión del pie. Temperatura de 38°C y 130 pulsaciones por minuto. Fascies pálida y angustiosa. Se procedió a una exploración quirúrgica de la herida, encontrando la vena poplítea seccionada y ligada en sus dos cabos, la arteria poplítea seccionada y retraída, sin tratamiento alguno. Extracción de trombosis distales y proximales por medio de catéter de Fogarty. Aplicación de injerto de vena safena externa del miembro inferior izquierdo, logrando pulso tibial posterior perfectamente palpable, mejoramiento de la circulación capilar en el pie. Se realizó fasciotomía subcutánea del compartimento muscular antero-externo de la pierna. Debido al edema no fue posible afrontar la herida traumática, dejándose para en un tiempo posterior, aplicar un injerto de piel si fuera necesario.

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Daniel Medina de la Serna, Plaza México: Historia de una cincuentona monumental, T. 3, p., 584. Xavier Campos Licastro, “Heridas de arteria poplítea por cuerno de toro”, Cirugía Taurina, año IV, Núm. 14, 15 y 16, septiembrediciembre, 1980, Págs. 40-44. 160

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A las 24 horas de esta intervención, se apreció aumento de la temperatura del paciente, crepitación gaseosa en el compartimento muscular antero-lateral de la pierna, por lo que de inmediato se procedió a intervención quirúrgica en la que por medio de una gran incisión desde la rodilla hasta el tobillo, por la cara externa de la pierna, se amputaron todos los músculos del compartimento anterior, dejando perfectamente descubierto éste, desde la cara externa de la tibia hasta la cara externa del peroné, es decir, fue necesario amputar, en una medida un tanto “desesperada”, los músculos tibial anterior, flexor común de los dedos, flexor del dedo grueso, peroneos laterales corto y largo. Se estableció una irrigación constante con kanamicina y se canalizó por contraabertura del compartimento muscular posterior a la altura de su tercio medio. Esta intervención se realizó aún en contra de la opinión de los cirujanos vasculares, que indicaban la amputación del miembro a la altura del tercio inferior del muslo, a pesar de que se contaba con latido tibial posterior palpable. En vista de la evolución favorable se continuó, durante 30 días haciendo aseos mecánicos abundantes con espuma de isodine, irrigación con kanamicina, lográndose que la herida granular perfectamente y fuera afrontada usando exclusviamente dos cintas de esparadrapo en forma circular. A los 45 días se le dio de alta hospitalaria, caminando con ligera claudicación debido a la falta de flexore; pero con el uso de tacón alto en las botas, casi no es apreciable la claudicación. Se aconsejó someterse a una artrodesis del tobillo; pero optó por regresarse a su tierra natal.161 El Dr. Xavier Campos operó con el Dr. Torres Ulrich, cirujano cardiovascular, casi a punto de ser amputada la pierna derecha por la isquemia aguda.162

JOSÉ HERNÁNDEZ RÍOS “EL CHATO DE TAMPICO” (1980) (Véase cuadro de percances para mayor información).

Fotos (izq. Derecha), provienen del libro Las Cornadas. Respecto a la del centro, es una imagen tomada del portal de internet “noticierontaurino.com” www.noticierotaurino.com

JAVIER ESCOBAR “EL FRAILE”. 27 de mayo de 1984. En la “Plaza México” sufrió una herida de forma circular, como de 7 cm de diámetro, que se presentaba situada en el epigastrio a la derecha de la línea media. Una trayectoria de 25 cm de extensión hacia afuera y arriba, y hacia el flanco izquierdo que interesa piel, tejido celular, aponeurosis superficial y profunda, seccionando los músculos recto anterior, oblicuo mayor y menor, hasta descubrir el peritoneo sin lesionarlo. Se procedió a incisión paramedia izquierda de 18 cm de longitud, escisión de tejidos contundidos, hemostasia, aseo mecánico, canalización por dos contraaberturas y reconstrucción por planos anatómicos. De no haber complicaciones tardará en sana más de 15 días. Dr. Xavier Campos Licastro.

JORGE DE JESUS “EL GLEASON”. 7 de noviembre de 1987. Campos Licastro Xavier , “Heridas de arteria poplítea por cuerno de toro”, Cirugía Taurina, año IV, Núm. 14, 15 y 16, septiembrediciembre, 1980, Págs. 40-44. 162 Campos Licastro Xavier , Sólo…cincuenta años de operar toreros, 1ª edición, Litho Ediciones, México 1997, pág.353-354. 161

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En la plaza “El Ranchero Aguilar” de Tlaxcala, Tlax., el novillo llamado “Golfo” de la ganadería de Tepeyahualco, fracción de Haro, le pegó una cornada al ponerle un par de banderillas cortas en la silla. El pitón derecho penetro 10 cm por encima de la rodilla derecha y llegó hasta la vejiga, siendo por ende penetrante de vientre; en su camino cercenó la arteria femoral y la vena safena, poniendo en peligro la vida de “El Gleason”, quien estuvo una semana en terapia intensiva. Herida por cuerno de toro a 10cm por arriba de la rodilla derecha y llegó hasta la vejiga (penetrante de abdomen), cercenó la arteria femoral común y profunda, vena femoral, safena magna derechas. Tratamiento quirúrgico: anastomosis. Dres. Vladimir Zapata, Jorge Uribe Camacho, XCL, ambulancia quirófano y Central Quirúrgica, Ciudad de México.163

FRANCISCO DÓDDOLI VILLASEÑOR. 12 de marzo de 1989. En la Plaza de Toros “Ponciano Díaz”, Texcoco, Edo. de México, en el momento de la gran estocada que le dio a su segundo toro de la ganadería de Baruqui, quien la prendió aparatosamente y le dio una gran cornada, de la cual tenemos el parte médico: Herida por cuerno de toro, con orificio de entrada de aproximadamente de 8 cm en la parte proximal del muslo izquierdo con tres trayectorias, una hacia la porción distal de 25 cm, otra hacia arriba de 10 cm, y la tercera de 15 cm, hacia abajo, descubriendo piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis. Se le dejaron tres tubos de canalización y de no presentarse complicaciones tardará en sanar más de 15 días. Dres. Fausto Baltazar y Jorge Uribe, quirófano móvil de la plaza. 164

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Xavier Campos Licastro, Cirugía Taurina, Año IX, Num. 33, marzo de 1991, México, , pág. 17 y 18 Guillermo Leal, “Seria cornada a Paco Dóddoli en Texcoco, ayer”, México, D.F., 13 de marzo de 1989, El Heraldo de México, pág. 8-B.

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Toro, Sol y Fiesta, N° 5, Vol. III. Agosto-Septiembre 1989, p. 13.

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ARTURO GILIO. 28 de octubre de 1990. Cuando se perfiló a matar al 6º novillo, “Chinelo”, de la ganadería de Javier Garfias, después de realizar una extraordinaria faena, los aficionados se dirigieron al juez Jesús Córdoba para que se otorgara el indulto. Gilio decidió seguir toreando, se hincó y después de algunos muletazos por alto, fue prendido de fea manera, y al momento de caer sufrió la fractura de la pierna derecha y se lo llevaron a la enfermería. 165

PARTE MÉDICO: Presenta fractura en el tercio medio de la tibia y peroné de la pierna derecha en grado III desplazada. Se procede a efectuar lavado y cura descontaminadora. Se efectúa reducción abierta y se coloca aparato de yeso. Tardará en sanar alrededor de tres a cinco meses. Además sufre una escoriación en la cara interna del muslo izquierdo que lesiona dermoepidermia. Dres. Fauto Baltazar, José Ruíz, Jorge Tovar y Julio Saldaña.166 Sufrió una fractura expuesta del tercio medio de los huesos de la pierna en la Plaza de Toros “México”, al caer con el pie derecho torcido hacia afuera, en caída vertical, y ya que e toro le cogió por el periné y sólo lo lanzó hacia arriba. Se realizó una cura descontaminadora, alineando e inmovilizando los fragmentos. Debido a una pequeña pérdida de piel, en otro servicio se precipitaron a atenderle y, antes de lograr cicatrización adecuada, ya sea espontánea o bien por injerto de piel, pusieron un clavo intramedular y posteriormente realizaron el injerto cutáneo. 167 A las 19:00 hrs. del lunes 29 de octubre de 1990 llegó el Dr. Xavier Campos Licastro a revisarlo y nos comentó que no será necesario colocar placas o clavos para ayudar a la recuperación; la reducción que le hicieron de la fractura fue perfecta e incluso nos mostró las radiografías en donde el hueso parece no haber sufrido ninguna lesión.168

JORGE GUTIÉRREZ, PLAZA “MÉXICO”. 9 de diciembre de 1991. Herida por cuerno de toro en tercio inferior de cara antero-interna del muslo derecho, la que al principio es un varetazo profundo de una extensión de 8 cm, con hematoma en evolución, visiblemente notable, para continuar con un “puntazo”, de forma circular, como de 7 cm de diámetro y trayectoria superficial (sólo piel y tejido celular subcutáneo), como de 12 cm de longitud, para transformarse en una “cornada”, lesionando la aponeurosis superficial y músculos del tercio superior, descubriendo sin lesionar, los vasos femorales, para posteriormente, Guillermo Leal, “Una fractura truncó el gran triunfo de Gilio”, El Heraldo de México, lunes 29 octubre 1990, pág. 8-B. “en la enfermería de la plaza Gilio, de tres a cinco meses, inactivo” 167 Xavier Campos Licastro, “Tratamiento de las Fracturas expuestas en los toreros”, Cirugía Taurina, año IX , núm. 34, diciembre 1991, México, p. 13 y 14. 168 Guillermo Leal, “Gilio”, El Heraldo de México, martes 30 de octubre de 1990, pág. 7-B. 165 166

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pasando por debajo del arco crural, lesionar las aponeurosis anteriores y músculos del abdomen en la fosa ilíaca derecha y mesogastrio, penetrando en la cavidad abdominal al producir un orificio peritoneal de 15 cm, por donde comenzó a salir el epiplón y asas intestinales, hacia el trayecto descrito. Pronóstico grave”. El Dr. Xavier Campos Licastro y su equipo médico al “observar” el mecanismo de producción del accidente taurino sufrido por Jorge Gutiérrez, pensaron en una lesión alta de muslo o de abdomen. Al desvestir al torero herido, apreciaron un ancho y fuerte varetazo en el tercio inferior del muslo, así como un abultamiento inmediatamente después, que poco a poco crecía, y más adelante un orificio grande pero al parecer sólo interesaba la piel y el tejido celular, ya que veían la aponeurosis superficial. En la cirugía bajo anestesia, comenzaron por explorar el puntazo y confirmaron su gran trayectoria hacia arriba. Se prepararon al colocar los campos quirúrgicos. Comenzaron haciendo una resección amplia del varetazo de piel y tejido celular y confirmaron el hematoma en evolución al salir de la incisión, encontrando la vena safena interna seccionada y sangrando. Continuaron la incisión resecando a la vez los bordes contundidos de la herida de piel, lo que permitió una exploración digital más profunda, confirmando la penetración del cuerno en la aponeurosis superficial y lesionando los músculos, para descubrir los vasos femorales sin lesionarlos,

pasando por debajo del arco crural, para continuar entre la aponeurosis superficial y los músculos del abdomen, hacia la cicatriz umbilical, apreciando la eventración del epiplón herniado, así como de las asas intestinales en el trayecto, lo que les confirmó no sólo a penetración a la cavidad, sino que les justificó los intensos dolores que manifestaba el diestro desde el ruedo. Encontraron una herida peritoneal de más de 12 cm de diámetro por cuerno de toro. Realizaron una cuidadosa revisión de toda la cavidad y su contenido. Sólo una pequeña lesión en el mesenterio intestinal. Hicieron un cuidadoso aseo mecánico a presión en la cavidad y en todo el trayecto de la herida: dejaron canalización por el contra abertura sólo en la lesión del muslo y reconstrucción por planos anatómicos. La evolución fue muy buena, sólo requirió cinco días de hospitalización. Se retiraron la mitad de las suturas a los 7 días y el resto a los 9 días. Alta.169

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Xavier Campos Licastro, “Cornadas despitadas”, Cirugía Taurina, año IX, Núm. 34, diciembre 1991, México, Págs. 7 y 8.

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ARTURO VELÁZQUEZ “TALÍN”. PLAZA “MÉXICO”. 11 de agosto de 1991. A su segundo toro “Mayoral” de La Misión, Arturo se colocó en el centro del ruedo de la Plaza México, donde lo esperó. El novillo sede las tablas se arrancó y cuando el viaje era recto el novillero se hincó, se cruzó en el viaje del animal y cuando éste llegó al encuentro, arrolló al jovencito; le pegó con el cuerno en la cara, le pasó por encina y continúo su camino. “Talín” se incorporó y cuando apoyó la pierna derecha, ésta no lo sostuvo; fue evidente la fractura, pues la flacidez del miembro lesionado lo reflejaba todo. Le produjo fractura tibioperonea derecha diafisaria expuesta. PARTE MÉDICO: “Fractura conminuta subcutánea de los hueso de la pierna derecha (tibia y peroné) a la atura del tercio medio, desplazada totalmente. Se realizó alineamiento máximo posible. Se comprobó radiográficamente. La circulación tibial anterior es buena. En el sanatorio se le practicará osteosíntesis además de epistaxis bilateral. Tiene una contusión en la región mandibular con hematoma óculo-parpebral”170 Fue operado de cura descontaminadora por ser fractura expuesta y colocación de aparato de yeso muslopodálico en la enfermería de la Plaza México.

Foto: El Heraldo de México,11 de agosto de 1991. Sección deportes. Fue operado el miércoles 14 de agosto de 1991 de reducción abierta y fijación interna con placa DCP 4.5mm angosta de 8 orificios en el Sanatorio Durango, Ciudad de México. El sábado 17 fue dado de alta.

ALBERTO DE LA PARRA, NOVILLERO. 6 de junio de 1993. Sufrió herida producida por asta de toro con orificio de entrada d 2 cm de extensión en el tercio superior cara anterointerna del muslo derecho con tres trayectorias: Una anterosuperior de 10 cm de extensión que interesó piel, tejido celular subcutáneo, aponeurosis y plano muscular seccionando el músculo aductor medio en 3 cm de extensión, contundiendo la vena safena interna seccionándola en una longitud de 2 cm. Una segunda trayectoria antero-interna y superior que lesionó tejido celular subcutáneo y plano musculoaponeurótico sin seccionarlo; una tercera y última trayectoria de 3 cm dirigida hacia la cara postero-interna e inferior que igualmente contundió el tejido celular, plano musculo-aponeurótico sin seccionarlo. Bajo anestesia general se lleva a cabo asepsia y antisepsia de la región, se debridan las trayectorias abriendo la piel, el tejido celular en una longitud de 12 cm sobre la cara anteromedial y tercio superior del muslo, disección por planos, se secciona y retira el músculo contundido del aductor medio; se realiza la reparación de la vena safena interna y se lleva a cabo un aseo quirúrgico de las tres trayectorias con abundante solución de irrigación a la cual se le añadieron 500 mg de metronidazol. 171 170

El Heraldo de México, Deportes, lunes 12 de agosto del 1991. Pág. 5B Parte médico del novillero Alberto de la Parra, expedido por el Dr. Antonio Salcedo Coppola, Jefe de los servicio médicos de la Asociación Nacional de Matadores de Toros, novillos y similares, dado en la Clínica Londres 171

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JORGE CARMONA. 17 de octubre de 1993. Por lo bronco y manso del encierro de Pablo la Bastida Aguirre, con el ruedo a media luz (cuarto, quinto toro) por un desperfecto en el alumbrado, se percibía la tragedia. Esta apareció al terminar el segundo tercio que cerraba plaza. Después de haber colocado magistralmente dos pares de banderillas de poder a poder, en todo lo alto, asomándose al balcón, el zacatecano Jorge Carmona intentó poner banderillas cortas de rodillas al quiebro suerte habitual en él. Pero al llegar el embroque el toro número 31, de nombre Agua miel, de 506 kilogramos se paró sin hacer caso del cambio que le había marcado el diestro y con el pitón derecho le tiró un derrote seco en la ingle prendiéndolo y lanzándolo al aire dos metros, como un pelele. En la arena quedó un charco de sangre que continuaba como un hilillo hasta la enfermería donde llegó con un shock traumático. Tiene dos cornadas, una en el triángulo de escarpa derecho, con dos trayectorias hacia arriba y hacia abajo de 20 centímetros cada una que le destrozaron la vena y arteria femoral. La segunda fue en el vientre sin penetración y, tiene la muñeca izquierda fracturada. Perdió aproximadamente dos litros de sangre y la cornada es de: pronóstico grave. [Ayer se encontraba fuera de peligro, según los médicos, aunque existen reservas sobre la gravedad de las lesiones, informa la agencia Efe].172 Toro “Aguamiel” 506 kg ganadería Espíritu Santo. Intento poner banderillas cortas de rodillas al cuerpo pero al llegarle el toro, se paró y le tiro un derrote seco en la ingle derecha prendiéndole y lanzándolo por los aires 2m resultando con dos trayectorias de 20 cm cada una que destrozan vena y arteria femorales. DR ANTONIO SALCEDO COPPOLA.

EDUARDO FUNTANET. 16 de marzo de 1997.

Disponible en internet agosto 31, 2018 en: https://www.gettyimages.fr/detail/photo-d'actualit%C3%A9/mexican-mountedbullfighter-eduardo-funtanet-falls-photo-dactualit%C3%A9/112127996#/mexican-mounted-bullfighter-eduardo-funtanet-fallsfrom-his-horse-16-picture-id112127996

Rejoneador mexicano que el 16 de marzo de 1997 a las 5 de la tarde fue arrollado por un toro en la Plaza México, falleciendo a los dos días. Funtanet, de 35 años, murió el día 18 siguiente a resultas de las lesiones que sufrió al ser aplastado por su caballo al embate de un toro de nombre “Recuerdo” de la ganadería de Cerro Viejo. La historia del trágico percance se cifró cuando Lalo clavó un rejón de castigo por dentro y al buscar salirse de esa zona, allá por la puerta de picadores, el toro embistió al caballo derribándolo para caer encima del rejoneador, quien quedó tendido sobre el albero sin conocimiento, ante el asombro de la concurrencia a la corrida vigésima segunda de la temporada y los comentarios fatalistas se dejaron escuchar, mientras llegaban las asistencias por Lalo. 172

Disponible en internet agosto 31, 2018 en: Carmona, grave cornada | Edición impresa | EL PAÍS elpais.com/diario/1993/10/17/cultura/750812408_850215.html

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El parte médico del suceso refiere que el rejoneador -que empezó su carrera profesional a los 15 años- tenía "fractura de cráneo severa, con ruptura de la arteria carótida interna derecha, además de fractura múltiple de macizo facial con hemorragia severa incontrolable, y disección traumática de la arteria aorta torácica". Eduardo Funtanet, al día siguiente del percance sufrió dos paros cardiacos y entró en coma profundo. Fue víctima el 5 de abril de 1992 de un accidente muy parecido en la Plaza de Toros de Texcoco, Estado de México, que le provocó una fractura en la columna pero no le valió de aviso. Funtanet permaneció inconsciente desde que sufrió su último percance y estaba sometido a cuidados intensivos, aunque los facultativos albergaban pocas esperanzas sobre la posibilidad de que superara el trance dados los severos daños de este fatal percance. Se hizo todo lo posible e imposible por salvarle la vida y Lalo peleó como un valiente para conservar su existencia, pues joven emprendedor, entusiasta y alegre le quedaban muchas cosas por hacer dentro del arte del toreo a la jineteada y en su vida particular mostrarle el camino del bien a sus tres hijos que procreó con su esposa Adriana, quien no daba crédito a lo sucedido. La agonía de Funtanet fue larga, penosa y muy triste, porque ya era del dominio que no tenía salvación y dejó de existir el día 18 de marzo de 1977 a las 17:30 horas. La revista digital "Campo Bravo" , de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia en México, publico el 28 de abril de 2010, una editorial del reconocido cronista taurino, don Rafael Cardona, en la que cita: " El 16 de marzo del 1997, "Recuerdo", de Cerro Viejo, mató en la Plaza México a Eduardo Funtanet. El toro arrolló al caballo "Carbonero"; el caballero quedó prensado debajo del corcel y con la base de la silla se partió el cuello. El hombre estaba muerto desde el momento mismo. La confirmación clínica, casi dos días más tarde, fue un mero trámite. "173

JORGE BENAVIDES “EL CÚCHARES”. 15 de agosto de 1998. Sufrió una cornada que le infirió un astado de la ganadería El Grullo. Por negligencia médica, al diestro le dio gangrena gaseosa, misma que invadió el 60% de su cuerpo dejándolo al borde de la muerte, lo que ocasionó un sin número de cirugías y tratamientos costosos en una cámara hiperbárica. 174 En la Plaza de Toros “Calafia”, Mexicali, Baja California, sufrió una herida por cuerno de toro de la ganadería El Grullo, en región lumbar a nivel de L3-L4 de tres trayectorias de 6, 7.5 y 10 cm de profundidad, con un orificio de entrada transversal de 5 cm. HCT en región lumbar a nivel de L3-L4 de dos trayectorias de 6 y 7.5 cm lesionando tejido celular subcutáneo y músculo paravertebrales izquierdos. Herida quirúrgica transversal de 5 cm y una 3ª trayectoria de 10 cm sobre la masa paravertebral izquierda. 175 En el mismo texto que consultamos, y cuya autoría encabeza el Dr. Vázquez Bayod se pueden apreciar otros detalles, como sigue: Novillero de 20 años que sufrió herida por cuerno de toro en la región lumbar a nivel de L3-L4 siendo atendida quirúrgicamente bajo anestesia local en la enfermería de la plaza de toros para exploración, lavado mecánico con agua oxigenada e Isodine con colocación de drenaje tipo Penrose y cierre primario de la herida, reportándose dos trayectorias de 6.0 y 7.5 cm lesionando tejido celular subcutáneo y músculos paravertebrales izquierdos, quedando bajo manejo antibiótico a base de ciprofloxacina. Fue valorado 48 horas por los doctores Rafael Vázquez Bayod, Emmanuel Enrique Gómez García y Eduardo Villanueva Saénz, encontrando una: herida quirúrgica transversal de 5cm, con salida de escasa secreción serosa por el drenaje, sin datos clínicos locales o sistémicos de infección. Fue puesto en observación, sufriendo aumento progresivo de la secreción seroso y 24 horas después, encontraron datos de miofascitis profunda por una tercera trayectoria no explorada de 10 cm sobre la masa paravertebral izquierda. La fascia lumbar presentaba enfisema y necrosis que se extendía por toda la región dorsal, lumbar y tercio superior del área sacra. Se tomaron muestras para cultivos y se realizó lavado, desbridación y fasciotomías extensas dejando la herida abierta desde región dorsal media hasta región sacra e inicia triple esquema de antibióticos. Al día siguiente el enfisema subcutáneo y la fascitis aumentaron más allá del límite quirúrgico, dirigiéndose hacia el tercio infero-posterior del cuello, hemitórax y región abdomino-inguinal izquierdos, por lo que se decide ampliar las fasciotomías con desbridación.

disponible en internet agosto 31, 2018 en: eduardo funtanet mange (1966 - 1997) –Los toros dan y ... www.lostorosdanyquitan.com/tragedias.php?y=1997 174 disponible en internet agosto 31, 2018 en: El Universal, viernes 30 diciembre del 2005// www.eluniversal.com.mx/deportes /7843.html 175 Rafael Vázquez Bayod: “Infección grave en tejidos blandos, secundaria a herida por cuerno de toro”. Reporte de un caso, Revista. Mexicana de Ortopedia y Traumatología, 2000, 14 (4), Jul-Agosto, pág. 354-359. 173

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En total, el paciente fue intervenido quirúrgicamente en 18 ocasiones: con 4 desbridaciones, 10 lavados y 4 procedimientos para cierres de herida; requirió de apoyo por medicina hiperbárica en dos sesiones al día durante dos semanas, siempre con alimentación mista hiperproteica; la antibioticoterapia se manejó por 6 semanas, quedando al final con cefuroxima por dos semanas. El resultado de los cultivos mostró infección por Staphylococcus aureus y Pseudomonas. No se encontraron clostridia. El paciente egresa después de 21 días en buenas condiciones, con la herida aparentemente cerrada, sin datos de infección, con dos drenajes por succión.176

Imagen tomada de: “Infección grave en tejidos blandos, secundaria a herida por cuerno de toro. Reporte de un caso”. (Véase bibliohemerografía), p. 355.

JUAN PABLO LLAGUNO. PLAZA “MEXICO”. 7 de mayo de 2000. Toro “Copetes” de La Misión. Cornada de 12 cm en la ingle derecha, Ruptura arteria y vena safena. Control de hemorragia y Estado de Shock. El torero mexicano Juan Pablo Llaguno sufrió una cornada muy grave, que afecta a las venas femoral y safena, en la corrida celebrada el domingo en la Monumental Plaza de México, de dicho distrito federal. El diestro confirmaba la alternativa en este festejo, y también el matador español Domingo López Chávez. La cogida de Llaguno se produjo en el momento de entrar a matar el toro de su alternativa. La cornada, que fue profunda, produjo de inmediato una gran hemorragia. Asistido y estabilizado en la enfermería de la plaza, se le trasladó al hospital Mocel, de la capital mexicana, para ser intervenido quirúrgicamente, y allí pudo apreciarse que la trayectoria del pitón había alcanzado la femoral y la safena. 177 Nos informan que en la madrugada del miércoles 10 de mayo del 2000 se captó que aumentaban los glóbulos blancos, De inmediato se decidió hacerle una transfusión sanguínea para mejorar la estabilidad circulatoria, y consecuentemente, la de Juan Pablo Llaguno. El optimismo del Dr. Vázquez Bayod crece. Durante la cirugía, se le hizo una transfusión sanguínea al paciente, motivo con el que se logró estabilizar la tensión arterial.178

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Op. Cit. Cogida muy grave de Juan Pablo Llaguno en México - El País elpais.com/diario/2000/05/09/cultura/957823213_850215.html 178 Disponible en internet agosto 31, 2016 en www.eluniversal.com.mx/deportes/9128.hmtl) 177

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CIRUGÍA TAURINA EN EL SIGLO XXI. Hoy día, cuando la esperanza de vida ha alcanzado cifras nunca antes previstas, esto va también en concordancia con los avances que la medicina y la cirugía han conseguido para encontrar razones y soluciones que eviten la presencia de males que directamente afectan al ser humano. Según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI, por sus siglas) nos dice que la esperanza de vida ha aumentado considerablemente; en 1930 las personas vivían en promedio 34 años; 40 años después en 1970 este indicador se ubicó en 61; en el 2000 fue de 74 y en 2016 es de 75.2 años.

Disponible en internet, julio 16, 2018 en: http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/esperanza.aspx?tema=P

Además:

Disponible en internet, julio 16, 2018 en: http://cuentame.inegi.org.mx/poblacion/esperanza.aspx?tema=P

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De lo anterior, se desprende, entre otras cosas, la tendencia potencial que habrá de generar una crisis generalizada, si no se atiende, de una presencia masiva de adultos mayores, 179 que llegarán al 2050 sin haberse cubierto no solo una serie de condiciones que el sector salud debe tener hoy día perfectamente claro. Por otro lado, se encuentra el aspecto de las pensiones, pero más aún, conviene poner especial atención en el punto en el que la geriatría como tal, se podría convertir en un problema a gran escala si no se atiende debidamente. El asunto anterior es uno entre muchos de los que en nuestro tiempo representa la realidad de una población que requiere mejores servicios de atención tanto de la medicina como la cirugía. Entendemos que esta circunstancia también se involucra con el espectáculo taurino, cuyos pacientes, afectados en su gran mayoría por los percances como tema del que es motivo este libro, requieren y seguirán requiriendo atención especial, en la que diversos médicos se han preparado a conciencia para recuperar el ritmo de vida entre todos aquellos que resultan heridos. En conclusión, las nuevas tecnologías médicas no sólo hacen posible una vida más larga y sana, sino que también permiten llevar a cabo nuevos experimentos con las identidades sexuales y de género, por ejemplo. Las técnicas quirúrgicas en estos tiempos ya no guardan semejanza alguna con las practicadas hace un siglo, por ejemplo, de ahí que casos como los ocurridos entonces, hoy simple y sencillamente permitirían que, bajo el debido tratamiento, los toreros podrían estar recuperando su vida normal, y en pocos días regresar a la rutina. Entre las técnicas quirúrgicas innovadoras del siglo XXI se encuentra el “Sistema VAC” para el tratamiento de heridas por cuerno de toro infectadas, con pérdida importante de piel para un cierre por segunda intención. Es momento de pasar a los casos seleccionados que ocurrieron entre 2001 y 2018.

Momento en que “Vigia” de La Laguna, prendió al picador “Pueblita”, causándole destrozos de importancia en la pierna del piquero. El percance ocurrió la tarde del 23 de diciembre de 1956 en la plaza de toros “México”. Uno en Toros. Semanario taurino. Año I, Martes 25 de diciembre de 1956, N° 5.

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Entre las enfermedades que más afectan a este sector social se encuentran: crónico-degenerativas como hipertensión arterial sistémica, diabetes melitus, hipotiroidismo, cáncer, osteartrosis, entre otras.

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CASOS SELECCIONADOS. FORCADO VÍCTOR RODRÍGUEZ “EL CASTAÑO”. ECATEPEC, EDO. MEX. 4 de agosto de 2002. Un toro de la ganadería de Álvaro Espinosa, le propinó una cornada en el muslo izquierdo lesionando las venas femoral y safena izquierdas, herida escrotal. Fue traslado en ambulancia al Hospital de Traumatología de “Magdalena de las Salinas” y de ahí referido al Centro Médico Nacional La Raza donde fue operado y recuperado en Terapia Intensiva. Ya no tendrá que sufrir una amputación en la pierna derecha, pues para evitar que la extremidad, inflamadísima, le obstruye la circulación por la safena y la femoral, entonces sí hubiera sido necesario amputar, se le hicieron unos cortes en las partes aledañas a estos vasos, para disminuir la presión y lograr una circulación fluida, debido a la cual ya pudo mover los dedos del pie derecho y ese es un síntoma excelente de mejoría.180

HILDA TENORIO. 1° de febrero de 2003. Luego de realizar un quite por “lopecinas” (“zapopinas”), en el centro del ruedo de la plaza de La Luz de León, Guanajuato, al querer rematar la serie, con una larga cambiada, el enemigo le tiró un derrote seco, provocándole una herida de entrada de 24 cm en la comisura de la boca y otra de 13 cm que salió en el cuero cabelludo por la región parietal. Recibió 81 puntos de sutura en el lado izquierdo. Además, el novillo “Mulero”, de El Vergel, de más de 300 Kg, le provocó una fractura en el meñique derecho y un esguince cervical (a sus 16 años de edad). 181 DAVID, ¿POR QUÉ TE ABANDONASTE? NUEVE AÑOS SIN DAVID SILVETI. DATOS DESDE EL 7 DE ENERO DE 1979 QUE CULMINAN TRISTEMENTE EN NOVIEMBRE DE 2003.

Col. del autor. 12 de noviembre de 2003, 12 de noviembre de 2012. Desde entonces han pasado quince largos años, en que la ronda macabra llamó a su puerta, sin que nadie advirtiera que Juan Belmonte o “Nimeño II” vinieran en 180

Excelsior, jueves 8 de agosto del 2002, pag. 4-D… buscado en internet el 19 de febrero de Tenorio…www.eluniversal.com.mx/deportes/57250.html. 181

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niña

maravilla

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ruedos

mexicanos:

Hilda


espíritu hasta Salamanca para reclamar compañía a ese ejemplo de virtud torera que fue David Silveti, pero que la gloria le negó el paso al territorio de los “mandones” dada la vulnerabilidad de su cuerpo. Esa fragilidad casi de cristal, que cuando quedaba rota, se resistía a ser echada de la escena, no pudo ahora con toda la consecuencia y acumulación de circunstancias ocurridas durante su accidentada carrera, en la que, a pesar de todo, pudo ser capaz de sumar 551 festejos toreados, lo que, para su estado físico resulta toda una hazaña. Tu toreo, tu toreo nos marcó con fuego de pasión torera, como pocas veces lo ha experimentado toda esa afición que nos entregamos a ese quehacer sumido en el embrujo en donde cada lance o cada pase tuyo, se convertían en lentos y mortales episodios de tragedia. Estábamos sumidos en tu propia angustia. Cada momento era el drama mismo. Sin embargo, el drama era un trasvase inmediato de belleza y de arte, que solo bastaba algo de ti –que era mucho, sin embargo-, para quedar exhaustos y agradecidos de que esa concesión estética, soportada en débil estructura física, se convirtiera en la experiencia pasional absoluta, que se nos fue hasta el fondo mismo de la memoria, a ese territorio donde los recuerdos brotan como manantial. No todo en el toreo es fácil recordarlo. Pero lo tuyo fue el recorrido privilegiado por un museo donde puede mostrarse de vez en cuando lo mejor de su colección. Y más aún, si ese recinto guarda las colecciones más importantes del arte en sus más diversas y enigmáticas manifestaciones. No he de preguntarte ahora qué te orilló al suicidio, cuando cada tarde morías un poco. Creo que al final, casi nada quedó de ti y aun así hubo dos tardes explosivas, rotundamente violentas que pusieron al descubierto el que puede ser tu último gran esfuerzo, telúrico, de estaturas inimaginadas, poseído por los duendes, y el aquelarre juntos. Lamento tu partida. De la primera de esas tardes, rescato de mi bitácora lo siguiente: (...)LA BREVEDAD MARAVILLOSA DE DAVID SILVETI QUE LOGRA RECUPERAR ALIENTOS EN UNA FIESTA SOMETIDA. Apuntes para la décima primera corrida de la temporada 2002-2003. David Silveti, Manolo Mejía y “Finito de Córdoba”, con seis toros de Fernando de la Mora, ocurrida el domingo 12 de enero de 2003, en la plaza de toros “México”. (...) Indudablemente David Silveti fue quien salvó la tarde de la inanición. Sus males óseos, su fragilidad recalcan aún más la que pudiera ser una deliberada puesta en escena, que además le va muy bien, pues se mueve como príncipe en palacio: con majestad y aires de “lord” inglés, cuya flema podría ser –para algunos-, harto chocante. Ya lo decía Artemio de Valle Arizpe, “cuando en mi casa estoy, rey me soy”. Pero eso, ¡qué importa!, pues viniendo del llamado “Rey David”, nada de esto parece incómodo a la afición que celebró su retorno a la plaza de sus anhelos. Es decir, de alguna manera, la plaza “México” recuperó a un torero con personalidad quien tuvo que lidiar a sus dos enemigos bajo cuidados extremos por parte de su cuadrilla, debido a que no contaba con la capacidad suficiente en sus piernas para moverse con tranquilidad y salvar cualquier apuro, cosa que ocurrió en varios momentos, los cuales no pasaron del sobresalto. Como intérprete de la “verónica”, hace gala de exquisitez. Se recrea y al hacerlo de este modo, dicho lance recupera su valor original, expulsando literalmente a los mercaderes que han tergiversado esa magistral interpretación, haciéndolo pasar como cualquier cosa, y no como dolorosa y bella expresión que recuerda a Verónica, esa mujer que se lanza –en la ruta del Calvario-, a enjugar el sudor y la sangre de un Jesús camino al martirologio con la cruz a cuestas. Y vaya momentos de intensidad, de belleza, de creación y de sentimiento, que en los brazos de Silveti, la “Verónica” no solo se mece, sino que adquiere perezosa dimensión, en por lo menos esos cuatro lances magistrales y la media con que remató tal portento durante los momentos iniciales de la lidia de su segundo “enemigo”. Esa circunstancia la valora a fondo la afición y se siente retribuida en algo de lo mucho que ha perdido la fiesta en su extrema estandarización, por mencionar apenas uno de esos factores que han atenuado sus principios a lo largo de muchas décadas. David Silveti nos permite recuperar el aliento que como aficionados hemos perdido en la noche de los tiempos... inútiles, donde ha transcurrido apenas una ligera insinuación de que sigue existiendo la fiesta, sometida, subordinada a los dictados y caprichos de ciertos y oscuros personajes que han manejado tamaños intereses que desvían de su curso original la nobleza de ese río histórico que no proviene de una casualidad, sino de una circunstancia concreta que dentro de 23 años exactos cumplirá el medio milenio de andanzas en este espacio llamado México. ¡Con qué aires de majestad se movió en escena David Silveti! Como ya vimos, no bastaron aquellos cuatro portentos y medio en la verónica. También con la capa logró en ambos ejemplares otros dibujados lances por gaoneras, tafalleras y por chicuelinas andantes. La faena de ese segundo que, en su conjunto fue una demostración limitada de recursos, sometida por el sobresalto, tuvo por momentos, esencia pura que la paciencia de cada uno de nosotros supo entender, ya que hacía mucho tiempo no gozábamos no tanto el prodigio de lo caudaloso; más bien eran apenas unas cuantas notas de imponente sinfonía la que, a la manera de Bruckner o de Malher nos conducen al sobresalto. No de otra manera, sino de esta es como se dio el reencuentro con lo sublime, con lo perfecto que quiere la vida de ciertas cosas y sucedió como un milagro. Ya en otro texto he plasmado mi principio declarándome agnóstico, porque creo

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en el misterio. Y a esto no le agrego –por ahora-, mi escepticismo, que al poner en duda el dicho misterio, desmorona la obra “llena de gracia, como el ave María”, que nos ofreció el milagro de la vida que se llama David Silveti. De regreso al quehacer de David Silveti, inconmensurable, fuera de toda dimensión, donde lo cuantitativo quedó rebasado por lo cualitativo. No era necesaria una faena de muchos pisos (de muchas series). Bastó con aquellas pinceladas surrealistas -¿acaso cubistas?- donde dichas obras en los lienzos por ejemplo- están recargadas no tanto en color, sino en idea, en construcción concreta, capaz de obligarnos a pensar con mucha mayor noción y no de pasar de largo ante ese mismo microcosmos estético. Eso produjo David que, con su misma debilidad no pudo rematar a sus ejemplares correcta y debidamente. Pero aun así, en el cuarto de la tarde fue obligado a salir al tercio y la vuelta al ruedo resultó merecida, muy merecida (...)

A partir de este momento, todo el cúmulo de maravillas que desplegaste tendremos que revalorarlo de otra forma. Imposible no recordar ahora mismo la verónica en manos de David Silveti, lance que en tus manos adquirió una dimensión distinta, sobria y elegante, con un reposo, como el que requiere ese nombre para comprenderlo perfectamente a la luz de una tersura inexplicable en otras manos. Entre los elegidos, cumpliste con el cometido exacto y puntual de saber bordar ese lance sin los descompuestos estertores de otras manos y otros pies que no supieron valorar tamaña dimensión. ¡Qué forma de padecer en la vida! ¡Qué forma de padecer la muerte! Resulta difícil entre los toreros, la construcción de una impronta que los caracterice de por vida. Ya lo dijo el peculiar estilo de Rafael Avilés “Lumbrera chico”:

Fotografía: Alfredo Flórez. Col. del autor. Silveti estaba petrificado porque era incapaz de mover las piernas, extendía la muleta (prolongación de la mano) y la hacía girar en redondo y por abajo en pases de trazo corto pero de enorme emoción, porque todos sabíamos que en caso de un derrote, un extraño, una distracción del cornudo, sería empitonado y caería al suelo partido en muchos pedazos. Era un gesto de autoinmolación, como se supone que debe serlo en todo momento el toreo, que por eso es arte y no negocio de mercachifles. Y cómo le temblaba la mano izquierda cuando no la apoyaba contra la nalga para disimular su espanto, y cómo sonreía con pavor mientras el hocico del hico le arrojaba un chorro de aire caliente al corbatín y los pitones le rozaban los dibujos de la taleguilla. Pocos artistas de hoy, cualquiera que sea su disciplina y género, han manifestado con tanta fuerza la profunda insatisfacción de nuestra época, la enorme estafa que nos propone este siglo, la cristiana infelicidad a la que tratan cínicamente de resignarnos. Silveti luchó con todo lo que tenía a su alcance –un ego del tamaño del mundo (sin el cual jamás habría sido artista), un estoicismo ilimitado, un misticismo que a la hora de la hora pesó menos que su sentido de la dignidad –y con esas armas cayó peleando, pero una vez que se encontró vencido, en vez de aceptar la compasión general como homenaje, la cristiana resignación como recompensa, terció la muleta, entró a matar por derecho y dejó un estoconazo hasta los

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gavilanes en todo lo alto en su pobre espejo. A ver quién borra eso...182

Y aunque tu tauromaquia haya estaba fundamentada por el sobrio lance a la verónica, y aquella otra brevedad consistente en la construcción estruendosa del quehacer muleteril, soportado por el natural y el natural ayudado, eran esas realidades de arriesgarlo todo, esos generosos y lucidos remates entre serie y serie; o lo que es lo mismo, ese toreo por la cara ya desaparecido, el sello de toda tu entrega. No podía pedírsete más, si ya el sacrificio se había consumado. Es más, sabiéndote poco certero con la espada, para qué exigir el fin de todo si con lo que habías sido capaz de concedernos, era suficiente para habernos sentido satisfechos, como cuando el pecador, tras haber recibido la comunión, percibe un descanso espiritual de volver a Cristo, tras haber sido tentado por Satanás, del que se ha liberado. Tu toreo, y para decirlo de una vez, “detuvo el tiempo”, frase que acuñó el desaparecido compositor Salvador Moreno, que algo de esto dijo cuando escuchó cantar a la memorable Monserrat Caballé en la sala Nezahualcoyotl hace ya algunos ayeres. Dice Moreno que al concluir aquel recital, toda la asistencia quedó atónita, fuera de sí, sin poder articular conscientemente su respuesta más inmediata y por tanto, eufórica: la ovación. Esta reacción ocurrió en el momento en que se dieron cuenta de lo que habían sido testigos. Del silencio misterioso, se pasó a una atronador aplauso, o lo que es lo mismo, regresaron a la realidad tras haber sido envueltos por el manto seductor de aquella voz indescriptible y única. En fin, David Silveti, has provocado en nosotros diversas y encontradas reacciones por tu muerte repentina. Ya no tiene caso hablar de ese momento amargo con el que recibimos la dolorosa noticia. Ahora, es necesario establecer los parámetros de “tu” propia tauromaquia de la que apenas hemos hecho algunos esbozos. Espero que el tiempo sea capaz de proporcionarnos los elementos y las herramientas indispensables para descifrar el contenido de tan soterrado misterio y entenderte como torero.

JUAN PABLO GONZÁLEZ, VARILARGUERO. PLAZA “SILVERIO PÉREZ”, TEXCOCO, EDO. DE MÉXICO. 23 de abril de 2006. Recibió grave cornada en el cuello y en la pierna derecha, por el toro “Pulquero” de Felipe González. Trasladado en ambulancia al Hospital Santa Fé, Ciudad de México, operado por el Dr. Jorge Uribe Camacho y colaboradores. El picador de toros Juan Pablo González se encuentra estable, tras sufrir el pasado domingo una grave cornada en el cuello y otra más en la pierna derecha, durante la última corrida de la Feria del Caballo 2006 en la Plaza Silverio Pérez en Texcoco, Estado de México. A pesar de esa estabilidad en su salud, el picador de 22 años de edad aún se encuentra grave en la zona de terapia intensiva del Hospital Santa Fe de esta ciudad, y deberá permanecer bajo rigurosa observación médica por un lapso de 72 horas para que pueda ser declarado fuera de todo peligro. El médico Jorge Uribe señaló que la juventud del picador ha sido importante y fundamental para sobrellevar la gravedad de la lesión, la cual lo puso en peligro ayer cuando el toro "Pulquero" de Felipe González, lo hirió en el ruedo del coso texcocano. "Está grave, pero para nuestra fortuna estable, deberá estar en terapia intensiva por un tiempo más y confiamos que conforme pasen las horas su estado mejorará, ya que su fortaleza y juventud le ayudan a salir adelante", indicó el galeno. Señaló que la operación que le practicaron al joven picador duró casi ocho horas y terminó pasadas las 03:00 de la madrugada del lunes, sin embargo, el grupo de especialistas que lo atendió trabajó de la mejor forma posible para que esta fuera un éxito. Indicó que ahora dependerá de la recuperación y evolución que tenga el propio Juan Pablo, quien es el menor de la dinastía de Benigno González Carmona, titular de la Unión de Picadores y Banderilleros de México. Sobre la cornada en la pantorrilla derecha, el médico señaló que no existe mayor problema en esa zona, ya que fue controlada y para fortuna no lesionó órganos vitales ni músculos importantes de esa parte del cuerpo. "La que nos interesa más es la del cuello, que fue muy grave y la cual lo puso en peligro de morir ayer, pero gracias a Dios se pudo estabilizar muy bien para ser llevado después al hospital", agregó.183.

JORGE MATA. PLAZA VILLAHERMOSA, TABASCO. 24 de febrero de 2007. Recibe cornada en muslo derecho que le parte la vena femoral, safena y vena ilíaca; perdió 5.6 litros de sangre. Herido por el burel “Chorete”, 473 Kg., de Cerro Viejo. Fue tratado inicialmente por sus compañeros con un torniquete con corbatín en el muslo derecho. Fue trasladado al Hospital Manuel Robirosa, donde permaneció 182 183

La Jornada, Nº 6906, del 17 de noviembre de 2003, p. 19a. La Crónica de Hoy | El picador Juan Pablo González se ...www.cronica.com.mx/notas/2006/237853.html

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quince días y luego fue trasladado al Hospital Ángeles Torreón, Coah. Con una estancia de dos meses y medio. Se le realizaron 32 cirugías. Se presentó osteomielitis y se le combatió por cuatro años, hasta que finalmente se le realizó una AMPUTACIÓN DE LA PIERNA DERECHA, llevándose a cabo en el Hospital Club de Leones, el 1° de octubre de 2014, efectuada por los doctores Enrique Montes Páramo y Eduardo Martínez. 184

ANTONIO GARCÍA “EL CHIHUAHUA”. 22 de agosto de 2007. En la Plaza “Nuevo Progreso” de Guadalajara, Jal., un toro de Real de Saltillo le produjo una herida por cuerno de toro que el seccionó la vena y arteria femorales del muslo derecho, desgarrando músculos así como una fuerte hemorragia.185

HUMBERTO FLORES. 11 de enero de 2009. En la Plaza México, el toro “Bellotero” de Santa María de Xalpa le produjo una cornada grande, pero no grave en el muslo derecho.

ENRIQUE “El CUATE” ESPINOSA. PLAZA “EL RELICARIO”, PUEBLA. 26 de abril de 2009 o junio 5 del mismo año. En la Plaza El Relicario de Puebla, Pue., el toro “Doctorado” de Reyes Huerta, le infirió una cornada con trayectoria de 30 cm, en el triángulo de Scarpa derecha, lesionando la arteria femoral, vena safena y arteria ilíaca derechas. Fue estabilizado y atendido en el Hospital Betania. Fue operado de exploración de canal inguinal derecho, laparatomía exploradora, exploración retroperitoneal, colocación de injerto ilíaco externo a femoral común y un injerto de vena ilíaca a la vena femoral. Herida por cuerno de toro de 15 cm en la ingle derecha, provocó lesión de la vena safena magna y una contusión y desgarre en la arteria femoral, penetrante de abdomen y retroperitoneo. Choque hipovolémico grado IV, fase II. Sx. Compartamental de extremidad pélvica derecha. Hallazgos: dos lesiones parciales de arteria femoral derecha, sección completa de arteria ilíaca externa derecha, sección completa de vena femoral derecha; abdomen sin lesiones, hematoma retroperitoneal, sin lesión renal ni uretral. Tx: exploración de canal inguinal derecho, LAPE, exploración de retroperitoneo, colocación de injerto vascular de Gorotex a arteria y vena femoral común derechas Hospital Betania, Dr. Martínez Angulo 6 de junio de 2009 - Delicada cornada a "El Cuate" Espinoza En El Relicario Carlos Hernández Reyes Puebla, Puebla.- El drama se hizo presente en la plaza "El Relicario", por la delicada cornada que sufrió Enrique "El Cuate" Espinoza al tirarse a matar al primero de su lote, tercero del festejo, un bravo astado llamado "Doctorado" de Reyes Huerta, con el que el torero de Monterrey había hecho una gran faena, llena de valor, de entrega y de variedad. El astado, bravo, noble, de casta hizo por "El Cuate" quien de inmediato se llevó la mano a su pierna derecha, con visible muestra de dolor. Los primeros reportes indicaron que la lesión fue en la vena safena, la cual fue atendida de inmediato en la enfermería del coso, para después ser trasladado a un hospital particular. Tomó la espada y se tiró a matar, lo hizo con entrega total pero el burel hizo por él y le pegó una cornada que de inmediato provocó incertidumbre, al ver al matador con un rictus de dolor en su rostro y salir de su cuerpo gran cantidad de sangre. PARTE MÉDICO: Espinoza fue trasladado al hospital Betania de la localidad donde se reportó en shock severo por la hemorragia y el parte médico del doctor Martínez Angulo indica que la herida fue profunda de 15 centímetros en la ingle del lado de la pierna derecha y provocó una lesión en la vena safena y una contusión y desgarre en la femoral, por lo que el matador seguirá en observación. 184

Historia de un Torero: Jorge Mata, "Renaciendo" - Grupo ...www.milenio.com/.../Perfil_Jorge_Mata-torero_lagunero-historia_de_vi...24 ene. 2015 185 Consulta en internet agosto 17, 2018 en: http://www.tauromaquias.com/2007/10/el-chihuahua-sigue-grave-tras-cornada.html

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infirió una cornada con trayectoria de 30cm, en el triángulo de Scarpa derecha, lesionando la arteria femoral, vena safena y arteria ilíaca derechas. Fue estabilizado y atendido en el Hospital Betania. Fue operado de exploración de canal inguinal derecho, Laparotomía exploradora, exploración retroperitoneal, colocación de injerto ilíaco externo a femoral común y un injerto de vena iliaca a la vena femoral 186.

OCTAVIO GARCÍA “EL PAYO”. 25 de diciembre de 2009. En la Plaza de Toros “Santa María” de Querétaro, Qro., en la corrida de Navidad, con un ejemplar de la ganadería de Montecristo, sufre cornada en región sacra, con fractura de apófisis espinosa de quinta vértebra lumbar y lámina de la primera sacra, con lesión nerviosa sacra. Es operado por los doctores: Juan Alcocer Herrera, Domingo Stefanoni, Francisco Alcocer. Su apoderado, el español Alberto Elvira, explica a EL MUNDO: “le falta sensibilidad en algunas partes de las piernas. La médula no está afectada, pero la bolsa de nervios que se juntan al final de la espalda, en el coxis, sí se encuentra dañada. El sacro se lo ha hecho añicos.

ANTONIO GARCÍA “EL CHIHUAHUA”. 22 de agosto de 2010. En la Plaza de Toros en Távira, Venezuela sufrió una cornada en tercio medio de cara interna muslo izquierdo de 42 hrs. De evolución potencialmente infectado. Tratamiento con antibióticos, triple esquema; limpieza, debridación de tejido necrosado, retiro de hematoma y colocación de sistema VAC de succión en primer tiempo.

