La música en el mundo de Tauro

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Ricardo Torres Rivera y MarĂ­a del Pilar Colin Solana

La mĂşsica en el mundo de Tauro

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Indice Prólogo….. 5 Obertura….. 9 El origen de la música….. 11 El pasodoble….. 15 La tonadilla….. 23 La ópera….. 25 La zarzuela….. 33 El cuplé….. 37 La copla….. 41 El flamenco….. 51 Portugal y el fado….. 63 El corrido….. 69 El huapango….. 75 La música ranchera….. 79 El bolero….. 83 Los villancicos….. 87 La música del mundo de Tauro en América Latina….. 89 Francia…..117 Temas de inspiración….. 121 Otros géneros musicales….. 147 Popurrí taurino….. 159

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Prólogo Los autores de este libro, por propia tradición familiar y personal, tienen ganado prestigio para enfrentarse a esta obra tan interesante y seductora. Pilar ha sido promotora cultural y mantiene la tradición propia de su familia, a la cual pertenece el eminente escritor Rafael Solana, su padre el crítico taurino Ricardo Colin “Flamenquillo”, su abuelo, el periodista del mundo de Tauro Rafael Solana “Verduguillo”, y Ricardo, hijo del gran matador de toros Ricardo Torres y de la excelente periodista taurina Rosa Rivera, también lo lleva en la sangre. Ricardo es también periodista, ha trabajado, a lo largo de medio siglo, en diarios, revistas, radio, TV, etc. y reúne además el mérito de aplicarse con profundidad a la investigación del tema a tratar (en este caso taurino-musical) y a recopilar toda una serie de datos que ponen de manifiesto la vigencia de este mundo particular en todos los aspectos de la cultura. El libro está redactado con amor, con elegancia y vasta erudición, introduciendo al lector en cada capítulo con un lenguaje claro y una redacción amena. Atiende tanto a la sabiduría popular como al conocimiento de temas profesionales del mundo de los toros y a la importancia de la música en diversos géneros con los que se relaciona y complementa. Es también de destacar que se incluye en los capítulos la transcripción de poemas cantados, letras de composiciones musicales y argumentos escénicos del teatro lírico, así como una gran cantidad de ilustraciones gráficas de todo tipo, carteles, fotografías, dibujos, grabados. Es fácil advertir en la lectura de este libro el buen uso del idioma y el peculiar sentido de la prosodia que se utiliza en el mundo de Tauro, tanto en los escritos en Octavas Reales, métrica del romance español, como en los corridos, ya genuinamente mexicanos. Cada una de las composiciones musicales que se mencionan produce en la persona que la oye, la evocación de un suceso que tuvo lugar en el amplio y variado mundo taurino, la bravura del toro al salir del corral, el valor y la elegancia del torero, la destreza, dificultad y alegría de 5


una buena faena, es decir, todo el esplendor de la tarde de toros y la tragedia inseparable de la propia fiesta. La música contiene la pasión de la plaza enardecida y al mismo tiempo la belleza de una danza, nueva en cada lance; aúna la espontaneidad y la tradición, aunque parezcan conceptos antagónicos. El lector quedará cautivado con el deslumbrante mundo que nos muestran los autores, con páginas llenas de luz, arte, color, esfuerzo y ritmo. Fluye una corriente que nos comunica con las distintas formas de percibir y sentir la fiesta de los toros, siempre con un lenguaje sencillo, natural y comunicativo. Se advierte, a través de cada capítulo, la fuerza de esta tradición tan arraigada en nuestros países y su pervivencia a pesar de las corrientes antitaurinas que últimamente han proliferado y se han mezclado con posiciones políticas, llegando inclusive a cerrar plazas tan importantes y de tanta tradición como la de Barcelona. Sin embargo, no se puede negar que, cuando se ven los tendidos llenos de aficionados ilusionados, se percibe en el ambiente, cada tarde, una renovada esperanza... la esperanza de ver y sentir que contemplamos y somos partícipes de nuestra historia cultural a través de la conjunción de un artista y un toro bravo acompañados y arropados en muchas ocasiones por extraordinarias creaciones musicales. Precisamente sobre este último aspecto, el libro que comentamos amplía mucho el campo de estudio del tema tratado, ya que en los capítulos dedicados a diversos géneros musicales es precisamente la música el marco de un argumento en el que el mundo taurino es el protagonista. Así, al tratar el género operístico analiza “Carmen”, su argumento y la actualidad de parte de sus frases musicales al iniciarse las corridas en algunos cosos taurinos. La música que acompaña al mundo de Tauro comprende tanto al héroe de la fiesta que es el torero, como al arte de conjugar, a partir de un engaño, la belleza de la danza, el drama del peligro y el trágico fin de la muerte. Todas estas composiciones musicales, cada una según el origen, la forma y la importancia que tienen, expresan al mismo tiempo un ritmo, 6


una belleza plástica y un temblor emocional. Estamos presenciando un momento trascendente. Cuando la música acompaña un aspecto del mundo taurino o recuerda a un torero, las notas y los compases acentúan distintos sentimientos. Con ella se revive en nuestra memoria el momento en que tiene lugar el suceso, la individualidad y personalidad del diestro con la sensación de que presenciamos un hecho actual. Vuelve a emocionarnos una narración, la figura de un torero, de un toro, las alegrías y las tristezas que supone la fiesta como un resumen de lo que es la propia vida. Se percibe de nuevo la intimidad del momento y el espectador vuelve a ser partícipe, con sus recuerdos, de sensaciones propias. Las corridas de toros, al igual que la música, están organizadas de acuerdo con una serie de normas, estructuras y tiempos, pero siempre responden a un momento vivo, en cada representación se renuevan porque se une la personalidad del autor o autores de la música a la del torero, con una influencia recíproca. Y, al oír un acompañamiento musical, se recuperan tiempos, relatos y situaciones vividas. Gran parte de este libro contiene una valiosísima documentación escrita de todo lo anterior, plasmada en una magnífica recopilación de la letra de múltiples versiones cantadas que, dentro distintos géneros musicales, se han inspirado en ese mundo de Tauro que nos reúne. En ellas encontramos versiones de creación popular, así como de músicos profesionales que tienen su origen en la misma fuente. Toda esta amplia recopilación pone de relieve el hecho de que, dentro de la diversidad de nuestra América, hay, además del idioma común, lazos indisolubles entre nuestros países que lejos de ser un mero espectáculo o una fiesta folclórica, son una prueba viva de nuestra historia común y nuestra vinculación histórica y artística con España y, a través de ella, con nuestras raíces que también se alimentan de la vieja Europa.

Margarita de la Villa de Llano Madrid, España, 2020.

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Obertura Hablar sobre la relación del mundo taurino y la música podría, en principio parecer obvio para la pluralidad de lectores. Que se acerquen a estas páginas. Quien más y quien menos ha escuchado melodías al compás de un pasodoble, que hasta los pocos entendidos calificarían como taurino. Pero al internarse entre los renglones que, con maestría nos presentan Ricardo Torres Rivera y María del Pilar Colin Solana, el lector siente que asiste a un relajado viaje, a bordo de un tren imaginario, del que tantos y tantos toreros, músicos y periodistas tuvieron que tomar en sus obligados desplazamientos por los mundos de Tauro y de Euterpe. Un universo colmado de diferentes pentagramas, lances, cadencias, tercios, ritmos y alberos. Un viaje preparado a raíz de una investigación que, el conocimiento adquirido por los años de experiencia y el trabajo minucioso de biblioteca, permiten plasmar en negro sobre blanco una relación que desde tiempos ancestrales ha unido la música con el arte del toreo. Mari Pili y Ricardo no escatiman en este viaje, regalarnos un agradable paseo en todas las estaciones en las que la tauromaquia y la música se emulsionan con la misma pasión en que cada una de esas artes fueron concebidas. Desde el mundo antiguo empieza este recorrido que nos lleva, con armonía, a detenernos en estaciones como el pasodoble, la tonadilla, la ópera y la zarzuela en las que la hábil pluma nos aporta matices que muchos nunca antes habíamos saboreado. Más tarde, entre cuplés, coplas, flamenco, fados, corridos, huapangos, rancheras, boleros y villancicos, un cosmos de diferentes composiciones a ritmo de paseíllo nos atrapa y nos invita a empaparnos con el conocimiento que los autores nos comparten entre sus páginas y no podemos evitar empezar a escuchar atentamente las diferentes melodías acompañadas con las letras que con generosidad viven entre las hojas de este libro. 9


El recorrido nos guía por diferentes países en el que el arte de Cúchares y sus folclores musicales construyeron lazos indisolubles para la eternidad; Colombia, Cuba, Guatemala, Ecuador, México, Perú, Venezuela, Portugal y Francia con todos sus sabores autóctonos. Los temas de inspiración y los otros géneros, incluyendo la música infantil con el inigualable “Cri – Cri”, nos transportan hacia la estación término de este singular viaje que nos obsequia con un popurrí de canciones y pasodobles dedicados a toreros que inevitablemente vamos a querer leer y escuchar al mismo tiempo. Los maestros Ricardo Torres y María del Pilar Colin, Mari Pili y Ricardo agasajan a todos sus lectores con esta obra que une dos artes inseparables, vinculados, necesarios y en la que yo he podido ser un privilegiado viajero en esta travesía en los mundos de Tauro y su música. Ángel Descalzo Fontbona Puebla, México, 2020.

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El origen de la música La unión del hombre con la música siempre ha existido. Los primeros sonidos utilizados por el ser humano son originados por la naturaleza, el agua, la lluvia y las piedras como percusión. Los orígenes de la música se desconocen, pues, en su surgimiento, no se utilizaban instrumentos musicales, sino la voz humana o la percusión corporal. Es lógico pensar que la música se descubrió en un momento similar a la aparición del lenguaje. Es decir, la música nació al prolongar y elevar los sonidos. Charles Darwin desarrolló una teoría en la que explicaba el origen de la música como una solicitud amorosa, como hacen los pájaros u otros animales. Podemos afirmar que la relación entre amor y música es conocida, en todos los periodos históricos. Cuando el hombre fue capaz de modular la palabra, nacieron el canto y la poesía.

El hombre primitivo encontraba música en la naturaleza y en su propia voz. También aprendió a crear sonidos con objetos rudimentarios como: huesos, cañas, troncos, conchas, etc. Los primeros instrumentos utilizados en la antigüedad fueron objetos, utensilios o el mismo cuerpo del hombre que podía producir sonidos y podemos clasificarlos en: 11


a) Autófonos: aquellos que producen sonidos por medio de la materia con la que están hechos. Son instrumentos de percusión, por ejemplo, hueso contra piedra. b) Membranófonos: serie de instrumentos más sencillos construidos por el hombre. Tambores: hechos con una membrana tirante, sobre una nuez de coco, un recipiente cualquiera o una verdadera y auténtica caja de resonancia. c) Cordófonos: son aquellos de cuerda, por ejemplo, el arpa. d) Aerófonos: el sonido se origina por vibraciones de una columna de aire. Uno de los primeros instrumentos es la flauta, en un principio construida con un hueso y agujeros. En casi todas las culturas de la antigüedad se consideraba a la música como un regalo de los dioses. Sobre sus orígenes, en la mitología griega se menciona: “la música fue entregada a los seres humanos por Apolo, dios de la música, y las musas, entre ellas Euterpe; el mensajero de los dioses, Hermes, trajo consigo al mundo la lira, al tender cuerdas sobre el caparazón de una tortuga; Atenea, la diosa de la guerra introdujo, trompetas y chirimías; y, finalmente, Pan, el dios pastor, la flauta”.

Apolo, Dios de la música

En China, hace unos cinco mil años, el emperador Haong-Ti, ordenó a sus súbditos crear la música y les dijo que para hacerlo debían basarse en los sonidos de la naturaleza. 12


En la mitología germánica se cree que Heimdall tenía un cuerno gigantesco que debía tocar cuando diera inicio el crepúsculo de los dioses. En la mitología india, la diosa Sarasvati inventó la escala musical. La música en Egipto poseía avanzados conocimientos que eran reservados para los sacerdotes. En Mesopotamia los músicos eran considerados personas de gran prestigio y acompañaban al monarca, no solo en los actos de culto, sino también en las suntuosas ceremonias de palacio y en las guerras. En Mesoamérica la música era un medio de expresión comunal y su norma era ser ejecutada en conjunto, fundiendo la ejecución de los instrumentos con el canto y la danza.

Músicos mexicas con instrumentos

Los entendidos dicen que los instrumentos prehispánicos eran de percusión y de aliento, fabricados con materiales ingeniosos como huesos, caparazones de tortuga, semillas y barro. Instrumentos de percusión eran el huehuetl, el tlapanhuéhuetl y el teponaztli y de aliento estaba el atecocolli o caracol marino. No existían los instrumentos de cuerda. Como verán, la música ha estado ligada al hombre desde el inicio de los tiempos.

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El pasodoble La influencia de la tauromaquia en todas las bellas artes es innegable y en especial la relación que existe entre los toros y la música a través del pasodoble. Por eso no se concibe una corrida de toros sin una banda en los tendidos. Antecedentes históricos afirman que los árabes, durante su larga estancia en España, fueron los primeros en alancear toros a caballo y en utilizar chirimías y atabales o timbales, para dar órdenes en sus fiestas de toros, lo que viene a ser el debut de la música en la fiesta taurina.

Árabes enfrentándose a un toro

La relación de los toros y la música es muy antigua, son muchas las tonadillas que describen festejos en los que los nobles alanceaban toros en las plazas mayores de los pueblos de la vieja España y eran empleadas como intermedio musical en las comedias y actos públicos, pero se diferenciaban de las taurinas en las que para su interpretación se utilizaban clarines y timbales para anunciar la entrada y salida de los caballeros a los cosos. Por otra parte, en la amurallada Ávila, allá por 1067, se celebraron festejos taurinos en cosos cerrados, como el que hubo por la boda del infante Sancho Gracia con Doña Urraca Flores. Corrida en la que la música hizo acto de presencia con conjuntos de trompetas y timbales.

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Música que se oía también afuera de escenarios de las corridas, para beneplácito del populacho que no podía ver los festejos. Algunos de esos cantares narraban las fiestas de toros que habían tenido lugar, por ejemplo, en la villa de Vera, La Rioja, en 1135, que se organizaron para celebrar la coronación de Alfonso VII. Para el profesor Mariano Sanz de Pedre, el origen del pasodoble viene de algunas danzas que se introdujeron a España en el siglo XVI y que seguramente, por ser de carácter más alegre, se seleccionaron, quizá, como antecedente del pasodoble español, baile que tenía el nombre de “pasacalle” y que gozaba de gran popularidad. Asimismo, finalizada la segunda década del siglo XVII, por Real Orden del rey Felipe II, se celebraron, en la Plaza Mayor de Madrid, importantes festejos taurinos para diversión de la sociedad, en los que la música estuvo presente.

Festejo taurino en la Plaza Mayor de Madrid, S. XVII

Tiempo después apareció la fusión entre las marchas militares, como el “pas-redouble” francés y las tonadillas, creándose entonces un nuevo género, el pasodoble, que venía a ser una marcha más alegre y muchos de ellos con letras que contaban historias populares. Al mismo tiempo que el pueblo comenzó a hacerse dueño de la fiesta de los toros, la música empezó a sonar, por norma, dentro de las plazas para alegrar los festejos. La incorporación del pasodoble al folclore popular tuvo lugar en la recta final del siglo XIX. Vale señalar que, en suelo azteca, allá por 1788, el virrey Antonio María de Bucareli ordenó que, en el coso levantado en la plazuela de 16


San Pablo, se pusiera un sitio especial para colocar “una orquesta, integrada por veinte diestros profesores, quienes tocarían durante los intermedios de los festejos taurinos diversas serenatas con oboes, clarinetes, clarines, trompas y otros instrumentos bélicos para que, a pesar del rumor del gentío, sobresaliera y brillara la música”. En todas las plazas de toros españolas, desde comienzo del siglo XIX, fue obligatoria la participación de una banda encargada de amenizar musicalmente el espectáculo; a veces, con un vistoso desfile por el ruedo antes del festejo y en otras ocasiones, como ocurriera en la ya desaparecida plaza de toros madrileña de la Carretera de Aragón, ofreciendo al público un pequeño concierto desde el centro del redondel. Costumbre, esta última, que por desgracia ya desapareció. Se iniciaba una tradición que se extendería en el siguiente siglo, cuando las bandas municipales acudían a las plazas de toros; primero, camino de ellas animando por las calles a la gente con su alegre repertorio y luego, tocando durante los festejos taurinos. En México, durante buena parte del siglo XX, esta forma de tocar la música por las calles de los pueblos, antes de los festejos, se denominaba el “convite” y junto a los músicos iban los toreros rumbo al lugar donde habrían de actuar tiempo después.

Rafael Molina “Lagartijo”

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La primera vez en que sonó la música en una plaza de toros española, para premiar la labor de un torero, fue el 13 de mayo de 1877 en la “Barceloneta” (ya desaparecida), de la ciudad Condal, tarde en que Rafael Molina “Lagartijo”, hizo una faena de las suyas a un toro de Ripamilán y el público obligó, con grandes voces y gritos, a que la banda tocara la música en honor del torero triunfador. En Madrid existe el antecedente de que el 2 de mayo de 1890, tarde en la que los cordobeses Rafael Molina “Lagartijo” y Rafael Guerra “Guerrita” banderillearon espléndidamente a un toro del Marqués de Saltillo, motivo por el cual el gentío, entusiasmado, exigió que la música tocara en las alturas un torero pasodoble. Hoy en día, lamentablemente, no son muchas las plazas de toros del mundo de Tauro en las que la música acompaña la labor triunfal de algún torero. A algunos puristas no gusta que durante la faena se escuche un pasodoble, pero sentimos le pone un sabor muy particular al espectáculo. Cabe mencionar que, en Zaragoza, al salir al ruedo el sexto de la tarde, suele tocarse una típica jota que la gente acompaña con palmas. En Nimes y Arles, Francia y en Guadalajara, México, se hace el paseíllo bajo las notas de “Toreador” de la ópera “Carmen” de Bizet. En la plaza México con el pasodoble “Cielo Andaluz. En Manizales, Colombia, “Feria de Manizales”, casi un himno nacional, es con él se hace el paseo y suena durante algunas faenas sobresalientes. En otros cosos del orbe se tocan diferentes pasodobles para el desfile de las cuadrillas. Hay tanta afinidad de la fiesta de los toros con la música, que la han abordado compositores de diferentes géneros musicales: en distintos palos del flamenco, tonadillas escénicas, villancicos, coplas, cuplés, chuflillas, jotas, boleros, valses, cantares populares, huapangos, corridos, óperas, zarzuelas, fados, cumbias, canciones infantiles, chacha-chas, guarachas, salsa, canciones cómicas y muchos otros que le cantan a la fiesta taurina. Según el historiador taurino Dr. Fernando Claramunt: “la fiesta brava entra por los ojos, después de haber tocado el alma y a continuación por los oídos, para allí quedarse”. Quizá, tan singular prodigio ha permitido que la fiesta de los toros y la música hayan permanecido, durante siglos, estrechamente unidas para deleite de los aficionados a tan destacadas artes. 18


“Silverio” Agustín Lara

Me ha salido de muy dentro lo gitano de un cantar. Con la garganta sequita, muy sequita la garganta seca de tanto gritar. Silverio, Silverio Pérez, diamante del redondel tormento de las mujeres a ver quién puede con él. Silverio Torero estrella el príncipe milagro de la fiesta más bella. Carmelo que está en el cielo se asoma a verte torear. Monarca del trincherazo, torero, torerazo azteca y español. Silverio cuando toreas no cambio por un trono mi barrera de sol.

Silverio Pérez “El faraón de Texcoco”

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“Lorenzo Garza” Pablo Aldrete Cosío

Con elegancia y tronío como un rey partiendo plaza. Luce el regio señorío que tiene Lorenzo Garza. El magnífico le llaman por ser un diestro de ley. Señor de la fiesta brava y orgullo de Monterrey. Lorenzo Garza, fenómeno del toreo, figura cumbre, estrella del cartel. Tienes encanto genial y pinturero que Ruano Llopis capto con su pincel. De su capote una danza de fuego, brotó un quite temerario, señorial. Sus gaoneras brillaron en el ruedo con la cadencia de un mágico ritual. Desencadena pasiones torrenciales de un delirante furor descomunal, es el ave de las tempestades, la inmensa bronca o el triunfo colosal. Su muleta mandona y hechicera es el milagro de su izquierda magistral, es tan suprema que ni un ángel supera la maravilla de su pase natural. Enhorabuena, Lorenzo. 20


“Armillita” Agustín Lara

Por su temple y su valor

torerazo maravilla

y por su arte verdadero

que domina con postín,

todos dicen que Armillita es

eres amo y señor

un maestro de cuerpo entero.

de la fiesta cañí: ¡olé!

Ídolo de la afición por

En un pase de Fermín

el arte y el embrujo,

se ha enredado una chiquilla,

con su capote de lujo

esa chiquilla es Sevilla,

la tierra hispana lo consagró.

Armilla, Armilla.

En un pase de Fermín

Pinturero del mandil,

se ha enredado una chiquilla,

torerazo maravilla

esa chiquilla es Sevilla,

que domina con postín,

Armilla, Armilla.

eres amo y señor

Pinturero del mandil,

de la fiesta cañí: olé.

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Pasodoble a Antonio Ordóñez con acróstico

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La tonadilla escénica La tonadilla escénica nació como género musical de España a mediados del siglo XVIII. La comedia española tenía siempre tres actos y existía la costumbre de aprovechar los entreactos con pequeños números que solían finalizar con una canción. Entre el primer y segundo acto se representaba un entremés y entre el segundo y tercero, un sainete. Las tonadillas, por su parte, eran acompañadas generalmente con una guitarra. De manera que había dos tonadillas: una tras el entremés y otra tras el sainete. La tonadilla escénica del siglo XVIII, supone la aparición definitiva de lo que el musicólogo norteamericano Gilbert Chase denominó lenguaje español. Luis Misón, compositor y oboísta de la Real Capilla de Madrid, renovó el género e introdujo el acompañamiento orquestal, con lo que adquirió entonces mayor importancia. Gracias a los compositores españoles Pablo Esteve y Blas de Laserna, el género se afianzó, llegando a sustituir al entremés, por lo que las comedias se intermediaban con la tonadilla y el sainete, las dos caras de la moneda del género músico-teatral.

El torero y la maja

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La tonadilla es cantada, tiene personajes y algún texto recitado. Son breves, teniendo una duración media de un cuarto de hora. El sainete, en cambio, es recitado, pero tiene música, a veces mucha música. Los principales compositores de tonadillas fueron los madrileños José Palomino y Antonio Guerrero, los catalanes Luis Misón y Pablo Esteve, y los navarros Pedro Aranaz y Blas de Laserna. Conjuntaban letras llanas, sencillas, populares, con música pegadiza, fácil de tararear y muchas veces netamente folclórica, con coplas de seguidillas, fandangos, etc. En algunas se describen corridas de toros, ya sea en la parte central o en las seguidillas finales. Esto ocurre, por ejemplo, en las tonadillas de Pablo Esteve tituladas “El torero, la maja y el petimetre” (17791780), o en “La Hortelana”. Al retratar a los majos madrileños muy populares en Lavapiés, frente a los petimetres, Blas de Laserna los asocia con la fiesta brava, como es el caso de “Los majos de los toros” (1780) y “El torero y la maja”. No faltando las corridas de toros en las fiestas mayores matritenses del mismo autor, como “El novillo de la tarde de San Isidro” (1783) y “La tarde de San Isidro”. Cuando la tonadilla era de tema taurino participaban clarines y atabales, hoy timbales, como la música en nuestras fiestas taurinas actuales.

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La ópera Un grupo de músicos e intelectuales italianos, la Camerata Fiorentina, estaban fascinados con la antigua Grecia y se oponían a los excesos de la música polifónica renacentista, por lo que buscaron algo que les dejara satisfechos, surgiendo entonces un nuevo tipo de música: la ópera, obra dramática y musical en la que los actores se expresan mediante el canto, acompañados por una orquesta, que se representa en un espacio teatral ante el público. El padre de la ópera es Jacobo Peri (20 de agosto de 1561 - 12 de agosto de 1633), compositor y cantante italiano del período de transición entre el Renacimiento y el Barroco. La historia de la ópera nos remite a 1597, cuando durante el carnaval de Florencia se presentó la obra “Dafne”, de Jacobo Peri. Fuente de inspiración fue entonces “La Metamorfosis de Ovidio” que sirvió para la pastoral del mismo autor, quien concluía su obra con un himno al amor. La segunda ópera, “Eurídice”, también de Peri, presentada en el Palazzo Pitti de esa primorosa ciudad italiana, el 6 de octubre de 1600.

