AUTOR OSCAR KALEB GÓMEZ GUTIÉRREZ
Tiempo y vigencia de la Tauromaquia
3
Quienes vivimos la Fiesta con la suficiente asiduidad para considerarnos o ser considerados aficionados, hemos escuchado, leído, pensado y acaso citado, sabiéndolo plenamente o ignorándolo, al que quizá sea – y dentro del mundo de los toros ciertamente lo es– el verso más conocido de Federico García Lorca: A las cinco de la tarde. Estas ocho sílabas no sólo aluden a la que por antonomasia es la hora de inicio de una corrida de toros, sino que literariamente, constituyen un tópico: el de la hora de la muerte. En este caso en particular, la muerte a la que se refiere es la de Ignacio Sánchez Mejías, el torero en cuya memoria el poeta granadino escribiría una de las más célebres elegías de nuestra lengua, y de la cual proviene el verso, que se repite obsesivamente a manera de estribillo a lo largo de toda la primera de las cuatro partes que conforman el poema. Si se piensa con un poco de detenimiento, la frase a la que me he venido refiriendo involucra un tiempo detenido, un tiempo fuera del tiempo, que no sólo es acorde a las palabras con las que García Lorca definió a su amigo al presentarlo en la Columbia University de Nueva York: “Torero. Héroe. Reloj. ”, sino que tiene que ver con la naturaleza misma del toreo desde las dos implicaciones que es posible percibir en esas seis palabras: es un poema sobre la muerte, pero también sobre el tiempo. Pero ¿por qué hacer énfasis en el tiempo? ¿Qué relación puede guardar el tiempo con la Tauromaquia?
40