JOSÉ TOMÁS. PLAZA “MONUMENTA” DE AGUSCALIENTES. 24 de abril de 2010. Zabala de la Serna El matador de toros José Tomás ha pasado a Cuidados Intensivos, en el Hospital Hidalgo, en México, tras ser intervenido quirúrgicamente, durante tres horas y media, después de la cornada gravísima, que le ha originado una herida de quince centímetros, durante su faena en la plaza mexicana de Aguascalientes, donde se celebraba la segunda corrida de la Feria Nacional de San Marcos. Al término de la misma, los médicos han informado al padre del diestro, así como a su cuadrilla, que se mantenían a la espera del fin de la operación en el centro hospitalario, que la intervención "ha ido bien", pero precisaron que hay que esperar a la evolución del paciente en las próximas horas "para descartar el riesgo de una complicación". A consecuencia de la cornada, Tomás ha perdido mucha sangre y le han tenido que transfundir cerca de ocho litros de plasma, según su apoderado Salvador Boix. La cornada, del astado 'Navegante', ha tenido tres trayectorias, con la femoral, la safena y la ilíaca afectadas, según ha confirmado a ELMUNDO.es su apoderado, a quien los médicos han asegurado que el diestro de Galapagar "se encuentra estable y no se teme por su vida". El empitonamiento causado por 'Navegante' en el muslo izquierdo, tenía una trayectoria hacia arriba y hacia atrás que ha roto todo el paquete vascular de la zona, según el cirujano vascular que le ha operado en el Hospital Hidalgo, Alfredo Ruiz. El quinto de la tarde La cogida ocurrió durante la lidia del quinto toro, de la ganadería De Santiago, tras la cual el diestro madrileño fue trasladado a la enfermería de la Monumental de Aguascalientes, dirigida por el equipo del doctor Enrique González Careaga. Desde la megafonía de la plaza se solicitó a los asistentes la donación de sangre compatible con la del matador, que fue trasladado en ambulancia a la clínica Guadalupe de Aguascalientes para estabilizarlo. Desde allí fue trasladado al hospital Hidalgo, donde ha sido intervenido quirúrgicamente. Hasta el hospital se desplazaron el padre del torero, el cónsul honorario de España en Aguascalientes, Alejandro Muñoz y la cuadrilla del diestro, que aguardaron hasta el final de la intervención quirúrgica, de más de tres horas. En declaraciones a ELMUNDO.es Muñoz señaló que estaba "dispuesto a donar sangre porque tengo el mismo grupo sanguíneo que José Tomás (A negativo), muy poco frecuente". Momentos de angustia Los testigos presenciales vivieron momentos muy angustiosos. Luis Manuel Lozano, apoderado de Sebastián Castella y presente en la corrida, declaró a ELMUNDO.es, nada más producirse la cogida que "están pidiendo 186

Delicada cornada a "El Cuate" Espinoza - El Sol de México www.oem.com.mx/esto/notas/n1192411.htm

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sangre, esto es muy angustioso. No sabemos qué van a hacer con él. El chorro de sangre que ha dejado desde el sitio de la cornada hasta la enfermería es pavoroso. Estamos todos muy asustados. He visto a su padre llorando". Se da la circunstancia de que José Tomás sufrió la primera cornada grave de su carrera como novillero también en esta localidad mexicana, hace 14 años, pero en otra plaza, la de San Marcos. En aquella ocasión fue su entonces apoderado, Santiago López, quien donó sangre al diestro de Galapagar. 187

SALVADOR MARTÍNEZ, GUARDAPLAZA- “NUEVO PROGRESO”, GUADALAJARA. 11 de septiembre de 2011. En la Plaza “Nuevo. Progreso”, de Guadalajara, Jal., la tarde iba bien, con toros que en su mayoría pelearon en varas y que se dejaron torear. Tocaba el turno para el de Colombia, Santiago Gómez, que hizo su presentación en el coso de la Monumental. Se anunciaba al tercero de la tarde, de nombre “Norteño”, toro que a su salida saltó las tablas para caer al callejón, y fue aquí donde vino lo gris de la tarde. El novillo hizo hilo con Salvador Martínez, portero del servicio de plaza, quien en su intento por abrir de manera rápida la primera puerta y dar salida al astado se quedó inmóvil al ver que el toro le había ganado el terreno. “Norteño” le infirió su pitón izquierdo en el pecho de manera escalofriante y lo arrastró cerca de 30 o más metros, dejándolo libre al momento de entrar de nueva cuenta el ruedo. El estado de salud del Salvador Martínez, de 65 años de edad, fue catalogado como muy grave, pues la herida del asta le destrozó el tórax, entre otros órganos. Hasta el cierre de esta edición el portero era atendido quirúrgicamente por el cuerpo médico de la plaza de toros. La suerte no estuvo del lado del portero del servicio de plaza, Salvador Hernández, quien primero fue golpeado contra el burladero e inmediatamente después cogido por el animal de 425 kilogramos. Sin embargo, el toro se quedó en el callejón y corrió buscando puerta, al tiempo que tomó de pecho a Salvador Hernández, desgarrando su caja torácica y cornándolo en repetidas ocasiones. 188

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Disponible en internet agosto 30, 2018 en: José Tomás, estabilizado tras una gravísima cornada en la ...; Además: www.elmundo.es/elmundo/2010/04/25/toros/1272158678.html 188 Entre el triunfo y la tragedia, la dominical tarde de toros :: El ... www.informador.com.mx/.../entre-el-triunfo-y-la-tragedia-la-dominical-t...

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Foto: E. Pacheco.

RICARDO FRAUSTO. 22 de julio de 2012. En la Plaza México, el Novillo de Jesús María, que le produce al estar toreando su faena de muleta herida por cuerno de toro en muslo izquierdo tercio proximal superficie interna sin lesión vascular.189

Diversos momentos después de ocurrido el grave percance que sufrió Ricardo Frausto. 189

Esto

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ANGEL GIOVANNI ESPINOZA “PLATERITO”. 12 de octubre de 2013. Sufrió en la Plaza Cinco Villas, de Cuautlalpan, Texcoco, Edo. de México, una delicada cornada en el VIII espacio intercostal derecho y línea media axial, que perfora la pleura del pulmón derecho al recibir a porta gayola a su astado, en el festejo celebrado en la plaza del cortijo Cinco Villas en la localidad de Santiago Cuautlalpan, en el estado de México. Se lidiaron seis novillos de San Lucas, bien presentado y desiguales en su compartamiento. En el festejo alternó con sus compatriotas Diego Emilio, Christián Verdín, Gómez Vega, José Zavala y Abraham Veloz, siendo Diego Emilio el más destacado, al cortar dos orejas. Se lidiaron seis novillos de San Lucas, bien presentados y desiguales en su comportamiento.

JUAN LUIS SÍLIS. 13 de octubre de 2013. En la Plaza “Vicente Segura”, de Pachuca, Hgo., el diestro mexicano Juan Luis Silis se encuentra en estado gravísimo a causa del espeluznante percance que sufrió en el cuello lesionándole la arteria carótida en la lidia del cuarto toro de la quinta corrida, que se celebró ayer, de la feria de San Francisco en la plaza de Pachuca, en el central estado de Hidalgo, México. Silis, en el cuarto astado al torear de muleta fue prendido por el toro de la ganadería de José Julián Llaguno y el pitón de la res fue directo al cuello lesionándole la arteria carótida con abund4ante sangrado. Fue intervenido por el doctor Francisco Chong, jefe de los servicios médicos de la feria, lo intervino en el hospital del ISSSTE, y logró parar la hemorragia. El médico señaló que su estado es grave y está estable y necesitará una segunda intervención. Como un caso único la corrida se interrumpió y se rezó un padre nuestro. Un momento de profundo dramatismo.190

HÉCTOR DE ÁVILA. 26 de abril de 2014. En la Plaza de Toros Cinco Villas, Cuautlalpan, Texcoco, Edo. de México, el novillero Héctor de Ávila recibió el alta médica tras la cornada que sufrió el pasado 26 de abril en el la Plaza de Toros de Cinco Villas. En entrevista para toro esto, Héctor nos dio la noticia de que ya está en casa recuperándose y siguiendo las indicaciones de los galenos le recomendaron; estas fueron sus palabras: -El toro desde el primer capotazo me avisó y sabía lo que dejaba atrás, sin embargo había que hacer un esfuerzo, tenía que estar muy firme con él y de verdad, ante una plaza en la que había que salir a expresarse como torero, a pegar esos muletazos como a uno le gusta, pero el toro no me lo permitió, siempre se colaba, hasta que me pegó la cornada, pero así es el toreo, este es el tributo que tenemos que pagar los toreros por todas las satisfacciones que nos ha traído el toro en la vida, por los sabores y la grandeza que tiene el toreo.

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Disponible en internet agosto 31, 2018 en: Grave y espeluznante cornada al torero Juan Luis Silis en ...cultura.elpais.com/cultura/2013/10/14/.../1381755444_891811.html

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-La cornada fue en sedal, me atravesó el muslo izquierdo, afortunadamente no tocó arterias importantes, solo me rompió un músculo, el Doctor Uribe siempre estuvo al pendiente de mí, él fue el que realizó la cirugía, me reconstruyeron el músculo de la pierna y me limpiaron bien la herida, afortunadamente no tuvo trayectorias, solamente tuvo la entrada y salida del otro lado de la pierna, fueron 17 centímetros en abanico, gracias a Dios no pasó a mayores.

Fotos: izquierda y centro tomadas de internet. Foto de la derecha, registrada por el Dr. Raúl Aragón López -La cirugía fue un éxito y es por eso que recibí el alta hospitalaria, dentro de ocho días voy a que me quiten los puntos y en 15 días espero ya ponerme nuevamente delante del toro, por lo pronto tengo la invitación del Ganadero de Atenco para ir a tentar en cuanto me reponga. Por último, Héctor quiso agradecer a las personas que en todo momento han estado con él; “quiero agradecer a Don Luis Marco Sirvent y al Matador Arturo Velázquez porque siempre han estado al tanto de mí y por la oportunidad que me dieron, también quiero agradecer al Doctor Uribe y a la Asociación de Matadores y saludos a toda la afición” 191 LUIS BERNARDO RODRÍGUEZ SEGURA, FORCADO. 26 de abril de 2014. En la Plaza de Toros “Cinco Villas”, el Forcado de 22 años, sufrió contusión en ojo izquierdo con una banderilla al intentar hacer una pega al toro de rejones. Se trató de manera inmediata cubriendo el ojo lesionado con gasas estériles y vendaje elástico tipo capelina, estabilizándolo según el protocolo ATLS, y refiriéndose al Hospital “Centro Médico Nacional Siglo XXI”, Hospital de Especialidades “Dr. Bernardo Sepúlveda”, División de Oftalmología, donde se le exploró el ojo izquierdo encontrando: blefaroedema, blefaroequimosis, ptosis, con limitación para la apertura espontánea del párpado, secreción hemática que aglutina pestañas, herida lineal en maxilar izquierdo de 4mm que afecta dermis. Signos vitales: tensión arterial sistémica: 148/85 mmHg, frecuencia cardiaca:72x, frecuencia ventilatoria:16x´, saturación de oxígeno: 95%. Se le realizó bajo anestesia general balanceada, una operación consistente en Evisceración de ojo izquierdo. Hemorragia subconjuntival 360°, FS con secreción serohemática. Córnea opaca con hifema total, atalamia. Tejido uveal que prolapsa por aparente herida escleral en sector nasal. Integrándose el diagnóstico: trauma ocular abierto tipo ruptura grado AV V, pupila no valorable, zona III OD 192

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Este es el tributo que tenemos que pagar los toreros: Héctor de Ávila. Publicada por Julián Herrera el 29/4/2014 [Julián Herrera] toroestoro.com/modules/smartsection/item.php?itemid=8221 192 CMN, SERVICIO DE OFTALMOLOGIA, EXPEDIENTE CLINICO

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Momento en el que el palo de la banderilla penetró la cavidad del ojo izquierdo.

FORCADO EDUARDO DEL VILLAR. 19 de mayo de 2014. En la Plaza de Seybaplaya, Campeche, murió tras recibir una cornada en muslo izquierdo de un toro de Rancho Seco, al hacer una pega por segunda vez: le lesionó el bazo, sangró y se chocó.

La severa lesión ya había hecho estragos en el joven Eduardo del Villar.

JOEL DELGADO, NOVILLERO. 21 de junio de 2014. En la plaza de toros “Cinco Villas”, sufrió una cornada en los primeros escarceos con la muleta, luego que el novillo ya había hecho amagos de prenderlo durante la colocación de banderillas. Del trance resultó con una cornada en la muslo derecho, con 12 cm. de longitud que pasó a pocos centímetros de la arteria femoral, no hubo lesión vascular193. Fue traslado al Sanatorio Durango, operado por los Dres. Jorge Uribe Camacho, Raúl Aragón López, Javier GómezTrejo.

193

Cornada a Joel Delgado en novillada de la plaza Cinco Villas deportes.terra.com.mx › Deportes › Otros deportes

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En esa ocasión, operaron los Doctores Raúl Aragón, Jorge Uribe, Francisco Alarcón, Javier Gómez, con apoyo de la enfermera Quirúrgica.

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HÉCTOR ROJAS. PLAZA DE TOROS ZACATECAS. 17 de diciembre de 2014.

Foto izq.: Natalia Pescador, en portal “AlToroMéxico.com”. Foto derecha, en portal “SuerteMatador.com”

Rojas se encuentra grave. La herida doble penetrante de tórax y abdomen se refieren al que por su cinemática de trauma tiene compromiso de los órganos de la cavidad abdominal y cavidad torácica. Dentro de los hallazgos reportados mencionan al menos varias trayectorias en las 3 diferentes cornadas, una de ellas tal vez la más significante por los órganos implicados, lesionando el estómago, siguiendo un trayecto ascendente a travesando el músculo diafragma, lacerando el pericardio ( membrana que recubre al corazón) y fractura de 4 costillas, provocando un neumotórax izquierdo abierto, entendido como el colapso pulmonar secundario a una herida abierta en la región torácica con involucro de la pleura y pared torácica. 194 Sufrió una dramática y brutal cornada por un toro “Pregón” de Pozo Hondo, cuando ejercía labores de brega, banderillero de la cuadrilla de Joselito Adame, que le causó una “herida penetrante de abdomen y tórax, y neumotórax abierto; otra herida de unos 8 cm en el pericardio, perforación de la curvatura mayor del estómago como de 6 cm; laceración importante del epiplón mayor y contusión de asas intestinales, y fractura de cuatro costillas izquierdas expuestas a nivel de cartílago condrocostal, que descubre pulmón izquierdo” 195 Fue intervenido en la Clínica Santa Elena, y posteriormente trasladado por decisión del Dr. Raúl Cabral, jefe de los servicios médicos de la monumental de Zacatecas, al área de terapia intensiva del Centro Hospitalaria San José. Explica: la cornada dejó expuesto el corazón. Un poco más y le rompe el músculo cardíaco. Su estado es grave. Se encuentra en terapia intensiva, tiene un respirador artificial y está sometido a una vigilancia intensiva. Por el momento está estable, el mayor riesgo de la infección: estaba el epiplón e intestinos llenos de tierra y de materiales del toro, como tierra, pelos y excrementos. El parte médico oficial es: El banderillero Héctor Rojas presenta tres heridas que se establecen así: a) Herida de 6 cm en fosa ilíaca izquierda, penetrante de abdomen. b) Herida trasversal de unos 25 cm en la base del tórax. c) Herida transversal de unos 20 cm a nivel de la 5 costilla. El pitón del toro ocasionó la siguientes lesiones: herida penetrante de abdomen y tórax, y neumotórax abierto; fractura de 4 costillas izquierdas expuestas a nivel del cartílago condrocostal, que descube pulmón izquierdo y pericardio, con herida del mismo en una extensión de unos 8 cm, perforación de la curvatura mayor del estómago como de 6 cm; laceración importante del epiplón mayor y contusión de asas intestinales.

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Dibujos y comentarios del Dr. José Francisco Rodríguez Zenteno.

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La operación consistió en realizar una desbridación quirúrgica y exploración de abdomen y tórax bajo anestesia general. Se suturó pro planos, perforación gástrica de 6 cm. Se revisó epiplón y asas intestinales. S suturó el pericardio de 7 cm, dejando una ventana pericárdica. Se comprobó el estado del pulmón y se colocó sonda endopleural para el sello de agua. Además se realizó osteosíntesis de 4 costillas con alambre y se reparan los músculos abdominales y el diafragma seccionados, dejando dos canalizaciones a tórax y abdomen, más una a tejidos subcutáneos y se suturó por planos.

KARLA DE LOS ÁNGELES, “LUPITA” LÓPEZ y “EL GAMUCITA”. PLAZA “MÉXICO”. 28 de diciembre de 2014. Tomamos los datos directamente, de la crónica que escribió en aquella ocasión Jorge Raúl Nacif: México, D.F.- Plaza México. Décima corrida de la Temporada Grande. Menos de un cuarto de entrada (unas 6 mil personas) en tarde fresca. Toros de Guadiana, bien presentados y de juego desigual, la mayoría descastados; destacó el 2o., que tuvo movilidad. Pesos: 495, 480, 515, 490, 530 y 490 kilos. Hilda Tenorio (grana y oro): Palmas tras aviso, silencio y palmas en el que mató por Karla. Lupita López (azul noche y oro): Silencio y palmas. Karla de los Ángeles (salmón y oro), que tomaba la alternativa: Ovación en el único que mató. Incidencias: Durante la lidia del 1o. Karla sufrió una cornada de unos 12 centímetros de extensión en el muslo derecho, y otra de 10 en el glúteo, al tirarse a matar. Ese ejemplar hirió al monosabio Gamuza en el glúteo, de unos 20 centímetros, en el momento en que éste trataba de auxiliar a Karla. Asimismo, en el 4o., que saltó al callejón, resultó herido Gonzalo Martínez en una mano. El 5o. también saltó al callejón y le provocó una fractura de nariz y de paladar maxilofacial al monosabio César Sánchez. Lupita pasó a la enfermería para ser atendida de un puntazo y también un aficionado que se había desvanecido en el tendido. Karla se doctoró con el toro "Gamusino", número 21, cárdeno claro, con 495 kilos. Destacaron en banderillas Diego Martínez y Christian Sánchez, que saludaron.196

Fotografía: Sergio Hidalgo. Obtenida del portal “AlToroMéxico.com”

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Disponible en internet agosto 31, 2018 en: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiadprint&id=21336

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MAURICIO MARTÍNEZ KINGSTON. 17 de diciembre de 2015.

El jueves 17 de Diciembre de 2015 ocurrió un percance al subalterno Mauricio González Kingston durante la lidia del 5° toro, fue alcanzando dentro del burladero por el muslo izquierdo, sacándolo y proyectarlo al ruedo donde posteriormente ocurriera la cornada penetrante de hemitórax izquierdo que lesiona: "fractura de la 4ª a la 9ª costillas, lesión completa de pulmón izquierdo que ameritó reparación de lóbulo superior y lobectomía de lóbulo inferior, desgarro de pericardio de 6 cm. y ruptura de las arterias intercostales, hilio pulmonar y arteria mamaria interna". A reserva de no contar con los hallazgos quirúrgicos se trata de esquematizar la cornada

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para poder representar la gravedad de la misma en base a las estructuras anatómicas que estuvieron implicadas. A diferencia de otras cornadas mortales, muy probablemente en este particular caso la protección ofrecida por la casaquilla fungió a modo de amortiguador, determinante para que esos 2-3 centímetros de protección no llegara el cuerno directamente hasta el corazón. 197

URIEL MORENO “EL ZAPATA” 2016. PLAZA EL RELICARIO, PUEBLA.

Imágenes tomadas de http://www.mundotoro.com/noticia/el-zapata-sabia-que-tenia-dos-trayectorias-alagarrarme-el-paquete-intestinal/1273752

El parte médico es el siguiente:

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dibujos y comentarios del Dr. José Francisco Rodríeguez Zenteno

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Disponible en internet agosto 31, 2016 en: http://www.mundotoro.com/noticia/el-zapata-fuerte-cornada-en-el-vientre/1273684

ALBERTO HUERTA. 3 de abril de 2016.

Plaza de toros en Reynosa, Tamaulipas. Sufrió una cornada de dos trayectorias. La primera de ellas es de 40 cm. y atraviesa la espalda (a nivel del flanco derecho). La segunda, de 20 cm. sin lesionar órganos importantes. Se le aplicó un Paquete de plaquetas, pues presentaba fuerte sangrado interno. Además presenta la fractura del cuarto arco vertebral lumbar y contusiones diversas.198

RODOLFO RODRIGUEZ “EL PANA”. 1° de mayo de 2016. En Ciudad Lerdo, Durango, falleció después de 32 días de hospitalización por las complicaciones neurológicas originadas cuando fue embestido y lanzado por los aires por un toro “Pan Francés” de la ganadería de Guanamé en una corrida en Ciudad Lerdo, Durango, el 1° de mayo. Fue estabilizado en la ambulancia y se trasladó al Sanatorio Español de Gómez Palacios, Durango.

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Consulta en internet agosto 31, 2018 en: En: torosyfaenas.com.mx/parte-medico-del-diestro-alberto-huerta-en-reynosa/

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Disponible en internet agosto 31, 2018 en: https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/1230112.fallece-el-pana-en-guadalajara.html

La lesión medular cervical severa originó fracturas de tres vértebras cervicales (atlas, axis y C-7), evolución a un choque medular severo, pérdida del automatismo respiratorio y paraplejía. Posoperado de reducción cerrada y fijación interna con tornillos al proceso odontoides del axis (segunda vértebra cervical). Recibió asistencia mecánica ventilatoria siendo trasladado al Hospital Civil de Guadalajara, Jalisco, a la unidad de Terapia Intensiva. Ahí se realizó traqueotomía para facilitar su ventilación y manejo de secreciones. Pero el deterioro medular fue severo y crítico y prácticamente con dependencia total del ventilador mecánico. El 13 de mayo sufrió un paro cardiaco, del cual fue estabilizado. Desarrolló una neumonía y finalmente empezó a desaturar (saturación de oxígeno en sangre) a nivel pulmonar, presentando paro cardiorrespiratorio irreversible y refractario a las maniobras de resucitación utilizadas en estos casos. Falleció a las 18:45 hrs. del 2 de junio de 2016.

GERARDO ADAME. 16 de marzo de 2017. En la Monumental plaza de toros “México”, sufrió graves cornadas en ambos muslos. La primera cornada fue en el muslo derecho (con el pitón izquierdo) en la cara interna tercio proximal con una trayectoria hacia arriba y adentro de 20cm, y una segunda trayectoria también de 20 cm, que lesiona severamente tejidos blandos, aponeurosis y músculos de la región. En el mismo tiempo al caer recibió grave cornada (con el pitón derecho) en cara interna, tercio proximal de muslo izquierdo con dos trayectorias una hacia abajo y atrás de 35 cm, y hacia adelante y atrás de 20 cm, ambas trayectorias causan severos daños en la región afectada. La lesión en piel, tejidos blandos y muscular fue muy severa con una total de trayectorias de 95 cm. De no existir complicaciones será dado de alta el próximo miércoles y podrá volver a toreas en cuatro semanas. Dr. Rafael Vázquez Bayod. Plaza México.199

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Consultado en internet agosto 31, 2018 en: http://torosyfaenas.com.mx/parte-medico-oficial-de-las-graves-y-grandes-cornadas-quesufrio-gerardo-adame/

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Disponible en internet agosto 31, 2018 en: http://www.altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=28430 Fotografías de Sergio Hidalgo.

ANTONIO ROMERO. PLAZA “MÉXICO”. 20 de marzo de 2017. La México, el novillo “Caporal” de la ganadería Le produce una herida de 30 cm en el recto. Dr. Rafael Vázquez Bayod, operado en el Hospital Ángeles Mocel.

Disponible en internet agosto 31, 2018 en: https://www.lafm.com.co/internacional/torero-antonio-romero-sufrio-cornadaextrema-gravedad

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JOSÉ MARÍA HERMOSILLO. ESCOBEDO, QRO. 14 de mayo de 2017. En la plaza de toros “Carlos Arruza”, en Pedro Escobedo, Querétaro, un novillo de Los Encinos le produce grave cornada en la región inguinal derecha al entrar a matar, (Dr. Álvaro Tejeira, traumatólogo de la plaza, lo estabiliza en la ambulancia) trasladado al Hospital Alcocer de Querétaro, operado por el Dr. Francisco Alcocer Fernández. Cornada grande de dos trayectorias, que lesiona la vena femoral y secciona la arteria femoral.200 Herida por cuerno de toro en muslo derecho en triángulo de Scarpa con lesión de arteria femoral común.

FOTO: Jesús Nieva Jr. Consulta en internet agosto 31, 2018 en: Thttp://torosyfaenas.com.mx/sufre-hermosillo-durisimo-bautizo-de-sangre-cornada-secciona-arteria-femoralfotos/#prettyPhoto

Disponible en internet agosto 31, 2018 en:www.altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=28825

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Disponible en internet agosto 4, 2018 en: torosyfaenas.com.mx// www.aplauso.es// www.hidrodigital.com// www.alfotoromexico.com

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El parte médico que emitió el doctor Francisco Alcocer Fernández sobre la herida que sufrió José María Hermosillo, es el siguiente: “Presenta lesión por asta de toro en región inguinal derecha, con sangrado profuso, que requirió de exploración quirúrgica, encontrando dos trayectorias hacia arriba de 20 centímetros y hacia atrás de 15 centímetros con lesión parcial de vena femoral y sección de la arteria femoral, realizando reparación de vena femoral con rafia de prolene 6-0, y se interpuso injerto autólogo de vena safena en arteria femoral con rafia de prolene 6-0 termino-terminal. Actualmente con buena evolución, presentando pulsos en toda la extremidad derecha, y sin otras eventualidades”.201

JOSÉ MARÍA HERMOSILLO. “Monumental” de Aguascalientes. 15 de abril de 2018. Herida por cuerno de toro en muslo derecho de 20 cm. El joven enfrentaba a su primer ejemplar, “Palomero” de La Antigua, y al dar un derechazo con la muleta sufrió una herida por cuerno de toro en el muslo derecho, justo en el tercio proximal, arriba de la rodilla, con una trayectoria ascendente de 12 cm aproximadamente, de 20 cm, superficie posterior. Se quedó en el ruedo, pero ya disminuido, volvió a sufrir otra voltereta, liquidando al ejemplar de una estocada honda, así como otra entera y trasera para pasar de inmediato a la enfermería

Foto: Efrén González. Disponible en internet agosto 31, 2018 en: http://torosyfaenas.com.mx/sufre-hermosillo-cornada-enaguascalientes-fotos/

SERGIO FLORES. San Luis Potosí,25 de agosto 2017 En la Plaza de Toros de San Luis Potosí, sufrió una perforación en la axila y desprendimiento de piel, presenta lesiones en brazo derecho con una denudación extensa y en axila izquierda otra herida extensa. Se encuentra estable y consciente, como quedó indicado en los primeros reportes médicos.

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Consulta en internet, agosto 31, 2018 en: http://www.zocalo.com.mx/new_site/articulo/cornada-reivindico-mi-pasion-por-los-toros-josemaria-hermosillo

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Disponible en internet agosto 31, 2018 en: https://desolysombra.com/2017/08/26/fenapo-2017-espeluznante-cornada-asergio-flores/

Parte médico, disponible en internet agosto 31, 2018 en: https://torosenelmundo.com/2017/08/25/en-san-luis-potosi-sergio-flores-sufrecornadas-graves-penetrante-de-torax-y-del-brazo/

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ARTURO MACÍAS “EL CEJAS”. “Monumental” de Aguascalientes, 22 de octubre de 2017. En la Monumental de Aguascalientes, sufrió grave cornada en el cuello encontrando a la inspección una lesión de 7 cm.

Disponible en internet agosto 31, 2018 en: https://www.elespanol.com/toros/20171022/256224576_0.html

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FABIÁN BARBA. “Monumental” de Aguascalientes. 22 de abril de 2018. En La Monumental de Aguascalientes, al 5° toro de Begoña, el propina una contusión resultando con: 1. Fracturas costales 8°, 9° y 10° del arco posterior derecho no desplazadas 2. Escoriación dermoepidérmica del varetazo en la región posterior de hemitórax derecho. 3. Contusión pulmonar. Dr. David Martínez.

Disponible en internet agosto 31, 2018 en: http://www.mundotoro.com/noticia/fabian-barba-triple-fractura-costal-y-contusionpulmonar-tras-una-aparatosa-cogida/1365919

ARTURO MACÍAS “EL CEJAS”. “Monumental” de Aguascalientes, 27 de abril de 2018. Al segundo de la ganadería de La Joya de nombre “Pepe”, el aguascalentense lo recibió con tres lances a pies juntos y remata con una media verónica. El quite fue por gaoneras, en el cual el toro lo trastabilló teniéndolo a su merced en el suelo, infiriéndole una grave cornada en la cara posteromedial de muslo derecho, fue ingresado a la enfermería de la plaza donde ya no se le permitió salir, y posteriormente fue trasladado al hospital para ser intervenido.

Fotografía: Tauro Nota

El parte médico dado por el Doctor Emilio Ruiz Esparza, Médico Traumatólogo Ortopedista, quien es parte del equipo médico de la Plaza Monumental de Aguascalientes es el siguiente:

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“Herida por asta de toro en cara posteromedial de muslo derecho. Tercio medio con distal en eje de muslo de 10 cm longitud y 8 cm de ancho, herniación muscular con tres trayectorias: 1. Una de 25 cm ascendente. 2.- La siguiente a medial y anterior de 15 cm. 3.- De dirección a distal y lateral de 15 cm. Con desgarro: a) Ruptura – músculos isquiotibiales (semimembranoso, semitendinoso) y los aductores. b) Disección de bíceps crural con exposición de nervio ciático y su arteria y vena satélite. c) Desgarro contusión muscular en la región posterior de muslo derecho tercio proximal y medio.” Por su parte el Doctor David Martínez, encargado del cuerpo médico de la Plaza Monumental de Aguascalientes comentó: “Dependiendo de la evolución esperemos sea una estancia por lo menos de cuatro o cinco días, incluso puede ser hasta una semana para ver la evolución y recuperación del matador. La recuperación del matador muy probablemente sea al cabo de un mes ya con ejercicios, con rehabilitación para que él pueda estar bien sin ningún problema“.202

202

Disponible en internet agosto 31, 2018 en: http://www.palestraaguascalientes.com/el-cejas-sufre-cornada-en-la-fnsm-2018

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PLAZAS DE TOROS: ESCENARIOS PARA LOS GRANDES ACONTECIMIENTOS EN EL ÁMBITO DE LAS CIUDADES.203 Al caminar junto a las rejas de Chapultepec, en pleno Paseo de la Reforma, puede uno admirar la exposición “La ciudad que nos envuelve” que el Gobierno del Distrito Federal y la fundación ICA han colocado con antiguas fotografías provenientes del fondo aerofotográfico que hoy conocemos como “Aerofoto”. Veamos algunos datos esenciales de tan notable información. En 1932 aproximadamente, se fundó la Compañía Mexicana Aerofoto, S.A. con una franquicia de la Fairchild Aerial Camera Corporation creada por Sherman Fairchild en Estados Unidos de América. Funcionó durante casi sesenta años y se dedicó a producir fotografías verticales y oblicuas, y a ofrecer servicios fotogramétricos. Hacia 1965 se especializó en la realización de estudios topográficos y restituciones fotogramétricas para la elaboración de planos. La especialización en estos rubros es reflejo de la compra por parte de la empresa de Ingenieros Civiles Asociados (ICA) donde funcionó como herramienta de registro de los procesos técnicos y del monitoreo de terreno de las diversas obras que llevó a cabo la compañía. En el 2000, FUNDACIÓN ICA recibió la custodia del Acervo que fueron tomadas por dicha empresa 1930 y 1989. El Fondo Aerofotográfico de Fundación ICA configura un registro único de la memoria, en cuanto al territorio de nuestro país se refiere, así como del desarrollo de la tecnología en aerofotografía del siglo XIX y XX. El material ha sido utilizado por ingenieros civiles, topógrafos, historiadores, arquitectos, urbanistas y geógrafos en el desarrollo de diversos proyectos e investigaciones, por mencionar algunas de sus funciones. Este material no ha perdido vigencia, por lo que en 2014 recibe el reconocimiento como Memoria del Mundo de México por parte de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). El programa Memoria del Mundo de México (UNESCO) tiene como objetivo crear e incrementar conciencia sobre el valor y la importancia del patrimonio documental, promoviendo con ello su preservación, difusión y su amplio potencial científico. El Fondo Aerofotográfico se divide en las siguientes series: Verticales (1930-1994),204 Mosaicos (19301994)205 y Oblicuas (1932-1968).206 En ese recorrido maravilloso, sobresalen dos fotos que corresponden, tanto a la plaza de toros “El Toreo”, como de la “Ciudad de los Deportes”:

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José Francisco Coello Ugalde: Del 3al 14 de diciembre de 2015, publiqué esta serie en el blog de mi responsabilidad. Véase: https://ahtm.wordpress.com/ 204 La serie de verticales se compone de fotografías realizadas con una cámara montada en una aeronave que se mantiene paralela al plano del territorio, lo que permite que estas imágenes sirvan para generar diversos tipos de cartografías y productos fotogramétricos para el estudio y análisis del territorio. Existen imágenes de casi todos los estados de la República Mexicana y también de algunos otros países de Latinoamérica como: Nicaragua, El Salvador, Honduras y Bolivia. 205 Esta serie es un subrogado de la serie Verticales. Consiste en la reducción de los negativos por medios fotomecánicos, y su unión y montaje, para generar imágenes de extensas áreas geográficas –manchas urbanas, litorales, cuerpo de agua, extensiones orográficas, cordilleras, cadenas montañosas, cauces fluviales- para la elaboración de cartografías, proyectos topográficos, trazos de caminos, puentes y carreteras; así como de otros productos científicos destinados a estudios territoriales. 206 La serie de oblicuas está conformada por imágenes tomadas desde el avión con un ángulo menor a 90° con respecto a la superficie terrestre. Comprende fotografía aérea industrial, urbana y de paisaje. Las imágenes de esta serie cubren la mayor parte del territorio mexicano y algunos lugares en el extranjero como Belice, Estados Unidos, Nicaragua y El Salvador. En los tres casos, información Disponible en internet, diciembre 3, 2015 en: http://www.fundacion-ica.org.mx/nuestro_acervo

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Esta imagen deja ver detalles sobre la manzana (entre las calles de Salamanca, Durango, Valladolid y Colima en la colonia Condesa) en la que se levantó dicho coso, inaugurado el 22 de septiembre de 1907 y que funcionó hasta el 19 de mayo de 1946. Buena parte del mismo escenario quedó inconclusa, por lo que asomaban estructuras metálicas que nunca fueron recubiertas, sobre todo en exteriores, con lo que estéticamente no era una plaza que pueda considerarse hermosa. A cambio de esa falta, acumuló a lo largo de 39 años un largo historial que hoy día sigue evocándose, gracias a la infinidad de capítulos colmados algunos de ellos por triunfos y tragedias. En cuanto a esa nueva construcción que habría de sumarse al crecimiento mismo que la ciudad de México registraba por entonces, fue allá por 1939 en que Neguib Simón ya pensaba crear una “Ciudad de los Deportes”. Para el 4 de enero de 1942 se lanzó la convocatoria con la que se buscaba el proyecto arquitectónico más pertinente, resultando elegido el que propuso el Arq. Modesto C. Rolland y el 28 de abril de 1944, el entonces Regente de la Ciudad de México, el Lic. Javier Rojo Gómez, colocó la primera piedra de aquel ambicioso proyecto. Como sabemos, desde el 5 de febrero de 1946, día de su inauguración hasta hoy, casi 70 años después, este espacio sigue funcionando.

En tanto que esta otra, fue tomada el 18 de julio de 1961:

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Cía. Mexicana Aerofoto, S.A. (Inv. 16605)

Derivado de esa presencia taurina, fue entonces que pude ponerle orden a un antiguo material elaborado en 1998, procurando ponerlo al día. Tataré de incluir parte de la historia urbana, concretamente la que se ha presentado en la ciudad de México, desde los siglos virreinales, el mexicano siglo XIX y el XX. Este material consta de un RECORRIDO POR PLAZAS DE TOROS DE LA CIUDAD DE MEXICO para luego conocer el cómo y el cuándo de LA INAUGURACION DE LA PLAZA DE TOROS DEL PASEO NUEVO, hecho que ocurrió en 1851, unos APUNTES SOBRE LA PLAZA DE TOROS DE “BUCARELI” que nos cuentan el estreno de la plaza financiada por Ponciano Díaz en 1888. Más tarde, arribamos al siglo XX en que conoceremos algunos datos relevantes sobre el TOREO de la colonia CONDESA, construcción de mampostería, la primera en esta ciudad, que se mantuvo de 1907 a 1946 y LA PLAZA DE TOROS "MEXICO" A 52 AÑOS DE SU INAUGURACION que mueve a LOS REGISTROS DE LA HISTORIA. Se incluye un ARTÍCULO INÉDITO DE LA “ILUSTRACIÓN MEXICANA” DE 1851 el cual DESCRIBE PERFILES DE LA SOCIEDAD QUE ASISTE A UNA CAMBIANTE FIESTA TAURINA para rematar con LA PLAZA DE TOROS: DEL ESCENARIO COTIDIANO A UNA SEMEJANZA CON “LA GUERRA DE LOS MUNDOS”, DE H. G. WELLS... INTRODUCCIÓN La ciudad como elemento de almacenaje histórico, ofrece la summa de todos aquellos acontecimientos que la definen, enorme prisma con infinitas manifestaciones que le dan vida, la nutren de intensidad que apenas descansa y cuando tiene oportunidad de hacerlo, nuevos sobresaltos la despiertan. Desde tiempos inmemoriales, la peregrinación indígena venida según cuentan las historias, desde Mexcaltitán, se asienta en un hermoso sitio que configurado al paso de los años en el asentamiento del poderoso imperio Mexica: la gran ciudad México-Tenochtitlan, escenario, que ya sabemos, fue y ha sido centro de efemérides que han estremecido a la nación toda. Ha visto, ha sufrido en su entraña misma transformaciones estructurales que la llevan de ser la otrora “ciudad de los palacios”, y “el lugar más transparente del aire”, un amasijo urbanizado fuera de sí, que se ensanchó sin

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orden ni concierto, hasta convertirse en urbe, la más grande de este planeta. Sin embargo, su corazón en medio de estas agitaciones y discordancias, mantiene un ritmo de juventud eterna. Sus calles-venas son escenarios de mil y un pasajes de toda índole, como permanente enriquecimiento de su magnificencia. La Muy Noble, Insigne y Muy Leal Ciudad de México ha sido sitio de celebraciones, momentos de regocijo del que dan razón incontables documentos y relaciones, describiendo con apasionada exactitud los hechos, narrando el gozo festivo, nacido del pretexto por celebrar el fin de una guerra, o por razones gubernamentales o monárquicas;207 o porque la iglesia, con su enorme conjunto de fiestas daba motivo para aplaudir en este marco urbano cualquiera de sus múltiples ocasiones de júbilo. Y todo ello ocurría en la capitalidad del virreinato de la Nueva España.

...la Plaza Mayor durante 1538. Un día se improvisó como un verdadero bosque, con ramas y árboles corpulentos. Al siguiente la convirtieron en la ciudad de Rodas, con sus torres y palacios, y en aquel escenario soltaron unos toros que armaron gran revuelo entre los espectadores. Un día después hubo torneos y juegos de cañas del que resultó lastimado Juan Cermeño al recibir un bote en la pierna, del que nunca más sanó. No cesaban las fiestas, que por cierto celebraban las “Paces de Aguas Muertas”, concertadas por el emperador Don Carlos y el Rey de Francia Francisco I y el último día también se corrieron toros. El gran festejo terminó en medio de grandes banquetes ofrecidos por el virrey Antonio de Mendoza y el nuevo Marqués del Valle de Oaxaca don Hernando Cortés. Fuente: Carlos Sánchez-Navarro y Peón: Memorias de un viejo palacio (La Casa del Banco Nacional de México). México, Compañía Litográfica Nacional, S.A., 1950. 316 pp. ils., fots., p. 38.

Desde el año de 1526, con el registro que nos lega Hernán Cortés en su Quinta Carta-Relación, dando fe de lo ocurrido el 24 de junio, para mayor exactitud, las fiestas de toros constituyen parte de la vida cotidiana en la entonces nueva ciudad de México-Tenuxtitlán que va desplazando la urbanización prehispánica para convertirse en un entorno cuyo trazo es del puro estilo renacentista. Poco a poco los palacios, las grandes mansiones, las iglesias, conventos y edificios van agregándose al escenario, embelleciendo el entorno. Tampoco podían faltar los lugares públicos, como las plazas, lugares ocupados para dar rienda a la conmemoración. Y los torneos caballerescos primero; las corridas de toros después fueron teniendo sitio propio para su desarrollo: La ciudad corre con el gasto de luminarias, castillos y fuegos de artificio, comedias y juegos de lanzas, toros y cañas, pago de cera, aceite, sermón y estipendio por las misas. Todo ello para alegrarse masivamente por el patrocinio de sus santos patronos. Ante la inseguridad y la incertidumbre que vive la ciudad colonial, se apagaron las angustias mediante la protección solicitada a los patronos. Los días de fiestas grandes se hallan Francisco de Solano: “Las voces de la ciudad de México. Aproximación a la historiografía de la ciudad de México”. En: La ciudad, concepto y obra (VI Coloquio de Historia del Arte). México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Estéticas, 1987. 289 pp. Ils., fots. (pp. 55-77). Pág. 70. En otras ocasiones la festividad venía provocada por motivos gubernamentales: proclamaciones de nuevos monarcas y juras de la población, festejos por los cumpleaños o días onomásticos de los reyes, lo mismo que por sus casamientos o el nacimiento de sus hijos. Una verdadera identidad entre capital de virreinato y dinastía reinante se verifica desde bien temprano: historiográficamente desde 1557 en que se imprime el “comentario de la jura hecha al invictísimo rey don Felipe II”. La última de las manifestaciones, en 1809, en que se efectuó la jura de Fernando VII. 207

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dedicados a San Hipólito, el 13 de agosto; a la Virgen de los Remedios, el 1º de septiembre; el 11 y 12 de diciembre a la Virgen de Guadalupe208. Pero había muchos otros patronos y a todos ellos se les celebraba con “festivas demostraciones” que incluían beatificaciones y canonizaciones.

Plano de la plaza de toros del Volador, hacia 1769. Plano correspondiente a una de las tantas construcciones efímeras con que se erigió la plaza de toros del Volador. La disposición, muy parecida a la que se levantó en 1677, corresponde a esta que se realizó en 1769. Cortesía del Lic. Francisco Daniel Montellano Ballesteros. Fuente: Universidad Nacional Autónoma de México. Biblioteca Nacional. Fondo Reservado.

La ciudad participa con su gente en todos estos actos. Hoy en día, las ciudades provincianas más que la capital del país, recogen, rescatan el calendario litúrgico y casos como la feria de san Marcos en Aguascalientes destacan este símbolo. Lo mismo que Cañadas, Jalisco y la feria de la Candelaria, o las fiestas de navidad, célebres en Querétaro o Celaya. En el Distrito Federal las novilladas o la “temporada grande” cubren con rigurosa tradición, el permanente oficio de celebraciones, independientemente de este último año de 1998, en que hemos padecido buen número de domingos sin toros. Del concepto de pequeña ciudad que tuvieron muchas de las actuales capitales de los estados de este país que es México, allí se vivieron jornadas históricas recogidas por sinfín de testimonios que nos dan evidencia del boato, la alegría, el divertimento al que fueron convocados sus habitantes. Ya dijimos que por motivos civiles o religiosos se tenía pretexto para efectuar corridas que duraban varios días, corriendo 100 o más toros, por ejemplo en plazas como el Volador, durante la colonia. 209 En el siglo XIX, las constantes en cuanto a formas o sistemas políticos que imperaron buscando todas conseguir el buen desarrollo de la sociedad, propiciaron corridas de toros a las cuales asistían desde presidentes de la república o emperadores, hasta el núcleo mayoritario del pueblo, que en conjunto llegaban desde diversos puntos de la ciudad para congregarse en 208

Op. cit., p. 69. José Francisco Coello Ugalde: Relaciones taurinas en la Nueva España, provincias y extramuros. Las más curiosas e inéditas 1519-1835. México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, 1988. 293 pp. facs. (Separata del boletín, segunda época, 2). 209

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plazas como la de san Pablo o Paseo Nuevo. En tales sitios se daba rienda suelta a multitud de espectáculos que fueron a enriquecer esa parte de la historia taurina, cuyos pasos son paralelos a los de la historia de México en su conjunto. He allí un testimonio vivo, transformado que en casi cinco siglos ha causado el gozo popular entre muchas generaciones y también, muchos, muchísimos aficionados que se han deleitado con el arte de la tauromaquia en sus diversas modalidades. La ciudad como entorno de dimensiones majestuosas ha sido el escenario en diversos puntos de su estructura, a donde van a asentarse esta o aquella plaza de las 52 de que se tiene registro, solo para México, Distrito Federal. RECORRIDO POR PLAZAS DE TOROS DE LA CIUDAD DE MEXICO Poco después de que se consumó la conquista, esto en 1521, los españoles no olvidaron lo esencial de su vida cotidiana en Europa, por lo que incluyeron en América torneos caballerescos, amén de correr y lidiar toros bajo distintas modalidades. Para ello, levantaron improvisadas plazas donde poco a poco se fueron incorporando indígenas, mestizos y criollos mezclados con una nobleza opulenta al principio; más tarde terminó perdiendo su papel protagónico compartiéndolo con el pueblo llano. Antes del asiento de la plaza del Volador (1586-1815) cobró importancia la Plaza Mayor, misma que, en 1538 fue espacio de grandes regocijos para celebrar las paces de "Aguas Muertas" entre España y Francia.

Archivo Histórico de la Ciudad de México “Carlos de Sigüenza y Góngora”. Vol. 855, “Diversiones Públicas”, Toros I, exp. 6: Repartimiento de los cuartones de la plaza de toros.-formada en la del Volador de esta ciudad, en celebridad del ascenso al Virreinato de esta Nueva España de el Excmo. Sr. Dr. Dn. Juan Antonio de Vizarrón y Eguiarreta. (1734).

Mencionar el Volador (hoy lugar de la Suprema Corte de Justicia de la Nación) es admirar más de 200 años de actividad taurina. Nunca fue plaza definitiva, pero en cuanto pretexto festivo se anunciaba, los mejores arquitectos diseñaban cosos en formas diversas: ya ochavada, ya ovalada; ora rectangular. La circular aún no estaba considerada. Terminadas las fiestas recuperaba su forma popular de mercado o plaza pública. La plaza del Volador210 traspone las características novohispanas y se ofrece como escenario en pleno 210

Benjamín Flores Hernández: "Sobre las plazas de toros en la Nueva España del siglo XVIII". México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1981 282 pp. Ils., planos. (ESTUDIOS DE HISTORIA NOVOHISPANA, 7). (pp. 99-160); p. 144-5. La plaza a la que nos estamos refiriendo, ubicada aproximadamente en el predio que actualmente ocupa el edificio de la Suprema Corte de Justicia, era conocida también como de las escuelas y de la universidad. El nombre de el Volador le vino, según asegura González Obregón, de que en tiempo de los aztecas se realizaba allí el juego de tal nombre, consistente en el descenso de cuatro indígenas, sostenidos por sendas cuerdas, de lo alto de un palo de altura considerable, dando vuelta alrededor de él. La tal explanada, de forma cuadrada, era bastante grande, pues cada uno de sus lados medía unas cien varas -ochenta y tres metros y medio- de largo. Entre ellas y el palacio del virrey, precisamente por donde ahora corre la calle de Corregidora, pasaba una acequia o canal de agua por el que continuamente circulaba gran número de canoas y otras embarcaciones que llevaban fruta, legumbres y toda clase de

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movimiento de emancipación. Serán ya muy pocos los años, pues en 1815 se decide cambiar su maderamen a la plaza de San Pablo, misma que resultará dañada en 1821 por un incendio de proporciones tales que su reinauguración se ajustó hasta 1833. En 1702 llegó a Nueva España un nuevo virrey: el conde de Alburquerque. Por tal motivo se realizaron grandes fiestas, como muchas otras en la colonia. Pero estas tienen el particular significado de que quedaron plasmadas en un imponente biombo que registra -exactamente al centro del mismo- las escenas taurinas en lo que puede considerarse un escenario sin límite alguno, mismo que dió cabida a otra serie de expresiones festivas. Vale la pena mencionar un proyecto -que no se materializó- pero que contuvo la gran posibilidad de ser un coso permanente y con un ruedo a como estamos acostumbrados. Se trata del diseño hecho por Manuel Tolsá -el del "Caballito"-, en 1793, mismo que pretendió erigir el segundo conde de Revillagigedo en el Paseo de Bucareli. Realmente pudo ser una bella pieza arquitectónica.

Proyecto de plaza de toros propuesto por Manuel Tolsá en 1793. En FLORES HERNÁNDEZ, Benjamín: "Sobre las plazas de toros en la Nueva España del siglo XVIII". México, ESTUDIOS DE HISTORIA NOVOHISPANA, vol. 7. (México, 1981). p. 99-160, fots.

Hubo en la capital de la Nueva España otras tantas plazas que también asumieron el carácter efímero pero no por ello dejaron de usarse como escenarios para el gran boato, o para ensayar el toreo, ya que seguramente la tauromaquia como profesión iba adquiriendo fuerza cada vez con mayor resonancia. Veamos a continuación un repaso de las mismas: Chapultepec (1702-1716) san Sebastián (1729) santa Isabel (1730) Don Toribio (1813-1828) Hornillo (1785) Jamaica (1783-1787; 1813-1816) mercancías rumbo al mercado que se hacía en el propio Volador. Dicha acequia quedaba unas veces dentro y otras fuera del recinto de los cosos construidos para lidiar toros; y es cosa curiosa saber que en ocasiones se aprovechaba para algunas de las diversiones que acompañaban los actos taurinos; por ejemplo, organizando en ella regatas o combates simulados entre embarcaciones. Su situación por lo céntrica, era privilegiada, pues favorecía la concurrencia de gente de todos los rumbos de la ciudad; empero, al mismo tiempo, la estrechez de las calles que conducían a ella provocaba grandes congestionamientos entre los coches que llevaban a las personas que iban a disfrutar de las corridas.

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Paseo Nuevo (1796-1797) San Diego (1701-1702; 1765) Los Pelos (1803) san Lucas (1790-1791) San Pablo (1788-1821; 1833-1864) Tarasquillo (1803) Villamil (--) Necatitlán (1808?-1845) Boliche (1819-1833) Plaza Nacional (1822-1824) En 1788 comenzó a trazarse la trayectoria de lo que más tarde sería la Real Plaza de toros de san Pablo que resistió hasta 1864. Y resistió porque en 1821 sufrió un incendio, reinaugurándose en 1833. Más tarde, en 1847 fue prácticamente desmantelada y su maderamen empleado en las barricadas que sirvieron para enfrentar la ocupación norteamericana en septiembre de ese año. Es de hecho, la primer plaza permanente (aunque sigue siendo una construcción de madera).211 Hubo una plaza metida en la entraña de un barrio por demás temible, pero fascinante a la hora de emprender un recorrido que fuera mostrando a cada paso, las cosas que ofrecía a un viajero extranjero como Gabriel Ferry quien nos dice: La plaza de Necatitlán presentaba un espectáculo tan raro como nuevo para mí. Los palcos de sol recibían de lleno los rayos de este temible astro en aquellas regiones, y detrás de las mantas y de los rebociños extendidos para hacer sombra, el populacho, apiñado en pirámides caprichosas en las gradas del circo, se entregaba a un concierto abominable de gritos y silbidos. Gabriel Ferry. Escenas de la vida mexicana. "Perico el Zaragata", I. LA JAMAICA Y EL MONTE PARNASO.