Detalle de la ópera Carmen

Este género musical no pudo quedar al margen la fiesta de los toros y gracias a la obra “Carmen”, escrita por el francés Prosper Mérimée, con libreto de Ludovic Haléyy y Henri Meilhac, Georges Bizet le puso música dando paso a una ópera dramática de cuatro actos, que fue estrenada en la “Opera-Comique”, de París, el 3 de marzo de 1875. 25


Tuvo poca aceptación entre el público y en su primera temporada, en la Ciudad Luz, sólo estuvo en escena durante cuarenta y ocho representaciones, trasladándose el montaje de la obra a Viena, donde, en cambio, fue aclamada por el público, convirtiéndose, a partir de entonces, en una gran ópera hasta nuestros días. Bizet murió de un ataque al corazón, a los 36 años, el 3 de junio de 1875, sin llegar a saber cuan popular iba a ser “Carmen” en el mundo. Su historia está ambientada en Sevilla, alrededor de 1820, y la protagoniza una bella gitana de temperamento fogoso, Carmen, quien seduce al cabo don José, un soldado inexperto. Su relación motiva que éste rechace su anterior amor, se amotine contra su superior y como desertor se una a un grupo de contrabandistas. Finalmente, cuando ella vuelca su amor en el torero Escamillo, los celos impulsan a don José a asesinarla.

Programa de la ópera El Gato Montés

Algo que poca gente del toro sabe es que el pasodoble “Torero quiero ser”, que hoy en día se escucha en infinidad de plazas de toros, es parte de la música de la ópera “El gato montés”, obra en tres actos escrita por el compositor valenciano Manuel Penella Moreno y que fue estrenada en el Teatro Principal de la ciudad del Turia, el 22 de febrero de 1917; en Madrid, en junio siguiente, y en Nueva York, en el Park Theatre, en diciembre de 1920, participando en la puesta en escena de la ciudad de los rascacielos las españolas Pastora Imperio 26


y Concha Piquer, cuyo triunfo en esta representación la lanzó al estrellato. Su trama se desarrolla en cuatro lugares distintos: un cortijo andaluz, una casa solariega en Sevilla, el patio de caballos de la Maestranza y la cueva del bandolero Juanillo, apodado “El Gato Montés”. La obra gira en torno a la rivalidad surgida entre el torero Rafael Ruiz y el bandido, por el amor de una gitana llamada Soleá.

Escena de El Gato Montés

Como toda buena ópera que se precie de serlo, debe tener un final trágico. En esta, el torero, tras sufrir una grave cornada en el ruedo de la plaza de Sevilla, muere en los brazos de Soleá, quien, por amor, fallece minutos después. Aparece entonces Juanillo y se lleva el cadáver de su amada a la guarida de su banda. Es perseguido por la guardia civil, pero antes de caer en manos de la justicia, decide morir y pide a uno de sus hombres que le dispare. Con menos contenido taurino, pero también apareciendo en su segundo acto algo relacionado con la fiesta brava, tenemos a “La Traviata” (La extraviada). Una ópera en tres actos, con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Francesco María Piave, que condensa y sigue fielmente la trama de novela “La dame aux camélias” de Alexandre Dumas hijo. Su estreno tuvo lugar el 6 de marzo de 1853, en el Teatro La Fenice, de Venecia, Italia.

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Por la pésima actuación de la cantante que interpretó el papel de Violetta, fue un rotundo fracaso, pero al reponerla al año siguiente en el Teatro San Benedetto, también de Venecia, tuvo un éxito clamoroso y desde entonces quedó en el gusto de los amantes de la ópera.

El torero en una escena de La Traviata

El tema taurino surge en su segundo acto, en el que hay una escena donde en una fiesta de máscaras aparecen unos invitados disfrazados de toreros y otros de gitanos, mientras suena una música apropiada a estos disfraces. La fiesta de los toros está presente únicamente en tres óperas de reconocida fama internacional, dando prueba que la música de élite no podía dejarla al margen. “El Toreador” de la ópera Carmen A su brindis puedo responder señores, pues con los soldados, sí, los toreros como yo se entienden: ¡Por placer, van al combate! La plaza está llena, es día de fiesta, está llena de arriba abajo, los espectadores,

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pierden la cabeza, ¡se interpelan a gritos! ¡Ovaciones, gritos y alboroto, que crece hasta el frenesí! Porque es una fiesta a la valentía ¡Es la fiesta de los hombres valientes! Vamos, en guardia, vamos, ¡Ah! ¡Toreador, cuidado! Y recuerda, sí, recuerda al torear que unos ojos negros te miran, ¡y que el amor te espera, toreador! ¡Toreador, cuidado! ¡Toreador, toreador! Y recuerda, sí, recuerda al torear que unos ojos negros te miran, ¡y que el amor te espera, toreador! ¡El amor, te espera el amor! De repente, se hace el silencio. ¡Ah! ¿qué pasó? ¡Los llantos terminaron, el momento llegó! El toro sale del toril Entra al caballo, ... lo embiste, el caballo cae arrastrando al picador. "¡Ah! ¡Bravo toro!", exclama la multitud. El toro va... viene... ataca de nuevo. Sacudiendo las banderillas, lleno de furia corre... y la arena está llena de sangre! 29


¡Cuidado, a salvarse... a las barreras! ¡Ahora es tu turno! ¡Vamos! ¡Cuidado! ¡Ah! ¡Toreador, en guardia! ¡Toreador, toreador! ¡Toreador, cuidado! ¡¡El amor, te espera el amor! ¡El amor!, ¡el amor!, ¡el amor! ¡Toreador, Toreador, Toreador! Letra del pasodoble “El Gato Montés”, de la ópera de su mismo nombre, interpretada por Plácido Domingo y Monserrat Caballé, del autor Manuel Penella: PD: ¡Vaya tarde bonita, q´e jase p´a toreá! ¡Ese só y esa alegría no se ven en ninguna parte como aquí en Andalusia! Bendita la tierra mía, donde la noche é má clara, donde má lú tiene er día. ¡Bendita sea mi tierra bendita mi Andalusía! Soleá… MC ¿Me llamabas, Rafaelillo? PD: Si mujé, pa que me hagas la corbata, que yo no me la sé hace. MC: Josú que pillo! Vaya un tronera. Y pué saberse ¿quién te la jase, cuando estás fuera? PD: No farta un arma caritativa. MC: ¡Vaya por Dios! Pues esa armita voy a ser yo. PD: ¡Qué graciosa es mi gitana! ¡Qué preciosa, qué bonita! MC: Que templao es mi torero. PD: Di, ¿me quieres? MC: Sí, te quiero. PD: Gitanilla de mi vía, ¡yo te quiero sólo mía! MC: Sólo tuya ser yo quiero, Rafaelillo de mi vía. 30


PD: Gitanilla de mi vía. Dime que me quieres, Soleá, dímelo otra vé. MC: Te quiero mi Rafaelillo, porque has sio güeno pa mí. ¡Te quiero porque me sale del arma quererte así! Yo andaba por er mundo siempre roando triste y solita, tú la mano me diste y me recogiste a tu verita. De toas mis penitas fuiste la sarvación, bendito sea mil veces, bendito sea tu corazón. PD: No digas eso chiquilla, no digas eso. MC Déjame que te lo diga, toito el bien que tú me has hecho. PD: Pues too esto es poco, Soleá, pa lo que te espera. MC: Yo en teniéndote a mi vera, ya no me hace farta ná. PD: Soleá. MC: ¡Mi torerillo! PD: ¡Mi gitana! MC: ¡Mi Rafaelillo! PD: Tuyo, tuyo, ¡Sí! Torero quiero sé, y a torear para ti, que yo por ti, gitana mía, delante de los toros me juego la vía. MC: Torero quiere sé y a toreá pa mí. PD: Torero quiero yo ser pa ti, sí, vía mía. MC: Ay, mi torero te quiero. ¡Rafael de mi vía! De verdá. PD: Ay, mi gitana te quiero. ¡Soleá de mi vía! De verdá.

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La zarzuela La zarzuela es un género musical escénico surgido en España durante el reinado de Felipe IV, en el siglo XVII, y que se distingue principalmente por contener partes instrumentales, unas vocales (solos, dúos, coros) y otras habladas, aunque existen excepciones en las que estas últimas están ausentes. Se trata de un elemento muy importante de la cultura española, por lo que es conveniente conocerlo. Felipe IV acostumbraba descansar y divertirse en un palacete, cercano a Madrid, llamado “La Zarzuela” y perteneciente al poblado de El Pardo. Después de sus partidas de caza, gustaba disfrutar de piezas teatrales con música, de ahí el origen del nombre con que se conoce este popular género musical. Las primeras obras que ahí se representaron fueron, “El golfo de las sirenas” y “El laurel de Apolo”, esta última para festejar el nacimiento del príncipe Felipe Próspero. Tenían música de Juan de Hidalgo y letra de Pedro Calderón de la Barca, allá por 1657 y 1658, Aunque las zarzuelas tenían como origen la capital española, muy pronto empezaron a extenderse a otras ciudades importantes de la Península, como Barcelona, Valencia y Zaragoza, entre otras.

Cartel de la zarzuela “Pan y toros”

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Este nuevo género musical alcanzó un extraordinario éxito en el teatro lírico español, como se comprueba al repasar el altísimo porcentaje de zarzuelas que surgieron en esa época, entre ellas, muchas que abordaban el mundo de Tauro. La zarzuela tuvo su auge a finales del siglo XVII y decayó un poco en el siglo XVIII a causa de la invasión de la música italiana durante la época de los primeros reyes borbones. Durante el reinado de Carlos III, en 1759, quien rechazaba lo italiano, las clases altas volvieron los ojos a las zarzuelas tradicionales. Este resurgimiento creció a lo largo del siglo XIX, impulsado por jóvenes compositores encabezados por Francisco Asensi Barbieri, quien además contribuyó, en 1856, a la fundación del Teatro de la Zarzuela de Madrid. Grupo con visión que denominaban a la zarzuela como “el género lírico dramático nacional”.

Francisco Asensi Barbieri

La zarzuela era un entretenimiento con continua demanda de nuevas obras, lo que impulsó su composición, siendo quizá las más importantes de esa época: “Pan y toros”, con música de Barbieri y libreto de José Picón, que fue estrenada el 22 de diciembre de 1864 en el teatro de la Zarzuela de Madrid, Federico Chueca con “La Gran Vía” y Tomás Bretón con “La verbena de la Paloma”, de indudable éxito. Quizá “Pan y Toros” haya sido la primera en calar fuerte en el gusto del público. La trama de la zarzuela transcurre en el Madrid de 1792, cuando el Corregidor, para evitar posibles revueltas, ordena que se ofrezcan al pueblo festejos taurinos, en los que actuarán los toreros más populares: Pepe-Hillo, Romero o Costillares. 34


Otras zarzuelas famosas que han trascendido en el tiempo son: “El barberillo de Lavapiés”, “La Revoltosa”, “La corte del Faraón”, “Doña Francisquita”, “Agua, azucarillos y aguardiente” y “La Chulapona”, por mencionar a algunas. De “Agua, azucarillos y aguardiente”, del maestro Chueca, diremos que, curiosamente, su tema central son las vivencias de un picador, en la que se hacen graciosas referencias a la fiesta de los toros. Con tema taurino sólo mencionaremos unas pocas, porque la lista es inmensa: “Corrida de toros por Costillares”, “Amor y toros”, “El arte del toreo”, ¡“Eh, a la plaza”!, “El hambre hace toreros”, “Escuela de tauromaquia”, “Los matadores”, “Frascuelo”, “Pepete” y “Caramelo”, con letra de Javier de Burgos y música de Federico Chueca y Javier Valverde, en la que un toro con ese nombre es el protagonista. Agonizaba el siglo XIX, cuando se presentó con gran éxito, “La Cortijera”, de Dicenta Paso y música del maestro Ruperto Chapí. La acción de la obra sucede en 1830 y se centra en los amores de un torero llegado a Madrid para tomar parte en una corrida Real. Hay quien dice que la zarzuela, después de las corridas de toros y el futbol, ha sido, por muchos años, el entretenimiento más popular de España. Extractos de la zarzuela “Pan y toros”: En Sevilla “Costillares” desas nome para la lidia, sí en la plaza le abochorno mi maestro lo dirá. Yo saqué de mi caletre por la espalda la capa, la verónica que es mía y que a nadie debe nada. Ya ven sus mercedes, sí me aleccionó el buen “Costillares” con su instrucción. 35


¡Sí, señor! Este cuerpo saleroso que la tierra se ha de tragar veintitrés heridas tiene y ninguna por detrás. Las gitanas ven que espincho a otras dos heridas más y en la plaza me presento cual si me fuera a estrenar. Que salga ahí en medio que salga el chavó, que diga otro tanto que aquí lo espero yo. ¡Sí, señor! Pedro Romero: Yo nasí en Ronda, digo, ¿tendré caliá? Mi abuelo ha sido el primero que a pie se atrevió a matá con muleta y con estoque, y mi pare el señor Juan, inventó la banderiya, y a luego invitó er picá. Yo su indino desendiente, aunque nunca inventé ná. he libertao muchas vías y en veinte años poco má, he dado mulé resibiendo como una estauta clavá, sinco mil seisientos bichos sin tener una corná. Si hay alguno que lo dude, que zarga aquí y lo verá.

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El cuplé A finales del XIX llega a España, procedente de París, la influencia del “couplet”. Curiosamente, son artistas francesas, alemanas, inglesas o italianas, las que imponen aires innovadores a la copla española. Según la filóloga maña María Moliner, la palabra cuplé significa: "Españolización del término francés “couplet”, aplicable a ciertas cancioncillas ligeras, generalmente, picarescas, que se cantaban en el primer tercio del siglo XX, en los espectáculos de variedades”. Según la Real Academia de la Lengua Española: “Cuplé viene del francés couplet. Canción corta y ligera, que se canta en teatros y otros locales de espectáculos".

Café cantante del siglo XIX

Los cuplés se incluían al final de cada acto de algunas obras de teatro. De manera gradual fueron incluyéndose también en las zarzuelas, como canciones que no seguían la trama de la obra, pero se referían a amores y desamores, asuntos de actualidad y acontecimientos políticos y sociales del momento. Este cuplé pasó también por los cafés-cantantes, tan de moda desde mediados y hasta finales del siglo XIX, donde poco a poco se fue perfilando el modelo que nos ha llegado a la actualidad: una sola 37


persona, generalmente mujer, cantando una canción que narra una historia de corte popular y con un estribillo que el público puede recordar y corear fácilmente. Fue en el madrileño “Teatro Variedades”, templo populachero y bullicioso de ese siglo, donde nació el “género ínfimo”. Así lo llamaron, para desmarcarlo del “género chico”, porque según sus creadores y defensores, aún poseía cierto tono de alta cultura, frente al “arte marginal” del cuplé. Entre las cantantes surgió, para ponerle sabor a su canto, la malicia sexual, la picardía erótica y podemos señalar que en este estilo hubo una cupletista pionera, la alemana Augusta Bergés, y con ella "La Pulga", marcando el comienzo de la “Edad de Oro” del cuplé en España. Fragmento de

¿Ay! Señores por favor, quien me quiere desnudar, porque tengo un miedo atroz y me voy a poner mal. Una pulga sin pudor me recorre sin cesar. Por arriba y por abajo, por delante y por detrás. ¡Ay! Que me muerde como una fiera. Ahora me sube por la cadera,

“La Pulga” la picarona viene hacia mí. ¿Quién me la coge? ¡Pobre de mí! Ya no puedo resistir, este cosquilleo atroz, ya la tengo por aquí, buscando va muy interior. ¿Quién me la quiere coger? Que me corre mucho más, por arriba, por abajo, por delante y por detrás.

Se cree que fue en 1893, en el Teatro Barbieri de Madrid, cuando la Bergés, cantó por primera vez su famosa “Pulga”, que acabó circulando por las rotundas carnes de las cupletistas de la época, para convertirse en un número popularísimo. La primera ola del cuplé la encabezan Rosario Guerrero, María Yáñez “La bella Dorita”, Pilar Monterde, Consuelo Vello y Mariquita Reyes, entre otras. Los bohemios y periodistas de la época las adoraban y las convertían en sus musas. Eran descaradas, se reían del deseo sexual y el machismo, hacían de su origen humilde un estandarte y se vestían una noche como Mata Hari y la otra de folclórica, con mantón o mantilla, cuando no salían en enaguas y encajes. 38


Julita Fons fue un fenómeno en ese teatro Barbieri. En 1907 hizo famosa “La Regadera”, que cada noche improvisaba ante un público que ya pueden imaginarse cómo respondía cuando cándidamente la Fons se paseaba por el escenario con una regadera en la mano, cantando: “Tengo un jardín en mi casa que es la mar de re bonito, pero no hay quien me lo riegue y lo tengo muy sequito. Aunque no soy jardinero y me cansa el trabajar, por la noche, aunque no quiera, yo lo tengo que regar…” Quizá la más famosa de todas las cupletistas de ese entonces fue Consuelo Bello” La Fornarina”, tiple madrileña que con su voz y figura triunfó a lo grande, conquistando media Europa. Se convirtió en leyenda, al morir de tifus en 1915, con apenas treinta años.

Sara Montiel cantando El Relicario en El último cuplé

Tras la Guerra Civil, el cuplé y el género frívolo desaparecieron de los escenarios por orden de la autoridad político-religiosa, convirtiéndose las cantantes supervivientes en tonadilleras, hasta que el cuplé resurgió de forma nostálgica, con el boom de Sara Montiel, con su película “El último cuplé”

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“El Relicario” Armando Oliveros y José María Castellví

Un día de San Eugenio yendo hacia el Pardo le conocí, era el torero de más tronío y el más castizo de to Madrid. Iba en calesa pidiendo guerra y yo al mirarlo me estremecí. Y él al notarlo bajo del coche y muy garboso se vino a mí. Tiró la capa con gesto altivo y descubriéndose me dijo así: Pisa morena, pisa con garbo que un relicario, que un relicario me voy hacer, con el trocito de mi capote que haya pisado, que haya pisado tan lindo pie.

Un lunes abrileño el toreaba y a verlo fui, nunca lo hiciera que aquella tarde de sentimiento creí morir. Al dar un lance, cayó en la arena, se sintió herido, miró hacia mí. Y un relicario saco del pecho que yo enseguida reconocí. Cuando el torero caía inerte, en su delirio decía así: Pisa morena, pisa con garbo que un relicario, que un relicario me voy hacer, con el trocito de mi capote que haya pisado, que haya pisado tan lindo pie.

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La copla La copla es un género artístico que bien podemos decir tiene sus raíces en el verso popular. Desde las antiguas rapsodas griegas, a los juglares medievales, a los artistas de corrales de la Edad Media, que se fueron sucediendo en la música para contar o cantar los más diversos sentimientos de un pueblo a ritmo de guitarras, palillos, pianos o trompetas. En España, la copla arrancó cuando el cónsul Metelo envió a Roma al primer conjunto artístico llamado “Puellae gaditinae” o “muchachas de Cádiz”, mujeres especializadas en el canto y el baile. La copla surgió del pueblo llano que soñaba con un canto armonioso que, en ocasiones, se encontraba cargado de un fuerte contenido emocional, donde el tema se centraba en el amor y el desamor. Es una canción con una estructura poética muy parecida al romance.

De igual manera, la copla se relacionaba con las canciones que el pueblo usaba para denunciar abusos, contar historias o describir tradiciones y costumbres de una región o localidad, empleando lenguaje un tanto jocoso y de doble sentido, añadiéndole, de paso, un toque de humor a su interpretación. Las coplas populares muchas veces carecían de autor conocido, pues se iban incorporado al acervo popular de la región, de tal manera que muchas veces el autor se perdía en el tiempo o se olvidaba. 41


La copla es una composición poética que, por lo general, consiste en cuatro versos de arte menor, usualmente octosílabos, con una rima asonante en los versos pares y sin rima en los impares. A lo largo de la historia la copla ha variado, por lo que hay una gran variedad de coplas: de arte mayor, de arte menor, manriqueña, de arte real, de pie quebrado, etc. Típicamente se usaba en la poesía popular, pero durante la Edad Media, el Renacimiento y el siglo XX, la copla también se ha utilizado en la poesía culta. Su antecesora fue la tonadilla escénica, que señalamos en un capítulo anterior, para a través del tiempo convertirse en lo que hoy conocemos como canción española. La copla, como tal, tomó mucha fuerza a principios del siglo XX, con el esplendor del cuplé. Años en que la copla se consolidó como un género con identidad propia, dentro del cante popular español. Federico García Lorca y la Generación del 27 mantuvieron una estrecha relación cultural con la copla y sus artistas. De hecho, Federico rescató del olvido, algunas con temas taurinos, como “Los cuatro muleros”, “En el café de Chinitas”, “Los Peregrinitos” o “Anda Jaleo”.

Conchita Piquer

Los espectáculos de coplas solían estar avalados por tres autores: el letrista, el compositor y el autor del libreto. Los más famosos en los albores de la copla moderna son: Rafael de León, Manuel López Quiroga y, Antonio Quintero, quienes dieron vida al famoso trío Quintero, León y Quiroga. Infinidad de cantantes brillaron interpretando coplas. Entre ellas, antes de la Guerra Civil española: Raquel Meller, Encarnación López 42


“La Argentinita”, Concha Piquer, quien, cosa curiosa, empezó cantando en Nueva York siendo una jovencita, y Celia Gámez, por solo mencionar a cuatro destacadas de entonces. Tras la contienda bélica española aparece una larguísima lista de hombres y mujeres que a través de la copla han marcado una época. Podemos mencionar a Imperio Argentina, Marifé de Triana, Juanita Reina, Paquita Rico, Gracia Morales, Estrellita Castro, Lola Flores y más recientemente Sara Montiel, Rocío Jurado e Isabel Pantoja. De entre los hombres destacan Miguel de Molina, Juanito Valderrama, Manolo Escobar, Rafael Molina y Miguel Poveda, entre muchos otros.

Rocío Jurado

Aunque la copla es un género eminentemente popular, también ha sido cultivado por autores de la llamada poesía culta, como Rafael Alberti, Luis de Góngora, Antonio Machado o Federico García Lorca. Un ejemplo de una copla de antes de la guerra civil ibera, es el poema "XLI", de “Proverbios y Cantares”, de Antonio Machado: Bueno es saber que los vasos nos sirven para beber; lo malo es que no sabemos para qué sirve la sed.

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Las coplas taurinas, en su mayoría, compuestas por poetas que el pueblo absorbió y las hizo suyas, pasando el autor al olvido debido a la popularidad de su creación. Hay coplas dedicadas a los encierros: “Los toros de Torrejón dicen que se han escapao por el camino a Getafe, ¡vaya paso que han llevao!” “Levántate pamplonica, levántate y pega un brinco, que acaban de dar las cinco y el encierro es a las seis”. “Y el que se levante para las seis, delante de los toros correrá. San Fermín que todo lo ve, te bendecirá, te bendecirá”.

Otras a las corridas de toros: “Ya está el torito en la plaza y el torero en la barrera y la dama en el balcón diciendo que el toro muera” Otras a sus ferias y fiestas: “Todos quieren que haya toros, porque si no los hubiera,

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se quedaría muy triste la Virgen de la Salceda” Son características las coplas taurinas amatorias: “Echa una suerte al toro y otra a la vaca y otra “pa” mi morena que está en la plaza” Y las dedicadas a los toreros: “Manolete se acabó entre los cuernos de Islero y el mundo entero lloró, que ha muerto el mejor torero que a Córdoba le nació” Al hablar de coplas ligadas al mundo de Tauro, nos hace pensar en bandas de música y en pasodobles toreros; pero hay otra música con raíces taurinas hoy prácticamente desaparecida. Nos referimos a las conocidas como “toreras”. Las “toreras” eran canciones tradicionales, con temática taurina en todas sus vertientes, cantadas casi siempre sin acompañamiento instrumental en diferentes momentos de las fiestas, por ejemplo, durante las capeas o mientras se esperaba el inicio de los festejos para entretener a la gente y mucho antes, cuando los jóvenes iban por los toros que habrían de llevar a su localidad para lidiarlos en sus ferias taurinas. Podemos decir, en general, que con el nombre de “toreras” se hace referencia a las canciones o tonadas que se interpretaban, antaño en los pueblos españoles. En la España dividida durante la Guerra Civil se oían las mismas coplas, en ambos bandos, y una vez finalizada la contienda continuó siendo un género muy popular.

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“Capote de paseo” Margarita Sánchez

En el taller de bordados donde voy a trabajar, cierto torero famoso su capote dio a bordar. Como me tiene por diestra, me dijo la maestra que lo bordara yo y unos dibujos caprichosos

Pero al salir la cuadrilla y tras hacer el paseo, en un palco echó el capote como nunca brinda un trofeo, la capa lucía otra mujer, que él quería. Que tarde aquella, Dios mío, nunca la podré olvidar,

y adornos primorosos,

entre las astas del toro

mi mano allí trazó. Aquel torero fue de

se quedó al ir a matar. Gritos de angustia resonaron.

quien me enamoré.

Y por besar al que moría corrí a la enfermería

Pero en la humilde obrerita, no se fijó aquel torero que se rifaban las hembras ante el imán del dinero. Con otras triunfaba y yo lloraba. El automóvil de lujo ante mi lo vi pasar, cuando marchaba una tarde a la plaza a torear. Una mujer iba a su lado

en alas de mi amor. Y cuando allí llegué sin vida lo encontré. Una mujer solamente junto al torero se hallaba, la que bordó su capote, la que de verdad lo amaba. Las otras se fueron y ni rezarle supieron.

y el diestro embelesado le hablaba con pasión, ella mimosa sonreía. Fingiendo que tenía por él gran ilusión y yo a los toros fui por ver al diestro allí.

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“Romance de valentía”: Antonio Quinterio y Rafael de León

Era mú poco en la vía, tan poco que nada era, por no “tené” no tenía ni mare que lo quisiera. Era un triste “afisionao”, que buscaba la ocasión de dejar en un “cerrao” frente a un toro el corazón. Romance de valentía, escrito con luna blanca y gracia de Andalucía en campos de Salamanca. Embiste, toro bonito, embiste, por “cariá”... Morir se me importa un pito, pues nadie me iba a llora. Aquí no hay plaza, ni hombre, ni traje tabaco y oro. Aquí no hay plaza, ni hombre que esta delante de un toro. En matarme no repare,te concedo hasta el perdón... Y como no tengo mare, la Macarena me ampare, si me cuelgas de un pitón. Todas las noches saltaba sin miedo la talanquera y a cara o cruz se jugaba al toro la vía entera. Quizá fuera colorao “er buré” que lo embistió

y mordiendo su “costao” “mal herío” lo dejo. Romance de valentía, “teñío” con luna blanca y sangre de Andalucía en campos de Salamanca. Adiós, plaza de Sevilla, ya nunca me habrás de “vé, pisar tu arena amarilla, con tanto que lo soñé. Adiós, capote de sea, que fuiste mi compañero. Morir en esta pelea es cosa de buen torero. Ya “vestío” de alamares no ha de verme la “afision” y como no tengo mare, la Macarena me ampare y me “dé” su bendición. Y allí quedo entre la fiera, ninguno la vio cae, nadie “reso” tan siquiera ni un Padre Nuestro por él... Por él ninguna serrana lloró de luto vestía... Por él ninguna campana dobló amaneciendo el día. Pero en cambio entre “asusena” y entre velas “enrisá”, en San Gil, la Macarena, ay, sí que lloraba de pena por la muerte “der” chavá. 47


“Capote de grana y oro” Quintero, León y Quiroga

Que le pongan un crespón a la Mezquita, a la torre y sus campanas, a la reja y a la cruz. Y que vistan negro luto las mocitas por la muerte de un torero caballero y andaluz. De luto todos los cantes y las mujeres flamencas con negras batas de cola, de luto los maestrantes

y la moña deslumbrante de la guitarra española Capote de grana y oro, alegre como una rosa, que te abrías ante un toro, igual que una mariposa. Capote de valentía, de su vergüenza torera, que a su cuerpo se ceñía, lo mismo que una bandera. Como reliquia y tesoro, te llevo en el alma mía, capote de grana y oro.

“Con divisa verde y oro” Quintero, León y Quiroga

Vino en un rayo de luna, de luna del mes de enero, era un chiquillo de Osuna, que querías ser torero.

Ganadera salmantina, yo la nombro por madrina, que er dinero y er cartel, si algún día lo consigo, 48


pongo al cielo por testigo, que me caso con usted.

Por tres veces me ha pedido, que le tomé por marido, por tres veces dije no, y la causa está en Osuna, morenita de aceituna, que por mí se le olvidó.

Un ole en la tienta, por su valentía, y un duende en mis sueños, que así me mecías. Ganadera con divisa verde y oro, ten cuidado... Que el amor no te sorprenda como un toro, desbandado... Por tu hacienda y tu apellido sé que guarda devoción, y un clavel en tu vestido llamaría la atención... En tus ojos se adivina la locura de un... Te adoro, y has de ser como una encina, ganadera salmantina, con divisa verde y oro. Ya es un torero de fama, dinero y categoría, ya es su pasión una llama, que me ronda noche y día.

Y son mis noches, de penas mortales, cuchillos las coplas, de mis mayorales. Ganadera con divisa verde y oro, dueña mía, cuánto diera por salvarte de ese toro, de agonía. Con tu hacienda y tu apellido a tesón hay que pensar, y hasta el luto del vestido te lo debes de quitar, porque así no se adivina que enterraste su, te adoro, bajo el tronco de una encina, ganadera salmantina... con divisa verde y oro.

“Toros y coplas” Antonio Molina

Con un capote en la mano presumiendo de torero,

y sueño que estoy cantando vestío de mataor.

por los campos españoles cantaba como un jilguero, pero el tiempo fue pasando

Abridme de par en par las puertas de los chiqueros

sin perder una afición

que yo quiero torear como Belmonte y Granero. 49


Fandango por molinete

entre el toreo y el cante

y un pase por solea,

yo reparto el corazón.

una serrana de pecho el toro se va a arrancar ay...ay...ay...ay... ay...ay...ay...ay... que el toro se va a arrancar. Soy cantante, soy torero, soy torero, soy cantante, soy de España, que más quiero, con eso, con eso tengo bastante.

Abridme de par en par las puertas de los chiqueros que yo quiero torear como Belmonte y Granero. Fandango por molinete y un paso por solea, una serrana de pecho el toro se va a arrancar ay...ay...ay...ay... ay...ay...ay...ay... que el toro se va a arrancar.

Se me figura la escena cuando canto mis fandangos y acabando la faena

Soy cantante, soy torero, soy torero, soy cantante,

la plaza me está aclamando y en las plazas y en el ruedo con el foco y bajo el sol

soy de España, que más quiero, con eso, con eso tengo bastante.

“En el café de Chinitas” Federico García Lorca

En el café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano:

Sacó Paquiro el reló y dijo de esta manera:

“Soy más torero que tú, más torero y más gitano

“este toro ha de morir antes de las cuatro y media”.

En el café de Chinitas dijo Paquiro a su hermano:

Al dar las cuatro y media se salieron del café

“soy más valiente que tú, más gitano y más torero

y era Paquiro en la calle un torero de cartel.

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El flamenco El término de flamenco puede provenir de la expresión de origen árabe-marroquí “fellah-mangu”, que literalmente significa: “campesino errante”. Hay dos épocas en el nacimiento del flamenco, la prehistoria y la historia. Al igual que en las edades del hombre, la prehistoria es toda aquella evolución que no se encuentra registrada en documentos escritos o cuyos registros son simplemente de transmisión oral, todo lo contrario de la historia. Debido a las diversas culturas que poblaron la Península Ibérica, el flamenco cuenta con numerosas influencias de diferentes orígenes, griegas, romanas, musulmanas, gitanas. En escritos griegos aparece el estilo melismático, canción breve, como característica de un canto del sur de España.

Guitarrista de antaño

De la época romana tenemos las reseñas de Marcial y Juvenal, sobre jóvenes originarias de Gades, colonia fundada por los fenicios, en lo que hoy es Cádiz. Se dice que gracias a la influencia semita nacieron las seguiriyas, las saetas y los fandangos, y de la España musulmana, la música “andalusí”, originada por la fusión cristiana y judía, procedente del norte de África. 51


La “granaína” con su indiscutible origen moruno o la zambra, que es el vocablo con que originalmente designaban a las antiguas reuniones de músicos andalusíes, son claros exponentes de esta fusión. El flamenco, en pocas palabras, nació gracias a las influencias y la historia cultural de España. Podemos decir que esta mezcla aportó a su baile y cante: gracia, picardía, elegancia, temperamento y garra interpretativa, así como un algo muy especial para poder transmitir los sentimientos, pues en su origen los primeros flamencos usaban su arte para expresar vivencias emocionales. Las letras flamencas están cargadas de dolor, alegría, pasión, angustia, amor o desamor. De ahí que algunos “palos” se denominen “soleás” o alegrías.

Viejo cantaor de flamenco

El flamenco puede clasificarse en cante jondo y cante chico. En sus inicios, como jondo sólo se consideraba a la seguiriya, pero luego se le unieron las soleares, cañas, polos y serranas. El jondo hace referencia a los estilos más primitivos y se caracteriza por interpretaciones profundas en las que el cantaor expresa de forma solemne, el sentimiento de su cante, y el chico, que no reúne la

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seriedad y grandeza de los grandes, es ligero sin muchas exigencias para su ejecución e interpretación. Hay la creencia de que el primer cantaor, con cierta fama, fue el jerezano “Tío Luis de Juliana”, pero nunca se han podido encontrar escritos que lo confirmen. Lo que sí es un hecho es que en 1785 ya sonaba fuerte Antonio Monge Rivero “El Planeta”, originario de Puerto Real, un pueblecito de la bahía de Cádiz, quien se arrancaba por seguirillas y tonás. Junto a él destacaban su alumno Francisco Ortega Vargas “El Fillo” y María Amaya Heredia “La Andonda”, primera mujer conocida que cantaba por “soleá”, aunque también en muchas familias de Triana, como "Los Pelaos" y "Los Caganchos", entonaban este palo.

“El Solitario”, un letrado personaje de esa época, escribió sobre “El Planeta”: “era un patriarca con ricas vestimentas y delicados adornos, un gitano bien parecido y de imponente presencia escénica”. 53


Y sobre su cante, señaló: “veterano cantador de gran estilo según los inteligentes, principiaba un romance o corrida después de un preludio de la vihuela y dos bandolines que formaban lo principal de la orquesta, y comenzaba aquellos trinos penetrantes de la prima, sostenidos con aquellos dejos melancólicos del bordón, compaseado todo por una manera grave y solemne y, de vez en cuando, como para llevar mejor la medida, dando el inteligente tocador unos blandos golpes en el traste del instrumento, particularidad que aumentaba la atención tristísima del auditorio. Comenzó el cantador por un prolongado suspiro, y después de una brevísima pausa, dijo el siguiente simpatiquísimo romance”: A la luna le pío, a la del alto cielo. Cómo le pío, le pío, que me saque a mi pare de donde está metío. El flamenco empezó a tratarse de forma profesional y documentada, entre 1785 y 1860, cuando surgieron focos importantes en Cádiz, Jerez de la Frontera y el barrio de Triana de Sevilla, fue el momento en que se convirtió en un baile español que sólo se acompañaba con palmas. Entre 1860 y 1910 el flamenco comenzó a evolucionar, dando paso a lo que podríamos decir su mejor momento, porque fue cuando empezó a acompañarse con la guitarra, surgiendo entonces la unión del cante y el baile. A mediados del siglo XIX nacieron los "Cafés Cantantes", su inventor fue el sevillano Silverio Franconnetti y Aguilar, quien aseguran fue el creador del cante gitano-andaluz. Hasta ese momento, por lo general, los cantaores famosos no vivían de su arte, necesitaban trabajar en otras profesiones para poder subsistir.

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Los "Cafés Cantantes" eran, por lo general, un salón lo más amplio posible, decorado con espejos y carteles de toros, en el que además de las sillas y mesas destinadas al público, se levantaba un tablao donde actuaba el cuadro flamenco. Representaban el lugar ideal en el que el flamenco, tras una primera época de exhibición restringida, aparecía ante un público mucho más numeroso, dejando de ser un arte minoritario, alcanzando entonces mayor difusión y arraigo popular.

Café cantante sevillano mediados del siglo XIX

La exposición universal de Paris, de 1889, fue el primer evento en el que se organizaron grandes fiestas españolas, fuera de suelo ibero. El escenario fue el “Cirque d´Hiver”, donde participaron bailaoras y bailaores ataviados con trajes típicos, sin faltar el cante. El éxito fue rotundo y al año siguiente, en otra exposición similar, participó un nuevo grupo español. Tras ese par de exposiciones, los bailes andaluces alcanzaron un éxito rotundo en la ciudad luz. Muchos flamencos cansados de actuar en los

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decadentes cafés cantantes españoles, viajaban a París en busca de fama y fortuna. Era tal el éxito de la música española en París, que, durante varias décadas, buen número de artistas iberos fueron ídolos, actuando en los más prestigiosos escenarios de la capital gala. Grandes fueron los éxitos de Merced “La Serneta”, Pastora Pavón “La niña de los Peines”, Juana “La Macarrona”, Amalia Molina, Amparito Medina, Raquel Meller, Nati “La Bilbaína” y María Albaicín, entre muchas más. De finales del XIX a principios del XX, podemos decir, fue la época más prolífica del flamenco y se le denominó la “Edad de Oro”. Momento en que florecieron los cafés cantantes, desarrollando el flamenco todas sus facetas; la instrumental, la de cante y la de baile, hasta fijar definitivamente lo que pudiéramos considerar el clasicismo de lo "jondo".

Café cantante de principios del siglo XX

El baile adquiere un esplendor sin precedentes, transformándose en un mayor atractivo para el público, dándose de paso un gran impulso a la guitarra, al convertirse en el complemento indispensable para el cante y el baile flamenco. Los cafés fueron a la baja y, en 1922, como reivindicación a la línea del purismo del flamenco, se celebró en Granada un concurso de cante 56


jondo, convocado por Manuel de Falla y Federico García Lorca, quienes lo concebían como algo folclórico y no como un género escénico. Temían se perdieran las raíces más puras y hondas de esa música tan especial y española.

Caricatura del concurso de cante jondo de Granada, en 1922

El jurado lo presidió Antonio Chacón, primera figura del cante de aquel entonces. Los ganadores fueron “El Tenazas”, cantaor de Morón de la Frontera, y Manuel Ortega, un niño sevillano de ocho años, quien con el tiempo pasó a la historia como Manolo Caracol.

Manolo Caracol

La labor de Falla y García Lorca provocó que los integrantes de la famosa “Generación del 27”, que tenía entre sus miembros a los más eminentes conocedores del género, reconociesen al flamenco como parte importante de los intelectuales. 57


A partir de 1955 nos encontramos con el renacimiento del flamenco, siendo Antonio Mairena su figura principal, quien, con su rigor interpretativo, su afán investigador y divulgación de la ortodoxia del cante, le dio un auge inusitado. Antes que él, brillaron Manuel Torre, “El mochuelo”, “Chocolate”, “Terremoto de Jerez”, “Fosforito de Cádiz”, Manolo Caracol y más recientemente, “Camarón de la Isla”, José Mercé, Miguel Poveda y Enrique Morente, entre muchos más. De siempre, el arte flamenco y el arte de Cuchares han estado hermanados en muchos aspectos. Términos similares se emplean para jalear ambas manifestaciones, el “olé” es una de ellas. Desde el siglo XVIII, algunos diestros acostumbraban llevar a un cantaor, y hasta dos, en su cuadrilla, no faltando el que era a la vez flamenco y torero. El primer cantaor - torero puede haber sido el gaditano Enrique “el mellizo”, miembro de la cuadrilla del diestro Manuel Hermosilla, en la recta final del siglo XIX, así como los hermanos Manuel y Gaspar Levi, que iban con Antonio Ortega “El marinero”, “Joselito” tenía como banderillero a su cuñado “El Cuco”, Joaquín Rodríguez “Cagancho” era nieto de un cantaor de flamenco, Manolo Caracol era sobrino nieto de “Paquiro”, y como estos, varios más.

Encarnación López “La argentinita”

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Las dinastías de toreros y cantaores, encarnadas sobre todo por los Ortega, la fértil familia de los Gallos y de Manolo Caracol, fueron norma del XIX y del XX, y siempre hubo romances y amistades célebres que alimentaban el cante y el toro. Pastora Imperio y “El Gallo”, Encarnación López “La argentinita” y “Joselito” y luego “Bombita”, Ignacio Sánchez Mejías y “La Goya”, entre otros. Lo que sí se puede asegurar es que el flamenco nace del propio pueblo, tiene una evidente raíz folclórica, más al pasar por el tamiz de las gargantas de creadores puntuales se convirtió en un arte indiscutible.

Bulerías “Alfileres de colores” Pedro Rivera y Diego Carrasco

Cuando al vuelo tu capote pinta verónica al trote del toro en el redondel. Parece la maestranza una academia de danza o un cortijo de Jerez. Cuando con la aguja de toro pinta el traje grana y oro como ensartando un clavel. Y en tus brazos soñadores alfileres de colores, ole, ole, oooooleeeeeee no le quieren coser. Como mimbre canastero se mece tu cuerpo entero mientras que pasa el burel. Y el vuelo de tu muleta es el verso de un poeta que quiere al cielo embeber.

El bronce de la escultura del toro por la cintura y tu muñeca un cincel y en tus brazos soñadores ¡Ay! alfileres de colores. Ole, ole, ooooleee. No le quieren coser, no le quieren coser. Cuando al vuelo tu capote pinta verónica al trote del toro en el reondé. Parece la maestranza una academia de danza o un cortijo de Jerez. Cuando con la aguja de toro va pintando grana y oro como ensartando un clavel Y en tus brazos soñadores alfileres de colores oooooleeeee, oleeee, no le quieren coser. 59


Bulería “Pepete, mátelo usted” Juan Solano

La calle de las Infantas como reluce y reluce, cuando la cruza Pepete, vestido de traje de luces. Debute señor Pepete que en medio del redondel hay un toro jabonero que le quiere a usted coger, hay que le mira y le mira, usted no lo quiere ver. Pepete, mátelo usted al toro que está en el ruedo que una niña en la barrera dice que usted no es torero. Prepare usted la muleta y la espada de matar,

que la plaza entera mira su valor y su valía. Pepete, mátelo usted al toro que está en el ruedo, que esa niña dice y dice, que usted lo que tiene es miedo. La plaza brilla y rebrilla cuando Pepete torea y está la reina de España sentada en la delantera. Mire usted al tendido cuatro y al placo número dos, que hay duquesas y manolas admirando su valor. Y la duquesa de Osuna, admirando su valor. 60


Saeta “Al Cristo de los toreros” Anónimo

¡Ay Cristo mío del Gran Poder, Cristo moreno de los toreros. Aay, aay, que, por tu muerte tan cruel, nunca, nunca, se riegue el albero con el color del clavel.

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Tangos toreros Estrella Morante

En una tierra picasiana nacía una muleta de ensueño, como la arena de una playa malagueña. Y rodeao de las olas crecía en su silencio en la arena, como la arena de una playa malagueña. Te quiero con sabor a Málaga, te amo, tú eres la arena, la arena que me arrastra la marea. Ole ole que te quiero y ole que te amo y ole que te anhelo, ole si no tengo magia dentro de mi alma yo me desespero. Ole ole que te quiero y ole que te amo y ole que te anhelo. Ole y esos son los oles que toíta la plaza le pega a un torero. Fue una noche malagueña la del torillo de sus sueños, fue el oro de su muñeca, fue su temple, fue su aliento, fue la esencia de los grandes la que el Conde te dio a besos, Anda y deja que mi cante te haga torear. Mientras que tu toreas voy a soñar, deja que tu sonrisa torera me quite el miedo, que no, que no lo quiero pasar.

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Portugal y el fado La palabra fado proviene del latín “fatum”, y significa “destino”. Los orígenes del fado se remontan al comienzo del siglo XIX, pero la realidad nos menciona varias teorías por demás interesantes. Una señala, el fado proviene de los musulmanes que vivieron varios siglos en el barrio lisboeta de Mouraria y que, tras la reconquista cristiana, desarrollaron cantos dolientes y melancólicos que se asemejan al fado en su manera de vocalizar, dejando ese canto como herencia. Otra asegura que el fado es la versión de Lisboa y Coímbra del “lundum caboverdiano” que fue llevado a suelo lusitano por los marineros y se basa en la idea de que, poesía y mar son una constante dentro de la historia literaria portuguesa, pues debemos considerar que grandes bardos de ese país fueron destacados navegantes, como Luís Vaz de Camoes y Manuel María Barbosa du Bocage.

Una tercera afirma, es una mezcla del “lundum” con danzas afrobrasileñas, argumentando que cuando la familia real abandonó Brasil para regresar a Portugal, en 1821, llevó consigo nuevas costumbres, entre ellas un baile muy popular que se mezcló con danzas procedentes del norte de África y que el pueblo denominaba fado, fundiéndose así con la cultura de los barrios pobres de Lisboa. 63


De las tres, la que los entendidos defienden con mayor ahínco es la que proviene de los marineros, y prueba de ello es el primer fado que se conserva, “Fado do marinheiro”, y data de 1840, argumentando es puramente portugués y fruto del romancero tradicional, pues antes de ser musical era netamente poético. A principios del siglo XIX, el fado despuntó como música portuaria en las zonas más antiguas de Lisboa, era un ambiente multicultural, teniendo como escenario tabernas, patios y calles de los viejos barrios de Alfama, Castelo, Barrio Alto, Madragoa y Mouraria. El fado de antaño estaba basado en versos populares que reflejaban el estado del alma de aquella gente que tenía una vida complicada, por ser la más desfavorecida de la sociedad.

María Severa Onofriana

La primera “cantadeira” de fados, de principios del siglo XIX, que tuvo gran renombre fue María Severa Onofriana. Mujer muy bella, bohemia, temperamental y prostituta de profesión. Murió a los 26 años y fue sepultada, por voluntad propia, en una fosa común. Tras su triste deceso se convirtió en fuente de inspiración para el medio artístico fadista. Durante buena parte del siglo XIX, el fado se mantuvo, sin evolucionar mayormente, dentro de los ambientes más humildes de Lisboa. Fue 64


hasta la siguiente centuria cuando avanzó en sus formas poéticas y artísticas, ganando complejidad rítmica, siendo entonces acogido por un público más refinado y presentándose en mejores escenarios. Pese a su ascenso, en los años veinte del siglo pasado, fue prohibido por la dictadura que puso fin a la Primera República, pero como reacción a ese veto, el fado se consagró como la canción nacional. Fue entonces que empezaron a abordarse pequeños temas cotidianos, el amor, los celos, la pasión y las corridas de toros. El fado canta con tristeza lo que se fue, el imperio perdido, la patria que pudo ser, al hombre que perdió su gloria. Es, por decirlo de alguna manera, la historia de Lisboa, su alma cicatrizada cantada por los grandes poetas. Una de sus más grandes exponentes lo fue, durante muchos años, Amália Rodrígues.

Amália Rodrígues

También podemos decir que el fado lisboeta tiene gran influencia de melodías persas y árabes. Cabe mencionar que la música clásica de esas culturas, al igual que los fados, se nutren de la poesía más significativa de sus respectivas tradiciones. Si quisiéramos poner al fado como integrante del folclore urbano, con otros similares: el tango de Buenos Aires y el “rebetika” de Atenas, no tendríamos problema alguno, pues los tres surgieron en los inicios

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del siglo XIX en barrios pobres y marginados, entregados a una vida bohemia y de asiduos visitantes a tabernas y prostíbulos. La poesía y el fado son artes que reclaman los más delicados, sutiles y audaces matices. Su poesía posee una riqueza exuberante, que refleja no sólo la psicología de ciertos estratos sociales, sino también expresa sus sentimientos y deseos. Es poesía en la que se habla de una forma de vida y viene a ser toda una filosofía de amor y desamor. El fado es conocido internacionalmente como la música típica de Portugal. Sus exponentes cuentan las experiencias de la vida a través del canto y generalmente lo interpreta una sola persona, acompañada por la “viola” o la guitarra portuguesa. El fado tiene ese misterioso encanto que deja en el espíritu una huella inolvidable.

Fado “Sangue Toureiro” Amália Rodrígues

Hay, un torero de raza que desprecia a la muerte que pone el pie en una plaza rematando cada suerte. Y lo veo en la plaza mostrando el valor que tiene. Se veía muy serio yo me pongo mal. Toros y sol No hay nada como una corrida con más emoción. No hay fiesta con más color, que hable con el corazón. Toros y sol.

Es bueno ver a un torero poner un buen par de banderillas. Y veo la sangre del torero por una cornada en la cara. Salen la cuadrilla y el bravo animal. Llega el final de la corrida. Estoy llorando por él.

Sale el toro a la arena Está hecho como de oro Y pone a la plaza a vibrar. 66


“Fados y tauromaquia” Los fados y la tauromaquia tienen la misma tradición. Sienten la misma nostalgia tienen la misma comunión. Fadista que es fadista hace del fado una oración. Con una guitarra en la mano hace ver que es un artista.

Pero hay otro artista que esa tarde y el mismo día muestra su valor y que el triunfo ha tomado. Porque caminan con los destinos cruzados. Los fados y la tauromaquia

“Fado Lezíria” Mar de Ribatejo, marea alta mi caballo estaba deslumbrado

Lejos de una plaza de aventuras luces

y galopando por la arena bebió el mar salado y dulce.

en el traje de un torero, García Lorca que busca

Es en Lezíria donde olemos la marea viva de los estuarios el agua lloró toda nuestra vida

Mundo de pases y hadas y lugares de sombra y sol,

de los hombres que fueron pioneros. Quítate la gorra, ponte el chaleco de hombre a hombre, enfréntate al toro, enseña verde a tu jinete ese verde es esperanza, es verde, es oro. Quítate la gorra ponte el chaleco, toma tu destino de inmediato, saca todo el verde del verde. Hombre entero, verde claro

ver su tintero en la arena.

los dos sectores existen en los poemas viven en la prosa del poeta Redol. Quítate la gorra, ponte el chaleco de hombre a hombre, enfréntate al toro, enseña verde a tu jinete ese verde es esperanza, es verde, es oro. Quítate la gorra ponte el chaleco toma tu destino de inmediato, saca todo el verde del verde.