Puede hablarse de un cambio de concepciones en cuanto a la posibilidad de hacer permanente el espectáculo en plazas que no guardan el síntoma de la permanencia-,212 debido a que se construyeron sus edificios a partir del apoyo de madera y nunca como posible escenario definitivo, sea este de mampostería, piedra u otros materiales. De acuerdo a esto apunta Benjamín Flores Hernández Al pensarse dar mayor duración a los circos taurinos, se empezó a considerar la necesidad de comprar toda la madera precisa para hacerlos.213

Pero con ello, no se resolvía nada, las condiciones efímeras del escenario taurino estaban garantizadas para 211

Op. cit., p. 155-8. Construida a fines de 1815. Por un incendio hacia los primeros meses de 1821, prestó de nuevo sus servicios hasta 1833. La vida de aquella primera y única plaza permanente activa en la capital mexicana durante la colonia fue muy breve, pues no duró más que cinco años. Se reinauguró -como ya se sabe- en 1833, justo el 7 de abril -día de Pascua de Resurrección- cuando en el mismo lugar se inauguró un nuevo coso taurino, construido a todo lujo y el cual duró, con muchas modificaciones, hasta ser finalmente demolido en 1864, como consecuencia de la prohibición de la fiesta dictaminada por el presidente Benito Juárez. Cfr. Heriberto Lanfranchi: La fiesta brava en México y en España 1519-1969, 2 tomos, prólogo de Eleuterio Martínez. México, Editorial Siqueo, 1971-1978. Ils., fot. T. II., p. 767. Plaza de "San Pablo". a Fines de 1815 se construyó en la plazuela de San Pablo la primera plaza permanente, de madera capaz de albergar en su interior a unos ocho mil espectadores, que en el centro del redondel tenía un pedestal de piedra con un mástil para colocar una bandera los días de corrida, llamada "Real Plaza de Toros de San Pablo" que duró hasta 1821, ya que unos meses antes de consumarse la independencia de México fue incendiada y quedó totalmente destruida. En 1833 se edificó en el mismo lugar una segunda plaza, también de madera y más o menos con la misma cabida, que se estrenó el domingo 7 de abril de dicho año y que funcionó hasta 1848, cuando tuvo que ser completamente demolida de nuevo por estar podrido todo el maderamen y no ofrecer ninguna garantía de seguridad. Dos años después, en el mismo sitio, se edificó un tercer coso, de madera y con el mismo cupo, que se inauguró el 15 de diciembre de 1851 (seis toros de Atenco para la cuadrilla de Bernardo Gaviño) y que perduró hasta 1864, cuando fue definitivamente desmantelada, aunque hay que agregar que a causa de la competencia que le hacía la plaza del Paseo Nuevo, desde 1860 no abría sus puertas al público. Este circo taurino, o más bien los tres que se levantaron en el mismo predio, estaba situado en la manzana que ahora limitan las calles de San Pablo, Topacio, Jesús María y Fray Servando Teresa de Mier. 212 Se trata, en todo caso, de algo que puede ser calificado como de arquitectura efímera. Véase de Guillermo Tovar de Teresa: "Arquitectura efímera y fiestas reales. La jura de Carlos IV en la ciudad de México, 1789". Artes de México, nueva época, No. 1, otoño de 1988, p. 42-55. 213 Flores Hernández: “Sobre las plazas de toros...”, Op. cit., p. 119.

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muchos años. Y no se resolvería hasta la construcción "definitiva" de la plaza de toros "El Toreo" de la colonia Condesa (1907). En 1803 funcionó el coso ochavado del "Tarasquillo" (situada en la hoy día plaza Santos Degollado). 214 Los ensayos o modos de corregir imperfecciones para hacer grandes demostraciones en la del Volador ocurrían en la "Plazuela de los Pelos".215 Ya he dicho que en 1815 el Volador y su maderamen pasan como tales a la Real Plaza de San Pablo. Ese mismo año, y entre enero y febrero, hubo hasta ocho corridas para celebrar la restitución al trono de Fernando VII de España.216 214

Lanfranchi: La fiesta brava en México y en... Op. cit., T. I., p. 117. Lanfranchi, Ibidem. 216 Ibib., p. 119. "...Estando próximas las corridas de toros que en celebridad de la feliz restitución de nuestro amado Soberano, el señor don Fernando VII, al trono de sus mayores, han de ejecutarse en esta capital, y debiendo observarse en ellas por parte del público, todo lo que existen el buen orden, y constituye la inocente alegría y diversión, como corresponde al alto objeto en cuyo obsequio se celebran estas funciones, y a la idea que debe formarse de un pueblo ilustrado, he resuelto que se cumpla y ejecute lo siguiente: 1.-Luego que la tropa acabe de partir la plaza, no quedarán en ella por motivo alguno sino los toreros. En el caso de que algún aficionado quisiere ejecutar alguna suerte o habilidad, pedirá permiso, y sólo estará dentro del circo, el tiempo necesario para lucir su destreza: por consecuencia, nadie bajará a la plaza hasta después de muerto el último toro, a excepción del tiempo que dure el embolado, si lo hubiere. 2.-Los capataces de cuadrillas de toreros, antes de salir a la plaza, se presentarán con su gente al señor alcalde del primer voto, para que éste vea por sí mismo si hay alguno ebrio, en cuyo caso no le permitirá torear y lo pondrá en arresto. 3.-En las vallas ni entre barreras, no quedará paisano ni militar alguno que no esté destinado expresamente a dicho paraje. 4.-No se arrojarán absolutamente a la plaza desde las lumbreras y tendidos, cáscaras de fruta ni otras cosas, que a más de ensuciar la plaza, pueden perjudicar a los toreros. Tampoco se escupirá ni echará nada de lo referido sobre las gradas, que pueda incomodar a los que se sienten en ellas. 5.-Los espectadores no abstendrán de proferir palabras indecentes ni contra determinada clase de personas, pues además de ser contra la moral, perjudican a la buena crianza. 6.-Estar libre y expedito el tránsito de las calles del puente de Palacio, Portaceli, Universidad y Palacio, no colocándose en ellas puesto alguno de frutas ni otro efecto cualquiera, ni sentándose gentes en las banquetas y puertas de todo este círculo, y evitándose que por su ámbito se formen corrillos y queden gentes paradas a ver las que suben y bajan a los tablados, de lo que cuidarán las respectivas centinelas. 7.-Será también del cargo de ellas y de las patrullas y rondas, destinadas a los mismos parajes, impedir las entradas de coches y caballos a las inmediaciones de la plaza, sin embargo de que se pondrán vigas en las bocacalles del puente de Palacio, San Bernardo, Portaceli, rejas de Balvanera y Universidad. 8.-Acabada la corrida de la tarde, se cerrarán inmediatamente las puertas de la Plaza, y a nadie se permitirá entrar ni permanecer en ella, a excepción de los cuidadores. 9.-De ningún modo se harán tablados y se formarán sombras en las azoteas de las casas del contorno de la Plaza, sin exceptuar la Universidad, Ni el Real Palacio, si consentirá que se agolpe gente en ellas, para evitar una desgracia. De lo cual se encargarán las patrullas y rondas, avisando al vecino de la casa donde se observe este abuso, a fin de que lo remedie, y de no hacerlo, se dará parte al Sr. Alcalde de primer voto, para que tome providencia. 10.-Renuevo las prevenciones de mi bando de 13 del corriente sobre prohibición de armas, y se abstendrá de llevarla de cualquier especie, todo aquel que por su clase o destino no deba portar las permitidas. 11.-Los que puedan llevar armas de las no vedadas y estén colocados cerca del callejón de entrebarreras, sean militares o paisanos, no usarán de ellas en modo alguno contra los toros que salten la valla, ni nadie los apaleará ni atormentará, pues es contra la diversión de los demás espectadores, y es de la incumbencia de los toreros hacer salir al animal del callejón. 12.-Para evitar los robos y las violencias durante la corrida, en los demás puntos de la población, rondará en este tiempo los alcaldes menores sus respectivos cuarteles, repartiéndose entre ellos la comisión por días, de manera que en cada una anden por lo menos ocho rondas en el término del espectáculo, sin perjuicio de las patrullas que se destinarán al mismo fin. 13.-El que faltare a cualquiera de los artículos indicados, quedará sujeto a la pena corporal o pecuniaria que se le impondrá en el acto, según las circunstancias de la persona y de la falta, aplicándose las segundas a beneficio de los fondos de la Cárcel Diputación, sin que valga fuero alguno, por ser materia de policía y buen gobierno. 14.-Para el pronto castigo de los infractores, en lo relativo a lo anterior de la Plaza, habrá un juzgado en ella misma, compuesto de uno de los señores alcaldes de la Real Sala del Crimen, cuyo turno arreglará el señor gobernador de ella, un escribano y un ministro ejecutor de justicia: procediendo dicho señor magistrado a la imposición de penas en el acto, según la calificación que hiciere del delito. 15.-El sargento mayor de la plaza auxiliará con la fuerza armada al señor Juez, en los casos que lo necesite, y concurrirá por su parte a que los individuos militares observen el buen orden en los mismos términos que se previene para el paisanaje, impidiendo que ningún individuo militar salga a torear. Y para que nadie pueda alegar ignorancia, mando que publicado por bando en este capital, se remita a las autoridades que corresponda. Dado en este Real Palacio de México, a 24 de enero de 1815. Felix María Calleja. Por mandato de S.E.". La cuadrilla que se encargó de la lidia de los toros fue la siguiente: Capitán: Felipe Estrada. Segundo espada: José Antonio Rea. Banderilleros: José María Ríos, José María Montesillos, Guadalupe Granados y Vicente Soria. (Supernumerarios: José Manuel Girón, José Pichardo y Basilio Quijón). Picadores: Javier Tenorio, Francisco Alvarez, Ramón Gandazo y José María Castillo. 215

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Ahora bien, fue la Real Hacienda la parte más interesada en erigir circos taurinos firmes y de material durable (11).217 Otras plazas.-Sin afán de profundizar con detalles y minucias en plazas efímeras, dedicaré un poco de atención a aquellas que prestaron sus servicios de manera provisional.

Cuadro tomado del ensayo del Dr. Benjamín Flores Hernández: “Sobre las plazas de toros en la Nueva España del siglo XVIII". México, Universidad Nacional Autónoma de México, Instituto de Investigaciones Históricas, 1981 282 pp. Ils., planos. (ESTUDIOS DE HISTORIA NOVOHISPANA, 7)., p. 158-60.

He mencionado párrafos atrás dos plazas que van a tomar sentido o dirección como "batuta del orden", es decir cuando ya solo son escenarios que cubren o comprenden la actividad taurina en la capital del país a mediados del siglo XIX. Me refiero a la Real Plaza de Toros de San Pablo y la del Paseo Nuevo, "escenarios de cambio, de nuevas opciones, pero tan de poco peso en su valor no de la búsqueda del lucimiento, que ya estaba implícito, sino en la defensa o sostenimiento de las bases auténticas de la tauromaquia". Sirvieron, entre otras cosas, como motivo a diversas ascensiones aerostáticas, a la representación de un conjunto de mojigangas de varia invención, a más de presentar en muchas ocasiones al diestro gaditano Bernardo Gaviño, quien desde 1835 y, hasta su muerte, en 1886 fue eje fundamental de la continuidad española en México, dado que nuestro país y sus toreros se dieron a la tarea de poner en práctica un toreo con características diferentes a la española. De 1851 a 1867 funcionó como plaza de toros la del Paseo Nuevo, cuyo diseño guarda proporción con las influencias arquitectónicas de la época. Era hermosa de verdad. Hubo año en que se celebraron alrededor de 100 festejos lo que da idea del auge alcanzado por un espectáculo con una particular presencia de lo nacional, pero que no por ello soslayaba las raíces españolas. LA INAUGURACION DE LA PLAZA DE TOROS DEL PASEO NUEVO. José María Álvarez nos dice que Como quedó dicho, fueron ocho las corridas celebradas: "AVISO.-Con el objeto de celebrar la feliz restitución al trono de Nto. católico monarca, el señor D. Fernando VII, han comenzado antes de ayer las ocho corridas de toros dispuestas por la Nobilísima Ciudad para los días 25, 26, 27, 28, 30 y 31 del corriente enero, y 1o. y 3 del próximo febrero". (Diario de México, No. 27, tomo V, del viernes 27 de enero de 1815). 217 Flores Hernández: “Sobre las plazas de toros...”, ibidem., p. 100 y 103. Muy pronto, las autoridades ilustradas, interesadas como estaban en allegarse fondos para emprender la tarea de modernizar y europeizar a España, se dieron cuenta de que el producto que rindieran las fiestas taurómacas podía ser bastante importante. De este modo, al iniciarse el segundo tercio del siglo XVIII, la Real Hacienda había pasado a ser una de las partes más interesadas en su organización, obteniendo de ellas pingües ganancias. Y no pasó mucho tiempo antes de que se comprendiera que construyendo cosos permanentes se evitaría el tener que gastar en hacerlos de todo a todo cada vez que se planeara una corrida.

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La plaza de toros del Paseo Nuevo fue construida a expensas de don Vicente Pozo, quien para ello invirtió la cantidad de $97,000.00, e inaugurada el 25 de noviembre de 1851 por el diestro Bernardo Gaviño y Rueda, contratado por mi homónimo José Alvarez, Cónsul nuestro en Nueva Orleans que, de paso por la Habana, vio torear al diestro gaditano, discípulo de Juan León “Leoncillo”. En la primera corrida efectuada en la plaza del Paseo Nuevo alternó con Gaviño el mexicano Mariano González o Rodríguez, alias “La Monja”, al que hirió gravemente el segundo toro, que era oriundo de la ganadería de “El Cazadero”. 218 La presencia de dicho coso significó un cambio importante en la vida taurina de México, puesto que allí se presentaron, además de figuras como Gaviño o “La Monja” (Mariano “La Monja” y “Pepe Vázquez” fueron discípulos del gaditano junto a Ponciano Díaz, más aquellos que éste, por la contemporaneidad entre ellos), una cantidad de toreros diversos y una suma de representaciones complementarias al espectáculo mismo, haciendo de la fiesta un fenómeno sui géneris. La Real Plaza de toros de San Pablo todavía va a mantener un ritmo de actividades hasta el año de su desaparición; es decir, 1864. En ambos cosos se experimenta el ritmo de intensidad con que se enriqueció el toreo decimonónico en México. Además de todo, fue una de las experiencias más interesantes puesto que la manifestación de lo nacional, con todo su sabor y su circunstancia se dejan sentir con una fuerza increíble. El espectáculo ganó en lucidez, en un repertorio si bien efímero, pero constante y permanente que no dejaba de mostrar el ingenio y la forma de representarlo por todos aquellos actores cuyo protagonismo mayor o menor realzaba un colorido que a juicio personal no se dio más que en estos años, que coinciden con la presencia de Gaviño. En qué medida intervino, decidió o influyó para que las corridas de toros se convirtieran en ese cúmulo de invenciones, no lo sabemos, pero es un hecho que con él sucedieron todas esas cosas, las permitió e incluso las promovió al grado de que no podía darse un festejo si no intervenía Bernardo Gaviño ya como actor o como empresario, e incluso como director de escena cuando no participaba directamente en la corrida.

Esta es una nota localizada en la prensa del 23 de noviembre de 1851, y que pasa por ser el único registro periodístico con el que se ha dado hasta el momento. Registro que nos da noticia de la mencionada inauguración del coso. La “monumental plaza de toros” del Paseo Nuevo, situada privilegiadamente en la antigua glorieta que todo mundo conoció como “El Caballito”, fue construida al oriente de la pieza escultural de Manuel Tolsá. Actualmente debemos ubicarla en donde se encuentra el antiguo edificio de la Lotería Nacional. Lauro E. Rosell dice que en dicha plaza (...) tomaron parte, entre otros, el famosísimo torero español que fue ídolo de las multitudes llamado Bernardo Gaviño, (del que se afirma que nunca dio tres estocadas a un toro) en compañía del renombrado torero Mariano 218

José María Álvarez: Añoranzas. El México que fue. Mi Colegio Militar. México, Imprenta Ocampo, 1948. 2 v., Vol. I., p. 175. Además: Benjamín Flores Hernández. La ciudad y la fiesta. Los primeros tres siglos y medio de tauromaquia en México, 1526-1867. México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1976. (Colección Regiones de México). 146 pp., p. 127-29. Reconociendo su fuerza descriptiva y su belleza literaria, se transcriben aquí los párrafos sobre el edificio taurino y sobre la fiesta brava que venía en la interesante nota de José T. de Cuellar que acompañó a la lámina de referencia (en la obra: México y sus alrededores) en su edición original -de 1855 y 1856-. Van así: "Después de admirar la estatua ecuestre, llama la atención la Nueva Plaza de Toros; graciosa y elegante, que con los edificios que le son anexos, ocupa una área de 29,695 varas cuadradas. La plaza es toda de madera, de figura circular; la área tiene un diámetro de 70 varas; después de la valla y contravalla, se levantan siete órdenes de gradas y dos de palcos de 136 cada uno, sostenidos por 272 columnitas esbeltas y elegantes. La azotea está enladrillada y cercada por ambos lados con balaustradas de madera; la altura total de la plaza, es de 12 varas, y pueden ocuparla cómodamente 10 mil personas: comenzó la obra en 18 de enero de 1851, y se concluyó en 25 de noviembre del mismo año, importando la suma de 97,202 pesos 6 reales. Por la parte exterior hay una hermosa casa con dos pisos, a cuyos lados se prolongaron al O. y al S. dos balaustrados de hierro sobre un zócalo de recinto, que con 30 pilastras de cantería cada uno, sostienen otras tantas bonitas rejas de 4 3/4 varas de altura y 6 de largo, que cierran todo el edificio exteriormente. Esta obra la debe México al Sr. D. Vicente Pozo".

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González, apodado “La Monja”, así como también allí lució sus portentosas habilidades como lidiador, el célebre torero mexicano Ignacio Gadea, notabilísimo jinete que fue el inventor de la olvidada y hermosa suerte de poner banderillas a caballo.219

Además, por aquella época también participó el genial novelista Luis G. Inclán quien en compañía de su excelente caballo “El Chamberín” hicieron las delicias del público.

Esta ilustración, grabada en México por A. Heimburger, publicada en El Espectador de México, recrea la fachada principal de aquella histórica plaza. Col. del autor.

Lo que debe destacarse aquí es que como “teatro de acontecimientos” cumple cabalmente con dicha etiqueta, puesto que se representaron festejos llenos de una intensa fascinación, participando no solo los toreros de a pie o de a caballo que por costumbre eran conocidos, sino también por otro conjunto de actores que representaban mojigangas, ascensiones aerostáticas, fuegos de artificio y otra variedad muy pero muy interesante. Durante los 18 años que funcionó como escenario taurino, la plaza del Paseo Nuevo estuvo al servicio de una independencia que así como enriqueció al espectáculo, probablemente también lo bloqueó porque no hubo un avance considerable, puesto que las representaciones se limitaban al sólo desarrollo de lo efímero. Con Bernardo Gaviño las condiciones no iban más allá de lo cotidiano. Esto es, se convierte de pronto en un “señor feudal” donde el feudalismo, a los ojos del Dr. Carlos Cuesta Baquero originaba también que las corridas fuesen de identidad tan completa que llegaba a la monotonía. Todas estaban calcadas en el mismo estilo artístico. Toreando siempre el mismo espada, los mismos banderilleros y los mismos picadores, haciendo durante todo el año y por muchos años, en veinte y cinco ocasiones, porque ese número eran las corridas efectuadas en las poblaciones de importancia. Los aficionados asiduos, que los había igualmente que en la época actual, podían de antemano describir los lances taurinos que harían los toreros y el modo artístico que les imprimirían. Salvo algún incidente sangriento -afortunadamente excepcionales- los espectáculos taurinos eran completamente iguales unos a otros. Por tal acostumbrada monotonía, cuando algún “AS” andariego, se presentaba, acompañado de uno o dos banderilleros o de un banderillero y un picador, el público abarrotaba los billetes de entrada y llenaba las localidades del coso. Había la ilusión de lo novedoso, la promesa de contemplar algo diverso a lo ya conocido. Y cualquier detalle sin importancia pero que ofreciera desemejanza a lo habitual era inmediatamente notado y comentado exageradamente. Pero desafortunadamente tales detalles disímbolos eran muy escasos, pues todos los “ASES” tenían el mismo, igual pauta. Así eran las características de “nuestro nacionalismo taurino” en su primera etapa. Persistieron hasta el final, cuando la penúltima jornada artística de Ponciano Díaz, pero en el año de 1851 adquirió otro distintivo. Fue lo que en nuestro idioma 219

Lauro E. Rosell: Plazas de toros de México. Historia de cada una de las que han existido en la Capital desde 1521 hasta 1936. México, Talleres Gráficos de EXCELSIOR, 1935., p. 28.

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nombramos PATRIOTERÍA y tomando neologismos del idioma inglés y del francés titulamos respectivamente “JINGOISMO” y “CHOVINISMO” (...)

Como vemos, surgió además un síntoma de obsesiones que marcaron el comportamiento de una afición que sintió como suyo a Gaviño, torero que además de todo, aprovechó perfectamente dicha circunstancia al grado de que cuando sucedía alguna “invasión” como la de los supuestos Antonio Duarte “Cúchares” y Francisco Torregosa “El Chiclanero” estos prácticamente fueron expulsados por la afición; pero en el fondo, todo aquello fue arreglado por el gaditano quien no quería verse alterado por “intrusos” de esa naturaleza. Con todo y que Bernardo era español, pero un español avecindado de por vida en México, y quizá habituado a la forma de ser del mexicano, escuchó, de parte de los asistentes a varias de las corridas donde actuaban paisanos suyos, el grito intolerante de “¡Mueran los gachupines!” como una muestra de rechazo hacia el intruso, pero de afecto y apoyo hacia un torero que el mismo público -de su lado- terminó haciéndolo suyo, al grado de semejantes demostraciones de pasión extrema. Luego vinieron cerca de 20 años en que la capital estuvo privada de corridas de toros (de 1867 a 1886) por lo que la afición encontró en Tlalnepantla, Texcoco, El Huisachal, Puebla o Cuautitlán las plazas donde seguir divirtiéndose, a pesar de las distancias. Otro recuento de plazas decimonónicas comprende las siguientes: Paseo Nuevo (1851-1867) San Rafael (1887-1889) Colón (1887-1893) Coliseo (1887-1889) Paseo (1887-1890) Bucareli (1888-1899) Mixcoac (1894) Tacubaya (1894-1897) Bernardo Gaviño (levantada por Juan Corona) Villa de Guadalupe (levantada por Ponciano Díaz) Belem (--) La Viga (--) Plaza "México" de la Piedad (1899-1914) Al derogarse la Ley de Dotación de Fondos Municipales que impuso la prohibición, esto a finales de 1886, se inició una etapa de auge en cuanto a construcción de plazas se refiere. En el término de tres años se habían estrenado, entre otras: San Rafael, Colón, Paseo, Coliseo y Bucareli. Sin embargo, la de mayor importancia fue Bucareli, estrenada el 15 de enero de 1888. Se convirtió en el templo de adoración para Ponciano Díaz al que la afición elevó a la categoría de "ídolo" y luego desplazó hasta casi desaparecerlo del panorama. APUNTES SOBRE LA PLAZA DE TOROS DE “BUCARELI”. Diego Prieto “Cuatro Dedos” se iba ganando el afecto de la afición, luego de sus actuaciones en Puebla en el otoño de 1887. Pero como era medianísimo matador, esto no sirvió para dar al traste con la débil simpatía que aristócratas y clasemedieros (evolucionistas) le prodigaban a Ponciano, quien así pudo defenderse, conservando el cariño idolátrico de la plebe, y en ese otoño referido, se organizaron una serie de corridas que formaron una temporada en la que torea siete tarde en la plaza COLÓN con la que pudo reivindicarse.

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Ilustración que nos permite observar la llegada de los aficionados a la plaza de “Bucareli” alguna tarde de finales del siglo XIX, y que se publicó en El Toreo Ilustrado, de 1897.

Los evolucionistas que le disculparon, alegaban que no había tenido maestros ni modelos de quienes aprender y copiar el toreo moderno, pero como ya había suficientes muestras, sólo esperaban la respuesta, que al parecer nunca llegó, por motivo de su rechazo a la claudicación de raíces profundas de las que había surgido. Hallándose en este medio, querido de unos y disculpado por otros, tenía asegurado públicos para sus corridas y para luchar con Mazzantini, cuando fue contratado para la “Gran Temporada” en “Colón”, únicamente le hacía falta a Ponciano Díaz una plaza de toros en que poder actuar. Se dedicó a construirla, contando con dos socios que vieran en el nuevo coso un buen negocio, de pingüe y seguro rendimiento. Halló los asociados en el General don José Ceballos, Gobernador del Distrito Federal, y en don Quintín Gutiérrez, conocido y acaudalado comerciante de nacionalidad española. 220 220

Don Quintín era poseedor de un terreno conocido por el nombre de EL PARAISO, porque en los días festivos allí se reunían los obreros para divertirse con volantines y bailes, acompañados de libaciones. Era el terreno un paralelogramo rectangular de ciento treinta y dos metros de longitud por ochenta y tres de anchura, lo que daba una superficie de diez mil novecientos veinte y seis metros. En eso los señores ingenieros Alberto Malo y Angel Yermo, encargáronse de la construcción del coso. Del trabajo de puertas y de herrería se hizo cargo la Escuela Correccional y el pintor escenógrafo Herrera y Gutiérrez tomó por su cuenta el ornato. Con actividad marchó la obra y a comienzos del mes de enero de 1888 ya estaba concluida debiendo ser inaugurada el segundo domingo del citado mes, pero transfiriéndose el estreno, por no perjudicar al espada Luis Mazzantini que en ese día celebraba su beneficio (8 de enero de 1888) en la plaza de toros COLÓN, hasta el tercero, 15 de enero. Un dato por demás interesante ocurrido en dicho festejo, que además fue una de las mejores tardes que Mazzantini tuvo en México: (...) el de Guipúzcoa brindó el tercer toro a Ponciano Díaz, quien estaba de espectador en el tendido. Al concluir la lidia, este bajó al ruedo y ambos se dieron un largo y efusivo abrazo, correspondido por el diestro mexicano, que desmintió así que existiera enemistad profunda e irreconciliable entre ellos. El gesto fue muy apreciado y todo el público de pie en los tendidos, les tributó ensordecedora ovación (Lanfranchi, Heriberto: La fiesta brava en México y en España. 1519-1969, T. I., p. 206). Era el nuevo coso de medianas dimensiones, pero de armónico conjunto y apropiadamente distribuido. Tenía el redondel treinta y siete metros cincuenta centímetros de diámetro y el diámetro exterior de la plaza, setenta y dos metros y cincuenta centímetros. Sobre cimientos de mampostería eleváronse pies derechos de madera, y en ellos sujetáronse los escalones que constituían el graderío y las lumbreras. Calculóse el cupo hasta diez mil personas, que se repartieran en diez y ocho gradas, de cincuenta centímetros de altura y ochenta de anchura, y en ochenta y dos lumbreras, con gradería cubierta las del departamento de sol. Los toriles fueron para ocho toros, y los corrales tenían amplitud para guardar dos o tres corridas. La enfermería estaba tan inadecuada como en las otras plazas, que fueron anteriormente construidas. Las puertas de entrada eran seis; una para las cuadrillas, dos para los

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Caricatura de Quintín Gutiérrez. El Alacrán, del 21 de abril de 1900, p. 4. El inmueble, por llamarle así, nos lo describe Lauro E. Rosell, con precisa y breve observación: Esa plaza construida de madera, con interior alegre y simpático, tenía dos amplias puertas de entrada para el departamento de Sol, y una para las cuadrillas sobre la calzada, y hacia el lado derecho, dando frente a un extenso llano, desde donde se divisaba la parte sur de la Ciudad, en primer término la Ciudadela, estatua de Carlos IV y las pardas moles de la Acordada, dos puertas para la Sombra y para la entrada del ganado. 221

Su aforo estaba destinado para ocho mil espectadores. De interiores agradables, con una sola línea de lumbreras y sus arcos adornados; catorce gradas en sombra, treinta y seis palcos con ocho asientos cada uno; diez y seis grada en sol puesto que las gradas continúan en las lumbreras de este departamento. Esta parte representará los dos tercios de la plaza, de modo que el local destinado a Sombra es algo reducido. Había un palco para la autoridad que presidía los festejos, el cual estaba rematado en su parte más alta con una cabeza de toro disecada y concluía ese arreglo con un mástil que ostentaba bandera roja y blanca. “Gris y gualda son los colores con que está decorada la plaza”. El diámetro del ruedo era de treinta y ocho metros y, en fin, con todas las dependencias que requiere una obra de tales dimensiones.222 concurrentes al departamento de sombra, dos para el de sol y otra completamente aislada, en uno de los costados de la barda que encerraba el edificio, para la entrada del ganado. El ornato consistió en una pintura con los colores rojo y blanco combinados formando rombos que se tocaban por los ángulos del diámetro mayor. En conjunto impresionaba agradablemente. Sobre los cantiles de las puertas exteriores labráronse las iniciales de Ponciano y en la del centro estaba además la fecha en que el coso fue inaugurado. La nueva plaza quedó ubicada en la parte sureste de la ciudad, pero afuera. En despoblado al terminar lo que fue antaño celebrado “Paseo de Bucareli” y por ello se le nombró “Plaza de toros de Bucareli”. Díjose que la construcción, sin avaluar el terreno, valió treinta mil pesos y que de esa cantidad las dos terceras partes dio el Gobernador, señor General don José Ceballos. Creíble es porque en el poco tiempo que tenía Ponciano de ser matador de toros no pudo haber reunido más de diez mil, ateniendo a lo exiguo de los emolumentos que entonces devengaban los toreros, y a la exigua de los productos de las entradas por lo barato del precio de las localidades. 221 Rosell: PLAZAS DE TOROS DE MÉXICO..., Op. cit., p. 78. 222 Archivo Histórico del Distrito Federal [A.H.D.F.]. Ramo: Diversiones Públicas, TOROS, leg. 857. 1888, exp. 123.

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Ponciano Díaz, así la presentó “a la sociedad”: Casa de Ud., Enero de 1888 Señor D............... En vista de la gran afición que se ha desarrollado en esta Capital por el viril espectáculo de la lidia de toros, y queriendo pagar al público de alguna manera las simpatías hacia mí, no he vacilado en exponer lo poco que he podido reunir con mi personal trabajo, para levantar un redondel en el que ese público aficionado pueda disfrutar de las emociones que produce el gran espectáculo. Sin pretensiones, sin rivalidades, vengo en esta temporada a que los individuos de mi cuadrilla lidien toros de las mejores ganaderías del país. Por mi parte yo solo me comprometo a dar lo poco que sé y que puedo alcanzar para retribuir las simpatías de que soy objeto y las que agradezco más, mientras que menos las merezco. Si Ud., a quien invito para la inauguración que mañana haré, y el público acogen benévolos y cariñosos mis humildes trabajos y los de mi cuadrilla, quedarán satisfechos mis deseos. Aprovecho la oportunidad para públicamente dar las gracias a los señores Ingenieros Angel Yermo y Alberto Malo, por el interés que tomaron en la construcción de la mencionada plaza, así como a todas las personas que de alguna manera cooperaron para su conclusión. PONCIANO DÍAZ.

No faltó la posición contraria manifestada por su enemigo recalcitrante: Eduardo Noriega TRESPICOS, quien escribió en LA MULETA: El acontecimiento de hoy.-La afición tiene desde hoy un nuevo centro. En la plaza del popular matador de toros Ponciano Díaz va a efectuarse la primera corrida. Esto es un verdadero acontecimiento, por las trascendencias que puede traer. Si el popular espada cegado por las adulaciones de los que se llaman sus amigos procura el mejoramiento de su cuadrilla y no se ciñe a los preceptos del arte, entonces podemos afirmar que en México morirá el toreo y morirá pronto. Quedaremos reducidos a ver lo mismo que vimos en los buenos tiempos de Bernardo Gaviño, aficionados y no toreros, valientes y no diestros, herraderos y no corridas de toros. Y hoy por hoy, aún cuando haya una RESPETABLE MAYORÍA a quien le halague ver esto, hay también ya un crecido número de aficionados que desean y buscan otra cosa. Si por el contrario el simpático Ponciano, el ídolo del pueblo, procura halagar a la verdadera afición entonces podemos asegurar desde luego que el arte se entronizará definitivamente en nuestros redondeles, que el número de parciales de Ponciano aumentará muchísimo y vendrán a engrosar las filas numerosos aficionados de diferente manera de pensar que los que hoy forman su círculo. Es decir aficionados que ven en el torero un artista y no una nacionalidad, aficionados que desean se toree como debe torearse. El porvenir del toreo en México lo tiene en sus manos el popular matador de toros Ponciano Díaz, a él, pues, toca o levantarlo a la altura en que debe estar o hundirlo para siempre. Vemos que Ponciano no había perdido su prestigio. Después de momentánea derrota, se había erguido triunfante y aún tenía la preponderancia en la opinión taurómaca, incluso de su máximo detractor.

Los ingenieros Alberto Malo y Angel Yermo piden se mande reconocer la plaza de toros “Bucareli” a fin de ponerla en servicio al público.Fojas 6. 1888, exp. 135. Díaz Ponciano, solicita dar corridas de toros previo el permiso correspondiente.-Fojas 17. 1888, exp. 136. Díaz Ponciano, hace proposiciones para construir la plaza de toros.-Fojas 4. 1888, exp. 150. Díaz Ponciano, solicita se le permita dar tres corridas de toros durante los meses de julio, agosto y septiembre.-Fojas 3. 1898, exp. 177. Díaz Ponciano, solicita se le prorrogue por quince días el plazo que se le concedió para la ejecución de las obras en la plaza de toros de Bucareli.-Fojas 3. 1898, exp. 182. Segura y Tornel, Fernando, en representación de D. Ponciano Díaz, solicita se haga un reconocimiento a la plaza de toros de Bucareli.Fojas 6.

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En seguida, una pormenorizada reseña de Carlos Cuesta Baquero, testigo presencial de aquel acontecimiento, con todo lo ocurrido durante la inauguración. “Media hora antes que hicieran el despeje del redondel, no había en las localidades sitio donde poner un alfiler. El lleno fue imponente. “Porque la inauguración de la plaza de toros “Bucareli” fue un verdadero apoteosis del espada indígena y hasta el adorno del edificio era adecuado. “Desde los corredores exteriores hasta la azotea había bandas de listón y gallardetes y en el interior, desde la barrera hasta las lumbreras grímpolas y gardenias. En la parte alta del palco presidencial, lujosamente alfombrado y con un cortinaje de terciopelo rojo, ondeaba una bandera de lienzo blanco que tenía dibujado en el centro, en color rojo, un toro. Sobre el cornisón del mismo palco estaba un trofeo taurómaco consistente en una cabeza de toro disecada [que al parecer era la del toro CHICHARRÓN, de Ayala que segó la vida al viejo patriarca Bernardo Gaviño] y colocada entre los instrumentos que sirven para la lidia. “Dos fanfarrias, una en la sombra y otra en el sol, tocaron durante la corrida, pero en la sombra había también una música de instrumentos de cuerda y tenía por misión ser acompañante en un himno que cantaron los coros de una compañía de ópera italiana que estaba en México. Se trata precisamente de la compañía que representaba Julio Consonno, y su elenco formado por: Prima donna absoluta dramática, Lina Cerne; Prima donna absoluta, Matilde Rodríguez de Rodríguez; Prima donna absoluta ligera, Francisca Prevost; Primas donnas mezzo soprano y contraltos, absolutas, Pía Roluti, Emilia Sartini; Otra prima donna, Elisa Baraldi; Segunda donna, N. Bianchi; Primer tenor absoluto dramático, Francisco Giannini; Primer tenor absoluto de medio carácter, Pedro Lombardi; Primeros barítonos absolutos; Joaquín Arago, Miguel Wigley; Primer bajo absoluto, Juan Tansini; Otro primer bajo, Fernando Falero; Tenor comprimario, Italo Giovanetti.-Maestros concertadores y directores de orquesta, Gini Golisciani, Pablo Valline; de coros, Angel Bianchi.Primer violín, Pablo Sánchez. “A las tres de la tarde, Ponciano Díaz hacía su entrada triunfal entre grandes ovaciones, flores y palomas. Cantaron el himno, en que se ponderaba su valor y destreza, en tanto que la niña María Martínez le ceñía una corona de laurel, “entregándole un cuadro y una espada”. Dos niños vestidos de indígenas tlaxcaltecas, le ofrecieron obsequios, entre ellos un estoque con puño de plata, dedicado por el gremio de cigarreras, al que meses antes había regalado los productos de una corrida. La glorificación era interminable porque sucedíanse los obsequios. De los cielos aterrizó en aquel ruedo don Joaquín de la Cantolla y Rico, poncianista rabioso quien “le obsequió con un paquete que no pudimos ver lo que contenía”. El consejal que presidía, el señor don Abraham Chávez, tuvo que poner orden para que saliera el primer toro, después de transcurridos 25 minutos desde aquel en que fue hecho el paseo. “La cuadrilla era hispano mexicana, porque a los antiguos banderilleros acompañaban dos que eran españoles: Ramón Márquez y Antonio Mercadilla. “De morado y oro vestía el torero, traje que le trajo de España “Cuatro Dedos”. Los toros fueron de la ganadería de JALPA y de las MARAVILLAS, reses de romana y de buena edad, pero bastos y con poca sangre brava. No obstante, por el poder que tuvieron hicieron en el primer tercio pelea que dejó contentos a los concurrentes que juzgaban de la bravura de ellos por el número de batacazos que daban a los picadores. A banderillas y muerte llegaron aplomadas y dando a conocer la mansedumbre, pero exceptuando la lidiada en el quinto turno que tuvo intención aviesa, las otras no la adquirieron y se dejaron torear sin exceso de peligro”.

El que Carlos Cuesta Baquero acudiera a la inauguración, nos permite conocer al detalle cada uno de los sucedidos previos a la lidia de los toros. Magnífico, grandioso resultó todo aquello y todos los adjetivos superlativos son pocos para entender aquel estreno que, como sabemos, ocurre el 15 de enero de 1888. Ante la expectación que causó el anuncio de la propia plaza de Ponciano Díaz, acude uno de sus más entusiastas seguidores: su propia madre. Para ella es el brindis del que abre plaza: Por mi Patria y por ti, madre mía... La providencia ha querido que preste a tu vejez, el humilde fruto de mi trabajo. Inmediatamente se fue directamente al toro, estando completamente sólo y le dio al bicho cuatro naturales, tres cambiados, cuatro redondos y dos a su modo, levantando la espada, apuntó con suma atención sobre la cruz del lomo, y Ponciano se fue acercando muy poco a poco, en línea recta y pasito a pasito al toro, a la vez que hizo ligeros movimientos con la capa para llamarlo. Llegando a cierta distancia se paró, y quedó inmóvil, siempre con la punta de la espada dirigida al lugar

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expresado. Por fin el toro se arranca, con suma velocidad, y el torero haciendo un ligero movimiento con la capa, le clava al toro en medio en el expresado centro, toda la espada que según los taurófilos es el lugar donde debe entrar y quedar colocada.223

Instituto Nacional de Antropología e Historia, Sistema Nacional de Fototecas. General José Ceballos, Gobernador del Distrito Federal (1884-1893). Catálogo: SINAFO-466410. Participó como accionista en la construcción de la plaza de toros “Bucareli”.

No fue suficiente y de un descabello liquidó al enemigo. Las ovaciones fueron grandiosas y tres bandas de música tocaron dianas en honor del diestro. En el intermedio del segundo y tercer toro, Ponciano lazó un caballo bruto, pie a tierra, que le ganó otros tantos aplausos. Al concluir el festejo, el torero que vestía el traje de charro montando un hermosísimo alazán tostado, dio tres salidas en falso con mucha guapeza, manejando magistralmente su cuaco, y puso dos pares y medio de banderillas, bonísimos aquéllos regular el último. Bajó del caballo entre nutridos aplausos, y brindó en los medios del redondel, al sol y a la sombra, y le dio al toro tres naturales, un redondo y un metisaca perfecto...224

Tres días después de aquel fastuoso estreno, fue “bautizada” la plaza con un convivió al que fueron invitados, entre otros, Alberto del Frago, director del EL MONOSABIO, Pedro Portilla, revistero del ARTE DE LA LIDIA y el diestro español Luis Mazzantini. Este apareció en la plaza con un ridículo sombrero jarano de apilonada copa, anchísima ala y grueso galón de oro. Ya se imaginarán la de cuchufletas y tijereteos que le prodigaron de frente y por la espalda los “poncianistas” allí reunidos. Esa aparición coincidió con una actuación que Ponciano y su cuadrilla realizaban en el ruedo, ejecutando lo mejor del repertorio de las suertes charras. Ya en el redondel, Mazzantini no pudiendo lidiar siquiera algún torete, pidió un caballo y montó para remedar lo que hacían los verdaderos charros. Aquella condescendencia y cortesía del diestro español le ganó muchas simpatías y una sincera ovación, que tuvo réplica cuando los dos espadas, de pie en el centro del redondel, bebieron una copa de champagne y se estrecharon fuertemente las manos. Así quedaron unidos en “Bucareli”, Mazzantini y Ponciano, como cuando lo hicieron en la plaza COLÓN.

223 224

Rosell, op. cit., p. 84. Ibidem., p. 86.

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Espléndida imagen que nos muestra el interior de la plaza de Bucareli (ca. 1888). Col. del autor.

La segunda corrida, efectuada el domingo 22 de enero de 1888 (que coincide con el nacimiento del gran RODOLFO GAONA), el resultado no fue favorable para Ponciano, pero sí para los evolucionistas, que se regodearon por lo ocurrido. La fortuna le dio la espalda al atenqueño quien estuvo bastante deslucido, desilusionándose sus partidarios que no pudieron remediar su estado de ánimo en la tercer corrida, en la que el fracaso fue la nota del festejo. Se argumentaba que por el mal tiempo las cosas no marcharan bien, aunque en la plaza COLÓN hubo una buena entrada, mientras que en BUCARELI, apenas se veían algunos seguidores del “torero con bigotes”. Dichas condiciones pusieron en tela de juicio el papel de Ponciano que se justificó hasta el extremo de apuntar en EL ARTE DE LA LIDIA, que por las condiciones del ganado no era posible lograr gran cosa. “Ponciano tiene que dar en su plaza otras muchas corridas con toros de acreditadas ganaderías que reúnan las condiciones necesarias, y si con estas no cumple, entonces con justicia se le criticará”. Una crítica razonada y lógica, fue la que emitió EL PARTIDO LIBERAL, con su cronista CAPITA quien escribió: Después de haber asistido a las siete corridas que ha dado la excelente cuadrilla de Mazzantini en COLÓN, tuve la pésima humorada de ir el último domingo a la corrida que hubo en BUCARELI. Me arrepentiré una y mil veces de haber tenido tan malhadado gusto. Yo creía que con la venida al país de toreros de verdad, Ponciano y su cuadrilla procurarían adelantar el arte que tratan de ejercer; pero nada, van como el cangrejo; y esto es debido a que Ponciano en medio de tantas cualidades como le adornan, tiene el defecto de creer en las adulaciones de sus amigos, que piensan que el diestro se eleva con sus alabanzas y lo que hacen es perjudicarle.

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La crítica fue muy dura hacia Ponciano, sobre todo al calificársele como torero de a pie… Col. del autor. Ponciano a caballo es escultural. Laza, colea y pone banderillas, sin descomponerse; siempre adornado; siempre estético; siempre simpático, atrayéndose las miradas y las palmas; pero a pie en el redondel no quisiera verlo. Me da tristeza que con tanto valor y serenidad como tiene, no tengamos la esperanza de poder decir más tarde: aquí tenemos un torero como el mejor de España (...) Con capacidad aproximada para 10,000 espectadores se levantó en lo que hoy es Bucareli, Barcelona y 7ª de Abraham González. Desapareció en julio de 1899. Fueron célebres varias temporadas sostenidas por Luis Mazzantini. Cinco meses más tarde y, a poca distancia se estrenaba la plaza "México" de la Piedad (hoy Av. Cuauhtémoc, entre Álvaro Obregón y Guanajuato), también de madera, por lo que su existencia se garantizó hasta 1914 en que fue derribada.

Años antes, la plaza de San Rafael fue inaugurada el 20 de enero de 1887. Colón y Paseo el 10 de abril; Coliseo el 18 de diciembre, también de 1887. Bucareli, 15 de enero de 1888. Ese mismo año, Ponciano Díaz quien era dueño en sociedad con José Cevallos de la de Bucareli, estrena otra plaza más en la Villa de Guadalupe. Y, aunque de menor trascendencia, en el barrio de Jamaica se instaló la plaza Bernardo Gaviño. Se sabe que hubo una más por el rumbo de Belem. Como es de notarse la efervescencia del toreo creció notablemente y las plazas surgían casi como hongos en la tierra. Claro que de las plazas aquí reseñadas (a excepción de Bucareli 1888-1899) no resistieron más que las broncas despiadadas por males tardes o la inclemencia del tiempo, puesto que solo eran levantadas con madera. Años más tarde, y tras la prohibición de 1890-1894, las plazas de Tacubaya, Mixcoac, y una improvisada en Tlalpan, junto con la de Ponciano Díaz ya en propiedad de la empresa J. Ibáñez y Cía.- siguieron programando espectáculos.

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Cartel que corresponde a la tarde del 1° de enero de 1889. En tal ocasión se lidiaron 4 toros de Ortega por Antonio Mercadilla y Atenógenes de la Torre. Col. del autor.

Por último, echemos un vistazo a las plazas que han funcionado en este siglo XX, del que vivimos su fase terminal: Chapultepec (1902-1908) La Cima (1905) Córdoba (1906-1910) El Toreo (1907-1946) Rodolfo Gaona (1912-1924) Chapultepec "La Lidia" (1923-25) Plaza-circo México (1924-1927) De la Rosa (1925) Merced Gómez (1925-1942) Vista Alegre (1933-1940) Ford (1939-1940) El Potrero (1940) Rancho del Charro (1942) La Morena (1943-1952) El Condado (1945-1953) Plaza México (1946) El Cortijo (1950-1955) Algunas otras localizadas: Plaza de toros de Tacuba (Hacia los años 20). Lienzo y plaza “Félix Guzmán” de la Col. Vallejo (años 40). Plaza de toros “XOCHIMILCO” (años 20, así como en la actualidad). Plaza de toros “Antonio Velázquez” del restaurante CHUCHO ARROYO. El TOREO de la colonia CONDESA, construcción de mampostería, la primera en esta ciudad, que se mantuvo de 1907 a 1946.

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Imagen de “El Toreo” en el año de 1946. Anuario Taurino 1945-1946, que resume los hechos más salientes de la última temporada. Manuel Ratner, editor. José Alameda, dirección técnica y autor de todos los textos. Freyre, caricaturista.

Enfermería en la plaza de toros “El Toreo” de la colonia Condesa. Ca. 1930. Imagen consultada en el portal INAH-MEDIATECA, http://mediateca.inah.gob.mx

Pero en 1907 comenzó lo que puede considerarse la era definitiva para las plazas de toros. El 22 de septiembre es inaugurado el "Toreo" de la colonia Condesa, cuyo diseño incluyó por vez primera la mampostería, haciendo permanente dicha construcción que, por azares del destino nunca quedó terminada, luciendo una fisonomía espectral pero que, al fin y al cabo almacenó infinidad de recuerdos y evocaciones que concluyeron en 1946, año de su desaparición y traslado de toda la estructura metálica a terrenos de Cuatro Caminos, en el estado de México donde se le dio una nueva y distinta presencia que hoy se pierde entre la voracidad de una urbe extendida sin orden ni concierto. El TOREO, plaza que vivió esplendores sin precedentes, surge apenas unos años antes de comenzar el movimiento revolucionario y con él va marchando hasta su culminación. La ciudad de México se debate entre la “decena trágica” de 1913 y la entrada de los diferentes ejércitos que pretenden el control de un poder fuera de sí. Fueron tiempos difíciles. El propio Venustiano Carranza prohibe las corridas, en el lapso de 1916 a 1920. Luego de su muerte, los capitalinos vuelven a gozar de la época de un Gaona que ha llegado a la cúspide de su grandeza, hasta que el 12 de abril de 1925, las campanas de León dejaron de tocar a gloria... La ciudad, a pesar de todo seguía teniendo un sello provinciano. Fueron épocas que nuestros abuelos o bisabuelos gozaron plenamente antes de los grandes cambios radicales, los cuales comenzaron a desarrollarse durante el régimen del Gral. Lázaro Cárdenas y más tarde con el del Lic. Miguel Alemán, en el cual, la ciudad encuentra por primera vez una escenografía cosmopolita. LA PLAZA DE TOROS "MEXICO" A 72 AÑOS DE SU INAUGURACIÓN. LOS REGISTROS DE LA

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HISTORIA. Una ciudad como la de México, renovada y lista a crecer luego del difícil periodo revolucionario y sus consecuencias posteriores, incluye en su paisaje urbano la obra de un visionario llamada Neguib Simón quien se declaró convencido de poner en pie el majestuoso proyecto de la "Ciudad de los Deportes" que en principio incluía estadio de fútbol, plaza de toros, canchas de tenis y hasta una playa artificial. Solo plaza y estadio se materializaron conforme al proyecto. La plaza, que originalmente llevaría el nombre "General Maximino Avila Camacho" fue bautizada después con el nombre de "Plaza de toros México". Fue inaugurada como ya todos sabemos, el 5 de febrero de 1946 ¡hace 72 años!, con un cartel de polendas: 6 de san Mateo, propiedad de Antonio Llaguno. Los diestros: Luis Castro "El Soldado", Luis Procuna y Manuel Rodríguez "Manolete", todos ellos desaparecidos.

Imagen que corresponde a la inauguración de la plaza “México” en 1946. Anuario Taurino 1945-1946, que resume los hechos más salientes de la última temporada. Manuel Ratner, editor. José Alameda, dirección técnica y autor de todos los textos. Freyre, caricaturista.

Plaza que, para 1946 permitió el acomodo a casi 50 mil aficionados, 52 años después sigue dando cabida a alrededor de 42 mil espectadores, con la enorme diferencia de que hace medio siglo la ciudad contaba con 3 millones de habitantes y hoy, 2018, rebasa los 20. Es decir, casi un 700% de diferencia. Esto es, su aforo fue calculado pensando siempre en una asistencia masiva, que queda garantizada. Por sus arenas han desfilado generaciones de toreros, líneas y estilos de lo más diverso, convertida en una summa de experiencias que permite proyectar y amoldar el gusto y la sensibilidad de los miles, miles de aficionados que han ocupado los tendidos de la plaza. ¿Cuántos toros se habrán lidiado? No lo sabemos, pero el caso es que la ganadería mexicana en su conjunto se ha congregado para ofrecer todo su esfuerzo por lograr con la mayor exactitud posible, el que gusta a los toreros y a los públicos. De la variedad de espectáculos cómicos o aquellos llenos de curiosidad, que se han presentado en la “MÉXICO” recuerdo dos: Los Cuatro Siglos del Toreo en México del "Brujo" Zepeda, del año 1955 o la corrida completa que, a la usanza portuguesa se efectuó allá por enero de 1979 con rejoneadores, forcados y todos sus aderezos. Todo parece indicar que el coso de Insurgentes, o para mejor decirlo, de la colonia Nochebuena se convertirá en futura plaza centenaria que celebre, junto a inmediatas generaciones el fulgor de una fiesta varias veces secular. ¿Por qué lo decimos? Nuestra idea coincide con el optimismo de que el toreo es una expresión con garantías de la permanencia, que tiende no a la decadencia, sino que emerge a un nuevo estado de interpretación por lo que, con toda seguridad se celebrará en dicha plaza, por ejemplo el quinto centenario de la

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primer fiesta de toros en México, la del 24 de junio de 1526. Y lo harán otras generaciones recordando a Gaona, a "Armillita", a Manolo Martínez situados ya en la mitología clásica del toreo en México.. En este 2018, cuando la “México” ha alcanzado sus 72 años de vida, nos parece apropiado recordar, desde la parte medular que mueve este trabajo, recuperar los testimonios que han constituido el transitar de las dependencias que se han destinado al servicio médico, así como a quienes a lo largo de muchos años fueron los médicos, y siguen siéndolo en la memoria quienes forjaron las garantías de los mejores tratamientos posibles en la recuperación debido a percances sufridos en esta y otras plazas, y donde además, muchos de ellos contaron con el privilegio de continuar el curso de sus destinos en ese digno oficio que es el de ser y sentirse matadores de toros.

Un libro que reconoce, en sentido homenaje, la presencia del coso taurino más importante del país.

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Estas dos placas rememoran la presencia de eminentes médicos de plaza que realizaron labor humanitaria de tal nivel, por lo que fueron merecedores, tanto en 1982 como en 2006, tanto por el Dr. Xavier Campos Licastro, como por el Dr. Rafael Vázquez Bayod respectivamente. A iniciativa suya, quedaron colocadas en puntos visibles al interior de la plaza de toros “México”. Fotografías: Dr. Raúl Aragón López.

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EXPLICACIÓN DE LAS TÉCNICAS EMPLEADAS EN NUESTROS DÍAS. Antes que mencionar las técnicas, el médico especialista interesado, debe acudir a festejos como la “Huamantlada”, de cuyo balance, resultan heridos diversos ciudadanos que no necesariamente están ligados con la profesión taurina, y que en su mayoría se encuentran bajo los efectos de bebidas alcohólicas. Los médicos ya ubicados en la zona de urgencias del Hospital General de la población, 225 aplican el “TRIAGE” (selección de pacientes) a partir de un código de colores donde el rojo indica que se trata de pacientes muy graves (lesiones toracoabdominales penetrantes, cabeza y cuello y extremidades con lesión vascular). El amarillo aplica en pacientes estables como trauma craneoencefálico moderado. El verde para heridos por cuerno de toro sin lesión vascular ni neurólgica. En sala de choque, donde llega el paciente seleccionado como “rojo”, se le aplica el programa A.T.L.S. o PTC (véase “Glosario”), con objeto de estabilizarlo y realizar protocolo quirúrgico para trasladarlo posteriormente a quirófano para su pronta intervención. Nos inclinamos porque el jefe de urgencias aplique un criterio correcto, evitando que las heridas puedan presentar, después de su atención, las complicaciones derivadas de la herida por cuerno de toro, principalmente la infección en tejidos blandos. “Trabajo Social” tiene la obligación de avisar a los familiares del o los pacientes del caso que enfrentan, con objeto de generar el acercamiento inmediato y la solución administrativa, sobre todo cuando se trata de una cirugía, en la que se firma el “Consentimiento informado”, autorizando de esta manera todos los procedimientos adecuados para el tratamiento óptimo del herido. En lo general, todos aquellos médicos dedicados a la atención de heridos de cornadas tienen o deben tener conocimientos sobre el tratamiento de estas lesiones como son: -Compresión directa de la cornada, si hay lesión vascular; -Estabilizar al paciente; -Traslado a hospital de trauma más cercano. Y ya en quirófano: -Aplicación de la anestesia regional o general; -Antisepsia con “Isodine espuma” de la región a operar; -Colocación de campos estériles de manera habitual; -Exploración digital de la herida para buscar las trayectorias; -Realizar incisión excisional de la herida (“técnica de Frederich”) y extensión de la misma hacia la trayectoria mayor; -Hemostasia de vasos sanguíneos y ligadura de los mismos; -Debridación (o retiro de tejidos isquémicos –con poco flujo- y necróticos o “muertos”); -Aplicación, en algunos casos, de agua oxigenada y abundante irrigación fisiológica para que este sea un aseo mecánico exhaustivo que arrastre todos los cuerpos extraños al interior de las trayectorias; -Colocación de drenajes como “penrose” o “drenovac”; -Cierre por planos anatómicos de profundos hasta la piel; -Cubrir la herida (herida traumática que se convirtió en quirúrgica) con gasas, o compresas y colocando vendas elásticas finalmente. Con estas recomendaciones generales, y dependiendo de cada caso en particular, lo anterior se convierte en el tratamiento más apropiado que se pone en práctica en nuestros días.

225

Se da por hecho que entre las autoridades políticas y sanitarias se dieron los acuerdos previos para llevar a cabo la atención de estos pacientes en tiempo y forma.

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REGLAMENTOS TAURINOS. Actualmente, la fiesta de toros en México ha alcanzado los 250 años de estar sujeta a disposiciones reglamentarias que han permitido un mejor ordenamiento en su desarrollo. No ha sido fácil, pues a lo largo de ese margen de tiempo, no se han generado tantas leyes o reglamentos capaces de mejoría, sobre todo en la parte relacionada con los servicios médicos, mismos que han enfrentado indiferencia, abandono y desdén por parte de empresas, autoridades e incluso hasta por parte de los propios protagonistas que dejan de cuidar sus intereses. Recordemos el caso sobre las advertencias que la autoridad puso luego de haberse presentado la muerte del torero Góngora en la plaza de toros de San Pablo, allá por 1844, caso del que ya nos ocupamos páginas atrás. De igual forma, también se tiene conocimiento de un “Proyecto manuscrito de un Reglamento Taurino”, fechado en la Capital de México, en el mes de noviembre del año 1851, firmado por Manuel Cuesta Arteaga y que en su párrafo número 20, consigna lo siguiente: “En cada corrida y durante toda ella un médico-cirujano, con su respectivo botiquín y preparado un lugar a propósito para que si hay alguna desgracia sea causada por el toro a algún individuo de la cuadrilla o de los concurrentes se ejecuten sin pérdida de tiempo las primeras curaciones”. 226 Fue hasta el año 1886 en que el Reglamento Taurino expedido en la ciudad de Toluca, contempló por primera vez la necesidad de un servicio médico en la propia plaza bajo los siguientes criterios:

226

Salvador García Bolio: Asistencia médica. Plaza de toros de San Pablo 1845. México, Bibliófilos Taurinos de México, 1985. 20 hojas. Facs. (Cuadernos Taurinos)., p. 7.

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En la indicación Momentos antes de la Corrida:

y luego en el apartado Régimen Interior:

Imágenes disponible en internet julio 5, 2018 en: http://www.bibliotoro.com/

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Con los años, ese apartado tan elemental como indispensable y prioritario, fue y sigue siendo una constante. El prospecto de reglamento elaborado en 1887 y 1888, que luego alcanzó formalidad en el de 1894, ya consideraba el establecimiento de una enfermería al interior del predio en el que se encontrara construida la plaza de toros, siempre distante de los espacios destinados tanto a los corrales como al rastro o destazadero, evitando con ello posible contaminación. Y en efecto, tanto en la plaza de toros “Bucareli”, por lo menos en los últimos años en que funcionó, y luego la “México” de la Piedad, así como el “Toreo” de la colonia Condesa, ya en el siglo XX,227 contaron con ese servicio, de ahí que pudieron ser atendidos una buena cantidad de toreros, elementos de las cuadrillas, e incluso otros heridos. Aun así, se presentaron casos en los cuales, por la dimensión del percance, los médicos se vieron obligados a enviar a distintos pacientes a los hospitales más cercanos. En la plaza de toros “México”, en la colonia Nochebuena, se contó en principio con instalaciones que se encontraban distantes del ruedo. Y no solo eso. Sino que el traslado se desarrolló muchas ocasiones en medio de diversos riesgos, dado que para llegar a la enfermería, esto ocurrió sorteando diversos obstáculos e incluso unas inoportunas y limitadas, alcantarillas y escaleras que más de una ocasión pusieron en aprietos a las asistencias. Para más detalle, el recorrido iba desde la puerta de cuadrillas, atravesando todo el túnel hasta doblar a la derecha, donde se encuentra la capilla, y subiendo por las escaleras, entonces se podía acceder a la enfermería. Fue gracias a la sugerencia del Dr. Xavier Campos Licastro que se habilitara la enfermería lo más cerca posible del redondel, y hasta el día de hoy, sigue funcionando en el mismo sitio, lo que representa un alivio para las partes, pues la atención, desde que ocurre el percance, se realiza bajo los criterios de un mecanismo en el que las asistencias –generalmente los monosabios-, ponen en práctica los conocimientos de capacitación previa a que fueron destinados, con objeto de manejar debidamente al herido, intentando estabilizar la situación desde el primer momento en que ocurre el accidente. Con toda seguridad, esto ha eliminado factores incorrectos de desplazamiento y esperamos que se intensifique en el resto de las plazas del país, no importando la categoría de las mismas. Así que contando con ese comportamiento tan variable como riesgoso, hacemos desde aquí un respetuoso exhorto para que los directamente involucrados consideren la necesidad de cubrir debidamente ese servicio profesional, cuyos costos (tanto de material, como de mano de obra u honorarios) debe ser considerado como requisito de alta prioridad. Sin su presencia, y sin la debidas garantías, los festejos deberían suspenderse por el sólo motivo de la ausencia de este apoyo primordial. Nos dirán que somos exigentes y autoritarios, pero la vida de un ser humano, trátese de quien se trate; expuesto por cualquier razón; tanto dentro como fuera del ruedo en una plaza de toros es motivo de atención médica. Por desgracia, se tienen muy malas experiencias en plazas ubicadas en la península de Yucatán, en donde han fallecido pacientes a causa de heridas por cuerno de toro, hechos que se han presentado sobre todo en plazas que se arman en los sitios donde han llegado a celebrarse las fiestas taurinas integradas en los usos y costumbres de aquellos lugares. Se ha llegado al extremo de que no se cuente con el servicio de atención por parte de paramédicos y médicos especialistas, mucho menos un lugar destinado a la enfermería, e incluso una ambulancia para el correcto traslado. Se han lamentado y mucho diversos casos que luego se ponen en el tapete de las discusiones. Sin embargo, una visible mezquindad de quienes organizan (sea la empresa o la autoridad) evitan tener que pagar el servicio médico y hasta cometen una visible y evidente violación al reglamento taurino que normalmente rige en un municipio, o a nivel estatal.

En otras, de menor categoría, como “Vista Alegre”, Tacuba, “La Morena”, “Ford” se llegó a contar apenas con un pequeño espacio destinado para este propósito. Con los años, fue necesario que se pusiera en funcionamiento la ambulancia móvil, con lo que el índice de riesgo pudo reducirse considerablemente. Por desgracia, este servicio dejó de usarse, y hasta hace unos años recuperó su verdadera dimensión e importancia. 227

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SOCIEDAD INTERNACIONAL DE CIRUGÍA TAURINA.

Publicación dada a conocer en 1980 por el Dr. Xavier Campos Licastro.

El balance de los primeros cuatro congresos internacionales de Cirugía Taurina quedó registrada en las 70 páginas de la presente memoria, por lo que es posible conocer las principales actividades que se llevaron a cabo en México (1974); Madrid, España (1976); Bogotá, Colombia (1978), y Caracas, Venezuela (1980). Años más adelante, ese evento se replicó en Sevilla, España (1982); Quito Ecuador (1984); Lima, Perú (1986); Biarritz, Francia (1988); Zacatecas, México (1990); de nuevo Sevilla en 1992. Para 1994 regresó a Caracas, Venezuela. En 1996 se celebró en Nimes, Francia. En 1997 se desarrolló en la ciudad de Córdoba, España. En el curso de 1998, el Congreso no pudo celebrarse, como ya estaba previsto en la ciudad de Cartagena de Indias (Colombia). En el año 2000, el Puerto de Santa María, España fue espacio en el que se llevó a cabo aquella nueva versión. En 2002, se organiza en Morelia, Michoacán. En 2004, la reunión se celebra en Toulouse, Francia. Lima, Perú es sede de dicha actividad en 2006. Ya en 2008, Alange, España da cabida a ese nuevo empeño, mismo que alcanza 2010 en la ciudad de Quito, Ecuador, y luego 2012 en Carcassone, Francia. Como podrá observarse, la constancia logró superar diversas dificultades, aunque se hace necesario un reordenamiento. Se espera que la nueva versión que se desarrolle en la ciudad de Guadalajara, Jalisco en el mes de octubre de 2018, logre alcanzar nuevos compromisos.

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CAPÍTULO MEXICANO DE LA SOCIEDAD INTERNACIONAL DE CIRUGIA TAURINA. Los cirujanos taurinos de la República Mexicana se reunieron el día 17 de diciembre del 1974, en el auditorio de la Central Quirúrgica, ubicada en la calle de Zacatecas N° 238, Col. Roma, de la Ciudad de México, para constituir el Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina. PRESIDENTES DEL CÁPITULO MEXICANO: 1973-1993 1993-2002 2002-

DR. XAVIER CAMPOS LICASTRO DR. HUMBERTO DE JESUS OLAGUE RIVAPALACIO DR. JORGE URIBE CAMACHO

DR JESUS RAMIREZ MOTA VELASCO (1893-1994). Estuvo 40 años en el servicio médico, de 1937 al 2002. DR ANTONIO GONZALEZ PEREZ LETE (Se desconoce la fecha de nacimiento-1983) DR ABRAHAM BARIQUI HEMUDA DR MANUEL HERNANDEZ MURO (1915-1986). Nació en 1915 en San Luis Potosí y falleció a los 71 años de edad, el 17 de diciembre de 1986. Estuvo 45 años de Jefe de Servicios Médicos. DR JOSE HOYO MONTE (1901-1962). JORNADAS NACIONALES DE CIRUGIA TAURINA: 1974: CD. DE MÉXICO, NOV 20-24 Dr. Xavier Campos Licastro. MONTERREY , Nuevo León, Dr. Rubén Ortiz. 1977: AGUASCALIENTES , ABRIL 21 y 22 , Dr. Enrique González Medina. 1977: ZACATECAS, 15 AL 18 DE SEPTIEMBRE, Dr. Jesús Humberto Olague Rivapalacios. 1981: AGUASCALIENTES, 26-28 ABRIL 1979: CD. DE MEXICO, 25 AL 29 DE JULIO 1983: ZACATECAS - 13-16 JULIO 1991: MEXICALI, B.C. 1993: ZACATECAS, ZAC., 22- OCTUBRE 1994: LEON, GTO. 1995: SAN LUIS POTOSI, S.L.P 1997: ZACATECAS, ZAC. 13-16 SEPTIEMBRE 1998: MORELIA, MICH. 1999: CD. REYNOSA, TAMAULIPAS. 11 AL 14 DE MARZO, Dr. Chapa Allen. SIGLO XXI 2002:TLAXCALA , TLAXCALA. 12 AL 15 JUNIO. “DR. XAVIER CAMPOS LICASTRO”. PRESIDENTE y DR. VLADIMIR ZAPATA COSSÍO. 2005: IXTAPA -ZIHUATANEJO, JALISCO, ABRIL 9 AL 12 2007:MORELIA, MICH., 17-18 AGOSTO 2009: GUADALAJARA,JAL. 27 Y 28 DE NOVIEMBRE, Dr. Víctor González Camarena 2011: PUEBLA, PUEBLA. 23 Y 24 DE SEPTIEMBRE, Dr. Saúl Hernández García 2012: GUADALAJARA, JALISCO, DEL 16 AL 18 DE AGOSTO, Dr. Víctor González Camarena 2013: NOV. 6-8 AGUASCALIENTES, AGS. 2014: SAN LUIS POTOSI 2015: PACHUCA 2017: TLAXCALA 2018: GUADALAJARA, JAL.

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DATOS SOBRE LA CIRUGÍA TAURINA EN EL ESTADO DE JALISCO.

ESTO, Sección A, abril 26 de 1955, p. 5. Este importante testimonio, del que ignoramos si finalmente fue colocado, es el más sincero reconocimiento para quienes llevan a cabo labores humanitarias. En esa ocasión, fueron los doctores Jesús Ramírez Mota Velasco (05.12.1893-10.09.1994) y Antonio Pérez Lete (quien falleció el 4 de marzo de 1983) los responsables del servicio médico que estuvo al pendiente en la desaparecida plaza del “Progreso”, en Guadalajara, y que por tanto fueron motivo de tal homenaje. El centralismo del que parten muchas de las publicaciones, no permite observar con claridad la enorme actividad que se refleja en otros sitios del país, de ahí que este trabajo considere a la que es, después de la plaza de toros capitalina, la segunda en importancia. Nos referimos a la plaza de Guadalajara, Jalisco. Dos de los autores reseñados más adelante, Federico Garibay Anaya y Ramón Macías Mora, se han ocupado del asunto con mayor detalle, de ahí que convenga retomar en estas breves notas algunos aspectos de interés. Con toda seguridad, es posible observar que los métodos y técnicas de la cirugía se aplicaron de manera muy similar a las que predominaron en diversas épocas, sobre todo durante el siglo XX. Así como José Joaquín Fernández de Lizardi publicaba diversos escritos en los que se divulgaban sus ideas en contra de los toros, esto a principios del siglo XIX, un autor cuyas iniciales V.R., hacía lo mismo en Guadalajara, precisamente en 1830. Su texto, sacado a la luz por la imprenta de D. Urbano Sanromán llevaba el siguiente título: “Quien llama al toro aguanta la cornada, el despertador al aconsejador”. El mismo es una crítica textual que refiere, a partir del acontecer taurino, los conflictos políticos de la época, los que seguramente despertaron fuerte polémica y que por tanto suscitaba un complemento en los debates de aquel entonces.

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El amplísimo cuadro que enriquece la obra de Ramón Macías Mora, y cuya reseña se verá páginas adelante, permite al lector un conocimiento general de todos aquellos percances ocurridos además, en un periodo bastante amplio, el que va de 1878 a 1979. El presente registro, resultado de exhaustiva investigación, ayuda en forma importante a entender que la frecuencia de los espectáculos en esta zona particular del país, estaban plenamente organizados, siguiendo el curso de fiestas que iban en apego a la influencia religiosa, pero también a todo aquel acontecimiento que desde la parte oficial obligaban a los asentistas o empresarios a formar los carteles. Observamos también, el conjunto de haciendas ganaderas que surtían toros, y desde luego los muchos nombres de diestros o integrantes de cuadrillas, que para el taurino resultan conocidos en su mayoría, mientras el resto pasan por desconocidos. Es de agradecer que las fuentes consultadas permitieran proporcionar información complementaria, con lo que se conoce la zona corporal que sufrió la o las heridas. Otra lectura destacada es que todos estos percances sucedieron en la plaza “El Progreso”, con lo cual el autor determinó dar el valor correspondiente a dicho coso. Junto a esta obra fundamental, se encuentran los trabajos de Federico Garibay Anaya, quien dejó un legado en el que se ocupó, entre otros asuntos, de aquellas jornadas donde sucedieron percances, mismos que supo tratar con su peculiar estilo anecdótico, lo cual se percibe en “Drama y tragedia de Guadalajara en el toreo” (1984), “Episodios, curiosidades y anécdotas de la tauromaquia en Jalisco” (1991), así como en “La gloria y el infortunio. Crónica de la temporada 1992-1993, celebrada en la plaza de toros Nuevo Progreso, de Guadalajara, Jalisco” (1993), o los hechos novelados que dejó en “Pío Granda Dulzuras” (1994). Los responsables de la presente investigación, esperamos que esta obra sea una razón más para que nuevos autores contribuyan con trabajos en los que la tauromaquia a nivel estatal o municipal encuentre mejores posibilidades de divulgación o diseminación temática que tanto sigue faltando. La historia como portadora de todos estos requerimientos, será, lo mismo que la aplicación de la medicina y la cirugía, un cúmulo de conocimientos por aprovechar evitando con ello que la memoria colectiva se pierda. El actual cuerpo médico que atiende a los heridos en la plaza del “Nuevo Progreso” de Guadalajara, es el siguiente:

De izquierda a derecha: Dr. Francisco Preciado Figueroa, Dr. Héctor Raúl Pérez Gómez, Dr. Sebastián Toscano Y Dr. Santiago Toscano Igartúa. Fotografía proporcionada por la Universidad de Guadalajara. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=32421

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Como punto final a esta breve reseña, va nuestro reconocimiento a los médicos jaliscienses que, desde finales del siglo XIX y con la influencia, por aquel entonces de médicos españoles como la del Dr. Juan Creus y Manso, se forjó un cuadro de otras eminencias que aquí se mencionan: Dr. Jesús Ramírez Mota Velasco Dr. Antonio Pérez Lete Dr. Jesús Arias Dr. Alfonso Topete Durán Dr. Víctor González Camarena Dr. Francisco Preciado Figueroa Además, queremos manifestar nuestra admiración y respeto por todos aquellos galenos que ayudaron y han auxiliado en las cirugías, anestesia y otras especialidades durante las diversas intervenciones quirúrgicas. Del mismo modo, también es importante mencionar a todo un conjunto de enfermeras que han prestado su apoyo y servicio en estas emergencias.

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RESEÑAS BIBLIOHEMEROGRÁFICAS. Procurando seguir un orden cronológico, los autores presentamos a continuación, algunos de los títulos más representativos y que se encuentran vinculados con el tema que es motivo de esta publicación. En 1907 fue publicado el siguiente volumen:

Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php, página que proporciona información de primera mano. Elaborada a partir de la integración de la biblioteca taurina, cuyo propietario, el Dr. Marco Antonio Ramírez tiene en la ciudad de Morelia, Michoacán. La colección, lleva el nombre de su actual administrador “Salvador García Bolio”.

Con los años, también aparecieron estos otros dos trabajos:

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Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php

Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php

Ambas obras también se encuentran registradas en la misma colección mexicana y, en conjunto representan el compendio de informes que abordan el tema que también es motivo en el presente. Las traemos hasta aquí, debido al hecho de que habiendo localizado documentos mecanuscritos propiedad del Dr. Carlos Cuesta Baquero, uno de los cuales es el envío que Eduardo Carrasco “Arponcillo” hizo a nuestro personaje el 20 de junio de 1936, con la siguiente petición:

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Sr. Dn. Carlos Cuesta Baquero Victoria 36 Méjico. Distinguido señor: Hace tiempo ansiaba poder encontrar en esa capital una persona a quien poder dirigirme, para comunicarme con ella, que fuera verdadero aficionado a nuestra hermosa fiesta taurina, y sobre todo, amante de la historia del toreo. Hace más de dos meses me dirigí al escritor taurino D. Carlos Quiroz “Monosabio”, no habiendo tenido la fortuna de ser atendido en el asunto que le encomendaba; por cierto, que le encargaba con gran interés me proporcionara el libro “Historia de la Tauromaquia en el Distrito Federal. 1885-1905” de que es Vd. autor. Charlando con mi íntimo amigo Bruno del Amo “Recortes”, antiguo escritor e historiador taurino, de mi época en “SOL y SOMBRA” sobre la persona a quien yo pudiera dirigirme en esa y que pudiera proporcionar los antecedentes y datos para esta obra que preparo sobre las víctimas del toreo, se acordó Bruno de Vd.; pero es el caso que ni sabíamos su dirección, ni si se encontraría en esa capital o en alguno de sus Estados. Incidentalmente, y repasando yo el “Índice Taurino” de Ángel Carmona (Camisero), tropecé con su nombre entre los médicos de esa Plaza de Toros y enseguida se lo comuniqué al amigo “Recortes” del que supongo recibirá carta por el mismo correo que esta. Me he metido en un trabajo de cuya magnitud juzgará solo por el título –LAS VÍCTIMAS DEL TOREO- libro en el que están recopilados todos los lidiadores de que se tiene noticia [mismos que] perdieron su vida en el ejercicio de su profesión desde la primera ocurrida (que se sepa en el año 1747, hasta la última que ocurra al irse a imprimir la obra), pero dando además, de todos ellos, ligeros datos biográficos, más o menos extensos, según la categoría del artista. Hasta ahora de cuantos llevo terminados, doy las fechas de nacimiento, excepto en dos o tres que solo consigno el año por no haber podido encontrar las partidas de nacimiento. Tengo catalogados unos trescientos setenta y tantos y llevo terminados los artículos correspondientes a doscientos seis. Asimismo, voy coleccionando cuantos retratos puedo encontrar de ellos y haciendo de muchos unos apuntitos a pluma del momento de las cogidas con arreglo a su descripción, pues, aunque malo, soy también dibujante. Le pido de igual forma cuantas partidas de defunción pueda conseguir, mismas que me interesaría archivar, con objeto de que no haya la menor duda en las fechas; pues es mi deseo, que, a ser posible, no aparezca ni un error en el libro; sobre todo en la cuestión de fechas, ya que no son pocas las confusiones y equivocaciones estampadas en los libros taurinos que escritores poco escrupulosos dieron a la publicidad, entre ellos el “Diccionario Taurino” de Sánchez de Neira y la “Tauromaquia” de “Guerrita” que pudieron ser dos obras de gran importancia para la historia del toreo, y son dos perfectos buñuelos plagados de errores y adoleciendo de muchísimas omisiones. 228 Como esta modestísima obra mía ha de encerrar un trozo muy curioso de la historia del toreo, estoy cuidando el detalle y poniendo especial cuidado en la exactitud de datos. No tengo para que decirle lo que le agradeceré me pudiera complacer, rogándole me diga el importe de las partidas de defunción y por conducto de qué Banco debo girárselo, así como si le es necesario hacer algún gasto más en las investigaciones que tenga que llevar a cabo. Me permito repetirle que me interesa conseguir retratos de cuantos sea factible adquirirlos. No dudando ha de dispensar buena acogida a esta, y dándole mil gracias anticipadas, se ofrece a Vd muy atto. s.s. q.e.s.m. Eduardo Carrasco. (Rúbrica).

En respuesta a tan formal petición, el Dr. Carlos Cuesta Baquero, resolvió el asunto en un interesante escrito, prácticamente inédito –de ahí el interés de incluirlo en su totalidad- bajo los siguientes términos: Datos referentes a los lidiadores fenecidos, citados en una carta proveniente del Señor Eduardo Carrasco (“Arponcillo”) de Toledo, España.

Duro se mostró Eduardo Carrasco al emitir tal opinión sobre dos obras que, por años se han convertido en “referentes”. Con toda seguridad, debe haber revisado tales trabajos en forma rigurosa, de ahí que se tomara tanta libertad en opinar como lo hizo, en forma directa, ante uno de los personajes que más estimularon sus lecturas. 228

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Las páginas mecanuscritas posteriores, son las que dedica a varios de los toreros mexicanos decimonónicos de los que aparecen estos datos al finalizar la sección dedicada a ese siglo en el presente volumen.

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1961: TRAGEDIAS DEL TOREO. De acuerdo a la ficha que nos proporciona la biblioteca GARBOSA, este es su registro:

Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php

1971: TRATAMIENTO DE LAS CORNADAS.

Esta es una pequeñísima publicación elaborada por el Dr. Pablo Pérez y Fuentes, de quien se conserva un buen recuerdo dado el carisma y su buen estilo en cultivar amistades. Lo recordamos en su consultorio en la Av. Gabriel Mancera, Col. del Valle, de la ciudad de México, donde

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acudían diversos pacientes. También lo tenemos presente como juez de plaza, el cual presidió durante una buena cantidad de años festejos mayores y menores. Llama la atención que esas notas, que incluiremos a continuación, destinadas en ser un homenaje a los doctores José Rojo de la Vega y Javier Ibarra, se ocupara de una serie de procedimientos que más bien parecen ser no los que estas eminencias pusieron en práctica muchos años atrás, sino el que ya estaba poniendo en práctica, y además con muy buenos resultados, el que entonces ya era un médico conocido entre los toreros. Nos referimos a Xavier Campos Licastro. Es un misterio, pero todo parece indicar que el avance, pero sobre todo la experiencia de Campos Licastro estaban obteniendo efectos muy favorables que marcaban además, un giro notable, lo que significaba un paso adelante en la aplicación de métodos que evitaron intervenciones dolorosas, por un lado. Y tiempos de recuperación más rápidos, además de que la cicatrización no terminaba en la evidencia de aquellos costurones, siempre desagradables en la piel de quienes sufrieron percances de diversa índole.

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1980: A LOS TOROS. COMUNIDAD CONACYT.

A los Toros se convirtió en un referente, pues era la primera ocasión en que una institución como el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología se acercaba a un sector de especialistas en Tauromaquia para conocer su opinión, a favor o en contra de dicha manifestación ritual y artística. A lo largo de sus páginas, pueden apreciarse notables colaboraciones y particularmente un número considerable de referencias vinculadas con personajes que, en diversos tiempos y circunstancias fueron heridos o fallecieron a causa de cornadas y otros percances. Destaca, evidentemente, la entrevista que Javier Lozada realizó al Dr. Xavier Campos Licastro (Véase: “La medicina, ángel de la guarda de los toreros” p. 95-98). Hoy en día es una publicación que siguen buscando afanosamente los bibliófilos e interesados en el tema de los toros.

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1981: LAS CORNADAS. Jaime Rojas Palacios e Ignacio Solares.

Este libro, junto al de Crónica de sangre de José Alameda, que se reseña más adelante, salieron a la venta casi uno después del otro. Suscitaron en su momento una fuerte polémica pues hasta se creyó que habría habido alguna mala intención de unos o de otro. Fue la comidilla por esos días, Sin embargo, todo partió de la presencia de una relación que Alameda adquirió en uno de sus más recientes viajes a España. Jaime Rojas Palacios tuvo oportunidad de conocerla, sugiriendo a Alameda hacer algo al respecto. El caso es que los autores trabajaron –cada quien a su aire- y entregaron resultados que dejan ver sus personales características. Rojas Palacios y Solares deciden elegir casos notables y recogen pasajes anecdóticos que resaltan la leyenda de la que muchos de ellos estuvieron rodeados. En algunos casos citan el detalle de la o las heridas, así como el parte médico pero sin ocuparse del asunto desde una perspectiva que analizara, con ojos materialmente “clínicos” el proceso del percance, ni los asuntos relacionados con el tratamiento. Lejos estaban de la valoración que, por otro lado, daba a esos y otros casos el Dr. Xavier Campos Licastro en su ya conocido libro Traumatología taurina (1974). Es de agradecer la presencia de otro título más que viene a enriquecer el todavía reducido tema de las heridas causadas por cuerno de toro, asunto nada fácil pues aborda circunstancias en las que los personajes involucrados quedan expuestos y en constante riesgo de sus vidas. Heridas y cornadas cuyos desenlaces han sido fatales, se convirtieron desde el mismo momento de consumarse en leyenda y mito, enriquecidos además por un manto literario que hacía crecer esos valores no solo simbólicos. También heroicos. Esa fue, en gran medida, la labor que realizaron Jaime Rojas Palacios e Ignacio Solares en su muy conocida obra.

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1981: Crónica de sangre. José Alameda.

La incómoda condición que refiere el tratamiento a detallar cornadas o percances que diversos toreros han sufrido a lo largo de buen número de años, adquiere aquí una dimensión que no se corresponde necesariamente con la nota roja, sino con el afortunado toque literario del que gozaba Alameda. Logra hacer de Crónica de sangre un libro en el que se pueden entender las desafortunadas condiciones que pasaron los toreros reseñados a la hora de enfrentar tal o cual herida. O que incluso, murieron a consecuencia de las mismas, al instante o al cabo de horas o días, pero sin afanes escandalosos, como si se tratara de poner este delicado ejercicio a disposición de las revistas del corazón. Alameda, en principio se ocupa de dos personajes que, si bien, desconocidos pues no trascendieron más que en esos momentos centrales de trágico protagonismo, no deja de mencionarlos, por tratarse en uno de ellos, al de un hombre empeñoso, convencido de que aunque ya privado parcialmente de una de sus extremidades, quiso demostrar a dónde podían llegar sus capacidades, y el otro, por haberlo visto morir apenas a unos metros de donde nuestro autor se encontraba apostado en los momentos del percance durante uno de los típicos encierros en Pamplona. El relato de uno y otro caso se convierten en dramatis personae que hacen de Rocky Moody e Ignacio Eraso dos héroes arrancados del anonimato. Luego, se ocupa, en sentido opuesto de dos grandes: Alberto Balderas y Carmelo Pérez, de los que sus tragedias los convirtieron y siguen convertidos, en iconos de la tauromaquia entendida desde una perspectiva en que “El torero de México” y “el torero que asusta”, siguen siendo elementos emblemáticos en la historia de la tauromaquia mexicana del siglo XX, trascendidos, gracias a la memoria en lo que va del XXI, dudando mucho que esos capítulos se diluyan fácilmente. Tras el largo recuento de esas “400 cornadas mortales”, se detiene en casos muy particulares y donde puntualiza, hasta ese punto del libro en una “extensa nómina de sangre, que no pretendemos total, pero que certifica la constante presencia del riesgo en la fiesta de los toros”.229 Y con “los que volvieron de la muerte”, no deja de destacar las tragedias que vivieron –en carne propia-, diestros como Luis Castro “El Soldado”, 230 Silverio Pérez,231 Antonio Velázquez,232 Manuel Capetillo,233 Joselito Huerta,234 Paco Camino, Manolo Martínez,235 Antonio Lomelín,236 recordados cada uno por haber sufrido 229

José Alameda (seud. Carlos Fernández Valdemoro): Crónica de sangre. 400 cornadas mortales y algunas más. México, Grijalbo, 1981. 195 p. Ils., fots., p. 71. 230 Plaza de toros “El Toreo”, de la ciudad de México. Percance ocurrido el 22 de noviembre de 1942. 231 Plaza de toros “El Toreo”, de la ciudad de México. Cornada que sufrió el diestro el 13 de febrero de 1944. 232 Plaza de toros “El Toreo de Cuatro Caminos”, estado de México. Fue la tarde del 30 de marzo de 1958 en que ocurrió tal accidente. 233 Plaza de toros “México”, de la ciudad de México. Tarde del 22 de marzo de 1959. 234 Plaza de toros “El Toreo de Cuatro Caminos”, estado de México. tarde del 30 de noviembre de 1968.

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terribles heridas provocadas, en el mismo orden por: “Calao” de Piedras Negras, “Zapatero” de la Punta, “Escultor” de Zacatepec, “Camisero” de La Laguna, “Pablito” de Reyes Huerta. De igual forma, el percance de Paco Camino en Aranjuez, el 30 de mayo de 1980 y la terrible cornada moral tras haber perdido a su hermano Joaquín quien, con su desaparición, provocó en Paco la decisión de retirarse momentáneamente. Recordemos la sentencia de Conchita Cintrón al respecto de lo establecido en el título de uno de sus libros: “¿Por qué vuelven los toreros?”237 ¿Cómo no recordar la terrible cornada que Borrachón de San Mateo le pegó a Manolo Martínez? ¿O la que Bermejo de Xajay puso al borde de la muerte al valientísimo Antonio Lomelín? En todos estos casos, el recuento es puntual, se agregan incluso algunas declaraciones de los toreros heridos para que no quede la menor duda de que fueron ellos quienes “volviendo de la muerte”, y no se arredraron ante lo que significaba ese renacimiento vital; para contarnos, con sus propias palabras y emociones aquellos terribles momentos. En los que habiéndoles retirado su toque escandaloso, José Alameda pudo tratar cada capítulo como si se tratara no de casos clínicos. Si el de toda una experiencia humana que representa poner en riesgo la vida tarde a tarde. Como autores invitados, cada uno se sumó a la tarea de hacer memoriosa reseña de otros tantos casos emblemáticos. Allí está lo escrito por “Giraldés” sobre Félix Guzmán, el caso de Eduardo Liceaga, por Jorge Fosado –a la sazón, otro de los compañeros permanentes de Alameda en las cotidianas tareas de El Heraldo de México-. Allí está también un poema que Manuel Martínez Remis dedicó a la gloria del propio Eduardo Liceaga y luego el caso de José Rodríguez “Joselillo” por quien quizá lo haya conocido mejor que nadie: Esperanza Arellano “Verónica”. La nómina de toreros heridos mortalmente sigue su curso, y en las páginas finales de dicha obra aparecen los perfiles de José Delgado Pepe Hillo, sin que queden algunos espacios para incluir parte de las normas que el diestro analfabeta dictó a don José de la Tixera, a finales del siglo XVIII. También se encuentra el caso de Francisco Javier Herrera Rodríguez, mejor conocido como Curro Guillén. Unos apuntes más, que complementan lo ya dicho y escrito en Los Heterodoxos del toreo, sobre Manuel García El Espartero, la llorada muerte de Ignacio Sánchez Mejías, la de Joselito o Gallito, aquel enorme José Gómez Ortega, a quien sólo Bailaor de la Viuda de Ortega, un toro pequeño, según cuentan las crónicas, fue capaz de segarle la vida, en Talavera de la Reina, el 16 de mayo de 1920. Sigue con Manuel Rodríguez Manolete, de quien el mismo José Alameda colgó un epígrafe que lo dice todo: “El cansancio de la gloria”, todos estos hombres, transformados en toreros, en mártires, en glorias perdidas que la historia recoge en su más dolorosa manera de recordar, y que Alameda en alarde más que puntual, respetuoso y colmado de nostalgias intensifica en un libro donde se trata “el duro tema de la muerte”.

Plaza de toros “México”, de la ciudad de México. Tarde del 3 de marzo de 1974. Plaza de toros “México”, de la ciudad de México. Tarde del 16 de febrero de 1975. 237 Conchita Cintrón: ¿Por qué vuelven los toreros? México, Editorial Diana, 1977. 234 p. Ils., fots. 235 236

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1984: Drama y tragedia de Guadalajara en el Toreo. Federico Garibay Anaya y Guillermo Ramírez Parra.

Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php

1985: CUADERNOS TAURINOS. ASISTENCIA MÉDICA. PLAZA DE TOROS DE SAN PABLO, 1845. SALVADOR GARCÍA BOLIO.

El trabajo que aporta Salvador García Bolio tiene la virtud de acercarnos a un caso ocurrido durante el mes de mayo de 1845. Con motivo de la muerte de un torero de apellido Góngora, la Autoridad, representada por el Sr. Regidor D. Manuel Robredo, recomendó a la empresa de la plaza de toros de San Pablo [que] “haya un facultativo, botiquín y demás necesario para la primera curación de los heridos”. Interesante aportación que además cuenta con el trabajo paleográfico correspondiente y la reproducción facsimilar del documento que consultó en el Archivo Histórico del Distrito Federal, mismo que pertenece al Ramo “Diversiones Públicas”.

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1986: CIRUGÍA TAURINA.

Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php

1989: CORNADAS QUE NO SE CURAN. ELOY PINEDA.

Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php

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1993: JOSELILLO. VIDA y TRAGEDIA DE UNA LEYENDA. JOSÉ RAMÓN GARMABELLA.

José Ramón Garmabella, periodista de amplia trayectoria, y aficionado a los toros reconocido, dejó al menos, en este tema, tres obras importantes, siendo la presente una biografía que recorre los pasos desde que sucede la llegada a nuestro país de Laurentino López Rodríguez (Nocedo de Currueño, provincia de León, EspañaCiudad de México), quien desde la tarde del 25 de agosto de 1946 puso en jaque a la afición capitalina dadas sus particulares formas de hacer el toreo. Desde esa ocasión el 28 de septiembre de 1947, fecha en que sucede el percance que lo encaminó a la muerte (ocurrida el 14 de octubre siguiente), fue un auténtico ídolo que logró intensificar el ya de por sí enrarecido ambiente de los toros que comenzaba a agitarse trágicamente desde la muerte de Manuel Rodríguez “Manolete” (Linares, España 29 de agosto de 1947), José González “Carnicerito” (Vila Viçiosa, Portugal 15 de septiembre de 1947). Pocos personajes como “Joselillo” han logrado convocar a una afición entregada literalmente a la figura de aquel novillero cuya figura se asemejaba, en cierta medida a la de “Manolete” y que se consagró en cuerpo y alma a su destino. El recuento de la vida que este joven “hispano-mexicano” demostró como novillero, fueron motivo para que el autor nos contara en buena parte del libro aquellos acontecimientos que pasan de la anécdota al recuento de los festejos en que tuvo oportunidad de actuar (llegó a torear 11 tardes en la temporada de novilladas de la plaza “México” entre 1946 y 1947). Lamentablemente se presentó el caso del percance que sufrió el último domingo de septiembre de 1947, y más aún, el de su muerte que sobrevino, cuando nadie lo esperaba, el 14 de octubre. Con algunas imprecisiones, Garmabella nos deja un legado importante (otro, que nunca se publicó, y que sabemos existe, fue el de Esperanza Arellano “Verónica” quien dedicó su trabajo al célebre novillero). En fin, quede como testimonio un registro literario que nos acerca a este caso peculiar, lo cual es de agradecer.

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2003: LESIONES ANATÓMICAS PRODUCIDAS EN EL TORO POR LOS TREBEJOS EMPLEADOS EN LA LIDIA. DR. PEDRO MARTÍNEZ ARTEAGA.

Pocos son los que repararían en el hecho de que los llamados “trebejos” sean motivo de un extendido estudio, como el que entregó en 2003 el M.V.Z. Pedro Martínez Arteaga. A lo largo de ese análisis, realiza serias observaciones que determinan el grado de riesgo que supone el uso debido e indebido de divisas, puyas, banderillas, estoques y puntillas y otros que no solo pueden causar los efectos deseados para el buen desarrollo de la lidia, sino que, a causa de factores de error en su colocación, así como del uso o abuso de los mismos, la lidia del toro se someta a los diversos cambios de comportamiento que este mamífero pueda reflejar durante los precisos instantes en que sale al ruedo y hasta su desenlace. Por todo lo anterior, y gracias a la lectura del trabajo que así nos permite concluir esta brevísima anotación, es que un conjunto de aspectos como los referidos en esta valiosa aportación, son tan relevantes incluso para factores que podrían incidir directamente en causas que originan percances. Varios médicos tienen claro que observar al toro a lo largo de la lidia implica tener la información adecuada si se presenta el infortunado accidente. Para ellos, la cinemática del trauma es el culmen de toda aquella suma de elementos presentes. De igual forma, para muchos que se encuentran en el tendido, se hace indispensable no perder de vista cada instante, pues de ello dependerá tener claro el porqué de un cambio en la lidia, o en el comportamiento del toro o novillo en el ruedo. Este síntoma se presenta sobre la marcha, y es una clara respuesta en la forma en que el bovino no solo defiende su vida, sino que eleva sus índices de bravura o mansedumbre de acuerdo al ritmo en que se realice la lidia. Y en eso estriba precisamente en qué forma fueron usados o empleados los “trebejos” a lo largo de la misma.

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2007: LA CATEDRAL y LOS TOROS. LA TAUROMAQUIA EN GUADALAJARA. 1608-1979. RAMÓN MACÍAS MORA.

El autor de esta obra monumental, ha realizado un serio trabajo como investigador, entregando a la imprenta otras obras más. En La Catedral y los Toros, tenemos posibilidad de acercarnos al recuento de sin fin de detalles ocurridos en este espacio del occidente mexicano, entre 1608 y 1979. Su libro es resultado de un gran esfuerzo y al consultarlo, se convierte en fuente indispensable, tanto que cuando nos dispusimos a buscar la información apropiada para el presente trabajo, encontramos en el aquí reseñado un conjunto notabilísimo de registros, sobre todo de aquellos relacionados con el tema de cirugía taurina, por lo que esa tabla donde aparecen detalles al respecto de personajes heridos en el curso de algún festejo, la información es contundente. En el resto de la obra se ocupó de las plazas de toros ubicadas en la capital del estado, en los toreros allí nacidos o avecindados, hasta causarnos asombro y admiración con la rica iconografía allí integrada. Viejos retratos, carteles, planos y vistas panorámicas, así como una cuidada redacción y la generosa bibliohemerografía consultada, dieron por resultado este interesante volumen, uno de los pocos que, con tanta seriedad y profesionalismo, se han dedicado a la historia del toreo en Guadalajara, Jalisco.

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DR. XAVIER CAMPOS LICASTRO: TRAUMATOLOGÍA TAURINA (1974), MI UNIFORME BLANCO (1984) y SOLO… CINCUENTA AÑOS DE OPERAR TOREROS (1997).

Convertido en un “clásico”, Traumatología Taurina es un libro dirigido a los especialistas en esta materia. En él, se concentra la summa de toda aquella experiencia acumulada por el Dr. Campos Licastro desde el año 1943 y hasta el año de su publicación. En él, se pone de manifiesto la técnica que el célebre médico y que consiste en el cierre de las heridas por cuerno de toro, con la técnica de exición-incisional (Frederich), en la cual se resecan los bordes de la herida traumática producida por el burel, transformándose a una herida quirúrgica, colocación de drenajes por contraabertura por “Penrose” y “drenovac” en lugar de los tubos rígidos de goma a través de las heridas sin cerrar. Tal circunstancia fue motivo de polémica, e incluso hubo un importante sector de colegas que lo descalificaron por atrevido y poco apropiado. Sin embargo, la constancia de Campos Licastro demostró con el tiempo que esa era la mejor opción para evitar antiguos procedimientos y dolorosas curaciones. Hoy día, y dada su eficiencia, dicha técnica la ponen en práctica lo mismo médicos taurinos nacionales que extranjeros, reconociendo con ello la impronta de Xavier Campos Licastro.

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Ambos, son libros hechos con una manufactura casi artesanal. Un buen corrector de estilo los habría puesto en mejores condiciones, pero sólo con la tenacidad –o terquedad- de Xavier Campos Licastro, es que circularon. En ellos, comparte su larga experiencia en medio de anécdotas, reproches, recomendaciones y una larga lista de casos en los que, con lujo de detalle refiere la forma en que intervino a este o aquel torero, fuese reconocido o no. Todos los casos que pasaron por sus manos, son motivo de una sencilla explicación, aunque se aprecia en ambos casos la forma en que la inspiración iba dictando… a su aire. Evidentemente no podían faltar aquellas referencias donde, asistido por la razón, nos habla sobre la creación tanto de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina, así como del Capítulo Mexicano de la Sociedad Internacional de Cirugía Taurina, en los que tanto empeño puso para forjarlos, hasta el punto de que hoy día siguen vigentes en el panorama, aunque necesitados también de un impulso que los fortalezca.

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1981: “Lesiones por cuerno de toro”. Tesis presentada por Mario Javier Campos Saldaña y Víctor Estefan Colín. Toluca, Estado de México, Universidad Autónoma del Estado de México, 1981. IV+178 p. Ils.

Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php

2000: “Aspectos generales en el manejo quirúrgico de las heridas por asta de toro en el Valle de México. 19972000. Reporte de 42 casos. Infección grave en tejidos blandos, secundaria a herida por asta de toros. Reporte de un caso. Artículo presentado por los doctores Rafael Vázquez Bayod, Eduardo Villanueva Saenz y Emmanuel Gómez García. México, Revista mexicana de Ortopedia y Traumatología, Vol. 14, N° 4, julio-agosto de 2000 (p. 302-308 y 354-359 respectivamente).

Disponible en internet: http://www.bibliotoro.com/index.php

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2013: DIÁLOGO CON NAVEGANTE. JOSÉ TOMÁS.

El presente volumen, es resultado de la terrible experiencia que José Tomás vivió en la plaza de Aguascalientes, la tarde del 25 de abril de 2010, cuando “Navegante” de la ganadería de Santiago, le propinó una seria cornada que puso en riesgo su vida. Afortunadamente, un profesional equipo de médicos mexicanos, se entregó a una labor de atención que recuperó las condiciones de este gran torero, quien más adelante, agradeció semejante hecho, no solo en los medios de comunicación, sino también en la experiencia que se desbordó en el presente volumen, el cual presenta un amplio testimonio en el cual el propio torero, hace el recuento a su estilo, en una narración que nos lleva a entender qué pasó en esos minutos previos a la cornada; los momentos angustiosos que él recuerda inmediatamente después de ocurrida la cornada y luego todo ese proceso desde que los doctores se aplicaron a la intervención (hecho que provocó fuertes polémicas y contrastes), hasta que ya recuperado, se sintió –como él lo afirma-, como un mexicano más, en el entendido de que las diversas transfusiones de sangre que tuvieron que llevarse a cabo, eran de muchos donantes de esta última nacionalidad. El testimonio complementario lo afirma la figura y pensamiento de Mario Vargas Llosa, lo que daba por descontado la producción de este valioso volumen. Sin embargo, allí estaban otras figuras de la literatura. Cada quien, en su estilo logró ponerse a la altura de los dos primeros autores y así Carlos Loret de Mola, Luis Abril, Paco Aguado, Araceli Guillaume Alonso, Agustín Morales Padilla, Natalia Radetich Filinich, Zabala de la Serna y François Zumbiehl lograron comulgar en un mismo propósito: hacer de “Diálogo con Navegante” una de las obras imprescindibles en estos últimos años, y no para supurar más aquella herida, sino para lograr una racional y equilibrada opinión que permitiera convencer a tirios y a troyanos del inacabable tema que despertaba sospechas, como lo fueron en su momento los casos de Manuel Rodríguez “Manolete” o Francisco Rivera “Paquirri”, por mencionar los que más encontradas pasiones y discusiones despertaron debido al correcto o incorrecto procedimiento aplicado inmediatamente después de que ambos fueron heridos. Como se sabe, los dos casos tuvieron fatales consecuencias.