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El corrido Los orígenes del corrido son diversos y pocos se ponen de acuerdo en afirmar cuando nació, surgiendo entonces varias versiones. A la hora de referirnos al corrido como composición musical y poética, nos topamos con que su origen es difícil de rastrear, pues hay quien afirma que, desde antes del arribo de los españoles, los indígenas tenían expresiones musicales similares y que fue hasta su llegada cuando se le puso el nombre de corrido. Etimológicamente, la palabra corrido se remonta el medioevo, pues fue utilizada por Miguel de Cervantes Saavedra en una de sus novelas, al referirse a algunos poemas hechos para ser cantados. A partir de 1729, la Academia de la Lengua Española la definió como: “cierto tañido que se toca con la guitarra u otro instrumento, a cuyo son se cantan las llamadas “xácaras diósele”, por la ligereza y velocidad con que se toca y se canta”. También hay quien afirma que el corrido nació a mediados del siglo XVIII y proviene del romance español o la balada europea, que en la edad medía era una tradición del pueblo para contar historias acompañadas con música, narrando en ellas hazañas y amoríos de los caballeros, convirtiéndose así en una forma musical y literaria, popular de la cultura mestiza mexicana.

Antiguo cantante de corridos

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Los primeros corridos mexicanos conocidos, surgen como versiones transculturales de romances españoles, narrando todo lo relacionado al amor, la venganza y los temas religiosos. En algunos casos se conservan los que cantaban los conquistadores al llegar a América y que fueron trasmitidos al pueblo de manera oral. El corrido narra acontecimientos importantes de la historia de México, pues durante diversos momentos sociales y políticos fueron fuente de información sobre personajes destacados, movimientos políticos, victorias y derrotas, no quedando al margen lo que sucedía dentro y fuera de las plazas de toros. Durante la guerra de independencia, la revolución mexicana y la guerra cristera, el corrido prosperó al narrar todo lo relacionado a las tres conflagraciones que afectaron nuestro país. Para algunos estudiosos, el corrido adquirió identidad mexicana a partir de nuestra revolución, al convertirse, en cierto modo, medio de interés periodístico, pues a través de las canciones populares que se cantaban en las plazas de los poblados, de manera oral – musical, era la manera más sencilla de divulgar un acontecimiento. De un tiempo a la fecha, podemos decir, ha aparecido la etapa decadente del corrido al surgir en zonas del norte de nuestro país, los “narcocorrido”. Un subgénero dedicado a ensalzar a personajes relacionados con el narcotráfico, la más de las veces ordenado y financiado por ellos mismos.

Fragmento del “Corrido de Ponciano Díaz” Alcanzó muy alta fama, fue de mucha valentía;

Desde su muy tierna edad se dedicó a ser torero,

en muchas plazas toreó con valor y gallardía.

pues nacido y criado fue allá en la hacienda de Atenco.

Su fama no desmintió,

Su padre bien lo enseñó:

pues en las plazas de España

fue charro a prueba cabal,

manifestó que era bueno, y de paso buena espada.

y en el lazo y en la cola no tuvo ningún rival. 70


Banderilleaba a caballo

Como torero moderno

a cualquier bicho rejego,

alcanzó bastantes glorias

Y esto lo subía de fama y aquilataba su precio.

y en las plazas y lirio dejó muy gratas memorias.

Fragmento del “Corrido de Bernardo Gaviño” El treinta y uno de enero don Bernardo se inspiró, al ver un toro de Ayala su corazón le aviso. Rosa, Rosita disciplinada, murió Bernardo Gaviño, que era muy certero espada, cuando a la plaza le entró y ese torito de Ayala el corazón le partió. ¡Epa, torito, cara de horror, que ahí está Bernardo Gaviño, de toreros el mejor! Al ver el toro tan bravo se puso color de cera, y dijo: Este toro prieto viene a darnos mucha guerra. “El Chiclanero” famoso su capote le tiró, pero el torito de Ayala a don Bernardo ensartó. Ese mentado “Zocato” y el picador “Mochilón”, no pudieron hacer nada contra el destino de Dios.

Rosa, Rosita, ya se acabó, don Bernardo el gran torero en Texcoco concluyó. Más como ya estaba escrito, su destino le tocó. Pobre Bernardo Gaviño, en Texcoco se murió. Rosa, rosita de volcamería, que ha Bernardo le hirió el toro el último día de feria. A la vista penetrante del toro nada escapó, que a todos los picadores sus caballos destripó. Rosa, Rosita, flor de alhelí, murió el capitán Gaviño, esta su suerte sería. Sacando vueltas a brincos ¡ay!, don Bernardo esquivó las primeras puñaladas que el torito le aventó. Rosa, rosita, flor de Castilla, don Bernardo está enterrado en el panteón de la Villa.

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Fragmento del “Corrido de Juan Silveti” Andrés Alcántara

Aquí estoy, mis vales, ya me hago presente, pues quiero contar a ustedes todita la historia del gran cuatezón, el merito Juan Silveti. En un rancho del estado del famoso Guanajuato nació Juanito Silveti, del público idolatrado. Desde muy pequeño se portó muy bien con todos sus familiares, pues es de los hombres de gran corazón para remediar los males. Como fue creciendo le gustó tener dinero pá la versada y desde pequeño empezó a tener profesión muy arriesgada. En su tierra trabajaba todito el día en el rastro, de allí nació su afición para llegar a ser astro. Ese Juan Silveti un muchacho listo, muy bueno pá las capeas, en sus ratos de ocio solía

ensayar con unas vacas muy feas. Como ésas no le llenaban para sus aspiraciones, empezó a torear novillos ante sus admiradores. Juanito ha tenido todita su vida el corazón muy bien puesto, él quería llegar a la capital para ocupar un buen puesto. Se presentó en El Toreo y, con tan buena fortuna, la empresa lo contrató para una prueba muy dura. Toreó con toditos los que más picaban y le vinieron muy flojos, a esos novilleros Juanito les dijo: -Ahí va el peine; avancen, piojos. Después de tanto luchar le dieron la alternativa y a España preparó muy rápida su salida. Llegó a los madriles, se hizo popular “el meco” de Juan Silveti.

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Ponciano Díaz

Bernardo Gaviño

Juan Silveti “El Tigre de Guanajuato”

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El huapango El significado y origen de la palabra “huapango” ha dado lugar a polémicas, pues existen tres versiones y pocos se ponen de acuerdo. La primera nos dice que proviene del náhuatl “cuauhpanco”, que significa leño de madera; “ipan”, sobre él; y “co”, lugar sobre el tablado o sobre la tarima, por lo que los bailes de tarima se consideran dentro del huapango. La segunda se refiere a los pobladores del Pango. aludiendo al río Pánuco, que marca el límite entre los estados de Veracruz y Tamaulipas, una expresión popular cuyo significado quizá considera “los cantos y bailes de los huastecos del Pango”. El tercero proviene del folclor español, derivado de los cantos flamencos, fandangos y fandanguillos, peteneras, entre otros géneros líricos y coreográficos que llegaron a nuestro país en el siglo XVI, apareciendo en la región huasteca hasta fines siglo XVII y principios del XVIII.

“Rogaciano el huapnguero”

A raíz de la conquista sobrevino la formación del poder económico y político de la España feudal en tierras de América, dando paso al proceso de dominación cultural emprendido por los colonizadores sobre los indígenas. Por la fuerza de la represión, la evangelización y el mestizaje, los habitantes de las huastecas adoptaron, lamentablemente, la cultura occidental, suprimiendo muchas costumbres precortesianas, dentro de las cuales estaban su música y su danza. 75


Existían diversas danzas guerreras, unas de agradecimiento y otras de peticiones a sus dioses. Algunas aún se conservan como la del tigrillo en la huasteca veracruzana o los voladores de Papantla; muchas danzas fueron suprimidas, otras fueron preservadas por los indígenas, agregándoles características europeas lo que vino a ser un ejemplo de la influencia occidental durante el movimiento evangelizador. Estas manifestaciones de cultura precortesiana fueron condicionadas a seguir los cánones establecidos por la iglesia católica, eliminado el carácter ritual que presentaban. Fue entonces que los misioneros españoles enseñaron a los indígenas diferentes patrones musicales con la adopción de nuevos instrumentos y la supresión del canto en su lengua nativa. En la época colonial existió una notable influencia de los bailes españoles, formándose una cultura mestiza y es ahí cuando aparece el nuevo género musical llamado huapango o son huasteco, con un estilo propio que se identificó con la cultura de la huasteca.

Mapa de las huastecas

El mapa sobre la huasteca en la antigüedad, abarca parte de los estados de San Luís Potosí, Tamaulipas, Veracruz, Hidalgo, y algunas zonas de Querétaro, Nuevo León, Guanajuato y Puebla, en donde conviven etnias como los teneek o huastecos, pames, nahuas, otomíes, tepehuas, totonacas, cuextecas o huastecas, quienes se encontraban asentados en dicho territorio desde hace más de doce mil años. Hoy en día se consideran solamente a tres estados como huastecos: Hidalgo, Veracruz y San Luís Potosí; 76


La historia de la canción mexicana consigna que el huapango es una fiesta de música viva y alegre, los movimientos de su baile se caracterizan por el taconeo de fases variadas, con la música alterna y el canto de versos melodiosos e improvisados. Los temas más comunes en el huapango son los amores felices o frustrados, de alegría, picardía, lugares y mujeres, a quienes no se les ofende de ninguna forma, como puede suceder en otro tipo de canciones, pues en el huapango las mujeres son elevadas y reconocidas como lo máximo de la creación. El huapango o son huasteco ha sido recreado y enriquecido por músicos y trovadores indígenas y mestizos, que a través de la fina improvisación musical y literaria han dado forma a este género, acompañado por instrumentos musicales como violín, jarana y quinta huapanguera, se canta tradicionalmente con coplas octosílabas. Es un género musical mexicano, siendo sus formas más conocidas: el huapango típico, también llamado huasteco, interpretado por un trío; el huapango norteño, tocado por un conjunto norteño y el huapango de mariachi.

“Huapango torero” Tomás Méndez

Toro, toro, toro... mientras que las vaquillas, solo en el tentadero, única y nada más, nada más pá los toreros. Por fuera del redondel, por cierto de piedras hecho; sentado llora un chiquillo, sentado, llora en silencio. Con su muletilla enjuga sus lágrimas de torero, con su muletilla enjuga sus lágrimas de torero. La noche cae en silencio, la luna cuelga, cuelga allá lejos; se empiezan a acomodar las estrellas en el cielo.

Y rumbo hacia los corrales, se ve al chiquillo que va resuelto, él quiere torear un toro, su vida pone por precio. Silencio... Los caporales están durmiendo. Los toros, los toros en los corrales andan inquietos. Un capote en la noche, a la luz de la luna quiere torear. Silencio... De pronto la noche hermosa ha visto algo y está llorando; 77


Palomas, palomas blancas vienen del cielo, vienen bajando.

Toro, toro asesino, ojalá te lleve el diablo. Toro, toro asesino, ojalá te lleve el diablo.

Mentira, si son pañuelos, Pañuelos blancos llenos de llanto, que caen como blanca escarcha sobre el chiquillo que ha agonizado.

Silencio… los caporales están llorando.

“Mata cuervos” Tomás Méndez

Paisaje de campo bravo todo es silencio y grandiosidad. Sólo el rumor de las aves

Verónicas de oro y seda, el Mata cuervos soñando está. La niebla viene bajando

rompe el arrullo de la soledad.

con Mata cuervos quiere jugar.

Las nubes vienen sombreando a mata cuervos que ya sano, torazo que fue indultado que nunca la vida jamás les pidió.

Así jugaban antaño cuando era un becerro, un becerro sin par.

Mata cuervos, mata cuervos,

por algo te puse así.

por algo te puse así. Yo vi clavarse en tus cuernos a cuervos traviesos.

Yo vi clavarse en tus cuernos a cuervos traviesos cuando eras así.

Mata cuervos, mata cuervos, la plaza te vio llorar cuando bravo te negabas

Mata cuervos, mata cuervos la plaza te vio llorar cuando bravo te negabas

y tú ni querías el ruedo dejar.

y tú ni querías el ruedo dejar.

La luna en el campo bravo

Mata cuervos,

mientras alumbra rezando esta

mata cuervos

Mata cuervos, mata cuervos,

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La música ranchera La música ranchera es un género popular dentro de la cultura melódica de México y toma su nombre de los ranchos en los que se interpretaba en sus orígenes. Aunque está ligada a la vida campirana, su popularidad se extendió a los centros urbanos en la era posterior a la revolución mexicana, alcanzando entonces, su máxima expresión como parte de los gustos y costumbres del país. Su historia está íntimamente unida a un fuerte sentido de la identidad nacional, nacida de las cenizas de nuestra guerra revolucionaria, que puso punto final a largos 30 años de dictadura y de limitadas oportunidades para la gran mayoría de los mexicanos. La música ranchera representa el espíritu nostálgico de un pasado rústico romántico, que ha ayudado a definir las tradiciones culturales de nuestra tierra y hoy en día, para muchos, es una fuente de orgullo nacional.

Lucha Reyes

Sus canciones se caracterizan por su emoción dramática, siendo temas de amor los que dominan sus poéticas letras. Son, por lo general, románticas y sentimentales, llegando a hablar desde el romance feliz hasta el desamor, pasando por la pena de amores no correspondidos. Los cantantes de rancheras con sus voces cargadas de contagiosa emoción, son capaces de mover a las lágrimas. 79


Otra temática recurrente es la que tiene que ver con la revolución de México, el hablar de batallas, la vida en el campo y hasta de historias surgidas en cantinas. Los lazos familiares también tienen su lugar dentro de las canciones rancheras. En ellas lamentan el amor perdido o nos recuerdan un tiempo pasado, un mundo rural que existe en la memoria de ensueño, como la imagen empalidecida de amigos y amantes alejados de nuestras vidas. Las rancheras se cantan con gritos repentinos de emoción, que, en ocasiones, ponen de relieve el triste estado de ánimo del interprete. Los cantantes de música ranchera se distinguen por tener una técnica muy singular, en la que muestran sentimientos y acostumbran sostener notas muy prolongadas al terminar de entonar uno o varios versos de la canción.

Tomás Méndez, Agustín Lara Y José Alfredo Jiménez

El mariachi que toca y canta nuestras melodías, sigue siendo la figura reconocible en todo el mundo, como símbolo de herencia mexicana. La canción ranchera reúne diferentes tipos de música basados, en su mayor parte, en un entorno campirano. El género ha absorbido, desde sus inicios, muchos estilos de la música mexicana. Los sonidos urbanos del bolero y más tarde la música norteña del acordeón, se convirtieron en parte de la música ranchera. Mariachis, artistas callejeros e incluso algunas estrellas del pop han 80


interpretado rancheras, acompañándose de una gran variedad de instrumentos, comúnmente guitarras, trompetas y acordeones. A través de los años, innumerables son los cantantes de música ranchera que han brillado en los escenarios: Lucha Reyes, Lola Beltrán, María de Lourdes, Amalia Mendoza “La Tariácuri”, Lucha Villa, Pedro Infante, Jorge Negrete, Cuco Sánchez, Tomás Méndez, José Alfredo Jiménez, Vicente y Alejandro Fernández, Tony Aguilar, y hasta la española Rocío Dúrcal, entre otros. Hoy en día, las canciones rancheras siguen siendo parte importante de la cultura popular de México y están presentes en películas, telenovelas y nunca pueden faltar en las fiestas populares y en celebraciones como bodas, cumpleaños y aniversarios, entre otros. En conclusión, la música ranchera es un género musical muy asociado con el folclor mexicano, que ha tenido una gran proyección a nivel internacional, gracias a la difusión que le han dado el cine y la calidad de nuestros compositores.

“No hay quinto malo” Juan Antonio Jiménez

Se dice en jerga taurina, que no hay quinto toro malo. Que le inyectan vitaminas que lo vuelven noble y bravo. El asunto tiene historia, viene del siglo pasado de cuando el Guerra era gloria y tenía su califato. Pero una piensa el borracho y otra piensa el tabernero y así el quinto salió malo gruñón, feo y traicionero. Así pues, se ha terminado del quinto toro la fama. Para la historia ha quedado su bravura y bella estampa.

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“El toro Coquito” Lorenzo Barcelata

Toma, coquito, toma toma, coquito, toma…. azúcar te voy a dar. Y tienes que ser valiente, que un gran torero te va a torear toda la gente te va a aplaudir y con bravura vas a morir. Huya, huya, huya! Toma, toro, vuelve para el redil. Que ya vienen los vaqueros y van a arriarte para el toril. Toda la gente te va a aplaudir y con bravura vas a morir. Huya, huya, huya! Toma, coquito, toma....

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El bolero La música como fenómeno universal es patrimonio de todos los pueblos del mundo. La confluencia de géneros y sonidos que llegaron a Cuba, de otros continentes, hicieron posible que, a finales del siglo XIX, naciera el bolero. Inicialmente, era una danza de movimientos ligeros, quizá fue una manifestación gitana. Su nombre puede venir de “volero” -volar-, pues los bailes gitanos tienen movimientos agudos y rápidos que aparentan el vuelo de las aves. Al llegar a América se fusionó con los ritmos africanos existentes en el Caribe, dando como resultado el compás cadencioso del bolero. A pesar de sus raíces europeas, el bolero es, definitivamente, algo latino y aunque lo ubiquemos en la bella isla caribeña, podemos afirmar, es un patrimonio que toca y se involucra de México a Argentina.

El Trío Los Panchos en la Época de Oro

Desde su arribo a México, en 1898, encontró una patria adoptiva con un aporte de la lírica mexicana, adquiriendo así un sello distintivo propio. Tras un largo proceso en el que aparecieron un sinnúmero de nuestros compositores, junto al impulso de las ondas hertzianas, el bolero mexicano se convirtió en el género romántico musical más importante y longevo de América Latina y de otras partes del mundo. En sus inicios, el bolero empezó a tomar fuerza con los tríos, para luego ser acompañado por conjuntos tropicales y hasta por grandes orquestas sinfónicas, llegando a alturas insospechadas gracias a la promoción recibida por la radio y la televisión. Durante buena parte del siglo XX, los extraordinarios compositores mexicanos regaron el mundo con boleros bellísimos que no sólo 83


acapararon el gusto del público mexicano, sino a nivel internacional. Entre esos grandes, podemos mencionar a Agustín Lara, Guty Cárdenas, María Grever, Ricardo Palmerín, Consuelito Velázquez, Lorenzo Barcelata, Alfonso Esparza Oteo, Gabriel Ruiz, Gonzalo Curiel, Roberto Cantoral, Armando Manzanero, Alberto Domínguez, Álvaro Carrillo, por sólo mencionar a algunos. Muchos fueron los tríos famosos de la “época de oro” del bolero en nuestro país y el extranjero, entre ellos: Los Panchos, Los Dandys, Los Tres Caballeros, Los Diamantes, Los Tres Reyes, Los Tres Ases, Los Soberanos, Los Montejo y Los Tecolines, entre otros. De solistas mexicanos, por mencionar a algunos: Agustín Lara, Toña la Negra, Fernando Fernández, María Luisa Landín, Amparo Montes, Marco Antonio Muñiz, Javier Solís, José José y en los últimos tiempos Luis Miguel. Como es costumbre, en diferentes géneros musicales, la fiesta de los toros no podía quedar al margen. Encontramos dos ejemplos muy diferentes, el “Bolero Torero” de Manuel Tovar que popularizaron Los Dandys y hasta un cha-cha-cha “Torero” del italiano Renato Carosone.

“Bolero torero” Cuando le canto al torero, al torero de verdad. Yo le llamo el rey taurino y le brindo este cantar. Torero, torero se fue para España, se fue desde niño ya era torero, torero chiquillo. Y era el primero que armaba la bronca para que le gritaran, Torero, torero. En hombros salía domingo a domingo

Ay, ay, torero. De España se vino y a México un día plaza en que toreaba lleno siempre había. Porque se arrimaba, porque se exponía, orejas y rabo siempre merecía. Y el coso rugía olé, en hombros salía Domingo a domingo. Ay, ay torero yo te brindo este bolero torero, torero.

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“Torero” Te pasas las noches sin dormir leyendo historietas y tu madre te amenaza y tu padre se enfada. Te vuelven loco estos cómics, mirándote al espejo quieres hacer el toreador como hacen en Santa Fe, como hacen en Hollywood y con esta excusa, niño, Ya no estudias. Torero, te has puesto en la cabeza ese sombrero mexicano dices que eres español y no es verdad con las castañuelas en el bolsillo te vas a bailar mezclando el bolero y el chachachá ¿a quién quieres engañar? Torero, con esas patillas de suramericano con un puro cubano y la camiseta de piqué Torero, torero, ¡Olé! Te has comprado una chaqueta muy corta unos pantalones ajustados y te has hecho un rizo en la frente la gente se ríe de ti. Y a ti no te importa, te sientes un Marlon Brando

que se va paseando por las calles de Santa Fe, por las calles de Hollywood, y tu novia ya no quiere estar contigo. Torero. Te has puesto en la cabeza ese sombrero mexicano dices que eres español y no es verdad. Con las castañuelas en el bolsillo te vas a bailar mezclando el bolero y el chachachá ¿a quién quieres engañar? Torero, con esas patillas de suramericano con un puro cubano y la camiseta de piqué Torero, Torero, ¡Olé! Torero, ya quítate de la cabeza ese sombrero, no eres ni español ni caballero, esas castañuelas tú no las sabes tocar, ¿para qué te sirven a ti las castañuelas, ojito derecho de mamá? Torero, con esas patillas de suramericano, con ese puro cubano y la camiseta de piqué Torero, Torero ¡Olé!, ¡Olé!

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Los villancicos Hay diferentes versiones sobre el origen de los villancicos, algunos dicen que el primero en componer música de este tipo fue el Marqués de Santillana, en el siglo IV, otros, por su parte, afirman que los primeros villancicos fueron creados por evangelizadores en el V. Sin embargo, gracias a las investigaciones de estudiosos como el lingüista Samuel Miklos Stern, podemos decir que las primeras manifestaciones de villancicos aparecen hasta el siglo XI, en cancioncillas mozárabes. El villancico, como indica su nombre, es una canción de villa, que servía para registrar la vida cotidiana de los pueblos. No obstante, otros historiadores afirman surgió por el siglo XIII, siendo difundido en España en los siglos XV y XVI, y en Latinoamérica desde el siglo XVII. En sus inicios era una forma poética española y lo usaban campesinos para registrar los principales hechos de su comarca y eran cantados en fiestas populares, sin ser una temática específicamente religiosa. Originalmente eran canciones profanas con estribillo, de origen popular y armonizadas con varias voces. Las primeras composiciones que pueden denominarse con este nombre surgieron en la segunda mitad del siglo XV, durante el renacimiento, como una evolución de formas musicales populares más antiguas. Se trata de la estrofa característica de la lírica castellana de tipo tradicional y está formada por dos o tres versos, con un número de sílabas muy variable; carece, por tanto, de forma fija, por lo que es una composición de enorme flexibilidad. A lo largo de la historia ha sufrido muchas transformaciones, hasta que en el siglo XIX su nombre quedó exclusivamente para denominar que los villancicos aluden a la Navidad. En México se puede considerar la composición “Hoy nació el Redentor del mundo” como el primer villancico. Su origen proviene de la España del siglo XV.

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En el siglo XVII Sor Juana Inés de la Cruz logró captar y transmitir la alegre comicidad y los gustos sencillos del pueblo mexicano a través de su legado en varios villancicos. El toreo no podía ser ajeno a los villancicos y la muestra es “Jesús Torero”, cuya letra ponemos a continuación:

En Belén nace un torero que se llamará Jesús.

El esportón del olvido, el esportón del olvido,

Tendrá por capa y muleta palabras y obras de luz, por banderillas tres clavos,

el vestido de amargura con que será vestido.

y por estoque una cruz. Yo ofrezco mis zapatillas para quien, sangre y dolor, se irá como un maletilla, un maletilla de amor, por los campos y los pueblos de la Redención. Yo, mi vestido de luces, porque de luces vestido dé, mientras llega la hora, el esportón del olvido, el vestido de amargura.

Y yo ofrezco mi montera para el torero divino que, ante la muerte más fiera y ante el más alto destino, brindará su vida entera en una plaza campera de trigo y pan, parra y vino. Capa y muleta de luz, por banderillas tres clavos y por estoque una cruz, hoy nace el mejor torero y se llamará Jesús.

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La música y el Mundo de Tauro en América Latina Tras la llegada de los españoles al Nuevo Mundo, la música y el mundo de Tauro tenían que establecerse en buena parte de América Latina. Además de México, de quien hablamos líneas atrás, en: Colombia, Cuba, Ecuador, Guatemala, Perú y Venezuela, también encontramos melodías, de diferentes géneros, en las que la fiesta de los toros está presente. Hagamos un recorrido musical por estos siete países, con una pequeña muestra de melodías en las que aparece el mundo de Tauro.

Colombia A lo largo de su historia varias ciudades y pueblos de este país, han incluido las corridas de toros como una actividad importante y, en muchas ocasiones, como parte principal de sus fiestas tradicionales. Aunque casi desde la llegada de los españoles hubo festejos taurinos en Colombia, lidiándose toros criollos y tigreros llevados de los llanos, fue hasta la segunda mitad del siglo XIX cuando se construyeron los primeros cosos en Cali y Medellín, para poder celebrar corridas más formales, en los que la música siempre estuvo presente. Hoy en día hay ferias con corridas de toros en ciudades como Manizales, Cali, Medellín, Cartagena de Indias, Sogomoso e Ibagué, mientras que, en Bogotá, donde se han enfrentado a gobiernos municipales antitaurinos sólo se celebra, con apuros, una feria anual.