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“LA CINEMATICA DEL TRAUMA EN LAS CORNADAS PROPINADAS POR EL TORO DE LIDIA” *

Dr. Pedro Martínez Arteaga. Docente-Investigador Titular C por Oposición de la Asignatura de “Educación y Técnicas Quirúrgicas Experimentales” Unidad Académica de Medicina Humana y Ciencias de la Salud de la Universidad Autónoma de Zacatecas, México. Jefe del Laboratorio de Cirugía Experimental e Investigación Quirúrgica. *

“Entender los mecanismos del cornear del toro facilita al torero ubicarse en los terrenos propios y los del toro, le ayuda a hacer arte y a disfrutarlo para sí, crear y recrear una faena artística; mientras que al aficionado le permite valorar las variables estéticas y plásticas de la faena en sus condiciones de efímera, fugaz e irrepetible, pero algo muy importante es que proporciona al cirujano taurino conocimiento y claridad sobre la cinemática de la cornada” (El Autor). Escribir sobre la Cinemática del trauma en las cornadas propinadas por el Bos taurus Raza de Lidia es menester conocer al detalle lo relativo al cornear o acornear del Toro de Lidia, lo que presupone tener clara la concepción de lo que es la cinemática i, (la cual es definida como la parte física que estudia el movimiento prescindiendo de las fuerzas que lo producen). Conceptualizada y definida así esta rama de la Física, consideramos que es a partir de la ciencia básica, natural o factual, además de un buen sustento epistémico, que podremos comprender la gravedad y compromiso fisiopatológico de la cornada y buscar desde los fundamentos de la terapéutica quirúrgica ejecutar correctamente un control de daños y proporcionar las mejores soluciones operatorias que garanticen una buena evolución postquirúrgicas y un buen pronóstico para los profesionales del toreo donde el eje fundamental festivo es el toro y los agentes etiológicos del trauma son los pitones y los cuernos del toro, los cuales pueden penetrar en cualquier región anatómica del cuerpo, sin ser éstas las únicas estructuras anatómicas del animal que pueden producir lesiones sobre el ser humano o corporeidad de los toreros. Es importante comentar que la raza de lidia posee la capacidad inherente de cornear o acornear, particularidad que la definimos así: CORNEAR: es una característica y forma especializada de embestir de la raza de lidia, una acción defensiva, además de ofensiva, generada por un conjunto de impulsos y movimientos de la cabeza y del cuello, los que en buena medida son producto de la selección artificial llevada a cabo por el humano sobre Bos taurus Raza de Lidia, del que se dice es un animal corneador o acorneador” (Martínez Arteaga, 1997)ii. Entendido el cornear de esta manera, debemos hacer hincapié que en la familia zoológica Bovidae la acción-reacción de cornear es un instinto natural, entendido como un conjunto de pautas de reacción del toro, y definiéndolo como “un estímulo interior que determina en los animales una acción dirigida a la conservación o a la reproducción. En las reses de lidia hay dos contrapuestos: a) el de defensa y b) el de ataque” (De Torres, 1996)iii. Esta cualidad instintiva es inherente a todos los miembros de dicha familia, aunque cada uno de los géneros y especies corneen de manera distinta, incluso cada una puede guardar cierta especificidad en sus movimientos e impulsos, mientras que otras especies lo que hacen es simplemente topetar, algunos ejemplos son el Banteng, Yak, Carabao, Cíbolo (MacDonald, 2006)iv, etc. inclusive la cabra y la ovejav. En este orden de ideas, debo aludir a un concepto que pudiera causar confusión con el cornear, que es el relativo a la acción de acometer, del cual se dice que es “cuando un toro embiste con ímpetu y gran destreza. Es en realidad y en la práctica, el acto de embestir a la muleta o a cualquier otro objeto” (Gargantilla, 1995)vi. Así pues, cosa distinta es cornear, como diferentes son embestir, arremeter y topetear. Para comprender la acción del cornear, es fundamental un conocimiento amplio de los componentes anatómicos y fisiológicos de los bovinos de lidia que ejecutan tal acción, así como de aquellos aspectos y eventos que se suscitan durante el cornear de este animal, el cual es muy distinto al resto de las demás razas del género y especie Bos taurus en sus aspectos morfológicos más evidentes, por ejemplo, su fenotipo. Es necesario comentar que existen otros elementos que el hombre ha ido manipulando genéticamente en la raza, componentes éstos de su genotipo, entre ellos ha buscado que el cornear sea más suave, más blando y dúctil, menos hosco y con más temple. Definiendo justamente al temple como “acción de templar el torero al toro” (Nieto Manjón, 1991) vii, por igual

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entendemos que templar es el “tercer tiempo de una suerte, consistente en adecuar el movimiento del capote o muleta a la violencia y velocidad de la embestida del toro; intentando suavizar la misma para que se acople a la del torero” (Nieto Manjón, 1991)viii. En el medio taurino es frecuente escuchar la expresión ¡el toro tenía mucho temple!, concepto ante el cual expreso mi personal desacuerdo, ya que el temple lo percibe, lo conoce, lo explota, lo fija, lo domina y lo ejecuta el torero de manera evidente durante los lances con el capote y con sello propio durante las suertes de muleta en función a la movilidad del toro. Lo anterior lo fundamento en que: “es el hombre quién precisamente posee consciencia de sí mismo, de aquello que le rodea y de su realidad táurica, pero sobre todo del tiempo y del espacio como categorías físicas, incluso como categorías filosóficas en el contexto de la tauromaquia”. Quién afirme conocer sobre los movimientos sincrónicos de la tauromaquia (tiempo-espacio) entre los cuernos del burel y el capote; entre la muleta y un pitón; entre el toro y el caballo; entre el trebejo mortal y el cuerpo del “gran dios toro”; entre la gloria y la muerte que penden del hilo conductor de la corrida; etc. etc… por lo menos deberá de conocer los aspectos básicos de la física tales como la dinámica, estática, cinemática, etc. Sin duda, lo anterior nos remite al conocimiento imprescindible de dos ciencias naturales; la Física y la Biología, es decir, dos ciencias interactuantes que se fusionan como Biofísica o física de los procesos vivos. Tomando como punto de partida la cultura taurina, ambicioso sería que un profesional del toreo, un buen aficionado taurino, un ganadero, un cirujano taurino, un veterinario de ganado manso, etc. fuesen expertos conocedores del instinto de cornear que está directamente vinculado con la función zootécnica del ganado bravo y su relación con los mecanismos que intervienen en las cornadas propinadas a toreros, subalternos, picadores, rejoneadores, monosabios y hasta al público. Es pues, objetivo académico y terapéutico de la Cirugía Taurina, Traumatología Taurina o Taurotraumatología el conocimiento amplio sobre las cornadas, las cuales en muchas ocasiones son propinadas por desconocimiento de la acción del cornear por parte de la gente del “mundo del toro”. El propósito de este capítulo es conocer las estructuras anatómicas y funcionales que están implicadas en los movimientos de cornear, tanto de la cabeza como del cuello del toro de lidia. Otro objetivo es describir las funciones de las estructuras anatómicas en lo individual y en conjunto, trátese de músculos del toro, de huesos, articulaciones, nervios, etc. Lo que facilita ir identificando los cambios y evoluciones del cornear que se producen a lo largo de la lidia debido a la práctica de las suertes ejecutadas durante los tres tercios de la lidia. Todo ese conjunto de acciones que al ejecutarse sobre el toro va cambiando su lidia y forma de cornear, por tanto, durante cada tercio la cornada es diferente, ya que las lesiones físicas que se producen sobre el toro afectan los soportes, palancas, bisagras anatómicas, etc. produciéndole lesiones significativas como aquellas que se producen durante el tercio de varas, tercio de palitroques, además de la asfixia inherente con que llega el toro al tercio de muleta y durante la suerte suprema. EL CORNEAR DEL TORO; como elemento de defensa y como componente en la cinemática del trauma: Durante toda la corrida existe una gran complejidad de acciones y reacciones físicas que ejecuta el toro durante su desempeño en la lidia; una lidia que puede ser clasificada de maneras muy disímbolas, sin embargo, todas las clasificaciones deberían estar sustentadas científica y técnicamente en bases anatómo-fisiológicas que están implicadas durante su desempeño físico de éste. Implicaciones que son inherentes al cornear del toro de lidia como acción de defensa-ofensa (acción-reacción). En el argot taurino el cornear es interpretado de manera general, pero sus particularidades no son siempre bien comprendidas por el Cirujano Taurino, el torero o el aficionado, razón por la que considero como complemento decir que: “durante el cornear están implicados un conjunto de movimientos de cabeza y cuello del toro durante la lidia que son generados a partir de impulsos provenientes principalmente por los músculos epiaxiales del cuello”ix. Por un lado los impulsos del toro, y por otro lado, sus propios movimientos se ven incrementados en la res debido a la inercia de su peso si éste se encuentra en dinámica, pero también hay que ubicar al toro y sumarle su fuerza de gravedad (punto gravitatorio) generada por su propio volumen corporal si se encuentra en estática, inclusive moviéndose. Esta última condición hace más complejos sus movimientos de cornear aun estando “inmóvil” la res, pe. cuando se niega el toro ir al engaño a la hora de matar y tira la cornada pudiendo ser mortal para el torero aún sin mover su cuerpo, sólo la cabeza y cuello. No obstante a todo el conjunto de movimientos de las regiones cefálica y cervical del toro de lidia, se le ha denominado “Movimientos del Balancín Cérvico-Cefálico”, los cuales son ejecutados conjuntamente por los músculos flexores y extensores que favorecen el cornear del toro de lidia, acción en la que participan un número amplio de estructuras anatómicas que le dan su identidad racial durante el momento de cornear contra algo o contra alguien (Figura núm.1).

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Es decir, el toro mueve su cabeza y cuello, con el sustento de sus cuatro miembros y las respectivas porciones de la columna vertebral, y como es obvio su cornamenta, para poder ejecutar la acción de cornear. Acción donde el toro suma otros impulsos físicos, desplazamientos específicos y característicos que facilitan hacer arte pero que también pueden propiciar la cornada. Lo anterior en su conjunto facilita al animal guardar el equilibrio durante su locomoción, igual facilita su desplazamiento de su centro gravitatorio, no obstante puede pasar lo contrario, es decir, pueden limitar sus movimientos a grado de favorecer la caída del animal. Así pues, los dispositivos anatómicos que actúan como conectores, bisagras, extremos, trabes, pilares, etc. permiten y facilitan los movimientos del Balancín Cérvico-Cefálico, tanto en sus movimientos de flexión como de extensión en anchura y extensión. El toro ejecuta movimientos de inclinación lateral con relativa facilidad, mientras que el movimiento de rotación tiene su función principal en la trocoide atlanto-axial. Es importante comentar sobre la elasticidad que poseen los discos intervertebrales que permiten a las otras vértebras cervicales movimientos evidentes y palpables de torsión sobre su eje longitudinal. Por otro lado, hay que hacer hincapié que la única articulación extrínseca de la cabeza que se une al raquis es la articulación atlanto-occipital. En esta articulación los movimientos son de oposición, flexión y extensión. Los movimientos de lateralidad existen, pero son de débil amplitud. Este conjunto de movimientos se completan con el de rotación gracias a la articulación atlanto-axial. Es más que obvio que, cuando cualquier res de lidia ejecuta la acción de cornear se mueven todas las estructuras del Balancín Cérvico-Cefálico, cuyos elementos anatómicos facilitan los movimientos de extensión, flexión, torsión, lateralidad, rotación y circunducción, es decir, en la tridimensionalidad del espacio hacia adelante, atrás, arriba, abajo, izquierda y derecha (Figura núm. 2), lo que en conjunto da forma al “Área de Alcance” que queda por la trayectoria del cuerno vertical. Sus diámetros limitan la amplitud de la trayectoria del cuerno, amplitudes que son variables en función a la posición de los objetos que el toro intenta cornear o coger, en base a su tamaño de cornamenta y determinado por la potencia de los músculos motores de cada res.

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Al “Área de Alcance” existe un complemento que se conoce como el “Área de Barrido” que consiste en la carga que el cuerno desarrolla en plena trayectoria, de cómo se detiene y se alarga en el plano longitudinal y el movimiento de viraje que se inscriben en la tridimensionalidad del espacio. Es obvio que existen un sinnúmero de factores que modifican la manera de cornear de cada toro, por consecuencia se modifican tanto el “Área de Alcance” como el “Área de Barrido” de la trayectoria del cuerno del toro, que además también dependen del tipo de embestida de cada res, la cual es única en cada animal y puede cambiar según se vaya desarrollando la lidia (Figura núm. 3).

De manera didáctica lo diríamos de la siguiente manera: “el cuello del toro presenta una <línea teórica> ocupada por el cuerno al cornear, por lo tanto el esquema de la trayectoria consiste en que el toro inicia inclinando la cabeza hacia abajo y después la proyecta al exterior logrando trazar una semicircunferencia de convexidad inferior. Tal curva o semicircunferencia la continúan alzando verticalmente los cuernos, los cuales terminan dibujando en el espacio una curva contraria a la anterior. Estos movimientos explican el “cucharear” con que se mueven los pitones de los toros -llamado así por analogía con los movimientos realizados con los utensilios de comer; la cuchara(Figura núm. 4).

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Durante este tipo de movimientos, de inclinación y proyección hacia el exterior del cuerno, “movimientos de cuchara” actúan predominantemente los músculos flexores, mientras que los músculos extensores se contraen para elevar la cabeza en el momento del lanzamiento. En otro momento entran en juego los músculos oblicuos para inclinar lateralmente y rotar la cabeza en los movimientos de recogida y continúan su acción en el lanzamiento. Indudablemente este conjunto de músculos relacionados entre sí se fatiguen durante el desarrollo de la lidia y el toro pierda fuerza y violencia al cornear. En tauromaquia desde el comienzo de la corrida es fundamental que el torero -al igual que el Cirujano Taurinodistingan cual es el “cuerno maestro” y las particularidades del acornear de cada toro. La mayoría de las veces los toros utilizan un cuerno más que otro, éste es el llamado “cuerno maestro”, si el toro utiliza y cornea más por el lado izquierdo entonces decimos que es un toro zurdo y en tanto que si embiste y cornea por el lado derecho, entonces es un toro diestro. También existen los toros que se sirven de los dos cuernos indistintamente, son los toros ambidextros y suelen hacer caso al engaño por ambos lados. En términos generales podemos decir que suelen ser toros nobles, pastueños o suaves, aunque siempre existe la excepción a la regla, pues también pueden propinar cornadas o cogidas con ambos cuernos. Aunque nuestro sustento está basado en el conocimiento empírico, posee como punto de partida la observación de la biomecánica del cornear de miles de toros lidiados hemos podido comprobar una hipótesis que nos da el sustento epistemológico para que lo anterior reciba la connotación de conocimiento científico con sus características de racional, universal, sistemático, objetivo, repetible, etc. un buen ejemplo de ello es lo siguiente: al comprobar que un toro “diestro” se fractura su cuerno desde la cepa evidencia su forma de embestir y cornear por el lado derecho, lado cuyo cuerno se ha fracturado y ha caído. No obstante, –a pesar de que el cuerno ya no existe- el toro sigue y seguirá corneando por el lado del cuerno inexistente y cornea por el cuerno izquierdo existente. Conociendo lo anterior y retomando el cornear, el torero a través de su tauromaquia personal o su arte consistirán en ligar unos pases con otros procurando que los defectos del cornear se disipen, aminoren o desaparezcan, por consecuencia, evitará los errores en la composición de la faena y una brusca retirada del engaño, lo que “enseña” al toro a mejorar su cornear conjuntamente con su acometida. En tauromaquia es frecuente escuchar que “al toro hay que enseñarle a embestir”, lo cual garantiza una mejor lidia, contrario es dar “trapazos” sin ton ni son, lo que sin duda nos conduce a un mal desempeño del toro en turno y es contraproducente porque se le está resabiando cada vez más, pues éste desarrolla sentido rápidamente con mayores probabilidades de propinar la cornada al torero. En tauromaquia y taurología es vital entender los movimientos que el toro ejecuta con su cabeza y cuello en tiempo y en espacio, (como ya se dijo, con énfasis en su tridimensionalidad), pues esto nos obliga a razonar y estar conscientes sobre los movimientos ejecutados por el Balancín Cérvico-Cefálico tales como extender, flexionar, torcer, rotar y girar. Es posible que durante estos movimientos de la cabeza y cuello puedan llegar a desituarse, desalinearse o desubicarse con relación a su cuerpo, razón por la podemos afirmar que con estos movimientos del cornear del toro existen muchísimas posibilidades de que el toro coloque sus pitones y cuernos en el lugar que su instinto le dicta, dicho en otras palabras, en ese instante el burel lesiona de manera certera y precisa al torero. Así pues, y en virtud de esos movimientos, el toro ubica sus cuernos en la posición más apropiada para iniciar el cornear, por lo que puede propinar una o varias cornadas y derrotes casi todas en un sola emisión, incluso en fracciones de segundo. Lo anterior debido a que un toro de lidia puede cambiar la situación de su centro gravitatorio casi al mismo tiempo que cuando el toro se encuentra parado, pero el porte de la cabeza es una de las características más modificadas y que indefectiblemente alteran al cornear. En otras investigaciones nuestras hemos demostrado que durante las distintas fases, etapas o estados de la lidia “el toro va cornear y embestir de formas distintas en cada una de ellas dependiendo en buena medida de cuantos trebejos le han sido colocados y con qué “severidad” le han herido, los cuales van desde la divisa, puyas, banderillas, estocada (y/o descabello) y puntilla. Además influye de manera decisiva la forma en que el toro se ha empleado en cada tercio; a) tercio de varas, b) tercio de banderillas y c) tercio de muleta. Se denominan etapas, fases o estados del toro al conjunto de acciones, respuestas o comportamientos diversos que evidencia el toro durante su desempeño físico en los distintos momentos de su lidia. Así pues, estas variables son determinantes para acelerar o disminuir el tiempo de aparición de lo que nosotros clasificamos como: 1) Toro Levantado; 2) Toro Parado; 3) Toro Semiaplomado y 4) Toro Aplomado”x. Durante cada una de estas etapas o fases el toro propina cornadas de muy variada tipología, gravedad y en diferentes regiones anatómicas del torero, las cuales las describiremos después de comentar los aspectos trascendentales de cada una de las atapas o fases de la lidia de la res en juego. El Toro Levantado (TL) es la primera etapa que suele presentar el toro durante la lidia, se caracteriza por ser un animal que sale de toriles a una gran velocidad, de manera incierta corriendo sin fijeza, pudiendo dar varias vueltas al redondel, lleva la cabeza alta, hace por todos los objetos que le llaman la atención –móviles o inertes-, si llega a coger su objetivo pocas veces suele revolverse contra el bulto. Bajo este estado posee gran vigor en sus patas, no tiene alguna tendencia determinada, sin embargo, cuando el lidiador tiene experiencia sabrá aprovechar el viaje para realizarle varias suertes de capote. Paulatinamente el animal se va ubicando en un lugar donde se siente tranquilo y

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generalmente puede ser la querencia natural. Durante esta etapa la trayectoria del cuerno es muy larga, llevada por el impulso de la embestida, sin precisión, el volumen de barrido se separa poco del eje de la trayectoria, el área de alcance se presenta alargada. Durante esta etapa o fase las cornadas más frecuentes son las propinadas al matador cuando éste espera al burel “a porta gayola” o después de que el toro ha dado varias vueltas al ruedo, cuya cornada puede ser desde leve a profunda debido a que el pitón penetra en el cuerpo del torero como un puñal, pero sin los movimientos sobre el “Área de Barrido” del cornear, ya que el toro sale a una gran velocidad y difícilmente puede regresar al lugar donde se encuentra situado el torero ya sea de hinojos o parado. La frecuencia de las cornadas es sobre la cara del torero -tanto de frente como en las regiones laterales-, en el cuello, sobre el hombro del lado donde se mandó el engaño, también sobre el pecho. Cuando el torero cita de pié entonces las cornadas pueden ser propinadas en el abdomen, en las piernas del torero y más difícilmente sobre las pantorrillas. No obstante, este tipo de cornadas pueden ser propinadas en las regiones posteriores del cuerpo del torero cuando el lance se da en esa dirección y el toro no va al engaño. A toro levantado (TL) existen cuatro ejemplos clásicos y representativos que podemos mencionar: 1) las distintas cornadas a los mozos durante los encierros en Pamplona; 2) la cornada propinada al torero sevillano “El Cardeño” por el toro “Hocicón” de Prieto de la Cal en la Real Maestranza de Sevilla el 8 de abril de 1997; 3) la cornada mortal propinada a Don Salvador Hernández, monosabio de la Plaza de Toros Nuevo Progreso de Guadalajara, México el día 4 de septiembre de 2011 y 4) los lesionados por toros que han brincado las gradas como el toro “Pajarito” de la ganadería tlaxcalteca de Cuatro Caminos el 29 de enero de 2006 en la Plaza México. El Toro Parado (TP) es la segunda etapa, la cual se caracteriza porque el toro ha disminuido su fuerza e impulsos físicos debido a que ha salido una o varias veces de la suerte de varas, de la reunión con el caballo, donde el picador ha hecho uso y/o abuso de la puya produciendo lesiones considerables que en ocasiones llegan a inutilizar al toro. Contrario a la primera etapa el toro comienza a quedarse parado, suele atender a los cites con el capote y da los giros exigidos por los lances, embebiéndose en ellos y facilitando los lances y remates como las verónicas, tafalleras, chicuelinas, largas cordobesas, etc. ejecutadas por el lidiador. Aquí el toro todavía conserva las extremidades relativamente fuertes (al menos que se hayan excedido en el castigo, lo cual suele suceder con frecuencia), su cabeza está baja y el cuello queda horizontal. El cuerno (los cuernos) gana(n) en precisión lo que ha perdido en vivacidad y la amplitud del “Área de Alcance” es más ancha. Suele suceder que si el toro fue mal picado, este se convierte en un componente adverso para el torero, ya que puede propinarle una cornada debido al propio mecanismo de defensa del animal (el cornear) ante su incapacidad de movimiento corporal. Durante esta etapa o fase suelen propinarse un mayor número de cornadas a los picadores sobre su pierna derecha; lesiones en el tobillo, pantorrilla y pierna del picador. Cuando existe un tumbo del caballo puede haber fractura de tibia y peroné, del fémur y del pié. Fracturas de costillas, lesiones cervicales y lumbares cuando los picadores caen sobre las tablas. La situación empeora cuando el caballo cae encima del picador sobre cualquier región o estructura anatómica de su cuerpo, pues tales estructuras sufrirán graves lesiones por aplastamiento, mediando concusiones, contusiones y hasta traumatismo craneoencefálico, cuando además de estar en la arena el picador queda a merced del toro que puede sufrir lesiones sobre cualquier parte de su anatomía. Seguidamente, si el toro sale de la reunión con el caballo y su peto de forma normal, entonces las cornadas de mayor frecuencia sobre el torero y los subalternos son propinadas sobre las piernas, abdomen y tórax, incluso puede lesionar gravemente la región axilar. El Toro Semiaplomado (TS) es la tercera etapa en la que el toro bravo todavía da pelea y muestra su bravura al dar juego en los tres encuentros con los banderilleros quiénes le colocan los tres pares de banderillas, creciéndose éste al castigo y evidenciando bravura. Contrariamente si es manso se duele en la suerte, en cualquiera de las dos situaciones el toro se queda disminuido de movimientos debido a las lesiones producidas por los arponcillos, denominándose a esta etapa de toro semiaplomado (TS). Aún mermado de sus condiciones físicas el toro cornea y embiste al banderillero ante quién se ha crecido al castigo, de forma tal que sus movimientos llegan a producir cornadas muy graves como aquellas penetrantes y mortales en el tórax de los banderilleros y matadores que banderillean, pudiendo llegar a “partir” en dos la víscera cardiaca con la inminente muerte en fracciones de segundo. Durante esta etapa o fase el toro va al cite cuerpo a cuerpo con el banderillero o rehiletero y en la lucha cuerpo a cuerpo suele cornearlo en las piernas, genitales, abdomen, tórax, cuello, incluso en la cara y el cráneo. Este tipo de lesiones se producen por la forma de la cornada lanzada al cuerpo del banderillero o torero que banderillea. No obstante, existen distintas suertes y formas de colocación de los palitroques que exponen el costado del banderillero, incluso la región de su espalda. Pero si por alguna razón el banderillero llega a caer en la arena, cualquier parte de su anatomía queda a merced del toro. Dos ejemplos tristemente célebres existen al respecto: 1) la cornada de Manolo Montoliu cogido por el toro “Cabatisto” de Atanasio Fernández en Sevilla el día 1 de mayo de 1992, y 2) la dramática cornada de Juan José Padilla el día 7 de octubre 2011 durante la Feria del Pilar en Zaragoza. El Toro Aplomado (TA) es la última de las etapas, generalmente sucede durante el tercer tercio de la lidia o tercio de muleta, cuando el toro ya ha recibido el castigo necesario y suficiente. Un castigo a veces exagerado (particularmente durante la suerte de varas en aquellos toros muy bravos, sobre todo cuando se realiza

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abusivamente dañando sobremanera las estructuras del cuello, cabeza y región de la cruz) cuando en realidad debería ejecutarse sobre el morrillo buscando ahormar al toro para facilitar embestidas más suavesxi. Durante esta etapa del final de la corrida el toro pierde facultades, energía, poderío y acometividad, por eso le denominamos Toro Aplomado (TA), lo que equivale a unas arrancadas lentas, nunca de larga distancia y mucho menos si se encuentra al amparo de alguna querencia de la que difícilmente se separará, pero suele cornear con la cabeza más baja y con el cuello inclinado. Suele “aferrarse al piso” en un palmo de terreno. También el toro suele estar a la defensiva, puede incluso llagar a desarrollar muchísimo sentido y corneará tanto espontánea como maliciosamente. Bajo estas condiciones el “Área de Alcance” del toro presenta un eje vertical disminuido, el toro continúa a la baja a medida que va terminando la lidia. Todo en cuanto se refiere a duración de esta etapa es cuando más pases da el torero entendiendo por pase al lance ejecutado con la muleta-. Los pases cumplen el objetivo conducir la embestida y el acornear del animal, lo cual en buena medida se logra al fatigar la cabeza y el cuello de la res. Para ejecutar los pases durante el tercer tercio son necesarios tres tiempos: citar al toro, cargar la suerte y rematar. Si se suprime uno de ellos, el pase pierde su esencia. (Citar; consiste en provocar la embestida. Cargar la suerte; esto “es el centro de la suerte”, ya que se prende al toro en la muleta y éste recorrerá el viaje señalado por el diestro moviéndole con la distancia y al tiempo justos. Rematar es la última parte de la suerte, tiene por objetivo llevar el toro a un lugar predeterminado, para que aplique sus derrotes fuera del terreno del torero, pero sin dejar de hacer arte). Durante esta etapa o fase el toro está muy mermado en cuanto sus movimientos de embestida que suelen ser cortos y los movimientos del “Área de Barrido” son mucho más amplios llegando a propinar cornadas con una mayor frecuencia en las piernas (en la región antero-medial sobre el “Triángulo de Scarpa”), rodillas y tobillos, ya que el toro se mueve en un círculo reducido de aproximadamente 5 mts. de diámetro. Sin embargo, son frecuentes las cornadas en la región inguinal penetrantes a abdomen, también las cornadas profundas propinadas directamente en el abdomen y tórax. De acuerdo a la suerte que el torero ejecuta también puede ser cornado por la espalda, por los costados y toda su anatomía en caso de quedar a merced del burel en el albero. Es muy importante comentar que mientras el torero está siendo cornado puede caer desde la cornamenta del toro a la arena en una posición muy peligrosa y comprometida como aquella que conlleva a la fractura de las vértebras cervicales, torácicas y lumbares. El tipo de cornadas propinadas durante esta fase son muchísimas, vale comentar sólo la cornada sufrida por Julio Aparicio por el toro “Opíparo” de Juan Pedro Domeq el 21 de mayo de 2010 en Madrid. También al ejecutar la Suerte Suprema se suscitan un gran número de cornadas y lesiones, alta es la incidencia sobre el “Triángulo de Scarpa” al ejecutar el Volapié. Frecuentes son por igual las cornadas en abdomen y aún en el tórax como aquella propinada por el toro “Burlero” de Marcos Núñez a José Cubero Sánchez “El Yiyo” en Colmenar El Viejo, Madrid, el 30 de septiembre de 1985. Si el toro no llega a caer con la estocada, entonces se hace necesario ejecutar la Suerte del Descabello, la cual se ejecuta con la ayuda del estoque de cruceta, pero si el torero no acierta al primer intento entonces el toro comienza a resabiarse y puede cornear al torero pudiéndole coger desde los tobillos hasta la región pectoral y las clavículas debido a la serie de cornadas que lanza de manera desesperada ante el estímulo de los pinchazos. Puede darse el caso de que aún después de haber caído el toro no esté muerto, razón por la que es obligatorio ejecutar la Suerte de Apuntillar –suerte que se realiza de manera rutinaria- la cual se ejecuta estando de frente al toro (en España) o por detrás del testuz del toro (en México) y al sentir el animal el “cachetazo” puede reaccionar con una cornada descompuesta que puede lesionar al puntillero desde la rodilla, pierna, genitales, lado derecho del pecho, cuello y hasta la cara y cabeza. Los forcados y los recortadores sufren cornadas similares a las propinadas por los toros en la etapa o fase de Toro Levantado (TL), pero a su vez distintas, ya que unos lidian toros con cuernos mutilados y otros vaquillas, novillos y toros a veces en puntas pero la diferencia estriba en la velocidad con que se arrancan las reses en juego, sin embargo, considero que esto merece la pena dedicarle otro capítulo. Cualquiera de las anteriores fases etapas o estados -(TL), (TP), (TS) y (TA)-, en que se encuentre el toro aun cuando esté con una condición física muy mermada, el toro es lo suficientemente peligroso como para producir un traumatismo que puede ir desde una herida superficial hasta una muy grave y profunda, a grado tal de conllevar a la muerte. Esto se traduce de la siguiente manera: “el toro puede cornear de distintas maneras y con distinta intensidad en función al estadio de la lidia en que se encuentre, pudiendo propinar una amplia gama lesiones (cornadas o cogidas) sobre los profesionales del toreo. OTROS COMPONENETES DEL CORNEAR DEL TORO EN LA CINEMÁTICA DE LA CORNADA O COGIDA: Existen otros elementos igualmente importantes que los anteriores que intervienen para que pueda existir una posible cornada en el torero, elementos que son considerados como causas propias del toro como son el impulso, el aprendizaje y la adaptación, y la posición de los miembros torácicos. El impulso se expresa taurinamente con la prontitud y la viveza de ataque. i)

El Impulso favorece la lidia porque la trayectoria del cuerno se desarrolla en longitud y se disminuyen las

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otras dimensiones. El toro bravo que acomete con pujanza y sin desvíos, su empuje no le permitirá variar la trayectoria del cuerno, ni se alejará del eje longitudinal de su cuerpo, al mismo tiempo el volumen de barrido tendrá débiles dimensiones, lo que permitirá al torero ajustarse al animal sin incurrir en demasiado riesgo. Lo contrario pasa con un toro tardo y de ataque corto que desarrolla sentido, por tanto aumenta significativamente para el torero el peligro de ser herido. Es decir, el toro tardo no efectúa grandes arrancadas pero moviliza más sus cuernos. El torero sabe que el impulso disminuye el peligro, y hasta cierto punto le favorece para hacer arte. ii) El Aprendizaje y la Adaptación son dos elementos que también participan como componentes de la cornada ya que “el aprendizaje” del toro relativo al cornear comienza desde las peleas iniciáticas cuando utilizan sus cuernos durante sus peleas y luchas que libran durante su crianza, desde añojos hasta cinqueños, siendo esta última edad cuando han adquirido gran experiencia en cornear, pues en ocasiones pueden llegar a matarse entre ellos debido a que han “aprendido” a propinar la cornada con certeza debido al buen manejo de sus cuernos. Por otro lado, el toro recibe y archiva imágenes que su memoria reproduce con la repetición de pases y en ocasiones la repetición de errores del torero, así el toro aprende y desarrolla sentido y rápidamente comienza a resabiarse, por lo que el toro sin hacer caso al engaño busca constantemente el cuerpo del torero. Respecto al proceso de adaptación podemos decir que se da a dos niveles: a) la adaptación de parte del toro a los tiempos y ritmos que el torero le marca con la ayuda del capote y la muleta, “como enseñándole a embestir”, razón por la que el toro no debe recibir capotazos de más, pues partimos del supuesto de que toro que nunca ha visto un capote o muleta y puede “adaptarse” más fácilmente al cite que realiza el torero con la ayuda del trebejo y el burel no desarrolla “malas intenciones”. El otro nivel de adaptación podemos ubicarla como de tipo antropogénica, b) proviene del torero que con un supuesto conocimiento de causa (conocimiento sobre el cornear) y su experiencia identifica el “cuerno maestro”, o ambos cuernos, y saca de esa cualidad buenas y hasta excelentes embestidas con suave cornear creando arte (puede pasar lo contrario con los toreros jóvenes a quiénes con frecuencia les propinan más cornadas). iii) La posición de los miembros torácicos: (miembros delanteros, craneales o pectorales) y la mano sobre la cual galopa condicionan el porte de la cabeza, el área de alcance y la amplitud de la trayectoria. Por ejemplo; en la suerte a la verónica y el derechazo se ve que el toro dirige el cuerno derecho hacia abajo y estriba en el suelo el miembro torácico correspondiente (precisamente esta posición de los miembros permite mantener el equilibrio al animal y le evita su caída; además en el miembro apoyado está el origen de los músculos del cuello que por su acción sobre la cabeza dirigen el acornear), así el miembro derecho soporta el peso del cuerpo y el de la cabeza desviada hacia el mismo lado. Si fuera el caso, ¡si un toro galopando sobre la mano izquierda corneara sobre la derecha, corre el peligro de caer!... Esta última consideración tiene gran importancia para la colocación de las banderillas. El torero deducirá del miembro adelantado, en el momento de la embestida, el lado donde el cuerno tendrá menor amplitud al acornear. Es muy frecuente que el toro antes de embestir lleve su peso sobre tres extremidades y dejar libre la cuarta. Este momento permite al diestro escapar antes de acomodarse al visible movimiento precursor de la acometida (Pavaux et Lignereux, 1996)xii. Existen muy pocos investigadores de las Ciencias Veterinarias cuyo objeto de estudio haya sido el cornear toro de lidia como línea de generación y aplicación del conocimiento desde la perspectiva científica de la Biofísica. Uno de ellos fue el gran veterinario español, el Dr. Don Ildefonso Montero Agüera (1990)xiii, catedrático e Investigador de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Córdoba (España), gran amigo y mi Director de Tesis Doctoral, hizo lo propio con su aportación a este rubro desde la perspectiva anatómica y funcional (fisiológica) en la raza de lidia. Montero Agüera dice: “La cabeza constituye un peso móvil situado a uno de los extremos del Balancín CérvicoCefálico, peso que influye directa y poderosamente sobre el cuello y el resto del cuerpo del bovino, pero además tiene significativa injerencia en la sincronía en los movimientos durante el acornear”xiv. Merced a los movimientos del Balancín Cérvico-Cefálico se comprueba: 1) El centro de gravedad se desitúa en un momento dado con rapidez, seguridad y precisión, modificándose las condiciones de estabilidad y equilibrio. 2) Las resistencias que el toro tiene que vencer en la progresión aumentan o disminuyen. 3) La velocidad cambia aumentando o disminuyendo. 4) Evita la caída o se hace inminente. 5) La dirección de la marcha varía hacia la derecha o hacia la izquierda. 6) Se sobrecargan las manos librando de peso al tercio posterior o se manda a éste parte del que soportaba aquél. 7) Al extenderse, flexionarse o inclinarse el Balancín Cérvico-Cefálico el peso se irá hacia atrás, adelante o lateralmente cambiándose el centro de gravedad.

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Es fundamental comentar que en el cuello los términos flexión y extensión tienen un sentido relativo. La existencia de la curva cérvico-dorsal (Figura núm. 5), aumenta su concavidad dorsal (flexura), retrayendo caudalmente la cabeza cuando actúan los músculos epiaxiales o extensores, mientras que los músculos hipoaxiales o flexores provocan la abertura de la curva (extensión o alargamiento del cuello). Dorsalmente el cuello puede dirigirse muy atrás por exageración de la extensión (flexura normal). Ventralmente la movilidad del raquis cervical es más limitada. Sólo puede flexionarse hasta la abertura cervical o alineación de las vértebras cervicales. La posibilidad de bajar la cabeza al suelo se debe más que a una flexibilidad cervical, a la curvatura de la región prediafragmática, al juego de las articulaciones de la cabeza (atlanto-occipital) y a la separación de los miembros torácicos. Ciertos movimientos del Balancín Cérvico-Cefálico están ligados a los miembros pectorales y a la locomoción, así el animal galopa a la derecha o la izquierda. Esta circunstancia también es importante valorarla a la hora de estudiar la biomecánica de los lances y pases. CITAS BIBLIOGRÁFICAS: Diccionario de la Lengua Española. (2001), Vigésima Segunda Edición, Real Academia Española, Madrid, España. Martínez-Arteaga, Pedro. (1997), Pintas, Pelajes y Cornamentas en el Toro de Lidia, Editorial Juan Soto-SPAUAZ, Zacatecas, México. p. 9. De Torres, José Carlos. (1996), Diccionario del Arte de los Toros, Alianza Editorial, Madrid, p. 214. MacDonald, David. (2006), La Gran Enciclopedia de los Mamíferos, Coedición Diana-Libsa, Madrid, pp. 556-567. Diccionario Monográfico del Reino Animal, (1980), Ediciones Biblograf, Barcelona, pp. 5-287. Gargantilla Rodríguez, Anastasio. (1995), Diccionario Taurino, M.E. Editores, España, p. 26. Nieto Manjón, Luis. (1991), Diccionario Ilustrado de Términos Taurinos, Tercera Edición, Editorial Espasa-Calpe, Colección la Tauromaquia # 4, Madrid, p. 394. Ibid. p. 394. Martínez Arteaga, P. (2003), Lesiones Anatómicas producidas en el Toro por los Trebejos empleados en la Lidia, Hispano-Mex Publicaciones, Zacatecas, México. pp. 29-40. Martínez Arteaga, Pedro. (17/08/1999), [Conferencia Magistral-DVD] “Taurofilias y taurofobias”, Bibliófilos Taurinos de México, México, D.F. Martínez Arteaga, Pedro. Lesiones Anatómicas producidas en el Toro por los Trebejos empleados en la Lidia, Op. Cit. pp. 41-70. Pavaux, Claude et Lignereux, Yves. (1996), “Les Membres du Taureau de Combat” en Biomécanique de la Tauromachie 1992-1995, Association “Sciences Médicine Culture et Tauromachie”, Arles, France. pp. 81-97. Montero Agüera, Ildelfonso. (1990), “Aspectos anatomo-funcionales del acornear del toro bravo y sus modificaciones durante la lidia”, Actas de la Real Academia de Ciencias Veterinarias de Madrid, Madrid, Vol. (3):263-285. Ibid. p. 265.

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En el blog de mi responsabilidad, 238 publiqué estas INTERESANTÍSIMAS DECLARACIONES DEL DR. JOSÉ ROJO DE LA VEGA EN 1953. I En el patio de cuadrillas de la plaza de toros “México”, ocurrió un casual encuentro que tuvieron el Dr. Javier Rojo de la Vega y Manuel García Santos allá por octubre de 1953. Quedaron para verse pronto, y eso sucedió en una esplendorosa cena. El recordado periodista, ejerciendo el oficio como uno de los mejores habidos en aquellos tiempos, atinaba a preguntarle: -¿Algunas curas habrá usted hecho en esos tiempos? Y la respuesta del galeno no pudo ser otra que esta: -No pocas. Recuerdo una tarde en la plaza “El Toreo” que tuvimos que intervenir en ¡once cornadas…! -¡En una sola corrida…! ¿De quién eran los toros? -De Sayavedra. Pero las cornadas las produjeron dos toros de Quiriceo que salieron de sobreros. ¡Imagínese usted! ¡Una enfermería con dos camas y once heridos en ella! ¡Aquello parecía un campo de batalla…! -¿Recuerda el nombre de alguno de los heridos? -Uno fue este Santiago Vega que toreó en la novillada de La Oreja de Plata el otro día en la México. Otro Luis de la Sota. Otro “Terremoto de Tacuba”… -¿Ninguno llegó a destacar en el toreo? -El que más lejos ha llegado ha sido Santiago Vega. Y así es, en efecto. Las imágenes que nos confirman aquel “campo de batalla” ocurrido la tarde del jueves 28 de agosto de 1941, quedaron registradas en un reportaje gráfico publicado en La Lidia. Revista gráfica taurina, año I, N° 40 del 27 de agosto de 1942, como se verá a continuación:

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José Francisco Coello Ugalde. Disponible en internet julio 14, 2018 en: https://ahtm.wordpress.com/2018/05/21/interesantisimas-declaraciones-del-dr-jose-rojo-de-la-vega-en-1953/

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Y García Santos, procurando obtener datos de importancia, continuó su “interviú”. -¿Con qué experiencias y con cual especialización llegó usted al cargo de cirujano de la Plaza de Toros? -Con la de ser cirujano del Hospital Juárez, donde se practica la cirugía de urgencia ya que a ese Centro van todos los heridos de la Capital. -Pero la cirugía taurina, ¿no requiere una especialización…? Yo he leído un libro del famoso Dr. Bravo, médico de la Plaza de toros de Madrid (García Santos, debe referirse al Dr. Juan Bravo y Coronado, quien estuvo al frente de los servicios médicos en la plaza madrileña, entre fines del XIX y comienzos del XX) que fue, en el que se demuestra que las cornadas de los toreros requieren una técnica especial para ser operadas… -Y así es. La cirugía taurina –si vale denominar así a las intervenciones en las enfermerías de las plazas-, es en principio una aplicación de la cirugía de urgencia. Y un cirujano experto en toda clase de traumatologías puede perfectamente operar una cornada. Pero… es cierto que curar las heridas por asta de toro requiere una especialización… -¿Puede usted citarme un caso concreto? -¡Cómo no! Recuerdo una cornada enorme de Luis Freg (refiriéndose, quizá a la que el valiente torero recibió 9 de marzo de 1922 por un toro de San Nicolás Peralta). Asistía como invitado –si vale este término-, el famoso Dr. Mayo, cirujano expertísimo. Y le dijimos si quería intervenir en la operación. Se negó. -¿En qué consiste la diferencia entre la lesión que ocasiona el asta y la que hace otra causa cualquiera…? -Los aspectos clínicos son distintos. No tiene usted más que ver la forma del cuerno, y tener en cuenta la fuerza enorme que el animal desarrolla al herir. El cuerno penetra en el cuerpo como un proyectil. Reprime la piel –en ocasiones, ¡sin romperla siquiera!- y el orificio que abre constituye una especie de embudo o cono invertido. Luego, las trayectorias que hace por dentro, que a veces son varias… Hay que comenzar por desbridar aunque a los toreros les alarme en principio eso de que se les agrande la herida que traen. Pero es absolutamente necesario para explorar a conciencia y enjuiciar con acierto. -¿Ha influido la penicilina en las curas maravillosas que ahora se hacen? -Indudablemente. Pero antes de que se conociera hemos tenido la suerte de operar casos muy graves y eludir el riesgo de la septicemia. -¿Cuándo la emplearon por primera vez ustedes? -En la cornada de “Chucho” Solórzano (“El Toreo”, 26 de febrero de 1933, percance que propinó “Lancero” de “Rancho Seco”). Una cornada gravísima, con la vena femoral rota y el peligro de la gangrena gaseosa casi inmediato… -¿Qué cura recuerda más laboriosa…? -Una de ellas la de “El Soldado” (“El Toreo”, 22 de noviembre de 1942. El toro se llamó “Calao” y era de “Piedras Negras”). Hubo de ponerle ¡catorce pinzas! Para contener la hemorragia e ir ligando vasos… La de Carmelo (Pérez, en “El Toreo”, la tarde del 17 de noviembre de 1929, por el tristemente célebre “Michín” de “San Diego de los Padres”) también fue muy grave. Nosotros no le aprobamos su decisión de irse a España. Y le recomendamos que si toreara ni se operase. ¿Pero parece que su destino era el de morirse en Madrid…! -Entonces usted entró a formar parte del cuerpo médico de la Plaza de Toros… -Exactamente el día 12 de octubre de 1925. El Día de la Raza. -¿Y el primer torero que usted curó fue…? -Mariano Montes. Un torero español, lipotímico, con cara de batracio y corazón de león. ¡Si viera usted la pelea que entabló con nosotros para que lo dejáramos salir a matar el toro…! ¡Hasta que se escapó y salió…! -¿Es frecuente esa decisión de salir a seguir toreando en los toreros heridos; -Es frecuente lo contrario. -¿Puedo hacerle una pregunta desagradable? acotaba García Santos. -La veo venir, respondió impasible Rojo de la Vega. -¿Se le han muerto muchos toreros desde que es cirujano de la Plaza? -Muy pocos. (Alberto) Balderas llegó muerto a la enfermería (hecho ocurrido el 29 de diciembre de 1940). Lo inyectamos directamente al corazón y sólo reaccionó unos segundos para quejarse de las piernas. Félix Guzmán murió de una complicación (ello a resultas de la cornada que recibió el 30 de mayo de 1943 en el ruedo de “El Toreo”). ¡Cuando el organismo no solo se niega a reaccionar, sino que además presenta cuatro cilindros de complicaciones o taras fisiológicas… no hay nada que hacer sino esperar el milagro! Este Félix Guzmán dio dos vueltas al ruedo estando herido. Esos movimientos musculares pudieron haber influido en la complicación que sobrevino… -¿Y “Joselillo”…?

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-Ese murió cuando ya estaba curado (se refiere a la cornada que recibió el 28 de septiembre de 1947 en la plaza de toros “México” por el novillo “Ovaciones” de “Santín”). El día en que se le iba a dar de alta. Murió de una embolia. Ya sabe usted que el eminente cirujano francés Dr. René Leriche, maestro universalmente admirado por todos los médicos, ha definido la embolia como “un rayo en un cielo azul”. Y eso es, en efecto. -¿Puede usted decirme algo más del caso de Félix Guzmán…? -Que la cornada era relativamente pequeña. Se le trató bien. Igual que en todos los casos análogos. Esto fue un domingo. El martes ya estaba declarada la gangrena gaseosa y con ella la muerte inevitable. -¿La cornada reciente de mayor gravedad? -La de Juan Armilla (el 21 de diciembre de 1952 en la plaza de toros “México”, por cornada que asestó “Cañí” de “Rancho Seco”) que fue horrible. Penetrante de vientre llegando hasta la pleura. ¡Un caso tremendo! ¡Y dio la sensación en el público de que no tenía nada porque no se vio mucho aparato y porque él fue a la Enfermería por su pie. -En general, las cornadas más graves… -Las de los espontáneos. ¡Los cogen los toros de una manera y les hacen unos destrozos…! Nosotros hemos curado espontáneos con intestinos y epiplón fuera...! ¡No sé cómo hay quien en la plaza se pone del lado de esos infelices que, lo más que logran es eso: Una cornada terrible y… descomponer la lidia sin hacer ellos nada de provecho! (El Ruedo de México. Año IX, N° 120, 22 de octubre de 1953). II La cena demanda que los invitados se sienten a la mesa. -Vamos a terminar rápidamente doctor: ¿Qué le interesa de la fiesta como aficionado? -Todo. Pero el toro más que nada. Sin él no habría corridas. Pero ocurre con él como con el perro del Quijote que se le olvidó a Cervantes… -No entiendo eso… -Es muy sencillo. Ya sabe usted que del genio de Cervantes no puede dudarse. Ni de su genio ni de sus condiciones de novelista. Y sin embargo… se le olvidó el perro. -¿Qué perro…?

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-Cuando comienza el libro, lo hace con estas palabras: “En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua y galgo corredor…” ¿No es así? Pues bien; a lo largo de la obra, salen a relucir la lanza en astillero y la adarga antigua. ¿Dónde vuelve a ocuparse del galgo corredor? Jamás lo volvió a citar. Nunca supimos si acompañó al manchego en alguna hazaña. Ignoramos dónde vivió y dónde murió, porque nada en absoluto nos vuelve a decir Don Miguel acerca de ese perro… Pues eso ocurre a veces con el toro. Que los aficionados van a la plaza sin saber –y sin que les preocupe que es lo peor- de qué ganadería son los toros que se van a lidiar, y luego los cronistas taurinos incurren en el mismo pecado al darle a la pelea del toro una importancia infinitamente menor que la que le conceden a la faena del torero. ¡Y no le digo nada de la injusticia que cometen con él cuando hieren o matan a un lidiador! En esos casos lo califican de asesino, marrajo, pregonao, traidor… Pero yo creo que esto debe ser motivo de otra charla. -¿Por qué? -Porque voy yo a incurrir en lo mismo que censuro. En darle al toro poca importancia, al dejar la conversación sobre él para lo último. -Entonces lo emplazo para una charla acerca del toro de lidia, con destino a los lectores de EL RUEDO DE MÉXICO… -Y yo la sostendré con mucho gusto… Manuel García Santos.

Disponible en internet en el portal http://www.las-ventas.com/ Toro lidiado en Las Ventas, el 1° de abril de 2018. Es de lamentar que aquel anunciado encuentro, no volvió a darse, con lo que nos quedamos sumidos en el misterio de otras tantas declaraciones hechas por uno de los médicos que mayores reconocimientos tuvieron en su momento: Javier Rojo de la Vega. José Francisco Coello Ugalde.

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Regresando a los orígenes: 1610: TRATADO BREVE DE MEDICINA Y DE TODAS LAS ENFERMEDADES, Fr. AGUSTÍN FARFÁN, DOCTOR EN MEDICINA (…). MÉXICO, IMPRENTA DE GERÓNIMO BALLI.

Disponible en internet julio 6, 2018 en: https://www.nlm.nih.gov/exhibition/exvotos/guidesespanol.html

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CIRUGÍA TAURINA. REVISTA. 1977-1991.

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Esta publicación emblemática, de las pocas existentes y surgidas del seno de una organización como la “Sociedad Internacional de Cirugía Taurina”, fue fundada por el Dr. Xavier Campos Licastro. En ella, se difundieron diversos artículos y colaboraciones tanto de médicos nacionales como extranjeros donde se divulgó el conocimiento y la experiencia surgidos de diversos casos atendidos directamente, o de aquellos que se convirtieron en motivo de discusión. Incluso de polémica. Se trata de un notable ejemplo en el conocimiento compartido, mismo que debe ser retomado y recuperado en nuestros días.

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GLOSARIO Anestesia: Ausencia de sensaciones normales, especialmente de sensibilidad al dolor, como la producida por una sustancia anestésica, por hipnosis, o la que tiene lugar por lesiones traumáticas o fisiopatológicas del tejido nervioso. La anestesia producida con fines médicos o quirúrgicos puede ser tópica, local, regional o general y se denomina de acuerdo con la sustancia anestésica utilizada, el método o procedimiento seguido, la zona u órgano anestesiado o la edad o tipo del enfermo. Diccionario de Medicina, p. 64-5. Antisepsia: Destrucción de gérmenes para evitar la infección. (Diccionario de Medicina, 95). Asepsia: Ausencia de gérmenes. Asepsia médica: Eliminación o destrucción de los gérmenes patológicos o los materiales infectados. Asepsia quirúrgica: Protección contra la infección antes, durante o después de las intervenciones quirúrgicas mediante el empleo de una técnica estéril. (Diccionario de Medicina, 117). ¿Asta o cuerno? De acuerdo a la elaboración de los partes médicos, no ha sido posible lograr hasta hoy el uso correcto en estos dos términos. “Herida por asta de toro” o “herida por cuerno de toro”, los que se manejan en forma indistinta. Nos inclinamos por la segunda, pues astas son las que con gallardía presume un ciervo o venado. Cuerno, es la prolongación ósea que ostenta el toro y con ellos produce el mayor número de heridas, motivo –en buena medida-, para el propósito de este trabajo. A.T.L.S.: siglas que se refieren al programa de apoyo vital en trauma. De acuerdo al “Manual del Curso” del Colegio Americano de Cirujanos, este tiene por objeto orientar al médico en la evaluación y tratamiento iniciales del paciente traumatizado. El concepto de la “hora de oro” enfatiza la urgencia necesaria para el manejo exitoso del paciente traumatizado, y desde luego no se limita a un periodo “fijo” de 60 minutos. Es la ventana de oportunidades para que el médico tenga un ipacto positivo en la morbilidad y mortalidad que se asocian a las lesiones. (Véase Programa avanzado de apoyo vital en trauma para médicos. Manual del Curso, p. 1). Brida: Freno del caballo con las riendas y todo el correaje, que sirve para sujetarlo a la cabeza del animal. Monta a la brida. Monta que sustituyó a la jineta y que dio lugar a nuevas maneras de la caballería, como las cañas y el rejoneo. También se denomina monta “a la estradiota”. En Luis Nieto Manjón, Diccionario de términos taurinos, p. 87. Capitán: así llamaron, en buena parte del siglo XIX a quienes encabezaban las cuadrillas de toreros. Otra denominación, aún más rimbombante fue la de “Capitán de gladiadores”. Cinemática del trauma: De acuerdo al Diccionario de Medicina. (véase bibliohemerografía, p. 253): CINEMÁTICA (KINEMATICS) (Fisiología). Geometría del movimiento del cuerpo sin tener en cuenta las fuerzas que actúan para producirlo. Trata la descripción y medida del movimiento corporal y los medios de registrarlo. Los registros de los movimientos corporales se definen en relaciones de un solo plano, aunque los movimientos naturales del cuerpo suelen ocurrir en más de un plano. Considera los movimientos de todas las partes del cuerpo en relación a segmentos de la parte incluida en el movimiento y no necesariamente en relación con la posición anatómica estándar, como los movimientos de los dedos que se consideran en relación a la línea media de la mano en vez de a la del cuerpo. Los tipos más comunes de movimientos estudiados son la flexión, extensión, aducción, abducción, rotación interna y externa. Es de especial importancia en medicina ortopédica y rehabilitadora. Por su parte, el Dr. Xavier Campos Licastro define esta circunstancia como “la necesidad de observar siempre el mecanismo de producción de los accidentes taurinos (…) Nosotros debemos ir a la plaza de Toros a “observar” todo lo que ocurre, [ya que] en cualquier momento puede surgir el accidente. Solo… Cincuenta años de operar toreros, p. 43.

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Equimosis: (ecchymosis). Cambio de color de un área cutánea o mucosa, debida a extravasación de sangre hacia el tejido celular subcutáneo, por traumatismo o fragilidad de los vasos sanguíneos subyacentes. (Diccionario de Medicina, 475). Jineta: Sobre la silla jineta, esta tenía los arzones altos, los estribos cortos y los frenos recogidos. Montaba a la jineta la caballería ligera y el caballero iba encogido, no pasando las piernas de la barriga del caballo, a la usanza morisca. Laparotomía: Incisión quirúrgica de la pared abdominal realizada bajo anestesia regional o general con fines exploratorios. Antes de realizar el procedimiento es necesario hacer un hemograma completo, pruebas cruzadas sanguíneas y un análisis de orina; la piel debe afeitarse desde la línea mamilar hasta el pubis. (Diccionario de Medicina, 767). Mojigangas: Como una constante, el conjunto de manifestaciones festivas, producto de la imaginaria popular, o de la incorporación del teatro a la plaza, comúnmente llamadas “mojigangas” (que en un principio fueron una forma de protesta social), despertaron intensas con el movimiento de emancipación de 1810. Si bien, desde los últimos años del siglo XVIII y los primeros del XIX ya constituían en sí mismas un reflejo de la sociedad y búsqueda por algo que no fuera necesariamente lo cotidiano, se consolidan en el desarrollo del nuevo país, aumentando paulatinamente hasta llegar a formar un abigarrado conjunto de invenciones o recreaciones, que no alcanzaba una tarde para conocerlos. Eran necesarias muchas, como fue el caso durante el siglo antepasado, y cada ocasión representaba la oportunidad de ver un programa diferente, variado, enriquecido por “sorprendentes novedades” que de tan extraordinarias, se acercaban a la expresión del circo lo cual desequilibraba en cierta forma el desarrollo de la corrida de toros misma; pues los carteles nos indican, a veces, una balanceada presencia taurina junto al entretenimiento que la empresa, o la compañía en cuestión se comprometían ofrecer. Aunque la plaza de toros se destinara para el espectáculo taurino, este de pronto, pasaba a un segundo término por la razón de que era tan basto el catálogo de mojigangas y de manifestaciones complementarias al toreo, -lo cual ocurría durante muchas tardes-, lo que para la propia tauromaquia no significaba peligro alguno de verse en cierta media relegada. O para mejor entenderlo, los toros lidiados bajo circunstancias normales se reducían a veces a dos como mínimo, en tanto que el resto de la función corría a cargo de quienes se proponían divertir al respetable. Desde el siglo XVIII este síntoma se deja ver, producto del relajamiento social, pero producto también de un estado de cosas que avizora el destino de libertad que comenzaron pretendiendo los novohispanos y consolidaron los nuevos mexicanos con la cuota de un cúmulo de muertes que terminaron, de alguna manera, al consumarse aquel propósito. Relaciones de Sucesos: En opinión de Judith Farré Vidal, se trata de “El despliegue espectacular del fasto público, efímero por naturaleza, concluye en el relato de su relación. La ocupación excepcional del medio urbano y la recreación de unas especiales coordenadas de espacio y tiempo que alteran el ritmo cotidiano de la ciudad, transformándola, adquieren plena trascendencia cuando se describen en el impreso de la relación. El testimonio escrito representa, por un lado, la oportunidad de que permanezca la experiencia del fasto y de esa realidad embellecida, y, por otro, permite revelar todas las claves de su entramado, desde la explicación simbólica del significado de las arquitecturas efímeras y de sus entresijos técnicos, hasta la identidad de sus mecenas. Por ello, este tipo de impresos están íntimamente ligados al “contexto ritual” en el que se proyectan, y se codifican según un “registro narrativo” sobre el que se asienta el modelo del género literario de las relaciones (mismas)”. En: Espacio y tiempo de fiesta en Nueva España (16651760). México, Bonilla Artigas Editores, S.A., de C.V., 2013. 311 p. Ils., facs., p. 51. Las hay en verso y prosa. Unas, escritas por célebres plumas como Carlos de Sigüenza y Góngora, el jesuita Rafael Landívar o Cayetano de Cabrera y Quintero. No faltan aquí otras celebridades como José de Hogal, autor e impresor, Bernardino de Salvatierra y Garnica, e incluso aunque de manera más informativa que descriptiva Gregorio de Guijo y Antonio de Robles que hicieron cada quien, en el célebre “Diario de Sucesos Notables”, auténtico registro de diversas circunstancias y acontecimientos, ocurridos de 1648 a 1703. Tibetanización: José Ortega y Gasset escribió en la Idea del principio en Leibniz su visión sobre los efectos de aquel movimiento. Dice:

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Donde sí causó daño definitivo la Contrarreforma fue precisamente en el pueblo que la emprendió y dirigió, es decir, en España.

Pero en el fondo la Contrarreforma al aplicar una rigurosa regimentación de las mentes que no era más que la disciplina al extremo logró que el Concilio de Trento celebrado en Italia de 1545 a 1563 restableciera -entre otras cosas- el Tribunal de la Inquisición. Por coincidencia España sufría una extraña enfermedad. Esta enfermedad -dice Ortega- fue la hermetización de nuestro pueblo hacia y frente al resto del mundo, fenómeno que no se refiere especialmente a la religión ni a la teología ni a las ideas, sino a la totalidad de la vida, que tiene, por lo mismo, un origen ajeno por completo a las cuestiones eclesiásticas y que fue la verdadera causa de que perdiésemos nuestro imperio. Yo le llamo "tibetanización" de España. El proceso agudo de esta acontece entre 1600 y 1650. El efecto fue desastroso, fatal. España era el único país que no solo necesitaba Contrarreforma, sino que esta le sobraba. En España no había habido de verdad Renacimiento ni por tanto, subversión. Renacimiento no consiste en imitar a Petrarca, a Ariosto o a Tasso, sino más bien, en serlos.

El fenómeno es fatal pues mientras las naciones europeas se desarrollan normalmente, la formación de España sufre una crisis temporal. Por tanto esto retardó un poco su etapa adulta, concentrándose hacia adentro en sus progresos y avances. En España lo que va a pasar entonces es una hermetización bastante radical hacia lo exterior, inclusive -y aquí nos fijamos con mayor atención- hacia la periferia de la misma España, es decir, sus colonias y su imperio. Coincide la tibetanización española -en la primera mitad del siglo XVII- con el movimiento criollista que comienza a forjarse en Nueva España. ¿Serán estas dos tremendas coincidencias: criollismo y tibetanización, puntos que favorezcan el desarrollo de una fiesta caballeresca primero; torera después con singulares características de definición que marcan una separación, mas no el abandono, de la influencia que ejerce el toreo venido de España? Además si a todo esto sumamos el fenómeno que Pedro Romero de Solís se encargó de llamar como el "retorno del tumulto" justo al percibirse los síntomas de cambio generados por la llegada de la casa de Borbón al reinado español desde 1700, pues ello hizo más propicias las condiciones para mostrar rebeldía primero del plebeyo contra el noble y luego de lo que este, desde el caballo ya no podía seguir siendo ante la hazaña de los de a pie, toreando, esquivando a buen saber y entender, hasta depositar el cúmulo de experiencias en la primera tauromaquia de orden mayor: la de José Delgado "Pepe-hillo". Ticiotl: Arte de curar entre los aztecas. Trocánter: (trochanter). Cada una de las dos protuberancias óseas del extremo proximal del fémur, que sirven para la inserción de diversos músculos. Se denominan mayor y menor. (Diccionario de medicina, 1251). Varetazo: Escoriación dermoepidérmica profunda.

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CUADRO DE OTROS PERCANCES. ADVERTENCIA. Arriesgado decir que están todos aquellos casos sobre percances, heridas y cornadas que se registraron, por lo menos en el curso del siglo XX en nuestro país. La intención del Dr. Raúl Aragón López ha sido reunir información que fue encontrando al paso de sus lecturas, y que se convierte en un registro cuya tendencia es incrementarlo en la medida de lo posible. Para ello, ha puesto toda su atención al recoger esos datos que se encuentran aislados en diversas fuentes bibliohemerográficas. Lamentablemente buena parte de las noticias apenas dan una idea de los acontecimientos allí referidos, por lo que fue importante decidir en qué forma habrían de quedar incluidas. Desde un principio, los autores nos propusimos que este trabajo contara con un cuadro como el que a continuación se presenta. Deseamos que el lector valore en lo que cabe dicha labor que no es ni con mucho lo que podría esperarse. Incluso, si esta obra consiguiera una nueva edición, corregida y aumentada consideramos que ese objetivo alcanzará mejor sentido en la información consultada y manejada.

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CUADRO QUE CONCENTRA DATOS SOBRE PERCANCES OCURRIDOS DESDE EL SIGLO XVI y HASTA NUESTROS DÍAS. Nº

FECHA

TORERO / NOVILLERO

PLAZA DE TOROS

1

29.09.1547

Hernando de Villanueva

2

20.09.1643

3

25.01.1689

4

24.11.1700

5

19.02.1753 y entre el 25 y 28 del mismo mes.

6

Entre el 05.11 y 06.12.1770

“El Capuchino”

El “Volador”, Ciudad de México.

7

Entre el 05.11 y 06.12.1770

Pedro Montero, Capitán segundo espada.

El “Volador”, Ciudad de México.

En algún lugar de la ciudad de Puebla de los Ángeles. Francisco de Almazán, vecino Villa de Guadalupe, ciudad honrado de México. de México. “Fue el virrey y virreina a los toros; Existen dos sitios hubo dos muertes, un indio de una probables: el alcázar de estocada y otro que mató un toro”. Chapultepec o el “Volador”, ciudad de México. “Hubo toros a las once; mató un Con toda seguridad, el toro a un negro”. suceso ocurrió en el “Volador”, ciudad de México. Muerte de dos toreros San Diego, Ciudad de México

TORO / NOVILLO GANADERÍA

PARTE MÉDICO

Se desconoce Se desconoce

Sufre una cornada, se encomienda a la virgen de los Remedios y esta lo salva. Promete levantar una ermita, cosa que cumple. Fue herido por un toro escapado.

Se desconoce

En esa ocasión, dos fueron las víctimas, una mujer y un hombre.

Se desconoce

Recibe una cornada y fallece.

Se desconoce

Festejos a favor de la Colegiata de Guadalupe. La tarde del 19 de febrero, se llevó a efecto la primera corrida con toros que pasaron sin pena ni gloria; no así los del siguiente día, que fueron muy bravos, hiriendo a uno de los diestros, mortalmente, e infiriendo serias contusiones a otros toreadores. A la semana siguiente, prosiguieron las corridas con igual entusiasmo en los días del 25 al 28, habiéndose lidiado toros de gran tamaño y bravura, los que ocasionaron la muerte de un torero y graves heridas a otro diestro... José Manuel de CastroSanta (1854, Capítulo XXVII, Páginas 137 y 138). Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=893 Toros de las “…en razón del buen éxito de la temporada anterior, para la temporada de 1770 dehesas de Toluca y se autorizaron en México D.F., 12 corridas de toros que se verificaron del 5 de Nueva Galicia noviembre al 6 de diciembre de 1770, lidiando ganado de las dehesas de Toluca y de Nueva Galicia, resultando en estas temporadas heridos dos diestros (toreros de a pie auxiliados por cuadrilla de banderilleros y varilargueros con caballos), uno de los cuales, de mote “El Capuchino”, resultó muerto a consecuencia de las heridas recibidas" (Rangel, 1924). Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=7 MONTERO, Pedro: citado como Capitán segundo espada en la cuenta de gastos Toros de las dehesas de Toluca y que detalla “(…) dos series de corridas de toros concedidas por el autoritario Nueva Galicia virrey de México, Carlos Francisco de Croix, para la pagada diversión de los habitantes de la capital novohispana, al mismo tiempo de que aquéllas servirían para recolectar dinero e invertir en obras de “beneficio común”. Corridas por lo demás desarrolladas según las novedosas formas del toreo a pie, protagonizado por cuadrillas de toreros estoqueadores, mismo que sólo hacía unos cuantos años se estaba consolidando por todo el ámbito de la monarquía, en sustitución de la anterior tauromaquia caballeresca. Resulta consabido que un cuarto de centuria después, Pedro Romero, de Ronda y Joaquín Rodríguez “Costillares”, de Sevilla, fueron los andaluces cumbres para la popularización de las novedades que quedarían dogmáticamente impresas en las páginas de la Tauromaquia de José Delgado, “Hillo”, de 1796. En una nota que acompaña las cuentas de la temporada del año siguiente, referente al destino de las espadas entregadas a Montero, se alude al “evidente riesgo de la vida en que se vio este toreador” durante las lidias de 1769; es por

301


8

1787

Tomás Venegas, “El Gachupín Toreador”, torero.

El Volador

Se desconoce

9

Octubre 1801

Ignacio Allende, célebre independentista, torero a pie y a caballo.

se desconoce

Se desconoce

10

1817

Pablo Rodríguez, picador.

Real Plaza de toros de San Pablo.

Se desconoce

11

1819 02.02.1822

“El Boliche”, Ciudad de México. “Plaza Nacional de Toros”, Ciudad de México.

Puruagua

12

Manuel Ceballos “El Sordo”, banderillero. Muerte de un torero

Se desconoce

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ello que parece fue una cornada grave la causa de su retiro. Benjamín Flores Hernández: Para la diversión y para la utilidad pública. 24 días de corridas. Instantánea documental torera de la vida mexicana de hace dos siglos y medio. (…). Aguascalientes, Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2017. (Versión electrónica). 154 p., p., 78). Percance que sufrió este personaje en la ingle derecha. Disponible en internet abril 5, 2019 en: https://www.uaa.mx/direcciones/dgdv/editorial/docs/ve_aficion_entranable.pdf (véase p. 76). En octubre de 1801, cuando montaba un bruto, sufrió un accidente que lo puso en serio peligro de muerte; en otra ocasión, también mientras cabalgaba, recibió un golpe en la nariz que desde entonces le quedó hundida. Se enfrentaba a los bureles cuerpo a cuerpo, y una vez mató uno ahogándolo con la pura fuerza de sus piernas. Se sabe que mientras el tiempo que estuvo acuartelado en Jalapa en calidad de oficial del regimiento de la Reina solía actuar en las corridas anuales allí efectuadas, y que siendo capitán de una compañía del referido cuerpo, en octubre de 1800 le tocó salir a despejar la plaza de toros durante las corridas que se dieron en San Luis Potosí con motivo de la bendición del santuario de Nuestra Señora de Guadalupe de tal ciudad. Fue uno de los principales implicados en las conjuraciones que prepararon el alzamiento insurgente de 1810, dos o tres días antes del grito de Dolores, encontrándose en esta población en compañía del cura Miguel Hidalgo y de Ignacio Aldama, recibieron noticias del buen éxito que estaban teniendo sus trabajos proindependentistas; los tres revolucionarios, entonces, dedicieron festejar tan alegres nuevas con una corrida de toros, misma que se llevó a cabo en el palenque de gallos local, situado enfrente de la casa parroquial. Los astados se llevaron de la hacienda del Rincón; Allende no sólo entró a torearlos, sino que incluso luchó con uno de ellos, haciéndose acreedor por tal proeza a una fuerte ovación de los asistentes al festejo. Como ya se sabe, a poco de estallar la guerra de independencia se le nombró capitán general de los ejércitos americanos. Acompañó a Hidalgo hasta Aculco y luego se instaló en Guanajuato. Reunido de nuevo con el párroco de Dolores en Guadalajara, siguió con él hasta que ambos fueron hechos prisioneros en Acatita de Baján. Después de ser juzgado, se le fusiló en Chihuahua el 26 de junio de 1811. Benjamín Flores Hernández: La afición entrañable. Tauromaquia novohispana del siglo XVIII: del toreo a caballo al toreo a pie. Amigos y enemigos. Participantes y espectadores. Aguascalientes, Universidad Autónoma de Aguascalientes, 2012. 420 p. Ils., retrs., fots., facs., cuadros. (Versión electrónica, p. 361). Percance que sufre este personaje desconociéndose la zona corporal afectada. Fue contratado para torear en las fiestas por la boda de Fernando VII, mismas que tuvieron lugar durante 1817 en la Real Plaza de San Pablo. Probablemente fuera lidiador de a caballo o, tal vez, “loco”. El caso es que resultó cogido por un toro mientras intentaba picarlo montado en burro. Poco después falleció a causa de las heridas que le infringiera el bicho. (BFH, 2012, 387). Al colocar la segunda banderilla al primero de la tarde, fue enganchado por el muslo derecho “penetrándole la llave izquierda en el estómago”. Festejo en honor de Agustín de Iturbide. “Comenzó el festejo, triste por el estado del tiempo y por los malos augurios que corrían. De pronto un grito de terror se escuchó en los tendidos. El toro acababa de coger a uno de los jóvenes toreros, y tendido en sus astas lo llevaba exánime por todo el ruedo, como un muñeco ensangrentado. Lo soltó al fin, y lo que los


13

Marzo-abril de 1823

José Ramón Sotelo, matador.

Guadalajara, Jal.

Se desconoce

14

1841

Luis Ávila, torero.

Durango

Se desconoce

15

Mayo 1845

Góngora, torero.

Se desconoce

16

23.11.1851

17

23.05.1853

Mariano Rodríguez “La Monja”, matador de toros. Juan Corona, picador.

Segundo toro de la tarde, del Cazadero Queréndaro

18

Oct.-Nov. 1863

Bernardo Gaviño y Rueda

San Pablo, Ciudad de México. “Paseo Nuevo”. Estreno de la plaza, ciudad de México. San Pablo, ciudad de México. Ciudad de México

19

12.01.1864

Severiano Montes, torero.

Aguascalientes.

Se desconoce

20

17.01.1865

Joaquín Carretero, picador.

Tenango del Valle, Estado de México.

Atenco

Se desconoce.

303

peones recogieron de la arena era sólo un cadáver.” Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=1284 Torero de a pie en la región occidental de México, a comienzos del siglo XIX. Hay una nota que dice: “Recibo N° 6. Distribución que rinde el Regidor Comisionado que subscribe de veinte (pesos) que ministró (don) Francisco Guerrero para la curación y alimentos del torero José Ramón Sotelo, herido por un toro, de cuyo dinero se otorgó recibo. (R. M. M., 2007, 211). HCT en el costado derecho. Sobre este percance, escribe Domingo Ibarra: En la ciudad de Durango el año de 1841 se dio en la plaza de toros una corrida nocturna con la iluminación correspondiente, que consistió en achones puestos con profusión en todo el círculo alto de la plaza, que es de piedra, y en las lumbreras multitud de faroles de cristal, y de otras materias trasparentes, todo lo cual dio luz necesaria sin que tuviera interrupciones de oscuridad, pues sin cesar atizaban los achones de la azotea; sin embargo, los toreros aunque bastante diestros, no desempeñaban sus faenas con entera confianza, y aun por lo cual el valiente espada Luis Ávila al dar muerte al toro, se embarreró y lo cogió contra la misma barrera, rasgándole todo el costado derecho, creyendo el público que le había metido la llave; sacaron del redondel a Ávila bañado en sangre, y su segundo dio muerte al toro, el cual se echó con la estocada que recibió y queriendo un banderillero rematarlo de frente con la puntilla, el toro sin levantarse se movió hacia adelante y enganchó con las piernas al banderillero levantándolo más de dos varas de alto. El referido Ávila se alivió de su herida, pero no volvió a Torear en Durango, y hasta la tierra perdió. (D. I., 95). Accidente desgraciado que le costó la vida a este personaje. HCT en el muslo izquierdo y en el costado derecho. Herida por cuerno de toro (HCT, por sus siglas) en muslo derecho, que atravesando el asta salió la punta de la llave por el hígado. Regresaba Bernardo Gaviño de una gira por el interior del país, en condiciones al parecer no muy favorables. El Pájaro Verde N° 92, del 31.10.1863 apuntaba: “Bernardo Gaviño.-Se nos pide insertemos lo que sigue: Este hábil profesor de tauromaquia tan conocido y apreciado en México, ha llegado enfermo a la capital hace algunos días. A su tránsito por San Luis, la legalidad juarista lo reputó sospechoso y lo tuvo en prisión cerca de dos meses, con tal rigor, que hasta llegó a temer por su vida…” En el mismo periódico, sólo que en la edición de su número 104, fechada el 14 de noviembre siguiente, se indicaba que: “Bernardo Gaviño.-Tenemos el sentimiento de anunciar que el domingo en la corrida de toros que dio este célebre lidiador, fue lastimado por una de las fieras. Ha sido necesario que la enfermedad interviniese para que el invulnerable dejara de serlo. Bernardo Gaviño ha estado y está muy enfermo..” Aquella herida, “no es grave. Le alcanzó el asta en una pierna, se espera que pronto esté restablecido”. Hasta aquí la nota ya señalada. (H. L. S., T. I., 168-9). HCT en la axila derecha. Los autores consideramos que con la intervención del Dr. Jules Aronsshon –de nacionalidad francesa-, se redacta el primer parte médico relacionado con la tauromaquia en nuestro país. HCT en el escroto, que afectó el testículo izquierdo, primera herida; la segunda poco más arriba de la primera, que penetró también al nivel de la unión del


21

15.09.1875

22

09.01.1876

23

24

Entre Mayo y Junio de 1878 14.04.1882

25 26

22.04.1883 05.08.1883

239

José María Ramírez “La Monita”, picador. Se desconoce

“El Montecillo”, S.L.P.

Guanamé

Tlalnepantla, Edo. de Méx.

Se deconoce

Zenón Sánchez, banderillero.

“El Progreso”, Guadalajara, Jal.

Se desconoce

Francisco Pozo, banderillero.

“El Callao”, Perú

Rinconada de Mala, toro alazán

Ponciano Díaz, torero. Felícitos Mejía, matador y también banderillero.

Durango “El Huisachal”, estado de México.

Hda. de la Labor. Santa Isabel

escroto y de la faz inferior del pene; la tercera herida en la parte superior del nacimiento del pene, al nivel del ligamento suspensor. Fue a consecuencia de una tremenda caída, resultado de un golpe contra la barrera del redondel y una lesión interna de los pulmones y estómago “Toros.-En la última corrida de toros habida en Tlalnepantla, fue privado de la vida un toreador…” (El Siglo XIX, N° 11241, del miércoles 12 de enero de 1876). (H. L. S., T. I., 177). HCT de la que a consecuencia de la misma, falleció. (Lanfranchi II, 661).

El 14 de abril de 1882, y en la plaza del Callao en Perú, fue cogido el rehiletero al banderillear a un toro alazán de la Rinconada de Mala, el que le infiere gravísima herida en la ingle izquierda que le ocasiona la muerte dos días después, a pesar de los solícitos cuidados que se le prodigan.239 Años atrás ya había estado en aquella misma plaza, como integrante en la cuadrilla que formó Bernardo Gaviño. Buena parte de esta información procede del libro de José Emilio A. Calmell L., Historia taurina del Perú. Lima, Taller Tipográfico de “Perú Taurino” y de “Perla y Oro”. Jirón, Ayacucho, 1936. HCT en el muslo derecho, pareando a caballo. Al colocar un par de banderillas con la boca y a la media vuelta, recibió una HCT en el vientre. Banderilleaba muy mal al cuarteo y muy bien a la media vuelta, practicando de este modo un lance por él inventado; una pamema taurómaca entonces muy admirada y aplaudida: clavar los rehiletes con la boca. Tomaba el banderillero un garapullo tan largo como los usados hoy y que tenía en el regatón un pequeño travesaño envuelto en cinta. Le colocaba entre los dientes, el travesaño quedaba de la nariz a la boca, y entraba en suerte a la media vuelta, clavándole en el toro, pero donde buenamente podía. En lo general la suertecita no tenía riesgo. Sin embargo, haciéndola tuvo Mejía la más grave de sus cogidas. Fue en el Huisachal y en el 5 de agosto de 1883. En el cuarto toro, de pinta negro listón, quiso banderillear con la boca; pero al entrar al lance, sonó las manos para que la res atendiera. El bicho se volvió por el lado contrario al que le llamaba Mejía, y éste, encontrando la salida cortada, fue enganchado por la taleguilla y derribado. Hizo el toro por él y le recogió, dándole grave herida en el tórax, penetrante y que le tuvo en cama tres meses. Otra de sus especialidades era banderillear a caballo, cabalgando sin montura sino a pelo, llevando la jaca únicamente una cincha, y pendiente de ella angosta acción en que el jinete apoyaba el pie izquierdo. Aquello, más que suerte de toreo parecía algo de cirquero. Como estoqueador, el Veracruzano era una completa nulidad y como compañero era díscolo, mal intencionado e insubordinado. Yo le conocí en la plaza de toros de San Luis Potosí, a principios de 1887, y en más de una vez le vi altercar con todos los de su cuadrilla y querer tirar delante del público muleta y estoque para abandonar el ruedo. Lo que no llegó a hacer por la energía que tenía mi buen amigo NOLASCO. Años después, en 92 o 93, me solicitaron para que fuera a ver a un enfermo, en una humilde casa de la Calle del NIÑO PERDIDO. El que estaba casi muriéndose era Mejía. Se mejoró y marchó para Veracruz y luego no he vuelto a saber de él. Carlos

Disponible en internet abril 14, 2019 en: http://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=116

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“El Montecillo”, S.L.P.

Espíritu Santo

Julio 1885

Anastasio Bravo, “Tata Bravo” o el “Viejo Bravo”, picador. Cándido Reyes, picador.

Durango

Guatimapé

29

15.11.1885

Valentín Zavala, torero.

Se desconoce

30

31.01.1886

Bernardo Gaviño, torero.

El Huisachal, edo. de México Texcoco, estado de México.

31

03.10.1886

Juan Salcedo (a) “Juan Diablo”, picador de toros.

Tlalnepantla, Edo. de Méx.

Atenco y El Cazadero

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06.02.1887 24.04.1887

Tlalnepantla, edo. de México. Gavira, Guanajuato.

Parangueo

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Antonio González “El Orizabeño”, torero. Se desconoce, picador.

34

01.05.1887 Junio 1887

Tlalnepantla, edo. de México. Veracruz

Se desconoce

35

Abraham Parra “El Borrego”, torero. Francisco Jiménez, “Rebujina”, torero.

36

09.10.1887

Eulogio Figueroa, picador.

“Paseo”, ciudad de México

Cieneguilla

37

23.10.1887

Pedro Durán, picador

“Paseo”, ciudad de México”

Guanamé

27

13.01.1884

28

Ayala

Se desconoce

Se desconoce

305

Cuesta Baquero (seud. Roque Solares Tacubac): Historia de la Tauromaquia en el Distrito Federal desde 1885 hasta 1905. México, Tipografía José del Rivero, sucesor y Andrés Botas editor, respectivamente. Tomos I y II. T. I., p. 572. Conmoción cerebral tras ocurrir un tumbo, lo que produjo, horas después un síncope mortal. Como resultado de un tumbo, se golpeó en el vientre, declarándose la peritonitis, por lo que pocos días después, murió. (Lanfranchi II, 661). HCT en un muslo al pretender clavar un par de banderillas. HCT de bordes irregulares contusos, situada en la margen derecha del ano. El descuido al paso de los días originó su muerte. El caso, a detalle se puede conocer en esta obra. “Torero herido.-No es cierto que Juan Salcedo (a) “Juan Diablo”, picador herido en la corrida del día 3 de octubre de 1886 en Tlalnepantla, haya muerto, como lo dicen en unos periódicos. Está muy grave y hace unos días volvió a tener fiebre y el muslo herido le supura, pero el Dr. Vicente J. Morales confía en su curación”. (El Arte de la Lidia, N° 1, año III, del domingo 17.10.1886). (H. L. S., T. I, 189). HCT en el pecho, cuando pretendía ejecutar un cambio de rodillas con el capote. “Torero herido”.-En la función de toros dada el último domingo en la plaza de Gavira, (Guanajuato) la cuadrilla estuvo a la altura de su reputación en todo su desempeño, dándose el caso de que uno de los picadores al ser arrollado por el toro, quedó herido mortalmente. Según la opinión de nuestro corresponsal, a esta fecha debe haber un picador menos en el mundo taurómaco. Ahora Ponciano! En La Patria, ciudad de México, 27 de abril de 1887, p. 3. HCT. El simpático diestro Francisco Jiménez “Rebujina” sufrió una cogida en Veracruz. (…) El tercer toro pesaba algunas libras y se había hecho con él la barbaridad de aguzarle los cuernos. Esto fue culpa de Rebujina, quien declaró que no admitía sino toros puntales, y se le sirvió uno a su gusto, aunque fueran las llaves obra de los hombres y no de la naturaleza. Ese toro fue matado con extraordinaria maestría; pero Rebujina resbaló y el toro le dio una cogida en el pecho del lado derecho. Aquello fue instantáneo. El toro caía como herido por un rayo, mientras que Rebujina vacilaba sobre sus pies. En El Correo de San Luis (San Luis Potosí), del 26 de junio de 1887, p. 3. “…el picador salió fuera de su terreno, a los medios, y ninguno de los espadas estuvo bien colocado para hacer el quite, en una vara que forzosamente ocasionaría caída. La cornada se produjo en el muslo izquierdo. Cuesta Baquero, Carlos Cuesta Baquero (seud. Roque Solares Tacubac): Historia de la Tauromaquia en el Distrito Federal desde 1885 hasta 1905. México, Tipografía José del Rivero, sucesor y Andrés Botas editor, respectivamente. Tomos I y II. T. I., p. 484. HCT, en el muslo derecho. Se declaró la gangrena y falleció cuatro días después. (Lanfranchi II, 661). La tarde del 23 de octubre de 1887, en la plaza de toros El Paseo (…) salió en tercer turno en la primera corrida, (el cual) hirió gravemente al picador Pedro Durán, rompiéndole con el asta los dos huesos de la pierna derecha, cerca de la articulación con los de pie, en la espinilla. Ya la lesión de por sí era grave, pues la fractura fue de las que los cirujanos


38

04.12.1887

Manuel Hermosilla, torero.

“Paseo”, ciudad de México

Atenco

llaman conminuta y expuesta, que casi siempre ocasionaban, en aquella época, la amputación; pero en el desgraciado picador se volvió mortal por un descuido. La falta de asepsia, lo imperfecto del servicio médico de la enfermería de la plaza o de la sala del Hospital Juárez, a donde fue trasladado el herido, dieron oportunidad al vibrión séptico, al letal micro – organismo descubierto por el sabio Pasteur, a quien hiciera una trastada, y a los dos días después de herido, falleció Durán, víctima de una gangrena gaseosa. Cuesta Baquero, Carlos Cuesta Baquero (seud. Roque Solares Tacubac): Historia de la Tauromaquia en el Distrito Federal desde 1885 hasta 1905. México, Tipografía José del Rivero, sucesor y Andrés Botas editor, respectivamente. Tomos I y II. T. I., p. 482. A continuación, agrego unos detalles interesantes ocurridos en aquel festejo, y que son recuerdos que dejó plasmados en “Apuntes anecdóticos…” el picador Juan Corona. En la Plaza del Paseo (México), fue cogido el 4 de diciembre de 1887 el espada Francisco Díaz (Paco de Oro), por el 1er toro, habiéndole quitado en pedazos la chaquetilla: ostentaba un traje azul y oro, y alternaba con Hermosilla. El mismo Hermosilla fue cogido y volteado y enganchado de la pierna derecha en otra corrida en la misma plaza por el cuarto toro.

39

04.01.1888

Tomás Mazzantini, banderillero

“Colón”, ciudad de México

Atenco

Hermosilla al hacer un quite, fue enganchado de la taleguilla, y al voltearlo recibió una herida en el vientre. El Dr. J. A. Gamboa en el parte que rinde, dice que la herida se encuentra en la parte media superior de la fosa iliaca derecha, de 4 centímetros de longitud, interesando todo el espesor de la pared abdominal y penetrando en la cavidad, una contusión de seis centímetros de longitud por dos de latitud en la cara posterior del muslo derecho y esoreo de la epidermis en algunos lugares. Marco Antonio Ramírez Villalón y Salvador García Bolio: LA BANDERILLA. SEMANARIO TAURINO ILUSTRADO. Edición facsimilar. Morelia, Michoacán, Palacio del Arte, 1994. 18 h s/pgnar: 2 de texto + 15 h. reproduciendo en facsímil “La Banderilla” + 1, colofón. La referencia, proviene del Año I, México, Domingo 18 de Diciembre de 1887, N° 6. En Leopoldo Vázquez en su obra América Taurina. Por (…). Con carta-prólogo de LUIS CARMENA y MILLÁN. Madrid, Librería de Victoriano Suárez, Editor, 1898. 191 p., p. 80. En los “Apuntes de Juan Corona” se menciona lo siguiente: En México, enero 4 de 1888, 4ª corrida de abono en la Plaza de Colón el 4º toro (de Atenco) al ponerle un par Tomás Mazzantini hizo por el él bicho cogiéndolo en la barrera y aventándolo al tendido de sol.

40

03.06.1888

Carlos López el Manchao

41

27.05.1888

Francisco Torres Campos “El Curro”, aspirante a torero.

“Bucareli”, ciudad de México

Se desconoce

Toreando en la plaza de Bucareli el 3 de Junio de 1888, el segundo toro de la corrida le cogió y volteó, infiriéndole una grave herida de la que curó a los dos meses, volviendo con nuevos bríos al ejercicio de la profesión. En Leopoldo Vázquez en su obra América Taurina. Por (…). Con carta-prólogo de LUIS CARMENA y MILLÁN. Madrid, Librería de Victoriano Suárez, Editor, 1898. 191 p., p. 95. “Paseo”, ciudad de México. De la “H” HCT situada en la fosa iliaca derecha, de tres centímetros de extensión y de En otra fuente se profundidad todo el grueso de la “pared abdominal” porque el asta penetró a la menciona que el toro cavidad del vientre, rompiendo una asa intestinal. Atendido por el Dr. Fernández causante del Ortigosa.

306


percance, pertenecía a La Canaleja.

42

15.01.1888

Juan Romero “Saleri”, banderillero.

Puebla.

“Pampero”, San Cristóbal la Trampa

43

15.07.1888

“El Montecillo”, S.L.P.

Santiago

44

1888

Inés Hernández “El Cuate”, banderillero Ponciano Díaz, torero.

Santiago Tianguistenco, Méx., y alguna plaza en la ciudad de México.

Se desconoce

45

24.11.1889

José Centeno, matador; y el banderillero “Chiquitón”

“Colón”, ciudad de México.

Aguacate, de Santín

46

15.02.1891

Juan Aguirre “El Compadrito”, novillero.

“El Paseo”, S.L.P.

Guanamé

307

Por otra parte “…hallándose de espectador en la corrida dada en la plaza del Paseo de la capital de la República el 27 de mayo de 1888, en la que se lidiaban toros de la hacienda de la Canaleja, por la cuadrilla del espada español Gabriel López “Mateíto”, solicitó permiso, que le fue concedido, para estoquear el cuarto toro, cuya muerte brindó al espada Francisco Jiménez “Rebujina”. Comenzó a arreglar la muleta, en cuyo instante se le arrancó el toro que lo empuntó y volteó, dándole una cornada de pulgada y media de profundidad en la fosa ilíaca izquierda, de cuya lesión, complicada con la peritonitis traumática, falleció en su domicilio en la tarde del 30 de mayo de 1888. Su cadáver fue inhumado en el panteón español. En El Bachiller González de Rivera y “Recortes”, Las víctimas del toreo. Madrid, Imp. De Gabriel L. del Horno, 1907. 81 p., p. 51-2. De la misma víctima se ocupa Carlos Cuesta Baquero (op. Cit., T. I., p. 550-2). Al ejecutar el salto con la garrocha, el toro detuvo intempestivamente su carrera, con lo que no se consumó la suerte. El banderillero presentó HCT en la ingle izquierda, así como la vena aorta destrozada por la punta del asta. HCT que rompe el recto y los músculos del perineo, penetrando a la cavidad del vientre, lesionando el peritoneo. Fue atendido por el Dr. Alberto López Hermosa “Ponciano Díaz marcha desde entonces en un continuado triunfo, siendo, por fortuna, muy escasos los percances inherentes a la profesión que ha experimentado, y de los que se señalan como más notables (…) una cornada en la nalga en Santiago Tianguistenco y una luxación en la mano derecha en México; estos dos últimos en el pasado año 1888. Biografía del célebre torero mexicano Ponciano Díaz, con todos sus hechos muy notables y las cogidas que ha tenido. Cádiz, Tipografía de Díaz y Sánchez, 1889. 14 p., p. 6-7. Ponciano Díaz actuó en Santiago Tianguistenco, Méx., las tardes del 9, 10 y 18 de abril de 1888. Muchos otros ejemplares de esta vacada cobraron fama, como el famoso “Aguacate”, lidiado en la Plaza de Colón en la Ciudad de México, el 24 de noviembre de 1889 y que hirió de gravedad al banderillero “Chiquitón” y al diestro José Centeno. “…la cojida al banderillero no fue de consecuencias pues no pasó de revolcón pero la de Centeno sí, le hirió en una nalga (10 sentimetros de estención por dos de profundidad)…” Notas que proporciona José Julio Barbabosa. "Ya entrando la noche salió el quinto toro, negro zaino, grande, bien armado (corni-veleto y astifino). Nervioso, ligero, acometió a los picadores (...). Tocaron a matar. Algunos espectadores de sombra comenzaron a pedir a gritos que el tórtolo estoqueara Juan Aguirre...". Como el cuarto lo había matado el banderillero Antonio Durán, hermano de Juan José Durán", El Pipa", la petición fue atendida. "Concedido el permiso de la autoridad que presidía, que era el Gral. Antonio Jáuregui. Aguirre fue sonriente y decidido hacia el Guanamé...". La faena fue una exhibición de impericia, y al intentar el neófito dar un pase de pecho fue enganchado con el pitón derecho y horriblemente zarandeado, cayo exánime a la arena. Al quite estuvo únicamente Pedro Nolasco Acosta, el viejo torero potosino que asistía a la corrida como espectador, quien saltó al ruedo al ver lo que acontecía. Juan Aguirre -por cierto, homónimo del piquero mexicano" Conejo Chico"- fue conducido al Hospital Civil donde se le apreció una cornada tremenda en el vientre, en la región hipo gástrica, el pitón rompió el diafragma y había penetrado en la cavidad torácica. Herida mortal por necesidad”. Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=1461


47

19.04.1891

Ponciano Díaz, torero.

Coatepec, Veracruz.

Se desconoce

48

10.06.1892

Adalberto Reyes “Saleri mexicano”

Pachuca, Hidalgo.

Se desconoce

49

Nov., 1892

Celso González, picador.

San Luis Potosí.

Guanamé

50

16.04.1893

Florentino García “El Tanganito”, banderillero.

Córdoba, Veracruz

Se desconoce

51

28.01.1894

Serapio Alonso, banderillero

Morelia, Mich.

Se desconoce

52

20.05.1894

Irineo García, picador.

“Mixcoac”, Ciudad de México.

Atenco

Juan Moreno, El Americano Leopoldo Camaleño, matador de toros y Sebastián Gil “Pimienta”, subalterno

HCT, siendo alcanzado por el sexto toro de la corrida al poner banderillas a caballo, resultando con una grave herida en la pierna derecha de más de 10 centímetros de extensión”. El Toreo, Madrid, 15.06.1891, p. 3. En Pachuca fue herido el banderillero Adalberto Reyes, llamado Saleri mexicano, y a consecuencia de esta desgracia acaba de fallecer en esta capital. El origen de la herida fue el siguiente: Se mataba el tercer toro de la corrida por el espada Antonio Villegas; habiendo recibido el bicho media estocada, se fue sobre el infortunado banderillero y al llegar éste al burladero se desprendió la espada al tirarle el hachazo, yendo a caerle sobre la pierna derecha y produciéndole una herida tan profunda que llegó a tocar el hueso. Como la empresa de la plaza no tenía médico para hacer la primera curación, Reyes fue medicinado después de muchas dificultades, hasta las dos de la mañana, cuando la hemorragia agotaba las fuerzas del enfermo y ya se presentaba el cáncer en toda su fuerza. Traído que fue a México, los médicos no aseguraban su alivio y se disponían a hacer la amputación de la pierna, sobreviniendo la muerte cuatro horas antes de que llegaran los facultativos a practicar la operación. El Universal, 10 de junio de 1892. Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=2399 HCT, de mucha gravedad en la pierna izquierda. Como se infectara, hubo necesidad de amputarle el miembro herido, quedando inútil para la profesión. (Lanfranchi II, 661). HCT de la que se desconocen datos. Sin embargo, la prensa de la época reportaba que, a consecuencia de una cogida falleció el banderillero orizabeño Florentino García “El Tanganito” (El Monitor del Pueblo N° 3352, del 23 de abril de 1893). (Lanfranchi II, 660). En LA PATRIA, D.F., del 22.04.1893, p. 3: Muerte de un torero. Ha fallecido en Córdoba (Veracruz, México), Florentino García (alias) "El Tanganito", que trabajaba como banderillero, y era muy aplaudido en la cuadrilla de Ponciano Díaz. Parece ser que García murió a consecuencia de la cogida que había sufrido en la función taurina del 16 del que cursa. Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=2328 Este banderillero mexicano que casi siempre estuvo con Francisco “El Chiclanero”, sufrió tremendo golpe en el bajo vientre el 28 de enero de 1894 en Morelia, Mich. Se declaró la peritonitis y falleció a principios de febrero de dicho año. (H. L. II., 660). Su nombre aparece en el registro de varios festejos celebrados en la plaza de Tlalnepantla, a comienzos de 1887. Véase El Arte de la Lidia, Año III, Tercera época. México, 09.01.1887, N° 11. Ese día torearon José Centeno, Juan Moreno “El Americano” y Leopoldo Camaleño que recibió la alternativa. Esa tarde fue trágica ya que “El Americano” fue cornado de gravedad, Camaleño también sufrió una cornada aunque de menor gravedad, el subalterno Sebastián Gil “Pimienta” se fue al hule herido y el picador Irineo García le atravesó un pie el pitón de un toro y le tuvieron que amputar la pierna, muriendo ese año el 17 de septiembre de 1894. Los toros lidiados esa tarde fueron de Atenco. Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=1286 El Americano fue corneado de gravedad; L. Camaleño fue herido de menor gravedad; y

308


53

Mayo 1894

Irineo García, picador.

“Mixcoac”, ciudad de México.

Se desconoce.

54

Oct. 1894

Juan Salcedo (a) “Juan Diablo”, picador de toros.

Toluca, Edo. de Méx.

Se desconoce.

55

10.03.1895

Timoteo Rodríguez, torero.

Durango

Guatimapé

56

24.03.1895

José Basauri, torero.

Pachuca, Hidalgo.

Se desconoce

57

15.09.1895

Jesús Carmona, picador.

“Bucareli”, Ciudad de México.

Se desconoce

58

09.08.1896

Carlos López “El Manchado”, banderillero.

Durango

La labor de Guadalupe

59

18.08.1896

Antonio Antúnez, Tobalo

Huamantla, Tlax.

Se desconoce.

309

Sebastián Gil “Pimienta”, herido de menor gravedad. Para los datos complementarios, a partir de Juan Moreno, disponible en internet febrero 14, 2019 en: https://www.lavozderioseco.com/un-retrato-del-torero-riosecano-leopoldocamaleno/ Toreando en mayo de 1894 en la plaza de Mixcoac, resultó con una herida en el pie derecho y la fractura de la planta del referido pie, que le tuvo algún tiempo sin trabajar. Leopoldo Vázquez en su obra América Taurina. Por (…). Con cartaprólogo de LUIS CARMENA y MILLÁN. Madrid, Librería de Victoriano Suárez, Editor, 1898. 191 p., p. 80. Picador mexicano que se dedicó a la profesión hará media docena de años. Es bastante aceptable. Toreando en la plaza de Toluca en octubre de 1894, sufrió una cornada de alguna consideración en la pierna derecha. HCT en la pantorrilla derecha. Fallece, según la nota periodística por negligencia médica. Véase su caso en esta obra. De acuerdo a Leopoldo Vázquez en su obra América Taurina. Por (…). Con carta-prólogo de LUIS CARMENA y MILLÁN. Madrid, Librería de Victoriano Suárez, Editor, 1898. 191 p., p. 54: [Timoteo Rodríguez, muere] “en 14 de mayo de 1895, a consecuencia de la herida que le infiriera un toro de Guatimapé, en la corrida efectuada a beneficio de María Aguirre, en la plaza de Durango (…)”. Además: En combinación con la empresa de Durango marchó a dicha población a principios del año de 1895, a torear una serie de corridas, y en la que se efectuó el 10 de marzo a beneficio de su mujer María Aguirre Lomelí, la Charrita mexicana, durante el primer tercio de lidia del segundo toro de la fiesta, de la ganadería de Guatimapé, al hacer un quite al picador José María Mota fue alcanzado, resultando con una herida de 10 centímetros de longitud en la cara externa del tercio medio de la pierna derecha, de resultas de la cual falleció a las 8 y 30 de la mañana del día 14 del mismo mes. Se cree que el caballo que montaba el picador Mota y que fue muerto por el mismo toro padecía el muermo que inoculó al diestro Timoteo Rodríguez. Solo así se explica que una herida que el médico calificara de medianamente grava tuviera tan funesto desenlace en tan corto espacio de tiempo. En El Bachiller González de Rivera y “Recortes”, Las víctimas del toreo. Madrid, Imp. De Gabriel L. del Horno, 1907. 81 p., p. 116-8. HCT en el vientre de la que ya no se recuperó, al punto de que ese percance minó sus capacidades, con lo que al poco tiempo decidió retirarse. Ha sufrido varias cogidas, siendo de las últimas la que tuvo en la plaza de Bucareli, en 15 de septiembre de 1895, en que resultó con la luxación de un hombro y una herida en la región molar izquierda. Leopoldo Vázquez, América Taurina., op. Cit., p. 64. HCT situada en el hipocondrio derecho y su trayecto es oblicuo hacia arriba y adentro; penetró a la cavidad abdominal por uno de los últimos espacios intercostales, haciendo una gran desgarradura en la parte costo-diafragmática y en el peritoneo, contundió considerablemente el epiplón y rosó la cara interior del hígado. Para hacer la sutura del peritoneo y la resección del epiplón, hubo que quitar un gran fragmento de costilla. La herida es sumamente grave.-Dr. Herrera. ANTÚNEZ, Antonio, Tobalo: Banderillero oriundo de España, que como tal y como sobresaliente, figuraba ya en diferentes plazas de México, en 1887. Toreando en la plaza de Huamantla, el 18 de agosto de 1896, y en el momento


60

06.09.1896

Eduardo Margeli, banderillero español.

Cuernavaca, Morelos.

Se desconoce.

61

Atenógenes de la Torre, banderillero y también picador. Leopoldo Camaleño, torero

Piedras Negras, Coahuila.

Se desconoce

62

Enero 1897 28.01.1897

Zacatecas.

Se desconoce.

63

02.05.1897

Emilio Campillo Jiménez “El Herradito”, banderillero español.

Chihuahua, Chih.

Santín

64

14.05.1897

José Fernández Salvador “El Viajante”, torero de a pie de origen español.

Cortázar, Gto.

Se desconoce

65

06.12.1897

Leopoldo Camaleño, torero

Guanaceví, Durango

Ramos

66

16.10.1898

Juan Jiménez “El Ecijano”, torero.

67

1899

Hacienda del Castillo “La Sandía”

68

Mayo, 1899

Arcadio Ramírez “Reverte mexicano”. Novillero. José Fernández “El Viajante”, novillero sevillano.

“El Progreso”, Guadalajara, Jal. León, Guanajuato Cortázar, Gto.

Se desconoce

69

16.10.1900

Eduardo Margeli “El Gaditano”, banderillero.

“Plaza México” de la Piedad. Ciudad de México.

Santín

70

15.09.1901

Manuel Sánchez, el Sevillanito

Durango, Dgo.

“Chinacates”

310

de entrar en un burladero, fue alcanzado por un toro, resultando con una extensa cornada en un muslo. Hoy está retirado. Leopoldo Vázquez, América Taurina., op. Cit., p. 55. “En la corrida celebrada en Cuernavaca (Estado de Morelos, México) el 6 de Septiembre último, el banderillero Eduardo Margeli (el Gaditano), fue alcanzado por el cuarto toro cuando pretendía entrar en un burladero, recibiendo una cornada en el costado izquierdo, pasándole el cuerno de un lado a otro, por ser el derrote en firme y sobre las tablas. Su estado era grave, según las últimas noticias”. Pan y Toros. revista Ilustrada. Madrid, 19.10.1896. año I, N° 29, p. 10. HCT provocada por el segundo toro de la tarde. A consecuencias de la cornada, el diestro murió. (Lanfranchi II, 661). “Grave cogida, como la que también recibió en la plaza de Ganacevi…” Leopoldo Vázquez, América Taurina., op. Cit., p. 63. Toreando en Chihuahua, fue cogido al salir de un par de banderillas, por un toro de la ganadería de Santín que le volteó, cayendo de cabeza y resintiéndose de la espina dorsal, de cuyas resultas falleció en 5 de mayo de 1897. En El Bachiller González de Rivera y “Recortes”, Las víctimas del toreo. Madrid, Imp. De Gabriel L. del Horno, 1907. 81 p., p. 39. Fue herido por un toro del país, que le causó varias heridas, de las que falleció en Celaya (México) en 25 de mayo de 1897). En El Bachiller González de Rivera y “Recortes”: Las víctimas del toreo. Breves noticias biográficas de los diestros españoles que sucumbieron en el ejercicio de su profesión, con detalles del lance en que perdieron la vida. Madrid, Imp. De Gabriel L. del Horno, 1907. 81 p., 39. En esa misma plaza el 6 de diciembre de 1897 le propina una grave cornada, tanto que corrió el rumor de que había muerto, un toro de Ramos que tenía ¡10 años! Disponible en internet febrero 14, 2019 en: https://www.lavozderioseco.com/un-retrato-del-torero-riosecano-leopoldocamaleno/ HCT en el vientre. Como resultado de ese percance, el diestro español murió tres meses después. Gravísima cornada en el tórax. (Lanfranchi II, 692). Modestísimo novillero sevillano que en mayo de 1899 fue a encontrar la muerte en Cortázar, Gto., al partirse la yugular con el arpón de una banderilla que pretendía clavar. (H. L., II, 667). HCT en el pecho. A consecuencia de la misma, quedó impedido para seguir ejerciendo la profesión. Véase además, una interesante información que Xavier González Fisher presenta sobre el caso. Aquí la liga: https://laaldeadetauro.blogspot.com/2013/10/los-giros-de-la-fortunaii.htmlhttps://laaldeadetauro.blogspot.com/2013/10/los-giros-de-la-fortuna-ii.html Al salir el segundo, cárdeno, bien armado, de seis años, del hierro de "Chinacates", Sevillanito intentó darle el cambio de rodillas, citando muy en corto y extendiendo el capote con el brazo derecho. El toro vio al torero e hizo por él. Al no marcarle bien la salida Sevillanito, el toro lo enganchó con el pitón derecho, lo volteó y le dio un varetazo en la pierna izquierda, recorriendo el asta hasta la espalda. Sevillanito quedó tendido en el ruedo boca arriba, sufrió una convulsión y quedó muerto. En la enfermería de la plaza se apreció que el asta había penetrado al nivel de la tetilla izquierda, en trayectoria de abajo hacia arriba,


71

15.07.1902

72

08.03.1903

73

19.04.1903

74

Antonio Moreno “Morenito de Puebla”, banderillero. José Huertas Rivera, “Brazo de Hierro”, picador de toros español.

Mazatlán, Sinaloa.

Se desconoce

“Plaza México” de la Piedad, Ciudad de México.

Se desconoce-

Ildefonso Lagos Arias, “El Sanluqueño”, novillero español.

Dolores, Hidalgo, Gto.

Se desconoce

21.12.1903

Leopoldo Camaleño, torero

Torreón, Coahuila.

Se desconoce

75

30.11.1904

Rafael Melo “Melito”, banderillero.

Arroyo Hondo

76

13.01.1907

Antonio Montes y Vico

“El Progreso”, Guadalajara, Jal. “México” de la Piedad, ciudad de México.

77

01.12.1907

José Vargas “Noteveas”, banderillero español.

“Paseo Nuevo”, Puebla.

78

Rafael Limón “Limoncito”, banderillero. Carlos Lombardini, novillero.

Ganadería de Nopalapam

79

Finales de 1907 13.09.1908

Tuzamapam, aunque también se menciona que fueron toros de Nopalapam. Nopalapam

80

13.12.1908

Rodolfo Gaona

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. Puebla

San Diego de los Padres. La Trasquila

81

06.01.1909

Carlos del Águila “Aguilita”

San Luis Potosí, S.L.P.

No se indica

82

10.01.1909 30.05.1909

Chapultepec, ciudad de México. Zacualco, Jalisco.

Se desconoce

83

Evaristo González “Almendro chico” Juan González, Sangaruto, banderillero.

Se desconoce.

84

27.06.1909

Fernando Suárez “Romerito de Asturias”, banderillero.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

San Diego de los Padres.