Carro alegórico de la feria de Manizales

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A nuestro entender, la feria de mayor ambiente y solera es la de Manizales, no en el número de festejos, pero sí en la forma como su gente vive su fiesta con cierto parecido a Sevilla, con casetas de feria, tablados y un tradicional desfile de carretas del Rocío, al grado de tener su pasodoble, “Feria de Manizales”, con letra de Guillermo González Ospina y música de Juan Mari Asins.

“Feria de Manizales” Fiel surtidor de hidalguía Manizales rumorosa, bajo tu cielo de rosa canta el viento su alegría. Tan dulce es la tiranía de tu belleza preclara, que antes de que yo te amara mi corazón te quería. Ay Manizales de plata, ay Manizales de ensueño! Con los zafiros del alba borda su ofrenda mi ensueño. Ay Manizales de armiño! Prende a tu cuello de nácar el collar de mi cariño! Toro de pena y desvío sobre el redondel sonoro; fingen caracolas de oro las “Carretas del Rocío”. Toda la feria es un rio de júbilo y azucena y el sol cierra su faena con banderillas de estío. Para toreros, solamente encontramos pasodobles en honor de Pepe Cáceres y César Rincón, sin discusión, los dos toreros más importantes de la historia de Colombia.

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José Eslava Cáceres “Pepe Cáceres, fino torero que, en el ocaso de su carrera, lamentablemente, perdió la vida como consecuencia de severa cornada recibida cuando toreaba en la placita de Sogomoso, Colombia. Herido al muletear a “Monín” del hierro de San Esteban, fue llevado de urgencia a Bogotá, donde falleció semanas después. Cosa curiosa, nació un 16 de agosto y murió en esa misma fecha, 52 años después.

“Pepe Cáceres” Alex Bonet

Pepe Cáceres, Pepe Cáceres, con tu muleta. Pepe Cáceres, Pepe Cáceres, portás la muerte. Con los olés llenarás la plaza por tu toreo fino y genial. Pepe Cáceres, Pepe Cáceres, eres amo de la fiesta sin igual.

“Pepe Cáceres Torero” José Faxir Sánchez

Honda, la de San Bartolomé, a orillas del Magdalena, bordó en arreboles y luna. La capa de su faena una copla sanjuanera salpicada de castañuelas. Mestiza canción pregonera de aquel que leyenda fuera. Pepe Cáceres…Torero. Era la estrella del cartel; blasón de la tierra mía señor de la Cacerina. Pepe Cáceres… Torero, ninguno había como él.

Una tarde de claveles, allá en la tierra del sol, presagiando su destino el cielo se oscureció. Monín, bravío y traicionero de sangre el ruedo tiñó, los gitanos de “olé” callaron… Así moría el matador, la cita no fue de suerte, de luto está el mayoral. Y al ver al diestro en la arena, logró la garza morena. Pepe Cáceres… Torero. Y…olé.

Al verlo torear decían: que casta… que fantasía. 91


Sin lugar a dudas la otra gran figura del toreo colombiano es Julio César Rincón Ramírez “César Rincón”. Un auténtico león de los ruedos que hizo la hombrada de salir cuatro veces consecutivas, a hombros, por la “Puerta Grande” de Madrid, convirtiéndose así, en un auténtico mandón de la fiesta.

“César Rincón,” canción homenaje Héctor Jhon Rodríguez Reinoso

Se abre la puerta, la Puerta Grande que en tantas tardes lo vio salir. En traje de luces lo ovacionaron rabo y orejas son para ti. Se va, se va, se va, se va el mejor, se va, se va, se va César Rincón. Se va, se va, se va, el mejor se va, se va, se va, se va César Rincón.

Despide el ruedo con mucho honor con la corona que Dios le dio. Se va, se va César Rincón se va del ruedo, se va el mejor. Vuelta a la plaza llevan a César, flores y besos para el matador. El sol radiante, la arena fresca pañuelos blancos para el matador. 92


Desde Colombia parece Dios y amó con fe, con ilusión su gran coraje, su gran valor, triunfó en España con mucho amor. Hoy la muleta llora en silencio, también la capa y el matador cuantos secretos llevan guardados hay en la espada gloria y valor. En la sabana pasea un toro que fue indultado por su bravura y nunca olvidan toro y maestro. Ambos probaron su gran finura. Se va, se va, se va, se va el mejor se va, se va, se va César Rincón. Se va, se va, se va, el mejor se va, se va, se va, se va, César Rincón. También encontramos una melodía dedicada a la bulliciosa ciudad de Cali, en donde, a finales de año y principios del siguiente, se celebra una feria de tronío con carteles rematados.

“Torero” Alberto Barros

Tarde de sol, toro y arena; hay grito de feria en Cali torero en el redondel; ¡ay qué torero! se van los banderilleros, se miran toro y torero. ¡Se enfrentan en fiel lid, ¡bravo torero! Este torea de frente, le gusta cargar la suerte no le tiene miedo al toro; ¡bravo torero! Señores, no es andaluz, perdone no es sevillano qué pena, no es de Madrid. Es colombiano. De la plaza a la caseta, se siente la fiesta brava de toros música y rumba, mi Cali zumba. Las mujeres se engalanan, cantan y bailan con ganas se escucha un grito de olé. Hay feria en Cali. Hay sangre en la arena y no es del torero. ¡Ay qué torero! Mi gente de Cali está que zumba. De feria y rumba. 93


Torero valiente torea de frente. ¡Ay qué torero! Las mujeres lindas gozan por la quinta. De feria y rumba. El toro es bravío y de casta valiente. ¡Ay qué torero! Mi gente de Cali rumbea de frente. De feria y rumba. Los hombres de Cali sí son caballeros. Gente decente ofrecen la silla a las damas primero. Son caballeros. Si usted va a Juanchito baila suavecito. De feria y rumba. Merece rabo, rabo y oreja. ¡Ay que torero! Mi gente en Colombia, si toma aguardiente. Porque es valiente. Torero, torero, firuli, firuli De la plaza a la caseta. Con Cali nadie se meta. Con Cali nadie se meta. De la plaza a la caseta. De la plaza a la caseta. Con Cali nadie se meta. Con Cali nadie se meta. De la plaza a la caseta. De la plaza a la caseta. Con Cali nadie se meta.

Cuba Según el fraile dominico fray Bartolomé de las Casas, Cuba fue el país donde se celebró el primer festejo taurino en el Nuevo Mundo. Afirma que, en una villa fundada por Diego Velázquez, en 1514, hubo una corrida, pero… Lo que es un hecho es que desde entonces y hasta 1898, la tradición cultural taurina se mantuvo sin interrupción en la isla caribeña, señalándose que el primer festejo oficial tuvo lugar en La Habana en 1759 y que la plaza “Aserradero” fue la primera, de media docena que se construyeron en esa ciudad. Un coso importante de la capital cubana, fue el “Belascoáin o de La Habana”, construido en 1853 y destruido por un incendio en 1898. Tenía capacidad para 6,000 espectadores y celebraba festejos con mucha regularidad. En ella torearon figuras españolas como Luis Mazzantini y Rafael Guerra “Guerrita”, entre otros. Todo iba muy bien, hasta que el 10 de octubre de 1899 el general norteamericano Adna R. Chafee, decretó la prohibición de las corridas de toros en toda la isla, so pena de pagar una multa de 500 pesos a quienes incumplieran y desobedecieran dicha norma. 94


Corrida en la plaza de toros Belascoáin o de la Habana

El primer torero cubano, con cierto nombre, fue José Marrero “Cheche”, nacido en La Habana en 1870. Viajó a México donde se casó con la torera María Aguirre “la charrita mexicana”. En 1892 le dio la alternativa Ponciano Díaz y murió víctima de una grave cornada, en el pecho, cuando toreaba en Ciudad Juárez, Chih., el 11 de abril de 1909. La última corrida que se celebró en La Habana tuvo lugar el 31 de agosto de 1947, fue incruenta y actuaron los mexicanos Fermín Espinosa “Armillita Chico” y Silverio Pérez, ante ganado colombiano de Aguasvivas. Conociendo a los cubanos, que llevan la música por dentro, no dudamos que en el tiempo que hubo toros en la isla, la música acompañó a las corridas de toros y que varios compositores le hayan dedicado diversas melodías. Lamentablemente sólo pudimos rescatar “Fiesta Brava”, guaracha en homenaje a “Manolete, escrita por Daniel Santos.

“Fiesta Brava” Esta es la comparsa del torero cordobés, el torero que hizo gloria y a la gloria se nos fue. Esta es la comparsa del torero cordobés, el torero que hizo gloria y a la gloria se nos fue.

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Torero, torero, olé, y olé y olé. Torero, torero, olé, y olé y olé. No te apures mujercita que nada va a suceder, ya pedí a mi virgencita la suerte para vencer. No te apures mujercita que nada va a suceder, ya pedí a mi virgencita la suerte para vencer. Torero, torero, olé, y olé y olé. Fiesta brava, fiesta brava, fiesta de fiestas y olé.

Guatemala Aunque la primera vez que hubo corridas de toros en Santiago de los Caballeros, en Guatemala, fue en 1557, en la actualidad la fiesta brava prácticamente ha desaparecido de este país centroamericano, pues la última plaza de toros más o menos importante que funcionó y en la que actuaron figuras de México y España, fue la “Aurora”, de Ciudad de Guatemala, convertida hoy en un foro deportivo. Hoy en día, en diversos poblados de ese país se siguen celebrando festejos taurinos de poca monta, con torerillos locales sin alternativa y ganado criollo, aunque ocasionalmente llevan bravo de México.

Plaza de toros Colonial, 1814, en Ciudad de Guatemala

Cosa curiosa, nunca ha habido un torero guatemalteco, prueba inequívoca que la fiesta brava no pegó como en otros países de América Latina. 96


De manera sorpresiva, encontramos una canción infantil con tema taurino.

“Niño Torero” Anibal Delgado Requena

Niño torero te llaman cuando aparece el torete, Pum, pum, pum, pum. Por tu elegancia y valentía de tanto aplauso el ruedo truena Pum, pur, run, run, pum, Pum, pur, run, run, pum. Niño torero, olé, torero mimado, bríndale, a todos de la tierra mía. Regio torero tu mejor faena niño torero vistes de gala de Guatemala, olé.

Ecuador Hay dos ciudades de vital importancia en la historia taurina de Ecuador, Santiago de Guayaquil, fundada el 25 de julio de 1534, y San Francisco de Quito, el 6 de diciembre de ese mismo año. El primer hato de vacas y toros bravos navarros llegó a Ecuador en 1593 y fueron jesuitas quienes los llevaron para que cuidaran sus grandes latifundios. Tuvo que pasar poco más de medio siglo para que, el 28 de mayo de 1594, se celebrara el primer festejo taurino en la ciudad de Quito y fue para homenajear al nuevo presidente de la Real Audiencia y a los Oidores llegados de Lima. Recientemente se celebró en Riobamba, ciudad distante unos 200 kilómetros de Quito, un festival en el que se conjugaron la música, el baile y el teatro. Participaron cerca de dos centenares de artistas en una cantata para la afición taurina local, en la que se contó la historia taurina del país. 97


Festejos de historia taurina de Riobamba

Un pregonero, encargado de comunicar los eventos y las noticias de interés general, dijo: “aquí empieza la magia y la historia de la fiesta popular de los toros. La idea es educar a la gente sobre la tauromaquia, que es parte de nuestra identidad y nuestra cultura”. Los bailarines contaron la versión indígena de la fiesta taurina local al ritmo del “Toro barroso”, canción escrita por los hermanos Valencia en homenaje a un animal que vivió en los páramos de Chunchi, un cantón del Chimborazo. “Era negro, alto y muy bravo. Bajaba del páramo sólo cuando quería, si no, no había poder humano que lo llevara. Incluso, a veces, cuando había fiesta, el toro bajaba solo, tenía una personalidad muy peculiar”, cuenta el hacendado Fausto Moncayo.

“Toro Barroso” La manada bajando del cerro con el toro barroso adelante, ya regresa a la hacienda y el perro va cuidando el rebaño adelante. Corre el toro sí señor, corre el toro sí señor, corre el toro sí señor, corre el toro sí señor. 98


En el rancho mi chola querida esperando estará mi regreso. En el rancho mi chola querida esperando estará mi regreso. Ella es todo mi amor y mi vida y sus labios me dan el beso. Ella es todo mi amor y mi vida y sus labios me dan el beso. Corre el toro sí señor, corre el toro sí señor, corre el toro sí señor, corre el toro sí señor. Ecuador ha dado pocos toreros. Edgar Puente el primero en confirmar alternativa en España, Armando Conde, Edgar Peñaherrera, Fabián Mena, Guillermo Albán y Mariano Cruz, entre los más destacados. Durante el año hay ferias taurinas en Riobamba, Ambato y Quito, entre otras, aunque este último serial se ha visto afectado en los últimos tiempos por disposiciones gubernamentales que exigen sean festejos incruentos los que se celebren, quedando en el olvido su feria anual del “Cristo del Gran Poder”.

México Aunque en otro capítulo de este libro mencionamos los corridos, los huapangos y la música ranchera, como la conexión del toreo mexicano con la música, eso no nos impide que hablemos brevemente sobre el desenvolvimiento de la fiesta de los toros en suelo azteca. Para las mayorías, fue en 1526 cuando se corrieron toros por vez primera en lo que fuera la gran Tenochtitlán, dicen que caballeros españoles se enfrentaron a búfalos traídos de la tierra de los Chichimecas, pero… A partir de entonces la pasión por los toros corrió como reguero de pólvora por todo el país, naciendo la primera ganadería de reses bravas en el Nuevo Mundo, Atenco, muy cerca de Toluca, en 1528. En el siglo XVII empezaron a surgir toreros de a pie, porque los nativos y los criollos no podían tener caballos.

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La fiesta brava gustaba a todo mundo surgiendo plazas de toros por doquier, como la de Cañadas, Jal., la más antigua del mundo, que data de 1680 y sigue funcionando. En la segunda mitad del siglo XIX empezaron a aparecer toreros de a pie que sumaban festejos a lo largo y ancho de la república, siendo el primero de gran fama Ponciano Díaz, y tras él una larga lista de coletudos que triunfalmente han recorrido el mundo de Tauro.

Rodolfo Gaona

A la inmensa mayoría de esos toreros los compositores y la voz del pueblo, han escrito canciones en su honor, como corridos, huapangos, pasodobles, etc. En capítulos anteriores reproducimos corridos a Ponciano Díaz, Juan Silveti y Bernardo Gaviño que, aunque era español, vivió largo tiempo en México, pasodobles de Silverio Pérez, Lorenzo Garza y Fermín Espinosa “Armillita Chico”, quedando pendiente el de un as, Rodolfo Gaona, de quien presentamos a ustedes un fragmento de su corrido:

“Rodolfo Gaona” Por fin Gaona se fue, ya se cortó la coleta, ya el público no verá torear a este gran esteta.

Después de Ponciano Díaz fue pontífice en persona el gran Rodolfo Gaona, único en nuestros días.

Este torero afamado, entre todos el primero, deja su honor bien plantado como gran banderillero.

Este valiente leonés, ídolo del pueblo entero, toreó por última vez con valor y con denuedo. 100


Tan peligrosa carrera le puso a un gran de altura, que honrando a su patria hoy lo acoge con ternura.

Ya sus simpatizadores estarán todos de duelo, pues fue el as de los toreros que pisaron nuestros ruedos.

Este Califa del ruedo, como así lo han bautizado, nunca jamás tuvo miedo en veinte años que ha toreado.

¡Conque te vas, adalid, conque ya por fin nos dejas y de este florido abril para siempre ya te alejas!

En su país y en España alternó con los mejores toreros de mayor fama, ganando muchos honores.

Ésa tu última corrida de gran significación la has dado en Pascua florida para honrar nuestra nación.

Ya se retiró gustoso, lleno de orgullo y de gloria, despidiéndose del coso que le dio tanta victoria.

Adiós, pues, héroe de León, te deseamos larga vida, y con triste corazón te damos la despedida.

Otro torero que gozó del cariño del público local, al grado de ser reconocido como “El torero de México”, fue Alberto Balderas, de cuyo corrido a su muerte, reproducimos un segmento:

“Alberto Balderas” En diciembre veintinueve, año cuarenta, de veras, que en la plaza de “El Toreo” fue muerto Alberto Balderas. De terno canario y plata iba vestido el torero; guapo y urgido y valiente; que figura, un pinturero. Ni si quiera imaginaba que la muerte traicionera oculta muy bien estaba en palco-contrabarrera. -Estoy muy triste -le dijo a uno que le preguntó

cómo le iba en esa tarde donde la vida dejó. Salió del corral “Rayao”, buen toro que hará memoria, banderitas en la brega cubierto quedó de gloria. Pero nadie lo pensaba, tan valiente como estaba, que ese domingo en la tarde ya la muerte lo acechaba. Con “Rayao” se había lucido y hasta una oreja corto, cuando salió “Cobijero”, ese que lo asesinó.

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Negro bragao, grande y hondo era tal bandido fiero, que antes de morir luchando lo empitonó traicionero.

¡Ay, la Virgen de Guadalupe! ¡Madre nuestra del Consuelo! En menos que se los cuento Alberto estaba en el suelo.

Le paró pies Carnicero, los de a caballo picaron y los que las banderillas al asesino adornaron.

Cuando Rojo de la Vega vio que Balderas caía, se fue junto con Ibarra corriendo a la enfermería.

Carnicero brinda el toro cerca de la presidencia; más “Cobijero” lo vio con mucha mala tendencia.

Primero fue un tropezón, pero ese toro maleado le tiró una puñalada en el mérito costado.

Se le arranca por detrás y Balderas, buen amigo: -No lo agarres a la mala, métete mejor conmigo.

Fue tan adentro el pitón que el hígado le rompió, así como las arterias por cerca del esternón.

Se fue derechito al toro con la capa a medio abrir; más “Cobijero” no quiso al nuevo engaño acudir.

¡Señores, de que me acuerdo, me dan ganas de llorar!

En esta búsqueda de canciones que relacionan el mundo de Tauro con la música. Nos sorprendió encontrar “La encerrona” de Óscar Chávez una obra admirable en la que el actor, cantante y compositor, recopiló en cuatro CD´S, nada menos que 52 canciones y música instrumental dedicados a la fiesta brava.

Portada de la obra de Óscar Chávez

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Perú La fiesta de los toros es una manifestación cultural del Perú. Los peruanos no conciben sus fiestas tradicionales sin festejos taurinos. Al cabo de casi cinco siglos son dueños de una cultura propia, tan nacional como la música criolla, solo que más antigua. Los conquistadores encabezados por Francisco Pizarro, Diego de Almagro y Hernando de Luque llegaron a suelo andino en 1532, pero tuvo que pasar poco más de un lustro para que por primera vez se diera un festejo taurino, quizá por no haber ganado vacuno que braveara. Hay dos versiones, la primera establece que el acontecimiento tuvo lugar en 1538, para celebrar un triunfo militar; y la otra señala a 1540, por la consagración de óleos. Ambas en Lima. La verdad, lo que menos importa es la fecha, lo interesante es que desde entonces hubo toros en Perú. Fiestas que entusiasmaban no solamente a los españoles, sino también a los indígenas y a los esclavos negros, quienes en un principio se limitaban a ser espectadores pasivos para, con el tiempo, convertirse en “toreadores”. Juan de Valencia fue el primer peruano que actuó en España, lo hizo en Madrid en 1641 y era rejoneador. Décadas después aparecieron toreros de a pie como Pedro Villanueva, Cecilio Ramírez, Lorenzo Pizi y, finalmente, en la segunda mitad del siglo XIX, Ángel Valdez “El Maestro”, quien fue figura toreó durante muchos años. Importante, a nivel internacional, es su famosa plaza de Acho, inaugurada el 30 de enero de 1766 y considerada una de las más antiguas del mundo. A lo largo del siglo XX han nacido buen número de toreros peruanos, siendo los más destacados Alejandro Montani, Adolfo Rojas, Carlos Sussoni, Freddy Villafuerte, Marcos Méndez “La Palmera negra”, Rafael Santacruz, Fernando Roca Rey y, en la actualidad, Joaquín Galdós y su máxima figura de la historia: Andrés Roca Rey. Podemos agregar a dos más, uno de a caballo y otro de a pie, que brillaron en los ruedos a nivel internacional, pese a no haber nacido en

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esa tierra, se les consideraba naturales de ese país sudamericano: la amazona Conchita Cintrón, oriunda de Chile, y Raúl Acha “Rovira”, originario de Argentina.

Cochita Cintrón

El compositor español Pedro Asensio le escribió a Conchita Cintrón el siguiente pasodoble: Eres linda muñeca peruana magnífica y gentil rejoneadora y en tierra excelente lidiadora valiosa por serena, propia hermana. Tu figura a caballo soberana en destreza y valor, reina y señora y al clavar emperaora cual una máxima estrella lusitana. Conchita Cintrón, ya pá mí, te quiere todo el mundo Conchita Cintrón, tú ya en nuestro país no eres extraña.

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Más una pena con dolor profundo a toda la afición nos acompaña que por nuestro amor propio y profundo no seas de España, no seas de España En México, donde gozó de gran cartel, Marcial Alejandro también le escribió una canción: Es tarde de toros, cuatro campanadas y parte plaza una linda muchacha atravesando montada en su jaca. En las barreras y en los tendidos caras morenas con claveles y sol todos dicen al pasar, olé primor. Conchita Cintrón es un ángel que torea, la reina del sol y como veroniquea. Conchita Cintrón es la reina del toreo un rejón clavó en mi vida atravesando mi corazón. De Andrés Roca rey, pese a ser todavía muy joven y en los albores de su carrera en los ruedos, ya es una figura y es por ello que tiene dos pasodobles en su honor. Uno solamente con música, obra de Abel Moreno Gómez y una canción de la que desconocemos su autor. “Andrés Roca Rey, una canción, una pasión” De que están hechos los sueños, de que está hecha la alegría, de que está hecha la ilusión, que nos mueve cada día. Yo me emociono con la pureza, con las costumbres y la belleza, con los amigos que encuentro en los viajes no necesito más equipaje. 105


Yo me alimento del amor, con pisco brindo para celebrar y una guitarra suena en landó y a Roca Rey viendo torear.

Y una canción y una pasión y un nuevo día para vivir sí compartimos con tradición, sobra motivos para reír. Del color de los claveles de las flamencas es el color de tu plaza, que bien te sienta. Guapas caras de limeñas rondan su feria y “la flor de la canela”, que bien me suena, que bien me suena. Yo me alimento del amor, con pisco brindo para celebrar y una guitarra suena en landó y a Roca Rey viendo torear. 106


También hay valses peruanos dedicados a la fiesta brava, como:

“Cuando vas a los toros” Augusto Polo Campos

Cuando vas a los toros, mujer, el público ni sabe qué hacer, la gente se entretiene

¡Brindo por ti! Porque me fascinas, estas chicuelinas

en mirar tu lindo ser.

te las brindo yo.

Y cuando la faena se armó, tu diste un grito de horror,

¡Brindo por ti! Causa de mis males,

cuando el torero cayó

estos naturales

en el redondel.

te los brindo yo.

Entonces, al oírte, surgió con gran coraje y valor

¡Brindo por ti! Porque con tus palmas

y su faena brindó a tu esplendor.

me llenaste el alma de loca pasión.

Tus manos le arrojaban la flor que tu cabello adornó y entonces, él, con amor, te dijo así:

¡Brindo por ti! Porque tu mirada me dio una estocada que dejó sin vida a mi corazón.

Atilio Cerruti fue un torero de principios del siglo XX que salió de sobresaliente la tarde de la despedida de los ruedos del veterano Ángel Valdez “El Maestro” y al que el hispano “Bonarillo” hizo matador de toros. No brilló mucho en los ruedos, pero le escribieron una polca en su honor y por ser un género distinto al conocido como música que incursionó en la fiesta de los toros, la incluimos.

Polca torera 6 Pedro A. Bocanegra

Ovación se oirá cuando salga a torear, un olé sonará

Cerruti con gallardía luce su traje marcial, es joven de valentía,

al arrojarse a matar.

un torero singular.

Mil hurras ya que su afición lo hará maestro de verdad.

Le vimos una faena, se mostró él muy ufano, 107


con prisa pisó la arena

Sin pretensión,

como torero peruano.

mil hurras ya, olé.

Todos los diestros al contemplar de algunos chicos la afición, se hacen nudos por enseñar lo que es el toreo.

Todos los amigos al felicitar a Atilio Cerruti, joven matador, quieren que prospere en lo que es torear y que alternando con otros resulte mejor.

Venezuela México y Venezuela son los dos países del Nuevo Mundo donde, está documentado, se celebraron festejos taurinos por primera vez. En suelo azteca en 1526, en la gran Tenochtitlan, y en tierra venezolana, en 1527, en la pequeña isla caribeña de Cubagua o isla de las perlas, hoy en día prácticamente deshabitada. Junto a los conquistadores y las congregaciones religiosas llegaron a suelo venezolano los primeros caballos, vacas y toros, unos para transportarse y los otros para servir de alimento, pero parte del ganado vacuno se pudo utilizar, con el tiempo, en festejos taurinos. Muy pronto empezaron a proliferar las corridas en todo el territorio, pues era un espectáculo que gustaba no sólo a los españoles, también a los nativos, quienes acudían en masa a los escenarios donde se celebraban. Pronto surgieron toreros locales que se enfrentaban a ganado criollo o cunero, como denominaban a las reses mestizas de Venezuela. Entre 1840 y 1870, acaparaban puestos Fabiano Martínez, José Flores, Enrique Flores, Prudencio Pino, José Vera “El Ronquito” y José Salinas “El Catire”. Fue hasta 1863 que en el coso caraqueño de “La Candelaria”, se montó el primer espectáculo taurino al estilo español, presentándose vestido de luces el torero ibero José Romero Andaluz.

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El “Nuevo Circo” de Caracas fue inaugurado el 26 de enero de 1919, por los diestros españoles Serafín Vigiola “Torquito” y Alejandro Sáez “Alé”. Convirtiéndose, con el tiempo, en una plaza importante que albergó a figuras locales, españolas, mexicanas, lusitanas y francesas. Lamentablemente, por motivos políticas, dejó de funcionar en 1997 y hoy en día está cerrado. Durante el siglo XX surgieron buen número de toreros venezolanos encabezados por Joaquín Briceño “El Trompa”, primer consentido de la afición de ese país.

“Diamante Negro”

En la segunda década de ese siglo, aparecieron Eleazar Sananes “Rubito”, Julio Mendoza, doctorados ambos en España, tras ellos, con gran rivalidad, Luis Sánchez “Diamante Negro”, con alternativa en Granada, España, e ídolo de la gente de su país, y Alí Gómez, quien recibió la borla de matador de toros en la plaza México. Otros que se hicieron matadores, en los años sesenta, en suelo mexicano, fueron César Faraco, Carlos Saldaña y Adolfo Rojas. Para finalmente surgir con inusitada fuerza César Girón “El Cóndor de los Andes”, figurón mundial del toreo que salió cinco veces a hombros por la puerta grande de Madrid y cortó dos rabos consecutivos en la Maestranza sevillana. Algo inusitado. César fue la cabeza de la dinastía de los Girones, pues le siguieron con mayor o menor fuerza Curro, Rafael, Efraín, Freddy y Pepe Luis. 109


Tras ellos aparecieron Rafael Báez, Sérvulo Azuaje, Carlos Málaga “El Sol”, Celestino Correa y José Nelo “Morenito de Maracay”, por mencionar a algunos. De esta mayoría de toreros encontramos pasodobles para César Girón, Los Girones, “Morenito”, “Diamante Negro” y Rafael Orellana, un diestro que no alcanzó gran renombre. De un tiempo a la fecha el venezolano con más renombre, al menos en nuestro país, es Leonardo Benítez, quien tras breve andar por ruedos españoles se afincó en México, donde reside desde hace años.

Parte de la dinastía de los Girones

Es una pena que Venezuela, donde había ferias importantes y podía considerarse como el país más taurino de América del Sur, hoy este prácticamente hundido por problemas extrataurinos, casi ya no hay toros en sus plazas y poco a poco está muriendo su entusiasta afición. Como es lógico, la música venezolana no podía ser ajena al mundo de Tauro, estas son las melodías que encontramos con diversos ritmos.

“César Girón mi pueblo” Alfredode Sadel César Girón de mi pueblo,

que te temieron,

te despidieron poetas,

que te temieron.

Llorando con los toreros

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César Girón de mi pueblo,

tu estrella se ensangrentó,

otros grandes ya se han ido,

para marcar en la historia,

como tú, no vino alguno,

tu nombre nuestro,

tan hombre pueblo,

de hombre torero César Girón.

pueblo torero,

En arenas de la tarde,

con las mil razas de tu

tu paso dejó marcado,

andares llenos de sol.

un girar lento y profundo,

César Girón de mi pueblo,

un girar tuyo venezolano,

citar de lejos la vida,

y en querencias de la noche,

para arrancarle a la gloria, tanto dolor en cinco heridas.

tu estrella se ensangrentó, para marcar en la historia,

En arenas de la tarde,

tu nombre nuestro,

tu paso dejó marcado,

de hombre torero,

un girar tuyo profundo,

torero pueblo, César Girón...

un girar nuestro venezolano,

César Girón.

y en querencias de la noche,

“Los Girón” Yleana Arias de Pool

Aquella tarde el “Nuevo Circo” les vio nacer, por la faena victoriosa de matar a seis. La dinastía de valientes marcaste tu monumentales se estremecieron a plenitud. Casta bravía en el toril, cuando su majestad ardía el frenesí y Aragua toda de fiesta te aclama, que hasta a Andalucía cautivó. Toreros plenos de bravura, girondina se llamó aquel pase en su honor que Venezuela con orgullo presenció. 111


“Diamante Negro” Luis Peraza

“Diamante Negro”, Diamante, gloria pura as de gracia y salero pundonor y bravura. As de Venezuela de la fiesta más gigante fiesta del hechizo, de la magia y del color. Rey de andar moruno. Frente al toro desafiante, brazo siempre armado de arte puro y de valor. Diamante, que cuando sales al ruedo te aprietas los machos y buscas el triunfo inmortal. Diamante, que tu capote es un trozo de la caraqueña, tarde tropical. Diamante, vara de mimbre clavada en la arena. Al escribir estas líneas, buscamos en cada país de América Latina pasodobles u otro tipo de música dedicado al mundo de Tauro en honor a plazas de toros y no encontramos nada en México, Ecuador y Perú; donde aparecieron dos, en honor de un par cosos es en Venezuela: a Mérida y Caracas.

“Mérida galana y taurina” Nelson Díaz Gómez

Hoy te vistes de gala. ¡Oh! Majestuosa flor en tus tardes de toro, de mágico esplendor. 112


En tu cielo se ven las montañas adornadas de frailejón, cual parecen pintadas de nácar. Que hacen juego a tu Feria del Sol. Mérida, ciudad galana la que "Don Tulio" soñó. Mérida, tú fiesta brava hace juego con el sol. Mérida, aquí la arena de tu gran monumental, "Cesar Faraco", con su toreo... la hizo vibrar. Ole, ole, ole, ole. En tus corridas de Feria, van tus bellezas en flor, con sombrillas que asemejan, carnaval multicolor... A la arena sale el toro, con raza de ser bravío... Banderillero y torero, brindan por ti la corría.

“Nuevo Circo” Billos Caracas Boys

Nuevo Circo, Nuevo Circo. Viejo circo caraqueño, porque en el alma del pueblo, siempre es nuevo tu recuerdo.

De tocar un pasodoble, en el medio de tu plaza y gritar con toda el alma, Nuevo Circo de colores.

El coraje y la templanza y el valor de los toreros, nunca pierdo la esperanza, antes de que yo me vaya.

Ahí van Rubito y Serafín, Julio Mendoza y Salerí van los Girones y el gran Merí, van Bienvenida y Dominguín.

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Muchas veces yo he soñado, cuando todo está en silencio, que me visto de torero y que me planto en tu ruedo. A cantar con soleares, coplas, fandangos y tientos,

porque Caracas me ha dicho, en el medio de mi sueño. Eres el circo más lindo, eres el circo más bello y la gloria que merece, porque tú eres caraqueño.

“Nuevo Circo” de Caracas

“Morenito de Maracay” Billos Caracas Boys

Torero nacido en tierra caliente, oro de sangre valiente, más audaz y más postinero. Torero que, jugando con la muerte, nos asombra con la suerte del capote postinero. La gente lo aplaude y aclama y admira la mejor figura que hay, enronquecen las gargantas cuando aclaman a “Morenito de Maracay”. Con la plaza hasta la bandera y de negra montera calá, “Morenito” comienza el paseo levanta la arena su pie al caminar. Del toril sale la fiera y él la espera tras el capote 114


y nos muestra su bagaje, su gran coraje cual Don Quijote. Al quiebro su maravilla con certeza encaja las banderillas, con el estoque termina la memorable faena. Y sobre la arena está el triunfador, Torero, torero. Cosa curiosa, en la música venezolana ha sido, además de México y España, es donde más canciones de diversos géneros hemos encontrado, siendo quizá el pasodoble al torero Rafael Orellana, el que más nos sorprendió por no tener gran nombre a nivel internacional.

“Rafael Orellana” N. Guerra

La montaña prodiga artistas de pincel y torera muleta, de mágica inspiración para el orgullo nacional. Tovar, arte, deporte y amistad, tierra de sublime encanto vio nacer a Rafael Orellana, nuevo rey del redondel. Orellana torea y enseña en cada tarde bravía y si el toro le embiste se hace dueño de la porfía. Arte, valor y hondura, lances y pases son delicia para todos los tendidos. Orellana, la suave brisa acaricia. Torero de tiempo nuevo, tovareño de corazón. Quietud que no conoce el miedo vida repleta de afición.

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Escultura de “Nimeño II” a las afueras de las Arenes de Nimes

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Francia Podemos afirmar que también el juego del hombre y el toro sentó sus reales muchos siglos atrás en suelo francés, pues los habitantes de las marismas del río Ródano, conocida como la Camarga, gustaban antaño, de enfrentarse a los astados. Los galo-romanos, a caballo, se veían las caras con los astados en el campo, siendo auxiliados por gente de a pie. Tradición que perduró durante varias centurias, hasta que en el siglo XV las autoridades de Burdeos decidieron que esa fiesta tradicional debía celebrarse en lugares cerrados. El primer “toreador” francés que alcanzó renombre fue Gaucher de Ventebrén, Señor de Méjanes, quien en el siglo XVIII se medía con los toros con valor y pericia para dominarlos y derribarlos.

Toros de la Camarga

Aunque desde ese tiempo había festejos taurinos en diferentes zonas de Francia, París incluido, fue durante el siglo XIX cuando empezaron a torear en el Midi los matadores españoles de renombre, creciendo entonces la afición y celebrándose festejos con mayor seriedad. Desde esa época no sólo la gente del pueblo gustaba de las corridas de toros, también lo hacían artistas de diversos géneros, como Vincent Van Gogh, quien vivió un tiempo frente las Arenes de Arles, Gustave Doré, Auguste Renoir, Edouard Manet, Laura Permón, Duquesa de Abrantes, escribió el libro “El toreador” y Prosper Merimée, dejó para la historia la ópera “Carmen” a la que puso música

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Georges Bizet. En el capítulo de la ópera reproducimos la letra de “El toreador” de la ópera “Carmen”. Durante el siglo pasado poco a poco fue creciendo la lista de toreros franceses que se animaron a cruzar los Pirineos para actuar en España y recibir la alternativa. El primero fue Pierre Boudín “Pouly II” y tras él, Pierre Schull, Roberto Piles, Bernrd Doms “Simóm Casas” y su primera gran figura Christian Montcouquiol “Nimeño II, Juan Bautista y su nuevo as Sebastián Castella. También destacan las rejoneadoras María Sara y Lea Vicens.

“Nimeño II”, la primera figura del toreo francés

En la actualidad hay dos escenarios taurinos emblemáticos en el sur de Francia, los circos romanos de Nimes y Arles, construidos en el siglo I de nuestra era, en donde anualmente se celebran importantes ferias taurinas. Es lógico pensar que la música también fue inspiración de compositores franceses, además de George Bizet, que desde el siglo XIX o quizá antes, empezaron a componer melodías en honor de sus toreros, pero nada encontramos. Hoy en día en diversos cosos galos y en el de Guadalajara, México, los toreros hacen el paseíllo bajo los acordes de “El Toreador”, de Bizet, muy diferente al pasodoble tradicional que se toca durante el despeje de cuadrillas, en el resto de escenarios taurinos del mundo. Buscamos letra de pasodobles escritos a toreros franceses, de a pie y de a caballo o a plazas de toros, pero encontramos que su inmensa 118


mayoría sólo tiene música. La única que tiene letra es una canción flamenca dedicada a Sebastián Castella, que reproducimos a continuación: “Sebastián Castella” José Luis del Serranito

Francia que te vio nacer y Sevilla te adoptó.

Castella, Sebastián Catella los pases de tu muleta

A los pies de la Giralda tu sueño se realizó.

brillan como las estrellas.

Tiene Sebastián Castella

Castella, Sebastián Castella, tu toreo son las notas

torería y pundonor

de la música más bella.

y con valentía pone toreando el corazón. Con un revuelo en la plaza con su templanza y quietud y es figura del toreo y es figura del toreo a pesar de su juventud. Castella, Sebastián Castella, tu toreo es la expresión de la pintura más bella.

Tiene Sebastián Castella sello y personalidad, que demuestra cada tarde cuando sale a torear. Un ciclón sobre el albero su capote y su muleta ponen de pie a la afición. Tierra de buenos toreros donde le vieron nacer de buenos aficionados orgullo de ser francés.

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Euterpe, musa de la mĂşsica en la MitologĂ­a Griega

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Temas de inspiración El mundo de Tauro y la música abarcan un universo muy rico donde cantautores y compositores han encontrado una fuente inagotable de inspiración. La música es el verdadero lenguaje universal que, a través de la melodía, el ritmo y la armonía, llega a comunicar una inigualable serie de emociones. Es, en pocas palabras, la expresión artística de la belleza y los sentimientos. La tauromaquia es la fiesta de la valentía, donde se mezclan la inteligencia, el arte y valor de un torero, con la nobleza, bravura y raza de un toro. No existe espectáculo más intenso y que despierte tantas emociones como el toreo. La fiesta ha estado unida a las creaciones estéticas más refinadas. Es, a la vez, popular y culta, española, mexicana, colombiana, peruana, venezolana, ecuatoriana, lusitana, francesa y hasta cubana. Cultura viva, vivida con tanta pasión tanto por sus detractores como por sus fervorosos partidarios.

Juan Belmonte

El inconmensurable Juan Belmonte dijo: “si quieres torear bien, olvida que tienes cuerpo, se torea con el alma, como se sueña y se juega, como se baila y se canta”. El toreo es grandeza y la música narra esa grandeza. Sin parangón. 121


Las canciones que hemos seleccionado para esta sección, nos hablan de todo lo que rodea al mundo de Tauro, de sus escenarios, los miedos de madres y esposas de los toreros, de historias que hay detrás de cada uno de ellos, sus temores, sueños, alegrías y preocupaciones.

“El niño torero” José y Juan García Escobar

Sale la fiera bravía y el torerillo valiente recibe la acometía con un farol imponente.

vivan todos los que sienten la hermosa fiesta torera, el chavalillo triunfante da la vuelta al redondel.

Y con el toro se mete luchando con valentía, con arte de Manolete y sangre de Andalucía.

Se oye a lo lejos un cante y entre la arena sangrante queda llorando un clavel.

Torito, toro Miura, no lo vayas a matar, que es todavía una criatura y un torero sin igual. Vivan los hombres valientes, y los toros de bandera,

El chavalillo triunfante da la vuelta al redondel. Se oye a lo lejos un cante y entre la arena sangrante queda llorando un clavel. Queda llorando un clavel.

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“El espontaneo” Ochaita – Valerio - Solano Arrien la bandera en la plaza, apaguen ese sol que arriba arde, que yo no quiero ver que es lo que pasa si sale el tercer toro de la tarde. Quisiera no mirarlo y ya lo veo, oculto entre la gente al chavalillo que sueña con la gloria del toreo Y ciego va a saltar, va a saltar hasta el anillo. Por Dios, señor presidente, por Dios, por Dios no saque el pañuelo, que, aunque el chiquillo es valiente pué haber, pué haber un día de duelo. Se lo están pidiendo a usía cuando el miedo las agobia, dos mujeres aflijías, una madre y una novia. Ay que cuchillo de duelo, por Dios señor presidente, por Dios, por Dios no saque el pañuelo. Sonó el clarín y el toro está en la arena y al ruedo se ha tirao, el maletilla que empieza temeraria faena citándolo de rodillas. La plaza es un fanal de azul y oro y un grito lo rajó como un cuchillo y al verlo entre los cuernos de aquel toro. Vencío por la muerte, por la muerte el chavalillo. La sangre de aquel valiente sembró, sembró un clavel en el suelo.

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Y están viendo su agonía cuando el miedo las agobia. Dos mujeres doloridas, una madre y una novia, ay que cuchillo de hielo. Por qué señor presidente, por qué, por qué sacó usted el pañuelo.

“Tengo miedo torero” Augusto Algueró

Traje de luces y negra montera, tarde de toros, la plaza reverbera cuando se mezclan sol y mantillas. Salen al ruedo las tiesas cuadrillas. Ágil y airosa la música suena, cruje transida de ardor la rubia arena. De pronto se abre el toril y yo siento un ansia febril y sólo tengo ojos para mi torero. Tengo miedo, torero. Tengo miedo cuando se abre tu capote. Tengo miedo, torero. De que el borde de la tarde, el temido grito flote, pero cuando torero jugueteas con la muerte yo me olvido de mi miedo y en ti creo torero, te jaleo torero, olé torero. Sólo en la plaza tu arte campea, nadie en el ruedo te gana la pelea. Borda tu capa de grana y oro mil maravillas delante del toro Y en tu muleta de raso florecen rosas de sangre que a cada lance crecen y cuando al entrar a matar

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la gente se pone a gritar, yo sólo tengo ojos para mi torero. Tengo miedo, torero. Tengo miedo cuando se abre tu capote. Tengo miedo, torero. De que el borde de la tarde, el temido grito flote, pero cuando torero jugueteas con la muerte yo me olvido de mi miedo y en ti creo torero, te jaleo torero, olé torero.

“Ole mi torero” Lola Flores

Dame el vestido verde y el pericón, pero que ya. Dame la rosa grana y el pañolón no puedo más. Hay mi torero, como te quiero, mi corazón, cuando te miro lloro y suspiro sin ton ni son. De tabaco y oro está la tarde vas delante del toro, la que vas a formar.

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Señor duque de Veragua no mande usted ese ganado que me tiemblan las enaguas de verlo tan bien plantao. Olé y olé, olé, míralo, llámalo, cítalo y déjalo llegar, porque después, ¡Ojú, que valor! Mátalo, mátalo, sino me vas a matar. Ay Manolillo mío, qué volapié fue colosal ay como te has lucío, “Viva Jerez, un año más“. Olé y olé, es un torero de cuerpo entero como José y la giraldilla le ha dicho al pasar tiene de Sevilla la gracia y la sal. Señor don Pablo Romero no mande usted esa corrida que, si se muere mi torero, le quito a usted la vida olé, olé y olé, míralo. Por todo esto, la cantante italiana Raffaella Carrá aconsejaba a las mujeres, “No te cases con un torero”, escrita por Luis Gómez Escolar. Si me pides consejo, busca un tipo tranquilo, que te lleve el domingo de paseo, no te dejes liar, por un traje de luces, no te cases jamás, con un torero. Siempre preguntarás, ¿Cuándo regresará?, porque se marcha, pero nunca piensa que tú estás sufriendo. 126


Todos quieren besarle, todos quieren tocarle, todos sacan volando su pañuelo, se enamoran de él, y tu muerta de miedo, no te cases jamás, con un torero. Aaah, ah, ah, aaah, aaay… Cuanto le quiero, Aaah, ah, ah, aaah, aaay… Cuanto le espero. Tú no te cases jamás, tú no te cases jamás, con un torero. Si me pides consejo, busca un tipo tranquilo, que te lleve el domingo de paseo, no te dejes liar, por un traje de luces, no te cases jamás con un torero. Tú no te cases jamás, tú no te cases jamás, con un torero. Para la presencia de la mujer en los toros, Manolo Escobar les da un consejo, y reproducimos un extracto de “La minifalda”, de Calixto Ochoa Campo.

“La minifalda” No me gusta que a los toros te pongas la minifalda. No me gusta que a los toros vayas con la minifalda. La gente mira pa'rriba, porque quieren ver tu cara y quieren ver tus rodillas. Los niñatos qué pesados, no dejan de contemplarte.

Me rebelo y me rebelo y tengo que pelearme y a los toros no los veo. Así que tú ya lo sabes, no te pongas minifalda que los toros de esta tarde, yo tengo ganas de verlos sin pelearme con nadie. No me mires de esa forma que tus ojos me aturrullan. 127


Que tus ojos me aturrullan, no me mires de esa forma. A mi novia le he prohibido que vaya sola a la plaza. Que vaya sola a la plaza a mi novia le he prohibido, que vaya sola a la plaza.

Todos le dicen piropos, hasta el guarda de la plaza. Todos le dicen piropos y los celos ya me tienen, ya me tienen medio loco.

“El maletilla y la luna” Ruiz Lara

Anoche estaba la luna

háblales de este torero

apostada en la laguna esperando ver llegar,

con deseos de triunfar.

al maletilla valiente que de ella está pendiente, porque quiere torear.

Mas tarde estaba la luna

Ay luna, lunita buena,

retirada de la laguna, que penita y que dolor, besando al niño valiente, porque herido está de muerte

le está diciendo el chaval.

y no tiene salvación.

Ay lunita no te muevas que esta noche mi faena te la quiero yo brindar.

Ay luna, lunita buena, le está diciendo el chaval.

Ay luna, lunita buena, tú que me ves torear,

quédate luna a mi vera como duelo a mi final.

Ay lunita no te muevas,

háblale a los ganaderos, 128


Ay luna, lunita buena,

de hablarles de este torero,

no te vayas a olvidar de

que acabó, sin empezar.

hablarle a los ganaderos, El escenario donde se celebra la fiesta brava, también cuenta.

“La Maestranza” José León

Quisiera ser Maestranza y un clavel para tus sueños y un clavel para tus sueños. O ser la sangre del toro y mezclarme con tu albero y mezclarme con tu albero. Con tal de tenerte cerca quiero ser hasta el velero, el que da las banderillas. O el humilde novillero, que tuvo la suerte de darte una vuelta al ruedo, de darte una vuelta al ruedo. Y me cambian los ardores cada vez que lo recuerdo.

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“El alguacilillo” Óscar Chávez

Todo de negro vestido y bien montado en su jaca llega el buen alguacilillo hasta el señor juez de plaza a pedir permiso. Pide las llaves airoso y las entrega al torilero. Después se planta garboso al frente de los toreros y empieza lo más hermoso, da comienzo la corrida. Al final del paseíllo ruge la plaza encendida. Se marcha el alguacilillo y en la plaza todo es vida. Parte importante de los festejos taurinos, aunque no siempre se les reconoce y en ocasiones hasta se les chilla cuando salen al ruedo, son picadores y banderilleros. Los hombres de a caballo son de suma importancia para la lidia y los rehileteros son de gran valía, más que nada, en la brega. Y es de justicia que se les dedique un pasodoble.

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Fragmento del “Homenaje a las cuadrillas”, escrito por José Luis del Serranito. Ellos se juegan la vida, también riegan el albero con la sangre de sus venas y de su frente el sudor. Su fama es difuminada para ellos no hay pañuelos, ellos no salen a hombros, la puerta nunca se abrió. Una ovación es el premio para un par de banderillas o cuando citan de lejos al toro para picar. Forman parte de la fiesta, de ellos muy poco se habla, siempre guardando la espalda, siempre en segundo lugar. Son las cuadrillas del arte profesionales del toreo.

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Son las cuadrillas del arte de la fiesta nacional. Tienen en sus manos el temple y el embrujo más torero. Es de plata su figura para ellos es mi cantar.

Los médicos taurinos José Luis del Serranito

Cuando suenan los clarines y comienza el paseíllo, laten muchos corazones de los médicos taurinos. Los médicos y ayudantes van lidiando los percances. Nuestra vida está en sus manos y tienen que decidir. Las gracias queremos darles y agradecer de verdad, porque en los malos momentos siempre a nuestro lado están. Desde nuestros corazones hoy queremos dedicar, cantándoles los toreros un pasodoble a compas. 132


“El puntillero” Marcial Alejandro

Se metió de puntillero el hombre con tanto empeño que ya era casi un torero. En su fácil desempeño se metió de puntillero. Pasó algunos apurillos cuando un toro agonizante lo cogió por los tobillos y lo vistió de danzante. Pasó algunos apurillos, si falla, la gran rechifla, sí atina, ni me entero. Y así actúa en las corridas el hombre casi torero que se metió de puntillero, pues era casi un torero.

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“Casta y Bravura” Bonal, Salazar y Campoleón

Orgullo del campo charro sus toros de lidia son, a los Pérez Tabernero tardes de gloria les dio.

Se asustan de los jarales y en el mayoral se fían.

Los toros en la Fontana

en los toros salmantinos,

sueñan tardes de agonía, don Antonio y don Alipio en su bravura confían.

que fama siempre les dan.

Dehesa de Salamanca, los mayorales ya van haciendo bravos los toros,

la bravura y el trapío que en la plaza lucirán.

que gloria siempre les dan.

La casta de los toreros siempre busca la verdad

Dehesa de Salamanca a sus toros siempre da,

Dehesa de Salamanca

La muerte con dos puñales

los mayorales ya van, haciendo bravos los toros,

rompe la alborada limpia.

que fama siempre les dan.

“Porque lloras corazón” José León

Porque lloras corazón,

Sí siempre serás torero,

sí siempre serás torero.

porque lloras corazón. 134


Porque vives tranquilo

y te escondes asustado

aguardando al toro negro.

detrás de mi chaquetilla.

Si se te han ido los miedos si no sientes el albero, si el oro ya no brilla

Siente, ama, sueña, con el vuelo de una capa, con el filo de una espada y el pasar de una muleta.