“Matajacas”, Tepeyahualco

311

destrozándole el corazón. La herida de la espalda carecía de importancia. De la enfermería fue trasladado el cadáver del torero en un ataúd al hotel donde se hospedaba, donde fue velado por sus afligidos compañeros de profesión. Disponible en internet abril 18, 2020 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bios.php?p=9 HCT. No hay más datos. Como resultado del percance, muere en la fecha aquí indicada. Toreó mucho en México, y en aquella plaza sufrió una cogida en 8 de marzo de 1903, de cuyas resultas falleció en 12 de marzo de 1903. En El Bachiller González de Rivera y “Recortes”, Las víctimas del toreo. Madrid, Imp. De Gabriel L. del Horno, 1907. 81 p., p. 18. Fue cogido el 19 de abril de 1903 en la plaza de Dolores Hidalgo (México), al lancear de capa, sufriendo una gran cornada, de la que falleció en San Luis de Potosí, en 23 de abril de 1903. En El Bachiller González de Rivera y “Recortes”, Las víctimas del toreo. Madrid, Imp. De Gabriel L. del Horno, 1907. 81 p., p. 58-9. “Sufre otra muy grave cogida en el vientre, que posiblemente significará el final de su carrera”. Disponible en internet febrero 14, 2019 en: https://www.lavozderioseco.com/unretrato-del-torero-riosecano-leopoldo-camaleno/ HCT en vena yugular. HCT de 5cm. de extensión por 20 cm. de profundidad en la fosa isquiorrectal derecha, interesando el recto y el peritoneo. Véase a detalle su caso en esta obra. HCT en “en el muslo derecho tan profundamente que el pitón entero penetró en el vientre. El toro homicida lucía la divisa, que aquel día se estrenaba, de la ganadería de Tuzamapam, y la muerte le llegó aquella misma tarde, en el lugar donde se alojaba”. Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=246 Al realizar tareas de apartado de algún encierro en dicha ganadería, fue herido mortalmente por uno de los toros. Grave cornada en el pecho. (Lanfranchi II, 686). HCT en la fosa isquiorrectal derecha, de 5cm de extensión por 20cm de profundidad interesando el recto y el peritoneo. Dr. Aureliano Urrutia. Cornada que llega desde el cuello a la parte superior de la nariz. (LRQ, Efemérides…, p. 12) HCT en muslo y tórax anterior. Dr. Carlos Cuesta Baquero. Por las plazas de México actuaba con novilleros. El 30 de mayo de 1909, al intentar recortar con el capote a un novillo del país, en la plaza de Zocoalco (lo correcto es Zacualco, Jalisco), le cortó la res el terreno, y le enganchó, infiriéndole una grave cornada, de la que falleció a poco de entrar en la enfermería. (J. M. de Cossío, III, 399). HCT, doblemente penetrante abdominal y toraxica”. En el vientre no había lesionado vísceras, pero en el tórax había roto la parte inferior del pulmón izquierdo, la pleura y el pericardio. De las heridas en esas regiones provenía la intensa hemorragia, que fue imposible cohibir, a pesar de la aplicación de pinzas de forcipresura para los vasos sanguíneos y de taponamiento con gasas.


85

16.07.1909

Miguel Bello, picador de toros y más tarde torilero.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

Piedras Negras.

86

11.08.1909

Jiménez, Chihuahua.

“Carito”, Chapadero.

87

24.12.1909

José Marrero Díaz “Cheché”, matador de origen cubano. Vicente Segura, torero.

Querétaro, Qro.

San Diego de los Padres.

88

Enero 1910

Francisco Ojeda “Ojedita”, novillero español.

Monterrey, Nuevo León.

Tepeyahualco

89

Febrero, 1910

Narciso Tejeda, banderillero.

Sombrerete, Zacatecas

Guanitapé

90

03.07.1910

Merced Gómez, novillero.

Cañada Honda

91

14.08.1910

Manuel Cuadrado “El Gordito”

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México San Luis Potosí

92

11.01.1911

Miguel Regy “Señorito mexicano”, novillero.

San Pedro de las Colonias, Torreón, Coahuila

Se desconoce

93

Feb. 1911

Santos Gutiérrez Vega, “Montañés”, banderillero.

Chihuahua, Chih.

Se desconoce.

Guanamé

312

Intervinieron los doctores Gabriel Malda y Eduardo Joublanc. Anterior a este percance, había sufrido la amputación de uno de sus pies, por lo que usó un pie artificial. En cuanto al percance aquí indicado, este ocurrió durante el desencajonamiento. Sufrió HCT en el vientre. Fue mortal de necesidad. HCT en el pecho. A consecuencia de la misma, falleció dos días después. Gravísima cornada en la región glútea. (Lanfranchi II, 697). “El cuarto toro de San Diego de los Padres, largo, hondo, cornicorto, ya se había echado después del colosal volapié que le recetó Vicente. Entonces se acercó el diestro pachuqueño a la barrera para que Pulga de Triana, banderillero de su cuadrilla le estirara el brazo; en eso estaban cuando se levantó el sandieguino y se avalanzó sobre Vicente dándole terrible cornada en la parte posterior. “No había enfermería, Segura fue “curado” en un camastro que se colocó entre pacas de zacate y montones de tierra; trataron de desbridarle la herida con las tijeras de un sastre, que no tenían filo. En fin, Vicente se salvó de milagro. Y a partir de ese día resolvió quitarse de torero”. En Rafael Solana “Verduguillo”, Tres décadas del toreo en México. 1900-1934. Prólogo de Rafael Solana. México, Bibliófilos Taurinos de México, A.C., 1990. 228 p. Ils., fots., retrs., p. 36. HCT. A consecuencia de la misma, falleció a los pocos días. Matador de novillos, que hacia 1888 comenzó a actuar en plazas de tercer orden. Logró hacerlo en la de Madrid el 8 de septiembre de 1889, sin que su actuación fuera relevante. Marchó a México, domiciliándose allí y desarrollando en tal país su actividad taurina. Toreando en Monterrey, en enero de 1910, un toro de Tepeyahualco le dio una cornada al entrarle a matar, de resulta de la cual falleció a los pocos días. (J. M de C., III, 680). Empezó toreando en una uadrilla de niños toreros, distinguiéndose desde un principio más dando el salto de la garrocha, cosa que hacía con gran limpieza, que poniendo banderillas. En el mes de febrero de 1910, actuando en la plaza de Sombrerete (Zacatecas), un toro de la vacada de Guanitapé le cogió y volteó aparatosamente, causándole tan graves heridas que falleció a consecuencia de ellas el 14 de marzo siguiente. (J. M. de Cossío, III, 939). Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 682). En aquella ocasión, Manuel recibió una cornada de 10 centímetros en la región isquiorectal derecha, de tal gravedad, que ocasionó la muerte tres días después. HCT en el pecho. El pitón penetró en tal forma que la trayectoria alcanzó el omóplato. La muerte fue instantánea. De él apunta J. M de Cossío: “Matador de novillos. El 11 de enero de 1911 fue muerto en la plaza de San Pedro de las Colonias de Torreón (México). Cuando se disponía a entrar a matar al sexto, éste se le arrancó, dándole mortal cornada en el pecho con tal ímpetu que la punta del cuerno le salía por un omoplato. La muerte del infeliz torero fue, pues, instantánea. Le acompañaba aquella tarde en la lidia José Gómez (Mestizo). El Señorito Mexicano era un modestísimo novillero de oscura historia taurina, únicamente resaltada por su trágica muerte”. (J. M de Cossío, III, 770). Banderillero, de nacimiento probablemente montañés a juzgar por el mote que usó. En plazas mexicanas intentó conquistar nombradía y dinero, trabajando a las órdenes de espadas españoles que por allí iban y de otros españoles. En febrero de 1911, toreando en la plaza de Chihuahua, falleció en el mismo redondel a consecuencia de un ataque cerebral. (J. M de Cossío, III, 424).


94

17.09.1911

95

14.01.1912

Eligio Hernández “El Serio”, torero. Luis Freg

96

21.04.1912

Joaquín Hermosillo, picador.

97

06.10.1912

98

Junio 1913

Manuel Lara “Jerezano”, matador de toros. Antonio Miranda “Pipo”, banderillero español.

99

08.06.1913

Morelia, Michoacán.

Aramutaro.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “Progreso”, Guadalajara

Atenco

HCT en la parte posterior del muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 679).

Japótica

Veracruz.

Se desconoce.

Hacienda “El Raboso”, Puebla.

El Raboso

Ramón Echevarría “Bienvenida chico”, o también Ramón Piñón

Veracruz.

Nopalapam

100 28.12.1913

Víctor Cossío “Pataterillo chico mexicano”

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

Santín

101 12.12.1920

Manuel Vázquez, el Chato. ¿Banderillero?

Zumpango de la Laguna, Edo. de Méx.

Se desconoce.

102 11.09.1921

José Mera, picador de toros

Se desconoce

Se desconoce.

103 22.03.1922

Luis Freg

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

San Nicolás Peralta

El 21 de abril de 1912 resultó cogido en Guadalajara de México por un toro del país, perteneciente a la hacienda de Japótica, del Estado de Zacatecas, sufriendo una gran cornada que le atravesó la pierna izquierda. Se distinguía más por su voluntad para el trabajo que por su gallardía. (J. M. de Cossío, III, 431). Luis Nieto Manjón: La Lidia. Modelo de periodismo. Madrid, Espasa-Calpe, 1993. 422 p. Ils. (La Tauromaquia, 49), p. 230. Este banderillero, avecindado en México desde finales del siglo XIX se presentó en la mencionada hacienda para el apartado de unos toros, justo cuando ayudaba en los trabajos de apartar una corrida”. Consulta en internet agosto 4, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=299 HCT en el epigastrio, causando serios destrozos. Esta herida visceral y la contusión del plexo nervioso nombrado “plexo solar” fue lo que originó el fallecimiento casi momentáneo. Además: Banderillero asturiano de modestísima categoría, que actuaba tan sólo en novilladas. Aspirando a mayores empresas, o para asegurar mejor sus medios de vida, marchó a México en 1912. Su notoriedad allí la adquirió por su desgracia. En el mismo año de 1912 un toro de Nopalapan le dio una tremenda cornada con fractura completa de la pierna derecha. Y el 7 de junio de 1913, en la segunda corrida que toreaba después de aquel gravísimo percance, en la plaza de Veracruz, otro toro, también de Nopalapan, le infirió en el pecho tan tremenda cornada que falleció al siguiente día. (J. M de Cossío, III, 259). HCT, puntazo en el epigastrio, dos costillas fracturas en el hemitórax derecho que a su vez lastimaron pleura y pulmón. Fue intervenido por los doctores Francisco de Paula Millán, José María Gama, Rosendo Amor y Francisco Ramos. COSSÍO, Víctor, Pataterillo mexicano: Banderillero de toros mexicano. Hermano de Alberto, comenzó su aprendizaje en las haciendas del país. En 1911 empieza a actuar en plazas y lo hace con diversas cuadrillas. En poco tiempo adelantó mucho en la profesión, logrando colocarse a la par de los que más prometían. El 28 de diciembre de 1913 se dio en México una corrida a beneficio de la Cruz Blanca. Al colocar de segundas un par al segundo toro, de Santín, fue alcanzado por este, derribado y pisoteado, sufriendo la fractura de dos costillas. Una le lesionó tan gravemente el pulmón, que falleció cuando se le conducía a su domicilio. Fue enterrado al siguiente día en el Panteón Francés, costeando todos los gastos originados La Cruz Blanca. (J. M. de Cossío, III, 208). “…torea una novillada, acompañado de Zamacona, así como por Dionisio Marín, Jardinero, en la que fue muerto por uno de los bichos Manuel Vázquez el Chato. (J. M. de Cossío, III, 540). Picador del que no tengo más noticia que la de su muerte, ocurrida en México el 11 de septiembre de 1921 víctima del toreo. (J. M de C., VI, 98). HCT cara interna tercio proximal de muslo izquierdo. Aprovechamos para mencionar que las diversas fuentes consultadas para tener claro el número de percances sufridos por nuestro personaje son imprecisas. Hay aquellas que le “cuelgan” hasta ¡118 cornadas! El hecho, es que se no se tiene un recuento claro, y esto ha llevado a que se construya una verdadera leyenda urbana en torno al torero nacido en el barrio de Nonoalco, al norte de la ciudad de México en 1888. Quizá valga la pena desarrollar un trabajo serio y con ello obtener la

313

Sufrió tres cornadas graves en el tórax, ingle y muslo. (Lanfranchi II, 684).


Juan Aguirre, “Conejo chico”, picador. Juan Silveti

“El Progreso”, Guadalajara, Jal. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

106 22.07.1923

Enrique Fernández y Méndez, “Carbonero”, matador de novillos.

Villahermosa, Tabasco.

107 25.11.1923

“Joselito” Flores, torero.

108 22.06.1924

Pepe Ortiz

109 19.03.1925 110 29.11.1925

Refulgente Álvarez Juan Espinosa “Armillita”, torero.

111 24.10.1926

“Chale de Bilbao”, matador de novillos español. Gral. Antonio Gómez Velasco, militar y taurino.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. Carabanchel, España “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Progreso”, Guadalajara, Jalisco. Ganadería de Ajuluapan, Hidalgo.

104 16.04.1922 105 17.12.1922

112 04.06.1927

Santín

información fehaciente. El libro de Armando de María y Campos dedicado a su trayectoria como torero es un buen intento, pero se queda en eso. (Efemérides…, LRQ., p. 104).

“Rompe Camisa”, Coaxamalucan.

En la prensa de la época se afirmaba que, para 1924 tenía ya 17 cornadas graves. Dos las recibió en “El Toreo” y una en Carabanchel (Madrid) por un toro de Ortega, la misma ganadería a que pertenecía el bicho que dio muerte a Joselito. Se desconoce. Matador de novillos, nacido en Madrid el 23 de junio de 1877. Abandonó los trabajos de la carbonería que tenía su padre para, en unión de Vicente Pastor, Fresquito y otros muchachos de la barriada de Embajadores, acudir a funciones y capeas de los pueblos de los alrededores de la corte. Cuando contaba diecisiete años, el 8 de abril de 1900, estoqueó en la antigua plaza de Carabanchel Bajo cuatro novillos de Mateos (…) Hizo varios viajes a América, toreando en distintos países y tomando allí la alternativa de matador de toros. tanto en Lima como en Caracas o Méjico, su participación en funciones taurinas despertaba gran expectación. El 22 de julio de 1923, viejo, pero aún valiente, sufrió una mortal cogida en la plaza de Villahermosa (Estado de Tabasco). Así acabó la vida del modesto torero madrileño. (J. M de Cossío, III, 275). “Velador”, San Diego Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 678). de los Padres. “Payaso”, Galindo. Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 689). Zaballos “Sultán”, San Diego de los Padres. La Estancia. Una vaca de tienta.

314

(Efemérides…, LRQ., p. 83). Gravísima cornada en el cuello. (Lanfranchi II, 677). “…un toro de la Estancia le infirió dos cornadas gravísimas”. (J. M de Cossío, IV, 601). “Ya el general Gómez Velasco había sufrido anteriormente una cornada grande en una pierna, en Piedras Negras, de forma que ya estaba como quien dice calado. “Total que soltaron la primera vaca, y la segunda y la tercera, todas dificilísimas, porque tenían mucha casta eran muy bravas, pero sabían mucho porque habían sido toreadas varias veces. “Hablé con el general Gómez Velasco –apunta Rafael Solana Verduguillo- y le hice ver la necesidad de que tomara sus precauciones, de no se confiara demasiado no fuera a ser que una de esas vacas le diera un disgusto y a nosotros también. Pero don Antonio no me hizo caso, siguió toreando, ya con el capote, ya con la muleta arrimándose una barbaridad, pasándose los pitones por el mismo cinturón; y… el percance no se hizo esperar; al dar un pase de pecho con la derecha, la vaca se le metió debajo de la muleta, estiró el cuello, y le pegó una cornada en el vientre. Acudimos todos al quite, de la herida manaba gran cantidad de sangre. Se organizó desde luego el traslado de don Antonio de Apam, para más tarde traerlo a México. “Vivía entonces don Antonio Gómez Velasco en la calle de Jalapa; allí lo llevamos, mientras Lorenzo Gutiérrez, enterado ya del percance, se comunicaba con el doctor Francisco Ortega, íntimo amigo del general. “Procedió el doctor Ortega a hacer la primera curación en forma, desinfectando bien la herida, y dejando un tubo de canalización; después hablé con el Dr. Ortega aparte y me dijo: “El General ha corrido un enorme peligro, como que estuvo a punto de quedarse allí mismo en la plaza”. Y me explicó el facultativo


que sólo fue cuestión de milímetros para que el pitón de la vaca rompiera una arteria muy importante y sobreviniera una hemorragia incontenible, y menos allí donde estábamos sin asistencia médica de ninguna especie”. En Rafael Solana “Verduguillo”, Tres décadas del toreo en México. 1900-1934. Prólogo de Rafael Solana. México, Bibliófilos Taurinos de México, A.C., 1990. 228 p. Ils., fots., retrs., p. 136-7. Cubano de Zotoluca. “…cuando Al picar el sexto toro, llamado Cubano, don Felipe Mota cayó sentado en el pitón izquierdo de la res y se lo enterró casi hasta la oreja. Fue una cornada tan grande como inesperada. Muy pocos se dieron cuenta del percance, pero a poco comenzaron a llegar noticias de la enfermería, informando que el gran picador poblano estaba gravísimo. En el parte expedido más tarde por el doctor Xavier Ibarra se asentaba: cornada de diez centímetros de extensión por veinticinco centímetros de profundidad, situada en la región glútea izquierda. ¡Una cornada de caballo!” En Rafael Solana “Verduguillo”, Tres décadas del toreo en México. 1900-1934. Prólogo de Rafael Solana. México, Bibliófilos Taurinos de México, A.C., 1990. 228 p. Ils., fots., retrs., p. 140. “Calzorras”, San Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 690). Diego de los Padres. Se desconoce. “…recibe una grave cornada” (J. M de C., VI., 69).

113 16.10.1927

Felipe Mota, picador de toros.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

114 01.01.1928

José “Pepe” Ortiz, torero.

115 25.01.1928

Rodolfo Martínez, novillero.

116 09.12.1928

Alberto Patiño “Ojitos”

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “Merced Gómez”, ciudad de México. “México” de la Piedad, ciudad de México.

117 10.02.1929

Luis Güemes, banderillero.

La Piedad, Michoacán

Se desconoce.

118 14.04.1929

Margarito de la Rosa, banderillero y empresario.

Ganadería de Ajuluapam

Ajuluapam

119 02.11.1929

Esteban García Barrera

Morelia, Mich

120 17.11.1929

“Carmelo” Pérez

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

“El Gallo”, Queréndaro. “Michín”, San Diego de los Padres.

Cieneguillas.

315

Matador de novillos. Este infortunado torero, que nació en la capital de México, el año de 1899, encontró la muerte en la plaza de Tacuba, el 9 de diciembre de 1928, al ser herido por un toro de “Cieneguillas”, durante su faena de muleta. Fue un torero modesto, que no logró abrirse camino. (A. L., 216). En esta fecha ocurre la muerte de nuestro personaje, como resultado de una HCT que recibió un año antes. Consulta en internet agosto 5, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=1432 Al entorilar un toro, recibió tremenda golpiza de la que resultó muerto. Consulta en internet agosto 5, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=1149 HCT en vientre. Murió de peritonitis y bronconeumonía el 8 de noviembre de 1929 (Rojas Palacios-Solares, 1981:109-110). HCT, que produjo dos cornadas graves: La que tenía en el tórax del lado derecho, llegando el cuerno hasta desgarrar la pleura y otra cornada grande en el muslo izquierdo, así como otras tres de menor gravedad. He aquí el parte facultativo que los doctores Javier Ibarra y José Rojo de la Vega extendieron acerca de las lesiones sufridas por Carmelo Pérez. Los médicos cirujanos que suscriben, encargados de la enfermería de la plaza El Toreo, dan parte a la autoridad que preside, de que durante el primer tercio de la lidia del sexto toro ingresó a esta dependencia el diestro Carmelo Pérez con las siguientes heridas: Primera.-Herida causada por cuerno de toro, de veinticinco centímetros de longitud, situada en el tercio medio e inferior de la cara interna del muslo izquierdo, interesando las partes blandas, faltando, sólo la piel para salir por la cara externa; descubrió las venas femorales y desgarró el nervio crural, destruyendo grandes porciones musculares. Segunda.-Herida causada por cuerno de toro en el hemitórax derecho a la altura del noveno espacio intercostal, de nueve centímetros de extensión. Tercera.-Herida contusa de tres centímetros en la región axilar, que interesó el tejido celular. Cuarta.-Herida contusa de dos centímetros de extensión en la cabeza de la ceja


izquierda, interesando el tejido celular. Quinta.-Herida con desgarradura de la porción izquierda del escroto central de tres centímetros de extensión. Sexta.-Varios varetazos en distintas partes del cuerpo. Pronóstico.-El conjunto de las lesiones pone en peligro la vida del diestro. Curación.-Bajo anestesia mixta amplióse la herida del muslo haciéndose una contraabertura en la cara externa; canalizóse con tubo de goma y taponose con gasa yodoformizada la herida del hemitórax, suturándose las contusiones, inyectáronsele quinientos centímetros cúbicos de cuero fisiológico, aceite alcanforizado y adrenalina. Trasladándosele al Hospital Francés. Firmado: Dr. José Rojo de la Vega y Dr. Ibarra. La sutura de la herida de la ceja la había hecho el doctor Herrera Garduño. La verdad es que los médicos, impresionados por las enormes proporciones de la herida del muslo, habían dado al principio más importancia a esa lesión que a la del tórax, que iba a ser luego la que se complicase más. María, la enfermera descubrió por la noche que alguna pequeña venilla había escapado a la cauterización y que Carmelo se vaciaba pues del colchón, empapado, goteaba la sangre hasta el suelo”. Meses más tarde, el propio “Verduguillo” tuvo ocasión de saludar a Carmelo Pérez, y esta fue la impresión que se llevó: “Me impresionó enormemente o que vi. Carmelo, para ponerse un saco, y levantarse, tenía que colocarse un paquete de algodón, un paquete entero, de una libra, sin desenrollar siquiera, en el hueco pavoroso que en el tórax le había dejado su cornada horrenda; le habían extraído once costillas; se podía meter la mano entera, el puño cerrado, en aquella cicatriz espantosa”. En Rafael Solana “Verduguillo”, Tres décadas del toreo en México. 1900-1934. Prólogo de Rafael Solana. México, Bibliófilos Taurinos de México, A.C., 1990. 228 p. Ils., fots., retrs., p. 181 y 191. Jesús “…sufrió una espantosa cornada, una de las más graves que recibió en su vida, y una de las más peligrosas que hasta entonces habían atendido los médicos de esa plaza. Estaba situada en el tercio superior del muslo izquierdo, y tenía cuatro centímetros de entrada por veinte de profundidad; sólo la piel faltó para que el pitón atravesara el muslo de parte a parte, a la altura del famoso triángulo de Scarpa Dejó al descubierto la arteria femoral, y desgarró la vena del mismo nombre, y seccionó el nervio crural; el parte facultativo calificaba esta herida como de, para la vida, gravísima y para el miembro afectado de pronóstico reservado”. En Rafael Solana “Verduguillo”, Tres décadas del toreo en México. 1900-1934. Prólogo de Rafael Solana. México, Bibliófilos Taurinos de México, A.C., 1990. 228 p. Ils., fots., retrs., p. 217. Pertenecía a la “Cuadrilla Juarense”. Sufrió la rotura de la femoral y otra herida más en la entrepierna. Murió en el hospital horas después del accidente y los gastos del entierro fueron sufragados por los dueños de la ganadería mencionada. (J. M de Cossío, IV, 360). Gravísima cornada en la región perineal. (Lanfranchi II, 700).

121 26.02.1933

Jesús Solórzano, matador de toros.

“El Toreo” de la Condesa, Ciudad de México.

“Lancero” Rancho Seco.

122 04.06.1933

José Archuleta, banderillero.

Guadalupe, Monterrey, N.L.

“Fantoche”, Agua Dulce

123 12.10.1933

Ricardo Torres, novillero.

Jerónimo Merchán.

124 29.10.1933

Edmundo Maldonado “Tato”, torero. Alberto Aguilar “Aguilita” y Martín Corona, banderilleros. Dolores Vega, torilero.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “Vista Alegre”, ciudad de México. Torreón, Coah.

No hay datos.

Al matar al primer toro que se lidió en este circo taurino, sufrió gravísima cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 687). (Efemérides…, LRQ., p. 341).

“Tacuba”, ciudad de

Se desconoce.

“Torilero de la plaza de toros de Tacuba (México), que resultó cogido por una res

125 31.12.1933 126 25.11.1934

Atlanga

316


México.

127 01.12.1934

Bernardo Marín

“Vista Alegre”, ciudad de México.

No hay datos.

128 03.02.1935

Alberto Balderas

129 13.01.1935

Jesús Solórzano, torero.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. Puebla, Pue.

130 l 17.03.1935

Miguel Gutiérrez

“Madroño”, San Mateo “Tintorero”, Ajuluapan. Zacatepec

131 07.04.1935

Alberto Aguilar “Aguilita”, banderillero. Roberto Cantú, matador de novillos.

132 10.03.1936

133 15.11.1936 134 14.03.1937

Carlos Villanueva, Relampaguito, matador de novillos mexicano. Luis Castro “El Soldado”, torero.

135 13.05.1937

Valeriano López, espontáneo.

136 13.02.1938

143 01.12.1940

Alfonso Martínez, matador de novillos mexicano. Carlos Arruza, novillero Heriberto García, torero. Román “el Chato” Guzmán, banderillero. José González “Carnicerito”, torero. Juan Gallo, matador de novillos mexicano. Arturo Álvarez “El Vizcaino”, novillero. Carlos Arruza

144 15.12.1940

Lorenzo Garza, torero.

145 29.12.1940

Alberto Balderas

146 29.12.1940

Juan Morfín, Faroles, lidiador mexicano.

137 20.06.1938 138 30.04.1939 139 28.04.1940 140 28.04.1940 141 01.05.1940 142 16.06.1940

“Vista Alegre”, ciudad de México. Madrid, España.

Villarreal

“El Progreso”, Guadalajara, Jalisco.

Paso Blanco

Parras, Coahuila.

Se desconoce.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México

“Suerte Buena”, San Mateo. Ajuluapam

Tizayuca, edo. de México

Se desconoce.

Monterrey, Nuevo León Angangueo, Michoacán. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. Tuxpan, Nayarit.

Ibarra Tultengo. “Cazador”, Rancho Seco. “Cerrajero”, San Mateo. Matancillas

“San Marcos”, Aguascalientes. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. Apan, Hidalgo.

Atenco “Oncito”, Piedras Negras. “Andaluz”, Zotoluca. “Cobijero”, Piedras Negras. Se desconoce.

317

en un patio del citado coso, el 25 de noviembre de 1934, al tratar de sacarle de aquel lugar. Recibió una gravísima cornada en el muslo izquierdo, de la que falleció dos días más tarde en el Hospital de la Cruz Roja de la mencionada ciudad mexicana. (J. M de Cossío, VI, 557). “En un festival verificado en la plaza de Vista Alegre, de México, fue cogido al torear de muleta. Tan gravemente fue herido que falleció en el hospital” (J. M de C., III., 540). “…modesto matador de novillos mexicano, cuya muerte ocurrió el 1° de diciembre de 1934” (J. M de C., VI., 22). HCT. Gravísima cornada en la ingle derecha. (Lanfranchi II, 671). Gravísima cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 699). El caso puede verse a detalle en los analizados durante el siglo XX en este trabajo. (Efemérides…, LRQ., p. 98). “…muerto en la ciudad de Guadalajara de aquella República el día 10 de marzo de 1936, a consecuencia de una herida que le infirió un toro de la ganadería de Paso Blanco, toreando el 24 de febrero en la plaza de Río Grande (Zacatecas)”. (J. M de Cossío, III, 157). “Tan solo puedo dar la noticia de su muerte, a consecuencia que sufrió toreando en la plaza de Parras, Coahuila”. (J. M de Cossío, IV, 753). Gravísima cornada en la ingle izquierda. (Lanfranchi II, 674). Ese jueves, se celebró un festival a beneficio del viejo José Romero “Frascuelillo”. Durante la lidia del sexto de la noche, que tocaba en turno a Silverio Pérez, saltó al ruedo el espontáneo, quien recibió espantosa cornada en la boca. (G. E. P., T. II., 176). “…fue cogido de gravedad. Es la única noticia que tengo de su historia”. (J. M de Cossío, IV, 561). HCT. Grave cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 670). Herido de mucha gravedad en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 680). El caso puede verse a detalle en los analizados durante el siglo XX en este trabajo. Gravísimo percance en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 682). “…fue cogido y muerto por uno de los toros que se ldiaban”. (J. M de Cossío, IV, 459). HCT que le causó la muerte. HCT. Cornada en el glúteo derecho. (Lanfranchi II, 669). HCT. Al realizar la suerte suprema se arrojó con mucho pundonor sobre los pitones de la res, hundió el acero algo caído y resultó herido de gravedad en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 441). HCT, grave cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 681). HCT. La cornada le reventó el hígado y le partió la vena hepática. Murió casi en el acto, cuando era conducido a la enfermería por las asistencias. “…sufrió una grave cornada en un muslo, cuando actuaba en la localidad azteca de Apan”. (J. M de Cossío, IV, 594).


147 18.02.1941

Antonio Gallardo, matador de novillos mexicano. Alfonso Covarrubias, matador de novillos mexicano.

Ahualulco de Mercado, Jalisco. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

Se desconoce.

149 19.10.1941 150 09.11.1941

Antonio Gallardo, novillero Carlos Vera “Cañitas”

151 16.11.1941

Juan Leurín (o Laurín), matador de novillos. Manuel Gutiérrez “El Espartero”, torero. Guillermo Flores Gutiérrez “Lecherito” Luis Castro “El Soldado”

Ahualulco, S.L.P. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. Villa Juárez, edo. de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. Tepic, Nayarit.

Se desconoce. “Lentejuelo”, Piedras Negras. Se desconoce.

148 14.08.1941

152 04.01.1942 153 28.05.1942 154 05.04.1942

156 14.11.1942

Leopoldo Ramos “Ahijao del matadero”, novillero. Luis Procuna

157 22.11.1942

Luis Castro “El Soldado”

155 31.05.1942

158

1942

159 30.05.1943

Ignacio Núñez, banderillero de toros mexicano. Félix Guzmán

Se desconoce.

“Capitán”, San Mateo. Santiago Obando

Chihuahua, Chih.

Campos Aranda.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

Sayavedra

Cadereyta, N. L. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

“…cogido y muerto el 16 de noviembre de 1941”. (J. M de Cossío, IV, 528). Gravísima cornada en un muslo. (Lanfranchi II, 683). Al clavar un par de banderillas al quinto, sufrió gravísimo percance en la ingle derecha, destrozándole el pitón la vena femoral. (Lanfranchi II, 456). HCT en muslo, Dr. Arias, Tepic, Nay. Reoperado en el Sanatorio Español por el Dr. Javier Ibarra. (Arena, 1942). Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 693).

Grave cornada en el muslo derecho, que fue atravesado al muletear al cuarto torete de la tarde. (Lanfranchi II, 458). 2° “Calao”, Piedras HCT en el triángulo de scarpa derecho, de 10 cm de extensión por 12 de Negras. profundidad, que desgarra piel, tejido celular, aponeurosis, músculo sartorio y vena femoral profunda. hemorragia venosa que produjo anemia aguda. estado de shock. contusión de segundo grado en la región externa. bajo anestesia balsofórmica, se procedió a ligar el vaso desgarrado en varias partes, dejando a permanencia cuatro pinzas. desinfección con solución del Dr. Darkin, agua oxigenada y sulfatiazol. transfusión de sangre 250 cc y cardiotónicos. canalización con gas y tubos. la cornada pone en peligro la vida y de no presentarse complicaciones, tardará en sanar más de 30 días. Doctores Javier Ibarray José Rojo de la Vega (Las cornadas…, pág. 150-151). Se desconoce. “…un toro le dio tal golpe en el pecho, que falleció a consecuencia de él”. (J. M de Cossío, IV, 606). “Reventón”, HCT de 15 cm en el triángulo de scarpa en la ingle izquierda que tardará en sana Heriberto Rodríguez. 15 días, salvo complicaciones. Doctores JAVIER Ibarra y José Rojo de la Vega. Se presentó gangrena y 76 horas después de ser corneado, murió el 2 de junio.

Piedras Negras, Coahuila.

Cerro Viejo

161 23.09.1943

Arturo Álvarez “El Vizcaíno”, torero. Enrique Cosío “Charifas”, taurino.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

Atenco

162 23.01.1944

Luis Procuna, torero.

163 13.02.1944

Silverio Pérez

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México.

160 05.09.1943

“…actuando el 18 de febrero de 1951, sufrió una cogida de la que murió el mismo día”. (J. M de Cossío, IV, 458). “…recibe una gravísima cornada en el muslo izquierdo, que pone en peligro su vida. No reanuda sus actividades hasta 1944, en que resulta nuevamente herido…” (J. M de Cossío, IV, 422). HCT que causó la muerte casi instantánea. Herida de mucha gravedad en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 450).

HCT. Cornada muy grave en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 669). HCT que infiere un ejemplar de Atenco. Falleció como resultado del percance al intentar despuntar a una res en la hacienda de Atenco. (J. M de Cossío, et. Al., V., 824). HCT. Grave herida en el muslo izquierdo.

“Meloncito”, Piedras Negras. “Zapatero”, La Punta HCT de 8 cm de longitud en la región inguinoescrotal derecha, con exteriorización del testículo; presenta tres trayectorias: una hacia arriba que llega hasta la fosa ilíaca externa, interesando piel, tejido celular subcutáneo, aponeurosis y músculos ampliamente desgarrados; la segunda hacia afuera, que llega a la cara externa del muslo; y la tercera que llega al tercio medio del muslo, interesando piel, tejido celular subcutáneo y aponeurosis y fibras musculares. mide en total 22 cm de extensión. anestesia con basoformo, desinfección con

318


164 12.03.1944

David Liceaga, torero.

165 20.11.1944

Fermín Espinosa “Armillita”, torero. Luis Briones

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. San Luis Potosí

168 04.02.1945

Manuel Rodríguez “Manolete”, torero. Guillermo Cruz Gómez, novillero.

“El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. “El Toreo” de la Condesa, ciudad de México. San Rafael Atlixco, Puebla.

169 22.04.1945

Cenobio Esparza, picador.

Orizaba, Veracruz.

170 04.11.1945 171 18.08.1946

Adolfo García, el Mantero, torero bufo. Eduardo Liceaga

Juan Aldama, edo. de México. San Roque, Cádiz, España

172 01.09.1946

Alfredo Aguilar

173 15.09.1946

Ramiro Pintado, matador de novillos mexicano. Francisco Gorráez, torero. Jesús Ruiz, matador de novillos mexicano.

Plaza “México”, ciudad de México. Tula, Hidalgo.

166 03.12.1944 167 09.12.1944

174 09.02.1947 175 25.05.1947

agua oxigtenada, clorazena y sulfatiazol; contraabertrua en la cara externa tercio medio del muslo; ligadura de vasos; resección de porciones musculares; reducción testicular y canalización con 5 tubos de hule. en caso de no presentarse complicaciones, tardares en sanar alrededor de 45 días. firmaron: Doctores Javier Ibarra, José Rojo de la Vega y Carlos Herrera Garduño. “Cirquero”, Zotoluca. Gran faena. El toro lo hirió de mucha gravedad en el muslo derecho y en el vientre. (Lanfranchi II, 685). “Despertador”, HCT en muslo izquierdo con tres trayectorias. Fue atendido por el Dr. Hernández Zotoluca. Muro. “Rondinero”, La HCT. Gravísima cornada cerca del ojo derecho, con fractura de la base del Laguna. cráneo. Su caso fue el primero en el que se utilizó la penicilina. “Cachorro”, HCT en el muslo izquierdo. Torrecillas. Se desconoce. HCT ocasionada meses antes. Consulta en internet agosto 6, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=1435 Carlos Cuevas HCT. Lesiones internas provocadas por un tumbo. Consulta en internet agosto 6, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=573 Además: “…el 22 de abril de 1945 en la plaza de Orizaba (México), el cuarto toro de la corrida de la ganadería de Carlos Cuevas, le derribó, recibiendo un fuerte golpe con la silla. No dio importancia y siguió picando, pero al terminar la corrida fue agravándose rápidamente y falleció a las doce de la noche a consecuencia del traumatismo sufrido. Contaba a la sazón cincuenta y ocho años de edad”. (J. M de Cossío, IV, 443). Se desconoce. “…murió a consecuencia de la cogida que sufrió en Juan Aldama (México)…” (J. M de Cossío, IV, 460). “Jaranero”, Concha HCT. Cornada mortal en la región perineal izquierda que lo atravesó por y Sierra completo, al dar un pase de “molinete”. (Lanfranchi II, 511-513). Santo Domingo (Efemérides…, LRQ., p. 219) La Noria.

Querétaro. Plaza “México”, ciudad de México.

Galindo. Atlanga. “Conocedor”, Zacatepec. “Sombreiro”, D. Estevao Augusto de Oliveira.

176 17.08.1947

Francisco Rodríguez, novillero.

177 14.09.1947

José González “Carnicerito de México”, torero

Plaza “México”, ciudad de México. ”Villa Viçosa, Évora (Portugal).

178 28.09.1947

José Laurentino Rodríguez “Joselillo”, novillero.

Plaza “México”, ciudad de México.

“Ovaciones”, Santín.

179 14.12.1947

Manolo dos Santos, torero.

“Vanidoso”, Pastejé.

180 01.01.1948

Juan Rivera, banderillero mexicano.

“El Toreo”, Cuatro Caminos, estado de México. San Luis Potosí

Santo Domingo.

319

“…no logró abrirse paso, en lo que acaso influyera la grave cornada que le infirió en Tula un astado de la ganadería de la Noria”. (J. M de Cossío, IV, 653). Grave cornada en el muslo izquierdo en un festival taurino. (Lanfranchi II, 683). “…en aquella ocasión le cogió un toro de Atlanga y le infirió una cornada en el muslo derecho y otra en la región glútea del mismo lado. Tal vez esta cogida influyera para que se parase en el camino”. (J. M de Cossío, IV, 699). HCT. Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 695). Herido mortalmente en el muslo derecho. Falleció al día siguiente, cuando hacía sólo una semana que había cumplido 43 años de edad, y su cadáver fue trasladado a la ciudad de México para ser inhumado el 13 de octubre en el Panteón Moderno. (Lanfranchi II, 682). HCT. Gravísima cornada en la ingle derecha, con sección total de la arteria femoral, al intentar suicida manoletina (…). Cuando parecía haberse salvado, falleció de una embolia pulmonar el 14 de octubre). (Lanfranchi II, 523). HCT en muslo derecho con lesión de la vena femoral que causó una fuerte hemorragia. (Lanfranchi II, 525). “…fue cogido por un toro de la ganadería de Santo Domingo y sufrió la fractura del esternón y de seis costillas, con probable lesión pleural”. (J. M de Cossío, IV,


181 04.01.1948

Gregorio García, torero.

182 28.02.1948

Martín Rivera, matador de novillos mexicano. Antonio Velázquez, torero. Francisco Ortiz, novillero..

183 29.05.1948 184 25.07.1948 185 15.08.1948

Vicente Estrada, Olote. Banderillero mexicano.

186 12.12.1948

Ángel Cortés, banderillero mexicano. Gonzalo Rivera, matador de novillos mexicano.

187 26.12.1948

Plaza “México”, ciudad de México. Frontera, Tabasco.

“Anguilo”, Coaxamalucan. Se desconoce.

Papantla, Veracruz. Plaza “México”, ciudad de México. Sentipac, edo. de México.

Rancho Seco “Chiclanero”, Coaxamalucan. Se desconoce.

Guadalajara, Jal. Rincón de Romos, Aguascalientes.

Plaza “México”, ciudad de México. San Julián, edo. de México. Plaza “México”, ciudad de México. San Lorenzo Iztapalapa, ciudad de México.

Fermín Rivera, torero.

189 30.01.1949 190 06.02.1949

Alfredo Pérez, banderillero mexicano. Jesús Córdoba, torero

191 20.03.1949

Carlos Moreno Jamaica, novillero.

192 26.06.1949

Juan Zamora, Tinajas, espontáneo.

Plaza “El Recreo” (¿El Toreo?), edo. de México.

Se desconoce

193 28.08.1949

José Bernal, matador de novillos mexicano. Luis Augusto, matador de novillos.

Se desconoce

Una vaca de Santín

San Cristóbal Ecatepec, edo de México.

Se desconoce

Zapotlán de Juárez, Jalisco. Río Grande, Zacatecas.

Se desconoce

Tapachula, Chiapas

Se desconoce.

Colonia Esperanza, edo.

Se desconoce.

195 08.01.1950

Luis García, matador de novillos mexicano. 196 19.02.1950 Ramón Martínez “Niño de la Rosa”, novillero. 197 20.03.1950 José Campos, matador de novillos mexicano. 198 01.05.1950 Pablo Ayón, Pablote, banderillero

“…sufrió la fractura del fémur derecho al ser cogido en un par de banderillas”. (J. M de Cossío, IV, 676). Gravísima cornada en el hemitórax. (Lanfranchi II, 701). Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 689).

”…sufrió tan grave herida en una ingle, producida por un toro de ignorada procedencia, que le interesó la femoral y de resultas de tal cornada falleció al día siguiente”. (J. M de Cossío, IV, 445). Se desconoce. Aquella tarde “fue cogido y sufrió una herida grave en el triángulo de Scarpa, lado izquierdo”. (J. M de Cossío, IV, 421). Se desconoce. “…murió a consecuencia de la cogida que con fecha 26 de diciembre de 1948 sufrió en Rincón de Romos, estado de Aguascalientes. El percance se produjo por resbalar el diestro al ser perseguido después de su primer muletazo de tanteo; y al cogerle el toro, se fracturó el cráneo de un golpe contra el muro de la plaza, la cual carece de barrera. No se encontró en el pueblo médico alguno para curarle, y a los veinte minutos dejó de existir el desventurado Rivera, joven de dieciocho años, nacido en la citada población de Aguascalientes”. (J. M de Cossío, IV, 676). “Macareno”, Pastejé. HCT en la parte posterior del muslo izquierdo.

188 30.01.1949

194 Nov. 1949

676). Grave cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 680).

Se desconoce. “Italiano”, Piedras Negras. Se desconoce.

Se desconoce

320

“…fue cogido y sufrió una cornada gravísima”. (J. M de Cossío, IV, 640). Gravísima cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 675).. HCT. “Torerito mexicano que en el mes de marzo de 1949 (ignoramos el día), asistiendo al embarque de unas reses en el pueblo de Zatopalapa (sic), fue cogido por una de ellas, de cuyas lesiones falleció a poco de ingresar en el hospital Juárez” (J. M de Cossío, IV, 592). En esa ocasión toreó, entre otros Epifanio Tirado, Pifas. Banderillero mexicano. Toma parte en la novillada que se celebra en la plaza de “El Recreo” (sic), el 26 de junio de 1949, y resulta herido de alguna gravedad en el muslo derecho al acudir al quite en la cogida, de funestas consecuencias, sufrida por el espontáneo Juan Zamora “Tinajas”. (J. M de Cossío, VI, 518), el cual recibió la cornada en el vientre por la res que se lidiaba. La muerte de este modesto labriego mexicano fue prácticamente instantánea. “…fue cogido y sufrió una cornada grave en el vientre”. (J. M de Cossío, IV, 379). “…cuando empezaba sufrió durante el mes de noviembre de 1949 una grave cornada, que acaso influyera para entorpecer su carrera”. (J. M de Cossío, IV, 361). “…sufrió una grave cornada en el cuello toreando en Zapotlán de Juárez la novillada de feria”. (J. M de Cossío, IV, 468). “…resulta cogido por una res y, por lo que el balance fue una fractura de la clavícula izquierda y dos costillas rotas”. (J. M de C., VI., 68). “Falleció el 20 de marzo de 1950 a consecuencia de una cogida que sufrió, sin que pueda precisar más circunstancias”. (J. M de Cossío, IV, 395). “…sufrió, al ser cogido, una herida grave en la axila derecha”. (J. M de Cossío,


199 18.07.1950

mexicano. Tirado, Ronco, Torilero.

de México. Querétaro, Qro.

200 06.12.1950

Sebastián Alcalá, alguacil.

201 25.12.1950

Alfonso Ramírez “Calesero”, torero. Francisco Moreno, matador de novillos mexicano. Eduardo Trejo, matador de novillos mexicano. Jesús Córdoba, torero.

Plaza “México”, ciudad de México. “El Progreso”, Guadalajara, Jal. “Rancho del Charro”, ciudad de México. San Juan Solís, Hidalgo.

“Trianero”, Mimiahuapan. Tequisquiapan.

Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México. Ciudad Juárez, Chihuahua.

“Cañonero”, La Laguna. “Cañí”, Rancho Seco. Cerralvo.

Plaza “México”, ciudad de México. Acapulco, Guerrero.

“Campasolo”, Tequisquiapan. Manuel Cortina Rivas Se desconoce.

202 06.04.1952 203 29.06.1952 204 07.12.1952 205 21.12.1952 206 14.09.1952 207 04.01.1953 208 15.03.1953

Juan Espinosa “Armillita”, banderillero. José Medaz, matador de novillos mexicano. Jorge Aguilar “El Ranchero”, torero. Carlos Vera “Cañitas”, torero.

209 26.04.1953

Héctor Mier Jiménez, matador de novillos mexicano.

“Rancho del Charro”, ciudad de México.

210 Mayo 1954

Rosendo Álvarez, novillero.

Temak, Campeche.

211 02.05.1954

Miguel Ángel García

“Real Maestranza de Sevilla”, España.

212 13.06.1954 213 19.09.1954

Félix Briones, torero. Arturo Bañales de la Paz, Integrante de los Charros de Rancho Grande, y uno de los que formaban el espectáculo “El Jaripeo Mexicano”.

Tepic, Nayarit. Bogotá, Colombia.

Se desconoce.

Zacatepec

Se desconoce.

“Tinieblas”, León Montero, del poblado de Bécal. Felipe Bartolomé.

Peñuelas Se desconoce.

321

IV, 362). Torilero de la plaza de toros de Querétaro. El 18 de julio de 1950 resulta mortalmente herido por una res en tal coso durante la filmación de unas escenas taurinas con destino a una película. (J. M de Cossío, VI, 518). (Efemérides…, LRQ., p. 315) HCT. Sufrió 7 cornadas graves en los dos muslos. (Lanfranchi II, 692). “…cuando actuaba en la plaza del “Rancho del Charro”, un novillo de Tequisquiapan le dio una grave cornada en el vientre”. (J. M de Cossío, IV, 592). “…fue herido gravemente en un ojo”. (J. M de Cossío, IV, 731). Grave cornada en la barbilla. (Lanfranchi II, 676). Gravísima cornada en el vientre al clavar un par de banderillas. (Lanfranchi II, 677). “…resultó herido por una de las reses lidiadas de una gravísima cornada en el muslo izquierdo”. (J. M de Cossío, IV, 574). HCT. Cornada en la pierna derecha. (Lanfranchi II, 669). Gravísima cornada entre las dos vías. (Lanfranchi II, 702). En realidad, como apunta J. M de Cossío en su tomo IV, p. 584 que, derivado de de su presentación en la fecha ya indicada, hecho que ocurrió en la plaza de toros “México” “No acusa grandes progresos, quizá debido al recuerdo de la tremenda cornada que recibió en la placita del “Rancho del Charro”, donde un novillo le introdujo el pitón por el muslo izquierdo, a la altura del triángulo de Scarpa, y le llegó hasta las costillas del mismo lado. Dicho percance, del que milagrosamente sobrevivió, le tuvo luchando con la muerte durante siete días”. HCTA que le ocasionó la muerte instantánea. Consulta en internet agosto 6, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=637 Gravísima cornada en la boca, con fractura de la base del cráneo, percance del que tuvo secuelas años después. (Lanfranchi II, 680). Las mencionadas “secuelas” fueron lamentables. Dice Cossío: “Aquejado de ataques epilépticos, abandona su hogar en mayo de 1974 y es recogido desvanecido, sin documentación alguna en su poder, en una calle de la capital de México el 12 de junio de 1974 y trasladado al hospital “Rubén Leñero”, donde fallecería más tarde. Al no ser reclamado su cadáver, se remitió a la Facultad de Medicina para que con él hicieran prácticas de disección los alumnos. Es entonces cuando es reconocido por sus familares, que se hicieron cargo de sus restos”. (J. M. de C., V., 979). Gravísima cornada en el vientre. (Lanfranchi II, 672). “…resultó mortalmente herido al ser corneado en la cabeza por un toro al que acababa de montar”. (J. M de Cossío, et. al., V, 656). Además: “El charro Arturo Bañales de la Paz salió al ruedo y montó un toro cebú llanero de bastante poder que con sus brincos lanzo a Bañales hacia adelante. Y, al derrotar el toro, de cornamenta larga y abierta hacia arriba, lo hizo con tan mala fortuna que uno de los cuernos penetró por el ojo izquierdo del carro con la violencia que le atravesó el cráneo hasta la nuca, falleciendo minutos más tarde”.


216 Julio, 1955

Alejandro Cabrera, novillero.

Aguascalientes, Ags.

Se desconoce

217 10.10.1956

José Navarrete Ambriz, matador de novillos mexicano.

Cuiramangaro, Michoacán.

Se desconoce.

218 23.12.1956

Antonio Flores “Pueblita”, picador.

Plaza “México”, ciudad de México.

“Vigía”, La Laguna

219 13.01.1957

“Escultor”, Zacatepec.

HCT en el cuello con fractura en la base del cráneo y del maxilar inferior, así como destrozos en la lengua y la bóveda palatina. (Lanfranchi II, 702).

221 22.03.1959

Manuel Capetillo, torero.

222 27.04.1959

Francisco Hernández González “Pavón, novillero.

223 28.06.1959

Gabriel España, torero.

“El Progreso”, Guadalajara, jal. “El Toreo”, Cuatro Caminos, estado de México. Plaza “México”, ciudad de México. “El Toreo”, Cuatro Caminos, estado de México. Saltillo, Coahuila.

Pastejé

220 30.03.1958

Fernando de los Reyes “El Callao”, torero Antonio Velázquez, torero.

(J. M de Cossío, VI, 638). (Efemérides…, LRQ., p. 285). Agrega el autor: “Después sería médico de la plaza de toros de Guadalajara”. Matador de novillos mexicano, nacido en La Piedad, Michoacán el 13 de enero de 1930. Ya en 1945 actúa vestido de luces, presentándose en la nueva plaza de “El Toreo” en 1955. Recibe en dicha ocasión una cornada gravísima que puso en peligro su vida. (J. M de Cossío, IV, 345). “Solicitó permiso para torear a un novillo que estaba en el matadero y en plena faena de muleta fue alcanzado por la res, recibiendo una cornada en el cuello que le seccionó la yugular, produciéndole la muerte en el acto. Contaba el infortunado principiante diecisiete años de edad”. (J. M de Cossío, et. al., V, 721). “Perteneció al espeso montón de los principiantes. Contaba diecisiete años cuando, en un festival celebrado en (…), recibió una cornada en el vientre, a consecuencia de la cual falleció…” (J. M de Cossío, IV, 603). HCT en la cara posterior, tercio medio, del muslo izquierdo, con agujero de entrada desgarrando, de diez centímetros de extensión que llega en profundidad hasta la piel del mismo muslo en su cara anterior. Interesó piel, tejido celular, aponeurosis, músculos anteriores y posteriores del muslo, con grandes desgarraduras. Descubrió una extensión de ocho centímetros el nervio ciático y el hueso del fémur. Hemorragia venosa; estado de shock traumático. HCT en el muslo derecho.

224 20.09.1959

Víctor Huerta, novillero

225 15.11.1959 226 01.05.1960

Luis Briones, torero. Jesús Peralta

227 24.07.1960 228 22.05.1960

Humberto Moro, torero. Manolo dos Santos, torero.

214 06.11.1955 215

1955

Jesús Arias Enrique Aguilar Razo, novillero.

“El Progreso”, Guadalajara, Jal. “El Toreo”, Cuatro Camino, estado de México.

“Aragonés”, de Cerralvo Se desconoce

“Camisero”, La Laguna. “Barqueño”, Peñuelas

HCT, gravísima cornada en el tórax. (Lanfranchi II, 673).

Francisco Hernández. “Juan Palomo”, Jesús Cabrera.

Recibe grave cornada. (Lanfranchi II, 676).

“El Toreo”, Cuatro Caminos, estado de México. Nogales, Sonora. Puebla

“Indio”, El Romeral. 5° novillo, Peñuelas

Xico, Veracruz Plaza “México”, ciudad de México.

Ibarra “Jardinero”, José Julián Llaguno.

322

HCT en el abdomen, fueron necesarias cinco operaciones. Murió en el Sanatorio “Las Américas”, el 20 de mayo

Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 684).