“Soñaba el torerillo” José León Sueña torerillo, sueña, sueña con el toro. La tarde huele a geranio y en los embrujos de un patio donde se forman las cuadrillas. Sueña torerillo, sueña, sueña con Sevilla. Que estás meciendo la gloria, llevando al toro prendido. Mirando a la puerta grande que se refleja en el río.

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“Apriétame los machos” José León

Apriétame los machos que esta tarde yo quiero, que esta tarde yo quiero, templar con el capote cuando salga el primero. Apriétame los machos que esta tarde no hay viento. Sobre la mano izquierda quiero bordar el toreo. Encájame el vestido, mozo de espadas mío que sabes de mis sueños, de las tardes de triunfo, de fracasos y miedo.

“Qué sólo se queda el torero” José León (fragmento)

Qué sólo se queda el torero

Qué sólo se queda el torero

cuando la cuadrilla se marcha, a la hora del sorteo y se asoma a la ventana a rezar que no haya viento, qué sólo se queda el torero.

mientras enciende una vela. El vestido está en la silla, el mozo de espadas lo espera.

Los santos en la capilla

La tarde huele a canela cuando al rozar de las telas se mezclan con el albero.

cuando suenan los clarines.

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“De hombre a toro” José León

Te encuentro en mis tardes cerca y con tu olor me desvelo y con tu mirada incierta vas persiguiendo los vuelos. Pero es que pasas tan cerca que, si poderte yo quiero, he de tirar la moneda, pues contigo siempre hay riesgo. Y sin ti encuentro la ausencia, yo olvido que tengo cuerpo, cuando hallo tu nobleza, yo sólo en el burladero. La capa se despereza rezando un padre nuestro, calándome la montera, redoble del timbalero.

“El toro y la luna” Carlos Castellanos y Alejandro Cintas

La luna se está peinando en los espejos del río. Y un toro la está mirando entre la jara escondido. Cuando llega la alegre mañana y la luna se escapa del río el torito se mete en el agua embistiendo al ver que se ha ido. Ese toro enamorado de la luna que abandona por la noche la maná, es pintado de amapola y aceituna y le puso campanero el caporal. Los romeros de los montes le besan la frente, 137


las estrellas de los cielos le bañan de plata. Y el torito que es bravío, de casta valiente, abanicos de colores parecen sus patas. La luna viene esta noche con una bata de cola y el toro la está esperando entre la jara y las sombras. En la cara del agua del río donde duerme la luna lunera, el torito celoso perdío la vigila como un centinela

“Los Toros” Manguara

Nacieron la misma noche, entre suspiros de luna... Entre suspiros de luna, nacieron la misma noche, entre suspiros de luna. Él entre dos alcornoques, ella al lado de la laguna.

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A las hembras, de los novillos, porque en distintos corrales nos aparta el ganadero, a ellas para los sementales y a mí para los toreros. Y se peina el morrillo en la fuente, se afila en los comederos, sus dos pitones de faca para gustarle al ganadero y lo deje para las vacas. Conocen un agujero, secreto en el alambrado... Secreto en el alambrado, conocen un agujero, secreto en el alambrado y a escondidas del vaquero comparten los encerrados. Cuentan los garrapateros, que entre doscientos becerros se buscaban en la fuente, que por el llano y el cerro estaban juntitos siempre. El que pega en la camada, el que se arranca primero, al garrochista y la jaca, para gustarle al ganadero y lo deje para las vacas. Embiste vaquita guapa, mañana en el tentadero... Mañana en el tentadero, embiste vaquita guapa, mañana en el tentadero, que a mí para la Maestranza me apartaron los vaqueros. Y con cinco primaveras, la plaza hasta la bandera, por la puerta de chiqueros sale un morrillo de cera, delirio de los toreros. Miles de pañuelos blancos alegres saque la gente, blancos igual que el nácar, que me indulte el presidente y me deje para las vacas. Eran carteles de toros, los veinte pases de muerte... Los veinte pases de muerte, eran carteles de toros, los veinte pases de muerte, cuatro varas... ¡Eh, toro! Y lo indultó el presidente. Le perdonaron la vida murmura bajito el viento, el vencejo y la primilla, mientras la vaca lamiendo le curaba las heridas. Y jugando con la abnea, llevan los dos toda la noche,

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queriendo beberse a la luna, que salió en los alcornoques y se puso en la laguna.

“El toro del arroyo” Távora, Montoya y Oliván

Escondío entre las palmas del cerrao, escuchando el clarín de amanecer, un chiquillo toa la noche había esperao a un torito que al arroyo iba a beber. Nace el sol entre el enredo del vallao, a la par que la ilusión del chavalillo, que la vida por entero se ha jugao con un sucio y alegre capotillo. El toro miraba al niño, que en el suelo esperaba la cornada. Y el niño, rogando al cielo, vio que el toro lo dejó sin hacer nada. Mi vida te debo, toro bravo, y te juro que no lo olvidaré. Y el toro se alejó de aquel arroyo donde todas las mañanas iba a beber. Ya es famoso el torerillo de la palma, y una tarde cuando más brillaba el sol, en el ruedo y mirándole a los ojos, con el toro del arroyo se encontró. Muere el sol en el tendido alborotao, en las palmas y en los gritos del gentío, cuando el toro, con nobleza se ha enfrentao embistiendo al torero de tronío. El niño miraba al toro por el filo de su espada de cuchillo.

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Y el toro, mirando al cielo, vio su muerte en las manos del chiquillo. Mi vida te debo, toro bravo, y no olvido que yo te lo juré. Y el toro, perdonao, volvió al arroyo donde todas las mañanas iba a beber.

“Perdón para un toro” F. Rosés y Moreno Tarroba

Un toro bravo salió a no dejarse matar, y en mitá de la plaza se paró. Tenía casta de más y no podía decir: "A ver quién viene y se pone frente a mí". Con un capote le llamaron la atención, y el toro bravo en las tablas derrotó. No me toqueís ese toro ninguno, gritó el matador. Nunca se verá más arte que aquella tarde se vio, ni torero más torero, ni más poder ni valor. Juntos dejaron su sangre aquella tarde sin vencedor. Y a petición de la gente, se perdonó, y el toro con vida quedó.

Aquella tarde jamás podrá borrarse de mí. Eso no se vuelve a repetir. Las palmas de la afición aquella tarde de abril, echaban humo a la hora de aplaudir. Justo en la raya de la sombra con el sol, sin enmendarse, veinte pases le pegó. Miles de prendas cayeron al ruedo de tanta emoción. Juntos dejaron su sangre aquella tarde sin vencedor. Y a petición de la gente, se perdonó. Que dejen el toro con vida pidió la afición. Y no se mató.

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Benjamín Sánchez Mota le dedicó al caballo “As de Oros”, de Antonio Aguilar, un corrido, que fue tema para una película. Este equino fue adquirido por el rejoneador Ángel Peralta, quien lo llevó a España en 1964, convirtiéndose así en el primer caballo mexicano utilizado en la Península Ibérica para rejonear.

“As de oros”

“Adiós al as de oros” Adiós caballo dorado, te vas a tierras lejanas. Me dejas desconsolado y de llorar me dan ganas. Tu más tristeza penar, porque a tu patria la extrañas. El conservar al amigo en el hombre es lo primero. Y México fue testigo que fuiste mi compañero. Con elogios te bendigo hoy que vas al extranjero. Adiós caballo dorado, el que conmigo se crio. Cuando tenía los 5 años Ángel Peralta se lo llevo. "Ay señores que tristeza, en la Plaza de Alicante,

el 26 de septiembre de 1965, un cárdeno de Pablo Romero llamado “Colillero”, mató a mi caballo, el “As de Oros”, Ángel lloró y yo también llore. A ti te admira la gente porque hablar solo te faltaba. En los peligros valiente por eso mi alma te exalta. Espero seas obediente con mi hermano Ángel Peralta, cuando en las plazas de toros resalte más tu figura. Debes recordar “As de Oros” que hay que atacar con bravura. Las ovaciones son: del

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triunfo y de la amargura. Parece que ya estoy mirando

ese buque de vapor y al “As de Oros” relinchando y yo cantando de dolor.

“Caballo de rejoneo” Manuel Alejandro

Caballo de rejoneo que apenas tienes tres yerbas y va castigando yeguas, con su alegre contoneo. Y allá arriba en la dehesa amigo es de un toro negro y juega y corre con él hasta que llega al encierro. Caballo de rejoneo; atento siempre a la rienda, mañana en el redondel quiere presumir de trenza, de baile y paso ligero, de trote y de galopar; del toro se va burlar como las hojas del viento.

Caballo de rejoneo, ya está el caballo en la plaza. Cabriolas de colores van dibujando sus patas. Ya está el caballo en la plaza, caballo de rejoneo, como repican sus cascos, sus cascos por el albero. Y el toro negro, y el toro bravo ya acaricia la cola de mi caballo. Que mala suerte, que en la nalga lo haya herido Casi de muerte.

Ya está el caballo en la plaza, caballo de rejoneo. Ahora, equiparando el amor con la lidia de los toros, tenemos la canción “Amante torero”, escrita por Alejandro Dávila, Luis Ramos y Luis Ramos Gutiérrez, popularizada por Alejandro Fernández.

“Amante torero” Contigo yo era un joven novillero que ingenuo se entregaba a tus caricias. Más de mirar al sol tendido al ruedo, torero quise ser de mi desdicha. Tome la alternativa en mi agonía vestido de pasión en oro y plata,

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que haciendo de tu entrega una faena, lidiaba tus sensuales embestidas. Amante torero, corazón de torero yo tengo que con arte yo templo tus besos, aunque arriesgue la vida por ellos, amante torero. Eso soy yo, tu amante torero, que se planta valiente en el ruedo desafiando de cerca tu cuerpo, amante torero, amante torero. Ahora que la lidia se termina en suaves trincherazos, te doblego y al encontrar en ti casta divina mereces que te indulte con mis besos. Amante torero. Corazón de torero yo tengo, que con arte yo templo tus besos, aunque arriesgue la vida por ellos, amante torero Eso soy yo, tu amante torero, que se planta valiente en el ruedo desafiando de cerca tu cuerpo, amante torero, amante torero Para terminar esta sección, reproducimos la canción “Los cuatro puntales”, de Marcos Manuel y Juanito Valderrama, que nos narra una corrida imaginaria que se celebra en la gloria, con un auténtico cartel de tronío y un fragmento de “El himno a la libertad torera”.

“Los cuatro Puntales” Cuatro puntales sostienen la catedral del toreo, cuatro torres andaluzas esculpidas por el genio: Juan Belmonte, Joselito, Rafael Gallo hechicero y un Manuel Rodríguez “Manolete”, ¡qué torero!

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Los cuatro grandes del toro, ¡ay que pena de no verlos! cartel de feria exclusivo del empresario del cielo. El que quiera ver toritos que suba al cielo, que se han juntado lo mejor y lo más puro de los toreros. Apoderado del llanto, ven a firmar el recuerdo, que Juan, ciclón de Triana, el terremoto torero, ha desdeñado la carne para hacerse un monumento. Apoderado del llanto, ven a firmar el recuerdo, que José, aquel Joselito catedrático torero, olvidó una asignatura y se hizo cartel eterno. La afición ha perdido cuatro toreros, cuatro toreros, de luto está la tierra, de fiesta el cielo. De fiesta el cielo, ¡madre!, porque en la gloria, porque en la gloria, se juntó lo más puro que dio la historia. Apoderado del llanto, ven a firmar el recuerdo, que se ha quitado a luna, las nubes con el sombrero para hacerle a Rafael, un brujo quite flamenco. No me firmes el recuerdo, ¡no me firmes el recuerdo!, que aquello que vi en Linares, yo no concibo creerlo. Dame por espada el rayo, dame la muleta por trueno, que quiero ver si consigo matar la sombra de “Islero”. “Torera”, José dijo a Rafael: “Dale una larga torera”. y Juan le dijo a Manuel: “En nuestra fuente hay solera, para el que quiera aprender”. Dice conocido refrán que “no hay nada nuevo bajo el sol” y lo sacamos a colación porque la fiesta de los toros siempre ha sido amenazada por los llamados “antis”, por fortuna ni a principios del siglo XX ni en la actualidad han podido con ella, aunque hoy en día, en algunas partes del mundo de Tauro, se han vuelto violentos.

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En el lejano noviembre de 1903, el presidente español Antonio Maura aprobó la “Ley de Descanso Dominical”, la que, obviamente, afectaría la celebración de los festejos taurinos en la Península Ibérica; en México tuvimos la prohibición de corridas en la capital del país, en 1917, pero la gente iba a los toros a poblados colindantes y en Colombia y Ecuador tienen hoy en día problemas con autoridades “antis”. Volviendo a principios del siglo pasado, buen número de taurinos se reunieron para protestar en el teatro de los Jardines del Parque del Retiro madrileño, teniéndose que poner el cartel de “no hay billetes”. Toreros como “Machaquito”, Antonio Fuentes, “Quinito”, “Regaterín” y “Cocherito de Bilbao”, así como los ganaderos duque de Veragua y Manuel Aleas se unieron a la multitud para pedir la abolición de esa ley y entonar el “Himno a la Libertad Torera”, escrito por Mariano de la Cavia “Sobaquillo”. Lamentablemente la letra se perdió y sólo se pudo rescatarse una estrofa que reproducimos. Cuando el arte de Montes y El Tato hasta en Francia se ve prosperar. En España un puñado de ilusos con el arte pretende acabar. Si el revuelo de cuatro manteos hay quien quiere matar la afición, los patriotas estamos al quite, defendiendo el toreo español.

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Otros géneros Las canciones infantiles también han abordado el tema de la tauromaquia. Aquí transcribimos dos de Francisco Gabilondo “Cri Cri” y una, cosa curiosa, del compositor italiano Michele del Baldó.

Corrida de Toros Domingo por la tarde,

que su gran barrigota

en lo alto brilla el sol, la plaza ya está llena

ya es de otro color.

por ver al matador. Me ha dicho Nariz Verde que a ver quién es mejor, si él o Panza Roja que presume de valor. “¡Que saquen al perro, con cuernos de cartón” Allá va Panza Roja con tal indecisión,

Y en cuanto sale el toro, se arranca con furor; y el tonto Panza Roja se llevó un revolcón. Al salir Nariz Verde, el perro embistió, pero como es valiente con gracia lo toreó. Y todos los enanos le aplauden a rabiar:

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Los enanos toreros Y todos los enanos

salió a banderillear,

le aplauden a rabiar. ¡Que viva Nariz Verde lo queremos ver torear!

temblando como gato que acaban de bañar.

Domingo por la tarde,

El par de banderillas lo puso a su entender

en lo alto brilla el sol,

en la cola del toro

de nuevo mano a mano el flaco y el panzón.

y salió a todo correr.

Afirma Nariz Verde

por no quedar atrás,

que nadie hay como él, pues ese Panza Roja ya perdió mucho cartel.

trepado en unos zancos, salió con los demás.

“¡Que saquen al perro,

el viejito barbón

con cuernos de papel!” Chuchuca, otro enano,

se puso de Tancredo, arrancando la ovación.

Y don Pimpirulando,

Allí a mitad del ruedo,

Fragmento de

“El torero Camomillo” Ya está el toro en la arena Pero no hay torero. ¿Cuál será el misterio? Quien sabe dónde estará, olé, olé, olé. Lo buscan en todas partes, mientras tanto la multitud grita. Quieren al matador, olé, olé, olé. ¿Quién es el matador? El torero Camomillo, el matador tranquilo que duerme cuando puede. Torero Camomillo, si el toro está cerca de ti, 148


toma una siesta y no lo pienses más. Olé, olé, olé. La multitud se vuelve loca al ver a ese torero. Acaricia al toro y se pone a dormir, olé, olé, olé. También damos lugar a canciones cómicas o chuscas, como una redova interpretada por Lalo González “Piporro”, una canción compuesta por Roberto Bolaños “Chespirito”, que incluyó en su programa televisivo “El Chavo del ocho”, una ranchera de Juan Mendoza “El Tariácuri” y una cumbia de Mario de Jesús.

“Olé, ajúa” Y que me suelten al primero, al más grandote. Ese que parece que trae, un sombrero de charro. En los cuernos, faltaría más, faltaría menos. Y que viva la grasa, porqué nomás la gracia. Y olé los toreros panzones, porqué nomás los flacones. Y olé en el ruedo es un maestro que torea a lo moderno. Olé, ajúa y olé. Siempre toros muy bonitos, sí se puede más chiquitos y sin barbas en los cuernos, rasurados con “cuernicure” olé, ajúa y olé.

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“Mucha suerte, matador” Se ha escapado un toro bravo del encierro y lo espera don Ramón allá en el cerro. Lleva puesto su gorrito desteñido - ¡ese es mi papi! por delante y por detrás descolorido. Con arrojo de aprendiz en el negocio, muy valiente se arrodilla frente al socio - Ehey… ¡ole! y usando su gorrito cual muleta… sólo espera que el astado lo acometa - Ehey… eheheheyy… Mucha suerte, matador, las orejas y los rabos, que, matando toros bravos, don Ramón es el mejor - Ole papito lindo! Mi papi daba primoroso trincherazo, su enemigo le acomoda tal porrazo - ¡Ay mamacita! que si no dejó los dientes en el suelo se debió a que don Ramón era chimuelo. La experiencia que ha tenido en el ambiente, solo deja un comentario entre la gente: Si se escapa otro torito del encierro… - ¡Mucho, toro! que diga, ¡Mucho, papá, mucho! don Ramón ya no se escapa del entierro. Pero el bravo don Ramón es un valiente - Ay y asegura que el porrazo, ni lo siente - Ehey, mira bonito, ehey… Vuelve pues a demostrar lo que es su arte - Eheheheyy y el torito nuevamente se la parte - Ay mamacita, otra vez… Esta vez el cuerno fue puñal trapero… - Aayy se desangra don Ramón por el bújero, 150


exclamando con voz tenue y quejumbrosa: - ¡Cómo no me dediqué a otra cosa! Mucha suerte, matador, ni orejas ni los rabos que, matando toros bravos, don Ramón fue de lo peor, ¡Hey!

“Torito de la barranca” (fragmento)

Por ahí viene el caporal cayéndose de borracho, por ahí viene el caporal cayéndose de borracho, diciéndole a los vaqueros, échenme ese toro gacho, diciéndole a los vaqueros, échenme ese toro gacho. A pá toro que allá va: toma Coquito, toma. Torito de la barranca, si la puerta no está abierta, torito brinca las trancas. En la plaza de toros una vieja dio un chillido, porque al ver salir al toro, creyó que era su marido. Eah, eah, torito eah, torito de la barranca.

“La cumbia del torero” Olé, olé, olé, olé, olé, le gritaban a coro, olé, a un chamaco sin miedo, que al tirarse al ruedo se enfrentó con el toro. Con la capa y la espada quiso ser valeroso, pero el toro furioso, ay, le pego una cornada aaaaay. 151


Que me quiten de encima al toro pronto que me embistió, aaaaay. Yo quisiera encontrarme al tipo tonto que me empujó aaaaay. Yo he pagado por ver una corrida sensacional aaaaay, y me veo en el ruedo frente al toro, que no es igual, que me quiten al toro, olé, olé, que me muero de miedo, olé, olé, por favor, yo lo imploro, olé, olé, que me saquen del ruedo, olé, olé. Que me quiten de encima al toro pronto que me embistió, aaaaay. Yo quisiera encontrarme al tipo tonto que me empujó, aaaaay. De la página de “Los sabios del toreo” tomamos estas bulerías que forman parte de un cancionero popular taurino. Dos velas hacen un barco, dos olas hacen un mar, dos detalles a un torero y a vivir sin trabajar. Cuando pasa el toro avisa, que pá tropezar al toro me sobra siempre la prisa. Mazzantini llegó a Cuba y un toro negro mató, y le dieron aguacates, cigarros puros y ron. Por Dios no me desampares, Señora de los Remedios, que cuando medie la tarde

ya estará el torito en los medios. No vayas niña, a la fuente a dónde van los toreros, que si empiezas a mirarlos el cántaro se ira al suelo. Dos años hace que voy, detrás de un torito negro. El día que me lo encuentre, para mí que me lo encuentro. Embiste y yo te daré, una larga revolera, pero si tú no me embistes que te toree otro cualquiera.

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El cante es una faena con adornos y desplantes, que empieza a ponerse seria con los pases naturales. Lo demás es bien sabido,

no torear para el toro, torear para el tendido. Al Cristo del Gran Poder le pediré que los toros ya se dejen de caer.

Veamos ahora cánticos, jotas y un villancico a San Fermín. Los mozos lo cantan por la mañana ante la imagen del santo, minutos antes de correr el tradicional encierro. “A San Fermín pedimos, por ser nuestro patrón, nos guíe en el encierro dándonos su bendición.” Dos jotas sobre el encierro de Pamplona: “No sabe que es emoción, quien no ha corrido el encierro. No sabe que es emoción, cuando al sonar el cohete, se acelera el corazón y se acelera el corazón”. “Que hizo a San Fermín llorar, se oyó en el cielo una jota. Que hizo a San Fermín llorar, se la cantaba un navarro, que el encierro no verá, que el encierro no verá, se oyó en el cielo una jota”. Villancico a San Fermín: “Es diciembre y queremos hoy celebrar una noche de gozo por Navidad. Con la peña venimos a cantar villancicos bonitos en este portal. Boina roja en la cabeza, la camisa y el pantalón como la cal. La charanga se prepara

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esta noche es Nochebuena y se va a armar. Ya está el chupinazo, la fiesta comienza la Navidad. Alegremos hoy el alma que ha nacido el rey del cielo. En Pamplona, no te vayas de Navarra alegremos hoy el alma. San Fermín viene corriendo con los toros al portal de Belén, vamos todos, vamos todos y tú también”: Las chuflillas son una modalidad de cante, toque y baile de carácter desenfadado y burlón. Se cree pudieron ser una modalidad gaditana y castiza de las bulerías.

“El niño de la Palma” Chuflilla de Rafael Alberti y Antón García

¡Qué revuelo!

dos cirios y una corná

¡Aire, qué al toro, torillo lo pica el pájaro pillo,

tendrás en la enfermería.

que no pone el pie en el suelo! ¡Qué alegría! ¡Qué revuelo!

¡Qué alegría! ¡Cógeme, torillo fiero! ¡Qué salero!

Ángeles con cascabeles

De la gloria, a tus pitones, baje, gorrión de oro

arman la marimorena, plumas nevando en la arena, rubí de los redondeles. La virgen de los Caireles

a jugar contigo al toro, no a pedirle explicaciones. ¡A ver si te las compones y vuelves vivo al chiquero!

baja una palma del cielo.

¡Qué alegría!

¡Qué revuelo! ¡Qué alegría! ¡Qué salero!

¡Cógeme, torillo fiero! ¡Qué salero!

Vengas o no en busca mía, torillo mala persona,

céfiros en las hombreras, canario de las barreras,

Alas en las zapatillas,

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vuelas con las banderillas.

que tenga cuernos la muerte,

Campanillas, campanillas

a mí mese me importa un pito.

que nacen en las chorreras.

Da, toro torillo, un grito y ¡a la gloria en angarillas!

¡Qué salero, ¡Cógeme, torillo fiero! Para no comprometerte te digo y te lo repito

¡Qué salero! ¡Qué te arrastren las mulillas! ¡Cógeme torillo fiero!

Dejemos las chuflillas y para terminar esta sección, transcribimos tres sevillanas por demás interesantes por su originalidad.

“De Taurinas Maneras” Inma Vílchez

Pá muleta la de Manzanares y es que no se puede aguantar, pá capote el de mi Morante, como él no hay otro igual, para rejones los de Ventura y de Paula qué contar, de Rafael de Paula qué contar Talavante torea flamenco, de Ponce la seriedad, el toreo es un sentimiento que no se puede explicar. Y si eres antitaurino pá que te lo voy a contar, pá que te lo voy a explicar, no sabes lo que te pierdes, esto es arte de verdad. Castella es puro sentimiento, valiente José Tomás, valiente José Tomás, El Fandi pone las banderillas, al compás de soleá, El Juli hace lo malo bueno, pá Manolete un altar. Pá Manolete un altar, que me gusta el temple de Perera, cuando en el albero está, pero yo me quedo con mi Curro Romero, que me hace hasta temblar. Pero hoy la puerta es pá Fandiño nada más, es pá Fandiño nada más. Conquistador de Las Ventas, sin muleta entró a matar. 155


“Paquirri” nos dejó pronto, pero su arte aquí está, pero su arte aquí está. Nos dejó de herencia dos toreros, dos toreros de verdad, Pá caballos, los de Pablo Hermoso y su forma de montar y su forma de montar. Pero a mí me conquistó Padilla con su forma de actuar, olé por valiente y por torero, olé, olé de verdad. Y pá fino y elegante, cómo se me va a olvidar, cómo se me va a olvidar, como toreaba el “Yiyo” nadie ha vuelto a torear Hoy el cielo se pinta de albero y hasta escalofríos me dan y hasta escalofríos me dan. Que está toreando Manzanares, despacito y a compás, va de purísima y oro y esto no se puede aguantar. Suena la guitarra de Paco de Lucía, a golpes de soleá, que se escuche en el aire, la plaza está a reventar. Y desde un burladero se escucha al “Tortas” cantar, se escucha al “Tortas” cantar. Si me muero, que me muera, el paraíso aquí está.