Gravísima cornada en el hueco isquiorrectal. (Lanfranchi II, 672). Herida por cuerno de toro en la región inguinal derecha de 3 cm de extensión y dos hacia arriba de 10 cm de extensión que interesó piel, tejido celular, desgarrando aponeurosis. Sanatorio Santa María de Guadalupe. Cutberto Pérez Tapabocas, “Jesús Peralta fue operado y no era grave su estado”, Ovaciones, 3 de mayo de 1960, pág. 6. Gravísima cornada en la región escrotal. (Lanfranchi II, 688). HCT. Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 596). Cornada en tercio medio, cara anterointerna del muslo derecho, con orificio de entrada de 6 cm. con dos trayectorias: una hacia arriba y la otra hacia atrás, ambas de 12 cm.; interesó piel, tejido celular, aponeurosis, descubriendo la vena safena en una extensión de 15 cm., desgarrando el músculo abductor. Desbridación, desinfección, ligado de vasos y sutura de la herida, dejando canalización con tres tubos de goma. Anestesia pentotal-ciclo, suero antitetánico.


229 24.07.1960 230 21.08.1960

Humberto Moro, torero. Carlos Vera “Cañitas”, torero.

Xico, Veracruz “El Toreo”, Cuatro Caminos, estado de México. San Francisco Zapotitlán, Guatemala “El Toreo”, Cuatro Caminos, estado de México.

Ibarra “Buen Mozo”, Ayala.

231 25.12.1961

Manuel Ureña, torero.

232 04.03.1962

Antonio del Olivar, torero.

233 02.09.1962 234 08.08.1962 También se indica la fecha del 08.09.1962

Fernando de los Reyes “El Callao” Fidencio Mata, novillero retirado.

Nogales, Sonora. “El Redondel”, Tlalnepantla, edo. de México.

Jesús Cabrera “señorito”. Ernesto Cuevas.

235 05.05.1963

Enrique Zárate, Gitanillo de México. Novillero.

“El Toreo”, Cuatro Caminos, estado de México.

Se desconoce.

236 01.09.1963

Juan Clemente, novillero.

Juan Aguirre.

237 03.11.1963

Víctor Pastor, novillero.

238 01.12.1963

Ramón Garza, matador de novillos.

Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México. “El Progreso”, Guadalajara, Jal.

239 05.01.1964

Öscar Realme, novillero

240 16.02.1964

Diego Puerta, torero.

241 U23.02.1964 i n c e

Mauro Liceaga, torero.

Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México.

Monterrey, Nuevo León.

Se desconoce. “Gavilán”, El Rocío.

“Dragón”, Zotoluca.

Dres. Javier Ibarra, Sr., Javier Ibarra hijo, Huerta de la Sota, Herrera Garduño. Anestesiólogo; Tirso Cascajares. Ovaciones, 23 de mayo, 1960. HCT situada en la región escrotal. HCT. Herido gravísimamente en el muslo derecho. Dos días después se declaró la gangrena y el sábado 27 hubo necesidad de amputarle la pierna. (Lanfranchi II, 702). HCT en oído izquierdo, arrancándole el pabellón auricular. Cuando toreaba en la Plaza El Toreo de Cuatro Caminos con Juan Silveti y Fermín Murillo, recibe una cornada muy grande en la región perineal por el toro “Gavilán”, de la ganadería de El Rocío. La herida tuvo tres trayectorias y una de ellas de 30 cm de extensión, recibida al intentar dar un pase de pecho. Consulta en internet agosto 29, 2018 en: https://laaldeadetauro.blogspot.com/search/.../Antonio%20del%20Olivar Graves cornadas en la axila izquierda y en la pierna derecha. (Lanfranchi II, 694). En un festival de aficionados prácticos en Tlanepantla, Edo. de México, al salir de un par de banderillas, perseguido por el astado de nombre “Señorito” de la ganadería de Ernesto Cuevas, tropezó y sufrió una gravísima cornada en el cuello que le seccionó la yugular. Falleció ahí mismo, el 8 de agosto de 1962). Consulta en internet agosto 29, 2018 en: http://torerosmexicanos.blogspot.mx/search/label/Fidencio%20Mata Quedó ciego a resultas de una cornada recibida y por su precaria situación económica se le organizó un festival benéfico que tuvo lugar la fecha indicada, tomando parte en el mismo Heriberto García, Fermín Rivera, Anselmo Liceaga y el rejoneador Mauricio Locken. (A. V., 1964, 270). HCT. Cornada en el muslo izquierdo. HCT, cornada en el muslo derecho.

“…fue cogido por un novillo que lo lanzó a gran altura, cayendo de cabeza en la arena. Sufrió una intensa conmoción cerebral, con hemorragia interna, que hizo se le operara urgentemente en el cráneo. En el parte facultativo se calificó la lesión como de muy grave”. (J. M de C., V., 989). “Señorito”, La Punta. Debía confirmar su alternativa; pero al lancear al primero de la tarde, fue herido gravemente en un muslo y en la región glútea. (Lanfranchi II, 694). “Indiano”, Herida de 8cm de longitud sobre el triángulo de Scarpa derecho, y una trayectoria Mimiahuapam. hacia arriba y afuera, pasando por dentro del borde inferior del músculo sartorio hacia el vasto interno, para descubrir fémur bajo anestesia Pentothal-Ciclo éter oxígeno, se procedió a ampliar la herida a 25 centímetros para asear el trayecto. Hemostasis y contrabertura en cara exterior del muslo, dejando dos canalizaciones de Penrose. Esta lesión disecó y contundió la arteria femoral. Reconstrucción por planos anatómicos. De no presentarse complicaciones, tardará en sanar más de´15 días. El Ruedo. Semanario gráfico de los toros. N° 1026. Madrid, 20 de febrero de 1964, p. 24. “Marinero”, Santa Gravísima cornada en el vientre. (Lanfranchi II, 686). María. Se desconoce

323


d 242 06.06.1965 243 12.09.1965

José Luis Vázquez, torero. Andrés Blando

Tijuana, Baja California Tijuana, Baja California

Rancho Seco Peñuelas

Gravísima cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 701). HCT en muslo derecho rompe vena safena, contunde la femoral, destrozos musculares. Días más tarde, tuvieron que aplicarle injertos.

244

Jesús del Castillo, novillero.

“La Aurora”, edo. de Méx.

Se desconoce.

245 17.04.1966 246 05.11.1967

Manuel Capetillo, torero. Mario Sevilla (hijo), novillero.

Santacilia “Brunete”, La Punta.

247 18.02.1968 248 07.11.1968

Raúl Contreras “Finito”, torero. Gabino Aguilar (hijo), torero.

Toluca, estado de México. “El Progreso”, Guadalajara, Jalisco. San Luis Potosí. Tlaxcala, Tlax.

“…fue cogido por una res cuando actuaba en la plaza “La Aurora” y resultó con dos vértebras dañadas, lo que le obligó a abandonar su profesión. En la primavera de 1967 se celebró en la plaza “La Florecita” un festival a su beneficio en el que participaron primeras figuras del toreo mexicano”. (J. M de Cossío, et. al., V, 778). HCT en la ingle derecha. (Lanfranchi II, 673). Cornada muy grave en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 697).

249 30.11.1968

“Joselito” Huerta, torero.

250

1965

1968

Sergio Espinosa de los Monteros “El Universitario”

251 16.02.1969 252 16.02.1969

Adrián Ávila, banderillero. Fabián Ruiz, torero.

253 10.08.1969

Alfredo Alonso

254 30.11.1969

Raúl Bassó, torero.

255 Fines años 60

Francisco “Pancho” Balderas Reyes, banderillero.

256 04.01.1970

Alfredo Leal, torero.

257 “ 21.06.1970 P 258 20.12.1970 259 25.12.1970

Francisco “Curro” Rivera, torero.

260 21.02.1971

Mario Sevilla, torero.

“Joselito” Huerta, torero. José Antonio Gaona, novillero.

“El Toreo”, Cuatro Caminos, estado de México. Huehuetlán, Puebla

Río Grande, Zacatecas Autlán de la Grana, Jalisco. Plaza “México”, ciudad de México. Las Palmas, Santa Clara, edo. de México.

Ciudad Juárez o Nuevo Laredo

Santacilia “Milagrito”, Zacatepec. “Pablito“, Reyes Huerta. Se desconoce

Jesús Cabrera Cerralvo “Nicanor”, La Punta Cerro Gordo

Se desconoce

Plaza “México”, ciudad de “Rumboso”, México. Torrecillas. Plaza “México”, ciudad de “Italiano”, Garfias. México. Aguascalientes, Ags. Santa Rosa de Lima. “El Progreso”, Guadalajara, Aurelio Franco. Jalisco. Plaza “México”, ciudad de “Estrellito”, Gustavo México. Álvarez.

324

Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 675). HCT. Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 669). HCT. Herida de extrema gravedad en el vientre al pretender iniciar su faena de muleta con un pase por alto de rodillas. (Lanfranchi II, 637). HCT en la región supraclavicular derecho produciéndole una severa hemorragia, con lesión de la vena subclavia entre la emergencia del tronco braquiocefálico venoso derecho y la vena yugular externa. Dr. Xavier Campos Licastro Grave cornada en el vientre. (Efemérides…, LRQ., p. 55) Gravísima cornada en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 696). HCT. Cornada grave en el muslo derecho. (Efemérides…, LRQ., 199) HCT en la ingle derecha, luego vino la gangrena y murió en el Hospital de Jesús el 3 de diciembre de 1969. HCT. Cornada en el muslo izquierdo, que resultó mortal. Consulta en internet agosto 6, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=713 Pancho Balderas también cumpliría su destino de morir en una plaza de toros, viejo ya, después de haber sido un líder de los subalternos combativo y combatido en extremo –la característica principal de la familia Balderas Reyes–. Ocurrió en el norte, Ciudad Juárez o Nuevo Laredo, a fines de los años 60 y no como consecuencia de una cornada sino por un paro cardíaco que lo sorprendió en un burladero, con el capote en las manos, atento a la lidia del toro y vestido de torero". (El Redondel, 29 de diciembre de 1985, pp. 2 y 11. Nota de Alcalino). Disponible en internet diciembre 30, 2019 en: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=36340 Cornada muy grave en el muslo derecho. (Lanfranchi II, 685). HCT en una rodilla. (Lanfranchi II, 695). Muy grave cornada en la parte posterior del muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 684). Gravísima cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 679). HCT como de 8 cm de extensión, situada en el tercio superior de la cara anterointerna del muslo derecho, que presentó dos trayectorias: la primera como de 18 cm de longitud hacia arriba y afuera, que interesa músculos de la región y


261 11.07.1971

José Ángel Adame

Plaza “México”, ciudad de México.

Boquilla del Carmen

262 09.02.1973

“Curro” Leal, torero.

263 12.05.1973 264 19.09.1971 265 16.07.1972

Toro de Coapantes Se desconoce Las Huertas Santa Cruz

266 02.03.1974

Eduardo Vela Arturo Ruiz Loredo, torero. Ernesto Sanromán “El Queretano”, torero. “Manolo” Martínez, torero.

Nvo. Progreso, Guadalajara, Jal. Escárcega, Camp. Tijuana, Baja California. Acapulco, Guerrero. Plaza “México”, ciudad de México.

“Borrachón”, San Mateo.

267 16.02.1975

Antonio Lomelín

“Bermejo”, Xajay.

268 18.01.1976

Jesús “Chucho” Solórzano Dávalos, torero.

Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México.

269 04.04.1976

Jorge Blando

270 26.11.1976

Emilio Gómez, “Pincipiante”, novillero Rafael Gil “Rafaelillo”

Plaza “México”, ciudad de México. Ganadería Almeya, Chignahuapan, Puebla. Mérida, Yucatán.

“Peletero”, Peñuelas. Almeya

271 15.05.1977

272 12.01.1978 273 12.02.1978 274 08.10.1978 275 22.10.1978 276 11.1978 277 25.12.1978 278 27.08.1979

Genaro Hernández González, “El General, novillero. Francisco “Curro” Leal, torero Rafael Domínguez “Gamuza”, monosabio. Rodolfo Rodríguez “El Pana” Jesús Salermi Miguel Cepeda, “El Breco”, torero. Francisco Madrigal “El Chinanas”, banderillero.

Lienzo Charro “Constituyentes” “Progreso”, Guadalajara, Jal. Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México. Comitán, Chiapas. Santa Lucía, Guatemala.

“Sardinero”, Tequisquiapan.

Santo Domingo

Valcerrajas Fermín Rivera “Minuto”, De Haro. Almeya Se desconoce

Plaza Monumental de Tijuana, Baja California.

“Quetzal”, Riaño.

279 07.01.1979

David Silveti

Plaza “México”, ciudad de México.

Mimiahuapam

280 13.01.1980

José Hernández Ríos

“Rancho de la villa”,

San Felipe Torres

325

lesiona parcialmente la vena femoral en una extensión de 3 cm, y la segunda trayectoria, hacia músculo vasto externo. Hemorragia profusa. Dr. Xavier Campos Licastro. HCT que atravesó el cuello desde su cara lateral derecha la izquierda, habiéndole levando desde el suelo hasta su máximo derrote, lesionando la cara posterior de la tráquea y la yugular derecha. Dr. Xavier Campos Licastro Grave cornada en el cuello. (Efemérides…, LRQ., 172). HCT en muslo HCT en el recto Gravísima cornada en el muslo izquierdo. (Lanfranchi II, 696). Cornada muy grave en la ingle derecha. (Lanfranchi II, 697). HCT en muslo izquierdo tercio medio de la cara anterior, con dos trayectorias de 35 cm hacia la fosa ilíaca izquierda y otra de 20 cm hacia la cara posterior que secciona músculos, vena y arteria femoral profunda, lesión de vena safena magna. Dr. Xavier Campos Licastro. HCT en mesogastrio con dos trayectorias de 15 y 20 cm , que le ocasionó salida del intestino delgado. Dr. Xavier Campos Licastro HCT en el triángulo de scarpa en el muslo derecho. La imagen que existe y que capta el momento mismo del percance, es espectacular y dramática al mismo tiempo. HCT. Grave cornada en la fosa ilíaca derecha cuando lanceaba al primero de lidia ordinaria. HCT HCT en región inguinal derecha, que siguió trayecto paralelo al pliegue inguinal en una extensión de 12 cm interesando piel, tejido celular subcutáneo y seccionando completamente la arteria femoral superficial poco por debajo de su emergencia. Dr. Xavier Campos Licastro. HCT que ocasionó perforación del cráneo, dañando severamente la masa encefálica. HCT en muslo. HCT que produjo serios destrozos en el pulmón, lo que ocasionó, además de otros destrozos la muerte que sobrevino horas después. Cornada en tercio medio del muslo derecho, con lesión de vena femoral superficial, a la altura del canal de Hunter. Tratamiento: ligadura venosa. HCT con rotura de arteria poplítea HCT en ingle derecha penetrante de abdomen HCT provocada en un descuido. El toro clavó el pitón bajo la axila llegando a interesar hasta el cuello. Consulta en internet agosto 6, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=759 Al muletear al sexto de la tarde, David metió el pie en un hoyo formado en la arena, rompiéndose la rodilla. Con ese percance, comenzó también para él un largo rosario de operaciones. Con los años, la artrosis de rodilla fue una terrible carga, la cual, entre otras cosas, se convirtió en factor que desencadenó su muerte el 12 de noviembre de 2003. HCT en el cuello, aproximadamente de 21 cm de extensión, desde el lóbulo de la


“El chato de Tampico”

Coquimatlán, Colima

Mochas

281 27.01.1981

Jorge Aguilar “El Ranchero”, matador de toros en retiro.

Coaxamalucan, Tlaxcala

Coaxamalucan

282 27.05.1984

Javier Escobar “El Fraile”

Plaza “México”, ciudad de México.

Se desconoce

283 07.11.1987

Jorge de Jesús “El Gleason”

“Golfo”, Tepeyahualco

284 12.03.1989 285 28.10.1990

Paco Dóddoli Arturo Gilio

286 09.12.1991

Jorge Gutiérrez, torero.

287 11.08.1991

Arturo Velázquez, “Talín”

288 06.06.1993

Alberto Bricio Villaseñor

El Ranchero Aguilar, Tlaxcala, Tlax. “Rodolfo Gaona”, Texcoco. Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México. “Progreso”, Guadalajara, Jal.

289 06.06.1993

Alberto de la Parra, novillero

290 17.10.1993

Jorge Carmona, novillero

291 30.07.1994

“Chinelo”, Santiago. “Berrinches”, Javier Garfias “Mayoral”, La Misión “Fistol”, Yturbide Hnos.

Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México.

“Agua Miel”, Espíritu Santo

Octavio Hernández, albañil

Plaza de toros “El Toreo”, edo. de Méx.

Novillo de José Julián Llaguno.

292 24.08.1995

Manuel Laveaga, novillero

“Antequeretano”, Espíritu Santo

293 18.02.1996

José Tomás, torero

Plaza “México”, ciudad de México. Autlán de la Grana

326

oreja derecha hasta 2 cm de la comisura izquierda de la boca, que interesó y destrozó toda la cara anterior del cuello. También cercenó la arteria carótida y vena yugular derecha; cortó toda la base de la lengua y piso de la boca, con una trayectoria del lado derecho hasta la articulación temporomandibular derecha. Otra cornada del lado izquierdo ascendente, que fracturó los tres primeros anillos de la tráquea y destrozó la bóveda del maxilar derecho. Dr. José de Jesús Arias Montes. Al intervenir en un tentadero, sufre un infarto de miocardio. Consulta en internet agosto 6, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=764 HCT de forma circular, como de 7 cm de diámetro, que se presenta situada en el epigastrio a la derecha de la línea media. Una trayectoria de 25 cm de extensión haci afuera y arriba, y hacia el flanco izquierdo que interesa piel, tejido celular, aponeurosis superficial y profunda, seccionando los músculos recto anterior, oblicuo mayor y menor, hasta descubrir peritoneo sin lesionarlo. Se procedió a incisión paramedia izquierda de 18 cm de longitud, escisión de tejidos contundidos, hemostasia, aseo mecánico, canalización por dos contraaberturas y reconstrucción por planos anatómicos. De no haber complicaciones tardara en sanar más de 15 días. Dr. Xavier Campos Licastro. HCT en tercio distal de muslo derecho con desagarro de arteria y vena femoral y safena mayor. HCT en muslo izquierdo tercio proximal posteromedial. Fractura expuesta de tibia y peroné. HCT en muslo derecho penetrante de abdomen…… Dr. Xavier Campos Licastro Fractura tibioperonea diafisaria tercio medio derecha expuesta, posoperado de cura decontaminadora, yeso. Después se colocó placa 4 cornadas en la pelvis, fallece por hipertensión maligna (dato proporcionado por el Dr. Jorge Uribe Camacho). Dr. Alfonso Topete Durán HCT en muslo derecho Dr. Antonio Salcedo Coppola en la Clínica Londres. HCT en triángulo de Scarpa derecha, lesión de arteria y vena femoral. Dr. Antonio Salcedo Coppola heridas, una en el triángulo de Scarpa derecho, con dos trayectorias hacia arriba y hacia abajo de 20 cm cada una, que le destrozaron la vena y arteria femoral. La segunda fue en el vientre sin penetración y, tiene la muñeca izquierda fracturada. Perdió aproximadamente dos litros de sangre y la cornada es de: pronóstico grave. DR. SALCEDO COPPOLA, Clínica Londres El trabajador Octavio Hernández, albañil, falleció el 3 de agosto de 1994, como consecuencia de que en los corrales de dicho coso, recibió tres cornadas. Fueron dos grandes en las piernas y una que le penetró por el cuello hasta la cabeza, que fue la que finalmente le quitó la vida. La Afición, 4 de agosto de 1994, p. 23. Cornada en muslo derecho al colocar banderillas. Dr. Antonio Salcedo Coppola, Clínica Londres. Herida inguinal izq. antero/medial de aproximadamente de 12 a 15 cm. que


294 u16.03.1997 e

295

1997

Eduardo Funtanet, rejoneador.

Plaza “México”, ciudad de México.

Francisco García Cervantes

Plaza “México”, ciudad de México. Calafia, Mexicali ó Las Playas, Tijuana, Baja California.

296 15.08.1998

Jorge Benavides “Cúchares”, novillero.

297 16.09.1999

Mario del Olmo

298 26.12.1999

Rafael Ortega

299 07.05.2000

Juan Pablo Llaguno, novillero

300 31.12.2001

Mary Paz Vega

301 04.08.2002

“Recuerdo”, Cerro Viejo.

Toro de El Grullo

Víctor Rodríguez “El Castaño”, forcado

La Monumental Zacatecas, Zac. Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México. Santa Clara, Ecatepec, Edo. De México.

Se desconoce

Toro de La Misión Toro para rejones, Álvaro Espinosa

302 01.02.2003

Hilda Tenorio, torera.

León, Guanajuato

“Mulero”, El Vergel

303 05.06.2005

Enrique “El Cuate” Espinosa

“El Relicario” Puebla.

304 23.04.2006

Juan Pablo González

305 24.02.2007

Jorge Mata

“Silverio Pérez”, Texcoco, Edo. de México Villahermosa, Tabasco

306 27.08.2007

Antonio García “El Chihuahua”. torero.

“Nuevo Progreso”, Guadalajara, Jalisco.

“Doctorado”, Reyes Huerta. “Pulquero”, Felipe González “Chorete”, Cerro Viejo Real de Saltillo

307 26.09.2008

Miguel Jaén

Plaza La México

Se desconoce La Misión

“Terapista”, Campo Hermoso

327

interesó piel, tejido celular subcutáneo, con desgarro de la vena femoral profunda en un 30% aproximadamente, escasos 8 mm del resto del paquete vascular. y de la arteria femoral, y lesiones de las venas tributarias de la vena femoral profunda safena. Se pasó directamente al servicio del quirófano. Son lesiones que por sus características, ponen en peligro la vida y duran más de 15 días en sanar. Extiende este documento para fines y usos legales, Dr. Alfonso Castrejón Salinas. Este percance provocó gran hemorragia, por lo que tuvo que recibir varias transfusiones. Además, sufrió dos paros cardíacos. Murió a causa de las heridas al caerle encima el caballo que montaba. El parte médico apuntaba: “Fractura de cráneo severa, con ruptura de la arteria carótida interna derecha, además de fractura múltiple de macizo facial con hemorragia severa incontrolable, y disección traumática de la arteria aorta torácica”. Consulta en internet agosto 6, 2018 en: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=826 HCT en muslo izquierdo región posterior. Atendió el Dr. Rafael Vázquez Bayod en el Hospital “Mocel”. HCT en región lumbar a nivel de L3-L4 de dos trayectorias de 6 y 7.5 cm lesionando tejido celular subcutáneo y músculos paravertebrales izquierdos Herida quirúrgica de transversal de 5 cm y una tercera trayectoria de 10 cm sobre la masa paravertebral izquierda. Después se gangrena una tercera trayectoria no explorada y se somete a desbridación extensa, Dr. Rafael Vázquez Bayod en el Hospital “Mocel”. Fractura de cadera izquierda al entrar a matar. Fractura luxación de tobillo izquierdo y conmoción cerebral en una voltereta. Dr. Rafael Vázquez Bayod en el Hospital “Mocel”. HCT en triángulo de scarpa derecho con lesión de arteria y vena ilíaca. Dr.Rrafael Vázquez Bayod. Fractura diafisaria de fémur derecho posoperada de clavo intramedular bloqueado. Dr. Rafael Vázquez Bayod en el Hospital “Mocel”. Cornada en muslo izquierdo lesionando las venas femoral y safena izquierda, herida escrotal. Fue trasladado en ambulancia al Hospital General de Zona #75 (Hospital de Traumatología de Magdalena de las Salinas ¿???), y de ahí al referido al Centro Médico Nacional La Raza al servicio de Angiología. HCT en la región occipital izquierda en la cara, de treinta centímetros de extensión. HCT en triángulo de Scarpa derecho con lesión de la arteria femoral. Grave cornada en el cuello y en la pierna derecho.t Dr. Jorge Uribe Camacho en el Hospital Santa Fé, CDMX. Cornada en muslo derecho. HCT que le seccionó la vena y arteria femorales del muslo derecho, desgarrando músculos así como una fuerte hemorragia. Consulta en internet agosto 17, 2018 en: http://www.tauromaquias.com/2007/10/el-chihuahua-sigue-grave-trascornada.html HCT en muslo derecho, lesión de vena femoral. Dr. Rafael Vázquez Bayod


Plaza “México”, ciudad de México. La Paloma, Puerto Vallarta, Jalisco

“Bellotero”, Santa María de Xalpa Se desconoce

“El Relicario”, Puebla. “Santa María”, Querétaro.

“Doctorado”, Reyes Huerta Montecristo

Tavira, Venezuela

Juan Campolargo

José Tomás, torero.

“Monumental” de Aguascalientes.

“Navegante”, Santiago

314 11.09.2011

Salvador Martínez, guardaplaza

“Nuevo Progreso”, Guadalajara, Jalisco.

“Norteño”

315 27.11.2011

“Joselito” Adame, torero.

Plaza “México”, ciudad de México.

La Punta

316 22.07.2012

Ricardo Frausto

Plaza “México”, ciudad de México.

4 de los Ébanos 2 de Jorge María

317 26.08.2012

César Ibelles

318 12.10.2013

Ángel Giovanni Espinosa, “Platerito”, novillero.

Plaza “México”, ciudad de México. “Cinco Villas”, Santiago Cuautlapan, Texcoco, edo. de México.

Novillo de La Guadalupana Novillo de San Lucas.

319 13.10.2013

Juan Luis Silis

“Vicente Segura”,

José Julián Llaguno

308 11.01.2009

Humberto Flores, torero.

309 29.02.2009

Lulú de la Vega

310 26.04.2009

312 22.08.2010

Enrique “El Cuate” Espinosa, torero. Octavio García “El Payo” Antonio García “El Chihuahua”

313 24.10.2010

311 25.12.2009

328

Cornada grande, pero no grave en el muslo derecho. Fractura de tobillo derecho tipo “C” de Weber. Posoperada de reducción abierta y fijación interna con placa tercio de caña y tornillos, por los Dres. Tano y Paco Alcocer, Querétaro. HCT de 15 cm en la ingle derecha. Dr. Martínez Angulo en el Hospital Betania Fractura multifragmentada de sacro y lesión de los nervios sacros. Cornada tercio medio cara Interna Muslo izquierdo de 42 hrs. de evolución potencialmente Infectado. Tratamiento: Antibióticos, triple esquema, Limpieza, debridación de tejido necrosado, retiro de hematoma y colocación de Sistema VAC de succión en primer tiempo. Segundo tiempo 48 hrs. después, retiro de sistema VAC y cierre de la herida. Dr. Jorge Uribe Camacho. Sanatorio Durango. HCT de quince centímetros de extensión en el tercio medio del muslo izquierdo con trayectoria hacia arriba y hacia atrás que ha roto todo el paquete vascular de la zona. Dada la fuerte hemorragia que presentó a lo largo de la intervención quirúrgica, fue necesaria sangre que fue donada por asistentes que contaran en ese momento con el mismo tipo. La atención al herido estuvo a cargo en todo momento, del Dr. Alfredo Ruiz. El novillo saltó al callejón. En el camino se encontró con el guardaplaza a quien prendió del pecho. El bovino arrastró por varios metros al herido al que no soltó, mientras se producía la herida mortal en el tórax. HCT, cornada en el tórax de 15 centímetros. “El matador Joselito Adame sufrió en el tercer toro de la tarde, una cornada en el tórax del lado derecho de 15 centímetros, que entra debajo de la tetilla hasta la axila. Lesionó músculos y aponeurosis de la región, que contundió el paquete vascular (no penetrante de tórax). Adame fue operado en la enfermería de la Plaza México y posteriormente trasladado al Hospital Mocel”. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://ntrzacatecas.com/2011/11/28/tremenda-cornada-y-triunfo-de-joselitoadame-en-la-mexico/ En el parte médico del doctor Vázquez Bayod nos dice: “En la lidia de su primer novillo, Ricardo Frausto sufrió una cornada en la cara interna del tercio medio del muslo izquierdo que originó un desgarro de la piel de 15 centímetros y dos trayectorias, una hacia atrás y hacia arriba, de 20 centímetros, y otra hacia afuera y atrás de 15, que desgarró músculos de la región y contundió el paquete vascular. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://crisolplural.com/2012/07/23/cornada-para-ricardo-frausto-en-la-plazamexico/ Fractura nasal y del piso de la órbita izquierdo. Cornada en el 8° espacio intercostal derecho y línea media axilar, con orificio de entre 8 y 10 centímetros, con una trayectoria de 25 cm. que perfora la pleura del pulmón derecho al recibir de rodillas en los medios al novillo, produciéndole neumotórax, tratado de urgencias con parche fijo por los tres lados y en el hospital con sonda endopleural. Dr. Jorge Uribe Camacho en el Sanatorio Durango. Herida en la cual el cuerno penetró por la zona de la mandíbula y el cuello.


Pachuca, Hidalgo.

320 13.12.2013

Laureano de Jesús Méndez Uh

Xiulub, Valladolid, Yucatán.

Se desconoce

321 26.04.2014

Héctor de Ávila

CINCO VILLAS. Cuautlalpan, Texcoco, Edo. De Méx.

San Maximiano

322 26.04.2014

Luis Bernardo Rodríguez Segura “El Mudo”

“Silverio Pérez”, Texcoco.

Se desconoce

323 18.05.2014

Miguel Farfán Marín

Maní, ciudad en el estado de Yucatán.

Se desconoce

324 19.05.2014

Eduardo del Villar, forcado

Seybaplaya, Campeche.

“San Isidro Labrador”, Rancho Seco

325 21.06.2014

Joel Delgado “El Panita”

“Cinco Villas”, Santiago Cuautlapan, Texcoco, edo. de México.

Hixcazdhá

326 07.09.2014

Héctor Rojas

Zacatecas

“Pregón”, Pozo Hondo.

327 28.12.2014

Karla de los Ángeles, torera; Federico Domínguez “El Gamusita”, monosabio y “Lupita” López, torera

Plaza “México”, ciudad de México.

De Guadiana

329

lesionándole la arteria carótida con abundante hemorragia hemicara izq., Dr. Francisco Chong, jefe de los servicios médicos de la feria de Pachuca, lo intervino en el Hospital Regional del ISSSTE y después fue trasladado al Centro Médico Nacional 20 de Noviembre del ISSSTE en la CDMX. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: https://www.radioformula.com.mx/notas.asp?Idn=361912&idFC=2013 Al torear de capote y en un descuido, el astado lo embistió y posteriormente, con el torero en la arena, el astado le infirió una cornada en el rostro. El cuerno entró por el ojo derecho y le perforó el cráneo. No hubo durante el festejo servicios médicos, por lo que todavía con signos vitales, el herido fue trasladado en el maletero de un automóvil al Hospital Regional de Valladolid, pero falleció antes de ingresar en el centro médico. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://www.elmundo.es/cultura/2013/12/10/52a7153663fd3d44128b4577.html Cornada en sedal, atravesó el muslo izquierdo, afortunadamente no tocó arterias importantes, sólo rompió un músculo, el sartorio. En la cirugía se reconstruyó el músculo y limpiaron bien la herida, afortunadamente no tuvo más trayectorias, solamente la de entra y salida del otro lado del muslo izquierdo, fueron 17 cm en abanico. Dr, Jorge Uribe Camacho en el Sanatorio Durango Trauma ocular izquierda por objeto contuso (rejón) con pérdida de la visión . Dr. Raúl Aragón López lo atendió en la Plaza. Posteriormente trasladado al Centro Médico Nacional Siglo XXI, al servicio de Oftalmología del Hospital de Especialidades, del IMSS en la CDMX. Choque hipovolémico secundario a perforación de vísceras toracoabdominales por cornada de toro. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://noticaribe.com.mx/2014/05/19/muere-torero-tras-ser-empitonado-por-unastado-en-el-publo-yucateco-de-mani/ HCT, cornada en la zona de la ingle con salida a la altura del estómago, lo que ocasionó fuerte hemorragia. Fue trasladado de la plaza a un hospital de la ciudad de Campeche. Lamentablemente durante el trayecto perdió mucha sangre, por lo que falleció poco tiempo después de llegar al nosocomio. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: https://sipse.com/mexico/muere-forcado-eduardo-del-villar-en-campeche91639.html Cornada de dos trayectorias en la parte superior del muslo derecho, cerca de la zona inguinal. Fue atendido por el Dr. Jorge Uribe Camacho. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://altoromexico.com/?acc=noticiad&id=19505 HCT. El segundo de la tarde lo prendió por el vientre y le produjo tres heridas: una, en la fosa iliaca izquierda, que penetra en el abdomen; otra, transversal de unos 25 cm. en la base del tórax, y una tercera transversal de unos 20 cm. al nivel de la quinta costilla. Del informe emitido por el Dr. Raúl Cabral. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: https://elpais.com/cultura/2014/09/08/actualidad/1410191090_347291.html Karla de los Ángeles, en el de su alternativa recibe dos cornadas. Al entrar a matar recibe una cornada en la región inguinal derecha. No se retira a la enfermería y en un nuevo intento recibe la segunda cornada en el glúteo derecho. En el momento en que era levantada por los monosabios, el novillo embistió en particular hacia Federico Domínguez “Gamucita” que fue herido en el glúteo izquierdo.


328 09.08.2015

Héctor de Ávila

Plaza “México”, ciudad de México.

“Norteño”, De Guadiana.

329 17.12.2015

Mauricio Martínez Kingston

San Marcos

330 12.02.2016

Uriel Moreno “El Zapata”, torero.

Plaza “México”, ciudad de México. “El Relicario”, Puebla.

331 03.04.2016

Alberto Huerta

Ciudad Reynosa, Tamaulipas.

332 01.05.2016 y 02.06.2016

Rodolfo Rodríguez “El Pana”

Ciudad Lerdo, Durango.

333 16.03.2017

Gerardo Adame

334 20.03.2017

Antonio Romero

335 14.05.2017

José María Hermosillo

Plaza “México”, ciudad de México. Plaza “México”, ciudad de México. Pedro Escobedo, Querétaro.

336 30.06.2017

Ramiro Alejandro Célis Luit, “Niño de Dzununcán”

Dzibikak, Umán, Yucatán.

“Lupita” López, en el último del festejo, y en la suerte suprema, recibe una herida en el muslo derecho. En aquella tarde, al saltar al callejón uno de los novillos, hirió al Sr. Gonzalo Martínez que presentó una herida grande en la mano izquierda. Del mismo modo, los porteros César Sánchez, Sergio López y Guillermo Espinoza resultaron heridos al saltar otro astado al callejón, el primero de ellos con fuertes golpes y fracturas en la cara y cabeza. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://torosyfaenas.com.mx/plaza-mexico-tarde-de-cornadas-fracturas-y-lesionesvarias/ HCT. DURANTE LA LIDIA DEL QUINTO ASTADO EL NOVILLERO Héctor Alberto de Ávila Rubio, al intentar un ayudado por alto en los medios, arrancándose el toro de largo y con toda su fuerza le propina una gravísima cornada directa en la cara externa del muslo izquierdo, con 2 trayectorias, la primera hacia arriba y afuera de 30 centímetros y otra abajo y adentro de 20 centímetros, que descubren el paquete neuro vascular femoral profundo, causando desgarros considerables en piel, tejido celular y músculos postero laterales de la región, siendo esta una grave lesión de alta energía. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://www.monumentalmexico.com/nota%20detalle.php?recordID=1034 Grave cornada en el tórax, con lesiones en un pulmón y el corazón.

“Príncipe”, Santa Fe. HCT. Sufrió una cornada de 45 cm. que abarcó desde la ingle del lado derecho llegando hasta el abdomen con exposición del paquete intestinal, seccionando arterias femoral y safena. Además, presentó otras dos heridas, una de 15 x 8 cm. con dos trayectorias. La primera de 20 cm. hacia la cavidad abdominal hasta la cavidad pélvica y la segunda de 30 cm. por la pared abdominal lateral lesionando músculos abdominales. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://despertadortlax.com/?p=8525 Cuarto de la tarde, HCT. Cornada de dos trayectorias. La primera es de 40 cm. y atraviesa la toro de Rafael espalda; la segunda de 20 cm. sin lesionar órganos importantes. Se le aplicó una Mendoza. bolsa de plaquetas ya que presentaba fuerte sangrado interno. Además presenta la fisura de la cuarta vértebra lumbar y contusiones diversas. En: torosyfaenas.com.mx/parte-medico-del-diestro-alberto-huerta-en-reynosa/ “Pan francés”, HCT. Lesión cervical severa con fractura de tres cuerpos vertebrales. Se le Guanamé. practicó una traqueotomía, se intentó restablecer el impulso neuronal. Lamentablemente se presentó un cuadro tetrapléjico que así se mantuvo por 32 días. “Pretoriano” de HCT en cara posterior de muslos Marcos Garfias “Caporal” HCT de 30 cm en el recto. Dr. Rafael Vázquez Bayod, Hospital Mocel Los Encinos

Se desconoce

330

HCT. Cornada en la zona inguinal de la pierna derecha al entrar a matar al novillo que le tocó en suerte. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://www.hidrocalidodigital.com/deportes/articulo.php?idnota=124136 HCT. cornada interna o cerrada, con cuadro de dolores abdominales. Muere a consecuencia del percance. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=29188


Monumental “Fermín Rivera”, San Luis Potosí “Monumental” de Aguascalientes

“Huasteco”, Xajay.

HCT en axila izquierda, con desprendimiento de piel en el brazo derecho y perforación de un vaso.

San Isidro

Fabián Barba, torero.

“Monumental” de Aguascalientes

“Enamorado”, Begoña.

340 27.04.2018

Arturo Macías, “El Cejas”, torero.

“Monumental” de Aguascalientes

“Pepe”, La Joya.

341 21.05.2018

José María Hermosillo

“La Florecita”, Naucalpan de Juárez, Edo. de México.

El Grullo

342 21.05.2018

Juan Ramón Saldaña Acosta

“La Florecita”, Naucalpan de Juárez, Edo. de México

“Colega” de El Grullo

Grave cornada en el cuello encontrando a la inspección una lesión de 7 cm de longitud en región II del cuello al lado derecho de la tráquea, sin hemorragia activa y sin salida de aire a través de la misma (…) Además de palpar enfisema subcutáneo en región cervical, por lo que se decide llevarlo al hospital para su tratamiento quirúrgico. El matador de toros no acepa el traslado hacia el hospital decidiendo matar su segundo toro”. Afortunadamente no lesión la tráquea, ni carótida, ni yugular del lado derecho. El cuerno entró hacia el lado interno y por la parte lateral de la tráquea, sin lesionarla. Lo que sí lesionó fue hacia adentro, hacia la cavidad de la faringe. La cornada es grave y de pronóstico reservado, debido a que su pecho presenta una inflamación a consecuencia de aire en cuello y tórax. Disponible en internet agosto 29, 2018 en: http://www.elmundo.es/cultura/toros/2017/10/23/59ed811ee2704e7b338b4653.ht ml HCT. Fractura del arco posterior de tres costillas, que son la octava, novena y décima, del lado derecho. Además, el parte médico informaba: 1.-Trauma contuso-toracoabdominal en hemitórax posterior derecho. 2.-Fracturas de la octava, novena y décima costillas, arco posterior derecho, no desplazadas. 3.-Contusión pulmonar. 4.-Escoriación dermoepidérmica profunda (varetazo) en región posterior del hemitórax derecho. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=31584 Herida por asta de toro localizada en la cara posteromedial de muslo derecho, tercio medio, con distal en eje de muslo de 10 centímetros de longitud y ocho centímetros de ancho, que produce una herniación muscular con tres trayectorias. La primera es ascendente, de 25 centímetros de extensión; la siguiente a medial anterior, de 15 centímetros, y la tercera, de dirección distal y lateral de 15 centímetros. Dr. Emilio Ruiz Esparza. Disponible en internet agosto 16, 2018 en: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=31622 Durante la lidia del primer astado sufre aparatosa cornada en la cara antero externa de la pierna derecha con desgarro de piel de 8 cm y severa lesión músculo aponeurótica. Recibió manejo de urgencias en la ambulancia, en donde se aplicó infiltración, analgésicos y vendaje compresivo con lo que pudo continuar con la lidia, al final fue trasladado al Hospital Ángeles Mocel donde fue operado, encontrando lesión antes descrita con dos trayectorias: una abajo y adentro de 15 cm que causó desgarro severo de músculos y aponeurosis de la región y descubre tibia en 6 cm, una segunda trayectoria atrás y afuera de mismas característica de 6 cm se efectúo reparación por planos. De no existir complicaciones podrá ser dado de alta en 2 a 3 días. Dr. Rafael Vázquez Bayod, Hospital Ángeles Mocel. El mismo primer novillo en el tercio de banderillas Juan Ramón recibe grave cornada región inguinal derecha con orificio de entrada de 8 cm y desgarra severamente piel tejido celular subcutáneo y pared abdominal. Fue trasladado al mismo hospital donde fue operado encontrando dicha cornada con una

337 25.08.2017

Sergio Flores

338 22.10.2017

Arturo Macías “El Cejas”

339 22.04.2018

331


343 12.05.2019

Armando Landín Miranda, fotógrafo.

“San Marcos”, Aguascalientes.

344 16.02.2020

Christián Sánchez, banderillero

Plaza “México”, ciudad de México.

345 02.05.2020

Irving Pérez “Curro” Recoba, novillero

Pachuca, Hgo.

trayectoria hacia arriba y afuera de 20 cm que desgarra 153severamente la pared del abdomen. Fue explorado meticulosamente sin encontrar penetración a la cavidad. Presentaba otra trayectoria hacia abajo y adentro de iguales características. Ameritó reparación de la pared abdominal, aponeurosis y piel. De no existir complicaciones podrá ser dado de alta en 3 días. Dr. Rafael Vázquez Bayod, jefe del Servicio Médico. Hospital Ángeles Mocel. disponible en internet agosto 4, 2018 en: www.heraldo.mx “Mezcalero”, Piedras El toro, correspondía al matador Fabián Barba, el cual brincó al callejó cayéndole Negras. encima a Landín Miranda. Presentó una herida de 15 centímetrosw en el hueso occipital del cráneo, una cornada de 50 cm de extensión en un costado del tóraz y una fractura expuesta de tibia y peroné de la pierna derecha. A siete meses de su lenta recuperación, se presentó una osteomielitis, con lo que se ha tenido que aplicar una lenta rehabilitación. Disponible en internet mayo 12, 2020 en: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=37196 “Charrasqueado” de Christián Sánchez fue alcanzado cuando salía de colocar su segundo par. El toro Bernaldo de Quiroz lo arrolló, rompiéndole la taleguilla, por lo que –en principio- se salva de una cornada. Se retiró a pie con rumbo a la enfermería. Sin embargo, al ser atendido en forma más puntual, se le descubrió una cornada perianal que, desde ese momento y hasta el 17 de mayo quedó bajo la observación de los especialistas, siendo dado de alta. Disponible en internet mayo 18, 2020 en: http://altoromexico.com/index.php?acc=noticiad&id=37224 Se desconoce Durante un festejo a puerta cerrada, y esto con motivo de que se encontraba en aplicación la Fase 3 de contingencia a consecuencia del Covid-29, lo cual desató una pandemia mundial, el novillero tlaxcalteca minimizó las recomendaciones y cayó herido, sufriendo una cornada en la zona rectal con dos trayectorias (una de 15 y otra de 20 cm de extensión), siendo atendido, dada la gravedad, por el Dr. Jorge Uribe. Disponible en internet mayo 6, 2020 en: https://www.elsoldesalamanca.com.mx/deportes/el-novillero-irving-perez-recobasufre-una-grave-cornada-en-la-zona-rectal-5192526.html

332


CONCLUSIONES

Terminado este propósito que no resultó nada fácil, los autores podemos afirmar que con el mismo alcanzamos un objetivo muy claro: haber logrado construir los cimientos de un tema que hacía falta, referido como ya lo sabe el lector, a la historia de la cirugía taurina en México. Con datos dispersos en infinidad de fuentes, cuya información se aglutina en un señalado centralismo, fue complicado reunir aquellos registros surgidos en otras regiones del país. Sin embargo, conseguimos ubicarlos y acomodarlos debidamente. Lograr el todo de esa información en un intento así, nos habría tomado años. Quizá alguna nueva edición corregida y aumentada permita darle otra dimensión y termine por conseguir el verdadero alcance que nos propusimos. Llaman la atención los distintos ejes de evolución en diversas técnicas quirúrgicas aplicadas a lo largo de varios siglos, hasta llegar a las dos interesantes participaciones en el quehacer de Jules Aronhsson y Agustín Andrade, de cuya labor ya definida puede conocerse el estado de cosas que aplicaba al mediar el siglo XIX. También es importante destacar a todos los médicos, citados o no que en ese casi medio milenio de convivencia cultural con la tauromaquia, ejercieron y han ejercido el generoso y humanitario oficio de la medicina. Sin ellos, mucho de todo esto habría resultado difícil de explicar. También conviene retomar una de aquellas primeras reflexiones indicadas en el prólogo de este trabajo, cuando el Dr. Jorge Uribe Camacho se refería a la que es casi una sentencia: “la cirugía taurina, es la cirugía de los NO”, complementada con este sabio consejo: “El no pensar que el trauma taurino puede tener más de una lesión. Ello representa un riesgo enorme, pues el daño alcanzaría dimensiones más graves”. Por tal motivo, creemos prudente agregar a ese aspecto otras valiosas recomendaciones ubicadas en la emblemática publicación Cirugía Taurina, en donde para mayor detalle de todo este asunto, fue el propio Dr. Xavier Campos Licastro quien estableció esa especie de “Mandamientos” como sigue:

-El No hacer un aseo perfecto exterior, produce infecciones. -El No explorar digitalmente las trayectorias produce incisiones inadecuadas. -El No explorar en todos sentidos, produce trayectorias inexploradas. -El No resecar los tejidos contundidos, produce retardos cicatriciales. -El No ampliar adecuadamente, origina trayectos sin tratamiento. -El No drenar en partes declives, produce abscesos. -El No drenar en diferentes trayectorias, produce complicaciones varias. -El No hacer amplios aseos internos produce infecciones. -El No lavar perfectamente cada trayectoria, produce infecciones. -El No hacer hemostasia perfecta produce hematomas fácilmente infectables. -El No reconstruir anatómicamente los planos, produce dehiscencias y hernias musculares. -El No suturar la piel con material fino, produce cicatrices visibles.240 Como se habrá podido observar, las recomendaciones son de una utilidad absoluta, lo que además significa que el médico encargado de intervenir en estos casos específicos, deberá tener presente. De otra forma, habrán de producirse serios errores que puedan ocasionar consecuencias no previstas. Creemos además, que una exhaustiva revisión a reglamentos y normativa taurina, debe ser tomada en cuenta durante su actualización, en espera de que los cambios apliquen en todas las plazas de toros que hoy día están en funciones. Y de que aquellos que intervengan en esos cambios, pongan en valor la presencia indispensable del servicio médico con toda su infraestructura, sobre todo ahora que ha de comenzar un sexenio en el que esperamos la prudencia e inteligencia de los funcionarios que han sido elegidos por las mayorías en este país. Queda esperar de ellos el mejor de los desempeños, sobre todo cuando se trata de entender en forma congruente esa nueva condición denominada diversidad cultural que por supuesto, hace suya a la tauromaquia. 240

Dr. Xavier Campos Licastro: “Secuelas en las heridas por cuerno de toro”. Cirugía Taurina, año III, N° 12, diciembre, 1979, p. 16-22.

333


Finalmente, los autores reconocemos no haber alcanzado la meta deseada. Lo procuramos, e incluso buscamos poner énfasis en lo más representativo y documentado. Esperamos que el lector salve todas las posibles fallas u omisiones, y para ellos ponemos a su alcance los datos de contacto más apropiados, con objeto de contar con sus opiniones, críticas, datos y sugerencias que permitan en lo futuro, el logro de una obra que merece seguir siendo enriquecida. El tema, por sí mismo, además de obligado, nos compromete a dotar a la Historia de la cirugía taurina en México con la información, las opiniones y reflexiones más completa que sean posibles.

Aquí los datos ofrecidos: Dr. Raúl Aragón López Correo de contacto: pinomarq@yahoo.com M. en H. José Francisco Coello Ugalde Correo de contacto: josecoello1962@hotmail.com

Muchas gracias por todo.

334


BIBLIOHEMEROGRAFÍA ALEMÁN, Mateo: Sucesos de D. Frai García Guerra, Arzobispo de México, a cuyo cargo estuvo el gobierno de la Nueva España. A Antonio de Salazar Canónigo de la Santa Iglesia de México, mayordomo y administrador general de los diezmos y rentas de ella: Por el Contador Mateo Alemán, criado del rey nuestro señor. Con licencia en México. En la imprenta de la Viuda de Pedro Balli. Por C. Adriano César. Año de 1613. ÁLVAREZ, José María: Añoranzas. El México que fue. Mi Colegio Militar. México, Imprenta Ocampo, 1948. 2 v., fots., retrs. ANES, Gonzalo: El antiguo régimen: Los borbones, 2a. edición. Madrid, Alianza Editorial, 1976 (Alianza Universal, 44). 4 vols. Vol. IV. Historia de España. Alfaguara. 513 p. a

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ARCHIVOS

-Archivo General de la Nación [A.G.N.] Ramo: Tierras, vol. 1783, exp. 1, f. 21v. Códice “Chapa de Mota”. --: Ramo Historia, T. 483, exp. VIII.-Oficio del Ayuntamiento (…) -Archivo Histórico de la Ciudad de México (AHCM). Ramo: Diversiones Públicas. Toros. Leg. 855 exp. No. 20. Bando de los Sres. Regidores Comisionados para las Corridas de Toros, sobre el buen orden en la Plaza. 4 f. -: Ramo: Diversiones Públicas, TOROS, leg. 857. -: 1888, exp. 123. Los ingenieros Alberto Malo y Angel Yermo piden se mande reconocer la plaza de toros “Bucareli” a fin de ponerla en servicio al público.-Fojas 6. -: 1888, exp. 135. Díaz Ponciano, solicita dar corridas de toros previo el permiso correspondiente.-Fojas 17. -: 1888, exp. 136. Díaz Ponciano, hace proposiciones para construir la plaza de toros.-Fojas 4. -1888, exp. 150. Díaz Ponciano, solicita se le permita dar tres corridas de toros durante los meses de julio, agosto y septiembre.-Fojas 3. -: 1898, exp. 177. Díaz Ponciano, solicita se le prorrogue por quince días el plazo que se le concedió para la ejecución de las obras en la plaza de toros de Bucareli.-Fojas 3. -: 1898, exp. 182. Segura y Tornel, Fernando, en representación de D. Ponciano Díaz, solicita se haga un reconocimiento a la plaza de toros de Bucareli.-Fojas 6. -Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Sobre la Universidad y la Educación. Archivo Histórico, Col. Universidad. -Archivo Histórico de la Facultad de Medicina.

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Instituto Nacional de Antropología e Historia, Sistema Nacional de Fototecas.

INTERNET

-Portal de internet “Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías”, cuya liga es: http://www.ccc3m.com/ -Biblioteca GARBOSA (“Salvador García Bolio”), perteneciente al Centro Cultural y de Convenciones Tres Marías, en Morelia, Michoacán. En la página de internet http://www.bibliotoro.com/index.php se puede acceder, a través del “Menú” a la “Biblioteca Digital”. -Portal de internet “AlToroMéxico.com”, cuya dirección es la siguiente: http://altoromexico.com/index.php -Hemeroteca digital nacional de México (UNAM), cuya dirección es la siguiente: http://www.hndm.unam.mx/consulta/resultados -Portal de internet “Los toros dan y quitan”, cuya dirección es la siguiente: https://www.lostorosdanyquitan.com/bioIndividual.php?b=893 -Blog “La Aldea de Tauro”, cuya liga es: https://laaldeadetauro.blogspot.com/ -Blog “Aportaciones Histórico Taurinas Mexicanas”, cuya liga es: https://ahtm.wordpress.com/

COLECCIONES PARTICULARES

-Biblioteca y museo del Centro Cultural y de Convenciones “Tres” Marías”, en la ciudad de Morelia, Michoacán. -Colección Diego Carmona Ortega y José Carmona (hijo). -Archivo de los herederos del Dr. Tirso Cascajares Pereda. -Archivo del Dr. Fausto Baltazar Ibarra. -Archivo personal (José Francisco Coello Ugalde).

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