“Más taurina que el albero” Inma Vílchez

Y escucho decir que el toreo no es un arte, que el toreo no es un arte, pues que me expliquen entonces, que es lo que hace Morante, la mano izquierda del Cid, la clase de Talavante. La clase de Talavante, el valor de Roca Rey, templa Dámaso González,

maestría Enrique Ponce, la casta de Manzanares. Y que digan lo que quieran, que hablen los que no saben, y que critique la gente, que el toreo es un arte le pese a quien le pese. Si yo volviera a nacer, taurina yo nacería. taurina yo nacería.

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Pá poder emocionarme con Román por saltilleras, Finito por naturales, Castella por tafalleras. Fandiño por gaoneras y El Juli por chicuelinas. Nadie como Manolete, historia por manoletinas. Y que digan lo que quieran, que hablen los que no saben, que como decía mi abuelo, yo me siento orgullosa de ser, más taurina que el albero. La juventud es un don que Dios da por algún tiempo. Que Dios da por algún tiempo, y el que se viste de luces, ya nació siendo torero y si no que le pregunten a Gonzalo Caballero. Si torea Ginés Marín, aquí pierdo yo el sentido,

y los hermanos Adame enloquecen los tendidos. Muero con José Garrido y con Álvaro Lorenzo. Y que critique la gente que el toreo es un arte, le pese a quien le pese. Voy a morir con la pena, de no verlos torear. de no verlos torear, con esos pases cambiaos. No vi a Antonio Bienvenida. ni el toreo serio de El Viti, cada tarde de corrida. Ni el capote de Camino, chicuelinas de Chicuelo. Joselito en su pureza, cayó el rey de los toreros. Y que digan lo que quieran, que hablen los que no saben, que como decía mi abuelo, yo me siento orgullosa de ser, más taurina que el albero.

Emulando a la española Inma Vílchez, que escribió estas dos sevillanas a los toreros iberos, nos tomamos la libertad de hacer también una sevillana a la torería mexicana, porque con su permiso, podemos adaptar sus dichos a nuestros coletudos, pues somos taurinos y amamos a la más bella de todas las fiestas.

“Sevillanas mexicanas” Y escucho decir que el toreo no es un arte, que el toreo no es un arte, pues que me expliquen entonces.

Que es lo que hacía Manolo Martínez, la mano izquierda de Humberto Moro, la clase de “El Calesero”.

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El valor de Rafael Rodríguez, el temple de Capetillo, la maestría “Armillita” y la casta de “El Sodado”. Y que digan lo que quieran, que hablen los que no saben, y que critique la gente que el toreo es un arte, le pese a quien le pese. Si yo volviera a nacer, taurina yo nacería. Taurina yo nacería, pá poder emocionarme. Con Velázquez por saltilleras, Garza por naturales, Pepe Ortiz por tafalleras, Gaona por gaoneras y Silverio por chicuelinas. El genio de Carlos Arruza, la pinturería de Luis Procuna, la hondura del “Ranchero” y el poderío de Mariano Ramos. Y que digan lo que quieran, que hablen los que no saben, que como decía mi abuelo, yo me siento orgullosa de ser, más taurina que el albero.

que Dios da por algún tiempo, y el que se viste de luces, ya nació siendo torero y si no que se lo pregunten a Curro Rivera. Si torea Juan Pablo Sánchez, aquí pierdo yo el sentido, y los hermanos Adame enloquecen los tendidos. Muero con Eloy Cavazos y con Joselito Huerta. Y que critique la gente que el toreo es un arte, le pese a quien le pese. Le pese a quien le pese. voy a morir con la pena, de no verlos torear. No vi a Alberto Balderas, ni a Ricardo Torres con las banderillas, ni al maestro Fermín Rivera, ni el capote de Pepe Ortiz, con su quite de oro. Que hablen los que no saben, que como decía mi abuelo, yo me siento orgullosa de ser, más taurina que el albero.

La juventud es un don que Dios da por algún tiempo,

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Popurrí de canciones y pasodobles dedicados a toreros Existe gran número de canciones y pasodobles dedicados a toreros de ambos lados del Atlántico. Lo más extraño es que la gran mayoría solo tienen música y escasos son los que encontramos con letra. Buscamos de Luis Procuna, Luis Castro “El Soldado”, Manuel Capetillo, Joselito Huerta, Paco Camino, “Niño de la Capea”, Curro Rivera, Jorge Gutiérrez, David Silveti, Miguel Espinosa, entre otros, y nada, sólo la música, razón por la cual hicimos una selección, con letra, que viene a ser una pequeña muestra.

“Cántame un pasodoble español” Si comparas un manojo de claveles, con las flores de otras tierras, tú verás, que el olor de los claveles españoles, no lo pueden otras flores igualar. Si comparas un alegre pasodoble, con canciones de cualquier nación, verás que, en el mundo entero, lo que vale lo español. Cántame un pasodoble español, que al oírlo se borren mis penas, cántame un pasodoble español, pá que hierva la sangre en mis venas. Cántame un pasodoble español, en las noches de amor y de luna. Porque viene a cantarte la tuna, cántame un pasodoble español. Si comparas a la noche con tu pelo y a tus ojos con la luz del mismo sol, verás que, en el mundo entero, lo que vale es lo español. Cántame un pasodoble español. 159


“Pasodoble mexicano” Los churumbeles de España

Pasodoble mexicano, moro, azteca y español. También los mexicanos tienen sus pasodobles, castizos y gitanos,

giros tan bellos y nobles, cómo faltarles podría su majestad el pasodoble. Pasodoble, mexicano, mexicano.

como los españoles. Guitarras y claveles, mantillas y peinetas

Del español es hermano y que gusto da escucharlo cuando juntos te dan gallo,

y unas bellas mujeres

a la inocente zandunga

que defienden sus quereres lo mismito que las nuestras.

prometida del huapango.

Olé, olé.

Pasodoble, pasodoble

En los ruedos sus toreros

mexicano. Cuando alegras el ruedo

también al matar murieron y aunque parezca mentira, quedan muchos con vida que asombro del mundo fueron.

se conmueve hasta el cielo y te da su bendición. Pasodoble mexicano, moro, azteca y español, azteca y español.

Y al tener sus melodías

Carlos Arruza” Pedro Julio Jiménez V.

Tarde imponente de toros, el sol brilla en la arena, hay emoción en la plaza,

Ya su silueta fina y gallarda en el paseo, trae al recuerdo

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la “emperaora” del mundo entero.

das al embrujo de un lance toda la esencia torera.

Así es Sevilla alegre y brava, es la escuela de Arruza, la sevillana.

En las banderillas, Carlos Arruza, eres el amo; con la muleta tu arte y dominio son un milagro y ese milagro de torería es, Arruza, el tesoro de tu alegría.

Arruza, paso a un maestro maravilla de toreo, dominador de las suertes, un matador de postín con ansias de novillero. ¡Arruza, torero, torero, torero! Tu capotillo de encaje tiene gitana solera,

Arruza, paso a un maestro, maravilla del toreo dominador de las suertes un matador de postín con ansias de novillero. ¡Arruza, torero, torero, torero!

“Cañitas” Segundo Galarza

Qué lindos ojos en las barreras, cuantos claveles, cuanto mantón, en los tendidos y en las lumbreras, en toda sombra y también en sol. Dicen que hay toros bravos de veras, dicen que hay arte y que hay valor, y al dar las cuatro ya no hay esperas, se escucha el grito de la afición: “Cañitas”, eres torero porque en tu capa brilla el arte verdadero.

que te juegas la vida en un par de banderillas.

“Cañitas”, tú con un quite consagras tu figura

“Cañitas”, eres tú matador de postín, eres rey del valor de la fiesta de seda,

y que la gente grite.

de sangre y de sol.

Torero de maravilla 161


“El milagro, Manolo Martínez” Federico Méndez Tejera

En la patria mía nació un gran torero que, por su grandeza, es milagrería. Unas chicuelinas hacen que la gente lo mire y admire. Retando a la muerte llegó a mil corridas. Ese gran maestro el amo grandioso de la torería. Manolo Martínez,

Monterrey feliz por el hijo que diera. La virgen morena bendijo tu capa, te dio buena estrella, Manolo Martínez. Manolo Martínez, tu estatua de bronce quedará en la plaza y en los corazones. Allá por la Aurora Manolo empezaba,

torero con garbo la gente te grita torero milagro.

pero ya soñaba ser un gran torero.

El desdén es arte no hay quien no lo diga. Hecho por Manolo,

indultando toros y cortando orejas por el mundo entero.

una maravilla. Manolo Martínez, gracia pinturera.

Conquistando plazas,

Primero “Aceituno”, después “Oro negro”

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y otros tantos más

No hay mejor torero,

triunfos de Manolo.

en la patria mía, que

Permite que diga, a la manera mía.

Manolo Martínez, torero con garbo.

“Eloy Cavazos, señor y amo del ruedo” Luis Alberto González Arroyo

En una tarde de toros Eloy nos brinda su arte, su suerte. Hierve la sangre en sus venas, pero siempre se muestra sonriente. Con su capote y muleta sangre torera, torera valiente. Eloy se planta en los medios citando a un toro de frente. Con temple de acero, valiente torero que engaña hasta la muerte. Por eso te gritan, torero, torero, señor y amo del ruedo. Tú tienes el don, torero mandón. En tu corazón la virgen forjó al amo y señor, que el mundo llamó, orgullo entero de esta nación. 163


“Valente Arellano” Los socios del ritmo

Cuenta la historia taurina

Que manos te moldearon,

que un Dios gitano,

Valente,

en una noche moruna alzó la mano provocando una lluvia de luz de luna y forjo la regia figura

que dioses te bautizaron, Valente, que cantos te despertaron, Valente,

de Valente Arellano.

y que soles te alumbraron,

Y desde entonces la magia que su alma encierra, a su muleta de grana

que bronce de que campana, Valente. Grita a los vientos del mundo

firme se aferra y así Valente Arellano se vuelve el amo

Valente, que eres el rey y el orgullo, Valente,

de cualquier plaza de toros,

de mi país y mi gente,

sobre la tierra.

Valente, Valente.

“Eulalio López “Zotoluco” Evaristo Ortega

Eulalio López torero valiente, que hay en tu mente y en tu corazón cuando sales al ruedo sonriente y ante la gente haces tú aparición. 164


Eulalio López “Zotoluco” valiente, tiene el valor a prueba de fuego, cuando tienes al toro de frente hasta yo siento temor. No lo niego. Yo creo en el valor que tú tienes, también en el miedo que has de sentir y veo en tus ojos las ansias de triunfo, esperando al toro que ya va a salir.

“Joselito” José Iván

Llegaste a la plaza temprano jugando a ser torero, con la sonrisa pintada y tu sueño en un pañuelo. La vida te marcaría convirtiéndote en torero, en México y en España conquistaste el mundo entero. Olé, olé, Joselito olé, Joselito Adame, tu llevas en la espuerta la ilusión de los chavales. 165


Tu nobleza y valentía te destaca entre los grandes y Aguascalientes te mira triunfar en cada tarde.

La figura siempre erguida es constante en tu toreo. Con el mando y fantasía en las manos Dios te dio Al final de las faenas grita en coro la afición, Joselito la figura, vuelve pronto, por favor. Olé, olé, Joselito olé, Joselito Adame. Tu capote y tu muleta entusiasman al instante, te destaca tu valentía entre los grandes y Aguascalientes te mira y Aguascalientes te mira triunfar en cada tarde.

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Con motivo de su despedida, Pepe Ortiz “El orfebre tapatío”, creador de hermosos quites, escribió esta emotiva canción:

“El adiós de un torero” El adiós de un torero, motivo de mi canto, es mantón pinturero que se enluta de llanto. Quien sin pena pudiera perder algo en la vida. Ay, yo nunca quisiera dar esta despedida. Aunque me quiera yo alegrar, hoy siento ganas de llorar. Tantas tardes luminosas, radiantes y gloriosas. Llenas de risas y de sol ya nomás quedan recuerdos. Pobres claveles muertos, por el invierno del adiós.

Donde quedó aquel capote de oro y tul, donde quedó mi juventud. Al pintar la barrera con gotas de mi sangre, se han quedado en la arena girones de mi carne. Y esos quites de seda, que a mi Dios me inspirara, que solitos se quedan mejor me los llevara. Le digo adiós a la afición, que yo le dejo el corazón. Luna rosa mexicana, a la Guadalupana que con su manto me cubrió.

Para finalizar con pasodobles mexicanos reproducimos dos de Agustín Lara. Del primero, “Novillero” hay dos versiones, una que afirma se lo escribió a Fermín Rivera y otra que se lo dedicó a Lorenzo Garza. 167


“Novillero” Un domingo en la tarde se tiró al ruedo para calmar sus ansias de novillero. Torero valiente despliega el capote sin miedo, sin miedo a la muerte. La virgen te cuida, te cubre en su manto que es santo mantón de manila. Muchacho se arrima, lo mismo en un quite gallardo que en las banderillas. Torero ¿quién sabe? Si el precio del triunfo lo paguen tu vida y tu sangre.

“El gitanillo” Junto a una mancha de sangre que el sol se quiere beber, hay un ramo de claveles y un sombrero cordobés. La tarde es una manola que te espera en el balcón, que nunca sus ojos vieron a nadie torear mejor. Aletear en los tendidos, palomas que se estremecen, rosas que fueron suspiros y que en un manto florecen. Emoción de panderetas en el alma de un torero, farolazo que alumbra la cara del mundo entero. Torero, torero…

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“Currito de la Cruz” Vázquez Vigo

Hoy Sevilla está de fiesta, ha empezado la corrida y armonizan en la plaza con cantares y alegría. Ha salido un toro bravo muy difícil de torear y el chaval marcha resuelto y hacia la fiera se va. Ruge la multitud ante el gesto de Currito de la Cruz, quien sin par ya así va y a la fiera la torea magistral. Sale en hombros de la plaza, lo declaran el mejor torero y el valiente sufre y llora al saber que es un pobre inclusero. Con buen traje que le luce y unos labios que sepan besar, seguirá volviendo al ruedo y en sus corridas ha de triunfar Olé!

Pepín Martín Vázquez filmó la película Currito de la Cruz

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“Juncal” Vainica Doble

Arma la marimorena, un torero de Sevilla con sangre murciana en sus venas.

La sal de nuestra raza, arrogante y bandolero y muy cabal.

A Dios le rezo y pido

más artista que Belmonte,

que le acompañe en la arena, la virgen de los Peligros y también la Macarena.

más valiente que Espartero.

Juncal es un torero más artista que Belmonte, más valiente que Espartero,

ante el cual todos los hombres nos quitamos el sombrero.

Juncal es un torero

Juncal es el primero, Juncal, el caballero,

triunfal con el capote, genial banderillero.

Juncal es el torero ¡Olé! Genial, inmortal ¡y olé! ¡Olé, olé tu salero!

Juncal es el lucero, más brillante de la plaza, más valioso que el dinero.

No tienes rival ¡y olé! En la Fiesta Nacional.

“Olé, Gallito” Luis Ferreiro

Ya sale la cuadrilla y Joselito. Veremos hoy el arte más bonito, pues no hay otro torero como el gaché. ¡Olé ya por Sevilla! ¡Olé, olé, olé, olé y olé! 170


Con el capote y ¡olé! ¡qué bien toreas, chipén! y con que, gracia y ¡olé! También banderillas ¡chipén! Es Gallito, el espada de más salero y por sus bellos quites, ¡ay!, me muero. Citando al bicho pá recibir olés y palmas escucharás al fin

¡Olé, olé, olé! Por el torero ¡chipén! ¡chipén! Con gracia y con salero, ¡olé, olé! que viva el matador, ¡olé! ¡chipén! porque es de lo mejor ¡olé, olé! Que viva Joselito, ¡olé!, ¡chipén! por ser tan torerito, ¡olé, olé! que viva el matador, ¡olé, ¡chipén! porque es de lo mejor.

“Juan Belmonte” Miguel Sarralde

Sol ardiente en la plaza

bajo el cielo de España

y en el ruedo un torero gallardo y torero.

dominio y valor.

De bronce el color, es Belmonte que ha vuelto

Y es Sevilla quien se admiró primero de tanta maravilla

a los toros con más arte,

y estilo torero.

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Y es la tierra del sol y del color, con su gracia y con su alegría la que, al verle triunfar valiente, sangre y vida le ofrecería por su valor. Juan Belmonte, Juan Belmonte, el fenómeno trianero a su vuelta con los toros, nos da los tesoros de su arte torero. Nuestra fiesta de toros recobró su belleza y entre sangre y arena su estampa morena. Ya es todo emoción que Belmonte derroche, bravura y en sus lances nos da el corazón y en la plaza vibrante y justiciero. El grito de la raza le aclama, torero en los ruedos de España ha de quedar dibujada su valentía y el recuerdo de su toreo arte puro de Andalucía.

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“Domingo Ortega” Ledezma, Oropesa, Mauri

Rey de la torería triunfa tu sed de gloria, copias a Andalucía y un solo día labró tu historia. Tu capotillo bordó la filigrana y España entera rendida te aclamó ¡vibró la suerte con sus campanas y en sus repiques tu figura consagró! ¡Ortega!, ¡Domingo Ortega!, ¡torero de maravilla, tu estilo divino ciega, igual que el sol de Castilla”. ¡Ortega! ¡Domingo Ortega!, la suerte alumbra tu sino y tu gozarás las mieles del rey del arte taurino.

¡Vence tu gallardía! ¡triunfas por lo torero! Unes a la armonía, la valentía del acero. Tu muletilla semeja los cinceles con que la gloria tu fama cimentó, presa en el oro de tus caireles, ¡toda la gracia de Sevilla floreció! 173


“A José Mari Manzanares” Pepe Tejera

¡Torero, torero, torero! Vaya torero, cuando pisas el albero de la Real Maestranza, José Mari Manzanares. La Macarena te dice: yo quisiera ser tu madre., Ay, olé tu madre Ay, olé tu madre. Que despacito torea José Mari Manzanares. La gente guarda silencio para saborear su arte. Hay que quitarse el sombrero cuando se encuentra en el ruedo, el torero de Alicante. Vámonos a los toros, que hoy torea Manzanares de grana y oro, de grana y oro. 174


“Enrique Ponce” José Luis de Serranito

Dicen que cuando niño siempre soñaba con ser torero, porque así lo sentía cuando jugaba junto a su abuelo. Dicen que hasta la luna entre olivares lo veía, dando pases al tiempo, cambiando el miedo por valentía. Dicen que su capote se enamoraba en los tentaderos, cuando con su muleta cambió de mano para lucirse. La dehesa presumía de que ahí había un torero, que hacía feliz al campo, al toro y al ganadero. Hay un torero en la plaza, con tanto arte y torería que hasta el torito se alegra de que en Valencia naciera un día. 175


Hay un torero en la plaza enamorado de Andalucía, maestro de los maestros tu eres torero para toda la vida. Maestro de los toreros Enrique Ponce, señores, solo me sale decirte ole, con ole y con ole.

“José Tomás” Napoleón

Donde te pones, no se pone torero alguno, ni se pondrá. No hay nadie como tú en el ruedo, ni tan honrado, ni tan verdad. Podrían con otros compararte, pero tú eres, lo saben ya, el más grande de los más grandes, torero caro, y universal. Lo saben tierra, mar y cielo, tú y más ninguno, José Tomás. 176


Eres, pareces y con creces, rebozas arte, fuente y caudal. Retas estoico en cada suerte, pisando fuerte y al desafiar. Citas, te entregas y entrelazas, tu vida en cada plaza y no dudas jamás. Cuelga tu nombre en los carteles y vuelan los billetes, por verte torear. Eres orgullo de tu gente, el príncipe valiente, allá en Galapagar. Eres de España un estandarte, un caballero andante, eres José Tomás. Podrían con otros compararte, pero tú eres, lo saben ya. El más grande de los más grandes, torero caro, y universal. Lo saben tierra, mar y cielo, tú y más ninguno, José Tomás. Eres, pareces y con creces, rebozas arte, fuente y caudal. Retas estoico en cada suerte, pisando fuerte y al desafiar. Citas, te entregas y entrelazas, tu vida en cada plaza y no dudes jamás. 177


Cuelga tu nombre en los carteles y vuelan los billetes, por verte torear. Eres orgullo de tu gente, el príncipe valiente, allá en Galapagar. Eres de España un estandarte, un caballero andante, eres José Tomás.

“El Juli” José Luis del Serranito

Su nombre es El Juli, el nombre de un gran torero, que se pasea con orgullo cada tarde por los ruedos. Su nombre es El Juli, hombre de casta torera y por donde él torea la plaza hasta la bandera. De Madrid para el mundo, desde el barrio de Zambra. 178


Nacería un 3 de octubre Julián López Escobar. Por su sangre le corrían los genes de la afición, pues su padre Julián López, el que se la trasmitió. Ya desde muy pequeñito demostraba su valía y su sueño de figura con creces lo alcanzaría. Por su arte y valentía, su nobleza y pundonor, la afición del mundo entero figura lo consagró. Torero valiente y noble, de fuerza mando y poder y en la historia del toreo siempre se hablará de él.

“La virgen de la Macarena” Gregorio Barrios

De noche cuando me acuesto le rezo a la virgen de la Macarena y allí solito en mi cuarto, a la virgencita le cuento mis penas. 179


Y de corazón le pido, que la hembra que yo quiera mientras en el mundo viva, no me sea traicionera. Y mi virgencita y mi virgencita, cómo es tan gitana, hará que me quiera, hará que me quiera, esa sevillana. Estoy mirando a sus ojos, que son dos luceros clavaos en los míos y ese traje por su hechura y por su carita me quita el sentido. Madrecita de mi alma si yo tuviera la suerte de que una hembra tan gitana se decidiera a creerme. Y si lo consigo, si lo consigo le pondré una vela a mi virgencita, a mi virgencita de la Macarena.

“Llevo dos banderas” Manolo Escobar

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Para echarle un pulso al cielo, voy a subir al Moncayo, voy a subir al Moncayo, para echarle un pulso al cielo. Donde las águilas duermen, donde las águilas duermen dormiré mi mejor sueño. Dos banderas llevo, llevo dos banderas, las dos abrazadas junto al corazón, junto al corazón. Las dos son orgullo de dos razas bravas. Una lleva el águila, la otra el león. Mi madre es de Ejea de los Caballeros y mi padre un charro, y es de Veracruz.

Y he venido a verte, España querida, a besar tu tierra, poniendo los brazos los brazos en cruz. Dos vírgenes llevo colgadas del alma, y dentro del pecho les hice un altar. Las dos son morenas, las dos son muy majas, la de Guadalupe, la de Guadalupe y la del Pilar. Las dos son morenas, las dos son muy majas, la de Guadalupe, la de Guadalupe y la del Pilar. Y la del Pilar.

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Durante la cuarentena por el coronavirus, pensamos que, para hacer llevadero el encierro, podíamos escribir un libro sobre “La música en el mundo de Tauro” y nos pusimos a la tarea. Esperamos les guste. Para ponerle punto final a “La música en el mundo de Tauro”, transcribimos un poema de Luis Pérez “El Muletas”, llamado:

“Homenaje al toreo” Todo empezó en primavera,

El toro que ha sido creado

aquí empezó la pandemia que mata a nuestros mayores

para enfrentarse a los toreros.

y nadie lo tiene en cuenta. Están las plazas vacías que pena, que desconsuelo por la maldita pandemia que en España padecemos.

Que ganas de ver al toro, que ganas de ver a los toreros, que ganas de ver la plaza, con sus pañuelos al viento. Que ganas de ver a Ponce toreando por chicuelinas

Está llorando Sevilla, Madrid no tiene consuelo, pero las plazas del mundo están llorando por dentro.

y a Morante con lo suyo que es torear con el capte, despacito y con orgullo.

No me llores Maestranza

que sin grandes florituras

por verte sola y vacía, que cuando termine esto te veremos florecida.

ayudan a los toreros a engrandecer su figura.

Las Ventas está callada, sin aplausos, sin rugidos.

picadores, monosabios, alguaciles, cirujanos

Esperando a los toreros que triunfen en San Isidro.

y también a los areneros que con rastrillo en la mano hacen todito el albero.

San Fermín no te sulfures y apaga ese desconsuelo, que cuando termine el virus correremos tus encierros. Y el toro que está en el campo muriendo en los mataderos.

Ver de nuevo al subalterno

Que ganas de ver a todos,

Y ver de nuevo a las mulillas y a todos los mulilleros y hasta el hombre del cartel tiene aquí su gran momento para enseñar su tabilla.

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Y ver lo que quedó dentro,

a los que dieron todo en calles,

ya suenan de nuevo clarines,

en hospitales.

ya suenan de nuevo timbales, ya se acabó este mal sueño. Esto empieza, ya no para, se abre de nuevo el chiquero y aparece el morlaco, ya empieza esta gran corrida. El sueño ya ha comenzado, con mis humildes palabras quiero hacer un homenaje

Y para ir finalizando, no antes sin acordarme de los que están trabajando y los que están en su casa, darles un abrazo. Y las gracias por esta mala pandemia, desearles que en el cielo disfruten de una gran fiesta, entre flamencos y toreros.

“Qué Dios reparta suerte”

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